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Jingjing Yan/Shutterstock
ISBN: 978-1-368-05620-5
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4
Un agradecimiento especial a Stephanie
presentes y futuros
ÍNDICE
Dedicatoria
salvajes
Arellano
mi mejor idea
Marte
muertas
tres?
horneados
AquilaIX
¿Alguien?
Glosario
Aromatizador ambiental
LEGIÓN FULMINATA
¡Es tan genial! Quiero registrar todo lo que siento, todo lo que he visto y
pasado para llegar hasta aquí. Pero ahora la lámpara se ha apagado.
Entonces, hasta la próxima.
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Primer cosa en la lista de tareas a realizar al día siguiente: encontrar una
tienda que venda tapones para los oídos. La chica en la litera a mi lado
ronca lo suficientemente fuerte como para sacudir las baldosas de un
mosaico. Explica porqué mi cama estaba vacía cuando llegué.
Ahora estoy encerrada en la letrina para chicas, escribiendo por qué dormir
es una causa perdida. En cuanto a los baños, son bastante impresionantes.
Azulejos de mármol en todas partes con toques dorados, como las bisagras
en las puertas de los establos, ver esas bisagras me da un poco de nostalgia,
en realidad. Papá se burlaría de ellos. No entiendo por qué le encanta
restaurar tanto las cosas antiguas, pero bueno, se gana la vida haciéndolo,
así que no lo juzgo.
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eso: EL-PEOR-CAMPAMENTO-DE-TODOS-LOS-TIEMPOS). Y
luego, suponiendo que pasara todas sus pruebas, es decir, que no sufriera de
una muerte horrible, infligida por algún lobo, entonces caminaría hacia el
sur a través de un desierto infestado de monstruos (El segundo peor
campamento de todos los tiempos) al Campamento Júpiter, donde
presentaría su carta de recomendación a quien estuviese a cargo y esperaría
ser aceptada en las filas de la Duodécima Legión Fulminata.
Lo que me lleva a esta pregunta: ¿Cuánto apestaría pasar por todo eso y no
entrar en una cohorte?
Respuesta: mucho.
Más malas noticias: algo raro sucedió con las comunicaciones de los
semidioses poco después de nuestra victoria.
COHORTE. Así que gracias por el aviso. Y sobre este diario: Si alguna vez
tengo hijos, podrán leer sobre mi vida aquí, para que estén listos cuando
llegue su turno.
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DÍA II: UMM… ¿QUÉ?
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Aun así, agregué una nota propia a la bandeja de salida. Solo un pequeño
“Hola, bisabuelo, ¿Qué tal las cosas en el Olimpo?”
Así que metí la nota en mi bolsillo y no pensé en ello por el resto del día
Sí claro.
¡Ese papel me ha estado torturando durante horas! ¿De dónde vino?
16
MURIENDO.
Porque ow.
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Sí, fanáticos de los deportes, en solo una sesión en el Coliseo, logré
cortarme la mano con una gladius1 y apuñalar mi muslo con un pugio2.
Golpeé mi mejilla con la cuerda del arco y me atravesé el pie con una
flecha. (Nota para mí: nunca uses sandalias para practicar armas de nuevo).
Lancé una cosa rara de dardos pesados llamada plumbata en las gradas.
1 Espada utilizada por las legiones de la Antigua Roma. Tenía una longitud
de aproximadamente medio metro y una hoja recta y ancha de doble filo.
2 Puñal usado por los soldados de las legiones romanas. La hoja medía unos
24 cm de largo por 6 de ancho.
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Admití que esos trucos, como cubrir un pozo con ramas o dejar caer una red
desde las copas de los árboles sobre un enemigo desprevenido no eran muy
romanos, pero me habían mantenido con vida. Para mi sorpresa, señaló que
cavaban trincheras para los juegos de guerra del campamento todo el
tiempo, y que una red con pesas, junto con un tridente y una daga, eran las
armas preferidas por el retiarius, un tipo de gladiador.
Entre otras cosas menos positivas, todavía no tengo idea de lo que significa
el XII. Visitaré el templo de Mercurio nuevamente antes de que comiencen
las clases mañana.
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Si Mercurio envió algún otro mensaje, alguien más los recibió primero. Aun
así, la mañana no fue un desperdicio total. Tuve algo de tiempo libre antes
de mi primera clase: "Grandes inventos romanos: Concreto" , que en
realidad estuvo más interesante de lo que suena (no) y enseñado por Vitelio,
un Lar teñido de púrpura con una voz cautivadora (doble no), así que visité
algunos otros templos. Me encantó la vibra de feroz guerrera del de Bellona
y el cegador santuario de Júpiter. ¿El tema del apocalipsis zombie de
Plutón? No tanto.
Pero el que realmente me habló fue el Templo de Marte Ultor5.
