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(2010-2015)
El peligro de enarbolar algo—. El asta, por ejemplo de una bandera, toma el nombre de
astus, que significa «trampa», y, a su vez, «astuto».
* *
Negligente, neglegens, aquel que no tenía la costumbre de leer (nec legens). Lo funesto. Funus (funeral): los hachones se hacían con cera y cordeles de papiro
(funis) para acompañar los entierros, que siempre se oficiaban de noche. Bajo la luz de
* aquellas candelas, la tenuidad de los funales candelae.
La desconfianza hacia el otro es genética. El rival —rivus: río o amplio arroyo— era Cuando llegó la costumbre de enterrar de día, siguió sepultándose durante un
el que vivía en la otra orilla. tiempo en la oscuridad a todo aquel que se menospreciaba: los delincuentes, los pobres,
los suicidas y los que morían sin hijos.
*
*
No todo lo que brota de la naturaleza es para bien. Las ramas frescas las usaban
para azotar —en árabe el látigo es as-sawt, «azote»—. El «verdugo» se encargaba de La sopa de los pobres, la repartida detrás de la cocina de los conventos, se hacía a
flagelar con las ramas verdes (viridia), de ahí su nombre. base de una mezcla de las sobras hervidas una y otra vez hasta quedar en nada.
Humeaba entre las jorobas y las pústulas. Quienes se calentaban con ella la llamaban
Sin embargo, los látigos de cuero eran los que mejor laceraban la carne. Cristo bodrium, que el bajo latín había tomado del germánico Brod, «caldo». O sea, un bodrio.
recibió cuarenta latigazos menos uno; tal era la ley. Los judíos azotaban trece veces ante
tres jueces, y recitaban versos de trece palabras para llevar la cuenta de los golpes. *
El flagelo de la sinagoga tenía tres puntas. Hay sabores y olores, demasiadas veces amargos, que forman parte de la memoria
personal. A esta intensidad sensorial se la conocía como rancor. «Rencor». Pronto este nombre se atribuyó al loco.
* *
El busto (bustum) consistía en el crematorio de cadáveres, y el bustuarius, cuanto Que quimera, khímaira, esté emparentada etimológicamente con el invierno dice
concernía a la pira y la sepultura. Pasado el tiempo, se convirtió en el monumento mucho de los fríos que nos hemos procurado.
fúnebre y, después, ya lo sabemos, en un homenaje.
*
*
El Mal se acerca por el Este, a través del mar. Sucede en un poema de la Edda. La
Cementerio, koimitíroi, «dormitorio». Noches en vela sobre una tabla; las manos nave la tripula Loki, el as perverso; le acompañan los hijos del Múspel, los infernales. En
sobre el pecho sujetan lo eterno. islandés, remar se decía vqrr y derivó en wërran con el alto alemán. Así se expresó la
confusión del batir, origen del tan común término de «guerra».
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«Desazonado»: sin siembra. La angustia radica en ese latino de, que separa y aleja de
satio, sationis (siembra). De-satio: no poder sembrar. ¿Quién no recuerda las manos de Los cambistas de Quentin Metsys, o las
inquietantes de Marinus van Reymerswaele del que apenas sabemos nada? «Avaro» de
* aveo, el ávido de riqueza; aviditas, «avidez». Avidus auri, «el ávido de oro».
«Hecatombe» no es lo que ahora tememos. Le llamaban así al sacrificio de cien Los hay que, despreciada la avaricia, incurrieron en su absurdo contrario, como
bueyes: hekatón (cien, ciento) y boüs (buey). Nunca fueron tantas cabezas. Ulises llegó a Crates, que, persuadido por Diógenes, se cuenta que arrojó su dinero al mar.
Crisa con el ganado. La nave era negra. Echaron el ancla y los bueyes desembarcaron
como víctimas de Apolo, el que hiere de lejos (Ilíada, I, 430-438). Entonces se preparó la *
hekatombé. Corrió la sangre, todo se aprovechó, los cuernos, las pieles. Hubo cantos. Los
de Ulises, cumplidos, se retiraron: Huyo siempre de los pregones. Nunca me veréis escuchando uno. El pregón
(próagon) es lo que viene antes del agón, la «lucha», y antecedía al discurso de las
y cuando el sol bajó y sobrevino la sombra, competiciones dramáticas.
Al zarpar, el que hiere de lejos les envió una próspera brisa. Conformarse con poco—. El significado de eunuco (eýn-oüchos), triste sin duda, es el
de «guarda-lechos».
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*
Al capacitado para ver lo que otros no podían se le tenía por un orate (oratés): «el
que ve». El stercorarius, el estercolero. No se desaprovechaba excremento ninguno. El de los
animales se mezclaba con la deyección humana. Una raíz indoeuropea: sker-3: estiércol. *
En avéstico, sairya; en persa, sargón; en anglosajón, scearn. El nitrógeno-15 muestra que
hace miles de años, antes del Ungido, ya se utilizaba como abono. Crisantus cogió con los Se-ducere, «seducir»: tratar de llevar a alguien aparte, conducirlo a un lugar de
dientes una moneda en el stercus (Satyricon, 43). En tiempos de hambruna había quien lo confidencia. Si estamos en un corro, quedémonos en medio.
comía; parecía mejor morir de aquello que los médicos llamaban calentura pútrida o
*
maligna. Voluntaria escatofagia. Preparémonos.
Desnudarse es quitarse los nudos.
*
*
Llenaban los campos de cepos, con hilazas de púas siempre camufladas, cerca de los
campamentos. Cada uno de los artilugios era llamado mina. Entre los romanos, mineri Infans, el «niño», todavía no conoce el habla; la negación in- y fari (hablar). In-fante.
significaba «amenazar». La infantería obedece, no tiene opinión, no habla, demasiado joven para su muerte
antigua.
Una amenaza es lo saliente, un objeto prominente, una puya, un filo escondido bajo
la hojarasca. Es el latino minax. Cohibía a quien merodeaba por el territorio. Lo que *
sobresalía de un muro, las minae, serán después las almenas. Mentum, mentón, el monte
de la cara. El ruido resquebraja la mente, la envenena. «Atónito» (aSonitus) es el aturdido por
un estrépito: tono, tonare explica el retumbar del trueno. «Tonto», su derivado.
*
El antiguo atabalar, todavía usado en catalán, describía el desconcierto. Los árabes
El presidente se sienta delante: pre-sidente (sidere, «sentarse»). El presidio (proesidiu) llamaban tabl al timbal, porque estos tambores de media esfera, durante los séquitos, se
se acerca a este significado: la defensa militar situada ante una población. A los reos se les colocaban sobre las monturas. Comoquiera que los caballos oían encima suyo la
castigaba con luchar en dichos lugares: los presidiarios. percusión, acababan turbados, atabalados a causa del ruido. Lo comenta Covarrubias en
el siglo XVII.
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Las finanzas no existirían sin el finis: «final», «término». Al finiquitar una cantidad,
ésta se finaba —la finance medieval francesa. Los vencedores expoliaban a los prisioneros y ponían sus bienes en el suelo para
venderlos; mostraban las pertenencias del enemigo bajo una lanza clavada en la tierra;
«Fenecer cuentas, acabar la vida.» Un finado es un muerto; lo ha saldado todo.
subasta (sub-asta): bajo el asta.
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«Dolor» y su raíz indoeuropea del. En sánscrito, daláyati, «el que corta». Tiene que
Con el pereo latino se entendía el «ir a través», «cruzar», «rodear», pero también el
ver con el alisar, con el corte de algo, ya sea de un haya, un brazo o un alma.
