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Tecnóloga Gestáltica
Julia Maricela Velásquez Garrido
II. INTRODUCCIÓN
IV. CAPÍTULO II
Poderes terapéuticos de la terapia Kontikion
Es en la etapa de la niñez cuando el desarrollo mental aumenta
notablemente y la preocupación dominante es el juego. Durante el juego el niño
desarrollará sus poderes de análisis, concentración, síntesis, abstracción y
generalización. El niño al resolver variadas situaciones que se presentan en el
juego los vuelve experiencias que las utiliza luego en situaciones fuera del
ámbito lúdico (Papalia,1993).
El juego es un estímulo primordial de la imaginación, el niño cuando
juega se identifica con el tiempo y el espacio, puede jugar con su compañero
real o imaginario y puede representar a los animales y a las personas por
alguna cosa, este es el período del animismo en el niño (Linaza, 1992 citado en
Rodríguez y Hernández, 2004).
Mientras el niño está practicando estos tipos de juego se realiza
procesos cognitivos relevantes. El cerebro humano capta la información y la
cataloga en las diferentes categorías que encuentra, las primeras experiencias
lúdicas crean estas categorías y ayudan al niño a entender lo que es real e
imaginario, al igual de lo que es peligro y benéfico, esta deducción podemos
sacarla desde el principio de la ciencia del cerebro, mente y educación que nos
habla del proceso del aprendizaje sobre experiencias ya vividas (Tokuhama
Espinoza, 2008).
El desarrollo de la afectividad se explicita en la etapa infantil en forma de
confianza, autonomía, iniciativa, trabajo e identidad. El equilibrio afectivo es
esencial para el correcto desarrollo de la personalidad. El juego favorece el
desarrollo afectivo o emocional, en cuanto que es una actividad que
proporciona placer, permite expresarse libremente, encauzar las energías
positivamente y descargar tensiones (Shelly y Mistrett, 2002).
Cuando el niño se encuentra en situaciones conflictivas, resuelve su
angustia y expresar sus sentimientos, a través del juego. El juguete se
convierte entonces en confidente, en soporte de una transferencia afectiva. El
niño y la niña tienen, además necesidad de apoyarse en lo real, de revivir
situaciones, de intensificar personajes para poder afirmarse, situarse
afectivamente en el mundo de los adultos y poder entenderlo. (Landreth, 2004).
La red emocional en el proceso de enseñanza-aprendizaje es una de las
más importantes. Si los niños tienen un rechazo a la maestra por sufrir de
maltrato o bullying por parte de sus compañeros, la capacidad de aprender
disminuye (Mikamoto&Dekka Chiesa,2008). Por lo tanto, el juego es un
vehículo adecuado para que el niño pueda canalizar sus procesos de
frustración o agresión y lograr un desempeño escolar más adecuado
(Linaza,1992).
Terapia del juego centrada en el niño
La relación entre destrezas académicas y juego también fue estudiada
por Roskos y Cristie (2002), los cuales analizaron que los niños que juegan
tienen competencias como comprensión metalingüística que es necesaria para
el proceso de lecto-escritura. Los juegos que se ejecutan para realizar el
aprestamiento en esta área tienen que ver con manejo de libros, juegos de
palabras, memoria, repeticiones, juego de salón, etc.
Existen diferentes tipos de juego, estos varían según la edad y la cultura
(Garvey 1978). El juego que se da entre los 5 a 7 años es un tipo de juego
especial que se lo llama, juego maduro, dentro de este tipo de juego se
adquiere algunas capacidades indispensables para el funcionamiento social y
emocional correcto, entre ellas están: imaginación, manejo de roles, definición
de reglas y seguirlas, imitación, autorregulación con el manejo de turnos,
flexibilidad del pensamiento, desarrollo del lenguaje, manejo del tiempo y del
espacio. La descripción del cómo se adquiere estas habilidades se da al
observar los juegos de los niños, donde todas estas destrezas se desarrollan
con naturalidad (Bodrava y Leong, 2003).
Los juegos que realizan los niños de imitación, les permite introyectar
funciones y roles de sus padres y adultos, pero al mismo tiempo están
estimulando sus neuronas espejo las mismas que estimulan el nivel de empatía
en los seres humanos, dándose el entendimiento de las situaciones y
relaciones que observa en el mundo que les rodea, estas neuronas están
ubicadas entre la zona límbica y el cortex frontal, lo que ayuda a que la toma de
decisiones y el nivel de empatía de las personas este activado, recibiendo la
información y modelándola para los demás (Rizzolatti y Craighero 2004).
