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Exposición de Pintura de Armando Reverón 23 de noviembre de 1993 al 16 de enero de 1994

Resplandores y Calígines Sala de Arte SIDOR

Desnudo, 1939
Óleo sobre tela, 105 x 134 cm
Col. Museo de Artes Visuales Alejandro Otero

Armando
Reverón
José María Salvador

Armando Reverón es, hoy por hoy, un comentaristas del quehacer del eremita de
auténtico mito en el ámbito cultural de "Las Quince Letras".
Venezuela. Su trágica existencia en la
marginalidad y la miseria más vergonzosas, Como para hacer aún más precarias las posi-
su desconcertante personalidad esquizoide, bles afirmaciones en tal terreno, confluyen
su atrabiliaria conducta, sus manías, fobias y aquí varias circunstancias infelices. Ante
comportamientos extravagantes han llegado todo, Reverón manifestó siempre un pasmo-
a erigirse en una suerte de limitante tamiz so desinterés por fechar sus obras, hasta el
casi diría de opaco cerco capaz de obnubilar punto de que la mayoría de las que se hallan
el conocimiento cabal y la justa valoración oficialmente catalogadas como de su autoría
de su obra plástica, excepcional desde silencia del todo su data de ejecución.
cualquier ángulo que se la mire.
Por tal motivo, pese a los encomiables
La pesquisa de la obra de Reverón tropieza, esfuerzos realizados por algunos intérpretes
de hecho, en no pocos núcleos de problemas (en especial, Alfredo Boulton y Juan
importantes de nada fácil respuesta. No es el Calzadilla) por establecer fechas precisas de
menor de ellos el constituido por la datación elaboración de una u otra pieza de Reverón,
de las obras, como lo evidencian de modo resulta poco menos que imposible fijar una
elocuente las tremendas discordancias que al datación clara, exacta, completa e
respecto se manifiestan entre los diversos indiscutible en el opus reveroniano.

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Exposición de Pintura de Armando Reverón 23 de noviembre de 1993 al 16 de enero de 1994
Resplandores y Calígines Sala de Arte SIDOR

Alfredo Boulton, reconocido biógrafo e Reverón cuadros a dominante azul, en los


intérprete de este artista, ha propuesto una que diversos tonos de azules de cobalto,
periodización basada en el colorido, la cual ultramarinos, cerúleos, malvas y violas
ha sido aceptada de manera unánime, sin presiden soberanos la composición: tal es el
someterla a prueba crítica. Para Boulton la caso de óleos como Grupo familiar, 1919
obra reveroniana (posterior a su etapa de (Col. Museo Armando Reverón), Mujeres en
formación inicial) se divide en tres la cueva, 1919, Quebrada de Morrocotudo,
segmentos cronológicos sucesivos: un 1919, La luna (Nocturno con luna), s.f., El río
período azul, que abarca desde 1919 hasta Guaire, 1920, Procesión de la Virgen del
1924; un período blanco, que va de 1924 a Valle, 1920, Antigua carretera de El Valle,
1934; y un período sepia, que cubre el 1920, Uveros azules, s.f., La trinitaria, 1922,
trayecto desde 1935 hasta 1954, año del Fiesta en Caraballeda, 1924, y Aaiguatá, 1924
fallecimiento del artista. (Col. Mercedes Moreau).

Semejante periodización ostensiblemente Resulta, sin embargo, harto problemático


influida por la célebre taxonomía que seguir llamando período azul a una etapa en
circunscribe la producción juvenil de la que el maestro del Castillete produce
Picasso, con su período azul y su período obras de tan variopinto y abigarrado
rosa, es bastante discutible, y no son pocas colorido como Juanita con abanico, 1919, El
las reservas críticas que podrían hacérsele. bosque de la manguita, 1919, Figura bajo un
uvero, 1919, Calle de Punta Brava (Macuto),
1920 (Col. Vicente E. Velutini), Calle de El
Valle, 1920, Calle de Maiquetía, 1920 (Col.
Germán Vegas), Paisaje azul (Calle de l:1
Valle), 1921, y El Parque de Macuto, 1921, en
los que el color azul casi siempre asumido
como fono local para el mar y el cielo de
acuerdo con las convenciones, o como valor
de sombras y penumbras conforme a la
usanza impresionista juega un papel
secundario frente a la avasallante presencia
de otros vivos colores del arcoiris.