«perderse»: «perecer», haber dado ya el rodeo de la vida.
* *
Cuando se hablaba de «incordio» (ante-cordium) los mozos de las caballerizas El enigma de un buen retrato acaso estribe en que, aun mostrando el presente de un
indicaban un tumor que crecía en el pecho de los caballos, delante del corazón. Después personaje, sobreviene en él todo su pasado. Al cabo, «retrato» viene de retractus, «hacer
se llamó así a la sífilis, que los españoles y los italianos denominaron «mal francés»; los volver atrás».
franceses, «mal napolitano»; los turcos, «enfermedad de los cristianos»; los portugueses,
la «enfermedad española», y de esta manera la refirieron también los holandeses y los *
flamencos, hartos de los asedios españoles.
El tiznado por las llamas interiores: el «atrabiliario», ese que va consumiéndose a
* causa de un exceso de «bilis negra». Atarš, en avéstico, «fuego», y el ater latino refiere el
tizne, la mancha grasienta del flameo, su residuo. Si el atrio (atrium) se llamaba así se
No poder más, hasta la última gota; a-gotados, de eguSare, ya sin nada, acabados, debía al humo de la chimenea que salía por el patio.
cisternas vacías. Secos.
Un caso de racismo del lenguaje: lo «atroz» (atrox) proviene de ese ater: «negro».
*
*
En árabe malmaqabir, «cementerio». El español almacabra era el camposanto islámico.
«Macabro» se explica así. Amnistiarnos, dejarnos ir… Negociar con Mnemosine, pedirle no recordar, amnestía,
el lícito olvido.
Bailar sobre despojos, ser el despojo mismo, la danza macabra, la de la muerte.
Suenan los esqueletos de Holbein, tocan el dulcema, el tamboril, la trompeta marina, la *
viola, el sacabuche, los timbales, los orlos, la cinfonía. ¿Quién sale a bailar? La de rostro
El «caos» (kháos) no sólo denotaba el espacio vacío, lo anterior a la creación, sino una
oscuro dice:
abertura previa. Tenía la acepción de bostezo, derivado de khao, como si alguien hubiera
é por los palacios daré por medida sentido una descomunal pereza antes de empezar todo esto.
é por los deleytes gusanos royentes, Lo cuenta Isidoro acerca del «desesperado» (desperatus): el que «la gente suele
denominar “malo” (malus), “perdido” (perditus) y “sin ninguna esperanza”. Se decía por
que royan é coman su carne podrida. similitud con los enfermos que estaban graves y habían perdido la esperanza de
recuperarse (desperati). Los antiguos solían colocar ante la puerta de sus casas a los
* desahuciados por la medicina, a fin de que entregaran su último hálito a la tierra
(extremum spiritum redderent terrae), o que pudieran ser curados por alguien que pasara
La «desidia» define a aquel que se sienta mal en la silla; es un dejarse caer en ella
por allí y hubiera tenido esa misma enfermedad».
con dejadez, un sedere (sentarse) apático.
El desesperado, ex-spes, el que no podía sanar, el que ya no tenía esperanza (spes) ni Historia, historein, «preguntar», «inquirir». Lo hacían los antiguos griegos cuando
aguardaba que nadie pudiera aconsejarle un bebedizo. llegaban a tierras lejanas y pedían a los nativos el relato de su pasado y sus costumbres.
Una forma de conocer. El hístor se alzaba como testigo de unos hechos. Si nos
En GioWo, los ángeles caídos están desesperados. trasladamos la cuestión, veremos que la Historia moderna comienza cuando empezamos
a preguntarnos por nosotros mismos, por nuestro sentido en el mundo y no por el
Los desesperados de Rogier van der Weyden se enlazan como alambres tendidos
mundo.
hacia al mundo inferior en El Juicio Final.
*
Niccolò dell’Arca es el escultor de los rostros desesperados.
Señales de camino, hitos—. Por más que el aforismo deba ser inapelable, es limitado.
Courbet se retrató dos veces como desesperado.
Aphorízein indicaba una delimitación, y por tal razón a los mojones de un camino o un
Los hologramas de Nicola Samori son la desesperación. terreno se les llamaba aforismos, esto es: aphorismós o limitaciones.
* Hitos, de fictus, eran, en cambio, unos postes pintados de blanco para marcar una
propiedad o una senda. A veces servían para hacer puntería: dar en el blanco.
Cruel (crudelis) es lo mismo que crudo, lo no sazonado ni blando. Un corazón, una
acelga, una noticia, etcétera. *
* *
Nostalgia: nostos en griego, «regreso»; algos, «dolor». Un médico ideó esta palabra a Los campesinos romanos llamaron lira (lyra) al surco; quien no podía abrirlo o, peor
finales del siglo XVII cuando comprobó que los enfermos, al retornar a casa, sanaban. Y aún, se salía de él, de-liraba. Delirio.
no de otro modo.
*
Los soldados suizos entonaban esa nostalgie en una canción, dolientes en su lejanía.
Cantaban la desdicha de la distancia, que es el enemigo de verdad, el que acecha con un La acedia es amarga pereza, acidez de alma. Los antiguos la combatieron con
filo maligno: el miedo a no ser recordado entre los que quedaron. crucifijos y sermones; después con revoluciones y espejismos; nosotros, con
clomipramina-clorhidrato, o con paroxetina y la ayuda de vuelos baratos que, de una vez
* por todas, nos arranquen de aquí. Aceo: «estar agrio». Agrura, acritud. Cuando una planta
amarillea está aceda. Es la aspereza, sentir declive en las cosas.
La de-mentia no permite «medir» los lindes del mundo, de las cosas, de los hechos.
Mens, «mente», mensura, tener la facultad de medir. Nicolás de Cusa sentenció que Acedia, acidez, en el avéstico sadra: «pena».
conocer es medir. Puso el ejemplo de una cuchara, y de la mano que la moldea. La mente,
al hacer, se conoce a sí misma, ve la madera, la concibe terminada antes de que empiece a *
vaciarla.
El olvido. Oblitare, oblitus, obliviscor: ob («sobre», «contra») y livisci («viscoso»), de la
Estará en cualquier cocina. La mente excava. Comenta. Y un «comentario» es algo raíz indoeuropea lei: algo resbaladizo, que se desliza con cierta facilidad. De manera que
hecho con la mente, cum mentis. con el sufijo lei-mo se indicaba el limo, limus.
El a-mens o de-mens es el que no sabe o no puede mesurar; se halla fuera de sí por no Los de antaño quisieron expresar de este modo algo que se desplaza, que «se va de
reconocer los términos de la realidad. No es un azar que paranoia venga del griego parà, la memoria» y, poco a poco, cubre las cosas, los hechos, las personas. Se puede llegar a la
«fuera de», y nous, «mente», «inteligencia». idea de que es el limo lo que cubre el pasado, el barro que deja sustratos para sepultar los
hechos del mundo y los de nuestro paso.
*
Si cavamos un poco, encontramos el pasado; está ahí mismo, cerca. Las ruinas,
Identidad (identitas) surge de idem: «lo mismo»… nuestras huellas no son hondas, bastan unos pocos metros. Es este limo, es este fango el
que corre por los caminos de lo que fue anterior y lo va ocultando todo, ese obliviscor que
* se comporta como un cómplice del devenir.