El juego ayuda a desarrollar la memoria, la autorregulación, el lenguaje
oral y el reconocimiento de símbolos siendo estas aptitudes necesarias para el
proceso de aprendizaje, (Macintyre,2001). Estas funciones básicas que se
desarrollan en la primera infancia con el juego son las que determinan un
adecuado aprestamiento para el aprendizaje escolar. El abordaje del juego
desde el punto de vista del desarrollo de la función simbólica es explicado por
Piaget en sus estadios cognitivos. Piaget (1986). La idea de que el juego es útil
educativamente como forma de descargo de energía para luego focalizarla en
el trabajo académico, ha sido explorada en el recreo, en este espacio el niño
tiene un juego libre de motricidad gruesa que ayuda mucho en su desarrollo
cognitivo (Rivkin, 2000). Existen muchos profesores que utilizan como castigo
quedarse sin recreo o sin juego, impidiendo que el niño tenga este espacio tan
necesario para su desarrollo normal (Elkonin,1980).
El juego en el desarrollo físico
El juego es importante para el desarrollo físico del individuo, porque las
actividades de caminar, correr, saltar, flexionar y extender los brazos y piernas
contribuyen el desarrollo del cuerpo y en particular influyen sobre la función
cardiovascular y consecuentemente para la respiración por la conexión de los
centros reguladores de ambos sistemas (Lázaro,1995). La actividad
psicomotriz proporciona al niño sensaciones corporales agradables, además de
contribuir al proceso de maduración, separación e independización motriz.
Mediante esta actividad va conociendo su esquema corporal, desarrollando e
integrando aspectos neuromusculares como la coordinación y el equilibrio,
desarrollando sus capacidades sensoriales, y adquiriendo destreza y agilidad
(Piaget, 1986).
El juego en el desarrollo mental
Es en la etapa de la niñez cuando el desarrollo mental aumenta
notablemente y la preocupación dominante es el juego. Durante el juego el niño
desarrollará sus poderes de análisis, concentración, síntesis, abstracción y
generalización. El niño al resolver variadas situaciones que se presentan en el
juego los vuelve experiencias que las utiliza luego en situaciones fuera del
ámbito lúdico (Papalia,1993).
El juego es un estímulo primordial de la imaginación, el niño cuando
juega se identifica con el tiempo y el espacio, puede jugar con su compañero
real o imaginario y puede representar a los animales y a las personas por
alguna cosa, este es el período del animismo en el niño (Linaza, 1992 citado en
Rodríguez y Hernández, 2004).
Mientras el niño está practicando estos tipos de juego se realiza
procesos cognitivos relevantes. El cerebro humano capta la información y la
cataloga en las diferentes categorías que encuentra, las primeras experiencias
lúdicas crean estas categorías y ayudan al niño a entender lo que es real e
imaginario, al igual de lo que es peligro y benéfico, esta deducción podemos
sacarla desde el principio de la ciencia del cerebro, mente y educación que nos
habla del proceso del aprendizaje sobre experiencias ya vividas (Tokuhama
Espinoza, 2008).
El desarrollo de la afectividad se explicita en la etapa infantil en forma de
confianza, autonomía, iniciativa, trabajo e identidad. El equilibrio afectivo es
esencial para el correcto desarrollo de la personalidad. El juego favorece el
desarrollo afectivo o emocional, en cuanto que es una actividad que
proporciona placer, permite expresarse libremente, encauzar las energías
positivamente y descargar tensiones (Shelly y Mistrett, 2002).
Cuando el niño se encuentra en situaciones conflictivas, resuelve su
angustia y expresar sus sentimientos, a través del juego. El juguete se
convierte entonces en confidente, en soporte de una transferencia afectiva. El
niño y la niña tienen, además necesidad de apoyarse en lo real, de revivir
situaciones, de intensificar personajes para poder afirmarse, situarse
afectivamente en el mundo de los adultos y poder entenderlo (Landreth, 2004).
La red emocional en el proceso de enseñanza-aprendizaje es una de las
más importantes. Si los niños tienen un rechazo a la maestra por sufrir de
maltrato o bullying por parte de sus compañeros, la capacidad de aprender
disminuye (Mikamoto&Dekka Chiesa,2008). Por lo tanto, el juego es un
vehículo adecuado para que el niño pueda canalizar sus procesos de
frustración o agresión y lograr un desempeño escolar más adecuado
(Linaza,1992).
