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RESUMEN
Las evidencias arqueológicas sobre la metalurgia de los tres horizontes de las culturas
Chavin, Tiwanaku e Inca sugieren que las características de las herramientas y las joyas
tienen tres componentes minerales oro, cobre y plata, a partir de estos tres elementos
pudieron diversificar diferentes artefactos como productos metálicos, tanto herramientas
como joyas. La variabilidad de la fabricación de los artefactos se caracterizaron en el
horizonte temprano, el manejo de oro, en el horizonte medio bronce y cobre Arsenical
ternario y finalmente el horizonte tardío bronce estañifero. La función de los artefactos
metalúrgico, principalmente fueron orientados para herramientas, armas y bienes
suntuarios simbólicos.
SUMMARY
The archaeologic evidences on the metalurgia of the three horizons of the cultures Chavin,
Tiwanaku and Inca suggest that the characteristics of the tools and the jewels have three
mineral components gold, copper and silver, from these three elements could diversificar
different artifacts like metallic products, So much tools like jewels. The variability of the
manufacture of the artifacts characterized in the early horizon, the handle of gold, in the
half horizon bronze and copper Arsenical ternario and finally the late horizon bronze
estañifero. The function of the artifacts metalúrgico, mainly were orientate for Symbolic.
1
INTRODUCCIÓN
Cultura Chavín
En el proceso de desarrollo cultural se manifiesta dentro del arte Chavín entre otros
elementos simbólicos la producción y la utilización de “metales en metalurgia” (Larco
1963: 12), esparciendo rápidamente en el área de influencia. Al finalizar el periodo los
artefactos metálicos juegan un papel muy importante adquiriendo un valor simbólico
cultural de los elites o de los grupos jerárquicos, se presume que tuvieron conocimiento
en la utilización de oro en sus primeras etapas de desarrollo cultural.
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A principios del horizonte el oro es empleado en diversos tipos de trabajos, sobre todo
para hacer “joyas” (Larco 1963: 25), se agrega aleaciones y combinaciones otro tipo de
metales como de plata y el cobre. En el proceso de manejo de los metales aprendieron a
preparar soldaduras de oro y de plata que son combinaciones de los tres metales (oro,
plata y bronce), en la producción de los artefactos se manifiesta cierta destreza y dominio
de calado y repujado de las joyas (Larco et al 1963).
Durante el horizonte temprano aprenden a dorar el cobre y con alto dominio de las
“aleaciones metálicos ya conocidos” (Larco 1963: 26). Convirtiéndose en un periodo de
apogeo de metales, puesto que los objetos cerámicos de uso domestico son remplazados
por piezas de cobre, de plata y de oro de excelente trabajo; posteriormente los objetos
metalúrgicos son destinados para preciados “ofrendas votivas” (Larco 1963: 31).
Es en este periodo el bronce aparece por primera vez y se aprende plateado de cobre. Los
trabajos metalúrgicos como fundidos diferentes objetos de la orfebrería dominaron todas
las técnicas, desde el repujado hasta la filigrana, dominando los secretos de las aleaciones.
(Larco 1963).
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brazaletes, ajorcas y otros adornos, casi todos dirigidos a ser parte del ornato o del vestir
personal. Excepcionalmente se han encontrado piezas que pudieron servir para otros
fines, como para inhalar estupefacientes, cubrir cetros y contener bebidas o comidas
−pequeños recipientes en forma de vasos o copas−, que cumplían funciones más
ornamentales que utilitarias.
(http://www.peru.com/preincas/sierra/chavin/principal.htm)
Cultura Tiwanaku
Este período se caracteriza por el desarrollo y expansión de Tiwanaku en una buena parte
del occidente de Bolivia, la parte sur del Perú y norte de Chile (Kolata 1993). Vinculó a
través de lazos económicos, políticos e ideológicos a distintas poblaciones asentadas en la
costa, el altiplano y los valles. Tiwanaku, [Kolata et al 2003].
Tiwanaku fue capaz de manejar una ideología religiosa muy fuerte que le permitió integrar
a distintas poblaciones así como también ejercer influencia sobre otras sociedades y
establecer vínculos de distinta naturaleza. A fines del siglo XI esta entidad colapsa por
factores aún no muy bien entendidos entre los que probablemente hayan tenido peso
cambios climáticos que dieron lugar a prolongadas sequías y por lo tanto una pérdida de
la base agrícola, sumado a una desarticulación de las diferentes poblaciones que
conformaban esta entidad política (Kolata et al. 1996).