Coito revela la idea de irse (itum) con alguien (cum), cum-itum. Siempre buscamos algo en el olvido, pero habría que pensar que los que estamos
aquí, y eso es importante saberlo, somos también olvido, porque el presente está hecho,
*
sobre todo, de olvidos. No es que podamos serlo, sino que lo somos ya. Lo que nos
Subsidio (subsidium), para colmo, era el recibido como pago a asentarse («sentarse», consuma es vivir olvidados.
sidere) junto a los militares cuando necesitaban refuerzo.
* Buscar lo incierto, como la palabra misma. «Buscar» tal vez nació en el siglo XI,
cuando los francos mezclaron el latín poscere, «pedir», con un verbo germánico que habría
Formas de fe—. Cuenta Isidoro que a las uñas, además de ungulae, se las llamaba derivado en buscare, esto es, entrar en el bosque para descansar, o abastecerse, o perderse
fiduculae, por dar fe (fides) de la verdad, ya que los reos «son atormentados con ellas en el en él. Extraviarse bajo las ramas. Deshacerse en la espesura.
potro».
Le Goff escribió que durante el Medievo, para las gentes de tierra adentro, el bosque
* representaba el mar ignoto. Lo inabarcable. A sus ojos se abría un piélago de sombras
agitadas, la extensión del secreto. Cada noche, un Leandro se aventuraba hacia Hero en
«Psicosis» (psýchosis), el intenso «vivir del alma». Un psicótico era el trascendente, el
lo desconocido; un mascarón de proa entre las hayas.
iluminado. Un espiritual.
*
Plutarco narra que los alrededores de los oráculos estaban llenos de estos seres
tocados por el eco de una voz interior. Hacían premoniciones, vendían piedras sagradas, Si no se valía nada, non hilum…, nihili…, el irrelevante, el que no importaba (est
un poco de agua de donde había bebido un dios. nihili qui non hili erat). Nihilismo, «el olvido del problema del sentido del ser». ¿Quién
escribió esto?
*
Varrón, que llegó a ser pretor y bibliotecario de Julio César, consideró que nihil,
He leído en Alberto Savinio que «tirano» (týrannos), antes de indicar su condición,
«nada», e hilum, «hilo» formaban ese nihilum del interior de la caña, algo sin hilo, sin
refería al que guardaba el queso, tyrós en griego.
filamento, sin fibra. Lo hueco. Nihilismo no es solamente negación, ni es la mirada de
* Kirílov en Los demonios ni las cavilaciones de Bazárov en Padres e hijos, sino algo más
sencillo: ningún hilo (ne-hilum), ningún nexo que nos vincule a cosa alguna.
Un decrépito se decía de aquel que ya no crepitaba (crepare); nada se oía de él (de-
crepitus), había dejado de hablar. De crepare surgieron dos términos que se *
complementan: «grieta» y «cuervo». El primero por el chasquido, el segundo a causa del
Los esclavos que se negaban a trabajar bajo tantas penurias recibían la tortura del
graznido seco que agrieta el cielo. Significaba lo oscuro e indefinido, lo quebrantable, por
tripalium (tres palos). Ese es el origen de la palabra «trabajo».
eso se llamó crepúsculo (crepusculum) a esta hora de luz incierta… La dudosa luz del día.
Los que seguían obedeciendo, lo hacían en condiciones deplorables, de suerte que al
*
hecho de trabajar se le llamó, finalmente, tripaliare, de donde procede «torturar».
Inquinare no quería significar otra cosa que «embarrar», «ensuciar». Inquina. Hay
Se ha conjeturado que el inglés travel desciende de ese tripaliare por la dureza que
quien asegura que su raíz se halla en cunire, producir estiércol, como el de esa extraña
exigían (y exigen) los viajes.
caballeriza que Géricault pintó con veinticinco caballos, de los que sólo vemos las colas y
las patas traseras, a punto de coz. *
nada cambiaría. y, por ello, carecían del cuidado de su mirada. Sin pupilas.
* *
Obrar a oscuras en el mal, sin ninguna luz que revele lo perverso; el furtum, el En Roma, a la máscara teatral se le llamaba persona, quizá del etrusco phersu. Per
«hurto»: de fuscus y furvus, «sombrío», «oscuro». Actuar con ocultación, en la negrura. sonare, para que suene más.
Latere significaba esconderse: el latro (ladrón) se movía en la penumbra. Latrocinium, el
robo a mano armada. Así se llamaba también al servicio militar. Máscaras, teatros, hacernos oír por todos.
* Huarte de San Juan habla de una locura, la frenesía, que los antiguos atribuían a la
calentura. Los frenéticos, aseguraba, eran capaces de cualquier cosa. Cuenta este médico
«Despectivo», de despicere, el que por su potestad lo contempla todo «desde arriba». de la Baja Navarra que, presos de la enfermedad, vio a ciertos labradores expresarse
Mirar desde lo alto, como lo hace el vencedor que, subido a una colina, observa al doctamente, y asegura haber conocido a un hombre común que hablaba en redondilla
enemigo yacente. «muy bien formada». Eso le llevó a pensar que la oratoria estaba relacionada con esa
subida de temperatura corporal.
Obispo se compone de epi («arriba», «por encima») y scopus («observador»).
Para los griegos phrénesis significaba algo interior, «entraña». Algunos tenían a bien
Y a la inversa: quien sospecha (de sub, «debajo», y spectare, «mirar») es porque mira que la mente no estaba en el cerebro, sino en el diafragma, el regulador de la respiración.
de abajo arriba. La misma turbiedad. Cuando se alteraba se llegaba al delirio, que es lo que los latinos entendieron por
phrenesis.
*
*
Ya los antiguos avisaban del peligro de Cupido. La raíz indoeuropea se hunde en
kw-ep: «cocer», «hervir», acalorar las emociones. Calentarse. Los latinos llamaron cupio al «Díscolo», díscolos. Un talante difícil. Se acusaba de este modo al indómito, al
«deseo», y el bajo latín cupiditia a la «codicia». malhumorado y de trato áspero, pero sobre todo al desabrido que pagaba con los otros
sus malas digestiones. El «atormentado de estómago», como lo estaba Pascal. De la
*
palabra «díscolo» Covarrubias decía que «en todo rigor vale el que está con hastío, que no
Cabe ser comedidos, porque el entusiasmo (enthousiasmós) quiere decir que uno hay poderle hacer tragar un bocado, que todo le da en el rostro».
lleva un dios consigo (en-theos). Un endiosamiento.
*
*
El theoros, el espectador, el que acudía al teatro, el que contemplaba, el que miraba.
A modo de triste herencia (casi poema)—. Los «pupilos» o huérfanos, escribe Isidoro, es Théa refería la visión. Teatro y teoría se imbricaban en theaomai: observar, pensar sobre lo
como decir «sin ojos», ya que se distinguía así a los que no habían conocido a sus padres pensado. Darle vueltas a las cosas.
Pero el escéptico, el skeptikós, el que «examina» lo visto y no afirma ni niega, sugiere *
la aphasía. No opina, suspende el juicio (epoché). Lo rumia todo, sin perturbarse por nada
ni por idea ninguna. La ataraxía. «Duda», una palabra ligada a la raíz indoeuropea dwo: La choléra refería un trastorno biliar; cuando lo sufrían, los héroes se volvían
dos. Ésta devino una filosofía. coléricos.
La cortadura es la idea que domina estos nombres. Castus, castigo… se trata de hacer La etimología de «asesino» y los consumidores de hachís. Este vínculo necesita un
casto a alguien por medio de la fuerza, física o psíquica. desagravio.
