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EL HAMBRE
Todas estas acciones logran que los alimentos puedan consumirse, evitando el
desperdicio.
No pude dejar de preguntarme ¿qué estamos haciendo en Perú? ¿Qué tan compleja
puede ser la logística inversa de los alimentos? ¿cuál es el destino de los alimentos
perecibles que se ven feos, pero aún conservan su valor nutricional? ¿qué pasa con
aquellos alimentos cuyos envases se encuentran dañados, pero cuyo contenido es
apto para el consumo humano?
Un hallazgo muy alentador, fue conocer la existencia del Banco de Alimentos Perú,
organización que viene operando desde hace 6 años. Se trata de una iniciativa
privada, sin fines de lucro, que ha logrado ser parte de la red mundial de bancos de
alimentos[ii].
Para tener información de primera fuente, me contacté con Miriam Alegre,
Coordinadora de Proyectos, y Alejandra Romero, Gerente de Operaciones,
Proyectos y Comercial del Banco de Alimentos Perú. Me interesaba conocer cuáles
son los retos y la complejidad de su operación, cuáles son sus proyecciones de
crecimiento y qué necesitan para llegar a más beneficiarios.
El Banco de alimentos Perú, actúa como canal de salida de los alimentos que
podrían terminar siendo desechados, para ponerlos en valor y hacerlos llegar a
personas vulnerables, los beneficiarios. De esta forma, contribuye con la lucha
contra el hambre y contribuye con reducir el desperdicio de alimentos y el impacto
negativo que este tiene en el medio ambiente.
Los principales canales de donantes son la industria de alimentos, las empresas
agroexportadoras y los mercados y supermercados, habiendo cerrado convenios de
colaboración con las cuatro cadenas de supermercados más importantes del país.
Gracias al compromiso y energía del equipo que colabora en el Banco de Alimentos
Perú, logran recuperar 350 toneladas al mes en promedio.
¿Cuáles son los factores críticos de su operación? En primer lugar, la coordinación
entre los donantes y los beneficiarios es crucial para poder transferir oportunamente
los alimentos y, en segundo lugar, la labor de los voluntarios quienes supervisan el
cumplimiento de los requisitos para aceptar los alimentos recuperados.
Actualmente, operan en 42 zonas de Lima y 14 regiones y tienen dentro de sus
objetivos expandirse hacia otras regiones; para lo cual requieren superar algunos
obstáculos como, por ejemplo, los costos y disponibilidad de transporte, así como
nuestra geografía que hace compleja la llegada a las zonas más necesitadas.
Para lograr este objetivo, están desarrollando esquemas dentro de cada región para
lograr la trasferencia oportuna de los alimentos. Como bien mencionaron Miriam y
Alejandra, durante nuestra conversación, lo ideal sería que no existiera pérdida o
desperdicio de alimentos; sin embargo, esta iniciativa, que requiere una logística
muy fina, logra atender las necesidades de alimentación de muchos peruanos,
contribuyendo a la lucha contra el hambre.
Una pregunta que no puedo dejar de plantear es ¿por qué las empresas deberían
pensar en evitar el desperdicio de los alimentos? Pienso que, desde la perspectiva
de negocio de los restaurantes, hoteles, mercados y supermercados, la logística
inversa de los alimentos no es tarea fácil.
Para evitar que los alimentos pierdan su valor nutricional y evitar que se conviertan
en desperdicio, se requiere modificar algunos procesos internos y establecer
controles adicionales, lo cual puede representar un incremento en los costos de la
operación; además, se requiere establecer mecanismos de llegada a los
beneficiarios, una complejidad para la cual, en la mayoría de los casos, no están
preparados.
En contraparte, existen varias condiciones e incentivos que deben considerarse.
Primero, el marco regulatorio, hoy en día existen incentivos tributarios otorgados por
la donación de alimentos[iii] y leyes que promueven la participación del sector
privado en la reducción y prevención de pérdidas y desperdicios de alimentos[iv].
Segundo, se trata de iniciativas alineadas con los objetivos de desarrollo
sostenible[v], que son valoradas por los inversionistas y los consumidores. Tercero,
estas iniciativas refuerzan el valor de marca de las empresas y contribuyen a
construir su imagen y reputación.
Uno de los principales objetivos de la FAO es reforzar la seguridad alimentaria, para
esto trabaja, de la mano con todos los gobiernos del mundo, en iniciativas para
reducir la pérdida y el desperdicio de los alimentos.
Sin embargo; el problema es tan severo que se requiere que todos, gobiernos,
empresas y consumidores, contribuyamos con este gran reto y parte de la solución
se encuentra en la forma en la que gestionamos la cadena de suministro de los
alimentos y en nuestros hábitos de consumo.