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Marxismo

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Este artículo trata sobre la explicación de la sociedad por Marx. Para el modelo político previo
al comunismo según Marx y Engels, véase socialismo científico.

Padres del marxismo

Karl Marx.

Friedrich Engels.

El marxismo es una perspectiva teórica y un método de análisis y síntesis socioeconómico de la


realidad y la historia, que considera las relaciones de clase y el conflicto social utilizando una
interpretación materialista del desarrollo histórico y adopta una visión dialéctica de la
transformación social y análisis crítico del capitalismo, compuesto principalmente por el
pensamiento desarrollado en la obra del filósofo, sociólogo, economista y periodista
revolucionario alemán de origen judío,1 Karl Marx, quien contribuyó en la sociología, la
economía, el derecho y la historia.2

Este grupo de doctrinas filosóficas, sociales, económicas, políticas, etc. adquirió una forma más
definida tras su muerte por una serie de pensadores que complementan y/o reinterpretan este
modelo que van desde Friedrich Engels, compañero y coeditor de Marx, hasta otros
pensadores como Gueorgui Plejánov, Lenin, León Trotski, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci,
Georg Lukács o Mao Zedong.2

Es correcto hablar de marxismo como una corriente del pensamiento humano. El marxismo se
asocia principalmente al conjunto de movimientos políticos y sociales que surgieron durante el
siglo xx, entre los que destacaron la Revolución rusa, la Revolución china y la Revolución
cubana.

El marxismo ha pretendido desarrollar una ciencia social unificada (historia, teoría sociológica,
teoría económica, ciencia política y epistemología) para la comprensión de las sociedades
divididas en clases y la fundamentación de una visión revolucionaria del cambio social que ha
inspirado innumerables movimientos sociales y políticos en el mundo a través de la historia
moderna. Presenta tres dimensiones identificables: una dimensión económico-sociológica, una
dimensión política y una dimensión crítico-filosófica expresada la filosofía anterior en el
idealismo de Hegel y en el materialismo de Feuerbach.3 El análisis marxista, denominado
materialismo histórico, enfatiza en el carácter determinante de las condiciones materiales -
relaciones sociales y lugares en la producción- en la vida de las personas y en la conciencia que
tienen sobre sí mismas y sobre el mundo. Dicha base material es considerada, en esta
perspectiva, determinante en última instancia de otros fenómenos sociales, tales como las
relaciones sociales y políticas, el derecho, la ideología o la moral.

Se ha desarrollado en muchas ramas y escuelas de pensamiento diferentes, con el resultado de


que ahora no existe una única teoría marxista definitiva.4 Diferentes escuelas marxistas ponen
un mayor énfasis en ciertos aspectos del marxismo clásico mientras rechazan o modifican
otros aspectos. Muchas escuelas de pensamiento han tratado de combinar conceptos
marxistas y conceptos no marxistas, lo que ha llevado a conclusiones contradictorias.5

El materialismo histórico y el materialismo dialéctico sigue siendo el aspecto fundamental de


todas las escuelas de pensamiento marxistas. Esta opinión no es aceptada por algunos
postmarxistas como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, quienes afirman que la historia no solo
está determinada por modos de producción, pero también por conciencia y voluntad.6 Varias
corrientes también se han desarrollado en el marxismo académico, a menudo bajo la
influencia de otros puntos de vista: marxismo estructuralista, marxismo histórico, marxismo
fenomenológico, marxismo analítico, marxismo humanista, marxismo occidental y marxismo
hegeliano. El legado de Marx se ha disputado entre numerosas tendencias, las cuales incluyen
el leninismo, el marxismo-leninismo, el trotskismo, el maoísmo, el luxemburguismo y el
marxismo libertario.

El marxismo ha tenido un profundo impacto en la academia global y ha influido en muchos


campos como la arqueología, la antropología,78 estudios de ciencias,9 ciencias políticas,
teatro, historia, sociología, historia y teoría del arte, estudios culturales, educación, economía,
ética, criminología, geografía, crítica literaria, estética, teoría del cine, psicología crítica y
filosofía.

Índice

1 Introducción y resumen

2 Etimología

3 Influencias intelectuales de Marx y Engels

4 Concepción materialista de la dialéctica

5 Concepción materialista de la historia

5.1 Análisis de las clases sociales

5.2 Lucha de clases y modos de producción

5.3 Comunismo, socialismo y dictadura del proletariado

6 Concepción marxista de ideología


6.1 La moral en el marxismo

6.2 Ideas sobre el crimen

7 Teoría marxista de la alienación

7.1 Antropología marxista y teoría del trabajo

7.2 Fetichismo de la mercancía

7.3 Crítica marxista de la religión

7.4 Familia burguesa y explotación infantil

8 Concepción marxista del Estado

8.1 El origen del estado

9 La economía marxista

9.1 La acumulación de capital, trabajo y mano de obra excedente

9.2 Teoría del valor y plusvalía

10 Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo

11 Críticas al marxismo

12 Corrientes surgidas del marxismo

13 Obras

13.1 Obras de Marx

13.2 Obras de Engels

13.3 Obras de Marx y Engels

13.4 Obras de Lenin

13.5 Otras obras

14 Véase también

15 Referencias

16 Bibliografía

17 Enlaces externos

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Introducción y resumen

Los componentes centrales del modelo teórico explicativo marxista se pueden dividir en cuatro
elementos esenciales:

En primer lugar, el concepto de «lucha de clases», que es formulado por primera vez en el
Manifiesto comunista y que progresivamente se va transformando en el método de análisis
materialista de la historia humana resultado de condiciones económicas materiales, en torno a
los conceptos de «clase social», «contradicción» y «división social del trabajo» (materialismo
histórico). A su vez el marxismo sigue la corriente filosófica en donde la materia es el sustrato
de toda realidad, sea concreta o abstracta (materialismo dialéctico). Este método está a la vez
basado en la lógica hegeliana comúnmente llamada «dialéctica» (aunque en términos
estrictamente hegelianos se trata de una «lógica ontológica», modelo que a la vez sobrepasa al
concepto hegeliano de dialéctica). Curiosamente, Marx no especificó en ninguna obra en
particular cuáles eran los límites globales de este método, ni cuál era el concepto que él tenía
de dialéctica, sin embargo se cita el prólogo de la Crítica de la economía política, de 1859,
como su formulación más precisa.

El segundo punto central del modelo teórico marxista es la crítica a la economía del capital, el
cual es desarrollado extensamente en su obra El capital, compuesta por tres tomos oficiales y
un cuarto tomo editado de manera póstuma bajo el nombre de Teorías sobre la plusvalía. En
esta obra, partiendo de una crítica a las teorías de los representantes de la economía clásica,
Marx desarrolla su teoría laboral del valor, un modelo alternativo para calcular el concepto de
«valor» de la economía capitalista, basado en la transformación de la «fuerza de trabajo» en
una «mercancías» y que el valor de toda mercancía es el «tiempo de trabajo socialmente
necesario», distinguiendo entre «valor de uso» y «valor de cambio», y la reformula en su
teoría con la cual trata de describe la explotación del proletariado por el «capital».10 Esta
investigación tiene directas consecuencias políticas, pues la hipótesis marxista probaría que en
realidad la sociedad capitalista se funda en torno al robo del trabajo humano a través del
concepto de «plustrabajo» y «plusvalor», legitimado en el estado de derecho a través de la
propiedad privada sobre los medios de producción y el libre usufructo de esas ganancias.1112
1314

El tercer punto central es el concepto de «ideología», que es desarrollado por Marx en sus
primeros libros como La ideología alemana (en coautoría con Engels) y que intenta explicar las
formas de dominación mental de la sociedad capitalista y su relación con la composición
económica de esta. Este concepto es abandonado durante algunos años por Marx para
centrarse en el análisis político. Sin embargo, vuelve a aparecer con fuerza en su libro El
capital, bajo el concepto de «fetichismo de la mercancía», que sería una forma de explicar la
incapacidad psicológica de una persona de percibir el «valor de uso» de una mercancía.1015
Este concepto es extremadamente importante, porque describe todas las consecuencias de las
formas de producción de la vida dentro del capitalismo: la teoría del valor añadido, la idea de
que el capitalismo gana dinero pagando a trabajadores menos de lo que merece y se quedan
con el resto como beneficio

El cuarto punto central del modelo teórico marxista es el concepto de «comunismo», un modo
de producción generado a partir del modo de producción capitalista, que puede sobrepasar los
límites de la sociedad capitalista fundada en la explotación humana, en la extracción de valor.
Marx utilizó muchas veces la palabra, pero jamás explicó cuales eran sus alcances y
características (salvo algunas referencias relativamente cortas pero lúcidas, como por ejemplo
las que pueden encontrarse en su Crítica del programa de Gotha de 1875). Un análisis crítico
de la obra de Marx demostraría que él no habría estado dispuesto a describir algo que todavía
no existe; por lo tanto, el significado de «comunismo» se encuentra en una síntesis, tanto
como de los problemas económicos fundamentales encontrados de manera explícita en El
capital como un análisis de la crítica política-jurídica hecha por Marx a las instituciones
capitalistas.

Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes
socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico. También se emplea
el término socialismo marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas del marxismo
dentro del marco del socialismo.

El objetivo que se propone es que los trabajadores tengan acceso a los medios de producción
en forma institucionalizada; es decir, utilizando las instituciones públicas del Estado para que
los trabajadores obtengan medios de producción y evitar que «la burguesía vaya concentrando
cada vez más los medios de producción, la propiedad y la población del país. Reúne a la
población, centraliza los medios de producción (principalmente, las fábricas) y concentra en
pocas manos la propiedad».16

Marx propone la abolición de la apropiación privada (un concepto más amplio que el de
propiedad, que es meramente jurídico) sobre los medios de producción, esto es, «la abolición
del sistema de propiedad burguesa», tal y como lo menciona en su Manifiesto comunista: «Lo
que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general sino la abolición
del sistema de propiedad burgués»,17 ya que la burguesía no solamente se apropia del
producto social mediante la ley, sino que también corrompe las instituciones u otros
mecanismos legales para apropiarse de la propiedad de los trabajadores. Un ejemplo de ello
ha sido el robo (despojo) de tierras a indígenas y campesinos para la instalación de
agroindustrias y proyectos minero-energéticos.

Con el acceso a los medios de producción por parte de los trabajadores, el marxismo concluye
que se logrará una sociedad sin clases sociales donde todos vivan con dignidad, sin que exista
la acumulación de propiedad privada sobre los medios de producción por unas cuantas
personas, porque supone que esta es el origen y la raíz de la división de la sociedad en clases
sociales. Esto implicaría una enorme competencia y eficiencia en la economía; además, el
trabajador no se podría explotar a sí mismo ni tampoco podría explotar a otro trabajador
porque ambos tendrían medios de producción. Lo que dicho panorama podría ocasionar es
que los trabajadores se organizarían para crear empresas más grandes a través de asociaciones
justas; por tal motivo Marx expresa que «el precio medio del trabajo asalariado es el mínimo
posible. Es decir, el mínimo necesario para que el obrero permanezca vivo. Todo lo que el
obrero asalariado obtiene con su trabajo es, pues, lo que estrictamente necesita para seguir
viviendo y reproduciéndose. Nosotros no aspiramos en modo alguno a impedir los ingresos
generados mediante el trabajo personal, destinados a adquirir los bienes necesarios para la
vida». Y recalca en su Manifiesto: «Solo aspiramos a destruir el carácter ignominioso de la
explotación burguesa, en la que el obrero solo vive para multiplicar el capital». Así, entonces,
el trabajador o trabajadores serán dueños de sus propios negocios, iniciando un elevado
comercio; por esa razón, en el Manifiesto especifica que «el comunismo no priva a nadie del
poder de adquirir bienes y servicios».18

Marx considera que cada país tiene sus particularidades y, por tanto, las medidas para proveer
a los trabajadores de medios de producción pueden ser diferentes, y que al principio parecerá
que no son suficientes. Marx tiene en clara la ley de la escasez y por ende la distribución de
medios de producción en forma institucionalizada y legal se dará poco a poco en una
transición lenta pero efectiva; por tal motivo concluye en su Manifiesto: «(...) por medio de
medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en
el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor, y de las que no puede
prescindirse, como medio para transformar todo el régimen de producción vigente».18

En conclusión, Marx propone el uso de las instituciones del Estado, como por ejemplo el uso
de los impuestos para financiar la compra y distribución de los medios de producción a los
trabajadores, que al paso del tiempo formará un mercado de competencia perfecta.

Etimología

El término marxismo fue acuñado por Karl Kautsky, quien se consideraba un marxista ortodoxo
durante la disputa entre los seguidores ortodoxos y revisionistas de Marx.19 El rival
revisionista de Kautsky, Eduard Bernstein también adoptó más tarde el uso del término.19
Engels no apoyó el uso del término marxismo para describir sus puntos de vista o los de
Marx.20 Engels afirmó que el término estaba siendo usado abusivamente como un calificador
retórico por aquellos que intentaban convertirse en verdaderos seguidores de Marx al mismo
tiempo que lanzaban a otros en términos diferentes, como las de Lassalle.20 En 1882, Engels
afirmó que Marx había criticado al autoproclamado marxista Paul Lafargue al decir que si las
opiniones de Lafargue se consideraban marxistas, "una cosa es cierta y es que no soy
marxista".21

Influencias intelectuales de Marx y Engels

Hegel
Feuerbach

Marx tuvo grandes influencias filosóficas, la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión
materialista de la historia, y la de Hegel, basada en la filosofía kantiana y que inspiró los
jóvenes hegelianos, quien entre ellos, Marx usó la dialéctica en la aplicación del materialismo.
Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos
materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el método
hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la filosofía del derecho de
Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la década de 1840, otra gran
influencia filosófica hizo efecto en Marx, la de Feuerbach, especialmente con su obra La
esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica materialista de
Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según Marx, el materialismo
feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, por ello lo llama «contemplativo». Es
en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde
Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para
la concepción materialista de la historia.

Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir de continuas contradicciones que


expresaban el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas
productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso del desarrollo socio-
histórico. Para los idealistas el motor de la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone
la base material de esas ideas y encuentra el hilo conductor del devenir histórico.

La revisión de Marx del hegelianismo también estuvo influenciada por el libro de Engels de
1845, La condición de la clase obrera en Inglaterra, que llevó a Marx a concebir la dialéctica
histórica en términos de conflicto de clases y a ver a la clase obrera moderna como la fuerza
más progresista para la revolución. A partir de entonces, Marx y Engels trabajaron juntos por el
resto de la vida de Marx para que las obras recopiladas de Marx y Engels se publicaran
generalmente juntas, casi como si fuera el resultado de una persona.