Los haššašins fueron los sicarios ismailitas que conquistaron la fortaleza de Alamont. «Parásito», en griego, definía el estar «cerca del trigo»: pará (cerca) y sitos (trigo,
Antes de entrar en combate y degollar a quien se interpusiera a su paso, tomaban el comida). Así se conocía al custodio de la recolecta del cereal depositado en el templo que
cáñamo iniciático, lo que en árabe llamaban hašiš, «hierba». Estaban a las órdenes de hacía las veces de silo (silós). Este funcionario, bajo protección divina, ya que guardaba
Hassan ben Sabbah, que fundó la secta en el siglo XI. Tenía tal poder que, si ordenaba la los alimentos de los dioses, participaba en los banquetes ofrecidos por los ciudadanos
muerte a uno de los suyos con solamente un chasquido de dedos, se arrojaba por la más pudientes. El tiempo quiso que su figura se hiciera asidua en las casas particulares,
muralla, embriagado. Los propios musulmanes sentían terror ante estos secuaces. hasta el punto de causar el hastío de sus dueños.
De Felice relató que los cristianos padecieron igualmente la violencia de los hašašins, Comer con un parásito fue primero un signo de distinción, y después causa de
y que el arzobispo de Tyz, en Belli sacri Historia, libro XX, confesaba no saber por qué se disgusto. Un invitado indeseable, de esos que, según Rabelais, comiendo a paletadas, no
les denominaba así: «Tanto los nuestros como los sarracenos llaman a esta gente asesinos, mastican.
sin que sepamos de dónde proviene este nombre: «Hos tam nostri cum Sarraceni (nescimius
unde reducto nomine) Assysinos vocant». *
Una vez extinguidos, la «hierba» pasó a manos de los fakires haššišhat alkofora. Títulos—. A los soldados romanos, después de guerrear y saquear, vencidos por la
Estaban en paz y meditaban. edad, se les grababan sus derechos civiles en dos tablas de plomo, a veces de bronce,
unidas por unas bisagras o enganches: el di-ploma.
*
*
Metáforas náuticas—. El mar, que ha deparado todavía más ensoñación que la tierra
firme, nos devuelve, en cambio, tanta realidad como la que pisamos. «Náusea»: de naus, Caduco, el que cae (cadere, «caer»), como la hoja volandera del fresno, que apenas
nave. Y «mareo», ya lo revela el término: el arte de marear señalaba el de la navegación. llega al otoño. Tiempo atrás, por su desplome, se llamaba así al epiléptico (caducus).
¿Qué nos es contrario en la tierra que no nos lo sea mucho más en la mar? Antonio de *
Guevara: navegan los tristes a merced del viento…
Una onomatopeya: el amor. Ruido de la criatura al retozar en el pezón y mamar.
Se «naufraga» cuando se produce una rotura (fragor) de la nave (naus-fragor), y Nadie busque otra raíz. Pero en el trobar clus, sus protagonistas lo idealizaron: a (sin) mor
tripularla viene de kibernáo, de ahí «gobierno». El ahogado sucumbe en el verbo offocare (muerte).
(ahogar, tapar la garganta). La parte más alta del lomo de los animales se conocía como
*
ola. Y se decía «arriesgado» al navegante que sorteaba los riscos. Arriscado. El im-portunus
era —es— el que no tenía —ni tiene— puerto. El llanto y la lluvia se trenzan en una caída. Llorar, deplorar; plorare, plovere.
Verticalidad en el pecho, en las mejillas. El pómulo y la lágrima, dákryon para los griegos.
*
Plorare: lo hace Josquin Desprez en La déploration de la mort de Johannes Ockeghem; veneraba
Los piojos, los ácaros y la garrapatas cuentan con una larga genealogía a su maestro. Las lágrimas, lo mismo que sus notas, van hacia la fosa; quienes escuchan
(preguntádselo a Jacob von Uexküll, que pasó sus días observándolos, y por eso no quiso esa música visten hábitos de duelo, lo hacen entre cris trenchans et lamentations. El joven
oír hablar de las formas inferiores de vida). Erasmo, siendo secretario de Henri de Berghes, escribió a petición suya una naenia para
dar corona a aquella «noble y áurea voz que ha callado». Ergo ne conticuit, in Johannem *
Okegi, musicorum principem... Johannes Lupi le puso música. Dice:
«Humildad» es una herencia de la tierra (humus). El tras-humante, el que la cruza.
Ergo ne conticuit
Varrón cuenta que «inhumado» era aquel que a su muerte lo cubría la tierra:
Vox illa nobilis humatus. Y así humilior explicaba el destino del que yacía hondo, como en una fosa; y
humillimus, humildísimo, definía a ese que los demás tenían por nada, el suelo mismo —
Aurea vox Okegi? humus, lo más ínfimo; no puede aspirar a nada.
Lupi tenía una extraña enfermedad que le atormentaba, los médicos la desconocían. A ras de tierra.
Murió prematuramente al poco de escribir esta obra. El pómulo y la lágrima.
La planta humilde, decían, no crece en lo alto, o bien tiene el tallo corto. Pero
* humilde es, en realidad, y solamente así, quien guarda un profundo conocimiento de sí
mismo. A saber, el que ve de cerca la dimensión de lo menor.
El dubitativo lo es porque no sabe qué hacer ante dos vías (duarum viarum); cómo
proceder, si afirmarse o negarse, si comer o ayunar, si quedarse o marchar, como aquel Juan de la Cruz estaba persuadido de que conocerse, sin mediar argucias, es estar
asno de Buridán, el escolástico cuyos libros acabaron sin que mediara la duda, en el Index «en el centro de la propia humildad». Subida del Monte Carmelo.
librorum prohibitorum.
*
*
La desolación, literalmente, es un abandono, dejar el suelo propio, la pérdida del
Refugio, huida hacia atrás, una fuga en movimiento contrario: re-fugio, la salida por territorio. De-solarse, de-solar, estar sin suelo. Sin lugar.
detrás de la casa. Aprovechar unos matojos, ocultarse, escapar.
*
Nosotros, fugientia flumina, siempre hacia el mar Muerto; o mejor, hacia el mar de
los Muertos. Un avatar, aunque divino, siempre implica un descenso. Lo delata el avatara
sánscrito.
*
*
«Agredir» y su torva genealogía: gradio, la acción de avanzar.
El «ambicioso» (ambitiosus) está enhebrado en ambitus. Es el ir de un lado a otro, el
Los antepasados conocieron a Marte como Gradivus, el agresor, o sea, el que avanza. envolver a los demás con sinuosidad, taimadamente, porque va por derroteros buscando
lo que nunca le basta. Un avaricioso de los lugares.
*
Por eso ambiguo (ambiguus) es el que da rodeos.
Aburrimiento: ab-horrere: sentir horror, estar erizado, tener miedo (ante el vacío).
La ambitio consistía en la vuelta emprendida por la ciudad en busca de votos.
* ofrecido en sacrificio. El dios Asklepio les revelaría, entre sueños, la curación. Incubar
tenía el sentido de dormir y de «estar acostado», de «tenderse» (in-cubo).
