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Copyright © 2020 by Rick Riordan

Illustrations by Stefanie Masciandaro

Map illustrations by John S. Dykes

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Cover design by David Hastings

Cover photographs © aodaodaodaod,

Jingjing Yan/Shutterstock

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ΨSesos de AlgaΨ

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Un agradecimiento especial a Stephanie

True Peters por su ayuda con este libro.

A todos los campistas, pasados,

presentes y futuros

ÍNDICE

Dedicatoria

Día XVI: Los juegos se vuelven

salvajes

De Reyna Avila Ramíez-

Arellano

Día XVII: Práctica de tiro al


blanco

Día I: ¡Lo hice!

Día II: Umm… ¿Qué?

Día XVIII: Probablemente no es

mi mejor idea

Día III: ¡OW!

Día XIX: Como invocar a un

Día IV: Bonita cripta de dios,

dios en seis simples pasos

Marte

Día XX: Bueno, esto apesta

Día V: Un saco lleno de ratas

Día XXI: Aventura, ¿Fiestapara

muertas

tres?

Día VI: Contusiones y productos

Día XXII: NO. TAN. RÁPIDO

horneados

Día XXIII: Yendo a los perros

Día VII: La chica de mi sueño


Día XXIV: Explotando bolsas de

Día VIII: Suspenso sobre

popo y botellas de Spritz,

AquilaIX

¿Alguien?

Día IV: Así que no esta bien

Día XXV: ¿El fin? (¡JK!)

Día X: Claudia la patosa

Mapa del Campamento Júpiter

Día XI: Desorden en el comedor

Glosario

Día XII: Dos plabras:

La torre de Nerón: Capítulo 1

Aromatizador ambiental

La torre de Nerón: Capítulo 2

Día XIII: Dar en el clavo

Más de Rick Riordan

Día XIV: ¡Oh, ratas!

Acerca del Autor

Día XV: Buen aprendizaje a la


antigua

PROPIEDAD DE CLAUDIA, LEGADO DE

MERCURIO, CUARTA COHORTE DE LA DUODÉCIMA

LEGIÓN FULMINATA

DÍA I: ¡LO HICE!

¡Lo logré! Dios mío, es mi primera noche en el cuartel de la Cuarta


Cohorte. Conseguí una gran litera justo al lado de la ventana y escribo a la
luz de una antigua lámpara de aceite romana.

¡Es tan genial! Quiero registrar todo lo que siento, todo lo que he visto y
pasado para llegar hasta aquí. Pero ahora la lámpara se ha apagado.
Entonces, hasta la próxima.

Una hora después.

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Primer cosa en la lista de tareas a realizar al día siguiente: encontrar una
tienda que venda tapones para los oídos. La chica en la litera a mi lado
ronca lo suficientemente fuerte como para sacudir las baldosas de un
mosaico. Explica porqué mi cama estaba vacía cuando llegué.

Ahora estoy encerrada en la letrina para chicas, escribiendo por qué dormir
es una causa perdida. En cuanto a los baños, son bastante impresionantes.
Azulejos de mármol en todas partes con toques dorados, como las bisagras
en las puertas de los establos, ver esas bisagras me da un poco de nostalgia,
en realidad. Papá se burlaría de ellos. No entiendo por qué le encanta
restaurar tanto las cosas antiguas, pero bueno, se gana la vida haciéndolo,
así que no lo juzgo.

Aparentemente, ganar dinero es algo que le viene naturalmente a un legado


de Mercurio. "Un legado de Mercurio" . Diablos. Todavía estoy asimilando
que papá y yo somos descendientes de un dios romano, y nada menos que
de uno de los doce grandes del Olimpo, especialmente porque no sabía casi
nada sobre mi familia hasta hace dos meses, todavía no sé nada sobre mi
madre, más que su nombre: Cardi, y como luce, o lucía.

Encontré una foto de ella escondida en la habitación de papá. En la foto,


tenía unos veinte años, tenemos el mismo cabello oscuro ondulado, ojos
oscuros, pómulos altos y nariz grande. Estaba apoyada contra el marco de
una puerta abierta, con una mano apoyada sobre su estómago. Creo que
entonces estaba embarazada... de mí.

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Cierto, debo seguir.

No tenía idea de la conexión con Mercurio hasta mi duodécimo


cumpleaños, cuando papá me dio un viejo pergamino que mostraba la
genealogía de su familia.

Tres generaciones atrás, está el bisabuelo: el mensajero de los dioses,


también el dios de los comerciantes y tenderos, ladrones y embaucadores,
así como de viajeros.

Lleva muchos sombreros, él los usa, todos alados.

Revelación completa, papá: pensé que te habías vuelto loco cuando me


mostraste ese pergamino. Y cuando me contaste sobre tu pasado y mi
futuro, en el que algún día, al igual que tú, sería convocada por la diosa
lobo, Lupa, y llevada a una vieja mansión en ruinas en Sonoma, California,
donde entrenaría con su manada de lobos inmortales para ser un soldado
romano (Tengo algo que decir sobre 11

eso: EL-PEOR-CAMPAMENTO-DE-TODOS-LOS-TIEMPOS). Y

luego, suponiendo que pasara todas sus pruebas, es decir, que no sufriera de
una muerte horrible, infligida por algún lobo, entonces caminaría hacia el
sur a través de un desierto infestado de monstruos (El segundo peor
campamento de todos los tiempos) al Campamento Júpiter, donde
presentaría su carta de recomendación a quien estuviese a cargo y esperaría
ser aceptada en las filas de la Duodécima Legión Fulminata.

Lo que me lleva a esta pregunta: ¿Cuánto apestaría pasar por todo eso y no
entrar en una cohorte?

Respuesta: mucho.

No es que los nuevos reclutas deban preocuparse por el rechazo en estos


días. Según mi centurión, Leila, los números de la legión bajaron
drásticamente el verano pasado. Algo sobre una guerra que involucra a la
diosa primordial de la tierra, Gea, un grupo de gigantes, una estatua enorme
de la diosa griega Atenea y un campamento de semidioses griegos.

Buenas noticias: ¡El Campamento Júpiter ayudó a salvar el mundo!

Malas noticias: El Campamento Júpiter perdió a mucha gente mientras


ayudaba a salvar el mundo.

Más malas noticias: algo raro sucedió con las comunicaciones de los
semidioses poco después de nuestra victoria.

Leila dice que probablemente significa más problemas en nuestro camino.


De todos modos, papá, lo siento, dudaba de ti, porque todo sucedió como
dijiste que pasaría.

Y ahora estoy aquí, con mi etiqueta de “Probatio Oficial” junto al escote de


mi blusa, la cual tiene mi nombre: CLAUDIA, CUARTA 12

COHORTE. Así que gracias por el aviso. Y sobre este diario: Si alguna vez
tengo hijos, podrán leer sobre mi vida aquí, para que estén listos cuando
llegue su turno.

Bueno, es hora de regresar a la cama. Mañana tendré mi primer vistazo real


al Campamento Júpiter. ¿Y el primer lugar que visitaré?

Cualquiera sitio donde vendan tapones para los oídos.

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DÍA II: UMM… ¿QUÉ?

Cosas que aprendí hoy:

1) La avena no es la comida preferida para el desayuno entre los campistas.


Al menos, esa es la impresión que obtuve de las miradas de disgusto cuando
las auras me entregaron mi cuenco esta mañana.

Bueno, a cada uno lo suyo, digo.

2) Hacer compras en la Via Praetoria es fácil cuando desciendes del dios de


los comerciantes. Estaba buscando tapones para los oídos cuando vi una
tienda de juguetes que vende figuras de acción de las deidades romanas.
Mercurio estaba al frente y al centro en la ventana, usando nada más que
una toga corta.

Ahora, estoy segura de que esa vestimenta era furor en la antigüedad, y la


figura era bastante brillante, pero aun así, estaba un poco avergonzada de
ver al mini bisabuelo de pie así.

Además, algo en sus ojos me recordó a papá... De todos modos, compré la


figura. Y creo que el bisabuelo lo aprobó y me prestó sus poderes, porque
de alguna manera convencí al dueño de la tienda que me regalara los
accesorios de Mercurio: gorra con alas, sandalias con alas, caduceo y un
pequeño saco de monedas. Toga corta incluida (gracias a los dioses).

3) Suceden cosas extrañas en la colina de los templos Aprendí esta última


lección mientras visitaba el templo de Mercurio después de mi delicioso y
nutritivo desayuno. En comparación con 14
los pequeños santuarios de los dioses y diosas menores, el lugar del
bisabuelo no es tan malo.

Una estructura rectangular con columnas de mármol en todo el exterior, un


fresco adornado sobre la entrada, y en el interior, una estatua de tamaño
natural del dios mismo.

Lo extraño sucedió cuando me acerqué al altar. Alguien había puesto dos


contenedores de mensajes allí en honor al papel de Mercurio como
mensajero de los dioses.

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La papelera marcada como SALIDA rebosaba de notas, pero la ENTRANTE


estaba vacía, un triste recordatorio de que nuestras comunicaciones se han
estancado.

Aun así, agregué una nota propia a la bandeja de salida. Solo un pequeño
“Hola, bisabuelo, ¿Qué tal las cosas en el Olimpo?”

Estaba a punto de irme cuando escuché el sonido de algo revoloteando. Un


trozo de papel había aparecido en el contenedor de ENTRANTE. Escrito en
él estaba el número romano doce -XII- y nada más.

Ahora, es posible que la nota se haya caído del contenedor de SALIENTE.


Pero es igualmente posible que Mercurio lo haya enviado. De cualquier
manera, se sentía importante, y no quería que nadie más lo encontrara.

Así que metí la nota en mi bolsillo y no pensé en ello por el resto del día

Sí claro.
¡Ese papel me ha estado torturando durante horas! ¿De dónde vino?

¿Qué significa XII? ¿Doce olímpicos? ¿Doce meses en un año?

¿Doce huevos en una docena? ¿Mi edad? ¡Argh!

No importa que mi compañera de cuarto esté roncando de nuevo, se me


olvidó comprar los tapones para los oídos. Y gracias a XII, no dormiría esta
noche de todos modos.

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DÍA III: ¡OW!

Una vez vi una camiseta que decía: TODO DUELE Y ESTOY

MURIENDO.

Necesitaba una de esas. De esa manera, cuando alguien preguntara cómo


fue mi primera práctica de armas, podría señalar mi pecho.

Porque ow.

17
Sí, fanáticos de los deportes, en solo una sesión en el Coliseo, logré
cortarme la mano con una gladius1 y apuñalar mi muslo con un pugio2.

Golpeé mi mejilla con la cuerda del arco y me atravesé el pie con una
flecha. (Nota para mí: nunca uses sandalias para practicar armas de nuevo).

Lancé una cosa rara de dardos pesados llamada plumbata en las gradas.

Y para mi gran final, golpeé a mi instructora en la cabeza con la parte


trasera de mi pilum3 cuando volví a levantarlo para lanzar. (Ella lo
convirtió en un momento de enseñanza sobre porque cada uno de nosotros
usamos una galea, seguido inmediatamente por un segundo momento de
enseñanza en el que explicó que galea significa casco).

1 Espada utilizada por las legiones de la Antigua Roma. Tenía una longitud
de aproximadamente medio metro y una hoja recta y ancha de doble filo.

2 Puñal usado por los soldados de las legiones romanas. La hoja medía unos
24 cm de largo por 6 de ancho.

3 Tipo de lanza o jabalina que mide alrededor de 2 m.

18

Más tarde, ella me preguntó, amablemente, cómo había logrado sobrevivir


al entrenamiento de Lupa. Le dije la verdad: trampas caza bobos4

Admití que esos trucos, como cubrir un pozo con ramas o dejar caer una red
desde las copas de los árboles sobre un enemigo desprevenido no eran muy
romanos, pero me habían mantenido con vida. Para mi sorpresa, señaló que
cavaban trincheras para los juegos de guerra del campamento todo el
tiempo, y que una red con pesas, junto con un tridente y una daga, eran las
armas preferidas por el retiarius, un tipo de gladiador.

Prometió presentarme al actual campeón de retiarius después de los


próximos juegos de gladiadores. Si nos llevamos bien, incluso podría
dejarme probar sus armas.

Entonces, tal vez no soy una causa perdida después de todo.

Entre otras cosas menos positivas, todavía no tengo idea de lo que significa
el XII. Visitaré el templo de Mercurio nuevamente antes de que comiencen
las clases mañana.

Tal vez ha aparecido un nuevo mensaje.

4 Término militar para dispositivos explosivos que camuflados como


objetos inocentes, sirven para atraer la atención de otras personas y de este
modo eliminarlas cuando manipulen el dispositivo.

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DÍA IV: BONITA CRIPTA DE DIOS, MARTE

Si Mercurio envió algún otro mensaje, alguien más los recibió primero. Aun
así, la mañana no fue un desperdicio total. Tuve algo de tiempo libre antes
de mi primera clase: "Grandes inventos romanos: Concreto" , que en
realidad estuvo más interesante de lo que suena (no) y enseñado por Vitelio,
un Lar teñido de púrpura con una voz cautivadora (doble no), así que visité
algunos otros templos. Me encantó la vibra de feroz guerrera del de Bellona
y el cegador santuario de Júpiter. ¿El tema del apocalipsis zombie de
Plutón? No tanto.
Pero el que realmente me habló fue el Templo de Marte Ultor5.

Quiero decir, ¿quién no se adentraría a esa cripta de mármol rojo con sus
puertas de hierro fundido? Y dentro, esa estatua gigante del Vengador (no,
no uno de esos Vengadores), su cara fruncida llena de cicatrices y su lanza
alzada como si fuera a atacar a quien se atreva a entrar. No olvidemos la
pared de exhibición de cráneos humanos y de todo tipo de armas, desde las
que rebanan y cortan hasta las que dejan agujeros de bala. Incluso el techo
rinde homenaje, con once escudos idénticos y de aspecto extraño que
forman la letra M.

5 Vengador en latín.

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Esa cueva de hombre (perdón, cripta de dios) militar, fue construida para
intimidar, pero la decoración era tan exagerada que solté una risilla mientras
la miraba. Sin embargo, salí de allí antes de perder el control. No soy lo
suficientemente estúpida como para arriesgarme a insultar al dios de la
guerra.

21

Pero estoy bastante segura que insulté a su hijo. Cuando salí del templo de
Marte, me topé con el Pretor Frank Zhang. Fue como chocar contra una
pared de ladrillos, el tipo es muy firme. Eso debería haberme tranquilizado,
pero lo miré y comencé a reír de nuevo. Ni siquiera podría explicar qué era
tan divertido. ¿Qué pude haber dicho?

¿Tu cara me recuerda lo ridículo que es el templo de tu padre?

Sin embargo, me siento mal por eso. Me hubiera disculpado en la cena, pero
el pretor Frank no estaba allí.

Hora de irse: tengo que revisar la receta para el concreto romano en caso de
que haya una prueba mañana.

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DÍA V: UN SACO LLENO DE RATAS MUERTAS

Hubo un momento incierto cuando los centuriones hicieron girar la rueda de


quehaceres esta tarde. Después de que los legionarios de pleno derecho
obtuvieran los trabajos divertidos (probar las catapultas, sacar a Hannibal el
elefante a pasear, sacudir el polvo de tiza de los borradores), estaba segura
de que aterrizaría en DESATASCAR EL ALCANTARILLADO cuando
fuera mi turno.

Sin embargo, obtuve el premio mayor con LIMPIEZA DEL

ACUEDUCTO. O eso pensé. Resulta que la limpieza del acueducto no


significa quitar una o dos hojas de la estructura que transporta agua limpia
al campamento. No, significa arrastrarse, algunas veces gatear, a través de
un laberinto de túneles subterráneos llenos de agua helada y remover
cualquier cosa que no sea agua helada. Eso incluye ratas muertas, pelo
humano y de origen desconocido, bolsas de basura de plástico (¡Vamos,
gente! Reducir, reutilizar, reciclar, ¿Recuerdan?), y otros restos flotantes
repulsivos que podrían contaminar nuestro suministro de baño y bebida.

Mi compañero de slime era un semidiós hijo de Vulcano llamado Blaise. Sí,


el dios de las forjas y el fuego tiene un hijo llamado Blaise.

Pero no me reí. Después de todo, mi nombre me lo pusieron por el


emperador Claudio, quien todos creían que era un tonto porque
tartamudeaba y cojeaba. Terminó siendo un gobernante decente, (incluso
conquistó Gran Bretaña, el único emperador que lo hizo), pero aun así. No
voy a ponerme a juzgar el nombre de otra persona cuando el mío te hace
pensar en la palabra tonto.

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Supuse que Blaise y yo pasaríamos tiempo juntos, platicaríamos sobre que


la vida en probatio, tal vez cantar algunas canciones de limpieza para
ponernos en ambiente. Pero solo agarró su saco y su recogedor de basura y
se fue. Sin embargo, se lo mostré. Caminé justo detrás de él por ese túnel...
he instantáneamente me perdí. ¡Jaja! Ser descendiente del dios de los
viajeros no te sirve de nada en las vías fluviales subterráneas,
aparentemente.

Estuve deambulando durante una hora, metiendo cadáveres de ratas en mi


saco y rezando para que la linterna en mi cabeza no se apagara, antes de que
finalmente viera una escalera iluminada por la luz del día. Cuando llegué a
ella, vi que conducía a una abertura circular bloqueada por barras de hierro.
Supuse que sería o un callejón sin salida o una salida, y definitivamente
estaba lista para salir. Subí a la cima lo mejor que pude con mis manos
ocupadas, y la rejilla se abrió 24
fácilmente cuando la empujé. Lancé mi bolsa de ratas y el recogedor en la
repisa y luego me impulsé fuera de ese agujero...

Directo a una gran cantidad de problemas que comenzó con dos perros de
metal y terminó con la Pretor Reyna.

¿Cómo se suponía que supiera que la escalera era una entrada secreta a la
Principia? Eso es lo que habría dicho si hubiera podido.

