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2 El puerto de La Habana: la puerta de Cuba.

Construcción de una retórica de la


acogida (iconografía y patrimonio cubanos de los siglos XIX y XX)
Sylvie Mégevand / La importancia de la litografía, como medio artístico y docu-
mental, en el surgimiento de un imaginario cubano moderno que, por razones
económicas, logísticas y estéticas, tuvo en el puerto de La Habana uno de sus
principales objetos de representación simbólica.

9 Documentos. La ciudad de los ruidos inútiles


Carlos Venegas Fornias / Entre otros, el ruido fue uno de los elementos con que
irrumpió la modernidad en La Habana de principios del siglo XX. Veamos cómo lo
refleja Francisco G. de Cisneros, uno de los cronistas de la época.

12 Nicolás Guillén, ¿poeta joven?


Denia García Ronda / En su respuesta, la autora nos demuestra cómo el creador
de Motivos de son, mantuvo un carácter experimental y renovador a lo largo de
toda su obra, incluso en sus últimos tres libros.

16 Jardín, una experiencia crítica


Zaida Capote Cruz / Los retos que enfrentó la autora durante la preparación de la
recién publicada edición crítica de la novela de Dulce María Loynaz.

20 Caridad Atencio. En la experiencia otra de la poesía


Elaine Caballero / Algunas de las confesiones recogidas en esta entrevista nos per- PORTADA
miten acercarnos a la obra de Atencio, a través de su propia mirada. Y CONTRAPORTADA: Solo

Época V | Año 59 de la Revolución |


el afán, 2013, serie “Versos
24 La alucinación y los silencios en una sopa de letras libres”, Zaida del Río.

No. 3-4 julio-diciembre | 2017 |


Alain Serrano / El centenario de Augusto Roa Bastos, motivo para revisitar su
imprescindible obra.
REVERSO DE PORTADA:
27 Figuraciones de la madre en la narrativa homosexual latinoamericana Del álbum Isla de Cuba
Patricio Torres Ceballos / La relación madre e hijo homosexual y su presencia en la pintoresca, “Aduana de
literatura latinoamericana, tomando como ejemplos novelas de José Donoso, Pedro
La Habana” y “Machina y
Lemebel y Fernando Vallejo.
Comandancia de la Mari-

La Habana, Cuba.
31 Dos de Alemania na (Habana)”, de Frédéric
Olga Sánchez Guevara / Wolfgang Borchert y Uwe Timm, dos escritores alemanes y Mialhe.
parte de su obra, que por separado nos presenta o recuerda la autora, reconocida
traductora de esa lengua.
REVERSO DE
35 Ccc Yara, más que… CONTRAPORTADA:
Israel Castellanos León / Venturas y desventuras de uno de los más emblemáticos Imágenes del cine Yara.
cines de la capital, y en particular de un muy bien pensado proyecto cultural que
lo reanimó algunos años atrás.

43 Lech Majewski: encontrar en el cine la imagen del mundo


Frank Padrón / Entrevista a este polifacético cineasta, quien nos visitara durante
la última jornada de la cultura polaca en la Isla.

46 El grácil vuelo de la mujer-pájaro


Rafael Acosta de Arriba / Zaida del Río, un recuento de su quehacer artístico, de
cuánto ha significado para su generación y para el arte cubano.

54 Lo nuevo, un valor Directora Redacción


Luz Merino Acosta / Los matices de un proceso: la llegada del arte nuevo a Cuba y
su recepción por la crítica y los medios. Luisa Campuzano y Oficinas
Subdirector editorial Calle 4 # 205,
62 A propósito del bicentenario de la Academia de San Alejandro (I) José León Díaz e/ Línea y 11,
Llilian Llanes / Los estereotipos no nos dejan ver con claridad la importancia que
Cada trabajo expresa la opinión de su autor.

Consejo asesor Vedado,


tuvo San Alejandro en el desarrollo de la plástica en Cuba. La autora nos ofrece, a Graziella Pogolotti, Plaza de la Revolución
No se devuelven originales no solicitados.

propósito del bicentenario de esta academia, una visión muy documentada y más
equilibrada. Ambrosio Fornet Telf: 7830-3665
y Antón Arrufat E-mail:
74 Reviviendo el pasado a través del mármol Encargado de ryc@cubarte.cult.cu
Marikarla Rodríguez de Azcoitia / Algunas de las casas marmoleras que contribu- actv. generales Web site:
yeron a fomentar el patrimonio artístico y arquitectónico del Cementerio Cristóbal Iván Barrera www.ryc.cult.cu
Colón
Redacción Precio del ejemplar:
84 DESDE LEJOS Israel Castellanos, $ 5.00 (atrasado: 5.50)
Gordon Henry y Alain Serrano Fotomecánica
De este reconocido autor pertenecientes a las etnias originarias de los Estados Uni- Corrección e Impresión:
dos, Silvia Martínez-Falquina, de la Universidad de Zaragoza, traduce para nues- Surelys Álvarez UEB Gráfica Caribe
tras páginas el cuento El regreso de Ignatius Thunder.
Diseño Permiso
90 A TIEMPO CJLCh 81279/143.
La Habana, la danza toda en acción / Reny Martínez // Transnacionalismo e iden-
tidad: La breve y maravillosa vida de Oscar Wao / Daniela Rita Fernández // Un Publicación financiada
selfie con arte / Jorge Sánchez // Eugenio Rodríguez en centenario / ICL
por el FONCE
98 VISTAZOS
EL PUERTO de La Habana:
Construcción
de una retórica de la acogida
(iconografía y patrimonio cubanos
de los siglos XIX y XX)
Sylvie Mégevand
Profesora en el Departamento L a cultura clásica occidental veía el puerto como un lugar didáctico,
un teatro de expediciones y de intercambios comerciales que fue va-
de Estudios Hispánicos
lorado por la pintura de marina como un símbolo del poder real. Ese
e Hispanoamericanos
limes, ese “territorio lleno”, contrastaba con el vacío de las costas y
de la Universidad de las playas circundantes.1 En el contexto colonial hispanoamerica-
de Toulouse-Le Mirail, Francia. no, donde los centros se desarrollaban a expensas de la periferia, La
Habana pronto concentró la mayor parte de las actividades políticas,
económicas y humanas de Cuba. El tema portuario apareció en la
iconografía insular bajo diferentes perspectivas: militar en los siglos
XVII y XVIII, luego mercantil y urbanística a mediados del siglo XIX.
Centrado en la representación del mayor puerto de la “Perla de las
Antillas”, el presente estudio evocará los factores —económicos, lo-

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Revolución y Cultura

Vista de la Plaza de las Catacumbas, uno gísticos, estéticos—que propiciaron el nacimiento de un imaginario
de los primeros trabajos litográficos cubano moderno, valorado por la litografía, un nuevo medio artístico
publicado en Cuba, realizado y documental que sacó la iconografía cubana del letargo en el que se
por la Litografía del Gobierno encontraba sumida. Desde la década de 1840 —es decir, bastante
o “taller de los españoles”
tarde— se multiplicaron los álbumes, las láminas y las vistas, pro-
ducidos in situ,2 que dividiremos en dos ejes temáticos principales:
la identidad vernácula de la “isla pintoresca” con sus paisajes cam-
pestres, sus lugares de recreo y sus tipos guajiros; y por otra parte,
la entrada de Cuba en la modernidad, materializada por el embelleci-
LA PUERTA de Cuba
Del álbum Isla de Cuba Pintoresca,
de Federico Mialhe, vista del muelle
de San Francisco, La Habana. Impreso
en la Litografía de la Real Sociedad
Patriótica, más conocida como “taller
de los franceses”, que era sostenida
por criollos liberales.

(1590) y de Los Tres Reyes


del Morro (1589-1630) fue-
ron completados por la for-
taleza de San Carlos de la
Cabaña (1763-1774) y los
castillos de Santo Domingo
de Atarés (1763-1767) y del
Príncipe (1767-1780). En
cuanto a la muralla de La
Habana (1674-1797), ence-
rraba intramuros el períme-
tro marítimo de la ciudad.
miento de La Habana y el dinamismo de su puerto. Inspi- El liberalismo británico dio un nuevo impulso a la econo-
rada en los cánones europeos, esa iconografía moderna3 mía insular, así como a la de las otras Antillas hispanas:
fue fruto de la instalación en La Habana de Alexandre “En 1788-1789, los cargamentos azucareros de Cuba,
Cosnier y Alexandre Moreau de Jonnès, que fundaron la Puerto Rico y Santo Domingo representaban el 40% del
Litografía de la Real Sociedad Patriótica gracias a la ayu- tráfico entre América y España. Evidentemente, era en
da material de criollos ilustrados. Su mayor representan- los puertos de La Habana, San Juan y Santo Domingo
te fue Frédéric Mialhe, que sucedió a Moreau en el “taller donde se amontonaban las cajas de azúcar y de tabaco
de los franceses” y permaneció casi 16 años en la isla. destinadas a ser exportadas, y por donde transitaban en
Tras haber recordado las condiciones materiales e ideo- sentido contrario los víveres importados de América del
lógicas que propiciaron la apertura de ese taller especia- Norte. Nueva Inglaterra, las Antillas, África y Europa se
lizado, evocaremos las circunstancias que llevaron por el ligaron en un juego complejo de mecanismos transatlán-
contrario a esos artistas a salir de Cuba para no volver ticos. Con tales imperativos comerciales, los puertos eran
más —con trayectorias individuales muy dispares. Se co- los lugares de paso privilegiados.”5
mentarán a continuación varias vistas de la capital co-
lonial, que crearon a nuestro juicio una retórica visual Una serie de contradicciones
positiva del puerto, estimulada por el incremento econó- Paradójicamente, La Habana era la piedra de toque del
mico capitalista y el boom azucarero de los años 1830.Por dispositivo exportador reglamentado por el Despotismo
último, evocaremos la impronta que dejó esa estética en Ilustrado, en un territorio económicamente estimulado
el imaginario contemporáneo cubano, centrándonos en el por el liberalismo británico, la ruina de Haití y la desa-
discurso de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La parición de las colonias españolas continentales: “Cuba
Habana, cuya labor de restauración urbana arraiga en el era en teoría una zona periférica respecto a su metrópoli,
rescate de la memoria colonial. España, a su vez periferia respecto a Gran Bretaña; pero
en la práctica Cuba funcionaba con los mismos atribu-
La carrera hacia la modernidad tos como una metrópoli ya que produce, transforma y
“Llave del Golfo y antemural de las Indias”, La Habana exporta.”6
Revolución y Cultura

no sólo era la puerta de Cuba, sino también una impor- El siglo XIX fue también el de los viajes transatlánticos 3
tante placa giratoria hacia el continente americano. Fue y de las grandes migraciones intercontinentales, facilita-
superada por las grandes capitales virreinales y cayó en das por el vapor. En una isla abierta al mundo y cuyas
una apatía relativa hasta la ocupación inglesa del puerto comunicaciones interiores seguían siendo malísimas, se
y de la ciudad (agosto de 1762-junio de 1763), plasma- multiplicaron los viajes de recreo o de negocios de las
da por el francés Dominique Serres, que era pintor de la elites, que mandaban a sus hijos a estudiar a Estados
Marina Real británica.4 Aunque breve, ese episodio bélico Unidos o a Europa; gracias a una beca que le concedió
demostró la vulnerabilidad del dispositivo defensivo y dio la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, el artista
lugar a varias mejoras para proteger el puerto y la ba- litógrafo Juan Jorge Peoli pudo emprender su grand tour
hía. Los antiguos castillos de San Salvador de la Punta europeo (1843); por otra parte, llegaban a Cuba miles
Puente del Almendares, también de Isla
de Cuba pintoresca, en la que su autor,
Mialhe, se reflejó a sí mismo (extremo
inferior izquierdo) mientras boceteaba
la imagen.

grupo de criollos de hacerse


simbólica y materialmente
con su territorio. Una carta
de Cosnier a Domingo del
Monte demuestra el papel
que desempeñó este últi-
mo en el proyecto fundador
del “taller de los franceses”,
así como su voluntad de
modernizar la vida intelec-
tual insular, dotándola de
una tecnología avanzada y
creando medios de comuni-
cación tan ambiciosos como
sus designios patrióticos
para Cuba: “Aunque priva-
do, muy señor mío, por la
ausencia, de sus consejos y
su ayuda, nos empeñamos
de trabajadores asiáticos y blancos en el contexto escla- en luchar contra los obstáculos que van desaparecien-
vista. En cuanto a la construcción del primer ferrocarril do cada día más y ahora no dudo de que el éxito co-
de América Latina, el tramo La Habana-Bejucal (1837) rone nuestros esfuerzos; creo por tanto deber rendirle
prolongado hasta Güines (1838) reforzó la logística ex- cuenta de nuestros trámites porque usted fue quien
portadora habanera, en el contexto de la economía de nos abrió el camino y ha de interesarse por nuestros
plantación. primeros pasos.”9
En materia de iconografía, la primera imprenta cubana Más adelante, añade Cosnier: “A Torrente le contesta-
sólo fue fundada en 1722 y se publicaron pocos volúme- mos que nosotros no dudábamos de ser apoyados por
nes ilustrados —el famoso Libro de los peces, de Antonio todas las personalidades ilustradas que habían dado a
Parra, es de 1787.7 En un contexto pletórico y por tanto nuestra empresa un impulso inspirado en El Progreso y
inestable, la prensa insular —vendida por entregas— ca- el patriotismo.”10
recía de medios, así como de buenas imágenes. El 11 de La contrapartida de la carrera hacia la modernidad era
agosto de 1837, el Diario de La Habana subrayaba la si- financiera: los criollos tuvieron que conseguir 5000 pesos
guiente contradicción: “La Habana, que con tanta rapidez para que Cosnier y Moreau pudieran comprar la prensa
progresa hacia su engrandecimiento y que hoy marcha a y las piedras litográficas en Francia, reclutar a los obre-
la par de las ciudades de América y aún de Europa, ca- ros especializados y proponerles condiciones de vida lo
rece sin embargo de uno de los elementos indispensables suficientemente buenas como para que aceptaran cruzar
de un país adelantado en civilización, nos contraemos al el charco e instalarse en La Habana. Es de suponer que
establecimiento de una imprenta Litográfica.”8 a Frédéric Mialhe, que era propietario con sus hermanos
de una imprenta especializada en París, no le faltarían
El “taller de los franceses” encargos en Francia: ya había colaborado en el volumen
La repentina metamorfosis de la revista El Plantel, desde “Languedoc”(1835) de la famosa serie de los Voyages
abril de 1839, refleja el proceso de lo que Emilio Cueto pittoresques (Viajes pintorescos) de Alexandre Taylor y
llama la “recuperación del tiempo perdido”: dando la es- Charles Nodier y firmado —con Frédéric Dandiran— un
palda a la burda imaginería xilográfica, sus directores álbum pintoresco de cien láminas sobre los Pirineos, de-
privilegiaron la iconografía litografiada, cuyo procedi- dicado al Duque de Montpensier (1837).11 También había
miento había sido inventado por Senefelder en 1796. Ya litografiado varias láminas del Voyage pittoresque et ar-
era muy popular en Europa, porque permitía reproducir chéologique dans la partie la plus intéressante du Mexique
cómodamente partituras, figurines y otras tantas esce- (Viaje pintoresco y arqueológico a la parte más interesante
4
Revolución y Cultura

nas costumbristas. La creación casi simultánea en La de México) del alemán Carlos Nebel —publicado en París
Habana de la Litografía de la Real Sociedad Patriótica en 1836 (edición francesa) y en 1840 (edición española).12
(o “taller de los franceses”), financiada por los criollos
liberales, y de la Litografía del Gobierno (o “taller de los Salir para no volver
españoles”), que abrió sus puertas en febrero de 1839, En Cuba, los encargos oficiales fueron concedidos a la Li-
sólo un mes después del primero, revela los retos téc- tografía del Gobierno y la guerra de las imágenes fue cua-
nicos y cualitativos planteados por la imagen dentro de litativa, ante todo, en un mercado limitado. La inferiori-
los estrechos límites impuestos por la censura y las di- dad estética del “taller de los españoles” no impidió que la
ficultades materiales. Así fue como nació en Cuba un falta de medios se hiciera apremiante para los franceses,
imaginario moderno, estimulado por la voluntad de un que tuvieron que pedir prestado a “Monsieur Alfonso”,
José Luis Alfonso García de Medina, futuro Marqués de la estampa “Los almacenes de Regla”, y Laplante y Leo-
Montelo, un pariente de del Monte que también era socio nardo Barañano la multiplicaron con su serie de vistas
de la Real Sociedad Patriótica y protector de las artes. Un panorámicas de grandes dimensiones sobre las principa-
desacuerdo financiero entre Cosnier y Moreau provocó la les ciudades de la isla, publicadas a partir de 1856:
partida definitiva de este último, que fue sustituido por
Frédéric Mialhe, el único artista viajero que dio la vuelta Frédéric Mialhe, Isla de Cuba Pintoresca, Habana,
a casi toda la isla por vía marítima y fue también a los Litografía de la Real Sociedad Patriótica, 1839-1842
cayos con su amigo el naturalista Felipe Poey.13 Antes de Aduana de La Habana
establecerse en París con sus hermanos,
Mialhe había crecido en Burdeos, por lo
que se puede pensar que era sensible a la
estética de los puertos. Siendo el artista
más representativo y quizás más dotado
de todos, permaneció desde 1838 hasta
1854 en La Habana, donde impartió cla-
ses de dibujo, dirigió el Liceo Artístico,
etc. Ya formaba parte de la vida cultural
y su salida definitiva de Cuba es debida
al plagio del que fue víctima por la firma
alemana May, que publicó sus estampas
modificando unos cuantos detalles para
apropiárselas. A principios del decenio de
1850, los tiempos ya habían cambiado;
los talleres litográficos iban fusionándo-
se y la Conspiración de la Escalera había
puesto fin al mecenazgo de del Monte.
Mialhe y su socio, el impresor Louis Mar-
quier, recibieron un pretium doloris pero
no obtuvieron que la empresa May dejara
de publicar las estampas plagiadas. Por temor a que las En el cuerpo iconográfico bastante denso del periodo
autoridades coloniales le confiscaran el pasaporte bajo 1840, seleccionamos unas cuantas estampas que nos
presión de May, el litógrafo francés decidió irse para no parecieron representativas del interés por las vistas por-
volver nunca, embarcándose el 27 de junio de 1854. Se tuarias. En Isla de Cuba Pintoresca, el primer álbum cu-
estableció de nuevo en París, donde expuso óleos de te- bano de Mialhe, el leve contrapicado de “Aduana de La
mas cubanos en diferentes Salones, pero sin volver a ser Habana” (julio de 1840, 5a entrega) muestra la vocación
famoso. Hoy en día, es un artista completamente desco- exportadora de la colonia española: en el muelle, pueden
nocido en Francia. contemplarse cajas de azúcar, tercios de tabaco y toneles
El comentario de varias estampas sobre el puerto de La de ron o mieles. Varias escenas costumbristas —conver-
Habana que presentamos a continuación se inserta por saciones de comerciantes, trabajo de esclavos...— dan
lo tanto en la doble perspectiva de objeto artístico repre- vida a los primeros planos de la vista, mientras los barcos
sentativo de una época y una clase social, y por otra par- al ancla la estructuran a la izquierda con proas, mástiles,
te de telón de fondo de las migraciones y las dificultades velas y cuerdas que ocupan el espacio visual con líneas
que encontraron los artistas viajeros para ejercer su ofi- oblicuas y verticales, encerrando la cúpula de la Iglesia
cio en La Habana colonial. de San Francisco de Asís. Desaparece el mar en beneficio
del tráfico mercantil de la Aduana de La Habana. Prevale-
Comentario de vistas del puerto de La Habana ce el propósito didáctico en esta escena tan documentada
El gusto por las vistas portuarias arraiga en la mitología que un especialista podría estudiar sin dificultad la evo-
griega y en la sensibilidad clásica por las vedute pintores- lución arquitectónica de esta zona del puerto, comparán-
cas italianas; en cuanto a los grabados flamencos de los dola con lo que existe hoy en día.
puertos americanos, privilegiaban más bien las alegorías
de la riqueza. Las vistas de La Habana por Montanus son Viaje pintoresco alrededor de la Isla de Cuba, Haba-
bastante fantasiosas, pero dieron fe del papel militar y na, Litografía de Luis Marquier, 1847-1848
estratégico de su puerto en el Caribe, siendo la torre y el Machina y Comandancia de la Marina(Habana)
faro dos elementos emblemáticos de la potencia militar Esta vista contempla esta vez los muelles desde el agua,
española.14 Las primeras marinas realistas son del pintor privilegiando la logística marítima, política y comercial
francés de la flota británica Dominique Serres, que repre- del mayor puerto de la isla. Edificado entre el Castillo de
Revolución y Cultura

sentó la toma de La Habana vista desde el mar. la Real Fuerza y los muelles de San Francisco para ser 5
Por el contrario, las láminas litográficas de Mialhe mues- desplazado luego, el arsenal fue destruido por los ingle-
tran el puerto desde tierra firme, invirtiendo la perspec- ses en 1762. Aquí puede verse el “Palo de la Machina”, la
tiva de la mirada, así como la intencionalidad de la obra: emblemática grúa que fue destruida en 1903.
se descartan las vistas bélicas y las construcciones mili- Las estampas de tema portuario son más numerosas en
tares en beneficio del carácter mercantil del puerto, que el segundo álbum de Mialhe, donde se multiplican las
era un lugar de intercambios acogedor y abierto al mun- vistas panorámicas y “a vista de pájaro”, llamadas todas
do: el antemural de las Indias se convierte en la puer- “Vistas generales”. Inspirada en la moda europea, la in-
ta de Cuba. Luego el Libro de los ingenios, de Cantero y cipiente estética panorámica insular no sólo plasmaba
Laplante,15 valoró el triunfo de la actividad comercial con la topografía marítima, sino también la arquitectura y el
lindes marítimas en un lugar de recreo, de encuentro y
de creación de sociabilidades.

Vista del fondo de la Bahía de La Habana tomada


del Paseo de Roncali
La sensibilidad romántica que dimana de esta escena
nocturna de tonos azulados, cuyo escenario es el fondo
de la bahía, contrasta con el bullicio diurno del puerto. El
paseo de Roncali es un lugar bastante aislado, dedicado

crecimiento de La Habana así como sus reformas urba-


nísticas, debidas al Capitán General Tacón y sus suceso-
res: “Entre 1830 y 1840 se opera lo que Denise Delouche
llama “profundización de los temas portuarios”, es decir
que la atención se va orientando insensiblemente hacia
los monumentos de la ciudad, los acercamientos maríti-
mos a la rada y la evocación histórica.”16
Ejecutadas desde Casa Blanca, tres vistas forman un
tríptico que abarca toda la bahía (“Vista general desde
Casa Blanca” 1,2,3),17 surcada por vapores, lanchas pri- a la soledad y al amor. El claro de luna ilumina las nubes
vadas, buques mercantes y de travesía... Ese hormigueo y el barco anclado que se convierte en un genio tutelar:
permite valorar a la vez el dinamismo de la zona portua- con la complicidad de la fortaleza que se divisa a lo lejos,
ria, así como la plástica de los grandes barcos que simbo- protege la intimidad de los novios.
lizaban el progreso y la fortuna del imperio.
Huracán de 1846, Litografía cubana de Luis Marquier
Alameda de Paula Las apacibles representaciones del puerto contrastan
con esta vista espectacular (imagen superior
en la página siguiente, N. del R.), ejecutada
a vista de pájaro, del puerto de La Habana
asolado por el huracán de 1846. El enfoque
original adoptado por esta lámina suelta, de
grandes dimensiones, evoca tanto más un
reportaje periodístico cuanto que consta de
un comentario detallado —redactado en es-
pañol— sobre los estragos que sufrieron las
embarcaciones en el recinto del puerto y de
la bahía, transitada ésta por un intenso trá-
fico internacional:
“Entre los terribles huracanes que ha sufrido
la Isla de Cuba no hay memoria de ninguno
tan desastroso como en los días 10 y 11 de
octubre de 1846, en el cual bajó el barómetro
de escala francesa a 26 ½, y el de medida in-
glesa a 27.74 soplando el viento del N.E. Los
efectos de esta borrascosa tempestad han
sido fatales así en tierra como en el mar.
Los desastres en la Ciudad y en la Bahía son
6
Revolución y Cultura

incalculables. Los buques de guerra españo-


Mialhe valoró también los progresos urbanísticos y el em- les y franceses se han ido algunos a pique, entre ellos
bellecimiento de la capital colonial: construida en 1777 y el bergantín Constitución y la goleta Criolla, y la corve-
renovada en 1841, la Alameda de Paula fue el primer pa- ta francesa Blonde varó en Cayo Cruz completamente
seo marítimo de La Habana. Esta estampa tiene conno- desarbolada. Los vapores españoles Guadalupe Bazán
taciones tanto estéticas como sociales, mostrando cómo y Satélite vararon en la costa frente al arsenal, y el va-
la población burguesa, blanca y elegante, iba paseando por Trueno, en el bajo de Regla. La fragata francesa An-
por las nuevas infraestructuras que constaban de esca- drómeda fue a varar sobre el casco del navío quedando
linatas, de bancos y otros tantos adornos vegetales, des- desarbolada de todos sus palos. Entre los buques mer-
tinados a amenizar el paisaje urbano y a convertir las cantes se fueron a pique la fragata española Primera de
Guatemala, los bergantines Colón, Pelícano, Paquete de y en fin que el recuerdo de este terrible azote quedara
Veracruz y Centauro y varios otros. Zozobró la fragata solo grabado en nuestra memoria.”18
Courrier hollandesa (sic), se sumergió en la Machina la
Jackson francesa, destrozada se fue a pique la Eduar- Los Ingenios, 1857
do Heyes inglesa, y quedó embarrancada casi perdida la Édouard Laplante, Vista de los Almacenes de Regla
Madurra americana. Los costeros se perdieron en su ma- El imaginario capitalista fue defendido por la famosa
yor parte, y por último fueron muy pocos los buques de obra de Cantero y Laplante, publicada por entregas entre
travesía que no tuvieron grandes averías. En la Ciudad 1855 y 1857. La primera lámina del “monstruo editorial
y sus extramuros ha habido un gran número de heridos del siglo XIX” (imagen inferior en esta página, N. del R.),
que han sido víctimas de esta catástrofe. nos muestra los almacenes que fueron edificados en la
El ECS. Sor. CAPITÁN GENERAL O’DONNEL (sic), aun- otra orilla de la bahía para aliviar el tráfico por vía terres-
que convaleciente de una grave enfermedad, ha recorido tre. Hace hincapié en la potencia económica y política de
(sic) todos los barrios para enterarse de la importancia de España, con la bandera roja y gualda que ondea en el
esta desolación y tomar las medidas oportunas. Espera- punto de fuga central. Ese mensaje abiertamente político
mos que la ciudad se reponga de tan lamentables pérdi- no quedaba tan claro en las estampas de Mialhe, que
das, que el comercio recobre su extraordinaria actividad era más sensible a la estética pintoresca de los paisajes

Revolución y Cultura

7
urbanos o rurales y de las escenas de género. En cuan- tomo 4 (1839-1840), carta III, s.p. Carta original redactada en francés,
to al intenso contrabando que se practicaba en la zona traducción nuestra.
habanera —trata de negros, mercancías ilícitas de toda
10
Ídem, ibídem. Mariano Torrente propuso que fusionaran los dos talle-
res, lo que rechazaron los franceses.
clase—, no aparece en ninguna parte. 11
Excursion dans les Pyrénées, composée de 100 croquis pittoresques,
dédiés à S.A.R. Mgr le Duc de Montpensier, dessiinés et lithographiés
Conclusión par Fk. Mialhe et Fk. Dandiran.
Opulencia, comercio, tráfico marítimo, arquitectura por- 12
Ver más datos biográficos sobre Mialhe en Mégevand, Sylvie, “Pierre
tuaria… Las obras que acabamos de comentar alimen- Toussaint Frédéric Mialhe, un lithographe gascon à Paris”, “Hommage
taron por mucho tiempo el imaginario habanero, tanto à Georges Baudot”, Caravelle, Toulouse, IPEALT/PUM, 2001, n° 76-77,
exótico como vernáculo y se reconoce en Cuba la impor- p.443-453.
tancia de los artistas viajeros franceses.19 En cuanto a la
13
Ver detalles del viaje de Mialhe y Poey a los cayos en Mégevand,
Sylvie, ob.cit.
expresión litográfica, pudo encontrar otras vías de expre- 14
Ver Billiet Adriaansen, Huib, “Algo más sobre Havana de Montanus”,
sividad con la industria tabaquera. Hoy en día, el “ham- Opus Habana, n° 48, Vol. XVI/No. 1 jun./dic. 2014.
bre de playa” del turismo de masas se ha centrado en 15
Cantero, Justo, y Laplante, Édouard, Los ingenios. Colección de vistas
los paisajes cubanos y explota el mito paradisíaco colom- de los principales ingenios de azúcar de la Isla de Cuba, La Habana,
bino, dedicando muy poco valor al puerto de La Haba- Litografía de Luis Marquier (1857).
na, cuyas prerrogativas son comerciales, ante todo. Pese 16
Corbin, Alain, ob.cit., p. 223. Traducción nuestra.
a los recientes esfuerzos de valoración de sus antiguos
17
Ver Lapique Becali, Zoila, Larramendi, Julio, La Habana. Imagen de
almacenes, emprendidos por la Oficina del Historiador una ciudad colonial, Ediciones Polymita, Ciudad de Guatemala, 2013.
18
Miahle, Frédéric, Huracán de 1846 (Habana), Litografía Cubana de
de la Ciudad —con la creación de mercados de souve-
Luis Marquier, C. de la Lamparilla n°96. Dimensiones de la imagen:
nirs, de cafés…—, el puerto de La Habana sigue siendo 59,3 cm x 28,9 cm. Dimensión total aproximada: 71 cm x 46 cm.
la cara oculta del vistoso Malecón, esta inagotable fuente 19
“Por todo lo anterior, además de ser un tributo a Mialhe, esta obra
de ensueño. Quizás el tráfico regular de cruceros como el es también un reconocimiento a la señalada importancia que los
Adonia (desde el 2 de mayo de 2016) haga evolucionar el artistas franceses tuvieron en el desarrollo de la producción gráfica
imaginario portuario. cubana y su ulterior difusión por el mundo. Merci beaucoup.”Cueto,
En este contexto, el rescate material y memorial llevado Emilio, ob.cit., p. 34.
por la Oficina del Historiador va cobrando más sentido: se
20
Calcines, Argel, Rensoli, Harold, “Los lienzos pétreos de la memo-
ria”, Opus Habana, n° 32, Vol. X, n°3, feb. junio 2008.
han valorado las ruinas del antiguo Puerto de Carenas así
como los vestigios de la antigua muralla
marítima y de la Cortina de Valdés (1843),
sacados a luz por una serie de investiga-
ciones arqueológicas.20 El postulado de la
Oficina es que el puerto colonial es un im-
portante elemento de cubanidad y hasta
de “habaneridad”, que debe preservarse y
valorarse gracias al rescate arqueológico.
Contemplado desde esta perspectiva, el
legado de la iconografía litográfica de me-
diados del siglo XIX parece insuperable.

Notas
1
Corbin, Alain, Le territoire du vide. L’Occident et
le désir du rivage (1750-1840), París, Flammarion,
1990.
2
Contrariamente a las vistas habaneras de Hipólito
Garneray (1823-1824), que fueron impresas en
Francia, la realización in situ de la iconografía de los
años 1840 —desde el dibujo hasta la impresión—
explica su integración en la idiosincrasia local.
3
Ver la historia detallada de la litografía cubana en Vista de La Chorrera, de Federico Mialhe.
Lapique Becali, Zoila, La memoria en las piedras, La Habana, Edicio-
nes Boloña, 2002.
4
Serres realizó una docena de escenas de la batalla y la toma de La
Habana, que fueron grabadas en cobre por P. Canot y F. Mason (Lon-
dres, 1763). Firmó también varios óleos sobre el mismo tema.
5
Guicharnaud-Tollis, Michèle (éd.), Les ports dans l’espace caraïbe.
Réalités et imaginaire, Paris, L’Harmattan, 2003, p. 8. Traducción
nuestra.
8
Revolución y Cultura

6
Álvarez Cuartero, Izaskun, “La Habana y Nueva Inglaterra (1790-
1840): dos formas de entender el comercio”, en Guicharnaud-Tollis,
Michèle (éd.), Caraïbes. Éléments pour une histoire des ports. El Caribe.
Elementos para una historia de los puertos, Paris, L’Harmattan, 2003,
p 222.
7
Ver Fornet, Ambrosio, El libro en Cuba, Editorial Letras Cubanas, La
Habana, 1994.
8
Cueto, Emilio, La Cuba de Frédéric Mialhe, Biblioteca Nacional José
Martí, Colección Raros y Valiosos, La Habana, 2011, p. 18.
9
Centón epistolario de Domingo del Monte, prefacio, notas e índice de
Domingo Figarola Caneda, La Habana, Academia de la Historia, 1930,
DOCUMENTOS.
La ciudad
de los ruidos inútiles
E n el transcurso de las dos primeras décadas del siglo pasado La
Habana contaminó su ambiente sonoro sumando a los antiguos ruidos
Carlos Venegas Fornias
Investigador del Centro
Juan Marinello. Su libro más
de la sociedad colonial los más nuevos de la modernidad republica-
reciente es La Habana
na. Con el aumento del precio del azúcar durante la primera guerra
mundial —las llamadas vacas gordas—, tuvo lugar una importación de la Ilustración, publicado
masiva de autos. en 2016. Este año le fue otorgado
Los bocinazos de los Ford, las campanas de los tranvías, los escapes, el Premio Nacional de Investigación
los organillos musicales, la gritería callejera y otros ruidos urbanos, Cultural por el conjunto
espantaron a la recién llegada bailarina Isidora Duncan en 1916 que de toda su obra.
abandonó rápidamente la ciudad en busca de un destino más tran-
quilo en La Florida. También las voces locales se levantaron contra el
desenfreno acústico e intentaron crear una Asociación para impedir
los ruidos innecesarios, al estilo de las existentes por entonces en los
Estados Unidos.
En medio de este rechazo a la bulla, la aristocrática revista Chic, di-
rigida por Conrado Walter Massaguer, publicó en su número del 1o de
febrero de 1918 una crónica costumbrista titulada “La Ciudad de los
ruidos inútiles” del escritor cubano Francisco García Cisneros (Santia-
go de Cuba, 1877- ¿?) que reproducimos a continuación.
García de Cisneros, que habitualmente firmaba como François G. Cis-
neros, formó parte del círculo literario de Julián del Casal y de la fami-
lia Borrero, cultivadores del modernismo literario. Fue colaborador de
La Habana Elegante y de otras revistas literarias americanas.
Partidario de la independencia de Cuba, partió al exilio en Estados
Unidos al comienzo de la Guerra del 95, donde contrajo matrimonio
en 1901 con la cantante de ópera norteamericana Eleanor Broadfoot.
Instalado en este país rescató un viejo título de nobleza de su familia y
viajó en lo adelante con su esposa, convertidos en Condes de Cisneros,
por las principales capitales del mundo y sus teatros. Nunca dejó de
visitar Cuba, donde mantuvo una colaboración asidua en periódicos y
en revistas como El Fígaro, con artículos de interés artístico continua-
dores de la prosa modernista.
La crónica seleccionada describe los sonidos cotidianos de la capital,
en pleno dinamismo, siguiendo los ritmos del acontecer diario, con un
tono de sátira condescendiente y fraternal, como correspondía al es-
píritu de un observador culto, cosmopolita, amante de la música y del
Revolución y Cultura

drama lírico, que va orquestando los ruidos urbanos en el tiempo de un 9


día como si se tratara de una suite habanera de ejecución colectiva y
de simpática percepción.

Bibliografía
McDaniel, Shawn (2014): “La Revista de Cayo Hueso como arbitraje del anticolonialis-
mo en Cuba: intervenciones crítico-literarias entre Nueva York, la Florida y Perú”.
http://www.habanaelegante.com/Fall_Winter_2014/Invitation_McDaniel.html.
Rey Alfonso, Francisco (s/f): Isadora Duncan en La Habana, Ediciones Gran Teatro,
La Habana.
LA CIUDAD DE LOS RUIDOS INÚTILES

Por Francisco G. de Cisneros

Para el Maestro Héctor de Saavedra

Albea. De muy lejos, en ese misterio


de las sombras que se desvanecen,
se alza una voz estridente e inopor-
tuna que turba la eterna canción de
La mala entraña, y el ridículo ritor-
nelo de Torerito, torerazo, es pronto
coreado por el clarín rojo de un gallo
que, sin pedirle el bis, sopla ochenta
himnos al sol atronando el aire con la
bizarría de sus cuatro notas.
Un rumor de batir de olas se siente
venir rodando, una mezcla de trotar
de caballería, de chirriar de carretas y
de barrocos sonidos de maquinaria y
va aumentando en un crescendo y va
filtrándose por las ventanas abiertas
y por las hendijas, hasta que rompe
en un gran trueno, en un tabletear
espantoso de ruedas, chasquidos de
látigos y gruñidos de carretero: toda
esa baraúnda infernal desfila sobre
los adoquines y el asfalto como una en extrañas harmonías decantan la Fords, pretenciosos Cadillacs —¡esos
apocalipsis del primer rayo de sol. bondad de dulces de huevo y harina, Fords con escudos de armas!—, úti-
La ciudad se despierta, racimos de o cargados rimeros de percheros los les máquinas americanas con la aris-
chicuelos de un vecino caserón que ofrecen para pantalón y saco. Es la tocracia del carro francés e italiano,
tiene mucho de cuartel y mucho de vanguardia inconsciente que debe reinando, como un monarca del buen
hospital, salen llantos y carcajadas, hacer ruido para ser oída, uniendo gusto, ¡el británico Rolls Royce!
trozos de canciones entre los enfados al provecho de la ganancia el deseo La algazara es meridional, exuberan-
fingidos de las madres que para in- de cantar a gran voz, pretexto para te; algazaras que sólo pueden oírse en
fundir respeto, hablan en do agudo, contrapuntar un monorrítmico grito, Marsella, en Nápoles y en Algeria, ¡y
como si las gargantas no existiesen abierto, largo, estruendoso. apenas si el cuadrante marca un gra-
ni el resto de la humanidad tuviera Todo el mundo merca con exagera- do en el firmamento! Para qué dormir
derecho al reposo; intoxicados por das gesticulaciones, como si fuesen en ese triunfo del ruido, en esa formi-
esta alegría del trópico, este cielo epilépticos, los brazos forman raras dable apología del escándalo: de to-
azul Murillo y este aire voluptuoso figuras geométricas y de vez en cuan- das las esquinas corren, como si fue-
que inclina al amor, al ocio y a la in- do, para dar fuerza a los argumen- ran a atacar una trinchera, racimos
movilidad. tos, los cuerpos casi caen en cuclillas de ouistitis descalzos voceando los
10
Revolución y Cultura

Las voces de La Habana saludan al para alzarse convincentes y seguros diarios de la mañana, multiplican-
nuevo sol con lánguidos llamamien- de sus oratorias, y esta fantástica do las vocales y afirmando, aunque
tos, trozos de harmonías, calderones cuadrilla no hace caso del continuo no los hayan leído, que vienen llenos
eternos que un rapsodista podía pa- desfile de automóviles que van a ve- de cosas buenas y asaltan tranvías,
rafrasear en una sinfonía de Cáncer: locidades antiurbanas, tocando si- mesas de café, vestíbulos, con una
son los vendedores de legumbres, y renas monstruosas; roncos apelos indiscreción ingenua y complaciente;
de frutas; de alpiste para los tome- de peligro, con los escapes de gas mientras silenciosos, tristes, compa-
guines; de perfumes baratos, de mer- abiertos en un tremolo gigantesco, de sivos se deslizan como reptiles, los
cancías averiadas, restos de naufra- órganos olímpicos; todo un catálogo billeteros que aparecen cerca de uno,
gios comerciales; negros pintorescos moderno, donde se unen burgueses como fantasmas, murmurando casi
entre sollozos: “Seño- los focos de luz, recomendaciones de
rito, cómpreme el pre- telefonear a una agencia funeraria o
mio gordo”. elogiaran las drogas para curar un
Es una legión de bar- mal de estómago!
budos, de señores bien Ese tatuaje mercantil es como si en
vestidos, con el pa- una cara muy bella se marcasen lí-
namá bien apuesto y iluminación de la ciudad; al largo del neas concéntricas, como hacen los
el habano humeando bajo el bigote Malecón y por todo el Prado las fa- maorí de Samoa.
de viejo Guardia Civil; mujeres pá- rolas a tres focos dan al cásico pa- El ruido no cesa, aun en el misterio
lidas y con raros fuegos en los ojos seo una alegría de feria o de carnaval de la alta noche, entre los gritos de
y hasta acicaladas chicuelas con los eterno: ¡las lámparas horriblemente los encargados de la limpieza y el cla-
hocicos untados de polvos blancos y tatuadas de anuncios hablan muy xon de los automóviles, un grupo de
fingiendo coqueterías que no conven- mal de la cultura urbana de una po- parranderos cantan a voz en cuello
cen: son los que obligan a pagar el blación! una rumba de moda:
impuesto del idiota, sepultarnos bajo ¡Qué crítica tan fuerte haría un cu- Si las viejas se murieran todas…
los azules carteles donde las cifras bano si en la Quinta Avenida de New
negras prometen, pero no cumplen. York, en la Rue Royde en París o en el La Habana, Enero de 1918.
El crescendo cunde sobre la blan- Strand de Londres apareciesen sobre
ca villa. Suenan los acordes de la
eterna canción de moda, gime sus
lamentos cursis al torerazo incapaz
de amar, mientras en la calle grupos
de paseantes cuentan con gestos
amplios la conquista de la víspera.
Tal parece una calle de Bagdad o de
Palermo en pleno sol; con sus reba-
ños de vacas que, cabeceando len-
tas, obedecen mecánicas la voz del
arriero y sus carretillas hechas de
una sola plancha lanzadas al galope
por el brío de una mula ¡pequeñita
y gazmoña!
El mar bravo azota las rocas; es un
mar de azul casi negro, un mar vo-
luble e iracundo y por toda la ave-
nida vuelan lujosos automóviles en
ronda eterna, y como la noche va
Revolución y Cultura

cayendo, en algunas limousines se 11


encienden lamparitas eléctricas,
que al revelarnos las bellezas de sus
ocupantes dan una idea de vanidad
bien vasta y muy poco elegante.

