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La reseña crítica

El genio cinéfilo de la naturaleza

Rafael Aviña

La Marcha de los Pingüinos (Francia, 2005) no es una película común. La técnica y el género apuntan
al documental, pero su premisa y resultados la colocan al nivel de una hermosa historia de amor y de
supervivencia, incluso con ingredientes de humor, aventura y tragedia. Su realización se debe a un
equipo que permaneció 14 meses en la Antártida filmando la odisea de los pingüinos emperador en
120 horas, mismas que, reducidas a 80 minutos, se convirtieron en una de las películas de no-ficción
más exitosas de los últimos tiempos, después de Fahrenheit 9/11 (Michael Moore, 2004).

Cintas que van desde la entretenida El Desierto Viviente  (James Algar, 1953), primer documental de
Disney, a obras como Microcosmos y Génesis, de Claude Nuridsany y Marie Pérennou, pasando por
variantes como El Oso, Babe y Dos Hermanos, que documentan las maravillas de la naturaleza y la
fauna salvaje, resultan fascinantes y atractivas para todo el público, debido a sus intentos por crear
una similitud entre el mundo animal y el de los humanos, cuya diferencia radica tal vez en la piel o el
número de patas y nada más, como lo muestra precisamente, la película del biólogo y cineasta Luc
Jacquet, cuya impactante belleza visual pareciera obra de la animación computarizada y no de la vida
real.

"Nuestros antepasados decidieron enfrentarse al hielo que invadía todo, por difícil que fuese". Con
estas palabras inicia la aventura de una singular especie de pingüinos que sale del agua para iniciar
una difícil travesía en la que recorren centenares de kilómetros para aparearse y criar a sus pequeños.
Una agotadora travesía en la que perecen adultos y algunos retoños, y que incluye distintos viajes de
ambos progenitores para recuperar fuerzas y traer alimento a los hijos.

Escenas de enorme ternura, como el primer paseo de las crías; de increíble belleza, como el baile de
cortejo entre las parejas monógamas, y sorprendentes tomas acuáticas, en una eficaz historia narrada
por una familia de pingüinos, que le otorga con ello, un agradable aire de ingenuidad y en el que se
muestran virtudes que los humanos deberíamos poner en práctica, como la solidaridad, la paciencia,
el orden, la fidelidad, la voluntad, la responsabilidad y un gran amor por los hijos.

La Marche de L'Empereur

Dirección: Luc Jacquet

Narrador: Morgan Freeman.


Reseña tomada de: Reforma, Primera Fila, 20 de enero 2006, p. 8. Sin número de publicación.

Hecho en México. B@UNAM de la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia / UNAM.


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