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Durante el Horizonte Medio, en toda la zona de los Andes Centrales, se desarrolla la
metalurgia, produciendo bronce arsenical. (Lechtman y Macfarlane 2005:8). Hay una
relación impresionante entre la zona donde se produjeron objetos de bronce arsenical y
las menas que existen en gran abundancia en la misma zona. Estas rocas contienen
ambos, cobre y arsénico, en la estructura de sus minerales metálicos.
Al sur del lago Titicaca, en el altiplano boliviano y en el norte de Chile, para el mismo
período existen evidencias recientemente obtenidas de la producción de un tercer tipo de
bronce: una aleación ternaria compuesta de cobre, arsénico y níquel ([Lechtman 2003a,
2003b].
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níquel) encontrados en Tiwanaku, (Lechtman y Macfarlane et al 2005). Otros elementos
artefactuales metálicos importantes fueron las Grapas arquitectónicas, excavada del muro
del canal sur de la pirámide Pumapunku, Tiwanaku. Se fabricó vertiendo el metal
derretido en una cavidad tallada en la cara superior en la unión de piedras adyacentes del
muro del canal. Hecha en “bronce ternario cobre-arsénico-níquel” (Lechtman y
Macfarlane 2005:13)
Otro tipo de herramientas como hachas 'T' con cuerpo grueso, fueron excavadas en San
Pedro de Atacama, Chile (Lechtman y Macfarlane et al 2005). Las técnicas empleadas para
este tipo de trabajos serian vaciadas y martilladas en bronce ternario (cobre-arsénico-
níquel). Estos objetos de colección se encuentran en el Museo de San Pedro de Atacama,
Chile.
Los resultados de las investigaciones realizadas de los análisis isotópicos presentan que los
materiales como plomo y otros minerales son provenientes de un grupo de minas
ubicadas cerca de Tiwanaku y de la mina Corocoro ubicada más lejos, hacia el suroeste.
(Lechtman y Macfarlane et al 2005).
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En el proceso de la investigación arqueológico, en el sector de Pulacayo, se han
evidenciado y distingüendo un conjunto de recintos rectangulares asociado con la
producción metalúrgica, donde posiblemente sea espacios cercanos al horno se encuentra
asociado, a escasos metros, con los restos de al menos otras tres estructuras de
combustión, conformando un conjunto metalúrgico dentro de un espacio específico y
parcialmente delimitado por muros de piedra. Los restos de estas otras tres estructuras
muestran que se trataba de hornos cilíndricos o columnarios, con un diámetro
aproximado de entre 0,9 y 1 metros, muy probablemente destinado a la fundición
extractiva (Lechtman, Cruz, Macfarlane, Carter 2010). Algunos pocos fragmentos de
paredes de estos hornos hallados sobre la superficie muestran aperturas circulares, de
alrededor de 10 centímetro de diámetro, aspecto que rememora los hornos de viento
indígenas o huayrachinas [Van Buren & Mills 2005; Téreygeol & Cruz 2010] comunes en la
región. Asimismo, es posible que la gran cantidad de restos de coladas de escoria de
reducción, dispersa sobre toda la superficie del sitio, haya sido originada por estos hornos
Los nuevos registros indican que la región de Pulacayo se constituyó durante el Horizonte
Medio como un área de fuerte desarrollo cultural y económico, y no como se venía
sosteniendo, un territorio marginal de los centros nucleares del altiplano circunlacustre.
Estos nuevos datos sugieren más bien que se trataba de un enclave productivo asociado
con la producción de metales, vinculado desde la cultura material tanto con los valles de
Yura ([Lecoq & Céspedes 1997; Céspedes & Lecoq, 1998]). Tanto las riquezas de sus
minerales, como el dominio y el conocimiento de saberes minero metalúrgicos que
poseyeron sus antiguos habitantes, sugieren la importancia de Pulacayo dentro de los
procesos sociales que tuvieron lugar en el altiplano surandino durante este período y, en
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particular, en las dinámicas de interacción entre el altiplano circumpuneño y las áreas
nucleares de Tiwanaku y San Pedro de Atacama.
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Una pequeña nación quechua pudo, en corto tiempo, imponerse y dominar a muchos
otros pueblos, más numerosos y mejor estructurados, es un hecho que todavía muchos
de los investigadores en la mayoría de los peruanos no se explican claramente.
Sin embargo, una de los principales argumentos utilizados para su formidable éxito, fue la
organización de un gran ejército profesional, con soldados a tiempo completos y
dedicación exclusiva, y la creación de un rígido sistema de impuestos para poder solventar
los grandes gastos que generaba dicho milicia. La recolección de los soldados no fue una
tarea muy difícil, por que pertenecer a esta elite, no-solo les daba posición social, sino
mejoraba notablemente su economía, por que el estado velaba preferentemente por cada
soldado y su familia en aspectos de vivienda, vestido, salud, educación y principalmente
alimentación.
La mayoría de las piezas fabricadas fueron hechas con la aleación bronce estañifero, como
son las puntas de bronce arsenical corresponden a la técnica del vaciado, y consistieron en
armas y herramientas. Por el contrario, el oro y la plata fueron usados principalmente
para la elaboración de piezas suntuarias, las cuales eran utilizadas por las élites para
adornar los templos y ofrecerlas a los dioses
En los Andes Centro-Sur (en Atacama, norte de Chile), Chuquicamata fue una de las minas
más importantes para extracción de los minerales y continúa siendo explotada (BIRD
1975). Petersen (1970, 1998). Las evidencias arqueológicas permiten conocer el tipo de
instrumental usado para su explotación, el cual se componía de martillos de piedra con
mango de madera, cuernos o astas de animales, azadas de madera, cestería o bolsas de
cuero para extraer y transportar el mineral, así como barretas de madera o de metal para
aflojar el mineral de la pared de la mina Berthelot (1978) habia investigado las minas de
oro prehispánicas de Carabaya (situadas al noreste del lago Titicaca en Puno, y de
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Chuquiago situado en lo que hoy día es La Paz, a una altura promedio de 3600 msnm), y
afirma que existieron dos categorías de minas claramente diferenciadas: las del inca y las
de las comunidades. Las primeras se hallaban concentradas en centros mineros bien
establecidos y eran explotadas por la población de la región minera, a lo cual se agregaba
el trabajo de los mitimaes que habían sido desplazados al lugar. El trabajo de los indígenas
en esas minas constituía el tributo que debían al inca.
Las minas explotadas por las comunidades, por el contrario, se encontraban dispersas y
visiblemente separadas de las del inca. En resumen, en Chuquiago se observan dos
técnicas muy diferentes para la extracción y el lavado, unas más simples o someras
(excavaciones y bateas), otras más perfeccionadas y con un rendimiento superior (túneles,
canales, lajas de lavado); las primeras correspondían a las empleadas en las minas de las
comunidades que estaban a cargo de los curacas, y las otras, a las del inca a cargo del
poder central. Lo mismo sucedía en Carabaya: en las minas de las comunidades se
utilizaban técnicas simples, desvío de corrientes de agua, bateas, mientras que las del inca
eran explotadas con técnicas más complejas como túneles y canales (Berthelot 1978). Esta
diferencia se refleja también en el control ejercido sobre la explotación del oro. En el caso
de las minas del inca, las fuentes coloniales nos dan a entender que era él quien fijaba el
número de trabajadores que debían laborar en sus minas y el control era ejercido
mediante un representante (a veces un noble inca) ubicado en el exterior de cada mina,
quien vigilaba la extracción del mineral; lo obtenido era enviado al Cusco para que sea
trabajado. En cambio, los yacimientos concedidos por el inca a las comunidades eran
explotados libremente, sin intervención del poder central. En estas minas, el control de la
explotación estaba a cargo de las etnias.
Otro mineral utilizado frecuentemente durante épocas prehispánicas fue el cinabrio (HgS,
sulfuro de mercurio, de color bermellón o rojo sangre), el cual no fue transformado en
metal y más bien era usado en polvo o pasta con fines rituales. Las evidencias indican que
muchas de las piezas arqueológicas pertenecientes a diferentes períodos, desde Chavín
hasta Inca, fueron cubiertas con este polvo o pasta de cinabrio. Con éste se pintaron
también otros objetos, en especial de oro y madera; además, el polvo de cinabrio se
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utilizó como ofrenda ritual en las tumbas. Su función aún se discute, posiblemente se
intentaba representar la sangre derramada durante diferentes ritos.