No es vano que ciertos autores antiguos pensaran que «caprichoso» tuviera relación
con capra, «cabra». En el siglo XVI, a veces, se tomaba como sinónimo de «ingenioso», y Incubaban, sobre todo, esperanza.
de este modo Huarte de San Juan escribió que la cabra «siempre es amiga de andar a sus
solas por los riscos y las alturas», y eso pasa entre quien tiene, arguye este médico, el Una expresión reunía los términos ferro e incubare, y aludía al que se arrojaba sobre
«cerebro bien templado y organizado». su propia espada, como hicieran Áyax y Saúl, y el escudero de éste.
* *
Skándalon, «trampa», pero también «tropiezo». El skandálethron, un cepo de caza. El «Corbata», del serbocroata hrvat, pasó al italiano crovaSa o corvaSa. Una prenda
hecho de tender una celada se describía con ese skándalon. El indoeuropeo skand evocaba usada por los soldados de la caballería croata, símbolo bélico que hoy adorna el cuello de
el verbo «brincar». El sufijo alo (skand-alo) le dio el sentido de lo que se interpone como los hombres que sienten presión en la garganta y tragan saliva antes de entrar en combate
obstáculo. Entre tú y el otro, el escándalo. (el del trabajo).
* *
Deserere, que sentenciaba el olvido, el abandono, dio nombre al desierto. Un atropello no es siempre causa de lo que viene raudo hacia nosotros y, sin
remedio, nos embiste y aplasta. El germánico thrup originó la palabra «atropello»; quiere
Los poetas antiguos lo asociaron al corazón que no ama. O al que ha dejado de decir tropa, rebaño, ir en tropel: eso es lo que nos acomete, no lo lejano, sino el
amar. amasamiento.
Cadáver, «porque ya no se tiene en pie». Deriva de cadere, «caer». Similares: El filósofo natural Giovan BaWista della Porta, que tuvo que sortear las acometidas
«caduco», «decaído», «ocaso», «occidente». de la Inquisición y colarse por las trampillas que llevaban al sótano, se dedicó a estudiar
en la Fisiognomía la geografía de nuestras facciones. Sentenció que los rostros arrugados
* son causa de la melancolía y la amargura, y quizá «los que más desgastan la realidad»,
como si actuaran a modo de lija.
La fe se incuba. A los enfermos que acostaban en los templos (asklepeiones), de
noche, se les llamaba íncubos. Dormían en el suelo, a menudo sobre la piel de un animal
* Phármakon, la droga o la planta medicinal que también servía para el encantamiento
y el conjuro. Empédocles habla de ello. Lo significativo es que se conociera pharmakós a la
El asco entre los griegos refería la costra. El asqueroso, el éschára, era, pues, aquel víctima de un sacrificio.
que estaba recubierto de mugre, y la mugre es el mucore latino, el moho.
*
*
«Fugitivo» (fugitivus) sólo se aplicaba al siervo que huía.
Una aguja te pincha. Acus, «aguja» en latín. Huir de lo acuciante.
*
*
Es sugestivo que auris (oído) derive de obaudiens (oboediens), «obediente», esto es, el
A los cantos y los atuendos fúnebres se les llamaba mortualia, la «mortaja». «Luto», que atiende a quien dicta una orden, un mandato. Desobedecer significa no escuchar. No
luctu: dolor. Isidoro, poéticamente, creyó que derivaba de lucus, «floresta», porque, a atender la imposición.
causa de la espesura de los árboles, carece de luz…
A menudo escribir o leer equivale —o sugiere— a no obedecer.
*
Isidoro, en el milagro de las Etimologías, explicaba este sentido de oboediens en el
Satura: una abundante macedonia de frutas, aunque, a la vez, refería un plato momento en que se diluía el significado de aquel «oído interior» de los neoplatónicos,
«saturado» de viandas ofrecido a los dioses. A veces, señalaba una especie de salchicha avivado más tarde por los padres del yermo.
rellena con muchos ingredientes, tal como dice Macrobio en los Saturnalia, que escribió
para el aprendizaje de su hijo. De satur, lo saturado, lo «saciado». Dio nombre a «sátira», Aseguraban que oírse era encontrar en un sonido todo cuanto somos, sin recurso de
y el que estaba harto de algo la escribía. palabras.
* *
Queremos separar el grano de la paja, cueste lo que cueste, por eso nos atribulamos. Támas, en sánscrito: «oscuro». Tármisrah, «tiniebla»; en latín temere: estar en tiniebla.
El que obra en ella es el «temeroso».
El tribulum, la tabla con piedras afiladas o cuchillas utilizada para trillar. El trillo. Lo
machacaba todo, como nuestra voluntad. *
El tísico predecía su muerte, sabía que nada podía detener su mal, porque tisis, *
entre los griegos phthísis, expresaba, precisamente, la extinción. Lo que acaba. Se
recomendaba que se hiciera a la mar, y que, caso de ser pudiente, viajara hasta Egipto y El tremendo, porque trema, porque siente temblor (tremor). Timor et tremor venerunt
bebiera leche de cabra o de mujer. Más tarde Paracelso, en busca de remedios tomados de super me, et caligo cecidit super me: miserere mei…Salmo 51.
la magia empática, dedujo que en la pulmonaria, cuya hoja parecía un pulmón sano,
Kierkegaard: «Cuando se sabe por experiencia que no hay nada más terrible que
estaba el remedio.
existir en calidad de individuo…» Insta a que se hable con temor y temblor de las cosas
Pero los herbolarios descubrieron que no era su cometido: solamente tenía grandes a fin «de que no caigan en el olvido», comidas por nosotros, «bestias salvajes».
propiedades antihemorroidales y antidiarreicas.
*
*
Luxus está en luctari, «luchar». Los luchadores se dislocaban los huesos con
Isidoro pensaba que miserable (miserabilis) era el propenso a la pérdida, a la frecuencia, y, cuando los espectadores consideraban excesivos su pugna y esfuerzo,
desgracia, el que tendía a ella: miseriae habilis. Ser hábil para lo funesto. decían que en esas peleas había luxuria, «exceso».
* *
Un saludo exagerado, un doblarse para agradar, un «suplicar»: supplex. El verbo La opresión en el cuello—. En tiempos de Cicerón llamaban angustia a un desfiladero o
aludía a «doblar las rodillas», a «retorcerse». paso estrecho. Una garganta, la angostura.
* *
Porque une la cabeza con el cuerpo se llama yugular, de «yugo» (iugum). El cuello Soledad, en el radical sol de las lenguas indoeuropeas: «entero». Es el ólos griego, y
se decía iugulum. ¿No os suena «cónyuge» (con-yugo, cum-iugum)? su familiar latino sollus, «íntegro», «solo», «solitario». Tiene descendientes desiguales:
solidus, «sólido», aunque también «sueldo», y así llamada una moneda «sólida» (solidus).
* El «soldado» era quien la recibía. Cum solidos es lo que se consolida.
La tragodía, una canción para el macho cabrío. El coro la cantaba como sacrificio a Si se está entero a solas, entonces se es solidus.
Dioniso. Pasado el tiempo, fue el actor (hypokrités, «bajo la máscara», «hipócrita») quien
encarnaba al caprino. Ya antes de Sófocles conocieron como tragedia el canto tenebroso *
dedicado a este animal.
La tenaza es tenaz (tenax).
*
*
Está el que no oye (surdus), y el que apenas oye, y todavía más el que no desea oír,
Larva. En Roma y sus dominios definía el espíritu de un muerto. Si tenemos un
pero también el que no es oído: el ab-surdus. Absurdo.
pensamiento larvado, éste es sin duda el de la muerte.
* causa del impago de unas deudas era llamado addictus, adicto. Se le adjudicaba (ad-iudex)
una condena: cum damnum, esto es, «con-daño».
