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Seminário Bíblico Evangélico – 2023

Hamartiologia
LA MAGNITUD DEL PECADO
Introducción

▶ Habiendo visto algo de la naturaleza del pecado, su fuente y sus efectos, ahora debemos
preguntar sobre su magnitud. Hay dos facetas en esta cuestión: (1) ¿Cómo es de extenso y
de común el pecado? (2) ¿Cómo es de intenso y radical?
▶ Los dos testamentos reafirman la profundidad y la extensión del pecado en todos los
humanos. Tres puntos de vista históricos del pecado original son el Pelagianismo, el
Arminianismo y el Calvinismo. El autor presenta una forma contemporánea de entender la
magnitud del pecado que incorpora una perspectiva bíblica y los mejores elementos de los
puntos de vista tradicionales.
La extensión del pecado

► A la pregunta de quién peca, la respuesta es clara: el pecado es


universal. No sólo algunos individuos aislados o incluso la mayoría
de la raza humana, sino todos los humanos, sin excepción, son
pecadores.
La extensión del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ En el Antiguo Testamento, no solemos encontrar declaraciones generales
sobre todas las personas en todos los tiempos, sino sobre todos lo que vivían
en los tiempos sobre los que se escribió. En el tiempo de Noé, el pecado de la
raza era tan grande y tan extenso que Dios decidió destruirlo todo (con
excepción de Noé y su familia y de los animales que se introdujeron en el
arca). La descripción es vívida: “Vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón
solo era de continuo el mal” (Gn. 6:5).
La extensión del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ David describe la corrupción de sus contemporáneos en los términos que
Pablo cita en Romanos 3. En Salmos 14 y 53, que son casi idénticos, la
corrupción se expresa como universal: “Se han corrompido, hacen obras
despreciables, no hay quien haga lo bueno…Todos se desviaron, a una se
han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Sal.
14:1, 3). Una vez más, hay pocos justos entre los que cometen maldad (v. 5).
Sin embargo, David no sugiere que la rectitud sea un logro personal en lugar
de un don de la gracia del Señor. Proverbios 20 implica que la búsqueda de un
hombre recto y fiel no tendrá éxito.
La extensión del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ David era un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14). Sin embargo,
sus pecados fueron graves y ocasionaron el gran salmo de arrepentimiento
(Sal. 51). Isaías 53:6 se esfuerza por universalizar su descripción metafórica
de los pecadores: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual
se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros”.
La extensión del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ El Nuevo Testamento es incluso más claro en lo que se refiere a la universalidad
del pecado humano. El pasaje más conocido es, por supuesto, Romanos 3, donde
Pablo cita y elabora sobre Salmos 14 y 53, y también 5:9; 140:3; 10:7; 36:1; e
Isaías 59:7-8. afirma que “tanto judíos como gentiles están bajo pecado” (v. 9), y
después añade una serie de citas descriptivas empezando por: “No hay justo, ni
aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron,
a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (vv.
10-12). Ninguno será justificado por las obras de la ley (v. 20). La razón es clara:
“por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (v. 23).
La extensión del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ La Biblia no sólo afirma con frecuencia que todos somos pecadores; también lo
asume por todas partes. Fijémonos, por ejemplo, que el mandato al arrepentimiento
alcanza a todos. Cuando Pablo habló en el Areópago dijo: “Durante mucho tiempo
Dios perdonó a los que hacían todo eso, porque no sabían lo que hacían; pero
ahora Dios ordena que todos los que habitan este mundo se arrepientan” (Hch.
17:30). Aunque Jesús nunca necesitó confesar pecado ni arrepentirse, es necesario
que todos los demás lo hagan, porque es obvio que todos pecan. Hablando con
Nicodemo sobre volver a nacer, Jesús hizo su declaración universal: “Te aseguro
que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn.
3:5).
La extensión del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ Además de confirmar y asumir por todas partes que todos los humanos son
pecadores, la Biblia también ilustra este hecho en abundancia. Pecadores flagrantes
aparecen en las páginas de las Escrituras. La mujer samaritana en Juan 4 y los
ladrones en la cruz son ejemplos obvios. Pero lo que es más impresionante es que
incluso la gente buena, los rectos, los héroes de las Escrituras, sean presentados
como pecadores. Ya hemos señalado varios ejemplos del Antiguo Testamento: Noé,
Abraham, Moisés, David. Y en el Nuevo Testamento leemos sobre los fallos de los
discípulos de Jesús. Los pecados de Pedro le trajeron varias reprimendas de Jesús,
el más severo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no
pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mt. 16:23).
La extensión del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ Una prueba adicional de la universalidad del pecado es que todas las personas están
sujetas a la pena por el pecado, esto es, la muerte. Excepto aquellos que estén vivos
cuando Cristo regrese, todos sucumbirán a la muerte. Romanos 3:23 (“por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”), y 6:23 (“Porque la paga del
pecado es la muerte”.) están relacionados entre sí. La universalidad de la muerte de
la que habla el segundo versículo es evidencia de la universalidad del pecado de la
que habla el primero. Entre estos dos versículos está Romanos 5:12: “Por tanto,
como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Aquí, también, el
pecado es considerado universal.
La intensidad del pecado