Pero estaba demasiado ocupada gritando de terror mientras los perros


plateados y dorados se abalanzaban hacia mí. Por suerte, la pretor Reyna los
hizo detenerse antes de que me abrieran la garganta, lo que me dio la
oportunidad de explicar que estaba perdida. Le mostré mi saco lleno de
roedores muertos como prueba de mi tarea. Luego demostré que la rejilla
que ella insistía estaba mágicamente cerrada, de hecho, no lo estaba. Ella
tenía su ceño fruncido mientras yo estaba hablando, pero ella me dejó ir con
cero mordeduras de perro de metal, así que supongo que me creyó.

Era eso, o quería a las ratas muertas fuera de su oficina. No sé, no me


importa, ¡Sólo estoy feliz de estar viva!

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DÍA VI: CONTUSIONES Y PRODUCTOS


HORNEADOS
¡Hice un amigo en el Cuarta hoy! Su nombre es Janice y es hija de
(espérenlo…) Janus, el dios con dos caras de las elecciones, las puertas y
los comienzos y finales. (Blaise, Janice... ¿Qué pasa con los padres divinos
y los nombres de sus hijos semidioses? ¿Quién sigue?

¿Un niño llamado Roman?) Janice está en su segundo mes en probatio, pero
sabe mucho sobre el Campamento Júpiter porque nació y creció en Nueva
Roma ¿Qué tan genial es eso?

Hombre, me hubiera encantado haber crecido allí. Edificios con techos de


mármol, oro y tejas rojas, fuentes y jardines descomunales, calles
empedradas con tiendas que venden togas y carruajes (es como estar en la
antigua Roma). Janice dice que dioses y diosas a veces se escabullen del
Olimpo para pasar el rato allí. ¡Algunos incluso se disfrazan como humanos
e inician familias con legionarios retirados!

No sé si eso sea cierto, pero si lo es... alucinante.

De hecho, lo único negativo de Nueva Roma podrían ser los faunos


merodeadores, y en su mayoría son hippies inofensivos a los que les gusta
tumbarse al sol, rascarse y merendar basura. (Los juzgaría, pero yo como
comida chatarra, así que...) Me puse un poco triste cuando vi a un fauno
joven llamado Elon mordisqueando las pestañas de una lata de refresco una
por una. No porque me sintiera mal por él.

(Bueno, tal vez un poco, el niño estaba sentado solo al lado de un bote de
basura). Pero sobre todo porque las pestañas me recordaron los collares de
dulces que papá solía comprarme cuando era pequeña.

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De vuelta a Janice. Nos conocimos en el Campo de Marte, (la pradera llena
de rocas y escombros donde tienen lugar los juegos de guerra semanales
entre cohortes), durante Construcción-de-fortaleza 101. (La tarea de hoy:
Construir una fortaleza. La tarea de mañana: Construir una fortaleza. Tarea
del día después de mañana: construir una fortaleza.) Mi trabajo era construir
un portal arqueado. Como me había lucido en la instalación de puertas de
madera en la clase anterior, (aparentemente obtuve algo de conocimiento de
bisagras al mirar a papá), supuse que haría el arco sin sudar. Pero los
estúpidos bloques de piedra no se quedaban en su lugar. Cuando cayeron
sobre mí por tercera vez, solté algunas palabras inapropiadas.

Fue entonces cuando esta chica con los ojos bien abiertos y largas trenzas
(Janice), gritó: "¡Oye! Ponle una piedra angular, ¿quieres?”

Pensé que me estaba pidiendo que cuidara mi lenguaje. Resulta que lo decía
literalmente, debía colocar un bloque en forma angular en el punto central
superior. Lo hice, y ¡listo! La piedra angular mantuvo a los otros bloques en
su lugar. ¡Arco instantáneo!

27

Después de la clase, le compré a Janice un pastel del café de Bombilo para


agradecerle por salvarme de más daños corporales. Le tomó una eternidad
decidir cuál elegir, lo que se me hizo muy gracioso ya que ella es la hija del
dios de las elecciones. Podría haberse tomado todo el día en lo que a mí
respecta, porque Bombilo olía muy bien.

¡Solo de pensar en este momento en ese olor a canela y azúcar y vainilla y


café me está haciendo agua la boca! Mis genes de comerciante/negociante
también estaban hormigueando.
Sé que podría obtener buena pasta (¡Ja!) si solo pudiera embotellar y vender
ese aroma. Botellas Spritz multipropósito... Sí, ¡Ya puedo oler las
ganancias! (Doble ¡Ja!)

Janice y yo nos hicimos unidas con nuestros pasteles con cobertura de


azúcar mientras nos relajábamos en hamacas en el porche delantero de
cuartel de la Cuarta. Hablamos de todo, desde crecer como hijas únicas de
padres solteros (no es un problema para ninguna de nosotras) hasta nuestras
experiencias cercanas a la muerte con Lupa (un problema para las dos) y del
testudo, o tortuga, o formación-tortuga, lo que sea; estoy tratando de usar
los términos latinos cuando puedo, como práctica (solo es un problema si
estamos hombro con hombro debajo de ese caparazón de escudos con un
respirador con aroma a ajo).

28

Estamos en la misma identificación de clase de Deidad, así que más tarde


esta noche vamos a interrogarnos sobre los nombres y atributos de dioses y
diosas menores.

Y ahora voy a admitir algo en lo que he evitado pensar: aunque estoy


rodeada de gente donde quiera que vaya, he estado sola aquí.

Pero gracias a Janice, eso ya terminó.

29
DÍA VII: LA CHICA DE MI SUEÑO

No puedo decir que no me hayan advertido.

Mi primera mañana en la Cuarta, Leila me llamó a su litera para hablarme


del Campamento y como se maneja. Me explicó los diferentes rangos
dentro de la legión (probatio, legionario, centurión y pretor) y me dijo que
podía saltar directo a legionario si hacía algún acto desinteresado y mega
heroico. Sin presión, dijo, aunque aumentaría la credibilidad de la Cuarta si
lo hiciera. Luego repasó las reglas básicas del Campamento Júpiter, cosas
como no sacar a un águila gigante a dar un paseo, no planear derrocar a su
pretor, ni cortar las togas de los senadores sin importar cuán hilarante sea la
broma.

Los castigos por romper las reglas van desde tareas adicionales, hasta el
destierro y ser cosidos en una bolsa con comadrejas enojadas (el último
obtuvo un fuerte diablos de mi parte).

Finalmente, ella me advirtió que los probatios a menudo tienen sueños


salvajes y locos después de llegar al campamento. Estar en medio del
último puesto avanzado de la antigua Roma y rodeado de influencias
piadosas (y tal vez incluso un dios ocasional, si Janice tenía razón acerca de
que visitan Nueva Roma), piensan que desencadena las visiones. A veces
los sueños son inofensivos, pero otras veces son pesadillas horribles que
advierten sobre un peligro inminente. Entonces, si alguna vez me despierto
gritando, dijo Leila, debería ir a buscarla. Porque los gritos por si solos, no
serían 30

suficientes para alertarla de que algo andaba mal, aparentemente. Mis


primeras noches aquí fueron misericordiosamente libres de pesadillas.

Esta noche, sin embargo... bueno, no me desperté gritando, pero mi sueño


tuvo algunos momentos muy perturbadores. Esto es lo que recuerdo:
Una chica de cabello rizado de mi edad se acercó a la Puerta Decumana, la
entrada occidental del campamento. Sus zapatillas raídas aletearon con cada
paso. Su vestido gastado colgaba como un trapo sucio en su delgado cuerpo
de un metro cuarenta. Parecía que una brisa fuerte la podría derribar, sin
embargo, algo en ella (sus dientes apretados, la tensión alrededor de sus
ojos oscuros y fuertemente azotados, la flota de moscas zumbando
alrededor de su cabeza) inquietaron mi sueño. Cuando llegó a la puerta,
apareció Término, el dios que vigila nuestras fronteras (Encuentro a
Término fascinante. Quiero decir, el tipo es solo una cabeza y un torso de
mármol, sin brazos ni piernas, sin embargo, juro que tiene un palo en el
trasero) exigió ver su identificación. Pero cuando ella le lanzó su carta de
recomendación, él retrocedió, sacudió la cabeza violentamente y se negó a
dejarla entrar.

Entonces llegó un centurión de la Cuarta Cohorte. Llevaba la indumentaria


romana habitual: casco, cota de malla, grebas de cuero para brazos y
piernas, daga, botas de combate con tacos con púas, espada y... Dioses,
estoy cansada de escribirlo todo. ¡Olvídalo! Tome al tipo por un centinela
moderno hasta que vi sus jeans rotos y la camisa de franela atada alrededor
de su cintura. Esas elecciones de moda insinuaron el rock grunge de los
noventa. Pero no fue hasta que se quitó el casco que supe que estaba
vislumbrando una escena del pasado. Porque el centurión era mi papá. No
es el tipo que conozco y amo, con su corpulento cuerpo de padre, cabello
castaño oscuro y ropa indescriptible, sino que era un miembro adolescente
flaco de alto rango de la Duodécima Legión Fulminata. Con una carcajada
ruborizada y blanquecina, nada menos.

31

Se adelantó y anuló a Término. El dios levantó sus brazos no existentes con


asco mientras papá hacía señas a la chica con una sonrisa de bienvenida.
Esa sonrisa cambió a alarma mezclada con una leve repulsión (la misma
expresión que tuvo la vez que encontró una caja de pizza de una semana
supurando debajo de mi cama) cuando la chica le metió sus papeles en la
mano y lo empujó al campamento.

32

Con los ojos abiertos, papá miró a Término, quien le disparó un superior te
lo dije antes de desaparecer.

La escena se disolvió. Otras nuevas cayeron rápidamente en mi mente: La


legión reunida retrocediendo para dejar pasar a la niña. Las Auras le
arrojaban comida desde el otro lado del comedor. Sus compañeros de literas
susurrando acerca de ella detrás de sus manos.

Hannibal el elefante dejando caer una trompeta, alarmado cuando se ella se


acercó.

El sueño cambió de nuevo. Ahora papá estaba atento ante sus pretores
dentro del Principia. Los pretores lo interrogaron sobre la nueva chica. Él
negó con la cabeza y dijo que lo había intentado, realmente lo había hecho,
pero nadie en la cohorte podía soportar estar cerca de ella. Su presencia
estaba interrumpiendo la capacidad de la Cuarta para trabajar como una
unidad. Algo había que hacer. Los pretores parecían serios pero asintieron.

El sueño volvió a los barracones. Era pasada la medianoche, pero la niña no


estaba en la cama. Tenía una mochila hecha jirones sobre un hombro, y
supe instintivamente que estaba huyendo. Sin embargo, antes de salir a
escondidas, volcó un cubo de basura y pateó el contenido podrido por todo
el piso del cuartel.

33
Entonces ella frunció el ceño. No a sus compañeros de litera… a mí. Al
menos eso es lo que parecía.

Fue entonces cuando desperté. Tan pronto como mi corazón dejó de latir,
agarré este diario y vine a mi letrina favorita para reflexionar sobre la
importancia del sueño. Era extraño ver a papá a esa edad, y no era fanática
del ceño fruncido de la niña, pero en general, el sueño no parecía predecir
ningún peligro. Quiero decir, todo eso había pasado años atrás. Así que no
hay razón para despertar a Leila.

Especialmente si... Bueno, ¿Y si el sueño fuera un tipo diferente de


advertencia, una advertencia de que no todos los semidioses o legados
encuentran un lugar en el Campamento Júpiter? Me temo que si voy a
Leila, ella podría pensar que tuve el sueño porque realmente no pertenezco
aquí.

Así que sí. Voy a mantener el sueño para mí misma. Después de todo,
cuantas menos personas sepan sobre el cobarde de mi padre, mejor...

34

DÍA VIII: SUSPENSO SOBRE AQUILA

Hoy fue súper divertido, excepto por la experiencia cercana a la muerte.

Sucedió a mitad del curso Introducción a Elefantes, Unicornios y Águilas


Gigantes, a las que me había inscrito porque, bueno, elefantes, unicornios y
águilas gigantes. (Una descripción totalmente engañosa, por cierto, ya que
solo hay un elefante aquí. A menos que estén escondiendo un paquidermo
de repuesto en alguna parte.

Posible, aunque no probable. Creo.) La clase se reunió en los establos, que


se encuentran incómodamente cerca del cuartel de la Quinta Cohorte. Cómo
esos tipos soportan el hedor está más allá de mí. (Nota personal: ¡La Quinta
sería el mercado perfecto para mis botellas de spray con aroma de café de
Bombilo!).

Dejando a un lado el hedor, la clase fue genial. Aprendí la técnica adecuada


para hacer virutas medicinales de unicornio (rallador de queso aplicado
suavemente al cuerno). Froté a Aníbal detrás de las orejas con una escoba
jabonosa (si los elefantes pudieran ronronear, su motor habría estado
retumbando horas extras). Alimenté con ratas muertas (probablemente las
que había recogido antes en la semana) a águilas gigantes hambrientas.

35

Y pisé una cantidad catastrófica de caca. La clase Elefantes, Unicornios y


Águilas Gigantes debería venir con una advertencia de no sandalias.
Después de mi tercer encuentro, les hice a los instructores una pregunta de
dos partes: ¿De quién es el trabajo de limpiar toda esta caca y a dónde va la
caca?

Respuesta: Aquí hay una pala y una bolsa de basura compostable.

Usa uno para llenar el otro. Ata bien la bolsa. Y luego sal del camino,
pronto. Bueno, mi pronto no fue lo suficientemente pronto. Es por eso que
repentinamente volé en el aire cuando una águila hembra gigante llamada
Aquila (en latín significa águila; ¿Me pregunto qué 36
legionario inteligente la llamó?) Se abalanzó y agarró mi bolsa de caca en
sus garras.

Revelación completa: me aferré a ese saco maloliente como si mi vida


dependiera de ello. En realidad, estoy bastante segura de que lo hice,
porque, oh, Dios mío, volamos alto. El campamento Júpiter desapareció en
la distancia. O donde supuse que el campamento estaba, porque la Niebla,
esa fuerza mágica que protege a nuestro mundo de los mortales, lo había
disfrazado de colinas y bosques abiertos. Todavía estoy aprendiendo a mirar
a través de la Niebla, pero cuando entrecerré los ojos, pude distinguir el
Pequeño Tíber atravesando el prado y el lago al pie de Temple Hill.

Continuamos volando, Aquila, la bolsa de caca y yo, hasta que apareció una
extensión rodante de basura podrida, el vertedero local.

El águila se zambulló para depositar su carga. El descenso fue como el peor


tipo de montaña rusa: velocidad máxima en línea recta, sin giros ni vueltas,
y el olor a basura era aún peor que en los establos.

(¡Oh! ¡Otro outlet6 para el aroma del café de Bombilo!) Me subí a la


espalda de Aquila para poner mi nariz por encima del hedor.

Ni un segundo demasiado pronto, tampoco. Una trabajadora con un casco y


un chaleco de seguridad amarillo brillante salió de su remolque. Me aplasté
a las plumas del cuello del águila por si la Niebla no funcionaba. Aunque
me arriesgué a echar un vistazo cuando despegamos.

6 Tienda en la que se venden productos de una o más marcas que están


fuera de temporada o tienen alguna tara, por lo que son más baratos.

37
La trabajadora se había quitado las gafas de sol. No podía ver sus ojos
debajo de su casco, pero podía decir que nos estaba mirando. Y

ella estaba sonriendo. No una linda gracias por la bolsa gigante de caca,
vuelva pronto, sonrisa, sino una conocedora sonrisa desagradable que me
dio escalofríos.

No podía alejarme de ella y de ese vertedero lo suficientemente rápido. No


es que estuviera ansiosa por volver al campamento, porque pensé que
estaría en problemas. Pero mis instructores estaban demasiado aliviados de
verme de una pieza para gritarme. Bueno, no demasiado fuerte o por mucho
tiempo, de todos modos.

Aquí está la cosa, sin embargo: lo volvería a hacer. No el vuelo de la bolsa


de caca o la parte del vertedero, sino el viaje de regreso.

Porque el vuelo al aire libre a través del águila gigante express fue
asombroso. Y tal vez estoy loca, pero creo que a Aquila le gustó que la
acompañara en el viaje. Así interpreté el pequeño empujón de pico que me
dio cuando me resbalé, de todos modos.

Claro, me quedaría atascada con tareas adicionales si la llevara a un vuelo


no autorizado, ¿Pero honestamente? ¡Valdría la pena!

38
DÍA IX: ASÍ QUE NO ESTA BIEN

¡Alguien ha estado jugando con mis cosas! Específicamente, con mi figura


de acción de Mercurio. Antes de que Janice y yo nos fuéramos a visitar el
Temple Hill, lo puse como la estatua en el santuario del bisabuelo, apoyado
casualmente contra un poste, con los tobillos cruzados, su saco de monedas
en una mano y su caduceo en la curva de su otro codo.

Pero ahora sus piernas están dobladas como si estuviera a punto de entrar en
acción. Un brazo está elevado sobre su cabeza, su caduceo sostenido como
una lanza. Planteado así, ya no se parece a Mercurio.

Se ve como un guerrero. Casi como Marte, menos por el gruñido


amenazante. Y falta su monedero.

39

Estoy segura de que alguien me está jugando una broma, pero aún así... voy
a preguntarle a Janice si debo decirle algo a nuestros centuriones.

Más tarde…

Seguí el consejo de Janice y no molesté a Leila. Me alegro de no haberlo


hecho, porque acabo de encontrar el monedero escondido debajo de la
almohada. Dentro había un trozo de pergamino con dos palabras: Invenient
MV, dentro de un óvalo con un fondo ondulado.

No tengo idea de lo que significa ese óvalo, pero tengo escalofríos.

Porque la letra es la misma que en mi XII de la nota.


Sé que Invenient es latín para encontrar, y se usa cuando lo que se encuentra
es masculino. Lo que significa que MV es un niño o un hombre. ¿Pero quién
es él? No conozco a nadie aquí con esas iniciales. ¿Por qué se supone que
debo buscarlo y qué debo hacer si lo encuentro? ¿Y qué tiene que ver el
mensaje con XII o con la figura de Mercurio que se parece a Marte?
¡¡¡Argh!!!