Quiero decir, ¿quién no se adentraría a esa cripta de mármol rojo con sus
puertas de hierro fundido? Y dentro, esa estatua gigante del Vengador (no,
no uno de esos Vengadores), su cara fruncida llena de cicatrices y su lanza
alzada como si fuera a atacar a quien se atreva a entrar. No olvidemos la
pared de exhibición de cráneos humanos y de todo tipo de armas, desde las
que rebanan y cortan hasta las que dejan agujeros de bala. Incluso el techo
rinde homenaje, con once escudos idénticos y de aspecto extraño que
forman la letra M.
5 Vengador en latín.
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Esa cueva de hombre (perdón, cripta de dios) militar, fue construida para
intimidar, pero la decoración era tan exagerada que solté una risilla mientras
la miraba. Sin embargo, salí de allí antes de perder el control. No soy lo
suficientemente estúpida como para arriesgarme a insultar al dios de la
guerra.
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Pero estoy bastante segura que insulté a su hijo. Cuando salí del templo de
Marte, me topé con el Pretor Frank Zhang. Fue como chocar contra una
pared de ladrillos, el tipo es muy firme. Eso debería haberme tranquilizado,
pero lo miré y comencé a reír de nuevo. Ni siquiera podría explicar qué era
tan divertido. ¿Qué pude haber dicho?
Sin embargo, me siento mal por eso. Me hubiera disculpado en la cena, pero
el pretor Frank no estaba allí.
Hora de irse: tengo que revisar la receta para el concreto romano en caso de
que haya una prueba mañana.
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Directo a una gran cantidad de problemas que comenzó con dos perros de
metal y terminó con la Pretor Reyna.
¿Cómo se suponía que supiera que la escalera era una entrada secreta a la
Principia? Eso es lo que habría dicho si hubiera podido.
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¿Un niño llamado Roman?) Janice está en su segundo mes en probatio, pero
sabe mucho sobre el Campamento Júpiter porque nació y creció en Nueva
Roma ¿Qué tan genial es eso?
(Bueno, tal vez un poco, el niño estaba sentado solo al lado de un bote de
basura). Pero sobre todo porque las pestañas me recordaron los collares de
dulces que papá solía comprarme cuando era pequeña.
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De vuelta a Janice. Nos conocimos en el Campo de Marte, (la pradera llena
de rocas y escombros donde tienen lugar los juegos de guerra semanales
entre cohortes), durante Construcción-de-fortaleza 101. (La tarea de hoy:
Construir una fortaleza. La tarea de mañana: Construir una fortaleza. Tarea
del día después de mañana: construir una fortaleza.) Mi trabajo era construir
un portal arqueado. Como me había lucido en la instalación de puertas de
madera en la clase anterior, (aparentemente obtuve algo de conocimiento de
bisagras al mirar a papá), supuse que haría el arco sin sudar. Pero los
estúpidos bloques de piedra no se quedaban en su lugar. Cuando cayeron
sobre mí por tercera vez, solté algunas palabras inapropiadas.
Fue entonces cuando esta chica con los ojos bien abiertos y largas trenzas
(Janice), gritó: "¡Oye! Ponle una piedra angular, ¿quieres?”
Pensé que me estaba pidiendo que cuidara mi lenguaje. Resulta que lo decía
literalmente, debía colocar un bloque en forma angular en el punto central
superior. Lo hice, y ¡listo! La piedra angular mantuvo a los otros bloques en
su lugar. ¡Arco instantáneo!
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DÍA VII: LA CHICA DE MI SUEÑO
Los castigos por romper las reglas van desde tareas adicionales, hasta el
destierro y ser cosidos en una bolsa con comadrejas enojadas (el último
obtuvo un fuerte diablos de mi parte).
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Con los ojos abiertos, papá miró a Término, quien le disparó un superior te
lo dije antes de desaparecer.
El sueño cambió de nuevo. Ahora papá estaba atento ante sus pretores
dentro del Principia. Los pretores lo interrogaron sobre la nueva chica. Él
negó con la cabeza y dijo que lo había intentado, realmente lo había hecho,
pero nadie en la cohorte podía soportar estar cerca de ella. Su presencia
estaba interrumpiendo la capacidad de la Cuarta para trabajar como una
unidad. Algo había que hacer. Los pretores parecían serios pero asintieron.
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Entonces ella frunció el ceño. No a sus compañeros de litera… a mí. Al
menos eso es lo que parecía.
Fue entonces cuando desperté. Tan pronto como mi corazón dejó de latir,
agarré este diario y vine a mi letrina favorita para reflexionar sobre la
importancia del sueño. Era extraño ver a papá a esa edad, y no era fanática
del ceño fruncido de la niña, pero en general, el sueño no parecía predecir
ningún peligro. Quiero decir, todo eso había pasado años atrás. Así que no
hay razón para despertar a Leila.
