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Unción
Unción
UNCIÓN
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
y dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos,
a pregonar el año del favor del Señor».
Lucas 4:18-19
Las personas suele decir que Jesús hizo lo que hizo porque era Dios. “Ah, si yo fuera Dios,
también caminaría sobre las aguas”, es lo que generalmente piensan. “Yo también convertiría el
agua en vino”, o “Si yo fuera Dios, también resucitaría a los muertos”. Pero la gran verdad del
evangelio es que Jesús hizo lo que hizo no porque era Dios, aunque era, sino porque era el
hombre perfecto, y ser un hombre perfecto significa ser un hombre absolutamente sumiso a la
acción del Espíritu Santo de Dios. Jesús hizo lo que hizo no porque era Dios, sino porque era un
hombre lleno del Espíritu Santo.
En ese sentido, Jesús fue lo que Adán debería haber sido: un hombre sin pecado, en la
comprensión más profunda del significado que la Biblia atribuye al pecado. Pecado, según enseña
la Biblia, no es simplemente robar, matar o mentir. Pecado es el estado de rebeldía del ser
humano contra Dios. La narración bíblica registrada en Génesis dice que el pecado se instala en
la historia humana cuando la primera pareja, Adán y Eva, comen del árbol del conocimiento del
bien y del mal. “A partir de ahora yo cuido de mi vida” es lo que el ser humano le dice a su
Creador. “Tu ya no tienes nada que ver conmigo, quién va decir lo que es correcto o errado, lo
que está bien y está mal, soy yo”. Esto es lo que la Biblia considera como pecado: la pretensión
de independencia y autonomía del hombre en relación a Dios. Por esto, tiene significado y mucha
importancia la declaración de Jesús: “Yo soy Hijo de Dios, y estoy absolutamente entregado y
obediente al Espíritu Santo de Dios, que me ungió”. En otras palabras, Jesús dice: “Adán se
rebeló contra Dios, pero yo me sometí absolutamente a Dios. Adán pretendía ser independiente
de Dios, pero yo elegí ser absolutamente dependiente del Espíritu Santo de Dios, que está sobre
mí”.
La unción a la que Jesús se refiere tiene por lo menos tres significados: autoridad, legitimidad y
capacitación. La misma autoridad que Adán tenia para someter la tierra y dominar sobre la
creación; la legitimidad de quién es, de hecho, Hijo de Dios; y la capacitación que solo aquellos
que son movidos por el Espíritu Santo pueden tener. Autorizado, legitimado y capacitado por el
Espíritu Santo, Jesús es quien es y hace lo que hace.
AMEN.