▶ Habiendo visto que la extensión del pecado es universal, ahora vamos a


observar el tema de su intensidad. ¿Cómo es de pecador un pecador? ¿Cómo
es de profundo nuestro pecado? ¿Somos básicamente puros, con una
inclinación positiva hacia el bien, o somos total y absolutamente corruptos?
Debemos observar con cuidado los datos bíblicos y después intentar
interpretarlos e integrarlos.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ El Antiguo Testamento en su mayor parte habla de los pecados y no de la
pecaminosidad, del pecado como un acto y no como un estado o disposición.
La condena pronunciada por los profetas hebreos estaba dirigida
generalmente a actos de pecado o a pecados. No obstante esta condena no
sólo se relacionaba con los actos externos del pecado, sino también con los
internos. De hecho, se distinguía entre pecados según su motivación. El
derecho de refugio estaba reservado para los homicidas que mataban sin
intención y no para los que lo hacían de forma intencionada (Dt. 4:42). El
motivo era tan importante como el acto en sí mismo.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ El Antiguo Testamento va un paso más allá en su manera de entender el
pecado. En particular en los escritos de Jeremías y Ezequiel el pecado se
describe como una enfermedad espiritual que aflige al corazón. Nuestro
corazón está mal y hay que arreglarlo o incluso sustituirlo, o incluso
intercambiarse. No sólo hacemos el mal; nuestra misma inclinación es
maligna. Jeremías dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá?” ( Jer. 17:9). Más tarde Jeremías profetiza que
Dios cambiará los corazones de su pueblo. Llegará el día en que el Señor
pondrá su ley en el pueblo de Israel y lo “escribiré en su corazón” (Jer. 31:33).
La intensidad del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ El Salmo 51, el gran salmo penitencial, expresa más completamente la idea de
la pecaminosidad o de la naturaleza pecaminosa. Dejando a un lado de
momento la cuestión de si el pecado o la corrupción se hereda, notamos aquí
un fuerte énfasis en la idea de que el pecado es una condición o disposición
interna, y la necesidad de depurar el interior de la persona. David habla de
haber sido formado en maldad y concebido en pecado (v. 5).
La intensidad del pecado