Artes expresivas en la terapia Kontikion
Principios
Los principios que se usan en terapia del juego jungiana están
determinados por los parámetros dentro de la psicología analítica. Para lo cual
es importante que se tenga claros conceptos básicos como sombra (parte de la
psique que no está dentro de la conciencia del individuo). Si-mismo (parte
sabia o luminosa de la personalidad). Persona (forma como el ser mismo se
muestra a los demás) Inconsciente (espacio intrapsíquico donde la conciencia
no puede acceder por sí misma, donde están almacenados episodios
individuales y colectivos del ser humano) Jung, (1946).
Psicopatología refleja las limitaciones culturales
Los terapeutas Rogeriana propenden definir la psicopatología como
perturbaciones en la relación si-mismo, que activan esfuerzos innatos hacia la
individuación y la socialización. Los síntomas son oportunidades de crecer
(Sullwold, 1974 en De Doménico, 1997). La enfermedad es siempre un defecto
de adaptación, porque los niños deben adaptarse en dos direcciones: a la vida
exterior (familia, sociedad, etc.) y la vida interior (a las exigencias vitales de su
propia naturaleza). El descuido de una u otra necesidad es susceptible de
conducir a la enfermedad (Jung,1946).
La sociedad occidental todavía no compensa al declive en las religiones
organizadas ni ofrece ritos adecuados de transición para facilitar la
experimentación de las distintas etapas del desarrollo humano físico,
emocional, sexual, personal e interpersonal, a lo largo de su vida (De
Doménico 1997). Por lo tanto, la falta de ritos los coloca en un espacio de falta
de resolución de sus conflictos ya que la capacidad de experimentar, ordenar y
trasformar experiencias de una manera simbólica se obstruye por esto. El si-
mismo se enajena y se vuelve desconfiado. Al sufrir de manera psicológica,
muchos no saben cómo jugar, utilizar o expresar los sentimientos,
pensamientos, recuerdos e intuiciones. La adaptación a las exigencias de la
familia y la sociedad se compromete, en tanto la misma se vuelve demasiado
dolorosa o requiere de muchísimo esfuerzo (Stewart, 1990 en De Doménico,
1997).
Pensamiento Arquetípico
El juego se desplaza a través de líneas temporales y no es un proceso
lineal, sino espiral, por lo tanto, la posibilidad de entrar en profundidades del
inconsciente en el niño es mucho más fácil que con los adultos. El inconsciente
colectivo no constituye un problema práctico en la infancia, pues en el caso de
los niños es la adaptación al ambiente el punto capital. Precisamente en ellos,
debe ser disuelta su vinculación con el inconsciente colectivo, pues su
subsistencia constituiría un serio obstáculo para el desarrollo de la conciencia
(Jung, 1946).
La facilidad con la que se puede adentrar en el inconsciente individual y
colectivo del niño hace que el pensamiento arquetípico sea digerible a través
del pensamiento simbólico a travesado por las plasmaciones colectivas que
absorben los infantes como la televisión, el cine y por lo tanto una modificación
más factible desde el inconsciente. El tipo de pensamiento simbólico es el que
tiene elementos psicológicos y afectivos de pensamiento psicológicos,
afectivos, relacionados con la memoria verbal e intuitivos, los cuales
proporcional la realidad dinámica que caracteriza a la conciencia humana. El yo
y el sí mismo se hallan en diálogo (Lowenfeld, 1935 en De Doménico 1997).
Durante la terapia del juego existe un seguimiento de patrones arquetípicos
que pueden ser más o menos predecibles si se mira al juego como proveedor
de las perspectivas faltantes que si se toman a consideración, darían como
resultado una imagen más completa. El juego desplaza y busca el equilibrio
arquetípico de un peregrinaje del héroe a su individuación.
El juego y la imaginación activa son modalidades que permiten
trascender la división entre el mundo de la experiencia interior y exterior, las
regiones consciente e inconsciente de la psique, el yo y el si-mismo, al igual
que las experiencias verbales y no verbales. La integración de estas distintas
esferas de las experiencias humanas crea un sentido de totalidad y unidad con
uno mismo y con la vida (De Domenico, 1997).
Logística
Los terapeutas jungianos aprecian la belleza y consideran el valor
terapéutico de los ambientes que elevan al máximo la curación. Los terapeutas
de juego jungiano tienen acceso a un conjunto de técnicas expresivas, con
frecuencia al combinarlas en diferentes formas durante y transcurso de la
terapia. Los materiales se muestran, de manera abierta, y también están
disponibles para el paciente. Hay muchas variantes de técnicas y cómo
manejar los juguetes (Green, 2008).
