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Bordoli, Romano - Pensar La Escuela Como Proyecto Politico Pedagogico
Bordoli, Romano - Pensar La Escuela Como Proyecto Politico Pedagogico
2
PENSAR LA ESCUELA
COMO PROYECTO
(POLÍTICO) PEDAGÓGICO
Compiladores:
Antonio Romano y Eloísa Bordoli
3
Editorial PSICOLIBROS - waslala
Mercedes 1673 - Montevideo - Uruguay
Tel.: (598 2) 400-38-08 / 403-03-32
E-mail: info@psicolibroswaslala.com
www.psicolibroswaslala.com
© Psicolibros Ltda.
© Antonio Romano - Eloísa Bordoli
ISBN 978-9974-682-08-5
4
Agradecimientos
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Índice
7
II) INTERVENCIONES
a) Del medio al territorio
El valor de la educación rural: el medio y su escuela ........ 139
Limber Santos
El vínculo escuela-medio en clave pedagógica.
Una experiencia en Cerro Largo ........................................ 151
Narda Beatriz Ramos
Lógicas en territorio. De lo educativo y otros relatos. ....... 151
Soledad Pascual
Pedagogía en los cañaverales.
Notas de una praxis universitaria "integral"
en la formación del trabajador rural................................... 169
Pablo Díaz
8
Representar la escuela como forma de narrativa visual ..... 235
Fernando Miranda y Gonzalo Vicci
Texto y arte: cuando la escuela se anima a
cuestionar certezas ............................................................. 245
Leticia Folgar y Fabián Perciante
"Mi papá no trabaja... mi mamá tampoco" ........................ 267
Ma. del Carmen Diflore
Todo un desafío: la reunión de padres ............................... 275
Gabriela Frachia
Saber que los padres quieren ayudar a los hijos. ............... 279
Ana María Acosta y Ana Karen Tomeo
Historia de la escuela Bolivia ............................................ 287
Violeta Formento
9
10
Los autores
14
Introducción
15
Por eso cuando hablamos de pensamiento colectivo lo ubi-
camos en la articulación de dos lógicas: por un lado la fecundi-
dad que deriva del encuentro de visiones, y por otro, la afirma-
ción de la singularidad, singularidad que remite a la posibilidad
del ejercicio de la razón individual, a la capacidad de pensar
por uno mismo. Y como es posible pensar por uno mismo, tam-
bién es posible interpelar al otro, a los otros e intentar buscar
una verdad fraguada en la discusión, la cual se expresa tanto en
los acuerdos como en los disensos.
Como señalamos, esta perspectiva del pensar con otros y
desde uno mismo ha tenido por objeto a la escuela como insti-
tución. Pensar la escuela como institución no significa conside-
rarla ni como un hecho, ni como un principio abstracto. Los
artículos que presentamos son ensayos y narraciones de expe-
riencias que buscan explicitar, desde miradas particulares y con
énfasis distintos, una forma de abordaje que ubica a la institución
más allá del análisis fáctico de lo que es o fue la escuela (inves-
tigación sociológica o histórica) o de lo que debe ser (investiga-
ción filosófica). Cada autor parte desde un lugar teórico y disci-
plinar para abordar su análisis sobre las experiencias o sus apor-
tes conceptuales en torno a la temática. No obstante, lo que le da
una nota particular a estos trabajos es la búsqueda de combinar
ambas dimensiones. Se trata de un ejercicio de pensamiento que
articula las reflexiones fraguadas en la experiencia concreta con
miradas teóricas en torno al eje de la escuela como un proyecto
político-pedagógico.
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16
sión política y la dimensión pedagógica. La escuela, entonces,
es concebida como proyecto político-pedagógico.
¿Qué significa pensar a la escuela pública como proyecto
político-pedagógico? En primer término, supone el reconoci-
miento de que la escuela tiene un lugar ligado, indisociable-
mente, a un proyecto: la fundación de la República. La condi-
ción de la existencia de la República supuso el reconocimiento
de los sujetos como ciudadanos libres, los cuales no podían
pensarse como tales sin una institución capaz de formarlos. La
formación de un nuevo sujeto libre suponía, entonces, la exis-
tencia de una educación que tuviera como matriz la promoción
de la libertad de conciencia.
En segundo lugar, la Escuela como proyecto se configuró
como la institución que hacía posible la concreción de la Repú-
blica por medio de un mandato específico: la inscripción de los
sujetos en la cultura. En otros términos, el proyecto escolar como
proyecto político-pedagógico, presuponía la constitución de un
sujeto pensante y, por ende, autónomo, e inscripto en la cultura
como condición de la formación de ese cuerpo político que se-
ría capaz de darse sus propias leyes.
Desde su génesis, esta matriz republicana de la escuela
pública ha estado en tensión permanente con otras concepcio-
nes que interpretaban el sentido de la institución de formas co-
activas. Estas concepciones apuntaban a que las escuelas se ri-
gieran de acuerdo a modelos institucionales únicos e idénticos,
que actuaran como fuerzas homogeneizantes para los indivi-
duos y, por ende, para la sociedad. La estabilidad política era
concebida como la eliminación de todo aquello que pudiera al-
terar la norma, al punto de que se crearon, dentro de la institu-
ción, espacios para atender a los individuos no ajustados al pa-
trón de normalidad. De ahí, por ejemplo, el surgimiento de las
escuelas "especiales".
Esta concepción que resultó hegemónica durante décadas
fue relevada por otra que, aparentemente, buscaba superarla,
17
pero que la continuaba en sus fundamentos. En las últimas dé-
cadas, y es lo que interesa debatir hoy, esta matriz republicana
se ha visto erosionada por modelos tecnicistas y uni-pedagógi-
cos, que tienen un asiento particular en el período de la última
dictadura militar. No obstante, en la etapa posdictadura el pro-
ceso de tecnificación de lo educativo se ha consolidado, lo que
ha conducido a una "despolitización" de la praxis educativa.
Este proceso ha impactado en la escuela como proyecto políti-
co y lo ha desvirtuado.
Consideramos que en este proceso de "despolitización"
convergen una serie de factores: la "crisis de lo público" (la
cual produjo la introducción del mercado como mecanismo re-
gulador de lo social), la omnipresencia de las tecnologías de la
gestión como forma de pensamiento único y la tecnologización
del discurso pedagógico.
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18
conducido a relegarla como espacio público posibilitador de
ciudadanía, de constitución de sujetos pensantes.
La tecnologización del discurso pedagógico ha tenido di-
ferentes formas de expresión, pero inspirados por una misma
racionalidad técnica; éstas ponen en evidencia la permanencia
de un modo de pensar la educación como ámbito difuso y ex-
clusivamente dependiente de las demandas sociales o como una
realidad autónoma. Analicemos algunas de estas expresiones.
a) La educación combate los males de la sociedad y, por
ende, la escuela es el instrumento adecuado para ha-
cerlo. Esta visión ha ubicado lo pedagógico y la escue-
la como técnicas correctivas y como consecuencia ha
conducido a una vacuidad de los discursos sobre lo
educativo. Este vaciamiento es efecto de la repetición
sin discusión de enunciados pedagógicos decimonóni-
cos, los cuales le atribuían a la escuela el poder de ser
el antídoto contra la desviación social. Desde esta po-
sición la educación diluye su especificidad y la escuela
–al multiplicar sus funciones– pierde su sentido cons-
titutivo: educar.
b) La educación debe circunscribirse al saber técnico y la
escuela es autosuficiente para desarrollarlo. Quienes
en el campo pedagógico reaccionan frente al desdibu-
jamiento de lo educativo se afirman en una especifici-
dad técnica de la enseñanza. Dicha postura se caracte-
riza por recuperar lo pedagógico pero desde una clave
exclusivamente técnica; ésta se constituye por medio
de mecanismos autorreferenciales, los cuales se refle-
jan, por ejemplo, en los discursos didactizantes o en la
reducción de la política educativa a la administración
educacional y a la gestión.
Desde posiciones diferentes ambos discursos desarrollan
el mismo modus operandi: escindir lo pedagógico de lo políti-
co. El primero de ellos subordinando el sentido pedagógico,
19
ubicándolo como una variable de lo social y el segundo desco-
nociendo la dimensión política, encapsulándose en lo técnico.
El efecto de ambos radica en erosionar el enlace del proyecto
de escuela republicana en su doble "naturaleza", político-peda-
gógica. Lo paradójico es que ambos discursos producen como
efecto el quiebre del proyecto de escuela en su radicalidad cons-
titutiva: la formación de sujetos autónomos para la conforma-
ción de la República.
Por estos elementos creemos que se torna necesario, hoy
una vez más, pensar la escuela como proyecto (político) peda-
gógico. El paréntesis del título pretende reflejar la realidad de
esta suspensión de lo político que la mayoría de los discursos
educativos ha contribuido a pasar por alto. La condición políti-
ca de este proyecto que es la escuela está tan adherida a su
naturaleza, que ha permitido que este olvido pudiera producir-
se. Por esta razón este libro también puede ser considerado como
un ejercicio de memoria, memoria política y memoria pedagó-
gica.
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20
El segundo apartado está compuesto por un conjunto de
trabajos que reflejan la experiencia de diferentes proyectos de
intervención que tienen como su eje las escuelas o la educación
en su sentido más amplio. Algunos hacen referencia al trabajo
con maestros rurales (Narda Ramos y Limber Santos). Tam-
bién se presentan experiencias de intervención en instituciones
escolares de enseñanza media donde se enfatiza la importancia
del territorio como espacio para la articulación entre propues-
tas de educación técnica con otras instituciones barriales (Sole-
dad Pascual) y de la importancia de la reinvidicación de la fun-
ción de enseñanza en el ciclo básico (María Ema Alba, Mónica
Báez y Norma Núñez). Otros ponen el acento en la reflexión
sobre la extensión y la educación popular (Pablo Díaz) o en la
puesta en cuestionamiento de la pedagogía por parte de los pro-
yectos de extensión (Antonio Romano). Todos tienen un deno-
minador común: son proyectos de extensión o "intervenciones"
que tienen la praxis como su eje de reflexión.
Por último incluimos un conjunto de artículos que tienen
como centro la experiencia de un proyecto de extensión en la
escuela Bolivia que se desarrolló entre los años 2005 y 2008 y
tuvo como asiento el Área de Ciencias de la Educación (FHCE-
UdelaR). Incluye artículos de maestros y de una exalumna de
la Escuela, docentes, egresados y estudiantes de las licenciatu-
ras en Ciencias de la Educación, Antropología, Bellas Artes y
Ciencia Política. Algunos artículos surgen de la producción rea-
lizada en talleres de escritura con maestros en el marco del pro-
yecto (Carmen Diflore, Gabriela Frachia, Ana María Acosta y
Ana Tomeo). Otros textos son de autoría de estudiantes de la
licenciatura en Ciencias de la Educación y Ciencia Política1 que
realizaron sus trabajos de pasaje de curso en el marco del pro-
yecto (Lorena Repetto, Nicolás Schmidt, Luisa Suárez, Maria-
na Rudnitzky y Narda Ramos). Allí aparecen desde reflexiones
1
Taller de Políticas Educativas de la Licenciatura en Ciencia Política.
21
que enfatizan la importancia de la articulación de la extensión y
el trabajo en las escuelas públicas, pasando por otros sobre la
importancia de la cultura visual, analizando desde la perspecti-
va del trabajo de extensión que se desarrolló en la escuela Boli-
via como parte del componente "Todo que ver", que involucró
a docentes de Bellas Artes (Fernando Miranda y Gonzalo Vic-
ci) y a docentes y estudiantes de Antropología que reflexionan
también sobre la relación de la escuela con las familias (Leticia
Folgar y Fabián Perciante). Hasta otros que surgen más ligados
a la reflexión sobre la experiencia de la constitución de un cuer-
po docente a partir del trabajo desarrollado con el colectivo
docente durante el último año del proyecto (Victoria Gianm-
bruno y Antonio Romano).
El conjunto de los artículos sintetiza una idea que recorre
el libro: no es posible hacer una separación tajante entre el tra-
bajo conceptual y la reflexión sobre la práctica de intervención.
Ambas son modalidades de intervención, ambas requieren el
trabajo conceptual. Se trata de modulaciones de un (mismo)
caso: la reflexión político-pedagógica en torno de la escuela.
Eloísa Bordoli y Antonio Romano
22
I) Abordajes.
Formas de construir el objeto
23
24
La extensión universitaria como una
experiencia de "comunidad"1 educativa
Eloísa Bordoli
Presentación
En el presente artículo partimos del concepto de docencia
universitaria que se expresa en la Ley Orgánica de la Universi-
dad, para explorar las interrelaciones que se entretejen entre las
funciones que este concepto engloba. La investigación, centro de
la producción de conocimiento en el ámbito universitario, se
articula con la enseñanza de grado y posgrado así como con las
tareas de extensión: tríptico indisociable que otorga especifici-
dad y sentido a la tarea universitaria. La investigación –básica y
1
Universidad de la República (1962): Una etapa de la Extensión Universitaria en el
Barrio Sur. Publicaciones de la Universidad, Montevideo. Informe del Plan Piloto Ur-
bano desarrollado por la UdelaR a partir de 1956 en Barrio Sur con participación de
docentes y estudiantes de las Facultades de Medicina y Arquitectura y las entonces
Escuelas Universitarias de Enfermería y Servicio Social, así como de la escuela de
Servicio Social del Ministerio de Salud Pública. La iniciativa surgió del Comité Popu-
lar de los vecinos del barrio.
25
aplicada– mantiene viva la enseñanza y la extensión, para que
éstas no se tornen en meros ejercicios de reproducción y/o apli-
cación. A su vez, tanto la enseñanza como las tareas de extensión
interpelan al conocimiento producido, el cual siempre es parcial,
provisorio y en falta.
En nuestra historia universitaria se han articulado dos ver-
tientes: la tradición que ubica en un lugar neurálgico a la inves-
tigación y producción de conocimiento y la tradición que posi-
ciona la Universidad de cara al país, a sus necesidades y a su
gente. Si bien, en ciertas circunstancias, estas vertientes han
estado en tensión, la Ley Orgánica las ha conjugado y articula-
do con la labor de enseñanza.
En este trabajo, inicialmente, pondremos el acento en al-
guno de los hitos de la extensión universitaria y de las interre-
laciones que ésta ha tenido con los colectivos docentes de las
otras ramas de la enseñanza. La hipótesis que subyace en este
breve análisis diacrónico es que históricamente ha habido
problemáticas educativas y sociales que han interpelado tanto
a maestros como a universitarios, quienes han buscado, en
más de una oportunidad, respuestas conjuntas. Este recorrido
se vio interrumpido en la dictadura por una política sistemáti-
ca que promovía el terrorismo de Estado y el olvido.
En segundo y último lugar presentaremos brevemente al-
guna de las líneas de trabajo de extensión que desde el Instituto
de Educación de la Facultad de Humanidades hemos promovi-
do en estos últimos años, así como la concepción que las ha
animado. Quienes hemos trabajado y trabajamos desde el Insti-
tuto de Educación nos sentimos deudores de esa historia de
encuentros y enseñanzas que los "misioneros" (al decir de Julio
Castro –maestros y universitarios–) nos han legado.
Es pertinente señalar la no linealidad de la historia; ésta
deviene en recorridos dispersos y en pliegues. En este trabajo,
exploratorio, hemos seleccionado alguno de estos recorridos a
efectos argumentativos y ensayísticos.
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Lo fermental
El trabajo conjunto entre la Escuela Pública y la Universi-
dad de la República tiene una larga historia que se fortalece en
1956, cuando el Consejo Directivo de la Universidad de la Re-
pública decide impulsar el trabajo extensionista en forma cen-
tralizada, creando el Departamento de Extensión Universitaria
e instalando una Comisión de Extensión Universitaria y Ac-
ción Social (CEUAS). Hasta ese momento, los diversos servi-
cios universitarios efectuaban actividades en el medio por ini-
ciativa particular de sus docentes y estudiantes. Esta Comisión,
presidida por la Dra. Adela Reta, se integra en el año 1956 con
cuatro docentes y dos estudiantes. Una de sus primeras activi-
dades fue establecer vínculos oficiales entre los Consejos de
Educación Primaria, Secundaria, la Universidad del Trabajo del
Uruguay y la Comisión Nacional de Educación Física con el
objetivo de articular esfuerzos en pro de la educación pública.
La CEUAS desarrolló un programa de radio y estableció
tres planes de extensión universitaria: uno urbano en el Barrio
Sur de Montevideo, otro suburbano en los barrios Municipal, Bo-
rro y Unidad Casavalle y el tercero rural en el Departamento de
Flores en un grupo de tres rancheríos: Pintos, Piedras y Costa del
San José (Bralich, 2006: 31-32). En este marco, el Centro de Mi-
siones Socio-Pedagógicas2, integrado por estudiantes y profesio-
nales del Magisterio y de la Universidad de la República, inicia-
ron una nueva experiencia en los tres rancheríos de Flores, la que
2
Es pertinente recordar que en el año 1945 las Misiones Socio-Pedagógicas constitu-
yen una experiencia precursora de la extensión universitaria. Éstas, coordinadas por el
Centro de Misiones Socio-Pedagógicas comienzan a desarrollar su labor en torno al
problema de los rancheríos rurales. Las Misiones se suman a lo que Julio Castro deno-
minó el Movimiento a favor de la Escuela Rural. Éstas junto al Primer Núcleo Experi-
mental de la Mina (1954-1961), desarrollado en Cerro Largo e impulsado por el maes-
tro Miguel Soler, las Escuelas Granjas, los Agrupamientos Rurales de Florida, el Insti-
tuto Normal Rural y la Sección de Educación Rural son expresiones de este movimien-
to. Al respecto Soler señala: "(…) gracias a una dinámica de orígenes múltiples, se fue
avanzando en la formulación de un conjunto de principios teóricos, en el funciona-
miento de una serie de recursos institucionales y en la movilización creciente de maes-
tros e inspectores que actuaron por algunos años como fuerza organizada que procura-
ba la obtención de cambios en la escuela y en la sociedad campesina" (Soler, 1987: 27).
27
se sumaba a la ya impulsada en 1945 en Caraguatá cerca de Frai-
le Muerto. Es pertinente recordar el valor que el Maestro Julio
Castro otorgaba a las Misiones Socio-Pedagógicas en el Semana-
rio Marcha. Valor en tres niveles: a) formativo para los estudian-
tes y docentes magisteriales y universitarios, b) para las institu-
ciones involucradas y c) para la comunidad rural. El primer nivel
alude a los procesos de enseñanza e investigación que estas expe-
riencias de inmersión en las problemáticas del medio exigieron
a estudiantes, maestros y universitarios. A su vez, los modelos
institucionales fueron interpelados por las necesidades del medio
que exigían respuestas articuladas entre las diferentes instituciones.
"El mérito de la misión pedagógica está en su condición de
cosa práctica. Los muchachos no discutieron, ni escribieron:
fueron a trabajar y a ver. Los resultados, pocos o muchos,
buenos o malos, fueron fruto de una experiencia vivida. Para
lograrlos pasaron frío, caminaron leguas, (…). Y esto es lo
que tiene valor" (Castro, 1945).
"Los misioneros se encontraron frente a una realidad que se
expresaba por sí sola con irrebatible elocuencia. Aprendie-
ron allí de golpe, brutal pero eficazmente, las contradiccio-
nes de nuestro mundo económico. Entre vacas, y sin carne ni
leche; entre ovejas y muriendo de frío; en el campo y sin
agua. Con la escuela próxima y no pudiendo ir a ella por falta
de ropa (…)" (Castro, 1945).
3
Si bien el Primer Núcleo Experimental de la Mina nace por iniciativa del Magisterio,
es pertinente señalar la coincidencia de fechas entre ambas experiencias. Esto no es
casual, sino que se enlazan por medio del Movimiento a favor de la Escuela Rural. A su
vez en la experiencia de La Mina influye la promoción por parte de UNESCO, a partir
de 1947, de lo que denominó la Educación Fundamental. Con la Educación Fundamen-
tal, se esperaba hacer accesible, por distintas vías, el "saber indispensable, mínimo,
básico" que permitiera la promoción personal y colectiva de las personas. A seminarios
organizados por la UNESCO asistieron algunos maestros, entre ellos Miguel Soler.
28
"Hoy día no se concibe un experimento social de esta índole
sin una completa investigación de las condiciones de vida en
la zona de trabajo. En efecto, el Núcleo está dedicando sus
primeros meses de funcionamiento al conocimiento del ve-
cindario desde el punto de vista demográfico, económico,
cultural, sanitarios, etc. Los cimientos de esta obra están for-
mados por censos, mapas, gráficos y fichas de investigación.
A este fin, los maestros son sometidos a prácticas de entrena-
miento, de modo que puedan emprender sin temores la in-
vestigación en sus respectivas áreas de influencia. A su vez,
los maestros especiales orientan la investigación en cada una
de las materias, encargándose de hacer un balance de la si-
tuación en apoyo de sus planes de trabajo. Desde luego, esto
requiere técnicas de trabajo, objetividad y paciencia, y debe-
rá ser completado por nuevas investigaciones cada vez que
un plan de trabajo lo requiera y a los efectos de hacer la eva-
luación de resultados" (Soler, 1956: 14-15).
29
vertientes reformistas del movimiento universitario del 18 tal
como se expresa en el siguiente informe de la Universidad:
"La Extensión Universitaria surge como concepción, en Lati-
noamérica, del movimiento de la reforma Universitaria de
1918. Como reacción contra la Universidad claustral y clasis-
ta, sus grupos renovadores sientan la tesis de que ella sólo pue-
de cumplir su misión en forma acabada, acercándose al pue-
blo, viviendo sus problemas y colaborando para solucionarlos"
(Nuestra Realidad, Publicaciones de la Universidad: 1962).
La fragmentación y el olvido
La dictadura cívico-militar, asentada en el poder el 27 de
junio de 1973 y la posterior intervención de la Universidad tra-
baron el desarrollo de las tareas de investigación y extensión y
desvirtuaron la función de enseñanza en el seno de la Universi-
dad. A su vez, desarticularon totalmente el trabajo que la mis-
ma desarrollaba en el medio conjuntamente con otras institu-
ciones y actores.
Es pertinente recordar las reflexiones que Miguel Soler
efectúa sobre los efectos que la dictadura tuvo en la educación
en general por medio de lo que denominó la"pedagogía de la
30
dictadura". Ésta,"basada en la doctrina del orden natural, justi-
fica el autoritarismo y la censura" (Soler, 2005: 141) al tiempo
que inhibe el desarrollo autónomo de los sujetos y el trabajo
cooperativo entre ellos.
Congruente con lo planteado por Soler, las profesoras Cam-
podónico, Massera y Sala sostienen que en los años de la dicta-
dura:
"(…) la adquisición de conocimiento es muy sencilla, ya que
se limita a la recepción y repetición de lo que"otros" desco-
nocidos, sin ubicación en lugares y tiempos, han logrado de
una vez para siempre (…). Al alumno no debe quedarle du-
das ni preguntas. No hay variedad de posiciones (…). (Hay
un) ocultamiento del conocimiento de diversas posiciones y
de la reflexión y discusión sobre las mismas" (Campodóni-
co, Massera, Sala, 1991: 93–94).
32
extensión articuladas con la investigación y la enseñanza de
cara al país y su gente. En este manto de "olvido" obligado
quedaron las Misiones Socio-Pedagógicas, los Cursos de Vera-
no y las Experiencias Educativas de los años 60 impulsadas
desde los cuerpos docentes.
La (des)memoria
Las cicatrices de diez años de dictadura han quedado en la
sociedad, las instituciones, los sujetos y sus efectos aún no han
sido "asimilados" (si esto fuera posible). En el período posdic-
tadura se ha procurado "reparar" los daños producidos por el
autoritarismo, el terrorismo de Estado y el pensamiento único,
dogmático y autoritario en el conjunto de la sociedad y, parti-
cularmente, en las instituciones educativas y en los sujetos de
la educación.
En este marco, la Universidad y el trabajo de extensión
que desarrolla ha buscado canales institucionales y ha impulsa-
do líneas de trabajo en el medio, particularmente en el interior
del país. En 1998 el Servicio de Extensión se articula con el de
Interior conformando la dirección de Servicios Centrales de
Extensión y Actividades en el Medio. Posteriormente, en 1993
el Consejo Directivo Central promueve una reestructura gene-
ral y se crea la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades
en el Medio (CSEAM).
En este período la CSEAM coordinó con la Administra-
ción Nacional de Educación Pública (ANEP) diversos Cursos
de Verano. Éstos se estructuraron para atender las necesidades
del cuerpo docente (maestros y profesores de Enseñanza Me-
dia) y se impulsaron desde diversas facultades: Medicina, Cien-
cias, Humanidades y Ciencias de la Educación, Ingeniería, Cien-
cias Sociales, Psicología, Derecho, Arte y Ciencias de la Co-
municación, entre otras.
En este período y en el nuevo contexto universitario el
Equipo de Extensión del Área de Educación de la Facultad de
33
Humanidades y Ciencias de la Educación ha impulsado, desde
hace algo más de una década4, diversos proyectos de trabajo.
Éstos han sido coordinados con maestros y educadores de Mon-
tevideo y del interior del país que trabajan en escuelas e institu-
ciones enclavadas en zonas de pobreza y exclusión social, así
como con maestros rurales de Cerro Largo y Tacuarembó. És-
tos nos han demandado apoyo y asesoramiento pedagógico en
diversas temáticas. En función de lo expresado precedentemente
y de la concepción de extensión universitaria que explicitare-
mos, la demanda de los maestros y Educadores se constituyó
en una interpelación y en una invitación de trabajo conjunto, en
una búsqueda de respuestas nuevas, forjadas en forma colabo-
rativa. En otros términos, el trabajo extensionista fue una tarea
educativa en comunidad, articulada con la enseñanza y la gene-
ración de conocimientos. Los olvidos de la historia, así como
los dogmatismos y formas de pensamiento único, autoritario y
excluyente característico de la década negra de nuestra histo-
ria, son los elementos contra los que hemos batallado.
Recuperando memoria
Extensión-enseñanza-investigación
Valoramos oportuno desarrollar, sintéticamente, la pers-
pectiva de extensión que ha animado los diversos proyectos a
los que hacíamos referencia y que, parcialmente, se reflejan en
este libro. En este sentido mencionaremos, sucintamente, cua-
4
Desde el año 1996, con un Equipo de docentes, estudiantes y egresados del Área de
Ciencias de la Educación estamos trabajando, en el marco de un Programa Institucio-
nal, en el campo de la extensión universitaria, particularmente con maestros de escue-
las públicas urbanas y rurales de "contexto" de pobreza, así como con educadores de
instituciones educativas de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de la socie-
dad civil. El objetivo de esta línea de trabajo se inscribe en los cruces de las problemá-
ticas que emergen en la relación de la Educación y las situaciones de pobreza. Este
trabajo ha habilitado el desarrollo de diversos proyectos particulares de extensión e
investigación respaldados por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el
Medio (CSEAM) y la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la
Universidad de la República (UdelaR).
34
tro características que la labor de extensión tiene para nuestro
Equipo de Trabajo.
A) La necesidad de articular el trabajo de extensión con la
investigación y la enseñanza. Esto significa que las tareas de
intervención y trabajo pedagógico desarrollados con los maes-
tros y educadores en las escuelas e instituciones educativas se
han procurado efectuar sobre la base de una visión de la exten-
sión que:
"debe asentarse en la especificidad de la labor universitaria,
o sea en la producción de conocimientos. Conocimientos,
provisorios y relativos –como todo saber científico– los cua-
les deben ponerse al servicio de la comunidad para coadyu-
var en la búsqueda de solución a los problemas que emergen
en la sociedad. Esta especificidad exige la participación pro-
fesional, creativa y ética de los docentes y estudiantes en in-
terrelación permanente con los diversos actores sociales in-
volucrados. Ética en tanto rigurosa con el saber generado y
ética en las formas de relacionamiento con todos los sujetos
que interactúan" (Bordoli, 2006).
35
se deba extrapolar el conocimiento generado en el ámbito
universitario al contexto social (actitud vanguardista) sino
que la pregunta debe operar como motor del trabajo de la
extensión" (Bordoli, 2009, en prensa).
5
Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSEAM); Comisión
Sectorial de Investigación Científica (CSIC); Comisión Sectorial de Enseñanza (CSE).
36
aprender con otro e idear nuevas formas frente a los problemas
emergentes de la realidad.
En este sentido es pertinente recordar a Paulo Freire, quien
sostiene que enseñar exige investigación y que "mientras se
enseña se continúa investigando. A su vez, añade que enseñar e
intervenir exigen búsqueda e investigación permanente" (Frei-
re, 1999).
C) Este proceso de aprendizaje con otros en torno a pro-
blemas que se configuran en un ámbito específico de trabajo
y la producción de nuevos conocimientos a partir de un saber
que se encuentra en falta, nos conduce a aseverar enfática-
mente que la extensión encierra una potente fuerza educativa.
Esta potencialidad educativa de la extensión es bidirec-
cional: hacia la comunidad (maestros y educadores en nuestro
caso) y hacia la interna universitaria. A nivel universitario la
función educativa se despliega en dos sentidos, con relación a
los estudiantes y docentes, en la medida que habilita la oportu-
nidad de interrelacionar teoría y práctica así como la posibili-
dad de generar nuevas preguntas de investigación.
D) Finalmente, la extensión tiene una dimensión política.
Política, en el mismo sentido al que hacíamos referencia en el
prólogo de este libro con relación a la escuela pública como
proyecto político pedagógico. No en un sentido partidario ni
proselitista sino en el compromiso con la formación de sujetos
autónomos, libre pensadores y abiertos para contribuir en la
"búsqueda de alternativas (…) que logren una mejor calidad de
vida de la comunidad" (UdelaR, PLEDUR: 2006). En definitiva,
la radicalidad política que se anuda en la extensión, así como en
un proyecto educativo, pasa por un trabajo riguroso con relación
al conocimiento. Si la especificidad de lo educativo y la articu-
lación de la extensión con la investigación tienen como núcleo
el conocimiento, lo político concierne a la producción, circula-
ción y aplicación del conocimiento en la mejora de vida de los
sujetos y de la comunidad, la polis. En general, la política implica
37
relaciones de poder y luchas por él. En ese sentido, lo que a la
extensión –en su potencialidad educativa– le corresponde aportar
es la elucidación crítica y la búsqueda constante e incisiva de
nuevas formas de conocimiento más comprensivas de las diver-
sas realidades. En otros términos, la dimensión política especí-
fica y particular de lo educativo pasa por una posición del suje-
to y el colectivo social con respecto al saber en falta que se es-
curre en cada una de las situaciones concretas a analizar y, qui-
zás, ojalá, a ayudar a transformar.
En definitiva, podríamos decir que el trabajo de extensión
universitaria es una experiencia de comunidad educativa, en la
que se integran para fortalecerla y otorgarle especificidad, la
labor de investigación y enseñanza. Sin éstas se desvirtúa en
activismo sin sentido. O, en palabras de José Luis Rebellato
procura "superar un paradigma de conciencia solitaria, ence-
rrada en sí, para pasar a un modelo necesariamente comunicati-
vo y dialógico."
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39
40
Notas sobre educación del cuerpo y escuela:
una lectura de las pedagogías del cuerpo1
Gianfranco Ruggiano
Raumar Rodríguez Giménez
Presentación
El presente trabajo reúne algunas consideraciones en rela-
ción con la educación del cuerpo, prestando especial atención a
la institución escolar y a los procesos económicos, sociales,
culturales y políticos en los que se inscribe su historia. El pro-
pósito de estas consideraciones no supone más que contribuir
con una lectura crítica de la educación del cuerpo. Por esta ra-
zón, en estas notas se vuelve sobre algunos pasajes claves de
los principales cometidos de dicha educación: su relación con
una formación social capitalista, el papel de las ciencias en re-
lación con el saber y el conocimiento, la conformación de una
pedagogía específica cuyo objeto es el cuerpo, para incluir, so-
bre el final, breves consideraciones sobre la cultura corporal en
la actualidad y las posibilidades de la escuela al respecto.
El carácter abierto de este trabajo permite apenas esbozar
una serie de cuestiones sobre la educación del cuerpo; sin em-
bargo, entendemos que estas cuestiones son imprescindibles
siempre que se acepte la necesidad de rastrear la historia de
dicha educación para comprender su estado actual y esbozar
cualquier tipo de reflexión pedagógica o didáctica al respecto.
En este sentido, creemos pertinente señalar que –para el campo
1
Este trabajo se realiza en el marco de las actividades del Grupo Políticas Educativas
y Políticas de Investigación en Educación Física (Departamento de Investigación del
ISEF) en sus interacciones con distintos grupos de investigación del Instituto de Edu-
cación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UdelaR).
41
de la educación– la mirada social, cultural y política sobre este
fenómeno apenas comienza.
2
Este punto de vista pone en evidencia el carácter contradictorio de las expresiónes
"educación del cuerpo" o "pedagogías del cuerpo": toda educación, toda pedagogía es
–de un modo u otro– del cuerpo. Sin embargo, dichas expresiones se utilizan para dar
cuenta de la especificidad de cierto trabajo pedagógico.
42
en la institución escolar, que no son incluidas en forma explíci-
ta en ninguna de estas categorías.
Durante el transcurso de la vida escolar el niño debe, en
primera instancia, tomar conciencia de la existencia de "su cuer-
po", es decir: lograr objetivarlo en tanto entidad que en cierta
medida es ajena a sí mismo, ya sea desde la constatación de su
presencia como elemento de distorsión en el aprendizaje o, en
el mejor de los casos, como una parte integral del ser que, en
tanto "parte", no supera la escisión cartesiana. Simultáneamen-
te a este proceso de objetivación del propio cuerpo, es necesa-
rio que el niño logre un control mínimo del mismo: debe incor-
porar, es decir hacer cuerpo, hacer carne, un conjunto de dispo-
siciones y regulaciones que den cuenta de un grado mínimo de
socialización.
Se trata de controlar impulsos corporales, diferenciar tiem-
pos de juego y tiempos de trabajo, internalizar todo aquel con-
junto de saberes higiénicos que en cada momento se constitu-
yen como legítimos; en definitiva condiciones básicas de so-
cialización que se actualizan en cada momento histórico y en
diferentes contextos socio-culturales, pero que siempre se
articulan (entre sí y con la institución escolar en su conjunto)
para lograr una misma tarea, a saber, lograr una escolarización
suficiente, o dicho de otra forma, que hasta los últimos indicios
de barbarie desaparezcan. Para comprender la génesis de la re-
lación cuerpo-escuela en el Uruguay, es preciso recurrir al S.
XIX:
"Aquel Estado celoso de su poder, y aquella burguesía libe-
ral y anticlerical, apostaron a la labor 'civilizadora' de la es-
cuela… De este modo, el gaucho, un 'bárbaro' social, y el
niño, un 'bárbaro' etario, se civilizarían por la escuela, es de-
cir, controlarían sus 'malas pasiones' (…) Entonces, el gau-
cho, convertido en un 'ciudadano' y un 'trabajador útil', sería
un peón avergonzado de su pasado histórico, y el niño, con-
vertido en alumno modelo se avergonzaría de haber preferi-
do –¿aún preferir?– el juego" (Barrán, 2008: 284-286).
43
Los conocimientos que conforman el currículo deben a su
vez, ser "escolarizados", es decir, ubicarse dentro de la institu-
ción escolar sin contradecir esta lógica. Su presencia en la es-
cuela nunca tiene un papel central, sino contingente y tributaria
con los lineamientos generales de la misma, es decir que la
importancia de ciertos contenidos o conocimientos se funda-
menta históricamente y por ello nada asegura su continuidad en
forma indefinida. Cuando un conocimiento ingresa a la escuela
para ser enseñado, queda relegado a una estructura institucio-
nal definida y a ella responde, sin que su presencia o su ausen-
cia alteren sustantivamente la función de esta institución. Cier-
to es que existen algunos conocimientos que aparentemente
están intrínsecamente unidos a la institución escolar, tanto que
incluso resulta difícil imaginarse una escuela que, por ejemplo,
no imparta algún tipo de conocimiento relativo a la matemática
o la lengua oficial de cada contexto cultural. Sin embargo, por
más que se ubiquen en los lugares centrales del acontecer curri-
cular, estos conocimientos nunca dan orientaciones más que
superficialmente; no definen políticas educativas sino que se
inscriben en ellas.
3
Seguimos la distinción formulada por Behares en los siguientes términos: "El conoci-
miento es del plano de la organización imaginaria del mundo, de su estabilidad repre-
sentable y representada en la fantasía didáctica de plenitud cognoscitiva. Por su lado,
el saber es del plano de la deriva simbólica, en la que el significante se dispersa, regido
desde su condición en-falta, en la que está instaurado el inconsciente en su relación
imposible con el Real" (Behares, L., 2007: 18).
44
sujetos pragmáticos, es la vía por la que ha pretendido transitar
lo escolar, en el sentido moderno del término4. No ha sucedido
lo mismo con el saber, siempre que se lo entienda como algo
subjetivo, inestable y, finalmente, incomunicable (Behares,
2008). Como ingobernable, el saber del cuerpo ha sido exclui-
do de las cuestiones de la enseñanza moderna, aunque insistie-
ra en aparecer, en poner en jaque las una y otra vez reformula-
das y refinadas teorías pedagógicas y didácticas cuyo desarro-
llo estuviera orientado por cierta necesidad –económica, so-
cial, cultural y política– de eficiencia y eficacia escolar. En este
sentido, la escuela (el conjunto de instancias que ella implica)
no pudo evitar rendir tributo al momento moderno en que la
pretensión de rigor científico quedara prendada por el predo-
mino positivista. El conjunto de ciencias que han procurado
"homogeneizar lo real" (Pêcheux, 2006: 36) hacen eco en lo
pedagógico: el cuerpo puede y deber ser explicado; luego, el
cuerpo se puede controlar y predecir. Hay que precisar aquí que
el cuerpo en la modernidad occidental no habrá sido sino un
resto que la mente debe controlar y a eso debe abocarse la es-
cuela, a desplegar un trabajo pedagógico tal que el efecto de
conocimiento produzca algo en "lo niño"5, o tal vez sea mejor
decir: que tenga que "vérselas" con eso. Lo que las "pedagogías
blandas" –como las llaman Bourdieu y Passeron (1981) – han
producido en este sentido, lejos de tomar distancia o de confi-
gurar otra manera de hacer con la subjetividad en la escuela, no
han sino dulcificado el proceso en el que el cuerpo se escolari-
za. Es decir, el intento de modificación de ciertas prácticas típi-
cas del disciplinamiento corre el riesgo de encapsular y hacer
invisibles aquellos rasgos invariantes del dispositivo pedagógi-
co moderno.
