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Ki Tetzé: ¡Limpios!

Si salieres en campaña contra tus enemigos, y te cuidarás


de cualquier elemento maligno… y una estaca tendrás en
tus herramientas… y cavarás con ella y cubrirás tus
secreciones… porque El Eterno, tu Di´s anda dentro de tu
campamento… y será tu campamento santificado” (23, 10-
15)
He aquí la mitzváh de guardar y preservar la santidad de
los lugares que habitamos. No solamente las sinagogas o
los centros de estudio, sino también los demás lugares,
deberán encontrarse libres de elementos que generen un
ambiente incompatible a nuestros valores.
Es maravilloso poder comprender, hasta que limites El
Eterno considera la pulcritud, la limpieza en nosotros. Su
instrucción respecto no solo a la limpieza en lo exterior,
sino también apuntando a nuestra vida espiritual, léase
santidad.
Haciéndonos entender que es necesaria la instrucción, el
mandamiento respecto a nuestras secreciones,
entendiéndolas como un elemento “maligno”, que sale de
nuestro interior. Lo cual impide la presencia divina en
nuestras vidas.
De aquí es posible aprender que el origen de todo
sentimiento de asco es la santidad que hay dentro de
nosotros, que lucha por repeler la fuerza de impureza
mencionada. Y para hacerlo, rechaza su naturaleza.

Por este motivo, dentro de nuestro constante esfuerzo en el


servicio a Di´s, hay que ser cuidadoso en los asuntos de
limpieza, para sensibilizar nuestro refinamiento natural.
El Eterno tiene como objetico, entre otros, en que
ISRAEL, sea la nación luz, que ilumine a las otras. Por lo
tanto, he aquí de llevar y enseñar a su pueblo como
tratar con las heces. Diferenciando así Israel de las
demás naciones. No solo apuntando a una higiene
personal, sino apuntando al centro espiritual pagano de
las otras naciones que tenían otras costumbres. Y
enseñando a no hacer como esas naciones, porque eso
desagrada a YHWH.

Teniendo conocimiento de esto, gracias al Eterno, les


comparto parte de la investigación que hice al respecto:

En el catálogo de ofertas religiosas un dios llamado Baal el


Peor no tiene visos de reunir demasiados seguidores. Pero
en tiempos ancianos, antes de que los judíos inventaran el
monoteísmo, los canaaneos, sirios, moabitas y los
madianitas, tribus del Oriente Medio, adoraron a una
deidad con semejante nombre, versión local (por el monte
Peor) del dios mesopotámico Baal. Y no sólo lo adoraron,
sino que le ofrendaban sus heces, llegando a defecar en
la boca de una estatua que representaba al dios. No
sorprende, por tanto, que la Biblia se refiera a Baal como
"el señor de las moscas" milenios antes de que Wiliam
Golding escribiera la novela.
Según relata Paul Spinrad en su muy docto libro "Guía de
los fluidos corporales":

Baal el Peor parece ser un "dios de los excrementos",


asociado a los intestinos, las flatulencias y otras funciones
corporales relacionadas con el estiércol. En tanto las
religiones politeístas típicamente ofrecen sacrificios
materiales a los dioses que tratan de aplacar, sus
seguidores lógicamente sacrificarían sus heces para
curar sus problemas intestinales o bien para ayudar a
fertilizar las cosechas [...] El Peor está relacionado con el
antiguo dios egipcio Le Pet, representado como un niño
con la tripa hinchada y, avanzando en el tiempo, con
Crépito, dios romano de la flatulencia.
La "misa", por utilizar un concepto De conocimiento general
transcurría en estos términos:

Muchas crónicas ancestrales aseguran que el culto a Baal


el Peor incluía algún tipo de sacrificio escatológico tras el
altar. Según algunos, ese sacrificio equivalía a tirarse una
flatulensia. Según otros, los seguidores desnudaban sus
traseros y defecaban en la boca en forma de ano del
ídolo, que estaba situado tras el altar.
Pero no sólo de cacas vive un ídolo, por falso que este sea:
"Algunos feligreses también ofrecían al ídolo lágrimas,
cera de los oídos, pus de la nariz, saliva y orina, amén
de las heces".
Pero un dios no puede alimentarse sólo de cera, pus, saliva
y caca, por mucho que hayan sido depuestos con devoción,
así que a Baal el Peor también se le ofrecían sacrificios
humanos, como relata el Libro de Salmos (106:28).