Bien, supongo que el único que puede responder esas preguntas es el


misterioso MV. Así que mañana comenzaré a buscarlo. No debería 40

tomar mucho tiempo. Después de todo, solo hay doscientos de nosotros en


la legión, y no todos son hombres.

Por supuesto, si MV no es miembro de la Duodécima... podría pasar un


tiempo antes de que lo encuentre.

41

DÍA X: CLAUDIA LA PATOSA

Bueno, hoy ha sido completamente fantástico, ella escribió sarcásticamente.

Pasé la mañana preguntando si alguien sabía quién era MV. No hubo suerte,
y cuando empezaba a recibir miradas extrañadas, decidí poner la
investigación en segundo plano por el momento. Entonces esta tarde fui
atrapada para excavar una trinchera con una parlanchina que hablaba con
preguntas: “¿Mi nombre es, algo así como, Lynda?
¿Soy la segunda cohorte? ¿Mi tienda favorita es la Tienda de Sandalias?”
La única vez que se calló fue cuando accidentalmente-apropósito le arrojé
una pala de tierra en la cara.

Y luego esta noche, cuando estaba jugando en mi primera partida de Bola


Mortal (¡Bola Mortal TM! ¡Como paintball, solo que con veneno y ácido y
bolas de fuego lanzadas desde una mini manubalista!

¡Para que duela por años!), debería haber sido divertido, especialmente
dado que Janice y yo habíamos ideado una estrategia increíble que
llamamos Janus. Básicamente, disparábamos nuestros proyectiles mientras
estábamos en cuclillas espalda con espalda detrás de nuestro scutum (al que
seguía llamando sputum hasta que Janice me explicó que uno era un escudo
largo y curvado y lo otro era esa cosa húmeda y mocosa que tosemos
cuando estamos enfermos; probablemente no volveré a confundirlos).
Lucíamos como un cubo de basura de dos cabezas y cuatro pies
deambulando por el campo.

¡Pero soportábamos todos los ataques!

42

O lo hacíamos hasta que me resbalé con una bola mortal perdida y caí en la
trinchera que cavé con Solo Hablo con Preguntas Lynda.

Janice escapó ilesa, pero fue como una temporada de caza para mí.

Mis moretones se curarán, pero mi scutum quedó abollado peor que el capó
de un auto después de una tormenta de granizos. Tendré que llevarlo a las
forjas para que las hendiduras desaparezcan.
¿La cereza del pastel? Me torcí el tobillo. Así que, si la ambrosía y el néctar
no lo curan, las personas ahora tendrán una razón real para llamarme
Claudia la Patosa.

43

DÍA XI: DESORDEN EN EL COMEDOR

Las cosas fueron feas en el comedor esta mañana, y no solo porque un


insólito número de legionarios se golpearon con el cabezal de la cama. No,
el problema era porque el servicio de comida estaba estropeado. En vez de
panqueques, panceta y frutas, los espíritus del viento no entregaron nada
más que caliente y humeante avena. No suponía un problema para mí, pero
los otros… demonios.

Legionarios hambrientos se estaban ordenando para invadir la cocina


cuando un gran cuervo negro -alias Praetor Frank- entró volando y anunció
que las donas de Bombilo estaban en camino.

Aunque me guste muchísimo la avena, no iba a dejar pasar la oportunidad


de las donas gratis. Así que me dirigí hacia afuera para tirar mi tazón a
medio comer en un cubo de basura.

Ahí fue cuando vislumbre a Elon parado sobre sus pezuñas inclinadas y
observando a través de una ventana. Los faunos no tienen permitida la
entrada al comedor, pero ocasionalmente logran meterse para un bocado
rápido de la deliciosa vajilla. Elon es mucho más joven que los otros
faunos, aunque sus cuernos apenas se notan y el pelaje en sus piernas aún se
ve como de bebé, así que imaginé que le asustaba romper las reglas. Sabía
que los legionarios protestarían más si le daba una preciosa dona, así que
salí y en cambio le ofrecí mi avena.
44

Mi error. Primero, el chico apestaba como si hubiera estado revolcándose en


jugo húmedo y pegajoso de basurero. Luego él miró mi avena como si fuera
purgamentorum derelinquere caeno (así se le llaman a los desechos
cloacales en latín.

Planeaba arrojársela a mi enemigo en los próximos juegos de guerra. La


frase, no al residuo en sí. Como sea… hmm). Y en caso de que su expresión
de disgusto no hubiera enviado el mensaje, me dio una bofetada verbal
también: “Elon no necesita tus sobras. Elon elige los desperdicios.”

Lo siento pero cualquiera que se refiera a sí mismo en tercera persona y que


se jacte de elegir la mejor basura no merece mi avena, muchas gracias. Así
que vacié mi tazón y volví a entrar con el triste descubrimiento de que la
última dona disponible estaba cubierta de coco. Hablando de
purgamentorum derelinquere caeno.

Por más que mi mañana estuviera siendo mala, no fue nada comparado por
lo que estaban pasando las auras. Usualmente son invisibles. Pero hoy
estaban tan agitados que parpadeaban como 45

bombillas de luz defectuosas. Así fue como me di cuenta que el problema


de servicio de comida no había sido por su culpa. Lo que lleva a las
preguntas de los millones de denarios: ¿Qué salió mal?
¿Qué comeremos si el comedor sigue funcionando mal en el almuerzo? Y
finalmente: ¿Por qué arruinarían una dona perfecta con coco?

46

DÍA XII: DOS PALABRAS: AROMATIZADOR


AMBIENTAL
Llega un momento en la vida de cada joven probatio en el que se da cuenta
de que debería haber ido al baño antes de ponerse la armadura. Para mí, ese
momento llegó cuando alcancé la cima de la atalaya para mi primer cambio
de guardia. Intenté prestar atención mientras mi compañero, Julius, un
legionario experimentado con tres líneas tatuadas bajo el símbolo de su
padre Marte, explicaba cómo disparar una ballesta montada. Pero estaba tan
seriamente hidratada que tuve que cortarlo y pedirle que me diera permiso
para usar los servicios.

Fue bastante comprensivo (no es cierto). Creo que sus palabras exactas
fueron, “¡Deja de bailar de un pie a otro y ya ve!” Estoy bastante segura de
que establecí el récord en el campamento por bajar tantas escaleras y
desprenderse la armadura.

El baño más cercano era uno unisex con un solo asiento que lucía como un
Porta-Popó inodoro portátil cubierto de azulejos de mármol.

Para mi espanto, el pequeño signo al lado del picaporte decía OCUPADO.


Una voz femenina desde adentro lo confirmó. “¡Misión cumplida!” graznó.

47
Sí, eso era algo extraño para decir en un baño, pero no me importó, porque
significaba que había terminado y yo ya había alcanzado el punto de
desesperación. ¡Y ella aún no salía! Así que luego de esperar un largo
segundo, machaqué la puerta y pregunté si por favor se podía apurar.

Escuché algo de movimiento, luego el inodoro sonó, el cartel cambio a


LIBRE, y la ocupante emergió. No era una chica. No era un chico tampoco,
sino Elon. Estoy segura de que me veía sorprendida porque, bueno, había
asumido que los faunos usaban los vastos exteriores como sus baños. Pero a
juzgar por el hedor que lo siguió…

um, no.
También había asumido que todos los faunos eran como Don, el fauno que
una vez intentó convencerme de darle mis denarios para que pudiera
comprarse donas. Pero Elon solo dijo dos palabras:

“Todo tuyo” . Su aguda y aflautada voz no sonó en nada como la que había
escuchado. Eso me llevó a una tercera suposición: él no había estado solo en
el baño.

Pero me equivoqué por tercera vez, porque nadie más salió, y cuando entré,
el baño estaba vacío. Bueno, excepto por algunas moscas, y no dijeron nada
más que bzzz-bzzz-bzzz mientras hacía mis cosas.

48
Mi compañero centinela solo sonrió cuando le dije acerca de la misteriosa
voz femenina. Dijo que Elon probablemente se había encontrado con una
náyade del agua quien se había lanzado por el inodoro cuando golpee. Me
pregunté en voz alta a dónde habría ido a parar. Y luego dejé de hacerlo
cuando recordé el olor y… asqueroso.

La cosa es que, no estoy segura de que mi compañero haya estado en lo


correcto. Porque la voz no se oía de chica o coqueta. Había sonado ronca y
triunfante. Y Elon se veía aliviado, aunque no de la forma que yo lo estaba
después de haber usado el baño. Así que ahora me pregunto… ¿Qué había
sido todo eso?

49
DÍA XIII: ¡DAR EN EL CLAVO!

¡Avancé! Encontré quien es MV. O era. ¿O es? ¿Cuál es la forma correcta de


referirse a un fantasma, de todas formas?

La fuente de mi información no era otro más que Blaise, mi compañero


limpiador de acueductos y saqueador de ratas. Él se encontraba en servicio
en la forja cuando le traje mi scutum para reparar el ding. Entrar en esa zona
de trabajo era como arrastrarse dentro de un dragón asmático, caliente y
húmedo con chillidos extraños. La única fuente de luz era el brillo
anaranjado del horno hasta que Blaise pulsó un interruptor y un banco de
luces fluorescentes se encendió. Como que arruinó la atmósfera volcánica, si
soy honesta.

No pensaba que Blaise sabía quién era, quiero decir, no estamos en la misma
cohorte y literalmente pasamos treinta minutos juntos en los quehaceres la
semana pasada, entonces me sorprendí cuando me saludó por mi nombre.
Por supuesto, él pudo haber leído mi etiqueta, aun así… una A por el
esfuerzo. Él colocó mi escudo sobre la mesa de trabajo y lo acarició con los
dedos, frunció el ceño. Cuando le pregunté si podía arreglarlo, él hizo una
mueca.

—Uh, duh. Es lo que hago —luego él recogió un pequeño martillo y


comenzó a golpear las abolladuras.

50
No estaba segura si debía quedarme hasta que él terminara, pero lo hice
porque Blaise era una compañía muy estimulante. ¡Ha! Se equivocan. Me
quedé porque noté una red de un gladiador retiarius necesitando un cambio
de pesas. Como ya estaba rota, no vi el problema de ir a dar una vuelta con
ella.

El problema de girar una red mal balanceada dentro de un espacio con


mucha gente es que hay varias cosas que puedes tirar. Y con qué enredarse.
Y que dañar ligeramente. Ups.

Una de las cosas que tiré fue un viejo libro de piel lleno de hermosos bocetos
de armas y escudos y armaduras. Blaise lanzó un grito cuando me vio
hojeándolo. Resulta que el libro es único en su especie y contiene una vida
de trabajo de un viejo artesano y semidiós hijo de Vulcano, Mamurius
Veturius.

MV.

No estaba segura de que el artesano fuera mi MV hasta que Blaise mencionó


que Mamurius es un fantasma que usualmente pasea por la forja. Ahí fue
cuando me di cuenta de que el óvalo alrededor de las 51
iniciales en mi nota se parecía bastante al contorno de un fantasma.
Entonces si estoy en lo correcto. y quiero creer que sí, porque esta es la
única pista que he tenido, tengo la identidad de MV.

Lo que no tengo es su presencia incorpórea. Blaise no había visto a


Mamurius desde hace una semana. Según él, es algo raro, porque el
fantasma siempre está paseando por aquí.

Entonces, MV no solo es un tipo muerto, pero es un callejón sin salida si no


puedo encontrarlo. ¿Y cómo diablos se supone que voy a hacer eso? El
sujeto puede aparecer y desaparecer a voluntad. ¡Podría estar en cualquier
parte!

Blaise puede contarme algo sobre él, supongo. Él y Mamurius son hijos de
Vulcano, después de todo, eso los convertía en medios hermanos.
(Demonios. Mi cabeza duele al pensar en eso.) Pero después del desastre que
causó mi red en la forja, no estoy segura de ser su probatio favorita en este
momento. De hecho, creo que estaba haciéndole nuevas abolladuras a mi
scutum cuando me fui.

Por ahora, forjaré yo sola. (¡Ha!)

52
DÍA XIV: ¡OH, RATAS!

Cuando escuché un grito penetrante en la noche, pensé que alguien de la


Cuarta tenía una pesadilla de peligro inminente. Luego me di cuenta de que
los gritos no provenían del cuartel, sino dentro de la bañera.

Por nuestra seguridad, se supone que nadie debe de estar después de las
once, porque no hay salvavidas trabajando. Janice dice que la verdadera
razón por la cual las puertas están cerradas es para evitar que los legionarios
que se sienten románticos hagan travesuras ahí.

Aunque este impedimento puede ser frustrado, si es que conoces la entrada


secreta a la alberca principal. Cosa que todo mundo sabe, a pesar de que
muchos no la usan, porque tienes que nadar debajo del agua en una pipa
estrecha de concreto, luego atravesar una puerta de malla que te lleva a la
alberca. Más te vale rezar para que seas un descendiente de Neptuno que
puede respirar bajo el agua si es que te quedas atorado ahí.

Aparentemente, una chica y un chico de la primer Cohorte pensaron que


valía el riesgo, porque ellos se escabulleron por la ruta no tan secreta esta
noche. Supongo que su actitud romántica se evaporó cuando alcanzaron la
superficie.

Porque había ratas muertas.

Cientos de ellas. Flotando en la alberca. Bloqueando la tubería de agua


caliente. Tapando el desagüe. Incluso colgando de la cesta de 53
toallas usadas. No puedo imaginarme algo más completamente repugnante
que eso.

Y misterioso, también, porque nadie pudo explicar cómo es que varias ratas
pudieron llegar ahí en tan poco tiempo. El sistema de filtrado se apaga
cuando las bañeras se cierran, entonces ellas no fueron bombeadas con el
agua. Y el salvavidas jura que el lugar estaba limpio cuando cerró a las once.
La pareja se escabulló alrededor de las once quince. ¿Alguien habría podido
entrar y distribuir las ratas en solo quince minutos? No parecía muy creíble.

Todos estábamos rascando nuestras cabezas cuando salió que el salvavidas,


miembro de la Tercera, tenía un enamoramiento con la chica. La pareja lo
acusó de plantar las ratas para arruinar su cita. El salvavidas lo negó. La
Primera apoyó a los jóvenes enamorados y comenzaron a culpar al
salvavidas. La Tercera intervino y realizó las mismas acusaciones hacia la
pareja, y luego hacia toda la Primera Cohorte. La Primera se desquitó con
veneno. (Del tipo verbal, no veneno de verdad. Al menos… no lo creo.) Las
cosas estaban escalando fuera de control cuando Frank y Reyna aparecieron.
Ellos escucharon ambos bandos, discutieron por un par de minutos, y luego
ordenaron que la Primera y la Tercera limpiaran el desastre juntos.

54
Me gusta imaginar a los legionarios de la Primera recogiendo ratas muertas,
porque muchos de ellos son… hmmm, ¿Cuál es la mejor manera para
describir a los miembros de esa cohorte? Oh sí. Idiotas desagradables que se
creen la gran cosa y una bolsa de papas.

Aunque me siento mal por el salvavidas. Lo único de lo que es culpable es


querer a alguien que no corresponde sus sentimientos.

Espero y eso no me pase.

55
DÍA XV: BUEN APRENDIZAJE A LA ANTIGUA

Era una hermosa mañana soleada, justo antes de que comenzara a llover. No
sobre mí, gracias a los dioses, porque hubiese sido horrible.

Me siento mal por la Segunda. Ellos se encontraban limpiando los establos.


Pero las bolsas de composta debieron ser inefectivas. Cada vez que un águila
gigante las transportaba, el plástico se rompía y…

bueno, no era bueno si estabas debajo de ellas en ese momento, eso es


seguro. O a cualquiera que estuviera a su lado. Ni siquiera un spritz del Café
de Bombilo hubiera podido superar aquel hedor.

Viéndolo de una manera más positiva, los pretores cancelaron la práctica


matutina de la marcha mientras se encargaban del problema de las bolsas.
¡Cosa que liberó mi agenda para investigar a MV!

Más tarde…

Todavía no tengo suerte localizando a MV. Pero gracias a mi visita a la


biblioteca de la Universidad de Nueva Roma durante mi tiempo libre esta
tarde, sé mucho más acerca de Mamurius Veturius.

La biblioteca rivaliza algunos templos en cuanto a estructuras fabulosas. Los


halos de luz se filtraban a la sala principal a través del oculus, el tragaluz
redondo en el centro de la cúpula dorada en el techo. Mosaicos coloridos
sobre deidades, romanos famosos, y criaturas míticas decoraban las paredes.
Un pasillo iluminado por velas está pavimentado con rocas donde tienen
grabadas el nombre de los héroes caídos. Algunas de esas rocas parecían
desgastadas y 56

antiguas, pero algunas eran completamente nuevas. Héroes que murieron en


los conflictos del verano pasado, creo.

Espero que no se añadan nuevas rocas en mucho, pero mucho tiempo.

Los estantes se encontraban repletos de pergaminos y libros.

Probablemente seguiría buscando entre la sección de biografías si no hubiese


sido porque el volumen que necesitaba, Quién Hizo Qué Cuándo y Para qué
y Por Qué: Antiguos Artesanos Romanos, literalmente cayó en mis manos.
Juro haber visto a una mujer de cabello oscuro observarme a través del
espacio vacío donde el libro se encontraba. Pero cuando parpadeé y miré de
nuevo, ella se había ido.

Llevé el libro a un asiento cómodo a un lado de la ventana y hojeé las


páginas, buscando una sección para Mamurius Veturius. Era tan pequeña que
casi me la pierdo. Aquí está lo que encontré: Mamurius Veturius era el
maestro artesano del Rey Numa, el gobernante que tomó el trono después de
que Rómulo, fundador de Roma, muriera. Numa era uno de los tipos buenos,
famoso por construir templos (incluyendo uno en honor a Janus, padre de
Janice), escribir libros sobre leyes y manteniendo la paz en el reino durante
cuarenta y tres años. (¡Nada mal!) Aparentemente los dioses aprobaban a
Numa, porque en algún punto durante su reinado, le enviaron un escudo
ornamental con forma de cello llamando ancile, junto con la promesa:
Mientras que esta ancile esté a salvo, Roma perdurará.