4
Respecto de las consideraciones sobre el conocimiento como estructura discursiva
lógicamente estabilizada, se siguen las ideas de Pêcheux (2006).
5
Tomamos este concepto de Ana Fernández: "lo niño" "es algo del orden de lo subjeti-
vo o más bien de una irrupción subjetiva, sea cual sea la edad del sujeto" (Fernández,
2006: 22).
45
Si revisamos rápidamente el caso de la historia de la educa-
ción del cuerpo en Uruguay, podemos encontrar ciertas inva-
riantes: hay más continuidades que rupturas entre la construc-
ción discursiva desde la que se configura la educación del cuer-
po a fines del S. XIX y la de fines del S. XX. Podríamos afir-
mar, aunque no se trate más que de una hipótesis, que no hubo
sino sucesivas reformulaciones y refinamientos de un disposi-
tivo pedagógico higienista que, conforme avanza el S. XX, se
actualiza de diversos modos. En este dispositivo, el cuerpo nunca
dejó de ser un resto, sea para mantenerlo limpio, útil, fuerte,
sea para observar su desarrollo y considerarlo base de aprendi-
zajes cognitivos6.
El conocimiento del cuerpo en la escuela reside, en gran
parte, en la incorporación de aquello que las ciencias describen
y explican en relación con ese objeto llamado cuerpo. El Plan
para las Escuelas Urbanas, en su versión de 1986, otorga un
lugar central a las ciencias naturales para definir dicho objeto.7
Desde esa perspectiva, desde el mapa que las ciencias naturales
brindan, el cuerpo adquiere visibilidad. Esa misma visibilidad
es la que funcionará como referencia en la construcción que el
niño hace de su cuerpo: la que depende de los mecanismos ge-
nerales de visibilidad que se despliegan en el espacio escolar.8
En este punto, es necesario distinguir que hay otras miradas
que participan de la configuración de ese dispositivo, dentro de
los cuales interesa destacar la mirada del maestro.
Desde fines del siglo XIX hasta nuestros días, con diferen-
tes énfasis y algunos giros, para la escuela, el niño es un sujeto
psicológico. Como afirma Behares:
"La teoría moderna de la enseñanza (…) partió de la formu-
lación de la concepción de individuo, como máquina psico-
6
Al respecto, ver Rodríguez Giménez, 2006, 2008a y 2008b.
7
Al respecto, ver Rodríguez Giménez, 2008a.
8
Sobre este aspecto, ver Larrosa, 1995.
46
lógica de existencia anterior a su relación con el conocimien-
to y el lenguaje y, por tanto, productora de ambos en tanto
instrumentos. De esta manera, para los modernos, la ense-
ñanza es del orden de un hacer sobre el otro o en ocasión de
un otro que está en un proceso de desarrollo. El siglo XX,
aunque con antecedentes que se remontan al siglo XIX, hizo
entrar en este contexto con mucha fuerza a la psicología, y en
particular a las teorías del aprendizaje, en el seno mismo de
la teoría de la enseñanza, que se redujo así a un componente
de intervención. De esta manera se logró formular la impres-
cindible transparencia interactiva que implica para el pensa-
miento psicopedagógico la relación enseñanza-aprendizaje,
ahora con un guión que se supone pleno de sentido" (Beha-
res, 2007: 4).
9
De todos modos, la pregunta es: ¿puede alguna forma escolar superar este modelo,
más allá de las modulaciones de los dispositivos?
10
Para un estudio sistemático de la educación física como disciplina escolar puede
consultarse el caso de Argentina en Aisenstein, Scharagrodsky, 2006. Para el caso bra-
sileño, ver Bracht, 1996; Soares, 2001. Ver también Coletivo de Autores, 1992.
47
importante señalar que la educación física de comienzos del S.
XXI, en la escuela uruguaya, no es idéntica a lo que se configu-
ró como educación del cuerpo a fines del S. XIX; sin embargo,
del mismo modo es importante indicar que preserva gran parte
de aquellos rasgos.11
11
En este sentido se plantea un escenario interesante, sobre el cual será necesario dis-
cutir y seguir atentamente su desarrollo. En los últimos años la educación del cuerpo es
objeto de discusiones políticas y forma parte de las políticas educativas actuales, den-
tro de las cuales queremos marcar dos hitos: el Proyecto de Ley en el que se declara la
obligatoriedad de la educación física en la escuela primaria (enviado al parlamento por
el Poder Ejecutivo el 11 de diciembre de 2006) y la incorporación de la "educación
sexual" en los programas oficiales de los distintos niveles de la enseñanza (a partir de
una resolución del Consejo Directivo Central/ ANEP de noviembre de 2006, se puso en
marcha el Programa Nacional de Educación Sexual).
12
"Rousseau publica en 1762 no sólo el Emilio sino también El Contrato social; ambas
obras constituyen las dos caras de una misma moneda: el nuevo orden social del con-
trato exige un nuevo tipo de súbdito, el ciudadano, producto en gran parte de la nueva
educación" (Varela y Alvarez-Uria, 1991: 76).
48
"el pueblo aparece de manera general como el elemento resis-
tente a la regulación de la población, el elemento que trata de
sustraerse al dispositivo por cuyo conducto la población exis-
te, se mantiene y subsiste, y lo hace en un nivel óptimo. La
oposición pueblo/población es muy importante" (Foucault,
2006: 65).
13
En líneas generales podemos identificar tres niveles en los que se diferencian estos
dos mecanismos. En primer lugar en relación con el espacio en el cual se aplican (las
disciplinas delimitan un espacio y la legalidad tiende a abarcar espacios ilimitados); el
segundo nivel se ubica en el sentido reglamentario, ya que una obliga diciendo qué se
debe hacer, más allá de lo cual no existen posibilidades de acción y la otra permite,
regulando aquello que no se puede hacer y a partir de allí le da a cada individuo la
posibilidad de acción. Por último, la función: la legalidad cobra mayor relevancia cuando
debe prohibirse y las disciplinas se tornan más efectivas al establecer en todo momento
lo que hay que hacer y la forma de hacerlo (Foucault, 2006: 67-68).
50
"dentro de una serie de acontecimientos probables. Segundo,
las reacciones del poder frente a ese fenómeno se incorpora-
ran a un cálculo que es un cálculo de costos. Y tercero y último,
en lugar de establecer una división binaria entre lo permitido
y lo vedado, se fijarán por una parte una media considerada
como óptima y por otra límites de lo aceptable, más allá de
los cuales ya no habrá que pasar" (Foucault, 2006: 21).
La forma de articulación de estos dos mecanismos devie-
ne, en la modernidad, en la aplicación de una serie de políticas
de prevención, que regula el comportamiento mediante leyes y
que busca prevenir a partir de la suposición; establece, en defi-
nitiva límites que no se podrán franquear, dejando en "libertad"
al individuo dentro de esos límites. Estas regulaciones orienta-
das a la masa poblacional requieren, simultáneamente, de un
tratamiento regulador del pueblo; por lo tanto se sustentan en la
existencia de una serie de acciones que se aplican en espacios
con una relativa independencia y que apuntan, como afirma
Foucault, a lograr un complemento de la realidad, es decir, "den-
tro del espacio disciplinario se construirá el elemento comple-
mentario de esa realidad, prescripciones y obligaciones tanto
más artificiales y apremiantes cuanto que la realidad es lo que
es, insistente y difícil de vencer" (Foucault, 2006: 69). Pode-
mos identificar entonces una serie de espacios institucionales
que, a partir de las disposiciones preventivas de la legalidad,
buscan asegurar las condiciones necesarias para su aplicación.
Ya se ha dicho que tanto la institución militar, como los
talleres, los hospitales y las escuelas son instituciones de este
tipo; de este modo podemos esperar encontrar en ellas un con-
junto de disposiciones corporales (pedagógicas) que apunten
al desarrollo de los elementos necesarios que, por no existir
aún, son complementarios de una realidad a controlar. Se es-
tablecen, en definitiva, continuidades entre los requerimientos
que cada una de estas instituciones disciplinares busca, a ni-
vel del cuerpo de los sujetos, por su propia lógica de funcio-
namiento y regulaciones legales hacia la población. "Técnicas
minuciosas siempre, con frecuencia ínfimas, pero que tienen
51
su importancia, puesto que definen cierto modo de adscripción
política y detallada del cuerpo…" (Foucault, 1989: 142). Así,
la búsqueda de disciplina militar se continúa, a una escala di-
ferente, por la preocupación por los valores ciudadanos y pa-
trióticos; las normas higiénicas de la escuela tienen un corre-
lato a nivel de políticas preventivas de salud, etc.
Si bien esta lógica institucional impone, por su propio peso,
una presencia que orienta el accionar de los diferentes actores,
existe al mismo tiempo una posibilidad de relativa independen-
cia, ya que resulta imposible la regulación institucional en to-
dos los niveles. El funcionamiento escolar se basa en los ya
mencionados dispositivos de seguridad, por lo tanto, en pres-
cripciones que tienden a legalizar aquello que no debe hacerse
y en otorgar una (relativa) libertad de acción. Podemos afirmar
entonces que existe una cierta solidaridad de todos los actores,
tanto los docentes y directores como los padres. Esta solidari-
dad no necesariamente, ni en todos los casos, implica líneas de
acción fijas e inmodificables, por lo tanto creemos importante
resaltar que:
"as práticas corporais são mediações, são discursos sociais
que compõem sistemas simbólicos, são, portanto, materiali-
dade que pode producir outras representações sobre o corpo.
Pensar que as representações de corpo, de velocidade, potên-
cia, performance não foram sempre as mesmas, que qualida-
des fisicas não foram sempre valorizadas do mesmo modo e
por uma mesma sociedade, numa mesma época, pode forne-
cer elementos para um olhar mais sereno, para uma atitude
menos desvairada no que diz respeito ao corpo e à sua edu-
cação. Pode, por tanto, permitir imaginar que a voga do es-
porte, que esta versão muscular da vida, que a performance
máxima, que a explosão da aventura podem, em um breve
espaço de tempo, não ser mais o grande foco da vida. Pensar
deste modo possibilita abrir espaço para experiências de prá-
ticas corporais e de vida em sociedade que tomem como eixo
a delicadeza, a lentidão, a amizade, a solidariedade, a com-
paixão, a alegria, o respeito a todos os seres vivos e ao plane-
ta e, por que não, o ócio" (Soares, 2005: 61).
52
Cuerpo, cultura y educación
Se habrá notado en este trabajo una preocupación por la
educación en la cual se considera que los aspectos vinculados
al desarrollo orgánico del cuerpo y la lectura reducida a las
ciencias biomédicas del mismo deben ponerse en relación con
otras instancias que hacen a una formación social. No se trata
de una "antibiología" o de algún tipo de "somatofobia", en
palabras de Judith Buttler (2002: 30 y sig.), sino apenas de
asumir que cualquier definición que tengamos del cuerpo tie-
ne algún grado de performatividad, que produce algún efecto
y que los efectos producidos estarán más o menos implicados
en las condiciones de posibilidad en las que se enuncia el
cuerpo. En otras palabras: no hay intervención neutra, asépti-
ca, sobre aquél. La educación del cuerpo tiene que ver con el
saber y con un conjunto de conocimientos que están ya impli-
cados en el campo de lo económico, lo social, lo cultural y lo
político. Señalando sólo algunos de los aspectos que conside-
ramos relevantes, es necesario analizar qué tipo de solidarida-
des se generan entre la educación del cuerpo en la escuela y
las prácticas corporales en general. No representa una nove-
dad que, respecto de estas prácticas, la cadena "control-repre-
sión" se acompaña de la cadena "control-estimulación",14 nos
encontramos ante una especie de "economía positiva del cuer-
po y del placer" (Foucault, 1992b: 160) en la que somos per-
manentemente estimulados a "disfrutar de nuestro cuerpo".
Consideramos que ésta es una cuestión que debe ser tomada
por la escuela; educar el cuerpo implica también problemati-
zar su constitución historiográfica, sus relaciones con las ins-
tituciones, su dimensión subjetiva, sus relaciones con el mer-
cado y los medios masivos de comunicación en los que apare-
ce como un objeto de consumo, un fetiche con estatuto de
14
En este punto, tomamos ideas de Foucault, 1992a.
53
mercancía.15 Educar el cuerpo, en cualquiera de las formas
que adquiera esta educación (estimular su desarrollo, organi-
zar y disponer sus energías, entrenarlo, vigilar sus conductas
o estimular su liberación) implica desde el principio un corre-
lato con el conjunto de instancias de la formación social en la
que dicha educación se realiza. Las pedagogías del cuerpo
son parte de la cultura corporal de una época y la escuela no
debería naturalizarlas, sino considerar críticamente su histo-
ria.
Consideraciones finales
En este breve trabajo nos hemos referido a la educación
del cuerpo, a las pedagogías del cuerpo y a las configuraciones
que éstas adquieren en función de un dispositivo específico: la
escuela moderna. Estas pedagogías no son invenciones de indi-
viduos particulares ni de instituciones aisladas, son siempre en
relación con la formación social en la que se despliegan y de
acuerdo a unas condiciones de posibilidad. Señalar la eficacia
de la reproducción y del disciplinamiento, así como las solida-
ridades de conjunto en la cual funcionan estos mecanismos, no
implica desconocer que son procesos abiertos, con fisuras, con
marchas y contramarchas, con rupturas y lagunas; por el con-
trario, si se quiere que estas pedagogías potencien los procesos
que son habilitados a partir de estas rupturas, es imprescindible
objetivar su estructura, historiar su desarrollo, identificar sus
anclajes. Es allí donde el educador, aún en la soledad de su aula
y con las contradicciones (ineludibles) que se le plantean, pue-
de encontrar un espacio para explorar posibilidades de ruptura
con la inercia de las instituciones.
15
Recordemos que, según Turner (1989: 223), "las primeras descripciones clínicas de
la anorexia nerviosa aparecieron en Francia e Inglaterra en los últimos años de la déca-
da de 1860", es decir, en el seno de la sociedad capitalista e industrial, como efecto de
las "antinomias del pensamiento burgués" (Turner, 1989: 226). Para acrecentar esta
discusión, ver Aisenstein., 2006; Branco Fraga, 2001; Fernández Vaz, 2004; Pérez Fer-
nández, 2007; Silva, 2001.
54
Las reflexiones desarrolladas en este trabajo nos han lle-
vado a pensar en la necesidad de problematizar la formación
corporal del educador. Las posiciones del que educa y del que
enseña son posiciones subjetivas en las que también hay el cuer-
po. Nos preguntamos muy poco sobre qué sucede con eso en la
intersubjetividad pedagógica y didáctica. Poco se piensa sobre
la relación que se establece entre el cuerpo del que enseña y del
que aprende, cómo se construye esta relación y a qué responde
estructuralmente hablando. Problematizar la educación del cuer-
po, la enseñanza de algo del orden del cuerpo, representa una
dificultad cuando no se ha problematizado la educación corpo-
ral que ha recibido el profesional de la educación ¿Qué papel
juega la formación corporal que ha recibido el educador y cómo
afecta dicha formación en las orientaciones que adquiere la edu-
cación del cuerpo en la escuela? Ésta y otras preguntas se im-
ponen en el devenir de estas reflexiones y nos remiten a la idea
en la que se señala que "el educador necesita ser educado"16.
Finalmente, dejamos abierta la discusión sobre el papel de
la escuela y las pedagogías del cuerpo en relación con la cultu-
ra corporal. Hace algunas décadas que las ciencias humanas y
sociales han tomado al cuerpo como objeto de estudio; sin em-
bargo, el campo de la educación apenas comienza a dar lugar a
esta temática.
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57
58
Las formas de inclusión del cuerpo en
actividades dentro de la escuela: la
alfabetización corporal
1
Los trabajos de Foucault publicados a partir de los años setenta giran en torno a los
procesos de docilización de los cuerpos en las diferentes sociedades, desde lo que él
denominó biopolítica o la ciencia del control político de los cuerpos de los ciudadanos.
2
Redimensión del cuerpo que, en palabras de Trigo y Rey al hablar de motricidad
humana, reconoce un cuerpo que no se reduce sólo a espacio-tiempo, sino que se sitúa
también en un proceso cultural, simbólico, social, volitivo, afectivo, intelectual y mo-
triz... en otras palabras, la Corporeidad. Rey y Trigo, 2000.
60
saciones que experimenta el niño, favorezca el mayor número
de significados a través de lo que se es. Además de proporcio-
narles a los educadores la teoría necesaria como soporte y apo-
yo para la formación, debería poder incluir los aspectos que
posibiliten una integración capaz de permitir la construcción de
aprendizajes significativos, personas que entiendan sus cam-
bios como construcciones que, sin desconocer las herencias
familiares, puedan volver a (re)descubrir la corporeidad por
medio de escenas, personajes y máscaras. En otras palabras,
habilitar la posibilidad de encontrarse con el cuerpo de otra for-
ma.
3
La práctica designa "una acción concertada por el hombre, sea cual fuere, que le da la
posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico" (Lacan, 1984: 14, citado en Casa-
nova, 2002).
4
En el ámbito de lo gestual, insisto en que "no hay un código para descifrar lo gestual,
el mismo gesto, el mismo sonido, el mismo movimiento ha de ser decodificado en cada
situación y en cada contexto según su singularidad" (Roth, 1994: 22). Citado por Casa-
nova, G., 2002.
66
y desde allí se fortalece, favoreciendo procesos de cambio. El
juego nunca es neutro.
La función socializadora de los juegos puede facilitar u
obstaculizar el desarrollo; es decir, puede facilitar u obstaculi-
zar el aprendizaje, ¿de quién depende?
De las relaciones humanas, de la cultura de los factores
socializantes. Por tanto al proponer juego, es necesario acom-
pañar y promover situaciones de juego que puedan diversificar
y ampliar el conocimiento y las experiencias.
En los adultos educadores (o no) las huellas corporales,
las cicatrices y las heridas han dado lugar a múltiples disfraces.
Sacarse el disfraz de los roles que hemos aprendido desde el
comienzo de nuestras vidas, propone una forma de resignificar
el juego. Una buena propuesta parece ser el de "jugar a sacarse
los disfraces", usando disfraces que ayuden a dar lugar a la al-
teridad, retrotraerse para encontrarse con lo mejor de sí y lo
mejor de otro desde un silencio de imágenes habituales y dan-
do lugar a las nuevas imágenes posibles. En este ejercicio lo
intelectual no es lo que prevalece, sino la intuición, el deseo,
nacido desde la amenazadora ludicidad que lucha por hacerse
presente. Desde nuestra experiencia concluimos que un adulto
que juega, cuando cree concluido ese tiempo irrumpe con la
frase: "me divertí como un niño". No es más que la ludicidad
que se hizo presente en un clima adecuado y cuidado, tocando
emociones que creía perdidas.
A modo de conclusiones
"enseñar exige investigación (...) mientras enseño continúo
buscando, indagando. Enseño porque busco, porque indagué,
porque indago y me indago. Investigo para comprobar, com-
probando intervengo, interviniendo educo y me educo. In-
vestigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o
anunciar la novedad."
Freire, Pedagogía de la autonomía.
67
La memoria que se manifiesta y la que se olvida, entre
silencios y sonidos múltiples, entre olores, percepciones que se
pueden o no convertir en recuerdos explicitados por el lenguaje
hablado o por las acciones que a través del cuerpo se expresan,
emergen desde el espacio que lo lúdico habilita, en momentos
sublimes e irrepetibles; recuerdos que al pasar por alguna for-
ma de expresión pueden ser considerados tal como lo defini-
mos, como una modalidad de escritura corporal. Lo simbólico
se hace cuerpo y permite comprenderse mejor a sí mismo y a
los otros, desde un conocimiento profundo y de dimensiones
inabarcables.
Incorporar el juego y el jugar en la escuela pueden parecer
propuesta sumamente atractiva, pero su inserción en la escuela
debe realizarse respetando sobre todo su especificidad, ya que
creemos que las dificultades que tiene que enfrentar son com-
plejas y diversas, entre otras superar viejos prejuicios como aquél
que dice que "a la escuela no se va a jugar". Deberíamos acep-
tar, entonces, que el juego es una cosa seria, demasiado seria
como para no pensar en el potencial educativo que contiene
para estar en la escuela.5
Nuestra propuesta pretendió provocar reflexión de los pro-
fesionales de la educación más allá del lugar que compete a su
tarea en el sistema educativo; un profesional reflexivo sobre su
práctica, la que pretendemos interpelar para ampliar el nivel de
conciencia de corporeidad que está en juego en el acto educati-
vo, así como su potencial para provocar cambios en la situacio-
nes cotidianas. Para ello creemos con Freire que la práctica puede
ser un inmenso laboratorio cotidiano en el que la innovación a
partir de las propias experiencias, su problematización y la bús-
queda de nuevas hipótesis puede ser una actitud fundamental
para promover la producción de teoría nueva que sea capaz de
5
Consideramos que aporta a un proceso humanizador, pero en una sociedad que tiende
a la deshumanización, no está exento de los sufrimientos sociales y culturales.
68
renovar la práctica, la práctica de la escritura, de la escritura de
la práctica, de la escritura corporal.
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69
70
Cuando el esqueleto humano reemplaza al
bronce.
Repensando las imágenes y los abordajes de
la identidad nacional en la Escuela
Leticia D´Ambrosio
Introducción
Uno de los objetivos de este escrito es iniciar un proceso
de reflexión y visualización de las formas en que se designa y
construye la identidad cultural de la sociedad uruguaya; cen-
trándonos en la forma en que se enuncia y representa la identi-
dad nacional, las identidades de los diversos grupos sociales y
sus representaciones en el discurso oficial del Estado urugua-
yo, específicamente en la escuela.
Para esto proponemos analizar las transformaciones del
concepto de identidad que se produjeron desde las ciencias so-
ciales, y como éste es abordado en los contenidos escolares.
Incorporar este nuevo concepto de identidad surgido en la dé-
cada del 70 permite abordar a las identidades como producto de
procesos históricos, definidos en relación a otras formas de iden-
tificación. Creemos que esto influye en la forma de determinar
las diferencias culturales en la actualidad.
También buscamos indagar en los cambios que se obser-
van en las representaciones sociales de grupos invisibilizados
por el Estado en la conformación de la Nación. Particularmente
abordamos el caso de Mundo Afro,1 investigado por Luis Fe-
1
Mundo Afro fue creada en 1988 con el objetivo de defender los intereses, posturas,
creencias y hacer propuestas de cambio de la comunidad negra de Uruguay. Sitio web
de la Organización: www.mundoafro.org
71
rreira (2003) quien analiza entre otras cuestiones, cómo esta
organización posibilitó la presencia de la minoría negra en el
discurso estatal de la Nación, interpelando las nociones hege-
mónicas de identidad. Se analiza también el surgimiento de or-
ganizaciones que se proclaman descendientes de indígenas.2
Ambos casos, si bien diferentes, presentan elementos inte-
resantes para pensar los procesos contra-hegemónicos y de trans-
formación de la identidad nacional y de las imágenes y repre-
sentaciones que la acompañan.
Haremos hincapié en analizar de qué forma se reflejan es-
tas transformaciones en el contexto educativo.
2
Organizaciones civiles que agrupan a sujetos que se proclaman descendientes de indí-
genas y buscan la revalorización de los antepasados indígenas, señalamos la heteroge-
neidad en sus propuestas, algunas inclusive contrapuestas; INDIA, AIDU, ADENCH,
YASY GUASU.
72
despliegue de otras lealtades y adhesiones" (Caetano y Geymo-
nat en: Luis Ferreira, 2003:18), como ser las de pertenencia
étnica.
Guigou (2000) retomando a otros investigadores, señala
que es entre 1877 y 1930 que se dará el primer "modelo" de
construcción de la identidad uruguaya. Este proceso sería im-
pensable fuera de la maduración del sistema de educación pú-
blica, en la medida en que en Uruguay la Nación se conformó
principalmente a partir del Estado, y la Escuela fue, entre otras
instancias estatales y no-estatales, la matriz productora de ciu-
dadanos inscriptos en Uruguay.
Cada Estado-Nacional ha desarrollado estrategias de uni-
ficación diversas. Rita Segato (1997), en su análisis del caso
Argentino –y por lo que venimos planteando hasta aquí, tam-
bién se aplicaría al caso uruguayo–, plantea que el Estado pre-
sionó para que la Nación se comportase como una unidad étni-
ca dotada de una cultura singular propia, homogénea y recono-
cible. En este marco el sujeto pasaría a percibirse como neutro
de otras identidades que no sean la que le estampa un abstracto
ser nacional.
En este sentido Renzo Pi Hugarte (1998), refiriéndose al
lugar asignado a los pueblos originarios en la conformación de
la nación uruguaya, señala que la historiografía nacional ha afir-
mado la idea de que el Uruguay es un país europeo enclavado
en América y por eso la historia nacional se inicia cuando los
primeros europeos arriban a la región en el siglo XVI; dejando
a las poblaciones indígenas ausentes de las imágenes naciona-
les de autorreconocimiento. Esta historia, instrumento y reflejo
de la identidad del grupo, presenta a los indios como persona-
jes marginales. Esta imagen, señala Pi Hugarte, facilitará la pre-
sentación de la idea de que el Uruguay moderno era obra pura y
exclusiva de los europeos y sus descendientes.
Como señala Guigou (2000) estamos de acuerdo en que la
identidad cultural se manifiesta a partir de representaciones
73
emblemáticas y mitos en permanente actualización y reactuali-
zación, en este aspecto es que profundizaremos aquí, pregun-
tándonos de qué forma se traslucen las transformaciones iden-
titarias en el Uruguay, en el contexto de los denominados pro-
cesos de globalización, en los contenidos escolares.
3
Esta investigación forma parte de mi tesis de Maestría en Ciencias Sociales (FLAC-
SO-Argentina) actualmente en curso, la misma estudia la conformación de la identidad
y el patrimonio nacional y sus transformaciones, en los textos escolares, las condicio-
nes de ejecución de los mismos por parte de los docentes y las formas de recepción por
parte de los estudiantes.
4
Este término, señala Luis Ferreira, fue planteado inicialmente en 1960 por el urugua-
yo Carlos Rama en el contexto de la divulgación de la noción ‘afro’ en los medios
intelectuales críticos de las Américas (Ferreira, 2003:33).
5
Seleccionamos los textos de las tres Editoriales más utilizadas: Editorial AULA, Cien-
cias Sociales. 6° Año, Roland, M.; Rostan, E., 2002; Editorial MONTEVERDE, Apren-
diendo Historia, Amejeiras, M.; Siniscalco, Ma. C., S/D; Editorial SANTILLANA, Te
cuento acerca de... Ciencias Sociales, Historia y Educación Ciudadana, Dirección:
Campos, A.; Mérega, H. 2005.
74
los arqueólogos nacionales y extranjeros, dejan muchas inte-
rrogantes entorno a las características culturales, religiosas y
políticas de estas poblaciones (por la falta de información que
trascienden a la interpretación de los materiales arqueológicos),
se ha generado un conocimiento bastante exhaustivo de la di-
versidad de pueblos indígenas que habitaron el actual territorio
del Uruguay que da cuenta de la "complejidad" cultural de es-
tos grupos.
Haciendo un análisis de las representaciones de las diver-
sas minorías étnicas, vemos que para abordar la temática indí-
gena en los textos se selecciona una ilustración del grupo mo-
coví. Reduciendo la diversidad de las culturas indígenas de
nuestro territorio a un solo grupo, que pobló principalmente la
zona del Gran Chaco.6 Lo que refleja esta elección es la homo-
geneización de los grupos indígenas, la lectura que hacemos es
algo así, como que da igual que la imagen que representa a los
pueblos originaros de nuestro territorio sea de una etnia de otra
región, puesto que sería la condición de indígena lo que preva-
lece en la elección.
Se reduce la riqueza cultural y la diversidad. La compleji-
dad de las relaciones interétnicas, las transformaciones cultura-
les e intercambios, su movilidad, las alianzas establecidas entre
diferentes grupos indígenas podrían ser abordados aquí si se
adoptara un enfoque que incorporara la heterogeneidad de las
distintas culturas originarias.
Esta reducción es acentuada a su vez, por la actividad en la
que se los representa: la caza, rasgo que aparece como lo típico
de estos grupos y nos induce a pensar en lo "salvaje", en lo que
Carlos Masotta (2000) llama: "primitivismo"; produciendo en
el estudiante un efecto de lejanía más que de cercanía cultural.
Es claro que las fotografías e imágenes de los libros no nos
muestran la realidad, sino que se presenta un abordaje y una
6
Así lo señalan Bernard y Spencer en la Enciclopedia of social and cultural Anthropo-
logy.
75
concepción determinada de la realidad posible, pero el texto no
lo aclara, de hecho esta versión de la realidad es reforzada por
la opción didáctica de trabajar con un libro de texto único. Y si
bien es sabido que la imagen quizás distorsiona, siempre queda
la suposición de que existe, o existió algo semejante a lo que
está en la imagen (Sontag, S., 2000).
Una de las posibles explicaciones a por qué el editor elije el
dibujo de los indígenas mocovíes, podría ser la ausencia de
imágenes de los grupos indígenas que habitaron la región don-
de hoy se localiza el Uruguay. Pero esta ausencia no es analizada
ni explicada en el texto escrito, sino que se invisibilizan los con-
flictos que explicarían este vacío, no se introducen los hechos
que llevaron a la ausencia de imágenes y de culturas indígenas;
en vez de ello se opta por colocar la imagen de otro grupo indíge-
na del cual se tiene un registro, se evade entonces, el conflicto.
Podríamos decir, que no hay una identificación particular
del grupo al que se hace mención, sino que los sujetos repre-
sentados pasan a ser metonímicamente cuerpos representativos
del colectivo: "indios", al que son adjudicados según criterios
biologicistas y estéticos-perceptuales (Massota, C., 2000).
En este sentido, compartimos el análisis de Gabriela Novaro
(1999) quien señala, estudiando las propuestas educativas en-
torno a la diversidad cultural, que se naturalizan las diferencias
culturales y las identidades son abordadas como estáticas, ne-
gándose las relaciones y contradicciones entre estas.
Se podría utilizar la imagen de los indígenas mocovíes para
hablar de las diferentes culturas indígenas que poblaron y pue-
blan el continente, señalando las diferencias entre estas en el
pasado y en el presente, y contextualizándolas en cada país y en
Latinoamérica. Abordando entonces la particularidad del Uru-
guay, dando cuenta de las ausencias pero también de los grupos
(organizaciones civiles: INDIA, etc.) que han surgido reciente-
mente para rastrear, reivindicar y revalorizar el componente
indígena en nuestra cultura.
76
Dentro de esta invisibilización del componente indígena
en la conformación de la sociedad nacional, existe una forma
de representar a lo indígena y de hacerlo de alguna forma visi-
ble que llama poderosamente nuestra atención. Nos referimos
al monumento: "Los Últimos charrúas" emplazado en el Prado
de Montevideo, inaugurado en el año 1938. Las estatuas repre-
sentan a los cinco indígenas (Ramón Mataojo, Vaimaca Perú,
Senaqué, Laureano Tacuabé y Micaela Guyunusa), capturados
por el Presidente Rivera (luego de su intento de exterminarlos
en la "masacre de Salsipuedes") en 1831, y desterrados a Fran-
cia en 1832 a pedido de De Curel, comerciante y oportunista de
la época (Mónica Sans En: Paul Rivet, 2002).
La imagen de esta obra escultórica se introduce en los tex-
tos escolares para referirse y representar a los indígenas que
habitaron la región que actualmente conforma el Uruguay. A
partir de esta imagen es que desarrollamos la idea que hemos
denominado: El mito de los indígenas de bronce.
La idea que constituye el mito de los indígenas de bronce
es la de que "los últimos charrúas" fueron enviados a Europa,
con ellos el componente indígena sale del país, queda en el "afue-
ra" y reaparece años después con el relato del destino corrido
por aquellos indios. Aparece entonces una estatua que lo plas-
ma y concretiza. El acontecimiento no es problematizado, ni
presentado como conflictivo sino que a través de su monumen-
talización se naturaliza el destino de estos grupos.
Hablamos de un mito, es decir, de una construcción social
que se alimenta con los rituales. Por esta razón al conmemorar-
se fechas alusivas a la cultura indígena, aun hoy, diversos gru-
pos se dirigen al monumento para homenajear a los indios que
habitaron nuestro país.
En relación al mito del Uruguay sin indios y al mito de los
indígenas de bronce, lo que observamos es que no se explican
ni se buscan los hechos históricos que antecedieron y acompa-
ñaron al exterminio indígena. Tampoco hay un cuestionamien-
77
to del destino de los indígenas que sobrevivieron y los compo-
nentes culturales que arraigaron en nuestra población actual,
sino que las preguntas se anulan en el bronce que se presenta
como comprobación de la ausencia-presencia indígena. Nos
preguntamos por qué el esqueleto de Vaimaca, repatriado en el
2002 como mencionábamos anteriormente, no podría en algún
momento sustituir al indígena de bronce.
Los afro-descendientes. En relación a las imágenes que
refieren a los afro-descendientes, observamos que en el capí-
tulo que se aborda la composición del Estado Oriental, se
presentan fotografías de inmigrantes europeos y criollos,
pero los esclavos africanos no son incluidos como parte de
esta población que llegó a la región. De hecho se incluyen
fotografías de inmigrantes de origen europeo pero no de los
africanos que arribaron forzadamente. La imagen que existe
de los africanos son dibujos que representan la esclavitud.
Al respecto estamos de acuerdo con introducir la idea que
plantea Renzo Pi (1968) quien sostiene la necesidad de hablar
–al referirse a los afro-americanos–, de migración forzada, para
poder apreciar de manera conjunta el fenómeno de la forma-
ción de una sociedad y una cultura nacionales, resultantes de
transplantes diversos.
Por ello, si bien la esclavitud es un "destierro forzado" y se
diferencia en ello de las migraciones europeas, opta por tomar
este término con una latitud mayor que permite incluir y consi-
derar a este contingente migratorio en la formación de la iden-
tidad nacional, desde su particularidad.
En contraposición a este enfoque, en los textos escolares
estudiados, observamos que los afro-descendientes son reduci-
dos a la categoría de esclavos y al igual que los indígenas, apa-
recen estáticos y anclados en el pasado. Se presentan como una
alteridad esencializada y no como culturas que han participado
en el proceso de conformación del Uruguay, insertos en rela-
ciones de poder que los han colocado en un lugar subalterno.
78
Tampoco se incluye el bagaje cultural y la tradición de estas
poblaciones.
En relación a esto, Ferreira (2001) señala la importancia
del estudio de las "invariantes culturales" de las poblaciones
africanas, y agregaríamos aquí, de incluirlas en los textos esco-
lares. Al introducir en el registro público estos componentes de
la cultura africana, el autor apuesta a un reconocimiento de los
mismos como Africanismos de una sociedad nacional pluricul-
tural (Ferreira, L., 2001).
La idea de esclavo no permite visualizarlos como portado-
res de una cultura milenaria, desconociendo un "pasado civili-
zatorio africano" (Ferreira, L., 2001).
La otra forma en la que aparecen representados los afro-
descendientes es por intermedio de un pintor uruguayo, quien
ilustra sus bailes y rituales con los que se los identifica: el can-
dombe, pero no se explica el significado de este ritual sino que
aparece como una expresión artística, como folklore, vaciada
de su contenido y substancializada.
Sobre la importancia del candombe para este grupo, Ren-
zo Pi (1968) menciona su funcionalidad compensatoria, al per-
mitir transitoriamente la reviviscencia de autoridades tradicio-
nales y de hechos vinculados a la memoria común y a la organi-
zación étnica del grupo.
Por otro lado, no se menciona la presencia de elementos
de la cultura africana, lo que Ferreira define como "invariantes
culturales", en manifestaciones culturales como el tango y la
milonga, expresiones consideradas como características de la
identidad-nacional y como pertenecientes a la cultura confor-
mada históricamente como "referencia"; pareciera trazarse una
línea divisoria entre lo blanco y lo negro, negando la posibili-
dad de la mezcla; siendo entonces el candombe puramente ne-
gro y el tango puramente blanco.
Es interesante ver en el contexto actual, los cambios que
están ocurriendo entorno al candombe y a la apropiación de
79
éste por parte de la sociedad nacional. Estos no son introduci-
dos en los textos (solo en una de las propuestas editoriales), por
el contrario, al presentar un dibujo de un esclavo para abordar
la cultura afro-americana se nos retrotrae a un pasado lejano,
sin ninguna conexión con el presente, lo que permitiría abrir el
cuestionamiento por la situación actual de este grupo social; la
cultura afro-americana no se presenta como contemporánea al
lector.
A modo de cierre
Como conjetura, que pudiera explicar la ausencia en los
textos escolares de las transformaciones identitarias que se
vislumbran en Uruguay actualmente, proponemos que lo que
sucede es que, la producción científica muchas veces no es
transmitida e intercambiada con los agentes del sistema edu-
cativo. La escuela entonces, no introduce en sus contenidos
las reformulaciones y transformaciones identitarias que se
observan en la sociedad. La preocupación que deseamos co-
municar es en relación a la escasa "difusión" del conocimien-
to científico, en este caso en el ámbito escolar.
Edward Said señala que la tarea del intelectual,
"con respecto al consenso sobre la identidad grupal o nacio-
nal (…) consiste en mostrar cómo el grupo no es una entidad
natural o de origen divino, sino una realidad construida, ma-
nufacturada, e incluso en algunos casos un objeto inventado,
81
con una historia de luchas y conquistas tras él, que a veces es
importante explicar" (1996: 48).
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84
Mandatos, tiempos y formatos (escolares)
85
también como factor de socialización de las generaciones
adultas. La escolarización estatal favoreció la configuración
del niño como un sujeto que desbordaba los núcleos familia-
res y los sectores sociales de origen, y que debía inscribirse
en un orden público" (2002: 37).
1
La educación como un derecho que debe ser garantizado, pero también como una
obligación que debe ser asumida por los escolares y la familia.
2
Se utiliza "redistribucionista" por ser la característica central de lo desarrollado en
América Latina, "Estado de Bienestar" es el modelo desarrollado fundamentalmente
en Europa, teniendo como característica la profundización de la democracia, lo que al
menos, es difícil de sostener para nuestras latitudes.
86
La caída de las políticas universalistas y la multiplicidad
de políticas que "conviven" en un mismo sistema educativo lle-
van en definitiva, a que, escuela, pierda sentido como signifi-
cante que otorga significados comunes.