Así que sí. Voy a mantener el sueño para mí misma. Después de todo,
cuantas menos personas sepan sobre el cobarde de mi padre, mejor...
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Usa uno para llenar el otro. Ata bien la bolsa. Y luego sal del camino,
pronto. Bueno, mi pronto no fue lo suficientemente pronto. Es por eso que
repentinamente volé en el aire cuando una águila hembra gigante llamada
Aquila (en latín significa águila; ¿Me pregunto qué 36
legionario inteligente la llamó?) Se abalanzó y agarró mi bolsa de caca en
sus garras.
Continuamos volando, Aquila, la bolsa de caca y yo, hasta que apareció una
extensión rodante de basura podrida, el vertedero local.
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La trabajadora se había quitado las gafas de sol. No podía ver sus ojos
debajo de su casco, pero podía decir que nos estaba mirando. Y
ella estaba sonriendo. No una linda gracias por la bolsa gigante de caca,
vuelva pronto, sonrisa, sino una conocedora sonrisa desagradable que me
dio escalofríos.
Porque el vuelo al aire libre a través del águila gigante express fue
asombroso. Y tal vez estoy loca, pero creo que a Aquila le gustó que la
acompañara en el viaje. Así interpreté el pequeño empujón de pico que me
dio cuando me resbalé, de todos modos.
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DÍA IX: ASÍ QUE NO ESTA BIEN
Pero ahora sus piernas están dobladas como si estuviera a punto de entrar en
acción. Un brazo está elevado sobre su cabeza, su caduceo sostenido como
una lanza. Planteado así, ya no se parece a Mercurio.
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Estoy segura de que alguien me está jugando una broma, pero aún así... voy
a preguntarle a Janice si debo decirle algo a nuestros centuriones.
Más tarde…
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Pasé la mañana preguntando si alguien sabía quién era MV. No hubo suerte,
y cuando empezaba a recibir miradas extrañadas, decidí poner la
investigación en segundo plano por el momento. Entonces esta tarde fui
atrapada para excavar una trinchera con una parlanchina que hablaba con
preguntas: “¿Mi nombre es, algo así como, Lynda?
¿Soy la segunda cohorte? ¿Mi tienda favorita es la Tienda de Sandalias?”
La única vez que se calló fue cuando accidentalmente-apropósito le arrojé
una pala de tierra en la cara.
¡Para que duela por años!), debería haber sido divertido, especialmente
dado que Janice y yo habíamos ideado una estrategia increíble que
llamamos Janus. Básicamente, disparábamos nuestros proyectiles mientras
estábamos en cuclillas espalda con espalda detrás de nuestro scutum (al que
seguía llamando sputum hasta que Janice me explicó que uno era un escudo
largo y curvado y lo otro era esa cosa húmeda y mocosa que tosemos
cuando estamos enfermos; probablemente no volveré a confundirlos).
Lucíamos como un cubo de basura de dos cabezas y cuatro pies
deambulando por el campo.
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O lo hacíamos hasta que me resbalé con una bola mortal perdida y caí en la
trinchera que cavé con Solo Hablo con Preguntas Lynda.
Janice escapó ilesa, pero fue como una temporada de caza para mí.
Mis moretones se curarán, pero mi scutum quedó abollado peor que el capó
de un auto después de una tormenta de granizos. Tendré que llevarlo a las
forjas para que las hendiduras desaparezcan.
¿La cereza del pastel? Me torcí el tobillo. Así que, si la ambrosía y el néctar
no lo curan, las personas ahora tendrán una razón real para llamarme
Claudia la Patosa.
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Ahí fue cuando vislumbre a Elon parado sobre sus pezuñas inclinadas y
observando a través de una ventana. Los faunos no tienen permitida la
entrada al comedor, pero ocasionalmente logran meterse para un bocado
rápido de la deliciosa vajilla. Elon es mucho más joven que los otros
faunos, aunque sus cuernos apenas se notan y el pelaje en sus piernas aún se
ve como de bebé, así que imaginé que le asustaba romper las reglas. Sabía
que los legionarios protestarían más si le daba una preciosa dona, así que
salí y en cambio le ofrecí mi avena.
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Por más que mi mañana estuviera siendo mala, no fue nada comparado por
lo que estaban pasando las auras. Usualmente son invisibles. Pero hoy
estaban tan agitados que parpadeaban como 45
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Fue bastante comprensivo (no es cierto). Creo que sus palabras exactas
fueron, “¡Deja de bailar de un pie a otro y ya ve!” Estoy bastante segura de
que establecí el récord en el campamento por bajar tantas escaleras y
desprenderse la armadura.