Pero la parte más considerable de las principales ideas directrices, particularmente en el


terreno económico e histórico, y en especial su formulación nítida y definitiva, corresponden a
Marx. Lo que yo aporté —si se exceptúa, todo lo más, dos o tres ramas especiales— pudo
haberlo aportado también Marx aun sin mí. En cambio, yo no hubiera conseguido jamás lo que
Marx alcanzó. Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más y con mayor rapidez que
todos nosotros juntos. Marx era un genio; nosotros, los demás, a lo sumo, hombres de talento.
Sin él la teoría no sería hoy, ni con mucho, lo que es. Por eso ostenta legítimamente su
nombre.

Friedrich Engels (1886) Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana - Parte 4 (Nota
de pie de Engels)22

Saint-Simon
Proudhon

No obstante, según Isaiah Berlin, fueron las obras de Engels, en lugar de las de Marx, la fuente
principal del materialismo histórico y dialéctico de Plejánov, Kautsky, Lenin, Stalin, Mao e
incluso Trotsky.23

Heráclito

Epicuro

En resumen, Marx y Engels se basaron en la filosofía clásica alemana de Hegel y de Feuerbach;


la economía política británica de Adam Smith y de David Ricardo; y la teoría revolucionaria
francesa, junto con el socialismo francés de Rousseau, Saint-Simon, Charles Fourier, Babeuf y
Proudhon respectivamente, para desarrollar una crítica de la sociedad que fuera tanto
científica como revolucionaria.24 De estos, según Rudolf Rocker, fue Proudhon —fundador del
mutualismo— el socialista que más inspiraría a Marx.25 Esta crítica alcanzó su expresión más
sistemática en la obra más importante dedicada a la sociedad capitalista, El capital: crítica de la
economía política.

Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo xx, como Louis
Althusser o Miguel Abensour, han señalado en la obra de Marx el desarrollo de temas
presentes en la obra de Maquiavelo26 o Spinoza.2728 Marx fue influenciado por el atomismo
de Epicuro de y los materialistas franceses. Marx también señaló la importancia de
Aristóteles29 en la teoría del valor-trabajo,30 diferenciando el precio del valor3132 y
distinguiendo entre valor de uso y valor de cambio.3334 En El capital concluye: “La brillantez
del genio de Aristóteles se demuestra solo con esto, que descubrió, en la expresión del valor
de las mercancías, una relación de igualdad. Las condiciones peculiares de la sociedad en la
que vivía, solo le impedían descubrir lo que, 'en verdad', estaba en el fondo de esta
igualdad”.33

Otro filósofo griego de gran influencia fue Heráclito, considerado como uno de los fundadores
de la dialéctica.35363738 El mismo Hegel se consideraba filosóficamente heredero de
Heráclito, hasta el punto de afirmar: «No hay proposición de Heráclito que yo no haya
aceptado en mi Lógica» (Hegel, Lecciones sobre la historia del la filosofía). Engels, que se
asoció con los Jóvenes Hegelianos, también le dio a Heráclito el crédito por inventar dialéctica,
relevante para su propio materialismo dialéctico.39 El mismo Vladimir Lenin reafirmó lo
anterior.36

También Karl Marx y Friedrich Engels vieron en la nueva comprensión de la biología provocada
por el El origen de las especies de Charles Darwin y la comprensión de la evolución por
selección natural como esencial para la nueva comprensión del socialismo, ya que proporciona
una base en ciencias naturales para la lucha de clases histórica.404142 Por otro lado, Engels
recurrió a Lewis H. Morgan y su teoría de la evolución social en su obra El origen de la familia,
la propiedad privada y el estado. Alexander Vucinich afirma que "Engels dio crédito a Marx por
extender la teoría de Darwin al estudio de la dinámica interna y el cambio en la sociedad
humana".43

Luego escribió una crítica mordaz de la hegelianos joven en dos libros, La Sagrada Familia
(1845) y La ideología alemana en la que criticaba a Bruno Bauer y Max Stirner. En La miseria de
la filosofía (1845), Marx también criticó a Pierre-Joseph Proudhon, que se había hecho famoso
con su grito "¡La propiedad es un robo!". Además, criticó la concepción de Feuerbach de la
naturaleza humana en su sexta tesis sobre Feuerbach como un "tipo" abstracto que se encarnó
en cada individuo singular: "Feuerbach resuelve la esencia de la religión en la esencia del
hombre. Pero la esencia del hombre no es una abstracción inherente a cada individuo. En
realidad, es el conjunto de las relaciones sociales". Entonces, en lugar de encontrarse en el
sujeto individual singular y concreto al igual que la filosofía clásica, incluido el contractualismo
(Thomas Hobbes , John Locke y Jean-Jacques Rousseau), pero también la economía política,
Marx comenzó con la totalidad de las relaciones sociales: trabajo, lenguaje y todo lo que
constituye nuestra existencia humana. Afirmó que el individualismo era una esencia el
resultado del fetichismo o la alienación de las mercancías. En El Capital, Marx critica la teoría
del valor-trabajo de Smith y Ricardo.

También diversos sociólogos y filósofos, como Raymond Aron y Michel Foucault, han rastreado
en la visión marxista del final del feudalismo como comienzo del absolutismo y la separación
del Estado y la sociedad civil, la influencia de Montesquieu y Tocqueville, en particular en sus
obras sobre el bonapartismo y la lucha de clases en Francia.

Concepción materialista de la dialéctica

Esta sección es un extracto de Materialismo dialéctico.[editar]

El materialismo dialéctico —expresión acuñada por Gueorgui Plejánov—44 es la corriente del


materialismo de acuerdo con los planteamientos originales de Friedrich Engels y Karl Marx que
posteriormente fueron enriquecidos por Lenin y después sistematizados por miembros de la
Academia de Ciencias de la Unión Soviética principalmente.45 Esta corriente filosófica define la
materia como el sustrato de toda realidad, sea concreta o abstracta (pensamientos),45
emancipa la primacía e independencia de la materia ante la conciencia y lo espiritual, declara
la cognoscibilidad del mundo en virtud de su naturaleza material, y aplica la dialéctica —
basada en las leyes dialécticas propuestas por Georg Wilhelm Friedrich Hegel— para
interpretar el mundo, superando así al materialismo mecanicista. El materialismo dialéctico es
uno de los tres componentes —la base filosófica— del comunismo marxista-leninista.46
Denominado Diamat, el materialismo dialéctico fue también la filosofía oficial de la antigua
Unión Soviética.47

Materialismo Dialéctico
Concepción materialista de la historia

Artículo principal: Materialismo histórico

El materialismo histórico (término acuñado por el marxista ruso Gueorgui Plejánov), también
conocido como la concepción materialista de la historia, es una metodología marxista que se
enfoca en las sociedades humanas y su desarrollo a través de la historia, argumentando que la
historia es el resultado de condiciones materiales más que ideales.

Esta obra defiende lo que nosotros llamamos el «materialismo histórico» [...] esa concepción
de los derroteros de la historia universal que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva de
todos los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad,
en las transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división de la
sociedad en distintas clases y en las luchas de estas clases entre sí.

Federico Engels (1880) Del socialismo utópico al socialismo científico, Prólogo a la edición
inglesa de 1892.48

Marx resumió la génesis de su concepción materialista de la historia en Contribución a la crítica


de la economía política (1859):

El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica
de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los Anales
francoalemanes, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que,
tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí
mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario,
radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el
precedente de los ingleses y franceses del siglo xviii, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que
la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.

En Bruselas, a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el


señor Guizot, proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado
general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede
resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas
relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que
corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El
conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la
base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.

Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la


sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es
más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se
han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones
se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.

Al cambiar la base económica se transforma –más o menos rápidamente– toda la inmensa


superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que
distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de
producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las
formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas
ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo.
Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no
podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el
contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.

Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas
que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción
antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la
propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos
que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo
surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para
su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en
la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y
el moderno burgués.

Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de
producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un
antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las
fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las
condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se
cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.49

K. Marx (1875) Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política

En El capital, Marx expone su famosa concepción materialista de la historia según este punto
de vista han sido los factores económicos los que han conducido la historia y determinan lo
que más llaman la superestructura cultural de las ideas religiosas, artísticas, legales, filosóficas,
éticas y políticas en cualquier sociedad. El materialismo histórico es un ejemplo del socialismo
científico de Marx y Engels, que intenta mostrar que el socialismo y el comunismo son
necesidades científicas más que ideales filosóficos.5051 En conclusión, la historia no es el
desarrollo del espíritu «absoluto» de Hegel, sino el producto material de los hombres reales y
concretos empujados por sus condiciones socioeconómicas.

Análisis de las clases sociales


Primera edición del Manifiesto del Partido Comunista.

El concepto de clase social no fue inventado por Karl Marx, sino por los fundadores de la
economía política (Adam Smith…), los fundadores de la tradición de la historia política francesa
(Alexis de Tocqueville), y de la historia de la revolución francesa (Guizot, Mignet, Thierry). Para
los teóricos ingleses, los criterios de identidad de una clase social, se encuentran en el origen
de los ingresos: los tipos de ingresos, la renta de la tierra, las ganancias y los salarios. Estos tres
grupos son los principales para la nación: terratenientes, trabajadores y empresarios.

Entre los pensadores franceses, el término de “clase” es un término político. Por ejemplo para
autores como Tocqueville, existen diferencias entre clases cuando los diversos grupos sociales
compiten por el control de la sociedad. Marx señaló su contribución a la comprensión de las
clases sociales:

Ahora, para mí, que no soy yo quien merece el mérito por el descubrimiento de la existencia
de las clases en la sociedad moderna, al igual que de la lucha que se dedica a ella. Los
historiadores burgueses habían puesto delante de mí, el desarrollo histórico de esta lucha de
clases y, algunos economistas burgueses me describieron la anatomía económica. Lo que yo
aporto es: la demostración de que la existencia de las clases sociales sólo va unida a las fases
históricas a través del desarrollo de la producción, que la lucha de clases conduce,
necesariamente, a la dictadura del proletariado y que esta misma dictadura no representa sino
una transición hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases.

Carta de Marx a J. Weydemeyer. 5 de marzo de 1852.52

Para Marx, las clases sociales son parte de la realidad social. Las luchas de estas clases sociales,
señalan el cambio social como un fenómeno duradero. Estas clases son el resultado de un
mecanismo de división del trabajo, que se desarrolló al mismo tiempo que la privatización de
los medios de producción. Las clases sociales surgen cuando la diferenciación de las tareas y
las funciones dejan de ser cosa del azar para convertirse en una herencia. Hay una tendencia
hacia la polarización entre las dos clases más antagónicas entre sí. Este antagonismo es la base
de toda transformación que afecte al funcionamiento de la organización social y que modifique
el curso de la historia. Para Marx, el proceso de producción capitalista crea dos posiciones: la
de los explotadores (empresarios) y los explotados (trabajadores). Los comportamientos
individualistas y colectivos se explican a través de estas posiciones en la reproducción de un
sistema. El conflicto de clase es un rasgo cultural de la sociedad. Estos conflictos son el motor
de los grandes cambios sociales. Marx se interesa por los cambios endógenos, es decir,
aquellos que nacen del funcionamiento de la sociedad. La posición del individuo en las
relaciones de producción (trabajador o explotador) es, según él, el elemento que permite la
definición de la clase.

Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que
toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden
su mano de obra y no poseen los medios de producción»,53 a quienes consideraba
responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo,
son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados
por asalariados). Engels señala que el proletariado nació a raíz de la revolución industrial por la
segunda mitad del siglo xviii en Inglaterra y se repitió luego en todos los países civilizados del
mundo.54

La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado.


Constituyen la clase mercantil por excelencia: su riqueza proviene de la administración
intelectual de los negocios. Se apropian del excedente económico de toda la sociedad por el
mecanismo de la plusvalía, capaz de confiscar de forma no coercitiva (mercantil, racional) el
valor trabajo, pilar de todo valor y riqueza.

Existen otras clases que integran aspectos de las dos principales, o que estando asociadas a
alguna, manifiestan nuevos rasgos propios particulares.

El lumpenproletariado: los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo con
regularidad. Abarca desde la amplia masa de indigentes desocupados y/o con trabajos
precarios, hasta sectores en extremo marginales como las prostitutas y los soldados del crimen
organizado, etc.

La pequeña burguesía: forma parte del pueblo trabajador, pero en menor o mayor medida su
trabajo crea capital y encuentra en él su sostén, aunque en niveles de acumulación siempre
muy inferiores al de la gran burguesía. Este capital genera los más diversos segmentos sociales,
según sea principalmente intelectual (profesionales), o mercantil (pequeños comerciantes), o
inmobiliario (pequeños y medianos campesinos, rentistas urbanos) o financiero (pequeños
especuladores) o directamente industrial (pequeños empresarios).

Algunos autores destacan la distinción en la obra de Marx entre clase en sí y clase para sí. La
primera refiere a la existencia de una clase como tal55 y la segunda a los individuos que
conforman dicha clase en tanto consciente de su posición y situación histórica. Analizando la
situación de Gran Bretaña en los años 1840, Marx señala:

En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en


trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses
comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía no para sí
misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne,
constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de
clase.

Marx, Karl; La miseria de la filosofía, pág. 257. Ed. Júcar.

Marx considera que, para que no haya una clase social, debe haber una conciencia de clase: la
conciencia de tener un lugar común en la sociedad. Marx señaló que no basta con que muchos
hombres estén del lado de un solo plan económico para que se forme el espíritu de clase. La
conciencia de clase denota la conciencia, de sí misma y del mundo social, que posee una clase
social y su capacidad para actuar racionalmente en su mejor interés, por lo tanto, se requiere
conciencia de clase antes de que pueda efectuar una revolución exitosa y, por lo tanto, la
dictadura del proletariado.
Según el análisis marxista, la clase social dominante organiza la sociedad mediante la
protección de sus mejores privilegios. Para ello, se instaura el Estado, instrumento político de
dominación: “policía y ejército responsable de mantener la seguridad y el orden público, el
orden “burgués”. Marx también habla de "la ideología dominante". En cualquier sociedad, hay
ideas, creencias y valores que dominan la vida social y cultural. Estas ideas dominantes son
producidas por la clase dominante, es decir, la burguesía. Por lo tanto, estas ideas expresan la
opinión de estas clases, es decir, la justifican y se esfuerzan en perpetuarse. Estas ideas
penetran la mente, y a menudo funcionan como una visión del mundo en contra de sus
intereses reales.

Lucha de clases y modos de producción

Artículos principales: Lucha de clases y Modo de producción.