Similar precariedad taxonómica conceptual


evidencia, por su cuenta, los otros dos pe-
ríodos propuestos por Boulton. Por más que
durante el decenio 1924-1934, presunto perí-
odo blanco sobreabunden en la producción
reveroniana obras construidas sobre la pri-
macía de blancos lechosos y grises perláceos,
no es menos cierto que durante ese mismo
segmento temporal Reverón produjo tam-
bién con frecuencia otros trabajos pictóricos
Uveros, 1919 Los problemas comienzan ya en el en los que predominan los tonos marrones
Óleo sobre tela, pretendido periodo azul. Es desde luego, claros, ocres y grises cenicientos tonos, éstos
28,9 x 31,5 cm innegable que durante el lapso 1919-1924 que serán característicos del supuesto
Col. Galería de Arte (por cierto, con mayor abundancia durante período sepia, que el mencionado biógrafo
Nacional el bienio 1919-1920, cuando se hace más delimita entre 1935-1954. Para colmo, a todo
palpable sobre él la influencia de Nicolás lo largo de ese pretendido período sepia no
Ferdinandov, debido a la estrecha amistad son infrecuentes tampoco los cuadros domi-
que ambos mantenían) abunda en el opus de nados por los tonos, blanquecinos y cremas,

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do simple y simplificadora periodización


boultoniana, aceptada hasta ahora sin
ninguna reserva. Un análisis desprejuiciado
constataría, en efecto, que, desde 1919 hasta
la fecha de su fallecimiento, el alucinado de
Macuto barajó con arbitraria libertad y a
capricho sus recursos plástico-formales, en
estricta correlación con su expresividad
siempre cambiante, al conjuro de los
imprevisibles avatares de su anómala
personalidad.

Así, por ejemplo, en lo referente a la función


definitoria del dibujo vemos aparecer una y
otra vez alternadamente, en constante flujo y
reflujo a todo lo largo del opus revereniano,
sea un grafismo lineal que siluetea y
encierra con nitidez las formas en trazos
continuos y consistentes, sea un esgrafiado
discontinuo y abierto, resuelto a base de
anchas motas nerviosas, en breves brochazos
divagantes o en largos garabateos
desenfrenados que a duras penas entretejen
Lectura, 1933 como en los mejores momentos del período la reverberante apariencia de las figuras.
Gouache sobre tela, blanco. En otros términos, resulta sobrema-
91 x 99 cm nera problemático por no decir imposible Y, así como en muchas ocasiones el genial
Col. Museo de Artes trazar con exactitud y unanimidad claras ermitaño de Macuto perfila y acaricia su
Visuales Alejandro fronteras cronológicas, estilísticas y estéticas dibujo mediante serenas líneas de suave
Otero entre esos dos supuestos períodos de la ritmo y contenida armonía, así también con
madurez creativa de Reverón. frecuencia descoyunta y desguaza las
formas al calor de agresivos zarpazos
A la vista de semejantes incongruencias espasmódicos, surgidos de una gestualidad
internas, parece prudente renunciar a tan sin freno ni mesura. Una múltiple gama de
artificiosa cuanto rígida periodización variantes de grado entre esas dos escrituras
basada en el colorido. A mi juicio, se hace, dibujísticas opuestas establece Reverón en
en cambio, necesario abordar la producción uno u otro de sus trabajos plásticos. Hay
reveroniana con otros parámetros taxonó- incluso muchas obras que combinan sin
micos, basados quizá en criterios más rubor esos dos antitéticos estilos gráficos.
intrínsecos y de mayor pregnancia estético
formal, como la modalidad del dibujo, el Análoga ambivalencia se presenta en lo
modo de configuración de las formas y relativo a la configuración formal. En todo el
volúmenes, la preocupación por la profundi- periplo creativo de Reverón se detectan in-
dad de campo, el carácter de la pincelada, el contables cuadros en los que el pintor acen-
despliegue de la materia pictórica (sin tuó con especial vigor la definición de las
importar cuál sea su croma o tonalidad), la formas y la rotundidad de los volúmenes.
tendencia a la monocromía o la policromía, e Son, no obstante, aún más numerosos los
incluso los intereses temáticos. Deberíamos trabajos en los que prefirió indefinir, en
entonces rendirnos a la evidencia de que sugerentes elipsis icónicas, los entes
cualquier intento clasificatorio se tornará a representados, difuminando siluetas, volú-
la postre considerablemente más complejo y menes, detalles, colores, luces, relaciones
problemático de lo que supone esa demasia- topológicas, diluyéndolos en vaporosas

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neblinas luminosas y disolviendo toda la


composición en evanescencias fantasmales,
lindantes ya con la cuasi-desaparición de la
imagen.

