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Diagnóstica Inicial
Nivel Inicial
“Evaluar es comprender que las niñas y niños tienen diferentes niveles de maduración, diferentes
estilos cognitivos, distintas relaciones afectivas y personalidades, vienen de diferentes contextos
culturales, etc.; por tanto, no todas/os aprenden a la vez las mismas cosas. Es necesario respetar
los ritmos y características personales de cada cual”. (Mayorga, 2006).
Según lo señalado en el numeral 3.2 de la RVM N. 193-2020-
MINEDU, se denomina evaluación diagnóstica inicial o de entrada
al recojo de información que se realiza al comenzar el año o periodo
lectivo con la finalidad de obtener información que permita
reconocer los niveles de desarrollo de las competencias de las y los
estudiantes para, a partir de ello, determinar sus necesidades de
aprendizaje y orientar las acciones del proceso de consolidación de
aprendizajes para el desarrollo de sus competencias.
Durante la evaluación diagnostica se recogerá información de los niveles de progreso de las competencias
de los estudiantes, permitiendo identificar así sus necesidades reales para seguir promoviendo su
desarrollo.
Es fundamental tener un objetivo claro. En este caso, nuestro foco debe estar centrado en conocer la
historia de la niña o el niño, su contexto y el nivel en el que se encuentra en relación a las competencias
que vamos a promover durante el año.
En un primer momento:
• Revisando las fichas de matrícula: Nos brinda información sobre: Lengua materna. Segunda lengua.
Si la niña o el niño cuenta o no con DNI. Datos de cómo fue su nacimiento. Estado de salud.
Evolución de su desarrollo motriz y del lenguaje en sus primeros años. Si tiene hermanas/os. Grado
de instrucción de la madre y el padre, ocupación, supervivencia, si viven o no con la niña o el niño.
Desde cuándo asiste a un servicio educativo.
En un segundo momento:
✓ Considerar que el envío de los productos de las y los estudiantes no constituyen evidencia suficiente
para dar cuenta de un nivel de logro alcanzado. Por tal motivo, se recomienda recoger evidencias
de distintas actividades que den cuenta o demuestren más los procesos y los progresos de los
aprendizajes, en lugar de solo mostrar un resultado final. En realidad, es la mirada sobre el proceso
que sigue el niño o la niña al realizar una experiencia de aprendizaje, la que permitirá realizar la
planificación de futuras acciones pedagógicas.
✓ Tener en cuenta que, si las o los estudiantes no resuelve de forma adecuada una determinada
actividad de la evaluación diagnóstica de entrada, esto no implica que no lo sepa hacer o que
desconozca los conocimientos en los cuales se basa. Con frecuencia, las o los estudiantes no
recuerdan con facilidad los aprendizajes realizados previamente, aunque para recordarlos solo sea
necesario recibir del docente una pequeña orientación. Por ello, es recomendable facilitar a los
estudiantes cierta información que les permita distinguir entre los aprendizajes desconocidos y
aquellos que no recuerda (San marti, 2002). Una vez identificados los aprendizajes desconocidos
de los olvidados, se podrá planificar una intervención pedagógica distinta para cada una de las
situaciones.
✓ Utilizar algunos instrumentos que pueden ser, el cuaderno de campo, el portafolio, entre otros.
El análisis de la evidencia recogida permite a la y el docente identificar qué saberes pone en juego la niña o
el niño para organizar su respuesta, las relaciones que establece, cuáles son sus principales aciertos y
errores y a qué se deberían. Este análisis posibilita también comparar el estado actual del desempeño del
estudiante con el nivel esperado de la competencia al final del ciclo, y establecer la distancia entre ambos.
De este modo, tendrá mayores opciones para corregir o ajustar su trabajo. El análisis propuesto se debe
sustentar en los criterios que se relacionan directamente con las competencias, capacidades y estándares.
Según el MINEDU (2020), los criterios brindan el marco de referencia para realizar la observación, análisis
y valoración de la evidencia, por lo que recomienda verificar el adecuado alineamiento entre criterio y
evidencia.
Se propone: Analizar los criterios y determinar qué evidencias se requieren para evaluar el aprendizaje.
Plantear una o varias evidencias, pues a mayor número, más pruebas del logro alcanzado con relación a las
competencias. Determinar evidencias pertinentes, acordes con los criterios establecidos.
Recolectar o registrar En función del criterio de evaluación, la o el docente reúne información para
identificar cuán cerca o lejos se encuentra la o el estudiante en relación con la competencia. En un primer
momento puede valerse, como se ha mencionado anteriormente, de diversas técnicas de evaluación y
fuentes de información, como el informe de progreso, la ficha de matrícula y, principalmente, de datos
obtenidos de la entrevista con los padres y las madres de familia; y, en un segundo momento, partir de las
experiencias de aprendizaje que se generen. La valoración de la evidencia será registrada, de tal forma que
se obtenga información sistematizada del resultado del aprendizaje de todas y todos los estudiantes, tanto
a nivel individual como grupal. En síntesis, el registro de la información sobre los aprendizajes de las y los
niños se realiza a dos niveles: individual, en función del instrumento (portafolio) y grupal, con base en el
registro o valoración de toda el aula. El primer nivel brinda información para hacer una evaluación
formativa; el segundo, para realizar una evaluación de resultados, que servirá de insumo para la evaluación
de inicio del año escolar. c.
Analizar y visualizar Este proceso consiste en examinar la evidencia de aprendizaje, es decir, qué
capacidades ponen en juego las niñas y los niños para organizar sus respuestas, las relaciones que
establecen, los aciertos, las estrategias que usan, los errores frecuentes y sus posibles causas.
Sugerencias de Instrumentos:
La interpretación y valoración que se hace a partir del análisis de las evidencias permitirá ajustar la
planificación, ofrecer a las madres y los padres información pertinente para acompañar el progreso de sus
hijas e hijos y revisar la práctica pedagógica para afinar las interacciones.
La interpretación de los resultados puede hacerse de manera individual y grupal. De manera individual, a
la luz de los criterios establecidos en el proceso de evaluación que permitirá identificar el avance del logro
con relación a la competencia en que se encuentra la niña o el niño. Y de forma grupal, a partir de la
representación gráfica del análisis e interpretación de los datos obtenidos y registrados en los mapas de
calor.
Las conclusiones descriptivas son el resultado de un juicio docente basado en evidencias del desempeño
demostrado por la niña o el niño. Dichas conclusiones deben explicar el progreso del estudiante en un
período determinado con respecto al logro alcanzado en relación a la competencia (estándares de
aprendizaje), señalando avances, dificultades y recomendaciones para superarlas.
¡Gracias colegas ¡