Los metales más usados fueron el oro, la plata y el cobre. Con este último se obtuvieron
diferentes aleaciones binarias y ternarias, como la tumbaga al alearse con el oro o la plata,
al igual que bronces arsenicales y estañíferos al alearse con arsénico o estaño. A partir del
Horizonte Medio se usaron bronces ternarios y cuaternarios, sobre todo en los Andes
Centro-Sur. La cual puede ser binaria de cobre-oro o cobre-plata, y también ternaria de
cobre-oro-plata. Esta aleación fue fabricada por primera vez en los Andes Centrales, pero
posteriormente los orfebres indígenas la usaron en América Central y Mesoamérica
(Lechtman 1984).
Los instrumentos usados por los orfebres fueron muy diversos en forma y en tamaño, así
como en el material empleado. Los hay de metal, piedra, madera, cuero, arcilla, entre
otros. En los museos y colecciones privadas se encuentra gran diversidad de cinceles
manufacturados con diferentes metales, sea oro, plata, cobre o bronce, dependiendo el
trabajo que el orfebre fuese a realizar. En las piezas de oro y plata ciertas técnicas eran
elaboradas con cinceles del mismo metal. Asimismo están los punzones y buriles, y las
agujas para el satinado o el grabado. Los hay de metal sin mango o con mango de madera
o hueso usados para cortar y realizar técnicas decorativas.
El cincelado se usó para obtener diseños realizados con buril muy fino y golpes de martillo.
Otro tipo de diseño muy usado en la decoración de piezas precolombinas era aquel
realizado por medio del punzón y con ayuda de una base suave para elaborar formas
circulares. Una técnica más era el satinado, que consiste en trazar líneas muy finas
entrecruzadas, formando cuadrículas o rombos con un buril o punzón muy fino; se utiliza
para lograr contraste en la superficie. El repujado fue otra técnica usada para la
decoración de las piezas de metal. En este caso se traza el diseño sobre una lámina de
grosor homogéneo, luego se coloca la pieza sobre una superficie suave como cuero
grueso, brea mezclada con resina o un saco de arena fina, y se presiona el metal con un
cincel realzando la superficie en las zonas marcadas; después se presiona la cara opuesta
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cincelada y se trabaja en forma alterna las dos caras de la pieza, cincelando el anverso y
repujando el reverso.
Tanto el metal como todo lo que implica su obtención, desde la extracción del mineral en
las minas hasta la pieza acabada, tiene un significado particular dentro de la ideología
religiosa de los pueblos andinos, como ya ha sido descrito. El metal, y en especial el oro,
fueron usados como un medio con el cual expresar una ideología religiosa, lo que le
otorgaba un alto valor simbólico. Los orfebres debían de proveer a los mandatarios vivos y
a aquellos que transitaban hacia la muerte, un conjunto de objetos suntuarios cuya
funcionalidad quedaba muchas veces supeditada al fin ideológico.
Un aspecto importante de los objetos elaborados en oro y plata era la reacción que
producía en el indígena la contemplación de los mismos al ser llevados por sus
mandatarios. Los sonidos, movimientos y colores que emergían de ellos eran factores que
había que entenderlos dentro de contextos rituales, realizados en vida o después de la
muerte. No interesaba el metal en sí mismo, sino lo que a través de él se expresaba a los
ojos de quien lo contemplaba (terrenal o sobrenatural), por ello utilizaron otros materiales
que ayudaron al metal a plasmar sus creencias. Así cubrieron las piezas metálicas
pintándolas con el polvo rojo de cinabrio, a la vez que las llenaron de adornos como
diminutas plumas adheridas, conchas y piedras de colores. Para crear sonido y dar
movimiento utilizaron la técnica del laminado que mediante uniones mecánicas les
permitía formar piezas movibles de extraordinario tamaño, las mismas que a su vez
podían emitir ese sonido y movimiento tan deseados.
Por otro lado, está muy difundida la idea de que muchos elementos de la cultura Inca
fueron heredados de la cultura de Tiwanaku. Las pesas o bolas de los incas eran de metal y
múltiples, como las de los esquimales, destinadas a cazar pájaros según el testimonio de
Poma de Ayala (González 1953: 241). Diversos testimonios confirman también que
conocieron la bola perdida. Los etnógrafos apuntan el uso de las boleadoras por los indios
Urus hasta épocas muy recientes. (Rex 2003).