Significando, creo que, si el ancile desaparece, Roma hará kaboom.

Aquí es cuando Mamurius Veturius vino a la escena. El Rey Numa instruyó


a sus artesanos para hacer once copias idénticas del ancile.

De aquella forma, si alguien intentaba robar el ancile en un intento de


destruir a Roma, no sabría cuál sería el original. Los duplicados 57

fueron tan buenos que solo Mamurius sabía cuál era el original. Pero para
tener otra medida de seguridad, el Rey Numa escondió las doce ancilia 7 en
un templo en donde solo un demente se atrevería a profanar: el Templo de
Marte Ultor.

He estado en el templo de Marte, o la réplica moderna, de todas formas. Vi


un montón de armas únicas ahí… y una M hecha de once escudos idénticos
con forma de cello.
Once. No doce. No… XII

Creo que aquellos once son los duplicados de Mamurius y el original se


encuentra escondido en alguna parte del campamento.

Porque debe estar aquí. De lo contrario el Campamento Júpiter, el


testamento viviente de la resistencia romana, no existiría, ¿Verdad?

Busqué otros libros acerca de Mamurius, Numa, y del ancile.

Quiero decir, entre más sepas, mejor, ¿Verdad? Pero no encontré más, cosa
que me hace pensar que la leyenda es mucho más oscura, bueno, comparada
con los famosos mitos mundiales acerca de los olímpicos 7 En latín, plural
de ancile.

58

y los héroes, de todas formas. Aunque eso no lo hace menos real. Solo
menos conocido.

Entonces la pregunta es, si existe el ancile original, ¿Por qué no está en el


templo de Marte junto con las otras? O tal vez sí está. Tal vez no formaba
parte de la M, y está colgada en otra pared o guardada en un compartimento
secreto o algo así. Solo hay una forma de averiguarlo ¡Hagamos otra visita a
mi tumba divina favorita!

Pero no hasta mañana. ¡Porque esta noche iré a mi primera exhibición de


gladiador! Janice nos apartó asientos en la Zona de Baño de Sangre del
Coliseo. También me apartó un cojín, porque parece que los asientos son tan
duros como, bueno, el concreto de lo que están hechos.

La estrella del espectáculo es un campeón de murmillo8, un moreno llamado


Ricardo. Si los pósteres pegados alrededor del campamento son ciertos, él
pelea con espada usando un taparrabos pequeño… y no más. Rezaré para
que murmillo sea el latín de el quien usa ropa interior debajo de su
taparrabos. Porque si se cae...

8 Era una clase de gladiador romano. Su principal característica que los


distinguía de otros tipos de gladiadores era la cresta de su casco que tenía
una forma que asemejaba la de un pez.

59

DÍA XVI: LOS JUEGOS SE VUELVEN SALVAJES

No soy una experta, pero no creo que así es como los juegos de gladiadores
deban ser.

La competencia de la noche anterior comenzó con normalidad. El Coliseo


repleto de entusiastas aficionados estaba adornado con pancartas moradas y
doradas. Los gladiadores rodeaban la arena, agradeciendo a la multitud con
la mano antes de detenerse frente al palco de los pretores para saludar a
Reyna y Frank.

Los pretores parecían abatidos (al parecer, lidiar con el fiasco de la avena y
bolsas defectuosas de popó pueden cansar incluso a los más fuertes entre
nosotros) pero sonrieron y devolvieron el saludo en señal de reconocimiento.

Entonces comenzaron las peleas. Las espadas chocaron contra los escudos.
Dagas apuñalaron la carne expuesta. Los laquearius9 sujetaban los brazos
con sus lazos, los reciarios10 envolvieron cabezas con sus pesadas redes, y
Ricardo el campeón murmillo reveló que sí usaba ropa interior.

Fue una actuación fabulosa que rivalizaba con los mejores encuentros del
World Wrestling Entertainment11. Sé de lo que estoy hablando, porque papá
mira la WWE todo el tiempo. Pensar en él, sentado en su silla sujetando el
control remoto, me hizo sentir un poco nostálgica.

9 Gladiador que pelea con un lazo en una mano y una espada en la otra.

10 Gladiador que pelea con una red y un tridente o daga.

11 WWE abreviado, es una empresa estadounidense de medios y


entretenimiento principalmente conocida en el área de lucha libre
profesional.

60

Gracias a los dioses, un salpicón de sangre me dio directo en la cara a


tiempo, porque bien pude haber llorado. La Zona de Salpicaduras de Sangre
ya no tenía toallitas húmedas, así que me permití bajar a las letrinas para
lavarme.

Así es como casi me quedo atrapada en la inundación.

Los romanos no son conocidos por su armada naval. Un bote de remos


agujereado y un par de trirremes de aspecto cansado son todo lo que el
Campamento Júpiter tiene como "barcos" . A las náyades no les gusta
cuando navegamos en el lago, por lo que inundamos el Coliseo y
practicamos ahí maniobras de navegación (también conocidas como derivar
sin rumbo mientras tratamos de encender cañones con fósforos mojados)
sobre tres metros de agua. Sin embargo, las manifestaciones navales no
estaban en el programa de anoche. Entonces, ¿Por qué nadie se está
preguntando quién abrió las compuertas del Coliseo?

El agua brotó, corriendo por la arena como un maremoto, arrastrando a los


desprevenidos gladiadores. Los trabajadores de rápida solución del Coliseo
salvaron el día abriendo los desagües. También salvaron a los gladiadores...
al menos a los de armadura pesada.

61

Si el agua se hubiera vuelto mucho más profunda, no habría manera de que


esas personas hubieran mantenido sus cabezas sobre la superficie.

Hubo un alboroto en el Coliseo hasta que un grito atravesó todo el ruido.

Era la pretora Reyna. Antes pensaba que era imponente (de una forma
aterradora). Pero al verla de pie sobre el agua que estaba ya retrocediendo,
con la daga de oro imperial en la mano, la capa púrpura ondeando en el
viento, su feroz mirada guerrera oscureciendo aún más sus ya oscuros ojos...
quiero decir, WOW. Me alegro de no estar en el lado receptor de su furia.

No es que alguien sí lo estuviera, no anoche, de todos modos. Sus demandas


de saber quién había abierto las compuertas se toparon con un silencio
sepulcral. Finalmente, no tuvo más remedio que enviarnos de vuelta a las
barracas. Ella, Frank y los centuriones estuvieron a la caza del culpable el
día de hoy, pero no tuvieron suerte.

Lo que apesta, porque con todas las cosas raras que han estado sucediendo,
los nervios se están esparciendo entre las filas y la gente se mira con recelo.

62

DÍA XVII: PRÁCTICA DE TIRO AL BLANCO


¡Muy bien, ¿Qué es lo que está pasando?!

Primero, el cuerno de la asamblea nos despierta antes del amanecer.

Todos nos tambaleamos afuera como zombis bien entrenados y formamos


filas. ¡Y luego nos disparan! ¡No desde los asaltos enemigos que rodean el
campamento tras las paredes de tierra, sino con nuestras propias ballestas de
la torre de vigilancia! Las armas generalmente apuntan hacia afuera.

Pero cuando nos pusimos en posición, de repente giraron ciento ochenta


grados y... ¡chzzz! ¡chzzz! ¡chzzz! Dispararon sus flechas directamente al
campamento.

¿Esa es la forma de comenzar el día? ¡No!

Pudimos haber contraatacado, pero a) nadie estaba manejando las ballestas,


por lo que no había nadie contra quien luchar, y b) sólo los legionarios más
experimentados habían pensado en agarrar sus armas cuando sonó el cuerno.
Como si las cosas no fueran lo suficientemente confusas, los lares
sobresaltados empezaron a materializarse para ver de qué se trataba toda la
conmoción, y luego se desmaterializaron cuando vieron de qué se trataba
todo. Tan valientes, esos antiguos espíritus morados.

Los centinelas finalmente lograron controlar las ballestas, pero solo después
de que el suministro de flechas se hubo terminado. Gracias a los dioses,
nadie resultó gravemente herido, sólo algunos rasguños, contusiones y un
tobillo torcido (el mío otra vez... todos saludan el regreso de Claudia la
patosa). Cojeé hasta la enfermería con los otros damnificados, enterándome
ahí que a los médicos les hacían falta reservas de ambrosía y néctar. Así que
ahora el personal médico estaba trabajando 63
horas extras haciendo más de ambos, y también otros suministros esenciales.
Estoy bastante segura de que los cuernos de unicornio acabarán tan delgados
como palillos de dientes cuando terminen de rallarlos.

Frank y Reyna han cancelado nuestras actividades habituales para que


puedan iniciar una investigación a gran escala sobre todos los problemas que
ocurren en el campamento. Y yo voy a investigar un poco por mi cuenta... en
el Templo de Marte Ultor.

64

Mas tarde...

CERRADO POR ORDEN DEL PRETOR FRANK. Ese era el cartel que
encontré colgado en la enorme puerta de hierro del templo de Marte.

Nunca he oído hablar de que un templo esté fuera de servicio, pero quizás
Frank no quería que quien disparó contra nosotros esta mañana tenga acceso
al suministro de armas de Marte. Como no podía entrar, paseé por todo el
exterior, buscando una ventana para echar una ojeada. Así fue como descubrí
a Elon.

Estaba acurrucado en un nido de basura detrás del templo, mascando lo que


parecía una lámpara de lava llena de gotas en color verde. En una inspección
más cercana (aunque no tan cercana, porque no quería despertarlo y porque
todavía apestaba al alto Olimpo) la lámpara de lava era solo una vieja botella
de refresco de vidrio. Las cosas verdes parecen escoria de pantano. Mmm,
delicioso.

No sé si se permiten faunos en la Colina de los Templos. Pero él se veía tan


lindo todo acurrucado en esa basura que lo dejé solo con su botella.

Ahora estoy de vuelta en mi litera. Debería estar exhausta después de jugar a


esquivar la flecha al amanecer. Pero cada vez que cierro los ojos, sigo
imaginando esa figura en forma de M hecha de once escudos. Y no puedo
evitar preguntarme... ¿Dónde está el número XII?

65

DÍA XVIII: PROBABLEMENTE AÚN NO ES MI MEJOR


IDEA
¡Soy una idiota! Solo hay un lugar donde puede estar el ancile original:

¡la Principia! Es el edificio más seguro del campamento. Los guardias


pretorianos de élite protegen la entrada a la sede. Si logras burlarlos, tendrás
que lidiar con los atroces perros de metal de Reyna, sin mencionar a la
propia Reyna, que es aún más feroz. Frank parece bastante razonable, pero,
de nuevo, puede convertirse en un león y otras criaturas intimidantes con
garras y colmillos. Además, está el estandarte del águila dorada montado
detrás del escritorio de los pretores, que lanza rayos láser de sus ojos, según
lo que Janice me había dicho.

Así que, básicamente, el ancile está fuera de mi alcance. ¡Lo que resulta
totalmente bien! ¡No hay razón para necesitar verlo! Excepto que... sí,
realmente quiero verlo. Quiero saber con certeza que está sano y salvo en la
Principia. Lástima que no hay forma de colarse dentro. Ni siquiera para
echar un vistazo rápido.

A menos que, digamos, sepas que hay una escalera secreta que conduce a la
principia desde el acueducto. Y si eres descendiente del dios de los
ladrones... bueno, eso debería darte una gran ventaja en el departamento de
infiltración, ¿Verdad?

Más tarde…

Oh, mis dioses. Ellos piensan que soy yo. Frank y Reyna, ¡Piensan que estoy
detrás de los problemas en el campamento!

66
Los escuché hablar desde mi escondite en la escalera debajo de la rejilla de
hierro. La avena, las ratas muertas, los sacos defectuosos de popó, las
ballestas funcionando mal, incluso la inundación del Coliseo... mientras
unían en una sola pieza los incidentes como si fueran baldosas sobre un
mosaico, creyeron ver cómo se formaba una imagen.

Una foto mía.


Yo como avena. Me metí en la principia con ratas muertas. Salí volando con
una bolsa de popó. Desaparecí mientras estaba de guardia y nuevamente
durante los juegos de gladiadores. A sus ojos, las conexiones entre mí y los
extraños sucesos eran obvias.

La línea de tiempo de los problemas también me señala, dijeron. Antes de


llegar, el Campamento Júpiter estaba funcionando sin problemas.

Después, no tanto. Y luego estaba mi comportamiento extraño. Riéndome


histéricamente de Frank después de abandonar el templo de Marte.

Refugiándome en la letrina del Cuarto. Garabateando en un cuaderno.

¿Qué había en ese cuaderno, por cierto? ¿Una lista de bromas futuras? Si era
así, lo tenían que confiscar por el bien del campamento.

Luego lanzaron la bomba final: yo era un legado de Mercurio, dios de los


embaucadores. Se sabe que los probatio actúan para llamar la atención de
sus antepasados divinos. Era posible, incluso probable, que estuviera
haciendo bromas cada vez más elaboradas y peligrosas para obtener la
bendición de Mercurio.

Mi corazón latía tan fuerte para entonces que no puedo creer que no lo hayan
escuchado. Quería escalar la rampilla y atravesar la rejilla de hierro para
decirles que estaban completamente equivocados. Que me encantaba estar en
el Campamento Júpiter y que no haría nada para poner en peligro mi lugar
aquí o la seguridad de cualquiera que lo llamara hogar.

Pero no pude. Porque no hay forma de que crean que soy inocente.

Quiero decir, duh, ¡acababa de hacer un viaje no autorizado a través de los


acueductos a una entrada secreta para poder espiar dentro del cuartel general
del campamento en busca de un objeto sagrado escondido! Y ahora 67
estaba escuchando a escondidas a las autoridades de la legión. No podría
parecer más culpable si lo hubiera intentado.

Reyna estaba lista para llamarme ante el Senado en ese momento. Pero
Frank, bendito por los dioses, argumentó que primero necesitaban pruebas
definitivas de que estaba detrás de las bromas antes de confrontarme.

Reyna finalmente estuvo de acuerdo, pero me di cuenta de que no estaba


contenta con eso.

Así que ahora estoy encorvada en mi litera, tratando de no llorar. Porque


apesta que los pretores sospechen de mí. Y apesta que no puedo hacerles
saber que lo sé.

No, la única forma de ganar su confianza es demostrar mi inocencia. Eso


significa descubrir al verdadero delincuente.

Reyna y Frank no han podido hacer eso. Pero tengo trozos del mosaico que
ellos no conocen: esos mensajes misteriosos y mi sueño sobre un fugitivo
inadaptado. A menos que aparezca MV o el ancile caiga en mi regazo, los
mensajes son un callejón sin salida por ahora.

Pero sé a quién visitar para desenterrar información sobre la chica de mis


sueños.
68
DÍA XIX: CÓMO INVOCAR A UN DIOS EN SEIS
SIMPLES PASOS
Cuando casi todos los dioses se han callado, hay una deidad a la que siempre
puedes hacer aparecer simplemente pisando la línea- la Pomerian Line, es
decir, el límite imaginario que rodea la Nueva Roma.

Con toda seguridad, un segundo después de haber apoyado un dedo de mí


pie con sandalia sobre ese límite, Término apareció.

Detrás de él se encontraba su camarada con brazos, una adorable niña


llamada Julia que se encarga de todas las situaciones que requieran de manos
por él. Cuando le dije que quería hacerle algunas preguntas, no cruzar la
línea, me lanzó una mirada exasperada y se esfumó. (Julia desapareció con
él. Cómo sucede eso es un misterio para otra ocasión.)

Sin dejarme intimidar, di un paso atrás y luego uno hacia adelante.

¡Pop! Término y Julia reaparecieron. Me echó un vistazo

—¿Tú otra vez? — y desapareció con un resoplido irritado (y con Julia).

Hice el cha-cha adelante y atrás otra vez.

—Puedo hacer esto todo el día. —Dije cuando se materializó por tercera vez.

69
—Bien, —refunfuñó. —¿De qué quieres hablar?

—Mi papá, —respondí. —Y la pequeña niña que no quisiste dejar entrar al


campamento.

—¿No dejaste entrar a una niña al campamento? —Julia miró alrededor. —


¿Por qué?

—Por razones, —resopló. —Y no sé quién es tu “papá.” (Julia suplantó sus


dedos para sus comillas.)

70
Le dije que mi papá había sido un centurión aquí hace veinticinco años.
Cuando eso no refrescó su memoria, mencioné la lamida de vaca y el cabello
teñido de rubio. Él resopló en forma burlesca.

—¿Ese chico se convirtió en tu padre? Mis condolencias. —

Estrechó sus ojos. —No te pareces a él. Te pareces a tu madre.

Mi mandíbula cayó. Un millón de preguntas llenaron mi cerebro como:


“¿Cómo conoce él a mi madre?” “¿Mis padres se conocieron aquí?” “¿Mi
mamá era una semidiosa o un legado o qué?”

Pero en ese momento, mi concentración debía estar en la chica de mi sueño.

—¿Por qué te negaste a dejar pasar a esa chica al campamento?

La nariz de Término se arrugó.

—Porque olía a huevos podridos. No era su culpa, lo sé, teniendo en cuenta


quien era su padre divino. Pero de todas formas… —Se estremeció de
disgusto y desapareció.

Esta vez, no lo invoqué de nuevo. En su lugar, volví a los cuarteles para


pensar y escribir lo que había aprendido. Si los pretores confiscan mi diario,
bueno, verán que solo intentaba ayudar.

Aquí está lo que sé ahora: la chica era una semidiosa, la hija de un dios o una
diosa asociado al olor a huevos podridos. El hedor viajaba con ella,
aparentemente, y era lo suficientemente malo para hacer que mi padre, los
legionarios, y las auras se mantuvieran alejadas. Ni siquiera el amable
Hannibal lo soportaba. El padre de la chica no era un Olímpico, porque
ninguno de ellos tiene atributos odoríferos (aunque algunos dicen que Juno
apesta).