En este contexto cobra mayor fuerza la generación de cir-
cuitos educativos de "calidad" y circuitos "para pobres". Las
cada vez más escasas posibilidades de interacción, no permiten
generar ese "nosotros" y sin esta posibilidad la escuela queda,
al menos, cuestionada como espacio social posible de integra-
ción y de heterogeneidad.
Nos interesa detenernos en una parte del fragmento3, los
contextos de pobreza y sus escuelas, para los que operaría el
mandato implícito de asistencia y contención.
La contención aparece como una necesidad que tienen los
alumnos y que la escuela debe atender, necesidad de un espacio
seguro, abrigado y mínimamente confortable. Alimentación,
contención afectiva son tareas y funciones asumidas por la es-
cuela. Una escuela que dedica gran parte de su tiempo y esfuer-
zos a la contención de los niños, quedándole poco tiempo para
transformar a esos niños en alumnos.
La interrogante ¿existe tiempo para lo educativo en la es-
cuela? que pareciera ser un imposible, cobra sentido a la luz de
las escuelas en contextos de pobreza.
De la investigación realizada4 surge que el servicio alimen-
tario ha devenido en la actividad que organiza el tiempo y el
espacio escolar. Una escuela atravesada por dos tiempos: el
3
"A diferencia del segmento, que se constituye como un espacio diferenciado en un
campo integrado, la fragmentación remite a un campo estallado caracterizado por las
rupturas, las discontinuidades y la imposibilidad de pase de un fragmento a otro. La
fragmentación nombra la pérdida de la unidad, la ausencia de referencias comunes y
una dinámica de multiplicación fragmentada que aleja toda posibilidad de recupera-
ción de la unidad" (Tiramonti, 2004: 3).
4
"Entre educar y contener, caras de una escuela de Jornada Completa". Tesis de Maes-
tría en Ciencias Sociales con Orientación en Educación –FLACSO Argentina.
87
educativo y el del servicio alimentario, quedando lo educativo
como aquello que sucede en los entretiempos.
"La escuela, entonces, pasa a ser un espacio donde satisfacer
otras necesidades, que no sólo se relacionan con el acceso a
la cultura. Se da una coexistencia, una sobreimpresión.
Así como muchos niños encuentran el sentido de la escuela
en el comedor y la instancia de aula es vivida como aquella
que habilita al comedor, para otros la escuela es también lu-
gar de aprendizajes y fascinación con lo que descubren" (Ste-
venazzi, 2008: 91).
90
trucción constante– residirá una de las formas de resistencia
a la tribalización de la sociedad" (2007: 29-30).
5
Vale la insistencia con su doble naturaleza de derecho que obliga.
91
nes existe un conjunto de invariantes que constituyen esa for-
ma de larga duración. Los rituales con los que se acompaña el
trabajo en la forma escolar, es una de las invariantes más fuer-
tes, quizá justamente por lo impensado del actuar. Estas adap-
taciones ocurren a pesar de los proyectos pedagógicos, de las
políticas educativas, de los docentes, de las familias, en defini-
tiva es como si dentro de las invariantes de la forma existiese
un instinto de sobrevivencia. Pero esta adaptación en la forma,
no tiene nada de estratégico, justamente porque en educación
es fundamental establecer un diálogo desde el presente con el
pasado, para proyectarlo al futuro y aquí radica uno de los com-
ponentes políticos irrenunciables que conforman un proyecto
pedagógico.
Parte del trabajo de investigación que he venido desarro-
llando, fundamentalmente ligado a la tesis de maestría, tiene
que ver con el tiempo escolar, me propongo entonces señalar
algunas dimensiones que es necesario conjugar en la redefini-
ción de la forma escolar, con el objetivo de sumar a las búsque-
das colectivas en este sentido.
93
música, educación física, talleres experimentales, taller litera-
rio, otras), una variedad que articula y redefine el "currículum
tradicional". La transformación del conocimiento requiere que
se habiliten otros espacios para el aprendizaje. En este sentido
es interesante investigar sobre las modificaciones que el Plan
Ceibal6 introduce, habilitando otros tiempos escolares y extra
escolares, pero también con "otros" (padres, hermanos, veci-
nos), ¿qué sucede con la forma escolar luego que cada niño
tiene una computadora para sí? Más allá de la fascinación, no
podemos perder de vista que en tanto medio, lo que se haga con
y de "la laptop" depende claramente del trabajo pedagógico que
se pueda desatar allí.
Habilitar un espacio pedagógico donde se articule la va-
riedad, requiere de un equipo docente trabajando en conjunto,
no es el modelo de una maestra y profesores que transcurren
por el aula, hay que pensar en un equipo docente que desarrolle
lo educativo con un nivel de coordinación mayor, entonces, será
el equipo docente el que lidere el proceso pedagógico y no solo
un docente.
Ante la demanda de contención que desde diferentes espa-
cios sociales se transfiere a la escuela como candidata natural,
esta tendría que capitalizar el mérito de ser una institución con
el arraigo y prestigio que le ha permitido sostenerse, para darle
una intencionalidad pedagógica a la demanda. Pero esto no lo
pueden hacer los docentes solos, enfrentados –muchas veces–
a situaciones muy difíciles, sino justamente las políticas educa-
tivas que cuentan con la legitimidad de la "sociedad educado-
ra" que las respalda.
En este marco, la formación docente es central, entendida
como un proceso permanente que incluya la investigación di-
6
CEIBAL: "Conectividad educativa de informática básica para el aprendizaje en lí-
nea" es un proyecto socioeducativo desarrollado conjuntamente entre el Ministerio de
Educación y Cultura (MEC), el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), la Ad-
ministración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL) y la Administración Nacional
de Educación Pública (ANEP).
94
dáctico-pedagógica, posibilitando a los docentes recursos y tiem-
po para ello. La tarea docente requiere de autonomía, que habi-
lite contemplar las particularidades sociales, económicas, cul-
turales y de ubicación geográfica de las diferentes escuelas. Para
garantizar un espacio de aprendizajes se requiere de flexibili-
dad en la definición de los tiempos pedagógicos y en la elabo-
ración de una propuesta pedagógica contextualizada.
Es necesario avanzar en esa autonomía que admita un tra-
bajo pedagógico diferenciado. Teniendo presente un marco de
coherencia institucional y un mandato de igualdad, en el que
diferencia no se transforme en desigualdad y autonomía en aban-
dono o desligue de una responsabilidad pública.
A modo de cierre
Me interesa recuperar la pregunta sobre el dilema entre
contención y aprendizaje. Entiendo que la demanda de la con-
tención, planteada a las instituciones educativas, está instalada,
le corresponde a las políticas educativas reinstalar la centrali-
dad educativa de estas instituciones, asignándole a la conten-
ción una "intencionalidad pedagógica" de manera que quede
subsumida, permitiendo conjugar los desafíos que se le plan-
tean a la forma escolar.
Aun corriendo el riesgo de la reiteración, quiero afirmar la
necesidad de restitución y resignificación de lo escolar, como
espacio público privilegiado en el que desarrollar ese doble
encuentro con el "legado" y con el "otro", como primeros pa-
sos de afirmación de una sociedad democrática.
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96
Tecnologías y educación: revisando modelos
y modalidades para su integración
1) Presentación
En este particular momento histórico denominado Socie-
dad de la Información y el Conocimiento (SIC), las Tecnolo-
gías de la Información y la Comunicación (TIC) nos ofrecen un
gran potencial para el desarrollo humano.
Pierre Lévy (2004)1 plantea que una de las principales con-
secuencias de la convergencia tecnológica es que se crea un
nuevo espacio antropológico, el espacio del conocimiento, donde
son tres los aspectos que lo caracterizan, la velocidad de la evolu-
ción del conocimiento, el número creciente de personas que
acceden a la información y la aparición de nuevos medios. Para
Lévy el rol de la tecnología es el de promover la construcción de
comunidades inteligentes "en las cuales nuestro potencial cog-
nitivo y social puede ser desarrollado y realzado mutuamente".
En este contexto corresponde preguntarnos cómo reaccio-
nan los sistemas educativos a estos fenómenos y cuál es el pa-
pel que deben desempeñar de cara a acortar la brecha digital y
por qué no, también la social.
1
Pierre Lévy es actualmente Director de la Cátedra de Inteligencia colectiva en la
Universidad de Ottawa.
97
Uno de los factores que muchos autores identifican como
clave para superar las profundas brechas que se generan, con-
secuencia de la cada vez mayor difusión de las TIC hacia todos
los aspectos de nuestra vida y de los procesos de globalización
asociados a ellas, es lo que se ha dado en llamar integración
curricular de las tecnologías. Existen varios modelos de inte-
gración educativa de las TIC que pretenden precisamente dar
respuesta a las necesidades que este particular contexto genera,
y que por otra parte intentan dar cuenta de cómo la Educación
afronta el hecho de que ellas presentan propiedades cualitativa-
mente diferentes a las tecnologías que las precedieron, por lo
tanto las estrategias para su inclusión deberían también ser cua-
litativamente diferentes. A su vez, algunas de las modalidades
de integración curricular de las TIC pretenden sustentarse en
modelos didáctico-pedagógicos que trabajen con el componen-
te tecnológico al servicio de los fines educativos, mientras que
otros privilegian la tecnología frente a la intencionalidad edu-
cativa que debería caracterizar a toda intervención en el ámbito
escolar.
El debate acerca de cómo las sociedades deben asumir el
desafío de introducir las TIC en la Educación, se define actual-
mente por la presión cada vez mayor que se está ejerciendo
sobre los sistemas educativos para que aborden de manera es-
tructural cómo introducir las TIC en los procesos de enseñanza
y de aprendizaje, asentándose en una clave de reflexión de cor-
te pedagógica y didáctica y equilibrándola con las cuestiones
tecnológicas y logísticas.
Aquí nos propondremos realizar un recorrido por varios
de estos modelos de integración curricular de las TIC, a la vez
que pasaremos revista a las modalidades adscriptas a ellos, in-
tentando reconocer algunos de los supuestos, imaginarios y
convicciones que subyacen a esta alianza entre Educación y
TIC.
98
2) Introducción
A partir de los años '90 el desarrollo de las TIC viene tra-
zando nuevas perspectivas para las economías, los contextos
políticos, las ciencias, las sociedades y las culturas, con lo cual
se configuran escenarios donde la Educación está llamada a
jugar un rol protagónico.
Actualmente el impacto de las TIC llega a tocar práctica-
mente todas las aristas de nuestra vida cotidiana, constituyén-
dose en potenciales herramientas de cambio social y construc-
ción de ciudadanía, lo cual en esta Era digital se ha vuelto con-
flictivo, dado que la penetración de las TIC no ha incidido con
la misma deseable intensidad en todos los colectivos.
Las dificultades en el acceso a los recursos materiales, a
las oportunidades de formación y a las posibilidades de apro-
piación de las TIC por parte de esos colectivos de distintos orí-
genes socioeconómicos y de diversa distribución geográfica,
son motivo de preocupación cuando se reflexiona acerca de la
magnitud del impacto que tienen las TIC en el ejercicio activo
de nuestros derechos y en las posibilidades de participación que
ellas habilitan en todas las esferas de la vida social, política y
económica, puesto que se han diluido fronteras, distancias y
tiempos, con lo cual en este "tercer entorno"2 la información
disponible, sabiéndola discriminar, se vuelve más precisa y más
actualizada.
La instauración de este tercer entorno y el constante desa-
rrollo tecnológico aplicado a la educación pueden llegar a cam-
biar radicalmente los procesos y las formas de acceso al cono-
cimiento. En definitiva, esta alianza encierra el potencial de
modificar los vigentes modelos escolares instaurando nuevas
2
Javier Echeverría (2000) distingue al Tercer entorno de los entornos naturales y urba-
nos. El autor caracteriza al tercer entorno de la siguiente manera: "…no es presencial
sino representacional, no es proximal sino distal, no es sincrónico sino asincrónico y
no se basa en recintos espaciales con interior, frontera y exterior sino que depende de
redes electrónicas cuyos nodos de interacción pueden estar diseminados por diversos
países".
99
formas de organizar la información y de abordar y evaluar los
conocimientos.
La integración curricular de las TIC puede realmente rea-
lizar una sustantiva contribución a cambiar no sólo la concep-
ción de las funciones de enseñanza, de aprendizaje y de la eva-
luación, sino además los tipos de conocimientos y las capaci-
dades y habilidades que se deben promover para contribuir a la
formación plena de los individuos.
La pregunta que se nos impone entonces es ¿cómo y para
qué hacer uso de los medios en los procesos de enseñanza y de
aprendizaje?
Todo educador de la sociedad basada en la información y
el conocimiento debería tomar en cuenta esta interrogante, si
considera a los estudiantes, desde una perspectiva constructi-
vista, como sujetos de su propio aprendizaje.
Está claro que no se trata de promover un tipo de incorpo-
ración educativa de las TIC de naturaleza acrítica, sino de en-
contrar a partir de la reflexión, la discusión y debate colectivo,
el "sentido perdido", es decir, el qué, el cómo y el para qué de la
utilización de estos medios en la Educación.
100
Nichols (2005) las agrupa en tres categorías:
@ Tecnologías de la información: las partes de la compu-
tadora y sus componentes (conocido como Hardware),
los programas utilizados (Software) y los conocimien-
tos informáticos.
@ Tecnologías de telecomunicaciones: sistemas de tele-
fonía y transmisiones de radio y TV.
@ Tecnologías de redes: Internet, teléfonos celulares, co-
nectividad por cable, por satélite y por banda ancha.
Todas estas tecnologías se fusionan en la denominada con-
vergencia digital o tecnológica, lo cual posibilita por primera
vez la circulación simultánea de información de naturaleza di-
versa, como por ejemplo, voz, datos e imágenes, lo cual ha in-
fluenciado fuertemente nuestra manera de relacionarnos con los
demás.
A partir de esta convergencia entre información y comuni-
cación se plantean nuevos desafíos en torno a las formas en que
se construye, comparte y valora el conocimiento.
La educación a distancia, el teletrabajo, las comunidades
virtuales, el gobierno electrónico, son sólo algunos de los pro-
cesos que se han potenciado o generado gracias a la emergen-
cia de esta convergencia digital.
"… la Sociedad de la Información es una nueva forma espe-
cífica de organización social en la que la generación, el pro-
cesamiento y la transmisión de la información se convierten
en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder,
debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en
este nuevo período" (Castells, 1998).
101
comunicaciones, suprimir las barreras de tiempo y espacio, au-
mentar la producción de bienes y servicios de valor agregado,
favorecer el surgimiento de nuevas profesiones y mercados,
generar un nuevo espacio de comunicación e información, lo
cual nos obliga a reflexionar muy seriamente sobre el papel a
que está llamada la Educación en este nuevo encuadre.
En estos nuevos contextos tecno-educativos la efectiva in-
tegración curricular de las TIC es la clave para apropiarnos del
potencial más favorable que encierra esta conjunción entre Edu-
cación y TIC.
Esto amerita por demás que nos detengamos, al menos por
un momento (antes de abocarnos a repasar los diferentes Mo-
delos), a discutir qué es y qué no es integración curricular de
las TIC (ICT)3.
Sánchez afirma que la ICT es:
"… el proceso de hacerlas enteramente parte del currículo,
como parte de un todo, permeándolas con los principios edu-
cativos y la didáctica que conforman el engranaje del apren-
der. Ello fundamentalmente implica un uso armónico y fun-
cional para un propósito del aprender específico en un domi-
nio o una disciplina curricular" (Sánchez, 2002).
3
Corresponde aclarar que si bien en idioma inglés la sigla ICT hace referencia a las Infor-
mation and Communication Technologies (Tecnologías de la información y la comunica-
ción), en español a estas tecnologías las denominamos TIC, mientras que la ICT hace
referencia a la noción de Integración Curricular de las mismas.
102
"Llevar a los alumnos al laboratorio sin un propósito curri-
cular claro. Substituir 30 minutos de lectura por 30 minutos
de trabajo con el computador en temas de lectura. Proveer
software de aplicación como enciclopedias electrónicas, hoja
de cálculo, base de datos, etc., sin propósito curricular algu-
no. Usar programas que cubren áreas de interés especial o
expertise técnico, pero que no ensamblan con un área temáti-
ca del currículo" (Sánchez, 2002).
4
Disponible en http://www.coe.missouri.edu/%7Ejonassen
104
Aprender sobre la computadora: Se trata de promover el
desarrollo de una "Cultura informática". El objeto de conoci-
miento es la computadora en sí misma. En este formato se des-
tacan tres niveles:
1. Estudio de los fundamentos científicos y tecnológicos
de los componentes materiales y lógicos de las compu-
tadoras.
2. Promoción de una cultura informática, desarrollo de
códigos de lenguaje consensuados y de criterios analí-
ticos de uso adecuado de la información.
3. Fomento de la alfabetización digital, no se hace énfa-
sis en conocimientos específicos, sin embargo se pre-
tende sensibilizar a los educandos en nociones referi-
das a la informática y sus implicaciones e impacto.
105
Aprender con la computadora: en esta modalidad la com-
putadora es ubicada como un medio y no como contenido.
Mediante esta estrategia se pretenden desarrollar las habilida-
des metacognitivas y valorativas de los sujetos, al tiempo que
se buscan promover metodologías de aprendizaje de tipo cola-
borativas y la participación activa de los estudiantes en el pro-
ceso educativo. La computadora aquí es asumida como un re-
curso didáctico de apoyo a la función de enseñanza para favo-
recer situaciones de aprendizaje en múltiples contextos. Es con-
cebida como un medio a disposición tanto del estudiante como
del docente en el proceso de construcción del conocimiento.
Es pertinente destacar aquí que Jonnasen enfatiza que to-
das estas estrategias no son excluyentes, por el contrario, gene-
ralmente suelen complementarse y, con más frecuencia de lo
que podemos llegar a suponer, son implementadas en forma
simultánea por los sistemas educativos mediante diversas es-
trategias que, usualmente, hasta llegan a superponerse unas con
otras.
106
Este modelo que fuera presentado por el Dr. Manuel Gán-
dara a principios de la década de los noventa, se generó como
respuesta a lo que él entendía eran mitos y usos triviales de la
computadora que interferían en el proceso de rescatar el máxi-
mo potencial educativo de éstas.
Gándara (1991) pretende a través de su propuesta sistema-
tizar el empleo de esta tecnología en la Educación, apoyándose
en el supuesto de que son los recursos ideales para la planifica-
ción de un proyecto de integración curricular en general.
El Modelo NOM se sustenta en tres tesis básicas:
@ Hay más de una manera de incorporar las TIC en los
sistemas educativos.
@ Existen ya gran cantidad de recursos disponibles, de
diversa naturaleza, para apoyar las funciones de ense-
ñanza y de aprendizaje.
@ Aún una sola computadora en la Escuela puede hacer
la diferencia.
En este modelo se proponen también Niveles de uso defi-
nidos por el grado en el que tanto docente como estudiante son
capaces de modificar el software (programa informático) con
el cual interactúan. En función de ello es posible establecer un
gradiente que pasa por al menos tres niveles diferentes:
@ Nivel Usuario: uso de programas pre-existentes, sin
modificarlos en lo absoluto.
@ Nivel Adaptador: adaptación de programas existentes
para satisfacer necesidades específicas.
@ Nivel Desarrollador: implica un nivel de apropiación
que le posibilita al sujeto capitalizar ese conocimiento
en la creación ("desarrollo") de nuevos programas.
Asimismo, en él se proponen también Orientaciones
de uso concretas, que se sostienen en la premisa de
que el punto de equilibrio en el continuo del proceso
enseñanza-aprendizaje perfectamente podría sustentarse
107
en el uso de la computadora, puesto que ésta le es am-
pliamente útil al docente, como recurso de presenta-
ción y elaboración de materiales didácticos y demás
insumos para potenciar su práctica. De igual forma que
Gándara plantea Orientaciones de uso para los docen-
tes, lo hace para los estudiantes y para ambos en inte-
racción.
@ Orientaciones hacia el docente: la computadora es
utilizada como recurso didáctico para propiciar situa-
ciones de aprendizaje. (Ej.: producción de materiales
para usos sin la computadora, apoyo en la presentación
multimedios con la computadora).
@ Orientaciones hacia el estudiante: la computadora es
usada como una herramienta de aprendizaje e incluso
de autoinstrucción/autoaprendizaje. (Ej.: apoyo a la ins-
trucción/aprendizaje con la computadora).
@ Orientaciones hacia el binomio docente-estudiantes:
aquí a la computadora se le da un uso mixto, se mez-
clan las orientaciones para ambos en función del apren-
dizaje.
El tercer elemento en el Modelo NOM son las Modalida-
des de uso. Este punto en particular pone el acento en la articu-
lación entre los objetivos y/o contenidos educativos que se per-
siguen, la proporción estudiantes-computadoras, el contexto
social y espacial y la frecuencia e intensidad con que se usa la
computadora.
Conjuntamente se enfatiza en que las modalidades de uso
no deben perder nunca de vista lo que se pretende lograr educa-
tivamente a través de la inclusión de computadoras y hacer foco
en las necesidades del sujeto que aprende, su contexto y su es-
tilo de aprendizaje.
Las modalidades de uso pueden ser muchas y muy varia-
das, pero según Gándara lo que siempre resulta impre-
scindible es tener claro el para qué, el cómo, el por qué, con
108
quiénes, dónde y cuándo de su inclusión. En el Modelo NOM
la eficacia de una modalidad de uso, cualquiera sea ésta, que-
da definida por la atención que se le preste a los siguientes
componentes:
@ Los objetivos y los contenidos educativos.
@ Los niveles de conocimiento sobre la computadora que
los estudiantes manejen previamente.
@ El estilo y las necesidades de aprendizaje de los estu-
diantes.
@ La proporción estudiantes-computadoras.
@ El contexto de uso de las computadoras, ya sea el so-
cial y el espacial (incluyendo si es un uso presencial,
semipresencial o a distancia).
@ Ubicación de la o las computadoras en el aula o en la
escuela.
@ La frecuencia e intensidad temporal de su uso.
109
3.3.4 Modalidad Dockterman y Snyder o "Un Pc en el aula"
A principios de los años noventa, David Dockterman (uno
de los discípulos del Dr. Thomas Snyder), publica un trabajo
denominado "Great teaching in the one computer classroom",
en el mismo introduce los fundamentos de su propuesta de in-
clusión de las TIC al aula. En el formato propuesto por Snyder
y Dockterman, la computadora en el salón de clases se utiliza
como recurso y pretexto para una experiencia de aprendizaje
sobre los contenidos del currículo. Su propuesta tiene básica-
mente tres vertientes:
110
1.- Una computadora y un grupo grande: Esta estrategia se
centra en el desarrollo de decisiones y de pensamiento
crítico, fomenta habilidades de diálogo y comunicación.
2.- Una computadora para grupos pequeños: Esta estrate-
gia se basa en el aprendizaje cooperativo, el cual fo-
menta la interdependencia y el trabajo en equipo. El
maestro puede actuar como facilitador del aprendizaje.
3.- Una computadora como herramienta de presentación:
Esta estrategia se refiere al apoyo que la computadora
puede brindar al docente en la exposición de los conte-
nidos. Se puede hacer uso de la diversidad de progra-
mas informáticos dependiendo de las necesidades que
se requiera cubrir.
Prats y Vila en su artículo llamado simplemente "El orde-
nador en el aula" señalan que:
"… si queremos que el ordenador tenga una utilidad más prác-
tica y, a la vez, más relacionada con las tareas de enseñanza-
aprendizaje, debemos situar el aparato cerca del lugar donde
se realiza habitualmente el proceso: en el aula. Esta orienta-
ción amplía considerablemente la aplicación de la informáti-
ca en la escuela, puesto que, hasta este momento, ha habido
la tendencia de crear un aula específica para su uso, lo cual
responde a la visión de la informática como asignatura" (Prats,
y Vila, 1993).
111
El laboratorio de informática ubica a la computadora como
objeto de conocimiento en sí misma y comparativamente pre-
senta como ventaja ser más rentable, permite crear redes para
compartir recursos, facilita la creación de actividades entre di-
ferentes grupos de estudiantes al tiempo que permite disponer
de un espacio de acceso libre para ellos. Sin embargo, uno de
los mayores inconvenientes que muestra es la necesidad de te-
ner muy bien planificados y coordinados los momentos de su
uso. Pero el mayor obstáculo de todos es que usualmente difi-
culta el trabajo en paralelo y la integración de actividades con y
sin el empleo de la computadora.
114
Frente a esta realidad han emergido un sinnúmero de dis-
cursos que presentan a las TIC como promotoras de cambio en
sí mismas y forjadoras de innovación educativa. Sin embargo,
en muchos casos estas producciones discursivas han surgido
como una propensión esnobista, que responden más al hecho
de acompañar una tendencia global que a la necesidad de dar
respuesta a una situación específica detectada por los sistemas
educativos. Este hecho vuelve absolutamente impostergable la
necesidad de embarcarse en evaluaciones serias de las distintas
modalidades de ICT.
Aquí preferimos adherir a la idea de que las TIC constitu-
yen un medio y un recurso didáctico sujetos a lo que en un
encuadre educativo se disponga hacer con ellas.
Somos también conscientes que mucho más de lo que se
sabe es lo que se desconoce acerca de su real impacto en las
prácticas de enseñanza y de aprendizaje. Sin embargo no pode-
mos desconocer que estas modalidades de ICT promueven el
desarrollo de nuevas prácticas de enseñanza y aprendizaje y la
reconfiguración de las relaciones entre los sujetos de la educa-
ción y a su vez de éstos con el saber, y ello increpa fuertemente
el modelo tradicional de ser y hacer escuela y deja planteada la
necesidad de redefinir prácticamente todos los roles educati-
vos.
En síntesis, el uso de los medios tecnológicos en los siste-
mas educativos no garantiza que se produzca una efectiva ICT.
Es decir, la calidad educativa no depende de las TIC sino de la
intencionalidad pedagógica y didáctica y del contexto en el que
la ICT se desarrolle.
Podemos concluir con una de las premisas fundamentales
sobre la naturaleza del proceso aprendizaje en el marco de la
ICT: en definitiva todo gira en torno a aprender descubriendo,
aprender haciendo y aprender compartiendo.
115
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Recursos Recomendados
http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD12/contenidos/swf/index.html
117
118
Todos los caminos conducen a…
la Educación Formal
Introducción
El presente artículo es fruto del proyecto de investigación
denominado "Prácticas Educativas No Formales dirigidas a
adolescentes que viven en contextos de pobreza: aportes para
la creación de Políticas Educativas en Educación No Formal",
que venimos desarrollando junto a un equipo de compañeros.
Este proyecto es financiado por la CSIC (Comisión Sectorial
de Investigación Científica) de la Universidad de la República,
y está radicado en el Departamento de Economía y Sociología
de la Educación de Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación.
Este texto comienza presentando una hipótesis relativa al
giro que se ha producido en torno al concepto de Educación No
Formal. Desde nuestra perspectiva este giro ha formado parte
de las variaciones que ha sufrido el concepto de lo público en
las últimas décadas. Culminaremos estas breves páginas ejem-
plificando el estado de situación de la relación entre Estado-
Sociedad Civil, Educación Formal-Educación No Formal alu-
diendo a una serie de articulaciones y aprendizajes frutos de la
conjunción de ambos escenarios y propuestas.
1
Siglas: ENF: Educación No Formal; EF: Educación Formal; ONG: Organizaciones
No Gubernamentales; OSC: Organizaciones de la Sociedad Civil; C.E.T.P-U.T.U: Con-
sejo de Educación Técnico Profesional-Universidad del Trabajo del Uruguay; C.E.S.:
Consejo de Educación Secundaria; EOR: Entrevista Organismos Rectores.
120
memoria de lo acontecido, y la imaginación sobre el destino
colectivo, pueden convocar el ayer y el mañana en cada aho-
ra histórico" (2005: 1-2).
2
Minteguiaga expresa que podemos distinguir dos matices en la caracterización de lo
público "Uno más claramente societal que se ha centrado, por ejemplo, en la historia
de las sociabilidades, así como en la de los espacios y esferas de intercambio comuni-
cacional y de debate; y otra, sin duda menos trabajada, que hace hincapié en la relación
entre lo público y lo estatal" (Mintenguiaga, 2008: p. 33).
121
solidación de un proyecto nacional con fuerte regulación del
mercado.
Esto explica la posición en que se encontraban las Organi-
zaciones de la Sociedad Civil denominadas Organizaciones No
Gubernamentales durante esta fase. Aunque es posible identifi-
car su presencia desde los comienzos del Estado de Bienestar,3
es alrededor de 1970 que en América Latina las ONG comien-
zan su expansión. Durante este cuarto de siglo marcado por el
declive del Estado de Bienestar, es posible identificar una trayec-
toria común en muchas de las ONGs, las cuales: "Pasaron de ser
organizaciones asistencialistas, asociadas a la Iglesia Católica
renovada, a ser organizaciones secularizadas abocadas a la po-
lítica social" (Coraggio, J. L., 1995: 129).
Las ONG, así como otras Organizaciones de la Sociedad
Civil, se van gestando como actores de diversos movimientos
que tenían, en la búsqueda de alternativas a los modelos econó-
micos y sociales hegemónicos, una de sus características co-
munes.
El destino de la EF, al igual que en las otras etapas, estará
unido a la situación, lugar y prestigio del Estado en general; del
mismo modo que el desarrollo de las propuestas de la ENF está
ligado al de la sociedad civil. Concretamente en este período
que va hasta 1970 aproximadamente, podemos observar que
las propuestas educativas públicas gozan de buena salud, ade-
más de estar en expansión, gracias a las regalías de un estado
benefactor en auge.
122
"… en el marco de la crítica al socialismo autoritario. En un
primer momento pareció ser la consigna capaz de articular
una estrategia para la transformación de los regímenes dicta-
toriales. El término sociedad civil apelaba a la reconstruc-
ción de vínculos sociales al margen del Estado y del parti-
do…" (Rabotnikof, N., 1999: 28-31).
4
Este tipo de financiación complejiza las problemáticas mencionadas desde el mo-
mento que los organismos financiadores son los que marcan las agendas y "modas" de
trabajo, que muchas veces dejan a amplios sectores y áreas de la política social…
descuidadas (Coraggio, 1995).
126
ro,5 lo cual es legítimo para un organismo privado, pero clara-
mente insuficiente para quien aspire a ocupar un lugar predo-
minante en lo público.
El cuestionamiento de la eficacia del trabajo desarrollado
por las ONG es otro aspecto que incide en el desprestigio de la
sociedad civil. Por un lado el trabajo de las ONG trata:
"sobre todo de "no dar el pescado, sino enseñar a pescar", o
de contribuir a ello, mediante recursos técnicos y financie-
ros generando un capital organizativo, humano y material
que deberá autosustentarse una vez concluida la interven-
ción del promotor […] Pero esta propuesta de acción entre
los pobres marginados… se desenvuelve en continua ten-
sión con la experiencia de que esos emprendimientos fami-
liares o comunitarios difícilmente pueden autosustentarse
aislados, y mucho menos continuar desarrollándose, en un
contexto político-económico y cultural hostil" (Coraggio,
1995: 132).
5
Éste ocultamiento para Coraggio se debe (a) "… la proliferación de las ONG lo que lleva
a una atomización de las donaciones y a una competencia por fondos […] (b)… (el in-
tento de las) ONG por mantener un equilibrio entre su vocación de servicio y sus pro-
pios objetivos institucionales, generalmente no financiables, por lo que tratan de eludir
controles…(c) … el propio contexto represivo que induce a evitar controles estatales.
(d)… tensiones con las organizaciones sociales populares, que no ven con buenos ojos
los salarios e instalaciones… de sus contrapartes en los proyectos de desarrollo" (Co-
raggio, 1995: 130).
127
2.3.2- Democracia y diversidad
La búsqueda de una nueva constitución de lo público en
vinculación con la sociedad civil constituye otra limitación en
el plano de la integración social y cultural, que en los discursos
de la propia sociedad civil se puede constatar en la priorización
y reivindicación de lo privado y de la pluralidad encarnada en
el asociacionismo. Este aspecto contribuyó al reforzamiento de
una imagen del Estado como el expropiador y concentrador del
poder socialmente producido.
Finalmente, a la reivindicación de privacidad, pluralidad y
asociacionismo (rasgo común a todas las teorías de la sociedad
civil), y los problemas asociados a la legitimidad del papel y
naturaleza de la mediación y la publicidad, no es de menor im-
portancia que parte de las reivindicaciones que promovían el
"estrellato" de la sociedad civil en lo público no eran capaces
de distinguir los aspectos democráticos de los vinculados a las
propuestas de desestatización y a los necesarios procesos de
transformación de las estructuras burocráticas-autoritarias. Esta
generalización no dejaba discernir si los promotores de una
nueva configuración de lo público pretendían complementar o
desplazar a la democracia parlamentaria.
131
Dicha funcionalidad y crítica, tiene una de sus raíces en la
falta de legitimidad de la ENF a la hora de la acreditación. En
un taller realizado con diferentes actores de la ENF del país,
que reunió a un grupo de más de cincuenta participantes (entre
educadores, coordinadores, gestores y representantes del MEC)
manifestaron al respecto que:
"… es sumamente necesario que los saberes que circulan en
los ámbitos educativos no formales cuenten con una acredita-
ción adecuada, tan legítima como la existente en los ámbitos
formales de educación y que posibiliten la continuidad educa-
tiva inclusive en el sistema formal. Un sistema de acreditacio-
nes debe contemplar desde el inicio puentes que posibiliten la
navegabilidad educativa de la EF a la ENF, de la ENF a la EF,
etc. […] Debemos incorporar a los sistemas de acreditación
valoraciones intangibles, aunque somos concientes de las
dificultades y complejidad de generar un sistema, que además
de los méritos académicos tome en cuenta las capacidades y
la dimensión más humanitaria de los sujetos" (1er. Seminario
Nacional y Regional de Educadores de Educación No Formal,
Montevideo, 15 y 16 de noviembre de 2007).
6
INFAMILIA-MIDES, Programas de Inclusión Educativa, en materiales sistematiza-
dos en el marco del Seminario La inclusión educativa: oportunidades en el marco del
Plan de Equidad, Montevideo, 30 de octubre de 2008.
134
como volver al modelo de mediados del siglo pasado, sino que
deberá incorporar las nuevas características de un dinámico
proceso en el cual el Estado se ha visto revitalizado después de
una profunda crisis.
En este proceso de articulación es necesario avanzar en la
construcción de una identidad que trascienda la disputa por el
campo de la educación entre lo formal y lo no formal, y se cen-
tralice en el sujeto de la educación, que, por su condición de tal,
tiene derecho a acceder al patrimonio cultural considerado como
valioso por una sociedad determinada. Este "giro copernicano"
del campo al sujeto, puede encontrar en la priorización de lo
local y del trabajo en redes una metodología que favorezca el
diálogo, de tal manera que las ofertas educativas de las institu-
ciones formales y no formales se complementen sin superpo-
nerse. Una política educativa local nos debe lleva a responder
en primer lugar a las siguientes interrogantes:
1 ¿Los sujetos de este territorio a qué educación y cultu-
ra tienen derecho?
2 En un territorio determinado, ¿qué pueden brindar las
diferentes instituciones y propuesta educativas, forma-
les y no formales, a los efectos de asegurarle a los suje-
tos el derecho a la educación que tienen?
Por último, pero no por eso menos importante, es esencial
la incorporación a la formación docente de elementos que posi-
biliten la comprensión de las lógicas de estas nuevas modalida-
des de trabajo e interacción, concientes de que sin los docentes
"no hay milagro".
El fin de este artículo, como decíamos al inicio, ha sido
acercarles algunas hipótesis del trabajo de investigación que
estamos desarrollando. ¡Hipótesis!, hemos dicho y no leyes ni
verdades absolutas, lo cual es característico no solo de la meto-
dología cualitativa que hemos usado, sino de nuestro propio
estilo de trabajo que tiene como una de sus múltiples aspiracio-
nes contribuir al diálogo y a la construcción colectiva.
135
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136
II) Intervenciones
137
138
El valor de la educación rural:
el medio y su escuela
Limber Santos
1
El equipo está conformado por los docentes Psic. Sandra Carro (Facultad de Psicolo-
gía), Dra. Andrea Díaz (Departamento de Historia y Filosofía de la Educación), Mtro.
Limber Santos (Departamento de Historia y Filosofía de la Educación), las becarias
Lic. Isabel Pereyra, Prof. Lourdes López, Prof. Leticia Camejo y los colaboradores
Prof. Lucas D’Avenia, Bach. Victoria Giambruno y Bach. Juan Caggiani.
139
prácticas educativas, en el marco de una relación estrecha entre
la teoría y la práctica. Todas las instancias tendrán como eje
central el valor de la educación rural.
El proyecto se articula con varias líneas de investigación y
de enseñanza, que se desarrollan en el Área de Ciencias de la
Educación en general, y en el Departamento de Historia y Filo-
sofía de la Educación en particular, vinculadas con Ética y Edu-
cación, historia de la educación rural y líneas de investigación
sobre lo didáctico.
140
Existe además, una vasta estructura de educación rural, en
el ámbito del sistema educativo. La tradición pedagógica de
educación rural se sostuvo a partir de una estructura institu-
cional muy sólida. Esta estructura está encabezada por un De-
partamento de Educación Rural, adscripto al Consejo de Edu-
cación Primaria, bajo cuya jurisdicción funciona el Centro Agus-
tín Ferreiro,3 institución que estuvo encargada de la formación
permanente de los maestros rurales. Sin embargo, en la actuali-
dad esta estructura está en su mayor parte subutilizada.
Más allá de la demanda de la formación, existen antece-
dentes históricos relevantes que marcan una fuerte tradición en
la construcción de una matriz pedagógica. Ésta fundamentó
durante décadas una manera de concebir la escuela rural y la
singularidad pedagógica y social que supone. En estos tiem-
pos, se hace necesario retomar esa matriz, para reformularla a
la luz de la actualidad; en base a la convicción de que sigue
existiendo un valor de la educación rural, que se debe volver a
poner en evidencia.
En función de esto, actualmente se hace necesario recons-
truir un espacio para la formación permanente de los maestros
rurales, no sólo en el entendido de volver a lo que se tenía an-
tes, sino en la convicción acerca de la necesidad de una forma-
ción específica, por el carácter específico de la realidad educa-
tiva de las escuelas rurales y sus posibles derivaciones pedagó-
gicas.