* * *
De la luz a la sombra, como en un
efecto de teatro apenas cinco mi-
nutos pasan y se abre la fantástica
Nicolás Guillén,
¿poeta joven?
En el cumpleaños 115 de Nicolás Guillén

Denia García Ronda


Es subdirectora de la revista Temas S i descontamos el aspecto biológico, etario, y la condición de de-
butante en el mundo de las letras que ello supone, ¿qué es un poeta
y directora de Estudios
joven? Quizás aquel que lleva a su obra la vitalidad, el desenfado, la
de la Fundación Nicolás Guillén.
audacia, el desafío, la transgresión de lo establecido, la capacidad de
producir lo nuevo, propios de quienes se enfrentan a la vida y a la
literatura sin el lastre que dan los años, las exigencias sociales y los
cánones literarios. O quizás las características que el propio Guillén
se adjudicó, al igualarse con un niño, cuando, en el poema “A Julieta”
de 1933, dice:
Me gustan los pequeños
goces de ser irresponsable, de encontrar el cariño
de la gente, de fabricarme dueños;
de buscar quien acuda
a resplandecer en mi duda
o a sujetar mis empeños
desbocados. Le juro a usted que aún creo en esas
historias del pirata, del bandido y del duende,
y que tengo el espíritu fresco como un gran río.
Pero estas son confesiones de un joven poeta más que de un poeta
joven, que no es lo mismo, aunque se parezcan. Este último sema
puede ser abordado a partir de oposiciones binarias, y en ese caso, si
bien puede contraponerse justamente a lo viejo, lo gastado, también se
opone a la madurez, a la experiencia, a la posesión de una voz propia,
afilada por años de práctica poética.
Si vamos al joven poeta Nicolás Guillén, aquel que con 28 años escri-
bió Motivos de son, podemos comprobar algunos de los rasgos de ese
“poeta joven” que describo. Esos poemas-sones fueron, efectivamente,
un desafío, desde todos los puntos de vista. Las polémicas que desper-
tó el tema tratado, tanto desde los círculos blancos, como desde las
sociedades negras es una demostración de ello. Esos negros de solar
habanero no eran personajes de simples cuadros pintorescos y mu-
cho menos catedráticos de las “sociedades de color”: eran marginales
y hablaban como tales. Eran chulos, vivebien, mujeres exigentes de
plata bajo amenaza de abandonar a la pareja y hombres que exigen
a su mujer que empeñe la plancha (posiblemente su instrumento de
trabajo) para recuperar su traje, empeñado previamente. Eran negros
12
Revolución y Cultura

lejanos de la clásica belleza canonizada por la lírica occidental: eran


bembones, de pasa dura, de narices como nudo de corbata. Y estaban
tratados en su salsa, sin ningún prejuicio, sin ningún chato didac-
tismo ético. Pero eran tan reales como el Morro: visibles en la vida
cotidiana, pero ausentes de la gran literatura, útiles solo para cuadros
costumbristas de comparsas y rumbas.
Desde el ángulo del mundo literario también fue un reto: en lugar de
la descripción, propia de los primeros intentos de poesía negra, Guillén
utiliza el diálogo, pone a hablar a sus negros, les da voz en la poesía.
En lugar de las reflexiones intimistas de la poesía lírica tradicional,
negro a la idiosincrasia cubana, la crítica al racismo —
tanto blanco como negro— y la enunciación poética del
carácter transculturado de la identidad cultural cubana.
De ahí el tono whitmaniano del primer poema del libro
—“Llegada”— que renuncia a lo vernáculo, a lo escénico,
a la transcripción del habla popular, para, de acuerdo con
la intención ideotemática, ofrecer un poema de verso libre,
de gran aliento y dinamismo. Es una especie de preámbu-
lo situacional para entrar en el objetivo máximo del libro:
la cuestión del mestizaje. Es una presentación de la raza
negra, afirmativa, enérgica y consciente de su valía y su
visibilidad, en la que el sujeto lírico es plural. En el libro
hay una combinación armónica de los hallazgos de Moti-
vos de son y de la lengua poética de ascendencia española,
síntesis que va a ser característica de toda la poesía guille-
neana posterior. El joven poeta Nicolás Guillén demuestra
una madurez lírica innegable.
Pudiera seguir dando ejemplos de esa creciente madurez,
que no niega la vitalidad y la audacia de sus búsquedas,
en cada uno de los siguientes poemarios de Nicolás Gui-
llén. Cómo demuestra esas condiciones al encontrar la
forma idónea cuando se enfrenta a un nuevo tema. Cómo
asume de una manera muy personal, muy auténtica, los
aires de la poesía contemporánea, tanto de habla hispana
(Lorca, Alberti, Vallejo, Neruda) como de otras latitudes.
Cómo no renuncia —según había pedido José Martí— ni
a los aportes de la poesía tradicional española (el Roman-
cero, Lope, Góngora), ni a los neologismos que la vida y
la literatura van creando. Cómo fue capaz de romper con
la estructura y los recursos poéticos tradicionales en Ele-
gía a Jesús Menéndez, al tiempo que, como ha expresado
Mirta Aguirre, —quien lo consideraba “el más alto poema
en la que el sujeto es el propio poeta, son los habitantes social cubano”— supo, “gracias a recursos de intrínseca
del solar los que hablan. En lugar de buscar en la estruc- musicalidad, [...] salvar el escollo trazador de fronteras en-
tura de la rumba o la conga —como se había hecho—, el tre el verso y la prosa”, y hacer de los datos bursátiles, las
modelo para conformar sus poemas, acude al son, el hijo estadísticas, las cifras, pura poesía.
mulato de España y África, el más transculturado de los Pudiera hablar de estas y otras demostraciones de la ca-
ritmos cubanos; y, como ha reconocido la crítica, el más pacidad innovadora de Guillén, que implica una voluntad
importante hallazgo poético de Guillén. poética abierta, nada conforme con lo logrado, nada escle-
Evidentemente, esos y otros recursos indican osadía, ca- rosada en recursos probados dentro de su obra anterior;
pacidad de producir lo novedoso, desafío a lo establecido, pero que también prueban una sistemática maduración
valentía para enfrentar los riesgos, transgresiones. Guillén de esos recursos, de esos ejes temáticos; prueban la cons-
demostró con ello ser un “poeta joven”; pero ¿no indica tante superación de esa madurez inicial de que hablaba
esto también una temprana madurez? ¿No son esos po- al principio. Pero quiero reservar las líneas que me que-
cos poemas obra de un escritor con oficio literario? ¿No dan para comentar brevemente los últimos poemarios de
demuestra esa decisión de probar nuevos caminos, tanto Guillén, porque más que antes, la crítica insistió en su
desde el punto de vista social como eminentemente litera- carácter “juvenil”.
rio, una determinada experiencia de vida y de poesía? El Quizás, como ya traté en un texto anterior, el hecho de
hecho de renunciar a su poesía posmodernista, al punto la publicación de Tengo en 1964, que generó variadas y
de no querer publicar su poemario Cerebro y corazón, y encontradas opiniones entre sus receptores, motivó que
de separarse de los que —entre los años 1928 y 1930— muchos lectores y críticos se sorprendieran ante la “juven-
practicaban una poesía demasiado aferrada a la tendencia tud” de los poemarios guilleneanos a partir de El gran zoo
futurista, para arriesgarse en otra vía, no transitada, de —como se sorprendieron por sus poemas de amor, cuando
la vanguardia poética, ¿no está indicando la existencia de Fayad Jamís los compiló en 1964. Al publicarse Tengo,
un poeta con un proyecto literario nada improvisado, nada si bien muchos aplaudieron la esperada aparición de un
desbocado? poemario de quien, desde los años 30, había reclamado
Revolución y Cultura

Pero esto solo fue el principio. En su segundo libro Sóngo- y hasta vaticinado un cambio radical en el panorama so- 13
ro Cosongo reestructura el camino. Se queda con lo esen- cial cubano; otros —los que pretendían un urgente cam-
cial de Motivos..., renuncia a la imitación fonética, amplía bio en su discurso poético— opinaron que Guillén había
el horizonte del negro, hace más evidente el mestizaje cul- ya cerrado su ciclo fértil, al comprobar que no significaba
tural cubano y algunas de las causas socioeconómicas de una superación formal renovadora en relación con su obra
la presencia negra en Cuba y de los males que la sociedad anterior, sino solo la variación del eje temático, informa-
hegemónica les causó. do por el júbilo del hablante lírico ante el nuevo contexto
En ese poemario se definen unitariamente las tres vías nacional.
del tratamiento guilleneano de lo nacional, desde el punto Quizás por ello, cuando en 1967 el ya sexagenario Nicolás
de vista étnico: la valoración de la presencia y el aporte publica El gran zoo, la sorpresa por ese alarde de nove-
dad creativa hizo que achacaran solo a la innegable zona Quiróptero
juvenil de la personalidad guilleneana la creación de lo de una paciencia extraordinaria
que, sin dudas, constituyó el salto cualitativo que los más no exento de crueldad,
escépticos negaban como posibilidad —a pesar de que al- sobre todo
gunos de sus poemas habían aparecido en publicaciones con los ajedrecistas y los novios.
periódicas desde 1959—; pero si se revisa El gran zoo en Sin embargo,
comparación con lo escrito antes, incluso sus primeros in- es cordial a las 3 menos 1/4
tentos vanguardistas, se comprobará que su poética no es tanto como a las 9 y 15, los únicos momentos
ajena a la que conformó Guillén a lo largo de más de cin- en que estaría dispuesto a darnos un abrazo.
cuenta años de práctica artística; solo que en un nivel más Casi sobran los comentarios. Lo de menos es la común ape-
alto de realización. El propio Guillén, en el prólogo que lación a la prosopografía o la reiteración de la imagen del
escribiera para la segunda edición (1971), expresó, con su abrazo de las manecillas del reloj. Lo de más es que el joven
característico humor: vanguardista Nicolás Guillén enfoca el tiempo con una ac-
Se ha dicho, y yo creo que es cierto, que un autor no titud solemne, seria, responsable, casi filosófica, mientras
tiene más que un solo libro. Los otros, cuando los hay, que el sexagenario Nicolás lo toma con desenfadado humo-
son variaciones sobre el primero [...] En cambio, se ve rismo. De todos modos, el primero no da datos para con-
muy bien (cuando el día está claro) el deseo de decir siderar a su autor como un “poeta joven”, ni el segundo, a
lo viejo con alguna novedad. ¿Se puede? Inténtense al pesar de la coincidencia temática, indica un salto atrás en
menos. ¿Se logra? Más tarde se sabrá. busca de una voz juvenil, que no necesitaba el gran poeta.

Solo por recordar algunos ejemplos en cuanto a tono o Comparaciones similares pudiéramos hacer en cuanto a
estructura, sin contar coincidencias temáticas, se pue- La rueda dentada, especialmente en los “Epigramas”, que
den mencionar “Odas mínimas” o “Reloj”, de su etapa de recuerdan otros que, sin esa categorización, aparecieron
ruptura vanguardista, otros no recogidos en sus libros en libros anteriores o en publicaciones periódicas, pero
anteriores como “Tren”, que había quedado inédito hasta que van mucho más allá, hasta satirizar parte de la letra
1962, “Miedo”, escrito en 1937 y publicado en el 45, o “Los del Himno nacional, o las inacabables referencias a José
duques”, que satiriza la relación de la princesa Margaret Martí; criticar el racismo desde el humor, o burlarse del
de Inglaterra con el duque de Windsor, además de varios soneto, estructura poética que tanto amaba. O los retratos
epigramas en diversos poemarios. De todos estos, en este de pájaros y pintores que pudieran entrar sin desdoro en
caso sí por su cercanía temática, vale recordar “El reloj” otro Gran Zoo entrañable.
14
Revolución y Cultura

primigenio y el de El gran zoo. El primero dice: Pero quizás lo más interesante en este poemario sea la
Me gustan ciertas horas, como las 3 menos cuarto, recreación, o más bien el diálogo, con formas poéticas
porque el reloj parece que tiene anteriores, sobre todo en los poemas de amor que inclu-
una actitud fraterna, acogedora, ye. Esa relación con formas o tendencias poéticas previas
como si fuera a darnos un abrazo. es una de las facetas más características del Guillén de
El tiempo, así, es un Cristo en agonía todos los tiempos. No teme (¿osadía juvenil o seguridad
que por la herida del costado en su propia voz?), acercarse a lo romántico, lo modernis-
va desangrándose sutilmente ta, y aun, como ha dicho Jorge Luis Arcos, a la expresión
entre el Futuro y el Pasado. de los Siglos de oro. Solo que en La rueda dentada el poe-
Mientras que el de El gran Zoo dice: ta hace explícito ese diálogo, lo que lo actualiza e iden-
tifica dentro de la poética de Guillén, según se aprecia teresantes recursos son del mundo de la tipografía: en la
en “Cómo no ser romántico” o “A veces”; o está implícito, composición de la página, en los recuadros, en las señales
pero claro, en otros como “Canción”, “Pas de teléphone” que va dando el poeta en cada caso.
o “Nieve”. El uso de la intertextualidad es uno de los valores más sig-
¿Qué decir de “Digo que no soy un hombre puro”, escri- nificativos de este libro, no solo por las innumerables re-
to en momentos cuando en Cuba los jóvenes luchaban ferencias a otros autores, obras, informaciones, anuncios
por erradicar tabúes morales ante la incomprensión y los publicitarios, sino por la estructura entonacional que re-
prejuicios de mucha gente y aun de instituciones? Creo meda con éxito la retórica de cada momento histórico y de
que, por una parte, ese comprometimiento con lo más li- cada vehículo comunicacional. Es, a mi modo de ver, su
beral de la polémica ética de los 60 y los 70 parte de la libro más innovador, comparable solamente, en cuanto a
amplitud de miras guilleneana en cuanto a las conductas procedimientos artísticos, a su “Elegía a Jesús Menéndez”.
humanas y, por otra, de su nunca negada identificación Los tres últimos poemarios de Guillén demuestran que la
con los jóvenes, aquellos con los que le gustaba dialogar capacidad de innovación no es exclusiva de poetas jóve-
en los portales de la UNEAC, y otros, todos. Pero lo hace nes. Calificados por la crítica como “juveniles”, por su fres-
desde su posición de poeta hecho, de regreso de todas las cura, optimismo, gracia y voluntad lúdicra, son, sin em-
experiencias. Y aunque este poema fue primero conocido bargo —sin negar esas características—, libros maduros,
casi clandestinamente —no fue publicado en Cuba hasta obras de poeta experimentado, dueño de su instrumental
varios años después de escrito— sirvió para legitimar mu- expresivo, y satisfecho de las ganancias líricas de su obra
chos de los criterios de los jóvenes —especialmente de los precedente. La búsqueda de nuevos caminos expresivos,
jóvenes escritores— de aquel entonces. si bien puede ser considerada una actitud excepcional en-

La misma búsqueda de nuevos meandros dentro del río tre los que ya han alcanzado una voz propia y reconocida,
de su obra se manifiesta en El diario que a diario, una es en Guillén algo consustancial, que como hemos visto,
reconstrucción paródica de la historia de Cuba, desde los mantuvo a lo largo de toda su producción poética.
siglos germinales hasta la gesta del Moncada, median- Lo dicho por Ángel Augier refiriéndose a El gran zoo, vale
te una estructura novedosa, que incluye prácticamente para los otros dos poemarios guilleneanos de los 70:
todas las variantes comunicacionales, sobre todo de la Se tiene la impresión de que solamente quien está de
prensa plana, lo que constituye una ruptura con su obra regreso de todas las aventuras poéticas, es capaz de
anterior, idónea para ser oída, mientras que El Diario… crear un nuevo orbe lírico en el que se siente latir la
es el único poemario guilleneano que exige ser disfrutado época y sus problemas, con recursos de tan difícil faci-
mediante la lectura. lidad y dentro del espíritu combativo y de gracia lírica
Revolución y Cultura

Por otra parte en este, su último libro publicado en vida, de toda su obra. 15
Guillén lleva casi al límite recursos como la parodia, el Efectivamente, sus tres últimos poemarios son consecuen-
choteo, la carnavalización; y cuando la seriedad del tema y cia y culminación de una experiencia lírica y vivencial de
el compromiso político del autor no admiten estos medios casi medio siglo; y son, al mismo tiempo, la demostración
expresivos y composicionales, el libro mantiene su unidad del triunfo de Guillén —el hombre, el político, el poeta—
estructural mediante el aparente distanciamiento de un consustanciado con el triunfo de su Revolución. Son obra
“Aviso”, un volante, la portada de un libro, una gacetilla; de un poeta maduro, solo que no esclerosado, no dormido
todo dentro del mundo editorial y siempre mediante suge- en sus laureles, sino abierto a sus propias amplias posibi-
rencias, códigos, apuntes, que hacen participar al lector lidades creativas.
en su definitiva interpretación. Algunos de sus más in-
Jardín,
una experiencia crítica*

Zaida Capote Cruz


Investigadora titular en el Instituto ¿C ómo enfrentar un texto como Jardín? ¿Quién necesita una
edición crítica? ¿Qué clase de edición crítica? La verdad, aún no sabía
de Literatura y Lingüística, tiene ya
cómo ni quién ni qué cuando decidí ocuparme de la novela. Todo lo
a la venta su último libro:
que tenía entonces eran dudas. Hacía mucho soñaba con hacer una
Loynacianas. edición crítica o cuando menos anotada; pero los manuscritos de la
novela habían sido donados por Dulce María Loynaz a Aldo Martínez
Malo para el Centro Hermanos Loynaz de Pinar del Río. Y el mítico
celo de Aldo con aquellos papeles, que gustaba de mostrar a la luz
de una vela, misteriosamente, mientras leía algún fragmento ante los
azorados ojos de sus invitados, parecía eternizar mi sueño. La prime-
ra vez que leí, a instancias de Enrique Saínz, la novela de Dulce María
Loynaz, no podía sospechar que alguna vez aquel sueño dejaría de ser
una ilusión eterna. Una colega sabia, Rosa González, solía animarme,
y la vida le dio la razón. Contra todo pronóstico, la oportunidad llegó
cuando ya había dejado de esperarla y me ocupaba en otros temas.
Una tarde, Nuria Gregori, directora del Instituto de Literatura y Lin-
güística, donde trabajo, me pidió que fuera en representación suya al
Ministerio de Cultura a discutir el destino de aquellos papeles otrora
tan celosamente custodiados por Aldo y que tras su muerte su fa-
milia decidió ofrecer al Estado cubano. En aquella sesión se decidió
ejecutar cuanto antes la compra y mi sueño pudo renacer aun más
saludable.
Meses más tarde, en el Museo de la Música, destino elegido por sus
azarosos propietarios como depósito inicial, me ofrecí a catalogar el
fondo en compañía de Roberto Núñez Jauma, archivero del Museo, y
cada minuto trajo un descubrimiento. Allí estaba, para mi sorpresa, la
copia mecanografiada de la traducción de Dulce María de Ella no res-
ponde, de Matilde Serao, que muchos daban por perdida, y había, ade-
más de fotografías familiares, álbumes de recortes y otros documentos
de interés, los tan ansiados manuscritos de la única novela de Loynaz.
No puedo recordar sin emoción lo que significó tener aquellos papeles
frente a mí, luego de tantos años de clausura inalcanzable. Ensegui-
da decidí, una vez terminado el trabajo de catalogación, comenzar
a trabajar para rescatar lo que pudiera y ponerlo al alcance de los
lectores de Dulce María, ansiosos seguramente como yo de entender
el proceso de escritura de la novela y merecedores de poner fin a al-
16
Revolución y Cultura

gunos mitos más o menos establecidos.


Pero antes quise pagar una vieja deuda. La traducción de la novela
de Serao, tantas veces aludida y que muchos creíamos perdida para
siempre, era una entrada más simple en esa papelería. Cuando asistí
a los festejos por el aniversario 25 de Ediciones Vigía en Matanzas
llevé como regalo la propuesta de publicar la novela y el resultado fue
estupendo. El cuidado editorial de Laura Ruiz, la magnífica visualidad
y las sugerentes texturas imaginadas por Mayra Alpízar y llevadas a
*Parte del libro Loynacianas, de próxima hecho por los incansables artesanos de Vigía, me dieron fuerza para
aparición por Ediciones Extramuros. seguir trabajando con la papelería de Loynaz. Entonces decidí em-
Leer Jardín en sus manuscritos, asistir al
acto mismo de escritura, con sus dudas y
sus alumbramientos, es una experiencia
singular. Sobre todo, porque los documen-
tos nos hacen dudar de su importancia.
Como quienes lo supieron antes contaban
una y otra vez, la novela está efectivamen-
te escrita en varios cuadernos escolares,
la mayor parte de las páginas a lápiz, y
aunque el texto se veía bastante limpio,
no faltaban correcciones superpuestas o
trozos de papel pegados sobre la hoja con
el fragmento corregido en limpio e, inclu-
so, ciertos casos de incertidumbre en que
convivían varias palabras entre las cuales
la autora no terminaba de elegir su favo-
rita. La aventura de Jardín, vista de cerca,
ofrecía más; en las primeras libretas, donde
aparecían capítulos dispersos o fragmen-
tos, también había datos de vida cotidiana,
como el mínimo bosquejo de un plano con
habitaciones separadas para las herma-
nas Loynaz; el registro de una dirección en
Roma; copia de otros documentos (el código
civil o la Vida de San Jerónimo); dibujos de
Bárbara y hasta el borrador de una carta a
Ofelia Rodríguez Acosta o una epístola en
verso para Enrique Loynaz, alias Chachito,
que su hermana Dulce María al parecer le
envió desde Europa. La idea de que esos
cuadernos habían acompañado a una jo-
ven poetisa trashumante los dotaba de un
aura de cosa sacra, de reliquia del pasado,
que impresionaba a quien, como yo, no es-
peraba algo así (para ser sincera, todavía
no sé lo que esperaba).
Pues bien, aquellos primeros cuadernos
venían acompañados de otros cuyo orden
se exponía en letras sucesivas de la A a
la E donde el texto de la novela aparecía
copiado en limpio. Podría haber trazado
el proceso de formación del texto, hacer
el recorrido de un fragmento a otro, pero
no me di cuenta de esa peculiaridad hasta
que había avanzado en la transcripción y
el cotejo de los manuscritos y es algo que
cedo a algún entusiasta del futuro; porque
no creo que pueda enfrentar de nuevo el
trabajo de esclava que significó transcribir
aquellas páginas, aun cuando solo tuviera
que organizar la información.
prender de una vez la tan ansiada edición ¿comentada, Había fragmentos transcritos en otra letra, presumi-
anotada, crítica? de Jardín. Siempre tuve muchas dudas blemente de Enrique Loynaz, la única persona a la que
y prejuicios. Las dudas, sobre si lograría por fin desentra- Dulce María mostrara los manuscritos de la novela. Una
ñar el sentido de la novela; los prejuicios, porque no sabía nota de Enrique al comienzo de una de las libretas de la
a derechas cómo emprender una edición crítica. Al inicio segunda versión (digo segunda por guiar más o menos
Revolución y Cultura

anuncié una edición anotada, algo que no me comprome- a mis lectores; en puridad, hay fragmentos que tienen 17
tía demasiado. Sin embargo, a medida que avanzaba e iba varias versiones y otros solo un par) confirma esa su-
ganando confianza en mi trabajo y mirando de cerca otros posición. En ella da cuenta de su labor de poda y del
proyectos de edición crítica (trabajaba sin modelo, sin ascendiente que tuvo siempre sobre su hermana favorita.
otras normas que las que yo misma fuera ideando, pues La corrección casi obsesiva de la novela, el diálogo consi-
la Editorial Letras Cubanas carece de un formato más o go misma que muchas veces asoma en los márgenes de
menos orientador para estos casos), fui convenciéndome, la escritura, las reflexiones gramaticales sobre el empleo
tras varias largas conversaciones con Ambrosio Fornet, de uno u otro término, la imaginación editorial, pueden
siempre disponible y atento, de que lo que iba saliendo de rastrearse en momentos de sinceridad donde, sin tapu-
mis manos bien podría considerarse una edición crítica. jos, Loynaz reconoce un capítulo como “obra maestra” o
cuando, pensando en dividir gráficamente la voz del per-
sonaje de la del narrador, propone imprimir una parte en
tinta roja y otra en azul. Hubiera sido hermoso, pero hoy
nos parece sencillamente una ilusión inalcanzable. Y hu-
biera sido hermoso, también, poder reproducir no única-
mente ideas como esa o comentarios al margen. Hubiera
sido un acto completo de rescate publicar la novela con
todas sus variantes, anotando aquí y allá las dudas de Lo-
ynaz, sus reflexiones, las leves transformaciones de tono
inoculadas por un cambio apenas perceptible de vocablo.
Pero, pensando en cómo hacer más productivo este reen-
cuentro de la novela con sus ávidos lectores de siempre,
imaginé cuánto espantaría a otros, menos avezados, un
libro con tantos recovecos. Sería la gloria para unos pocos
eruditos y amantes del detalle; pero alejaría aquella edi-
ción en ciernes de miles de otros destinatarios. Dudé mu-
cho, y aunque supe siempre lo imposible de asumir una
edición detallada con todos los elementos visibles en los
manuscritos, fantaseé un poco con la posibilidad de una
edición tan erudita. Pero la realidad pudo más. No solo
porque un trabajo de esa clase me hubiera comprometi-
do demasiado y me hubiera ocupado largo tiempo, sino
y sobre todo porque contribuiría a exponer Jardín en la
vitrina de las armas antiguas, de las porcelanas frágiles,
de los graciosos muñequitos de biscuit que deben admi-
rarse sin tocarlos, so pena de quebrarlos. Y yo no quería
algo así para Jardín, no más, no ahora. Anhelaba paran-
gonar la de Loynaz con las grandes novelas cubanas del
siglo XX, como Paradiso y El siglo de las luces; alejar de
una vez la vergonzante imagen de “una poetisa que escri- derecho a exponer mis conclusiones con libertad. Eso es
be una novela” (engaño urdido por la propia Loynaz), si lo que garantiza una edición crítica. Nada más.
había oportunidad de hacerse al mar de la letra impresa. A más del cotejo de las ediciones preexistentes —la edi-
Para conseguirlo, debía desterrar mucho de lo previa y ción príncipe, publicada por Aguilar en Madrid en 1951;
comúnmente aceptado sobre la novela, esa idea con la la de la Editorial Letras Cubanas, en La Habana de 1993
cual enfrentamos cotidianamente la obra de Dulce María (reimpresa en 2002); la de ese mismo año de Seix Barral,
como si fuera una serie de monstruos inesperados y no que vio la luz en Barcelona— y con las varias versiones
fruto de la dedicación y disciplina a que ella supo some- manuscritas y el mecanuscrito, elegí anotar no solo re-
ter su innegable talento. Hay intención en Jardín, quién ferencias contextuales sino también añadir reflexiones
puede dudarlo; pero allí donde alguien ha visto, guiado sobre la calidad formal de la novela y sus estrategias de
por su autora, una historia monótona y sin ambición, yo escritura, además de las habituales notas informativas
elijo ver, como Fina García Marruz, entre otros pocos, una sobre personajes, hechos, lugares u obras citados por
escritura cuidadosamente planeada; una novela estruc- la autora, lo cual dilató tremendamente el trabajo y me
turalmente impecable (nada sobra en ella, ni la irónica puso ante un par de dilemas. El primero, de muy difícil
inclusión del “cuento pasado de moda”) y un mundo de resolución para mí, totalmente inexperta en tales lances,
alusiones y referencias a la historia y la cultura humanas consistía en qué anotar y cómo hacerlo. Luego de pensar-
que le otorgan una profunda densidad de sentido. lo mucho decidí por fin consignar todas las referencias
Pero volviendo a la edición crítica, al principio incluso posibles utilizando un modelo común, incluso para aque-
dudaba si nombrarla así; se han visto muchas otras, se- llas previamente conocidas. Mi idea era, además de hacer
dicentes críticas, que no llegan a serlo de ningún modo. una obra coherente, equiparar toda la información, de
Y me avergonzaba no conseguir un trabajo digno de la manera que sirviera lo mismo a un sabio que a un imagi-
novela. Entonces, pensé simplemente llevar a cabo una nario lector novel de Jardín, cuyos referentes distaran no
“edición anotada” —alusión a un hecho incontestable: solo de los de Loynaz sino incluso de los míos, de manera
tendría notas—, pero todavía ignorante de la posible pro- que pudiera comprender el sentido de cada referencia y
fundidad de mi lectura. Andando el tiempo (estuve un aprender sobre autores, obras o mitos referidos sin sentir
par de años o más en ese pantano de la indecisión, mien- que la novela lo estaba poniendo a prueba todo el tiempo.
tras acumulaba miles de notas) decidí calificar mi trabajo Hubo momentos cuando me sentí como Edipo ante la
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Revolución y Cultura

de “edición crítica”. ¿Por qué crítica? Me convencí, final- Esfinge. ¿Cómo encontrar el rumbo correcto para desen-
mente, de la inexistencia de un modelo único para algo trañar las señales que, aun teniéndolas enfrente, se me
así, y escuché la voz de los materiales a mano, que a me- escapaban? Ahora parece cosa de risa, una tontería, pero
nudo orientan o, como quien dice, autorizan, cuál edición se convertían en grandes enigmas que me tuvieron bas-
es posible. Había encontrado un sinnúmero de varian- tante ocupada. Recuerdo por ejemplo cuánto desasosiego
tes textuales y descubierto citas o referencias veladas a me producía la inscripción latina en el frontispicio del
obras propias y ajenas, creía tener una idea más o menos pabellón del jardín: cuando una lee la novela por primera
clara sobre la intención de Dulce María al redactar Jardín vez, da por sentado que no es más que una alusión a un
o, cuando menos, podía aportar un par de explicaciones hábito constructivo; pero cuando se trata de entender la
más o menos plausibles. En fin, había trabajado, y tenía novela, la más mínima señal puede tener sentido, así que
investigué, averigüé, pregunté, molesté a mucha gente, proyectos como aquel donde imaginaba alguna escena de
pensando que tendría un correlato real. A punto casi de su próxima novela ambientada en el puerto al atardecer y
convencerme de que no se trataba de una referencia es- muchas otras, todas indicadoras de la profunda reflexión
pecífica, sino de la alusión a las tan frecuentes inscripcio- que dedicara a la armazón de la novela y de la calidad de
nes de las villas romanas, pasé a otra cosa: me dispuse magma creativo de esos manuscritos.
a comprobar las lecturas de Bárbara que yo desconocía. Jardín es una novela compleja, y su anécdota, escudada
Entonces descubrí que “Parva domus” era el nombre de en la reticencia de lo mínimo, parece eludir claras refe-
la casita de campo familiar del protagonista de Jack, la rencias históricas; sin embargo, hay ahí no solo múlti-
novela de Daudet. Como mucha gente de mi generación, ples registros de época o de otras obras literarias, sino el
había leído Tartarín, pero nada más. Si no hubiera insis- testimonio de las opiniones de Loynaz, de su existencia
tido en leer los libros que Bárbara leyera y yo desconocía, en aquel mundo. Vista en sus manuscritos, la novela se
no lo hubiera descubierto. Ahora bien, ¿es un dato im- antoja concienzuda labor de taracea, expresión cabal de
portante? Puede que sea un dato superfluo; sin embargo, una dedicación intensa al trabajo intelectual, y nos con-
me empeñé en encontrar la mayor cantidad de claves del firma que su autora no fue solo inspirada poetisa, sino
texto y cada leve señal percibida sufrió mis intentos de arquitecta de un texto cuya modernidad puede parango-
explicación. Así puede comprobarse cuán literaria es la narse —no solo sin sonrojo sino incluso con mérito— con
novela, hasta qué punto es una construcción consciente sus contemporáneas.
y trabajada incansablemente por su autora. Hay, toda- Cuando se lee despacio afloran datos suficientes para
vía, signos indescifrables y habrá, incluso, otros que ni avalar una edición crítica. La edición de Aguilar es la más
siquiera pude ver. Ya aparecerá quien pueda verlos. Hice fiel a los manuscritos, salvo algunas pocas “correcciones”
lo que pude y llegué todo lo lejos que imaginé y aun más. para hacer el texto más potable al lector español: bombillo
Algunas notas de carácter histórico acompañan el texto. se convirtió en bombilla, una palabra que para nosotros
Referencias a hechos de época como el último vuelo de tiene más que ver con el alumbrado público que con las
Amelia Earhart o la construcción del canal de Panamá lámparas domésticas, y nuestros humildes gorriones se
se entremezclan con datos propiamente biográficos de transformaron en pinzones al pasar del manuscrito crio-
Loynaz, como su actuación como vocal (o al menos su llo a la edición madrileña. La realizada por Ana Victoria
presentación pública en tanto tal), junto a su madre y Fon en 1993 para Letras Cubanas, muy concienzuda, tie-
su abuela en las filas del Partido Nacional Sufragista; o ne además el mérito de haber sido consultada con Dulce
el dato de que el asesinato de sus bisabuelos maternos María, quien la autorizara con una nota inicial y es, ade-
fue pasto de la prensa de la época y motivó una de las más, la de mayor circulación en Cuba. Aunque trabajé a
primeras series de la crónica roja en Cuba, publicadas partir de ella incorporé algunas explicaciones e hice algu-
en el periódico La Lucha. La sublimación, podría decir- nas restituciones de la primera cuando entendí que las
se, de sucesos de tan profundo arraigo en la vida fami- correcciones se alejaban del sentido del texto. Recuerdo
liar de Dulce María —constituyentes incluso de hábitos por ejemplo una alusión a la “madre saturnal que devora
posteriores que bajo su luz nos parecen más fácilmente a sus propios hijos” que se había convertido en natural,
explicables— aparece señalada también. Sin embargo, o “un poso de vino” devenido en “un poco” en todas las
puedo confesar que, no más concluido el procesamiento ediciones conocidas, confusión que, con los manuscri-
editorial del texto por su editora, Esther Acosta Testa, en tos enfrente, no tenía sentido mantener. O, más adelan-
quien el libro halló la sensibilidad, inteligencia y entrega te unos “reyes” convertidos en “rayos”, y así. Muchas de
necesarias, comencé a dudar de nuevo acerca de cómo las necesarias correcciones introducidas en el texto esta-
hubiera sido mejor exponer mis hallazgos, sospechas y blecido por mi edición crítica podrían deberse a erratas
convicciones sobre la novela. Todavía hoy sigo dudando. simples, como esta última, pero decidí registrar todas las
Pero eso no alcanza a asfixiar el orgullo de una lectura variaciones advertidas para que quien enfrente la novela
comprometida y admirada de Jardín, tantas veces mini- en el futuro sepa cuán diferentes son sus contadas edi-
mizada por la preferencia frecuente por su poesía, ade- ciones. La de Seix Barral, presumiblemente la de mayor
más de por su endémica escasez en nuestras librerías. circulación entre los lectores contemporáneos de Loynaz
Dulce María dudaba también; pero la suya sí era una allende nuestras costas, es un dislate total. Y totalmente
obra maestra. En el margen de uno de sus cuadernos inesperado, claro, para quienes confiábamos en el proba-
escribió sobrecogida: “Hay una cosa terrible, y es que voy do profesionalismo de esa editorial. Plagada de desatinos
a morir sin saber si esto vale o no vale”; yo no he dudado y supresiones, es la peor de todas, la más desaliñada,
tanto, pero no han sido pocas las veces en que estuve a algo explicable quizás por la premura de sacar provecho
punto de desistir. A Esther, la editora y primera lectora comercial a la novela de la por entonces reciente ganado-
de mis notas, debo haber recuperado, cuando estaba casi ra del Premio Cervantes, pero injustificable de cualquier
perdida, la fe en mi trabajo. modo.
Una edición crítica es un arduo laboreo durante el cual Como suele ocurrir, la novela fue dándome pistas para
va forjándose la apariencia final del texto. A medida que entenderla mejor. La lista de las lecturas de Bárbara, por
Revolución y Cultura

avanzaba en mis descubrimientos o suposiciones, se me ejemplo, es un sendero claro en medio de tan inextrica- 19
aclaraba cómo disponer una información, exponer una ble selva de señales. Ya mencioné Jack y “Parva domus”;
relación con otro texto o con el contexto histórico, expli- pero hay escenas sacadas de otros libros que alcanzan a
car cada impresión al leer un pasaje concreto. Al mismo justificar ciertas actitudes de la protagonista. Quien ha
tiempo, en el cotejo de las versiones afloraban variantes leído el Werther de Goethe o la María de Isaacs en la ado-
insospechadas —la elección inicial de un nombre para lescencia difícilmente escape a la añoranza de un amor
el personaje masculino, Arturo, que luego perdió, o las romántico y misterioso, como el del marino; o desprecie
alas que Bárbara tuvo brevemente en una de las prime- la comunicación epistolar, como en la serie de cartas ha-
ras variantes del episodio del mirador, en curso libre a llada por Bárbara en el baúl. También podemos percibir
la imaginación, aún sin disciplina—, dudas de la autora, en el jardín sobredimensionado de su entorno una voraz
amenaza tras saber de La vorágine. Pero entre todos los
componentes del entramado simbólico de Jardín su cer-
canía a la Biblia y las hagiografías es el más insistente y
para mí el más inquietante. Solo una lectura frecuente
de tales textos puede guiarnos en la comprensión de la
novela (el incansable devorar de Bárbara de “montañas
de libros”, semejante a la deglución, a la incorporación
literal de la palabra divina, o la alusión a la necesidad
de la fe para andar sobre el agua, o a la parábola del
sembrador, entre muchas otras referencias bíblicas). Su
mundo libresco marca también la identificación de los
personajes: al joven de la fotografía cree haberlo visto an-
tes en la lámina de un libro, y el marino, uniformado, le
recuerda al almirante Nelson en Trafalgar; ella misma,
cuando escapa con él, va convirtiéndose en un “angelito
de viñeta” en una lámina donde él es el heroico (y único,
claro) protagonista.
En otro sentido, no ya literario, sino vital, hay en los ma-
nuscritos de la novela alusiones al habla, la geografía y
las costumbres cubanas que no siempre pasaron a las
versiones editadas, pero cuyo registro en esta edición crí-
tica permite apreciar la voluntad de Loynaz por arraigar
E n varias ocasiones he leído que los poetas cuidan de la
ciudad. Y es verdad. Son espejos donde el hombre puede
su historia en un contexto criollo (medios puntos, vitra- contemplar la valía de sentimientos propios en la virtud
les, miraguano, batas de casa), ya notada por María Do- de otros. Ponen a trasluz lo que oculta el alma y arrancan,
lores Ortiz. Por otra parte, numerosas referencias a he- muchas veces de a golpe, como quien busca desnudar el
chos y personajes históricos y obras artísticas acentúan corazón ajeno, pasiones y furias empedernidas. No imagi-
la percepción de la novela como fruto de un diálogo inte- no un mundo sin poesía, pero no la concibo solamente des-
lectual más que una creación puramente emotiva. New- de el verso, más bien la vislumbro como el acto de creación
ton, Einstein, Lavoisier se aluden en el texto tanto como que se esconde en cada obra de amor. Desde el mismo
Longfellow, Martí, Whitman o Quevedo. Hechos actuales instante que una madre abraza a su hijo, o un pintor se
en la época de escritura de la novela o noticias notables enamora de su pieza, ahí habita una magia poética que
de los años de infancia de su autora (como la construc- los hombres llaman amor.
ción del Canal de Panamá) conviven con otros menos in- El caso de Cuba es excepcional, el fenómeno de la insu-
teresantes, relatados en el irónico tono con que Loynaz laridad marca de forma tal, que la poesía se alza como la
deja constancia de su frivolidad, como las carreras au- forma de expresar las singularidades de una Isla en las
tomovilísticas. Aparecen también, en una visión más ge- manos de un bardo. La generación de los 90 fortaleció el
neral, la guerra y sus motivos subyacentes, la credulidad vínculo inexorable de la lírica con la necesidad primigenia
popular y el inevitable riesgo de muerte. Pero filtrados de comunicarse y proferir verdades a través de la literatu-
por el afiligranado lenguaje de Loynaz, tales prosaicos re- ra. Caridad Atencio da fe de lo anterior. La poeta es como
ferentes terminan por sumergirse en la aparentemente el atardecer, sereno, pero con ese tono de fuego escondi-
inextricable densidad simbólica de su novela. do tras colores pasteles. Con extrema sencillez confiesa
Leer Jardín como se lee Paradiso o Los pasos perdidos poseer sensibilidad excesiva, algo de lo cual el lector es
puede parecer un rebuscamiento innecesario. A fin de testigo en sus cuadernos. El ensayo también ocupa parte
cuentas, ha sido a menudo considerada novela menor, esencial en su oficio, donde se asiste, desde otro método,
muy por debajo de tales títulos, solo admirable para un a encuentros con la lírica. Unas veces callada y otras tími-
puñado de snobs que confunden elegancia en el lengua- da, lo cierto es que Atencio figura como creadora original,
je con talento narrativo. Para muchos su autora no es ofreciendo motivos, una vez más, para confiar en el vigor y
más que un ave rara cuyo mayor interés proviene de la el alcance de este género.
aristocracia familiar o la peculiaridad de su formación,
o de su aislamiento en La Habana de la revolución. Sin —Tus comienzos en la literatura. ¿Influencias de algún
embargo, muchas hijas de la burguesía criolla hubo, e autor?
hijas de generales, tanto como mujeres de la vieja cla- —Acabo de leer en un libro de memorias que cultivar un
se que no hallaron espacio digno en un mundo que las arte es un regocijo que termina en desgarramiento. Qué
repelía deliberadamente; ninguna consiguió escribir algo curioso. Todo empieza, creo yo, en ese proceso al que
tan perdurable como Jardín. Parece inevitable recordar aludes, en esa necesidad de trocar ese desgarramiento
los prejuicios que dictan que la mujer se apega más a en regocijo de alguna forma. Y descubrirlo, a veces, te
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Revolución y Cultura

lo lírico que a lo narrativo, que los textos femeninos son lleva buena parte de la vida. Ocurre también lo contrario,
mucho más autobiográficos que los de autores y muchos esa energía, ese ludibrium de la creación te desgarra con
más. Jardín, sin embargo, nos ofrece el enigma de su el tiempo, por todo lo que exige de ti. Me asombré de mi
complejidad, bastante similar a la de esas otras novelas misma bien temprano debido a una sensibilidad `exce-
cubanas tan alabadas, y solo ignorando esa complejidad siva´, pensaba yo, como algo molesto a la mirada de los
puede desconocerse su lugar en la literatura cubana. Mi otros, y un poco intolerable a la hora de sobreponerse y
edición crítica da cuenta de esa complejidad y contribuye vivir.
a su restitución al sitio que le corresponde por pleno de- Tenía facilidad para las asignaturas humanísticas desde
recho. He ahí su utilidad. muy pequeña, y ya en el Preuniversitario escribía algo a lo
que llamaba novelas, en las mismas libretas de la escue-
Caridad Atencio.
En la experiencia otra
de la poesía
Elaine Caballero la, y mis amigas devoraban a medida dar a las prensas lo que escribía y
Periodista, textos suyos que se iba desplegando la trama. Se decidí entregar algunos poemas a El
hacía cola para leerlas, sobre todo Caimán Barbudo. Fatalmente llegué
sobre temas culturales
cuando estábamos en la Escuela al allí el día de su cierre por la crisis y
son frecuentes en la prensa cubana. Campo. Un padre autoritario era lo la falta de papel, los ensobré y envié a
único que faltaba para sumarse a to- la revista Plural, donde trabajaba un
dos estos accidentes que te he con- amigo uruguayo al que había conoci-
tado. En la Universidad, cursando do en un evento literario en Cuba. El
Letras, escribía poemas, sin mostrar. día del examen de oposición por una
Creía que un filólogo era eminente- plaza en el Centro de Estudios Mar-
mente un crítico y no que pudiera tianos, donde aún trabajo, recibí un
llegar a ser, si había nacido con las sobre. Cuando lo abrí vi un número
cualidades, un creador con ventaja. de aquella revista dedicado a Cuba.
Puedo decirte que mi paso por los Allí estaban publicados mis poemas
talleres literarios fue efímero: en el con otros de gente ya famosa, lo que
pre, la excesiva timidez y la car- me dio una fuerza infinita para so-
ga docente me lo impidie- brepasar la prueba.
ron, después se inter- —¿Consideras a la poesía como la pri-
puso el azar, la no mera casa del hombre?
cor r esp ond enci a —Las “cosas” del mundo tienen un
entre mi ego na- diseño profundo para el espíritu.
ciente y el exce- Quizá por eso la poesía sea la mane-
sivo didactismo ra de reencontrarse con ese mundo,
de aquellos. A de intentar entenderlo. Pueden ser
cado rato me aplicadas a ella las palabras que al-
pregunto cómo guien intentó para clasificar el arte
pude dar el salto como “una eterna conspiración” o “la
de la afición a la felicidad más intensa que el hom-
profesión, pues bre puede procurarse”. La poesía es
realmente entre las contención en el desbordamiento y el
dos etapas hay un poema un mapa de una imagen inte-
abismo. He conta- rior, o como dijo un escritor español,
do en otra entre- “lo indecible dicho”. Últimamente he
vista cómo, sin pensado también que la poesía es lo
proponérmelo que quedó luminoso del fracaso.
con planifica- —Eres devota de la obra martiana.
ción, publiqué ¿Algún testimonio que quieras com-
Revolución y Cultura

por primera vez partir sobre el Apóstol? 21


nada menos —De José Martí habría tanto que
que en Plural, contar, que mejor es decir poco para
la famosa re- ser esencial. Creo que fue Jorge Luis
vista literaria Arcos quien afirmó que en su poesía
mexicana, ya se encuentra el más alto grado de in-
desaparecida. tensidad lírica dentro de la literatura
En 1991 co- de nuestra tierra. Ayer escuché de-
mencé a sentir cir a Retamar que era el autor más
que ya podía completo que había leído. Dos de sus
La entrevistada
en compañía de
amigos en el patio del
Palacio del Segundo
Cabo, antigua sede del
Instituto del Libro.

pensamientos que provocan en mí tarse. Claro que hibrido géneros al quitectura ideal.
centralidad hacia su obra son: “La escribir. Es un elemento que puede —La obra que te consagró como poeta
ingratitud es un pozo sin fondo, ––y ayudar a la hora de buscar la origi- —Creo que lo que me ha consagra-
como la poca agua, que aviva los in- nalidad. do como poeta ha sido el efecto con-
cendios, es la generosidad con que —¿Tienes algún método o disciplina? céntrico de cada libro sobre toda mi
se intenta corregirla. No hay para un —Pese a nuestro oficio la aridez es lo obra. Siempre la publicación y di-
hombre peor injuria que la virtud que natural. De ahí viajamos instintiva- vulgación de un libro, cuando tiene
él no posee. El ignorante pretencioso mente a la obsesión: resguardar esa algún valor, levanta ecos en los lec-
es como el cobarde, que para disimu- frase que nos quema o persigue. Des- tores y en la crítica, pero es la con-
lar su miedo da voces en la sombra. de que comencé a escribir me asaltan solidación de ese efecto, en sus más
La indulgencia es la señal más segu- frases en el sueño y la vigilia. A ve- diversas variables, lo que habla de la
ra de la superioridad. La autoridad ces con frecuencia, otras menos. Las valía del poeta.
ejercida sin causa ni objeto denun- anoto en mis libretas y las uso en la En mi caso publiqué primero mi ter-
cia en quien la prodiga falta de au- composición de mis poemas, que sí cer libro escrito: Los viles aislamien-
toridad.” Y otra muy relacionada con tienen una idea como centro. A ve- tos en 1996, en el 2000 el primero
lo que me preguntas sobre la poesía ces las dejo descansar y entonces, un que concebí, Salinas para el potro,
como primera casa del hombre: “La día, descubro que tienen entre sí una que estuvo en la editorial durante
mitad de los hombres pasó dormida íntima y secreta relación. Porque en diez años esperando que pasara el
sobre la faz de la tierra, comieron y lo refractario hay algo fragmentario, período especial, junto a Los cursos
bebieron, pero no supieron de sí”. porque en lo fragmentario hay algo imantados, que se distingue bastante
—En tus ensayos existe gran dosis de refractario. Creo en la yuxtaposición de los anteriores. Esta diferencia fue
lirismo. ¿Hibridas géneros al escribir? y consecutividad a un tiempo de las advertida por la crítica, a veces pen-
—Será porque son los ensayos de ideas en la imagen, y el realce que sando que eran consecutivos, y lle-
una poeta. Existen vasos comuni- este tipo de frases, debidas a la “ins- vados por el golpe de efecto que esto
cantes bien conocidos por los escri- piración” puede dar al poema; como provocaba. Luego Umbrías (1999), La
tores y por los críticos entre el ensayo creo en la necesidad de trabajar ex- sucesión (2004) y Notas a unas no-
y la poesía. Algo curioso: a muchos haustivamente la composición, que a tas sobre L.A. (2005), consolidaron
de nuestros renombrados escritores veces deviene en el estilo inimitable una trayectoria que se vio enriqueci-
22
Revolución y Cultura

contemporáneos que cultivan tan- del escritor. Quizá eso sea reflejo o da para unos y problematizada para
to el ensayo como la poesía, cuando brillantez de lo consciente en lo in- otros con la publicación de El libro de
les preguntas qué son en realidad, consciente, y del hecho de que siem- los sentidos, una especie de resumen
cómo clasificarlos dentro de las le- pre he concebido el poema como la de mi vida y de la vida de mi fami-
tras con un solo oficio, te dicen: poe- puesta en escena de un conflicto, lia, y conquistó el Premio de la Críti-
ta. Eso dice mucho acerca de lo que una de las formas de evitar lo nimio, ca en 2010. Algunos de mis lectores
venimos conversando. Es como un una de las fuentes de la vitalidad. El habituales dijeron que había abierto
pensamiento que se organiza desde poema se forma por acumulación y demasiado el diapasón de la poesía,
un centro lírico impecable, pero que descubrimiento. Atesorar, para un consagrando el relato dentro de la vi-
toma forma diferente de manifes- día impensado encontrarle una ar- vencia. Otros vieron en ese libro un
otros, puedes hablar de recuerdo cuando me refiero a esto a
la ética, de la soledad y el Pound que decía que el crítico no se
aislamiento que el escritor define por sus argumentos, sino por
necesita para su oficio, del lo que selecciona. Es como un paisaje
sosiego imprescindible, que que tienes delante, en que, transcu-
no quiere decir que la vida rrido ese tiempo, empiezas a ver un
vaya de maravilla. Sino que poco más claro, a ver los nexos, las
exista un oasis, un limbo cúspides, las abras. Solo puedo ase-
desde el cual puedas pro- gurarte que el texto crítico para mí
yectar tu arcoíris. es también un texto eminentemente
—Investigadores y críticos creativo.
prefieren estudiar la obra —De todos tus libros, ¿alguno te ha
de autores consagrados, ya resultado difícil en el proceso creati-
fallecidos, en vez de profun- vo?
dizar en la de escritores vi- —El proceso creativo de todo libro
vos. ¿A qué se debe este fe- es difícil. En mi caso ya aprendí a
nómeno? ¿Qué retos asume concebirlos como un universo que
la crítica literaria en Cuba? se muestra a sí mismo a través de
—Esas dos preguntas hay una o varias ideas unificadoras, tan
que contestarlas juntas, complicado como un espejo que se
por más que parezcan reflejara a sí mismo. Lo que siempre
complejas y poco relacio- ha sido engorroso para mí es el modo
nables. Los eruditos y es- de organizar el libro, qué poemas van
pecialistas siempre te di- primero y cuáles después, si lleva
rán que la crítica literaria secciones, cómo disponerlas, si hay
está en crisis, que muchos partes que desechar. Para esto tienes
de los acercamientos que que convertirte en tu propio lector y
se llevan a cabo son com- penetrar en los alcances inconscien-
placientes o fruto para ale- tes de tu propia escritura.
grar a algún amigo, que es —Si tuvieras que definir el acto de
difícil ejercerla para recibir creación en una palabra ¿Cuál sería?
poca remuneración. Que el —Es una experiencia con valor en
que sepa apreciar la dife- sí misma, que, recordando a Susan
rencia entre vida y creación Sontag, debe dar la impresión de ser
literarias ya tiene zanjado algo segregado, no construido.
un gran camino hacia la
verdad, pues generalmente
los premios, las acogidas
no son para los mejores
libros, ni para los mejores
escritores, sino para una
claque que se las ingenia
para tener de su lado al
poder literario, cuando en
realidad cultivan una lite-
ratura sin encanto o me-
diocre. Entonces solo me
queda hablarte de mi caso.
Cuando leo un libro de va-
lor me tomo el trabajo y el
placer de comentarlo, y tra-
to de hacerlo con la misma
dignidad y originalidad con
que escribo mi poesía.
No importa que sea de un
consagrado vivo o muerto,
Revolución y Cultura

camino nuevo de búsquedas, de es- o de un joven valor. En la universi- 23


trategias escriturales que conducían dad nos enseñaron, sobre todo Sal-
de una manera diferente, sin duda, a vador Redonet, que era profesor de
lo poético. Teoría y Crítica Literaria, que los li-
—Lo fundamental para un escritor bros empiezan a cobrar valor para el
—Es una pregunta de muchas aris- crítico, para la investigación, luego
tas. Por un lado, lo fundamental para de diez años de muerto el escritor.
un escritor es escribir bien. Sin eso Tiempo en el cual se sedimentan pre-
no hay nada, no sucede nada. Que ceptos, ideas, posibles tendencias o
la creación te siga visitando. Por movimientos, o se decantan. Siempre
La alucinación
y los silencios
en una sopa de letras
“«By this art you may contemplate the variation of the 23 letters…»,
The Anatomy of Melancholy, part. 2, sect. II, mem. IV”.
Jorge Luis Borges, “La biblioteca de Babel”.