Una deidad menor, entonces. He consultado mi libro “ID la Deidad” y se


me ocurrió una lista de dos posibilidades: Cloacina, la diosa del sistema de
tuberías cloaca máxima, y Mefitis, la diosa de los vapores nocivos que
emanan de la tierra.
71
Hay un par de hijos de Cloacina aquí en el campamento, y nunca he
escuchado a nadie quejarse de que huelan a huevos podridos u otro mal olor.
Así que mi denario está en Mefitis.

72
DÍA XX: BUENO, ESO APESTA

Pregunta: Asumiendo que la semidiosa maloliente era la hija de Mefitis, ¿A


dónde habría ido luego de dejar el campamento Júpiter?

Respuesta: A algún lugar donde su mal olor incontrolable no molestara a


nadie.

Un momento de mi sueño, cuando volcó el bote de basura, apunta a un lugar


así: el basurero. No hay mejor lugar si lo que buscas es esconder tu propio
aroma. Y no solo creo que haya ido ahí… Creo que sigue ahí.
Es la trabajadora, la que se quedó mirándome a mí y a Aquila. Nos vio a
través de la Niebla, estoy segura. Lo que quiere decir que es una semidiosa.
Pero si está viviendo y trabajando en el basurero, ¿Cómo podría estar
causando problemas aquí? No puede estar colándose en el campamento, no
si sigue siendo tan penetrante como Término dijo que era. Alguien
seguramente lo notaría.

Tal vez tiene un cómplice en el campamento, aunque no sé quién la


ayudaría. Por lo que vi, no tenía mucho que ofrecer más que reciclables,
basura y…

Oh. Oh mis dioses, soy tan idiota. Porque hay alguien que querría esas cosas.
Incluso alardeó por haber recogido la basura.

Elon.

Más tarde…

73
Mensaje para quien me haya dejado esas notas: Ego inveni MV.
Encontré a MV.

Pero no a Elon. Se había ido para cuando regresé al templo de Marte a


buscarlo. Aunque su nido de basura aún estaba ahí. Enterrado debajo de él
estaba la botella de cristal de lodo de pantano. Excepto que no era lodo de
pantano. Eran gases de pantano.

Mezclado con el fantasma de Mamurius Veturius.

74
El olor que salió de esa botella cuando la abrí… Dioses míos. El pobre
Mamurius era de un color verde nauseabundo cuando salió flotando de ahí.
Por suerte, una vez que estuvo en aire fresco, regresó a su color blanco
pálido y a su estado sin olores normal. También recuperó su fuerza
fantasmagórica. Luego me contó esta historia:

—Hace tres semanas estaba flotando por las forjas cuando un joven fauno -
Elon- se acercó corriendo hacia mí. Corrió a través de mí, de hecho, lo cual
no aprecié. "¡El pretor Frank te necesita!” Baló con urgencia. “¡Dijo que lo
encuentres en el Templo de Marte Ultor ahora mismo! ¡Vamos!”

》—Frank no estaba en ningún lugar a la vista cuando llegamos.

Confundido, me di la vuelta para cuestionar al fauno. De repente, me


superaron unos nocivos gases. Cuando desperté, estaba atrapado en esa
botella con esos mismos gases. Me quitaron mi fuerza, dejándome incapaz
de poder escapar.

》 —El fauno prometió liberarme. Pero solo después de haber identificado


el escudo original de entre los doce montados en el techo del templo.

》—Me rehusé. Sabía lo que pasaría si ese escudo caía en las manos
equivocadas. Prefería estar encerrado en una botella apestosa a dejar caer la
última avanzada de la antigua Roma. —Sus vaporosos hombros cayeron. —
Por desgracia, mi negativa solo retrasó el eventual desenlace.

Su historia terminó ahí, y con un gesto de gratitud por haberlo salvado,


desapareció. Revisaré las forjas más tarde para asegurarme de que esté sano
y salvo con su hermano Blaise. Emprendí mi camino colina abajo también,
dejando el templo atrás. Luego retrocedí y rellené la botella de Elon con
agua verde asquerosa sacada del tazón del altar de Neptuno. (¡Creerías que
uno de los Doce Grandes tendría algo más que ese patético cobertizo azul!)
Puse la botella otra vez en 75
el nido de basura donde la había encontrado. Espero que se vea lo
suficientemente similar al fantasma tóxico de Mamurius para engañar a
Elon.

Porque si se da cuenta de que alguien va tras él, el Campamento Júpiter se


destruirá a sí mismo sin dudas.
Según la historia de Mamurius, debería haber doce -XII- escudos en el techo
del templo. Pero cuando visité la cripta de dios en mi primer día en el
campamento, solo había once. Agrégale eso a la declaración de Mamurius
sobre el desenlace, y se me ocurre una conclusión: Estaba equivocada
cuando creí que el escudo original estaba en la principia. Estaba en el tempo
de Marte con los otros.

Énfasis en estaba.

Entonces aún sin la ayuda de Mamurius, Elon descubrió cual era el escudo
original de alguna manera. Tal vez por prueba y error, llevándolos a
escondidas fuera del campamento uno por uno, esperando ver si pasaba algo,
luego pasando al siguiente cuando nada pasaba.

Hasta que finalmente…Bingo. O, para citar a la voz dentro del baño: Misión
cumplida.

Bueno, ahora hay una nueva misión, llamada Recuperación del Escudo.
Okay, es un nombre terrible, pero es lo mejor que tengo hasta que se me
ocurra uno nuevo. Y el nombre no importa de todas formas.

Cumplir la misión es lo que importa.

76
DÍA XXI: AVENTURA, ¿FIESTA PARA TRES?

Bien, Blaise está enamorado de mí. ¡Ja! Solo bromeo. Pero juró ayudarme
con mi misión -aventura, dijo que debería llamarse- porque Mamurius le
contó todo sobre cómo lo había liberado de la botella gaseosa.

Tener a un aliado semidiós con increíbles habilidades para forjar, calza


perfecto con mi plan de recuperar el escudo, en realidad.

También tener a Janice de mejor amiga.

Finalmente me confesé con ella anoche. No fue sorpresa que estuviera más
que lista para salvar el campamento. Y la Nueva Roma también, apuntó,
porque si el Campamento Júpiter y la Duodécima Legión caían, la ciudad no
tardaría en seguirla. No había pensado en eso, sin embargo, mi papá estaba a
salvo en sus suburbios. Su mamá no lo estaba.

Nuestro único desacuerdo fue en si decirles a los pretores lo que habíamos


descubierto o no. Después de un acalorado debate (nos encontramos en las
forjas porque Mamurius quería participar en el plan pero se negaba a salir de
ese espacio de trabajo). Los convencí de que debíamos posponer el ir a
Frank y Reyna hasta que todas las piezas de mi plan estuvieran en su lugar.
De esa forma, podíamos presentarles el problema y la solución al mismo
tiempo. Cuando Blaise se preguntó en voz alta si mi plan siquiera
funcionaría, señalé 77
que incluía trampas sigilosas y explosivas, dos de mis especialidades, así que
estaba obligado a funcionar.

Acuerdo alcanzado. El trabajo comienza después del almuerzo.

Después del almuerzo…

Bien, estoy enamorada de Blaise. ¡Ja! Solo bromeo. Pero sí estoy


impresionada por la velocidad a la que creó los scutum dobles. Botes de
basura que diseñé. Están basados en la estrategia Janus que inventó Janice
mientras jugábamos Bolas de Muerte. Solo agregué la bisagra para conectar
los dos escudos juntos en un lado y el cerrojo interior para mantenerlos
juntos. Mucho más sencillo que intentar mantenerlos juntos mientras nos
arrastramos hacia atrás.

Además de los botes de Janus, me apropié de -okay, robé- dos bolsas de


bolas de muerte, una red de reciario, y un lazo acuario de la armería.
Recuperé la plumbata que había lanzado a las gradas del Coliseo durante mi
primera práctica de armas y la agregué a los otros suministros en la bolsa
compostable de caca. Y finalmente, Janice, Blaise y yo logramos embotellar
el olor de la panadería de Bombilo.

(Supongo que tengo que agradecerle a Elon por probar que es posible
capturar hedores así. Y lo haré… Juuusto después de clavarlo en la pared
con mi plumbata.)

Tengo trabajo de vigía esta noche. Así que después de la cena esconderé la
bolsa en el aviario en mi camino hacia la vigilia.

Después de la cena…
Bien, Elon está enamorado de la apestosa hija de Mefitis. ¡Ja! Solo bromeo.
Pero sí está aterrado de Mimi, ese es el nombre de la semidiosa: Mimi. Me
enteré de todos estos datos al haber interceptado su conversación en el baño.
Sospecho que en realidad no se presenta 78
ahí sino que de alguna forma habla a través del inodoro, tocando los olores
nocivos que salen de ahí o algo por el estilo. Es un bello pensamiento…
Como sea, luego de haber dejado la bolsa de suministros escondida en el
aviario, me fui a cumplir mis deberes de vigía. No quería volver a cometer el
mismo error de vejiga, así que viré hacia el baño para una pequeña parada en
el pozo.

Las mismas voces estaban susurrando dentro de él otra vez. Me agaché


detrás de un árbol para escuchar su amistosa charla junto al inodoro. Y me
asusté en silencio con lo que oí.

79
Pasado mañana Mimi está encargada para trabajar sola en el triturador de
autos del basurero. Va a llevar el escudo… Y lo pulverizará en la máquina.

No era la única presionando el botón de pánico ante esta noticia.

Creí que Elon se quedaría ronco de tanto balar. Y con una buena razón. Él es
una criatura mítica nacida en la antigua Roma. Si la antigua Roma deja de
existir, bueno, supongo que él y todos los de su especie también lo harán. No
creo que haya pensado en eso cuando firmó con Mimi. O el hecho de que
otras especies también desaparecerán, como los amigables cinocéfalos con
cabeza de perro, los ruidosos centauros, náyades y dríadas, y ¡OMG!
¡Bombilo, el panadero de dos cabezas! ¡Noooooo!

La erradicación de los rastros de la antigua Roma podría no limitarse a las


criaturas mitológicas. Sin el persistente aura de la antigua Roma para
fortalecerlos, los dioses y diosas podrían desaparecer también. Los
Olímpicos probablemente estarán bien, esos parecen sobrevivir a cualquier
cosa que les lances. Son las deidades menores las que me preocupan. Janice
dice que algunos están tan perdidos para los recuerdos del mundo moderno
que están colgando de un hilo. Como siempre, cuando la tragedia ocurre, los
indefensos y los marginados son los que más sufren.

Así que eso lo sella. ¡Vamos a tener éxito al recuperar el escudo aunque sea
lo último que hagamos! ¡Debemos, tenemos que, lo haremos!

80
DÍA XXII. NO. TAN. RÁPIDO.

Oh Dioses. Estoy en un gran, gran problema. Como, muy lejos en lo


profundo de la ciudad de Tártaro.

Mi mente daba vueltas cuando salí del baño anoche. Todos los nervios de mi
cuerpo gritaban: ¡HAZ ALGO! Así que encontré (también conocido como
soborné) a alguien para que cumpliera con mi deber de centinela y regresé al
aviario. ¿Mi idea? Volar a Aquila en una misión de reconocimiento sobre el
basurero. Específicamente, a la trituradora de automóviles, donde buscaría
una forma de apagarla o hacerla explotar, está bien, no hacerla explotar, pero
al menos obstruir su funcionamiento por unos días para comprarnos a Janice,
Blaise y a mí algo de tiempo para refinar nuestro plan.

Aquila dormitaba en su nido en la copa de un árbol cuando me metí dentro


del recinto del águila. Intenté arrojarle piedras para despertarla, pero como
demostró mi lamentable lanzamiento de plumbata durante la práctica de
armas, mi brazo y mi puntería no son muy buenos.
Entonces comencé a escalar. Me levanté a la mitad cuando escuché una voz
que me heló hasta los huesos.

—No. Tan. Rápido.

Era Reyna.

Más tarde supe que me había estado siguiendo desde la cena.

Mirando y esperando atraparme haciendo algo que yo no debería estar 81


haciendo. Como abandonar el servicio de centinela y trepar un árbol para
robar un águila gigante para un alegre paseo.

Bajé lentamente, esperando que los guardias pretorianos me aplaudieran


cuando llegara al suelo. Pero Reyna estaba sola. Sola y muy enojada.

—Explícate, probatio. Y espero que sepas que si no me gusta lo que


escucho, te arrastraré ante el Senado encadenada.

No sé qué me poseyó, realmente no lo sé. Pero en lugar de contarle la


historia completa en ese momento, le dije:

—No aquí. En la Principia. Solo tú, yo y el pretor Frank. — Tragué fuerte.


—Y tus perros.

82
Ella parpadeó sorprendida. Aurum y Argentum tienen un talento especial:
pueden sentir cuando alguien está mintiendo. (Su otro talento especial es
comer gominolas). Si sus detectores de mentiras se disparan, atacan al
mentiroso. Entonces, básicamente, sería una probatio muerta si contara
incluso una mentira pequeña.

Reyna estuvo de acuerdo y me ordenó que me confinara en mi litera


mientras iba a buscar a Frank. Cuando lo encontrara, me convocaría.

Y entonces hablaría. Que los dioses me bendigan con una lengua plateada y
veraz.
Si no... Bisabuelo, si estás escuchando, envíale este mensaje a mi papá, ¿de
acuerdo? “Te quiero. Y lo intenté”.

83
DÍA XXIII: YENDO A LOS PERROS

¡Aún estoy viva! Bueno obviamente.

No fue fácil decirles a los pretores sobre el ancile, Elon, Mimi y los
mensajes, no con esos perros mirándome hambrientos, Reyna con los labios
cada vez más apretados, y Frank luciendo avergonzado y murmurando:

— Nunca me di cuenta de esos escudos en la sien de papá. Tampoco he oído


hablar de la leyenda del ancile. — Sin embargo, lo ignoré.
Pensé que estaba libre. Entonces Frank se inclinó sobre el escritorio he hizo
una pregunta: — ¿Alguien más sabe sobre esto?

Mi garganta se cerró de miedo. De ninguna manera iba a traer a Janice y


Blaise a esto. O a Mamurius, para el caso. Ya me sentía terrible por arrojar a
Elon debajo del carro. Quiero decir, claro, el fauno tiene la molesta
costumbre de referirse a sí mismo en tercera persona, y su debilidad por la
basura nos ha llevado al borde de la destrucción. Sin embargo, dejando esas
cosas a un lado él es solo un niño asustado con un collar de tapas de soda.

Cuando dudé, Frank repitió su pregunta. Tenía que elegir entonces: atar a
mis amigos a este lío conmigo o mentir y morir. Reyna me salvó. Incluso
mientras escribo esas palabras, aún no puedo creerlo.

Pero lo hizo. Levantó la mano para indicarme que me quedara callada, luego
gritó:

— ¡Tráiganlos!

84
Los guardias pretorianos llevaron a Janice y Blaise al interior.

Mamurius entró a la deriva tras ellos. Frank explicó que los tres habían
acudido a él cuando escucharon que me habían confinado a mi litera.
(Aparentemente, se corría la voz sobre ese tipo de cosas). Le habían contado
todo lo que sabían antes de que yo llegara. También describieron el plan que
había propuesto para tratar con Mimí y recuperar el ancile.
Mientras Frank hablaba, Reyna me estudió. Y continuó estudiándome
después de que terminó. Entonces, para mi asombro, sonrió.

—Tu lealtad a tus amigos es admirable, Claudia. Tu franqueza sincera


también, aunque tardara un poco en llegar.

Se recostó y juntó los dedos.

—Ahora bien. Sobre tu plan para tratar con Mimi... Tengo que hacer un
cambio. — Ella asintió hacia Frank —En lugar de poner en peligro a Aquila,
Frank te llevará a ti y a tus suministros al vertedero.

¿De acuerdo?

La idea de abordar Al Pretor no era muy atractiva, todavía no lo es, pero no


estaba en posición de discutir, y ella no estaba de humor para debatir.

—De acuerdo.

Así que ahora vuelvo a mi litera una vez más. Mis compañeros legionarios
están susurrando sobre mí, porque piensan que todavía estoy en problemas.
Pero solo estoy esperando el anochecer y rezando para que la primera parte
de mi plan se desarrolle sin problemas.

Porque solo tenemos una oportunidad para hacerlo bien. Si fallamos, el


ancile es historia... y también lo son el Campamento Júpiter, Nueva Roma y
todas las criaturas romanas antiguas grandes 85
y pequeñas. Sin embargo, si tenemos éxito, entraremos, saldremos y
regresaremos a tiempo para el desayuno.

Y por el bien de la Duodécima Legión Fulminata, espero que no sea avena.

86
DÍA XXIV. EXPLOTANDO BOLSAS DE POPO Y

BOTELLAS DE SPRITZ. ¿ALGUIEN?

Muy bien. Así es como se suponía que debía ser ayer: Frank, el águila
gigante, debía transportar una bolsa de basura de composta sin excremento
llena de bolas de muerte, la lata de Janus, la red de retiarius y el lazo de
laquearius al vertedero.

Lo que realmente sucedió:

Frank, el águila gigante aterrizó de golpe mientras transportaba lo que él


pensaba que era una bolsa de basura de composta sin excremento llena de
los elementos antes mencionados, pero que en el impacto se descubrió que
no contenía más que excremento. Y una sola bola de muerte, que el
entrenador de Hannibal sospecha que Hannibal ingirió por error. Iugh.

Mientras Frank visitaba la enfermería para que repararan su ala rota, umm,
brazo, Blaise, Janice y yo desechamos nuestro plan original e improvisamos.
Al amparo de la oscuridad y armados con botellas de Spritz con esencia del
Café de Bombilo, cargamos las bolas de la muerte, la lata de Janus y las
otras armas a través de túneles secretos, sobre las colinas y a través del
bosque hasta el vertedero. (Nadie pensó en decirnos que Reyna tenía acceso
a un camión. No es que alguno de nosotros pueda conducir... pero aun así.)
Temía la caminata, porque sabía que los demás me mirarían a mí, la
descendiente del dios de los viajeros, para dirigirlos en la dirección correcta
y, francamente, 87

después de deambular por acueductos, no estaba segura de estar al máximo


para la tarea.