Engels compartió las suposiciones básicas con Marx de que la historia de la humanidad es una
"historia de luchas de clases" y que su curso está determinado en gran medida por las
condiciones económicas.56 Engels dice que esta fórmula se limita a la historia escrita.57 No
obstante Marx no "inventó" el concepto de la lucha de clases. En realidad, la lucha de clases se
ha teorizado mucho antes que él, por historiadores de la restauración, como François Guizot y
Augustin Thierry. La contribución fundamental de Marx en este concepto es haber demostrado
que la lucha de clases no se extingue en la Revolución Francesa, sino que se prolonga en
oposición burguesía / trabajadores en la de era capitalista.

En Anti-Dühring y en sus últimos escritos, Engels elaboró aún más los conceptos de filosofía de
la historia. La visión de Engels de la historia se caracteriza por un optimismo fundamental. Al
igual que Hegel, no entiende la historia humana como una "intrincada confusión de violencias
sin sentido", sino como un proceso de desarrollo, cuya ley interna se puede percibir a través de
todas las coincidencias aparentes.58

Por lo tanto, Marx toma prestado de los economistas clásicos la idea implícita de clases como
un factor de producción, la historia de las clases y el conflicto como productor de la historia. A
todas estas teorías, Marx aporta el concepto del estado de la clase social como su lucha
intrínseca: sin lucha no hay clases. Las clases sociales se consiguen con las luchas perpetuas
históricamente determinadas. Cada etapa de la sociedad que se ha dado a lo largo de la
historia se puede caracterizar a través de un modo de producción diferente.

Un modo de producción se basa en el conjunto formado por las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de producción que se dan en la sociedad. En cada una de las etapas de la
evolución, el modo de producción demuestra un estado de la sociedad. Este es tomado como
algo social, ya que sin fuerzas productivas, no puede haber ninguna duda sobre la falta de
producción. Dichas fuerzas productivas son: los instrumentos de la producción, la fuerza de
trabajo de los hombres, los objetos de trabajo, los conocimientos y las técnicas, la
organización… Con motivo de todas estas actividades de producción y a través de ellas, los
hombres entran en las relaciones sociales. El modelo de producción no puede ser reducido a
un simple aspecto técnico, ya que es uno de los conceptos más importantes para Marx.

Marx consideró los conflictos de clase como la fuerza impulsora de la historia humana, ya que
estos conflictos recurrentes se han manifestado como distintas etapas de transición de
desarrollo en Europa occidental. En consecuencia, Marx designó la historia humana como que
abarca cuatro etapas de desarrollo en los modos de producción:

Comunismo primitivo: como en las sociedades tribales cooperativas.

Sociedad esclavista: un desarrollo de tribal a ciudad-estado; nace la aristocracia.

Feudalismo: los aristócratas son la clase dominante; los comerciantes evolucionan a


capitalistas.

Capitalismo: los capitalistas son la clase dominante, que crean y emplean al proletariado.

Comunismo: sociedad sin dinero, estado, propiedad privada y clases sociales.

Comunismo, socialismo y dictadura del proletariado

Artículos principales: Comunismo, Socialismo (marxismo) y Dictadura del proletariado.

Marx forma parte de un pensamiento dialéctico, en contraposición al mecanicismo que está


presente en el materialismo anterior, ve la convivencia entre clases, como un papel
determinante en el desarrollo de la historia. A través de esta visión, el proletariado se
transforma en una clase en sí y para sí, se vuelve consciente de sus intereses de clases, que
son: socializar los medios de producción (socialismo) con el fin de maximizar las fuerzas
productivas, la extinción de las diferentes clases sociales y la existencia de un estado político
(comunismo). La historia sigue siendo la suma de las contingencias sujetas a los vaivenes de las
luchas sociales de clases. La historia no es una evolución lineal entre los modos de producción,
sino que es una transformación dialéctica de tomar conciencia de clases que experimentan
fluctuaciones de lucha de clases en determinados momentos de la historia. En este desarrollo,
las fuerzas productivas son cada vez más contradictorias con respecto a las relaciones sociales
de producción, ya que no evolucionan al mismo ritmo. Más allá de un cierto nivel de
producción, los sistemas sociales se bloquean. Una época de revolución social que comienza a
funcionar, permite eliminar las viejas relaciones de producción para dar paso al desarrollo de
relaciones más coherentes al nivel alcanzando por las fuerzas productivas.

La democracia burguesa se ejerce como una dictadura de la burguesía sobre el proletariado,


donde los intereses de estos últimos se oponen a los de la propiedad privada. Por el contrario,
la dictadura del proletariado, es la dictadura de la clase más numerosa que no busca sostener
su situación de dominio sino hacer desaparecer los antagonismos de clase. Solo en la sociedad
comunista, cuando se haya roto cuando hayan desaparecido los capitalistas y no haya clases
sociales, solo entonces "desaparecerá el Estado y podrá hablarse de libertad".5960 El
comunismo constituye pues el estado de la sociedad sin divisiones de clase y por lo tanto, sin
lucha de clases. En Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, Marx expresó que "la
emancipación del proletariado es la abolición del crédito burgués, pues significa la abolición de
la producción burguesa y de su orden."61

En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en
un determinado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede
salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crítico crítico, y no tiene más remedio que
seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad
comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que
puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de
regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme
hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la
noche apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin
necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos.

K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, Capítulo 1, Parte II, 4. La división social del
trabajo y sus consecuencias: la propiedad privada, el Estado, la «enajenación» de la actividad
social

Algunos revolucionarios como Aleksandr Herzen, Dmitri Písarev, Nikolái Chernyshevski, y sobre
todo, Karl Marx y Friedrich Engels, criticaron duramente al comunismo igualitario:18

Este comunismo, al negar por completo la personalidad del hombre, es justamente la


expresión lógica de la propiedad privada, que es esta negación. La envidia general y constituida
en poder no es sino la forma escondida en que la codicia se establece y, simplemente, se
satisface de otra manera.

Manuscritos económicos y filosóficos, Tercer Manuscrito (1844), K. Marx.

Las aportaciones de los socialistas utópicos de Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Robert
Owen fueron positivamente valoradas por Marx y Engels, no obstante también fueron
criticados duramente por ser poco realistas:18

Estas descripciones fantásticas de la sociedad del mañana brotan en una época en que el
proletariado no ha alcanzado aún la madurez, en que, por tanto, se forja todavía una serie de
ideas fantásticas acerca de su destino y posición, dejándose llevar por los primeros impulsos,
puramente intuitivos, de transformar radicalmente la sociedad.

Manifiesto comunista, Literatura socialista y comunista (1848), K. Marx y F. Engels,

El modo de producción comunista de Marx está dividido en dos fases, cuya realización estaría
en manos del proletariado organizada bajo la dirección de un partido comunista
revolucionario, y que desaparecería en tanto clase durante la realización del mismo. Para Marx
y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de una adquisición
privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción sin salida de la
socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque no puede transformarse
en nueva clase explotadora, es la negación comunista del Estado porque solo transformándose
ella misma en poder público puede superar su carácter asalariado remanente de la sociedad
burguesa, y es la negación comunista de la propiedad porque solo distribuyendo de acuerdo a
las necesidades y las capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción. En la
Crítica del programa de Gotha se diferencia entre una etapa comunista previa en donde el
individuo compraría bienes con vales de trabajo, de una etapa superior, en la que cada
persona contribuirá según sus capacidades y recibirá acorde a sus necesidades.1 No fue sino
hasta la Revolución Bolchevique que el término socialismo llegó a referirse a la etapa previa
del comunismo.62

Concepción marxista de ideología

Artículo principal: Concepto marxista de ideología

Esquema de la distinción entre infraestructura y superestructura.

El papel de la ideología, según esa concepción marxista de la historia, es actuar de lubricante


para mantener fluidas las relaciones sociales, proporcionando el mínimo consenso social
necesario mediante la justificación del predominio de las clases dominantes y del poder
político. Tal como el materialismo histórico define el concepto, la "ideología" forma parte de la
superestructura (en alemán: Überbau) , determinada por las condiciones materiales de las
relaciones de producción o estructura (en alemán: Basis) económica y social y el reflejo que
produce es denominado "falsa conciencia". Como el sofista Trasímaco, Marx dijo que "las ideas
de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época".63

«No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es
lo que determina su conciencia».

K. Marx (1859) Una contribución a la crítica de la economía política, I.

Engels explica que "las verdaderas fuerzas propulsoras que lo mueven, permanecen ignoradas
para el ideólogo”. Sus ideas le parecen al ideólogo "como creación, sin buscar otra fuente más
alejada e independiente del pensamiento; para él, esto es la evidencia misma, puesto que para
él todos los actos, en cuanto les sirva de mediador el pensamiento, tienen también en éste su
fundamento último". Estos impulsores incluyen tanto intereses subjetivos oscuros como la
constelación económica objetiva.64 Por otro lado, Engels también criticó las posiciones
economicistas que niegan cualquier papel de la superestructura. Por ejemplo, en el medievo
"la ideología era la instancia dominante (religión) pero la economía seguía siendo la instancia
determinante". Solo en el capitalismo "la instancia dominante y la determinante coinciden".65

El fundamento de esto es la concepción corriente, no dialéctica de causa y efecto como polos


opuestos rígidos, desatendiendo totalmente a su interacción; esos señores olvidan con
frecuencia y casi deliberadamente que una vez que un elemento histórico ha sido traído al
mundo por otros elementos, en última instancia por hechos económicos, reactúa también a su
vez y puede reactuar sobre su medio e incluso sobre sus propias causas.

Carta de Engels a Franz Mehring; 14 de julio de 1893.

De la inadecuación de la ideología dominante a nuevas condiciones surgen ideologías


alternativas que entran en competencia con ella, produce una crisis ideológica. Marx creía que
las ideas dominantes son "falsas" porque reflejan los intereses económicos y preferencias de la
clase dominante. Esta crítica ha contribuido a una desconfianza académica hacia nociones
como de "objetividad", "neutralidad", "universalidad" y semejantes.51
[D]icho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al
mismo tiempo, su poder espiritual dominante. [...] Las ideas dominantes no son otra cosa que
la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales
dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada
clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación. [...]

La división del trabajo [...] se manifiesta también en el seno de la clase dominante como
división del trabajo espiritual y material, de tal modo que una parte de esta clase se revela
como la que da sus pensadores (los ideólogos conceptivos activos de dicha clase, que hacen
del crear la ilusión de esta clase acerca de sí mismo su rama de alimentación fundamental),
mientras que los demás adoptan ante estas ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y
receptiva, ya que son en realidad los miembros activos de esta clase y disponen de poco
tiempo para formarse ilusiones e ideas acerca de sí mismos. [...] La existencia de ideas
revolucionarias en una determinada época presupone ya la existencia de una clase
revolucionaria [...] como representante de toda la sociedad, como toda la masa de la sociedad,
frente a la clase única, a la clase dominante.

K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, Capítulo 1, Parte III, 1. La clase dominante y la
conciencia dominante. Cómo se ha formado la concepción hegeliana de la dominación del
espíritu en la historia.

Para Antonio Gramsci, una de las funciones más importantes del Estado es elevar a la
población a un determinado nivel cultural y moral, que contribuya al desarrollo de las fuerzas
productivas y por tanto a las clases dominantes. La escuela como función educativa positiva y
la policía y los tribunales como función educativa negativa y represiva forman, junto a otras
organizaciones de carácter privado, el aparato para la hegemonía política del Estado.66

Véase también: Hegemonía cultural

La moral en el marxismo

Marx no se ocupó directamente de las cuestiones éticas. Su concepción materialista de la


historia considera la moral como producto de la base económica de la sociedad. Engels dedicó
más tiempo analizando la moralidad en su obra Anti-Dühring. En ella señala que la moral
siempre fue "una moral de clase; o bien justificaba el dominio y los intereses de la clase
dominante, o bien, en cuanto que la clase oprimida se hizo lo suficientemente fuerte,
representó la irritación de los oprimidos contra aquel dominio y los intereses de dichos
oprimidos, orientados al futuro”, rechazando así cualquier ética dogmática basada en leyes
eternas o inmutables.67

Todo lo tuyo tienes que hacerlo venal, es decir, útil. Si pregunto al economista. ¿obedezco a las
leyes económicas si consigo dinero de la entrega, de la prostitución de mi cuerpo al placer
ajeno? (Los obreros fabriles en Francia llaman a la prostitución de sus hijas y esposas la
enésima hora de trabajo, lo cual es literalmente cierto.) ¿No actúo de modo económico al
vender a mi amigo a los marroquíes? (y el tráfico de seres humanos como comercio de
conscriptos, etc., tiene lugar en todos los países civilizados), el economista me contestará: no
operas en contra de mis leyes, pero mira lo que dicen la señora Moral y la señora Religión; mi
Moral y mi Religión económica no tienen nada que reprocharte. Pero ¿a quién tengo que creer
ahora, a la Economía Política o a la moral? La moral de la Economía Política es el lucro, el
trabajo y el ahorro, la sobriedad; pero la Economía Política me promete satisfacer mis
necesidades. La Economía Política de la moral es la riqueza con buena conciencia, con virtud,
etc. Pero ¿cómo puedo ser virtuoso si no soy? ¿Cómo puedo tener buena conciencia si no
tengo conciencia de nada? El hecho de que cada esfera me mida con una medida distinta y
opuesta a las demás, con una medida la moral, con otra distinta la Economía Política, se basa
en la esencia de la enajenación, porque cada una de estas esferas es una determinada
enajenación del hombre y (XVII) contempla un determinado circulo de la actividad esencial
enajenada; cada una de ellas se relaciona de forma enajenada con la otra enajenación. [...] La
relación de la Economía Política con la moral cuando no es arbitraria, ocasional, y por ello
trivial y acientífica, cuando no es una apariencia engañosa, cuando se la considera como
esencial, no puede ser sino la relación de las leyes económicas con la moral. [...] Por lo demás,
también la oposición entre Economía Política y moral es sólo una apariencia y no tal oposición.
La Economía Política se limita a expresar a su manera las leyes morales.

Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos, Tercer Manuscritos: III. Requisitos
humanos y división del trabajo bajo el dominio de la propiedad privada.

Pese a la clara antipatía de Marx hacia el modo de producción capitalista, no es correcto el uso
de términos morales o éticos como bueno / malo o justo / injusto para describir el análisis
marxista, pues para Marx el comunismo no es una descripción de cómo debería ser la
sociedad, sino una predicción a consecuencia de las contradicciones del capitalismo. Además,
Marx valoró las innovaciones del capitalismo frente al feudalismo y no dijo que el comunismo
sería la forma más justa de sociedad.

Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de


sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al
estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa
actualmente existente.