La enseñanza del Antiguo Testamento


▶ Apenas se pueden encontrar en la literatura religiosa expresiones de más
fuerte concienciación sobre la necesidad de cambiar la disposición o la
naturaleza interna. Queda claro que el salmista no piensa en sí mismo sólo
como alguien que peca, sino como en una persona pecadora.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ El NT incluso es más claro y más enfático en este asunto. Jesús habló de la disposición
interna como mal. No es suficiente no matar; el que se enfada con un hermano está
expuesto a ser juzgado (Mt. 5:21-22). No es suficiente con abstenerse para no cometer
adulterio. Si un hombre codicia a una mujer, en su corazón ya ha cometido adulterio con
ella (Mt. 5:27-28). Jesús incluso lo expone de forma más severa en Mateo 12:33-35,
donde las acciones se consideran como salidas del corazón: “Si el árbol es bueno, su
fruto es bueno; si el árbol es malo, su fruto es malo, porque por el fruto se conoce el
árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?, porque de
la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón
saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.”
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ El propio testimonio de Pablo también es un poderoso argumento de que es la
corrupción de la naturaleza humana la que produce los pecados individuales.
Él recuerda que: “mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas,
estimuladas por la Ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto para
muerte” (Ro. 7:5). Ve “otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de
mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros” (v. 23). En Gálatas 5:17 escribe que los deseos de la carne están
en contra del Espíritu. La palabra aquí es epithumeō, que se puede referir
tanto a un deseo neutral como a un deseo inadecuado.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ En el pensamiento de Pablo, por lo tanto, al igual que en el de Jesús, los pecados son el
resultado de la naturaleza humana. En todos los seres humanos hay una fuerte
inclinación al mal, una inclinación con efectos definidos.
▶ El adjetivo total a menudo va unido a la idea de depravación. Al principio de la Biblia
leemos: “Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal” (Gn. 6:5).
Pablo describe a los gentiles: “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la
vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Estos,
después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con
avidez toda clase de impureza” (Ef. 4:18-19).
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ Con depravación total no queremos decir que la persona no regenerada sea
totalmente insensible en temas de conciencia, de lo que está bien y está mal. Porque
Pablo en Romanos 2:15 dice que los gentiles tenían la ley escrita en sus corazones:
“dando testimonio su conciencia y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos.”
▶ Además, la depravación total no significa que la persona pecadora sea lo más
pecaminosa posible. Nadie hace continuamente el mal y de la forma más malvada
posible. Hay personas no regeneradas que son genuinamente altruistas, que
muestran amabilidad, generosidad y amor hacia otros, que son buenos y dedicados
esposos y padres.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ La doctrina de la depravación total no significa que el pecador se implique en todo tipo de pecados.
Porque la virtud a menudo, como señaló Aristóteles, está en un punto medio de dos extremos, cualquiera
de los cuales son vicios, la presencia de un vicio en algunos casos automáticamente excluiría al otro.
▶ ¿Qué queremos decir, positivamente, con la idea de depravación total? Primero, el pecado es un asunto
de la persona en su conjunto.7 La sede del pecado no es un aspecto de la persona, como el cuerpo o la
razón. Desde luego varias referencias dejan claro que el cuerpo se ve afectado (por ejemplo Ro. 6:6, 12;
7:24; 8:10, 13). Otros versículos nos dicen que la mente o el cuerpo están implicados (como Ro. 1:21; 2
Co. 3:14-15; 4:4). Que las emociones también están implicadas se ve atestiguado ampliamente (Ro. 1:26-
27; Gá. 5:24 y 2 Ti. 3:2-4, donde los impíos se describen como amadores de sí mismos y de los deleites
más que de Dios). Finalmente, es evidente que la voluntad también se ve afectada. La persona no
regenerada no tiene un auténtico libre albedrío, sino que es esclavo del pecado.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ La doctrina de la depravación total significa que el pecador se implique en todo tipo
de pecados. a depravación total significa que incluso el altruismo de las personas no
regeneradas siempre contiene un elemento de motivación inadecuada. Los buenos
actos no se hacen total e incluso principalmente por el perfecto amor de Dios. En
cada caso hay otro factor, ya sea la preferencia del propio interés o de otro objeto
que no es Dios. Por lo tanto, aunque puede parecer que sea un comportamiento
bueno y deseable y podemos sentirnos inclinados a creer que no es pecaminoso en
forma alguna, incluso la bondad está manchada. Los fariseos que tan a menudo
hablaban con Jesús hacían muchas cosas buenas (Mt. 23:23), pero no sentían
verdadero amor por Dios.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ A menudo el pecado se cubre con una suave capa de encanto y gracia. No
obstante, como indica la doctrina de la depravación total, bajo esa apariencia
hay un corazón que no está realmente inclinado hacia Dios. Langdon Gilkey
cuenta cómo descubrió esta verdad en un campo de prisioneros japonés.
Había sido educado en círculos cultos. Su padre fue decano de la Capilla
Rockefeller en la Universidad de Chicago, y Langdon asistió a la Universidad
de Yale. Había conocido a gente atenta y generosa. Pero cuando estuvo en el
campo de prisioneros con mucha gente del mismo tipo, vio una parte distinta
de la naturaleza humana.
La intensidad del pecado

La enseñanza del Nuevo Testamento


▶ La depravación total significa que los pecadores son completamente incapaces de salir de su
condición pecadora. Además de que los buenos actos que hacen están mancillados por algo
menos que el amor por Dios, no se pueden mantener de forma continuada las acciones buenas y
lícitas. El pecador no puede alterar su vida mediante un proceso de determinación, voluntad y
reforma. El pecado es ineludible. Este hecho queda reflejado en las frecuentes referencias que las
Escrituras hacen a los pecadores como “espiritualmente muertos.” Pablo escribe: “cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo…[Dios] aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef. 2:1-2,5). La misma
expresión se encuentra en Colosenses 2:13. El escritor de Hebreos habla de “obras muertas” (He.
6:1; 9:14). Estas expresiones no significan que los pecadores sean totalmente insensibles a los
estímulos espirituales, sino más bien que son incapaces de hacer lo que deberían.
Cuestionario

1. Qué similitudes y diferencias percibe entre las enseñanzas del Antiguo y Nuevo
Testamento en cuanto a la extensión del pecado?
2. ¿Cómo se convirtieron los fariseos en un ejemplo de la intensidad del pecado dentro de
la humanidad?
3. ¿Qué es el Pelagianismo, y cómo argumentaría contra esta posición? ¿Cómo refleja esta
posición el punto de vista de muchas personas en la cultura contemporánea?
4. Compare y contraste el Arminianismo y el Calvinismo.
5. ¿Qué conclusiones extraería de la Biblia y de la manera que usted tiene de entender las
tres teorías sobre el pecado original? Desarrolle su propia posición y defiéndala.
6. ¿Cómo se compara su posición con el modelo ofrecido por el autor?

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