Alain Serrano
L a propia melancolía de combinar las veintitrés letras —en este
caso, las veintisiete— es una de las fuentes de su poética y a ratos
devela el aprendiz de brujo fascinado que lleva dentro Roa Bastos,
que no se detiene hasta verse atrapado en su propio juego y converti-
do entonces en un juguete de las mil formas salientes de una espiral
hipnótica e innata en los humanos: el lenguaje, la escritura.
La otra de las fuentes le viene de un pretendido destino y labor de
salvación de la diglosia paraguaya y por tanto de una lengua, el gua-
raní, que es literariamente oral. La oralidad debe ser el centro de
la literatura y ha de recuperarse una “oralitura” que muchos han
intentado. Por eso, el dictado es el eje de su creación y el dictador, el
máximo poeta. Precisamente en torno a la polisemia de esa palabra,
“dictador”, Roa Bastos desarrolla Yo el Supremo: política y creación/
historia y literatura.
Sin embargo, la periferia de su poética no es desdeñable. En cierto
momento de la novela Roa Bastos nos lanza un juego de palabras
(su verdadera fascinación) que dice: “Escribir no significa convertir
lo real en palabras, sino hacer que la palabra sea real” (Roa Bastos,
1987: 21). Creemos que hay aquí otra sencilla e infaltable porción de
su poética.
Los novelistas del Realismo, con Stendhal a la cabeza, lograron
aquello que Beatriz Maggi definiera como la mímica del narrador:
el narrador habla, pero dice tan solo lo necesario como para que
no se le escuche, sino que se observen los movimientos de los
personajes. Roa Bastos logra lo contrario: el narrador habla y más
bien hace hablar a las palabras, como si fuera un lexicógrafo incli-
nado sobre la tarea metalingüística de encontrar el origen, la fami-
lia, el parecido… y aparecen una serie de especulaciones léxicas:
“fide-indigno”, “anteojo de ver-lejos”, “me haya intrusado en sus
dominios” … hasta caer en el más alegre y eufórico de los juegos:
“La gens godocriolla reproduciéndose sin cesar en la cadena de los
genes-iscariotes. Estos han sido, continúan siendo los judis-ca-
riotes que pretenden erigirse en judiscatarios del Gobierno” (Roa
Bastos, 1987: 21).
Como es obvio, los personajes no existen. Solo se quedan de pie so-
bre el papel en blanco del autor y a su espalda colaboran para hacer
24
Revolución y Cultura

bailar el gran corro de las palabras con más y más ideas creativas.
(“Creativo” en el sentido actual del término brainstorm en que no im-
porta lo que se diga —ni cuantos digan qué— siempre que el empal-
me disimule el ripio).
Pero aquí el empalme literatura/historia se delata por sí mismo y el
lector no puede más que romper con el pacto de la ilusión escénica y
salirse de la obra: la historia es cita seca y la literatura, hipertrofia.
En ese sentido, no se le cree a Roa Bastos su papel de compilador.
La parsimonia y la acotación crítica no es el fuerte de un autor que
se deja llevar constantemente. No nos hace creer que está fuera de
Sin embargo, si se logra desbrozar el arabes-
co de esta farragosa construcción discursiva,
detrás del gesto se encuentra el silencio; el si-
lencio de los maniáticos que lanzan ondas de
sonido a través de su sistema nervioso que-
riendo —o sin querer— manifestar algo. Esas
son las leyendas del pueblo guaraní que Roa
Bastos copia al español. (Con la narración de
la cruzada contra Tevegó es cuando primero
el lector se siente extrañamente atraído. Y no
necesita otro aliciente o una disciplina ejerci-
tada: sencillamente le interesa).
Lo mejor del relato de Roa Bastos son esas
exquisitas adaptaciones con las que el autor
hace una labor de salvación.
Pero no dejan de ser como el silencio de los
maniáticos y aparecen por aquí y por allá; y
también después. Pueblan toda la obra, como
una nueva recidiva que el autor no logra pre-
venir. Al respecto ha dicho Mario Benedetti:
“Roa Bastos demuestra poseer una habilidad excepcional
para convertir intencionadamente en alucinación toda
trama de realidad”.
Alucinación: “Peculiar astucia de la demencia cuando
finge un firme sentido exterior” (Roa Bastos, 1987: 7).
Gracias a ese “firme sentido exterior” la alucinación toma
naturalmente el lugar de cualquier realidad; y la silen-
cia. Por ejemplo, en la citada expedición contra el pueblo
de Tevegó el autor con pocas palabras logra un ambien-
te que, en boca de Patiño, el amanuense del Dictador
Supremo, se describe así: “Saqué el espejito que llevo
siempre en el bolsillo para señear a los compañeros de
viaje. Chispeó un momento y se apagó cuando chocó su
reflejo contra ese aire parado dentro del abra.” (Roa Bas-
tos, 1987: 11) (Un espejo que pierde la reflexión por el
“choque” con el aire cuando poco antes reflejara intensa-
mente la luz…). Pero es que “Al pueblo-penitenciario del
Tevegó no se puede encontrar, Excelencia” (Roa Bastos,
1987: 11), como termina esta cita.
Horacio Quiroga, decían muchos, se comprometía tanto
como para adentrarse en la selva y vivir unas aventu-
ras tarzánicas solo para contar unas historias fabulosas
para niños. Jugarse la vida por la literatura infantil así…
(¿Quién iba a decir que un cuento cuesta cuánto?).
En el mismo sentido, Roa Bastos se adentró en la historia
paraguaya a miles de kilómetros de distancia y a cientos
de años.
La atmósfera del pueblo de Tevegó se termina de imagi-
nar con las palabras siguientes: “Luz quemada que larga
su ceniza en el aire y ahí se queda quieta, pesada-liviana,
sin subir ni bajar” (Roa Bastos, 1987: 11). Y entonces lle-
gamos al momento, o al punto, en que algo puede pasar.
(Una “luz pesada-liviana”). Y termina esta cita “Si hay
gente allá lejos no se sabe si es gente o piedra. Lúnico
que si son gentes están ahí sin moverse” (Roa Bastos,
1987: 11).
Revolución y Cultura

Esta pequeña descripción es una mise-en-scène para el 25


la obra, como sí hizo —de modo magistral— Luis López que tenga ojo teatral: ¿quién no se imagina a determina-
Nieves con Seva, un cuento —esto se supo después— que dos actores a quienes les ha caído en suerte representar
revolucionó Puerto Rico por su viso de historia. en el proscenio a alguien que no se mueve! Pues Roa Bas-
Con Yo el Supremo el lector sabe que está ante una nove- tos les prepara un gran decorado, con un oxímoron por
la o algo parecido, quizás un imaginario: un complejo de aquí y una espiral por allá. Y ellos lo único que tienen que
imágenes, documentos históricos, relatos míticos con los hacer es no hacer nada.
que desde el exilio el autor idea una nación y convoca el La completa historia de Yo el Supremo sucede en la hoja
recuerdo colectivo para captarla allí donde se hizo cuer- de papel, sin personajes, pero con la continua variación
po: la dictadura del Dr. Rodríguez de Francia. de las veintisiete letras y con el silencio salpicando y de-
En numerosos momentos del texto, por otro
lado, encontramos indicaciones del tipo de
“(tachado)” (228), “(el resto de la frase, que-
mado, ilegible)” (7), “(quemado, ilegible el res-
to del párrafo)” (22), “(roto)” (25 y 28), “(faltan
folios)” (46), “(falta el folio siguiente)” (105),
“(Sigue un dicterio irreproducible de El Su-
premo; luego, el resto del folio se halla que-
mado)” (175), “(Testado el último párrafo,
casi ilegible)” (228), “(borrado el final, ilegi-
ble)” (Roa Bastos, 1987: 229).
Es el silencio del “compilador”, cuya mano
sabemos metida en las anotaciones de José
Gaspar Rodríguez de Francia. Es el silencio
voluntario y estilístico de Roa Bastos.
En una de las notas de Roa Bastos a la Cir-
cular Perpetua del Supremo Dictador acon-
seja: “«Lean muy atentamente las anteriores
jando manchas aceitosas por encima de esa variación entregas de esta circular perpetua de modo de hallar
infinita. Pero, aún más por encima, se funda una estruc- un sentido continuo a cada vuelta. No se pongan en los
tura, una alucinación que provoca en el lector el asombro bordes de la rueda, que son los queson los que reciben
infantil del “¿cómo lo puede hacer!”. Por estilo. En el sen- los barquinazos, sino en el eje de mi pensamiento que
tido que Roland Barthes en El grado cero de la escritura lo está siempre fijo girando sobre sí mismo.» (N. de El Su-
entendía: una ascensión vertical del yo hacia el horizonte premo.)” (Roa Bastos, 1987: 59).
colectivo de la literatura del momento. El entrecruce es el Pero el discurso de El Supremo ya ha recibido “barqui-
estilo. El momentum, el kairós de los griegos, es también nazos”. Fueron esos silencios que hicieron vacilar al lec-
fundamental. Pero en este caso el momentum es el tiempo tor sobre el alcance de la variación infinita de las veinti-
psicológico del autor: después de una larga rumia, en el siete letras (el discurso totalizador del poder); e hicieron
exilio, de la patria lejana; después de la larga rumia de que se preguntara por el precio del sacrificio de la voz de
una poética caracoleada, en el sentido de la lentitud. Y el los personajes y su existencia.
autor en 1974 transplanta, transpiensa. Estos silencios, a fin de cuentas, son la intencionada ci-
Finalmente, lo más curioso de esta cruzada paraguaya cuta que Roa Bastos hace beber a Rodríguez de Francia
contra el pueblo de Tevegó es el llamado de auxilio a José y a toda su novela del poder.
Ramón Artigas, como si fuese el rey —y mítico deus ex ¿No es mejor entonces entenderla desde el lado contra-
machina— Ricardo Corazón de León: “Se mandó llamar a rio, desde la alucinación y, también, los silencios?
Artigas, que dicen que sabe curar con yuyos. El general
de los Orientales vino de su chacra trayendo una carre- Bibliografía citada
tada de yuyos de todas clases. Escátulas de melecinas…” Benedetti, Mario en “Comentarios sobre Yo el Supremo” consul-
(Roa Bastos, 1987: 13). El general Artigas, sin embargo, tado en http://www.portalguarani.com/2347
jose_federico_samudio_falcon/17010_comentarios_sobre_yo_el_
no pudo curar al que había entrado al pueblo de Tevegó
supremo__edicion_al_cuidado_jose_federico_samudio.html
que había quedado “enchiquecido más que un enano, do-
Roa Bastos, Augusto: Yo el Supremo, Ed. Cátedra, Madrid, 1987
blado por la mitad, colgándole el cuero lleno de arrugas,
piel escamosa, uñas de lagarto…” (Roa Bastos, 1987: 13).
Toda la “historia” de Tevegó es, en fin, una alucinación,
una barriga latinoamericana al aire en la que los salva-
vidas —o los michelines— delatan la digestión de una
sopa de sopas: una sopa de letras con las figuras de bulto
del Supremo Dictador, el pueblo de Tevegó, y hasta el
cine, dentro. (Como “dice” Sultán, el perro de Rodríguez
de Francia, la pluma con que realiza las anotaciones su
dueño consta de un dispositivo que “hace que las imá-
genes se proyecten en las entrelíneas al modo de lo que
hoy conocemos como proyección cinematográfica” [Roa
Bastos, 1987: 111]).
¿Hoy? ¿Qué hoy mezcla realidades tan lejanas? Acaso el
latinoamericano, de suyo dado a convivir con edades dis-
26
Revolución y Cultura

tintas, como al inicio las formas feudales de propiedad,


con el esclavismo de explotación y algunos atisbos ca-
pitalistas de comercio. Sí, hoy mismo. El de los pueblos
indígenas que son un Estado precolombino dentro de un
Estado-nación del que son ciudadanos de segunda cate-
goría (excepto, quizás, el plurinacional de Bolivia).
Pareciera entonces que Roa Bastos nos dice, por tanto,
que la alucinación es la realidad de América Latina.
Pero la alucinación es un lapsus mentis, el silencio invo-
luntario de la mente.
Figuraciones de la madre
en la narrativa homosexual
latinoamericana
Una madre es una continua separación, una división de la misma carne.
Y por consiguiente, una división del lenguaje.
Julia Kristeva

Patricio Torres Ceballos


Candidato a Doctor en Literatura
L a figura materna en la literatura ha estado presente desde un
comienzo y ha sido caracterizada de diversas formas en el espacio
Latinoamericana de la Universidad literario, trascendiendo su tematización culturas, clases sociales,
de Concepción, Chile. épocas, etc. Sin embargo, su presencia literaria no es proporcional
a la cantidad de estudios que han abordado la relación madre e hijo
homosexual. Esta investigación centrará su interés en la presencia
de las madres y la importancia que implicaría su textualización en la
literatura homosexual, siguiendo la presencia en la literatura latinoa-
mericana de un grupo humano cuya existencia se asoció, paradójica-
mente, con su desaparición.
Son estigmas, cicatrices, cuerpos y cadáveres los que conforman este
tejido que se ha ido entrelazando con el predominio de la violencia. La
representación de la homosexualidad en la narrativa latinoamericana
podría estar ligada a una diversidad de situaciones; sin embargo, sólo
es uno el tópico que orienta su configuración, la muerte. Y es que el
origen del concepto científico, jurídico y moral de homosexualidad, al
igual que la textualización de ésta, es un proceso sine qua non a su
aniquilación; es decir, es un concepto ambivalente que hace referen-
cia a la existencia de un grupo y, a la vez, a una condena de muer-
te. El ingreso de la homosexualidad al espacio literario, por lo tanto,
se caracteriza principalmente por el predominio de la violencia y la
muerte. A partir de estas premisas, surge la necesidad de estudiar
cómo se representa la figura materna en la narrativa homosexual lati-
noamericana, ya que de esta manera se develaría una nueva forma de
configuración y tematización de ésta, evidenciando al mismo tiempo
cómo las figuraciones de la homosexualidad dieron cuenta de la exis-
tencia de un otro cuyo único destino es la muerte.
El corpus de este análisis se configura a partir de la hegemonía de
la violencia en la lengua y las marcas que los proyectos biopolíticos
inscriben en los cuerpos, por medio de mecanismos de subordinación
como la ley, la religión y la medicina. Por esta razón, se analizarán
obras representativas de la literatura latinoamericana que van desde
la subversión del travestismo prostibular en El lugar sin límites (1966)
de José Donoso y en Loco afán. Crónicas de sidario (1997) de Pedro
Lemebel, hasta el retorno de la patologización del sujeto homosexual
en El desbarrancadero (2001) de Fernando Vallejo.
Revolución y Cultura

Loco afán. Crónicas de sidario de Pedro Lemebel está dedicado a la 27


madre y en él se eleva y rememora constantemente la figura de esa
mujer que le dio la voz, transformando a las madres en creadoras de
las micropolíticas de la sobrevivencia y heroínas que resisten el some-
timiento y violencia del patriarcado con estrategias orales.
La madre en la narrativa de Lemebel es una figura importante que
atraviesa toda la reconstrucción que el escritor realiza de las histo-
rias no contadas durante y después de la Dictadura de Pinochet:
“Lemebel toma a las madres del modelo cultural mariano occiden-
tal y mestizo, combinándolo con las variaciones diseminadas por la
cultura popular cinematográfica y de los medios” (Llanos, zángana, la permisiva, la disoluta, la parturienta, etc. Las
2010: 181). Respecto de esto, Ignacio Echevarría plantea madres en la escritura del colombiano son figuras lujurio-
en el prólogo de Poco hombre, antología de crónicas de sas y empecinadas en quedar embarazadas; sin embargo,
Lemebel, que el amaneramiento femenino que adopta la el problema no es el sexo, porque éste es positivo para el
escritura del cronista, más que un intento de imitación escritor, sino que el mal mayor sería la reproducción. El
del género femenino por parte de los homosexuales, es autor de El desbarrancadero implora que las madres dejen
una marca de poder del carácter indiscreto que caracteri- de serlo y que sólo se entreguen a la dimensión sexual del
za los diálogos que se dan, algunas veces, entre mujeres, deseo sin reproducción, porque:
los que acaecen en los intervalos del poder patriarcal que Nadie tiene derecho a reproducirse: ni los pobres, ni
las domina: “Esas marcas, pertenecientes al ámbito de la los ricos, ni los feos, ni los bonitos, ni los curas, ni
oralidad, se inscriben ‘en la prosa de Lemebel para rever- los papas. Imponer la vida es un crimen peor que qui-
tir la mordaza impuesta’ tanto sobre un pasado inmemo- tarla. Nacimos bajo el imperio del tabú, de la prohibi-
rial como sobre el pasado reciente, que en el caso de Chile ción, de la culpa, sucios de pecado mortal y por eso
se halla catalizado por un acontecimiento traumático: el nos bautizan: para limpiarnos el alma del delito que no
golpe militar” (Echevarría, 2012:19-20). En este sentido, cometimos. Dice Calderón en La vida es sueño que el
la figura de la madre tendría el objetivo político de resis- delito mayor del hombre es haber nacido. ¡Cómo va a
tir con su oralidad el entramado patriarcal, demandando ser delito nacer, si nadie nace por voluntad propia! To-
con su canto dolido la violencia secular al que han estado dos nacemos por imposición ajena. El delito no está en
sometidas y reclamando por sus hijos desaparecidos en nacer sino en hacer que otro nazca (Vallejo, 2013: 20).
Dictadura: En las novelas del colombiano, sin embargo, se configura
No soy un marica disfrazado de poeta una madre que tiene más de veinte hijos y que se resiste a
No necesito disfraz llevar a cabo las tareas domésticas. Se puede afirmar, en-
Aquí está mi cara tonces, que Vallejo, pese a la tematización aparentemente
Hablo por mi diferencia negativa, presenta una madre que deconstruye el modelo
Defiendo lo que soy patriarcal al oponerse ésta a ser ama de casa y velar por
Y no soy tan raro el interés familiar; vale decir, decide ser mujer antes que
Me apesta la injusticia todo. Parafraseando al autor de La virgen de los sicarios:
Y sospecho de esta cueca democrática cuando la vida se pone sobre el papel se hace novela, en
Pero no me hablé de proletariado este sentido, la literatura sería una proyección de la rea-
Porque ser pobre y maricón es peor lidad que denunciaría y desarticularía el poder heteropa-
Hay que ser ácido para soportarlo triarcal y que, al mismo tiempo, reclamaría la privacidad
28
Revolución y Cultura

Es darle rodeo a los machitos de la esquina del espacio íntimo que se pierde al ser madre según el
Es un padre que te odia modelo que dicta el entramado social.
Porque al hijo se le dobla la patita En El desbarrancadero, al igual que en el texto de Leme-
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro bel, también se aborda el tema del SIDA y se considera que
Envejecidas de limpieza el síndrome es una moda del mundo homosexual. Una
Acunándote de enfermo (Lemebel, 2009: 121). enfermedad “de maricas que es la moda, del modelito que
A diferencia de las obras de Lemebel, en las novelas de hoy se estila y que los pone a andar por las calles como
Fernando Vallejo el narrador es un matrofóbico y misó- cadáveres, como fantasmas translúcidos impulsados por
gino que vilipendia constantemente la figura materna, la luz que mueve a las mariposas” (Vallejo, 2014: 8). El na-
adjetivando a la suya como: la Loca, la bestia, la abeja rrador de El desbarrancadero viaja a Colombia para acom-
pañar a Darío, su hermano, quien carga con esa moda
fúnebre que lo condena inevitablemente hacia la muerte.
“El SIDA no sólo se convierte en la enfermedad que le quita
al narrador a su querido hermano, sino que se constituye
como una metáfora de la vida y de la sociedad. La novela
se asemeja a un rezo, que en lugar de estar dirigido a Dios,
le rinde tributo a la muerte. El texto invierte así cualquier para fugarse del marco binario que desbarajustaría todo
imagen que potencialmente pudiese poseer algún carácter intento de categorización y que perturbaría los paradig-
modélico en Latinoamérica” (Kottow, 2010: 255), inclu- mas heteronormativos e incluso los homonormativos. El
yendo la materna. Colombia es un matadero para Vallejo cuerpo del travesti es un cuerpo nómade que ha esca-
razón por la que el reencuentro con los seres queridos es moteado el disciplinamiento, anulando con su apariencia
imposible y la muerte lo domina todo, porque “el personaje erótica el género y consiguiendo la indeterminación se-
central de ese libro es la Muerte, que pongo con mayúscu- xual. El juego teatralizado y erótico de los travestis no es
la por burlarme de ella, por darle coba. Para que crea que una imitación del género femenino; al contrario, esa pro-
todavía le tengo miedo. ¡Qué va! A esa señora, de temerla puesta teatral devela la performatividad de las categorías
tanto, acabé por perderle el respeto” (Vallejo, 2013: 293). de sexo y género, las que no serían manifestaciones inhe-
El desbarrancadero es una novela de amor filial en medio rentes sino que construcciones discursivas y corporales;
de un espacio derrumbado y descompuesto. Es expresión es decir, la Manuela no sólo es un individuo transgresivo,
de un deseo que se dirige a la esperanza, pero que deviene sino que también simboliza las estrategias performativas
hacia la muerte ante la imposibilidad de concretarse. El a través de las que se construye la noción de género, en-
narrador pierde todo vínculo con el mundo de los vivos, tendiendo éste último no como una manifestación natu-
dejando “atrás todo, un pasado perdido, una vida gastada, ral y espontánea del sexo sino como una construcción
un país en pedazos, un mundo loco, sin que se pudiera discursiva y corporal. La Manuela deviene en una pro-
ver adelante nada, ni a los lados, ni atrás nada y yendo liferación de subjetividades, restándole así fuerza a esa
hacia nada, hacia el sin sentido” (Vallejo, 2014: 190). Lo construcción social y su cuerpo abandona la condición
único que queda al final de la novela es la foto de Darío y identitaria impuesta por dispositivos pertenecientes a di-
Fernando cuando niños, sobre la que llovieron los años. versos sistemas y, a la vez, desnaturaliza las estructuras
La diégesis de El lugar sin límites se centra en la figura heteronormativas, rompiendo con el acto performativo,
de la Manuela, la protagonista de la novela, quien es un al comprender que es mucho más que femenino o mas-
travesti que trabaja, vive y es dueña de un prostíbulo con culino. En este sentido, “el travestismo latinoamericano
su hija la Japonesita. En otros términos la Manuela es un deviene una huella difusa desautorizando a un régimen
“travesti de una casa de huifas, [y] es el centro de un relato de verdad que lo niega en una constante agresión, expul-
que refleja parte de Chile y una esquina de Latinoamérica sando cuerpos no narrables en el ordenamiento sexual
en sus estructuras de poder, sexuales y sentimentales. La normativo” (Sutherland, 2009: 79).
Manuela es la alegoría más aguda de las masculinidades El burdel de la Manuela es el espacio en el que se “parodia
en crisis, más allá de la ambigüedad sexual o de las pro- el orden de las familias: la madre es una prostituta vieja; el
pias identidades en escena” (Sutherland, 2009: 78). padre/madre, un travesti; la hija, una prostituta virgen. A
Manuel González Astica abandona su condición identi- su vez el salón deviene prostíbulo” (Rodríguez, 1996: 97),
taria, apropiándose de una máscara que oculta el rostro carnavalizando este último al primero y permitiendo la
correspondiente al rol que desempeñaba o posición en la materialización de cualquier transgresión, porque en una
Revolución y Cultura

que se ubicaba y, al mismo tiempo, transforma su nom- ficción escrita en torno a la fiesta “el mundo al revés se 29
bre para dedicarse al travestismo prostibular. “El acto de convierte en la norma. El carnaval es la revolución [o la
travestismo, de cambio de identidad, de consumación del revolución es el carnaval]” (Eco, 1989: 11).
deseo, se produce en plenitud, mediante el vestido rojo” La novela de Donoso quiebra los esquemas y relaciones
(Rodríguez, 1996: 99) que la Manuela enmienda para pre-establecidas, transgrede los binarismos y altera todo
despertar el deseo de los otros y entregarse sin limitacio- el entramado de poder, proliferando así múltiples subjeti-
nes a ese loco afán. En este sentido, el travestismo se- vidades y anhelos que se rebelan contra la heteronormati-
ría una forma de adoptar un estilo de vida carnavalesco vidad patriarcal que domina el olvidado pueblo. Y además
y una estrategia para abandonar la identidad molar. El revela la reprimida homosexualidad de Pancho Vega, fi-
travestismo puede ser considerado como una estrategia guración del “macho chileno, que termina no siendo tan
Estos escritores
superaron el mie-
do, dejaron de
traicionar su pro-
pio deseo, renun-
ciaron a esperar
que otros habla-
ran por ellos, des-
encadenaron una
vitalidad como
respuesta al te-
mor y pasaron
de víctimas a ser
guerreros, trans-
formando así la
escritura en un
arma que comba-
macho, muy por el contrario, es un hombre que te el poder hetero-
se siente atraído por el viejo travesti” (Sarrocchi, normativo. Es así
2014: 242). El cuerpo demacrado de la Manuela como los intentos
se resiste al encasillamiento, perturbando los pa- de visibilizar la
radigmas hegemónicos, razón por la que “paga con homosexualidad
su vida su locura, su desafío a las normas establecidas” surgieron desde el interior de ésta, visibilidad que los hizo
(Ibid). En El lugar sin límites, a través de la loca que ejerce vulnerables y, a la vez, más fuertes. Escritores que eligie-
el travestismo prostibular se desenmascara la dimensión ron entre mantener el silencio o expresarse, entre seguir
sexual del deseo de los habitantes de El Olivo y se devela sintiendo miedo en silencio o sentir miedo transforman-
las tensiones entre fuerzas contrarias que surgen por lo do el silencio en palabras, utilizando las mismas marcas
disímiles de su deseo. como armas de lucha y entendiendo que la verdadera vio-
En las obras literarias escogidas como objeto de estudio lencia, la realmente imperdonable, es la que se usa contra
para esta investigación la presencia paterna es secunda- uno mismo al no reconocer lo que se es.
ria; es más, se puede afirmar que existe una ausencia del Resulta imprescindible, en un contexto de discusión res-
padre en estos textos, poniendo fin a la condena al espacio pecto de la igualdad de derechos de las mujeres y de las
privado doméstico, a la organización de la reproducción sexualidades no normativas, analizar las obras que reve-
familiar y a la negación de participar en cualquier produc- lan los diferentes momentos por los que han atravesado,
ción cultural. configurando una historia marcada por la discriminación,
Estos textos surgen en medio de un contexto cultural, persecución, represión y muerte, signos que de manera
social y político en el que se normaliza en vez de aceptar directa han desembocado en la lucha actual por el reco-
la heterogeneidad, sociedades que discriminan para [re] nocimiento de sus derechos. En este sentido, estas obras
afirmar su posición, culturas heterogéneas en las que es responden a la marginación social, que, sin lugar a dudas,
conveniente crear leyes para sancionar los actos violentos invitan a pensar en una forma radicalmente diferente de
contra la otredad, en lugar de fomentar el respeto y la aproximarse al otro.
formación en la diversidad, y sociedades que disciplinan
bajo la orientación heteropatriarcal. Es en este contexto Referencias bibliográficas
en el que Donoso, Lemebel y Vallejo (D’halmar, Bellatin, Donoso, José. 2014. El lugar sin límites. Santiago: Punto de Lectura.
Echevarría, Ignacio. 2013. “Prólogo” en Poco hombre. Crónicas escogi
Puig, Luis Zapata, Perlongher, Reinaldo Arenas, entre
das de Pedro Lemebel (pp. 11-31). Chile: Ediciones Universidad Die-
otros) pasan de ser sujetos en sujeción al poder a suje- go Portales.
tos de enunciación, transgrediendo así la dictadura del Eco, Umberto. 1989. “Los marcos de la ‘libertad’ cómica”. En ¡Carna-
silencio de las voces diferentes presentes en la literatura val! México: Fondo de Cultura Económica.
latinoamericana. Kottow, Andrea. 2010. “El SIDA en la literatura latinoamericana: prác-
Mi hombría fue morderme las burlas ticas discursivas e imaginarios identitarios”. En AISTHESIS, N°47,
Comer rabia para no matar a todo el mundo 247-260.
Mi hombría es aceptarme diferente Lemebel, Pedro. 2009. Loco Afán. Crónicas de Sidario. Chile: Seix Barral.
Llanos, Bernardita. 2004. “Masculinidad, Estado y violencia en la ciu
Ser cobarde es mucho más duro
dad neoliberal”. En Reinas de otro cielo. Modernidad y autoritarismo
Yo no pongo la otra mejilla en la obra de Pedro Lemebel (pp. 75-108). Chile: LOM ediciones
Pongo el culo compañero Rodríguez, Mario. 1996. “El lugar sin límites: Historia de un cronotopo
Y ésa es mi venganza… y la crucifixión de un dios”. En Revista Chilena de Literatura, N° 48,
30
Revolución y Cultura

A usted le doy este mensaje pp. 97-100.


Y no es por mí Sarrocchi, Augusto. 2014. Erotismo y homosexualidad en la narrativa
Yo estoy viejo chilena. Santiago: MAGO Editores.
y su utopía es para las generaciones futuras Sutherland, Juan Pablo. 2009. Nación marica. Prácticas culturales y crí-
tica activista. Santiago: Ripio Ediciones.
Hay tantos niños que van a nacer
Vallejo, Fernando. 2012. Peroratas. Santiago de Chile: Alfaguara.
con una alita rota _____. 2014. El desbarrancadero. Santiago de Chile: Alfaguara.
y yo quiero que vuelen compañero
que su revolución
les dé un pedazo de cielo rojo
para que puedan volar (Lemebel, 2009, 125-126).
DOS DE ALEMANIA Wolfgang Borchert,
a setenta años de su muerte

El 20 de noviembre de 2017 se cumplirán setenta años de la muerte


del poeta, actor, narrador y dramaturgo alemán Wolfgang Borchert,
uno de los más significativos autores en una generación de jóvenes
cuyas vidas quedaron arruinadas por la segunda guerra mundial y
sus secuelas. Al morir, Borchert tenía solo 26 años.
Había nacido en Hamburgo el 20 de mayo de 1921, único hijo del
matrimonio formado por Fritz y Hertha Borchert. El padre era profe-
sor de enseñanza media, y la madre, escritora; el ambiente familiar
influyó en el temprano despertar literario del hijo, quien a los 15 años
ya escribía poemas que comenzó a publicar en 1939 en el periódico
Hamburger Anzeiger.
Para complacer a sus padres, el joven Wolfgang comenzó en 1939

2
un aprendizaje de librero, pero en 1940 lo dejó para estudiar actua-
ción. Apasionado por el teatro, a los 17 años había escrito su primer
drama, Yorick el bufón, basado en el Hamlet de Shakespeare. Un año
después escribió la comedia Queso, una sátira contra el nacionalso-
cialismo. Estas piezas nunca fueron representadas.
En abril de 1941 Borchert comenzó su carrera de actor, que se vio
truncada en junio de ese mismo año, cuando lo llamaron a filas para
participar en una guerra que consideraba injusta. Sus experiencias
en el frente fueron traumáticas; estuvo bajo arresto varios meses,
primero acusado de automutilarse para escapar al servicio militar,
y después por algunas críticas de carácter político encontradas por
los censores en su correspondencia. Más adelante, una parodia de
Goebbels que representó le costó varios meses de prisión, en los que
su salud ya afectada continuó deteriorándose.
Al final de la guerra, cuando iba a ser trasladado desde Frankfurt del
Meno a un campo de prisioneros en Francia, Borchert logró escapar
y anduvo a pie los 600 kilómetros que lo separaban de Hamburgo,
adonde llegó el 10 de mayo de 1945, agotado y gravemente enfermo.
Su madre abandonó la literatura para dedicarse a atenderlo, y lo
animó a que escribiera; el padre mecanografiaba los manuscritos del
hijo. Así fueron surgiendo, en el breve lapso de dos años, sus ma-
gistrales narraciones breves –de las que algunas se incluyen hoy en
los programas escolares en Alemania– y la pieza teatral Afuera, a la
puerta, escrita en ocho días, y cuya versión como radiodrama tuvo
notable éxito ya en vida de Borchert.
El protagonista de la pieza es el soldado alemán Beckmann, que re-
gresa abatido y mutilado a su país desde un campo de prisioneros en
Siberia, tres años después de finalizada la guerra. Su esposa vive con
otro hombre, su hijo ha muerto, su ciudad está hecha escombros,
todo lo que amaba ha quedado destruido. Beckmann se pregunta
sobre el sentido de la vida, intenta suicidarse lanzándose al río, pero
el río personificado siente lástima por él y lo devuelve a la orilla. Otros
personajes aparecen e interactúan con Beckmann en escenas que no
se sabe si son sueño o realidad.
Al éxito del radiodrama le siguió el de la puesta en escena. Afuera, a
la puerta tuvo su estreno mundial en Hamburgo, el 21 de noviembre
de 1947, un día después de la muerte de Borchert en Basilea. Desde
Olga Sánchez Guevara entonces se ha seguido representando, primero en la RFA y la RDA,
Revolución y Cultura

31
Escritora y traductora luego en la Alemania unificada; como ejemplo podemos mencionar
cuyos ensayos y poemas aparecen las puestas anunciadas para diciembre de 2016 y enero de 2017 en
frecuentemente en publicaciones Mönchengladbach. La pieza ha sido traducida a 40 idiomas y llevada
cubanas y extranjeras. a escena en las más importantes ciudades de Europa, así como en
Japón y Estados Unidos. Hasta fines de 1995, la edición bolsilibro de
Draußen vor der Tür und ausgewählte Erzählungen [Afuera, a la puer-
ta y narraciones escogidas] había alcanzado más de 2,25 millones
de ejemplares. El gran crítico literario alemán Marcel Reich-Ranicki
escribió en 2008 que la pieza “es al mismo tiempo queja y denuncia:
El reloj de
expresa la desesperanza de una generación”. A Borchert
se le ha definido como una de las voces más importantes
en la literatura alemana de posguerra.
Algunos estudiosos han observado la huella del expresio-
nismo en la obra de Borchert, y él mismo, en una
carta de su juventud, reconoció: “Soy expresionista
–más en lo interno que en la forma…” Pero también
en la forma del enérgico alegato contra la guerra ti-
tulado “Este es nuestro manifiesto” (1947) hay una
fuerte presencia del expresionismo:
Quítense los cascos quítense los cascos: ¡He-
mos perdido! Las compañías se han dispersado. Wolfgang Borchert
Las compañías, batallones, ejércitos. Los gran-
des ejércitos. Solo el ejército de los muertos está
ahí todavía. Están ahí como bosques que no
pueden pasar inadvertidos: oscuros, morados,
llenos de voces. Pero los cañones yacen como
animales prehistóricos congelados, con la osa-
menta rígida. […] ¿Quién escribe para nosotros
una nueva teoría de la armonía? Ya no necesita-
mos más clavecines bien temperados. Nosotros
mismos somos demasiada disonancia. […] No
necesitamos poetas con buena gramática. Para
la buena gramática nos falta paciencia. Necesitamos D esde lejos lo vieron venir, porque llamaba la atención.
a los que tienen el cálido ronco sollozado sentimiento. Tenía una cara muy vieja, pero en su forma de caminar
Los que llaman árbol al árbol y mujer a la mujer y se notaba que solo tenía veinte años. Con su cara vieja se
dicen sí y dicen no: alto y claro y tres veces y sin sub- sentó junto a ellos en el banco. Y después les mostró lo
juntivo. […] Porque la guerra no nos ha hecho duros, que traía en la mano.
no lo crean, ni tampoco rudos ni ligeros. Porque lleva- Este era nuestro reloj de la cocina, dijo, y miró uno a uno
mos sobre nuestros flacos hombros muchos muertos a los que estaban sentados en el banco tomando el sol.
que pesan como el mundo. Y nuestras lágrimas nunca Sí, aún lo pude encontrar. Es lo que quedó. Sostuvo ante
estuvieron tan prontas a brotar como después de esas sí un reloj redondo y blanco, en forma de plato, y con los
batallas. […]Dile la verdad a tu compañero, róbale si dedos fue tocando los números pintados en azul.
hay hambre, pero dile la verdad. Y nunca les cuentes a No tenía ningún valor, dijo a manera de disculpa; eso
tus hijos de la guerra santa: Di la verdad, dila tan roja también lo sé. Y no es que sea particularmente bonito.
como es: llena de sangre y fuego de cañones y gritos. Solo es como un plato, así, pintado de blanco. Pero los
La economía de medios, concisión y laconismo que caracte- números azules se ven muy lindos, me parece. Las agu-
rizan los cuentos de Borchert, se han relacionado con sus jas, naturalmente, son solo de hojalata. Y ahora ya ni
lecturas de escritores norteamericanos como Hemingway y siquiera se mueven. No. Por dentro está roto, eso se sabe.
Dos Passos. Cuentos como “El pan”, “Pero las ratas duer- Pero tiene el mismo aspecto de siempre. Aunque ahora ya
men de noche” y el que a continuación les presentamos, “El no funciona.
reloj de la cocina”, destacan por su brevedad y por conden- Con la punta del dedo describió un cuidadoso círculo por
sar, dentro de esa brevedad, una gran cantidad de informa- el borde del reloj plato. Y dijo en voz baja: Y es lo que
ción. Lo que leemos es como la punta del iceberg: debajo hay quedó.
muchísimo más. Los que estaban sentados al sol en el banco no lo mira-
En un mundo en el que las guerras se han convertido en ron. Uno se miró los zapatos, y la mujer miró al cochecito
parte de las noticias cotidianas, el mensaje antibelicista de su bebé. Entonces alguien dijo:
de Wolfgang Borchert es más actual que nunca. ¿Así que usted lo ha perdido todo?
Sí, sí, dijo él de buena gana, imagínese, ¡absolutamente
todo! Sólo él, aquí, es lo que ha quedado. Y volvió a levan-
tar el reloj, como si los otros aún no lo conocieran.
Pero ya no funciona, dijo la mujer.
No, no, eso no. Está roto, lo sé muy bien. Pero por lo de-
más sigue siendo aún como fue siempre: blanco y azul. Y
otra vez les mostró su reloj. Y lo más bonito, continuó él,
animado, eso no se lo he contado todavía a ustedes. Lo
32
Revolución y Cultura

más bonito es lo que viene ahora: imagínense, se quedó


parado a las dos y media. ¡Justo a las dos y media, ima-
gínense!
Entonces es seguro que la casa de usted fue alcanzada
por las bombas a las dos y media, dijo el hombre estiran-
do hacia adelante el labio inferior, para darse importan-
cia. Es lo que he oído a menudo. Cuando la bomba cae,
los relojes se paran. Eso es por la presión.
Él miró su reloj y sacudió la cabeza con aire de superio-
ridad. No, estimado señor, no, en eso se equivoca usted.
la cocina Una novela de Uwe Timm
en edición cubana
No tiene nada que ver con las bombas. Usted no tiene Para la XIII Feria Internacional del Libro de La Habana
que hablar siempre de las bombas. No. A las dos y me- (2004), en la que se rindió homenaje a la cultura de Ale-
dia sucedía algo muy distinto, pero usted aún no lo sabe. mania, la Editorial Arte y Literatura publicó varias obras
Precisamente esa es la ironía, que se haya parado justo a literarias de aquel país: dos antologías poéticas, seis pe-
las dos y media. Y no a las cuatro y cuarto o a las siete. riolibros que incluyen teatro, narrativa y poesía de diver-
A las dos y media era cuando yo llegaba a la casa. En la sas épocas, y tres novelas contemporáneas: Medea, de
madrugada, quiero decir. Casi siempre a las dos y media. Christa Wolf; A paso de cangrejo, de Günter Grass, y El
Esa es precisamente la ironía. Él miró a los otros, pero árbol de las serpientes, de Uwe Timm. Dos de esos au-
ellos habían apartado la vista. No los encontró. Entonces tores eran conocidos en Cuba: la misma Editorial Arte y
le hizo una seña a su reloj: A esa hora, como es natural, Literatura había publicado, de Wolf, Cielo dividido (1971)
yo tenía hambre, ¿cierto? Y siempre iba enseguida a la y Casandra (1990); y de Grass, en traducción del cubano
cocina. Eso era casi siempre a las dos y media. Y después, Jorge Pomar Montalvo, El tambor de hojalata (1989).
después venía mi madre. Por muy poco ruido que yo hi- El otro autor, Uwe Timm (Hamburgo, 1940) —sobre quien
ciera al abrir la puerta, ella siempre me oía. Y cuando yo escribió un ensayo Ute Evers en el número anterior de
buscaba algo de comer en la cocina a oscuras, de pron- esta revista—, entonces se publicaba por primera vez en
to se encendía la luz. Entonces ella estaba allí, con su nuestro país. El árbol de las serpientes fue traducido para
chaqueta de lana, y envuelta en un chal rojo. Y descalza. la edición cubana por José Aníbal Campos (La Habana,
Siempre descalza. Y además nuestra cocina estaba enlo- 1965). Me correspondió “de oficio” revisar su trabajo con-
sada. Y ella entrecerraba mucho los ojos, porque la luz tra el original —yo entonces laboraba como traductora y
tan clara le resultaba molesta. Porque ella había estado revisora para el Instituto Cubano del Libro—, y puedo dar
durmiendo. Era de noche. fe de la excelencia de su versión al español.
Otra vez tan tarde, decía ella entonces. Nunca decía más. Hace algún tiempo una investigadora canadiense me pre-
Solo: Otra vez tan tarde. Y después me calentaba la cena guntaba sobre los motivos para que se editara en Cuba
y me miraba comer. Mientras tanto se frotaba los pies una u otra obra traducida. Como indagar en esos moti-
uno contra el otro, porque las losas estaban muy frías. vos requeriría una investigación per se, aventuré como
Por la noche ella nunca se ponía zapatos. Y estaba allí respuesta mi suposición de que tal vez alguno de los pro-
sentada junto a mí hasta que yo terminaba de comer, sa- fesionales vinculados con las editoriales cubanas en el
tisfecho. Y entonces aún la oía recoger los platos, cuando momento de la publicación, pudiera haber recomendado
yo había apagado ya la luz en mi cuarto. Cada noche era obras que le parecieran dignas de divulgarse en el país,
así. Y casi siempre a las dos y media. Eso era comple- como ocurrió en su tiempo con la presencia de Alejo Car-
tamente natural, pensaba yo, que ella me calentara la pentier en la Imprenta Nacional de Cuba y el ICL, y más
comida en la cocina a las dos y media de la madrugada. modestamente, con las traducciones que hemos pro-
Yo lo encontraba completamente natural. Ella lo hacía puesto otros colegas y quien esto escribe. En el caso de
siempre. Y nunca decía más que: Otra vez tan tarde. Pero El árbol de las serpientes, cabe la posibilidad de que en la
lo decía cada vez. Y yo pensaba que eso nunca dejaría selección influyera de algún modo Aníbal, quien además
de ser así. Para mí era tan natural. Siempre todo había de estar bien informado sobre la literatura en lengua ale-
sido así. mana, conocía personalmente a Uwe Timm y a su esposa
Por un instante hubo silencio absoluto en el banco. Des- Dagmar Ploetz, la traductora al alemán de Gabriel García
pués él preguntó en voz baja: ¿Y ahora? Miró a los otros. Márquez.
Pero no los encontró. Entonces, mirando a la redonda La novela cuenta la historia del ingeniero Wagner, cuya
cara blanca y azul del reloj, dijo en voz baja: Ahora, ahora vida tranquila y sin sobresaltos le hace desear nuevos
sé que eso era el paraíso. En el banco hubo un silencio horizontes y aventuras.
absoluto. Después la mujer preguntó: ¿Y su familia? A veces, los sábados por la mañana, cuando el rui-
Él sonrió, turbado: Ah, ¿usted se refiere a mis padres? do de la segadora en el jardín vecino lo despertaba, y
Sí, ellos también se fueron. Todo se fue. Todo, imagínese. mientras Susann, a pesar del ruido, seguía durmien-
Todo se fue. do a su lado con la cabeza hundida en la almohada,
Turbado, sonrió mirando de uno al otro. Pero ellos no lo emitiendo ligeros ronquidos burbujeantes, entonces
miraban. sentía el deseo, tanto más apremiante por impreciso,
Entonces levantó otra vez el reloj y rió. Rió: Sólo él está de que todo fuera diferente. (p. 78)
aquí. Es lo que quedó. Y lo más bonito es que se paró Hastiado de una rutina que se le va haciendo más y más
justo a las dos y media. Justo a las dos y media. intolerable, el ingeniero deja en Alemania a su mujer y
Revolución y Cultura