El baño más cercano era uno unisex con un solo asiento que lucía como un
Porta-Popó inodoro portátil cubierto de azulejos de mármol.
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Sí, eso era algo extraño para decir en un baño, pero no me importó, porque
significaba que había terminado y yo ya había alcanzado el punto de
desesperación. ¡Y ella aún no salía! Así que luego de esperar un largo
segundo, machaqué la puerta y pregunté si por favor se podía apurar.
um, no.
También había asumido que todos los faunos eran como Don, el fauno que
una vez intentó convencerme de darle mis denarios para que pudiera
comprarse donas. Pero Elon solo dijo dos palabras:
“Todo tuyo” . Su aguda y aflautada voz no sonó en nada como la que había
escuchado. Eso me llevó a una tercera suposición: él no había estado solo en
el baño.
Pero me equivoqué por tercera vez, porque nadie más salió, y cuando entré,
el baño estaba vacío. Bueno, excepto por algunas moscas, y no dijeron nada
más que bzzz-bzzz-bzzz mientras hacía mis cosas.
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Mi compañero centinela solo sonrió cuando le dije acerca de la misteriosa
voz femenina. Dijo que Elon probablemente se había encontrado con una
náyade del agua quien se había lanzado por el inodoro cuando golpee. Me
pregunté en voz alta a dónde habría ido a parar. Y luego dejé de hacerlo
cuando recordé el olor y… asqueroso.
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DÍA XIII: ¡DAR EN EL CLAVO!
No pensaba que Blaise sabía quién era, quiero decir, no estamos en la misma
cohorte y literalmente pasamos treinta minutos juntos en los quehaceres la
semana pasada, entonces me sorprendí cuando me saludó por mi nombre.
Por supuesto, él pudo haber leído mi etiqueta, aun así… una A por el
esfuerzo. Él colocó mi escudo sobre la mesa de trabajo y lo acarició con los
dedos, frunció el ceño. Cuando le pregunté si podía arreglarlo, él hizo una
mueca.
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No estaba segura si debía quedarme hasta que él terminara, pero lo hice
porque Blaise era una compañía muy estimulante. ¡Ha! Se equivocan. Me
quedé porque noté una red de un gladiador retiarius necesitando un cambio
de pesas. Como ya estaba rota, no vi el problema de ir a dar una vuelta con
ella.
Una de las cosas que tiré fue un viejo libro de piel lleno de hermosos bocetos
de armas y escudos y armaduras. Blaise lanzó un grito cuando me vio
hojeándolo. Resulta que el libro es único en su especie y contiene una vida
de trabajo de un viejo artesano y semidiós hijo de Vulcano, Mamurius
Veturius.
MV.
Blaise puede contarme algo sobre él, supongo. Él y Mamurius son hijos de
Vulcano, después de todo, eso los convertía en medios hermanos.
(Demonios. Mi cabeza duele al pensar en eso.) Pero después del desastre que
causó mi red en la forja, no estoy segura de ser su probatio favorita en este
momento. De hecho, creo que estaba haciéndole nuevas abolladuras a mi
scutum cuando me fui.
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DÍA XIV: ¡OH, RATAS!
Por nuestra seguridad, se supone que nadie debe de estar después de las
once, porque no hay salvavidas trabajando. Janice dice que la verdadera
razón por la cual las puertas están cerradas es para evitar que los legionarios
que se sienten románticos hagan travesuras ahí.
Y misterioso, también, porque nadie pudo explicar cómo es que varias ratas
pudieron llegar ahí en tan poco tiempo. El sistema de filtrado se apaga
cuando las bañeras se cierran, entonces ellas no fueron bombeadas con el
agua. Y el salvavidas jura que el lugar estaba limpio cuando cerró a las once.
La pareja se escabulló alrededor de las once quince. ¿Alguien habría podido
entrar y distribuir las ratas en solo quince minutos? No parecía muy creíble.
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Me gusta imaginar a los legionarios de la Primera recogiendo ratas muertas,
porque muchos de ellos son… hmmm, ¿Cuál es la mejor manera para
describir a los miembros de esa cohorte? Oh sí. Idiotas desagradables que se
creen la gran cosa y una bolsa de papas.
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DÍA XV: BUEN APRENDIZAJE A LA ANTIGUA
Era una hermosa mañana soleada, justo antes de que comenzara a llover. No
sobre mí, gracias a los dioses, porque hubiese sido horrible.
Más tarde…
fueron tan buenos que solo Mamurius sabía cuál era el original. Pero para
tener otra medida de seguridad, el Rey Numa escondió las doce ancilia 7 en
un templo en donde solo un demente se atrevería a profanar: el Templo de
Marte Ultor.
Quiero decir, entre más sepas, mejor, ¿Verdad? Pero no encontré más, cosa
que me hace pensar que la leyenda es mucho más oscura, bueno, comparada
con los famosos mitos mundiales acerca de los olímpicos 7 En latín, plural
de ancile.