3
El Centro Agustín Ferreiro es la institución, dentro del Consejo de Educación Prima-
ria, destinada a la formación permanente de maestros rurales. Está ubicado en Ruta 7
km. 40, departamento de Canelones, lugar donde funcionó durante la década del 50 y
parte del 60, el Instituto Normal Rural para el dictado de posgrados en educación rural.
141
diagnósticos que los maestros comenzaron a efectuar acerca
del estado de situación de las escuelas ubicadas en ese medio.
Esos diagnósticos daban cuenta de la débil presencia del Esta-
do en zonas rurales, manifestada en las "casuchas destartala-
das" que hacían las veces de escuela, tal como lo describe el
Mtro. Pedro Ferrari en el Congreso de Maestros de 1933. Pero
no sólo como reacción a esas condiciones de desigualdad mate-
rial, se comenzó a gestar un movimiento de ideas y acciones en
torno a la escuela rural. En el plano conceptual, la reacción que
encabeza Agustín Ferreiro en esos años y que luego seguiría
Roberto Abadie Soriano, Luis Jorge, Julio Castro y Diógenes
De Giorgi; es una reacción contra la estructura curricular y de
formación de maestros existente.
La construcción de esa especificidad pedagógica de la edu-
cación rural se materializará en los fundamentos, concepto y
fines del Programa para escuelas rurales de 1949. Sin embargo,
el proceso se da contra el Programa para escuelas rurales de
1917 que, lejos de representar esa especificidad, marcaba una
diferencia por la negativa hacia las escuelas rurales, estable-
ciendo un ciclo escolar de menor duración y una estructura que,
a juicio de los autores mencionados, era inadecuada e insufi-
ciente para el medio rural.
El reclamo de los maestros rurales a partir de 1933 y que
terminaría consolidándose en 1949, es similar al que expresan
los maestros rurales de hoy: la búsqueda de la igualdad de opor-
tunidades de desarrollo individual y colectivo entre los niños
del campo y los de la ciudad. Un reclamo que tanto en aquel
tiempo como en éste, evidencia una crítica a las políticas edu-
cativas que, lejos de reconocer y dar cuenta de la especificidad
pedagógica, la diluyen en una generalidad que no reconoce
diferencias. Desde la política educativa se ha operado más por
ausencias y omisiones que por acciones concretas; por lo que
parece considerarse la igualdad como uniformidad, aún cuando
eso suponga problemas y contradicciones difíciles de asumir.
Eso se manifiesta a manera de distancias entre la formación de
142
los docentes y su inserción en el medio rural, la inadecuación
de los proyectos y planes de educación primaria a la realidad de
las escuelas rurales, la falta de formación permanente, etc.
Analizar esta especificidad pedagógica con los maestros
rurales hoy en día, supone observar ese proceso histórico que,
como reacción a la situación de las escuelas rurales de enton-
ces, lleva a la organización de una estructura específicamente
destinada a la educación rural. Esa observación es necesaria
pero no suficiente. Se hace necesario ejercer esa mirada a la luz
de la realidad actual, reconstruyendo esa pedagogía de la edu-
cación rural, en el marco de un proceso que tiende a la crea-
ción de un programa único y en un medio rural que tiene nue-
vas lógicas sociales y económicas.
Los talleres realizados con los maestros de Tacuarembó
durante la ejecución del proyecto, han dejado ver el reconoci-
miento de estas realidades; pero también la convicción acerca
del mantenimiento de la especificidad pedagógica de la educa-
ción rural.
4
En base a Santos Limber (2006, febrero). Atención a la diversidad. Algunas bases
teóricas de la Didáctica multigrado. En Quehacer Educativo Nº 75. Montevideo: FUM–
TEP.
144
Es sobre esta tercera especificidad que los maestros plan-
tearon mayores demandas de formación. Se trata de un área
poco teorizada históricamente, aún cuando se desarrollaron muy
ricas experiencias al respecto. Pero la construcción teórica de
una didáctica multigrado es un emprendimiento relativamente
reciente, al menos en términos de generar un corpus de conoci-
miento que permita dar cuenta de esa singular realidad que a la
vez, la retroalimente para aprovechar su potencial para los pro-
cesos de enseñanza y aprendizaje.
145
dio de la organización de los beneficios escolares y demás ta-
reas recaudatorias.5
La relación entre la escuela y los vecinos no parece ser la
expresada en los fundamentos del Programa y en la tradición
pedagógica de los 40; aún presentes en el discurso de los maes-
tros. Pero en los hechos, la escasa existencia de instituciones
sociales que en su momento tenían como sede el local escolar;
ha hecho que la participación de los vecinos que no tienen hijos
en la escuela, sea en todo caso, excepcional. En algunos luga-
res se ha producido una disminución de la presencia de la insti-
tucionalidad local, conformada por los clubes agrarios o los
grupos de jóvenes. En otros, se ha producido el proceso inver-
so, pautado sobre todo por la reapertura de las sociedades de
fomento para la producción y las cooperativas agrarias. Sin
embargo, al parecer, la reconstrucción de un vínculo tan fuerte
con la institución escolar, no es tan fácil de lograr.
Lo que sí se ha potenciado en los últimos años es la con-
formación y visualización de las redes institucionales. Se ob-
serva que se considera a la escuela formando parte de una red
que, a diferencia de lo que ocurría en la interpretación tradicio-
nal de los fundamentos del Programa de 1949, va más allá de la
inmediatez geográfica. Se trata de un cambio vinculado con lo
escolar, que es lo que está determinado por las dinámicas de la
propia institución (escuela) y de la estructura de la que forma
parte (sistema educativo), así como por las dinámicas propias
del entorno (la comunidad rural donde se encuentra la escuela)
y de la realidad social y económica en su conjunto.
5
Esto es particularmente interesante, en tanto el Reglamento de las Comisiones de
Fomento escolares establece funciones como la organización de actos culturales, acti-
vidades de integración social y también acciones tendientes a garantizar la concurren-
cia a la escuela de todos los niños de la zona. Sin embargo, la tradición escolar sigue
identificando a éstas con la función recaudatoria Esto condiciona a su vez, la participa-
ción de los padres y vecinos en la integración de las Comisiones (aunque el Reglamen-
to lo prevé, son pocos los casos de vecinos, sin hijos en la escuela, que participan), algo
que los Maestros expresan insistentemente como "falta de participación".
146
Los fundamentos del Programa de escuelas rurales de 1949
consideran al medio y sus elementos, asimilados al entorno;
ese medio enseñante en el que están todos los alumnos de la
escuela, considerando a éstos –tal era la interpretación de Agus-
tín Ferreriro– como los habitantes que vivían en un radio de
cinco quilómetros a la redonda. La cuestión geográfica no era
menor en esta concepción: la escuela, cumpliendo sus fines
sociales, debía tener una presencia y un protagonismo, constru-
yendo su ámbito de influencia a través de sus acciones. Las
tareas educativa y socialmente útiles asumidas por la escuela y
plasmadas en el concepto de escuela productiva, estaban liga-
das fuertemente a las familias –el vecindario todo–, y las situa-
ciones más vulnerables: la mujer rural y los ex alumnos egresa-
dos del ciclo primario, fundamentalmente. Por eso es que el
énfasis estaba puesto en que la escuela concientizara al vecin-
dario para que todos consideraran a la escuela, no como un lu-
gar de excepción, sino como un lugar que les perteneciera; de-
biendo ser su local como la sede natural para sus actividades
sociales y culturales. Es una escuela que, como institución re-
ferente de su entorno, mantiene la mayor parte de sus vínculos
con las familias y sus propias formas de organización locales.
Más allá que algunas realidades siguen posibilitando la
existencia de esta concepción y otras realidades no, lo que sí
sucede en todas las realidades rurales, es este desdibujamiento
de lo territorial. Los vínculos, la influencia y las determinacio-
nes de la dinámica escolar ya no están tan fuertemente pautadas
por las dinámicas locales. La ubicación de la escuela en una red
social amplia, implica establecer contactos con instituciones,
proyectos, programas y realidades cuya influencia no está de-
terminada, necesariamente por la cercanía geográfica. Varios
son los elementos que participan de esta nueva dinámica: pro-
yectos de diferentes ministerios (sobre todo del Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca), organismos internacionales
(como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agri-
cultura), fundaciones (como la Fundación Logros para el desa-
147
rrollo de proyectos de huerta orgánica), empresas (como las
forestales del norte y litoral), embajadas, Universidad de la
República y sus proyectos de investigación y extensión, etc.
Más allá de la incidencia real de cada uno de estos actores
sobre la escuela rural, lo cierto es que todos terminan atrave-
sando su dinámica cotidiana, manifestándose como señales que
incursionan en la escuela, ofrecen, aportan, interactúan o reco-
gen insumos, y muy frecuentemente, se retiran. La cuestión de
lo geográfico no es menor. En general se trata de actores que
entran a la escuela en representación de instituciones ajenas al
medio; con una presencia en el entorno que no es más que pun-
tual. Eso tiene efectos que los maestros visualizan en la inesta-
bilidad de las intervenciones, las dificultades para que se pue-
dan sostener en el tiempo y en ocasiones, la inadecuación a las
verdaderas demandas allí existentes. Es frecuente observar en
los discursos de los maestros referencias a la aparición de estos
actores que vienen con diagnósticos debajo del brazo, infor-
mando acerca de las necesidades de la zona; con percepciones
casi siempre alejadas.
¿Por qué razón los maestros rurales siguen diciendo que
están solos y las escuelas desprotegidas, con tantos actores e
instituciones que intentan vincularse con ellas? Quizá se trata,
una vez más, de una cuestión de especificidad. Lo que los maes-
tros reclaman no puede ser brindado por la pléyade de institu-
ciones que apoyan, coordinan o colaboran con las escuelas ru-
rales. O porque lo hacen desde una lejanía –no sólo geográfica,
sino conceptual y disciplinar–, porque lo hacen desde la no per-
tinencia de sus intervenciones, o porque lo hacen desde lo efí-
mero de sus propuestas. Sin embargo, por contraposición, lo
que se señala como insuficiente y que alimenta la idea de una
escuela rural sola, asumiendo funciones sociales y estrictamen-
te educativas, casi sin herramientas; es la omisión del sistema
educativo. Los maestros pueden aprovechar en mayor o menor
medida esas intervenciones, pero siempre manifiestan esperar
del sistema educativo, su intervención. Esto se traduce como el
148
reclamo por la existencia de programas y proyectos específica-
mente pensados para la escuela rural, formación permanente
para los maestros y un apoyo concreto desde la supervisión
docente. Con frecuencia, los docentes citan elementos de una
estructura del sistema educativo que visualizan como vaciada
de contenidos, dando cuenta de la incongruencia entre el dis-
curso de la política educativa y las acciones concretas.
149
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150
El vínculo Escuela-medio en clave
pedagógica.
Una experiencia en Cerro Largo
Antecedentes
La experiencia de Extensión, con maestros del área rural,
que se desarrolló durante el año 2007 en el departamento de
Cerro Largo, estuvo precedida por otras similares llevadas a
cabo en años anteriores en dicho departamento, así como en el
departamento de Tacuarembó. En dichas instancias las activi-
dades de nuestro equipo se estructuraron como respuesta a una
demanda de orden práctico, la cual reflejaba ciertas inquietu-
des acerca de una propuesta didáctica que contemplara la espe-
cificidad del grupo multigrado. Durante estos encuentros el
equipo de UdelaR presentó a los docentes ciertos elementos
teóricos que venía desarrollando en este campo.
En el transcurso del año 2007 nos propusimos sistematizar
las diversas instancias de trabajo a través del registro escrito de
las mismas, a modo de "memoria didáctica" que permitiera un
análisis riguroso del proceso que se desarrolló entre los meses
de junio y noviembre de dicho año. En el mismo sentido, a
partir de lo vivenciado como experiencia pedagógica, se consi-
deró necesaria la escritura de las diversas narrativas de los maes-
tros para disponer de insumos que permitieran avances en el
plano teórico.
Didáctica Multigrado
Nos referiremos a la Didáctica multigrado como un cam-
po de trabajo teórico-práctico que coloca al saber en el centro
de la acción pedagógica, incorporando la diversidad del grupo
multigrado como agente dinamizador en la circulación de sabe-
res.
Si bien no es el objetivo de este artículo describir exhaus-
tivamente las características de esta propuesta, podemos afir-
mar que estamos ante una Didáctica "de corte epistemológico",
que se ofrece como alternativa a las Didácticas específicas, de
amplio uso en la práctica educativa. Éstas se expresan frecuen-
temente en una secuenciación y compartimentación del cono-
cimiento a enseñar, a partir de ciertas características psicológi-
cas o cognitivas del alumno. Reflexionar acerca de "la modali-
dad multigrado" ofrece nuevas opciones, no sólo en su lugar
natural (el grupo multigrado) sino también en otras situaciones
de enseñanza. Este aspecto constituye una interesante línea de
trabajo e investigación que nos proponemos continuar recorrien-
do.
Diversidad
La diversidad etaria es visualizada por los docentes como
el rasgo más característico del grupo multigrado, rasgo a veces
problemático, a veces fermental.
Se trata de un componente que complejiza y enriquece la
propuesta didáctica, en tanto permite acercarse al objeto de co-
nocimiento desde diversos niveles y perspectivas (enfoque glo-
153
balizador, modelo aproximativo-apropiativo), así como promue-
ve relaciones menos estructuradas entre sujetos y saberes.
Por el contrario, piénsese cómo es tratada la diversidad
etaria en un grupo "clásico" de escuela urbana. En general, los
alumnos que no encajan en la norma de edad del grupo, se en-
cuentran en esa situación por diversas causas, asociadas a han-
dicaps socioeconómicos o a las denominadas dificultades de
aprendizaje. Frecuentemente, estos componentes impregnan
negativamente la presencia de estos alumnos en el interior del
grupo y dificultan sus interacciones.
En este sentido, algunas problemáticas tales como las difi-
cultades de aprendizaje o los desajustes de conducta parecieran
tomar cierta distancia, en el aula multigrado, de los estereotipos
que con frecuencia se observan en otros contextos de enseñanza.
1
El maestro Limber Santos, integrante de nuestro equipo, ha profundizado en esta
línea de investigación, habiendo publicado numerosos artículos al respecto, tanto en
revistas especializadas como en publicaciones de la FHCE.
154
Tanto las propuestas de planificación como las estrategias
complementarias de la Didáctica Multigrado otorgan un lugar
de privilegio al medio como un lugar generador de oportuni-
dades para la enseñanza. Bajo la forma de emergentes, ciertos
elementos y sucesos de lo cotidiano son tomados por el docen-
te, quien los trata conceptualmente y los expresa en contenidos
de enseñanza.
En este sentido, la relación escuela-medio se constituye en
una oportunidad para que los sujetos implicados se reconozcan
mutuamente en sus posibilidades, tanto de ser enseñados como
de ser enseñantes. Se trataría de la dimensión didáctica de esta
relación, en la cual lo comunitario y lo institucional interactúan
en la construcción de un espacio para la circulación de saberes
en ambos sentidos.
Ahora bien, el vínculo entre la escuela y el medio puede
inscribirse en una segunda dimensión, aquella que alude a la
identidad de la Escuela Rural uruguaya, a una cierta forma de
"hacer escuela" o de "ser maestro rural".
Se trata de un fuerte legado histórico que entiende el vín-
culo escuela-medio como una relación dialéctica a partir de la
cual ambos se transforman mutuamente. En esta relación se
configuró una responsabilidad compartida en el proceso histó-
rico y político de la sociedad. Un importante referente en este
sentido lo constituyen las denominadas Misiones Sociopeda-
gógicas que se desarrollaron en el Núcleo Experimental de la
Mina en la década del 50, experiencia en la que la UdelaR par-
ticipó realizando valiosos aportes. Como expresa Santos
(2006:87): "La relación entre escuela y medio en esta concep-
ción, intentaba equilibrar las consideraciones sobre las posi-
bilidades de influencia de la institución escolar con el entorno,
con las determinaciones que el medio posee sobre la escuela".
No obstante, reconocer la relevancia de estos anteceden-
tes, se desprende de las narrativas de los propios maestros la
necesidad de reformular este vínculo, fundamentalmente a par-
155
tir del reconocimiento de que nuestra sociedad está experimen-
tando profundos cambios en algunas de sus estructuras básicas.
Asimismo, entendemos que la condición de "cosa práctica" a la
que aludía el Maestro Julio Castro (1985) al referirse a las Mi-
siones Sociopedagógicas, debería constituir sólo un aspecto (y
quizás no el más relevante) del vínculo entre la Universidad de
la República y la Escuela Pública uruguaya.
A modo de conclusión
Del mismo modo en que el modelo asistencialista de es-
cuela puede ser puesto en cuestión, en tanto produce un cierto
desvío del rol específico de la escuela, la Extensión universita-
ria debería aspirar a la producción de conocimiento, en un pro-
ceso dinámico que trascienda la mera respuesta a una deman-
da concreta. La concreción de este objetivo requiere, sin duda,
de una articulación entre diversos ámbitos y actores para aproxi-
marnos a una realidad que admite (y necesita) múltiples lecturas.
A nuestro entender, la experiencia de Extensión que he-
mos venido desarrollando en Cerro Largo procura reflejar este
propósito, a través de la profundización de los aspectos tanto
teóricos como prácticos de la Didáctica Multigrado, así como
de la indagación en las posibilidades que ésta ofrecería en otros
contextos de enseñanza.
Tarea no exenta de dificultades, particularmente por las
características del campo donde se desarrolla. En particular, el
vínculo entre la Escuela y el medio ha devenido en muchos
casos, en una relación de fuerte demanda desde la sociedad ha-
cia la institución. Ciertos supuestos "fundantes" de la Escuela
Pública uruguaya, que establecían con certeza el rol pedagógi-
co y socializador de la misma, han venido sufriendo un progre-
sivo deslizamiento, que se expresa tanto en el discurso como en
la propia práctica de la enseñanza.
Si bien la Educación Rural no escapa totalmente a esta
situación, continúa ofreciendo, por sus características específi-
156
cas, un interesante campo de investigación que nos propone-
mos continuar recorriendo.
Bibliografía
Castro, Julio. (1985, julio).Balance de la misión pedagógica. En Cuadernos de
Marcha, 3º época, Año 1, Nº 7. Montevideo.
Santos, Limber. (2006). La escuela pública uruguaya: de la escuela en el medio a
"Escuela de Contexto. En Martinis, Pablo (comp.). Pensar la escuela más
allá del contexto. Montevideo: Psicolibros waslala.
157
158
Lógicas en territorio
De lo educativo y otros relatos
Soledad Pascual
162
lado, los jóvenes del otro lado de la calle, de quienes se dicen
que 'se drogan' o que son 'buscones' callejeros (…) Dicha
lógica de la descalificación lateral y del distanciamiento mu-
tuo que tiende a deshacer un poco más a los colectivos ya
debilitados de las zonas urbanas deheredadas, es difícil de
frenar en la medida que [El barrio estigmatizado degrada sim-
bólicamente a los que lo rodean y quienes, a su vez, lo degra-
dan simbólicamente ya que, desprovistos de todos los ele-
mentos necesarios para participar en los distintos juegos so-
ciales, no comparten sino su común excomulgación. La re-
unión en un lugar de una población homogénea en cuanto a
su desposeimiento también tiene como efecto redoblar el des-
poseimiento]" (Bourdieu, 1993:261) (Waquant, 2006: 4) (el
subrayado es nuestro).
163
encierra una potencialidad educativa importante, dado
lo reducido de la escala y la cercanía de variedad de
actores "comunitarios" que pueden aliarse en este sen-
tido. Será responsabilidad de quienes lleven adelante
el encargo de educar el asumir estos espacios como edu-
cativos o mantener el cerco del "contexto". En este sen-
tido, retomar la relación "escuela/medio" a la que se
refiere Bordoli en la que:
"el territorio circundante –el ambiente– y el medio social en
general se constituyen en un verdadero dispositivo de traba-
jo didáctico. En este dispositivo el medio le ofrece a la es-
cuela la oportunidad para la exploración y problematización
de variadas situaciones sociales que en él se desarrollan así
como el espacio para la experimentación e indagación cientí-
fico-natural". (Bordoli, 2006: 102).
2. Cruce socio-comunitario/político-pedagógico
Un elemento central en este cruce es la pluralidad de luga-
res desde donde se construye al otro, destinatario/usuario/be-
neficiario/sujeto de la educación. Cabe mencionar en este sen-
tido el solapamiento dado entre políticas sociales y políticas
educativas arrastrada desde la década de los 80, en donde las
segundas se incluyen entre las primeras1. No sólo porque se le
encomienda a la escuela ocuparse de tareas hasta el momento
nunca asumidas, tareas de la política social (alimentación, hi-
giene, atención de la salud), sino porque en barrios "peligro-
sos", la educación asume nuevos sentidos, vinculados a la pre-
vención de futuros daños en los sujetos mismos, o infringidos
por ellos a otros. Se incorpora al repertorio de políticas sociales
a la educación en un sentido de barrera ante el acaecimiento de
1
Para un análisis del tema ver Duhau, E. Política social, pobreza y focalización. Re-
flexiones en torno al programa de educación, salud y alimentación. En Ziccardi, A.
(comp.) (2001). Pobreza, desigualdad social y ciudadanía. Los límites de las políticas
sociales en América Latina. Buenos Aires: CLACSO.
164
consecuencias no deseadas. Se define así un sujeto del que hay
que prevenirse, y el deber de prevenir daños ocasionados por
su condición (joven, no estudia ni trabaja, residente de tal ba-
rrio, etc.) lo que termina por opacar al sujeto de la educación
como sujeto de posibilidad. Así, quienes educamos muchas
veces nos encontramos jugando el juego sin reconocer que bajo
los discursos de la seguridad ciudadana la educación cobra un
particular sentido. En palabras de Martinis:
"La educación no siempre es nombrada de la misma manera
y que las diferencias de nominación responde a los sectores
sociales en relación a los cuales piensa su tarea"(…) En el
caso de la educación dirigida a niños o adolescentes en situa-
ción de pobreza (potenciales delincuentes en el discurso de
la seguridad ciudadana), el nombre que se le asigna a la mis-
ma es el de "prevención". La prevención supone una inter-
vención social encargada de intentar evitar que estos niños o
adolescentes finalmente asuman aquellas conductas que por
su situación social y cultural sería de esperar que asumieran.
Es claro que de lo que se trata aquí no es de la transmisión de
un conocimiento sino de la instalación de una práctica –pu-
ramente– de control social" (2008: 57).
2
MODELO DE PRESENTACIÓN PARA PLAN REGIONAL, Solicitud del SOCAT:
15522.
165
namos sobre la pertinencia en la enunciación del problema.
Cuando el otro se convierte en un síntoma, se opaca la persona
y se trabaja sobre el problema en vez de sobre la posibilidad. Se
subvierte lo que sería una enunciación de orden pedagógico
para anularse en una sentencia.
166
La pregunta formulada por E. Antelo, abofetea por absur-
da a quienes elegimos la profesión de educar.
"¿qué bípedo implume necesita, en sentido estricto, para ha-
bitar este mundo unos aztecas? Nadie. Los Aztecas no están
adheridos a ninguna capacidad ni forman parte de ningún
interés predeterminado. No aguardan expectantes en el inte-
rior de algún espíritu deseoso de apropiárselos. Y en tanto
nadie necesita unos aztecas es que hay que enseñarlos" (An-
telo, 2005: 175).
Bibliografía
Antelo, E. (2005). Notas sobre la (incalculable) experiencia de educar. En Frigerio
y Diker (comps.). Educar: ese acto político. Buenos Aires: Del Estante.
Bordoli, E. (2006). Metamorfosis de un discurso. Una nueva forma de entender la
relación escuela/medio. En Martinis, P. (comp.). Pensar la escuela más allá
del contexto. Montevideo: Psicolibros waslala.
Buenfil, N. (1993). Análisis de discurso e historia de la educación. México: CIN-
VESTAV.
Duhau, E. (2001). Política social, pobreza y focalización. Reflexiones en torno al
programa de educación, salud y alimentación. En Ziccardi, A. (comp.). Pobre-
za, desigualdad social y ciudadanía. Los límites de las políticas sociales en
América Latina. Buenos Aires: CLACSO.
Frigerio, G. (2005). En la cinta de Moebuis. En Frigerio y Diker (comps.) Educar:
ese acto político. Buenos Aires: Del estante.
Martinis, P. (2008). Tesis doctoral inédita.
Wacquant, L. (2006). La estigmatización territorial en la edad de la marginalidad
avanzada. s/d.
167
Willis, P. (1980). Notas sobre el método. En Hall, S. et al. (eds.): Culture, Media,
Lenguage. London: Hutchinson.
168
Pedagogía en los cañaverales. Notas de una
praxis universitaria "integral" en la
formación del trabajador rural*
Pablo Díaz
169
En la Nota 5 saltamos de la reflexión metodológica con
trabajadores rurales al ámbito de las políticas educativas en el
campo, distinguiendo distintos niveles (Escuelas rurales, edu-
cación agraria y nuevas ruralidades) para problematizar el abor-
daje convencional que realiza el sistema educativo del territo-
rio rural.
En la Nota 6 llegamos a presentar brevemente el concep-
to de "territorio", tomado del estudio de los movimientos socia-
les, el cual resulta muy productivo para pensar las relaciones
entre "escuela y medio".
NOTA 1
Investigación, docencia y extensión en el "ciclo del
conocimiento"
Paulo Freire1 ubica dos cuestiones interesantes sobre las
cuales discutir las prácticas de extensión universitaria: la cues-
tión política (que también es pedagógica) y la cuestión episte-
mológica, ambas concatenadas.
En cuanto decisión política, el hecho de involucrar la
Universidad "al servicio de los intereses populares" es una op-
ción progresista coherente que no implica pérdida de rigurosi-
dad en cuanto al conocimiento, como tampoco implica incom-
petencia. Por el contrario, implica mayor profundización y ar-
ticulación de los diversos momentos del ciclo del conocimien-
to, y mayor criticidad en la búsqueda de articular el saber cien-
tífico y el saber popular.
El "ciclo del conocimiento" implica: el producir el cono-
cimiento (preponderantemente investigar), y el conocer "el co-
nocimiento ya existente" (enseñar-aprender, preponderantemen-
te el momento de la docencia). Siendo la práctica de extensión
una posibilidad de democratizar el conocimiento universitario
sin que pierda su valor académico, quedando implícita la nece-
1
Freire, P. (1992). Pedagogía de la Esperanza. Madrid: Siglo XXI, p. 183.
170
sidad de la integración de las tres tareas de la universidad den-
tro de una definición política progresista y popular.
NOTA 2
Aprendizajes de los Talleres de Extensión Universitaria
El Equipo Interdisciplinario de Extensión en Bella Unión
(2001) ha promovido diversos espacios de formación entre los
sindicatos rurales y las organizaciones de pequeños producto-
res de Artigas, en su lucha por la tierra y el trabajo indepen-
diente.2 En los 19 talleres de formación co-organizados entre el
Equipo de Extensión Universitaria en Bella Unión y los sindi-
catos rurales (entre 2005 y comienzos de 2007), se trataron di-
versas temáticas:
1- Derechos laborales (con el Dr. Antonio Ramauro, abo-
gado de UNATRA).3
2- Concepto de "Estado capitalista" (en el marco del Con-
sejo de Ministros).
3- Identidad del trabajador rural.
4- Trabajo Grupal.
5- Historia sindical de la Unión de Trabajadores Azucare-
ros de Artigas (UTAA).
6- Modelos de cooperativismo en la zona (1975-1990).
7- Principios cooperativos.
8- La construcción de un modelo de cooperativismo obrero.
9- Taller de Ejercicio práctico para la formación de una
cooperativa.
2
Ver: Ampliando Saberes. Materiales de la Praxis Rural del Equipo de Extensión Uni-
versitaria en Bella Unión. (2001-2006). Papeles de Trabajo. Fac. de Humanidades y
Ciencias de la Educación. UDELAR, 2007 y también www.ocupacionxtierra.org
3
Año 2005 "Proyecto de capacitación y fortalecimiento de las organizaciones". Desti-
nado a pequeños productores y trabajadores beneficiarios del Proyecto de "Jornales
Solidarios" (JUNAE-MTSS) APAARBU y UTAA (6 talleres mensuales).
171
10-El derecho a la tierra en la Biblia (coordinado por un
Pastor metodista).
11- Economía social solidaria.4
12-Agroecología.
13-Análisis de coyuntura.
14-Planificación productiva.
15-Cooperativismo, autogestión y Trabajo grupal (con
miembros de FUCVAM).
16-Estructura agraria, estrategia y derecho a la tierra (con
integrantes del MST de Livramento, Rio Grande del
sur, Brasil).
17-Curso para jóvenes de producción de chanchos a cam-
po (con productores)5.
18-Alfabetización (en coordinación con el MIDES).
19-Cooperativas de trabajo.
172
e) la apuesta a la formación de emprendimientos produc-
tivos solidarios, que no se aten a esquemas formales,
sino que respeten la cultura del trabajador;
f) el acuerdo y mutuo compromiso en la definición, eje-
cución y evaluación en conjunto de los temas de for-
mación entre los trabajadores rurales y los universita-
rios;
g) el trabajo amplio: con abogados, pastores, maestros, e
ingenieros que se suman a los procesos de organiza-
ción de los trabajadores rurales, y no respondan a inte-
reses externos o impongan esquemas de afuera hacia
adentro;
h) la importancia para las organizaciones de democrati-
zar la información sobre las políticas agropecuarias y
la colonización de tierras, al analizar cada coyuntura;
i) el intercambio con las experiencias regionales más des-
tacadas en cada tema: con el MST de Brasil en lo refe-
rente a la lucha por la tierra, con FUCVAM en coope-
rativismo;
j) la valorización constante de la formación como multi-
plicación de ciudadanía, donde los jóvenes, las muje-
res y las familias tienen su espacio.
En estos talleres se pueden destacar los contenidos de un
proyecto de extensión no-institucional, que fue acumulando
experiencias y aportes en la zona de Bella Unión, formando
universitarios y trabajadores en la misma praxis educativa ho-
rizontal.
NOTA 3
Problematización y metodología educativa
Una de las principales herramientas pedagógicas utiliza-
das, a lo largo de estos años en el trabajo de extensión universi-
taria del Grupo Bella Unión con sindicatos rurales, es la "pro-
173
blematización" de las situaciones. Ya en un trabajo anterior,6
definíamos esta herramienta:
6
"Algunos aprendizajes sobre cómo nos acercamos a la comunidad en la tarea de ex-
tensión universitaria. grupo de Bella Union, Huelga universitaria, setiembre de 2002"
Artículo Publicado en Ampliando Saberes. Materiales de la Praxis Rural del Equipo de
Extensión Universitaria en Bella Unión. Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, Montevideo, 2007.
174
pueden representar lecciones de cara a un impor-
tante salto de calidad (Pontual, 1995: 33).
A 6 años de tal escrito, profundizando en el concepto de la
"problematización" y también en nuestra experiencia con orga-
nizaciones de trabajadores rurales, podemos sugerir ciertas ca-
racterísticas necesarias para la intervención de un equipo de
educación popular en base a la problematización de situacio-
nes. Estas características son las siguientes:
1) Identificar los problemas o situaciones-problema.
2) Complejizar y totalizar las situaciones-problema, em-
paparse a fondo.
3) Transmitir/ Recibir información y enseñarnos conteni-
dos básicos necesarios.
4) Autonomía de cada una de las partes en la toma de de-
cisiones.
5) Co-participar en las decisiones que afectan a las dos
partes.
6) Parir el crecimiento cognitivo y político de ambas par-
tes.
7) Riesgos polares frente al proceso político-pedagógico:
apurar vs. desistir.
8) Promover la curiosidad, preguntando.
7
Esto plantea una tensión en las prácticas de educación popular ¿cómo hacer para
acompañar por muchos años los procesos y al mismo tiempo generar autonomía en los
sujetos populares?
175
miento a fondo del contexto cotidiano (objetividad) pero tam-
bién cuando se capta la afinidad y empatía de la gente, cuando
se es capaz de lograr comunicación en base a la confianza (sub-
jetividad). Aquel síntoma que impide que el proceso avance o
que preocupa al colectivo que discute la postura a tomar frente
a ese síntoma, ese es el problema del momento educativo. El
educador distraído no lo registrará, el que lo nombre exagera-
damente lo simplificará. Por eso la metodología formativa (al
igual que la identificación del problema) surge del proceso en-
tre los educadores y la organización.
2) TOTALIZAR la situación problemática implicaría (al
considerar científicamente los datos de la realidad), poner "to-
das" las cartas arriba de la mesa: hacer historia del problema y
del proceso, así como recordar las diferentes posturas de los
actores involucrados ante tal dificultad. Esto permite compren-
der el problema dentro de una totalidad de relaciones sociales
históricas, y evita la desesperación en busca de una "solución
urgente", que enfrentaría como un remedio a la enfermedad o a
su síntoma. Totalizar permite COMPLEJIZAR la situación pro-
blemática, añadiendo variables que no habían sido tenidas en
cuenta y que de última nos permitirán colaborar en la búsqueda
de diversidad de respuestas, evitando soluciones únicas, indis-
cutibles y demasiado fáciles.8
3) No solamente el equipo educador complejiza, ambas
partes lo hacen al TRANSMITIR información y contenidos
básicos, sin los cuales no es posible el diálogo totalizador de la
realidad. Esto implica empaparse a fondo en temáticas muy
concretas, pero precisas y técnicas: en cuestiones cotidianas que
hacen al trabajo diario de la gente, (por ejemplo cómo afectó el
clima un cultivo); así como en aquellos aspectos aparentemen-
te "importantes" como la información sobre las diferentes insti-
8
Un militante de FUCVAM señalaba claramente en un taller de extensión: "nosotros le
pedimos al técnico que nos tire 2 o 3 opciones, con sus ventajas y desventajas, y noso-
tros elegimos".
176
tuciones estatales que intervienen en el accionar de la organiza-
ción. Por lo tanto, el educador y la organización enseñan e in-
forman a la otra parte, ambos aprenden para continuar el diálo-
go pedagógico, el aprendizaje bidireccional.
4) Para que haya AUTONOMÍA en la toma de decisiones,
tiene que llegar el momento de la decisión por cada parte, de
forma independiente, respondiendo a sus propios intereses y a
los de su sector; consultando a terceros, pero asumiendo la res-
ponsabilidad que implica hacerse cargo de su propio destino.
El momento de la decisión es el del ejercicio del poder sobera-
no, del colectivo, por lo tanto requiere los pasos previos del
aprendizaje ya señalados, para que la acción grupal logre los
objetivos de la mejor manera posible.
5) Ahora bien, al participar, tanto el equipo educador como
la organización, del mismo proceso político-pedagógico, tam-
bién CO-PARTICIPAN de aquellas decisiones que afectan a
las dos partes: a los educadores y a la organización social con la
que trabajan. No CO-participar de tales decisiones sería antide-
mocrático, sería una forma de volver a separar el esfuerzo (el
trabajo) del poder de decisión (lo político), generando sectaris-
mos, despotismo, unilateralismo, alienación, basismo, etc.
6) PARIR CONOCIMIENTO significa educarse en medio
de las asambleas y las reuniones de una organización popular.
Requiere que el educador se pare dentro del proceso, y al mis-
mo tiempo mantenga la suficiente objetividad o distanciamien-
to para seguir preguntando, problematizando al colectivo en su
proceso educativo y de lucha social. Requiere la autocrítica
constante, la superación personal e integral de todos los involu-
crados, sin lo cual no hay crecimiento ético-político-pedagógi-
co.
7) Implica RIESGOS evidentes. Por un lado, el conoci-
miento cabal y científico de una situación problemática, o in-
cluso el conocimiento de buena parte del proceso, coloca a al-
gunos miembros en el riesgo de la confianza excesiva en sus
177
propias ideas, lo que lleva a pretender apurar el proceso u orien-
tarlo hacia tales "seguridades" definidas individualmente. A esta
tentación le llamamos "apurar el proceso", pero en realidad, en
los procesos socio-históricos no se puede adivinar el ritmo, la
meta o el trayecto que van a ir tomando, por lo tanto, más que
"apurar" el proceso grupal de organización-formación, sería más
correcto hablar de direccionar unilateralmente el proceso, como
uno de los riesgos. Esta carencia evidencia sin embargo la con-
fianza quizás desmedida y mal canalizada en el proceso, pero
en una sola dirección.
El otro riesgo es el contrario: el exceso de distanciamiento
que lleva a desistir del intento de que el proceso continúe, refle-
jando incluso prejuicios de otras clases sobre el proceso de or-
ganización-formación del sujeto popular.
Los educadores populares caemos constantemente en los
riesgos de nuestra tarea, pero sabemos levantarnos, y educa-
mos al hacerlo. Al pararnos en las dos patas que tiene la educa-
ción popular para aportar a las transformaciones históricas: el
compromiso con la clase trabajadora y el distanciamiento cien-
tífico, buscamos un equilibrio tensionado.
8) "Preguntar caminando" según algunos movimientos
sociales es uno de los principios de la construcción colectiva, y
es quizá una parte esencial de la herramienta de la problemati-
zación. PROMOVER LA CURIOSIDAD mediante la pregun-
ta es una forma de desafiar a la organización popular a hallar
nuevas respuestas a sus problemas. Cuanto más cargada de con-
tenido la pregunta, más provocativa será del avance cognitivo
colectivo; cuanto más sintetice el saber y el hacer de la organi-
zación, sus sueños e intereses, sus temores e ilusiones, más cu-
riosidad despertará en la búsqueda de la toma de posición polí-
ticamente necesaria para el crecimiento del proceso.
La problematización evita la "castración de la curiosidad",
pero no evita los riesgos, tal como señala Paulo Freire:
178
"Me parece importante observar cómo hay una relación in-
dudable entre asombro y pregunta, riesgo y existencia. Radi-
calmente, la existencia humana implica asombro, pregunta y
riesgo. Y por todo eso implica acción, transformación. La
burocratización implica la adaptación, por tanto, un mínimo
de riesgo, con ningún asombro y sin preguntas. Entonces la
pedagogía de la respuesta es una pedagogía de la adaptación
y no de la creatividad. No estimula el riesgo de la invención
y de la reinvención. Para mí, negar el riesgo es la mejor ma-
nera que se tiene de negar la propia existencia humana" (Frei-
re, P., 1985: 51).