Se tildaba de perezoso, piger, al que caminaba lento: pedibus aeger, «enfermo de
pies». *
A los hombres frugales los griegos los conocieron como khrésimoi, los «útiles». Lo Mendicus y su deplorable mendum discriminaba al que padecía un defecto físico, una
comenta Cicerón. gran verruga, una joroba —del árabe, hadabah—, una nariz desmesurada, como el
rinoescleroma y el rinofima que vemos en El retrato de un viejo y su nieto de Ghirlandaio, o
* el que se observa en un caballero anónimo pintado por Holbein el Joven.
«Consternado» no es otro que el abatido a causa del miedo, y que, finalmente, cede En el pasado, el contrahecho era considerado un «error», acaso fruto de una unión
y cae «tumbado en tierra» por la amenaza. De con-sternere: ster, «extender», «estar ilícita. «En-mendar»: lo muestra el sánscrito minda, o sea, «mancha». «Mendaz» se explica
echado». En sánscrito strnati es eso mismo, estar tendido, no haber resistido el pavor, así.
vivir cayendo.
*
*
Aquel que se detiene, encogido de hombros, aturdido por el ruido, es el «estúpido»,
«Artimaña», arte del engaño, en el que los hay muy versados, acaso tenga un de stupere.
ascendente lejano en ars magica.
Stup, un golpe, la contundencia de un sonido que paraliza.
*
*
L’estro armonico—. «Estro» y su raíz indoeuropea eis, «pasión»: la inspiración y el
entusiasmo de los poetas y los músicos. Pero también el nombre de un tábano (oestrus). La «diversión» significa precisamente esto, di-versión, divergir, dejar un camino e
Después tomó este término el aguijón. iniciar otro, ir hacia otra cosa, bifurcarse, a veces perderse. Pascal la abominaba.
Detestaba la caza, recelaba de la música, de los naipes y de los que juegan con un balón.
El ardor sexual de los mamíferos se denomina también «estro»: todo implica
producir estro-geno. *
Cliens está relacionado con clino, «inclinar». Vagus: «errante», vagabundo, vagamundo; el «noctívago», que vaga a altas horas sin
saber dónde detenerse. El homeless, el sin techo, el desheredado del mundo, y al que poco
* a poco se le ha confundido con el malhechor.
Un «inope» (in-ops), literalmente, un sin tierra. La tierra misma fue llamada ops, y, Bronisław Geremek, el historiador de los pobres, estudió a aquellos que iban de un
todavía más, se tuvo como sinónimo de abundancia. El trabajo en ella se resumía como lugar a otro sin oficio ni beneficio, inventándoselas por los caminos de Europa. Había,
opus. «Opulento» (opu-lentus), el que tenía tierras en propiedad. Un terra-teniente. según cuenta, tantas clases de vagabundos como formas de hambre y mendicidad, como
en los dibujos de El Bosco.
*
Los Lossner llevaban cadenas para pedir limosna, y aseguraban que se habían
Cuerpo-dolor—. El sarcasmo (sarkasmós), en el lenguaje de los médicos griegos,
salvado de las galeras infieles.
describía un desgarramiento de la carne. Y pasó a definir aquella mordacidad que hiere el
sentimiento y duele en el cuerpo. Los Vopper fingían locura.
Sus metáforas, hoy: un herir las entrañas, un levantar ampollas, un fuego en el Los Schwaiger se cubrían con estiércol de caballo, y lo deshacían en agua para
pecho, un estallar los sesos, un retorcer las tripas, un ardor de acidez, un cortar el aliento, simularse enfermos.
una puñalada en el corazón, una patada en el estómago y, más aún, vivir abierto en canal,
un desgarro en el alma. Los acatosi prometían tener familiares apresados por los sarracenos, turcos o piratas,
de modo que necesitaban pagar un rescate.
*
Los acadentes imitaban la epilepsia.
Un signo—. «Necesidad» está en el indoeuropeo ked, «ceder». Con el prefijo ne (ne
ked) expresó lo que uno no podía ceder, aquello que se le hacía imprescindible. Para los Los cocchini iban desnudos.
griegos la Necesidad (Ananké) fue la personificación de un destino. Más tarde, señaló la
«necesidad» de morir. Necesitar la muerte, ceder a ella. Quizá los más despiertos eran los affarinati, que mendigaban harina para hacer pan
bendito y supuestas hostias, de igual manera que los allampadati pedían aceite para
* alumbrar las imágenes santas, con el que después traficaban.
Intemperies—. «Meteco», el que cambia de casa (metá, «cambio», y oíkos, «casa»). El Los burati aparentaban tener como padres a gentes impías que no habían consentido
extranjero afincado en tierra ajena; pese a vivir mucho tiempo en el lugar, resulta a ojos arrodillarse ante el Santísimo, por lo que debían purgar la ignominia de sus mayores.
nativos un recién llegado.
Los apezentes declaraban no tener hambre y despreciaban la comida, sólo aceptaban
«Nómada», el que jamás se detiene en un sitio; continuamente busca hierba para el pan, que luego vendían.
ganado. En griego nomé, pasto, y el nomádos, el que apacienta. «Forastero», del latín foras:
«fuera». El extraneus, el de afuera: el «extraño». El «intruso», anclado en introtudo, es, en Nadie puede afirmar que alguno de ellos no estuviera entre nuestros antepasados,
cambio, el metido a la fuerza, o el que ha sido empujado al interior. un eslabón del ADN que nos empuja. Nadie puede decir que nuestra genealogía no esté
en un cuadro de Adriaen Brouwer o en el vagón de tercera de Daumier, o en aquella *
mesa desesperada de Ernesto de la Cárcova. Somos opulentos hijos de vagabundos.
La injuria (iniuria) es la injusticia (iniustitia). Los médicos usan la expresión «injuria
* silente» para indicar una enfermedad que cursa sin dolor, sobre todo en el corazón…
Hoy como ayer—. Sobornar, subornare, quiere decir «halagar por debajo», «adornar Morimur.
por abajo», bajo los adornos de los puños (de quienes podían llevarlos). Bajo manga.
*
*
Ataque—. En las lenguas nórdicas el palo, el garrote: staki. En sueco antiguo pasó a
Los pozos y la muerte—. Puteus se llamaba al pozo, que Varrón derivó de putor, staka. En alto alemán se llamó stach; el stick de los anglos. En italiano medieval ataccare ya
«peste», «pestilencia». indicaba agredir con la stecca, la estaca. Atacar. El espacio entre (inter) estaca (vallus) y
estaca crea el intervalo.
Cuenta que extramuros había puticuli, las tumbas hechas a la manera de fosas, y se
les daba este nombre por el pútrido olor que desprendían: los allí arrojados se pudrían Así delimitaban el campamento, o la batalla.
(putescebant). Aunque puta procede de puSa, «muchacha» —la raíz indoeuropea de pou,
«pequeño»—, conjeturó que se debía a su mal olor. *
El desastre: nacer desvalido por las estrellas. Des-astre, «sin astro», se predecía a *
todo aquel que nacía sin una buena alineación de los astros: estrellado.
A veces no distinguimos bien desde dónde nos llaman. El «equívoco» es eso, equi Le llaman «disidente» (sedeo es estar sentado) porque se sienta aparte.
(aequus)-vocus, unas voces, unas palabras demasiado parecidas; llegan como salidas de un
punto que no vemos con claridad. Un eco tergiversador. Mejor acercarse, no conjeturar. O *
hacer caso omiso.