K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, Capítulo 1, Parte II, 5. Desarrollo de las fuerzas
productivas como premisa material del comunismo

Según el Stanford Encyclopedia of Philosophy: "Marx se esfuerza por distanciarse de aquellos


que se involucran en un discurso de justicia y hace un intento consciente de excluir el
comentario moral directo en sus propias obras".68 La enciclopedia británica expresa que:
"Marx fue a menudo retratado por sus seguidores como un científico más que como un
moralista". De hecho, Engels acuñó el uso de socialismo científico para diferenciar el marxismo
de las corrientes socialistas anteriores, englobadas bajo el término socialismo utópico.69 Marx
criticó a los socialistas utópicos (Robert Owen, Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet),
argumentando que sus comunidades socialistas de pequeña escala favorecidas estarían
abocadas a la marginación y la pobreza y que solo un cambio a gran escala en el sistema
económico puede producir un cambio real.70 También se emplea el término socialismo
marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas del marxismo dentro del marco del
socialismo.
No obstante, autores posteriores a Marx han discutido la visión moral de Marx extrayendo del
marxismo implicaciones éticas.7071 Por ejemplo, Marx toma el imperativo categórico de la
ética kantiana, en el cual se expresa: «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu
persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca
simplemente como medio». Como señala Marx, en el capitalista no ve al proletariado como un
fin en sí, sino como una mercancía (mano de obra o fuerza de trabajo).72 Los primeros escritos
del joven Marx, parece que consideraba la libertad humana como el objetivo final que solo se
consigue con la abolición de la propiedad privada. Engels afirma que “una moral
verdaderamente humana, que esté por encima de las contraposiciones de clase, y por encima
del recuerdo de ellas, no será posible en un estadio social que no sólo haya superado la
contraposición de clases, sino que la haya además olvidado para la práctica de la vida”.67

Manuel Fernández del Riesgo sugiere una ética marxista basada en el relativismo moral,
rechazando así la moral de clase y justificando la violencia revolucionaria cuando esta sirve al
propósito de producir un cambio en la infraestructura capaz de generar una sociedad nueva y
humanizada y un nuevo tipo de relaciones sociales.71 El problema es que esta posición es que
se topa con el problema del ser y el deber ser, viéndose como una ética emotivista, donde la
afirmación "los obreros están siendo explotados" se convierte en una expresión de
sentimiento emocional hacia el proletariado.73

Ideas sobre el crimen

Al entender Marx al derecho como fruto del poder de las clases dominantes, es decir los
burgueses dueños de los medios de producción, entiende que estos definen de manera
arbitraria, lo legal e ilegal, castigando todo tipo de conductas que atenten contra sus intereses,
así para Marx el crimen "no es algo objetivo propio de la necesidad sino, la mera definición
burguesa de acciones que atentan contra la propiedad o el sistema económico."74

De esta manera el mismo Marx sostiene que "las violaciones de la ley son generalmente el
estallido de factores económicos que están fuera del control del legislador, pero, como lo
testimonia el funcionamiento de la ley sobre delincuentes juveniles, depende en cierta medida
de la sociedad oficial el catalogar ciertas violaciones de sus reglas como crímenes y otras como
meras faltas. Esta diferencia de nomenclatura, lejos de ser indiferente, decide el destino de
miles de hombres, y el tono moral de la sociedad. La ley misma puede no sólo castigar el
delito, sino también improvisarlo."75

El pensamiento de Marx sobre la criminalidad influirá directamente a Steven Spitzer76 y su


pretensión de fundar una teoría marxista de la desviación, actualmente parte de la
denominada criminología crítica.77

Teoría marxista de la alienación

Esta sección es un extracto de Teoría marxista de la alienación.[editar]


La teoría marxista de la alienación (en alemán: Entfremdung)78 es la interpretación
antropológica del concepto psicológico y sociológico de alienación. Dicha interpretación
considera que el trabajador, desde el punto de vista capitalista, no es una persona en sí misma
sino una mercancía —llamada fuerza de trabajo— que puede representarse en su equivalente
dinerario, es decir, el trabajador es una determinada cantidad de dinero utilizable, como mano
de obra, para la multiplicación del mismo. La "Enciclopedia de Marxists Internet Archive"
define la alienación como «el proceso por el cual las personas se vuelven ajenas al mundo en el
que viven».79

Karl Marx, quien fue fuertemente influido por el filósofo griego Epicuro al tomar un tema
revelador para su tesis doctoral: Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la
de Epicuro. Toma el término y lo aplica al materialismo; en concreto a la explotación del
proletariado y a las relaciones de propiedad privada. En su enfoque, denominó alienación a las
distorsiones que causaba la estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana.
Aunque era el actor el que padecía la alienación en la sociedad capitalista, Marx centró su
análisis en las estructuras del capitalismo que causaban tal alienación.

En los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Karl Marx expresó la teoría Entfremdung,
del alejamiento del yo. Filosóficamente, la teoría de Entfremdung se basa en La esencia del
cristianismo (1841) de Ludwig Feuerbach, que afirma que la idea de un dios sobrenatural ha
enajenado las características naturales del ser humano. Además, Max Stirner amplió el análisis
de Feuerbach en El único y su propiedad (1845) de que incluso la idea de "humanidad" es un
concepto alienante para que los individuos lo consideren intelectualmente en toda su
implicación filosófica. Karl Marx y Friedrich Engels respondieron a estas proposiciones
filosóficas en La ideología alemana (1845).80

La base teórica de la alienación dentro del modo de producción capitalista es que el trabajador
pierde invariablemente la capacidad de determinar la vida y el destino cuando se le priva del
derecho a pensar (concebirse) a sí mismo como el director de sus propias acciones; determinar
el carácter de dichas acciones; para definir relaciones con otras personas; y poseer esos
artículos de valor de bienes y servicios, producidos por su propio trabajo. Si bien el trabajador
es un ser humano autónomo y autorrealizado, como entidad económica este trabajador está
dirigido a metas y desviado a actividades que son dictadas por la burguesía - dueña de los
medios de producción - para extraer del trabajador el máximo cantidad de plusvalía en el curso
de la competencia empresarial entre industriales.

Actualmente, como la mayoría de los conceptos filosóficos e instituciones sociales, la


alienación —como categoría analítica— se encuentra en una crisis teórica debido a las
profundas transformaciones sociales que han dado paso a la sociedad posindustrial. El
desarrollo de la sociedad ha complicado el análisis de los mecanismos sociales de alienación
dirigiéndolos hacia nuevas y más sutiles formas que precisan ser estudiadas. Entre los autores
inspirados por Marx, que efectúan ese análisis, destaca, por ejemplo, Herbert Marcuse.80

El concepto marxista de alienación incluye cuatro componentes:


Hemos considerado el acto de la enajenación de la actividad humana práctica, del trabajo, en
dos aspectos:

la relación del trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno y que lo
domina. Esta relación es, al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible, con los
objetos naturales, como con un mundo extraño para él y que se le enfrenta con hostilidad;

la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo. Esta relación es la
relación del trabajador con su propia actividad, como con una actividad extraña, que no le
pertenece.

[...]

El trabajo enajenado, por tanto:

3. Hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades espirituales
genéricas, un ser ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace extraños al hombre su
propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia espiritual, su esencia humana.

4. Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto de su
trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del hombre respecto del
hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta también al otro. Lo que es válido
respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo
mismo, vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del
trabajo del otro.

Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos, Primer Manuscrito: IV. El trabajo
enajenado

Antropología marxista y teoría del trabajo

Artículo principal: Teoría de la naturaleza humana (Karl Marx)

A través de su análisis del ser genérico y el ser social Marx procura avanzar en una descripción
de la naturaleza humana.81 En la visión antropológica marxista, la característica principal que
diferencia a los hombres de los animales, en lugar de otras cualidades como la razón, es la
transformación de la naturaleza o el trabajo.82

Los humanos reconocen que poseen un yo real y potencial.8384 Tanto para Marx como para
Hegel, el autodesarrollo comienza con una experiencia de la alienación derivada de este
reconocimiento, seguida de la comprensión de que el yo real, como agente subjetivo,
convierte a su contraparte potencial en un objeto a aprehender.84 Marx sostiene además que
al moldear la naturaleza85 de las formas deseadas86 el sujeto toma el objeto como propio y,
por lo tanto, permite que el individuo se actualice como plenamente humano. Para Marx, la
naturaleza humana - Gattungswesen - existe en función del trabajo humano.838486
Fundamental para la idea de Marx del trabajo significativo es la proposición de que para que
un sujeto llegue a un acuerdo con su objeto alienado, primero debe ejercer influencia sobre los
objetos materiales literales en el mundo del sujeto.87 Marx reconoce que Hegel "capta la
naturaleza del trabajo y comprende al hombre objetivo, auténtico porque actual, como
resultado de su propio trabajo",88 pero caracteriza el autodesarrollo hegeliano como
indebidamente "espiritual" y abstracto.89 Marx se aparta así de Hegel al insistir en que "el
hecho de que el hombre sea un ser corpóreo, actual, sensible y objetivo con capacidades
naturales significa que tiene objetos reales y sensuales para su naturaleza como objetos de su
expresión de vida, o que sólo puede expresar su vida en objetos sensuales reales".87 En
consecuencia, Marx revisa hegeliana "trabajo" en "material de trabajo " y en el contexto de la
capacidad humana para transformar la naturaleza del término "fuerza de trabajo".

Debido a ello, es importante conocer quién y cómo controla las condiciones laborales. En el
comunismo primitivo, el trabajo, los medios de producción y los frutos del trabajo pertenecen
al colectivo, no habiendo explotación.90 El capitalismo despoja al hombre del producto de su
trabajo, perdiendo así la acción de realizar su "potencial" humano.

La extensión de la maquinaria y la división del trabajo quitan a éste, en el régimen proletario


actual, todo carácter autónomo, toda libre iniciativa y todo encanto para el obrero. El
trabajador se convierte en un simple resorte de la máquina, del que sólo se exige una
operación mecánica, monótona, de fácil aprendizaje.

K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Burgueses y proletarios

La razón por la que Marx se dio cuenta de que esta actividad es totalmente aristotélica (ya que
comienza por la representación de un fin), fue mostrando por lo que el fin es un mismo
principio. El trabajo es principalmente una representación comprensiva que comprende la
finalidad del objeto y difiere a este respecto al caso de los animales. El producto del trabajo
humano debe existir en la representación ideal del trabajador, es decir, el trabajo deseado es
un objeto que cumple perfectamente una de las funciones de la vida humana. En el capítulo VII
de El capital, Marx toma el esquema aristotélico en el que, es el trabajador el que está
subordinado al mismo fin que el mismo da. El trabajo es tal, que el individuo se identifica y se
reconoce con lo que hace: al realizar el trabajo, el hombre también lleva a cabo su propio
poder, su poder de conceptualización y puede mejorar, por lo tanto, su capacidad de
producción. La Inteligencia, puesto que es relevada a través de la realización del trabajo, en
tanto que el hombre actualice en su trabajo las facultades que le son propias, será conducido a
un proceso de identificación: en el producto del trabajo, el individuo una parte de su identidad.

Como el trabajo participa en la identidad de la persona, podemos decir que, el trabajo no es


solamente tener (la producción), pero igualmente debe de ser una dimensión ontológica
adecuada al trabajo.

Por eso Marx acusa al modelo de producción industrial capitalista de alienar a los trabajadores.
En efecto, el trabajador ya no se encuentra en este caso, en el de la representación
comprensiva, ya que se ignora el producto final y por lo tanto, la razón de su actividad. La
cuestión relativa a la identidad es entonces anulada porque el único problema es el de la
remuneración. Lo humano se convierte en animal, revelando un reflejo del automatismo
mecánico (véase la película "Tiempos modernos" de Charlie Chaplin).91 En este sentido, se
puede entender la abolición de la esclavitud, no como una cuestión ética, sino más bien como
un cuestión de interés económico, ya que cuesta más mantener a la gente en la servidumbre
bajo el marco de la esclavitud que en el del trabajo bajo marco del asalariado (véase la película
“Queimada” de Gillo Pontecorvo con Marlon Brando).

La transición del socialismo al comunismo implica un trabajo altamente productivo, capaz de


asegurar la abundancia de los artículos de consumo. Solo entonces la sociedad podrá abolir la
antigua estimación con arreglo a la cantidad y a la calidad del trabajo suministrado e inscribir
en sus banderas: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”. En
la sociedad comunista, la cantidad de trabajo será evaluada directamente por el tiempo (las
horas) empleado y no por medio del valor y de sus formas. Bajo el comunismo, el trabajo será
la primera necesidad vital de los hombres y se convertirá en un goce en lugar de ser un pesado
fardo. Para alcanzar esa finalidad, son indispensables cambios importantes en las condiciones
del trabajo.90

El trabajo comunista, en el más riguroso y estricto sentido de la palabra, es un trabajo gratuito


en bien de la sociedad, un trabajo que es ejecutado no para cumplir un servicio determinado,
no para recibir derecho a determinados productos, no por normas establecidas y fijadas de
antemano, sino un trabajo voluntario, sin normas, hecho sin tener en cuenta recompensa
alguna, sin poner condiciones sobre la remuneración, un trabajo realizado por hábito de
trabajar en bien de la sociedad y por la actitud consciente (transformada en hábito) frente a la
necesidad de trabajar para el bien común; en una palabra, un trabajo como exigencia del
organismo sano.

Lenin (1920) De la destrucción de un régimen secular a la creación de otro nuevo92

Fetichismo de la mercancía

Artículo principal: Fetichismo de la mercancía

La alienación es la transformación del trabajo propio de las personas en un poder que las
gobierna como si fuera una especie de ley natural o suprahumana. El origen de la alienación es
el fetichismo de la mercancía: la creencia de que las cosas inanimadas (productos básicos)
tienen poderes humanos (es decir, valor) capaces de gobernar la actividad de los seres
humanos.93 Marx toma la palabra “fetiche” por Kant, la cual fue acuñada y popularizada por
Charles de Brosses en su libro de 1760 Du culte des dieux fétiches.94 Como una forma de
reificación, el fetichismo de los productos básicos percibe el valor económico como algo que
surge de los propios productos básicos, y no de las relaciones interpersonales que los
producen.