NOTA 4
Devolución sistemática y Educación Popular en la docencia
universitaria
Junto a la problematización, la devolución es una herra-
mienta utilizada en la educación popular, donde a partir de un
cúmulo de información construida, se realiza un ordenamiento
y sistematización de la misma, la que es compartida en una
instancia de diálogo entre los sujetos de la investigación (in-
vestigador/investigado). En la línea de lo que Paulo Freire pro-
pone: la "devolución que se le hace al pueblo, en forma organi-
zada, de lo que recibimos de él de forma desorganizada. Dicho
en otras palabras, conocer con el pueblo..." (Freire, P., 1984:
36-7), superar las meras opiniones y pasar a un conocimiento
179
más científico de la historia de los sectores populares, de su
contexto, de su praxis.
Orlando Fals Borda define a la "devolución sistemática"
como una "técnica de des-alienación y de formación de nuevos
conocimientos a nivel popular" (1981: 30) donde los conoci-
mientos enriquecidos sobre la realidad que se elaboren para ser
devueltos deben considerar ciertos criterios:
1- Existe un diferencial de comunicación entre investi-
gador e investigado.
2- Es necesaria la sencillez de la inter-comunicación,
logrando un lenguaje accesible para todos.
3- La autogestión de los conocimientos por los propios
involucrados y la constante negociación con ellos.
4- La democratización de las herramientas técnicas.
Esta metodología de la educación popular puede ser utili-
zada en otros ámbitos. Por ejemplo desde ellas podríamos plan-
tearnos un problema que surgió durante la preparación del cur-
so-taller de la materia "Preparación y Evaluación de Proyectos"9:
¿CÓMO EDUCAR POPULARMENTE A LA BURO-
CRACIA ESTATAL? Preocupación poco corriente en nuestros
ámbitos académicos.
En este ejemplo las cuatro reglas propuestas por Fals Bor-
da serían bien consideradas tanto para mejorar la comunicación
entre academia y burocracia, como para tener como referencia
el protagonismo popular en la apropiación de las técnicas y en
la construcción de conocimientos. En este sentido nuestro accio-
nar universitario requiere ser estratégico para abordar una serie
de preguntas: ¿acudiríamos a la confrontación con funcionarios
bien intencionados o a una estrategia envolvente a los efectos de
9
Ver en "Colección de estudiantes" de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación el trabajo: A seiscientos y tantos kilómetros… Sistematización de la prácti-
ca del curso Preparación y Evaluación de Proyectos, 2007 (2008), de estudiantes de la
Licenciatura en Ciencias de la Educación, bajo la responsabilidad del Departamento
de Economía y Sociología de la Educación.
180
lograr una consideración ponderada de nuestros planteos?; ¿do-
minamos cabalmente la información de los elementos en discu-
sión como para criticar constructivamente una metodología de
trabajo con proyectos en las instituciones estatales? En esto tam-
bién nosotros debiéramos pasar del "sentido común" al "buen
sentido" gramsciano, buscando evitar la critica de un slogan
desde un nuevo slogan.
Uno de ellos a transmitir a funcionarios estatales podría
ser: "el armado de proyectos tiene que ser más educativo". Si
hacemos este señalamiento sin dar suficientes pruebas de lo
mismo correríamos dos riesgos: vaciar el contenido de lo edu-
cativo, y además le daríamos a funcionarios la posibilidad de
apropiarse de este discurso para defender un instrumento de
política pública, aportando una fácil legitimidad al administra-
dor de turno sin que nada cambie, y desde tal expropiación con-
ceptual se propagaría un nuevo slogan: "esta administración
de Proyectos ha incorporado la dimensión educativa".
Por lo que el vaciamiento conceptual de lo educativo sería
doble, y nuestra intervención contraproducente en la medida en
que logramos transmitir el slogan sin las pruebas suficientes
para convencer a los funcionarios sobre las ventajas de una
metodología de enseñanza/aprendizaje para lograr mayor auto-
nomía de los sujetos populares.
La devolución a técnicos (estatales y privados) así como a
los sectores populares, sirve en la medida en que sea considera-
da una herramienta educativa utilizada con la problematización
y la autocrítica constante, en la tarea de organizar a los profe-
sionales y a los técnicos de acuerdo a sus propios intereses, en
la construcción de contrahegemonía.
NOTA 5
Pensar la escuela desde el medio... rural
El sistema educativo nacional mantiene cierta estructura y
funcionamiento en relación a lo rural y lo agrario, a pesar de los
181
grandes cambios que experimentan las fronteras entre lo rural y
lo urbano. Por un lado la despoblación de la campaña y por
otro, el encadenamiento de las agro-industrias, provocan que lo
rural penetre lo urbano, y a su vez que ciertas prácticas urbanas
se desplacen hacia el campo. Frente a este corrimiento de fron-
teras entre lo urbano y lo rural proponemos la consideración de
diferentes ruralidades (Giarracca, N., 2001), a partir de las cua-
les podremos diseñar una formación de sujetos que respete las
especificidades de cada contexto, pero que también sea capaz
de generar una educación digna y universal a partir de las nue-
vas situaciones.
Se podrían distinguir 3 niveles para caracterizar la rurali-
dad y su educación.
1) Por un lado se habla de escuelas rurales (alrededor de
1000 en todo el país), haciendo la aclaración de que no son (o
no deberían ser) un modelo escolar "urbano" en el medio rural.
De alguna manera la escuela rural implicaría una educación
propiamente rural. A su vez existen ciertas tensiones acerca de
si tal educación rural en las escuelas rurales, sería una educa-
ción agraria, o una educación que considere otras dimensiones
de lo rural (culturas locales, tradiciones, folklore, un tipo socia-
bilidad, la producción de servicios en el medio rural, etc.) y
sobretodo permita formar en la universalidad a los niños del
campo a modo de ampliar sus posibilidades futuras de elección
más allá de lo agrario y más allá de lo rural. En definitiva, en el
pensar la escuela rural (como modelo), existe una pugna entre
la "contextualización" y la aplicación de aportes técnicos sobre
el aprender/enseñar más allá de lo contextual y de lo agrario.
2) Dentro del sistema formal de educación pública podría-
mos considerar el nivel de la "educación agraria", entendien-
do la importancia de las "escuelas agrarias" de formación téc-
nico-profesional de la Universidad del Trabajo del Uruguay (26
en todo el país que atienden a 2700 alumnos, gran porcentaje
de los cuales proviene del medio urbano) y las Facultades de
182
Agronomía y Veterinaria de la Universidad de la República.
Instituciones dentro de las cuales se entiende estrictamente por
educación agraria la formación técnico-profesional en lo refe-
rente a la producción agropecuaria.
En este sentido la "educación agraria" en la nivel medio
(UTU) iría desde el "Ciclo Básico Tecnológico Agrario en Ré-
gimen de Alternancia", hasta la "Formación Profesional Supe-
rior" y el "Bachillerato Tecnológico Agrario", considerando a
las "Tecnicaturas" como estudios de nivel terciario (cursos de
lechería, enología y producción animal intensiva de 2 años de
duración).
Podríamos conjeturar que estas nominaciones dicotómi-
cas ("escuelas rurales" y "educación agraria" por separado),
evidencian los vacíos que el sistema actual de educación públi-
ca deja. Uno de los vacíos sería la educación agraria de las es-
cuelas rurales, ya que como centros de referencia de la zona
podrían potenciar el arraigo de las familias rurales en la capaci-
tación de actividades agropecuarias, en un contexto de despo-
blamiento de la campaña, sin perder las especificidades peda-
gógicas de la escuela primaria e inicial.
Otro de los vacíos es que el sistema educativo formal, no
contempla la especificidad de la formación de los hijos de tra-
bajadores rurales que viven en las ciudades (que representan en
el año 2.000 un 38% de los 76.000 asalariados rurales), por lo
que la educación urbana de las familias que viven de tareas
agropecuarias lleva a una mayor distancia entre trabajo y edu-
cación. La agriculturización que experimenta nuestro país des-
de la década del ’70, unida a la agro-industrialización crecien-
te, permite prever que la presencia de contingentes de asalaria-
dos con residencia urbana y empleo agro-industrial será una
realidad aún mayor.
3) Las "nuevas ruralidades en la educación", serían aque-
llas situaciones particulares que trascienden las concepciones
convencionales de lo rural (donde se asociaba trabajo y resi-
183
dencia en el medio rural) e identificaban lo rural con lo agrario.
La dinámica de los cambios productivos y demográficos nos
llevan a contemplar nuevas categorías sociológicas y nuevas
estrategias pedagógicas.
Aunque en la Comisión "Educación Rural" del Congreso
Nacional de la Educación (en noviembre de 2006) se hablaba
de "ruralizar la enseñanza", nosotros planteamos la necesidad
de pedagogizar las diferentes ruralidades, es decir, comprender
cada ruralidad desde el desafío específico que le plantea a la
educación. En definitiva se trataría de respaldar diferentes pro-
puestas educativas que atiendan a las diferentes ruralidades en
su propio movimiento.
Además de los vacíos señalados (del sistema educativo),
podríamos señalar que la educación de adultos del medio rural
(trabajadores o residentes) ya era un desafío estructural de la
educación, que ahora se agudiza ante el corrimiento de las fron-
teras entre lo urbano y lo rural. Si los nuevos sistemas de pro-
ducción agro-industrial exigen alta especialización tecnológi-
ca, varios trabajadores rurales deberán capacitarse o estar dis-
ponibles a la desocupación. Cuestiones más graves aún, si te-
nemos en cuenta que estos nuevos requerimientos del mercado
de trabajo y la producción se superponen al analfabetismo de
los trabajadores rurales (alrededor de un 6%).
Por lo tanto, considerar las "nuevas ruralidades", es decir,
las particularidades de los diferentes sectores vinculados a lo
rural, más allá de la actividad agraria y más allá de su residen-
cia rural o urbana, nos parece un desafío actual de la educación
y las políticas educativas del siglo XXI.
NOTA 6
Educación y territorialidad
Nuestra praxis universitaria comienza con la participación
estudiantil e interdisciplinaria en un Grupo de extensión, en los
cañaverales de Bella Unión, arriesgando un diálogo formativo
184
con los trabajadores rurales. Dicha experiencia fue creciendo
gracias al compromiso aportado por las dos partes: la Universi-
dad y los Trabajadores Rurales, logrando la construcción de
espacios de educación popular.
La investigación social de los procesos de resistencia y
lucha social en el medio rural nos ha permitido crear conoci-
mientos desde la pedagogía y las ciencias sociales, que enrique-
cen tanto a una como a otra disciplina. Por lo que la interdiscipli-
nariedad (tanto en la extensión como en la investigación) ha
sido una clave para desatar procesos de enseñanza y aprendizaje.
La educación como práctica productora de sujetos, ha sido
ensayada tanto con los trabajadores rurales (Nota 2) como en la
docencia universitaria. La pedagogía entendida como disciplina
abocada a la educación, nos permite tanto generar conocimien-
tos en lo metodológico (Nota 3 y 4), como en lo referente a las
políticas educativas (Nota 5), pero también en el ámbito mal
considerado "informal", de lo que está más allá de lo no formal,
mirando la escuela desde el movimiento social.
En este sentido10 nos parece muy productiva la concep-
ción que surge del estudio de los movimientos, donde el TE-
RRITORIO implica la apropiación del espacio geográfico.11
"El territorio es el espacio apropiado por una determinada re-
lación social que lo produce y lo mantiene a partir de una for-
ma de poder […] El territorio es, al mismo tiempo, una con-
vención y una confrontación. Exactamente porque el territo-
10
Fragmento de Escuela y Territorio, artículo y ponencia presentada al Foro del Pro-
grama de Maestros Comunitarios, en co-autoria con Reina Cortellezzi, Natalia Figue-
roa y Guillermo Timote.
11
"El territorio es el espacio apropiado por una determinada relación social que lo
produce y lo mantiene a partir de una forma de poder[…] El territorio es, al mismo
tiempo, una convención y una confrontación. Exactamente porque el territorio posee
límites, posee fronteras, es un espacio de conflictualidades" Bernardo Mançano Fer-
nandes, (2005, enero-abril) Movimientos socioterritoriales y movimientos socioespa-
ciales. Revista del Observatorio Social de América Latina, (OSAL), Año VI, Nº 16, p.
276. Traducción propia del portugués. Textos disponibles en www.clacso.org y http://
osal.clacso.org
185
rio posee límites, posee fronteras, es un espacio de conflictua-
lidades" Bernardo Mançano Fernandes, (2005, enero-abril)
Movimientos socioterritoriales y movimientos socioespacia-
les. Revista del Observatorio Social de América Latina,
(OSAL), Año VI, Nº 16, p. 276. , de acuerdo a determina-
das relaciones sociales (incluidas las educativas) y políticas.
Desde donde toda escuela es un territorio, pero al mismo
tiempo la Educación Primaria, o la educación rural o agraria
son territorios.
Desde esta mirada, analizar un territorio implica estable-
cer el recorte, la selección de la escala que utilizaremos, así
como optar por un determinado punto de vista. Seleccionado y
fundamentado el territorio (sus límites y las escalas de análi-
sis), mapearíamos las relaciones sociales (político-pedagógi-
cas) que lo constituyen, las horizontalidades y verticalidades
que inciden en las mismas, que las explican.
En el concepto territorio se borra la frontera entre el aden-
tro y el afuera, en la medida que se busca una mirada totaliza-
dora de la Escuela como territorio, o como parte de un territo-
rio. La escuela es más que la escuela, no solo porque trasciende
sus propios muros, sino porque para explicar su territorialidad
debemos mirar más allá de lo que pasa intramuros.
Es así como prácticas de maestros y educadores, políticas
gubernamentales, dinámicas del agronegocio y luchas sociales
en el campo, son puntos de referencia para analizar territorial-
mente la educación de sujetos individuales y colectivos en el
medio rural.
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Pontual, P. (1995). Construindo uma pedagogia democratica do poder. En Revista
La Piragua. Santiago de Chile: CEAAL.
187
188
b) Del territorio a la institución
189
190
Aportes para elaboración de nuevas
estrategias pedagógicas que habiliten
revisar las funciones de enseñanza y
aprendizaje
Introducción
Los siguientes aportes se enmarcan en el Proyecto de Ini-
ciación y Desarrollo de la Extensión Universitaria presentado
en el Llamado para el bienio 2007-2008, denominado "Elabo-
ración de nuevas estrategias pedagógicas. Una experiencia de
extensión universitaria en el liceo 60.". El mismo, como su
nombre lo indica, se desarrolla en el Liceo N° 60 "Prof. Víctor
Cayota", situado en el barrio Lavalleja de la ciudad de Monte-
video. Dicho Proyecto tiene como objeto trabajar la forma en
que esta institución procesa la función de enseñanza.1 Desde el
mismo se apuesta a colaborar con los docentes, desde otras pers-
pectivas diferentes a su mirada, a hacer visibles las dificulta-
des, los nodos de conflicto, y a reconocer las estrategias de tra-
bajo innovadoras y asertivas que aporten en el sentido de resig-
nificar la función de enseñanza, partiendo del supuesto de que
ello redundará en una mejora en la calidad de los aprendizajes.
Asimismo se apunta a identificar los factores que contribuyen a
que los estudiantes deserten o sean retenidos por la institución,
como así también a colaborar en la elaboración de nuevas he-
rramientas destinadas a mejorar el relacionamiento entre los
1
Desde las dimensiones organizacional, comunitaria y con especial énfasis desde lo
pedagógico–didáctico.
191
diversos actores de la institución, quienes se posicionan uno
frente al otro como interlocutores que producen discursos des-
de subjetividades que son percibidas como incompatibles.
192
Se ha denominado Efecto Pigmalión al proceso por el cual
las creencias y expectativas de los sujetos pautan de tal manera
su conducta que ésta termina provocando respuestas que con-
firman esas expectativas, por lo cual también se designa a este
fenómeno con el nombre de "profecía autocumplida".
Si traspolamos esto al campo educativo se deduce que lo
que se espera es lo que se recibe, dado que inconsciente o cons-
cientemente nos enfocamos a que nuestras expectativas se tor-
nen realidad. Ahora bien, esto puede ser una herramienta útil
para el docente, en tanto es posible proponerse ser un buen "Pig-
malión" a fin de que nuestras actitudes contribuyan a esculpir
el éxito de los estudiantes.
El Efecto Pigmalión pensado en clave pedagógica suele
explicar situaciones donde un determinado resultado no parece
responder a ningún otro proceso más que a la poderosa influen-
cia de las expectativas que se ciernen sobre los sujetos de la
educación.
Diversos modelos intentan dar cuenta del mismo, particu-
larmente nos interesa hacer referencia al propuesto por Darley
y Fazio (1980), el cual se sintetiza en los siguientes seis puntos:
1. El profesor crea una expectativa sobre el estudiante,
basándose en las características de éste, en su historial,
sus resultados, su conducta, etc.
2. Esas expectativas determinan la conducta del profesor/
a hacia el estudiante.
3. El estudiante interpreta la conducta del profesor. En-
tiende que esta es consecuencia de algo crónico en su
personalidad por lo cual continuará esperando el mis-
mo trato hacia sí mismo, tanto de éste como de otros
actores.
4. El estudiante responde reactivamente a la conducta del
profesor guiado por la decodificación que ha hecho de
la misma, por lo cual generalmente dicho estudiante
193
responde confirmando las expectativas del profesor.
5. El profesor interpreta la respuesta del estudiante y tiende
a hacerlo buscando la confirmación de las ideas prees-
tablecidas, atribuyendo las conductas que están de
acuerdo con esos preconceptos a las características del
estudiante y las conductas que las contradicen a facto-
res casuales. Se necesita una desconfirmación repetida
y clara para que el profesor cambie sus expectativas.
6. Finalmente el estudiante interpreta la respuesta del pro-
fesor y mientras acomoda su conducta a las expectati-
vas de éste, cambia también el concepto que tiene de sí
mismo. De este modo habilita la probabilidad de insta-
lar un patrón de conducta que a su vez lleva al profesor
reforzar la suya hacia él instalándose de este modo una
suerte de feedback perpetuo.
En el proceso que da origen al Efecto Pigmalión pueden
identificarse tres etapas fundamentales y la secuencia de las
mismas es la siguiente:
1. Formación de las expectativas o profecía, por ejemplo:
"De una clase como ésta poco se puede esperar".
2. Se disponen los medios para que esas expectativas se
cumplan: como no se espera mucho de esa clase, no se
asume la tarea comprometiéndose al máximo, no se im-
plementan todas las estrategias posibles, ni se utilizan
todos los recursos disponibles.
3. Confirmación de las expectativas: al no poner en juego
todo lo anterior no se consiguen de la clase los resulta-
dos posibles sino los esperados, la profecía se cumple
y el profesor se afianza aún más en sus ideas, ya sea
que éstas estén vinculadas a la falta de fe en el estu-
diante o a falta de fe en eficacia de la propia acción.
Por su parte, Duschatzky y Corea (2002) pensando a la
Educación como acción situada, plantean que las posibilidades
de subjetivación de los jóvenes se ven comprometidas en con-
194
diciones de exclusión social. La construcción de subjetividad
en estos escenarios compromete profundamente a las institu-
ciones educativas a la vez que las interpela.
El cambio de mirada de los colectivos docentes sobre las
potencialidades de los estudiantes puede abrir horizontes, res-
catar sentimientos de confianza y elevar la autoestima, elemen-
tos imprescindibles para favorecer la permanencia de éstos en
el ámbito educativo.
Consideramos fundamental colaborar en desarrollar esas
potencialidades inherentes a estos grupos humanos, rescatando
los elementos de posibilidad y fortaleciendo los sentimientos
de pertenencia a un colectivo mayor.
196
que resiste, insiste en seguir suponiendo un estudiante que ya
no existe: obediente, capaz de postergaciones, en condiciones
de prever y anticipar, disponible siempre para recibir de los
adultos. La resistencia es una negación a cambiar las preguntas
y a dejarnos alterar por los signos de lo nuevo, es como preten-
der resistir a un huracán con la simple voluntad, lo que sume a
los docentes en el más profundo agotamiento y en la frustra-
ción.
198
y reflexivos, capaces de procesar y advertir los indicios que la
dialéctica de la Historia ofrece a la práctica del cambio.
La escuela hoy ha perdido prestigio institucional, pero es
necesario tener en cuenta que sobreviven en algunos colectivos
mecanismos específicos que hacen a la ley de la supervivencia,
y les exige a los sujetos mantener ciertas prácticas internas de
solidaridad que operan como mecanismo de defensa frente a la
hostilidad que conlleva la exclusión, puesto que además, la es-
cuela muchas veces se hace cómplice de ella.
Roberto Follari (2000) en ¿Ocaso de la Escuela? afirma
que la institución escolar ha perdido centralidad y que el desa-
fío es enorme:
La escuela se renueva o irá lentamente perdiendo vigencia
para apagarse sin pena ni gloria… En este sentido, el discurso
debe apelar a evitar que se liquide el lazo de la convivencia,
elemento fundante sobre el que se edifica la posibilidad de la
existencia de la cultura (2000: 9).
199
única sin alternativa. La esperanza nos ayuda a instituir for-
mas imprevistas e imprevisibles desde la perspectiva de lo
instituido. Tener esperanza no es esperar ingenuamente lo
que sobrevendrá" (2000: 179-180).
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Guerrero, L. (2007). Cuestión de Expectativas.
http://educhevere.blogspot.com_23may07
200
Lo pedagógico en cuestión. Aportes para
repensar-lo desde el caso de la Escuela
Bolivia1
Antonio Romano
1
Una versión similar de este artículo fue presentada en la I Jornada de Extensión de la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UdelaR) realizada el 13 de
mayo de 2009.
201
tento de pensar una nueva forma de articular lo pedagógico con
lo social y con lo político.
El trabajo de extensión en los últimos años se ha centrado
en dos proyectos desarrollados en una sola institución: la Es-
cuela Bolivia, N° 42. Los proyectos son "Escuela y trabajo in-
terdisciplinario. Hacia una resignificación de lo educativo en
escuelas públicas en contextos de pobreza" y "Lo social y lo
pedagógico: replantear las fronteras para repensar un nuevo
modelo de escuela". Analicemos brevemente este recorrido
porque a partir de allí les proponemos mostrar cuáles son los
movimientos prácticos y teóricos que nos condujeron a tomar
las decisiones que se realizaron y de qué otras formas lo peda-
gógico es puesto en cuestión por estos movimientos.
La historia corta comienza con uno de los últimos proyec-
tos que presentamos a la Comisión Sectorial de Extensión y
Actividades en el Medio: Escuela y trabajo interdisciplinario.
Hacia una resignificación de lo educativo en escuelas públicas
en contextos de pobreza (2005-2006) coordinado por Pablo
Martinis. El objetivo del proyecto, como su título lo indica, era
crear un espacio de reflexión interdisciplinario que favoreciera
la intervención sobre problemáticas que dificultan el desarrollo
de la función educativa en escuelas públicas ubicadas en con-
textos de pobreza.
El Equipo de Extensión partió de una hipótesis: la forma
en que se construyen las demandas sobre la escuela define las
respuestas que ésta ofrece a los "problemas". A partir de ello
definimos como primera estrategia efectuar un relevamiento
sobre el por qué los padres envían sus hijos a la escuela Bolivia
y las razones que los llevarían a cambiarlos de institución. Esto
surgió como un problema a investigar en tanto los maestros de
la escuela habían construido una representación sobre los pa-
dres que los ubicaban como sujetos demandantes de políticas
asistenciales; esto es, reclamar comedor, ropa, útiles, etc. Lue-
go de aplicar algunas encuestas sencillas, les hicimos la devo-
202
lución a los maestros. Estos quedaron sorprendidos, porque se
planteaba una contradicción entre las razones que ellos pensa-
ban que los padres tenían para enviar a sus hijos a esa escuela y
las que los padres enunciaban. En todos los casos los padres
planteaban que mandaban a sus hijos a la escuela porque que-
rían que aprendieran; e incluso, los casos en que dejaron de
mandar a sus hijos fue cuando percibían que estos no estaban
aprendiendo.
Luego de esta primera etapa, nos planteamos trabajar en la
forma de construcción de los problemas. Intentamos armar jun-
to con los docente un archivo de prácticas como una especie de
"caja de herramientas" a ser utilizada cuando las necesitaran,
pero también para ponerlas a prueba y pensar las situaciones que
no estaban pudiendo resolver. Allí, a través de la discusión so-
bre un caso de violencia familiar, propusimos analizar junto con
los maestros la estrategia de intervención planteada. Pudimos
deconstruir la forma que habían planteado el problema, tratan-
do de reconocer todo el esfuerzo que la escuela había realizado,
pero señalando en particular uno que estaba siendo subestima-
do: el educativo. Esto sirvió para mostrar que la idea que tenían
acerca de lo que pensaban los padres de lo que debía ofrecer la
escuela, estaba también definiendo lo que el cuerpo docente
sentía que tenía que ofrecer.
A partir de este movimiento se discutió qué significaba
recentrar la función pedagógica de la escuela, y lo que quería-
mos demostrar es que aun, en las situaciones más graves que se
presentan, siempre es posible una respuesta pedagógica, lo cual
no significaba que todos los "problemas" de ese niño iban a
resolverse. El equipo estuvo discutiendo con el colectivo do-
cente acerca de las razones por las cuales se construían los pro-
blemas enfocados desde el punto de vista "social", pero no pe-
dagógico y allí las investigaciones sobre las políticas educati-
vas que estábamos realizando simultáneamente comenzaron a
mostrar otra faceta.
203
Este pequeño trabajo colectivo (extensionistas cuerpo do-
cente) nos permitió visualizar uno de los efectos de las políti-
cas educativas de los 90: haber constituido en sentido común
el estableciendo una correlación estrecha entre situación fami-
liar y rendimiento escolar, razón por la cual la actividad de los
maestros se volcaba más hacia lo social que a lo pedagógico.
Por tanto, el trabajo a desarrollar desde los proyectos implica-
ba volver a resituar la función pedagógica de la escuela como
objetivo político. En ese marco, el Equipo Docente del Área
de Ciencias de la Educación pública un libro de extensión,
"Pensar la escuela más allá del contexto", como una forma
de aportar al debate en torno a lo pedagógico y plantear la dis-
puta sobre el sentido de las políticas educativas. Lo pedagógi-
co en este caso estaba siendo puesto en cuestión por las políti-
cas educativas devenidas en políticas sociales.
La idea central que surgía tanto de los trabajos de investi-
gación como de trabajos de extensión con los colectivos docen-
tes era que la política educativa, al transformarse en política
social había renunciado a su especificidad pedagógica, con el
consiguiente efecto de vaciamiento de sentido del trabajo de
enseñar.
3. Pero llegados a este punto nos empezamos a encontrar
con otro problema: el trabajo excluyente de enfatizar la función
pedagógica en la escuela podía llevar un nuevo problema. Una
escuela cerrada sobre sí misma, que no aceptara otra tarea que
la de enseñar. Es decir, si los maestros sentían que hasta ese
momento habían gastado su energía en otras tareas que no les
correspondía realizar, a partir de ese momento empezamos a
percibir que actuaban ubicándose en el polo opuesto. Todas las
baterías ahora estaban puestas contra el asistencialismo. Y ahí
nos dimos cuenta, no en la investigación, sino desde el trabajo
en campo, que el problema no solo era la forma en que se cons-
truían los problemas en la escuela, sino que también estaba en
el lugar que los docentes se ubicaban para definir aquello que
le da sentido a su trabajo. La reacción que comenzaba a des-
204
puntarse, tendía a ubicar los problemas de lado de lo social; en
otras palabras, los problemas no tenían que ver con la escuela
sino con aquello que la rodeaba, e incluso, la cercaba, y que
ahora comenzaba a verse como lo que negaba la posibilidad de
que lo pedagógico pudiera tener lugar.
Desde nuestra perspectiva, el problema se planteaba en
la forma como se construía "lo social". Esto es: la cuestión no
era solo si se enfocaba lo social o lo pedagógico cuando se
pensaba el trabajo educativo, sino qué concepto tenía el co-
lectivo docente sobre lo social. Porque sin ir más lejos, lo so-
cial para la escuela eran un eufemismo para referirse a la po-
breza de las familias; eufemismo que atraviesa a muchas de
las políticas sociales, las cuales tienden a pensarse como for-
mas de intervención sobre las familias pobres. Pero en el caso
de la escuela, pensarla de este modo, conducía a forjar una es-
cuela que está de espaldas a las familias; porque lo social
como sinónimo de pobreza, es una marca de las familias. Y la
forma que se identifica a las familias en una "escuela de con-
texto sociocultural crítico" difícilmente habilite otro lugar
para ubicarlas que no sea en el lugar de la carencia.
4. Luego del camino recorrido se valoró pertinente presen-
tar un nuevo proyecto para continuar con el trabajo: Lo social y
lo pedagógico: replantear las fronteras para repensar un nue-
vo modelo de escuela. El nuevo eje se ubicó en tratar de reenfo-
car lo pedagógico para discutir la forma en que se construyen
los términos de la relación: lo social y lo pedagógico. Si lo so-
cial es el lugar de la carencia, en el otro polo de la relación se
plantea la plenitud, la totalidad. Entonces, resulta tan impor-
tante definir si la escuela debe convertirse en "un ministerio de
bienestar social en miniatura" para responder a las demandas
de asistencia o recentra su función pedagógica, como pensar en
qué lugar se ubica desde la escuela a lo social, es decir, a las
familias. Porque si en la relación entre escuela y familias, sola-
mente puede dar la escuela, esto significa que las familias solo
205
pueden recibir. En los dos casos (la esuela asistencialista o la
escuela pedagógica) la institución promueve una relación de
subordinación con el otro de la relación puesto que solo uno de
los dos términos es el que puede dar; e incluso debe dar todo. Y
esto sigue teniendo como consecuencia ubicar a las familias en
un lugar de minoridad.
Ahora, quien ponía en cuestión lo pedagógico era el equi-
po de extensión. El desafío que el proyecto se planteó en esta
última etapa fue cómo tornar pensable el trabajo con las fami-
lias pero desde otro lugar. Para esto propusimos una acción en
dos planos: a) discutir la posibilidad de un curriculum enrique-
cido que articule lo social, no solo como carencia sino como
posibilidad. Esto supuso un trabajo coordinado de Bellas Artes
y Antropología2 sobre el tema de la cultura visual con diferen-
tes técnicas: fotográficas, plásticas, etc. que permitieran la re-
presentación de objetos familiares en la escuela y viceversa,
trabajando en conjunto con las familias. La idea era superar
una concepción miserabilista de las familias que hace que la
escuela opere solamente como un mecanismo de legitimación
de los saberes de éstas. Una escuela rica debe poder dar más
que esto.
b) No obstante, nos dábamos cuenta de que esto era insu-
ficiente para encontrar otra forma de hacer escuela. Coincidió
que ese año la escuela estaba festejando sus 130 años de histo-
ria e iba a realizar un festejo con toda la comunidad, incluidos
ex-alumnos. Eso nos dio una pista. La escuela, en el proceso de
recuperación de su historia, estaba tratando de encontrar otros
soportes a su identidad que permitiera proyectarla hacia el fu-
turo. Aprovechamos la oportunidad y decidimos tomar este se-
gundo aspecto como parte de la intervención. El resultado de
esta acción se tradujo en la elaboración de un DVD, recuperan-
do la historia de la escuela a partir de una investigación realiza-
2
Nos referimos al proyecto "Todo que ver". Para ampliar las referencias a este proyecto
ver los artículos en este mismo libro de Miranda y Vicci y de Folgar y Perciante.
206
da con estudiantes de distintas licenciaturas y en el marco de la
realización de trabajos de pasaje de curso.
5. El supuesto que articuló conceptualmente el nuevo pro-
yecto consistió en la idea de aportar otros puntos de apoyo para
que la escuela pudiera afirmar su trabajo con las familias, tra-
bajo que ya venía realizando y que, además, reforzaran la pro-
puesta pedagógica de la escuela. Para esto era necesario cues-
tionar el sentido de lo pedagógico que se había construido. Y el
espacio para plantear esta discusión era en la escuela con el
cuerpo docente, con la forma en que los maestros plantean la
forma en que se construye el cuerpo docente. Puesto que la
identidad que define a este cuerpo puede estar centrado en la
construcción de un proyecto institucional en el cual se expulse
a las familias como un cuerpo extraño, o por el contrario se
piense una articulación del cuerpo docente con las familias como
una alianza imprescindible para sostener trayectorias educati-
vas exitosas, perspectiva que la nueva política educativa estaba
proponiendo a través del programa de maestros comunitarios.
La pedagogía puesta en cuestión en una escuela, en la es-
cuela Bolivia, apuntaba entonces a repensar de otro modo la
forma en que la política educativa plantea a las formas de hacer
escuela, como un aporte para discutir tanto en forma práctica
las articulaciones entre las familias y la escuela, como concep-
tual: entre lo social y lo pedagógico, como una forma de pensar
cómo la política se hace carne en un cuerpo docente, pero al
mismo tiempo el cuerpo docente puede resignificar la política
educativa en sentidos diferentes que refuercen proyectos de ins-
titución que estén en consonancia con sus opciones políticas y
pedagógicas.
A modo de cierre
Durante el desarrollo de los proyectos lo pedagógico fue
puesto en cuestión al menos tres veces. La primera fue por la
forma de trabajo elegida, en la cual siempre se incluyó la pre-
207
sencia de más de una disciplina, como una forma de desafiar el
monolingüismo disciplinario. Fue una opción metodológica que
se apoya en ciertos presupuestos epistemológicos y políticos
acerca de la forma en que entendemos el desarrollo del campo
de la educación: para afirmar la especificidad pedagógica se
requiere de otras miradas disciplinarias que impidan el cierre
sobre sí mismo.
El segundo momento en que lo pedagógico fue puesto en
cuestión fue a partir de la forma en que las políticas educativas
son concebidas a partir de la década de los 90, las cuales al
estar definidas en función del objetivo de cortar con los circui-
tos de reproducción de la pobreza3, diluyen la especificidad de
las política educativas como políticas de reparto cultural.
El tercer momento que produce una nueva puesta en cues-
tión de lo pedagógico se recorta sobre el telón de fondo de la
reacción hacia las políticas de los 90. Allí quienes ponemos en
cuestión la pertinencia de la interpretación de lo pedagógico
somos los integrantes del equipo de extensión. Las razones de
esta problematización de lo pedagógico tiene que ver con la
forma en que este comienza a redefinir este concepto el cual
supone una lectura de lo educativo por completa oposición a
"lo social". Esto tiene consecuencias importantes desde el pun-
to vista de cómo se concibe la política educativa, en la medida
que inhabilita la posibilidad de pensar acuerdos entre el cuerpo
docente y las familias.
Como podemos constatar los dos últimos momentos cons-
tituyen las dos caras opuestas de la misma moneda. La historia
de la constitución del campo de la educación ha oscilado entre
3
No es casual que una de las categorías centrales sobre las cuales éstas estructuran las
politicas educativas sea el "mutante". En otro trabajo demostramos que el objetivo que
define a estas políticas es transformar un "previsible" en un "mutante" por efecto de la
educación. Ponencia presentada en la mesa "Políticas educativas en tiempos de refor-
ma" en el marco del II Congreso de Ciencia Política. 20-21 octubre 2008.
208
la subordinación de la pedagogía a otras disciplinas,4 o bien
una suerte de afirmación excluyente de la especificidad de esta
disciplina o forma de investigación como una condición que
permita el desarrollo autónomo de ciertas formas de institucio-
nalidad.5
La opción epistemológica por una integración interdisci-
plinaria planteada por parte del equipo de extensión desde el
comienzo del proyecto apuntaba a encontrar otros caminos di-
ferentes que permitieran otro relacionamiento disciplinar para
salir de la impotencia/omnipotencia, para avanzar en un cami-
no de reconocimiento de la propia especificidad como condi-
ción de afirmación de lo pedagógico. Porque esto tiene conse-
cuencias también acerca de la forma de pensar la política edu-
cativa en la institución escolar. No es casual que la política edu-
cativa se desdibuja como política social en momentos en que la
sociología de la educación se convierte en la disciplina hege-
mónica para pensar lo educativo.6
En un seminario de extensión que desarrollamos durante
el año 2007 planteábamos lo siguiente:
"Esto tampoco nos puede llevar a la conclusión de que para
pensar la política educativa implica pensarla solo desde la
pedagogía. Todo lo contrario, porque esto supondría recap-
4
El proyecto de la construcción de un espacio académico definido como "Ciencias de
la Educación" es un prueba de esto, en la medida que la pedagogía para adquirir reco-
nocimiento científico se busca rodear de un conjunto de disciplinas con desarrollo en
el campo de la ciencias sociales –Sociología, Psicología, Economía, etc.– las cuales se
apliquen al campo educativo y le otorguen una legitimación académica a las investiga-
ciones desarrolladas bajo su amparo.
5
Esto puede verse en algunas de las fundamentaciones que justifican la creación de
una Universidad Pedagógica donde se afirma que la investigación en el campo de la
educación sería tan específica que se diferenciaría de las otras formas de producción de
conocimiento, siendo ésta una de las razones por la cual se debe crear una nueva insti-
tucionalidad.
6
Una de las razones fundamentales que justificó la elección y el consenso de todas las
fuerzas políticas que apoyaron la designación del Sociólogo Germán Rama al frente
del CODICEN durante el período de 1995-1999 fue el conjunto de las investigaciones
llevadas adelante mientras estuvo al frente de la CEPAL.
209
turar en otro plano el monopolio de la función docente para
los maestros. Se trata de pensar otra modalidad de relaciona-
miento profesional en las escuelas, pero donde la función edu-
cativa es la que debe organizar cualquier intervención. Esto
tiene que plantearse tanto desde el punto de vista de la políti-
ca educativa como del trabajo a nivel de la unidad escuela.
Allí el maestro no puede ser el único actor que eduque, y que
solo reconozca la necesidad de que otros intervengan cuando
no puede. Educar hoy supone la convergencia de diferentes
profesionales que actúan de consuno, pero en una lógica de
convergencia en la cual educar es responsabilidad de la insti-
tución y en esta, de todos los profesionales que la integran, y
no solo del maestro en su clase".
210
III) Modulaciones de un caso
211
212
Cómo se forma un cuerpo docente
Antonio Romano
Victoria Gianmbruno
1. Los actores
La escuela
Nuestro trabajo se sitúa en el Barrio Paso de las Duranas
en la escuela Bolivia. Es una escuela pública con más de 130
años de historia los cuales abarcan el devenir de la historia de la
escuela uruguaya. Esta nace como "rural" y luego del proceso
de expansión de la urbanización que afecta a ese entorno de la
ciudad se convierte en urbana. Luego, a partir de un nuevo pro-
ceso de recategorización en la década de los noventa pasa a
denominarse: "de contexto socio-cultural crítico".