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Después no dijo nada más. Pero tenía una cara muy vie- su hijo para asumir la que cree una ventajosa oferta de
ja. Y el hombre que estaba sentado junto a él se miraba trabajo: dirigirá la construcción de una fábrica de papel
los zapatos. Sin embargo, no veía los zapatos. Se había en medio de la selva, en una remota provincia de Argenti-
quedado pensando en la palabra paraíso. na. Pero allí imperan en esos momentos la represión y la
violencia impuestas por la dictadura militar. Wagner no
Traducción: Olga Sánchez Guevara ha sopesado el riesgo que semejante situación implica,
incluso para un extranjero como él. Esa primera equivo-
cación es solo el inicio de una serie de descalabros: poco
después de arribar a su destino en Sudamérica, Wagner
amistad. Wagner busca infructuosamente a la muchacha
hasta que él mismo es detenido e interrogado por la po-
licía, y puesto luego en libertad gracias a “altas influen-
cias”. Después se queda solo, abrumado por la fiebre,
desorientado en medio de la oscuridad, recordando las
visiones apocalípticas comentadas por su cocinera Sofía.
La lluvia cae compacta y regular. Se propone ya en-
trar en la casa cuando la luz se apaga de nuevo, y
la colina se sumerge en una negrura aún más pro-
funda. Wagner se detiene y escucha. Hay silencio, un
silencio abismal. Sin disparos, sin gritos, también los
animales han callado, como si el mundo contuviera el
aliento. (p. 325)
¿Final abierto, o desastre final? Más bien lo segundo. Me
apena —y tal vez les suceda lo mismo a otros lectores—
que no haya una segunda oportunidad para este perso-
naje honesto y sensible, viajero en busca de cambio, Uli-
ses extraviado en tierra ajena, sin regreso ni dioses que
lo amparen en su soledad. Derrotado.
Pero la derrota de Wagner es inevitable porque no es solo
la suya propia, sino al mismo tiempo la de una menta-
lidad neocolonial que lo condiciona sin que él sea cons-
atropella con su carro a una serpiente que es sagrada ciente de que eso ocurre: la de quienes pretenden ser
para los indígenas del lugar, y según la superstición de “portadores de civilización”, ignorando la cultura y los va-
estos, al hacerlo atrae hacia sí la mala suerte; ofende a lores autóctonos de unos países que necesitan encontrar
los trabajadores al meter las manos en su comida; no sus propias vías de desarrollo, desde dentro. Un tema
sabe cómo resolver los problemas de corrupción e ilegali- que no pierde actualidad ni interés para los lectores en
dad en la construcción que ha venido a dirigir. Cuba y en América Latina.
Para Wagner se trataba de un enredo insoluble, una
angustiosa e irrazonable mezcla de violencia, de intere- Uwe Timm, El árbol de las serpientes. Traducción de José Aníbal Cam-
ses sinceros y ocultos, entrelazados unos con otros e ig- pos. Editorial Arte y Literatura, La Habana, 2003–325 páginas.
norados por él. ¿Cómo se dio el encargo de la obra? ¿Por
qué esos dictámenes del suelo que no coincidían con el
terreno? ¿Quién ponía el capital? ¿Quién era el dueño
de este terreno? ¿Y quién el dueño del terreno anterior?
¿De dónde provenían los créditos? (pp. 198-199)
Como el músico protagonista de Los pasos perdidos de
Alejo Carpentier, Wagner se ha adentrado en un mundo
que lo desconcierta y supera:
…solamente el intento por ver todas las variedades de
forma y tonalidad de las hojas lo sumía en una gran
confusión, y llegó a pensar en la pobreza del lenguaje
para denominar y captar incluso este verdor que se
precipitaba hacia lo alto devorando la luz. En cier-
ta ocasión había leído sobre una tribu de indios del
Amazonas que poseía más de doscientas palabras
para definir el verde. (p. 272)
Y como el músico de Carpentier, Wagner fracasará a pe-
sar de sus buenas intenciones, y esto no por la condición
—común a ambos personajes— de diferente o extranjero,
sino por la incapacidad de adaptarse a la realidad-otra.
—Ese es el sur —dijo Wagner señalando hacia el sol.
—No, el norte —respondió el hombre.
Con un gesto de la mano Wagner dibujó en el aire el
recorrido del sol.
—No —rectificó el hombre trazando otra línea.
34
Revolución y Cultura

Sólo entonces Wagner comprendió que aquí estaba


observando el sol desde otro ángulo. Tendría que in-
vertir su manera de pensar. (p. 20)
Con Luisa, su joven profesora de español, inicia un ro-
mance que le despertará ilusiones impensadas, pero esa
relación se convierte en factor de conflicto, porque la jo-
ven está involucrada en la lucha contra la dictadura. Un
día Luisa desaparece como tantos, como antes desapa-
reciera Juan, el trabajador que ejercía funciones de tra-
ductor, con quien el ingeniero había llegado a entablar
CCC YARA,
más que…

Israel Castellanos León


S egún dicen, cualquier tiempo pasado fue mejor. Este refrán po-
dría dar título a una película sobre el Yara, como se le conoce popu-
larmente. Sería el cine por el cine. El cine dentro del cine. Un filme
inclasificable, intertextual, inclusivo, ¿posmoderno?, que tendría de
varios géneros: drama psicológico, comedia, melodrama, tragedia,
policiaco, aventura… De hecho, hay suspense, documentalismo, te-
rror y potencial cinematográfico en esta narración de un exdirector:
Era como mayo de 1993 y estaba en el pro-
ceso de montaje de una de las dos galerías
de artes plásticas del Centro [Cultural Ci-
nematográfico Yara], ayudando a [Francis-
co] Machado, nuestro curador y montador,
cuando me suena el teléfono de la oficina y
corro escaleras arriba.
Serían las 2 y 30 de la tarde.
En la sala principal acababa de comenzar
la segunda tanda de Las tortugas ninjas, es-
treno que atrajo a muchos habaneros que
ese día habían, casi, repletado la sala, a un
70 por ciento de su capacidad y las tres sa-
las de video también [estaban] llenas, en la
sala A se pasaba un ciclo de cine sueco, en
su mayoría películas de Ingmar Bergman,
en la sala B un ciclo de cine japonés y en la
sala C, después de una conferencia sobre
Nikita Mijalkov, se estaba reproduciendo en
VHS una copia excelente de Propio entre ex-
traños y extraño entre propios. Los cinéfilos
estaban felices y algunos esperaban a sus
parejas en el lobby, comprando algo en la
tiendita y se oía, al abrir y cerrarse las puer-
tas de la sala oscura, los gritos y algarabías
de muchos niños que estaban disfrutando y
se reían de lo lindo con las tortugas.
Llego a mi oficina, meto la llave en la cerra-
dura […], abro la puerta y me tiro al teléfono
Revolución y Cultura

Kadir López. Cine Yara, 2007, que terminaba de sonar. 35


acrílico/ lienzo, 150 x 150 cm. Era un kelogg, americano, viejo, de dial de disco con 10 huecos,
Foto: Cortesía del autor. blanco, nunca me gustaron los negros.
En la página siguiente, arriba, un cartel Sentí a alguien en la otra línea, respirando bajito, pero agitado:
de La llamada fatal; debajo, en el Yara
— Sí, dígame…
(ca. 1993), de izq. a der.: Lázaro Alderete,
Gilberto Gutiérrez, Frank Padrón, Pedro — … Hay una bomba en el cine…
Almodóvar, Mayra Pastrana, Rufo Caballero y — ¿Cómo…, cómo…, qué dice?
Francisco González. Realmente no entendí nada, no podía imaginar que alguien habla-
Foto: Tomada de ¡Bomba… Yara! ra tan bajito… ¿en Cuba?
— Que hay una bomba en el cine…
y misterioso, a la muerte y el luto, el negro del aparato te-
lefónico relució en todos los carteles de aquel antológico
filme. Quizá por realizarse a través de uno blanco —rela-
cionable con la inocencia—, la llamada terrorista no pasó
de inocentada. Por suerte, la amenaza de sabotaje fue
más rollo que película.

De sima a cima
No fue la única vez que el famoso enclave de L y 23, en
El Vedado, se oyó en peligro de volver a su estado pri-
migenio: una furnia. Hondura en que los ojos del niño
Enrique Pineda Barnet divisaron “agencias de ventas de
automóviles, atractivas por sus toldos a rayas y flaman-
tes autos”.2 El más tarde Premio Nacional de Cine no tes-
timonió cómo, de la sima, emergió un conjunto de tres
edificios coronado por una fly-torre o bloque en altura.
Pero un destacado cronista de cine sí lo relató, con un
lenguaje particular:
Radiocentro es hoy el edificio objeto de curiosidad […]
de los habaneros, que durante un largo tiempo hemos
visto alzarse, poco a poco, la gran fábrica […], trajina-
do acarreo de materiales, ahincado horadar la tierra,
erección de aceradas vigas articuladas hasta formar
una estructura lentamente rellenada por la apretada
urdimbre de materiales diversos y complejos, y que
ahora empieza a mostrarnos lo que ha de ser su exte-
rior de líneas atrevidas y graciosas y colores armoni-
zados con un gusto muy actual.3
Así que no apareció de un día para otro como en la histo-
ria de Aladino. Empezó a construirse en 1946 y terminó
de inaugurarse en 1948, con la emisora radial CMQ. Sur-
gió por arte de los deseos e intereses del consorcio Mestre
S.A. —potentado de los medios de comunicación, dueño
de la radiodifusora— y el concurso de tres arquitectos
pertenecientes a la sección cubana del Congreso Interna-
cional de Arquitectura Moderna (CIAM): Emilio de Junco
Es difícil poder entender que te están anunciando, li- III, Miguel Gastón y Manuel Domínguez. Ellos hicieron
teralmente, que eres objeto de un atentado con bom- un teamwork que apreció el fundador de la mítica Bau-
ba. Si además nunca tuviste un teléfono en tu casa, a haus, Walter Gropius, en su visita a La Habana (1949).
pesar de tener 28 años, no siempre se entiende bien lo Y aunque el inmueble fue creciendo a ojos vistas, los tran-
que te dicen desde el otro lado de la línea. Yo solo uti- seúntes debieron de sorprenderse con la altura que iba
lizaba teléfonos públicos, cuando encontraba alguno alcanzando; sobre todo en una zona cuyas regulaciones
funcionando de los pocos que operaban en La Habana urbanas no permitían una construcción mayor de cuatro
y a veces no se oían bien, tampoco este kelogg se oía niveles. Radiocentro se elevó hasta la décima planta. Se
impecable. adelantó a otros rascacielos criollos: el FOCSA (1956), el
— ¿Qué tú estás diciendo?, ¿quién tú eres? Hotel Habana Hilton (1958) ... en un entorno que se po-
— Te digo (podía oír la voz muy bajita, casi un susu- tenciaba como epicentro de La Habana nueva. Despuntó
rro), que hay una bomba en el cine, va a explotar en como hito arquitectónico en un nodo urbanístico don-
30 minutos, saca a todo el mundo […] si no quieres de un chato parque de diversiones ocupaba el terreno
ver una masacre. del futuro Hilton y el vetusto hospital Reina Mercedes el
— Mira, espera… –iba a decir yo cuando sentí un clic área de la posterior heladería Coppelia o “Catedral del
de la otra [parte de la] línea… Helado”. Se inscribió entre los primeros dechados del Mo-
Para continuar leyendo ¡Bomba en el Cine Yara!, está vimiento Moderno en Cuba, con destaque internacional
ahora disponible en formato digital para tabletas, PC o en la revista Architecture d’Aujourd’hui. El considerado
dispositivos móviles en los siguientes enlaces: Barnes primer edificio moderno cubano de carácter polivalente
and Noble/ NOOK y AMAZON.com/ Kindle1 incluyó, a más de la referida CMQ —actualmente Institu-
36
Revolución y Cultura

Me sorprendió este anuncio, al estilo de ¡Corten, vamos to Cubano de Radio y Televisión: Icrt—, diversos locales
a comerciales! de los media no cubanos. Pero luego me de comercio, oficinas y… el cine-teatro Warner. Con este
sonó más al ¡Corten! del cine. El homenaje a la cinemato- se inauguró parcialmente, hace ya setenta años.
grafía de Alfred Hitchcock, explícito en el texto narrativo
y su ilustración, se tornaba implícito por la beligerancia Desfile de nombres y despliegue de tecnologías
fotográfica y dramática que el cineasta británico concedió Señalizado con el no. 363 de la calle L, Warner debió su
a un teléfono en la cinta Dial M for murder (1954), rebau- nombre a la productora y distribuidora fílmica estadouni-
tizada como Crimen perfecto o La llamada fatal. Hitchcock dense que lo operó al inicio de modo exclusivo —curiosa-
prefirió un kelogg negro, no por gusto sino por su carga mente, la misma patrocinadora de La llamada fatal. Fue
simbólica. Asociado, en la cultura occidental, a lo macabro bendecido por el monseñor Alfredo Müller el 22 de diciem-
bre de 1947. Y abrió sus puertas al público el día siguien- –según describió un receptor histórico, que concluyó:
te, con la presencia de Ramón Grau San Martín, quien “Luis Martínez Pedro ha logrado en esos murales, justa-
había puesto la piedra fundamental el 3 de marzo del año mente libres de acento naturalista alguno, la agilidad de
anterior.4 El portero fundador Francisco Álvarez no refirió la línea, la íntima armonía de la composición, la riqueza
si el presidente de la República abonó el precio de la en- y originalidad de fantasía que caracterizan su pintura,
trada. De hecho, ese día no se vendió ninguna en taquilla, extrañadamente hija de nuestro tiempo”.11
pues la CMQ y la Warner Bros. habían cedido todas las Varios nombres identificaron la fachada del cine. El de
disponibles a instituciones filantrópicas habaneras para Radiocentro se posicionó allí en enero de 1953, cuando
que las vendieran previamente con fines benéficos.5 expiró el arrendamiento de la Warner Bros. De tal forma,
Sentado en una de las mil 650 lunetas que poseía el ci- se integró nominalmente al resto de un edificio con el
ne-teatro, Grau pudo ver el programa inaugural de las 9 cual se podía comunicar internamente —por el foso, de-
p.m., que se inició con un discurso de Luis Augusto Mes- bajo del escenario— y externamente, por la techada ga-
tre.6 Después se proyectaron: el noticiero cinematográfico lería lateral conectada al portal mediante rojizas losas de
Warner Pathé, el Noticiero Nacional de Manuel Alonso piso resistentes a la intemperie. Afuera o adentro, algu-
y el dibujo animado en colores El conejo es música. Le nas parejas hallaron sitio para encuentros sexuales. Lo
siguió la fantasía musical en cinco cuadros titulada Sue- evocó Guillermo Cabrera Infante en su novela de proyec-
ño de Navidad y organizada por la CMQ. (Pineda Barnet ción autobiográfica La Habana para un infante difunto:
recordaría “la Navidad, una gran caja de regalo

A la izquierda: Wilfredo
Prieto y James Bonachea.
Direcciones variables,
2000, mojón y ruedas
(obra móvil). Foto:
Cortesía de W. Prieto. Y a
la derecha: El Warner con
su programa inaugural en
marquesina. Foto: Cola-
boración de Academia de
Arte y Fotografía Cabrales
del Valle.

en el escenario” de la cual surgía “una bailari-


na, una gran sorpresa, una idea mágica: Leonela,
como una muñeca articulada, una especie de presagio o La llamé desde Carteles [...] y acordamos que el sá-
eco de Coppelia…”).7 bado siguiente, por la tarde, me esperaría a la entra-
Luego se proyectó la cinta musical en technicolor Night da del cine Radiocentro [...] Acudí temprano a la cita
and Day —Noche y día, 1946—, donde Cary Grant encar- pero ya estaba esperándome ella bajo la marquesina,
nó al reputado compositor Cole Porter. No fue una obra protegiéndose del sol de la tarde que era más bien de
maestra de Michael Curtiz, el mismo director de Casa- mediodía […] Al saludarla no eché una mano sobre
blanca. El autor de Begin the Beguine no se reconoció toda esa carne desnuda sino que la cogí del brazo tor-
plenamente en ese biopic —biographical picture— de dos neado […] hasta llegar a la taquilla –donde el letrero
horas, nombrado como otra de sus composiciones.8 Pero, que decía “Las puertas se abren a las tres” seguía im-
en tanto melodrama, el largometraje resultó muy apro- poniendo su advertencia de apertura como el día de
piado para la coherencia de la función. Al montar un es- 1948 que lo descubrí y me impresionó su extraña ca-
pectáculo navideño y adoptar el doble programa, el War- lidad literaria […] Había escogido el cine y no un club
ner respetaba “el Decreto 2100 del gobierno de Grau San porque el Radiocentro tenía fama de que en su parte
Martín (1944-1948) que obligaba a ofrecer variedades en superior (no había tertulia allí: todas las entradas va-
los cines de estreno”.9 Aunque también seguía la estela lían el mismo precio, pero esa zona elevada equivalía
del neoyorquino Radio City Music Hall, con el cual guar- al paraíso), en la última fila, ocurrían las transfigu-
daba cierta semejanza formal por la marquesina, ubica- raciones que Silvio Rigor prometía como posibles en
ción esquinera y vestíbulo exterior o portal. varias partes del mundo pero, principalmente, en la
Muchas películas de diversos géneros y procedencias se literatura.12
avistaron en la sala oscura del cine-teatro habanero, am- De modo que el cine más chic en la Cuba de entonces
Revolución y Cultura

bientada con dos grandes murales en hierro forjado que dio cabida a un retruécano popular inspirado en escenas 37
se integraban al concierto de color y textura de mármo- propias del gallinero o platea alta de cines barriales; a
les, bronces, vidrios, maderas, alfombras y tapices del in- un juego de palabras que habría querido rubricar el tam-
terior. Las composiciones muralistas, diseñadas por Luis bién crítico cinematográfico de la revista Carteles —con el
Martínez Pedro, flanqueaban el proscenio. Y no por esti- seudónimo de G. Caín—, amante del doble sentido: “si tú
lizadas eran menos alegóricas. La emplazada en el late- me la movietoones y a mí se me paramount, yo te la me-
ral izquierdo representaba a la Comedia; su contraparte tro goldwyn meyer por la columbia pictures ...”13 El prota-
aludía a la Tragedia. “Una procesión de Baco, con figuras gonista de La Habana… tenía tanta urgencia por llegar a
portadoras de jarras de vino mientras otras danzan, o su objetivo que no reparó en la película anunciada por la
tañen los instrumentos de música, surca[ba] el cuadro” gran marquesina ni en las carteleras empotradas ni en el
En esta página, vista parcial del mural de
Luis Martínez Pedro. Foto: Cortesía de Ci-
nemateca de Cuba. En la siguiente, lobby
exterior de Radiocentro en 1954, cuando
Cabrera Infante publicaba en Carteles
comentarios cinematográficos bajo el
seudónimo de G. Caín (contracción de las
sílabas iniciales de sus apellidos). Foto:
Cortesía de Cinemateca de Cuba.

1958 estrenó la técnica del


cinerama, para lo cual hubo
de reducir sus lunetas a mil
632 “e instalar tres cabinas
de proyección cuyas imáge-
nes simultáneas y fragmen-
tadas convergían en una,
en la pantalla”.17 La Perla
de las Antillas se convirtió
en el primer país caribeño y
el tercero latinoamericano18
que estrenó el novedoso sis-
tema, con el filme This is
Cinerama. El procedimiento
“estuvo en operación has-
ta noviembre de 1960, solo
con películas de este tipo”.19
En ese lapso se proyectaron,
además: Las siete maravi-
llas del mundo, Aventuras
en los mares del sur y Holi-
day. La publicidad de esta
última adelantaba: “Con
su cámara de tres ojos, sus
“vestíbulo interior, con un ‘lounge’ en planta baja y otro siete bandas de sonido y su enorme y envolvente panta-
en ‘mezzanine’ […], revestido de mármol, alfombrado en lla, Cinerama ‘lo meterá dentro de cada escena’”. Tam-
los ‘lounges’ y con pisos de lucetas de asfalto para mitigar bién aseguró: “nunca será visto en otro teatro en Cuba”.
el sonido en las áreas de circulación”.14 La premura, ade- Esto es Cinerama —¿anuncio remanente de la película o
más, se multiplicó por dos: “En cuanto entramos, a las publicidad del sistema?— aún se distingue en una foto-
tres en punto, nos dirigimos escaleras arriba, subiendo grafía que Liborio Noval tomó en 1960. En ese año, cuan-
las terrazas artificiales que forman la platea extendida do “la instalación pasó al Estado cubano, ya las relacio-
del cine y nos sentamos exactamente en la última fila, nes con EE. UU. estaban tensas y limitaban el flujo de las
al medio, justo debajo de la caseta del proyeccionista”.15 cintas para esta modalidad. La declaración posterior del
El diseño tipo estadio, sin balcony —balcón volado sobre bloqueo imperial a Cuba, impuso retomar las tecnologías
patio de lunetas— facilitaba el acceso a las localidades al- de proyección precedentes”.20 El cine se rebautizó oficial-
tas, en ascenso progresivo. Permitía la visibilidad total del mente como Yara en 1973. Lo averiguó para este trabajo
conjunto desde cualquier ángulo. A la comodidad de cir- el investigador y crítico de cine Mario Naito.21 Lo confirmó
culación y asiento se añadía la perfecta visibilidad y audi- una nota de prensa: “El antiguo Warner, el Radiocentro,
ción que proporcionaban los proyectores y equipos de so- del otrora pulpo de la radio y la televisión, ha adoptado
nido, así como la climatización ajustable a la temperatura una denominación más adecuada a nuestro presente”.22
ambiente y número de personas. Los murales de Martínez Es decir, ¿a las normativas político-ideológicas del Quin-
Pedro, a más de su “valor plástico intrínseco”, concentra- quenio Gris? El texto de la noticia se ilustró con la foto
ban “la atención del público hacia el escenario, en vez de correspondiente, pero el cambio de nombre no se verificó
localizarla sobre ellos mismos, sabia política arquitectural en las carteleras de cine hasta dos días más tarde —el 1ro.
y plástica […] Además, unidos al palio en el techo, for- de febrero—, con el anuncio del filme inglés La cumbre y
ma[ba]n el marco del escenario […] Al mismo tiempo, esa el abismo. Una película de Peter Watkins clasificada para
combinación crea[ba] una verdadera bocina acústica pro- mayores de 16 años. Una “social-fiction”, con su “visión del
38
Revolución y Cultura

yectadora del sonido desde el escenario hacia la sala”.16 capitalismo de la Inglaterra de fines del siglo […] actual”.23
Y es que Warner, Radiocentro o como se llamara, siem- Dieciséis años después, la instalación se renombró Cen-
pre estuvo en la vanguardia de la tecnología para cine. tro Cultural Cinematográfico (Ccc) Yara. La extensión
De inicio, se le dotó de aislamiento acústico interior. Sus nominal no trascendió al frontis curvo; pero entrañó un
proyectores tenían lámparas de gran intensidad y brillan- perfil polivalente, con nuevas funciones. Para ellas, el ar-
tez que no incomodaban la visión. En junio de 1953 se quitecto Oscar Ruiz de la Tejera —del Instituto Cubano
pertrechó del equipamiento 3D para exhibir la cinta Casa del Arte e Industria Cinematográficos: Icaic—, concibió
de cera, que los espectadores vieron a través de espejue- nuevos espacios internos. Posteriormente, la institución
litos de cartón armados con un “cristal” de celofán rojo y incorporó sonido surround o envolvente. “En 2015 se
otro verde. Tras una reconstrucción de varios meses, en convirtió en una de las primeras salas de cine en Cuba
problema advertido en la década de 1980:
disminución de espectadores en las salas ci-
nematográficas del país. El público solía vi-
sitarlas dos o tres veces al año, por el cierre
o las malas condiciones técnico-construc-
tivas de los cines, la competencia del video
doméstico y de la programación fílmica en
la pequeña pantalla y las ofertas de baja ca-
lidad en la pantalla grande —limitadas a la
mera exhibición del filme.
El Ccc Yara constituyó un laboratorio más
acabado para revertir tamaña situación.
Para ello, diversificó las propuestas y su re-
cepción: cine de arte y ensayo, cine comer-
cial, proyecciones en formato de cine (16 y
35 mm) y de video (BETA, VHS, DVD); ci-
ne-debates, cursos de historia y apreciación
cinematográficas; tertulias, premieres, pre-
sentaciones especiales o ciclos temáticos de
películas; encuentros en vivo con cineastas,
actividades de cine-clubes… El Centro al-
canzó a tener una radio-base y un boletín,
equipada con la proyección digital. Conservó un proyec- pero de corta duración. De modo que siguió promoviendo
tor de 35 mm para permitir la exhibición de películas sus acciones en la prensa escrita o radiofónica —has-
clásicas”.24 Luego sufrió remodelaciones que implicaron ta Andrea Cárdenas, madre del primer director, llama-
cambiar la iluminación del portal –originalmente de mil ba a las emisoras desde su casa, en Alamar. La institu-
bombillas–, sustituir la carpintería exterior, eliminar los ción informaba, igualmente, a través del rotulado de sus
ámbitos interiores ganados en 1989 y habilitar una tien- puertas de cristal y carteleras de acrílico, donde varios
decita en el lobby bajo, donde antes estuvo la incómoda rotulistas mostraron creatividad. Todo parecía poco para
salita C de proyecciones. Apenas incorporó la tienda para mantener actualizado a un sistema de asociados que, por
alquilar video que estaba en la esquina; donde ahora fun- una módica cuota mensual, podía acceder a lo progra-
ciona, otra vez, una cafetería. Al perder sus esencias —y mado y otros servicios —incluidos los gastronómicos. De
hasta documentos únicos de su historia, por una brutal tal modo, el Ccc Yara integró iniciativas previas de otras
higienización contra el mosquito aedes aegypti—, el Yara instituciones.28
perdió el sintagma nominal que las comportaba. Los abonados constituían un público habitual y en evo-
lución, conformado por muchos profesionales cinéfilos —
“Acuérdate de abril, recuerda…” como la arquitecta Iris Calzadilla, minusválida que asis-
Se llamó Ccc Yara a propuesta de su primer director, Fidel tía apoyada en muletas. Los asociados encontraron en
Pérez Cárdenas. Así lo reconoció Luis Vidal, quien dirigía el Centro un refugio ilustrado en tiempos de canícula y
el otrora Centro Provincial de Cine de Ciudad de La Ha- “alumbrones”, más que de apagones. Además, estuvieron
bana (Cpcch) y había gestado proyectos que persiguieron, representados en la estructura de la entidad, bastante
con resultados nulos o efímeros, integrar el cine a diferen- horizontal y democrática. Algunos se afiliaron a su Con-
tes manifestaciones y servicios.25 “Luis fue el padre de la sejo técnico asesor (Cta)29 y aportaron ideas para el inten-
criatura como estructura. Me pidió al Icaic para que yo so calendario mensual, junto con representantes de otras
asesorara la creación del proyecto. Y un día, de pronto, me instituciones30 y del Cpcch.31
dijo que tenía que aceptar la dirección”.26 Fidelito poseía Este Yara asoció el audiovisual a otras manifestaciones
experiencia en la organización de actividades para el Fes- mediante una librería y “lanzamientos” de libros, una
tival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Y esta tienda del Fondo Cubano de Bienes Culturales (Fcbc),
nueva conceptualización del Yara no solamente le permitió funciones especiales de danza —incluyendo una presen-
licenciarse en Historia del Arte sino mostrar sus extraordi- tación de las Cuatro Joyas del Ballet Nacional de Cuba—,
narias cualidades de líder y gestor cultural. Fue una suer- ciclos de ópera… y dos galerías de arte con programación
te de realización, si se toma en cuenta una anécdota del anual. Una, a tiempo completo: Arte 7, ideada por Fide-
cineasta Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine: lito y proyectada por el arquitecto Roberto Urizar para el
Entre los aspirantes [a un curso de asistentes de di- lobby alto o mezzanine.32 Se inauguró en 1990. Ocupó los
rección cinematográfica] había un extraterrestre: Fi- muros exteriores de la cabina y las salitas A y B, en cu-
delito. Pero solo vimos en él a un terrícola como los yos interiores se exhibían videos y cintas de 16 o 35 mm.
Revolución y Cultura

demás. En aquel entonces él trabajaba como respon- Muchos ortodoxos se resistían a llamarla galería pues no 39
sable de Protección e Higiene en el Icaic y cuando obedecía al diseño tradicional del cubo blanco, como la
supo que no estaba entre los finalistas, me dijo, con vecina Juan David. Pero sí se avenía a la prístina con-
los ojos humedecidos frente al Chaplin: “yo escribo cepción italiana de galleria, de pasillo o lugar de tránsito
poemas, cuentos para niños y tengo muchas cosas interior con obras de arte en las paredes. De ese modo,
que decir y… crear. Lo van a ver algún día”. Arte 7 coadyuvaba al uso racional de los espacios en el
Y se pudo ver a partir del 20 de abril de 1989. Ccc Yara, cualificaba estéticamente el entorno de mesas
Surgido en vísperas del Período Especial, el Ccc Yara y asientos donde el público podía departir o esperar a
hubo de arrostrar la depresión económica que también solas, promovía la producción artística —sobre todo— de
aquejó a la esfera cultural. Se abocó a solucionar un jóvenes creadores, contribuía al conocimiento y aprecia-
propia obra de David —sobre todo, su
pintura— era experimental. El espacio,
abocado al vestíbulo exterior del Centro,
gozaba de una ubicación más privilegia-
da. Y, aunque su programación corría
a cargo de la galería municipal 23 y 12,
esta dejaba un par de meses libres para
uso del Ccc Yara: uno era diciembre, por
el Festival. ¿En ese mes de 1991? aco-
gió una muestra pictórica Esto no es una
muerte en Venecia, del pintor y cineclu-
bista Reynold Campbell, con motivo del
Día Mundial de Lucha contra el SIDA.
Fue, tal vez, pionera en tales celebracio-
nes; lo cual no era de extrañar en un lu-
gar que apostaba por la aceptación de la
diversidad, la otredad, la diferencia.
La Juan David tenía otro Salón. En su
caso, abierto para todas las edades. Y su
premio, como el de Arte 7, coexistió con
el Búho de cine y artes plásticas que en-
tregó la institución hasta inicios de los
años 1990. Con una escultura alegórica
del ceramista Evelio Lecourt, reconocía
la integralidad, laboriosidad y relevancia
del trabajo anual de un crítico. No distin-
guía solamente un texto del año transcu-
rrido, como al finalizar la década haría
el Premio de Crítica de Arte Guy Pérez
Cisneros, librado por el Consejo Nacional
de las Artes Plásticas.
Con el apoyo de Rufo y Francisco Gonzá-
lez —subdirector del Cpcch, antes director
del Ccc Yara— en 1994 ocupé la vacante
que Machado dejó en Arte 7. Poco después
ción artística no solo a través de exposiciones sino de me tocó asumir, además, la programación completa de la
eventuales charlas o talleres de crítica estudiantil… Juan David. A través de muestras y proyecciones (audio)
Al no ser visible desde el exterior, Arte 7 tenía un hán- visuales contribuí a la sinergia del Centro con el Festival de
dicap para atraer público. Pero lo compensaba con el in- Cine, el Salón de Arte Cubano Contemporáneo, la Bienal de
cesante flujo de personas que visitaban al Ccc Yara para La Habana y alguna institución foránea.33 Trabajé con di-
otras actividades. Así veían, de paso, lo exhibido en esa ferentes directores: Gilberto, Ileana López, Fidelito, Lázaro
galería que el Centro Provincial de Artes Plásticas y Dise- Alderete —por orden cronológico. Cuando me fui a cursar
ño reconoció entre los espacios expositivos de la Capital. un diplomado en Periodismo (2001), la entidad comenzaba
Como cualquiera de estos, acusó altibajos —y más por una nueva etapa como parte del Proyecto 23 del Icaic, que
su condición ancilar. Sufrió incomprensiones de muchos abarcaba a otros espacios cinematográficos del mismo eje
géneros y limitaciones materiales que no vale la pena urbanístico: La Rampa, Riviera, Chaplin, 23 y 12.34
detallar. Tuvo osadías y puntuales hallazgos. Así, un Al inicio, ese Proyecto dio continuidad a los presupuestos
miembro de Los Carpinteros: Marco Castillo, expuso allí del Ccc Yara. Pero se sucedieron cambios graduales. Los
cuando despuntaba en el Instituto Superior de Arte (Isa). constató Alderete, que de asociado en 1989 llegó a ser di-
Lo hicieron, también, algunos artistas vinculados al Ta- rector del Centro entre 1998 y 2007. Él vio cómo la salita
ller de Serigrafía Artística René Portocarrero, como Pedro C devenía en tienda, la Juan David se dividía en “rent a
Vizcaíno y Nelson Villalobos. Poco antes de ser laurea- car” y expoventa de los llamados bienes culturales. Vio
do en el I Salón de Arte Cubano Contemporáneo (1995), priorizar el concepto del autofinanciamiento, de autoges-
René Peña realizó en Arte 7 su primera exposición per- tión económica, que paulatinamente dio al traste con las
sonal, con una serie fotográfica titulada igual que un fil- salitas A, B y —por tanto— con los cine-debates, las acti-
me de Peter Greenaway: El ladrón, su mujer… José Ángel vidades de cine-clubes, la galería Arte 7.35 La institución
40
Revolución y Cultura

Vincench, Ángel Alonso, Gustavo C. Echevarría (Cuty)… perdió espacios internos e interdisciplinariedad. Quedó
obtuvieron reconocimientos en su Salón, convocado para para sede de algunos eventos, como los festivales cine-
menores de treinta y cinco años e inaugurado durante matográficos. Y hasta de espectáculos mediocres, según
los aniversarios del Ccc Yara. De sus jurados formaron Francisco Yagües, Paquito,36 quien de asociado transitó
parte, entre otros: los pintores Manuel e Hilda Vidal, el con escalas a especialista del Proyecto 23 y finalmente
profesor Antonio Alejo y el crítico Rufo Caballero. sustituyó a Lázaro durante pocos meses.
Este último colaboró también con la galería Juan David, El otrora referente del Payret y el Acapulco —también per-
que dejó de estar constreñida al humor. Se reinauguró didos como centros culturales cinematográficos— bus-
en el XII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoa- có mayor asistencia de público e ingreso económico por
mericano (1991), con un perfil más abierto, dado que la otras vías. Una, la proyección en vivo de partidos de fútbol
En la página anterior, diseño tipo estadio, visto
desde el escenario, con cabina de proyección al
fondo y en lo alto. Foto: Cortesía de Cinemateca
de Cuba. Junto a estas líneas, arriba, sala oscura
con murales de Luis Martínez Pedro. Foto: Cortesía
de Odalys Borges; y debajo, sala oscura con el
sistema cinerama. No se aprecian ya los murales.

6
Cfr. Regina. “Escenario y pantalla”. Diario
de la Marina. La Habana, 25 de diciembre
de 1947, p. 12.
7
Alusión al ballet, y a la heladería homóni-
ma construida en 1966.
8
A partir de las 3:30 p.m. del día siguien-
te, se exhibió en funciones continuas
habituales. El Warner estrenaba filme el
jueves y lo mantenía en cartelera dos
semanas. Proyectaba una sola película en
tres o cuatro horarios, así como un show
a las 5 pm y 9 pm por $ 1.00. (Cfr. Mayra
Cue, op. cit.) No obstante, para el filme in-
augural, periódicos anunciaron la entrada
a la 1 p.m. y tanda especial a las 12 de la
noche (Cfr. Diario de la Marina, 23-30 de
diciembre de 1947.)
9
Mayra Cue, op. cit. Esta fuente propor-
ciona datos sobre el elenco: “Los tres
Goetchies —acróbatas—; el Trío Moreno
—españolas dirigidas por Seña Carmen—;
coro de 35 voces del programa Buscando
estrellas de CMQ; Orquesta de Alfredo
Brito; cantantes Marta Pérez, Norma Gra-
nados, Leonela González, Magaly Boix y el
declamador Luis Carbonell”.
10
Hasta ahí las similitudes, pues el teatro
del Rockefeller Center está identificado
con el art déco mientras que el frontis
del Warner ha sido interpretado como un
“cuerpo expresionista de cubierta curva” y
hasta parecido a una ballena o cachalote
(según leyó en algún sitio José León, sub-
director de Revolución y Cultura).
11
José Manuel Valdés-Rodríguez, op. cit.
12
Para más detalles sobre esta aventura
extramatrimonial donde al narrador se le
partieron dos dientes “no eróticos”, cfr.
capítulo “Casuales encuentros casuales”
de La Habana para un infante difunto,
disponible en versión digital gratuita, sin
datos de edición. Periódicos de 1947
anunciaron la entrada a la 1 p.m. y tanda
internacional. Así, en la enorme pantalla se ha visto jugar especial a las 12 de la noche.
13
Citado por Carlos Bua. “Cines de La Habana”, Memorias de un cuba-
al Fc Barcelona, cuya divisa: “Más que un club”, recuerda
no, 2 de junio de 2014- 20 de mayo de 2016, s. p.
el tiempo en que el Ccc Yara podía presumir de ser más 14
José Manuel Valdés-Rodríguez, op. cit.
que un cine-teatro. Y ello, en buena medida, por trabaja- 15
Guillermo Cabrera Infante, op. cit.
dores cuyos créditos no ocuparían espacios en carteleras. 16
José Manuel Valdés-Rodríguez, op. cit.
17
Mayra Cue, op. cit.
Notas 18
Después de Argentina y Venezuela.
1
Gilberto Gutiérrez. ¡Bomba en el cine Yara!, blog BS. El balsero suicida, 19
Cfr. Carlos Bua, op. cit.
abril de 2011. 20
Mayra Cue, op. cit.
2
Cfr. “El Vedado de Enrique Pineda Barnet”, Cuba material, 27 de 21
Él lo supo, a su vez, por un historiador de los cines. La Habana,
Revolución y Cultura

agosto de 2012. (Todas las citas de este autor proceden de la misma Cinemateca de Cuba, junio de 2017. 41
fuente.) 22
AGA. “¿Qué hay de nuevo?”. Juventud Rebelde, La Habana, 30 de
3
José Manuel Valdés-Rodríguez. “Abrirá sus puertas el teatro Warner enero de 1973, p. 2.
en la noche del próximo martes día 23”. El Mundo, La Habana, 21 de 23
Roberto Branly. “La cumbre y el abismo”. Juventud Rebelde, La
diciembre de 1947, p. 31. Habana, 1ro. de febrero de 1973, p. 4.
4
Cfr. Mayra Cue Sierra. “Retrospectiva de un cine”, Cubarte, La Haba- 24
El cine Yara, blog Dime de Cuba, 21 agosto 2015.
na, 14 de agosto de 2016. 25
Cfr. Leo Cordovés y Fidel Pérez Cárdenas. El Centro Cultural Cinema-
5
Según Mayra Cue, op. cit.: “Tras el discurso inaugural, en el salón tográfico Yara: pasión y verdad. Trabajo de Diploma, Facultad de Artes y
principal se entregó la recaudación […] del día al Patronato Pro Hos- Letras, Universidad de La Habana, 1992.
pital Infantil, Colegio-asilo San Vicente de Paul y Asilo-creche Habana 26
Fidel Pérez Cárdenas, email del 1 de junio de 2017.
Nueva, de El Vedado”. 27
Leo Cordovés, op. cit., s. p.
Arriba, de Liborio Noval, serie Campesinos en La Ha-
bana, 1960. Foto: Colaboración de Academia de Arte
y Fotografía Cabrales del Valle. Debajo, un memorable
encuentro en el lobby alto, cuando aún no existía Arte
7. En el grupo, los actores Reynaldo Miravalles y Adolfo
Llauradó (sentados, de izq. a der.), Jorge Calderón,
Alina Rey, un desconocido y Fidel Pérez Cárdenas (de
pie, de izq. a der.). Foto: Cortesía de J. Calderón.

el Centro. Del Icaic: el cineasta Pastor Vega,


vicepresidente, apoyó las premieres y los en-
cuentros en vivo con personalidades del cine
internacional; Alina Rey y Moraima González
lo hicieron con la programación; los cineas-
tas Santiago Álvarez, Pineda Barnet, Enrique
Colina y el crítico Eduardo López Morales
también cooperaron mucho. Igualmente, varias
embajadas, como las de México, Argentina,
Francia, China, Corea.
31
Entre ellos: Jorge Calderón —conductor de
tantos encuentros en vivo—, Jesús Francisco
Yagües, Frank Padrón, Rufo Caballero, Mayra
Pastrana —presidenta del Cta por muchos
años—, Mayra Lilia Rodríguez —por un tiempo,
especialista cinematográfica del Yara—, María
Caridad Cumaná —la primera especialista pro-
gramadora—, Berta Carricarte, Katiuska Pérez,
Ángel Alonso Dolz —por un tiempo asesor de
Gustavo Alemañy, ex director del Cpcch...
32
Su nombre rinde tributo al cine o séptimo
arte y es anterior al del espacio de la televi-
sión cubana que conduce Marta Araújo, otrora
especialista del Ccc Yara.
33
Por mediación del diplomático mexicano
Sergio Tovar, durante dos años tuvo lugar
un intercambio entre la Casa de Cultura de
Celaya, México, y el Ccc Yara: el Encuentro de
Arte y Cultura Celaya-Cuba. En 1996, Francisco
González llevó a aquella ciudad una exposición
colectiva de arte cubano contemporáneo (Más
allá del sueño) y Lázaro Alderete, una de cine
cubano contemporáneo. Al año siguiente, el
pintor celayense Ulises Ascencio mostró En la
piel del otro en Arte 7, el autor de este recuen-
to desplegó en Celaya la exhibición de grupo
Más allá del sueño II (fotografía y serigrafía)
y Jorge Calderón presentó otro ciclo de cine
cubano contemporáneo. Como parte de ese
convenio se impartieron, además, conferencias
sobre danza, música, artes visuales y folclor
cubanos; así como un taller sobre historia y
apreciación del cine.
34
Reynaldo Guzmán, que apoyó mucho al Ccc
Yara, dirigió administrativamente el nuevo
proyecto al inicio.
35
Lo declaró para este trabajo en La Habana,
28
Antes de 1959: el Lyceum Lawn Tennis Club, la Sociedad ProArte Cinemateca de Cuba, mayo de 2017.
Musical y la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, entre otras. Después 36
Lo recalcó en distintas ocasiones y lugares. La Habana, mayo-junio
del triunfo revolucionario: la Cooperativa Popular de Arte y varios ci- de 2017.
ne-clubes; como el de Plaza, dirigido por Tomás Piard, que encontró en 37
Hasta donde recuerdo y/o me pude informar: los administradores
el CCC Yara espacio para sus actividades. (Cfr. Leo Cordovés, op. cit.) Yoel Doyharzabal, Irinka Cordoví, Kenia Pendás, Marta Tápanes, Ondina
42
Revolución y Cultura

29
Por ejemplo: el especialista en estudios culturales Avelino Couceiro, Delgado, Omar Paz; las subdirectoras Ivonne González y María Eugenia
que presentó ciclos de películas sobre temas muy álgidos entonces: García; los proyeccionistas Oviedo, Armando, Pancho, Benita, Juanita,
ecología, homosexualidad y religión. O el psicólogo Eduardo Bautista, Joaquín, Julito, Cary, Verdecia, Lázara Blanco, David Verdecia; las
que condujo varios cine-debates… taquilleras Luisa Morejón, Marilyn Lusson, Regla; las acomodadoras o
30
Como Ismael Albello y Ahmed Piñeiro, promotores del Ballet, que porteras Virginia, Isabel, Gina; las pantristas Carmen Mayea, Rosita,
tenían sendos espacios semanales de video para la danza y la ópera, Josefina y la China Suslay; los auxiliares de limpieza Alberto, Martín,
respectivamente. José A. Évora, Joel del Río —del periódico Juventud Luisito, Chaviano; los rotulistas Pedro Rodríguez, Lázaro (caricaturista
Rebelde— y Mercedes Santos Moray —de Trabajadores— colabora- de Dedeté), Fernando; los montadores Fernando Ruiz, Julio Ferrer,
ron en los sabatinos cine-debates. Lizette Vila y Víctor Butari —de la Hugo Bustamante; la dependienta del Fcbc Xiomara Quintana…
Asociación de Radio, Cine y Televisión de la Uneac— fueron miembros
fundadores del Cta, y pilares en la celebración del Festival Caracol en
Lech Majewski:
encontrar en el cine
la imagen del mundo

Frank Padrón
Sus más recientes libros son: L a realidad de un viejo cuadro convertido en fotogramas torna do-
blemente simbólico el título Camino al Calvario, llevado al óleo por
El cocinero, el sommelier, el ladrón
Pieter Brueghel “el Viejo” en 1564, durante la ocupación de Flandes
y su(s) amante(s) y El cineasta que
por los españoles. La pintura llega al cine gracias al realizador polaco
llevo dentro. Lech Majewski,1 quien en su lectura fílmica la nombra El molino y la
cruz (2011). Mas, si no fue precisamente “un calvario” la experiencia
cinematográfica, sí resultó compleja y sobre todo inédita en la historia
del séptimo arte.
El guion se apoya en un lienzo realmente minúsculo del maestro flamen-
co. Sus dimensiones reales son de solo 1,70 por 1,24 metros, lo que no
impide contener a más de 500 personajes (algunos de ellos de apenas
un milímetro), dirigiéndose hacia el Gólgota. De esos cientos de perso-
nas, Lech Majewski extrajo una docena para su filme, con el objetivo
de seguir sus peripecias a lo largo de un día, de la mañana a la tarde.

Revolución y Cultura

43
El cineasta polaco Lech Majewski ante la prensa
durante su visita a la Isla. Debajo, un fotograma
del filme Basquiat, 1996, filme también relaciona-
do con el universo de las artes plásticas y del que
fuera guionista.