La teoría del fetichismo de las mercancías se presenta en el primer capítulo de Das Kapital. En
el mercado, los productos de cada productor individual aparecen en forma despersonalizada
como ejemplos separados de un tipo de producto dado, independientemente de quién los
produjo, o dónde, o en qué condiciones específicas, oscureciendo así las relaciones sociales de
producción. Por lo tanto, en una sociedad capitalista, las relaciones sociales entre las personas
(quién hace qué, quién trabaja para quién, el tiempo de producción de una mercancía, etc.) se
perciben como relaciones sociales entre los objetos; dependiendo de la función social del
intercambio, los objetos adquieren una determinada forma (por ejemplo, si la función es hacer
posible el intercambio, el objeto adquiere valor; si su función es contratar a un trabajador,
entonces el objeto se convierte en capital). El resultado es la apariencia de una relación directa
entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (en este caso, las
mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los
productores de mercancías) y las personas en se "cosifican" como mercancías (mano de obra o
fuerza de trabajo).7295

La forma definitiva de alienación social, eso ocurre cuando una persona ve su ser (uno mismo)
como una mercancía que se puede comprar y vender, porque él o ella considera cada relación
humana como una transacción comercial.

Crítica marxista de la religión

Véanse también: Marxismo y religión y Opio del pueblo.

El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Los textos marxistas
donde se puede encontrar información sobre la concepción marxista de la religión son: La
ideología alemana de Marx y Engels, y La filosofía como arma de la revolución de Louis
Althusser. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha estado vinculado al
desarrollo del materialismo dialéctico. En cuanto a la alienación religiosa, Marx escribió al
respecto, siguiendo a Ludwig Feuerbach, en la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel que
«el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no hace al
hombre». Por su parte, Engels dijo de la religión lo siguiente en:

Estas diversas ideas falsas acerca de la naturaleza, el carácter del hombre mismo, los espíritus,
las fuerzas mágicas, etc., se basan siempre en factores económicos de aspecto negativo; el
incipiente desarrollo económico del período prehistórico tiene, por complemento, y también
en parte por condición, e incluso por causa, las falsas ideas acerca de la naturaleza.96

Marx describe a la religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios,
situación imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la
humanidad le ha dado sus mejores características a Dios. La religión haría conformista al
hombre y lo obligaría a no luchar en este mundo, pues este es solo un preludio del verdadero.
La supresión de estas condiciones y la realización plena de la comunión humana se desvincula
de la condición biológica, proyectándose «al cielo» como intervención divina en una parusía
futura, particularmente en el especial caso del cristianismo,97 en vez de construirse
políticamente mediante la abolición de la propiedad privada y la división del trabajo. De aquí la
frase cuyo final se haría célebre:
La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta
contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo
sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del
pueblo.98

La referencia al opio se ha prestado a una interpretación vulgar ya que este no es –como suele
suponerse– un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este
equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la
sentencia marxista, según la cual parecería que Marx despreciaba la religión.99

Feuerbach no ve, por tanto, que el "sentimiento religioso" es también un producto social y que
el individuo abstracto que él analiza pertenece, en realidad, a una determinada forma de
sociedad.

Karl Marx (1845) Tesis sobre Feuerbach. Tesis VII.

En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad
que hace necesaria a la religión. Pero la crítica teórica hacia cualquier religión se basa en que
esta es concebida como el resultado de la producción de la superestructura de la sociedad, es
decir, de la fabricación de ideologías que se hace una sociedad sobre sus propios modos de
producción económicos. Como dice Engels en el Anti-Duhring:

Toda religión, sin embargo, es nada más que un reflejo fantástico en las mentes de los
hombres de esas fuerzas externas que controlan su vida diaria, un reflejo en el que las fuerzas
terrestres asumen la forma de fuerzas sobrenaturales.100

Por su parte, Vladimir Lenin expresaba así en Actitud del partido obrero hacia la religión que
«este aforismo de Marx es la piedra angular de toda la ideología marxista sobre religión. Todas
las religiones e iglesias modernas y las organizaciones religiosas son consideradas por el
marxismo como órganos de la burguesía reaccionaria, usados para preservar la explotación y la
estupefacción de la clase trabajadora».101 Lenin dijo «cada idea religiosa y cada idea de Dios
es vileza indescriptible [...] del tipo más peligroso, 'contagio' de la clase más abominable.
Millones de pecados, acciones asquerosas, actos de violencia y contagios biológicos [...] son
por lejos menos peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios ataviado de los más inteligentes
disfraces ideológicos».102

Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la
estructura económica existente. Esto revela el porqué de la referencia a un opiáceo: la religión
no se considera una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada
por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que este tenía de
la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión es,
por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de
las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.

Desde el marxismo, la religión es vista como una realidad social e histórica y es una de las
tantas formas ideológicas en cuanto, producción de ideas, conciencia, representaciones, y en
este caso específico, de producción espiritual de los pueblos. Todas estas producciones
obedecen a la producción que surge de lo material y las consecuentes relaciones sociales. En
este sentido, como religión, el catolicismo, dependiendo las circunstancias históricas, asume
un rol fundamental en la sociedad.103104

Mientras que la revolución francesa declaró la diosa razón como ser supremo, Marx expresó
que «la crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el ser humano es el ser supremo
para el ser humano», es decir, que el ser humano mismo es "el criterio" de la crítica filosófica,
al que llama su imperativo categórico.105 Como consecuencia, hay que «echar por tierra todas
las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y
despreciable», de manera que para Marx "la meta es transformar la humanidad del ser
humano en el criterio central para el propio ser humano" y, por tanto, la “emancipación
humana".106 En una entrevista del Chicago Tribune en 1879, Marx declaró “que las medidas
violentas contra la religión son una tontería" pero "a medida que crece el socialismo, la religión
desaparecerá" mediante "el desarrollo social, en el que la educación debe jugar un papel”.107

Sin embargo, existen comunistas cristianos que se distinguen del comunismo marxista,
basando en cambio su comunismo directamente en la religión y recogiendo conclusiones
sociales de algunas enseñanzas de los primeros apóstoles, por ejemplo:

32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser
suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran
poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia
era sobre todos ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que
poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 35 y lo ponían a los
pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.108

Hechos de los Apóstoles 4:32-35

Ambos Marx y Engels criticaron en el Manifiesto del Partido Comunista la forma del
comunismo y socialismo cristiano como un "socialismo reaccionario" de tipo feudal, el cual no
se preocupaban por los intereses del proletariado:

Por eso, en la práctica están siempre dispuestos a tomar parte en todas las violencias y
represiones contra la clase obrera, y en la prosaica realidad se resignan, pese a todas las
retóricas ampulosas, a recolectar también los huevos de oro y a trocar la nobleza, el amor y el
honor caballerescos por el vil tráfico en lana, remolacha y aguardiente. Como los curas van
siempre del brazo de los señores feudales, no es extraño que con este socialismo feudal venga
a confluir el socialismo clerical. Nada más fácil que dar al ascetismo cristiano un barniz
socialista. ¿No combatió también el cristianismo contra la propiedad privada, contra el
matrimonio, contra el Estado? ¿No predicó frente a las instituciones la caridad y la limosna, el
celibato y el castigo de la carne, la vida monástica y la Iglesia? El socialismo cristiano es el
hisopazo con que el clérigo bendice el despecho del aristócrata.

K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Literatura socialista y comunista

En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es
compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores
dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff. La síntesis cristiano-
marxista de los teólogos de la liberación replica que el marxismo no implica este aserto y que,
de ser así, también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso serían conformistas
respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un conflicto con otras clases
sociales. Para estos, en cambio, la religión –y en particular la cristiana– siempre exige una
lucha en este mundo en función de una comunidad religiosa: sea con o sin clases dependiendo
de cómo se la entienda políticamente. Debe recordarse que para el catolicismo la resurrección
es el regreso al edén en la tierra y que, aunque dependa de Dios, ningún esfuerzo individual
tendría sentido si estuviera coronado por una muerte sin retorno (incluso si la realización
plena de la humanidad pudiera hacerse solo socialmente y no biológicamente como en la
resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de acuerdo a su esfuerzo dentro
del alienado mundo presente solo puede ser asegurado con la eternidad y la participación en
el mundo venidero. Esto es igualmente cierto tanto para el ideario de autorrealización
personal de la derecha cristiana (calvinista o al menos reconciliada con la burguesía), como
para la lucha de clases de la izquierda cristiana (marxista o no), como para las originarias
posiciones ascéticas y apolíticas del cristianismo primitivo.

Para una sociedad de productores de mercancías, cuyo régimen social de producción consiste
en comportarse respecto a sus productos como mercancías, es decir como valores, y en
relacionar sus trabajos privados, revestidos de esta forma material, como modalidades del
mismo trabajo humano, la forma de religión más adecuada es, indudablemente, el
cristianismo, con su culto del hombre abstracto, sobre todo en su modalidad burguesa, bajo la
forma de protestantismo, deísmo, etc.109

El cristianismo, especialmente el protestantismo, es la religión adecuada a una sociedad en la


que predomina la producción de mercancías.110

Estas últimas en particular dieron forma estamental a la dicotomía interna entre la vida
económica y la religiosa del occidente medieval extramundano y a su peculiaridad histórica de
fusión entre «sociedad civil» y «sociedad política» descrita con atención por Marx en su obra
Sobre la cuestión judía, cuya visión llegaría, junto con la opuesta de Nietzsche, a Max Weber, y
que entroncaría en el debate marxista-weberiano sobre la influencia económica de la religión.

Familia burguesa y explotación infantil

Marx y Engels declararon en el Manifiesto que la explotación laboral por parte de la burguesía
en el capitalismo se da en el proletariado indistintamente de edad y de sexo, señalando que
"hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más
diferencia que la del coste." Esto ha arruinado a la familia y la educación, que se funda en el
lucro privado y va desgarrando los lazos familiares de los proletarios, convirtiendo a los hijos
del proletario en simples instrumentos de trabajo y la burguesía ha establecido un sistema de
saqueo sexual al tener a las viudas e hijos del proletariado a su disposición.111

El nacimiento de esta industria es festejado con la gran cruzada heródica del rapto de niños.
[...] Sir F. M. Eden, al que tanto enorgullecen las atrocidades de la campaña librada desde el
último tercio del siglo xv hasta su época, fines del siglo xviii, para expropiar de sus tierras a la
población del campo, que tanto se complace en ensalzar este proceso histórico como un
proceso «necesario» para abrir paso a la agricultura capitalista e «instaurar la proporción justa
entre la tierra de labor y la destinada al ganado», no acredita la misma perspicacia económica
cuando se trata de reconocer la necesidad del robo de niños y de la esclavitud infantil para
abrir paso a la transformación de la manufactura en industria fabril e instaurar la proporción
justa entre el capital y la fuerza de trabajo.

Karl Marx (1867) El capital, Libro I, capítulo XXIV. La llamada acumulación originaria.

Este movimiento que tiende a oponer a la propiedad privada la propiedad privada hecha
común, se expresa de forma animal cuando opone al matrimonio (que evidentemente es una
forma de propiedad privada exclusiva) la comunidad de mujeres, en la que la mujer se
convierte en propiedad colectiva y vulgar. Se puede decir que esta idea de la comunidad de
mujeres revela el secreto de este comunismo todavía totalmente burdo y desprovisto de
pensamiento. Al igual que la mujer deja el matrimonio por la prostitución general, al igual que
el mundo entero de la riqueza, es decir, la esencia objetiva del hombre, pasa del estado de
matrimonio exclusivo con propiedad privada a la prostitución general con la colectividad. Este
comunismo -que niega en todo momento la personalidad humana- no es más que una
expresión consecuente de la propiedad privada que es en sí misma la negación. [...]

La mujer, considerada una presa y objeto que sirve para satisfacer la concupiscencia colectiva,
expresa la degradación infinita del hombre que no existe más que para sí, puesto que el
misterio de las relaciones del hombre con su parecido encuentra su expresión no equívoca,
decisiva, pública, abierta, en la relación del hombre y la mujer y en la forma de concebir la
relación genérica inmediata y natural. [...]

Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos, Tercer Manuscrito: II. Propiedad
privada y comunismo

Engels examinó en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884) el desarrollo


de instituciones sociales como matrimonio y la prostitución durante la historia. Afirma que "el
primer efecto del poder exclusivo de los hombres, desde el punto y hora en que se fundó, lo
observamos en la forma intermedia de la familia patriarcal" y que "el hombre es en la familia el
burgués; la mujer representa en ella al proletario". Engels desarrolla que la prostitución surge
como contrapartida a la familia basada en el matrimonio monógamo, junto con el surgimiento
de la propiedad privada, el Estado y las clases sociales.

Así, pues, la herencia que el matrimonio por grupos legó a la civilización es doble, y todo lo que
la civilización produce es también doble, ambiguo, equívoco, contradictorio; por un lado, la
monogamia, y por el otro, el heterismo, comprendida su forma extremada, la prostitución. El
heterismo es una institución social como otra cualquiera y mantiene la antigua libertad
sexual... en provecho de los hombres. De hecho no sólo tolerado, sino practicado libremente,
sobre todo por las clases dominantes, repruébase la palabra. Pero en realidad, esta
reprobación nunca va dirigida contra los hombres que lo practican, sino solamente contra las
mujeres; a éstas se las desprecia y se las rechaza, para proclamar con eso una vez más, como
ley fundamental de la sociedad, la supremacía absoluta del hombre sobre el sexo femenino.

[...]
El matrimonio de la burguesía es de dos modos, en nuestros días. [...] Pero, en ambos casos, el
matrimonio se funda en la posición social de los contrayentes y, por tanto, siempre es un
matrimonio de conveniencia. También en los dos casos, este matrimonio de conveniencia se
convierte a menudo en la más vil de las prostituciones, a veces por ambas partes, pero mucho
más habitualmente en la mujer; ésta sólo se diferencia de la cortesana ordinaria en que no
alquila su cuerpo a ratos como una asalariada, sino que lo vende de una vez para siempre,
como una esclava..

Friedrich Engels (1884), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, II. La familia

Marx y Engels propusieron la liberación de la mujer y la abolición de la prostitución al igual que


el Estado y las clases sociales como consecuencia de la abolición de la propiedad privada:

¿Qué repercusiones tendrá el régimen comunista en la familia? Transformará las relaciones


entre los sexos en relaciones puramente privadas, que no concernirán más que a las personas
que de ella participan, y en las que la sociedad no podrá intervenir. [...] La comunidad de
mujeres es un fenómeno que pertenece únicamente a la sociedad burguesa y que se cumple
hoy día con la prostitución. Pero la prostitución descansa en la propiedad privada y desaparece
con ella. En consecuencia, el régimen comunista, lejos de introducir la comunidad de mujeres,
por el contrario, la suprimirá.

Friedrich Engels (1847) Principios del Comunismo

Pero veamos: ¿en qué se funda la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro
privado. Sólo la burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la palabra; y esta familia
encuentra su complemento en la carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y
en la pública prostitución.