A semejante indefinición formal en la obra


de Reverón contribuyen en larga medida la
premurosa síntesis de las formas, la difumi-
nación de los contornos, el aplanamiento de
los volúmenes, el abandono del modelado
claroscural, la obliteración de las sombras, la
ausencia de profundidad perspectívica. Y es
que, interesado sólo en sugerir poéticamente
la realidad, más que en describirla con
minuciosa exactitud objetiva, el genio del
Castillete esboza apenas en embrión las
formas y colores, confundiéndolos entre sí y
haciéndolos desvanecer sobre el etéreo
fondo escenográfico en una ingrávida
atmósfera de bruma ocre o lechosa.

Por esa vía Reverón lleva a vigoroso culmen


su peculiar universo plástico, un universo
Niza, 1952 fragmentario y casi inmaterial en el que
Tiza y carbón sobre cuerpos y paisajes se desagregan y
tela, 114 x 72 cm volatilizan hasta reducirse a mero éter
Col. Galería de Arte incandescente, consumidos sin remedio
Nacional entre resplandores y calígines.

El puro mirar de Reverón


Miguel G. Arroyo

(Conferencia dictada en 1979 en la Galería La Pirámide de Caracas, editada en el libro Miguel G.


Arroyo C., Arte Educación y Museología. Estudios y Polémicas 1948-1988 (Compilación: Roldán
Esteva Grillet), Biblioteca Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1989, pp. 87-95, y reeditada en
Armando Reverón. Exposición Antológica, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Palacio de
Velázquez, Madrid, 3 de marzo-19 de abril de 1992, pp. 177-180).

En 1921, en el inicio mismo de la década en tocamos un objeto y de la cual derivamos


la que Reverón pintó algunos de los cuadros una información que la sola vista no puede
que aquí se exhiben, José Ortega y Gasset darnos.
publicó en El Espectador unas notas de viaje
que encabezó con el casi conclusivo título de Ortega, castellano de nacimiento y
"La mirada castellana procede con tacto". acostumbrado a dejar correr sus ojos por el
Mas, contra todo lo que podía suponerse, lo infinito paisaje de Castilla, se halla de
de tacto no se refería, en este caso, a tino, pronto ante el laberíntico paisaje de Asturias
acierto, destreza o maña, sino al tacto: a la y no sabe qué hacer con su mirada, pues a
sensación corporal que sentimos cuando cada paso, ésta encuentra riscos, nieblas,

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precipicios, obstáculos. De allí la necesidad zos, veladuras, raspaduras y empastes, casi


de proceder con tacto, de ir tanteando con siempre directos e instintivos, que traducen
los ojos cada cerro, cada aparición, antes de cerros, nubes, espumas, carnes y todo
lanzar de nuevo su mirar hacia algún otro cuanto había en el universo visual que él
objetivo más lejano. contemplaba. Y he dicho "casi siempre ins-
tintivos", porque hay también algunas obras
Las experiencias que vive Ortega en el viaje en las que parecería que Reverón hubiese
lo llevan a reflexionar sobre esos dos modos perdido su instinto y se deleitase en un
antitéticos de mirar, que han acompañado al efectismo demasiado fácil para su talento.
hombre desde el comienzo mismo de su
historia: el mirar que es puro mirar, en el II
que el ojo confía y se regocija con lo
puramente aparencial, y el otro mirar, el que
usa el ojo como "mano de ciego", para
recorrer minuciosamente las formas hasta
lograr su total aprehensión.

