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Cirilo: Mi estimado amigo, hoy desperté muy contento porque he dejado el empleo que

tenía, donde no me sentía muy a gusto y ahora podre tomar vacaciones y viajar para
descansar un poco.
Gervasio: estas consciente de lo que has hecho. Es una decisión muy arriesgada.
Cirilo: si claro, no quería cumplir horario en el que no valoraran mi conocimiento y
desempeño.
Gervasio: no comprendo tu decisión, pero se que hay muchas personas que desearían
estar en tu lugar y no estar trabajando bajo el implemente sol.
Cirilo: no todo lo que brilla es oro, solo yo sé lo que tuve que soportar y las cargas de
trabajo que realicé.
Gervasio: si a esto vamos, en todas las profesiones hay pérdidas por montones. Pero Cirilo
piensas estar en la vagancia, pues eres una persona poco preparada y con un futuro no
muy agradable del que no quiero imaginar que va a hacer de ti. ¿Qué vas a hacer?
Cirilo: en este mundo al que poco tiene todo le regalan y con todos esos obsequios podre
tener alimentación y comprarme las cosas que quiero, sin tener que esforzarme mucho por
hacer algún trabajo.
Gervasio: ¿si escuchas lo que dices? Tú sabes que te estimo y eres mi compadre por eso
te aconsejo, amigo, acaso no te has dado cuenta que Crispina se muere por ti, su padre no
te conoce, pero creo que no te mirara con resentimiento, aunque vivir en Bogotá le enfada
mucho y vive aquí solo por las convulsiones de Crispina. Te aseguro que querrá a un yerno
de buena familia, estudiado y trabajador.
Cirilo: lo que piensa el padre me tiene sin cuidado, yo solo quiero tener el amor de su hija.
Gervasio: no quiero seguir ocultando lo que en realidad eres o quieres aparentar, porque
tarde que temprano cuenta se dará.
Cirilo: no me salgas con ese cuento ahora, tú me prometiste ayudarme desde el inicio y no
es justo que ahora te arrepientas.
Gervasio: Tu ganas! Te seguiré la corriente hasta donde mas pueda, pero no me hago
responsable de lo que pueda suceder.
Gualberto: buenos días sobrino.
Gervasio: ¿qué tan cierto es que Crispina está bastante mejor? Me lo dijo Fulgencia.
Gualberto: no cada vez las convulsiones son peores.
Gervasio: pero si la ciencia ha avanzado bastante, como no va a existir un medicamento
que la ayude a mejorar.
Gualberto: Nada ni las promesas de Fulgencia.
Gervasio: yo conozco un doctor que cura a las personas con medicamentos naturales y es
muy bueno porque toda si ha estudiado las ciencias naturales, lleva siempre repletos sus
bolsillos de manos, ojos, narices y tobillos.
Gualberto: dígale que venga, al menos Crispina sentirá desagrado por él, ya que hay
muchos doctorcitos charlatanes que quieren convertirse en su pretendiente.
Crispina: padre acuérdese que para la próxima fiesta debo llevar vestido nuevo.
Gualberto: pero no tienes mucho guardados que están apenas estrenados.
Crispina: ir con uno mismo a dos funciones mariquita, mariquita… me dan las convulsiones.
Gualberto: hija por Dios haremos el vestido.
Crispina: Ya me siento mejor….
Gualberto: ¿no hay vestidos baratos en la tienda?
Crispina: Pero, como crees que me voy a poner un vestido de estar en casa para un baile.
Tenme que se repite mariquita.
Gualberto: entonces toma la llave, en el escaparate encontraras lo que necesitas para tu
dichoso baile, pero eso si te dijo: será mejor que no recibas el sereno de la noche.
Crispina: y quedarme encerrada como monja, eso no es vida, quítame mariquita la peineta
que me quiere dar la pataleta.
Mariquita: ¿Ay Don Fulgencio! De mil amores, no exponga a Crispina a ese mal.
Gualberto: Entonces Crispina, has lo que se te la gana.
Mama Fulgencia: Dios Bendito, ¿pero que es esto?
Gualberto: ¿mama Fulgencia de dónde viene?
Mama Fulgencia: Sali a pasear por el pueblo, estaba cansada de estar encerrada en esta
casa.
Crispina: Mama, acaso no te da vergüenza, estar cruzándote las calles tú sola.
Mama Fulgencia: ¿por qué? Si no estoy haciendo nada malo, además, soy una persona
muy activa y no me gusta quedarme en el mismo lugar (se acerca y Crispina le tira un
mordisco) (Mama Fulgencia se santigua) ¡Convulsión de morder!
Mama Fulgencia: ella hace cualquier cosa por salir a bailar, no obedece ordenes ni del
mismo demonio.
Gualberto: No diga eso mama Fulgencia.
Mama Fulgencia: quiera Dios que Crispina no este poseída y para comprobarlo traje unas
reliquias muy benditas, si crispina las aborrece es señal de que un demonio se halla
apoderado de ella.
Mama Fulgencia: (a crispina) Venga mi niña linda le traje los remedios benditos que curan
el alma y cuerpo, tómatelos antes que llegue el Doctor y te encuentre bien.
Mama Fulgencia: (llega Cirilo) ¿Qué hace él aquí? Si es un estafador, le preste dinero y
me lo robo, además, se hace pasar por doctor y es un don juan.
Gualberto: Tráeme el garrote para golpear a Cirilo.
Mama Fulgencia: espérate, esa no es la forma, voy de inmediato a buscar al alcalde.
Alcalde: ¿que esta pasando con este fulano? Vamos para la estación de policía a
solucionar este problema y no vuelvas a molestar.
Crispina: Cirilo me ha engañado, ha jugado conmigo, no quiero ser una mentirosa, perdón
papa y mama por haber fingido mis convulsiones, de ahora en adelante obedeceré lo que
ustedes me digan, me dedicare a bordar y coser.

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