Tipos de Juegos
Existen algunas variables con técnicas específicas, la clasificación
siguiente nos muestra algunas posibilidades de intervención. El jugueteo del
tipo verbal: imaginación activa, narración y escritura de relatos. El juego
psicomotor: que, de manera fundamental, utiliza el cuerpo físico como una
modalidad de comunicación expresiva. Donde se usa la danza, los ritmos y la
música.
El juego con herramientas: pintura, títeres, muñecas, animales, bloques,
mascaras, disfraces, caja de arena, etc (Sullwold, 1971 en De Dominico, 1997).
Requerimientos y características del terapeuta
El terapeuta de juego jungiano recibe entrenamiento en la
metapsicología de Jung y en los principios de la psicología, lo mismo que en el
legado cultural de la humanidad. La familiaridad con la naturaleza del
inconsciente colectivo y los arquetipos proviene de los análisis personales del
juego y el sueño del terapeuta, y de los estudios realizados en algún instituto
de entrenamiento jungiano. También provienen de la investigación dentro de la
religión comparada; el misticismo religioso y las enseñanzas esotéricas
(Gaskell, 1981 en De Doménico 1997); de relatos acerca de la creación, la
mitología, el folclor las epopeyas heroicas, los estudios antropológicos de ritos,
rituales y creencias, el arte y la historia literaria; la arqueología y el simbolismo.
Además del entrenamiento clínico estándar, el cual incluye la experiencia
supervisada en terapia del juego, resulta atractiva una bien complementada
educación en artes y ciencias liberales. La mayoría de los terapeutas de juego
jungiano son artistas o están bien cimentados en conocimientos de arte, danza,
movimientos y musicoterapia. (De Domenico, 1997).
Fases del tratamiento y evolución lúdica.
La psicología jungiana determina fases dentro del andamiaje del camino
del héroe, las cuales en la terapia del juego jungiana están acompañadas de
las siguientes manifestaciones del paciente y del terapeuta.
Fase inicial, de orientación
El terapeuta introduce al paciente en el ambiente terapéutico, mientras
se encuentra con él sin reservas y con un interés positivo. Durante este periodo
se crea el espacio libre y protegido. Se realiza todos los esfuerzos para permitir
al paciente crear una alianza terapéutica y enfocar el proceso del juego con
libertad y confianza.
Fase de lucha: reacciones negativas y establecimiento de límites.
Siempre que la Sombra o los aspectos negativos de la personalidad del
paciente hacen su aparición en sala de juegos, el terapeuta reconoce y acepta
esa manera de ser. El grado hasta el cual las conductas inaceptables desde el
punto de vista social llegan a tolerarse, varían por cada terapeuta. Es
importante que esté se encuentre cómodo y seguro con cualquier límite
establecido para la sala de juegos. Extender los límites de las expresiones
conductuales y del juego cuando el terapeuta en realidad está incómodo o
resulta perjudicado, no es algo que ayuda al paciente (Kalff,1980).
Los terapeutas reconocen que muchos profesores y padres no permiten
que los niños expresen la parte “mala” de ellos mismos, sus malas emociones y
malos deseos. Estos aspectos negativos necesitan hallar un espacio de
expresión en la sala de aplicación de la terapia de juego, de manera que, a la
larga, puedan ser útiles para el paciente.
V. CAPÍTULO III
Poderes terapéuticos del juego y la T.R.E.
Los poderes terapéuticos del juego hacen referencia a los aspectos
específicos que se buscan en un tratamiento en el que el juego inicia, facilita o
refuerza el efecto terapéutico, estos poderes actúan como mediadores que
influyen de manera positiva en el cambio deseado en el cliente (Baron y Kenny,
1086). En otras palabras, el juego ayuda a producir cambios en los
sentimientos, pensamientos y conductas del niño durante la terapia. Además,
es parte integral del proceso terapéutico; no sólo un medio para aplicar otros
agentes de cambio, ni sólo modera la fuerza y la dirección del cambio
terapéutico. Tampoco es un auxiliar que se agrega al método de tratamiento,
sino que es un componente clave, esencial.
Con base en una revisión de la literatura y de las experiencias clínicas
de los terapeutas de juego, Schaefer (2012) identificó 20 poderes esenciales
del juego. Entre estos, se encuentran agentes de cambio, componentes
específicos que mejoran la formación del apego en el niño, autoexpresión,
regulación emocional, resiliencia, autoestima y manejo del estrés, entre otros.
Los poderes terapéuticos que aparecen en la siguiente lista son los
mecanismos reales que ocasionan el cambio en nuestros clientes. El juego
inicia, facilita o refuerza sus efectos terapéuticos (Schaefer, 2012).
Facilitan la comunicación
1. Autoexpresión
2. Acceso al inconsciente
3. Enseñanza directa
4. Enseñanza indirecta
Fomentan el bienestar emocional
5. Catarsis
6. Abreacción
7. Emociones positivas
8. Contra condicionamiento de los miedos
9. Inoculación del estrés
10. Manejo del estrés
Mejoran las relaciones sociales
11. Relación terapéutica
12. Apego
13. Sentido del yo
14. Empatía
Aumentan las fortalezas personales
15. Solución creativa de problemas
16. Resiliencia
17. Desarrollo moral
18. Desarrollo psicológico acelerado
19. Autorregulación
20. Autoestima
La Terapia de Respuesta Espiritual parte del principio que los seres
humanos tenemos competencias útiles cualquiera que sea nuestra condición
social, económica y cultural. Estas competencias provienen de vivencias y
desafíos que afronta el alma integrada en la mente, las emociones y
corporalidad de cada ser. Los seres humanos nos manifestamos en varios
niveles del ser. Además del nivel físico, emocional, mental tenemos alma que
se vincula a senderos superiores a nivel espiritual de amor y unidad. (Detzler
1999).
La Terapia de Respuesta Espiritual permite:
Posicionarnos e identificar el origen del problema y tomar conciencia de
la propia responsabilidad ante ello.
Abrirnos a la sanación del alma para limpiar la energía discordante.
Sacudirnos los bloqueos y reprogramar el subconsciente de recuerdos,
creencias, huellas emocionales, heridas profundas, ideales pasados, rencores
no liberados y programas o bloqueos limitantes.
Estirarnos alzándonos a un nivel superior de conciencia donde
experimentar la guía y la conexión con, el “Yo Superior”, la parte más elevada o
sagrada de la persona en conexión con la Divinidad en la que todas las almas
somos Uno.
Orientarnos hacia el optimismo, esperanza y gratitud para relajarnos y
facilitar el cambio de actitud consciente que requiere todo proceso terapéutico
para integrarlo en la vida cotidiana.
Sustento empírico del juego y la T.R.E con fortalezas y limitaciones
CONCLUSIONES
Cuando somos conscientes de nuestra unidad con los demás, vemos el
servicio como un propósito básico de la vida, y las oportunidades para servir
como enormes bendiciones. Cada alma es motivada intrínsecamente por un
deseo de dar y recibir amor, libre e incondicionalmente.
Nuestra experiencia terrenal toma la forma de comprensión, serenidad, fe,
gratitud y humildad, entre otras virtudes. Las dificultades vitales nos dan la
oportunidad de expresar amor, y de este modo conocernos más profundamente
a nosotras las almas en muchas facetas: empatía, perdón, paciencia,
aceptación, valor, equilibrio, y confianza.
El juego es parte fundamental en la vida de todo niño. No solo le ayuda a
experimentar, explorar y divertirse, sino que también promueve su creatividad y
autoestima; los motiva a buscar soluciones o mejorar estados de salud,
fortalece y promueve las habilidades comunicativas, especialmente con los
miembros de su familia, con quienes, actualmente, pasa mucho tiempo en
casa.
Para esto, la terapia de juego no se limita a la búsqueda de recursos o lugares
para realizarse, una de sus grandes ventajas es que se pueden utilizar
elementos comunes o reciclados, que los padres tienen en casa para poder
crear los juegos y así estimular el ingenio de sus hijos. "Dedicar tiempo a jugar
no debe ser visto como ‘pérdida de tiempo´ sino como un momento de
desconexión de las preocupaciones y rutinas del día a día tanto para hijos
como para padres de familia
RECOMENDACIONES
Sugerimos un formato de trabajo, con finalidades terapéuticas, donde se
utilizan los recursos de la propia persona con sus diferentes saberes y
experiencias, mediante los cuales se construyen las soluciones a los
problemas. Se pretende facilitar la toma de conciencia de la propia
responsabilidad ante situaciones de sufrimiento, estrés y vulnerabilidad social.
Amor es la energía creativa más grande que hay. Ama todo lo que te sea
próximo, ama la vida y nunca erraras, nunca te alejaras del Amor. Mucha gente
odia y crea más cosas para odiar. El amor es capaz de disolver todas las cosas
por sí mismo. Recordar que somos Uno es escuchar con el corazón que
nuestra armonía es el Amor Divino entre todas nosotras las almas.
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