Afortunadamente, obtuvimos una guía inesperada para nuestro viaje: Elon.


Mamurius había rastreado al fauno poco después de abandonar la principia.
Prometió/amenazó con hacer un inframundo lo que quedara de la vida de
Elon si no nos ayudaba. Elon estaba más que feliz de prestar un casco12 ya
que eso significaba detener a Mimi. También conocía el camino, ya que
había estado viajando constantemente al vertedero para darse un festín con la
basura durante días. Como una ventaja adicional, mientras caminábamos, lo
convencimos de que se detuviera de estarse refiriendo a sí mismo en tercera
persona. ¡Ganar-ganar!

Cuando llegamos al borde del vertedero, nos pusimos nuestros disfraces:


cascos y chalecos de seguridad de color amarillo brillante.

Si alguien nos preguntara, diríamos que éramos trabajadores en el turno de


noche. No tengo idea si el vertedero tiene un turno nocturno, pero fue lo
mejor que se nos ocurrió a corto plazo. Enviamos a Elon de vuelta al
campamento con un mensaje para los pretores y una botella de repuesto de
Bombilo, (que estaba bebiendo felizmente cuando miré hacia atrás), y luego
nos deslizamos sobre montañas de basura húmeda y viscosa hacia el
remolque de Mimi.

La peor. Caminata. De la vida.

Llegamos al tráiler sin incidentes. Tan rápido y silenciosamente como


pudimos, nos pusimos a trabajar colocando las trampas explosivas.
Colgamos la pesada red sobre la puerta y plantamos un mar de bolas de
muerte en los escalones. Cavamos una zanja en la basura justo al final de las
escaleras y construimos un arco hecho de materiales reciclables encima.
Cuando Janice unió el lazo a la piedra 12 Juego de palabras para “Prestar
una mano”.

88
angular, tomamos nuestras posiciones: Janice y Blaise metidos dentro de la
protección de la lata de Janus con la cuerda y yo en el techo del remolque
sobre la red. Le di a Blaise el visto bueno. Arrojó una piedra a la puerta del
remolque y rápidamente se agachó dentro de la lata.

Contuve el aliento. Pasó un momento. Entonces se encendió una luz dentro


del remolque. La puerta se abrió. Una mujer emergió. Una mujer y el hedor
más increíble, como el interior de un viejo cartón de leche mezclado con
ropa de gimnasia, todo empapado en spray de mofeta.

Damas y caballeros, Mimi había abandonado el edificio.

Era hora de actuar. Solté la red. Cayó sobre la cabeza de Mimi y la envolvió
como un árbol de Navidad usado. Soltó un aullido y se tambaleó hacia los
escalones. Sus pies golpearon las bolas de muerte.

Ella patinó, resbaló y se tumbó directamente en la trinchera. Janice tiró de la


cuerda. La piedra angular se soltó, y en una gloriosa cascada, el arco y toda
la basura acumulada a su alrededor cayeron sobre Mimi.

89

Bajé del techo a través de la puerta abierta hacia el remolque.

Rasgué los armarios y miré debajo de la cama. Nada. Abrí cajones y revisé
la ducha. Aún nada. Me di la vuelta en círculos, buscando desesperadamente
el ancile o algo, cualquier cosa, que señalara su paradero.

Casi lo pierdo. Acostada horizontalmente a la altura de la cintura y cubierta


por una tela púrpura, parecía una tabla de planchar. Pero cuando quité la tela,
allí estaba. El escudo perdido.

Lo agarré con cuidado y corrí afuera para encontrar a Janice y Blaise


vertiendo locamente un montón de basura con el aroma del café de Bombilo.
Ese olor apetitoso la mantuvo a raya el tiempo suficiente para que los
refuerzos nos alcanzaran. Aquila, Frank y otra águila gigante se abalanzaron,
nos atraparon en sus garras y nos llevaron bajo la luz de la luna.

El campamento Júpiter nunca se había visto tan espléndido. Y los baños...


¡oh! El cielo puro.

90

DÍA XXV: EL FIN (¡JK!)

He estado pensando mucho acerca de los secretos. Yo con mis mensajes y


sueños. La identidad del ancile verdadero. La excéntrica relación de Elon
con Mimi. ¿Nuestra situación se habría salido tanto de control si la gente se
hubiera abierto, y compartido lo que sabía, antes? Tal vez.

Pero, sobre todo, he estado pensando sobre un nuevo secreto del que me
enteré hoy.

Estaba en Nueva Roma, de camino a la librería, donde un nuevo-pero-viejo


adoquín iba a ser puesto ¿El nombre tallado en él?

Mamurius Veturius. No fue reconocido como un héroe en su tiempo de vida,


pero seguro ayudó a salvar el día en el nuestro.

Estaba matando tiempo antes de la ceremonia, deambulando por las calles.


Janice se había ofrecido a ir conmigo. Blaise, también, se había puesto rojo
como el fuego de una forja cuando lo murmuró, lo que me hace preguntarme
si está enamorado de mí después de todo. Bueno.

Hay bastante tiempo para ese tipo de cosas ahora que el Campamento Júpiter
está seguro.
Les dije a ambos gracias, pero no gracias. Quería explorar Nueva Roma por
mí misma ésta vez. Para apreciar la vista, los sonidos y sip, los aromas, sin
ninguna distracción. Para imaginar a mi padre caminando por éstas mismas
calles. No tenía una ruta establecida, sólo dejar a mis pies llevarme a donde
lo hicieran.

91

Ellos me condujeron a un lugar en el que no había estado antes, aun así me


era familiar cómo el dorso de mi mano. Una entrada a una casa modesta
escondida en una calle lateral. No había nada inusual en ella, lucía cómo
cualquier otra puerta en aquella calle.

Excepto que ésta estaba abierta. Y apoyándose en el marco estaba una mujer
con cabello oscuro ondulado, cómo el mío. Una nariz grande, cómo la mía.
Dirigió su mano a su estómago y la posó ahí. Y

entonces me sonrió.

— Hola, Claudia. —Su voz era suave y aguda con sólo el toque de un
chillido.

Me detuve en seco, sin habla. Entonces aclaré mi garganta.

92

— ¿M-mamá?
Su sonrisa se ensanchó. Empujó el marco de la puerta y se dirigió a mí.
Sostuvo mis manos entre las suyas.

— Mi nombre es Cardea - Cardi, para ti y tu padre.

— La diosa de los umbrales y las bisagras —murmuré. (¡Gracias, clase


Identifica a la Deidad!).

Asintió.

— Me han permitido contactarte en ésta forma por lo que hiciste para salvar
al mundo. Sin ti y tus amigos, bueno, nosotras las deidades

"menores" [Julia hubiera estado orgullosa de las habilidades de mi mamá de


hacer comillas en el aire] podríamos no estar aquí.

— De ésta forma —repetí.— Eso significa... ¿Me has contactado de otras


formas? —Me di a mí misma un zape mental.— Los mensajes

¿Eran tuyos, no del bisabuelo?

Ella agitó su mano en un gesto de tal vez sí/tal vez no.

—Yo los escribí, sí. Pero no hubiera podido enviarlos, no sin su ayuda.

Asentí en entendimiento, recordando lo que Leila había dicho sobre los


recientes problemas de comunicación. Aun así...

— Si sabías lo que estaba pasando, con el ancile y eso ¿Por qué no


interviniste, o alguno de los otros dioses, para detener a Mimi?

Su encantadora cara se ensombreció.

—Por razones. —Dijo suavemente.

(Reyna me dijo más tarde que los dioses y diosas no aprecian cuando otras
deidades se entrometen en los asuntos de sus hijos. No los detiene de hacerlo
todo el tiempo, por supuesto. Y por lo menos mi mamá hizo lo que pudo
para ayudar.)
93

La forma de Cardea comenzó a parpadear.

— Mi tiempo aquí casi se acaba. Estira tu brazo, pronto. —Lo hice.

— Esto se supone que se hace en el Forum, frente al senado y la legión, pero


ellos están un poco ocupados, entonces... —Me miró a los ojos,
disculpándose. — Cierra tus ojos. Esto podría doler.

Dolió. Mucho, de hecho. Un dolor ardiente como cuando rozas una estufa
caliente, sólo que un millón de veces peor. Por el lado bueno, acabó pronto.
Y cuando abrí los ojos, vi lo que había causado la sensación ardiente. Ahora
había cuatro tatuajes en mi antebrazo: Una bisagra, un caduceo, una única
línea y las letras SPQR.

Mamá repasó las imágenes con los dedos, un toque tan ligero que no lo
hubiera sentido si no hubiera visto su mano hacerlo. Y entonces su forma de
desvaneció, y me quedé con su suave susurro en mi oído.

— ¡Senatus Populusque Romanus!

Saludé al cielo. —SPQR, mamá. SPQR para siempre.

94
95

96

GLOSARIO

ancile ( ancilia, pl.) un escudo de ornato en forma de chelo; uno de los doce
escudos sagrados resguardados en el templo de Marte.

acueducto una estructura construida para dirigir agua de una fuente distante.

aquila latín para águila.

Atenea la diosa griega de la sabiduría. Forma romana: Minerva.

aura ( aurae, pl.) espíritu del viento.

Bellona una diosa romana de la guerra; hija de Júpiter y Juno.

caduceo báculo de heraldo transportado por Mercurio, con un par de alas en


la parte superior y serpientes enrolladas alrededor del eje.

Campamento Júpiter el campo de entrenamiento para semidioses romanos,


localizado en California, entre las colinas Oakland y las colinas Berkley.

Cardea Diosa romana de las bisagras.


centauro un ser con el torso y la cabeza de un hombre y el cuerpo de un
caballo.

centurion un oficial del ejército romano.

97

Claudius emperador romano de 41 a 54 DC.

cloaca maxima latín para cloaca máxima.

Cloacina la diosa romana que presidió en la cloaca máxima.

cohorte un grupo de legionarios.

Coliseo un anfiteatro elíptico construido para peleas de gladiadores,


simulaciones de monstruos y mímicas de batallas navales.

cinocéfalo un ser con cuerpo humano y cabeza de perro.

Puente Decumania entrada oeste del Campamento Júpiter.

denario unidad de economía romana.

dríada un espíritu (usualmente femenino) asociado a un cierto árbol.

fauno una deidad romana del bosque, parte hombre y parte cabra.

Forma griega: Sátiro.

Campo de Marte: parte campo de batalla, parte zona de fiesta, el lugar


donde las barrenas y los juegos de guerra se llevan a cabo en el Campamento
Júpiter.
Forum el centro de la vida en Nueva Roma; una plaza con estatuas y fuentes
que está alineado con tiendas y lugares nocturnos.

fulminata latín para armada con el rayo; una legión romana bajo el mando
de Julio César cuyo emblema era un rayo (fulmen) Gaia la diosa griega de la
tierra; esposa de Urano; madre de los titanes, gigantes, cíclopes y otros
monstruos, Forma romana: Terra.

galea latín para casco.

98

gladiador una persona entrenada para pelear con armas particulares en la


arena.

gladius una espada; el arma primaria de soldados romanos.

graves espinilleras

Oro imperial un raro metal mortífero para los monstruos, consagrado en el


Panteón; su existencia era un secreto bien guardado de los emperadores.

invenient latín para encontrar.

Jano dios romano de las entradas, transiciones, comienzos y finales.

Juno diosa romana del matrimonio; esposa y hermana de Júpiter, madrastra


de Apolo. Forma griega: Hera.

Júpiter dios romano del cielo y rey de los dioses. Forma griega: Zeus

laquearius un gladiador que pelea con un lazo en una mano y una espada en
la otra.
Lar ( lares, pl.) dioses romanos de las casas.

legión una unidad de soldados del ejército romano.

legionario un miembro del ejército romano.

Pequeño Tíber nombrado después del Tíber de Roma, el río más pequeño
que forma la barrera del Campamento Júpiter.

Lupa la diosa loba, espíritu guardián de Roma.

Mamurius Veturius maestro artesano del rey Numa, quien le ordenó hacer
once copias idénticas del ancile.

99

manubalista una pesada ballesta romana.

Marte Ultor el Vengador, otro nombre para el dios romano de la guerra.

Mefitis la diosa romana de los vapores nocivos que emanan de la tierra.

Mercurio dios romano de los viajeros; guía de los espíritus de los muertos;
dios de la comunicación. Forma griega: Hermes.

Niebla una fuerza mágica que previene a los mortales de ver dioses,
criaturas míticas y ocurrencias sobrenaturales, reemplazándolas con cosas
que el cerebro mortal pueda comprender.

murmillo el estilo de pelea más antiguo, en el cual la espada gladius es el


arma primaria

nayáde espíritu acuático femenino.

Neptuno dios romano del mar. Forma griega: Poseidón.


Nueva Roma el valle en el cual se ubica el Campamento Júpiter y la ciudad
—una versión moderna más pequeña de la antigua cuidad imperial — donde
los semidioses romanos pueden vivir en paz, estudiar y retirarse.

Numa el rey que asumió el trono después de que el fundador de Roma,


Romulo, muriera.

pilum una jabalina.

plumbata un dardo que se lanza Plutón el dios romano de la muerte y


comandante del Inframundo.

Forma griega: Hades.

100

Línea Pomeriana el borde invisible que rodea Nueva Roma.

pretor el magistrado y comandante electo del ejército romano.

guardia pretoriana una unidad de soldados de la élite romana imperial.

principia cuartel general de los pretores en el Campamento Júpiter.

Probatio: período de prueba para los nuevos reclutas de la legión.

pugio una daga.

purgamentorum derelinquere caeno Latín para aguas residuales.

retiarius un gladiador que pelea con una red y un tridente o daga.

Romulo un semidiós, hijo de Marte, hermano gemelo de Remo; el primer


rey de Roma, quien fundó la ciudad en 753 AC.
scutum un gran escudo curvo.

Senado un consejo de 10 representantes elegidos por la legión.

SPQR abreviación para Senatus Populusque Romanus (El Senado y el


Pueblo de Roma).

Colina de los templos (Temple Hill) el sitio justo fuera de los límites de la
ciudad donde los templos de todos los dioses se localizan.

Término el dios romano de los límites.

testudo una formación de batalla en la cual los legionarios ponen sus


escudos juntos para formar una barrera.

tirreme un barco griego de guerra y tiene tres hileras de remos en cada lado.

101

Via Praetoria el camino principal al Campamento Júpiter que va desde los


emplazamientos hasta el cuartel general.

Vulcano el dios romano del fuego, incluyendo el volcánico, y de las


artesanías y la herrería. Forma griega: Hefesto.

102

La Torre de Nerón: Capítulo 1


Amigo serpiente de dos cabezas

Interfiriendo mi paseo tranquilo

Además, los zapatos de Meg apestan

l viajar por Washington, DC, uno espera ver algunas serpientes con ropa
humana. Aún así, estaba preocupado A cuando un boa constrictora de dos
cabezas subió a nuestro tren en Union Station.

La criatura se había enroscado a través de un traje de negocios de seda azul,


colocando su cuerpo en las mangas y las piernas del pantalón para aparentar
las extremidades humanas.

Dos cabezas sobresalían del cuello de su camisa de vestir como periscopios


gemelos. Se movió con notable gracia por lo que era básicamente un animal
de globo de gran tamaño, tomando asiento en el extremo opuesto del vagon,
mirando hacia nuestra dirección Los otros pasajeros lo ignoraron. Sin duda,
la Niebla distorsionó sus percepciones, haciéndolos ver solo otro viajero
más. La serpiente no hizo movimientos amenazantes. Ni siquiera nos miró.
Por lo que sabía, él era simplemente un monstruo rígido en su camino a casa.

Y, sin embargo, no podía asumirlo. . .

103

Le susurré a Meg: —No quiero alarmarte...

—Shh—, dijo.

Meg se tomó en serio las reglas del vagón silencioso13. Desde que habíamos
abordado, la mayor parte del ruido en el carruaje había consistido en que
Meg me callaba cada vez que hablaba, estornudaba o aclaraba mi garganta.
—Pero hay un monstruo—, insistí.

Levantó la vista de su revista gratuita Amtrak y alzó una ceja por encima de
sus gafas de ojo de gato con diamantes de imitación: —

¿Dónde?

Apunté con la barbilla hacia la criatura. Cuando nuestro tren se alejó de la


estación, su cabeza izquierda miró distraídamente por la ventana. Su cabeza
derecha movió su lengua bífida en una botella de agua sostenida en el lazo
que pasaba por su mano.

—Es una amphisbaena—, susurré, luego agregué amablemente, —

una serpiente con una cabeza en cada extremo.

Meg frunció el ceño, luego se encogió de hombros, lo que entendí que


significa: “Se ve bastante tranquilo”. Luego volvió a leer.

Reprimí el impulso de discutir. Principalmente porque no quería que me


volvieran a callar. No podía culpar a Meg por querer un paseo tranquilo. La
semana pasada, nos abrimos paso a través de una manada de centauros
salvajes en Kansas, enfrentamos un enojado espíritu de hambruna en la
bifurcación más grande del mundo en Springfield, Missouri (no obtuve una
selfie), y superamos a un par de dragones azules de Kentucky que nos
persiguieron varias veces por Churchill Downs. Después de todo eso, una
serpiente de dos cabezas 13 Vagón especial en algunos trenes en los que: no
se puede hablar por teléfono, todos los dispositivos electrónicos deben ir sin
sonido, hay que usar los auriculares y las conversaciones han de ser breves y
en tono bajo.

104
con traje quizás no era motivo de alarma. Ciertamente, no nos estaba
molestando en este momento.

Traté de relajarme.

Meg enterró su rostro en su revista, embelesada por un artículo sobre


jardinería urbana. Mi joven compañera se había vuelto más alta con el
transcurso de los meses, pero todavía era lo suficientemente compacta como
para sostener cómodamente sus tops rojos en el respaldo frente a ella.
Cómodo para ella, quiero decir, no para mí o para los demás pasajeros. Meg
no se había cambiado los zapatos desde que corrimos por la pista de carreras,
y se veían y olían como la parte trasera de un caballo.

¡Al menos había cambiado su andrajoso vestido verde por los jeans Dollar
General y una camisa de vnicornes verde imperante! Camiseta que había
comprado en la tienda de regalos del Campamento Júpiter.