Si a la polaridad táctil versus visual - sobre


la cual Ortega reflexiona - sumásemos otra,
también bastante difundida en la sicología
de las representaciones artísticas, y se divide
a los pintores de la realidad en dos grupos,
Cocotero, ca. 1944 según pinten lo que conocen del objeto o lo
Óleo sobre tela, que ven de él, tendríamos entonces un
50,3 x 58,3 cm marco referencial con el cual aventurarnos a
Col. Galería de Arte ubicar a Reverón y a otros pintores en la
Nacional pintura venezolana.
Se ha dicho con alguna frecuencia que
Tendríamos que hablar, ahora, de la otra Reverón usaba el coleto 'arpillera' y los
visión, de aquélla en la que el mirar es puro papeles baratos, porque no tenía la
mirar, y ante la cual el mundo es sólo posibilidad de escoger ni de ser exigente. Yo
fantasmagoría aparencial, o la realidad que creo lo contrario: que Reverón escogía y que
sólo pertenece a la mirada. Ese es el mundo era exigente. Abundaré en razones:
de Reverón, ésa es la visión de Reverón.
Cuando revisamos la obra de Reverón poste-
Podría suponerse que, al confiar el pintor rior a 1926, encontramos cinco constantes en
exclusivamente en su mirada, y al olvidarse lo que a materiales y a uso de materiales se
de todo otro conocimiento que pudiese tener refiere: la primera es su aversión al brillo,
acerca del objeto, estaría simplificando su Esta aversión lo lleva a emplear temple,
problema, ya que, en el puro mirar, un obje- especialmente en los empastes, y a escoger
to puede ser no más que una leve o intensa bases mate y de mucha absorción.
coloración, suspendida -ingrávida y flotante-
en el campo que abarque la visión. Pero tal Segunda: la predilección por soportes de
suposición carecería de fundamento, pues mucho poro y de trama visible.
nada es más difícil que encontrar, para cada
ocasión, el signo indefinido pero preciso, y la Tercera: El uso de las uñas, los cabos del
exacta señal que reconstruirá, para el otro, la pincel o cañas de bambú, especialmente
esquiva evanescencia que percibió la mirada. cortadas, para hacer raspaduras en la tela.
Con ellas crea sombras, define linealmente
Así están hechas muchas de las imágenes de ciertos perfiles, o enriquece sus planos. (En
Reverón: con golpes de pincel, con brocha- el Amanecer en el Pozo Ramiro tenemos un

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estupendo ejemplo del uso de raspaduras, que la base varía considerablemente entre
sobre un fuerte empaste, para crear sol, ola y unos y otros. En unos ni siquiera hay base,
espuma de ola. En la India con collar verde sino el puro coleto, o el lienzo; en otros hay
las raspaduras están usadas para definir y una capa muy delgada de blanco diluido, y
acentuar ciertos perfiles y también como en otros, aun, la capa de blanco es más
sombras y animadores de superficie). densa. En algunos casos la base tapa los
huecos del tejido (Juanita sobre un uvero),
Cuarta: El amor por las superficies no en otros no lo hace (Ranchos). Todo esto
tocadas, que es como un dejar que el soporte podría parecer accidental, pero no lo es,
también hable; y porque en Reverón el color y la textura del
soporte es parte sustancial de su figuración.
Quinta: El empleo de muchas densidades de Y es rodeando con tonos las zonas intocadas
color (van desde la más transparente aguada del soporte, o dando acentos de luz, sombra
hasta el empaste fuerte), y un modo de o color, en esas zonas, como Reverón crea las
poner el color que parece un frotado, y que a más inimaginables transposiciones. En
veces es un frotado, pero que casi nunca es Juanita, por ejemplo, una ligera veladura de
un frotado. blanco y dos suaves tintes de azul alteran
sutilmente el color del coleto y lo convierten
A ese ser y no ser de la pincelada - en una magnífica piel tostada, envuelta en
fundamental para la representación de lo aire y luz. El mismo coleto, en la parte
puramente visual- contribuye notablemente superior, da una variante cálida al tenue
el coleto, pues ¿qué otro material, al ser azul del cielo, y, en el ropaje, es el coleto,
pintado, puede producir por sí mismo (y por otra vez, el que por contraste con los
la naturaleza de su poro y su grano) esa blancos, crea las sombras y define el color y
condición atmosférica y esa indefinición de la materia de los pliegues.
áreas que constantemente hallamos en la
pintura de Reverón? III
Si por otra parte observamos la manera co- Cézanne decía (se lo dijo a Joaquín Gasquet)
mo están preparados sus soportes, notamos que: "el problema todo de la pintura se redu-
ce a ceder a la atmósfera o en oponérsele.
Ceder es negar el color local, resistirse es
darle al color local la fuerza y variedad."
Reverón cedió a la atmósfera. Si mirásemos
ahora hacia el universo visual que él con-
templaba, hallaríamos que, contra todo lo
que se había supuesto, -hasta que él lo
reveló- el color del litoral, además de ser
esencialmente tonal, está permanentemente
velado por la irradiación. Hallaríamos
también que todo cuanto en el litoral vemos
puede ser reducido a cuatro entonaciones
básicas, así:

