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Santa Margarita
Santa Margarita
Es muy necesario mirar con más devoción al misterio del amor de Dios
que se nos presenta en el Sagrado Corazón de Jesús, para que limpie y restaure
nuestros corazones y los purifique.
Me viene a la memoria lo que siempre nos han dicho los sabios del pueblo,
que son los ancianos, como expertos de la vida: “En la vida y de modo especial
en el trabajo diario conviene poner muy a tono el corazón. De lo contrario las
cosas no salen bien”. Cuando se pone todo el corazón está garantizado y seguro
que cualquier realidad que podamos vivir, en cada momento, se vive con una
dimensión gozosa. Muy bien lo define el Evangelio: “DICHOSOS LOS QUE
TIENEN EL CORAZÓN PURO, PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS” (MT 5,8).
Y la dicha que siente el corazón es porque sabe aparcar y huir de las malezas y
los males que quieren atraparlo.
Por eso “cuando descubrimos nuestra sed de bien y la misericordia de Dios que
nos sostiene, comienza un camino de liberación que dura toda la vida y nos prepara al
encuentro con el Señor. Se trata de un trabajo serio y, sobre todo, de una obra que Dios
hace en nosotros a través de las pruebas y las purificaciones de la vida, y que nos lleva,
si lo aceptamos, a experimentar una gran alegría y una paz verdadera” (Papa Francisco,
Audiencia General, 1 de abril 2020).
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús nos viene muy bien para crecer
en la experiencia de un corazón puro y limpio.
Sólo desde el corazón que está hecho a imagen de Dios, porque tiene
capacidad de amar y Dios es Amor, se pueden restaurar y purificar las
desviaciones y las suciedades que nos acosan permanentemente. Bien merece
que unamos nuestros deseos y esfuerzos para que el Sagrado Corazón de Jesús
reine en nuestros corazones y los purifique. Y así podemos orar: