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Hace aproximadamente ocho años que comencé a adentrarme en el mundo del arte y de lo primero
que pude darme cuenta, fue sobre el escaso apoyo a las artes por parte de las instituciones
gubernamentales de nuestra ciudad.

Bruno nos plantea que el arte nuevo poco convencional, se ha abierto camino a través de
galerías privadas con ayuda de empresarios culturales; si lo relaciono con sucesos en Veracruz, es
obvio que esto aún no ha sucedido al 100 por ciento pues, los artistas independientes del puerto han
tenido que buscar oportunidades en la Ciudad de México o en el extranjero para poder tener una
remuneración económica.

Las instituciones con las que contamos en Veracruz, no dan un apoyo a los artistas independientes,
aún cuando la mayoría de estos, sí cumplen con lo que la lectura nos menciona, que teatros y museos
sobreviven con los ingresos en taquilla y si un establecimiento no tiene clientes, entonces debe cerrar.
Muchas instituciones como el Teatro Francisco Xavier Clavijero, el Instituto Veracruzano de la Cultura
(IVEC) o el Teatro de la Reforma, ya cuentan con cierta influencia, la cual les ayuda a tener un público
constante, incluso público que no es fanático del arte, pero al ser un lugar de prestigio, ayuda a que
las funciones presentadas, sean una garantía.

Sin embargo, el apoyo público a las artes continúa siendo mínimo. Las instituciones ya mencionadas,
al igual que algunos museos como Casa Principal o el Museo de la Ciudad, se limitan al momento de
ofrecer un espectáculo artístico, pues sólo toman en cuenta a grupos con cierta popularidad en el
puerto, lo cual, les hace tener más prestigio, sí, pero… ¿y las nuevas propuestas? Esto a su vez,
provoca lo mencionado en trabajos anteriores, que los establecimientos no puedan mantenerse por el
contenido restringido; por esto es, que hay que seguir poniendo en tela de juicio la prohibición a los
museos de propiedad estatal de vender obras de arte.

El que existan estos reglamentos y limitaciones, es decir, restricciones a los artistas independientes
que pueden ser desde un joven poeta hasta un egresado de la Licenciatura de Teatro, genera que los
empresarios culturales o economistas del arte, continúen pensando que en el puerto no hay una
variedad artística, provocando que no haya una inversión de apoyo para el arte.

Podemos leer también acerca de otros medios de apoyo a las artes como donaciones, descuentos en
impuestos o subvenciones fijas, pero, por otro lado, existen muchas problemáticas para lograr que se
puedan cumplir estas propuestas de apoyo, pues existe la falta o el desvío de fondos y restricciones
que limitan a los creadores artísticos.

En relación a las subvenciones y por lo que pude comprender, menciona que, si las instituciones
gubernamentales no les pagan a los artistas, por ejemplo, una función a una compañía teatral, que por
lo menos se les de un apoyo en relación a las ganancias de taquilla; nuevamente encuentro una gran
diferencia entre lo que se procura lograr y lo que realmente es.

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Hace algún tiempo, me tocó dar una función en el IVEC, mi compañía buscó el apoyo para la puesta
en escena, el cual, fue negado e incluso el IVEC nos dijo que lo único que podía proporcionarnos, era
el espacio gratuito del jardín pero que estaba prohibida la venta de boletos pues, al ser un instituto de
cultura, las ofertas artísticas debían ser con entrada libre (gratis). Realmente es injusto puesto que se
entiende la parte de que, al ser una institución de gobierno, las funciones deban ser gratuitas, pero
entonces, debería existir un presupuesto para dar apoyo a las nuevas propuestas.

Por otro lado, estas subvenciones son logradas en foros independientes en donde el gobierno no tiene
ningún papel, pues en muchos espacios del puerto como La Casona del Teatro o La Cofradía de los
Tuertos, se ofrece esta opción de porcentajes específicos para que puedan ser beneficiados tanto el
espacio como los artistas, un ejemplo, es que cuando un grupo de teatro presenta una obra, las
ganancias de taquilla se reparten; el 30 por ciento es para el foro y el 70 por ciento del total, es para
los artistas.

Por su parte, la librería llamada Mar Adentro que se ha vuelto muy popular por su variedad, pues,
aunque es una librería, también ofrece talleres de escritura, dibujo, lectura, etc., al igual que obras de
teatro o puestas en escena en general; lo mejor es, que no cobran por presentarse en su espacio y las
ganancias de entrada son el 100 por ciento para el artista.

No cabe duda que sí se busca que exista un apoyo real a las artes, pero, por el contrario, este sigue
siendo casi nulo o dirigido a instituciones o grupos específicos, aún cuando existan las convocatorias
como “Nos vemos pronto” que da este apoyo a artistas independientes, pero los seleccionados, son
siempre casi los mismos. En conclusión, somos nosotros mismos, los artistas independientes, los que
nos apoyamos económicamente unos a otros.

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Fuentes de consulta:

➢ Frey, B. (2000). La Economía de Arte (121-138). España: Pedro Schwartz

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