Para darle realmente al espectador la


impresión de introducirse en una tela
de Brueghel, el realizador desarrolló
una técnica bastante inédita dentro de
su carrera: rodar a los actores sobre
fondo verde y mezclarlos con los cua-
dros y las imágenes de paisajes en la
posproducción. El resultado final es
una admirable y curiosa mezcla de de-
corados pintados e incrustaciones.
La inspiración de Lech Majewski pro-
viene de la Edad Media y el Renaci-
miento, pero también del universo me-
tafísico y surrealista de las pinturas de
Giorgio de Chirico. “Quería transmitir
al espectador una fascinación por lo
irracional, la mística, lo oculto… que
él mismo pudiera acudir a su imagina-
ción, a las emociones sepultadas en su
inconsciente”, declaró el cineasta a raíz
del estreno.
El cuadro ha sido estudiado durante
mucho tiempo por el historiador de arte
Michael Gibson, y parece rebosar enig-
mas a los cuales no se encuentra solu-
ción. En el seno de estos, destacan va-
rias cuestiones: ¿Por qué en un paisaje
del Renacimiento se da tanta importan-
cia a un extraño molino situado en un
peñasco? ¿Por qué el pintor escondió la
figura de Cristo en el seno de una mu-
chedumbre de campesinos? El experto aporta a ello algo género. Las cosas aparecen ante mí con una forma defi-
de iluminación: “La marca de Brueghel consiste en utilizar nida. Mientras tanto, el funcionamiento de los diversos
la situación política del momento para relacionarla con la géneros es como aprender otros idiomas; se puede decir
historia del Mesías, y no tomar la historia de Cristo para lo mismo en una lengua diferente, pero el contenido es
condenar los abusos de los españoles”.2 similar. Cada medio tiene su propio lenguaje y un modo
No es la primera vez que el cineasta polaco Lech Majews- de acción diferente al destinatario, pero el contenido pro-
ki se sumerge en las artes plásticas: en 1996 produjo el viene de una misma raíz.
biopic Basquiat, dedicado al célebre pintor neoyorquino; Existen similitudes y relaciones entre los géneros, pero
de modo que antes de adentrarse en el renacentismo los géneros individuales operan en otros idiomas como
bruegheliano había pulsado la posmodernidad del ilustre francés, italiano y español, donde la raíz es el latín; las
neoexpresionista del grafiti. Sin embargo, aunque más co- artes basadas en la imagen: el cine y la pintura, tienen
nocido por esa faceta en el ámbito internacional, debido a algunas características comunes (imagen plana); las ar-
la masividad que implica el medio, llamarle a Majewski tes espaciales: arquitectura, escultura, tienen el núcleo
solo cineasta es reducir extraordinariamente el amplio es- común.
44
Revolución y Cultura

pectro de un artista múltiple y abarcador. —En el video de la ópera que nos presentó mientras dic-
Para suerte nuestra nos visitó durante la más reciente taba su conferencia en el Ateneo, se aprecia una sólida
Jornada de la Cultura Polaca, ocasión que aprovechamos influencia de la pintura —por la manera de componer la
para conversar con él. planimetría y la concepción de la visualidad en general—
—Usted es un hombre renacentista: cineasta, dramatur- y el cine —a través de encuadres y planos mezclados con
go, autor de óperas, poeta, pintor… ¿Prefiere o se siente gran eficacia—. ¿Qué puede comentar al respecto?
más cómodo en uno u otro género, o los disfruta todos por —En primer lugar, mi genealogía es la poesía y la pintu-
igual? ¿Qué nexos encuentra entre unos y otros? ra. Cuando realizo algo a través del lente de una cámara
—Cuando algo me parece una novela o un poema y lo o en la escena, entonces compongo como un pintor, ya
veo en un género particular, entonces lo realizo en ese que es mi idioma principal en el cual opero (iconografía).
Las primeras inspiraciones son una especie de visión, términos generales, el panorama general del arte se apar-
es difícil precisar de dónde vienen, ¿de la inconsciencia? tó mucho de lo que era el dominio de los viejos maestros.
Jung lo describió como una gran área de inconsciencia. —Usted ha dicho: “El cine es ahora el encargado de crear
Hay una zona común de arquetipos culturales, algunas las grandes metáforas”. ¿Puede abundar en ese concepto?
cosas aparecen como imágenes, en ello me mantengo. —No he dicho que el cine tenga una tarea. Es difícil darle
—¿Prefiere dentro de la ópera mantenerse en los marcos una tarea al cine o al artista. Yo diría más bien que en lo
del belcantismo o experimenta también en lo dodecafónico personal estoy buscando en el cine una síntesis, encon-
y otras vanguardias contemporáneas? trar en él la imagen del mundo que veo. Por ahora, mu-
—Definitivamente belcantismo, detesto el dodecafonismo chas películas que conozco presentan algo como juguetes
y todas las torturas audiovisuales que nos trajo el siglo o juegos de ordenador a gran escala o tiras muy limita-
XX. Creo que este fue un siglo enfermo, que destruyó das de la vida. Nadie está tratando de crear una síntesis,
todas las bases de la estética y la cultura, que causó el como en el siglo XIX al estilo de La guerra y la paz de
mayor sufrimiento a la humanidad, a través de la crea- Tolstoi y las obras de Dickens, que sí eran síntesis, toda
ción de los sistemas totalitarios, dirigidos contra la gran una cultura completa. Los artistas actuales se atreven
tradición de buscar la trascendencia en el arte y el estado solo a ironizar, el “gran tema” les da vergüenza, lo que
de gracia, como fue presentado por Schiller. El siglo XX demuestra la enanería del arte contemporáneo, que no es
nos sometió a la tortura y el choque; el arte se basa ahora capaz de describir el mundo que les rodea. La explosión
en el escándalo, la colisión, la agresión. Yo, al igual que de la imagen causó la implosión del significado de la ima-
gen. El mundo se vino abajo, desmembrado.
—¿Cuáles son sus proyectos a corto y largo
plazos?
—Nunca hablo de mis proyectos, y solo cuan-
do los termino es que puedo referirme a ellos.
—Pues ojalá pronto tenga “de qué” hablar.
Gracias por su visita a Cuba y por su enrique-
cedora obra.
—Gracias a ustedes por la cálida acogida.

Notas
1
En puridad no fue el primero en trasladar obras del
artista de la plástica a la pantalla: En Solaris (1972),
de Andréi Tarkovski, aparecía el cuadro de Brueghel Los
cazadores de la nieve, una pintura que vuelve a verse
en la película Melancholia (2011), de Lars Von Trier.
Sin embargo, nunca antes una pieza de tan prestigiosa
autoría había protagonizado todo un filme, o mejor aún:
se había “transubstanciado” en celuloide.
2
<http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula195787/
secretos/>.

mi amigo, el gran compositor H. M. Górecki, ya desapa-


recido, estaba buscando en el arte la belleza que el siglo
XX destruyó.
—¿Cómo ve el panorama cinematográfico y teatral en la
Polonia post-socialista?
—Hablar de la cinematografía es difícil para mí, porque
es muy dispersa. Por supuesto, como en cualquier indus-
tria del cine hay películas buenas y malas. Ciertamente,
el teatro polaco se encuentra en altísimo nivel mundial,
y hemos desarrollado un lenguaje apreciable. Se trata
de una creación tal, que considero a Polonia como líder
mundial en la expresión escénica y no solo por Grotows-
ki, Swinarski y Kantor, sino también por una gran canti-
dad de artistas jóvenes que operan en magnífico lenguaje
teatral. Incluso si con la edad se convierten en amanera-
dos, como Bob Wilson, parece que es una característica
necesaria que les permite abrir nuevas puertas.
Revolución y Cultura

—¿Qué lo llevó a recrear en el cine estéticas pictóricas tan 45


diferentes como las de Brueghel “el Viejo”, el Bosco o Sch-
nabel?
—Nunca he realizado Schnabel, produje su estreno, una
película basada en mi libro Basquiat. Schnabel nunca ha
sido una inspiración para mí, yo le encontré para hacer
una película. Cuando se trata de diferentes estéticas, para
mí los viejos maestros son la fuente constante de inspi-
ración. No me gusta el arte moderno, pero hay grandes
excepciones como Basquiat, Giorgio de Chirico y otros. En
El grácil vuelo
de la mujer-pájaro

Yo soy la visión que llega en la madrugada


Rafael Acosta de Arriba con un ramo de lirios transparentes
Escritor, crítico y ensayista, se (…)
desempeña como investigador en Soy un caleidoscopio en la niebla de una bóveda
el Instituto de Investigaciones de la Soy la mujer que ama y nada espera.
Cultura Cubana Juan Marinello. Zaida del Río (“La donna d’inverno”)

I
En el panorama artístico visual cubano, a finales de la década de los
setenta del pasado siglo, emergió una obra que rápidamente ocupó
un espacio singular. Los dibujos, grabados, instalaciones y pinturas
de Zaida del Río se colocaron en la cima de una producción simbólica
que brotaba como consecuencia de la enseñanza artística y el talento
personal de un grupo de creadores que pronto fue reconocido como
la generación de los setenta. Decirlo así, sintéticamente, no expresa-
ría bien la hondura de esa obra, sus particularidades, la profunda
belleza de sus trazos, el lirismo culto de una creación de genuina
raigambre cubana, articulada con religiones y culturas universales,
una obra esencialmente femenina y sincera como pocas.
Un rápido recuento de la formación y los inicios de la presencia de
Zaida del Río en el paisaje artístico insular tiene que referirse obli-
gatoriamente a otros dos factores cardinales: uno, la
pertenencia a una tradición artística que está viva por
completo, que es contemporánea y que ha influido en las dis-
tintas y sucesivas generaciones de artistas de las últimas décadas.
Una tradición, vale decir, que además de viva y latente, ha sido y
es riesgosa y audaz, dialogante y crítica con el
contexto social y con la historia del arte univer-
sal. La otra cuestión que deseo subrayar es que la
generación de los setenta implicó para sus integrantes
la adquisición de algunos compromisos estéticos y conduc-
tas sociales que también ayudaron a conformar modos y
estilos entre sus integrantes.
Manuel Mendive, Tomás Sánchez, Ever Fonseca, Flavio
Garciandía, Pedro Pablo Oliva, Zaida del Río, Roberto Fa-
belo, Flora Fong, Eduardo Roca (Choco), Ángel Ramírez,
46
Revolución y Cultura

Nelson Domínguez, entre otros, crearon un imaginario


colectivo que fue puente seguro y estimulante hacia
las rupturas que sobrevinieron en los años subsi-
guientes en el arte cubano. Ellos conceptualiza-
ron sus modos de expresión, se asomaron a un
temprano cosmopolitismo, diversificaron los so-
portes y formatos y asumieron la interrelación de
las artes como un factor clave de la práctica artística
de su tiempo. No es, por tanto, una generación para
desdeñar, ni mucho menos, jugó un papel de con-
estudiosos coinci-
de en otorgarles ese
valor añadido, como
conjunto, a los par-
ticulares logros es-
téticos que cada uno
de sus integrantes
supo acumular con
el tiempo. Zaida si-
gue siendo uno de
los artistas más re-
conocidos de ese
grupo de creadores.

II
A pesar de que no
ha basado entera-
mente su trabajo en
el color, la obra de
esta autora, afinca-
da principalmente
en la línea de su di-
bujo, es atravesada
de principio a fin por
un uso de la gama
de colores que la
identifica de inme-
diato con la atmós-
fera y luminosidad
del Caribe, la zona
geográfica de donde
procede. Mucho del
barroco insular de
estas latitudes mar-
ca sus piezas, lo que
se aprecia no solo en
el abigarramiento o
saturación del espa-
cio en blanco, sino
en la profusión de
símbolos que puebla
cada imagen. Las
obras de Zaida del
Río son como diora-
mas de signos cultu-
rales, de entrecruza-
miento de religiones
(sincretismo), un
surtidor de signos
en el que lo místico,
lo erótico y lo feme-
nino impregnan su
discurso plástico.
tinuidad tan importante para la his- se produciría en la plástica cubana Poetisa de delicados versos, la auto-
toria del arte como el rol de ruptura. de los ochenta, todos los enterados ra es una excelente tituladora de sus
Además, fue la primera hornada de coinciden en que resultaron excelen- cuadros, en los que con frecuencia
Revolución y Cultura

creadores que salió formada com- tes escuelas en todos los órdenes. inscribe frases como para dar tes- 47
pletamente por el sistema de ense- Esos artistas, ahora creadores de re- timonio de que su obra nace de la
ñanza establecido por la Revolución conocimiento internacional, aceptan comunión de los dos lenguajes, el
Cubana, un sistema que demostró hoy con gratitud la importancia de pictórico y el de la palabra, signos y
tempranamente su fortuna pedagógi- esa formación en sus desempeños. letras en perfecta copulación. En la
ca para el arte. La Escuela Nacional Sin embargo, no es ocioso decir aquí década de los noventa del siglo pasa-
de Arte (1962) y el Instituto Superior que la generación de los setenta no do un nuevo símbolo apareció en su
de Arte (1976), por cuyas aulas pasó ha disfrutado ciertamente de muchos obra, la que ya había transitado pre-
Zaida del Río, fueron los talleres don- estudios longitudinales o intensivos,1 viamente por los temas del paisaje,
de se fraguó el radical cambio que aunque la mayoría de los críticos y la tradición bucólica del campo cu-
En la página 46, detalle de Solo el afán de la serie “Versos libres”, 2013.
En la 47, Trópico nocturno, 2007. Junto a estas líneas, Luz de luna,
también de la serie “Versos libres”. Debajo, Zaida fotografiada
por Marianela Duflar.

bano y la referencia a los animales. do dice que la obra que nos ocupa es piedra, la facilidad de su dibujo y la
Me refiero a la imagen de la mujer inclasificable, tal es la pluralidad de complementación de los motivos con
con cabeza de pájaro, una alegoría sus fuentes, referencias culturales y que rellenó la superficie; contempla-
a su propia persona, una figura cla- temáticas, así como la diversidad síg- ción que terminó únicamente cuando
ve en la que Zaida se transmuta en nica que la nutre. Méndez afirma, y colgó las cartulinas a secar. Recién
un ser volátil a partir de su imagi- ahora me adhiero a esa idea, que se había obtenido Zaida el Premio de
nación, como buscando un más allá trata de “una obra abierta y en cons- Litografía en el Encuentro Nacional
de la realidad. La mujer-pájaro es el tante mutación”.3 de Grabado con la serie “Bicicleta en
símbolo por excelencia de su obra, es La sensualidad y lo amoroso es otro la hierba” y la prensa nacional había
ella misma y la fantasía de lo imposi- de los núcleos duros de su poética. amplificado su trabajo en diferentes
ble, es su poética en estado natural y El cuerpo desnudo, de hombres y medios. Despuntaba entonces, emer-
primigenio. Significa todavía mucho mujeres, es donde encarna su ero- gía en el competitivo escenario de las
más, incluso supera en capacidad tismo sugerido, una desnudez de artes visuales del país. De manera
simbólica al pavo real, otro de sus fe- remembranzas clásicas, helenísticas que estoy hablando de tres décadas
tiches artísticos, pues esta ave, em- por más señas, en la que cuerpos de aproximación, conocimiento y se-
blema de la India y componente de esbeltos y bien torneados se ofrecen guimiento de su trabajo, hasta el día
varios ritos afrocubanos, que adornó desde sus cuadros a la mirada del de hoy.
y adorna muchos de sus cuadros, no degustador como si se entregaran a En todo este itinerario hay algunos
llega nunca a poseer la fuerte carga una voluptuosidad desenfadada. Es rasgos que considero importante
referencial de la mujer-pájaro, ella es natural que una artista que ha con- subrayar. En primer término, la ex-
la esencia de su poesía visual. fesado que siente la realidad con todo quisitez de su dibujo, antes mencio-
Esa capacidad de vuelo de su poéti- su cuerpo, a la hora de la creación nada, sensual, elegante, seguro, re-
ca es también una alegoría a la me- sea capaz de reconocerle al cuerpo sultado de una línea clara y cultivada
moria y al tiempo, pues la fluidez de (como idea) la condición de metáfo- con delectación. El dibujo no permite
su lírica es otro de los signos que la ra del universo. En esta perspectiva mentir al artista, es la prueba irre-
caracterizan, como la secuencialidad lo erótico es una continuidad otra de cusable del dominio técnico; a través
de los versos de un poema o los fo- los poderes telúricos y libidinosos del de la línea se despliega la armazón
togramas de una película, o como cuerpo, de sus hondas implicaciones de pensamiento de cada pieza, su
las aguas de un río o la imaginación sexuales como pivote del arte. Zaida capacidad expresiva. En segundo
de un ser enfebrecido (ella misma) del Río conoce de esas potencialida- lugar, es importante destacar una
en el momento de gestar sus signos. des porque es capaz de sentirlas en cualidad de la obra de Zaida, el estu-
Tiempo que fluye en los lienzos y las carne propia y las ha utilizado para dio en profundidad que realiza de los
cartulinas, tiempo que se desgrana darles rienda suelta en sus cuadros. temas que motivan sus exposiciones.
linealmente hacia la imagen. Se trata de una voluntad de investi-
El destacado poeta Miguel Barnet es- III gar a fondo lo que más tarde serán
48 cribió atinadamente estas palabras: Recuerdo ahora que a mediados de imágenes conectadas por un argu-
Revolución y Cultura

“Nadie puede sustraerse al poder los años ochenta visité una tarde mento central. Puedo citar algunos
mágico de estas figuras. Ni siquiera el Taller Experimental de la Gráfica ejemplos paradigmáticos: la muestra
aquellos que sepan jamás interpre- de La Habana, a un costado de la “Oraciones populares”, de 1987, en
tarlas. Sus cuadros están vivos y se Plaza de la Catedral de La Habana, la que indagó a fondo expresiones del
mueven entre sí por un ritmo seme- con la intención expresa de ver tra- sincretismo religioso afrocubano en
jante al que rige a los astros y la na- bajar a Zaida en una litografía. Nos su hibridación con el catolicismo; en
turaleza”.2 A la vez, coincido con el habíamos puesto de acuerdo previa- 2002, con la muestra “Casas de cu-
juicio de otro poeta (este también crí- mente y pasé horas de aquella tar- ración”, examinó las relaciones entre
tico de arte), Roberto Méndez, cuan- de apreciando su destreza sobre la el ser, el espíritu, las estructuras pi-
En la página anterior, Barranco, 2014. Bajo estas líneas,
El regalo, 2014; a la derecha, arriba, Mangle, 2013; y debajo,
que también ilustra la cubierta de nuestra revista, Solo el afán,
de la serie “Versos libres”, 2013.
literatura: “soy yo mismo la materia
de mis libros”. Zaida del Río nos sor-
prende porque ella pintó sorprendi-
da. Pasión y sorpresa, sorpresa de la
En la página mirada infantil, pasión de la mujer
anterior, Pasos y adulta, enamorada de la vida.
evocaciones, 2013. La mujer-pájaro, hija de Ochún, ado-
Junto a estas radora de Shiva y Krishna, fiel a su
líneas, Se la siente comprensión de la naturaleza astral
venir, de la serie y espiritual del ser y a sus polarida-
“Versos libres”,
des de energía e información de lo
2014. Y abajo,
Fantasía, 2008. cósmico, descendiente por igual de
los cuatro signos: tierra, aire, mar y
fuego, dibujante exquisita y colorista
consumada, mujer sensible de imagi-
nación desbocada, sigue trabajando
incansablemente en pos de construir
su legado.
La Habana, a diciembre de 2016

Notas
1
La excepción a esta carencia es el libro de
Hortensia Montero Méndez, Los 70: puentes
para la ruptura, Centro de Investigación y
Desarrollo de la Cultura Juan Marinello, La
Habana, 2006
2
Miguel Barnet, “Zaida del Río, el vórtice
del sueño”, en La Gaceta de Cuba, No. 2, La
Habana, 1994, pag 22.
3
Roberto Méndez, “El secreto de la mujer pá-
jaro”, en Los cuerpos del siglo. Otra mirada a
la plástica cubana. Editorial Ácana, Camaguey,
2002, pp 102-107.

ramidales y las energías cósmicas; y, salas permanentes del Museo Nacio-


en tercer término, la muestra “Reina nal de Bellas Artes. Cada nueva ex-
de Corazones”, de 2006, en el Museo posición suya, y son muy numerosas
Nacional de Bellas Artes, dedicada desde la primera, allá por 1976, va
a ilustrar las historias de vidas de larvando su valioso legado a la plás-
veinte mujeres célebres (Cleopatra, tica cubana.
Sor Juana Inés de la Cruz, Alfonsi- Su vocación permanente de asociar
na Storni, Frida Khalo, Rita Monta- artes visuales y danza no solo res-
ner y Coco Chanel, entre otras) que ponde a una experimentación esté-
han impactado a la artista. En todos tica, sino a dar rienda suelta a su
estos casos, Zaida estudió, investigó carisma. Considero que la fuerte
y cotejó datos, libros y experiencias personalidad de Zaida es una par-
antes de pararse frente a los cuadros te importante de la imagen que ha
o instalaciones. Así ha sido siempre, proyectado desde sus inicios. Ella es
una línea de conducta responsable y admirada y respetada en su ámbito,
sostenida para gestar su obra, nunca en el gremio artístico nacional y en
el dibujo por el dibujo. escenarios internacionales. Zaida es
La bibliografía activa y pasiva sobre genio y figura hasta el final.
esta obra crece gradualmente debido Las deidades aladas, los arcoíris, las
a la atención de la crítica especiali- flores, los pavos reales, las piedras
zada y de otros escritores que han preciosas, los motivos tibetanos y
reparado en sus virtudes de mane- las hojas de tabaco pululan en esta
Revolución y Cultura

53
ra progresiva. Nombres como Miguel muestra tejida como fina orfebrería
Barnet, Adelaida de Juan, Roberto por la mano entrenada de una artis-
Méndez, entre los más reconocidos, ta en plena madurez. Pintura espe-
y Toni Piñera, Estrella Díaz, Eloida jeante, reflejo en primer lugar de la
Pedroza y Consuelo Hernández, en- personalidad de su autora, de cómo
tre otros críticos, han escrito sobre ella ve el mundo, una poética que
la obra de Zaida. Por otra parte, sus se mueve entre la ensoñación y una
cuadros integran importantes co- melodía en la que danzan las imáge-
lecciones internacionales y en Cuba nes. Zaida pudiera decir, desde su
tienen un lugar prominente en las obra, lo mismo que Montaigne de su
Lo nuevo,
un valor

Luz Merino Acosta


Profesora universitaria. Su más H asta mediados de la década de 1920 se aprecia alguna cercanía
o convergencia de gustos entre las instituciones oficiales y privadas.
reciente compilación es sobre la
Para algunos especialistas, la posible consolidación del campo ar-
crítica de arte de Jorge Mañach, en
tístico es lo que trae aparejada la aparición de lo emergente, de una
proceso editorial. producción y una crítica que intentan dislocar el cierto equilibrio
logrado o establecido.
En este horizonte cambiante e innovador emerge la Revista de Avan-
ce (RA) y se despliega la Exposición de Arte Nuevo (EAN), dos aconte-
cimientos que poseen diversos acercamientos y han sido estudiados
por diferentes autores. De manera que este comentario, a noventa
años de tales eventos, pretende ofrecer una visión relacional tren-
zando estos hitos desde el contexto cultural y de las sincronías con
el concepto de lo nuevo que tiñe el campo del arte con diferentes
arrojos.
Hacia mediados y finales de los años 1920 y en consonancia con los
sucesos sociopolíticos aparecerán en la escena artística unas fuer-
zas activas, agentes de distintos perfiles (entre ellos, productores,
críticos, instituciones) que tienen una nueva actitud e intentan un
posicionamiento. Pretenden un nuevo estado en el juego e imprimirle
una dinámica al campo. Los productores serán unos de los cataliza-
dores del cambio y la crítica los acompañará con un discurso que se
empeña en marcar la diferencia.
¿Cómo se introduce lo nuevo, es en la EAN o es un proceso reducido,
lento, desigual pero regular? Es posible que sea necesario verlo desde
diversas instancias y no solo desde la pintura.

Las publicaciones seriadas


Si nos atenemos a una posible cronología, lo nuevo se inscribe in-
formativamente desde 1909,1 cuando el corresponsal de París envía
a El Fígaro las noticias sobre una nueva tendencia denominada fu-
turismo. Esta línea periodística valorativa se mantendrá con altas y
bajas, y en 1913 incluirá tanto los nombres de los nuevos artistas
como reproducciones de obras realizadas por las principales figuras
del novedoso movimiento. Incluso, un caricaturista se pregunta si el
futurismo invadirá al dibujo humorístico y otros atienden las posibi-
lidades de una tipografía futurista.
54
Revolución y Cultura

Conjuntamente se habla de cubismo, en particular a través de la


figura de Diego Rivera, lo que permite al corresponsal enviar una
imagen de La mujer de la mandolina de Picasso que se reproduce en
El Fígaro en 1916.2 Ya aparecerá, en el Salón de 1924, una exposi-
ción de botijas pintadas en la cual José Manuel Acosta es tildado de
futurista. En ese mismo año, este artista factura la portada del poe-
mario La zafra, de Agustín Acosta, en la cual conjuga lo industrial, la
máquina y el cubofuturismo. A eso se suma la glosa de Jorge Mañach
“Al margen de una exposición rusa”,3 comentario sobre la muestra
que se llevó a cabo en el Diario de la Marina (DM). En este discurso
una resonancia muy discreta en la crítica de
arte pues esta prestó mayor interés a la pin-
tura, a la caricatura y sus innovaciones po-
siblemente por la existencia de un Salón de
Humoristas desde 1921. Las revistas, desde
inicios de la República, serán antenas des-
de sus particulares registros de comentarios
valorativos, pero en el horizonte en análisis
el periódico aún mantenía el concepto de no-
ticia y la intelectualidad no se aproximaba a
la prensa como un medio discursivo en tér-
minos literarios y culturales.
A la izquierda, afiche explicaba al público qué era el futurismo y Un posible punto de giro en la prensa en tér-
de la Exposición de Arte cómo entenderlo. Un año más tarde aparece- minos de cultura lo constituyó, a nuestro jui-
Nuevo 1927, realizado por rá en la revista Social el posiblemente primer cio, la llegada de Mañach al DM con la sección
Eduardo Abela. A la derecha, artículo sobre Picasso, enviado desde París “Glosas”, que iniciará en 1922 con el propósi-
Jorge Mañach, caricaturizado to de abordar los acontecimientos culturales
por el corresponsal Alejo Carpentier4 con re-
por Rafael Blanco.
producciones de obras del artista. habaneros. Con este espacio aparecieron: la
A lo anterior se suman las ilustraciones en sección fija para la cultura (lo que suponía
publicaciones seriadas que comenzaron a una regularidad), la firma, el diálogo con el
trabajar otros lenguajes y se expresaron en la lector y un abanico temático en el espectro
caricatura, los dibujos y anuncios comercia- cultural. El DM, un periódico de amplia cir-
les. Cubiertas de ediciones culturales resul- culación, acogió a un joven de 24 años que
taron el escenario propicio para la aparición comenzaba a escribir sobre cultura y sería
y colocación de los nuevos códigos visuales. portador de un viraje en el periodismo de la
Así se irá incorporando una modernidad época al emprender el comentario crítico des-
Revolución y Cultura

plástica no equivalente a lo que se exhibía en de una mirada valorativa y distanciarse del 55


el Salón de Bellas Artes, al menos en térmi- concepto de noticia, centrar su atención en
nos de lenguaje y tematizaciones. La novedad las exposiciones del arte del día, tanto de cu-
en el Salón la aporta Acosta quien, con osa- banos como de extranjeros, que desplegaban
día, presenta obras cruzadas por las nuevas sus producciones en los Salones y la Asocia-
tendencias, lo que le valió el enunciado de ción de Pintores y Escultores (APE), con lo
futurista, no siempre bien asimilado por el cual va a impactar en el campo artístico.
público. Las “Glosas” no aparecían en la edición
Lo antes mencionado, en particular los nue- matutina del DM sino en la vespertina.
vos discursos visuales de las revistas, tendrá Según los especialistas, el periódico de la
mañana solía tener más lectores. El públi- ediciones que aparecerán entre
co quería saber qué ocurrió en el mundo y mediados de 1920 y 1930 no es
en su país mientras dormía. Este consumo solo su perfil de suceso, sino
masivo propiciaba la lectura de las diver- que desde él se interesaban en
sas secciones del diario. El periódico de la incidir en la cultura. Esta posi-
tarde no tendrá el mismo público meta. De ción de incidencia conducía a
manera que el DM tenía necesidad de abrir la polémica, los enfrentamien-
secciones, publicar cuestiones más parti- tos contra lo imperante.
cularizadas pues debía construir un con- RA aparece en 1927. De sus
sumidor que se interesara en la edición por editores ya se hablado en otros
la diversidad y la novedad. En este espacio textos, pero quisiéramos sig-
se inscribía la producción periodística de nificar que entre ellos Mañach
Mañach, quien tendría que darse a conocer tenía un sistemático ejerci-
e ir formando un lector para las “Glosas”, cio periodístico, arraigado en
para la recepción de una nueva manera de temáticas culturales, expe-
presentar y comentar la cultura. riencia que aporta a la recién
Aquellas se asientan en la crónica, género creada edición. La revista am-
periodístico que le permitió moverse con fle- bicionaba un imaginario que
xibilidad, justamente por el carácter selectivo representara las nuevas rutas
desde la mirada de autor, que posibilitaba y se anclara en una afirma-
ofrecer puntos de vista propios. Se dice que ción nacional. Las ilustracio-
las “Glosas” contienen y rebasan la crítica de nes publicadas conformaron
arte. Efectivamente, sus temas son variados: un “texto visual”
viajes, costumbres, historia, literatura, arte. que vehiculizó las
Pero es un espacio en el cual se va a ins- nuevas propuestas
cribir el arte y en particular su producción plásticas, en sinto-
de actualidad. Mañach irá transformando nía con el proyecto
sutilmente la concepción de la noticia. No renovador de la re-
se limitó a informar, sino que comenzó a dar vista y, a la vez, re-
opiniones, eso que él denominó periodismo alzó la edición con
de pareceres. un sentido de mo-
Otro elemento de impacto en el campo artís- dernidad.5
tico será la aparición de un conjunto de edi- Con la RA “se qui-
ciones, hacia finales de la década de 1920, so poner en circu-
que hoy día se denominan de alternativa. lación una nueva
Revistas edificadas desde y para la intelec- sensibilidad —la
tualidad, lo que cualifica su público. RA, sensibilidad del no-
Atuei, Revista de La Habana, Suplemento vecientos— supe-
literario del Diario de la Marina (SLDM) pue- rando el confor-
den diagramar este momento. Son concebi- mismo en política,
das como canales singulares, facturadas por el modernismo en
una nueva promoción. Por ello, el Minorismo poesía, el natura-
y la RA pueden operar como dos claves de lismo en novela,
esta nueva generación. Su actuación como el discursismo en
grupo, organizado o coyuntural; el interés la prosa, el lugar
explícito en distanciarse del pasado y ser crí- común y la impro-
tico con aquel, no estar implicados con los visación en todas
partidos políticos tradicionales, imponer una partes”.6 Aun cuan-
nueva temporalidad y sensibilidad, ser una do Félix Lizaso no
generación comprometida con el presente y se remite o refie-
el futuro, son enunciados que expresan los re a la producción
deseos de cambiar el mundo y las condicio- plástica, esta forma
nes situacionales de la Isla. Los conductos parte de los nuevos
de enunciación de los nuevos ideales cultu- tiempos y de las transformaciones que se Arriba, portada del poemario
rales serán los manifiestos, las publicaciones proponen. La zafra, de Agustín Acosta,
culturales, la crítica, los lenguajes artísticos, Se ponía en marcha, de manera explícita, realizada por su hermano
56
Revolución y Cultura

convertidos en escenarios de lo diferente y el concepto de tensión entre modernidad y José Manuel. El resto de las
imágenes en estas páginas,
del enfrentamiento entre pasado y presente. tradición. La revista, cual expresión de una
son portadas de algunas
En términos cronológicos, la fundación de alternativa, operó como conductora de esa ti- de las publicaciones
nuevas publicaciones seriadas no es algo no- rantez en términos visuales y discursivos. La que acogieron el arte
vedoso pues desde el siglo XIX se crean revis- crítica en particular también intentó un nue- de vanguardia.
tas e, incluso, en los primeros veinte años re- vo discurso. Es por ello que las ilustraciones
publicanos hay un conjunto que define una de RA articulan con un universo de imágenes
determinada malla editorial, en la cual coin- que supera el soporte editorial y, a la vez, ac-
ciden un grupo de agentes que le otorga un cionan un referente indispensable como es-
determinado carácter. Lo novedoso de estas pacio experimental, de manejo de modelos,
de propuestas inconclusas, de encuentro de centro de gravitación tampoco
paradigmas, de caminos desechados, de ex- la abandona. La vanguardia
ploraciones, de tipificación de discursos. cubana intenta delinear o dia-
RA coincidió con Social en el arco temporal gramar —conscientemente o
comprendido entre 1927 y 1930. Ambas ope- no— otro concepto de lo bello.
raron con registros visuales, aunque diferen- No lo asume como perfección,
ciados. Social, fundada en 1916 por Conrado permanencia, ideales físicos.
Massaguer, fue portadora desde su génesis Ahora el artista interpreta la
de una visualidad que la identificó y singula- representación desde su par-
rizó en su contexto. A nuestro juicio, asumió ticular mirada y surge el ros-
un contorno participativo cuando se convir- tro. Se instala en lo subjetivo,
tió en órgano oficioso, tribuna, del Minoris- lo personal, busca el yo del
mo (1927). A esto se suman los comentarios retratado —ese mundo inte-
críticos. Si bien Social, desde su inicio, será rior que además pasa, transi-
antena del Salón de Bellas Artes (en aquellos ta— o hace una transferencia
años un elemento de impacto y autonomiza- con el creador. De manera que
ción del campo artístico), los productores que el rostro no hace de la seme-
polarizaban el análisis crítico eran Leopoldo janza la piedra de toque, sino
Romañach, Esteban Valderrama, Enrique que prioriza el parecido y la vi-
García Cabrera, Juan Emilio Hernández Giró sión del artista será una de las
y el Salón de Humoristas. A partir de 1926 claves. El retrato muestra una
se aprecia un giro al comenzar a demarcar crisis del modelo simbólico. Ya
nuevos productores y conceptos: Acosta, Ri- no tiene sentido lo bello como
verón, Nogueira, Víctor Manuel, Antonio Gat- elemento de complacencia. De
torno, Eduardo Abela, Arte Nuevo. alguna forma se agrieta la tra-
Junto a Social, Atuei (desde las posiciones dición clásica de la belleza.8
apristas) tendrá una visión cultural que in- Es posible que se busque otro
crepaba, cuestionaba, al igual que RA y la tipo, anclado en la naturalidad
Revista de La Habana. De manera que, con y lo cotidiano.
diferentes registros o gradaciones, la inciden-
cia sociocultural cualificará a estas nuevas La producción
ediciones que impactan el campo artístico y Tal vez los mayores dilemas
además confieren a la crítica de arte el valor estén en las matrices modéli-
de lo nuevo. cas, pues la historiografía ha-
bla de manera genérica sobre
Lo bello los ismos europeos, in-
Con la aparición de lo nuevo (que es un va- corporados con cautela
lor) se quiebran los postulados de “la belleza por parte de los nuevos
como una revelación de una verdad anterior creadores. Así se perci-
y trascendente”.7 La vanguardia pictórica be en los textos de RA
internacional se despojó de la belleza, ese sobre el tema. Es posi-
concepto no estaba en el guion de los nue- ble que el más extendido
vos discursos. Para los creadores emergentes de los paradigmas sea
cubanos, la belleza se torna diferente. el muralismo mexicano.
El retrato puede ayudarnos en esta mirada Sobre esto se ha habla-
(tanto desde las ilustraciones de RA, lo ex- do y existe una buena
puesto en los Salones y los dibujos en So- fortuna crítica. Pero hay
cial). Los artistas modernos no se interesaron otros modelos que circu-
en demasía por el consabido encargo social. laban con fuerza en los
Este no constituía un elemento decisivo para países visitados por los
ellos. Todo retrato supone un modelo, que artistas y se vuelcan en
circulaba entre colegas, amigos, amigos de la visualidad de RA: el
los amigos, creadores de otras prácticas ar- ultraísmo, el estridentis-
tísticas. Ya desde aquí se dilucida otra mi- mo, el retorno al orden.9
rada sobre el tema, pues los autores no se No obstante, esta mo-
involucran en la demanda, sino que, como dernidad que se advierte
Revolución y Cultura

apuntan algunos especialistas, representan en la producción es pe- 57


a sus modelos con amplia libertad y de ma- riférica y ecléctica. Como
nera diferenciada. receptora recicla fuentes
Los modernos se propusieron renovar las vi- y combina lenguajes, ensambla discursos
siones de la representación y, sin escatimar y elementos de diversas procedencias. Pero
las posibles semejanzas, posicionaron su además conjuga magistralmente lo rural y lo
obra sobre otro escenario, identificado por el urbano, lo nacional y lo internacional. Des-
deslizamiento de la pose a la postura. Otro de el ángulo discursivo convenimos con Ticio
aspecto es el desplazamiento del retrato al Escobar10 que el giro moderno no logra des-
rostro, que si bien no tiene la belleza en el montar el juego de la representación, pero lo
reformula. En esto inciden los nuevos mode-
los. Tal mezcla es lo que define nuestra mo-
dernidad latinoamericana, y así se percibe en
las ilustraciones de la RA facturada por los Obras bien conocidas de Víctor polícroma. Esto (según aquel autor) era para
artistas emergentes que se nuclean alrededor Manuel, Abela, Carlos Enríquez oponerse, alejarse de las palmeras con bohíos
de esta publicación para expresar la novedad y Amelia Peláez, algunos de sobre un fondo verde y bajo un cielo añil: el
(V. Manuel, Abela, Carlos Enríquez, Marcelo los artistas iniciadores de la tipo de paisaje que se vendía entonces.
vanguardia en Cuba.
Pogolottti, Rafael Blanco, Domingo Ravenet,
Lorenzo Romero Arciaga, et al.). Nuevos espacios: El Lyceum
Otro aspecto que pone distancia entre la re- Los artistas “nuevos” concurrían a los Salo-
novación y lo establecido es el método de eje- nes desde 1916. Una ojeada detecta la pre-
cución, al parecer ya incorporado por algunos sencia, por ejemplo, de Víctor Manuel desde
en la EAN. Ahora se interesan por trabajar el inicio del nuevo espacio hasta 1929, Abela
alla prima (del italiano, a la primera). Es un participa entre 1920 y 1925, Amelia lo hace
estilo o técnica de pintura donde, en vez de de 1922 a 1926. No obstante, en un recuento
construir capa por capa los colores, la pintu- se advierte una participación más regular de
ra se termina en una única sesión, cuando los nuevos a partir de 1920, particularmen-
todavía está fresca. La obra se resuelve en te entre 1922 y 1929. Incluso, después de la
una sola capa pictórica que no se diluye con EAN, Víctor Manuel, Abela, Gattorno, Ame-
ningún tipo de disolvente. No existen proble- lia, Ernesto Navarro y Teodoro Ramos Blanco
mas de capas grasas o magras, reduciéndo- continúan exponiendo en el Salón; pero cada
se bastante el riesgo de agrietamiento. Esta vez menos. Si bien superaron este evento,
técnica requiere del artista mucha seguridad aún no tenían otros canales de visibilidad,
en la aplicación de la forma y el color, puesto pues la EAN se realizó en el mismo espacio de
que el cuadro va a quedar terminado en una los Salones: la APE, lo que ponía de manifies-
jornada. No es un método nuevo, sino que to la inexistencia de un lugar particularizado
58
Revolución y Cultura

este se ajusta más a los intereses y nuevas que diera cabida a la renovación.
concepciones artísticas, ya que no los res- Con la fundación del Lyceum en 1929 apare-
tringe a un dibujo férreo como génesis de la cía una sede para visualizar la modernidad.
composición. Esta y las zonas de color se dis- A partir de ahí se palpa cómo la crítica de
tribuyen de manera más dinámica y abierta. arte, al menos en la revista Social, deja de
En esta dirección Froilán Nieto, desde la Re- reseñar los Salones en 1928 y sigue las inno-
vista de La Habana (1930), considera que los vaciones en el recién inaugurado espacio. El
artistas nuevos preferían el ocre y el carbón campo del arte sufre transformaciones con la
para proyectar sus visiones y que los colores emergencia de un área de visibilidad que se
no parecieran amalgamados, en su sinfonía iría convirtiendo en símbolo de lo moderno y
permitía el desplazamiento del Salón de Be- nio Rodríguez Morey12 cuando este se refirió
llas Artes (hasta entonces, el espacio anual a esas tendencias como psicosis moderna.
de circulación) para el Lyceum, un lugar pre- Así que, en la arrancada, no se aprecia un
sidido por mujeres y que acogerá lo moderno examen de lo visto como moderno a través
de manera sistemática. de la historiografía. También es importante
prestar atención a la crítica que se centra en
Las polémicas el debate. Mañach va a ser uno de los pri-
Los debates hacen posible visibilizar el mo- meros en este sentido. Sus palabras sobre la
mento en que se produce una fisura dentro nueva estética levantarán miradas de repro-
del campo ya consolidado, cuando se intro- che hacia el nuevo arte, como las de Manuel
duce una producción diferente que se dis- Vega13 que se pueden seguir en el DM.
tancia de algo, que puede ser crítica con lo Este pintor le refuta a un crítico que, visto en
instituido y es lo que suele denominarse van- perspectiva, puede considerarse vanguardis-
guardia. Se aprecia en la aparición de la RA, ta en la medida que avistó el futuro de una
la EAN, los puntos de desencuentro entre crí- producción, sostuvo amistad con los creado-
ticos, las posturas de proyectos a priori del res, los promovió, se identificó con sus pos-
deber ser del arte, la aparición de una nue- tulados y posicionó a dicha producción a tra-
va terminología, los registros de lo nuevo, la vés de sus comentarios valorativos. RA, DM
densidad de lo nacional. y El País fueron las tribunas donde Mañach
Las polémicas, de alguna manera, se cruzan formuló los nuevos postulados, que defendió
con la crítica. Pero es importante mencio- y patrocinó desde adentro, pues formó par-
nar las palabras de Martin Casanovas,11 el te de estos. Y su palabra se comprometió en
ensayista y crítico que respaldó la EAN con las discusiones, posiblemente más cerca del
un discurso conceptual. No vamos a reiterar artista, pero intentando abrir ventanas ha-
aquí lo ya dicho al respecto, pero sí enfatizar cia el público lector. Enfrentó generaciones.
la postura de Casanovas que al denostar los Hizo que afloraran las polémicas y apare-
“ismos” europeos será coincidente con Anto- cieran, en el tablero pictórico, las tensiones
entre los tradicionalistas (académicos) y los
vanguardistas.
Para asistir a la muestra de Víctor Manuel
y entender este nuevo arte, argumentaba
Mañach, había que despojarse de prejuicios:
“NO ENTRE QUIEN NO SE HAYA OLVIDADO
DE LOS ALMANAQUES… quien no sienta un
poco, como una vocación dramática de su

Revolución y Cultura

59
tiempo, la inquietud revolucionaria, la im- Abela exhibió en París (1928) con temas hoy
paciencia contra los sistemas establecidos… día vinculados a la cultura popular tradicio-
quien no sea capaz de sentir esto, es que no nal, observa: “la negrada de Abela, cuadros
va ya al ritmo de nuestro tiempo. Para ellos seudocubanos, produjeron en nuestros com-
no se ha hecho esta exposición de Víctor Ma- patriotas un efecto desastroso”.17 En la pro-
nuel, como no se ha hecho la poesía de Ma- pia revista, Gattorno comenta en un artículo
rinello ni la música de Roldán”.14 Lo nuevo sobre Abela: “Expresa misterioso ambiente
irá conformando un vocabulario para poder popular. El color de su obra tiene sonido
legitimar y canalizar rutas. La crítica tendrá de bongó y vibración de maracas”.18 Todo lo
que reformular su instrumental. Será diversa anterior pone de manifiesto las plurales mi-
y enhebrará elementos subjetivos, impresio- radas y valoraciones de lo nuevo desde los
nes, con una terminología diferente. Mañach, receptores históricos. Algunos de ellos con-
Marinello, (Francisco) Ichaso, destacaron en servan granos de razón en sus análisis. Con
este sentido. otros, posiblemente, seguimos sin concordar.
Piezas de Marcelo Pogolotti y
El universo artístico de 1927 es aún confu- Bajo estas luces, la EAN fue una muestra de
Wifredo Lam, entre los más so pues, a nuestra consideración, están vi- grupo que tuvo y tiene un significado sustan-
destacados seguidores del arte gentes fuerzas diferenciadas que coinciden cial en el proceso exhibitivo, pues accionó un
nuevo en nuestro páis. y divergen según las circunstancias. “Esta colectivo que se distanció de la habitual exhi-
bición del Salón de Bellas Artes y se consti-
tuyó en unidad que deseaba presentarse con
una postura diferente. Esta distancia era más
un gesto que un acabado discurso innovador:
se mantenía la figuración, no había aún una
incorporación de los denominados “ismos”
europeos, pero sí de otros coincidentes con
la nueva producción (ultraísmo, retorno al
orden, muralismo mexicano, entre otros). El
teórico de la exposición, Casanovas, tildaba
de aberrantes a los nuevos discursos van-
guardistas europeos y abogaba por la emo-
ción, elemento de cariz romántico.19 Mas la
distancia emergía con el guion de una nueva
alternativa, un programa redactado por Ca-
sanovas, un órgano de difusión que era la RA,
un crítico (Mañach) que desde diferentes ór-
ganos de prensa clamaba y difundía el arte
nuevo, y un diáfano objetivo como exhibición:
cambiar, transformar. Así lo corrobora la crí-
tica de Mañach sobre Víctor Manuel.
Aun en la periferia del campo artístico del
Cambio de Siglo, los nuevos agentes nece-
sitaban dinamizar dicha escena, tener sus
propios espacios, y el Lyceum será uno de
primera exposición colectiva de Arte Nuevo… los primeros peldaños de lo instituido. La
reúne y cuenta con la aportación de toda la EAN (vista en el entorno cultural de la RA,
gente joven, militante en las filas de avan- del conjunto de las demás publicaciones y de
zada… constituye a manera de gran parada, la nueva sensibilidad social) operó como una
por la cual desfilará activa y marcial la fa- fisura, una grieta que se hacía visible en el
lange juvenil…”15 Los receptores históricos concepto expositivo. Los productores trata-
también ofrecen sus puntos de vista. Artistas ron de hurgar en otras matrices modélicas,
que cultivan la crítica, como Armando Mari- pero aún no había cristalizado el proceso in-
bona, considera: “Arte decadente, cerebral y novador, con lo cual están más cerca de la
de habilidad manual, sin ideología y sin inte- renovación, como resultado de todo el deve-
lectualidad, fue mostrado en el primer Salón nir anterior del cual son herederos y que, a
de Arte Nuevo. Un esfuerzo laudable porque la vez, deseaban modificar. Arte Nuevo es la
significa tendencias de cambio y renovación consecuencia de un acumulado de búsque-
60
Revolución y Cultura

pero vacío y desorientado. El movimiento ac- das que estalla en esta significativa muestra
tual trata de que el contenido sobresalga a deudora de una determinada tradición.
los modos y maneras de expresión; romper Pero esa fisura resulta fundamental, agrieta
los moldes clásicos, interpretar con técnicas el sistema existente tanto institucional como
nuevas, que lo expresivo sea el mensaje inte- de producción y crítico. Sienta las bases de
rior no el vehículo”.16 un desplazamiento para construir o edificar-
En la Revista de La Habana (1930), el co- se en otro sistema. Acciona como un punto
mentarista Lugo Viñas requiere a Gattorno de giro, una bisagra de estructura dinámi-
pues supone que este no sabe lo que es un ca que no solo se ancla en la pintura, sino
nuevo arte. Y, a propósito de las piezas que que se hará acompañar de las ilustraciones
de las revistas, de las caricaturas, de la es- 2
Martín Luis Guzmán. “Diego Rivera y la filosofía del
cultura, de las cubiertas de libros. Y así se cubismo”. El Fígaro (La Habana), 1916.
darán los primeros pasos para la fractura
3
Jorge Mañach. “Al margen de una exposición rusa”.
Diario de la Marina (La Habana), 9 de enero, 1924, p. 1.
de un sistema y facilitar senda a otro. La 4
Alejo Carpentier. “El arte múltiple de Picasso”. Social
quiebra será también un proceso aplicable (La Habana), septiembre de 1925, p. 29.
en forma algo intermitente en el tiempo y, 5
Véase Luz Merino. “Arte Nuevo-nueva lectura”. Uni-
a nuestro juicio, se constituirá en tal cuan- versidad de La Habana (La Habana), no.249, segundo
do el campo artístico se transforme con los semestre, 1998.
nuevos bordes que ofrecerán los Salones Na- 6
Citado por Duanel Díaz. Mañach o la República. La
cionales desde 1935, esos espacios de cate- Habana, Letras Cubanas, 2003, pp. 64-65.
gorización de la producción moderna. Para
7
Véase Ticio Escobar. La invención de la distancia.
París, AZICA Fauste Ediciones, 2013.
entonces, lo moderno no solo será un valor 8
Ticio Escobar, op. cit.
sino un espacio paralelo al central, que irá 9
Véase Luz Merino, op. cit.
desplazándolo paulatinamente. 10
Ticio Escobar, op cit.
De manera que la fractura, como corte epis- 11
Véase Martin Casanovas. Órbita de la Revista de
temológico, se podrá apreciar con nitidez ha- Avance. La Habana /Uneac/ (Colección Órbita), 1972.
cia finales de los años 1930, con un campo 12
Antonio Rodríguez Morey. “Discurso de contestación
artístico renovado en plurales direcciones. Si al Sr. Sebastián Gelabert leído por el académico de
bien continúa la número de la Sección de Pintura”. Academia Nacional
de Artes y Letras, Anales. La Habana, ene-jun, 1913,
concurrencia de
pp. 52-58.
lo privado y lo 13
Manuel Vega. “Sombras y Luces”. Diario de la Marina
estatal,20 ahora (La Habana), 23 de mayo, 1927, p.16.
la iniciativa es- 14
Jorge Mañach. “Ante la exposición de Víctor Manuel”.
tatal tendrá una El País (La Habana), 1927.
mayor inciden- 15
“Directrices”. Revista de Avance (La Habana), marzo,
cia, en sincronía 1927, p. 17.
con los ajustes
16
En su libro Macacos. París, 1929.
17
Lugo Viñas. “Abela”. Revista de La Habana (La Haba-
sociopolíticos y
na), 1930, p. 361.
las transforma- 18
Antonio Gattorno. “La Exposición de Abela”. Revista
ciones del esta- de La Habana (La Habana), 1930. p. 371.
do posterior a 19
Véase Luz Merino, op. cit.
la caída de Ge- 20
Véase Luz Merino. “La Historia Oficial”. Artecubano
rardo Machado (La Habana), 1/2000.
(1933). Conjun-
tamente, se irá
formando una
mirada crítica
con nuevos so-
portes: Grafos,
El Mundo, don-
de el comentario
se acompañará
de la imagen.
La institucio-
nalización de la
cultura se hará
a través de la Di-
rección de Cul-
tura (1934), mientras que el Instituto Na-
cional de Artes Plásticas (INAP), los Salones
Nacionales y otros agentes contribuirán a
recolocar el nuevo arte, a potenciar los con-
cursos, las premiaciones y el coleccionismo
de arte cubano y a diagramar otros espacios
en el campo artístico. Tal será el momento
de una verdadera quiebra, cuando se pier-
Revolución y Cultura

dan determinados factores de continuidad y 61


se vislumbre un nuevo campo del arte que
coloque en superficie dos sistemas artísticos.
Cada uno tendrá sus particulares campos y
para muchos están simbolizado por los Salo-
nes de Bellas Artes y los Salones Nacionales.