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y los héroes, de todas formas. Aunque eso no lo hace menos real. Solo
menos conocido.
59
No soy una experta, pero no creo que así es como los juegos de gladiadores
deban ser.
Los pretores parecían abatidos (al parecer, lidiar con el fiasco de la avena y
bolsas defectuosas de popó pueden cansar incluso a los más fuertes entre
nosotros) pero sonrieron y devolvieron el saludo en señal de reconocimiento.
Entonces comenzaron las peleas. Las espadas chocaron contra los escudos.
Dagas apuñalaron la carne expuesta. Los laquearius9 sujetaban los brazos
con sus lazos, los reciarios10 envolvieron cabezas con sus pesadas redes, y
Ricardo el campeón murmillo reveló que sí usaba ropa interior.
Fue una actuación fabulosa que rivalizaba con los mejores encuentros del
World Wrestling Entertainment11. Sé de lo que estoy hablando, porque papá
mira la WWE todo el tiempo. Pensar en él, sentado en su silla sujetando el
control remoto, me hizo sentir un poco nostálgica.
9 Gladiador que pelea con un lazo en una mano y una espada en la otra.
60
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Era la pretora Reyna. Antes pensaba que era imponente (de una forma
aterradora). Pero al verla de pie sobre el agua que estaba ya retrocediendo,
con la daga de oro imperial en la mano, la capa púrpura ondeando en el
viento, su feroz mirada guerrera oscureciendo aún más sus ya oscuros ojos...
quiero decir, WOW. Me alegro de no estar en el lado receptor de su furia.
Lo que apesta, porque con todas las cosas raras que han estado sucediendo,
los nervios se están esparciendo entre las filas y la gente se mira con recelo.
62
Los centinelas finalmente lograron controlar las ballestas, pero solo después
de que el suministro de flechas se hubo terminado. Gracias a los dioses,
nadie resultó gravemente herido, sólo algunos rasguños, contusiones y un
tobillo torcido (el mío otra vez... todos saludan el regreso de Claudia la
patosa). Cojeé hasta la enfermería con los otros damnificados, enterándome
ahí que a los médicos les hacían falta reservas de ambrosía y néctar. Así que
ahora el personal médico estaba trabajando 63
horas extras haciendo más de ambos, y también otros suministros esenciales.
Estoy bastante segura de que los cuernos de unicornio acabarán tan delgados
como palillos de dientes cuando terminen de rallarlos.
64
Mas tarde...
CERRADO POR ORDEN DEL PRETOR FRANK. Ese era el cartel que
encontré colgado en la enorme puerta de hierro del templo de Marte.
Nunca he oído hablar de que un templo esté fuera de servicio, pero quizás
Frank no quería que quien disparó contra nosotros esta mañana tenga acceso
al suministro de armas de Marte. Como no podía entrar, paseé por todo el
exterior, buscando una ventana para echar una ojeada. Así fue como descubrí
a Elon.
65
Así que, básicamente, el ancile está fuera de mi alcance. ¡Lo que resulta
totalmente bien! ¡No hay razón para necesitar verlo! Excepto que... sí,
realmente quiero verlo. Quiero saber con certeza que está sano y salvo en la
Principia. Lástima que no hay forma de colarse dentro. Ni siquiera para
echar un vistazo rápido.
A menos que, digamos, sepas que hay una escalera secreta que conduce a la
principia desde el acueducto. Y si eres descendiente del dios de los
ladrones... bueno, eso debería darte una gran ventaja en el departamento de
infiltración, ¿Verdad?
Más tarde…
Oh, mis dioses. Ellos piensan que soy yo. Frank y Reyna, ¡Piensan que estoy
detrás de los problemas en el campamento!
66
Los escuché hablar desde mi escondite en la escalera debajo de la rejilla de
hierro. La avena, las ratas muertas, los sacos defectuosos de popó, las
ballestas funcionando mal, incluso la inundación del Coliseo... mientras
unían en una sola pieza los incidentes como si fueran baldosas sobre un
mosaico, creyeron ver cómo se formaba una imagen.
¿Qué había en ese cuaderno, por cierto? ¿Una lista de bromas futuras? Si era
así, lo tenían que confiscar por el bien del campamento.
Mi corazón latía tan fuerte para entonces que no puedo creer que no lo hayan
escuchado. Quería escalar la rampilla y atravesar la rejilla de hierro para
decirles que estaban completamente equivocados. Que me encantaba estar en
el Campamento Júpiter y que no haría nada para poner en peligro mi lugar
aquí o la seguridad de cualquiera que lo llamara hogar.
Pero no pude. Porque no hay forma de que crean que soy inocente.