A partir de la crisis social y económica que irrumpe en el
2002 en la escuela pública, concebida como espacio privilegia-
do para la implementación de políticas de protección a la infan-
cia, se sobrecarga. En este nuevo escenario:
"la escucha, la contención social, la atención alimentaria, sa-
nitaria y social de los marginados, son las enormes deman-
das que se ponen sobre una escuela ya bastante maltrecha en
213
sus recursos materiales y simbólicos. Algunas veces desde
los discursos de la seguridad ciudadana (construir escuelas
para evitar que estos chicos se transformen en delincuentes)
y otras veces desde discursos que les reconocen derechos ciu-
dadanos igualitarios…" (Dussel, 2005).
El equipo de extensión
Nuestro trabajo se inscribe en el marco de un conjunto de
experiencias de extensión e investigación que se vienen desa-
rrollando desde el Área de Ciencias de la Educación desde el
año 1999. Estas experiencias, en diferentes momentos, han sido
puestas en práctica en conjunto con otras licenciaturas de la
FHCE (Antropología), y otros servicios universitarios (Fac. de
Psicología, FCS: Trabajo Social y Ciencia Política, ISEF, IEN-
BA) y del INAU (CENFORES). Estas articulaciones tienen
como objetivo el apoyo al trabajo de escuelas públicas, liceos,
escuelas técnicas y organizaciones de la sociedad civil que tie-
nen como preocupación el análisis, problematización y profun-
dización de las propuestas pedagógicas que llevan adelante.
El trabajo que hemos venido planteando como equipo del
Área de Ciencias de la Educación entonces, tiene como uno de
sus ejes aportar al análisis de las causas de la desconfiguración
de la función pedagógica de las instituciones educativas. La
hipótesis que hemos sostenido, tanto desde la investigación
214
como desde la extensión, es que esta situación es responsabili-
dad de las políticas educativas que se convierten en hegemóni-
cas en el Uruguay de fin de siglo. Estas operan como una de las
respuestas a los procesos de deterioro social sufriendo una mu-
tación no siempre percibida: las políticas educativas terminan
convertidas en políticas sociales. La escuela pública pasa a asu-
mir un papel protagónico en cuanto se la piensa como un medio
que contribuye a cortar los circuitos de reproducción de la po-
breza1 más que a garantizar un reparto justo de aquellos bienes
simbólicos que se consideran parte del patrimonio común. De
allí que en el reparto se privilegia la cobertura de algunas nece-
sidades básicas insatisfechas.2
En los contextos denominados críticos este problema se
vuelve particularmente grave, puesto que allí se habla de po-
breza estructural y se presume a esta situación como no solu-
cionable a corto plazo, por lo que tiende a reforzar concepcio-
nes que apuntan a la implementación de medidas de contención
social. Los discursos cuando se refieren a "estos contextos" tien-
den a identificar a la pobreza como un nuevo fantasma, el cual
se asocia con la ineducabilidad, la peligrosidad y la delincuen-
cia, sacando de circulación conceptos que se consideran peri-
midos como los de dignidad y capacidad de los sujetos. Ya no
existen "pobres, pero honrados". El pero que ya entonces seña-
laba la dificultad para establecer una articulación entre los dos
términos, parece haberse convertido en una frontera infranquea-
ble.
1
No es casual que una de las categorías innovadoras que introduce el sociólogo Ger-
mán Rama, y que estructura la política desarrollada desde gestión como ex-presidente
del CODICEN, sea la categoría "mutante". Esta hace referencia a la posibilidad que
tiene la educación de romper con el circuito de reproducción de la pobreza de la fami-
lia de origen de los alumnos.
2
Una anécdota relatada por el pedagogo argentino Estanislao Antelo es ilustrativa de
esta mutación que opera en las escuelas después de la crisis. A la salida de una escuela
ubicada en la periferia una madre le pregunta a su hijo: "Pedro ¿qué dieron en la escue-
la hoy?" y su hijo le responde. "Milanesas, mamá. Dieron milanesas".
215
Es en este marco en el cual se desarrollan políticas desti-
nadas a la asistencia y al control social. El Estado y sus "esca-
sos" recursos llegan de esta manera a la "masa marginal" (Nun,
2000), donde la condición de pobreza no afectaría solamente a
los sujetos, sino que ésta se haría extensiva a la escuela, a la
estructura edilicia e, incluso, a la práctica pedagógica. En esta
situación es cuando se produce lo que Estanislao Antelo para-
fraseando a Sloterdijk3 plantea como un nuevo tipo de pobreza:
la "pobreza educativa", no para referirse a una escuela con es-
casez de recursos materiales sino a una escuela empobrecida en
donde no hay nada que enseñar.
2. El trabajo
"… luchando como siempre en dos frentes, en dos escena-
rios y según dos alcances, una desconstrucción rigurosa y
eficiente debería simultáneamente desarrollar la crítica (prác-
tica) de la institución… actual y emprender una transforma-
ción positiva…"
Jaques Derrida.
3
Sloterdijk en una entrevista realizada por el suplemento Letra Ñ de Clarín en 2003
plantea: "La educación en sí es en esencia una actividad conservadora. Un profesor
progresista es un conservador que esconde el lado retrógrado de su actividad. A un
verdadero educador no se le ocurriría proponer, como acaba de hacer el nuevo ministro
de Cultura en Alemania, la introducción de la música pop en la enseñanza escolar. Esa
locura pretendidamente progresista oculta un núcleo vacío o reaccionario. En resu-
men, habría que ser conservador con las riquezas adquiridas. No se puede pertenecer a
una civilización si se la desprecia. La civilización no consiste sólo en saber hacer, sino
en saber apreciar la riqueza. Y ser de izquierdas equivale a combatir la pobreza en
todos sus ámbitos. " http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2003/06/28/u-
00211.htm
216
escuela que no logra identificarse con otra cosa que con el nom-
bre de la carencia, de la pobreza. Es con una escuela nombrada
por la política educativa de "contexto sociocultural crítico", con
quien estuvimos trabajando durante cuatro años.
Una vez definido el lugar desde el cual se planteó la inter-
vención es importante mencionar algunas de las características
de la forma de trabajo planteada, es decir el cómo.
El equipo de extensión trabajó con el colectivo docente en
base a documentos producidos directamente por los maestros o
a partir del registro escrito de las actividades realizadas. Estos
documentos se sistematizaban y se discutían exhaustivamente
en la reunión siguiente. La metodología parte del presupuesto
de que es posible modificar las prácticas a partir de un proceso
de interpelación, cuestionamiento y negociación de los signifi-
cados que se ponen en juego en una conversación colectiva.
Por tanto, el eje de la intervención estuvo centrado en el traba-
jo con la palabra; la recuperación de la palabra con un sentido
diferente. El cambio, desde nuestra perspectiva, es un proceso
que permite nombrar de otro modo lo que parece cristalizado
en categorías vaciadas de sentido.
Pero además de la palabra consideramos fundamental el
trabajo con el cuerpo, puesto que el ejercicio de la tarea de
enseñar supone poner el cuerpo en escena y relacionarse di-
rectamente con otros cuerpos. Cuerpo individual que trabaja
con otros cuerpos y que no puede dejar de exponerse ante
otros. Si la propuesta apostaba a pensar las formas en que la
tarea docente puede desarrollarse junto con otros, a pensar
cómo se forma un cuerpo docente, no podíamos dejar de lado
la dimensión corporal como significante. Los enfoques de la
educación física, la psicología social y la educación popular
aportaron metodologías valiosas para involucrar esta tarea.
Cada encuentro con los maestros implicaba alguna actividad
con el cuerpo.
217
3. Los encuentros
Se acordó con la dirección de la escuela que el trabajo con
los docentes tendría dos modalidades. Por un lado, se trabajaría
una hora los días sábados con el colectivo docente en las jorna-
das de coordinación. Como el tiempo disponible iba a ser esca-
so, la dirección propuso trabajar con grupos más reducidos du-
rante la semana de forma tal de poder profundizar en algunos
proyectos en que los docentes quisieran participar.
En el trabajo con grupos más reducidos se plantearon dos
tipos de actividad: a) un taller de escritura con docentes que
apuntaba a reflexionar sobre aspectos de la práctica que deci-
dieran sistematizar; b) y la participación de las maestras de cuarto
año, de los alumnos y sus familias, en el proyecto "Todo que
ver" desarrollado por docentes y estudiantes de Antropología y
Bellas Artes.4 En este artículo nos centraremos en la interven-
ción realizada con el colectivo docente los días sábados duran-
te el año 2008, último del proyecto.
4
Los trabajos producidos en el taller de escritura aparecen publicados en este mismo
libro. Respecto al proyecto "Todo que ver" también hay dos artículos en este mismo
libro que hacen referencia al mismo.
218
trabajo de años anteriores– y los desafíos que entendíamos se
planteaban para esta nueva etapa que comenzaba.
La propuesta de trabajo no podía estar cerrada por dos razo-
nes. La primera porque debía negociarse con el equipo docente.
Y la segunda, porque en el transcurso del trabajo iba a ser nece-
sario reajustarla, tanto en función de las circunstancias particula-
res que se le plantearan a la escuela los días más cercanos a los
encuentros, como por el proceso que el grupo fuera realizando.
El contenido. Partimos de una contradicción que constata-
mos entre el discurso pedagógico y la política educativa. Y esta
situación estaba conduciendo nuevamente a un callejón sin sa-
lida. Los mandatos pedagógicos establecen que las propuestas
no pueden desarrollarse sin tener en cuenta el lugar desde don-
de se va realizar, es decir, se trata de contextualizar. Pero la
contextualización en las escuelas que son definidas como "de
contexto sociocultural crítico" convierten esta operación en un
contrasentido: no se puede contextualizar una propuesta en un
contexto que solo se define por lo que no hay. En estos casos la
única intervención posible es "completar" lo que falta.
Esta fue una nueva manera de plantear la necesidad de poner
en discusión la relación entre el "adentro" y el "afuera" escolar.
Una escuela que se cierra sobre sí misma es porque hace una
cierta lectura del afuera (y a veces esta lectura también es refor-
zada por gestos que la confirman) donde lo que rodea es visto
como amenazador. Frente a esta situación la actitud que se asu-
me es defensiva. Y esta no es una situación privativa del colec-
tivo docente. En las entrevistas a algunas familias surge la pre-
ocupación por los "problemas sociales" del barrio que también
se reflejan en la escuela; los padres cuando hacen referencia a
los "problemas sociales" del barrio se refieren a la situación de
los vecinos de los asentamientos, es decir, a la pobreza.
Por eso el eje planteado para el trabajo durante el año esta-
ba centrado en "discutir la posibilidad de un nuevo curriculum
que articule lo social, no solo como carencia sino como posibi-
219
lidad". Esta fue la traducción que realizamos desde el proyecto
de los desafíos que estaban planteados para las escuelas de con-
texto. El titulo del proyecto hace referencia a esta situación5: si
lo social en las escuelas termina siendo una de las formas de
nombrar la pobreza, cómo lograr integrar lo social sin empo-
brecer la propuesta educativa. De ahí la necesidad de rediscutir
el concepto de lo social. El proyecto pretendía convertirse en
un ensayo de esta posibilidad.
El sujeto de la intervención. El actor que podía llevar ade-
lante esta propuesta no eran los maestros individuales, sino el
colectivo docente entendido como una unidad de acción. Por
eso la propuesta partió y se desarrolló los días sábados. No obs-
tante, un cuerpo docente no tiene existencia como tal por el
solo hecho de compartir un espacio de trabajo común. Un cuer-
po se constituye y para esto se volvía necesario plantear la dis-
cusión sobre cómo es que esto podría ocurrir.
5
El titulo del proyecto fue: "Lo social y lo pedagógico: replantear las fronteras para
repensar un nuevo modelo de escuela", aprobado y financiado por la Comisión Secto-
rial de Extensión y Actividades del Medio para ejecutar entre 2007 y 2008.
220
Se plantearon cuatro propuestas. Primero armaron una es-
tatua de forma espontánea. Luego se formaron dos grupos que
planificaron dos propuestas. El resultado fue el diseño de un
"avión" y "una máquina de empolvar". Por último, todo el co-
lectivo docente participó del armado de "una calesita".
En relación a la calesita la dinámica apuntaba a tratar de
que cada uno pudiera encontrar su lugar, pero también que pu-
diera ver el funcionamiento desde "afuera". Para esto se les plan-
teó a algunos de los maestros que se retiraran de la máquina
para observar. Algunas de las reflexiones planteadas por los
maestros fueron las siguientes:
- "Se sacó una pieza y la máquina seguía funcionando.
- Ver desde afuera la máquina te permite ver tu trabajo.
- Cuando alguien salía se notaba que el sonido faltaba.
- Había un ritmo.
- Estábamos todos con el mismo ritmo.
- Te daban ganas de volver al mismo lugar.
- Yo soy la comunitaria que anda por todos lados salu-
dando a todo el mundo.
- Sonido original que se fue contagiando, faltaba una
pieza pero el andamiaje seguía funcionando.
- Se me representó la escuela".
Luego de construidas todas las máquinas se habilitó un
espacio de reflexión. Allí el intercambio comienza con el aná-
lisis sobre la máquina y la implicación de cada uno, pero pos-
teriormente la discusión va derivando hacia las dificultades que
se tiene cada año de conformar un equipo con otros, cuando
se produce una renovación importante de los compañeros.
A partir de la escena representada aparecen algunas claves
que permiten comprender la forma en que se piensa el funcio-
namiento:
a) Todos a la misma distancia del centro.
221
b) Cada uno iba coordinando con su función.
c) El esfuerzo de coordinación entre todos lleva mucho
trabajo y el resultado no siempre es satisfactorio.
d) Alegría: diversión componente fundamental.
Se señalaron cuatro componentes: igualdad entre compa-
ñeros, coordinación con los otros, capacidad para soportar la
frustración y la alegría. No obstante, también comenzaron a
plantearse algunos inconvenientes en el procedimiento de cons-
trucción de la máquina. Existieron desacuerdos en el equipo
respecto al proyecto a concretar y el resultado también terminó
siendo insatisfactorio para algunos.
6
Otro maestro plantea: "Aceptar al que viene y el aporte de los que vienen supone tam-
bién un desgaste. … El cambio de compañeros todos los años es complicado. Hay años
que se logra mejor que otros años. Cuesta también armar un grupo. ¿Qué pasa el año
que viene? El nuevo viene a desestructurar lo que se vuelve rígido".
223
3.3. La responsabilidad individual y la responsabilidad co-
lectiva
"deshacerse de su propio poder no es lo más fácil para un
cuerpo docente… Por tanto, donde quiera que tiene lugar la
enseñanza… hay poderes, que representan fuerzas en lucha,
fuerzas dominantes o dominadas, conflictos y contradiccio-
nes… dentro de ese ámbito."
Jaques Derrida
7
Se entregaron las siguientes consigna: 1) Identificar en el registro de la actividad,
conceptos relacionados con cada una de las columnas: niños, maestros y tareas. 2)
Identificar cuáles de los conceptos identificados contribuyen y cuáles dificultan la con-
solidación de un cuerpo docente. 3) Desde la perspectiva del grupo ¿cómo integran
estos conceptos para lograr la construcción de un cuerpo docente?"
8
Es de destacar que de las propuestas presentadas por cada equipo, las menciones a
estas últimas dimensiones –el sujeto de la educación y la enseñanza– no estuvieron
demasiado presentes. Podría plantearse que en las "escuelas de contexto" la presencia
del equipo es pensada desde una lógica de contención y protección docente más que
como una modalidad de trabajo común. Pero esta conclusión, un poco apresurada, aun
no nos terminaba de convencer.
224
Pero esta tensión volvía a traer nuevamente en forma in-
sistente a la anterior, aunque ahora expresada de otro modo:
9
La propuesta constaba de 5 preguntas:
1. ¿Cuál es la responsabilidad individual en la tarea docente?
2. ¿Existe un espacio físico que delimita la responsabilidad individual en la tarea?
¿Cuál?
3. ¿Qué cosas incluye la responsabilidad común en la tarea docente?
4. ¿Existen espacios en la esuela que sean de responsabilidad común?
5. ¿Cómo se organizan para lograr hacer efectiva esta responsabilidad común?
225
3.4. Tensiones múltiples: los niños, el programa y los acuer-
dos
"Por lo tanto, no podría haber un cuerpo docente, o un cuer-
po de enseñanza (…) homogéneo, idéntico a sí, suspendien-
do en él las oposiciones que tendrían lugar afuera (…) Y si
hubiera algo amenazado que defender, eso también tendría
lugar adentro y afuera, pues las fuerzas de afuera siempre
tienen sus aliados adentro".
Jaques Derrida
10
Debemos destacar que el promedio de entregas de los formularios en los que se
buscaba recabar por escrito la opinión de los docentes tenía alto un porcentaje de res-
puesta oscilando entre 9 y 10 en un total de 13.
226
los acuerdos docentes y la inscripción del trabajo en el marco
de un proyecto institucional.11
La "responsabilidad individual" se describe apelando a los
verbos: "formar parte", "coordinar", "aterrizar", "llevar a cabo
lo pactado", "acompañar, ser partícipe y modificar o replanifi-
car el proyecto institucional". Por tanto, la tarea en ningún mo-
mento se percibe como una prerrogativa exclusiva del docente
desarrollada en forma aislada. Siempre presupone el trabajo con
otros.
No obstante, aun parece existir una tensión en la articula-
ción de los dos verbos que aparecen de la primera expresión:
"Enseñar y formar parte activa del colectivo docente". ¿Por
qué? ¿De dónde se deriva esta tensión? La hipótesis que plan-
teamos a discusión es que el ejercicio de la profesión se ubica
en el centro de un campo de fuerzas atravesada por al menos las
tres dimensiones que describimos.
11
Cuando hablamos de proyecto institucional estamos haciendo referencia a una di-
mensión más amplia que al proyecto de centro. Nos referimos a la idea de que el traba-
jo docente para adquirir sentido debe inscribirse en una dimensión más amplia: acuer-
dos con el colectivo, proyecto de centro, programa, etc.
227
La lectura que propusimos para discutir es que dependien-
do del énfasis que se ponga en la tarea, en I, II o III se derivan
tres modelos diferentes de comprender el ejercicio profesional.
Resulta claro que estas dimensiones siempre están presentes y
que reflejan los diferentes niveles en que se inscribe el trabajo
de enseñar: (I) nivel de la clase, (II) nivel de la escuela y (III)
nivel del Consejo de Educación Primaria. Por tanto, plantear el
conflicto entre dos niveles no permita comprender la compleji-
dad de lo que se pone en juego en cada decisión que se toma.
Lo que pone en evidencia este modelo es que si se privilegia un
aspecto a expensas del otro puede traer consecuencias no siem-
pre deseadas.12
No obstante, este tipo de situaciones se pueden subsanar
cuando existen acuerdos entre los docentes en la institución. La
reivindicación de los maestros "viejos", entonces, cobra otro
sentido en este marco. Ya no se trataría de exigir que los "nue-
vos" se ajusten a su modalidad de trabajo, sino que el planteo
es, que resulta imprescindible lograr acuerdos que puedan evi-
tar que los perjudicados por la situación puedan ser los alum-
nos.
Pero esta situación plantea una concepción diferente in-
cluso de la forma en que se concibe la "responsabilidad indivi-
dual". Y esto se expresa en la forma en que se contestó a la
segunda pregunta sobre cuál es el espacio físico que delimita la
responsabilidad individual en la tarea. Allí aparecen tres po-
siciones diferentes que establecen una gradación que va de:
12
Pongamos un ejemplo. Si el maestro de tercer grado concibe su tarea como una
responsabilidad individual con los niños de su clase y centra su evaluación en los
logros de aprendizaje independientemente de los criterios estandarizados por el pro-
grama, puede generar un conflicto cuando se decide la promoción a cuarto grado. Por-
que el docente de cuarto año si concibe su trabajo más centrado en las exigencias
curriculares, probablemente espere que los alumnos lleguen a su clase habiendo apren-
dido lo que se establece en el programa para cuarto grado. Si esto no ocurre, va a sentir
que no puede desarrollar su trabajo adecuadamente.
228
Quienes enfatizan que todos los espacios son responsabi-
lidad de todos los formulan del siguiente modo:
- Aparentemente el salón seria de responsabilidad
individual y el resto de la escuela colectiva, aun-
que creo que todos los espacios son parte de la res-
ponsabilidad de todos.
13
Las preguntas eran: 1) ¿Es posible concebir juntos al conflicto y al cuerpo docente?
2) ¿Es lo opuesto? 3) ¿Qué es lo opuesto del conflicto? 4) ¿Qué es lo puesto a la idea
de un cuerpo docente en el que coexiste la pluralidad?
229
El equipo de extensión apostaba a que se pudiera aceptar
como natural las diferencias que existen como parte de un co-
lectivo utilizando la metáfora del "cuerpo vivo" como cuerpo
que está atravesado por tensiones, como opuesto a un cuerpo
muerto el cual nada lo impulsa como unidad. Y que esto podía
producirse por dos situaciones opuestas: cuando la individuali-
dad se diluye totalmente en el colectivo o cuando lo único que
existe son solo individualidades. La existencia de un cuerpo
"requiere acuerdos" y esto significa que de partida siempre van
a existir diferencias, es decir, desacuerdos. Por tanto, la condi-
ción de existencia de los acuerdos son los desacuerdos de partida.
Y por último se quería explicitar que la posición que en-
fatizaba la dimensión de la responsabilidad individual también
estaba explicitando otra dimensión fundamental que hacía po-
sible la existencia del cuerpo: que cada uno se hiciera respon-
sable por su tarea. Solo la adhesión individual permite la cons-
trucción de un "cuerpo sano". Quien decide si forma parte del
cuerpo es el sujeto individual que consiente en hacerlo.
Para profundizar en la explicitación de los desacuerdos
tomamos dos enunciados formulados por los docentes en el tra-
bajo anterior14 y les pedimos que plantearan si compartían lo
que se decía y por qué.
3.6. El cierre
14
Los enunciados fueron los siguientes: (1) "Los espacios comunes para niños y maes-
tros como el momento de la formación, el recreo, la salida son complicados para to-
dos"; (2) "Creo que es una de las cosas más difíciles de lograr el "hacer juntos".
230
Al igual que en otros encuentros en el cierre trabajamos
desde el juego, buscando que a través del azar y la intuición
pudieran crearse las condiciones para configurar un nuevo or-
den de enunciación. Para esto partimos de sus propias pala-
bras. Seleccionamos un conjunto de términos que aparecieron
en la última actividad y les propusimos que se identificaran
con estos. Luego que buscaran asociarse con otros y construir
enunciados a partir de la combinación resultante.
Las palabras seleccionadas para esta actividad fueron aque-
llas que expresaron tensiones en los encuentros anteriores: a)
proyecto institucional-proyecto de centro;15 y b) conflicto-acuer-
dos, entre otras. Al azar, primero dos maestras representaban
cada uno de estos pares de conceptos opuestos, todas las demás
representaban al: tiempo, espacio, maestras, niños, recreo, sa-
lida, clase, programa, respeto, responsabilidad, encuentros, des-
encuentros. Cada una de las categorías principales tenía que
convencer al "resto" de la pertinencia de establecer una alianza
con ésta y luego justificar el por qué de la elección.
En relación al primer par de términos opuestos, nos en-
contramos con que el espacio, era otro gran eje de tensión como
ya lo habíamos constatado cuando conversamos acerca de la
responsabilidad individual o común en función de los diferen-
tes espacios. Lo que el espacio pone en juego es el encuentro
entre dos dinámicas que tienden a involucrar a los docentes en
sentidos diferentes: el proyecto de centro hacia la afirmación
de la responsabilidad colectiva y el desarrollo de la tarea do-
cente en el aula en el sentido contrario. Pensar cómo lograr esa
interpenetración es uno de los desafíos que se le plantea a los
formatos escolares.
15
La diferencia entre estas dos dimensiones se había ido esbozando a lo largo de los
encuentros. El proyecto institucional enfatizaba el conjunto de los acuerdos que exis-
tían entre el cuerpo docente; el proyecto de centro tenía que ver más con una modali-
dad de funcionamiento que implicaba un protagonismo mayor en la definición por
parte de la dirección.
231
Por otro lado, los acuerdos de convivencia de los espacios
comunes se consideraban como generadores de "encuentro",
aunque por la misma razón también de "desencuentros". No
obstante lo que se pone en juego en esos lugares es la posibili-
dad de lograr acuerdos colectivos puesto que interpelan a todos
por igual y todos sienten que pueden discrepar con las decisio-
nes planteadas; pero también de acordar sobre lo que se decide.
A diferencia de esta situación, la directora o la inspectora pare-
cen ser las únicas que pueden cuestionar las decisiones que se
procesan en el aula.
En la última etapa cuando tuvieron que elegir entre el par de
conceptos conflictos-acuerdos que no iban a dividirse entre una
y otra, a lo cual se quedaron todas juntas. Cuando preguntamos,
¿qué pasaba?, nos contestaron que entendían que no eran catego-
rías opuestas, sino complementarias y que no iban a dividirse.
Esto nos sorprendió, y nos pareció mucho más valioso a que se
cumpliera la consigna del juego. No es menor que ante dos pun-
tos, que nosotros habíamos entendido como ejes de tensión, el colec-
tivo docente decidiera presentarse todo junto y no como opuestos.
4. A modo de reflexiones
"El cuerpo no se vuelve docente y no ejerce lo que se llamará
(…) su domino y su magistralidad más que jugando con una
esfumación estratificada: delante (o detrás) del cuerpo do-
cente global, delante (o detrás) del corpus enseñado (…),
delante (o detrás) del cuerpo sociopolítico"
Jaques Derrida
16
Para ver un análisis correspondiente a la primera parte del proyecto remitimos al
lector al artículo Escribir la intervención. En Martines, P. (comp.) Pensar la escuela
más allá del contexto.
232
resulta difícil de comprender si no se ubica como parte del cie-
rre de un ciclo más amplio de cuatro años de trabajo. Sabemos
que año a año gran parte de los problemas que estuvimos plan-
teando vuelven una y otra vez a presentarse. Esta es parte de la
dinámica escolar. Por tanto, nuestro aporte apuntó a lograr ex-
plicitar este proceso de forma tal de que los actores educativos
pudieran asumirlo de un modo más conciente.
El interés del equipo de extensión además de contribuir al
proceso de consolidación de un colectivo con el cual hemos
venido trabajando, apuntaba a generar las condiciones que per-
mitieran una mejor apropiación de su experiencia, tanto de cada
maestro como de la propia escuela. Por eso el proceso de inter-
vención también estuvo acompañado de una búsqueda de re-
construcción de la historia de la escuela. En ese marco el cuer-
po docente podría tomar conciencia no solo de lo que vienen
realizando para constituirse en lo que son, sino que también
podían apropiarse de las decisiones que sus antecesores toma-
ron y que le fueron dando forma a la escuela de la que forman
parte. Poder reconocerse en la decisiones de los compañeros
que los precedieron, también permite a la escuela descubrir la
capacidad y la fuerza de las decisiones que se toman a cotidia-
no como una manera de proyectarse al futuro. Un cuerpo do-
cente no se reduce nunca a lo que es, sino que la posibilidad de
descubrirse con sentido es poder reconocerse en un pasado y
poder proyectarse hacia un futuro. Uno de los mayores perjui-
cios que ocasionó el pensamiento de la "gestión" fue la imposi-
bilidad de recuperar la dimensión temporal del pasado y del
futuro. Todo se terminó convirtiendo en presente y un presente
angustioso sin capacidad de proyectarse más allá que los lími-
tes que el contexto termina por imponer.
Asumirse como cuerpo docente implica la posibilidad de
recuperar esa historicidad de la escuela a la que el proyecto de
alguna manera intentó apoyar, que al no sentirse satisfecha con
la identidad que definió la política educativa para ella, la llevó
en un acto de rebeldía a buscar sus raíces en un pasado que se
233
remota 130 años atrás. Ese gesto subversivo, que pelea por li-
brarse de los determinismos buscando en la historia la fuerza
para elevarse como cuerpo docente por encima de la situación,
es el que buscamos apoyar. En eso consistió nuestro trabajo, o
al menos eso fue lo que quisimos hacer. Uds. podrán evaluarlo.
Bibliografía
Derrida, J. (1982). Dónde comienza y cómo acaba un cuerpo docente. En Grisoni.
Dominique. Políticas de la Filosofía. México: FCE.
Nun, J. (2001). Marginalidad y exclusión social. Buenos Aires: FCE.
Dussel, I. (2005). La escuela, la igualdad y la diversidad: Aportes para repensar
hacia dónde va la escuela media http://www.me.gov.ar/curriform/publica/
huerta_dussel.pdf
Sloterdijk, M. (2003). Reportaje. Una filosofía contra el rencor. Revista Ñ. Clarín.
http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2003/06/28/u-00211.
234
Representar la escuela como forma de
narrativa visual
Fernando Miranda
Gonzalo Vicci
Introducción
Es un desafío siempre presente para la educación, y espe-
cialmente para los niveles institucionalizados de la enseñanza
general, la incorporación y el desarrollo de modalidades de edu-
cación para las artes visuales que escapen a las ideas tradicio-
nales de mostrar obra de arte o acercarse a los contextos expo-
sitivos clásicos, museos, etc.
Los estudios culturales y distintas disciplinas científicas y
humanísticas han incorporado nuevos elementos de reflexión y
práctica docente que vienen a sumarse a los procesos de crea-
ción, producción y pensamiento a los que habitualmente pudié-
ramos asignar una condición propiamente artística y visual.
La cada vez más profusa y difundida producción académi-
ca y práctica en torno a los temas vinculados a la Cultura Vi-
sual. genera además un contexto teórico tanto como un incenti-
vo propicio para incorporar nuevas maneras de trabajar peda-
gógicamente con niños, niñas y adolescentes en educación ar-
tística.
Desde esta perspectiva, nuevas formas narrativas han de
vincular las identidades de las personas –su conformación, sus
modos de construcción, sus rasgos estéticos, sus maneras de
producción y diálogo– con los acontecimientos que las institu-
ciones escolares producen y las representaciones que generan.
En el caso de la experiencia desarrollada en la escuela Nº
42 "Bolivia" de la ciudad de Montevideo, el desafío era preci-
235
samente este: promover maneras de producción visual como
nuevas formas de construcción de narración y significado que
den sentido a las trayectorias vitales individuales en marcos
institucionales necesariamente grupales y colectivos.
236
la imagen como construcción discursiva más allá de su superfi-
cie objetiva visible.
Un segundo nivel de abordaje ha de tener que ver con las
biografías y trayectorias de aquellas niñas y niños que se rela-
cionan con las imágenes que nos rodean o cuyo contacto y rela-
ción el educador oportunamente propicie o genere. Es decir, no
hay una forma de visualización única y probada salvo que nos
ubiquemos en construcciones paradigmáticas que ubiquen en
la propia imagen visual la totalidad de los contenidos asequi-
bles para el espectador.
Claro está que, en esta posición, la propia imagen contiene
en sí misma un misterio que debe ser revelado en su carácter
único por el espectador y que el educador anunciará o revelará.
Lejos de esto, pensar en clave de cultura visual en educa-
ción artística ha de considerar que los sujetos que miran tienen
sus propias condiciones de vida, sus experiencias, su forma-
ción, sus construcciones simbólicas y por tanto, han de tener
unas condiciones propias de visualización no necesariamente
reductibles a la aceptación normal o general.
La posibilidad del armado de identidades individuales y
colectivas tiene estrecha y relevante relación con las formas en
que las imágenes son construidas por el sujeto pero al que tam-
bién construyen desde referencias de todo tipo, especialmente
estéticas quizás, pero también sensibles e ideológicas en gene-
ral y respecto a diversos aspectos vitales.
Tercer nivel de aproximación: la atención debida sobre los
artefactos y tecnologías que conducen, soportan o hacen posi-
ble la producción y ocurrencia de la imagen visual.
En este punto, las tecnologías de la información y la co-
municación vienen a hacer cada vez más complejos los proce-
sos vinculados a la producción, distribución, circulación, y con-
sumo social e individual de las imágenes.
No debería haber discrepancias en esto: aún los procesos
de creación artística han enfatizado los aspectos tecnológicos
237
de la producción en ese campo, generando procesos de hibrida-
ción de lenguajes que el arte no habría reconocido en épocas
anteriores, al punto que esos mismos procesos se vuelven en sí
mismos tan importantes como aquellos que podríamos tomar
por obra acabada.
La capacidad de uso y el acceso a niveles de la tecnolo-
gía cada vez más complejos trasciende las pertenencias socia-
les y cruza cualquier forma de estratificación social que pu-
diéramos ensayar para dar explicación al fenómeno. La infor-
mática, la telefonía celular, la televisión, y la multiplicación
de las pantallas de todo tipo y tamaño con las que las perso-
nas nos relacionamos cotidianamente nos enfrenta a un cúmu-
lo de imágenes visuales nunca antes conocido en la historia
de la humanidad.
Esto no hace una época mejor o peor que otra, sí seguramen-
te otorga un elemento distintivo que desregula los parámetros de
tiempo y espacio de los sujetos permitiéndoles por ejemplo:
"estar presente" en varios sitios a la vez más allá de una idea de
materialidad cada vez menos importante; visualizar la misma
imagen simultáneamente con otras y otros conocidos o no, en
localizaciones diversas; establecer diversas comunicaciones
desde identidades o lugares sociales diferentes; y tantos etc.
como se nos pudieran ocurrir; todos los cuales inciden en las
formas de visualidad de nuestra contemporaneidad.
A partir de aquí se nos abre un cuarto nivel no menos im-
portante, sino quizás creativamente más relevante y sobre el
que los educadores en general deberían tener una incidencia
mayor: la necesidad de pensar unas transformaciones curricu-
lares que permitan incorporar la educación artística a las escue-
las con un compromiso y actualidad que efectivamente abran
maneras reflexivas, conceptuales y de prácticas de creación que
colaboren a que los sujetos de la educación encuentren allí un
espacio de transformación y crítica respecto a los signos de época
y a sus propias condiciones vitales.
238
Tal y como sostiene Fernando Hernández, una alfabetiza-
ción para la cultura visual "explora cómo los discursos sociales
mediados por imágenes, las artes visuales y las prácticas esco-
lares construyen narrativas acerca del mundo social y contri-
buye a crear representaciones del mundo y de sí mismo" (2003).
Las características y condiciones de producción son de un
análisis impostergable, especialmente cuando se trata de refe-
rencias a la visualidad de época, a las imágenes circundantes
que se materializan en las individualidades de cada miembro
de los colectivos de la sociedad.
Relación y agencia
Cuando concebimos una experiencia de educación artísti-
ca desde la idea del papel protagónico de la cultura visual to-
mamos en cuenta, además, aquellas condiciones relacionales
que tal experiencia pudiera generar.
Las formas de producción artística contemporánea, como
decíamos, tienen cada vez más que ver con aspectos procesua-
les y con la importancia de la comprensión y el desarrollo de la
creatividad en el marco de esos procesos.
De esta manera, se vuelven privilegiados los aspectos de
distribución y acceso a la obra de arte visual, donde las tecnolo-
gías de la información y la comunicación tienen el sitio desta-
cado que mencionamos en la medida en que canalizan y posibi-
litan tanto la realización como el acceso a la imagen de la obra
o, en algunos casos, a la obra en sí.
Del mismo modo, la condición relacional se destaca en la
producción artística contemporánea y adquiere peso aquello que
algunos autores denominan como "criterio de coexistencia", es
decir, cuánto puedo "existir" yo mismo frente a la obra de arte,
cuánto puedo "dialogar" con ella, en qué medida depende de
mi existencia y diálogo la propia completud de la obra en sí, de
la imagen visual en general.
239
Al decir de Nicolás Bourriaud: "La esencia de la prácti-
ca artística residiría así en la invención de relaciones entre
sujetos; cada obra de arte en particular sería la propuesta
para habitar un mundo en común y el trabajo de cada artista
un haz de relaciones con el mundo, que generaría a su vez
otras relaciones, y así sucesivamente hasta el infinito" (2007:
23).
Sobre este fundamento, la educación artística no podría
dejar de incorporar en el trabajo escolar formas de colabora-
ción y realización donde la propia producción o manipulación
de imágenes y tecnologías permitiera a niños y niñas, en el caso
de las escuelas primarias, maneras de interpretación y acción
sobre el mundo.
Esto no es más, por tanto, que la posibilidad efectiva de
agenciar su actividad, es decir, dotar a la educación artística de
unas acciones reales que fomenten la crítica sobre los entornos
cotidianos y de la interposición de nuevas prácticas y posibili-
dades de pensamiento, en medios institucionales que aparecen
sedimentados de acciones de conservación cultural o de frag-
mentación y aislamiento personal, tal y como lo son en general
las escuelas.
La acción política de la educación artística debe generar,
en todos sus niveles, no solamente la empatía celebrada de la
diferencia alcanzada como logro político, sino contener la pro-
mesa removedora de las prácticas habituales de la autoridad y
el poder en las aulas escolares.
La posibilidad de la agencia como crítica implica la recu-
peración de una capacidad de acción colectiva que pone en acto
alternativas de pensamiento y reflexión y que por tanto cons-
truye, manteniendo y modificando, las condiciones de la coti-
dianidad de manera permanente.1
1
Sobre la noción de agencia puede consultarse Giroux, H. (2004) The abandoned ge-
neration. New York: Palgrave Macmillan.
240
Esta condición educativa de promoción de la agencia, como
posibilidad y fuerza de acción, determina modalidades de in-
tervención sobre la esfera pública, sobre los espacios de lo co-
mún, que hilvanan los niveles de lo privado/individual con lo
público/colectivo.
Promover la producción de imágenes que generarán una
posibilidad de narrativa acerca de las significaciones vitales de
los niños y las niñas de las escuelas se incardina en la idea de
que: "Enseñar un currículum de este tipo ofrece a los alumnos
una introducción a las características y los contextos de las
imágenes y de los objetos realizados por y para diversos gru-
pos de personas, críticas analíticas del poder de las imágenes
y los significados de las imágenes visuales, y una oportunidad
para producir una contribución de los propios alumnos a la
cultura visual" (Freedman, F., 2006: 166).
Sobre este fundamento, se persigue la idea de generar sen-
tido en la posibilidad de construir una crítica institucional des-
de la narrativa infantil, visualmente realizada y grupalmente
colectivizada, como espacio genuino de la educación artística y
de trabajo con la imaginería visual cotidiana.