Notas
1
Emilio Bobadilla. “A orillas del Sena: el futurismo”. El
Fígaro (La Habana), 11 de abril, 1909, p.15.
A propósito del bicentenario
Academia de la
de San Alejandro (I)
Llilian Llanes Recordando a Miguel Melero
Historiadora, ensayista, crítica Por lo general, existe una tendencia a enfatizar las deficiencias y li-
de arte y profesora. Entre sus nu- mitaciones del sistema educacional instaurado en Cuba a inicios del
siglo XX y a rechazar de plano la influencia que sus instituciones pu-
merosos libros está El Vedado de los
dieron haber tenido en la preparación de los jóvenes que irrumpieron
generales y doctores (2014). en la escena intelectual y artística del país, en el decenio de 1920. Al
menos esa es la perspectiva que ha prevalecido en el ámbito del arte,
dentro del cual tuvo un particular protagonismo la Academia de San
Alejandro. Sin embargo, no se puede ignorar que dentro de sus au-
las se formaron las primeras generaciones de artistas
republicanos, tanto los que pretendieron garantizar la
continuidad de sus modelos, como la mayor parte de
los que se ocuparon de su renovación y que más tarde
serían identificados como los introductores del van-
guardismo en el arte cubano.
Resulta curioso que uno de ellos, en el otoño de su
vida, al señalar el “daño que había hecho a la cultura
cubana la Academia de San Alejandro”, se preguntara
cómo había sido posible que de ese lugar “a pesar de
todo, surgiéramos todos los que comenzamos a pin-
tar con criterios propios allá por los años veinte”. Y
al recapitular sobre el tema, agregaba: “digo todo esto
porque desde hace algunos años tengo la impresión de
que hemos sido injustos con la Academia… debió exis-
tir algo que por el momento es indefinible…pero que
debe ser descubierto y puesto a la luz…y, si el buen
sentido no me engaña, a ello se debe que siempre que
se sacan a relucir sus defectos, que no son pocos, se
hace necesario aclarar que se exceptúa a Romañach…
como si al exceptuarlo, nos estuviéramos lavando las
manos.”1
Quizás con el paso del tiempo, este pionero de la van-
guardia que en su oportunidad arremetió contra la
secular institución, hubiera perdido su rebeldía de
antaño. Pero también es posible que, desde la distan-
cia, ganara en objetividad. De cualquier manera, con-
firma la necesidad de prestarle una mayor atención
62
Revolución y Cultura

al desempeño de la Academia y a su influencia sobre


la práctica artística de esta etapa, cuya importancia a
estas alturas, nadie se atrevería a negar. No es posi-
ble dentro de este espacio dar respuesta al reclamo de
Abela que espero algún día despierte la curiosidad de
los más jóvenes investigadores. De lo que se trata es
de hacer una valoración de la misma, sin sobredimen-
sionar ni menospreciar las que fueron sus principales
contribuciones y deficiencias, sino intentando colocar
ambas en su justa medida. Por ahora, sólo nos pro-
En la página an-
terior, portada del
artículo publicado
en El Figaro con
motivo del falleci-
miento de Miguel
Melero. En esta,
arriba, fachada
de la Escuela de
Artes y Oficios en
1907; y debajo,
una de sus aulas
de estudio.

En efecto, desde aquella fecha,


mientras los documentos oficiales
daban cuenta del cambio, para la
inmensa mayoría, esa denomina-
ción nunca existió, de ahí la con-
fusión existente cuando en algún
texto se hace referencia a la Es-
cuela Profesional.
Si bien originalmente sus funda-
dores sólo estaban interesados en
desarrollar las artes útiles entre
los cubanos, poco a poco los ob-
jetivos de la primitiva academia
se fueron encaminando a las be-
llas artes, hasta asumir un carác-
ter similar al de las instituciones
europeas tomadas como modelo;
una orientación que se hizo efec-
tiva en los años ochenta, cuando
sus correspondientes en Madrid,
Roma y París se convirtieron en
los destinos de los egresados de
la escuela criolla, interesados en
completar la formación que, den-
tro de los mismos cánones, reci-
bían en la Isla; hábito que con-
tribuyó a mantener a los artistas
cubanos dentro de los parámetros
del academicismo europeo y que
se extendió hasta mediados del
ponemos desandar el camino recorrido, esta- tercer decenio del siglo XX.
bleciendo las características del modelo que Durante mucho tiempo todos sus directores
quedó inscrito entre las reformas de 1899 y fueron extranjeros. El primer cubano que la
la de 1926. dirigió fue Miguel Melero Rodríguez (1836-
Desde su fundación en 1818, a instancias del 1907) pintor y escultor que adquirió celebri-
intendente de Hacienda Alejandro Ramírez, dad no sólo por su obra pictórica, en la que
San Alejandro fue una institución gratuita, exhibió un notable oficio, sino fundamen-
Revolución y Cultura

bajo los auspicios de la Sociedad Económi- talmente por su labor pedagógica y por sus
63
ca de Amigos del País,2 hasta que en 1863 el aportes a esta institución, al frente de la cual
Estado se hizo cargo de su funcionamiento estuvo de 1878 a 1907. Nacido en La Habana,
y pasó a formar parte del sistema general de comenzó sus estudios de pintura y dibujo en
enseñanza. Fue entonces, al decir de Jorge el Liceo y en 1850 matriculó en la Academia de
Mañach, “cuando la ingratitud o la ignoran- San Alejandro donde se graduó como pintor y
cia cambiáronle el nombre por el de Escuela escultor. En 1867 fue nombrado socio facul-
Profesional de Pintura y Escultura de La Ha- tativo de la Sección de Bellas Artes del Liceo,
bana…en contra de la inercia reivindicadora en cuyos Juegos Florales había recibido va-
del pueblo”.3 rios premios. Dicha institución le otorgó una
subvención que le permitió conocer los prin-
cipales museos de España, Francia e Italia y
estudiar las obras de los grandes maestros del
arte europeo; asimismo, pasar una temporada
en la Academia de San Fernando de Madrid,
donde recibió lecciones del maestro Francisco
Domingo, considerado entonces un pintor que
dominaba su oficio a la perfección. En España
también tuvo nexos con otros pintores de la
época como Casado de Alisal, Plasencia, Ro-
sales, Pradilla y Ferrant. Fue entonces cuan-
do, al decir de Mañach, adquirió “la bruñida
técnica y el claroscuro bituminoso y algo vio-
lento entonces en boga” así como la técnica
ponderada y jugosa”, que lo caracterizaría.4
A su regreso a Cuba desarrolló una exten-
sa obra tanto en pintura como en escultura,
destacándose en el retrato de tono romántico
y delicado realismo, pero sobre todo en las de su interés como Un Hidalgo, Teresa de Je- Miguel Melero trabajando en
composiciones de temática histórica y mito- sus (ubicada en la Iglesia de San Felipe), el su escultura de Cristóbal Colón,
Juicio Final que preside el altar de la capilla erigida en Cárdenas, Matanzas.
lógica para cuya inspiración se servía de los
En la página siguiente, una de
modelos vistos en España y Francia. Tam- mayor del cementerio de Colón, así como nu-
las fotografías aparecidas en
bién por entonces deja ver en su pintura la merosos retratos entre los que sobresale el El Figaro.
influencia de los Madrazo, a quienes debe de su malogrado hijo Miguel Angel, de 1888,
haber estudiado a su paso por España. que exhibe el Museo Nacional en sus salas.
Su amplio sentido de la composición se pue- También como escultor dejó bustos, medallo-
de apreciar en las obras de la colección per- nes y algunas estatuas, siendo de obligatoria
64
Revolución y Cultura

manente del Museo Nacional de Bellas Artes, mención la de Colón en Cárdenas y la de José
ya sea en el óleo titulado Colón ante el Conse- Antonio Cortina en la tumba del patriarca,
jo de Salamanca como en El rapto de Dejanira del cementerio habanero.
por el centauro Nesso, ambas realizadas des- Recibió numerosos premios y menciones y se
pués de su arribo a Cuba en el decenio de los ganó el reconocimiento de la sociedad de su
setenta. Esta última fue la que le sirvió para época para cuyas más distinguidas familias
ganar, en el concurso de oposición de 1878, se convirtió en un paradigma contribuyendo
la dirección de la Academia de San Alejandro. con su obra a la formación de un gusto artís-
Además de las citadas, se sabe que pintó mu- tico que se extendería por todo el siglo XIX y
chas otras cuyos títulos evidencian los temas aún prevalecería entrado el XX.
Cuando se cumplió el primer aniversario de siguiente manera: en Escultura, además del
su muerte, Ezequiel García publicó un exten- Dibujo del Antiguo Griego y Romano, se les
so trabajo sobre su vida y obra profusamente añadía Modelado, Teoría del Arte y Modelo
ilustrado, en el que se da cuenta del prestigio Vivo, todas a cargo de Luis Mendoza. Por su
del que, a su muerte, todavía disfrutaba.5 parte, Miguel Melero se ocupaba de ofrecer
Habiendo obtenido el cargo de director de la a los varones el Estudio del Claroscuro del
Academia por oposición, se desempeñó como Antiguo Griego y Romano, Naturaleza Muer-
tal por tres décadas, lo que le permitió ejercer ta, Copias de Cuadros y Teoría de las Bellas
una enorme influencia en las generaciones Artes, a las que agregaba: Pintura al Óleo,
de pintores que le sucedieron, a quienes tras- Colorido, Anatomía, Perspectiva, Composi-
mitió su afición por los lenguajes propios del ción y Estudio del Modelo Vivo. Como se ha
romanticismo y el realismo —cuyos códigos, visto, las damas recibían Pintura solo en la
convertidos en preceptos, hizo prevalecer—, cátedra de Paisaje y con Melero aprendían a
haciéndolos impermeables a las nuevas pro- trabajar la acuarela, en consonancia con las
puestas que emergían en el arte universal y temáticas a las que se les reducía su labor.7
encerrándolos en una camisa de fuerza, de la No duró mucho tiempo este sistema ya que,
que muchos nunca lograron zafarse. después del estallido de la guerra, la Acade-
Desde luego, lo dicho no le resta méritos a mia sobrevivió malamente. Finalizada la con-
su magisterio, ámbito en el que en su tiem- tienda, le correspondería
po hizo notables contribuciones. A él se le aún al viejo Melero reorga-
atribuye la introducción de mejoras en la do- nizar el maltrecho claus-
cencia, como la del restablecimiento de las tro que, en el marco de la
clases con el modelo en vivo, práctica que ha- Reforma de la Enseñanza
bía sido eliminada de las aulas. Fue también Secundaria y Universitaria
quien enseñó a sus alumnos de pintura el emprendida por Varona,
uso del preparado en grises como medio bá- quedó constituido con fi-
sico de valoración, técnica que introdujo en guras cuya ejecutoria en la
sus clases de Colorido, asignatura que por Academia comenzaría con
mucho tiempo impartió, antes de asumir las el nuevo siglo. Cuando en
de Anatomía Pictórica, Perspectiva e Historia 1907 partió hacia el otro
el Arte. Pero sobre todo fue él quien consoli- mundo, la dirección de la
dó la vocación de la Academia por las Bellas escuela quedó en manos
Artes y le quitó la original inclinación por las de su antiguo discípulo
artes utilitarias. Luis Mendoza, quien se
Por último, se debe también a su iniciativa ocuparía de mantener los
la modificación del reglamento de la Acade- preceptos del viejo maes-
mia que permitió el ingreso por primera vez tro.
a sus aulas del sexo femenino. Un aconteci- Miguel Melero quedó así
miento cuya significación trasciende el ámbi- inscrito en la historia del
to artístico por el carácter y la naturaleza de arte cubano con un des-
sus implicaciones sociales. De más está decir empeño al frente de la
que esta medida conduciría a la aparición enseñanza artística de
en el panorama del arte cubano, desde los treinta años, dejando una
años finales del siglo XIX, de varias mujeres huella que permaneció
artistas, algunas de las cuales alcanzarían vigente por mucho tiem-
notoriedad en los primeros decenios del XX. po, aún después de que su presencia física
Después de esa medida, en San Alejandro desapareciera de los pasillos de la escuela.
funcionaban dos planes de estudio ya que no Por este y muchos otros motivos, sirva este
todas las materias estaban disponibles para modesto recuerdo como sincero homenaje y
las mujeres. Por ejemplo, las únicas asigna- como constancia del respeto que la Academia
turas destinadas “a señoras y varones” eran de San Alejandro le debe a quien fuera su
las impartidas por el joven Armando García primer director de origen cubano.
Menocal y comprendían las siguientes clases:
Dibujo Elemental, Geometría de Dibujantes, El tránsito al siglo XX
Dibujo del Natural y Dibujo de Adorno. El El tránsito al nuevo siglo no implicó para la
resto se distribuía así: “Para señoras”: Paisa- Academia de San Alejandro una ruptura con
Revolución y Cultura

je al Lápiz y al Cartón, Perspectiva y Paisaje su pasado colonial, sino la extensión de los 65


al Óleo, a cargo de Valentín Sanz (sic);6 Es- valores vigentes en los años finiseculares.
cultura, Dibujo del Antiguo Griego y Romano Siempre dentro del ámbito de las Bellas Ar-
por Luis Mendoza; y Estudio del Claroscuro tes, continuó enfocada hacia la preparación
(sic) del Antiguo Griego y Romano, Naturale- de pintores y escultores, un designio que ha-
za Muerta, Acuarelas, Copias y Teoría de las bía logrado consolidar el viejo Melero duran-
Bellas Artes, que impartía el propio director te su larga ejecutoria en la Escuela. El plan
Miguel Melero. de estudios siguió contando con un grupo de
En las consignadas “Para los varones”, los asignaturas básicas encargadas del entrena-
profesores aumentaban los contenidos de la miento en el oficio, amén de las propias de
cada disciplina. Por ejemplo, las asignaturas
Dibujo Elemental, Dibujo del natural, Dibujo
del antiguo griego y Dibujo anatómico, consi-
deradas de apoyo al aprendizaje, estaban al
servicio de Anatomía pictórica (llamada tam-
bién Anatomía artística), Perspectiva, Colori-
do, Paisaje y Escultura, además de la consa-
bida Historia del arte.
En definitiva, la reforma de la enseñanza a
cargo de Enrique José Varona no le dedicó
particular atención a la Academia, limitándo-
se a completar la plantilla de profesores, que
en 1898 sólo contaba con su director y dos
maestros, Luis Mendoza y Sandrino (1853-
1927)8 y Manuel LLuch (1865-1912).
Sandrino, nacido en La Habana, con trece
años ingresó en la Academia de San Ale-
jandro, donde estudió bajo la orientación
de Francisco Cisneros9 hasta 1871, cuando
terminó la carrera, sin que haya continuado
su preparación artística fuera de ese ámbi-
to. Tres años después fue nombrado profesor
honorario por Decreto del Gobernador Gene-
ral, y en 1889 ganó por oposición la cátedra
de Escultura, de cuya formación apenas se
sabe. Sólo hay noticias de que modeló algu-
nos bustos de personajes de la época para su
colocación en instituciones públicas, encon-
trándose hasta la fecha una mención al que
hizo del naturalista Bulanch que, según se
dice, fue conservado por mucho tiempo en el
Instituto de La Habana. Como pintor, existen
referencias a algunos lienzos de tema religio-
so hechos para las Escuelas Pías de Guana-
bacoa y unos pocos retratos solicitados por la Un dibujo gresa en su claustro como profesor auxiliar
Universidad de La Habana. Lo cierto es que de Manuel Lluch, de la asignatura de paisaje, cátedra cuya
cuando la guerra terminó, era el Secretario 1900. titularidad ostentaba Valentín Sanz Carta.
de la Escuela, cargo que según parece des- En esos años obtuvo algunos premios, entre
empeñaba desde 1891. Sería en 1907, a la otros, el otorgado por la Sociedad gallega “Ai-
muerte de Melero, que pasaría a ocupar la res da miña terra”.
dirección de la Academia. Hasta ahora, no ha sido posible encontrar
En realidad, sin una obra que lo trascendie- pinturas suyas en colecciones públicas ni
ra, Mendoza y Sandrino está ligado a la his- privadas del país. Pero parece haber ejempla-
toria del arte cubano por su papel al frente res en colecciones privadas de Miami. Entre
de San Alejandro durante casi veinte años, sus obras se citan Frutas cubanas, Paisaje
en una etapa durante la cual pasaron por de Puentes Grandes, Paisaje de Nueva York,
sus aulas los creadores que en los tres pri- Figura, Puesta de Sol, Plátanos y malangas
meros decenios del siglo XX marcaron con y algunas marinas como la titulada Playa
su impronta el escenario artístico nacional, de Marianao. También hizo retratos, siendo
incluyendo a los que tendrían a su cargo la mencionados por algunos autores los de Ma-
entrada de la modernidad en la pintura y la riano Biada, Ramiro López y B. Díaz.
escultura cubanas. Obligado a jubilarse en Algunas reproducciones de sus pinturas
1926, murió dos años después. En lo ade- muestran el carácter académico y conserva-
lante, ningún otro director permanecería por dor de sus composiciones y, aunque escasas,
espacio tan prolongado de tiempo al frente de existen referencias a su labor como dibujante
la institución. en la época. En 1900, en la prensa se habla-
66
Revolución y Cultura

Por su parte, Manuel LLuch, también haba- ba del “talento pictórico” del joven dibujante y
nero, después de graduarse de bachiller en el se añadía: “En los rasgos lijeros (sic), propios
Colegio de Belén, en 1880 fue enviado a Nue- de este género de ilustraciones, que aparecen
va York para aprender inglés en St. John’s en el presente número, pueden ver nuestros
Academy, donde permaneció un año y en lectores las aptitudes felicísimas del señor
1881 a Madrid, para estudiar ingeniería na- Lluch. Nosotros, al reconocerlas, felicitamos
val, carrera que abandonó apenas comenza- al hábil e ingenioso dibujante que continúa
da. En 1886 se le encuentra en las aulas de sosteniendo el éxito de nuestras ediciones
pintura de la Academia habanera y en 1892, ilustradas”.10 Falleció en La Habana, el 31 de
después de visitar nuevamente Europa, in- octubre de 1912 y antes de morir, donó una
valiosa colección de materiales sobre arte a la
biblioteca de la Academia de San Alejandro.
Finalizada la guerra, a Melero le había co-
rrespondido organizar el maltrecho claustro
de San Alejandro, labor que llevó a cabo en-
tre 1899 y 1901 en el marco de la reforma
de Varona; lapso durante el cual designó a
los nuevos profesores que se encargarían de
resguardar y darle continuidad a su ideario.
Fue entonces que repuso en 1899 a Arman-
do Menocal, quien años atrás había dejado
la Escuela para irse a luchar por la indepen-
dencia de Cuba; esta vez colocándolo como
catedrático de Paisajismo, en sustitución de
su antiguo maestro Valentín Sanz Carta, ya
fallecido.
Armando García Menocal (1863-1941), naci-
do en La Habana, recibió su primera forma-
ción como pintor y dibujante en la Academia
de San Alejandro bajo la orientación del pai-
sajista Sanz Carta y de Melero, de quien se
consideraba discípulo. Después de graduar-
se, en 1880 partió para España donde per-
maneció alrededor de diez años. En la Acade-
mia de San Fernando de Madrid fue alumno
del valenciano Francisco Jover, entonces ca-
tedrático de pintura de la escuela madrileña.
Hacia 1990 ya estaba en La Habana ense-
ñando en la Academia de San Alejandro y
ganándose la admiración de las familias más
distinguidas de la sociedad habanera, para
quienes hizo retratos y paisajes, los géneros
más solicitados entonces. Hasta 1896 en que
se incorporó al Ejercito Libertador, realizó un
conjunto de obras cuyos aires renovadores lo
convirtieron en el joven pintor de mayor pres-
tigio entonces en el país. Sus prolongados es-
tudios en Madrid le permitieron adquirir un
dominio del oficio y de la técnica que lo dis-
tinguirían siempre. Bajo el influjo del impre-
sionismo español y de cierta atmósfera simbo-
lista que lo distanciaban de la academia más Armando Menocal, pendentistas cubanos quienes aprovecharon
ortodoxa, sus cuadros mostraban una paleta Autorretrato. la anécdota para enjuiciar la conducta de los
más clara y una luz muy distinta a la de aque- Óleo sobre tela, españoles, en un momento en que los ánimos
llos claroscuros aprendidos de sus maestros 75,5 x 74 cm. de los criollos se aprestaban a dar la batalla
en Cuba. Su contacto con los pintores valen- definitiva por la independencia. No fue casual
cianos le había proporcionado una nueva for- que las autoridades coloniales le exigieran a
ma de ver el mundo, más cercana a su tempe- su autor, eliminar las cadenas con las que
ramento, tomando de ellos una pincelada más aparecía Colón al ser expulsado por Bobadi-
suelta que se haría apreciable sobre todo en lla de las tierras americanas. Como tampo-
los dibujos y bocetos que precedieron a algu- co fueron azarosos los comentarios que esta
nas de sus obras mayores. Durante ese lapso obra despertó en José Martí, quien al referir-
realizó uno de sus más famosos retratos, el se a la misma escribió: “Cuando el libre genio
de la niña Lily Hidalgo, en el que exhibió todo criollo pintó atrevido y feliz, al descubridor de
su talento y que, pintado en 1893, le valió su América, buscó la ceñida fortaleza del Morro
bien ganada reputación de retratista fiel a sus poblada aún de tanto muerto cubano, copió
Revolución y Cultura

modelos que la historia del arte cubano le re- la mar airada que rompe contra las breñas y 67
conoce. A esta corta etapa pertenece también mostró a Colón cargado de hierros…”11
la que fue su obra más trascendente, el Em- Lo cierto es que la población habanera fue en
barque de Colón por Bobadilla, un cuadro de peregrinación a verla en el Teatro Tacón don-
1893 que por determinadas razones remite a de fue expuesta en 1893. La luminosidad de
su maestro Miguel Melero y a la vocación por este cuadro sorprendió de tal manera a la so-
la temática histórica prevaleciente aún en el ciedad cubana que, más allá de las lecturas
arte cubano finisecular. ideológicas que el argumento provocó, sus
El tratamiento dado al tema por el pintor, efectos, en términos estéticos, no tuvieron
despertó un enorme interés entre los inde- menor repercusión. Dos ilustres pensadores
Armando Menocal, cubanos de la época, Enrique José Varona y República, Menocal llevaría a cabo.
Embarque de Colón Manuel Sanguily, llamarían la atención so- No se explica, sin embargo, que este mismo
por Bobadilla,1893. Óleo bre ellos. El primero, afirmando que: “Meno- artista no lograra traducir en sus paisajes
sobre tela, 309 x 464 cm. cal había aprisionado lo impalpable…era el propiamente dichos, la misma intensidad y
cielo de Cuba en su plenitud del mediodía”,12 altura que en términos visuales logró en este
mientras el segundo insistiría en ese mismo excepcional lienzo que, enviado a la Exposi-
aspecto mencionando “el resplandor ardiente ción universal de Chicago de 1894, fue desco-
de un día de trópico”13 que su autor había nocido por mucho tiempo entre los historia-
logrado expresar. dores del arte cubano y que afortunadamente
Indudablemente era la primera vez que apa- hoy puede verse, junto con su boceto, en la
recía en una pintura hecha en Cuba, una colección permanente del Museo Nacional de
obra en la que se intentaba hacer un acer- Bellas de Artes de Cuba.
camiento al paisaje cubano que, si bien no Su carrera profesional se detuvo por algunos
captaba las esencias del mismo, comportaba años, convertido en el único pintor que parti-
el descubrimiento de algunas de las cualida- cipó en la gesta mambisa y a quien se deben
des de luz y color del paisaje local. Por pri- los escasos testimonios pictóricos de la con-
mera vez, los azules aludían al color propio tienda. Instaurada la República, a la autori-
del mar y el cielo cubanos. Pero, además, el dad que le precedía como pintor, se añadió
paisaje y la anécdota se cubrían de una at- el prestigio que le otorgaba su condición de
mósfera que, a pesar del realismo al que es- veterano y patriota. De nuevo sus retratos y
taban adheridos sus detalles, en su conjunto paisajes adquirieron una notable demanda,
denotaban una vocación por aludir más a las al tiempo que le eran solicitados trabajos de
ideas y al significado de la historia que a la temática histórica ya fuera por los organis-
68
Revolución y Cultura

anécdota misma. mos oficiales como por la iniciativa privada.


Con esta obra, el joven pintor no sólo de- Un proceso a través del cual se convirtió en
mostró ser poseedor de una técnica y oficio uno de los principales paradigmas del gusto
pictórico capaz de manejarse dentro de un dominante.
formato cuya dimensión sobrepasaba las me- En ese contexto, como decíamos, le fue de-
didas hasta entonces utilizadas en este tipo vuelta una cátedra en San Alejandro en la
de obras por sus más conocidos cultivadores que se desempeñó hasta muy entrados los
en Cuba, tanto Melero como su otro discípu- años treinta, época en la que compartió su
lo, el malogrado Arburu; un formato que pre- magisterio con una vida profesional muy ac-
ludiaba otros grandes lienzos que, durante la tiva que le permitió acumular un conjunto de
obras, según Mañach, “excelentemente con-
cebidas y compuestas, pero de una meticulo-
sidad que opaca el color y el estilo”.14
No es posible desconocer los méritos que dis-
tinguieron su labor pedagógica. Considera-
do uno de los grandes maestros de la época,
supo trasmitir a los alumnos su indiscutible
excelente oficio. Algo que incluso los van-
guardistas en su oportunidad agradecieron.
En el dúo que en el primer cuarto de siglo
formaría con Romañach, puede ser calificado
como el padre de la generación de los neoaca-
démicos, aquellos que pretendieron mante-
ner el predominio de la estética que la Acade-
mia representaba. Guste o no, es imposible
negar el papel que desempeñó dentro del arte
cubano del primer cuarto de siglo, represen-
tando junto a Romañach, uno de los dos más
grandes valores de la pintura de la época.
Al nombramiento de Menocal, le siguió el de
titular de Colorido a Romañach (1862-1951),
a quien Melero invitó por recomendación de
algunos ilustres patriotas que en el exilio
neoyorquino lo habían conocido cuando el Arriba, Leopoldo Roma-
pintor estableció allí su residencia. Nacido en ñach, en un homenaje
de sus alumnas, 1910.
un pequeño pueblo de la antigua provincia
Debajo, una fotografía
de Las Villas, un poco antes de comenzar la suya fechada en 1912.
guerra de independencia fue llevado a Gero-
na, España, y luego a Nueva York, donde su
incipiente inclinación por el arte quedó defi-
nida en sus frecuentes visitas al Metropoli-
tan. A su regreso fijó su residencia en Cai-
barién, pueblo costero del centro de la Isla,
cuyo entorno mucho tiempo después queda-
ría fijado en su obra. En 1885 matriculó en la
Academia de San Alejandro, donde cursó las
asignaturas de Dibujo elemental y Dibujo del
antiguo griego, hasta donde parece, la única
preparación recibida en la escuela cubana.
En 1889 obtuvo una beca de la Diputación
de Santa Clara para estudiar durante cinco
años en Europa. El villaclareño eligió Italia
para formarse como pintor. Sin embargo, a
poco de establecerse en la capital italiana,
sus primeros profesores fueron los españoles
Francisco Pradilla y Enrique Serra, hasta que
pasó a manos del maestro Filippo Prosperi,
director del Reggio Instituto di Belli Arti de
dicha ciudad. Por más de cinco años perma-
neció en Europa, lo que le permitió viajar por
varios países, entre ellos España. Hay quien
plantea que desarrolló una gran amistad con
Sorolla, otros dicen que también con Renoir,
en París, pero, cierto o no, de lo que no cabe
dudas es de la admiración que el cubano sin-
tió siempre por el maestro valenciano al que Con una obra caracterizada por su apego a
Revolución y Cultura

con frecuencia citaba en sus clases. un realismo anecdótico que apelaba a his- 69
En los momentos en que debía regresar a la torias sentimentales muy deudoras de las
patria, lo sorprendió el estallido de la guerra vertientes italianas del academicismo, sus
del 95 y sin fondos para sobrevivir en Euro- trabajos tenían, sin embargo, un trazo, una
pa, se trasladó a Nueva York donde abrió un manera de utilizar el dibujo, una aplicación
estudio y se relacionó con algunas figuras del del color que lo alejaba del resto de los acadé-
exilio cubano que, al terminar la contienda micos cubanos. Fue justamente en el ámbito
bélica, lo convencieron de regresar a la Isla, del uso y aplicación del color donde algunos
donde le fue ofrecida la cátedra de Colorido de sus contemporáneos vieron sus mayores
en San Alejandro que desde 1900 ocupó. méritos, a la hora de señalar el papel que
desempeñó en la evolución de la pintura cu- En resumidas cuentas, la singular admira- De Romañach, La Promesa,
bana. Al referirse a ello, Jorge Mañach, fue ción que le tributaron los vanguardistas a su 1910, óleo sobre tela,
más preciso cuando dijo: “Si se me pregun- labor pedagógica se debió, sobre todo, a la 85 x 133,5 cm. En la página
siguiente, Leopoldo Romañach
tase cuál ha sido, en lo técnico y concreto, falta de convencionalismos de los métodos y
por Massaguer, 1910.
la principal influencia ejercida por él sobre conceptos con los que operaba en clase, con
nuestra pintura reciente, yo me referiría a distancia, mucho menos anticuados que los
la que alguna vez he llamado su doctrina del manejados por sus colegas. De hecho, sus
gris, y que más teóricamente pudiera deno- discípulos no se cansaron nunca de agra-
minarse su doctrina de los valores” y conti- decerle la manera en que les trasmitía sus
nuó: “A Romañach débesele, como substan- conocimientos y la sinceridad con que les ha-
cial aporte, más que la admisión de la luz en blaba de sus inclinaciones artísticas que, en
nuestra pintura, que algunos han apuntado, ocasiones, iban contra la corriente. No tenía
la enseñanza inteligente, tenaz y metódica por ejemplo reparos en mostrar su preferen-
del principio de valoración; es decir, que él cia por Sorolla y su falta de interés por Zuloa-
ha cultivado la fundamental aptitud para ga, al que la sociedad cubana de la época ha-
discernir la cantidad de luz y de sombra que bía asumido como el arquetipo de la pintura.
debe llevar cada pincelada.”15 De su falta de prejuicios y de su abierta men-
Lo cierto es que, aun cuando fue un artista talidad da cuenta la actitud que mantuvo
convencional, con una pintura conservadora ante el reclamo de las alumnas, de utilizar
70
Revolución y Cultura

y atrasada, de acuerdo con los ideales esté- los modelos desnudos en las clases de Dibujo
ticos asumidos por la vanguardia, se distin- al natural, sólo permitido a los estudiantes
guió, por encima de todo, por ser un hombre varones. Una demanda que provocó un gran
de pensamiento liberal, con una mente abier- escándalo en la prensa, por la actitud beli-
ta y tolerante, dispuesto no sólo a entregar su gerante de una estudiante que se oponía a
sabiduría con excepcional generosidad, sino la medida y había logrado polarizar las opi-
a dialogar con sus discípulos, permitiéndoles niones. No obstante las numerosas críticas
ampliar sus criterios, liberarse de prejuicios de que fue objeto, Romañach se enfrentó a
y desarrollar sus capacidades para compren- la opinión pública, defendiendo lo que con-
der los nuevos tiempos. sideraba un derecho incuestionable de las
artistas en su proceso de aprendizaje. Su in-
tervención en la polémica y su inconmovible
apoyo a las muchachas, le pondría punto fi-
nal a aquella discriminación.
Considerado por todos los que lo conocie-
ron como un “espíritu fino y delicado”, per-
maneció lejos de la ferocidad con que sus
compañeros reaccionaban, ante cualquier
manifestación de inquietud por parte de los
más jóvenes. No por gusto los pioneros de la
vanguardia lo llamaron el Maestro, el que,
infundiéndoles su aliento, los entrenó en un
espíritu de superación máxima, de lucha y
de horror a la mediocridad, y les entregó una
lección que, según algunos les llegó tan hon-
do, que los obligó a buscar, más allá del for-
mulario técnico y rutinario propio de las es-
cuelas, los caminos para la definición de sus
respectivas personalidades individuales. Su
magisterio, en fin, inspiró un profundo res-
peto, aún en quienes, como Carlos Enríquez,
nunca pasaron por sus aulas.
Fue el propio Romañach quien propuso la
incorporación al nuevo claustro del español
Ramiro Trigueros. Nacido en Murcia, había
realizado sus estudios de escultura en la Es-
cuela de Bellas Artes de San Carlos en su
ciudad natal, donde en 1882 obtuvo un pri-
mer premio en dicha especialidad, y en 1885
una beca que le permitió estudiar en el Reg- En la misma crónica se hablaba también del
gio Instituto di Belli Arti de Roma, donde per- propósito del escultor de ejecutar ese año “en
maneció por espacio de cinco años, coinci- bajo relieve, la noble figura del señor Estrada
diendo con Romañach, con quien desarrolló Palma, presidente de la República cubana, si
una gran amistad. la Fortuna le depara una fotografía del aus-
Motivado por el cubano, se trasladó a La Ha- tero repúblico (sic), en condiciones favorables
bana y desde 1901 asumió la asignatura de para el caso.”
Escultura, una disciplina para la que no ha- No parece haber realizado dicho retrato, pero,
bía personal calificado en Cuba capaz de im- en cambio, en 1906 hizo el de Máximo Gó-
partirla. Al año siguiente, Enrique José Va- mez, cuyo fallecimiento el año anterior había
rona como Secretario de Instrucción Pública motivado a algunos artistas a representarlo.
firmó su nombramiento como titular de la Realizado en altorrelieve, colocaba al genera-
Academia, asegurando que con ello “proveía lísimo de perfil, envuelto en una bandera, con
la cátedra de Escultura de la Escuela de San el escudo de la República a un lado. Quienes
Alejandro, vacante por falta de profesor idó- conocieron al patriota, celebraban sobre todo
neo”.16 Desde entonces y durante los dos pri- el ajuste a la fisonomía del retratado que ha-
meros decenios del siglo XX, Trigueros tuvo bía conseguido el autor. De 1906 también es
bajo su orientación a los futuros escultores otro altorrelieve cuya foto apareció en la por-
cubanos. tada de un número del semanario El Fígaro,
Trigueros se había dado a conocer al público esta vez, compuesto de una escena religiosa,
habanero mediante una escultura pequeña dentro de los mismos cánones academicistas
titulada Pro Patria que, expuesta en 1901 en seguidos en las anteriores.
las vidrieras del establecimiento comercial El Además de los trabajos mencionados, reali-
Pincel, en la calle Obispo, fue reproducida en zó, según parece, varios bustos de patriotas
las páginas del semanario El Fígaro, donde se y personalidades ilustres de la época como
celebraba la forma en que el autor represen- el Conde de Pozos Dulces, Francisco Vicente
taba al soldado patriota “que recibe la muerte Aguilera, Freyre de Andrade, Alfredo Zayas, y
Revolución y Cultura

sobre el caballo, al desplegar su querida ban- de otras importantes figuras de las letras cu- 71
dera”.17 Una descripción que más tarde un banas. Pero no existen mayores referencias
cronista ampliaría afirmando que la misma sobre sus cualidades plásticas.
representaba “un soldado de la Revolución, Por último, se tienen noticias de que en Es-
ginete (sic) en brioso y encabritado corcel, al- paña hizo algunas esculturas de tipos po-
zando con la diestra la bandera de la patria y pulares, como la Vendedora de aves y Paje
llevándose al pecho la otra mano, como para Valenciano, así como un relieve del Cardenal
cerrar la herida que acaba de producirle trai- Belluger, que según se afirma, forma parte de
dora bala. La concepción es muy bella; los la colección del Museo de Murcia. En gene-
detalles de la ejecución, admirables.”18 ral, no ha sido posible obtener mayor infor-
mación acerca de su obra, la que apenas ha con escaso conocimiento de las técnicas es-
sido objeto de mención entre los historiado- cultóricas.
res del arte en Cuba. Lamentablemente, la presencia de Trigueros
En La Habana desarrolló una intensa vida en el claustro de la Academia y la significa-
pública, vinculado a muchas de las insti- ción que su labor docente tuvo para el de-
tuciones culturales que de alguna manera sarrollo de la escultura cubana, es un tema
se relacionaban con las bellas artes, y a la que no ha sido convenientemente estudiado
Universidad habanera en cuya Escuela de aún. Y si bien su obra no parece haber he-
Verano impartió con frecuencia varios cur- cho grandes aportes desde el punto de vista
sos. Fue nombrado por decreto presidencial artístico, lo que también merecería un mayor
miembro de la Academia Nacional de Artes y estudio, es incuestionable que logró trasmitir
Letras desde su fundación en 1910, de la que a sus alumnos el interés por el arte escultóri-
fue Tesorero durante varios años. Murió en co y los introdujo con mayor nivel de especia-
su pueblo natal, Murcia, en febrero de 1939 lización en el oficio y el conocimiento de sus
sin que se haya identificado hasta la fecha el principales técnicas.
año en que nació. Por último, el viejo Melero entregó la asig-
Sin duda, a Trigueros se debe la formación natura de Dibujo elemental a Ricardo de la
por primera vez en el país, de escultores pro- Torriente, conocido dibujante y caricaturis-
piamente dichos. Se le atribuya o no dicho ta que había alcanzado una gran notoriedad
mérito, lo que no se puede negar es que, a en los últimos decenios del siglo XIX por su
partir del primer decenio del siglo XX, los desempeño en la prensa y en el campo del
cultivadores de dicha manifestación comen- humorismo, sobre todo por su papel al frente
72
Revolución y Cultura

zaron a multiplicarse en el escenario del arte del semanario La política Cómica, que fundó
nacional. y dirigió desde 1894.
Es cierto que, hasta su entrada al claustro, Ricardo de la Torriente (1867-1934), nació
los estudiantes de San Alejandro se dedica- en Matanzas y estudió pintura, primero en
ban básicamente a la pintura, y de la escul- la Academia de San Alejandro y después en
tura sólo podían aprender los rudimentos la Academia de San Fernando de Madrid y en
básicos. Aun cuando algunos de los primeros Barcelona. También, según algunos autores,
maestros hubieran incursionado eventual- hizo estudios adicionales en Burdeos. Pero
mente en dicha disciplina, como fue el caso pronto abandonó la pintura para dedicarse
de Melero, todos eran básicamente pintores, al dibujo y sobre todo a las ilustraciones hu-
morísticas, ámbito donde crearía el persona- 7
«Cuadro de asignaturas que se enseñarán en el curso
je de Liborio, con el cual se hizo acreedor de académico de 1890-91 por los profesores a su cargo»,
un lugar prominente dentro de la historia de firmado por el catedrático secretario Miguel Herrero y el
visto bueno del director Miguel Melero con fecha 30 de
Cuba.
septiembre de 1890. Fondo República, caja 58, Archivo
Expulsado de Cuba por Valeriano Weyler, de la Academia de San Alejandro.
se trasladó a los Estados Unidos y en Nueva 8
Nació el mismo año que José Martí y se dice que fue
York hizo una campaña activa contra Espa- condiscípulo suyo, al igual que de Fermín Valdés Domín-
ña mediante los dibujos que publicaba en los guez y Anacleto Bermúdez en el Colegio San PabIo, don-
periódicos Herald, World, Review of Reviews, de estudió bajo la orientación de Rafael María Mendive,
y en el New York Journal. De manera que, al el patriota y eminente mentor de esa generación.
finalizar la guerra contra España, Torriente
9
Francisco Cisneros (1823-1878). Pintor y litógrafo,
séptimo director de la Academia de San Alejandro. Na-
disfrutaba de un enorme prestigio entre la
cido en la república de El Salvador, estudió en París, en
sociedad criolla por su labor patriótica, así Roma y Florencia. En 1856, vino a Cuba y estableció su
como por su talento como dibujante e ilus- residencia en La Habana. Obtuvo por oposición la direc-
trador. ción de la Academia de San Alejandro, la que ocupó de
Hacia 1900 daba muestras de su ingenio sa- 1859 a 1878. Durante su periodo se le cambió el nom-
tírico en La Discusión y de su talento como bre a la Academia por el de Escuela de Bellas Artes.
dibujante en El Fígaro, donde sus colabora- También durante su época fue clausurado el plantel con
ciones fueron frecuentes en el primer lustro motivo del fusilamiento de los estudiantes en 1871.
10
Manuel D. LLuch. En El Fígaro, 15 de febrero de
Uno de los salones del nuevo siglo. Por entonces, sus conceptos
de la exposición 1900.
dentro del dibujo humorístico y la caricatu- 11
Citado en el Catálogo del Museo Nacional de Bellas Ar-
de los alumnos ra harían surgir nuevas figuras que llevarían
de San Alejandro, tes. La Habana, Cuba. colección de arte cubano, p. 17.
mucho más lejos sus aportes a esta manifes- 12
Enrique José Varona: “Ante el cuadro de Menocal”.
en 1908.
tación en el país, a la que su talento tanto En El Fígaro, La Habana, p. 86-87, 5 de marzo de 1994
brillo dio. 13
Manuel Sanguily: “El cuadro de Menocal”. En La
Aunque por sus méritos fue nombrado pro- Habana Elegante, La Habana,III (3); 65; febrero de 1893
fesor de dibujo en la Academia de San Ale-
14
Jorge Mañach: Conferencia en el Club de Bellas
Artes, 1924. En La pintura en Cuba desde… Club de
jandro, su personal inclinación hacia la
Bellas Artes, La Habana, 1925.
política y el periodismo le impidió, según pa- 15
Jorge Mañach: op. cit.
rece, dedicarle mucho tiempo a la enseñan- 16
Ramiro Trigueros. En El Fígaro, 16 de febrero de
za académica, aunque se nota su presencia 1902, p. 78.
en las actas de diferentes actividades en las 17
Foto de Gómez Carrera, especial para El Fígaro, 1901,
que participaba como jurado en la escuela. p. 362.
En la práctica, dicha asignatura la cubrió en
18
Ramiro Trigueros. En El Fígaro, 1902, p. 78.
los primeros años Manuel Lluch, a quien no
pocos de sus alumnos con el tiempo, le reco-
nocieron su valor como maestro.
Por motivos diferentes, estos catedráticos, in-
tegrantes del primer claustro de la Academia
de San Alejandro en los albores del siglo XX,
devinieron figuras imprescindibles dentro de
la enseñanza del arte de la época. Poco tiem-
po después, el colectivo se completaría con
otras personalidades a las que se hará men-
ción en el próximo número de la revista.
Miramar, mayo de 2017.