Con el corte de pelo pageboy comenzando a crecer y una espinilla rojo


furioso estallando en su barbilla, ya no parecía una niña de kindergarten.
Parecía casi de su edad: una niña de sexto grado entrando en el círculo del
infierno conocido como pubertad.

No había compartido esta observación con Meg. Por un lado, tenía que
preocuparme por mi propio acné. Por otro lado, como mi maestra, Meg
literalmente podía ordenarme que saltara por la ventana y me vería obligado
a obedecer.
El tren rodó por los suburbios de Washington. El sol de la tarde parpadeaba
entre los edificios como la lámpara de un viejo proyector de películas. Era
un momento maravilloso del día, cuando un dios del sol debería estar
terminando su trabajo, regresando a los viejos establos para estacionar su
carro, y luego a su palacio con una copa de néctar, unas pocas docenas de
ninfas adoradoras y un nueva temporada de “Las verdaderas diosas del
Olimpo” para ver por horas.

105

Aunque no para mí. Conseguí un asiento crujiente en un tren de Amtrak y


horas para ver los zapatos apestosos de Meg.

En el extremo opuesto del vagon, la amphisbaena todavía no hacía


movimientos amenazantes… a menos que uno considere que beber agua de
una botella no reutilizable es un acto de agresión.

¿Por qué, entonces, me hormigueaban los pelos del cuello?

No pude regular mi respiración. Me sentí atrapado en el asiento junto a mi


ventana. Quizás estaba nervioso por lo que nos esperaba en Nueva York.
Después de seis meses en este miserable cuerpo mortal, me estaba acercando
a mi juego final.

Meg y yo nos habíamos equivocado al cruzar Estados Unidos y regresar.


Habíamos liberado antiguos oráculos, derrotado a legiones de monstruos y
sufrido los horrores incalculables del sistema de transporte estadounidense.
Finalmente, después de muchas tragedias, habíamos triunfado sobre dos de
los malvados emperadores del Triunvirato, Cómodo y Calígula, en el
Campamento Júpiter.

Pero lo peor estaba por llegar.


Regresábamos a donde comenzaron nuestros problemas: Manhattan, la base
de Nerón Claudio César, el padrastro abusivo de Meg y mi violinista menos
favorito. Incluso si de alguna manera logramos derrotarlo, una amenaza aún
más poderosa acechaba en el fondo: mi archienemigo, Piton, que se había
establecido en mi sagrado oráculo de Delfos como si fuera un Airbnb de tasa
baja.

En los próximos días, o derrotaría a estos enemigos y volvería a ser el dios


Apolo (suponiendo que mi padre Zeus lo permitiera) o moriría en el intento.
De una forma u otra, mi tiempo como Lester Papadopoulos estaba llegando a
su fin.

Quizás no era un misterio por qué me sentía tan agitado… Traté de


concentrarme en la hermosa puesta de sol. Intenté no obsesionarme 106

con mi lista de cosas por hacer o la serpiente de dos cabezas en la fila


dieciséis.

Llegué a Filadelfia sin sufrir un ataque de nervios. Pero cuando salimos de la


estación de la calle Treinta, se me hicieron claras dos cosas: 1) La
amphisbaena no salía del tren, lo que significaba que probablemente no era
un viajero diario, y 2) Mi radar de peligro estaba sonando más fuerte que
nunca.

Me sentí acosado. Tenía la misma sensación de hormigas en los poros que


solía tener cuando jugaba a las escondidas con Artemisa y sus Cazadores en
el bosque, justo antes de que saltaran del bosque y me acribillaran con
flechas. Eso fue cuando mi hermana y yo éramos deidades más jóvenes y
aún podíamos disfrutar de diversiones tan simples.

Me arriesgué a mirar la amphisbaena y casi se me caen los jeans.

La criatura me estaba mirando ahora, sus cuatro ojos amarillos sin parpadear
y… ¿Estaban empezando a brillar? Oh no, no, no.
Los ojos brillantes nunca son buenos.

—Necesito salir—, le dije a Meg.

—Shhh.

—Pero esa criatura. ¿Quieres comprobarlo? ¡Sus ojos brillan!

Meg miró de reojo al señor Serpiente. —No, no lo están. Están destellado


Además, solo está sentado allí.

—¡Él está sentado allí sospechosamente!

El pasajero detrás de nosotros susurró: —¡Shhh!

Meg me levantó las cejas: “Te lo dije.”

Señalé el pasillo y le hice una mueca a Meg.

107

Ella puso los ojos en blanco, se desenredó de la posición de hamaca que


había tomado y me dejó salir. —No comiences una pelea—, ordenó.

Excelente. Ahora tendría que esperar a que el monstruo atacara antes de


poder defenderme.

Me quedé en el pasillo, esperando que la sangre volviera a mis entumecidas


piernas. Quien inventó el sistema de circulación humana había hecho un mal
trabajo.

La amphisbaena no se había movido. Sus ojos todavía estaban fijos en mí.


Parecía estar en una especie de trance. Tal vez estaba acumulando su energía
para un ataque masivo. ¿Las amphisbaenae hacían eso?
Recorrí mi memoria en busca de datos sobre la criatura, pero se me ocurrió
muy poco. El escritor romano Plinio afirmó que llevar una amphisbaena
bebé viva alrededor del cuello podría asegurarte un embarazo seguro. (No es
útil). Usar su piel podría hacerte atractivo para posibles parejas. (Hmm. No,
tampoco es útil.) Sus cabezas pueden escupir veneno. ¡Ajá! Eso debe ser.

¡El monstruo se estaba recargando para un vómito venenoso de boca doble


en el vagón del tren!

¿Qué debería hacer…?

A pesar de mis estallidos ocasionales de poder y habilidad divina, no podía


contar con uno cuando lo necesitaba. La mayoría de las veces, todavía era un
lamentable chico de diecisiete años. Podía recuperar mi arco y el carcaj del
compartimento superior del equipaje.

Estar armado sería bueno. Por otra parte, eso telegrafiaría mis intenciones
hostiles. Meg probablemente me regañaría por reaccionar exageradamente.
(Lo siento, Meg, pero esos ojos brillaban, no destellaban).

108

Si tan solo mantuviera un arma más pequeña, tal vez una daga, oculta en mi
camisa. ¿Por qué no era el dios de las dagas?

Decidí caminar por el pasillo como si simplemente estuviera en camino al


baño. Si la amphisbaena atacaba, gritaría. Esperaba que Meg dejase su
revista el tiempo suficiente para venir a rescatarme. Al menos habría forzado
la inevitable confrontación. Si la serpiente no hacia movimiento alguno,
bueno, tal vez realmente era inofensiva.

Luego iría al baño, porque realmente necesitaba hacerlo.


Tropecé con mis hormigueantes piernas, lo que no ayudó a mi enfoque de
"parecer casual". Pensé en silbar una melodía despreocupada, luego recordé
todo el asunto del vagón silencioso.

Cuatro filas me separaban del monstruo. Mi corazón martilleó. Esos ojos


estaban definitivamente brillantes y definitivamente fijos en mí.

El monstruo permaneció raramente inmóvil, incluso para un reptil.

A dos filas de distancia, mi temblorosa mandíbula y mi cara sudorosa


hicieron que pareciera difícil parecer indiferente. El traje de la amphisbaena
parecía caro y bien confeccionado. Probablemente, al ser una serpiente
gigante, no podía usar ropa directamente del estante.

Su reluciente piel de patrón de diamantes marrón y amarillo no parecía el


tipo de cosa que uno podría usar para verse más atractivo en una aplicación
de citas, a menos que uno salga con boa constrictora.

Cuando el amphisbaena hizo su movimiento, pensé que estaba preparado.

Estaba equivocado.

La criatura se lanzó con una velocidad increíble, atando mi muñeca con el


lazo de su falso brazo izquierdo. Estaba demasiado sorprendido incluso para
gritar. Si hubiera querido matarme, habría muerto. En cambio, simplemente
apretó su agarre, deteniéndome en seco, aferrándose a mí como si se
estuviera ahogando.

109

Él habló en un silbido doble que resonó en mi médula ósea:

“El hijo de Hades, amigo de los cavernícolas, debe mostrar el camino


secreto hacia el trono.
De Nerón sus vidas ahora dependen.”

Tan abruptamente como me había agarrado, me dejó ir. Los músculos


ondularon a lo largo de su cuerpo como si estuviera hirviendo lentamente. Se
sentó derecho, alargando sus cuellos hasta que estuvo casi nariz a nariz
conmigo. El resplandor desapareció de sus ojos.

—¿Qué estoy haciendo?— Su cabeza izquierda miró a su cabeza derecha. —


¿Cómo?

Su cabeza derecha parecía igualmente desconcertada. Me miró —

¿Quién es…? Espere, ¿me perdí la parada de Baltimore? ¡Mi esposa me va a


matar!

Estaba demasiado sorprendido para hablar.

Esas líneas que había hablado… Reconocí el metro poético. Esa


amphisbaena había entregado un mensaje profético. Me di cuenta de que este
monstruo podría ser, de hecho, un viajero habitual que había sido poseído,
secuestrado por los caprichos del Destino porque sí…

Por supuesto. Él era una serpiente. Desde la antigüedad, las serpientes


habían canalizado la sabiduría de la tierra, porque vivían bajo tierra. Una
serpiente gigante sería especialmente susceptible a las voces oraculares.

No estaba seguro de qué hacer. ¿Debo disculparme con él por sus


inconvenientes? ¿Debería darle una propina? Y si él no era la amenaza que
había disparado mi radar de peligro, ¿Cuál era?

Me salvé de una conversación incómoda, y la amphisbaena se salvó de que


su esposa lo matara, cuando dos ballestas volaron a través del 110
carruaje y lo mataron, clavando los cuellos de la pobre serpiente contra la
pared del fondo.

Yo grité. Varios pasajeros cercanos me hicieron callar.

La amphisbaena se desintegró en polvo amarillo, dejando nada más que un


traje bien hecho a medida.

Levanté mis manos lentamente y me volteé como si girara sobre una mina
terrestre. Casi esperaba que otro perno de ballesta perforara mi pecho. No
había forma de que pudiera esquivar un ataque de alguien con tanta
precisión. Lo mejor que pude hacer fue parecer no amenazante. Yo era bueno
en eso.

En el extremo opuesto del vagón había dos figuras descomunales.

Uno era un Germanus, a juzgar por su barba y su cabello con cuentas


desordenadas, su armadura de cuero y sus grebas y peto de oro imperial. No
lo reconocí, pero había conocido a muchos de su clase recientemente. No
tenía dudas para quién trabajaba. La gente de Nerón nos había encontrado.

Meg todavía estaba sentada, sosteniendo sus mágicas cuchillas doradas de


sica, pero el Germanus tenía el filo de su espada contra su cuello,
alentándola a quedarse quieta.

Su compañera era la tiradora de ballestas. Era incluso más alta y más pesada,
con un uniforme de conductor de Amtrak que no engañaba a nadie, excepto,
aparentemente, a todos los mortales en el tren, que no le dieron una segunda
mirada a los recién llegados. Bajo el sombrero de conductor, el cuero
cabelludo de la tiradora estaba afeitado a los lados, dejando una brillante
melena marrón en el centro que se enroscaba sobre su hombro en una cuerda
trenzada. Su camisa de manga corta se estiró tan apretada contra sus
hombros musculosos 111
que pensé que sus charreteras14 y la placa con su nombre se reventarían. Sus
brazos estaban cubiertos con tatuajes circulares entrelazados, y alrededor de
su cuello había un grueso anillo dorado, un torque.

No había visto uno de esos en años. ¡Esta mujer era una Galia! La revelación
hizo que mi estómago se congelara. En los viejos tiempos de la República
romana, los Galos eran más temidos que los germani.

Ella ya había recargado su doble ballesta y estaba apuntando a mi cabeza.


Colgando de su cinturón había una variedad de armas: una gladius, un
garrote y una daga. Oh, claro, ella sí consiguió una daga.

Manteniendo sus ojos en mí, levantó la barbilla hacia su hombro, el signo


universal de “Ven aquí o te dispararé.”

Calculé mis probabilidades de correr por el pasillo y atacar a nuestros


enemigos antes de que nos mataran a Meg y a mí.

Cero.

¿Mis probabilidades de encogerme de miedo detrás de una silla mientras


Meg se ocupaba de los dos? Un poco mejor, pero aún no era genial.

Caminé por el pasillo, me temblaban las rodillas. Los pasajeros mortales


fruncieron el ceño cuando pasé. Tan cerca como pude imaginar, pensaron
que mi chillido había sido un disturbio indigno del vagón silencioso, y el
conductor ahora me estaba llamando. El hecho de que el conductor
empuñara una ballesta y acabara de matar a un serpentino de dos cabezas no
parecía registrarse en ellos.

Llegué a mi fila y miré a Meg, en parte para asegurarme de que estaba bien,
en parte porque tenía curiosidad del por qué no había 14 Se llama charretera
a la divisa militar de oro, plata, seda o lana que se asegura al hombro y cuyos
hilos o flecos, llamados canelones, cuelgan sobre la parte superior del brazo,
sirviendo a un mismo tiempo de distintivo y de adorno

112
atacado. Normalmente, solo sostener una espada sobre la garganta de Meg
no era suficiente para desanimarla.

Ella estaba mirando en estado de shock a la Galia. —¿Luguselwa?

La mujer asintió secamente, lo que me dijo dos cosas horribles: Primero,


Meg la conocía. En segundo lugar, se llamaba Luguselwa.

Mientras miraba a Meg, la ferocidad en los ojos de la Galia disminuyó un


poco, de “Voy a matar a todos ahora” a “Voy a matar a todos pronto.”

—Sí, retoño—, dijo la Galia —Ahora guarda tus armas antes de que Gunther
se vea obligado a cortarte la cabeza.

113

La Torre de Nerón: Capítulo 2

¿Pasteles para la cena?

Tu Lester favorito nunca podría.

Tengo que orinar. Luego

l espadachín parecía encantado. —¿Cortar la cabeza?

Su nombre, Gunther, estaba impreso en una etiqueta con E el nombre de


Amtrak que llevaba sobre su armadura, su única concesión para estar
disfrazado.
—Aún no.— Luguselwa mantuvo sus ojos en nosotros. —Cómo puedes ver,
a Gunther le encanta decapitar a la gente, así que juguemos limpio. Vamos.

—Lu—, dijo Meg. —¿Por qué?

Cuando se trataba de expresar dolor, la voz de Meg era un instrumento


afinado. La había escuchado llorar la muerte de nuestros amigos. La había
escuchado describir el asesinato de su padre. Había escuchado su ira contra
su padre adoptivo, Nerón, quien había matado a su padre y había torcido su
mente con años de abuso emocional.

Pero cuando se dirigió a Luguselwa, la voz de Meg sonó en una clave


completamente diferente. Parecía que su mejor amiga acababa de
desmembrar a su muñeca favorita sin ningún motivo y sin previo 114

aviso. Parecía herida, confundida, incrédula, como si, en una vida llena de
indignidades, esta fuera una indignidad que nunca podría haber anticipado.

Los músculos de la mandíbula de Lu se tensaron. Las venas se hincharon en


su cuero cabelludo afeitado. No podía decir si estaba enojada, sintiéndose
culpable o mostrándonos su lado cálido y confuso.

—¿Recuerdas lo que te enseñé sobre el deber, retoño?

Meg tragó un sollozo.

—¿Lo recuerdas?— Lu dijo, su voz más aguda.

—Sí—, Meg susurró.

—Entonces toma tus cosas y ven—. Lu empujó la espada de Gunther lejos


del cuello de Meg.
El hombre grande se quejó con un: "Hrmph" , que asumí que era germánico
para “¿Por qué nunca me divierto?”

Pareciendo desconcertada, Meg se levantó y abrió el compartimento


superior. No podía entender por qué ella estaba tan pasivamente con las
órdenes de Luguselwa. Habíamos luchado contra peores probabilidades.
¿Quién era esta Galia?

—¿Eso es todo?— Susurré cuando Meg me pasó mi mochila. —

¿Nos estamos rindiendo?

—Lester—, murmuró Meg, —Solo haz lo que te digo.

Llevé a hombros mi mochila, mi arco y mi carcaj. Meg se abrochó el


cinturón de jardinería alrededor de la cintura. Lu y Gunther no parecían
preocupados porque ahora estaba armado con flechas y Meg con un amplio
suministro de semillas de hortalizas. Cuando pusimos nuestro equipo en
orden, los pasajeros mortales nos miraron molestos, 115

pero nadie nos hizo callar, probablemente porque no querían enojar a los dos
grandes conductores que nos escoltaban.

—Por aqui.— Lu señaló con su ballesta la salida detrás de ella. —

Los otros están esperando.

¿Los otros?

No quería conocer más galos ni Gunthers, pero Meg siguió a Lu


mansamente a través de las puertas dobles de plexiglás. Fui detrás, con
Gunther respirando sobre la parte trasera de mi cuello, probablemente
contemplando lo fácil que sería separar mi cabeza de mi cuerpo.
Una pasarela conectaba nuestro vagón con el siguiente: un pasillo ruidoso y
tambaleante con puertas dobles automáticas en cada extremo, un baño del
tamaño de un armario en una esquina y puertas exteriores a babor y estribor.
Pensé en tirarme una de estas salidas y esperar lo mejor, pero temía que "lo
mejor" significara morir en el impacto con el suelo. Estaba completamente
negro afuera. A juzgar por el ruido de los paneles de acero corrugado debajo
de mis pies, supuse que el tren iba a más de cien millas por hora.

A través del lejano conjunto de puertas de plexiglás, divisé el vagón del café:
un mostrador de concesiones sombrías, una fila de cabinas y media docena
de hombres grandes dando vueltas, más Germani. Nada bueno iba a pasar
allí. Si Meg y yo íbamos a escapar, esta era nuestra oportunidad.

Antes de que pudiera hacer algún tipo de movimiento desesperado,


Luguselwa se detuvo abruptamente justo antes de las puertas del café.