K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Proletarios y comunistas

Otra de las propuestas más importantes tanto en los Principios el Comunismo y en el


Manifiesto es la abolición de la explotación infantil:

Educación de todos los niños en establecimientos estatales y a cargo del Estado, desde el
momento en que puedan prescindir del cuidado de la madre. Conjugar la educación con el
trabajo fabril.

Friedrich Engels (1847) Principios del comunismo

Educación pública y gratuita de todos los niños. Abolición del trabajo infantil fabril en su forma
actual. Unificación de la educación con la producción material, etc.

K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Proletarios y comunistas

Marx propuso un cambio progresivo de la industria de la época, donde los niños combinasen
su educación junto con una jornada de trabajo, según sus edades, aplicando medidas
preventivas para su protección. En 1875, el Programa de Gotha, en el que se fusionaron la
lassalleana Asociación General de Trabajadores de Alemania (ADAV) y el marxista Partido
Socialdemócrata Obrero de Alemania (SDAP) para dar nacimiento a un nuevo partido, el
Partido Socialista Obrero de Alemania (Sozialistische Arbeiterpartei Deutschlands, SADP), se
exigía la "restricción del trabajo de la mujer y prohibición del trabajo infantil".

En la Crítica del Programa de Gotha, Marx señalo la ambigüedad de la "restricción del trabajo
de la mujer", pues esta ya se encuentra en la reglamentación de la jornada laboral, y si se
refiere a la exclusión del trabajo de producción que son "especialmente nocivas para el
organismo femenino o inconvenientes, desde el punto de vista moral, para este sexo", lo cual
"debió haberse dicho". En esa obra también expresó que en su época "la prohibición general
del trabajo infantil es incompatible con la existencia de la gran industria y, por tanto, un
piadoso deseo" optando por "medidas preventivas para la protección de los niños" y "la
combinación del trabajo productivo con la enseñanza".112 No obstante, en el prólogo de la
edición alemana de 1872, Marx y Engels declaran que la aplicación de estos principios
dependerán de las circunstancias históricas existentes, razón por la que no se hace especial
hincapié al final del capítulo, llegando incluso a admitir que:

"Si tuviésemos que formularlo hoy, este pasaje presentaría un tenor distinto en muchos
respectos. Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo
experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco años [...]"

Concepción marxista del Estado

Esta sección es un extracto de Concepción marxista del Estado.[editar]

Primera edición de El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

La concepción marxista del Estado se puede dividir en tres áreas temáticas: estados
precapitalistas, estados en la era capitalista (es decir, presente) y el estado (o la ausencia del
mismo) en la sociedad poscapitalista (comunista). Este hecho se superpone al de que sus
propias ideas sobre el Estado cambiaron a medida que crecía, diferenciándose en su primera
fase precomunista, la fase joven de Marx que es anterior a los levantamientos fallidos de 1848
en Europa y en su trabajo maduro y más matizado.

La visión marxista del Estado es un conjunto de "aparatos" al servicio de la clase dominante. El


rechazo marxista del Estado como una instancia superior al ser humano o persona privada es
argumentado en la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel. El Estado burgués no puede ser
defensor de los intereses generales, ya que éstos se oponen a los de la propiedad privada, sin
cuya abolición nunca habrá una genuina "emancipación humana".113

El Estado es siempre el Estado de la clase dominante,114 y el gobierno "es el órgano de la


sociedad para el mantenimiento del orden social; detrás de él, vienen las distintas clases de
propiedad privada".115 Luego la abolición de la propiedad privada lleva a la desaparición del
Estado, y por consiguiente las clases sociales. En Anti-Dühring, Friedrich Engels expresó que el
Estado no se suprime, sino que se extingue.116 Vladimir Lenin enfatiza este aforismo, pues
señala el carácter gradual del proceso y su espontaneidad.117 Nikolái Bujarin como marxista
ortodoxo, consideraba la ideología como cimiento del Estado.118 (Ver: Infraestructura y
superestructura)

El origen del estado

Esta sección es un extracto de Concepción marxista del Estado § El origen del Estado.[editar]

Para los marxistas, el Estado no ha existido siempre. Hubo un tiempo en donde no existía el
Estado, donde los vínculos generales, la sociedad misma y la organización del trabajo se
mantenían gracias a la fuerza de la costumbre o debido al respeto que ejercían sobre la
comunidad los jefes de las gens, o las mujeres, que con frecuencia tenían los mismos derechos
y obligaciones que los hombres. Asimismo no existía una categoría especial de personas que se
encargasen de gobernar. Engels divide la historia de la humanidad en su obra El origen de la
familia, la propiedad privada y el estado en tres fases: salvajismo, barbarie y civilización.

En el salvajismo, los hombres vivían de lo que cazaban y recolectaban; con la barbarie se


mejoran los instrumentos de uso cotidiano y se inicia la domesticación de algunos seres vivos;
es en la civilización con el surgimiento de la agricultura cuando aumentó la suma de trabajo
que correspondía diariamente a cada miembro de la comunidad doméstica o de la familia
aislada. Era ya conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los
prisioneros fueron transformados en esclavos. Dadas todas las condiciones históricas de aquel
entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad del trabajo, y
por consiguiente la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer
consigo necesariamente la esclavitud. Para mantener este sistema de explotadores y esclavos
se hizo necesario crear un aparato de dominación religioso, cultural y político: el Estado.

Tras las sociedades primitivas, con el surgimiento de la primera forma de explotación del
hombre por el hombre, el esclavismo, aparecen las primeras formas estatales. En esta, los
propietarios de los medios de producción, eran a su vez propietarios de personas, que ni
siquiera eran consideradas como tales.

Con la aparición del feudalismo, las condiciones de los más explotados se modifican en cierta
forma. Se desarrolló el régimen de la servidumbre, en el que los campesinos podían apropiarse
de parte de su trabajo, aunque seguía existiendo una sujeción directa al propietario de los
medios de producción.

Con el desarrollo del comercio, en la sociedad feudal, aparece una nueva clase social, la
capitalista, «una minoría insignificante de la población, que dispone íntegramente de todo el
trabajo realizado por el pueblo y, por consiguiente, tiene a sus órdenes, oprimiéndola y
explotándola, a toda la masa de los trabajadores» y en la que nos encontramos actualmente.
Con la existencia de la sociedad de clases, en sus distintas formas (esclavismo, feudalismo y
capitalismo), el Estado se crea y es necesario para una pequeña parte de la población, que
como hicimos mención con anterioridad, utiliza el aparato estatal para dominar a la
mayoría.119
Así, pues, el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera de la sociedad;
tampoco es «la realidad de la idea moral», «ni la imagen y la realidad de la razón», como
afirma Hegel. Es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo
determinado; es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable
contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es
impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses
económicos en pugna no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha
estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y
llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del «orden». Y ese poder, nacido
de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el
Estado.

Friedrich Engels (1884), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, pag. 93

La economía marxista

Artículo principal: Economía marxista

Economistas burgueses que influenciaron a Marx.

Adam Smith

David Ricardo

La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los economistas políticos
más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos británicos, para posteriormente
criticar su forma de pensar. La economía política, que es anterior a la división que se hizo en el
siglo xx de las dos disciplinas, trata las relaciones sociales y las relaciones económicas
considerándolas entrelazadas. Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital,
investigación dialéctica de las formas que adoptan las relaciones de valor.

En su labor política y periodística, Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economía


era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al
estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los
economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía
para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.

Mis investigaciones desembocaban en el resultado que sigue: Tanto las relaciones jurídicas
como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución
general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales
de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del
siglo xviii, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que
buscarla en la economía política.

Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política


Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las
relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo xx esta disciplina se dividió en
dos.

Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la
riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los
trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política
(Trabajo asalariado y capital49 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política49 de
1859, Salario, precio y ganancia49 de 1865) su obra cumbre al respecto es El capital.

El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales solo el primero (cuya primera edición es de
1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su
primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis
marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la «célula» de la economía
moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor
de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde
encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente
necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía se
intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancías, el
tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a
través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio
frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de todas las
demás (dinero).

Marx sostuvo que el dinero metálico, como el oro, es una mercancía, y su valor es el tiempo de
trabajo necesario para producirlo. Marx argumentó que el oro y la plata se usan
convencionalmente como dinero porque representan una gran cantidad de trabajo en una
forma pequeña y duradera, lo cual es conveniente. El papel moneda es, en este modelo, una
representación de oro o plata, casi sin valor propio, pero en circulación por decreto estatal.120

Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la
abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su
movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre
nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un
intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la
sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la
herencia de Hegel.

La crítica de Marx a Smith, Ricardo y al resto de los economistas burgueses reside en que sus
análisis económicos son ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), puesto que
toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas
de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por
lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista,
y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de la
economía marxista[cita requerida]

La acumulación de capital, trabajo y mano de obra excedente

Primera edición de Das Kapital.

La acumulación primitiva de capital está definida como: proceso de creación de las condiciones
para el nacimiento del capitalismo. La creación del capitalismo supone el uso de dos
condiciones anteriores: la existencia de un grupo social (formado por hombres desprovistos de
medios de producción y obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario) y la
acumulación de la riqueza indispensable para crear negocios capitalistas. Esta creación
requiere de la unión de las condiciones necesarias para el nacimiento de dos clases
fundamentales de la sociedad capitalista: explotados (trabajadores) y explotadores
(empresarios).

La distinción entre trabajo y fuerza de trabajo es central para el análisis de la distribución. La


retribución del obrero se establece en un nivel correspondiente a los gastos socialmente
necesarios para asegurar su renovación. Es una mercancía cuyo valor está determinado por la
cantidad de trabajo social que pide la producción de cada obrero.

Lo que afirma Marx se basa en la teoría aristotélica de la materia prima que, distingue el valor
de uso (utilidad del objeto) del valor de cambio (lo que el objeto nos permite conseguir). En el
proceso de intercambio se produce tanto, una inversión en el valor de cambio como, una
inversión en el valor de uso.

El diagrama de Adam Smith: ley de la oferta y la demanda, informa de la existencia de un valor


añadido al producto en el que los beneficios son obtenidos por los capitalistas, pero no por el
trabajador. Los salarios a partir del valor social del producto (el valor social del objeto
producido es una función de las materias primas, las herramientas de producción y la mano de
obra necesaria para la producción).

El valor de cambio de un producto es el valor social que se aplica a una ganancia como
resultado de un exceso de trabajo. Es en torno a los beneficios del valor agregado, que está
emergiendo la lucha de clases, como proletarios capitalistas. Marx va a demostrar que el
trabajador está en su derecho de reclamar el beneficio de este valor añadido, ya que este es
un valor del mismo uso. Lo que hará el empresario capitalista, es hacer del trabajo un producto
que cueste menos que el que utiliza, o dar más trabajo del que se requiere en la mano de obra.
La ganancia es el valor añadido producido por el empleado, que el capitalista se apropia
gratuita y legalmente.
El aumento de la producción, por parte del capitalista se puede obtener mediante la
ampliación de la jornada laboral, aumentando la intensidad de trabajo o reduciendo los
salarios de desempleo, el cual es la presión a la baja sobre los salarios. Esta ganancia es la
forma de expoliación del proletariado en el capitalismo. Es la ganancia modificada que se
produce como una forma excedente, es la búsqueda del beneficio, es el motivo principal del
capitalismo. Una actividad se desarrolla si es rentable, y esta rentabilidad es la tasa de
beneficio obtenido (relación entre las ganancias y el capital total invertido). La acumulación de
capital conlleva una disminución a largo plazo de la tasa de beneficio y una bajada en la
tendencia de la tasa de provecho. Es un índice de los límites históricos del capitalismo.

Si la modernización se incrementa, se trata de una sustitución creciente entre el "trabajo


muerto" y "trabajo vivo”. En este momento solo existe el trabajo vivo, que está creando valor,
el trabajo muerto no anima al capital por medio de la fuerza de trabajo. La acumulación
excesiva de capital dará como resultado el empobrecimiento de la clase obrera.

El capitalismo es víctima de su propia lógica. Hay cada vez menos capacidad de manejar sus
contradicciones y avances hacia una crisis inevitable.

Marx también presentó el problema de la redistribución igualitaria de la riqueza y su aplicación


en una sociedad socialista, como señala en la Crítica del Programa de Gotha:

¿Qué es "reparto equitativo"? ¿No afirman los burgueses que el reparto actual es "equitativo"?
[…]

En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios de


producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en los productos
no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos, como una cualidad material,
poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en la sociedad capitalista, los
trabajos individuales no forman ya parte integrante del trabajo común mediante un rodeo,
sino directamente. La expresión "el fruto del trabajo", ya hoy recusable por su ambigüedad,
pierde así todo sentido.

[…]

Pero unos individuos son superiores, física e intelectualmente a otros y rinden, pues, en el
mismo tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo, para servir de medida,
tiene que determinarse en cuanto a duración o intensidad; de otro modo, deja de ser una
medida. Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce ninguna
distinción de clase, porque aquí cada individuo no es más que un trabajador como los demás;
pero reconoce, tácitamente, como otros tantos privilegios naturales, las desiguales aptitudes
individuales, y, por consiguiente, la desigual capacidad de rendimiento. En el fondo es, por
tanto, como todo derecho, el derecho de la desigualdad. El derecho sólo puede consistir, por
naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían
distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida
siempre y cuando que se les coloque bajo un mismo punto de vista y se les mire solamente en
un aspecto determinado; por ejemplo, en el caso dado, sólo en cuanto obreros, y no se vea en
ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás. Prosigamos: un obrero está
casado y otro no; uno tiene más hijos que otro, etc., etc. A igual trabajo y, por consiguiente, a
igual participación en el fondo social de consumo, uno obtiene de hecho más que otro, uno es
más rico que otro, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser
igual, sino desigual.

Karl Marx (1875) Crítica del Programa de Gotha

Teoría del valor y plusvalía

Esta sección es un extracto de Economía marxista § Teoría del valor.[editar]

Véase también: Teoría del valor-trabajo

Marx empleó una teoría del valor trabajo, que sostiene que el valor de una mercancía es el
tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en ella. Para obtener beneficios los
capitalistas compran la única mercancía capaz de producir valor, la fuerza de trabajo —la
capacidad de trabajar—, por debajo de su valor. Así los salarios se mantienen en niveles
relativamente bajos; solo suficientes para la subsistencia del trabajador y su familia —que lo
reemplazaran— además de otras necesidades condicionadas moral e históricamente.

Marx teorizó que la brecha entre el valor que produce un trabajador y su salario es una forma
de trabajo no remunerado, conocido como plusvalía. Además, Marx argumenta que los
mercados tienden a oscurecer las relaciones sociales y los procesos de producción; a esto
llamó fetichismo de la mercancía. Las personas son muy conscientes de las mercancías y, por lo
general, no piensan en las relaciones y el trabajo que representan.