Ocres para las arenas, tierras y ranchos,


azules para el cielo y el mar, verdes para la
vegetación, y, a veces, para el mar, y sienas
Juanita, 1934 para los árboles y las montañas.
Temple sobre cartón,
59,8 x 48,2 cm Todo lo demás es gris o blanco (exceptuando
Col. Pascual Venegas las coloraciones intensas que pueden produ-
Filardo cir el amanecer o el ocaso), y la irradiación es

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Biografía de
Armando Reverón
ca. 1900 De niño es llevado por su madre a la
casa de la familia Rodríguez Zocca en
Valencia, Estado Carabobo, en donde vive
su adolescencia y primera juventud.

1908 Estudia en la Academia de Bellas Artes


de Caracas, bajo la guía de Emilio Jacinto
Mauri y Antonio Herrera Toro.
En el puerto de La tal que, a la distancia, aun los colores intensos
Guaira, 1940 quedan convertidos en tonos coloreados. 1911 Asiste durante algún tiempo a la Escue-
Óleo sobre tela, la de Artes y Oficios de Barcelona de Espa-
62,5 x 122,5 cm Reverón comenzó a descubrir ese fenómeno ña, donde ya estudiaban sus compatriotas
Col. Jorge Bezara en 1920 y de ese momento en adelante irá Rafael Monasterios y Pedro Castellón Niño.
despojando, cada vez más, al color de su En 1912 regresa por breve tiempo a Venezuela.
intensidad, para quedarse sólo con el color
de sus soportes, más blanco, y sus tonos 1912 Frecuenta la Academia de Bellas Artes
coloreados. de San Fernando de Madrid, donde obtiene
un segundo premio en la asignatura dibujo
Desde ese mismo año comenzará a educar del antiguo y ropajes. En España conoce al
su visión, su mano y aun su instinto, para pintor vasco Ignacio Zuloaga, cuya
captar y revelar de la manera más sutil, influencia no dejará de sentirse en su obra
sintética y ajustada el espectáculo visual que inmediatamente posterior.
el litoral le presentaba.
1914 Realiza un corto viaje a París.
Reverón es pintor de la pura visualidad, que
es el primer pintor que, en nuestro medio, 1915 Regresa a Caracas donde se incorpora
expresa -de manera consistente y a veces al movimiento de paisajistas locales del
genial- al mundo propio de la visión. Y que Círculo de Bellas Artes.
es únicamente en esto, y en su decisión de
atenerse exclusivamente a los datos que su 1917 Sufre una profunda crisis depresiva
mirar le proporcionaba, en lo que Reverón tras la muerte de Josefina, su hermana de
se vincula con los propósitos de los impre- crianza.
sionistas. Hasta allí llega su vinculación,
pues, para expresar su realidad, Reverón 1918 Establece contacto con el rumano
tuvo que hacerse uno mismo con sus mate- Samys Mützner y el ruso Nicolás Ferdinan-
riales y crearse su propio lenguaje. Un len- dov, pintores que, huyendo de la Primera
guaje de "sabias marcas instintivas", como Guerra Mundial, se instalan en Venezuela
diría Bacon, y tan irrepetibles -aún por él durante algunos años. En la Academia de
mismo- como la realidad visual que percibía. Bellas Artes de Caracas presenta junto con
Por ello Reverón, además de enseñamos a Rafael Monasterios una exposición
ver, nos enseña también en qué consiste el organizada por Ferdinandov.
ver, como actividad distinta -y complemen-
taria- del palpar, del imaginar y del conocer. 1919 Se establece con su modelo y mujer
1889 Armando Julio Reverón nace el 10 de Juanita Mota y con su amigo Ferdinandov
mayo en Caracas, hijo de Julio Reverón en el Rincón del Valle, población entonces
Garmendia y Dolores Travieso Montilla. aledaña a Caracas.