«Fútil»: los frágiles vasos de arcilla, los fictilis. Se agrietaban con facilidad y perdían
* el líquido deprisa.
* *
A todo aquel que desordenaba las cosas se le daba el nombre de «perverso», porque Carecer de olfato: la ignorancia. El ignorante o ignarus (non gnarus): ese que no tenía
perverto significaba poner lo de arriba a abajo, y viceversa. Un perversus era, a ojos de la nariz (sine naribus), incapaz de olfatear por dónde llega el airecillo de las cosas ciertas. Los
gente, uno vuelto del revés. griegos, al hecho de olisquear lo conocieron como noein, pero, pasado el tiempo, ese
mismo verbo significó «pensar».
*
*
El lupanar, la cueva de las lobas (lupae). En un tiempo el teatro se llamó prostíbulo
porque se dio la costumbre, finalizada la representación, de convertir los alrededores en Habilis (hábil): quien tiene una especial disposición a poseer, a tener (habere).
un lugar de prostitución, que viene de prostrare, y éste de prosedere, o sea, exponerse al
público, situarse delante. Comoquiera que las desventuradas atendían en casas pobres, *
de madera, en la Edad Media empezó a llamarse burdel a esas casuchas por estar
«Esplín», spleen, un trayecto tormentoso y remoto: con splén los griegos referían el
construidas a base de maderos: a la tabla se la llamaba bord, una voz fránquica. En el
bazo, la hipocondría y el tedio. En un dibujo Durero, que aparece semidesnudo, señala
Pirineo, la borda es para el ganado.
con el índice la zona de su dolencia: entre el bazo y el colon descendente.
*
Pocas veces la muerte dice por dónde nos encontrará. Murió de paludismo, cuando
Rupturas—. Por debajo de la urdimbre, el hilo de mayor finura, sub-filum, el «sutil», hacía dos años que había dejado de pintar.
el más fácil de romper.
*
*
El «exterminador» (ex-terminator) tenía el poder de expulsar a alguien «fuera del
término» de la ciudad. la otra la tengo yo.
* *
Oscedo: el bostezo. Una muestra de indolencia y debilidad. En tiempos pasados, si la Al hecho de pulsar la cuerda de un instrumento, y que retornara, tras la vibración, a
parturienta, en medio de los trabajos, bostezaba era señal de muerte. Se había rendido. su reposo, los griegos lo conocieron como «catástrofe» (katá «abajo», y strépho «volver»:
katastrophé). También se llamaba así al desenlace infeliz de un poema trágico.
*
Después se ha aplicado al mundo.
Cuando se piensa que sarcófago (sarkó-phagos) quiere decir, literalmente, «come-
carne»… *
El monte Calvario, el de las calaveras, hacia el que va el Cristo de Derik Baegert. Las manchas y erupciones que van por el cuerpo lentamente, como si nada,
Una mandíbula desencajada, en Barthel Bruyn; un seco rincón de calaverae, el de Van der recordaban el reptar de una sierpe (serpens). Lo que se arrastra sigiloso, el herpe (hérpes).
Schoor; Shakespeare y Frans Hals pusieron una calavera en manos de un joven. La En sánscrito sarpá es «serpiente», sarpullido. «Díjose a serpendo, porque cunde por todo el
auténtica portadora de muerte —es la muerte misma—, la calavera que ha soportado y cuerpo», se lee en el Tesoro.
proclama más putrefacción: la estúpida de Damien Hirst.
*
*
El latín vulgar desidium dio la mala fama al «deseo», considerado, sobre todo, en su
No hay mística sin dolor. El «arrobo», el «arrebato», miran hacia el sánscrito rav, idea carnal. Pero el descrédito del deseoso se debía, en el fondo, a su afición a la pereza y
«romper», «arrancar». estar siempre sentado. Viene de sedeo, esto es, «sentarse», que en sánscrito es sad.
* *
En Grecia el idiota (idiótes) era el que vivía únicamente en sus cosas y, por eso El ahorro no libera. La carta de horro era la que el esclavo utilizaba para comprar la
mismo, daba la espalda a lo público. libertad.
* Isidoro creyó que las torres (turres) recibían este nombre porque daban la impresión
de torvae, es decir, que miraban amenazantes, «torvas».
Quien no obedece, quien se resiste, no admite doma. El pérsico dam y el latín domo
aluden a esa acción de domar, aplicada primero a los animales y, más tarde, a los *
humanos. La malevolencia del lenguaje ha querido que «redomado» haya terminado en
«astuto» y en alguien de «intención oscura». Dos veces domado, dominado. Los hay que Reaccionemos con cautela: En-fadarse es entregarse al fatum, al destino.
piensan que viene de «redoma», la vasija de vidrio que se estrecha hacia la boca, y que
*
por eso se es sutil y a la vez concentrado.
«Pedante», de pes, pie: el preceptor que acompañaba andando a los pequeños
*
mientras los instruía; o «el maestro que enseña a los niños la gramática por las casas»,
como se dice en el Diccionario de autoridades de 1737, en su tercer volumen. Ya entonces guerra Gairm! Y así la invocación bélica de los muertos se conoció como Sluagh-gairm!,
tomó el significado detestable convertido en lacra. En esa misma obra se aclara que que derivó en slogan, con el que hoy se grita política y publicitariamente.
llaman pedante asimismo «al que se precia de sabio, no teniendo más que unas cortas
nociones de latín (Literator indoctus, arrogans)». En italiano llegó a decirse del soldado de a No faltan los que defienden que los germanos podrían responder al céltico
pie. carmanos, «los chilladores», porque proferían alaridos antes de entrar en combate para
amedrentar al enemigo.
*
Los suevos, del nombre Schwäbisch, vendrían a ser «los de una misma raza», con lo
El receloso lo es porque se esconde (re-celo) que reflejan la noción de Ala-mans. Los vandali de los escritos latinos, es decir, los
vándalos, eran los wandlen, «los caminantes», «los que avanzan», en razón de su
* obstinada expansión. También esta idea de conquista puede hallarse en los godos, del
germánico geutan, que expresaba un «derramamiento», considerando que procedían de
Las Parcas (Parcae). Rubens, Pietro BelloWi, Goya. Una sostenía la rueda; la otra,
un río occidental de Suecia, el Alv Göta, y que esos hombres, como las aguas, vertían
devanaba el hilo; la tercera, lo cortaba. Y, sin embargo, su nombre señalaba al principio
hacia el sur.
un nacimiento: Parca, de parere, «sacar a la luz», parir, opinar, parecer; era una antigua
divinidad romana del parto. Está en las Tristes (V) de Ovidio. Lo ha visto todo. Había quienes tenían la certidumbre de que los anglos recibían tal designación
porque su península tenía una forma angulada, a la manera de un anzuelo, y que entre
El pañal y la mortaja.
ellos había muchos pescadores. El nombre de los guerreros alanos obedecía a una forma
* dialectal irania de ario. Algunos imaginativos opinaron que Galia se originó en el griego
gála, «leche», porque sus habitantes tenían la tez blanca a causa de que los altos y
Mentira, de mentior, enlazado con mens. Lo que la mente (mens) dice en contra de sí cerrados montes impedían el sol.
misma, enfrentada a lo que piensa.