El análisis de Marx conduce a la consideración de crisis económicas periódicas, hoy llamadas


ciclos económicos. Robert Heilbroner en The Worldly Philosophers dice que «Una propensión a
la crisis no fue reconocida como una característica inherente al capitalismo por ningún otro
economista de la época de Marx aunque los eventos futuros indudablemente hayan indicado
su predicción de sucesivos auges y colisiones».121 Richard Goodwin formalizó la teoría de los
ciclos económicos de Marx en A Growth Cycle (1967), un artículo publicado durante el año
centenario de El Capital, Volumen I. 122

Conviene recordar que Marx dice específicamente, en artículos por él editados, que el
concepto "plusvalía" lo toma de David Ricardo, quien desarrolla hasta cierto punto la teoría del
valor-trabajo, dándole ese nombre. Ricardo toma como punto de partida el concepto de valor
comentado por Adam Smith. Este último es el primer economista conocido, por así definirlo,
que plantea el concepto de "valor" que es la base de la plusvalía o plusvalor y Ricardo
criticando a Smith es el primero en desarrollarlo de manera sistemática. Pero Marx introduce
por primera vez la distinción entre fuerza de trabajo y trabajo, lo cual le permite explicar de
manera eficaz la plusvalía y completar la teoría del valor-trabajo, lo que no habían conseguido
los economistas precedentes.

El plusvalor es un concepto indisolublemente unido a la teoría del valor-trabajo y es central


para la descripción que ésta realiza de la explotación bajo el capitalismo. Estos conceptos
aparecen definidos y utilizados principalmente en El capital y en los cuadernos II y III de los
Grundrisse. El problema de explicar la fuente de la plusvalía lo expresa Friedrich Engels de la
siguiente manera:123

¿De dónde viene esta plusvalía? No puede provenir del comprador que compra los productos
por debajo de su valor, ni del vendedor que los vende por encima de su valor. Porque en
ambos casos las ganancias y las pérdidas de cada individuo se cancelan entre sí, ya que cada
individuo es a su vez comprador y vendedor. Tampoco puede provenir de una trampa, porque
aunque la trampa puede enriquecer a una persona a expensas de otra, no puede aumentar la
suma total que poseen ambos y, por lo tanto, no puede aumentar la suma de los valores en
circulación. [...] Este problema debe resolverse, y debe resolverse de una manera puramente
económica , excluyendo todo engaño y la intervención de cualquier fuerza, siendo el
problema: ¿cómo es posible vender constantemente más caro de lo que se ha comprado,
incluso bajo la hipótesis de que igual los valores siempre se intercambian por valores iguales?

Frederich Engels. (1877) Anti-Dühring, Parte II: Economía política, VII. Capital y plusvalía.

La solución de Marx fue distinguir entre tiempo de trabajo socialmente necesario y fuerza de
trabajo. Un trabajador que es suficientemente productivo puede producir un valor de
producción mayor que lo que cuesta contratarlo. Aunque su salario parece estar basado en las
horas trabajadas, en un sentido económico este salario no refleja el valor total de lo que
produce el trabajador. Efectivamente, no es trabajo lo que vende el trabajador, sino su
capacidad para trabajar.

Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada.

Este aviso fue puesto el 17 de marzo de 2020.

Véase también: Categoría:Organizaciones comunistas

Vladímir Ilich Lenin (URSS)

Vladímir Ilich Lenin (URSS)

León Trotsky (URSS)

León Trotsky (URSS)


Mao Zedong (China)

Mao Zedong (China)

Ho Chi Minh (Vietnam del Norte)

Ho Chi Minh (Vietnam del Norte)

Kim Il-sung (Corea del norte)

Kim Il-sung (Corea del norte)

Fidel Castro (Cuba)

Fidel Castro (Cuba)

Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al marxismo
como base intelectual de sus políticas, que pueden ser radicalmente distintas y opuestas. Una
de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas, también denominados
socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un
sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición a una
sociedad socialista requería una revolución para instaurar la dictadura del proletariado. La
socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata
de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de
varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas
Socialistas soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el
Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social Demócrata de Rusia.

En la actualidad sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en


todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha
sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones
de Occidente, hace mucho que se distanciaron en aspectos relevantes de sus lazos históricos
con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Corea del Norte, Vietnam, Cuba y la República
Popular China hay en el poder gobiernos que se autoproclaman marxistas.
Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han
afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son
los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo xx, el bolchevismo ruso, la Unión
Soviética (Lenin, Trotsky, Stalin) y otros países del bloque oriental, Mao Zedong, Fidel Castro,
Ernesto "Che" Guevara, Santucho, Kwame Nkrumah, Julius Nyerere, Thomas Sankara y otros
revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a
Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el
núcleo de este. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar
al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto
Laclau y Chantal Mouffe.

La Revolución de octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques (cuyas figuras principales
eran Vladímir Lenin y León Trotsky) fue el primer intento a gran escala de poner en práctica las
ideas socialistas de un Estado obrero.

Se suceden otra serie de gobiernos o dobles poderes obreros de relativamente breve duración,
impulsados por revueltas proletarias con activa participación de los partidos comunistas
locales, inspirados en el modelo de república de consejos obreros. La mayoría de estos son
aplastados por las fuerzas de la reacción capitalista de las distintos gobiernos y potencias
burguesas y fracasan. Son el caso de la Revolución de noviembre de 1918, encabezada por los
espartaquistas en Alemania, la República Soviética Húngara de 1919, la República Soviética
Bávara de 1919, el bienio rojo o movimiento de consejos de fábrica del norte de Italia de 1919
a 1920, el Sóviet de Nápoles, la República Soviética Socialista de Galitzia en 1920, la República
Popular Soviética de Bujará de 1920 a 1925, la República Socialista Soviética de Persia o
República Soviética de Gilan, de 1920 a 1921, etc.

Tras morir Lenin, Iósif Stalin se había hecho con una gran concentración de poder en sus
manos en el seno del Partido Comunista y del Estado soviético, el cual fue fortaleciendo en
detrimento de los propios soviets (ya de por sí debilitados durante el hambre, la bancarrota
económica y las masacres ocasionadas por la Guerra Civil Rusa). Hasta su muerte, numerosas
purgas se vivieron en la URSS, bajo consignas tales como la «lucha contra el trotskismo», «los
sabotajes», o «los agentes del fascismo», en las que se logró inhabilitar a los principales
elementos críticos del PCUS y la sociedad soviética, muchos de ellos comunistas, testigos
directos de la Revolución y opositores en mayor o menor medida a la deriva burocrática y la
concentración de poderes que se estaba generando en seno de la URSS, encarnada en una
casta de funcionarios y burócratas del partido, cuya divergencia de intereses respecto a la
clase trabajadora y el peligro que entrañaban para la revolución obrera comienzan a
manifestarse desde la primera mitad de los años 20, aún en vida del propio Lenin. Dichas
purgas solo logran fortalecer el poder de la nueva dirección del PCUS, encabezada ahora por
Stalin, y pronto se extenderán a las secciones nacionales del Komintern, que, a nivel
internacional, comienza a ser dirigido desde el comisariado de asuntos exteriores en Moscú.
La teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin es de aplicación universal. No debemos considerarlo
como un dogma, sino como una guía para la acción. Estudiarlo no es simplemente una
cuestión de aprender términos y frases, sino de aprender el marxismo-leninismo como ciencia
de la revolución. No se trata solo de comprender las leyes generales derivadas por Marx,
Engels, Lenin y Stalin de su extenso estudio de la vida real y la experiencia revolucionaria, sino
de estudiar su punto de vista y método para examinar y resolver problemas.

—— Mao Zedong, Libro Rojo de Mao124

Aunque llevaron a cabo pequeñas aportaciones teóricas al marxismo, Stalin y sus seguidores se
caracterizan por haber dado cobertura ideológica a sus métodos y posicionamientos tácticos y
políticos, encaminados al fortalecimiento del control sobre los medios de producción y
administración del Estado por parte de la burocracia y dirección central del partido, a través de
la falsificación o la adaptación de los principios ideológicos del marxismo y del leninismo a sus
propios fines. Esto derivará en un sistema de gobierno y pensamiento formulado bajo el
nombre de marxismo-leninismo (si bien sus críticos dentro del leninismo rechazan que se lo
denomine de esta forma y reclaman para sí esta denominación) y la teoría del socialismo en un
solo país, también llamado estalinismo, considerado por sus críticos marxistas como un
alejamiento o distorsión de los postulados y principios de la tradición marxista y pensadores
como Marx, Engels o Lenin; particularmente insistentes en esta postura son aquellas corrientes
basadas en los planteamientos de Trotsky y Lenin (trotskismo) y las del denominado
comunismo de izquierda, el marxismo libertario o el comunismo de consejos, también críticos
en este sentido con la denominada corriente del leninismo (y por ende el trotskismo). A raíz de
la muerte de Stalin, esta burocracia termina por acaparar el poder y afianzarse en la llamada
nomenklatura. Esta comenzará a medio plazo un proceso de progresiva liberalización de la
economía, que culminará con la perestroika.

Al final de la II Guerra Mundial se produjo una expansión, por la vía militar, del poder político
de la URSS, que se consolidó mediante el establecimiento de los llamados Estados satélites o
del Pacto de Varsovia, en los países del Este que quedaron bajo su zona de influencia tras los
acuerdos de Yalta y de Potsdam. Estos Estados reprodujeron estructuras políticas y sociales y
tipos de economía y de gobierno muy similares a los de la Unión Soviética. Fueron gobernados
mediante la formación de Partidos Comunistas, encuadrados en la Komintern, y adscritos a las
fórmulas del marxismo-leninismo oficial. Algunos de los partidos adscritos a la Internacional
Comunista que llegaron a formarse por sí mismos, lograron a la postre tomar el poder a través
de insurrecciones guerrilleras y, en algunos casos, con bastante apoyo popular, y establecer un
estado que seguía el modelo marxista-leninista oficial. Estas naciones comprendían a la
República Popular China, Vietnam, Corea del Norte, Yugoslavia, Albania, Etiopía, Yemen del
Sur, Angola, y otros. Después de la invasión militar por parte de Vietnam de Kampuchea
Democrática, gobernada por el Jemer Rojo, un gobierno de estructura similar a aquel será
establecido en Camboya.

El posmarxismo surge en la década de 1960 y varias tendencias y eventos de ese período


influyeron en su desarrollo. La debilidad del paradigma de la Unión Soviética se hizo evidente y
el marxismo enfrentó una carencia desde la Segunda Internacional. Esto sucedió
simultáneamente con la ocurrencia internacional de los disturbios estudiantiles de mayo de
1968, el surgimiento de la teoría maoísta y la proliferación de la televisión comercial que
cubría en sus transmisiones la guerra de Vietnam. Posteriormente, Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe abordan la proliferación de «nuevas posiciones de sujeto» ubicando su análisis en un
marco posmarxista no esencialista.

En Chile, el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por Salvador Allende, que duró desde
1970 hasta el golpe de Estado de 1973, tenía una fuerte inspiración marxista. Si bien cambió
radicalmente las formas de lucha conocidas al concretar un gobierno por la vía electoral, la
revolución a la chilena buscaba la transformación de la sociedad hacia el socialismo. Al mismo
tiempo, la coalición que llevó a Allende al gobierno estaba construida por la unión del Partido
Comunista y el Partido Socialista, ambos declarados marxistas-leninistas en ese tiempo.

Desde el comienzo de la democracia en España, en 1975, el PSOE se presentó a las elecciones


como un partido marxista, proclamándose primera fuerza de oposición en el gobierno. En el
XXVIII Congreso del PSOE, en mayo, fue rechazada la propuesta del Secretario Felipe González,
quien abogó por abandonar las tesis marxistas. Posteriormente, en 1982, con abandonó su
postura marxista; ese mismo año el partido ganó las elecciones.

A fines de la década de 1980 y principios de 1990 se produjo el colapso de la mayoría de los


estados socialistas que habían profesado una ideología marxista-leninista. A fines de la década
de 1970 y principios de la de 1980, el surgimiento de la Nueva Derecha y el capitalismo
neoliberal como las tendencias ideológicas dominantes en la política occidental, defendidas
por el presidente estadounidense Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret
Thatcher, llevaron a Occidente a adoptar una posición más agresiva hacia la política occidental
de la Unión Soviética y sus aliados. Mientras tanto, el reformista Gorbachov se convirtió en
primer ministro de la Unión Soviética en marzo de 1985 y buscó abandonar los modelos
leninistas de desarrollo hacia la socialdemocracia. En última instancia, las reformas de
Gorbachov, junto con los crecientes niveles de nacionalismo étnico popular en la Unión
Soviética, llevaron a la disolución del estado a fines de 1991 en una serie de naciones
constituyentes, todas las cuales abandonaron los modelos marxista-leninistas de socialismo, y
la mayoría se convirtió a economías capitalistas.125126

En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no se identificó con el


marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el mismo camino. Actualmente el socialismo
científico ha dejado de ser una fuerza política prominente en la política mundial. China, donde
gobierna el Partido Comunista, relajó su concepción económica del marxismo en 1978
avanzando progresivamente hacia un sistema económico más cercano al libre comercio. Este
proceso continúa hoy en día.

A principios del siglo xxi, China, Cuba, Laos, Corea del Norte y Vietnam seguían siendo los
únicos estados oficialmente marxistas-leninistas que quedaban, aunque un gobierno maoísta
encabezado por Prachanda fue elegido para el poder en Nepal en 2008 tras una larga lucha de
guerrillas.
Xi Jinping, secretario general del Partido Comunista de China desde 2012.

El comienzo del siglo xxi también vio la elección de gobiernos socialistas en varias naciones
latinoamericanas, en lo que se conoce como la «marea rosa». Dominada por el gobierno
venezolano de Hugo Chávez, esta tendencia también vio la elección de Evo Morales en Bolivia,
Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua. Forjando alianzas políticas y
económicas a través de organizaciones internacionales como la Alianza Bolivariana para las
Américas, estos gobiernos socialistas se aliaron con la Cuba marxista-leninista y aunque
ninguno de ellos abrazó directamente un camino leninista, la mayoría admitió estar
significativamente influenciado por la teoría marxista.

El secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping, anunció un compromiso cada
vez más profundo del Partido Comunista de China con las ideas de Marx. En un evento que
celebra el 200 aniversario del nacimiento de Marx, Xi dijo: «Debemos ganar las ventajas, ganar
la iniciativa y ganar el futuro. Debemos mejorar continuamente la capacidad de utilizar el
marxismo para analizar y resolver problemas prácticos», y agregó que el marxismo es una
«arma ideológica poderosa para que entendamos el mundo, aprendamos la ley, busquemos la
verdad y cambiemos el mundo». Xi ha enfatizado además la importancia de examinar y
continuar la tradición del CPC y abrazar su pasado revolucionario.127128129

La fidelidad de esos variados revolucionarios, líderes y partidos a la obra de Karl Marx es muy
cuestionada y ha sido rechazada por muchos marxistas y otros socialistas por igual.130131
Socialistas en general y escritores socialistas, incluido Dimitri Volkogonov, reconocen que las
acciones de los líderes socialistas autoritarios han dañado «el enorme atractivo del socialismo
generado por la Revolución de Octubre».132

Críticas al marxismo

Artículo principal: Críticas al marxismo

El marxismo, tomado como cosmovisión, implica por su propia naturaleza un sistema de


pensamiento y un sistema de organización política dirigido a la realización particular y
socialmente consciente de un orden social mediante la planificación central de la economía
(p.e. un socialismo políticamente establecido) que según este es un necesario paso de la
historia del hombre. El marxismo funciona, según su propia doctrina, a manera de catalizador e
impulsor de la transición para la clase que de otra manera no podría ver edificado para sí el
socialismo y la realización posterior del comunismo. Es por esto que es difícil de separar a sus
más importantes críticos en categorías, siendo que estos se han confrontado por separado o a
la vez con los regímenes marxistas instaurados por diferentes partidos únicos, usualmente
comunistas, con los movimientos que los llevaron al poder y con la teoría marxista del mundo
(i.e., el materialismo dialéctico y el materialismo histórico), sin que nunca termine de quedar
suficientemente claro si estos tres aspectos del marxismo son verdaderos corolarios. En
términos generales se puede, sin embargo, diferenciar a efectos prácticos las críticas al
marxismo por las disciplinas de estudio más comprometidas en ellas.

Dentro del movimiento revisionista del materialismo de Eduard Bernstein, defiende de estos
puntos de vista: El marxismo no es puramente materialista ni puramente económico; en la
historia no actúan exclusivamente fuerzas económicas; la teoría de la plusvalía es simplista y
demasiado abstracta; aún admitiendo la lucha de clases, no se da exclusivamente entre
capitalistas y proletarios, sino entre los capitalistas entre sí y los proletarios entre sí; y no se
precisa una revolución violenta para alcanzar el socialismo, porque puede llegarse a él
mediante una evolución pacífica a través del sindicalismo y de la acción política.

Antropológicamente, el marxismo se confrontaría con el darwinismo quien rechazaría que


dicha teoría se analogara con el materialismo histórico.133 Karl von Scherzer consideró que la
idea de fusionar el socialismo y la evolución mediante la selección natural le pareció
descabellada.134 Sigmund Freud llegaría decir que "las obras de Marx, como una fuente de
revelación, han tomado el lugar de la Biblia y el Corán, a pesar de que éstas no están más libres
de contradicciones y oscuridades que aquellos antiguos libros sagrados"135 En contraposición
a la antropología del estadounidense Lewis H. Morgan que Marx y Engels hicieran suya en El
origen de la familia y según la cual todas las economías primitivas serían de carácter
comunista, la antropología contemporánea de autores como Bronisław Malinowski y Fustel de
Coulanges entre otros, presenta una visión casi opuesta del origen de la propiedad privada,
que es resumida en la obra del historiador Richard Pipes Propiedad y libertad. Respecto de la
noción marxista de "ideología de clase", el autor liberal-conservador Kenneth Minogue fue uno
de los primeros en invertirla en La teoría pura de la ideología, volviendo contra las propias
doctrinas sistémico-clasistas (que tratan de "ideológico" a todo pensamiento) la acusación de
reificación ideológica por parte de intereses revolucionarios en una lucha de clases cuya
existencia no puede ser puesta en duda sin apelar a una instancia neutral.

El sociólogo clásico Max Weber continuaría la afirmación de Engels acerca de la evolución


propia, autónoma e interactiva de cada uno de los factores determinantes del progreso
histórico,136 pero insistiría en que no podría haber entonces un determinante económico-
tecnológico de última instancia: si se acepta, con Engels, que la historia es la suma de todos
estos factores entonces necesariamente la influencia recíproca de fuerzas en un todo debe
implicar que, si la religión y la cultura no se adaptan necesariamente a la producción
económica, la economía como producción debe adaptarse a estas.137 Implícitamente en su
obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo muestra la independencia de la
superestructura ideológica respecto a la infraestructura tecnológica, tesis usualmente
malentendida como una suerte de reverso del marxismo, como sí sería el caso del
espiritualismo histórico de Werner Sombart. Esta exposición weberiana creó un cisma dentro
de la sociología académica respecto del marxismo más dogmático, y la apertura a posiciones
más complejas como la del historiador Eric Hobsbawm o las amistosamente separadas del
marxismo como las esbozó el sociólogo analítico Charles Wright Mills.
El economista y sociólogo austríaco Joseph Schumpeter revisó los orígenes del capitalismo y
rechazó la noción marxista de acumulación originaria como una contradicción autorreferente
que requiere capital inicial para la actividad de una supuesta burguesía violenta originaria. A su
vez, el institucionalista Douglass North ha ofrecido en sus estudios una revisión paralela de la
historia del capitalismo que ha sido tenido muy en cuenta entre los historiadores marxistas.

La deontología marxista respecto de la praxis revolucionaria se enfrentaría a serios problemas


filosóficos que intentarían ser resueltos por pensadores como Jean-Paul Sartre desde una vía
existencialista. Éticamente Marx llegó a considerar que "un fin que requiere medios
injustificables no es un fin justificable",138 sin embargo dentro del marxismo como sistema la
moral es en sí misma consecuencialista ya que en este los fines juzgan a los medios,139 luego
toda justificación depende de su funcionalidad para un fin determinado (fin que tampoco es
juzgado desde un set de principios morales salvo el interés "históricamente determinado" de
un grupo de pertenencia: en su caso, una clase social). Sartre concluyó que la "clase" no era
una entidad homogénea y que nunca podría montar una revolución, pero aun así continuó
defendiendo las doctrinas marxistas.140

Contra este historicismo predeterminado (con sus contradicciones éticas para un interés
individual enfrentado al interés del progreso histórico), el epistemólogo y filósofo Karl Popper
realizaría sus más agudas críticas en La sociedad abierta y sus enemigos, obra que podría
considerarse a su vez una de las principales réplicas globales al marxismo, y que junto con las
objeciones de Bertrand Russell sería la más representativa de entre las críticas epistemológicas
al marxismo como un "dogma reforzado" imposible de ser puesto a prueba mediante
falsación, lo que llevaría a muchos marxistas a volcarse a una posición epistemológica en las
ciencias en general cercana a la de Thomas Kuhn por la cual las contradicciones del marxismo
deberían ser probadas dentro de la misma teoría, y no frente a hechos que serían en sí
expresiones de una carga teórica previa. Russell criticó como poco científico la creencia de
Marx en el progreso como una "ley universal".141 Marxistas como Thomas Riggins han
afirmado que Russell tergiversó las ideas de Marx.142 Mario Bunge resaltó del marxismo el
carácter estrechamente economicista que infravalora el papel de la política y la cultura, el
hecho de confundir lógica con ontología y la adopción del utilitarismo como ética.143

Antes de que el marxismo pudiera tener alguna utilidad, había que moderarlo y activarlo. Lo
primero significa despojarlo de su tesis externalista radical de que el contexto determina el
contenido, y lo segundo transformarlo de dogma en proyecto de investigación.

Mario Bunge

En lo económico, V. K. Dmitriev en 1898144 y Ladislaus von Bortkiewicz en 1906-07145 y


subsecuentes críticos expusieron que la teoría del valor de Marx y su ley de tendencia a la baja
en la tasa de beneficio eran internamente inconsistentes. Como contrapropuesta, los más
importantes economistas marxistas y/o sraffianos, tales como Paul Sweezy, Nobuo Okishio, Ian
Steedman, John Roemer, Gary Mongiovi y David Laibman, propusieron sus propias versiones
correctas de lo que debería ser la economía marxista abandonando como inadecuado el
intento de Marx en El capital para el mismo fin, confrontándose así con los marxistas que
defienden a aquel y que en respuesta se apoyan en una segunda teoría desarrollada a fines del
siglo xx para interpretar, según ellos en forma más adecuada, las últimas obras de Marx.146

En el ambiente académico las críticas a la teoría económica de Marx derivaron principalmente


de su incompatibilidad (nunca resuelta por ninguna de las partes) con los descubrimientos
microeconómicos del marginalismo. El conflicto con la visión marxista de la producción tomó
forma en la obra de dos de los más importantes sistematizadores del marginalismo,
representantes de las variantes austríaca y británica: primero Eugen von Bohm-Bawerk, que
dirigiría las más conocidas críticas a la teoría del valor-trabajo y con esta la explotación por
adquisición de plusvalía, tanto dentro de la teoría marxista147 como desde el subjetivismo
austríaco (por el cual incluso los costos dependen de la demanda); y luego Alfred Marshall que
insistiría en la utilidad del capital y la gestión en la creación del valor,148 así como la
consideración de la demanda como autónoma de la oferta aunque esta se reconozca
determinada por los costos.

Desde la macroeconomía, John Maynard Keynes llegaría a decir que El capital era "un manual
obsoleto" al cual no solo encontraba "científicamente equivocado sino además sin interés o
aplicación para el mundo moderno",149 consideración que Joan Robinson criticaría como
consecuencia de una pobre lectura de Marx, así como de Say. Una aproximación
macroeconómica compatible con el marxismo fue esbozada por el economista polaco Michał
Kalecki.

Respecto a la aplicación práctica del método marxista y a sus resultados políticos, las críticas
usuales han sido menos a la doctrina marxista y más a los aspectos empíricos contra el
movimiento Comunista y sus regímenes. Estas críticas se sostienen en términos humanistas y
objetan el sacrificio en vidas humanas en persecuciones sociales y políticas, y además solo se
han dirigido al fenómeno totalitario como una situación circunstancial impuesta
deliberadamente por los dirigentes marxistas, o sea, como un fenómeno aislado o al menos
aislable de la teoría. Sin embargo algunas de estas críticas han tenido una dimensión teórica
(especialmente por parte de liberales clásicos como Mises, Hayek, Isaiah Berlin y Raymond
Aron, y anarquistas como Proudhon, Bakunin, Piotr Kropotkin y Noam Chomsky)150 según las
cuales el fracaso político del totalitarismo, la interdependencia entre la falta de propiedad
personal y libertad personal, el colapso de la planificación centralizada de la economía y la
doctrina marxista-leninista serían elementos inseparables y codependientes, por lo cual, o la
teoría marxiana del progreso histórico debe de estar equivocada y la dictadura científica
pasaría a ser una profecía autocumplida con resultados perjudiciales para la clase obrera, o
bien la noción de un "necesario progreso histórico" puede ser mayormente verdadera pero sin
embargo el marxismo la habría malinterpretado a su favor: esta última opción sería planteada
por el heredero de la crítica hegeliana al marxismo de Alexandre Kojève, el neoconservador
Francis Fukuyama.

Finalmente, diversos autores de orientación centrista y socialdemócrata han hecho profundas


reflexiones críticas de las bases filosóficas del marxismo, a saber Jürgen Habermas,151 Hannah
Arendt,152 Anthony Giddens, y particularmente –por recordar las implicancias de que las
relaciones sociales de producción no pueden determinar la superestructura jurídico-política ya
que la presuponen– el jurista y pensador político Hans Kelsen quien, en su libro La teoría
comunista del derecho y el Estado, realizaría la que tal vez pueda considerarse la objeción más
incisiva a casi todos los aspectos relevantes de la doctrina marxista, tanto en sus facetas
políticas, su teoría jurídica e institucional, social y económica.153

También el ensayo de Marx Sobre la cuestión judía de 1843 se ha interpretado como


antisemitismo.154155

Corrientes surgidas del marxismo

Durante el siglo xix y sobre todo en el siglo xx, el marxismo se divide en varias corrientes, entre
otras:

Austromarxismo

Comunismo de izquierda

Freudomarxismo

Luxemburguismo

Maoísmo

Movimiento autónomo

Marxismo-leninismo

Marxismo analítico

Marxismo humanista

Marxismo libertario

Marxismo negro

Marxismo occidental

Marxismo ortodoxo

Anarquismo y marxismo

Marxología

Filosofía marxista

Sociología marxista

Neomarxismo

Posmarxismo

Trotskismo
Situacionismo

Obras

Obras de Marx

Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1843)

Manuscritos económicos y filosóficos (1844)

La ideología alemana (1845, con Engels)

El manifiesto comunista (1848, con Engels)

Salario, Precio y Ganancia (1865, publicada póstumamente).

La guerra civil en Francia (1871).

Crítica del programa de Gotha (1875, publicada póstumamente)

Obras de Engels

La condición de la clase obrera en Inglaterra (1845)

Principios del Comunismo (1847)

Anti-Dühring (1878)

Del socialismo utópico al socialismo científico (1880)

Dialéctica de la naturaleza (1883)

Obras de Marx y Engels

La Sagrada Familia (1844)

Manifiesto del Partido Comunista (1848)

El capital (1867-1894)

Obras de Lenin

El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899)

¿Qué hacer? (1902)

Un paso adelante, dos pasos atrás (1904)

El programa agrario de la socialdemocracia en la primera revolución rusa de 1905-1907 (1908)

Notas críticas sobre la cuestión nacional (1913)

Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo (1914)

El derecho de las naciones a la autodeterminación (1914)

El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916)

Las tareas del proletariado en la presente revolución (Tesis de Abril) (1917)


El Estado y la revolución (1917)

La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo (1920)

Otras obras

Obras de Stalin

El marxismo y la cuestión nacional (1913)

Cuestiones del leninismo (1926)

El carácter internacional de la Revolución de Octubre (1927)

Sobre el proyecto de constitución de la URSS (1936)

Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico (1938)

Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética (1939)

Problemas económicos del socialismo en la URSS (1952)

Obras de Trotski

Literatura y revolución (1924)

La revolución permanente (1930)

Obras de Mao

Libro Rojo de Mao (1964 )

Véase también

Ver el portal sobre Socialismo Portal:Socialismo. Contenido relacionado con Socialismo.

Ver el portal sobre Marxismo Portal:Marxismo. Contenido relacionado con Marxismo.

Comunismo

Filosofía marxista soviética

Liberalismo

Capitalismo

Izquierda judía

Marxología

Economía marxista

Marxists Internet Archive


Troskismo

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propiedad? indujo a Marx a abrazar el socialismo. [...] Marx no solamente había sido
influenciado por las ideas económicas de Proudhon, sino que también se sintió influido por las
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