Acción y experiencia
Sobre estos fundamentos se planeó una intervención con
los dos grupos escolares de 4º año de enseñanza primaria de la
escuela pública Nº 42 "Bolivia", en base a indagar las caracte-
rísticas de las representaciones que la escuela tenía para niñas y
niños.
Se trató de una experiencia en que participaron unos quince
niños y niñas por grupo, de entre 9 y 11 años y contando con la
activa participación de las maestras encargadas de ambas clases.
¿Cuál era la significación que la escuela tenía para niñas y
niños?; ¿qué representaciones visuales hacen éstos de lo esco-
lar?; ¿qué elementos y objetos representan la escuela fuera de
ésta, en la casa, en el barrio?; ¿cómo construir una narrativa
241
visual que dé cuenta de estas representaciones? Estas fueron
algunas de las preguntas que el equipo de intervención com-
puesto por enfoques disciplinares distintos –artes, antropolo-
gía, pedagogía– realizó.
El objetivo que nos orientaba tenía que ver con lo que Fer-
nando Hernández (2007) describe como el carácter "oposicio-
nal" que puede darse en la interpretación de la cultura visual y
sus producciones.
Así, la primera consigna fue pedir a alumnos y alumnas
que trajeran al aula un objeto cotidiano que en sus casas repre-
sentara a la escuela. Este objeto sería "recontextualizado" en el
ámbito del aula y fotografiado digitalmente en la nueva esce-
nografía creada por los propios participantes en ese nuevo en-
torno, conformando el segundo momento de la experiencia.
Al decir del propio Hernández pretendíamos favorecer "no
sólo la exploración de las versiones dispares que se derivan de
una representación, sino las que mantienen los chicos y las
chicas. Para luego tratar de situar sus visiones en contextos
teóricos, sociales y culturales más amplios" (Hernández, F.,
2007: 78).
Una vez impresa, la fotografía registrada fue devuelta a
los niños y las niñas en una tercera instancia en que ese mismo
registro era tomado por otro niño o grupo de ellos y al que de-
bían contraponer una nueva imagen creada en torno a un colla-
ge que dialogara y evocara la fotografía original.
Cuando la tercera imagen estaba finalizada (el objeto en sí
era la primera, la segunda la fotografía) se propuso a los grupos
que generaran una producción de texto escrito, cuarto momen-
to, que diera cuenta del conjunto de la experiencia realizada
teniendo en todo caso como orientación principal la represen-
tación personal de lo escolar colectivo.
Nuevamente recurrimos a Hernández en que
"la posición del adulto sea la de tratar de producir un equili-
brio entre el disfrute de los estudiantes de su experiencia con
242
los artefactos de la cultura visual y la introducción de una
perspectiva crítica y preformativa que pueda ser discutida,
explorada, experienciada." (Hernández, F., 2007: 86).
Bibliografía
Bourriaud, N. (2007). Estética Relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.
Freedman, F. (2006). Enseñar la cultura visual. Currículum, estética y la vida
social del arte. Barcelona: Octaedro.
Giroux, H. (2004). The abandoned generation New York: Palgrave Macmillan.
Hernández, F. (2003). From Visual Literacy to Visual Culture Literacy Internatio-
nal InSEA Congress Viseu. Portugal.
Hernández, F. (2007). Espigador@s de la cultura visual. Barcelona: Octaedro.
244
Texto y arte: cuando la escuela se anima a
cuestionar certezas
Leticia Folgar
Fabián Perciante
Antecedentes
El presente trabajo retoma algunos de los principales emer-
gentes de la propuesta de intervención interdisciplinaria "Todo
que ver"1 desarrollada en el 2008. Luego de varios años de tra-
bajo en la escuela Bolivia desde proyectos de Extensión de la
Universidad de la República, la misma retomó algunas interro-
gantes que si bien habían sido exploradas en intervenciones
anteriores, seguían estando planteadas:
¿Cuál es la idea de comunidad escolar que subyace a las
prácticas escolares?, ¿cuál es la representación de los maestros
que tiene las familias y los niños?, ¿cuáles son las representa-
ciones que las familias y niños tienen de la escuela?
Esta propuesta se orientó a intentar responder estas pre-
guntas apelando no sólo a la producción de discurso textual,
sino también a la imagen y su construcción como discurso vi-
sual.
Se asumió como punto de partida que intentar responder
estas interrogantes podría aportar en la profundización de lí-
neas de trabajo que contribuyan a construir identidad como co-
munidad educativa:
1
"Todo que ver supuso el trabajo de los sub-equipos de Antropología y Bellas Artes
con los 4tos años de la Escuela Bolivia. Esta línea de intervención se propuso un pro-
ceso indagatorio y participativo que buscó contribuir al establecimiento de nuevas prác-
ticas –de relacionamiento y de comunicación entre actores– para la acción educativa".
245
- Re-definición del entorno comunitario escolar: límites
y conflictos.
- Explorar valores de los que son portadores los diferen-
tes actores: maestros, familias, niños, potenciales inte-
grantes de la comunidad escolar.
- Identificar desafíos que plantea la construcción de la
misma.
Hipótesis de partida
En este sentido asumimos como hipótesis de partida que
es necesario que tanto las escuelas como las familias logren
abrirse para encontrar nuevas posibilidades de conexión; para
orientar esta búsqueda activa, intentando ensanchar el campo
de responsabilidades en lugar de cerrarlo, es preciso explorar y
asumir como interrogantes a responder algunas asunciones que
se cristalizan en certezas.
Entendemos que el trabajo a partir de la deconstrucción y
reconstrucción de representaciones/imaginarios orientado a
recomponer la idea de comunidad escolar, contribuye a esta-
blecer una comunicación más fluida entre el adentro y el
afuera.
En este sentido es importante tener en cuenta que existen
identidades que se mantienen de manera espacialmente discon-
tinua (ej: comunidad étnica), las mismas pueden mantenerse a
partir de lazos inter-personales primarios localizados en distin-
tos barrios de la ciudad. No tiene por qué haber aglomeración
residencial.
Esto nos permite revisar que la identidad remite no sólo a
la relación entre un adentro y un afuera sino también hacia rela-
ciones que trascienden el recorte espacial social y por lo tanto
nos permite pensar que puede haber una comunidad escolar mas
allá de la idea de una comunidad barrial.
246
I) "Todo que ver": una opción metodológica
Uno de los principales objetivos de esta intervención fue
intentar acceder a las miradas y representaciones de la "comu-
nidad escolar", ampliando la perspectiva tanto al considerar una
mayor cantidad de actores integrantes de la misma (niños y
padres, además de maestros), como a través de otras formas de
registro además de la producción de discurso textual.
Considerar otros actores que integran la comunidad esco-
lar y en este sentido "hacen escuela", permite "espejar" las acti-
vidades/prácticas del colectivo docente con sus perspectivas
específicas en relación a la escuela.
Desde la cotidianidad en la que podemos situar a la escue-
la, los actores no sólo enseñan y aprenden, sino que se repre-
sentan y son representados en sus prácticas sociales
Es desde allí que se plantea afrontar el papel de unos y
otros dentro y fuera de la escuela, y los tránsitos que contribu-
yen a re-definir y actualizar esas representaciones desde la co-
tidianidad de la escuela y el barrio.
La propuesta supuso el trabajo con imágenes y consideró,
a través del trabajo en taller en clase y mediante las entrevistas,
acceder a los discursos que median las imágenes.
Nuestra opción por considerar el discurso visual, se vincu-
la con que entendemos que el proceso del acto creativo se en-
cuentra en un sitio privilegiado para la captación de tiempos
identitarios, siendo además y justamente por esto un vínculo
directo en la construcción de "la y las identidades" que encon-
tramos representadas en los sujetos. Tener en cuenta este pro-
ceso de identificación, asimilación, donde se compara, visuali-
za y distingue elementos diversos y partícipes de contextos en-
trelazados, donde se intenta captar así una o varias determina-
das maneras de construcción asociativa que darán lugar por úl-
timo a la identificación que el sujeto hace de su entorno y de sí
mismo.
247
El trabajo realizado, intentó poner en diálogo el discurso
visual que surge de la producción de imágenes con el discurso
textual que los protagonistas también fueron invitados a produ-
cir en relación a la escuela, lo escolar y su relación con la casa/
hogar.
En este sentido nos propusimos establecer relaciones en-
tre imágenes y sus contextos de producción, así como también
considerar sus efectos en las construcciones identitarias de los
diferentes actores considerados.
2
Estas entrevistas correspondieron a las realizadas por el equipo de Antropología entre
octubre y noviembre de 2008 con familias de niños de los 4tos. años con los que se
trabajó en la escuela en el marco de la intervención "Todo que ver".
3
Tradicionalmente el lugar por excelencia de los padres en la escuela ha sido el de los
padres que "colaboran" con la misma desde el espacio de Comisión Fomento.
250
Tanto los padres que quieren y pueden ajustarse a esta ex-
pectativa como aquellos que no lo hacen, son conscientes de la
misma, y tienden a visualizarla como la única opción de parti-
cipación posible. No es habitual que esta forma consolidada y
normalizada sea puesta en cuestión o se concreten otros modos
de presencia y relacionamiento en la escuela.
Sin embargo hay algo en el modo de representarse esta
escuela en particular en lo que sí podemos identificar algunas
peculiaridades a partir de las entrevistas realizadas con las fa-
milias:
De los niños del barrio casi ninguno va a la Bolivia
porque los padres no quieren que se junten con los
del "cante"(…).
Los del barrio ahora no van, igual les pagan baña-
dera para ir más lejos al Parque Posadas (…).
Hay niños que ya están en cuarto y nunca fueron a
la Bolivia aunque viven al lado.
Madre de niño que asiste a la escuela Bolivia (N)
Esta representación instalada en el barrio que rodea la es-
cuela aparece con fuerza vinculada a un momento a partir del
cual la escuela dejó de pertenecer "al barrio" y fue "invadida"
por población ajena y en relación a la cual no se pudo construir
la posibilidad de una coexistencia armónica.
Se contraponen básicamente dos momentos que si bien
pueden corresponderse con momentos desde una perspectiva
cronológica, constituyen fundamentalmente mojones simbóli-
cos en el modo de construir la relación escuela-comunidad:
1) Un "antes" simbólico, en el cual "la escuela pertenecía
al barrio" y en esta medida se construía una relación afectiva
positiva en relación a la misma.
La escuela era descripta como: "muy buena" donde "asis-
tían los niños del barrio" y "no había conflictos.
251
Este antes es idealizado en contraposición a un segundo
momento que es vivido como un quiebre tanto para el barrio
como para el colectivo docente.
2) Un "después" simbólico, en el cual la escuela fue "in-
vadida" por población ajena al barrio y a lo cual se atribuyen
cambios negativos que se vinculan con un recambio de pobla-
ción de la misma. Este recambio implico básicamente que mu-
chas familias del barrio dejaran de enviar a sus hijos a la escue-
la, al tiempo que la misma comenzaba a ser preferida por nue-
vos pobladores de los alrededores del barrio.
La escuela era descripta de la siguiente manera: "ya no era
buena" y recibió la influencia de "niños de otros barrios con
menos recursos socioeconómicos", apareciendo "choques en la
comunicación".
sí, sí hubo muchísimos cambios. Hay un policía en
la puerta, que antes no había y un poco la agresivi-
dad de otros niños, a veces son medio agresivos,
pero no sé…
Madre de niña que asiste a la escuela Bolivia (C).
uno lo ve en el ambiente, se pegan. Mucha agre-
sión. Vocabulario sumamente ordinario… de todo…
viste cuando juntás niños de diferentes clases so-
ciales, diferentes crianzas más que nada, no vienen
a ser clases sociales, vienen a ser crianzas…
Madre niño que asiste a la escuela Bolivia (D).
es una escuela de contexto, no es una escuela como
la del Parque ni como la de Larrañaga, es una es-
cuela donde los niños tienen un poco de proble-
mas… entonces hay que ver eso también (… ) por-
que la gente dice "Ah, dónde van los del 'cantegrill'
no queremos ir" y no es así… porque aparte vos
convivís con ellos en todos lados, en el almacén, en
la plaza, en todos lados, …
Madre de niño que asiste a al escuela Bolivia (N).
252
Para algunas familias del barrio este quiebre fundamentó
la ruptura del vínculo con la escuela. Como un espacio perdido,
la misma fue abandonada por quienes tomaron la decisión de
mandar a sus hijos a otras escuelas, aunque esto les significara
trasladarse a mayor distancia del barrio
hay padres que… tienen una boca que... vos los es-
cuchas y… hay por favor!... ¿viste?... entonces con
esa boca, con esa agresividad... imposible que un
niño aprenda a ser educado… o aprenda buenos
modales … (…) las malas actitudes que tienen los
hijos que se las transmiten los padres… esas de las
discusiones, las malas palabras que a veces hay
acá afuera contra las maestras, eso después la tie-
nen los niños dentro de la clase…
Madre de niño que asiste a al escuela Bolivia (D).
Para otras, el quiebre implicó un desafío que resistieron
sin renunciar a la escuela. Para estas familias cobra realidad un
tercer mojón simbólico, un "ahora" en el que el papel de la es-
cuela y su postura ante los cambios ha sido clave.
Nosotros tuvimos un problema... y la directora ha-
bló con la mamá de la niña y todo, lo que pasa que
con la mamá de esa niña no se podía hablar… (…)
mi esposo habló con el papá… pero es lo mismo
que la nada, porque un día veníamos al lado jun-
tas, casi y la hija le dice "esta nena que va ahí yo le
pego a veces", adelante mío le decía , y la madre le
decía "rompele la cabeza", ¡así le decía! en esas
tales palabras... yo que sé, no, no podés hablar
porque a mí si vienen y me dicen que mi hija pegó,
al menos mi hija llega a mi casa y se lleva unas
cuantas palmadas o va en penitencia, pero no to-
das las madres son iguales pienso yo, pero nada
más ese drama tuve.
Madre de niña que asiste a al escuela Bolivia (C).
253
Ese tercer momento sería un "ahora" simbólico, en el
que –en estrecha vinculación con un proyecto de centro que
toma como punto de partida esta situación instalada en la co-
munidad escolar– comienza a percibirse que "la escuela está
mejor".
En relación a la escuela se dice: "que es buena", que "se
reacomodó a la situación", y que "está cambiando para bien".
259
Considerando el lugar que la escuela ha sabido ganarse
entre las familias e instituciones del barrio, quizás sea posible
replantear el diálogo desde una propuesta que plantee de ma-
nera explícita que "la escuela sola no puede" y, que es necesa-
rio el esfuerzo compartido desde los diversos lugares que ha-
cen a la experiencia de la escuela como centro educativo del
barrio, teniendo las familias un lugar importante a ocupar.
260
relaciones como fiestas, eventos etc., donde se mues-
tren más informales, menos rígidos.
Los talleres realizados en clase, habilitaron a que los niños
contaran con otras maneras de relacionamiento en un contexto
habitual, pudiendo apreciarse incursiones hacia formas asocia-
tivas de intercambio y proyección que desdibujaban su propia
experiencia para reconstruir el presente.
La experiencia de trabajo, nos deja planteada como inte-
rrogante la posibilidad de que estén siendo insuficientes los ins-
trumentos institucionales necesarios para captar y asimilar la
sorpresa que produce el cambio.
Reflexiones Finales
Una de las ideas centrales que se desarrollaron a lo largo
de este capítulo, plantea la dificultad para generar un sentido de
pertenencia sensible, ante lo que podríamos denominar un
corte de referente.
A lo largo de la intervención planteada pudimos identifi-
car algunos indicios que muestran "pasos" que son de ida o de
vuelta, que se muestran en forma separada sin estar necesaria-
mente unidos a un concepto de "ida y vuelta" en relación a los
4
O efectos de "devaluación del lugar", si partimos de una definición de lugar como
espacio con significado. Se trata de espacios que sí tienen un significado solo que muy
pobre o disuelto.
263
objetos elegidos. Esto pudo apreciarse tanto en las fotos, como
en los trabajos plásticos de dibujo y collage y en los propios
discursos de las entrevistas.
La ausencia de objetos elegidos para las fotos muestra la
falta de elementos sensibles que hagan a la relación entre es-
cuela/familia. La familia en estos casos no acompaña porque
no constituye en una unidad con la escuela, sino mundos se-
parados. No hay idas y vueltas sino solo idas o vueltas, no hay
objeto porque no está el hecho sensible.
En cuanto el desarrollo plástico-visual hace falta estímulo
en este sentido quedando visto en varias de las cuestiones ya
mencionadas anteriormente cuando no aparece un diálogo flui-
do entre el niño y su entorno estético, y más bien vemos cho-
que, barrera, o una "asimilación por descarte" / El espacio físi-
co está dado y aparece de manera estática.
Tanto las entrevistas y dibujos como los procesos de desa-
rrollo en los talleres, parecen indicar una dislocación de sentido
y la recurrente falta de asociación entre el estímulo creativo y el
entorno visual-sensorial inmediato dentro de la propia escuela.
Sería importante que el proceso creativo pudiera asimilarse a
través de un aprendizaje más cercano y permanente que estimule
la incorporación gradual del conocimiento creativo e integral; así
como también la elaboración y ejecución de programas especí-
ficos de carácter interdisciplinario para acercarse al hecho artís-
tico-creativo y sensorial en un entendimiento amplio y dinámi-
co que incluya el repensar el contexto escolar y su estética.
El reconocimiento del quehacer cotidiano desde las activi-
dades que realizan los padres y las pautas que marca la escuela
para incluir esto en el aprendizaje del niño, pasa a ser en este
sentido determinante para un intercambio que incluya:
l La aceptación de una escuela en proceso con pasado,
presente y futuro.
l Vincularse con el cambio de manera no estática y am-
pliando fronteras, es decir no en compartimentos es-
264
tancos que dificulten ver otras posibles miradas entre
los vínculos de relacionamiento que han existido y que
existen hoy en el contexto de la Escuela Bolivia.
l Replantear el sentido de inmediatez que creemos está
ligado de un modo particular al concepto de vacío re-
flejado en la estética de la escuela
La invitación del proyecto de la escuela Bolivia, en el mar-
co del proyecto de la escuela pública uruguaya, a mirar hacia el
futuro de estos niños entendemos que implica relacionar el pre-
sente del niño como sujeto instituido en la escuela, con la pers-
pectiva de futuro y desarrollo personal que esa institución le
está dando; tanto en el aprendizaje y entendimiento de sus pro-
pias motivaciones como en el seguimiento de un programa que
acompañe ese acontecimiento en su contexto sociocultural.
Bibliografía
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lona: Gedisa.
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Hernández, F. (2003). Más allá de los límites de la escuela: un diálogo entre emer-
gencias sociales y cambios en las artes visuales y en la educación. Univer-
sidad de Barcelona.
265
266
"Mi papá no trabaja... mi mamá tampoco"
Carmen Diflore
267
los padres una resignificación del concepto de trabajo y pudie-
ran así, transmitírselo a sus hijos. De esta forma elevaríamos la
autoestima de los padres y de nuestros alumnos.
Como estrategia para abordar este problema, decidimos
planteárselo al colectivo docente y con ellos acordamos abor-
dar dicha situación desde un Proyecto de Escuela enmarcado
dentro del Proyecto Curricular. El mismo apunta a validar los
saberes y la cultura de la familia, para construir aprendizajes
que sirvan "para la vida", estimulando a la familia para que
acompañe al niño en dichos procesos y exista un encuentro real
de la familia con la Escuela. El objetivo primordial de este pro-
yecto de Escuela, sería resignificar el concepto de "trabajo" en
padres y niños. Delineamos una serie de estrategias y activida-
des y... el Proyecto comenzó a andar.
Muchos años de trabajo, en diversos contextos, pero fun-
damentalmente en contextos con alto grado de vulnerabilidad
social, nos han llevado a pensar que: la relación existente entre
los trabajos que realizan los adultos referentes del niño, pero
sobre todo, el valor que ellas le den a este y la forma de trans-
mitírselo a sus hijos, tiene mucho que ver con el pasaje del niño
por la institución Escuela, sus aprendizajes y el vínculo que
establece con otros niños.
El padre o madre trabajador/a desea que su hijo continúe
estudiando ya que piensa que a través de la educación puede su
hijo "superarse" y "superarlo". Desea que su hijo pueda acce-
der a una formación intelectual, que en muchos casos él, adul-
to, no logró. Entiende que esta formación, le ofrecerá un futuro
mejor. Históricamente ha sido así1.
El padre o madre desocupado o que no trabaja, va perdien-
do perspectiva y así lo proyecta al hijo. En el caso de padres
1
Tampoco esto es solo para el caso uruguayo. Por ejemplo Gramsci reflexionando so-
bre la situación italiana plantea que "el campesino piensa siempre que por lo menos un
hijo suyo podría llegar a ser intelectual, es decir, convertirse en un señor, elevando el
grado social de la familia y facilitándole la vida económica mediante los contactos que
sin duda tendrá con los otros señores" (Gramsci , 1980, pág XXII).
268
con trabajos informales, transmiten a sus hijos "la inmediatez"
como forma de vida y esa inmediatez, no le permite pensar en
un futuro.
269
- Establece un vínculo especial con sus iguales. Conoce a
otras personas que pasan a ser "compañeros de trabajo".
Lo colectivo comienza a jugar un papel importante que
iría desde "a otras personas le pasa lo mismo que a mí"
hasta el pasar a integrar una "organización sindical"
- Le aporta a quien lo realiza un ingreso de dinero. Con ese
dinero lograrán acceder a los productos de consumo que
atienden sus necesidades básicas (o por lo menos así de-
bería ser) Esta fuente de ingreso, reconocida como "sa-
lario" es la forma de obtener dinero que la institución
escuela reconoce como tal, validándola y siendo tema de
conversaciones en muchas oportunidades. Los niños en
cuyos hogares se percibe un salario, que escuchan a sus
padres hablar de ese tema, que se espera determinada
fecha del mes para acceder a ese dinero, se acostumbran
a pensarlo como fuente de ingreso válida y poder traba-
jar para obtenerlo, puede llegar a ser uno de sus objetivos.
A través de un Proyecto de Escuela y trabajando conteni-
dos curriculares pensamos algunas estrategias para abordar di-
cha temática, acercando a las familias a la Escuela con un doble
propósito: haciéndolas partícipes de los aprendizajes de sus hi-
jos, pero también concientes de sus "saberes".
2
En este nuevo paradigma del que hablamos, no alcanza ya con lograr que el alumno
produzca, sino estimularlo para que pueda sentirse autor de sus producciones. "... Un
sujeto que no se reconozca autor, poco podrá mantener de su autoría. Digo mantener,
que es un modo de decir dos cosas: a) hacerla producir; b) responder por ella al respon-
sabilizarse" Fernández, Alicia. (2000). Poner en juego el saber, Buenos Aires: Ed. Nueva
Visión.
271
culado mayor ganancia al estimar los precios de los pro-
ductos. Surgieron dudas: ¿Los hubieran vendido?, ¿Su-
cede lo mismo con las empresas que fabrican produc-
tos?, ¿Quién lleva la mayor parte de la ganancia en las
empresas? Los sextos años plantearon la "injusticia" del
"reparto" de ganancias a nivel laboral. Circularon otros
saberes por ese grupo y el concepto de "plusvalía" ya
era manejado por alguno de los alumnos.
- Evaluaron el Proyecto y futuras proyecciones del mis-
mo. De hecho varias clases en forma autónoma y en varias opor-
tunidades produjeron bienes que vendieron para financiar otros
proyectos de salidas didácticas, jornadas de recreación o com-
pras de materiales para el grupo.
273
274
Todo un desafío: la reunión de padres
Gabriela Frachia
276
pre" o busco estrategias que me ayuden a producir ese acerca-
miento de la familia con la escuela.
Cuando comienza el año lo primero que hago es una reunión
de padres. En ella explico como vamos a trabajar, lo que nece-
sitaremos para ello, como pueden ayudarnos desde casa para que
los niños avancen. ¡Menudo problema!. Casi tan importante
como comenzar la tarea con un grupo nuevo cada año.
Sería bueno hacer lo que siempre hemos hecho los maes-
tros: volver a pensar estrategias para llegar, para que venir a la
escuela no sea un problema para los padres ni para los niños.
Comenzando por una invitación personal antes de enviar una
convocatoria o invitación formal, en la que podamos brevemente
informar sobre el objetivo de la misma. Tener objetivos claros del
llamado y del desarrollo que le queremos dar será fundamental.
Trabajar con los padres sin perder de vista lo que ellos pien-
san generando el vínculo desde nuestro rol docente y desde
nuestra condición de personas, con mucha humildad y respeto
sabiendo que precisamos andar juntos porque solos no podemos.
No pretendemos dar recetas.
Creemos que cada maestro debería reflexionar sobre su
realidad y buscar caminos propios para que los llamados a re-
unión de padres sean lo más exitosos posibles.
Facundo
Facundo es hijo único. Su madre, María, tiene 23 años y
cursó hasta 5to año de Primaria en la Escuela n° 92 con la que
compartimos el edificio. Su padre, Pablo, tiene 24 años y cursó
hasta 3ro. de Secundaria.
La casa es una pieza de lata con piso cubierto de pedregu-
llo y alfombra que lo cubre por partes. Utilizan el baño y las
canillas de la madre de María que vive al lado. En su casa hay
280
precariedad, orden e higiene, Facundo tiene su cama. En las
paredes hay pocas fotos (algunas deterioradas) de Facundo;
María me muestra la que sacó Ana María en la clase para el día
de la madre. Es la única foto reciente de su hijo.
Hay ausencia de fotos que sirvan para mostrar su vida, su
familia, su historia. Esa historia además es muy reciente (abue-
los muy jóvenes). Las fotos empiezan a aparecer con el baby
fútbol y la escuela. Esta característica se repite en los hogares
que visito.
En la primera jornada se hacen los deberes, mostrando
cómo ayudarlo. El niño trabaja parado, quiere comer mientras
hace los deberes, le digo a María que tiene que dedicarse a es-
cribir sin comer, sin pararse a cada rato. Los padres me dicen
de la dificultad de Facundo para aceptar los límites cuando está
sólo con la madre.
María y Pablo
Luego de una actividad de escritura, María y Pablo me
dicen que no sabían que deletreando se ayuda a escribir, que
ellos lo dejaban solo y después le corregían diciéndole las le-
tras que faltaban.
Me preguntan por qué anota una letra por sílaba – lo que
demuestra la observación que han hecho de la escritura de su
hijo- así que les explico sobre el proceso de aprendizaje de la
lectura y la escritura, concluyen a partir de esa explicación que
Facundo está "dentro de lo normal", quiere decir que no pre-
senta dificultades para aprender. El niño demuestra gran capa-
cidad. En el deletreo, nos turnamos para ayudarlo y les da ver-
güenza decir las letras "tan exageradas". Trato de dar herra-
mientas que le permitan ayudarlo cuando hacen los deberes to-
dos los días.
María tiene vergüenza de ir a hablar a la escuela, de estar
con la gente que no pertenece a su ámbito familiar. En los pri-
meros encuentros está muy nerviosa pero me repite que le caigo
281
bien, que ya lo comentaron con su esposo. Se muestra muy
agradecida y le parece buenísimo que vaya. Ellos me llaman
por mi nombre, no me dicen "maestra", me buscan para salu-
darme en la Escuela. Me preguntan por mi vida, dónde vivo,
qué hago fuera de la Escuela. Siempre nos reímos.
Facundo reconoce los números hasta el 30, ordena. Le digo
que es inteligente, los padres sonríen, pero insisto en que debe
demostrarlo en la escuela y a la maestra de clase.
Otro día jugamos a las cartas. A la salida nos encontramos
con la madre de Gastón (compañero de clase y vecino) y María
le dice de "lo bueno que está que la maestra venga a tu casa,
porque jugás y trabajás". Con la familia de Gastón trabajará
Joaquín (el otro maestro comunitario).
Me dicen que no sabían que así (jugando) se aprende. Cada
acierto de Facundo se los señalo. Me preguntan si pasará de
año. El ambiente de trabajo es excelente, me esperan con té
para que no pase frío.
La conducta de Facundo en la clase va evolucionando en
forma muy positiva. Con la maestra comunitaria mantenemos
un diálogo constante del trabajo que se está realizando.
El niño está totalmente involucrado en el aprender, cuando
se plantea la actividad pone toda su energía en ella. Pedagógi-
camente son notorios sus avances.
Todas las mañanas la madre lo acompaña hasta el salón,
luego que los compañeros de clase ya están sentados, le indica
la mesa y le pide que se porte bien.
Observo atentamente todas estas conductas. En una oca-
sión veo una mirada que no me gusta y me acerco a preguntar
qué sucede. María está preocupada porque hay madres que se
quejan de su hijo, dicen que él les pega. Le aclaro que quien
está en la clase soy yo, que intervengo cuando hay un proble-
ma y que cuando necesito decirle algo sobre su hijo se lo
digo.
282
Luego de esa instancia no hubo más dificultades. La mamá
llega, siempre despide a su hijo repitiendo que se porte bien y
que haga caso. El niño está cada vez más interesado, aprende
con rapidez, cumple todas las propuestas.
Seguimos trabajando en su casa. María comienza a estar
sola con Facundo porque Pablo comenzó a trabajar.
Luego de la fiesta del 28 de agosto (momento en el que se
festejaron las Declaratorias de Independencia de Uruguay y
Bolivia, con la asistencia de diplomáticos, cargos ahora ocupa-
dos por indígenas) me pregunta si en verdad el boliviano que
visitó la Escuela era indígena, si los indígenas siguen existien-
do, si puede ser que algunos vecinos sean indígenas por los
rasgos que tienen. Le cuento sobre Bolivia, Evo Morales, los
cambios, etc.
Facundo ya se sienta y se prepara para trabajar sin comer y
sin pararse. María me dice que se siente ignorante ante su pro-
pio hijo. Los dice cuando estamos trabajando, Facundo la mira.
Ella ocupa el tercer lugar de poder en el hogar. El hijo la ha
insultado mientras trabajamos.
286
Historia de la escuela Bolivia
Violeta Formento
288
conjugación de los verbos teníamos que decirla también de
memoria. Había unos cuadernos especiales "Vázquez Cores"
para mejorar la letra. Además, una vez por semana había gim-
nasia y canto. Recuerdo al profesor de canto Jaime AIRALDI.
Después de él vinieron las hermanas Pérez Arana, una tocaba el
piano y la otra enseñaba canto. A mi encantaba todo lo que me
enseñaban, pero el canto y la gimnasia eran las actividades que
mas disfrutaba. En los primeros años a las niñas nos enseñaban
a coser y hacer dobladillos con vainilla. En las clases mas ade-
lantadas aprendíamos tejido macramé. También había un telar
muy grande para hacer alfombras de lana. Y aprendíamos a
decorar botellas y floreros de vidrio con lacre de colores.
Textos. En cuarto año teníamos el libro "Trabajo" y en
quinto, el libro "Vida". Hace unos años conseguí un ejemplar
de este último, y cada tanto lo hojeo por lo interesante de su
lectura y por los recuerdos que me trae.
Fiesta de fin de curso. Era una fiesta muy linda, con el
infaltable "pericón nacional", que comenzaba con una corta re-
presentación: iba llegando gente para una fiesta, y después to-
dos bailaban el pericón. Yo intervine alguna vez, y también al-
guna vez recite. La poesía que me gustaba más era "la Higue-
ra", de Juana de IBARBOUROU. Desde entonce, siento admi-
ración por Juana. Su antología, sus libros, y ahora la biografía
novelada "Al encuentro de las tres Marías", ocupan el primer
lugar en mi biblioteca.
El equipo docente. Siempre admiré la labor de esas
"abejitas" de la "gran colmena humana" que es la escuela. Y
ahora, las admiro más, porque tienen que superar las dificul-
tades por las que atraviesa la escuela pública, resolviendo los
problemas con alegría. Hoy, en la mayoría de las escuelas los
niños deben almorzar en ellas; eso significa trabajo y organi-
zación extra, y lo resuelve con capacidad y dedicación.
La escuela. La letra de esta canción resume el concepto
que tengo de la escuela pública:
289
La escuela es ambiente de paz y alegría,
Eterna sonrisa, divina canción.
Allí el niño aprende, con ella se guía,
Abriéndose paso, buscando razón.
290
b) Ampliando la perspectiva:
trabajos de indagación
291
292
La Escuela como problema. Educación y
Política1
Lorena Repetto
Nicolás Schmidt
1. Introducción
El presente artículo tiene como una de sus preocupaciones
centrales la problematización de la noción de política educati-
va. Tomaremos esta noción haciendo referencia a la dimensión
política inherente a los procesos de elaboración de acciones di-
rigidas a la educación, poniendo de manifiesto el vínculo entre
ambas dimensiones: educación y política.
Pretendemos revalorar el análisis de las políticas educati-
vas descartando la noción de éstas como procesos unidireccio-
nales, incorporando una visión más compleja que permita des-
entramar la conexión entre al menos dos grandes niveles: las
autoridades nacionales de la educación y las escuelas. Encon-
tramos así que entre la institución que rige a las escuelas y la
escuela misma, existe un margen de autonomía y de libertad
condicionada de acción generada por los mismos "vacíos" de
las políticas. Nos encontramos ante distintos niveles de autori-
dad –y de poder–, y por ende distintos niveles de participación,
que abordaremos a través de un análisis pendular entre estos
distintos niveles de "autoridad".
A través del análisis de los Anales de Instrucción Primaria
y de los Libros Diarios de la Escuela Bolivia, establecimos tres
1
El presente trabajo se inscribe en el marco de las actividades desarrolladas dentro del
Proyecto interdisciplinario de extensión: "Lo social y lo pedagógico: replantear las
fronteras para repensar un nuevo modelo de Escuela"; proyecto al que fuimos convo-
cados por el responsable del mismo como estudiantes de Ciencia Política –que cursa-
ban el Taller optativo de Políticas Educativas-.
293
grandes ejes temáticos para poder rastrear las conexiones entre
las políticas educativas y la escuela: a) la construcción y el lu-
gar del niño, b) la participación de los padres en la escuela, su
rol como agentes en el proceso educativo y c) el lugar y el rol
del maestro.
Una vez definidas las dimensiones a indagar restaba defi-
nir los períodos a relevar. En este caso, honestidad intelectual
obliga, la coincidencia conspiró en nuestro favor a la hora de
aunar la periodización establecida con las fuentes disponibles.
Más precisamente, en lo que refiere a los libros diarios –los que
efectivamente conservó la Escuela Bolivia- contamos con tres
períodos: 1877-1886, 1957-1964 y 1995-1997.
Estos tres períodos son claves en la construcción de las
dimensiones que ya hemos definido y específicamente en lo
que entendemos como procesos de construcción de políticas
educativas. El primer período, es el inmediatamente posterior a
la reforma vareliana que ha modelado la educación pública en
nuestro país desde su implantación y por este motivo, lo enten-
demos crucial e inaugural en el vínculo entre educación y polí-
tica. El segundo período, responde a la implantación del pro-
grama de 1957 para escuelas urbanas –llamado también "el plan
de los maestros" (Soler Roca, 1984)– que implica un particular
involucramiento del agente maestro en una construcción "polí-
tica" de este tenor. Finalmente, el tercer período corresponde a
la "reforma Rama", que entendemos fundamental para com-
prender procesos de largo aliento.
2
1881, Carta de Juan M. de Vedia (Inspector Departamental) a la Comisión Especial de
Exámenes que actuó en la Escuela Bolivia (tomado del libro diario).
296
mismos, es decir, a su formación como ciudadanos que incor-
poren ciertos valores necesarios para un proyecto de sociedad y
de país. De este modo, "costumbres morales", "amor al orden",
"al estudio", "a la obediencia" aparecen como deseables a ser
incorporados por el niño como proyecto de adulto.
Con el programa para escuelas urbanas de 1957 se hacen
patentes algunos cambios cualitativos en la concepción del niño
y de la educación. En este período nos encontramos ante un
niño claramente definido como sujeto pedagógico, en un con-
texto en el que además de los resultados, el énfasis se deposita
en las modalidades –no sólo morales como otrora, sino tam-
bién instrumentales– por las que se llega a un resultado. Es de-
cir, en este período el niño aparece asociado a los usos de los
materiales didácticos y al desempeño en diversas actividades
(artísticas, deportivas, etc.). Se puede apreciar también que pa-
samos de una noción de educación como motor de desarrollo
socio-político (para ser una nación con participación en el con-
cierto internacional), a una noción de educación como motor
de desarrollo pero con una fuerte impronta en cuanto a calidad
y recursos. Aquel desarrollo aparece ligado a un fuerte creci-
miento en la tecnificación de la educación (tanto pedagógico-
didáctica como administrativo-institucional). En la figura, en
la demanda que se le hace y en lo que se espera del niño, se
puede seguir un claro desarrollo de la noción de educación, por
la que se deduce cuáles son las plausibles directivas que va
desarrollando la autoridad nacional de educación.
Con la reforma de la década de los 90 –que no fue una
originalidad si observamos el resto de América Latina–, pasa-
mos de un "niño universal"3 a un "niño contextualizado" por su
entorno social. En este período, los niños siguen siendo evalua-
3
"Las desigualdades sociales, ante las cuales nada puede hacer la ley, no traspasan ni
deben traspasar los umbrales de la Escuela, dentro de la cual todos los alumnos son
iguales, no debiendo reinar más distinciones que las que establecen la conducta, la
aplicación o la inteligencia de los alumnos" en: Anales de Instrucción Primaria, T.1,
Año 1, pág. 7.
297
dos en función de su capacidad de aprendizaje y de los resulta-
dos obtenidos; la novedad de la "reforma Rama" reside en la
explicación del origen de resultados diversos: éstos se encuen-
tran determinados –o fuertemente influenciados– por el con-
texto socio-cultural. En este caso, la institución escolar será la
que determine y construya no ya al "niño" sino a "los niños", ya
sean estos de escuelas rurales, urbanas o de "contexto socio-
cultural crítico".
La concepción del niño y de la educación en este período
tiene algunos puntos de contacto interesantes con la reforma
vareliana. La educación en ambas se constituye en la herra-
mienta por excelencia para cortar ciclos de reproducción de
situaciones perniciosas para el desarrollo de un proyecto de
país; en el primer caso, como ya hemos visto, para que la "ci-
vilización" triunfe sobre la "barbarie"; en el último, para cor-
tar los círculos de reproducción de pobreza ligados a una nue-
va concepción del desarrollo, emparentados ahora al creci-
miento económico; en palabras de Tiramonti y con algunos
matices, "la secundarización de la lógica política a la del mer-
cado".