Reyna estaba lista para llamarme ante el Senado en ese momento. Pero
Frank, bendito por los dioses, argumentó que primero necesitaban pruebas
definitivas de que estaba detrás de las bromas antes de confrontarme.
Reyna y Frank no han podido hacer eso. Pero tengo trozos del mosaico que
ellos no conocen: esos mensajes misteriosos y mi sueño sobre un fugitivo
inadaptado. A menos que aparezca MV o el ancile caiga en mi regazo, los
mensajes son un callejón sin salida por ahora.
—Puedo hacer esto todo el día. —Dije cuando se materializó por tercera vez.
69
—Bien, —refunfuñó. —¿De qué quieres hablar?
70
Le dije que mi papá había sido un centurión aquí hace veinticinco años.
Cuando eso no refrescó su memoria, mencioné la lamida de vaca y el cabello
teñido de rubio. Él resopló en forma burlesca.
Aquí está lo que sé ahora: la chica era una semidiosa, la hija de un dios o una
diosa asociado al olor a huevos podridos. El hedor viajaba con ella,
aparentemente, y era lo suficientemente malo para hacer que mi padre, los
legionarios, y las auras se mantuvieran alejadas. Ni siquiera el amable
Hannibal lo soportaba. El padre de la chica no era un Olímpico, porque
ninguno de ellos tiene atributos odoríferos (aunque algunos dicen que Juno
apesta).
72
DÍA XX: BUENO, ESO APESTA
Oh. Oh mis dioses, soy tan idiota. Porque hay alguien que querría esas cosas.
Incluso alardeó por haber recogido la basura.
Elon.
Más tarde…
73
Mensaje para quien me haya dejado esas notas: Ego inveni MV.
Encontré a MV.
74
El olor que salió de esa botella cuando la abrí… Dioses míos. El pobre
Mamurius era de un color verde nauseabundo cuando salió flotando de ahí.
Por suerte, una vez que estuvo en aire fresco, regresó a su color blanco
pálido y a su estado sin olores normal. También recuperó su fuerza
fantasmagórica. Luego me contó esta historia:
—Hace tres semanas estaba flotando por las forjas cuando un joven fauno -
Elon- se acercó corriendo hacia mí. Corrió a través de mí, de hecho, lo cual
no aprecié. "¡El pretor Frank te necesita!” Baló con urgencia. “¡Dijo que lo
encuentres en el Templo de Marte Ultor ahora mismo! ¡Vamos!”
》—Me rehusé. Sabía lo que pasaría si ese escudo caía en las manos
equivocadas. Prefería estar encerrado en una botella apestosa a dejar caer la
última avanzada de la antigua Roma. —Sus vaporosos hombros cayeron. —
Por desgracia, mi negativa solo retrasó el eventual desenlace.
Énfasis en estaba.
Entonces aún sin la ayuda de Mamurius, Elon descubrió cual era el escudo
original de alguna manera. Tal vez por prueba y error, llevándolos a
escondidas fuera del campamento uno por uno, esperando ver si pasaba algo,
luego pasando al siguiente cuando nada pasaba.
Hasta que finalmente…Bingo. O, para citar a la voz dentro del baño: Misión
cumplida.
Bueno, ahora hay una nueva misión, llamada Recuperación del Escudo.
Okay, es un nombre terrible, pero es lo mejor que tengo hasta que se me
ocurra uno nuevo. Y el nombre no importa de todas formas.
76
DÍA XXI: AVENTURA, ¿FIESTA PARA TRES?
Bien, Blaise está enamorado de mí. ¡Ja! Solo bromeo. Pero juró ayudarme
con mi misión -aventura, dijo que debería llamarse- porque Mamurius le
contó todo sobre cómo lo había liberado de la botella gaseosa.
Finalmente me confesé con ella anoche. No fue sorpresa que estuviera más
que lista para salvar el campamento. Y la Nueva Roma también, apuntó,
porque si el Campamento Júpiter y la Duodécima Legión caían, la ciudad no
tardaría en seguirla. No había pensado en eso, sin embargo, mi papá estaba a
salvo en sus suburbios. Su mamá no lo estaba.
(Supongo que tengo que agradecerle a Elon por probar que es posible
capturar hedores así. Y lo haré… Juuusto después de clavarlo en la pared
con mi plumbata.)
Tengo trabajo de vigía esta noche. Así que después de la cena esconderé la
bolsa en el aviario en mi camino hacia la vigilia.
Después de la cena…
Bien, Elon está enamorado de la apestosa hija de Mefitis. ¡Ja! Solo bromeo.
Pero sí está aterrado de Mimi, ese es el nombre de la semidiosa: Mimi. Me
enteré de todos estos datos al haber interceptado su conversación en el baño.