Escocia (Scotia) quiere decir «tinieblas», que es skótos en griego, esto es, lo brumoso
* y oscuro. La skotía definía una moldura cóncava, una olla que humeaba, o algo que
estuviera hundido y acabara cubriéndose. Había un camino que llevaba de la tiniebla a
Europa. Antecedentes—. Alemania debe el nombre a Ala-mans, «todos los hombres un norte no menos neblinoso, esto es, el de Nor verg, Noruega, que significa la «ruta del
[guerreros]», y se cuenta que fueron abundantísimos; al no casarse con las gentes de Norte». Un surcar hacia lo incógnito.
ningún otro lugar, mantenían una raza «pura y semejante sólo a sí misma», aunque
comían en abundancia y con una mala condimentación, dice Tácito, quien, además, pensó No es azaroso que Rusia equivalga a «tierra de remos», derivado de los vikingos
que BriSania se llamaba de este modo por venir de brutus mores, «costumbres salvajes». suecos rus, esto es, «remo». Diez flechas (On-Ogur) bautizaron Hungría, y una región
Isidoro creía que los britanos recibían tal denominación por ser «brutos» (eo quod bruti lacustre, Schwyz —Suiza—, del alto alemán Suedan, «quemar», porque las gentes
sint): «Se trata de un pueblo ubicado en mitad del océano y como separado del resto del prendían fuego en los bosques para, después, sembrar en ellos, aunque algunos creen que
mundo»; pero nos cuenta que el hábito de ir pintados —tatuados— (pritani —britanos—) venía de Suito, el héroe del siglo VII. Ciertos escritores aseguraban que un tipo de
pudo influir en conocerlos así. Al aludir a que los germanos eran innúmeros, afirmó que jabalina llamada frankon definió a los francos, cuya voz fránquica, sin embargo, significa
por ello su tierra se llamó Germania, de germen. Pero, en realidad, obedece al grito de «libres».
En los territorios suecos se asentaron los suisones, del antiguo germánico Swihonis, asaltantes avanzando entre los cuerpos descuartizados, la violación, el derribo y los
algo así como «lo que es de uno», o «lo que es propiedad de uno». Por los maderos clamores, la sangre vieja de la que germinó Europa.
puestos para contener los embates del mar, y también por las casas de largos troncos,
Holanda fue la «tierra de madera» (Holt Land), aunque otros expresaban esta idea por la *
abundancia de bosques (Holp Land). Con anterioridad, en el siglo XI, el neerlandés Hol
«Precario», el inseguro, el temeroso. Reza, suplica, impreca. De prex, precarius.
refería una hondonada, lo que explicaba que buena parte de su territorio estuviera por
Ruego. Lo obtenido con oraciones. Rezar para no sucumbir.
debajo del nivel marino.
*
Porque usaban espadas se les llamaba sajones, de Sakhsan, aunque había quienes
pensaban que fue a causa de la procedencia de regiones muy rocosas, de saxum, «piedra», En el armario (armarium) se guardaban las armas. Y al principio arma era el hombro
«roca» en latín. El germánico nombró Finlandia, esto es: finn, «cazador», y land, «tierra», (armus), la articulación, más tarde el brazo. Después, la mortífera prolongación de éste.
puesto que allí había muchos cazadores. Y, hablando de caza, España no era más que una
«tierra de conejos», una expresión que en fenicio se decía i-spn-ya. Y Héspero, la estrella *
más alejada, «porque brillaba mucho», fue identificado como Fósforo, «el portador de
luz», a saber, Lucifer, en latín, «luminoso», aunque a su vez recordaba al abanderado El difunto es exactamente lo que significa: defunctus, de defungor: «quien ha
infernal. cumplido con sus funciones».
De Italia se cuenta que, llegadas a aquella tierra las huestes nórdicas, quedaron Isidoro creyó que «sepulto» se debía al hecho de que el fallecido no tenía pulso (sine
sorprendidas ante la abundancia de ganado: dado que vitulus es «ternero», surgió Vitelia. pulsu)…
Croacia, Hrvatska, describe los «ganados tranquilos», y Lituania una tierra de
*
trompeteros: las crónicas dan cuenta de la presencia de unas grandes trompas hechas con
la corteza de árboles, posiblemente abedules, lo que asombró a los viajeros, que «Raza», que los diccionarios definen como «calidad del origen o linaje», en tiempos
recogieron este instrumento como lituus, en realidad el término latino de una trompeta antiguos servía solamente para clasificar a los animales.
militar romana.
La raíz indoeuropea ar expresaba un «situar», un «ajustar»; el latín reor la adquirió
Estonia, si es verdad que se inspiró en el griego aestia, apelaba unas «tierras para calcular o contar, expresar ración, reparto, división entre especies zoológicas.
manchadas», aunque algunos aseguraban aludir los extraños modos del Este. En
germánico fue Estland. No deja de ser curioso que «raza» signifique también «grieta», y así «raza» se llama
a la fisura que se abre en el casco de los caballos. La raza, una coz agrietada.
Había pueblos que, para su asentamiento, talaban enormes extensiones de bosques,
caso de las tribus eslavas polanie, cuyo nombre define precisamente eso, una «zona de *
campos», lo que dio nombre a Polonia. Cuando uno imagina las falcatas de Roma, los
alfanjes y las cimitarras árabes, el paso de los wulfingos, de los frisones y glomas, de los
trondas y burgundios, de los longobardos y gépidos, empieza a oler las llamas de los
chamizos y la carne abrasada, a oír el alarido del hierro, las anchas zancadas de los
NOTA FINAL son científicas, pues están tomadas de la especulación de los autores más antiguos y,
pocas, de las creencias populares. Sin quitarle razones a Thomas Browne ni a Juan de
Los filósofos y los escritores se cuestionaron desde antiguo sobre la verdad de las Zabaleta ni a Leopardi, no las he desestimado por considerar que cuando el río suena es
palabras y la relación de éstas con la realidad; si eran arbitrarias o si, por el contrario, porque algo de agua lleva, y algunas veces caudalosamente, como bien escribía Foucault
obedecían a las convenciones. La pregunta la hace Platón en el Cratilo, pero ya ocupó a los en Las palabras y las cosas. Creer ajustarse a la verdad es, en ocasiones, ilusorio. No lo es,
presocráticos. Los estoicos, con más énfasis que otros, quisieron saber si tenían un valor en cambio, pretender ceñirse a aquello que los hombres han sufrido, ni dar razón de lo
verdadero, un étymon que diera cuenta de lo cierto. Dionisio de Halicarnaso mostró una que se han lamentado.
especial preocupación por este asunto, un desvelo que también sintió Ennio. Verrio Flaco,
que premiaba a sus alumnos con libros raros, el bibliotecario Varrón, Aulo Gelio, en fin,
Cicerón, fueron rastreadores no menos pacientes y tomaron el significado de cada
palabra como una revelación, como más tarde lo haría Quintiliano. Pensaban que el
lenguaje no debía verse a través de una piedra de berilo, sino contemplarlo a tamaño
natural.
En el alba de la Edad Media Isidoro acometió una epopeya sobre esto. Fue un aviso
y a la vez una herramienta para todos aquellos que se acercaban a los escritos entendidos
como memoria, y así obró Hugo de San Víctor, devoto del estudio y la veritas. Pasaba
noches enteras buscando el significado de las palabras, su causa. Los destinados a las
letras entraron en este «amor del querer decir de verdad», una expresión que se atribuyó
a Escalígero; porque ha habido autores que han reparado no solamente en el significado
de la palabra, sino en el origen que la hace más cierta.
Algunas de estas Malas raíces, que también podrían llamarse Etimologías funestas, no