298
En el período inmediatamente posterior a la reforma vare-
liana, la relación entre los padres y la escuela aparece fuerte-
mente desdibujada. Más aún, parecería no existir una relación
de cooperación entres los padres y la escuela sino, de alguna
manera, "conflictiva". Podríamos pensar que este tipo de vín-
culo responde a un momento histórico en el cual las tres institu-
ciones educativas por excelencia –familia, Iglesia y escuela– se
encuentran disputando su preponderancia en el reducido espa-
cio de poder de la educación en nuestro país. Con la reforma
vareliana la escuela se erige en el lugar por antonomasia de la
educación, legitimado por el sistema político y lo que empieza
a constituirse como sistema educativo. Por lo tanto, es com-
prensible que en esta instancia inaugural, las relaciones conten-
gan matices de conflicto y no de cooperación. Para que se haga
evidente la necesidad de la cooperación será necesario tiempo
en la asimilación de estos nuevos procesos y una cierta madu-
ración de los mismos.
El proceso civilizatorio que va a recibir el "bárbaro eta-
rio", como se denominaba al niño, necesariamente se da adju-
dicándole un lugar al niño, un lugar simbólico en la sociedad,
pero sobre todo un lugar físico: la escuela. El niño debe obliga-
toriamente salir de la casa (esfera privada) a la escuela (esfera
pública), o tendrá que trasladarse desde el lugar de la familia al
lugar del maestro. María Inés de Torres ha reparado en un ele-
mento que si bien tiene una claridad importante en la obra de
Varela (tanto en la "La Educación del Pueblo", como en "La
Legislación Escolar" como en su primerizo ensayo "Los gau-
chos"), es clave en este sentido: el rechazo del "poder del ejem-
plo" como práctica educativa:
"así el hombre es hijo de la educación: débil y desgraciado,
cuando ésta, trasmitiéndose sólo por el ejemplo, como entre
los salvajes [el ejemplo de los caudillos, el de la familia...],
se contenta con enseñarle a satisfacer los apetitos sensuales
de la naturaleza física; fuerte y feliz, cuando aprovechando
las riquezas del saber humano [en la Escuela], la educación
299
desarrolla en él las fuerzas físicas, morales e intelectuales, en
el sentido de la mayor utilidad y del mayor bien posibles"
(Varela, 1964a T.1: 20-21).
4
De acuerdo a los registros en el libro diario, se realizan constantemente reuniones de
madres a los efectos de darles las directivas necesarias para que colaboren con la tarea
educativa de la Escuela: "Se reúnen madres de alumnos de la escuela con la finalidad
de constituir el Club de madres. Se reúnen 62 madres. Y queda constituido bajo la
presidencia de la Sra. de Artecona, Secretaria Sra. Moreno de Vergara. Se dan en térmi-
nos generales los cometidos que podría tener este Club y los beneficios que puedan
recibir las madres en el sentido de capacitación para el tratamiento de sus hijos. Se fija
el próximo miércoles 9 a la misma hora 8 y 15, para la primera charla que estará a
cargo de la maestra especializada Sra. María Esther Dragone de Llovet; se invitará al
público en general y se evacuarán consultas que deseen formularse. Las próximas charlas
se dictarán fuera de horario de clase y se dictarán por grupos de interés determinados.
Un día para madres de alumnos de Jardinera, de 6º años etc. etc., que plantean proble-
mas diferentes y de distinto tipo" (Libro diario, 2 de Mayo de 1962).
300
Nótese el tenor de esta actitud frente a las familias de los niños,
parecería que la escuela se encuentra dotada de una providencia-
lidad que debe ser protegida de la contaminación de otros agen-
tes, en este caso, la propia familia. Esto se encuentra registrado –
insistentemente registrado– de forma patente en los libros diarios
y en los Anales; la correspondencia entre ambas fuentes es abso-
luta y se encuentra confirmada página tras página, lo que nos lle-
va a pensar que este tema no era lateral sino, por el contrario, de
central relevancia. De la lectura de los mismos surge la sensación
de una suerte de adoctrinamiento de los padres a efectos de que
su influencia sea funcional y siga las mismas líneas que se defi-
nen desde las autoridades educativas.
En lo que hace a las familias, estas resultan abrumadora-
mente receptivas a las demandas por parte de la escuela y los
maestros. En este sentido, creemos que la particularidad en la
conformación familiar correspondiente a este período histórico
puede encontrarse conspirando en su favor. Podríamos pensar
que en este período nos encontramos ante una formación fami-
liar tradicional, en la que el jefe de hogar "procura el pan" mien-
tras que la "madre-ama de casa" se ocupa de los labores y sus
hijos; madre a la que socialmente se le atribuye la carga de
involucrarse en la educación de sus hijos, por lo que las deman-
das de la escuela encuentran en ella un eco perfecto. En este
marco, las madres se constituirían en el canal de comunicación
ideal entre escuela y familia, y es en este sentido que lo hemos
considerado como un "período idílico".
Podríamos preguntarnos si en la actualidad no se mira con
"nostalgia" este período por parte de las autoridades educati-
vas. Si de algún modo, la escuela no continúa apelando hoy a
un mismo modelo de familia, mientras que las variaciones que
ésta ha sufrido no le permiten quizás dar las mismas respuestas.
Es posible que la reforma de la década de los 90 –y la realidad
misma– haya construido otra imagen de la familia, que ya no es
una sola familia –con una batería de valores básicos comparti-
dos– sino que nos encontramos ante distintas familias, que se
301
encuentran detrás de distintos niños –menos "universales" y más
"contextualizados"– y, en este sentido, hablar de un tipo de fa-
milia hoy, resulta anacrónico.
302
se toma porque los niños concurran con exactitud a los exá-
menes? [...] La causa del ausentismo no está pues en el esta-
do de pobreza de las familias. A nuestro juicio la asistencia
depende en gran parte del maestro o maestra, por no decir
absolutamente.
5
Fundamentación del "Proyecto de presupuesto de Instrucción Primaria para la Repu-
blica", 1904.
304
sabilidades", a una suerte de respaldo para un maestro cada vez
más cargado de responsabilidades.
La maestra de fin de siglo es una maestra que también
se encuentra contextualizada. Este es un período donde "lo so-
cial" toma y en muchas zonas acapara a la escuela, al punto
de diluir los límites entre ésta y el barrio, entre lo privado y lo
público –límites tan distinguibles otrora–. La maestra "debe"
enfrentarse a problemas de ahora con una formación de antes.
Este fenómeno es por demás interesante, ya que pareciera exis-
tir un consenso en cuanto a que la formación de las mismas
no las prepara para afrontar nuevas problemáticas –sociales,
higiénicas, domésticas…–, pero aún así el nivel de las deman-
das crece en cuanto se deposita en ella la confianza del motor
de cambio en función de las "nuevas barbaries". En este últi-
mo libro diario, quedan claras básicamente dos cosas, la es-
cuela como espacio de lo público se encuentra "acorralada" por
la esfera privada o no pública, y esta puja se hace cada vez
más evidente. En este período, las nociones de seguridad-in-
seguridad son las dominantes; en respuesta a ello, la escuela –
con sus maestros dentro– y ante la imposibilidad de lidiar con
ciertas problemáticas, en tanto institución público-estatal, de-
cide cerrarse, con una voluntad quizás, de defender su órbita.
Gráficamente podemos apreciar esto en una decisión bien con-
creta: se decide enrejar toda la escuela.
3. Reflexiones finales
Luego del itinerario que pretendimos transitar, muchos son
los puntos polémicos y disparadores de discusiones. Toda nor-
mativa referente a la educación trae aparejada varias cuestio-
nes: la noción de educación, los fines de la misma, cuáles son
sus agentes, y sobre todo quiénes son los que reciben el benefi-
cio de todo este entramado.
Cuando nos interiorizamos en la búsqueda de "políticas
educativas", nos enfrentamos a que antes que ello era necesa-
305
rio poner en tensión una relación más compleja aún, que no
es más que cómo se relaciona la política y la educación. Des-
de esta perspectiva, encontramos varias visiones, pero clara-
mente se puede afirmar que la relación entre estas dos esferas
es problemática o sintomática de alguna "crisis" al menos en
alguna de ellas. Partiendo de una obviedad en la que Rilla re-
cientemente reparó: "Varela venía de la política militante, no
de la educación; más concretamente, era político y no maestro
como la inmensa mayoría de la población creyó", hasta la
afirmación de que "la política es un problema cuyo remedio
está en la educación" (Rilla, 2008: 149), se hace evidente un
vínculo complejo entre ambas órbitas. Real de Azúa, en un
breve artículo que apareció en Marcha con el título "Cuando
los grandes abrían escuelas", sostenía que la Sociedad de
Amigos de la Educación Popular era claramente un acto con
un fuerte carácter político, de política de nuevo cuño. La edu-
cación del pueblo venía a instaurar otro orden, en donde la
vieja política no tenía ya más lugar; había que purificarse de
las rémoras del pasado para dar un salto a la modernidad, y el
que no pudiera con esto que se apartara del camino. La si-
guiente carta, publicada en los Anales de Primaria, es un claro
ejemplo de ello:
307
conseguiré dominar esas exaltadas pasiones parti-
darias que, sobreponiéndose a la razón fría, me
arrasaron a las filas revolucionarias en la ultima
contienda civil.
Al abandonar el magisterio, solo me resta agrade-
cer a las autoridades escolares las altas conside-
raciones de que por su parte he sido objeto, y ofre-
cer incondicionalmente los servicios que cono in-
dividuo pueda presentar a la enseñanza primaria
Dios guarde al señor Inspector muchos años.
Emilio Vila (Anales, T.1, Año 2, pp. 246-247).
En esta carta que le envía un maestro a la Inspección que-
dan explícitas las aristas de cómo se relaciona la educación con
la política tradicional por un lado y con la nueva política por
otro, quedan establecidos los límites que no hay que cruzar para
poder embarcarse en las "sendas del progreso". El maestro no
puede declinar frente a su misión, su misión es el destino del
país, su misión es solapadamente una función originalmente
política.
La relación entre educación y política que se inauguró con
Varela, pendulando entre conflicto y cooperación, es posible de
rastrear a lo largo de todo nuestro itinerario, y quizás hoy sea
más pertinente que nunca el desentramado de este tipo de rela-
ciones. Decía, un siglo después de Varela, Germán Rama en
una entrevista:
Esta es una sociedad de inmigrantes, es una socie-
dad en donde todos los procesos de movilidad so-
cial se hicieron a través de la escuela. La unidad
nacional se hizo con las escuelas. Hablábamos to-
dos los idiomas, pero todo se fusionó con la escue-
la, que fue la gran máquina que armó al Uruguay.
Eso sigue siendo válido. En este país hubo una épo-
ca en que se degollaban en las cuchillas en las gue-
308
rras civiles. Apareció José Pedro Varela e hizo una
propuesta increíble: vamos a hacer una nación de-
mocrática, trabajadora, con movilidad social a tra-
vés de la escuela; vamos a ser una nación. Por ese
entonces había un norte totalmente aportuguesa-
do, se hablaba portugués hasta Paso de los Toros.
Colonizaron todo el norte con las maestras que
venían a los hogares. Ya en 1885 el Estado tenía
internados para señoritas y muchachos para for-
mar maestras, nombrarlos y después mandarlos al
medio del campo […]. Este país se ha formado a
punta de escuelas (Rama, G., cit. en Rilla 2008:
150).
Lo que propone Rama retomando a Varela, lo que escribe
el maestro en su carta, lo propuesto por el propio Varela, deja al
descubierto las tensiones planteadas en el presente trabajo. En
el entendido que, la noción de "política educativa" hoy nos re-
sulta tan familiar y tan poco discutida, hemos pretendido hur-
gar en la complejidad de un vínculo que entendemos crucial a
la hora de debatir sobre estas cuestiones como ya dijimos: el
vínculo entre educación y política. Nos encontramos hoy dis-
cutiendo sobre una ley de educación, sobre una reforma en la
educación, y creemos que repensar la tensión entre estas dos
esferas, desde una perspectiva histórica, no sólo puede arrojar
elementos positivos a incorporar, sino que pensar la problemá-
tica educativa en esta clave nos hace hurgar las tendencias más
hondas del sistema educativo; así podemos ver a Varela y Rama
–con las enormes distancias que los separan– en una similar
línea de construcción ciudadana y de dirección de los fines de
la educación. Como hemos planteado, cada uno en su mo-
mento histórico construye su "niño", su "maestro", su "escue-
la", y esto hace que indagar en estas construcciones resulte im-
prescindible para comprender la complejidad de los diversos
modelos de escuela, sobre todo, si nos interesa preguntarnos
cuál es el que queremos.
309
Bibliografía
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Fuentes
Anales de Instrucción Pública.
Libros Diarios de la Escuela Bolivia.
310
El tiempo y la escuela: buscando en las
raíces del imaginario escolar
Luisa Suárez
Mariana Rudnitzky
Introducción
El presente trabajo pretende ser una aproximación cualita-
tiva acerca de la construcción del imaginario social de la escue-
la pública en dos períodos fundamentales de la historia de la
escuela uruguaya. Para realizar este abordaje nos apoyaremos
en el estudio del caso de la Escuela Bolivia, la cual acompaña
desde 1877 el devenir de la escuela uruguaya. La elección de
esta escuela en particular está vinculada a un proyecto de ex-
tensión universitaria que se desarrolló en dicha institución des-
de 2005 hasta 2008.
Los objetivos de la investigación fueron: reconstruir teóri-
camente dos momentos pedagógicos de la escuela pública uru-
guaya ubicados en dos períodos históricos: 1878-1930, 1950-
1964; visualizar la configuración del escenario pedagógico de
la Escuela Bolivia en dichos períodos históricos a partir de do-
cumentos históricos (Libros Diarios y Libros de Matrícula) a
partir de las siguientes categorías de análisis: lugar e imagen de
la maestra, lugar e imagen de la escuela y relación de la comu-
nidad con la institución.
Una vez realizado el análisis de los libros diarios, nos
encontramos con ciertos vacíos discursivos en relación a las
tres categorías que nos habíamos planteado rastrear en los li-
bros diarios. Con el fin de enriquecer dicho análisis surge la
posibilidad de incorporar dentro de la estrategia metodológi-
ca, la técnica de la entrevista en profundidad a actores que ha-
311
yan vivenciado la escuela en el margen de los períodos histó-
ricos definidos. Por tanto, la última etapa de este trabajo se
basará en el análisis cualitativo de las entrevistas realizadas
en base a las categorías de análisis anteriormente planteadas.
313
Concluyéndose que La causa del ausentismo no esta pues
en el Estado de pobreza de las familias. A nuestro juicio la
asistencia depende en gran parte del maestro o maestra por no
decir absolutamente (1878:65).
Desde la postura de los inspectores las condiciones socia-
les no eran en este momento causa del ausentismo, sino que la
misma está en el deseempeño que tiene la maestra en su tarea
pedagógica, dependiendo de ella el éxito del proyecto escolar.
Podemos refirmar esta idea con la siguiente cita:
"la desarmonía entre la organización de la escuela y la situa-
ción real de los alumnos, solo se explica teniendo en cuenta
la inclinación inconveniente que se manifiesta en algunos
maestros de aumentar inmotivadamente el número de sec-
ciones. Esto como puede comprenderse, tiene que perjudicar
muchísimo a los niños…" (1878:22).
1
Hoy esta prerrogativa no se encuentra en manos del maestro sino que bajo la figura
del diagnóstico está asociada a la función de otros técnicos (psicólogos, psiquiatras,
psicomotricistas, etc.).
315
amiga" y agrega que "hoy, la relación de la directora con las
maestras, y de la directora y las maestras con los niños, es
más sencilla, más espontánea y más familiar que antes y tam-
bién lo es el trato con los padres de los alumnos".
316
tatar el énfasis que se colocaba en que los niños aprendieran
hacer uso de su razón, que aprendieran a pensar:
"En cuanto al sistema de enseñanza parece indudable que en
esta Escuela no se ha puesto en práctica uno conveniente y
racional, pues los alumnos no revelaron en ninguna parte del
programa que se les hubiese acostumbrado a pensar durante
el año y se veían completamente confundidos con las pre-
guntas más sencillas y en los puntos más elementales del pro-
grama. Este estado poco satisfactorio de la Escuela depende
en parte de los frecuentes cambios de maestros que se han
producido durante el año, porque conocidos son los efectos
inconvenientes que esos cambios siempre traen consigo"
(1878:23).
317
cipan en la escuela, podemos deducir que la relación entre la
escuela y la comunidad era más estructurada o rígida:
"Gracias a la vinculación que felizmente tengo con las es-
cuelas Bolivia y José Garibaldi, observo que, hoy, la relación
de la directora con las maestras, y de la directora y las maes-
tras con los niños, es más sencilla, más espontánea y más
familiar que antes y también lo es el trato con los padres de
los alumnos."
319
Lo que cabría preguntarnos aquí, retomando la imagen que
presenta Saviani de la curvatura de la vara, es si esta nueva
forma de concebir el acto educativo contribuirá a la democrati-
zación del saber o, por el contrario, no es más que una nueva
forma de continuar legitimando la restricción del acceso al sa-
ber solamente a quienes tienen las posibilidades sociales, cul-
turales y económicas de poder acceder a este. Dicho autor lo
que intenta mostrar es que con la metodología que se intenta
impulsar con la corriente de la escuela nueva, que supone ba-
sarse en la investigación por parte de los alumnos, en realidad
lo que se hace son pseudo investigaciones.2
2
Según Saviani la escuela nueva no produce conocimientos, sino que hace llegar al
conocimiento cosas ya existentes pero con un agravante: hace decaer la función docen-
te de transmisión de saber. Se desdibuja el rol docente como guía, bajo el lema de que
es el alumno quien debe descubrir los contenidos a partir de sus propios recursos,
motivados y guiados por el docente. Entonces cabría cuestionarnos si en realidad el
pensar el acto educativo centrado en la motivación individual y no en esa transmisión
cultural no estaría relacionado a la pérdida de sentido político de la enseñanza.
El problema surge cuando se desconoce esa dimensión de responsabilidad que implica
la transmisión cultural desde el rol docente y se niega el asumir como parte del ejerci-
cio de la autoridad. Responsabilidad en relación a que la incorporación de ese sujeto al
mundo estará necesariamente guiada por la presencia de algún "otro" que no solo me-
die sino que inevitablemente para que ello suceda debe transmitir.
3
Los entrevistados se diferenciarán por número para ser citados, abreviándose entre-
vistado con la e mayúscula.
320
"Yo creo que era un vínculo muy, muy lindo, muy agradable,
muy de respeto y cordial a su vez, de firmeza y paciencia"
(E4).
"Que recordemos el nombre de las maestras y a veces no
recordemos…, habla un poco de cómo teníamos un vínculo
un poco distinto" (E3).
321
2. La escuela: un espacio de formación plural
En la Escuela Bolivia, en el período de 1957 a 1966 (al
menos como se encuentra registrado), había una clase diferen-
cial, donde se atendían niños con dificultades de aprendizaje.
La maestra de la misma, María Esther Dragone de Lloret, era
una referente dentro de la escuela, ya que en el Libro Diario al
finalizar cada año los diferentes directores destacan su trabajo.
A su vez, esta clase significó un reconocimiento institucional a
la escuela, la cual se convirtió en una clase de práctica para la
formación del magisterio.
Por otra parte, como señala Davini, dentro de la tradición
normalizadora encontramos al "maestro encargado de impulsar
y concretar en la comunidad las campañas de salud pública y
diversas acciones de control social" (1995: 22), cuestión que se
encuentra registrada en el Libro Diario donde algunos practi-
cantes realizan una "una investigación en las clases para inte-
riorizarse del estado sanitario de los alumnos en lo que a va-
cunas se refiere, llevándolos a vacunar si es necesario (1960:
77). La escuela, por tanto, cumple funciones de control social,
teniendo a su vez el sistema educativo un área de sanidad esco-
lar que en el año 1960 realiza lo que se llamó la "cruzada anti-
tuberculosa", donde se realizaban exámenes y diagnósticos en
la institución educativa.
Otra de las características de la Escuela Bolivia, que se
encuentran en las entrevistas y en especial en los Libros Dia-
rios, era el énfasis que se hacía en el desenvolvimiento de los
niños en el área expresiva, exigiéndose a los maestros que de-
sarrollen una unidad del tema.
La mayoría de los entrevistados señala que los contenidos
que se enseñaban no solo tenían que ver con la transmisión de
contenidos curriculares, sino que también se enseñaban cues-
tiones que lo preparaban como ciudadano, que lo formaban para
la vida social, cuestión que marcó la imagen y el lugar de la
escuela. Hunter señala que la escuela mas allá de enseñar a des-
322
envolver ciertas capacidades cognitivas, fue "un ambiente des-
tinado a formar un comportamiento particular de sí mismo y
una forma de vivir" (1998: 82).
Allí se transmitía una forma unificada de comportamien-
tos, que hacían posible la convivencia social, sin desconocerse
a su vez los contenidos académicos. A continuación citaremos
palabras de los entrevistados, que dan cuenta de la imagen y
lugar de la escuela en relación con la formación de la subjetivi-
dad del niño:
"No solo te enseñaban a leer y escribir sino también a com-
portarse en la vida. El respeto, la solidaridad. Con palabras
de ellas decían que hay que saber convivir y todo eso.
Las maestras te enseñaban a escribir, a leer, a formarte como
persona, a madurar…
Desde el punto de vista de lo que hoy llamaríamos compe-
tencias transversales me parece que se cuidaban enormemente
más…, entonces la puntualidad, la asiduidad, la higiene, la
higiene personal y el tema de la presentación personal, eran
temas muy, muy importantes en la escuela, la revisada de las
uñas, de las orejas, del cabello formaban parte de la tarea de
las maestras, con cordialidad y sin violencia ninguna, sim-
plemente fueron elementos relacionados con la higiene y la
presentación personal, al tema de la puntualidad, de la soste-
nibilidad en el curso, eran cosas que se trabajaban permanen-
temente, son cosas que se van incorporando como hábitos
normales…"
323
Por otra parte, frente a la pregunta que se realizó a los en-
trevistados en relación a la integración y a la convivencia de
las distintas clases sociales en la escuela, la mayoría contestó
que ésta se daba naturalmente, viéndose esta característica
como positiva para la formación del ciudadano. Una de las en-
trevistadas relata como anécdota y ejemplo de esto que:
"era una nena perteneciente a la clase media, media alta, o
media profesional y los hijos de la señora que trabajaba en
casa Dorina Martínez que tenia 17 hijos, varios de ellos eran
compañeros míos de la escuela Bolivia, íbamos a la misma
escuela".
4. Reflexiones finales
En primera instancia cabe aclarar que aunque este trabajo
tiene una impronta de reconstrucción histórica, esta reconstruc-
ción se hace mediada por las lecturas que se plantean desde el
326
presente. Por tanto, ya sea en los testimonio de los entrevista-
dos o en el análisis de los documentos, se da una inevitable
comparación entre la escuela de antes y la escuela de hoy. Hay
más que nada en los planteos de los entrevistados una sensa-
ción de pérdida, de "falta", en los que predomina la sensación
de que todo pasado fue mejor. Por lo cual a la hora de hacer el
análisis, esto plantea un inconveniente, ya que por un lado no
se puede desconocer la "falta" pero tampoco se puede asumir
linealmente que la restauración de ciertos principios harán que
la escuela funcione mejor.
En este sentido, todos coincidían en señalar que la escuela
de "antes" era una escuela donde la disciplina estaba claramen-
te delimitada, donde los valores eran claros y los roles, lugares
e imágenes tanto de la propia escuela, como de la maestra, eran
muy marcados bajo una función específica que asumía la es-
cuela como institución y la maestra como principal referente de
la misma.
Existe una percepción por parte de los entrevistados acer-
ca de que lo que falta en la actualidad, es justamente una defini-
ción de cuál es el rol específico de la maestra, no solo dentro de
la institución sino también en la propia comunidad, lo cual ha-
bilita un cierto caos que debilita el funcionamiento de la mis-
ma. Es importante aclarar, dentro de estas reflexiones, que si
bien los entrevistados manifiestan la falta del establecimiento
de roles, también valoran como positivo la vinculación que la
maestra y la escuela establece con la comunidad. No obstante,
particularmente en el análisis de los libros diarios, se pudo apre-
ciar que sobre todo en el segundo período ya se comenzaban a
dar varios indicios de apertura de la escuela a la comunidad y
viceversa, a través de los ejemplos citados en el análisis de la
información.
La comparación de dicha escuela en relación al presente
tiene que ver con "la falta" de esa disciplina,. Luego de analizar
la información, lo que sorprende es que en cierta medida los
327
entrevistados "añoran" aquello que desde los enfoques pedagó-
gicos le fue y es cuestionado a la escuela tradicional. Los entre-
vistados marcan que en su escuela la disciplina constituía un
necesario marco para el funcionamiento de la misma, la delimi-
tación de los roles de cada actor y el respeto por el otro.
Lo que cabría preguntarnos es por qué posteriormente los
nombres de "disciplina", "orden", "norma", "transmisión de
cultura" fueron tan cuestionados. En cierta medida, ello se po-
dría justificar teniendo en cuenta los planteos de Davini, e in-
tentando ir un poco más allá de ellos, en el entendido de que el
problema surge cuando se asocia el prejuicio de la transmisión
cultural con prácticas autoritarias y de control. Pero, cabría cues-
tionarnos si en realidad el pensar el acto educativo centrado en
la motivación individual y no en esa transmisión cultural, no
estaría relacionado a la pérdida de sentido político de la ense-
ñanza.
Una de las entrevistadas que habla desde el reconocimien-
to de la "falta" plantea que se perdió una organización funda-
mental de la escuela pública que era la del orden institucional
democrático, el cual define de la siguiente manera "Donde tú
aprendes esos valores que no son estrictamente académicos, y
que tienen que ver con la puntualidad, con la asiduidad, con la
presentación personal, por la preocupación del vocabulario que
hable, tanto por las maestras como por los niños". Este orden
institucional democrático, como la entrevistada lo define, guarda
relación con la construcción de subjetividad del individuo, una
construcción pensada para la interrelación con otros diferentes
o iguales, que pautan la conducta para la convivencia. Esta cons-
trucción de la subjetividad caracterizó a la escuela tradicional,
siendo esta misma cuestionada por su excesivo dogmatismo.
Pero, en este caso, más allá de cuestionar en términos de
bueno y malo esta forma de hacer escuela, creemos que es per-
tinente dejar planteadas ciertas preguntas en relación al presen-
te de la escuela, que se han desprendido de este trabajo: ¿Qué
328
cuestiones inciden hoy en la construcción del lugar e imagen de
la escuela o de la maestra? ¿Qué construcción de subjetividad
se desarrolla hoy en la escuela y qué lugar tiene la maestra en
ello?
Por otra parte, luego del análisis y comparación de la in-
formación de los dos períodos pedagógicos estudiados, se plan-
tea la duda acerca de si verdaderamente a nivel pedagógico lue-
go de la década de 1950 existe un quiebre con lo que Davini
nombra como la tradición pedagógica normalizadora. Ya que
existieron muchas coincidencias, tanto dentro de los registros
de los libros diarios como de los relatos de los entrevistados de
ambos períodos, en relación al lugar, imagen y el rol de cada
uno de los actores educativos en el acto educativo. Es decir,
cuando en ocasiones pensamos que en el segundo período y
con el nuevo programa de 1957, se instala la pedagogía de la
"Escuela Nueva" habría que revisar a qué nos referimos con
ello, ya que, si bien ciertos métodos didácticos fueron aplica-
dos dentro de la escuela, el lugar central dentro del triángulo
didáctico seguía estando en la maestra y su función de ense-
ñanza. Por último, se considera que podría ser oportuno para
seguir pensando, plantear aquí si ello no tendrá relación con la
idea de Davini de que las tradiciones, en tanto tales, son difíci-
les de alejar, impidiendo de esa forma que las nuevas tenden-
cias se constituyan en una nueva tradición.
Bibliografía
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Buenos Aires. Ed. Paidos.
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Libro Diario de Escuela Nº 42, República de Bolivia, de 1957 a 1964.
Saviani, D. (1986). Escuela y democracia o la teoría de la curvatura de la vara. En
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Soler Roca, M. (1984). Uruguay. Análisis crítico de los programas de 1949, 1957
y 1979. Barcelona: s/e .
329
Varela, J. P. (1947). La educación del Pueblo. Montevideo: Ed. Consejo Nacional
de Enseñanza Primaria y Normal Departamento.
330
c) Evaluación: análisis de impactos
331
332
El Proyecto de Extensión como espacio de
articulación de saberes entre Escuela
Pública y Universidad1
Narda Ramos
1. Introducción
Tanto en lo que refiere a las formas de transmisión y cons-
trucción del conocimiento, como en sus relaciones con la co-
munidad, la Escuela Pública afronta actualmente múltiples de-
safíos, emergentes de nuevos escenarios sociales. Esta situa-
ción ha convocado a numerosos investigadores, quienes han
abordado la temática desde variadas perspectivas. En este sen-
tido, el Proyecto de investigación y extensión desarrollado en
una Escuela de Contexto Sociocultural Crítico por un equipo
multidisciplinario de la UdelaR,2 promueve interesantes reflexio-
nes en torno a estas cuestiones.
A partir de la indagación en los alcances y proyecciones
del mencionado Proyecto, nos proponemos analizar las posibi-
lidades que ofrecen los Proyectos de Extensión Universitaria
1
Este artículo forma parte de una investigación realizada en el marco del Curso de
Metodología de la Investigación Educativa II, a cargo del Profesor Pablo Martinis, en
el segundo semestre del 2008.
2
Nos referimos al Proyecto "Lo social y lo pedagógico: replantear las fronteras para
repensar un nuevo modelo de escuela", desarrollado en la Escuela Nº 42 "República de
Bolivia" de CSCC, en el departamento de Montevideo.
333
vinculados a la Escuela Pública para la discusión de nuevos
modelos escolares.
Presentaremos los resultados de nuestra investigación con-
templando dos planos de análisis: el de los actores de la Institu-
ción donde se desarrolló el Proyecto y del propio Equipo de
Extensión.
Nuestro estudio procura aportar elementos que permitan
analizar la contribución de la Universidad de la República a la
discusión de nuevas formas de "hacer escuela". Aspecto desa-
fiante de esta experiencia, que podríamos sintetizar en pregun-
tas ya formuladas por otros autores. Por ejemplo: ¿Cómo arti-
cular el estudio de lo particular en una estructura social más
general? O esta otra: ¿A partir de una unidad empírica (la es-
cuela en cuestión), es posible una construcción teórica que re-
fiera a un contexto más amplio, más allá del marco de referen-
cia?
334
ligencia, estructura una lógica de exclusión. El contexto se
instituye como el afuera que difiere y amenaza al nosotros
escolar" (Bordoli, 2006: 114).
336
"Cuando vino la propuesta a la escuela nosotros estábamos
un poco reticentes a todo lo que fuera exterior, porque ya
habíamos tenido algunas experiencias que no nos habían dado
mucho resultado. Digo... porque poníamos mucho de noso-
tros y no teníamos ninguna devolución, cada uno tomaba lo
que le servía, se iba y nunca más sabíamos nada.
Si había una propuesta de cosas fuera de horario es comple-
jo, por la vida propia de cada uno, y en el horario es compli-
cado para que dejen salir.
... yo sentía comentarios, cosas... que a esta gente (los maes-
tros "nuevos") no le llegaba tanto el Proyecto…
Me cuesta mucho mostrar lo que escribo.
Estoy implicada en un montón de temas y problemas de la
institución que te cortan".
3
"La forma en que se construyen las demandas sobre la escuela define las respuestas
que ésta ofrece a los problemas." (Extractado del Informe de Ejecución del Proyecto).
338
3. Acerca de la construcción de un nuevo modelo de
Extensión
De la lectura de experiencias anteriores y del análisis del
proyecto que nos ocupa, emerge como primer elemento a tener
en cuenta un reposicionamiento de la Universidad en su víncu-
lo con otras instituciones. En este sentido, Romano destaca que
la intervención en la Escuela Bolivia significó para el Equipo
de Extensión un retorno y aprendizaje permanentes. Si bien re-
conoce que este modelo de Extensión no ha sido el predomi-
nante en la UdelaR, resulta una propuesta de sumo interés en
tanto conjuga y produce diversos saberes a través de la inter-
disciplinariedad e implica la renuncia a la hegemonía de una
disciplina o de una institución sobre otra.
"Relacionado con lo anterior, el coordinador entiende que la
participación de estudiantes de diversas Facultades en las
propuestas del Proyecto requiere de un importante esfuerzo
de coordinación entre los docentes correspondientes, a fin de
que la participación de los primeros en estas experiencias no
sólo redunde a favor del proyecto en que se inscriben, sino
también en su propia actividad estudiantil. Este es un aspecto
que resulta imprescindible abordar a partir de acuerdos inte-
rinstitucionales que garanticen el apoyo a los estudiantes in-
teresados en participar.
339
neficios de este tipo de propuestas, no debe entenderse que
por sí solas puedan generar los profundos cambios que la
Escuela Pública requiere. Por tanto, si bien es deseable que
estas experiencias se multipliquen en los ámbitos educati-
vos, en tanto interpelan supuestos y creencias presentes en
discursos y prácticas, existen factores de orden estructural
que requieren de nuevos enfoques en la política educativa
existente a nivel nacional".
4. Notas finales
Dada la extensión del Proyecto, se ha construido una base
empírica de gran densidad, en la que coexisten e interactúan en
uno y otro sentido la reflexión y las prácticas concretas. Hare-
mos referencia a dos de estas últimas, por considerarlas de par-
ticular relevancia en el desarrollo del Proyecto.
341
Algunos entrevistados, incluso, consideran que este archivo
puede ser un insumo para el diseño de un cierto perfil institu-
cional, o, en otras palabras, un componente de la identidad
de la Escuela.
No obstante, a nuestro entender, estos registros aún pueden
ser objeto de nuevos abordajes. En tanto "dicen" de una cier-
ta forma de relación entre sujetos y saberes, podrían consti-
tuirse en unidades de análisis en sí mismos, o, en otras pala-
bras, en objetos de conocimiento que convoquen al investi-
gador".
5. A modo de conclusión
"Es cierto que la conocemos "mejor que nadie". Al mismo
tiempo, se nos escabulle, nos desconcierta, nos sigue ofre-
ciendo preguntas y mostrando lo que escapa a la lectura, como
un enigma. Sin duda, es entonces cuando la institución nos
muestra mejor que nunca aquello que es: un objeto de cono-
cimiento" (Frigerio y Poggi, 2003: 153).
342
reflexión acerca de nuevos modos de "hacer escuela", es posi-
ble afirmar que las instituciones educativas, como espacios
donde se conjugan lo instituido y lo instituyente, la permanen-
cia y el cambio, constituyen una excelente oportunidad para
el desarrollo de nuevos modos de "hacer extensión". Modos
que buscan abordar nuevos desafíos, trascendiendo la atención
a la emergencia social para instalar espacios de producción de
conocimiento.
Un modelo de Extensión que se oriente en esta dirección
se enfrentará, probablemente, a tensiones de variada índole, entre
ellas:
"La tensión entre una interdisciplinariedad asistencialis-
ta, que procura atender aspectos médicos, psicológicos, de
nutrición, etc., de la población escolar 'carenciada', y aquella
otra que permite pensar acerca de 'modos de hacer escuela'".
Reflexionar acerca de esta tensión es imprescindible, si lo que
se procura es trascender el determinismo del contexto.
Como expresa Silva:
"No se trata de que la institución educativa "se saque las de-
mandas de encima" y se dedique a lo que específicamente le
es encomendado históricamente (enseñar), sino que pueda
pensar en generar espacios de búsqueda en común y tematice
algunos tópicos que puedan colocarse en la agenda política"
(2006: 209).
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Por su lado, la mirada "extranjera"4 de la Universidad so-
bre lo escolar puede contribuir con interesantes aportes a la
reformulación de una relación escuela-comunidad que en mu-
chos casos ha estado definida y estructurada a partir de la ca-
rencia. A modo de ejemplo: ciertos conceptos fuertemente res-
trictivos y limitantes como el de contexto crítico, o proposicio-
nes que sitúan a la Escuela como fuente de asistencia y lugar
de contención de la emergencia social, pueden ser objeto de un
proceso de reelaboración y resignificación, construido a partir
del intercambio de saberes y perspectivas entre los protagonis-
tas.
Estos aportes pueden iniciar un proceso de desactivación
de ciertos mecanismos que otorgan a elementos de orden es-
tructural (pobreza, nivel educativo de la madre, etc.) el poder
de determinar casi inexorablemente la relación entre sujeto y
saber.
No obstante lo anterior, y a pesar de que existe interés de
parte de los docentes entrevistados en sostener los vínculos con
el Equipo de Extensión, cabe advertir sobre los riesgos de la
"cronificación" o institucionalización de este tipo de interven-
ciones en las escuelas, en el sentido de que su incorporación
formal a la estructura institucional disminuiría sus posibilida-
des de interpelación y de construcción de nuevos significados.
Hemos abordado esta cuestión con anterioridad, en relación con
el proceso de institucionalización del Programa de Maestros
Comunitarios (trabajo en coautoría con las maestras María Leo-
nor De los Santos y Beatriz Medina).
4
Algunos autores, como Frigerio y Poggi (2003), reflexionan sobre esta condición
como un requisito metodológico de primer orden, ya que permitiría interpretar lo ob-
vio, buscar nuevos sentidos a las prácticas, reconocer rasgos de identidad, pero a su
vez, introducir la alteridad y lo novedoso en la reflexión.
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Bibliografía
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relación escuela/medio. En Martinis, Pablo (comp.). Pensar la escuela más
allá del contexto.Montevideo: Ed. Psicolibros waslala.
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tejer proyectos. Montevideo: Ed. Santillana.
Lapado, P., Romano, A. y Zevallos, M. (2006). Escribir la intervención. En Marti-
nis, Pablo (comp.). Pensar la escuela más allá del contexto. Montevideo:
Ed. Psicolibros waslala.
Santos, L. (2006). La escuela pública uruguaya: de la escuela en el medio a la
"Escuela de Contexto". En Martinis, Pablo (comp.) Pensar la escuela más
allá del contexto. Montevideo: Psicolibros waslala.
Silva, Á.(2006). Educación y pobreza: Cualquier monedita sirve, ¿cualquier inter-
disciplinariedad sirve? En Martinis, Pablo (comp.). Pensar la escuela más
allá del contexto. Montevideo: Psicolibros waslala.
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