Sospecho que en realidad no se presenta 78
ahí sino que de alguna forma habla a través del inodoro, tocando los olores
nocivos que salen de ahí o algo por el estilo. Es un bello pensamiento…
Como sea, luego de haber dejado la bolsa de suministros escondida en el
aviario, me fui a cumplir mis deberes de vigía. No quería volver a cometer el
mismo error de vejiga, así que viré hacia el baño para una pequeña parada en
el pozo.
79
Pasado mañana Mimi está encargada para trabajar sola en el triturador de
autos del basurero. Va a llevar el escudo… Y lo pulverizará en la máquina.
Creí que Elon se quedaría ronco de tanto balar. Y con una buena razón. Él es
una criatura mítica nacida en la antigua Roma. Si la antigua Roma deja de
existir, bueno, supongo que él y todos los de su especie también lo harán. No
creo que haya pensado en eso cuando firmó con Mimi. O el hecho de que
otras especies también desaparecerán, como los amigables cinocéfalos con
cabeza de perro, los ruidosos centauros, náyades y dríadas, y ¡OMG!
¡Bombilo, el panadero de dos cabezas! ¡Noooooo!
Así que eso lo sella. ¡Vamos a tener éxito al recuperar el escudo aunque sea
lo último que hagamos! ¡Debemos, tenemos que, lo haremos!
80
DÍA XXII. NO. TAN. RÁPIDO.
Mi mente daba vueltas cuando salí del baño anoche. Todos los nervios de mi
cuerpo gritaban: ¡HAZ ALGO! Así que encontré (también conocido como
soborné) a alguien para que cumpliera con mi deber de centinela y regresé al
aviario. ¿Mi idea? Volar a Aquila en una misión de reconocimiento sobre el
basurero. Específicamente, a la trituradora de automóviles, donde buscaría
una forma de apagarla o hacerla explotar, está bien, no hacerla explotar, pero
al menos obstruir su funcionamiento por unos días para comprarnos a Janice,
Blaise y a mí algo de tiempo para refinar nuestro plan.
Era Reyna.
82
Ella parpadeó sorprendida. Aurum y Argentum tienen un talento especial:
pueden sentir cuando alguien está mintiendo. (Su otro talento especial es
comer gominolas). Si sus detectores de mentiras se disparan, atacan al
mentiroso. Entonces, básicamente, sería una probatio muerta si contara
incluso una mentira pequeña.
Y entonces hablaría. Que los dioses me bendigan con una lengua plateada y
veraz.
Si no... Bisabuelo, si estás escuchando, envíale este mensaje a mi papá, ¿de
acuerdo? “Te quiero. Y lo intenté”.
83
DÍA XXIII: YENDO A LOS PERROS
No fue fácil decirles a los pretores sobre el ancile, Elon, Mimi y los
mensajes, no con esos perros mirándome hambrientos, Reyna con los labios
cada vez más apretados, y Frank luciendo avergonzado y murmurando:
Cuando dudé, Frank repitió su pregunta. Tenía que elegir entonces: atar a
mis amigos a este lío conmigo o mentir y morir. Reyna me salvó. Incluso
mientras escribo esas palabras, aún no puedo creerlo.
Pero lo hizo. Levantó la mano para indicarme que me quedara callada, luego
gritó:
— ¡Tráiganlos!
84
Los guardias pretorianos llevaron a Janice y Blaise al interior.
Mamurius entró a la deriva tras ellos. Frank explicó que los tres habían
acudido a él cuando escucharon que me habían confinado a mi litera.
(Aparentemente, se corría la voz sobre ese tipo de cosas). Le habían contado
todo lo que sabían antes de que yo llegara. También describieron el plan que
había propuesto para tratar con Mimí y recuperar el ancile.
Mientras Frank hablaba, Reyna me estudió. Y continuó estudiándome
después de que terminó. Entonces, para mi asombro, sonrió.
—Ahora bien. Sobre tu plan para tratar con Mimi... Tengo que hacer un
cambio. — Ella asintió hacia Frank —En lugar de poner en peligro a Aquila,
Frank te llevará a ti y a tus suministros al vertedero.
¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Así que ahora vuelvo a mi litera una vez más. Mis compañeros legionarios
están susurrando sobre mí, porque piensan que todavía estoy en problemas.
Pero solo estoy esperando el anochecer y rezando para que la primera parte
de mi plan se desarrolle sin problemas.
86
DÍA XXIV. EXPLOTANDO BOLSAS DE POPO Y
Muy bien. Así es como se suponía que debía ser ayer: Frank, el águila
gigante, debía transportar una bolsa de basura de composta sin excremento
llena de bolas de muerte, la lata de Janus, la red de retiarius y el lazo de
laquearius al vertedero.
Mientras Frank visitaba la enfermería para que repararan su ala rota, umm,
brazo, Blaise, Janice y yo desechamos nuestro plan original e improvisamos.