Notas
1
José Seoane Gallo: Eduardo Abela cerca del cerco.
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1986, p. 126.
2
Para mayor información sobre la institución ver Luz
Merino: “Apuntes para un estudio de la Academia de
San Alejandro”. En Revista de la Biblioteca Nacional José
Martí. Enero abril, 1976, La Habana, Cuba, pág. 117.
Igualmente: La pintura y la Escultura en Cuba, edición
del centenario, La Habana, Cuba, 1952. También Jorge
Mañach: La pintura en Cuba. Publicación del Club
Revolución y Cultura

Cubano de Bellas Artes, La Habana, 1925. 73


3
Jorge Mañach: op. cit.
4
Jorge Mañach: op.cit.
5
Ezequiel García: “Melero”, en El Fígaro. Revista Uni-
versal Ilustrada, (La Habana) 19 de julio de 1908, pp.
375-379.
6
Valentín Sanz Carta (1849-1898), español que había
llegado a Cuba a mediados del siglo XIX y cuya influen-
cia sobre muchos de los paisajistas que ocuparon la
escena artística en los primeros años republicanos fue
muy significativa.
Reviviendo el PASADO

Marikarla Rodríguez de Azcoitia Bienaventurados los efímeros,


que contemplan el movimiento
Especialista en el Centro como imagen de la eternidad.
de Desarrollo de las Artes Visuales. José Lezama Lima

E l cementerio habanero ha sido desde sus inicios un lugar sa-


grado que, además de albergar el cuerpo de los difuntos, resguarda
un tesoro artístico inigualable, en que se combinan muerte y vida
en un mismo espacio, a través del arte que triunfa sobre la tristeza
del deceso. Los ángeles, los santos y las vírgenes se levantan im-
ponentes y recrean un mundo iconográfico-funerario de gran valor
para todo el que visita, conozca o no de arte, la gran “ciudad de los
muertos”, el Cementerio Cristóbal Colón.
En lo que compete al desarrollo de las artes visuales en Cuba,
la investigadora Odette Bello ha señalado que bastaría una mi-
rada panorámica a los procesos de surgimiento de la pintura y
el grabado en nuestro país, especialmente al desarrollo que
estas manifestaciones alcanzan durante el siglo XIX, para
“comprobar la amplísima nómina de autores extranjeros
cuya labor resultó vital en la génesis de nuestras artes
visuales.”1
Entre los miles de sepulcros que pueblan el Cemente-
rio Colón se hallan numerosas capillas que resumen
prácticamente la totalidad de los estilos arquitectó-
nicos que se sucedieron y convivieron a lo largo de
Fotografías: Cortesía de la autora

la historia de la arquitectura cubana, durante los si-


glos XIX y XX. No obstante, la característica que le
confiere a nuestra necrópolis su alto grado de interés
cultural no es precisamente la tenencia de obras
funerarias que, por la extrema prestancia de su
arquitectura o por la rúbrica prestigiosa de algún
creador en específico, comportan determinado nivel
de interés y valor histórico artístico. Ese tipo de obras
es sin duda abundante, pero puntual en la imponente
74
Revolución y Cultura

extensión de un territorio que abarca más de medio


millón de metros cuadrados de superficie. En verdad,
su rasgo más notorio es ese extraordinario caudal de
arte funerario extendido en el espacio y en el tiempo,
conformando una suerte de totalidad de excepcional
impacto visual.
Asimismo, se cuentan por decenas los conjuntos escul-
tóricos que llevan la reconocida firma de importantes
artistas extranjeros —lo que se debe, de manera muy
especial, a la oportunidad que representó para deter-
a través del MÁRMOL

Tal y como ocurre con otras actividades co-


merciales vinculadas a las tabaquerías, se-
derías, joyerías, almacenes comerciales en
general, la producción de objetos funciona-
les y de obras artísticas en mármol significó
una oportunidad estimable que sobre todo
los italianos tuvieron muy en cuenta, dado
lo cotizado que resultaba, en particular, el
denominado mármol de Carrara.2 Esa es la
razón de que prolifere en la Isla el estable-
cimiento de no pocos talleres de mármoles,
los que llegaron a especializarse en el cum-
plimiento de encargos de artículos de diver-
sa índole destinados tanto a la realización
de obras públicas, como a las residencias
privadas de las familias de más alto poder
adquisitivo y al embellecimiento de sus pro-
piedades funerarias. Si bien este tipo de ne-
gocio se asentó como un mercado especia-
lizado por todo el país, se conoce que sus
principales importadores y distribuidores se
concentraron y radicaron fundamentalmen-
te en la capital, la mayor parte de ellos eran
italianos y, en segundo lugar, españoles y
portugueses.
Aquellos que en Cuba se convertirían en
dueños de los nuevos talleres de mármoles,
casi siempre dejaban en sus países de ori-
gen negocios análogos (ya fueran propios, o
de familiares y amigos) que les servían de
apoyo para iniciar la nueva empresa de este
lado del Atlántico.3 Aunque tales interven-
ciones se asumen como realizaciones artís-
ticas de anónima autoría, lo cierto es que las
casas marmoleras4 se ocuparon de firmar
sus trabajos, convirtiéndose en una práctica
generalizada adosar en la base de cada obra
Revolución y Cultura

acometida (casi siempre en el borde inferior 75


de las plataformas de los sepulcros) una pla-
ca contentiva de la identificación de su ta-
Detalles de los sepulcros de minado sector de la población inmigrante ller, la cual solía incluir el apellido del dueño
José M. Espinosa (página 74) y el negocio del mármol—; así como de artis- y la dirección precisa (calle y número) en la
de Pedro Morales Armenteros y tas cubanos, incluidas destacadas figuras que se localizaba el establecimiento donde
familia (página 75).
de nuestra vanguardia plástica como Juan podían hacerse los encargos.
José Sicre, Teodoro Ramos Blanco, Fernan- Al principio se instalaron como pequeños ta-
do Boada, Florencio Gelabert Pérez y Rita lleres artesanales, dedicados a trabajos me-
Longa, entre otros. nores, pero gradualmente los más prósperos
desta.7 Así se puede leer en un reclamo de la
casa marmolera Triscornia (una de las más
activas durante las últimas décadas del si-
glo XIX), donde se afirma que realizan sus
encargos: “contando con los mejores artis-
tas del ramo que se puedan obtener en esta
ilustrada ciudad, que al efecto se hicieron
venir expresamente de Italia, y encontrán-
dose también en relación directa con los
mejores artistas de la ciudad de Carrara”.
Mientras que la casa marmolera Man-
tici se anuncia como “Agencia de
los mejores artistas en Mármol de
Italia”.
Algunas casas llegaron a im-
plicar a artistas de gran presti-
gio en algunas de las obras que
acometieron. Ese es el caso de
Angiolo Vannetti, autor de la es-
cultura exenta —alegoría de la Re- A la izquierda, detalle del
pública— colocada en el Panteón monumento de la familia
de los Emigrados Revolucionarios Cadenas-Aguilera. En la
página siguiente, vista general
Cubanos, cuya ejecución estu-
del mismo y firma de la casa
vo asociada con el taller de José marmolera (J. Casellas).
Pennino (casa marmolera que se
anunciaba como Mármoles Pen-
nino); de Giovanni Nicolini, quien en cola-
boración con la casa marmolera J. Casellas
/ Maloja 66, realiza una escultura exenta
para el panteón de Cadenas-Aguilera; y de
Raffaello Romanelli, autor de un relieve en
bronce para la puerta de entrada de la Capi-
lla de la familia Aspuru, también acometida
por J. Casellas / Maloja 66.8
Como dato curioso se sabe que al menos
comenzaron a ampliar el repertorio de artí- dos obras escultóricas adquiridas por ca-
culos de mármol, así como a introducir, en sas marmoleras de La Habana eran repro-
algunos casos, ofertas de trabajos también ducciones (a menor escala) de importantes
en metal (hierro, cobre, bronce) para la ela- obras del Cementerio de Staglieno de Géno-
boración de disímiles objetos. Estos nego- va, famoso por su valioso patrimonio artís-
cios ofrecían un amplio espectro de artículos tico. Se trata de las esculturas exentas que
de mármol muchos de los cuales provenían representan ángeles, situadas en los sepul-
ya elaborados del extranjero (fundamental- cros de María Luisa Guerrero Setién (Casa
mente de Italia) a partir del encargo concre- Marmolera J. Casellas / Maloja 66/Ubica-
to; en ocasiones lo que se importaba era el do NO8z1)9 y del Dr. Emilio Alfonso Álvarez
material y los trabajos, o parte de estos, se (Casa Marmolera Silva y Schorong / Lam-
ejecutaban en los talleres de Cuba. Amén parilla 52/Ubicado NO5z1),10 las que son
de la propia letra de los anuncios, se tiene copias del famoso Ángel del italiano Giulio
constancia de la abundante importación de Monteverde, emplazado en el Monumento a
mármoles desde Carrara.5 Francesco Oneto de la necrópolis genovesa;
Los expertos presuponen que los clientes se- y la escultura del Cristo Salvador, ubicada
guramente escogían estos artículos a través en el panteón de Eduardo González Abreu y
de catálogos ilustrados,6 así como de la exhi- Mora (Casa Marmolera Mola y Strenta / Sol
bición de algunas muestras de sus produc- 95/Ubicado NE4z1)11 que repite el original
ciones en los talleres, especialmente aque- de Giovanni Battista Villa, también empla-
llos que contaban con un espacio holgado, zado en el cementerio de Staglieno. Estos
76
Revolución y Cultura

además de los anuncios publicitados en la casos, señalados a manera de ejemplos, son


prensa. Los textos de dichos anuncios per- ejecuciones artísticas sobresalientes aso-
miten constatar la referida variedad de artí- ciadas a sepulcros suntuosos enclavados
culos que se ofrecían, a precios sumamente en los principales terrenos del cementerio
económicos; muy baratos; al mejor precio; a habanero, los que hoy se identifican como
precios módicos y términos de pago equitati- área de Monumentos de Primera Catego-
vos; a precios arreglados a todas las fortu- ría —conformada por los cuadrantes que se
nas… Es decir, que los productos se vendían despliegan en sucesión, a ambos lados de
a costos que pueden abarcar desde el pan- la avenida principal del Campo Santo, des-
teón más suntuoso hasta la tumba más mo- de la puerta norte o puerta principal hasta
la Capilla— y en la que solo las familias de y, a partir de esta transacción, obtener (o no)
mejor posición económica podían permitirse el encargo de la obra, o ejecutar previamente
Revolución y Cultura

comprar y construir. Por lo que aseguran los la misma y vender integralmente el terreno y 77
expertos que algunos dueños de las casas la obra sepulcral ya construida. Un anuncio
marmoleras más boyantes y/o emprendedo- de la Marmolería La Carrara (sita en O´Reilly
ras, compraban terrenos vírgenes disponi- No. 76 entre Villegas y Aguacate) da fe de
bles en áreas más o menos codiciadas para, este tipo de servicio (y de otros) sumamente
llegada la ocasión, venderlos a familias con especializados:
poder adquisitivo suficiente e interés en po- Se reciben órdenes para toda clase de
seer una propiedad funeraria. Como parte obras de mármol. Construcción de capi-
de esta intermediación las casas ofrecían llas, criptas, bóvedas y toda clase de se-
servicios; podían (re)vender solo el terreno pulcros… Traslación de restos mortales
de un cementerio a otro y a tructura arquitectónica
toda la isla, Europa, etc., a de carácter cinerario y
cuyo efecto se hacen cajas todo tipo de objetos or-
especiales de mármol, hierro, namentales y también
latón, zinc y madera. En caso útiles, en última instan-
de urgencia se construye una cia, a la función fune-
bóveda adquiriendo el terre- raria (jardineras, jarro-
no para ella en ¡Doce Horas! nes, copas, sarcófagos,
Excelentes materiales, esme- sudarios y coronas) ha
ro en la mano de obra y pre- sido, sin embargo, lasti-
cios módicos y términos de mosamente desestima-
pagos equitativos…12 do por la historiografía
Este tipo de negociación la pu- del arte cubano.
dimos constatar al tener acce- Por ello se hizo necesa-
so al documento original de un rio realizar un exhausti-
contrato privado de la casa mar- vo trabajo investigativo
molera J. Casellas / Maloja 66 que permitiera resaltar
en el que se pudo confirmar la todo este reservorio de
exhaustiva descripción de to- monumentos excluido
dos los servicios comprometidos de los estándares del
por parte del taller, así como las arte cubano. Un pro-
obligaciones de la contraparte (el fundo trabajo de cam-
propietario que adquiriría el te- po permitió detectar la
rreno), lo que evidencia el rigor presencia de obras de
jurídico con el que se regulaba veintiocho casas mar-
este tipo de servicios. moleras en diferentes
En la medida en que creció la áreas del Cementerio
demanda de artículos y pie- de Colón; de ellas, die-
zas requeridos en la actividad ciséis intervienen en
constructiva, buena parte de los ocho cuadrantes
dichos negocios fue prosperan- que conforman la de-
do y ensanchando su repertorio nominada Zona de Mo-
de ofertas. Sin duda, las obras numentos de Primera
cinerarias constituyeron, desde Categoría (es decir la
un primer momento, un área de avenida Cristóbal Co-
mercado importante para esos lón). Aquí se alcanzaron
talleres, cuya labor se torna par- a localizar e inventariar
ticularmente activa y extendida una vez in- Arriba, detalle del monumento ciento treinta y tres sepulcros realizados
augurada (y en crecimiento, a partir de los del panteón de José Álvarez por dichas casas en la franja temporal que
años setenta del siglo XIX) la nueva necró- Fernández y familia. Debajo, abarca desde 1878 hasta 1931, la cual se
polis de La Habana —el Cementerio Cristó- jarrón ubicado en el sepulcro corresponde con el proceso de inicio, creci-
bal Colón— sustitutiva del antiguo Cemen- de la familia Lombard miento y ampliación de nuestra necrópolis.
terio de Espada. Quince sepulcros fueron acometidos en el
El desarrollo del arte funerario en el nuevo siglo XIX y ciento dieciocho en el siglo XX; la
cementerio habanero es, por tanto, favore- mayor concentración se concreta entre 1916
cido desde su génesis por la labor de estas y 1924, arco temporal coincidente
casas marmoleras que fueron ampliando su con una etapa de relativa bonanza
repertorio de ofertas relacionadas no solo económica asociada a los años de la
con la construcción de los sepulcros, sino Primera Guerra Mundial y de la inme-
también con todo el abanico de elementos diata posguerra, con repercusio-
funcionales, ornamentales y artísticos, in- nes financieras positivas para
trínsecamente asociados a la liturgia del ca- muchas naciones occidentales
tolicismo. De ahí que los llamados publicita- de este lado del Atlántico.
rios de dichas casas hicieran énfasis, justo Centrándonos de forma más de-
en su profesionalidad, en la realización de tallada en el área de Zona de Mo-
obras para cementerios, es decir, en toda cla- numentos de Primera Categoría,
78
Revolución y Cultura

se de sepulcros (bóvedas, panteones, capi- se consiguió identificar el variado


llas, monumentos en general). conjunto de elementos concurrentes
Ese amplísimo reservorio de monumentos en estas obras, y ello permitió con-
sepulcrales en el que se aprecian, al parecer, formar modelos de fichas que reco-
todos los tipos de representaciones escultó- nocen, cuantifican y sistematizan ta-
ricas posibles afines al santuario católico les elementos. De esta suerte, se pudo
y a la alegorización del tema de la muerte, determinar que en las diferentes ti-
todas las variantes estilísticas imaginables pologías de sepulcros —capilla,
que pueden habitar por separado o concu- panteón, capilla-panteón y bóve-
rrir (especialmente lo segundo) en una es- da—, además de una plataforma
base presente como valor añadido, los múltiples elementos
en la inmensa funcionales y ornamentales concurrentes en
mayoría de las los sepulcros.
obras, figuran De igual forma se consiguió identificar un
con particular amplio espectro de lo que se decidió deno-
protagonismo minar genéricamente elementos funciona-
visual los ele- les-ornamentales, sin menoscabo del carác-
mentos escul- ter escultórico que los mismos cobran en
tóricos, los cua- determinados casos. Algunos están estricta-
les, atendiendo mente asociados a la operatividad de las bó-
a su morfología, vedas y accesos (argollas y bisagras); otros,
califican en an- a la protección de las propiedades (puertas,
tropomórficos, pilarotes, barandas, barandajes, cadenas)
fitomórficos, que resultan, por su tamaño y disposición,
zoomórficos y soportes de privilegio para el despliegue de
otros. Los pri- motivos ornamentales; mientras que otros
meros domi- están expresamente vinculados con la co-
nan cuantitativamente los conjuntos y se Arriba, firma de la casa locación de las ofrendas florales y pueden
desdoblan en un amplio espectro de repre- marmolera en el sepulcro de operar como soportes de inscripciones y de-
Cándido del Río y Fontán, el
sentaciones (mayoritariamente exentas) de dicatorias (jardineras, jarrones, búcaros, co-
cual puede apreciarse en la
alegorías, entre las que figuran las represen- imagen inferior.
jines, libros y lápidas), resultando, muchas
taciones de las Virtudes Teologales —la Fe, veces, de enfática carga ornamental. Figu-
la Esperanza y la Caridad— y otras repre- ran, por último, aquellos otros elementos
sentaciones alegóricas de la
Melancolía, el Martirio, la Pe-
nitencia, el Dolor, la Inocen-
cia, la Sabiduría y la Gloria,
cada una con sus respectivos
atributos; por otro lado, los
ángeles, los santos (san José,
san Pablo, san Juan, san Lu-
cas, san Marcos), las vírgenes
(santa Teresa de Jesús, la
Virgen de Lourdes, la Virgen
del Sagrado Corazón de Ma-
ría), y los cristos (Cristo Sal-
vador, Cristo Crucificado, Sa-
grado Corazón de Jesús), que
se complementan con cruces
y múltiples atributos que los
identifican. También resultan
notoriamente abundantes los
motivos fitomórficos, toda vez
que las muy diversas espe-
cies de flores comportan dife-
rentes significados alegóricos
que, como las representacio-
nes antes citadas, resultan
idóneos para rendir tributo a
los difuntos; el laurel, la rosa,
el lirio, la hoja de acanto, la
amapola, representantes del
amor, la pasión, el sueño eter-
no, la pureza, etc., por men-
cionar las más recurrentes.
Esto demuestra que las flores
Revolución y Cultura

comportan una densa simbo- 79


logía asociada a sentimientos
y conceptos relacionados con
la vida, la muerte, las cualida-
des y las acciones humanas,
por lo que consiguen adaptar-
se con altísima ductilidad a la
función funeraria, enfatizan-
do ese sentido de tributo a los
difuntos que traen consigo,
netamente ornamentales, aunque
también supeditados al tributo
funerario, como son las copas,
las coronas, los sudarios y las pi-
lastras. Son, casi en el ciento por
ciento de los casos, parte intrín-
seca de los trabajos originales del
sepulcro. Así lo indican aspectos
como la naturaleza del material,
los motivos decorativos, su afini-
dad técnico estilística con el resto
de los elementos y, sobre todo, su
colocación estrechamente com-
prometida con alguno(s) de esos
otros elementos protagónicos de
las obras. Las coronas, por ejem-
plo, en los exponentes localizados
son portadas por las figuras es-
cultóricas exentas, están inequí-
vocamente integradas a la base o
pedestal del conjunto escultóri-
co; o son uno de sus elementos
constitutivos. Y ese es también
el caso de las abundantes pilas-
tras, las que se reconocen como
parte estructural de los doseles
En la imagen superior, vista escultóricos, adosadas a un pedestal o a la
general del sepulcro de la estructura de las capillas. Mientras que los
falilia Lombard; le sigue, a sudarios también se integran a determinado
la izquierda de estas líneas, segmento de los conjuntos escultóricos, a la
un detalle del pedestal de puerta de acceso o a la propia losa de las
la cruz;
bóvedas. Las copas, por su parte, cobran un
y debajo, la firma de la
casa marmolera en la pla-
carácter prácticamente escultórico y, aun-
taforma del monumento. que constituyen elementos ornamentales
independientes (incluso, pueden haber sido
intervenidas con alguna inscripción añadi-
da) se percibe claramente que forman parte
activa del trazado general de las composicio-
nes, según el proyecto original.
En cuanto a estilos arquitectónicos presen-
tes en el camposanto se aprecian algunos
pedestales y capillas particularmente so-
brios, de concepción apegada al neoclasicis-
mo, pero otros llegan a ser sumamente pro-
fusos en motivos decorativos diversos (sobre
todo de carácter fitomórfico), participando
de diferentes lenguajes (neogótico, mudéjar,
barroco), de preferencia entremezclados, lo
que refrenda el acento definitivamente ecléc-
tico que predomina en nuestra necrópolis.
El estudio y caracterización de las obras
acometidas por las casas marmoleras re-
quirió la conformación de una muestra de
adecuado grado de representatividad en re-
lación con la totalidad de las realizaciones
inventariadas. Por lo que el trabajo inves-
80
Revolución y Cultura

tigativo13 se basó solamente en un pequeño


grupo de treinta y cuatro sepulcros que fue-
ron los escogidos para analizar la presencia
de estas casas en el cementerio durante las
décadas de finales del siglo XIX y principios
del siglo XX.
En dicha muestra se contemplaron las in-
tervenciones de nueve casas marmoleras,
cuya selección y número de ejemplares tra-
bajados guarda proporción con sus niveles
de presencia en la zona. A saber, las tres con
mayor número de intervenciones son Case-
llas / Maloja 66; Triscornia / Habana 104;
A la izquierda, un y J. Carballo / Estrella 134; y las seis res-
detalle del sepulcro de tantes, con menos intervenciones, son J. L.
Salvador Guedes y fa- Taracido / 12 y 21 Vedado No. 496; Silva y
milia; al centro, firma Schorong / Lamparilla 52; R. Suárez / 14 y
de la casa marmolera 21 Vedado; Mola y Strenta / Sol 95; Serrighi
en el panteón de los
/ O´Reilly 89; y Mármoles Pennino.
condes de Mortera
y familia; debajo,
Del análisis casuístico realizado a esas
vista general de este treinta y cuatro obras, derivó la observación
monumento. de los siguientes rasgos más sobresalientes.
El predominio del panteón como tipología
sepulcral (80% de la muestra). El generali-
zado empleo de plataformas de mármol de
forma rectangular alargada sobre las que
se despliegan las bóvedas y los osarios y
se disponen la totalidad de los elementos
escultóricos, funcionales y ornamentales,
con holgada disponibilidad de espacio para
su lucimiento. La adecuación, en términos
generales, a un estándar compositivo que
comporta el acceso a la plataforma a través
de peldaños centrados al frente de la mis-
ma; la disposición del conjunto escultórico
en el área centro posterior de la plataforma
(en eje con el acceso); y la variada disposi-
ción (en número y tipologías) del resto de los
elementos funcionales-ornamentales, cuya
ubicación atiende mayormente a criterios
de simetría bilateral respecto al eje central
marcado por el acceso y el conjunto escultó-
rico. Y, por último, la recurrencia de un cer-
cado perimetral de las plataformas (presen-
te en el 60% de las obras) que, además de
cumplir una función protectora, se consti-
tuye en factor de particular elegancia puesto
que sus elementos constitutivos (pilarotes,
barandas, barandajes) ostentan una belleza
innegable.
Entre los diferentes tipos de elementos fun-
cionales-ornamentales presentes en la ma-
yoría de las obras (70 %), merecen particular
destaque las jardineras, sobre todo por su
profusa decoración. Por su carácter no se-
rializado estos elementos funcionales-orna-
mentales no presentan uniformidad, ni en el
amplio conjunto del área ni hacia el interior
de las obras de una misma casa marmolera;
aunque los más abundantes (pilarotes y jar-
dineras) pueden llegar a repetirse en dos o
tres sepulcros. El indiscutible protagonismo
de los conjuntos escultóricos —presentes en
32 sepulcros; el 94 % de la muestra— está
dado por los siguientes factores: primero, el
privilegio que le otorga en términos visua-
Revolución y Cultura

les su ubicación sobre pedestales en el área 81


centro posterior de las plataformas, donde
alcanzan alturas óptimas; segundo, el su-
gestivo y amplio espectro de representacio-
nes alusivas al tema mortuorio (asumido, de
acuerdo con la cosmovisión cristiano católi-
ca, como tránsito hacia la vida eterna) y al
elevado tributo a los difuntos; y, tercero, la
excelencia técnica de las tallas en mármol
(tanto de los elementos exentos como los
trabajados en relieve), y asimismo, la
dignidad artística de las ejecuciones,
tanto las que corresponden a firmas
de artistas reconocidos como las ab-
solutamente anónimas, constituyen-
do mayoría estas últimas.
Por otra parte, es decisiva la calidad
del mármol empleado como material
no exclusivo, pero definitivamente
predominante en las obras, así como
el alto nivel de profesionalidad y de
especialización con que llegaron a
trabajarlo las casas marmoleras. Las
invariantes más notables las aporta
Mármoles Pennino, precisamente por
el empleo en sus trabajos de mate-
riales como el bronce, el granito y el
mármol veteado, lo cual distancia re-
lativamente sus intervenciones de las
del resto de las casas.
De las consideraciones antes expre-
sadas deriva la apreciación de que la
labor de las casas marmoleras aportó
plausibles valores artísticos al amplio
tesauro de arte funerario atesorado
por la necrópolis habanera, desde su
inauguración, en el último tercio del
siglo XIX, y durante casi toda la pri-
mera mitad del siglo XX.
Es sabido que hacia finales de los
años cuarenta e inicios de los cincuenta, con
la incorporación de nuevos materiales como
el terrazo y las estructuras de acero y cris-
tal tan propias de las obras del movimiento
moderno, el mármol perdió protagonismo en
la actividad constructiva habanera. Para ese
entonces, la principal necrópolis de la ciu-
dad ya mostraba una altísima densidad de
ocupación de su superficie, ofreciendo cada
vez menos espacio para la acometida de
nuevas intervenciones. Más adelante, luego
del triunfo de la Revolución, comenzó a des-
aparecer gradualmente la empresa privada,
y las casas marmoleras establecidas en esta
ciudad desde hacía más de un siglo dejaron
de operar en las obras funerarias con ese Notas Arriba, un detalle del monu-
carácter integral de concepción y ejecución
1
Bello, Odette. Alas para el pensamiento, raíces en el mento del sepulcro del
de los sepulcros que siempre las había ca- corazón. Migración y artes plásticas en Cuba; una apro- Dr. Emilio Alfonso. Debajo, la
ximación a su estudio durante los siglos XIX y XX (hasta firma de la casa marmolera,
racterizado.
1959). Tesis de Maestría en opción al título de Máster en O Reilly, que tuvo a su cargo
El sostenido quehacer de estas casas y su en Historia del Arte. Tutora: Dra. María de los Ángeles la ejecución del panteón de la
vinculación con el arte funerario, es un Pereira. La Habana, Universidad de La Habana, Facultad familia Prendes Gutiérrez.
área de investigación que apenas comien- de Artes y Letras, 2012, p. 13-14.
za a desbrozarse. Están abiertas infinidad 2
Cfr. Doménico Capolongo. Emigrazione e presenza
de interrogantes, muchas son las rutas por italiana in Cuba. Roccarainola, Editorial Circolo Culturale
andar que no debieran postergarse toda vez B.G. Duns Scoto, Vol(s). VI - VIII, 2007/2009.
que, como bien lo ha señalado un apasio-
3
De hecho, estos talleres solían organizarse al estilo
82
Revolución y Cultura

de los gremios de la Edad Media; era necesario transi-


nado estudioso del tema: “se ha llegado a
tar por un período de cinco o seis años para acceder al
un momento en que la superficialidad, la cargo de jefe de taller.
omisión deliberada de aspectos primordia- Cfr. Entrevista a Carlos Bauta, en su condición de Sub-
les, el sarcasmo injustificado y la carencia director del Cementerio Cristóbal Colón. La Habana, 26
de poesía —salvo honrosas y poquísimas ex- de abril de 2012.
cepciones— dominan en la creciente biblio- 4
Las más destacadas son Casellas / Maloja 66,
grafía cementerial y en la sociedad; y no es Triscornia / Habana 104, y J. Carballo / Estrella 134, J.
precisamente eso lo que nuestro admirable L. Taracido / 12 y 21 Vedado No. 496, Silva y Schorong
/ Lamparilla 52, R. Suárez / 14 y 21 Vedado, Mola y
cementerio merece”.14
Strenta / Sol 95, Serrighi / O´Reilly 89, y Mármoles
—Luigi, Gianni, Vittorio y Carlo— (autores de la cúpula
en mármol estatuario de la Capilla de Catalina Lasa); y
otros, entre los que también destaca el cubano José de
Villalta y Saavedra. No obstante, hasta el momento no
se ha confirmado la posible relación de esos esculto-
res con casas marmoleras en específico. Cfr. Teresita
Labarca Delgado. “Presencia italiana en la Necrópolis
Cristóbal Colón” en Doménico Capolongo. Emigrazione e
presenza italiana in Cuba. Roccarainola, Editorial Circolo
Culturale B.G. Duns Scoto, Vol. VIII, 2009, pp. 97-116.
9
Cuadrante ocho al Noroeste en Zona de Monumentos
de Primera Categoría.
10
Cuadrante cinco al Noroeste en Zona de Monumentos
de Primera Categoría.
11
Cuadrante cuatro al Noreste en Zona de Monumentos
de Primera Categoría.
12
Cuevas, Juan de las. 500 años de construcción en
Cuba. D.V. Chavín, Servicios, gráficos y editoriales, S.L.
La Habana, junio de 2001.
13
Rodríguez, Marikarla. La labor de las Casas Marmo-
leras en el arte funerario habanero: su presencia en el
Cementerio Cristóbal Colón. Tesis de Diploma en opción
al título de Licenciada en Historia del Arte. Tutora: Dra.
María de los Ángeles Pereira. La Habana, Universidad
de La Habana, Facultad de Artes y Letras, 2014.
14
Artime, Rafael. Apasionadamente hacia la muerte.
Gran Necrópolis de La Habana. Op. cit., s/p.

Pennino. Sobre estas líneas, vista


5
Cfr. Richard Roselló Socorro. “Italia en el comercio general del monumento en el
cubano”, en Doménico Capolongo. Emigrazione e pre- sepulcro de la familia Prendes
senza italiana in Cuba… Op. Cit., y, Ambrosio González Gutiérrez. A la derecha, un
del Valle. Legislación sobre cementerios con la memoria, ángel en el sepulcro de Pedro
reglamento y tarifa del de Colón. La Habana, Imprenta Morales Armenteros y familia
La Especial, de José V. Santamaría, 1893.
6
Lamentablemente, los diferentes archivos y biblio-
tecas en los que se ha trabajado —entre los que se
encuentran el Archivo Nacional y la Biblioteca espe-
cializada de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la
Construcción (UNAIC)— no poseen estos catálogos,
ni los especialistas consiguen deducir en qué centro
de documentación pudieran conservarse, al menos,
algunos ejemplos puntuales. Sin embargo, todos con-
cuerdan en la consideración de que el catálogo debió
ser un vehículo fundamental para que estos estableci-
mientos pudieran promocionar sus producciones en el
trato directo con los clientes, lo mismo para las obras
Revolución y Cultura

producidas en Cuba que para las importadas. 83


7
Las frases en cursiva (sin entrecomillar) relativas a las
ofertas publicitadas por los establecimientos que se
insertan en este párrafo han sido tomadas de los anun-
cios consultados en revistas y periódicos de la época.
8
Se ha corroborado la intervención de otros importan-
tes escultores extranjeros en diferentes obras funera-
rias del cementerio de Colón. Entre ellos figuran Ugo
Luisi (autor de la escultura situada en el panteón de
María Josefa Pérez de Urra); Salvatore Buemi (autor del
sepulcro de José Miguel Gómez); los hermanos Remuzzi
Gordon Henry

Gordon Henry es Anishinaabe, miembro


de la Nación White Earth de Minneso-
El regreso de Ignatius Thunder E l espíritu llegó antes que la carta y la caja de efectos, un
año, varias semanas y varios días, quizás más, quizás menos.
ta, EE.UU. Su primera novela, The Light Yo nací del conocimiento parcial de todo lo que el espíritu había
People (1994), ganó el American Book visto y traído a la memoria mientras flotaba entre nosotros y nos
Award, y su ficción y poesía han sido adentraba en su quietud, mientras estaba en nosotros, como en
publicadas en diversas antologías de mí, ahora alejado de todo aquello, contando esta historia. Pue-
literatura Nativa, en EE.UU. y Europa. de que el espíritu, las proyecciones espectrales, los susurros
Es autor del libro de poemas The Fai- aislados, el sentimiento y la presencia sentida, no buscase más
lure of Certain Charms and Other Dis- que hacer que recordásemos aquello que habíamos retenido en
parate Signs of Life (2007). También el abismo inmemorial entre el oscuro revivir y el claro revelado,
escribe ensayos sobre teoría crítica y aquí sobre la tierra y arriba en las estrellas, en campos de som-
literatura y cultura nativa. Ha escrito bras no resueltas, forma y disforma, fragantes inconsistencias
Ojibwa (2004), con George L. Cornell, de espacios entre nosotros.
y co-editado, con Nieves Pascual y Sil- Ignatius Thunder se presentó primero en la puerta de la anciana
via Martínez-Falquina, el volumen Sto- Beartail; estaba de pie, todavía con el uniforme, poco antes del
ries through Theories/ Theories through anochecer, fumando un cigarrillo liado a mano, bajo la sombra
Stories: North American Indian Writing, de aquel pino moribundo, con ramas sobresaliendo por encima
Storytelling and Critique (2009). Es pro- del banco de madera, donde Oskinaway se apoyaba, casi todas
fesor en el Departamento de Inglés en las mañanas, de primavera a otoño, fumando una pipa llena
la Universidad del Estado de Michigan. de tabaco de mezcla, antes de meter la leña en casa. Good
También ocupa el puesto de Editor Jefe Day vio a Thunder unos días después, un luchador entrenando,
de la Serie de Estudios de los Indios corriendo, desnudo de cintura para arriba, en pantalones cortos
Americanos en la editorial Michigan de boxeo, detrás de un camión maderero, dirección al oeste
State University Press. hacia la planta de celulosa. Algunas personas se sentaban con
él en las tribunas, en el campo de béisbol, detrás de la escuela,
Silvia Martínez-Falquina. mientras el equipo de los chicos Minogiizhig daban una paliza
a los visitantes de la Reserva Buffalo River. Los niños dicen
Profesora de Literatura Norteame-
que Ignatius Thunder deambulaba por los pasillos del colegio
ricana en la Universidad de Zara- Minogiizhig, donde se paraba a mirar los tablones de anuncios,
goza, y especialista en literaturas observaba con atención las vitrinas de los trofeos, o se queda-
nativas de los EE.UU., tema sobre ba quieto como una fotografía, iluminado por el sol, bajo la luz
el cual ha publicado diversos artí- vertida a través de las ventanas de las puertas que conducían
culos y capítulos. Su libro Indias y al patio de recreo. Suavemente divulgaba secretos de la co-
fronteras: El discurso en torno a la munidad mientras removíamos salvia en los campamentos de
mujer étnica (2004), obtuvo el sirope de primavera. Susurraba algo acerca de un pozo, con una
I Premio AUDEM para Jóvenes voz baja y delicada, por encima del hombro de Titian Flowers,
84
Revolución y Cultura

mientras limpiaba pescado, en el mostrador, mientras sus hijas


Investigadoras.
gemelas, Karen y Eliza, jugaban una fiera partida de corazones
con Fletcher y Thomas Rock en la mesa de la cocina. Karen
dará a luz, dijo la voz, y en cuatro días un accidente de tráfico
se llevará la vida de Leon Northstar. Supervisaba ofrendas por
el arroz del que crecía en condiciones para ser recogido, para
la cosecha de otoño. Se sentaba con los guardianes del fuego
mientras alimentaban las llamas en honor de los recién falle-
cidos, mientras el otoño nos volvía a todos hacia dentro en su
camino al invierno.
85
Revolución y Cultura
La voz del espíritu de Thunder nos ponía
nerviosos a muchos de nosotros con ru-
mores y premoniciones, de personas que
mentían, de personas que se morían, de
accidentes y heridas, de cuerpos y cora-
zones, y más, del modo en que mante-
níamos en secreto nuestra callada y des-
esperada soledad, por miedo a que las
identidades secretas con las que nos en-
contrábamos a nosotros mismos vivien-
do, ensombrecieran o habitaran la vida,
el pueblo, nuestras historias y familias,
oscureciendo todo lo bueno y el amor
que encontrábamos en el lugar que
llamábamos hogar.
En esas ocasiones, algunas per-
sonas recurrían a métodos an-
tiguos, defensas tradicionales
contra cuerpos deambulan-
tes, los fantasmas altera-
dos que habían olvidado su
camino, o cuyos cuerpos
estaban tan alejados, que
el espíritu y el cuerpo se
mantenían enfrentados,
uno reconociendo un
lugar como su hogar, el
otro sin conocer su lugar
en absoluto. Los católicos
clavaban más cruces en
las paredes, ponían rosa-
rios sobre sus puertas. Los
bailarines de pow wows col-
gaban plumas. Los Rocks
se ahumaban todos los días,
con salvia y cedro, a veces con
hierba del bisonte y con recuer-
dos más antiguos del uso de la
artemisa. Arthur Bozhoo reunía a
los cantantes Red Branch en un ban-
quete para echar a Thunder cantando.
Muchos de nosotros construíamos barre-
ras de tabaco, caminando en círculos alre-
dedor de nuestras casas, espolvoreando
el tabaco mientras pedíamos protección,
que el espíritu encontrara su camino de
vuelta al cuerpo perdido y más allá, hasta
llegar al viaje por el camino a las estrellas
donde los muertos se reunían en la luz
bajo la que hemos nacido todos. Anthony
Bernard soñó que estaba cargando y api-
lando piedras, construyendo una pared en
las puertas de un cementerio. Su padre
Alexander interpretó el sueño, entonces
Anthony construyó un perímetro de piedra
alrededor del terreno de Bernard y su ho-
86
Revolución y Cultura

gar. Pero Thunder se colaba a través de


cualquier defensa, de todos y cada uno
de los rituales. Las barreras no podían
mantenerle fuera, se movía en nosotros
y entre nosotros, sin ataduras, sin las ba-
rreras de los límites físicos a través de
los que todos nos movíamos, con los que
Ilustraciones: Hanna G. Chomenko

nos movíamos, mientras caminábamos,


respirábamos, cantábamos, fumábamos,
bailábamos o amábamos a otros cuer-
pos. Thunder cantaba mientras los Rocks
se dormían, se quedaba de pie detrás de
Constance Bernard, por la mañana, una
segunda imagen en el espejo, un soldado
luminoso de uniforme, mientras ella tren-
zaba su cabello antes de ir a trabajar en
la clínica de salud Minogiizhik.
Quedó claro. Entonces no sabíamos
cómo librarnos de los fantasmas de gue-
rras extranjeras. No teníamos remedios
ni medicina para los fantasmas de una
guerra tal, para ayudar a calmar el trán-
sito y la añoranza de quienes habían pa-
sado por la quemadura y el humo de las
armas jadeantes de llamas, de quienes
habían experimentado el desmembra-
miento y las separaciones de ráfagas de
munición, que habían caminado a través
de campos llenos de manos abiertas, vo-
ladas de los brazos, cabezas amputadas
en los cascos, pantalones desgarrados
derramando órganos con los corazones
todavía latiendo, humeando en trincheras
ennegrecidas por ráfagas de artillería.
Sombras y oscuridad, como tales eran
demasiado grandes para nosotros, con-
teniendo angustia y trauma más grandes
que la vida que abandona un solo cuerpo
de una sola persona. Thunder seguía es-
cabulléndose a través de todo lo que co-
nocíamos, humo, piedra, plumas, oracio-
nes, ceremonias, la propia vida. Plymouth
Fury Azure incluso aseguraba haber visto
el reflejo de Ignatius Thunder en un bol
de sopa de maíz recalentada. Aún así, se
comió el bol entero, dijo.
Mi madre consultó con su tío Marcus Ai-
tkin, un wabano y guardián del fuego que
vivió parte de su vida en otro sitio, una
tierra de amanecer donde todo cuanto te-
nía el potencial de nacer se revelaba en
un paisaje de luz de pura inmanencia, del
ni aquí ni más allá, de lo que fue, lo que
está siendo, lo que ya ha sido. Nos dijo
que creásemos otro cuerpo, un cuerpo
hueco, de corteza de abedul. Dijo, “Vestid
el cuerpo con la ropa de Thunder. Hacedle
Revolución y Cultura

un ataúd de pino, poned un adorno de co- 87


88
Revolución y Cultura
bre por encima de la madera, conseguid a la que muchas personas de nuestro pequeño hombre de cuentas azules. Me
siete soldados para que lleven el ataúd pueblo solían volver para ofrecer tabaco, puse los pantalones del uniforme mien-
al otro lado del río, por el puente, dentro después de una tormenta, o cuando bus- tras alcanzaba la camisa para ponérme-
del bosque y más allá. Dadle otro nom- caban respuestas para algún problema la. Me abotoné el abrigo sobre la camisa,
bre al cuerpo. Dijo, “Despedíos, poned el irresoluble, o necesitaban saber cómo me coloqué el sombrero en la cabeza, en
cuerpo en un árbol en el refugio, en la proceder frente a una crisis personal, ángulo, un poco inclinado, como recor-
tierra del oso, más allá de las rutas de frente a problemas de salud de familiares daba haberlo visto en una foto suya de
los tramperos, de los cepos y los puestos queridos. Mientras sacaba la comida, mi antes de irse a la guerra. Me calcé las
de caza donde hemos tomado las vidas madre habló suavemente, amablemente, botas, cogí el libro, lo metí en el bolsillo
de nuestros parientes animales, más allá con un profundo amor que yo escuchaba del uniforme y caminé hasta la habitación
de cualquier memoria que pueda tener de en su voz año tras año, cuando respondía de mi madre. Estuve allí de pie, mirando
conocernos o de estar con nosotros y de a mis propias expresiones de miedo, pér- al espejo mientras ella dormía. Después
lo que hemos hecho o hacemos.” dida, inseguridad, incredulidad, recelos, atravesé la casa hacia la puerta y salí ca-
A pesar de todo eso, en primavera el fan- decisiones irreflexivas sobre la vida de minando a la luz de la luna. Al llegar a la
tasma vino a nosotros finalmente, a su hombre joven que yo vivía. carretera me volví para mirar y vi a mi ma-
mujer, mi madre, y a mí, un hombre jo- Con esa amorosa calma y seguridad dijo, dre a través de la ventana, levantándose
ven, justo llegando a la mayoría de edad, “esto es para que lo lleves contigo, para en camisón. Seguí caminando por la ca-
cuando yo también pensaba que estaría sostenerte mientras viajas. Tienes que rretera, atravesando el pueblo y más allá.
bien irme; que mejor, como mi padre, yo irte ahora, por favor. Estoy cansada y no Oí la voz de mi madre que me llamaba.
debería irme a luchar a algún sitio, algún tengo nada que darte, tal y como eres Crucé el río por el puente. Encontré un lu-
sitio remoto, lejos de lo desconocido, de ahora. Mi dolor ha pasado y necesitamos gar al otro lado, un banco de madera. Sa-
si mi padre estaba muerto, de si había seguir adelante.” Le pidió a Thunder que qué el cuaderno del bolsillo del uniforme
sido alguna vez, después de años de te- se fuera, y que siguiese hasta donde de mi padre. Lo abrí y escudriñé el interior
ner pocas noticias suyas y luego meses quiera que vayan los fantasmas de gue- iluminado por la luna, pero aparte de su
de nada en absoluto. Después de varios rra, espectros de cuerpos perdidos y nos- nombre en el interior de la portada y una
días de ruido nocturno en nuestra casa y tálgicos. fecha, sólo había unas pocas palabras en
voces aleatorias informándonos a mi ma- Unas semanas después llegó una caja la primera página, una especie de título,
dre y a mí sobre cosas que ninguno de por correo. Mi madre la levantó del por- imagino, las palabras Cartas de amor y
nosotros podría haber sabido acerca de che y la llevó a la mesa de la cocina. Cor- anhelo por el pueblo de Minogiizhik. Bus-
las personas y del mundo alrededor nues- tó por la hendidura en la parte superior qué más palabras, pero no había letras,
tro, sobre el pasado y el futuro, mi madre de la caja y la abrió. Sobre las cosas den- no había nada más escrito. Una pequeña
pensó en una ofrenda para el espíritu de tro de la caja había una carta que decía: pieza de cedro seco cayó en mi regazo,
su marido Ignatius Thunder. Sentimos informarle de que el cabo mientras buscaba más palabras hasta
Esperó hasta el siguiente suspiro y es- Ignatius Thunder murió con honra, un llegar a la última página.
cuchó mientras Thunder le decía que yo soldado al servicio de su familia, de El fantasma se había ido, aunque según
también estaría perdido pronto. Esta vez su dios y de su país, en batalla. Su me contó mi madre, durante días y sema-
le contestó a la voz, le pidió al hablante cuerpo no pudo ser recuperado. Ha nas la gente aún conservaba sus defen-
invisible que la siguiera a la colina de la servido a su país y a su gente con sas, las plumas, las ceremonias de humo
libélula, un lugar importante para mi fami- honra y con distinción. En la caja que frecuentes, las canciones para luchar con-
lia y para nuestro pueblo. Mi madre pre- enviamos encontrará sus efectos, su tra el miedo de los encuentros con Thun-
paró un plato de ofrenda, con frutas del uniforme, placas de identificación, der, como si alguno de nosotros pudiera
bosque, conejo hervido, maíz, calabaza, sus botas, su sombrero, un hombre ser capturado por fantasmas. Sin tener la
una porción de tarta de fresa y ruibarbo de cuentas azules del tamaño de un sensación de su regreso, durante noches
(la favorita de mi padre, dijo ella). Con la dedo que llevaba en un hilo al cuello, yo me ponía el uniforme de mi padre y ca-
comida de la ofrenda en una cesta y una un cuaderno de bolsillo de cuero que minaba más y más lejos de Minogiizhig,
manta en el brazo, guió al fantasma colina llevaba consigo y una bandera esta- hasta que finalmente en esta noche, com-
arriba, tras la parcela que habíamos here- dounidense. Todos los efectos que pletamente clara y estrellada, he llegado
dado de su abuelo, George Many Eagles. dejó en su bolsa y en la taquilla de su tan lejos, y aún sigo, más lejos de lo que
“¿Estás conmigo?,” dijo mientras subía última base. nunca había llegado, tan lejos como para
por la colina. “Tienes que acordarte del Después de unos meses, en una noche sentirme a mí mismo como otro, demasia-
camino. Veníamos aquí juntos a menudo, de otoño iluminada por la luna, me des- do lejos, más cerca de las estrellas que
tienes que acordarte.” Cuando llegó a la perté y bajé al sótano, donde mi madre de mi casa, tan lejos que no había, no hay,
cima de la colina, extendió la manta. Se había colocado la caja con las pertenen- no habrá, manera de llamarme de vuelta,
sentó en una vieja piedra plana donde en cias de mi padre en una estantería enci- ni con historias ni con canciones, ni con
una ocasión mi padre había encontrado un ma de su ropa de baile, envuelta en plás- la voz, el eco de mi madre acongojada, o
cuervo muerto después de una tormenta tico. Saqué las placas identificadoras, me las palabras no escritas de mi padre, que
Revolución y Cultura

de rayos de primavera. La misma piedra las colgué al cuello. Hice lo mismo con el nunca me fueron devueltas. 89
La Habana,
la danza toda en acción
Reny Martínez