Ninguna mención, por tanto, a la coprofagia Baalista.

Una página cristiana omite la parte escatológica al culto a


Baal el Peor y despacha al mismo como "un culto obsceno
y licencioso". Tampoco sorprende que Baal sea el origen
del archienemigo de YHWH: Baal-Zebú.
Para distinguirse de estos cultos "obscenos y licenciosos",
la religión judía se erigió sobre una base anti escatológica.

(también entre los gentiles hay quienes perciben en su


interior la necesidad de asearse las manos al salir del
baño, y también al terminar de comer. Esto demuestra
que esta idea se encuentra naturalizada en las fuerzas
de la persona, y debemos utilizarla para objetivos
espirituales)

MARCOS 7: YESHUA DICE -

14
 Yahshúa llamó al pueblo hacia El, y dijo: '¡Escúchenme
todos ustedes y entiendan esto!
15
 No hay nada por fuera de la persona que, entrando en
ella, pueda hacerla impura. Por el contrario, ¡son las cosas
que salen de una persona las que hacen que la persona
sea impura!'[38]
16
 [39] ¡Todo el que tenga oídos para oír, que oiga!
17
 Cuando había dejado a la gente y entrando en la casa,
sus talmidim le preguntaron sobre esta parábola.
18
 Les respondió: '¿Así que ustedes también están sin
entendimiento? ¿No ven que nada que desde afuera entra
en la persona, puede hacerla impura?
19
 Porque no va al corazón, sino a su estómago, y pasa
hacia fuera a la letrina.' (Por lo tanto, El declaró todos los
alimentos ritualmente limpios.)[40]
20
 'Es lo que sale de la persona,' prosiguió, 'lo que le hace
impura.'
21
 Porque desde adentro del corazón de la persona, vienen
los pensamientos perversos, inmoralidad sexual, robos,
asesinatos, adulterios,
22
 avaricia, malicia, engaños, indecencia, envidia, calumnia,
arrogancia, estupideces.
23
 Todas estas cosas malvadas vienen de adentro y hacen
a la persona impura'
Aquí en oportunidad en que algunos fariseos, criticaban a
los discípulos de Yeshua, por no lavarse las manos para
comer, aludiendo a un mandamiento de hombre, no de la
Torah. Nos ilumina también con sus palabras, trazando un
puente con la mitzva que estamos tratando respecto a la
higiene, la pureza y la santidad, bien entendida.
Es posible concluir que por naturaleza el ser humano tiene
un sentido de limpieza y orden, el cual le ayuda a mantener
su salud, física y mental. Por ello es imperioso volver a la
Torah, restaurando “todas las cosas”.

Siendo así, y ya que este sentido es meramente espiritual,


sin lugar a dudas tiene la capacidad de detectar
la “suciedad y el desorden espiritual”. Es decir sin Torah,
sin instrucción, sin la guía divina, no lo podemos hacer.

Los días en curso – previos a YOM TERUAH y YOM


KIPPUR – tienen el propósito de asear y purificar nuestra
alma para que nuestro sentido natural de rechazo a los
antivalores, vuelva a despertarse. Tenemos luchas
espirituales ante cada despertar, por eso nos debemos
“duchar” espiritualmente, con la Torah,cada mañana, para
limpiar nuestra alma, para despertarnos a reencontrarnos
con la limpieza y el orden de nuestra conciencia, y a buscar
cercanía con nuestro Creador.

SHALOM

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