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1919-1924 Desarrolla su "Período Azul", en englobante, sobre ciertas tonalidades


el que aún son evidentes las influencias del apasteladas de grises azulencos, turquesas,
postimpresionismo con ciertos resabios ocres cenicientos y sepias.
simbolistas. 1920 Luego de participar en una
muestra colectiva en la Universidad Central 1933 Presenta sendas exposiciones
de Venezuela, expone a dúo con Ferdinandov individuales en la Galería Katia Granoff de
. París y en el Ateneo de Caracas.
1921 Se establece definitivamente en el
litoral de Macuto, población cercana a 1935-1954 Desarrolla su "Período Sepia", en
Caracas, donde comienza a construir en el el que prima el color natural del soporte
sector "Las Quince Letras" los dos caneyes o crudo (coleto o papel de estraza), sobre el
que marca con renovada fuerza los trazos
del dibujo. Desde 1935 comienza a fabricar
con trapo y alambre muñecas femeninas de
tamaño natural que, además de fungir como
sucedáneos de los modelos vivas que ya no
puede pagar, encarnan nuevos personajes de
ese micro-universo de fábula e introspectivo
aislamiento que ha ido creando en torno a sí.

ca. 1940 Comienza a pintar en el puerto de


La Guaira una vasta serie de complejas esce-
nas que tienen por centro las instalaciones y
maquinarias de las dársenas, los barcos de car-
ga, los obreros faenando en los diques o gal-
pones, y otros aspectos de la vida portuaria.

1942 A fines de año el fallecimiento de su


madre le produce una grave crisis depresiva
que le hace abandonar durante cierto tiempo
Reverón con muñecas ranchos que conformarán su casa-taller y la pintura.
y pumpá, hacia 1950 que constituirán el núcleo central del
ulterior "castillete". Se encierra allí de por 1951 Se le organiza su primera exposición
vida con Juanita, su fiel compañera. Al retrospectiva en el Centro Venezolano
tiempo que abandona gradualmente todas Americano de Caracas.
las influencias anteriores, comienza entonces
a configurar su propio lenguaje formal, 1952 Desde finales de año su salud psíquica
basado en esencia en la drástica reducción se agrava sin remedio.
de su colorido, que se torna cada vez más
monocromo, la indefinición de líneas y 1953 Luego de una larga serie de crisis
contornos, la acusada síntesis de las formas mentales que se reiteran periódicamente
y volúmenes, la nerviosa gestualidad del desde su juventud, en octubre ingresa en la
trazo, el libre abocetamiento de la factura, el clínica psiquiátrica Sanatorio San Jorge,
progresivo adelgazamiento de la capa donde el Dr. Báez Finol lo atenderá hasta su
pict6rica, que con frecuencia apenas roza muerte. Ese mismo año le son otorgados en
algunas zonas del soporte dejando vírgenes el Salón Oficial Anual de Arte Venezolano el
otros amplios sectores. Premio Nacional de Pintura, el Premio John
Boulton y el Premio Federico Brandt.
1924-1934 Pone en ejecución su "Período
Blanco", en el que el color blanco lechoso 1954 Fallece el 18 de septiembre en el
domina soberano, a modo de atmósfera sanatorio caraqueño donde estaba recluido.

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SALA
DE SIDOR
ARTE
Exposición 6/1993 Montaje
Jesús Golindano Gerencia Corporativa de Relaciones
Nota: El presente texto es un Industriales de SIDOR
resumen del catálogo impreso. Para Guía de Sala
mayor información diríjase a la Sala Juan Deffit Sala de Arte SIDOR
de Arte SIDOR. Edificio Aro, Carrera Nekuima,
Fotografías de obras Alta Vista, Puerto Ordaz,
Director Petre Maxim y Charlie Riera Estado Bolívar, Venezuela
Graciela Camacho de Acosta Teléfono: +58 86 626822
Fotografía del artista Fax: +58 86 626810
Secretaria Victoriano de los Ríos
Carmen Arráez de Mallén
ISBN 980-07-1727-7

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