E l mes de abril, en esta ocasión, no fue En su “mensaje”, nos ha dejado un pre- por la bailarina Daniela Gómez, en su
“el más cruel” —al decir del poeta T. S. cioso legado de conceptos y principios de posmoderna evocación del icónico clási-
Elliot—, sino el del inmenso placer artísti- suma importancia, el cual nos mantendrá co de Fokine-Pavlova; Oscurio, de Anabel
co y espiritual ofrecido por lo mejor de la reflexionando por mucho tiempo. “La dan- López-Ochoa, con patrocinio de los Briti-
danza cubana, en todos los géneros y mo- za, dice, transmite y expande el lenguaje sh Friends de la BNC, y ejecutado por la
dalidades ejecutorias por las más impor- universal de la comunicación, dando lugar virtuosa Viengsay Valdés y solistas del
tantes compañías danzarias del país, y al nacimiento de la alegría y la belleza, y cuerpo de baile; y la lírica miniatura ro-
por supuesto sus talentosos intérpretes. al progreso del conocimiento humano. La mántica Invierno, en una entrega estilísti-
Momento culminante de esta especial danza es la capacidad de crear… una y ca notable de la escritura coréutica de la
temporada anual lo constituyó la gala del otra vez… en el pensamiento, en el pro- bisoña Ely Regina (la elección musical no
29 de abril en el acogedor coliseo capitali- ceder, en el hacer, y en la interpretación”. nos parece la más pertinente aquí). El es-
no Mella, donde se entregó el Premio Na- Y termina proféticamente: “La vida de un pectáculo abrió con Un concierto en blan-
cional de Danza al maestro Manolo Micler, artista no concluye con la edad, como co y negro, del desaparecido coreógrafo
exbailarín, coreógrafo y director artístico sostienen algunos críticos. La danza está puertorriqueño José Parés, que perma-
(por varias décadas) del Conjunto Folclóri- hecha de gentes y de ideas. El público neció por varias décadas en el repertorio
co Nacional de Cuba (CFN). Concedido por puede llevarse a casa el impulso creativo pasivo del BNC. Con la feliz excepción de
un jurado integrado por prestigiosos espe- y ponerlo en práctica en la vida diaria”. Sadaise Arencibia, el bisoño grupo de so-
cialistas y premios nacionales, presidido Antes de la gala del 29 de abril, en el listas y cuerpo de baile no contribuyó al
en esta ocasión por su colega y laureado mismo escenario, se organizó una jorna- disfrute de esta exquisita pieza, tan exi-
Alberto Méndez, destacó su esforzada tra- da de tres noches consecutivas donde gente en la musicalidad y la gestualidad
yectoria, diversos méritos y sobresalien- mostraron su buen quehacer las agrupa- apegada al estilo más clasicista del aca-
tes creaciones para la escena nacional. ciones danzarias habaneras profesiona- demicismo técnico, si tenemos en cuenta
Fundador de la Facultad de Arte Danza- les, contó además con presentaciones
rio de la Universidad de las Artes de La de la camagüeyana Compañía folclórica
Habana, Micler —desde su vinculación Camagua. La organización y coordinación
como bailarín del CFN en la década del de estos eventos fueron ejecutados por
60 del siglo pasado— “se ha distingui- los especialistas correspondientes del
do, según el acta de premiación, por su Consejo Nacional de las Artes Escénicas
constancia empeño y vocación creadora y la Casa provincial de la Danza, y el apo-
en pos de lo mejor de nuestras proyeccio- yo de otros departamentos del Ministerio
nes musicales y danzarias de inspiración de cultura.
folclóricas. Ha trabajado en varios países
del planeta…y ha alcanzado merecidos Temporadas de Acosta Danza y el Ba-
lauros y reconocimientos por su impor- llet Nacional de Cuba
tante labor”. Dos pesos pesados entre los conjuntos
Las celebraciones de esta fecha elegi- danzarios locales, el Ballet Nacional de
da en los 70 de la pasada centuria por Cuba y la joven compañía Acosta Danza,
UNESCO —un 29 de abril nació Geor- subieron nuevamente a la prestigiosa
ges Noverre—, estuvieron calzadas por escena de la sala García Lorca del Gran
90
Revolución y Cultura

el Mensaje que cada año se encarga a Teatro de La Habana Alicia Alonso, ofre-
una gran personalidad de la profesión, en ciendo funciones dos fines de semana
este caso correspondió a la coreógrafa y con todas las capacidades cubiertas. La
bailarina norteamericana Trisha Brown, primera de ellas, bajo la dirección artísti-
pero la muerte le llegó antes, el 18 de ca de Alonso, eligió un variado programa
marzo, para que pudiera leerlo. A los 80 de concierto que incluyó las piezas más
años, desaparece uno de los pilares de exitosas estrenadas en el pasado Festi-
la danza contemporánea y posmoderna, val Internacional de Ballet de La Habana,
una de las artistas más influyentes de la como Cygne, de Daniel Proietto, interpre-
escena global. tado con pasión, convicción y carisma
con un elenco de nueve bailarines —cua-
tro parejas y un solista—, al descifrar
una estructura compleja, regulada por
los códigos del ballet, por una serie de
ejecutantes formados en otras técnicas
contemporáneas, en particular el solista,
Mario Sergio Elías. Vestuario y luces de
los diseñadores Reid and Harriet, y Mark
Stanley, respectivamente, lograron la at-
mósfera propia de la intimidad requerida
por “el universo lírico de la literatura”,
sustento de lo balletístico en esta obra
de Peck.
Otras piezas desfilaron con mayor o me-
nor éxito. Dos con todo el conjunto: Twel-
ve, de Jorge Crecis, y De Punta a Cabo,
de Alexis Fernández (Maca), con positivos
reajustes, y asimismo el dúo homoerótico
de Marianela Boán Cruce sobre el Niága-
ra, de 1987, convertido por su vigencia
artística y humana en “un clásico” de la
danza contemporánea cubana. Punto ál-
gido de la función a la que asistimos, se
la autoría del soporte musical: el Concier- tes de dinámicas —se sabe que su en- destacó por la vehemencia poética en la
to en re mayor para piano y orquesta de trenamiento primario proviene de la tap fisicalidad controlada en los efectos mus-
Joseph Haydn. dance—, por lo tanto en su obra esto se culares en extremo de sus protagonistas,
El eminente bailarín Carlos Acosta, en su refleja en cuanto al ritmo y “timing”, sin en este caso Raúl Reinoso y Julio León.
función primera como fundador—director duda sincopado. En sus ballets, y este es Finalmente, un esperado plato fuerte de
artístico de Acosta Danza, también repo- prueba de ello, trabaja la escritura coréu- este programa, la presencia abrumadora-
ne obras recientes, y otras que lo son tica como un artista artesanal, no uno mente carismática de Carlos Acosta en
menos, dentro de su repertorio; empero, experimental, es decir, que intenta pro- su particular entrega del solo Two, crea-
nos regaló con el estreno en Cuba de Be- ducir el efecto coherente de un cineasta. do por Russell Maliphant, en 2004, para
lles-Lettres (2014), una de las mejores Este es el séptimo ballet que creó para el Sylvie Guillem, y ulteriormente reinter-
creaciones de Justin Peck, joven bailarín NYCBallet —aunque el más solicitado ha pretada por varios estelares bailarines.
y coreógrafo residente del New York City sido Año del Conejo del 2012—, desde su Un verdadero tour de force para Acosta,
Ballet. Esto ha sido posible gracias al ingreso en 2009. Ya en 2016, estrenó su en estos momentos de su carrera como
apoyo del Cuban Artist Fund y Bespoke, décima creación La cosa más increíble, y gran danseur. Allí estaba prodigiosamente
según aparece indicado en el lujoso pro- está en gran demanda global por las más torso y pies desnudos, iluminado única-
grama de mano. importantes compañías de su país y de mente por una luz cenital al centro del in-
Revolución y Cultura

Con el soporte musical de una rara pie- Europa. menso escenario oscuro. Las ovaciones 91
za cameral del decimonónico compositor Para revisar el montaje llegó a la capital no se hicieron esperar.
César Franck (Lieja 1822-París 1899), cubana Jared Angle, uno de los bailarines
Solo de piano con acompañamiento de un del elenco de estreno, y después de verlo XXII Festival Internacional de Danza
quinteto de cuerdas, Peck se ha inspirado bailado por los cubanos de este conjun- en Paisajes Urbanos
para crear este neoclásico Belles Lettres, to, quedó sorprendido de su capacidad Como cada año en primavera, la compa-
pues, según afirma, sus coreografías par- técnica e interpretativa, y de la excelente ñía Danza Teatro Retazos —cumpliendo
ten de la música, y el estilo es muy afín transmisión de la pieza mediante una co- su aniversario 30—, acomete el mara-
al de su compañía neoyorquina: rápido, pia en DVD, labor realizada por la experi- tónico festival de danza en paisajes ur-
enérgico, atlético, con marcados contras- mentada “ballet mistress” Clotilde Peón, banos, La Habana Vieja, Ciudad en Mo-
vimiento, el cual alcanza la considerable
cifra de vigésimo segunda edición, con
una abundante respuesta a su convoca-
toria. Más de 40 representantes de unos
15 países y una docena de agrupaciones
de siete provincias del país anfitrión, inva-
dieron plazas, parques, museos y calles
del Centro Histórico habanero declarado
por la UNESCO en 1982, Patrimonio de la
humanidad. Paralelamente, se desarrolló
el nutrido e interesante programa de la
duodécima edición del Festival internacio-
nal de videodanza/DVDanza, con su con-
curso, cuyo jurado haría las valoraciones
pertinentes de la decena de proyectos
presentados por creadores de varios si-
tios del planeta.
Estas siete jornadas concluyeron con
el consabido éxito popular —gracias al
patrocinio del Ministerio de Cultura, la
Oficina del Historiador de la Ciudad, em-
bajadas extranjeras acreditadas en Cuba
y varias firmas comerciales foráneas afin-
cadas en la isla— al conseguir el acerca-
miento de la danza a los habitantes de la
comunidad y a sus visitantes ocasiona-
les, al tiempo que lograba revalorizar el
patrimonio arquitectónico con las creacio-
nes inspiradas en esos espacios, a partir
de un lenguaje universal.

Encuentro de Academias de Ballet


y Concurso internacional para estu-
diantes de ballet
Igualmente, la Escuela Nacional de Ballet
realizó —del 8 al 19 de abril— la edición
XXIII de su evento bienal Encuentro in-
ternacional de Academias para la Ense-
92
Revolución y Cultura

ñanza del Ballet, conjuntamente con su


IV Concurso internaional infantil y el XIV Nueva Creación del Proyecto Islas del proyecto Islas Creativas, e igualmente
Concurso internacional para jóvenes es- Creativas impartió talleres para los propios bailari-
tudiantes de ballet, siempre bajo la pre- La coreógrafa británica Fleur Darkin, di- nes del conjunto cubano. Este intercam-
sidencia de la Maestra Dra. Ramona de rectora artística del Scottish Dance Thea- bio cultural cubano-británico es parte de
Sáa Bello. En esta ocasión, la participa- tre, creó una nueva pieza para la compa- la segunda etapa de este proyecto de
ción foránea fue elevada y diversa, prove- ñía Danza Contemporánea de Cuba como creación coreográfica que mantiene la
niente de países como Estados Unidos, resultado de la colaboración con el Briti- más importante compañía de danza de
México, Argentina, Italia, Brasil, Australia sh Council —por intermedio de su repre- vanguardia en la Mayor de las Antillas
y Noruega, entre otros. sentación en capital cubana—, a través con la institución cultural británica, a par-
Transnacionalismo
e identidad:
La breve y maravillosa vida
de Oscar Wao
Daniela Rita Fernández

tir del cual han surgido obras notables de


creadores como Cathy Marston, Rafael A nalizar la producción literaria creada
Bonachela, Billie Cowie o Theo Clinkard. desde la diáspora conlleva la dificultad de
Además de Darkin, estuvieron invitados a ubicarla en un espacio concreto. Es decir,
trabajar en los estudios de DCC los baila- una novela como La breve y maravillosa
rines y coreógrafos de Trinidad y Tobago, vida de Oscar Wao, de Junot Díaz, ¿es una
Sonja Dumas y Dave Williams, quienes se obra dominicana o estadounidense? Di-
unieron a las experiencias que proponía cha interrogante desemboca en un cues-
la creadora británica, en “su muy parti- tionamiento de lo que se entiende por
cular fórmula de transmitir la danza y su literatura nacional y, en un mayor grado,
relación entre el cuerpo, la mente y el mo- de lo que se concibe como nación.
vimiento”. En el mundo en el que vivimos hoy se da
Considerada por la crítica como “la co- un fenómeno conocido como “transnacio-
reógrafa más teatral de la nueva ola nalismo”. Federico Besserer1 nos aporta
británica”, tuvo en el Teatro Nacional un un resumen del aparato teórico que sus-
encuentro íntimo y franco con la prensa tenta el estudio de dicha categoría, a par-
especializada. En cuanto a sus criterios tir del cual podemos considerar la obra
sobre la danza en la actualidad, expresó: de Díaz como transnacional.
“está a menudo muy polarizada (…) una De lo primero que debemos partir es que
preocupada en desafiar la gravedad, ele- Junot Díaz nació en República Dominica-
var el cuerpo y el espíritu, los estiramien- na y se estableció con su familia en Es-
tos…otra es la que viene de nuestras en- tados Unidos desde la temprana edad de
trañas”. “Estoy emocionada e intimidada seis años. Su obra, escrita en inglés, fue
por trabajar con una compañía —la vi en ganadora del premio Pulitzer2 en 2008.
Edimburgo en 2016—, que domina bien No obstante, el motivo central de la tra-
las líneas dramáticas que surgen del in- ma está dado en la realidad dominica-
terior de sus cuerpos, están siempre na tanto de dentro como de fuera de la
inspirados y desarrollan sin inhibiciones isla. La estructuración de la novela y la Hay una intención de que la comunica-
temas escabrosos, por ejemplo, los eró- traducción al español realizada por Achy ción sea en un doble sentido.
ticos”. En 2017, dijo, es necesario tener Obejas3 bajo la dirección del autor, nos Los personajes de la novela necesitan
mucho coraje para defender lo que uno dan las claves para enmarcarla dentro del explicarse sus vidas actuales en la diás-
cree. transnacionalismo. pora a partir del origen familiar. La histo-
Fleur Darkin y su compañía anfitriona La primera acepción del término que ma- ria del trujillato desemboca el “fukú” de
prometen estrenar la pieza que nacerá neja Besserner distingue la comunidad la migración, del quiebre y ruptura de las
de este “laboratorio de creación” para transancional como una comunidad que identidades.
el próximo noviembre, y llevará por título se consolida “más allá (o a pesar) de la Con respecto a la identidad, Stuart Hall
Equilog (término que define el período jus- frontera”. Es decir, Junot Díaz y sus per- la plantea como un concepto “estratégico
to antes de que el día y la noche alcancen sonajes mantienen una relación con su y posicional”. No considera la identidad
Revolución y Cultura

la misma duración temporal). lugar de origen. El autor piensa sobre la como algo estático, a nivel individual, ni 93
Podrán constatar que este cronista, aun- “dominicanidad” y sobre su historia des- unificado, a nivel colectivo. La identidad
que asumió el reto de asistir a una gran de el espacio norteamericano. Las notas es construida de múltiples maneras en
parte de los eventos programados, no le a pie de páginas sirven para explicarle a un mundo cada vez más fracturado. Junot
fue posible lograrlo pues todavía no po- un público “externo” las particularidades Díaz juega con esta idea en su obra al
see el don de la ubicuidad. de la historia y las costumbres dominica- cuestionarse qué es lo realmente “domi-
Mayo 2017. nas. Así mismo, las notas que incluye la nicano”. Con este fin analiza cómo se ha
traducción al español informan al lector representado lo caribeño para, de este
latinoamericano sobre referentes propios modo, desmontar los estereotipos a par-
de la cultura popular norteamericana. tir de la representación de Oscar. Frente
al macho “hipersexual” se levanta el gor- traban con gente demasiado arregla- 3
Es de destacar que la traductora comparte
do nerd como Mesías, como el salvador da; los cuellos y los portaequipajes con Junot Díaz la condición de “diaspóricos”,
de la microhistoria familiar, que es en re- gimen bajo el peso acumulado de las pues nació en Cuba y emigró hacia los Esta-
dos Unidos a la edad de seis años.
sumidas cuentas, la historia de la región cadenas y paquetes de ese año, y los
en toda su amplitud. En el caso femeni- pilotos temen por sus aviones —so-
Bibliografía
no, Lola, la hermana de Oscar, adopta brecargados más allá de lo concebi- Díaz, Junot: La breve y maravillosa vida de
actitudes que se oponen al “deber ser” ble— y por sí mismos. Los restauran- Oscar Wao. Fondo Editorial Casa de las
de la mujer caribeña, como el hecho de tes, bares, clubs, teatros, malecones, Américas, La Habana, 2010.
raparse el cabello, no contribuir con las playas, centros turísticos, hoteles, Besserer, Federico: “Estudios transnaciona
tareas domésticas, subvertir el papel de cabañas, habitaciones adicionales, les y ciudadanía transnacional”
la mujer en la familia latina, etc. barrios, colonias, campos e ingenios en https://www.google.com/
La segunda acepción con la que trabaja repletos de quisqueyanos del mundo url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&sour-
ce=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ve-
Besserer trata la comunidad transnacio- entero. Como si alguien hubiera dado
d=0ahUKEwig5o_y66nSAhXLrVQKHcT4A-
nal como un resultado de la construcción una orden general de evacuación al TUQFggjMAE&url=https%3A%2F%2Fwww.
de la nación. La familia de Oscar llega a revés: ¡Todo el mundo a casa! ¡A sus insumisos.com%2Flecturasinsumisas%2F-
Estados Unidos, pero no se “asimila” en hogares! (Díaz: p.281) Teoria%2520transnacional.pdf&usg=A-
el sentido de que son reconocidos por el Con respecto al plano lingüístico de la FQjCNE9bNCniBniE2uXRzLkU1tp9JyN-
medio como latinos y habitan en un límite obra se aprecia la experimentación con dA&sig2=mjmzQctLO1UqAGQz80089g
establecido: un barrio de latinos. La ex- la confluencia y coexistencia de dos idio- (consulta: 24 de febrero de 2017)
clusión configura una etnificación y una mas: el inglés y el español, marca de Hall, Stuart: “Introducción: ¿quién necesita
identidad?” en Revista Criterios (versión
diferenciación. transnacionalidad. Los personajes se
digital)
La tercera idea considera las comunida- manejan con desenvolvimiento en la len-
des transnacionales como comunidades gua “oficial”, la lengua de las institucio-
que se consolidan en un momento de nes, de la escuela (el inglés), a la cual
desvanecimiento del Estado-nación. Bes- incorporan ciertas palabras o frases en
serer cita a Kearney como el primero en español, provenientes del espacio íntimo
hacer referencia a la “doble conciencia” o de la familia.
“identidad híbrida” que caracteriza a los En cuanto al intercambio cultural, Junot
miembros de una comunidad transnacio- Díaz fue capaz de mezclar en su texto ca-
nal. Según Kearney, no es resultado del racterísticas relevantes de la cultura nor-
doble proceso de construcción nacional, teamericana (el comic, el humor, la cien-
sino del hecho de que la “unidad” nacio- cia ficción, los videojuegos, etc.) con las
nal es solo “imaginada”. de la cultura latinoamericana que le viene
La hibridación de las culturas (por una de herencia (las sagas familiares, las ex-
parte, la de origen; y por otro, la de lle- plicaciones a través del mito, la conviven-
gada) crea ciudadanos que pertenecen a cia entre lo real y lo fantástico, la novela
los dos ámbitos y no pertenecen a nin- del dictador, etc.) El resultado es una ex-
guno. Al incorporar nuevas actitudes y celente novela, que desborda los límites
experiencias, se alejan de lo que puede de lo nacional y se sitúa en las primeras
94
Revolución y Cultura

considerarse “lo nacional” en un sentido filas de la literatura contemporánea.


estricto. No obstante, la novela trabaja
con la idea de la raíz como el hogar, aun- Notas
que una incorporación integral al territorio
1
Federico Besserer: “Estudios transnaciona-
de partida marcaría una diferenciación de les y ciudadanía transnacional”
2
Prestigioso premio estadounidense enfo-
igual manera.
cado en el quehacer de autores de dicha
Cada verano Santo Domingo pone nacionalidad. Hasta el momento solo dos
el motor de la Diáspora en marcha latinoamericanos han obtenido dicho recono-
atrás y hala a todos los hijos expeli- cimiento en el rublo de literatura, entre los
dos que puede. Los aeropuertos se que se encuentra Junot Díaz.
Un selfie
con arte
Jorge Sánchez

¿P or qué no? Los vemos todos los Kong una instalación de Zhang Ding´s, sestos digitales, body art y otras termi-
días y de cualquier estilo imaginable, había sido relegada a los pasillos oscuros nologías teóricas. Tal vez alguien ya esté
incluso los astronautas no se quedan de la museografía hasta que estalló por
atrás. No hay nada que no sea merito- Instagram y cuadruplicó su precio.
rio de un selfie para el ágora digital. Y el Por lo general la instalación es la gran
mundo del arte está cambiando con este beneficiaria de esta estrategia, en es-
nuevo fenómeno que se roba el show. pecial aquellas con una visualidad se-
Los autorretratos con poses y gestos ductora, que ofrezca una escenografía
teatrales han alterado nuestra forma de original para la foto. El selfie, como dice
aproximarnos a las obras, e incluso cómo el término, es una forma de egocentris-
identificarlas. mo propia de nuestros tiempos. Es, ante
Cuando en junio pasado Katy Perry se todo, la plataforma por donde el univer-
tomó un selfie con la instalación Infinity so digital incide sobre la realidad social
room de Yayoi Kusama, la imagen paso “analógica” y nuestra autoestima. Este
de viral a pandémica en cuestión de ho- formato de autorretrato hace de la comu-
ras. Hasta la cantante Adele la empleó nicación no un medio, sino un fin en sí;
de fondo durante su presentación en los el arte, el universo de las exposiciones,
Brit Awards con When we where young. La los carteles, las esculturas, los artistas
avalancha de visitantes al museo Broad célebres… todo ello se supedita al inte-
de Los Ángeles fue tal, que las visitas a la rés particular de quien toma la foto y la
sala fueron reducidas a 45 segundos por publica con la intensión de obtener cen-
persona. Esta anécdota ilustra cómo hoy tenares, o miles, de pulgarcitos aprobato-
día muchos museos y galerías han incor- rios. Las “decoraciones” o “fetiches” que
porado los selfies entre sus herramien- ofrece el arte contem-
tas para promocionar artistas y exposi- poráneo son una buena
ciones. A veces con hechos lamentables manera de obtener una
como cuando un joven portugués derribó imagen atractiva y ori-
una estatua de un rey lusitano del XVII. ginal para destacarse.
No obstante, ferias como Art Basel, Coa- No hace falta ni siquiera
chella, Arco, y galerías de prestigio como comprender de que va la
el Smithsonian o el MOMA de NY, animan obra para obtener una
a sus visitantes a tomarse selfies con buena dosis de narcisis-
distintas obras, mientras curadores digi- mo digital.
tales se dedican a postear y difundir las Pero, ¿y si invertimos el
imágenes más atractivas sobre sus expo- punto de mira? ¿Acaso
sitores. Desde hace poco, con la anuen- no puede ser que es-
cia de los artistas o sin ella, las institu- temos presenciando el
ciones exhibidoras recurren a la creación nacimiento de una nue-
de galerías virtuales para alentar selfies va expresión cultural?
Revolución y Cultura

atractivos e ingeniosos de sus visitantes; Como reza una de las 95


una formula intachable pues fomenta el obras de Uri Bleier ex-
interés y la preocupación por lo que suce- puestas en Auto Like en
de en sus salas sin necesidad de generar La Bombilla Verde del
costo alguno. Vedado: “La cabeza es el nuevo desnu- destilando una nueva denominación que
A veces, claro, ocurren severas disputas do”. Y sí, ciertamente el rostro se ha con- pronto conoceremos. El hecho cierto es
con los artistas y sus representantes que vertido en la metonimia de las personas, que nuestros avatares digitales han recla-
ven rebajada su obra a decoro de lo efíme- y Tinder es la prueba más inapelable de mado para su egolatría pública el mundo
ro o, por el contrario, oscurece resplando- ello. Me vienen a mano sentencias como: del arte, y este ha sabido hacer uso de
res auténticos. En la feria Basel de Hong el cuerpo como texto artístico, palimp- ellos a su vez.
Vanidad, vanidad pensarán muchos… El hecho medular
pero, ¿Por qué no? ¿Acaso el arte Pop no respecto a este fe-
tuvo su génesis en el lenguaje superfluo nómeno social, resi-
de la publicidad? Tal vez por su novedad de en que ilustra la
o por su sobreabundancia, no sea fácil naturaleza confesio-
de vislumbrar trabajos que empleen el nal de nuestra civi-
selfie de manera astuta e inteligente. O lización. Facebook,
tal vez será que nos dejamos llevar por Instagram y What-
los tecnicismos nominativos. Pensándo- sApp son solo el in-
lo bien, Las Meninas de Velázquez son el termedio por el que
selfie artístico más famoso de la historia. expresamos y rati-
Y más cercano aún, Anselm Kiefer tiene ficamos la verdad
una serie entera realizada a modo de interior de nuestras
“selfie” donde aparece con el saludo fas- vidas. La necesidad
cista en diferentes monumentos impor- de escenificar y es-
tantes para la historia. El hecho es que pectacular la vida or-
el autorretrato y la autorreferencialidad dinaria es el sello de
en el arte no son algo nuevo, más bien hoy. Artistas como
son parte de los mecanismos con los que Cindy Sherman, Ri-
una época cifra su propia identidad cul- chard Prince, Collen
tural. Tal vez la espinilla en la suela sea Schorr y Larry Sul-
que no hay que ser artista para hacer un tan tienen una obra
selfie original, capaz de sugerir una idea vasta y reconocida
interesante y atraer miles de curiosos, el sobre este tema. Ya
propio género es tan democrático que vio- en 2001 White Cube
lenta la tradicional barrera entre artista y auspició una exce-
espectador. lente exposición
El selfie como formato fotográfico abre llamada Settings &
puertas a nuevas maneras de abordar Players. Theatrical
el cuerpo y la identidad, sobre ello miles ambiguity in Ameri-
de artículos con un perfil de investigación can photography. El
sociológica se han realizado. Pero si se núcleo investigativo
utilizan obras de arte como fondo… Algo de sus curadores,
bueno debe surgir. Ya Baudelaire anunció Louise Neri y Vince
que siendo más comercial que lo comer- Aletti, fue problematizar la llegada de una gún premio y su subsecuente escándalo?
cial se llega al arte revolucionario. Tal nueva forma de teatralización, una don- El nombre y las reglas básicas puede que
96
Revolución y Cultura

vez debamos hablar de una especie de de la imagen personalizada, democrática, sean nuevas, tal vez hasta un poco res-
obra-palimpsesto donde la participación libre de cánones eruditos, era árbitro y trictivas, pero qué mejor incentivo para la
mediática complementa o expande los modelo. experimentación. El reto está declarado:
significados de la obra: ¿Deberían consi- Entonces, ¿cuál es el miedo? No dudo ¿Quién saldrá a la arena?
derarse los comentarios? ¿Las fotos de que alguien en la constelación digital no
imitación? ¿O verlo todo como un con- esté realizando un trabajo serio e intere-
junto? ¿Cara de burbuja o de gato triste? sante. Ya en enero de 2016 tuvimos una
¿Y el Planking? Mejor no derivar en los exposición de Lissette Solórzano en la Fo-
detallismos, hay que dejar espacio para toteca de Cuba, que exploró con modes-
la creación. tia este terreno. ¿Habrá que esperar al-
Eugenio Rodríguez
en centenario

J uego de ángeles. Eugenio Rodríguez en


centenario se nombró la muestra perso-
nal de esculturas, grabados y dibujos de
ese artista, inaugurada en el Museo Na-
cional de Bellas Artes (MNBA) el pasado
abril. Prefijada hasta el 3 de julio, la ex-
posición que curó Roberto Cobas permi-
tió un recorrido de unos treinta años por
la creación de quien, en su relativamen-
te corta existencia (La Habana, 1917-
1968), incursionó en diversas técnicas y
materiales: modelado en terracota, talla
directa en madera y piedra, ensamblaje
en madera, trabajo con metal; xilografía,
litografía; dibujo con tinta… Fue, sobre
todo, un exponente de la escultura van-
guardista cubana que en la década de
1940 acusó la impronta del artista suizo
Bernard Reder a través de las formas re-
dondeadas. Pero alcanzó una estilización
que en algunas obras coqueteó y hasta
se identificó con la abstracción.
Eugenio Rodríguez fue premiado en varios
Salones Nacionales entre las décadas de
1950 y 1960. Tomó parte en hechos sig-
nificativos de la visualidad, como el Taller
Libre de Pintura y Escultura dirigido en
1937 por Eduardo Abela; en la exposición sitante en lo alto del lobby. Un lustro des- Juego de ángeles, circa 1950,
organizada por la Asociación de Grabado- pués, la única sede del en aquel tiempo litografía, 328 x 495 mm,
res de Cuba en la Caseta del Parque Cen- Museo Nacional, Palacio de Bellas Artes, Eugenio Rodríguez.
tral que habilitó la Dirección de Cultura de lo vio desempeñarse como administra-
Raúl Roa; en la Exposición de la Plástica dor y responsable de montajes —hoy (1941), se ganaba la vida como carpinte-
Cubana Contemporánea. Homenaje a José se diría museógrafo. Y, como igualmente ro. De ahí su apego a la madera. De ahí,
Martí (1954), mejor conocida por Antibie- evocó Roberto Cobas en el catálogo de también, su vinculación con lo útil. Cier-
nal o Contrabienal y celebrada en el Ly- la referida muestra, Rodríguez asumió la tamente, ya no es el montaje actual del
ceum de El Vedado, donde cuatro años puesta en exhibición del arte cubano — Museo, mas continúa como referencia de
antes había realizado su primera muestra donde concilió armoniosamente las artes lo bien hecho. (ICL)
personal, también entonces de escultura, aplicadas con las “bellas artes”— y del
dibujo y grabado. “arte extranjero” en salas donde “logró
Revolución y Cultura

Es usual que el Edificio de Arte Cubano un hermoso despliegue que alcanza su 97


del MNBA acoja las muestras por los plenitud en las vitrinas de cobre y cristal
centenarios de señeros artistas visuales, diseñadas para la exhibición de piezas de
muchos de los cuales están representa- cerámica griega, cuyo acertado ensam-
dos en sus colecciones y salas perma- blaje permitió la transparencia de las mis-
nentes. Ahora bien, Eugenio es de los mas en todas sus partes”. Sus bases,
que, además, tiene obra inserta en la es- cabría agregar, eran sobrios y estilizados
tructura misma de la institución. Desde referentes del quehacer escultórico de
la apertura de ese inmueble en 1954, su un autor que, antes de graduarse en la
escultura Creación da la bienvenida al vi- Academia de Bellas Artes San Alejandro
Cubadisco 2017 60— se ha distinguido por su constancia, fue aval para el fallo del jurado integrado
Buena Fe obtuvo el Gran Premio Cuba- empeño y vocación creadora en pos de por Marilyn Bobes, Edel Morales y Jorge
disco 2017 por Sobreviviente, álbum que lo mejor de nuestras proyecciones musi- Testero (Argentina), quienes otorgaron
también resultó ganador en la categoría cales y danzarias de inspiración folclóri- además cinco menciones y una prime-
de Fusión y en Realización de Sonido, ca, las cuales ha llevado a varios países, ra mención al relato “Naufragante”, del
esta última a cargo de Adolfo Martínez. donde también han recibido justo recono- mexicano Nicolás H. García Rentería. El
Otro artista reconocido en esta ocasión cimiento. reconocimiento fue entregado en presen-
fue Pablo Milanés, quien obtuvo el Premio cia de Abel Prieto Jiménez, ministro de
Extraordinario del certamen, dedicado en Premio Nacional de la Radio 2017 Cultura, y de Miguel Barnet, presidente
esta edición a la Nueva Trova Cubana y a Por sus extraordinarios aportes y consa- de Honor del Premio y de la UNEAC.
Sindo Garay. gración a la radio, que este año arribó al
Entre otras producciones discográficas aniversario 95 de su aparición en Cuba, Silvio Rodríguez, Doctor Honoris Causa
laureadas, vale destacar al pianista Frank recibieron el premio que otorga este me- La Universidad de las Artes (ISA) conce-
Fernández, merecedor del Premio a la dio el periodista Arnaldo de Jesús Coro dió al trovador Silvio Rodríguez el título de
Excelencia Artística por su CD Alma con Antich, y los escritores y directores Gui- Doctor Honoris Causa, en reconocimiento
alma; el Septeto habanero en la categoría llermo José Vilar Álvarez y Fabio Manuel a una obra inmensa, que ha sido referen-
de Raíces con su fonograma Escuela de Bosch Hernández. cia de cientos de artistas, muchos de los
soneros; y William Borrego en Música Po- Con una amplia experiencia en el Depar- cuales graduados en esta casa de altos
pular Tradicional, con Acerca el oído. tamento de Inglés de la emisora Radio oficios.
Y asimismo, la baterista y compositora Habana Cuba, Coro es profesor universi- El rector del ISA, Alexis Seijo García, des-
Yissi García fue galardonada en Opera tario y especialista en Medios de Comu- tacó la ejecutoria del artista, sus aportes
Prima por Última Noticia; la agrupación nicación Masiva y Nuevas Tecnologías de a la trova y la lírica cubana, lo que convier-
Real Project ganó en el apartado de Jazz la Información y la Comunicación. Fue, ten al cantautor en “un ícono de la músi-
Emsembles; Emilio Martini obtuvo el lau- además, profesor adjunto del Instituto ca cubana”. Silvio, por su parte, recordó
ro en Instrumental por Notas al viento; y Superior de Relaciones Internacionales que este reconocimiento coincidía con
Beatriz Márquez en Cancionística por Mis y vicepresidente de la Comisión Cuba- los 50 años de su debut en la Televisión
duetos. Otros reconocimientos recayeron na para la Preservación del Patrimonio Cubana, y felicitó al sistema de enseñan-
en Bobby Carcassés como solista de jazz Audiovisual, creada por la UNESCO. Ha za artística, que este año celebró sus 55
por su CD Blues con montuno; y Liuba Ma- sido protagonista de numerosas publica- años de creado. En la ceremonia, Silvio
ría Hevia en Música para niños por Liuba ciones científicas y técnicas, incluyendo también recibió un cuadro de la pintora
canta a María Elena Walsh. Por último, el el libro La Guerra Radial de los Estados Alicia Leal, y una larga ovación del audito-
jurado otorgó premios especiales a Enri- Unidos de América Contra Cuba, editado rio, que estaba integrado por personalida-
que Pla, Vicente Feliú, Pancho Amat, y la en 1984. des de la cultura cubana, representantes
compañía de teatro infantil La Colmenita, Guillermo Vilar, por su parte, con una del Ministerio de Cultura —encabezados
entre otros. amplia y reconocida labor como director por el ministro Abel Prieto Jiménez— y la
y comentarista en varias emisoras, en Asociación Hermanos Saíz, profesores y
Manolo Micler, especial Radio Progreso, ha tenido a su alumnos de la Universidad de las Artes.
Premio Nacional de Danza cargo emblemáticos programas como
“Juventud 2000” y “Encuentro con la Mú-
sica”. Por sus conocimientos musicales,
también ha participado en otros medios
como la televisión y la prensa escrita.
Por último, Fabio Manuel Bosch es direc-
tor y escritor de programas radiales en la
emisora cienfueguera Radio Ciudad del
Mar, donde ha alcanzado relevancia por
el espacio de micrófono abierto “El Trián-
gulo de la Confianza”. Ha obtenido diver-
sos premios en festivales nacionales del
medio, concursos y eventos convocados
por la UNEAC.
Día Mundial del Jazz en Cuba
El Consejo Nacional de las Artes Escé- Rafael de Águila, Premio Cortázar Importantes músicos de varias nacio-
nicas otorgó al coreógrafo y director del “Viento del Neva”, así se titula la narra- nalidades dieron rienda suelta a su vir-
Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, ción del escritor cubano Rafael de Águila, tuosismo y espíritu creativo durante el
Manolo Micler el Premio Nacional de por la que mereció el Premio Iberoameri- concierto por el Día Internacional del
98
Revolución y Cultura

Danza 2017. De acuerdo con el acta del cano de Cuento Julio Cortázar, que honra Jazz, celebrado en el Gran Teatro de La
jurado, presidido por Alberto Méndez, el el legado del autor de Rayuela. En esta, Habana Alicia Alonso. El encuentro, al
homenajeado destaca por su trayectoria su XVI edición, se presentaron 270 obras que asistió Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
como bailarín, profesor y coreógrafo, con de autores provenientes de trece países. primer vicepresidente de los Consejos de
importantes creaciones para la escena El haber “logrado llevar a rango literario Estado y de Ministros, reunió a más de
cubana. un problema acaso superado en la actua- 50 artistas de notable trayectoria dentro
Fundador de la Facultad de Arte Danzario lidad, pero siempre vigente, y la peculiar del género, entre ellos algunas leyendas
de la Universidad de las Artes, Micler — manera de asumir la intertextualidad vivientes como los estadounidenses Her-
desde su vinculación al Conjunto Folcló- como hilo conductor de un discurso hilva- bie Hancock y Quincy Jones, y el cubano
rico Nacional de Cuba en la década del nado con eficacia y alto nivel escritural”, Chucho Valdés.
Irina Bokova, directora general de la ro doce en el Registro Nacional. Además, depositada por Raúl en la vanguardia ar-
UNESCO, entidad organizadora de la ce- se nominará próximamente al registro tística cubana, la cual continuará enca-
lebración, destacó la importancia de la Regional de América Latina y el Caribe rando con valentía, compromiso revolu-
fecha por todo lo que representa el jazz debido a sus valores patrimoniales para cionario e inteligencia estos complejos
como medio de expresión, diálogo e in- Cuba, América Latina y el Caribe y otras desafíos.
clusión que no entiende de diferencias regiones del mundo.
culturales, raciales o geográficas. Por su Adiós
parte, Miguel Barnet, presidente de la Gran Cruz de la Orden de Isabel Durante este verano, varias personalida-
UNEAC, recordó cuánto tiene el jazz de la la Católica para Eusebio Leal des de nuestra cultura nos dieron su úl-
música cubana, en especial de sus raíces En reconocimiento por su labor en la res- timo adiós. Una de ellas fue la profesora
africanas, a la vez que evocó la memoria tauración del centro histórico de capital
de Chano Pozo, Mario Bauzá, Machito y cubana, y su contribución al rescate de
Chico O’Farril, quienes desempeñaron un la historia, el historiador de La Habana,
papel decisivo en la evolución del género. Eusebio Leal Spengler, fue condecorado
El programa de la velada propuso un reco- por el rey Felipe VI con la Gran Cruz de
rrido por las diferentes sonoridades que la Orden de Isabel la Católica, una de las
muestra el jazz contemporáneo como la más importantes que otorga España. La
música brasileña y del norte de África, sin ceremonia, tuvo ocasión durante la pa-
olvidar los clásicos. La celebración culmi- sada visita a la Isla de Alfonso Dastis,
nó con un arreglo de “Imagine”, el mítico ministro español de Asuntos Exteriores y
tema de John Lennon, en el que tomaron Cooperación; y participaron en ella, Abel
parte todos los invitados al concierto, y Prieto Jiménez, ministro de Cultura; Ho-
que el maestro Bobby Carcassés trans- mero Acosta, secretario del Consejo de y gran ensayista Beatriz Maggi, formadora
formó en la cubana “Guantanamera”, co- Estado; Miguel Barnet, presidente de la desde la Facultad de Artes y Letras de la
reada por artistas y público. UNEAC; Armando Vergara, director gene- Universidad de La Habana de varias gene-
ral de Asuntos Bilaterales de la Cancille- raciones de estudiosos de las letras. De
Carteles cubanos de cine ría cubana; Juan José Buitrago, embaja- Maggi siempre recordaremos sus esme-
en el Programa Memoria del Mundo dor de España en la isla, representantes rados libros, centrados en la experiencia
de la UNESCO del cuerpo diplomático y directivos de y universalidad de la literatura, en parti-
Entre los fenómenos culturales más origi- prestigiosas instituciones del país. cular en la interpretación de los clásicos
nales que tuvieron su comienzo durante desde y hacia la contemporaneidad, que
los primeros años del triunfo revolucio- Consejo Nacional de la UNEAC la convirtieron en una importante cono-
nario en Cuba, se encuentra sin duda el El primer vicepresidente de los Consejos cedora entre nosotros de la literatura en
diseño de carteles de cine. Más de medio de Estado y de Ministros Miguel Díaz-Ca- lengua inglesa. Uno de sus alumnos, Al-
siglo después, la colección de esos carte- nel Bermúdez significó en sus palabras fredo Prieto, dijo de ella: “nos educó en
les ha sido inscrita en el Registro Nacio- de clausura de la quinta reunión del Con- que la literatura es un hecho estético, dis-
nal del Programa Memoria del Mundo de sejo Nacional de la UNEAC la prioridad de frutable en sí mismo, y una experiencia
la UNESCO. que las instituciones culturales funcionen para nada reductible a fórmulas fáciles
En la ceremonia celebrada a tales efec- adecuadamente y no se fracturen para ni mecánicas, porque es parte de la vida
tos, la Dra. Nuria Gregori destacó el alto que esta organización pueda desempe- misma”.
valor patrimonial de dichas obras y reco- ñar su papel. Y en este sentido, reiteró Profesor de la misma facultad habane-
noció el papel de la Cinemateca de Cuba que la política cultural de la Revolución ra, también se marchó Guillermo Rodrí-
en su conservación. Baste decir que, cubana debe aplicarse en todos los espa- guez Rivera, poeta y ensayista de los
desde que Muñoz Bachs creara su cartel cios; en el estatal y en el no estatal.
para la película cubana Historias de la Re- Ante las preocupaciones en torno al uso
volución (1960), de Tomás Gutiérrez Alea, de los símbolos patrios, asunto recu-
hasta la fecha la Cinemateca guarda con rrente durante el encuentro, sostuvo que
celo cerca de 3 000 obras. Por otra parte, no hay otra forma, como los mambises,
Luciano Castillo, director de esta última dijo. Declaró que, desde el respeto a los
institución, resaltó la diversidad de la co- símbolos, debemos defender nuestra
lección y agradeció al Comité Nacional del identidad.
Programa de la UNESCO por este recono- En dicha reunión de los artistas y es-
cimiento como parte de los homenajes critores cubanos, también el ministro
por el aniversario 70 del ingreso de Cuba de Cultura, Abel Prieto, hizo uso de la
a la UNESCO y de la creación de la Comi- palabra para insistir en la necesidad de
sión Nacional Cubana de cooperación con hacer valer las auténticas jerarquías ar- más lúcidos de su generación. Se dio
Revolución y Cultura

la organización internacional. tísticas para enfrentar estos fenómenos, a conocer en 1966, cuando publicó su 99
La colección constituye parte imprescin- cuya raíz está en la banalidad. Por su primer libro de poemas, Cambio de im-
dible del patrimonio del ICAIC, y es la parte, el presidente de la UNEAC, Miguel presiones, y participó en la fundación de
expresión gráfica que ha acompañado a Barnet, aludió al mensaje del General de la revista cultural El Caimán Barbudo, de
la cinematografía cubana. Originalmente Ejército Raúl Castro Ruz en el que expre- la cual fue su primer jefe de redacción.
concebidos como obras efímeras para la saba: hoy estamos doblemente amena- Luego sería finalista en 1970 del Pre-
promoción; muchos de ellos, sin embar- zados en el campo de la cultura por los mio Casa de las Américas en poesía,
go, han conseguido posicionarse como proyectos subversivos que pretenden di- y escribiría junto a Luis Rogelio Nogue-
verdaderas piezas artísticas. “Carteles vidirnos y la oleada colonizadora global. ras, la exitosa novela policial El cuarto
cubanos de cine” es la inscripción núme- Por último, Barnet agradeció la confianza círculo (1976). En su obra ensayística
destaca Nosotros, los cubanos, una de Al otro extremo del país, en su entrañable Las provincias más perjudicadas resulta-
las más entrañables aproximaciones Santiago, se despidió Electo Silva, figu- ron Camagüey, Ciego de Ávila, Matanzas,
contemporáneas a las esencias de ra clave en el desarrollo del movimiento Villa Clara y La Habana. En ellas, particu-
nuestra identidad. coral cubano durante la segunda mitad lares afectaciones de consideración su-
Al grupo de los fundadores del Depar- del siglo pasado. Su principal creación, frieron 21 museos, 22 Casas de Cultura y
tamento de Filosofía de la Universidad el Orfeón Santiago, se convirtió, desde otros 26 centros culturales. No obstante,
de La Habana y de la inolvidable revista sus inicios en 1960, en un símbolo de se hizo un gran esfuerzo por preservar los
Pensamiento Crítico, perteneció Fernan- su ciudad, donde organizó un importante equipos que estaban en esos inmuebles,
festival internacional de coros. Por ello los bienes patrimoniales y las coleccio-
fue acreedor a la Orden Félix Varela, la nes. Vale apuntar que uno de hechos más
Medalla Alejo Carpentier, la Distinción alarmantes tuvo lugar en la Casa Museo
por la Cultura Nacional y el Premio Nacio- José Lezama Lima, donde, según Gladys
nal de la Música; la UNEAC lo proclamó Collazo, presidenta del Consejo Nacional
Miembro de Mérito y la Asociación Her- de Patrimonio Cultural, la penetración del
manos Saíz le otorgó el título Maestro de mar alcanzó algunas cartas, certificados
Juventudes. y fotografías con valor patrimonial. Pero,
Por último, Roberto Gottardi, arquitecto
italiano radicado en Cuba, falleció en La

do Martínez Heredia, Premio Nacional de


Ciencias Sociales, cuya muerte nos deja
un gran vacío en nuestra vida política e
intelectual. Permanente investigador de
la realidad cubana y latinoamericana, de Habana a sus 90 años. Fue coautor junto
gran honestidad en todos los órdenes y a su coterráneo Vittorio Garatti y el cu-
acendrado compromiso político y social, bano Ricardo Porro, de las Escuelas de
Fernando fue colaborador del Programa Arte. Por su relevancia, la construcción en muy poco tiempo, afirma, los restau-
de la Facultad Latinoamericana de Cien- de estas obras sobre un antiguo campo radores procedieron a la limpieza de los
cias Sociales en Cuba, miembro de la de golf en el oeste de La Habana, se tra- documentos, los cuales ya se encuentran
Cátedra Ernesto Che Guevara y del Se- dujo en disímiles reconocimientos inter- resguardados.
minario Problemas del Mundo Actual del nacionales, entre los que vale citar, en Después del paso del meteoro y en me-
Instituto de Investigaciones Económicas 2012, el premio Vittorio de Sica, conferi- dio de los trabajos de recuperación, dife-
de la Universidad Nacional Autónoma de do por el Gobierno italiano, y en 2016 el rentes artistas han ofrecido su solidari-
México. Y durante los últimos tiempos se Premio Nacional de Arquitectura de Cuba. dad con los damnificados, y organizados
desempeñó, además, como director del En ellas resalta, el uso de las bóvedas en brigadas les han regalado su arte.
Instituto Cubano de Investigación Cultural catalanas y el ladrillo como alternativas Asimismo, de modo gradual, se fue reini-
Juan Marinello, donde fue presidente de al hormigón y al acero. ciando la programación cultural.
la cátedra de estudios Antonio Gramsci. Gottardi nació en Venecia en 1927. Se
Entre otros libros publicó El corrimiento graduó en 1952 en el Instituto Superior
hacia el rojo, y Repensar el Socialismo. Su de Arquitectura de esa ciudad. Luego tra-
legado es imprescindible, y es conside- bajó en Milán para la empresa Belgiaiso,
rado uno de los mejores intérpretes del Peressutti & Rogers antes de viajar a Ve-
pensamiento de Fidel y el Che. nezuela en 1957. Tres años más tarde
llegó a Cuba invitado por Ricardo Porro,
donde residió y trabajó por más de medio
siglo.
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Revolución y Cultura

Irma
Pocas veces un fenómeno natural se
adueña de un espacio en nuestras pá-
ginas; mas, el huracán Irma bien que lo
merece. Entre los cuantiosos daños que
dejó a su paso, prácticamente la costa
norte de la Isla en su totalidad, algún mal-
sano interés cultural le hizo afectar a más
de 200 instituciones del ramo.

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