Ella se volvió para mirarnos.

—Gunther—, espetó ella, —Revisa el baño en busca de infiltrados.

Esto pareció confundir a Gunther tanto como a mí, ya fuese porque no veía
el punto o porque no tenía idea de qué era un infiltrado.

116

Me preguntaba por qué Luguselwa estaba actuando tan paranoico.

¿Le preocupaba que tuviéramos una legión de semidioses escondidos en el


baño, esperando para saltar y rescatarnos? O lo mismo que yo, tal vez, una
vez había sorprendido a un cíclope en el trono de porcelana, y ahora ya no
confiaba en los baños públicos.

Después de una breve mirada hacia abajo, Gunther murmuró


"Hrmph" e hizo lo que le dijeron.

Tan pronto como asomó la cabeza en el retrete, Lu (la otra Lu, no retrete15)
nos miró fijamente.

—Cuando pasemos por el túnel hacia Nueva York—, dijo, —

ambos pedirán usar el baño.

Había acatado órdenes tontas antes, principalmente de Meg, pero este era un
nuevo punto bajo.

—En realidad, tengo que ir ahora—, le dije.

—Espera—, dijo.

Miré a Meg para ver si esto tenía algún sentido para ella, pero ella estaba
mirando malhumorada al suelo.

Gunther salió de la patrulla del baño. —Nadie.

Pobre tipo. Si tuvieras que revisar el inodoro de un tren en busca de


infiltrados, lo menos que podrías esperar era matar a unos pocos infiltrados.

—Bien, entonces—, dijo Lu. —Vengan.

Ella nos condujo a la cafetería. Seis Germani se volvieron y nos miraron, sus
puños carnosos llenos de daneses y tazas de café.

¡Bárbaros! ¿Quién más comería pasteles de desayuno por la noche?

Los guerreros estaban vestidos como Gunther, con piel y armadura 15 Juego
de palabras, en inglés: “loo” significa baño, y su pronunciación es similar a
la abreviación del nombre de Luguselwa. En inglés: “The other Lu, not loo”

117
dorada, disfrazados ingeniosamente detrás de las etiquetas con el nombre de
Amtrak. Uno de los hombres, Aedelbeort (el nombre de bebé germánico más
popular número 1 para 162 a. C.), le ladró una pregunta a Lu en un idioma
que no reconocí. Lu respondió en la misma lengua. Su respuesta pareció
satisfacer a los guerreros, quienes volvieron a tomar café y danés. Gunther se
unió a ellos, quejándose de lo difícil que era encontrar buenos enemigos para
decapitar.

—Siéntense allí—, nos dijo Lu, señalando una cabina de la ventana.

Meg se deslizó tristemente. Me instalé frente a ella, apoyando mi arco largo,


carcaj y mochila a mi lado. Lu estaba al alcance del oído, por si
intentábamos discutir sobre algun plan de escape. Ella no debería haberse
preocupado. Meg todavía no me miraba a los ojos.

Me pregunté de nuevo quién era Luguselwa y qué significaba para Meg. Ni


una sola vez en nuestros meses de viaje Meg la había mencionado. Este
hecho me molestó. En lugar de indicar que Lu no era importante, me hizo
sospechar que era muy importante.

¿Y por qué una galia? Los galos habían sido inusuales en la Roma de Nerón.
Para cuando se convirtió en emperador, la mayoría de ellos habían sido
conquistados y "civilizados" por la fuerza. Los que todavía llevaban tatuajes
y torques y vivían de acuerdo con las viejas costumbres habían sido
empujados al margen de Bretaña o forzados a las Islas Británicas. El nombre
de Luguselwa… Mi galo nunca había sido muy bueno, pero pensé que
significaba amado del dios Lugus.

Me estremecí. Esas deidades celtas eran un grupo extraño y feroz.

Mis pensamientos estaban demasiado desquiciados para resolver el


rompecabezas de Lu.

Seguí pensando en la pobre amphisbaena que ella había matado, un


inmutable monstruo viajero que nunca llegaría a casa con su esposa, todo
porque una profecía lo había convertido en su peón.
118
Su mensaje me había dejado conmocionado, un verso en terceto, como el
que habíamos recibido en el Campamento Júpiter:

“Oh hijo de Zeus, el desafío final debes afrontar La Torre de Nerón, Solo
dos ascienden

Desaloja a la bestia que ha usurpado tu lugar.”

Sí, había memorizado la prosa maldita.

Ahora teníamos nuestro segundo conjunto de instrucciones, claramente


vinculado al conjunto anterior, porque la primera y la tercera línea rimaban
con ascender. Estúpido Dante y su estúpida idea de una estructura de poema
interminable:

“El hijo de Hades, amigo de los cavernícolas, debe mostrar el camino


secreto hacia el trono.

De Neron sus vidas ahora dependen.”

Recientemente conocí a un hijo de Hades: Nico di Angelo.

Probablemente todavía estaba en el Campamento Mestizo en Long Island. Si


tuviera algún camino secreto al trono de Nerón, nunca tendría la oportunidad
de mostrarnos a menos que escapáramos de este tren. Cómo Nico podría ser
un " amigo de corredores de cavernas", no tenía idea.

La última línea del nuevo verso fue simplemente cruel.

Actualmente estábamos rodeados de "los propios de Nerón", por lo que, por


supuesto, nuestras vidas dependían de ellos. Quería creer que había más en
esa línea, algo positivo… quizás atado al hecho de que Lu nos había
ordenado que fuéramos al baño cuando entramos en el túnel a Nueva York.
Pero dada la expresión hostil de Lu y la presencia 119
de sus siete amigos alemanes fuertemente cafeinados y alimentados con
azúcar, no me sentí optimista.

Me retorcí en mi asiento. Oh, ¿Por qué había pensado en el baño?

Realmente necesitaba ir ahora.

En el exterior, en las vallas publicitarias iluminadas de Nueva Jersey se


podían ver: anuncios de concesionarios de automóviles donde se podía
comprar un auto de carreras poco práctico; abogados de lesiones que podrías
emplear para culpar a los otros conductores una vez que chocaste ese auto de
carreras; casinos donde podría apostar el dinero que ganaste de las demandas
por lesiones. El gran círculo de la vida.

La parada de la estación para el aeropuerto de Newark iba y venía.

Dioses me ayuden, estaba tan desesperado que consideré en escapar.

En Newark Meg se quedó quieta, y yo también.

El túnel a Nueva York se acercaba cada vez más. Quizás, en lugar de pedir
usar el baño, podríamos actuar contra nuestros captores…

Lu pareció leer mis pensamientos. —Es bueno que te hayas rendido. Nerón
tiene otros tres equipos como el mío solo en este tren.

Cada paso, cada tren, autobús y vuelo a Manhattan ha sido cubierto.

Nerón tiene el Oráculo de Delfos de su lado, recuerda. Él sabía que vendrías


esta noche. Nunca ibas a entrar a la ciudad sin ser atrapado.

Vaya manera de aplastar mis esperanzas, Luguselwa. Diciéndome que Nerón


tenía a su aliado Pitón mirando hacia el futuro por él, usando mi sagrado
oráculo contra mí… Golpe duro.

Meg, sin embargo, de repente se animó, como si algo de lo que Lu dijo le


diera esperanza. —Entonces, ¿Cómo es que tú nos encontraste, Lu? ¿Sólo
suerte?
Los tatuajes de Lu se ondularon mientras flexionaba los brazos, los círculos
celtas que giraban me mareaban.

120
—Te conozco, retoño—, dijo. —Sé cómo rastrearte. No hay suerte.

Podía pensar en varios dioses de la suerte que estarían en desacuerdo con esa
declaración, pero no discutí. Estar cautivo había amortiguado mi deseo de
charlar.

Lu se volvió hacia sus compañeros. —Tan pronto como llegamos a Penn


Station, entregamos a nuestros prisioneros al equipo de escolta.

No quiero errores. Nadie mata a la niña o al dios a menos que sea


absolutamente necesario.

—¿Es necesario ahora?— Preguntó Gunther.

—No—, dijo Lu. —El prínceps16 tiene planes para ellos. Los quiere vivos.

El prínceps.

Mi boca sabía más amarga que el café más amargo de Amtrak.

Marchar hacia la puerta principal de Nerón no era como había planeado


enfrentarlo.

En un momento estábamos retumbando en un páramo de almacenes y


astilleros de Nueva Jersey, y al siguiente, nos sumergimos en la oscuridad,
entrando en el túnel que nos llevaría por debajo del río Hudson. En el
intercomunicador, un anuncio confuso nos informó que nuestra próxima
parada sería Penn Station.

—Necesito orinar—, anunció Meg.


La miré atónito. ¿Realmente iba a seguir las extrañas instrucciones de Lu?
La Galia nos había capturado y había matado a una inocente serpiente de dos
cabezas. ¿Por qué Meg confiaría en ella?

Meg presionó su talón con fuerza sobre la parte superior de mi pie.

16 El Prínceps ("primer ciudadano") fue un título de la primera etapa del


Imperio romano en reconocimiento de su poder y prestigio político.

121
—Sí—, chillé. —También necesito orinar.— Para mí, al menos, esto era
dolorosamente cierto.

—Espera—, se quejó Gunther.

—Realmente necesito orinar—. Meg saltó arriba y abajo.

Lu lanzó un suspiro. Su exasperación no sonaba falsa. —Bien.—

Ella se volvió hacia su escuadrón.

—Los tomaré. El resto de ustedes se quedan aquí y se preparan para


desembarcar.
Ninguno de los Germani se opuso. Probablemente ya habían escuchado
suficiente de las quejas de Gunther sobre la patrulla del baño. Comenzaron a
meterse los daneses de último momento en la boca y a recoger su equipo
cuando Meg y yo nos retiramos de nuestro stand.

—Tu equipo—, Lu me recordó.

Parpadeé.

Correcto. ¿Quién va al baño sin su arco y carcaj? Eso sería estúpido.

Agarré mis cosas.

Lu nos condujo de vuelta a la pasarela. Tan pronto como las puertas dobles
se cerraron detrás de ella, murmuró: —Ahora.

Meg corrió hacia el vagón silencioso.

—¡Oye!— Lu me empujó fuera del camino, haciendo una pausa para


murmurar: —Bloquea la puerta. Desacopla los vagones—, luego corrió tras
Meg.

¿Qué hacer ahora?

Dos cimitarras aparecieron en las manos de Lu. Espera, ¿Tenía las espadas
de Meg? No. Justo antes del final de la pasarela, Meg se volvió para mirarla,
convocando sus propias espadas, y las dos 122

mujeres lucharon como demonios. ¿Ambas eran dimachaeri, la forma más


rara de gladiador? Eso debía significar que... no tuve tiempo de pensar en lo
que eso significaba.

Detrás de mí, los Germani gritaban y luchaban. Atravesarían las puertas en


cualquier momento.
No entendía exactamente lo que estaba sucediendo, pero se le ocurrió a mi
estúpido y lento cerebro mortal que tal vez, solo tal vez, Lu estaba tratando
de ayudarnos. Si no bloqueaba las puertas como ella había pedido, seríamos
invadidos por siete bárbaros enojados y de dedos pegajosos.

Golpeé mi pie contra la base de las puertas dobles. No había manijas. Tuve
que presionar mis palmas contra los paneles y juntarlos para mantenerlos
cerrados.

Gunther abordó las puertas a toda velocidad, el impacto casi dislocó mi


mandíbula. El otro Germani se amontonó detrás de él. Mis únicas ventajas
eran el espacio estrecho en el que se encontraban, lo que les dificultaba
combinar su fuerza y la falta de sentido del propio Germani.

En lugar de trabajar juntos para separar las puertas, simplemente se


empujaron y empujaron uno contra el otro, usando la cara de Gunther como
un ariete.

Detrás de mí, Lu y Meg golpeaban y cortaban, sus cuchillas arremetían


furiosamente la una contra la otra.

—Bien, retoño—, dijo Lu en voz baja. —Recuerdas tu entrenamiento—


Luego más fuerte, por el bien de nuestra audiencia:

—¡Te mataré, niña tonta!

Me imaginé cómo debe verse esto para el Germani al otro lado del plexiglás:
su camarada Lu, atrapado en combate con un prisionero fugado, mientras
intentaba detenerlos. Mis manos se estaban 123

entumeciendo. Me dolían los músculos del brazo y el pecho. Miré a mí


alrededor desesperadamente buscando una cerradura de emergencia, pero
solo había un botón de emergencia abierto. ¿De qué servía eso?
El tren rugió por el túnel. Calculé que teníamos solo unos minutos antes de
llegar a Penn Station, donde el "equipo de escolta" de Nerón estaría
esperando. No deseaba que me escoltaran.

Desacoplar los vagones, me había dicho Lu.

¿Cómo se suponía que debía hacer eso, especialmente mientras mantenía


cerradas las puertas de la pasarela? ¡Yo no era ingeniero de trenes! Los choo-
choos eran más cosa de Hefesto.

Miré por encima de mi hombro, escaneando la pasarela.

Sorprendentemente, no había un interruptor claramente etiquetado que


permitiera a un pasajero desacoplar el tren. ¿Qué le pasaba a Amtrak?

¡Allí! En el piso, una serie de aletas de metal con bisagras se superponen,


creando una superficie segura para que los pasajeros crucen cuando el tren
gira y gira. Una de esas aletas había sido abierta, tal vez por Lu, dejando al
descubierto el acoplamiento debajo.

Incluso si pudiera alcanzarlo desde donde estaba parado, lo que no podía


hacer, dudaba que tuviera la fuerza y la destreza para meter el brazo allí,
cortar los cables y abrir la abrazadera. El espacio entre los paneles del piso
era demasiado estrecho, y el acoplamiento estaba demasiado abajo.

¡Para golpearlo desde aquí, tendría que ser el mejor arquero del mundo!

Oh. Espera…

124

Contra mi pecho, las puertas se inclinaban bajo el peso de siete bárbaros.


Una hoja de hacha sobresalía del forro de goma junto a mi oreja. Darme la
vuelta para poder disparar mi arco sería una locura.
“Sí” , pensé histéricamente. “Vamos a hacer esto”.

Me compré algo de tiempo sacando una flecha y atravesándola en el espacio


entre las puertas.

Gunther aulló. La presión disminuyó a medida que el grupo de Germani se


reajustaba. Me di la vuelta para estar de espaldas al plexiglás, con un talón
clavado en la base de las puertas.

Intenté posicionarme con el arco y logré colocar una flecha.

Mi nuevo arco era un arma nivel de dios de las bóvedas del Campamento
Júpiter. Mis habilidades de tiro con arco habían mejorado dramáticamente en
los últimos seis meses. Aún así, esta era una idea terrible. Era imposible
disparar adecuadamente con la espalda contra una superficie dura.
Simplemente no podía tirar lo suficiente de la cuerda del arco.

Sin embargo, lo hice. La flecha desapareció en el espacio en el piso,


perdiendo por completo el acoplamiento.

—Penn Station en solo un minuto—, dijo una voz en el sistema de


megafonía. —Las puertas se abrirán a la izquierda.

—¡El tiempo se agota!— Lu gritó. Ella atacó la cabeza de Meg.

Meg dio un golpe bajo, casi empalando el muslo de la Galia.

Disparé otra flecha. Esta vez, el punto golpeó contra el cierre, pero los
vagones del tren permanecieron obstinadamente conectados.

Los germani golpearon contra las puertas. Un panel de plexiglás se salió de


su marco. Un puño me atravesó y agarró mi camisa.

Con un grito desesperado, me alejé de las puertas y disparé por última vez en
un tiro completo. La flecha atravesó los cables y se 125
estrelló contra el cierre. Con un estremecimiento y un gemido, el
acoplamiento se rompió.

Los germani entraron en la pasarela mientras yo saltaba por la brecha cada


vez mayor entre los vagones. Casi me ensarto con las cimitarras de Meg y
Lu, pero de alguna manera logré recuperar el equilibrio.

Me di la vuelta cuando el resto del tren salió disparado hacia la oscuridad a


setenta millas por hora, siete Germani mirándonos con incredulidad y
gritando insultos que no repetiré.

Por otros cincuenta pies, nuestra sección desacoplada del tren avanzó por su
propio impulso, luego se detuvo. Meg y Lu bajaron sus armas. Una valiente
pasajera del vagón silencioso se atrevió a asomar la cabeza y preguntar qué
estaba pasando.

La hice callar.

Lu me fulminó con la mirada.—Te tomó lo suficiente, Lester.

Ahora movámonos antes de que mis hombres regresen. Ustedes dos acaban
de pasar de “Capturar con vida” a “La prueba de su muerte es aceptable” .

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También de Rick Riordan

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El Ladrón del Rayo


El Mar de los Monstruos

La maldición del Titan

La batalla del laberinto

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La pirámide Roja

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Semidioses y Magos

128

Magnus Chase y los dioses de Asgard

La espada del Tiempo

El martillo de Thor

El Barco de la Muerte

Por Magnus Chase: Hotel Valhalla, guía de los mundos nórdicos Los Nueve
Mundos
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La Profecía Oscura

El laberinto Ardiente

La Tumba del Tirano

La Torre de Nerón (Lanzamiento el 29 de Septiembre) Campamento Júpiter


Confidencial: Diario de un Probatio 129
130
Acerca del Autor
RICK RIORDAN, es apodado como el “Cuenta cuentos de los dioses” por
PublishersWeekly. Es el autor de cinco de las sagas más vendidas en el New
York Time, número uno con millones de copias vendidas en todo el mundo:
Percy Jackson y los dioses del Olimpo, Los Héroes del Olimpo y Las
Pruebas de Apolo, basados en mitología griega y romana; Las Crónicas de
Kane basada en mitología egipcia; y Magnus Chase y los dioses de Asgard
basada en la mitología nórdica. Sus colecciones de mitos griegos
conformados por dioses griegos y Héroes Griegos narrados por Percy
Jackson, fueron también bestsellers del New York Time.

Rick vive en Boston, Massachusetts, con su esposa y sus dos hijos.

Síguelo en Twitter @camphalfblood. Para aprender más sobre él y sus


libros, visita:

https://www.rickriordan.co.uk/

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