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La plata desempeñó en los actos religiosos y ceremoniales un papel equiparable al del oro,
hallándose incluso combinada con éste en un mismo objeto. Su explotación masiva tuvo
lugar a partir del segundo milenio d.C, aunque su empleo en menor escala se remonta casi
a tiempos tan antiguos como el oro. Su fácil logro en estado nativo no precisaba de
grandes esfuerzos tecnológicos, abundando tanto en la superficie de la tierra como en las
menas y en las arenas de los ríos. Cronistas como Cieza de León, entre otros muchos,
aporta noticias referidas a las minas de plata, siendo entre ellas famosa la incaica de Porco
que se hallaba emplazada cerca de la actual ciudad de Potosí. Al respecto éste nos dice
(1984: 372): «Y en este cerro de Porco, que está cerca de la villa de Plata, había minas,
donde sacaban plata para los señores; y afirman que mucha de la plata que estaba en el
templo del sol de Curicancha fue sacada deste cerro” (Martínez 1999).
Entre las principales técnicas ornamentales utilizadas por los orfebres destaca la del
repujado, asociada estrechamente al martillado y laminado, mediante la que se consigue
realzar la superficie del metal al presionar sobre él con un cincel y un martillo o bien con
punzones y buriles, posibilitando así su decoración con grabados en relieve que podían
situarse tanto en el anverso como en el reverso de la obra. A esta técnica, masivamente
empleada por los orfebres centro andinos, le siguen la de la filigrana, en la que la
decoración se realiza por medio de alambres; la engarzada o engastada, cuya
ornamentación se realiza con componentes diferentes al metal, la de la incrustación,
donde el metal se encuentra taraceado para embutir otro metal diferente; la móvil
(Martínez 1999), constituida por piezas independientes que se unen mecánicamente al
objeto; y la pictórica, utilizada con preferencia en las máscaras funerarias mediante la
aplicación de polvo de cinabrio. Además de todas éstas los orfebres andinos utilizaron
para decorar algunos objetos las plumas de diferentes aves y colores, las cuales, debido a
su fragilidad, casi nunca se suelen conservan completas. La característica principal de la
metalurgia incaica, es el haber asimilado, las mejores técnicas de las culturas preincas y
aplicarlo. Se elaboraron utensillos y/ o instrumentos, para tipo utilitario y ceremonial.
Técnicas de forma fueron laminadas, recopado y vaciado. Técnicas de decoración, fueron
calado, repujado, embutido, cincelado e incrustación Técnicas de unión mecánicas,
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engarzado, doblado, remachado y engrapado. Uniones químicas, soldadura que consistía
en la fusión de dos o más pedazos de metal aplicando calor a los puntos de unión, sin uso
de otro elemento para unir las láminas. La soldadura implicaba el uso de una tercera
sustancia para unir las partes de una pieza. Esta sustancia puede ser de un metal similar al
de la pieza, otro metal o aleación metálica con punto de fusión bajo (que se funde a baja
temperatura) (Fernández 2010).
Los minerales utilizados fueron Oro, Plata, Cobre, estaño, bronce (aleación de cobre con
estaño), tumbaga (aleación de oro y cobre), que se extraía principalmente, de la zona sur
(altiplano) y en la zona norte (costa norte) (Fernández 2010). El Imperio inca, en el
Horizonte Tardío, cuando el «verdadero» bronce estañífero (Cu-Sn) se desarrolló bajo la
influencia de la dominación guerrera. (Fraresso 2006).
CONCLUSIONES
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Por los visto, las investigaciones sobre la metalurgia primero, notamos que todos los
artefactos de los tres horizontes tienen la base principal como materia prima oro, cobre y
plata en el que predomina las dos primeras. En el horizonte temprano el oro fue principal
mineral para la fabricación de los artefactos. Sin embargo, a finales de este periodo va
cambiando con diferentes aleaciones. En el medio los de Tiwanaku fabrican con el bronce
ternario produciendo con estas aleaciones. Finalmente en el tardío los incas emplean otro
tipo de aleación bronce estañifero.
Segundo, notamos que las minerales eran provenientes de la gran mina costeña de
Chuquicamata y de pulacayo para producir la aleación de bronce ternaria. Sin embargo,
no sabemos si había cada región tenía su fundición de mineral como en Tiwanaku y en San
Pedro de Atacama, o solo existía un lugar para alear los metales y llevar a otras regiones.
Tercero, los artefactos fabricados de bronce, oro, plata y las diferentes aleaciones de las
tres culturas, estuvo orientados para herramientas armas y bienes suntuarios, este ultimo
estaba relaciona también con la religión.
BIBLIOGRAFIA
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