Al amparo de la oscuridad y armados con botellas de Spritz con esencia del
Café de Bombilo, cargamos las bolas de la muerte, la lata de Janus y las
otras armas a través de túneles secretos, sobre las colinas y a través del
bosque hasta el vertedero. (Nadie pensó en decirnos que Reyna tenía acceso
a un camión. No es que alguno de nosotros pueda conducir... pero aun así.)
Temía la caminata, porque sabía que los demás me mirarían a mí, la
descendiente del dios de los viajeros, para dirigirlos en la dirección correcta
y, francamente, 87
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angular, tomamos nuestras posiciones: Janice y Blaise metidos dentro de la
protección de la lata de Janus con la cuerda y yo en el techo del remolque
sobre la red. Le di a Blaise el visto bueno. Arrojó una piedra a la puerta del
remolque y rápidamente se agachó dentro de la lata.
Era hora de actuar. Solté la red. Cayó sobre la cabeza de Mimi y la envolvió
como un árbol de Navidad usado. Soltó un aullido y se tambaleó hacia los
escalones. Sus pies golpearon las bolas de muerte.
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Rasgué los armarios y miré debajo de la cama. Nada. Abrí cajones y revisé
la ducha. Aún nada. Me di la vuelta en círculos, buscando desesperadamente
el ancile o algo, cualquier cosa, que señalara su paradero.
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Pero, sobre todo, he estado pensando sobre un nuevo secreto del que me
enteré hoy.
Hay bastante tiempo para ese tipo de cosas ahora que el Campamento Júpiter
está seguro.
Les dije a ambos gracias, pero no gracias. Quería explorar Nueva Roma por
mí misma ésta vez. Para apreciar la vista, los sonidos y sip, los aromas, sin
ninguna distracción. Para imaginar a mi padre caminando por éstas mismas
calles. No tenía una ruta establecida, sólo dejar a mis pies llevarme a donde
lo hicieran.
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Excepto que ésta estaba abierta. Y apoyándose en el marco estaba una mujer
con cabello oscuro ondulado, cómo el mío. Una nariz grande, cómo la mía.
Dirigió su mano a su estómago y la posó ahí. Y
entonces me sonrió.
— Hola, Claudia. —Su voz era suave y aguda con sólo el toque de un
chillido.
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— ¿M-mamá?
Su sonrisa se ensanchó. Empujó el marco de la puerta y se dirigió a mí.
Sostuvo mis manos entre las suyas.
Asintió.
— Me han permitido contactarte en ésta forma por lo que hiciste para salvar
al mundo. Sin ti y tus amigos, bueno, nosotras las deidades
—Yo los escribí, sí. Pero no hubiera podido enviarlos, no sin su ayuda.
(Reyna me dijo más tarde que los dioses y diosas no aprecian cuando otras
deidades se entrometen en los asuntos de sus hijos. No los detiene de hacerlo
todo el tiempo, por supuesto. Y por lo menos mi mamá hizo lo que pudo
para ayudar.)
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Dolió. Mucho, de hecho. Un dolor ardiente como cuando rozas una estufa
caliente, sólo que un millón de veces peor. Por el lado bueno, acabó pronto.
Y cuando abrí los ojos, vi lo que había causado la sensación ardiente. Ahora
había cuatro tatuajes en mi antebrazo: Una bisagra, un caduceo, una única
línea y las letras SPQR.
Mamá repasó las imágenes con los dedos, un toque tan ligero que no lo
hubiera sentido si no hubiera visto su mano hacerlo. Y entonces su forma de
desvaneció, y me quedé con su suave susurro en mi oído.
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GLOSARIO
ancile ( ancilia, pl.) un escudo de ornato en forma de chelo; uno de los doce
escudos sagrados resguardados en el templo de Marte.
acueducto una estructura construida para dirigir agua de una fuente distante.
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fauno una deidad romana del bosque, parte hombre y parte cabra.
fulminata latín para armada con el rayo; una legión romana bajo el mando
de Julio César cuyo emblema era un rayo (fulmen) Gaia la diosa griega de la
tierra; esposa de Urano; madre de los titanes, gigantes, cíclopes y otros
monstruos, Forma romana: Terra.
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graves espinilleras
Júpiter dios romano del cielo y rey de los dioses. Forma griega: Zeus
laquearius un gladiador que pelea con un lazo en una mano y una espada en
la otra.
Lar ( lares, pl.) dioses romanos de las casas.
Pequeño Tíber nombrado después del Tíber de Roma, el río más pequeño
que forma la barrera del Campamento Júpiter.
Mamurius Veturius maestro artesano del rey Numa, quien le ordenó hacer
once copias idénticas del ancile.
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Mercurio dios romano de los viajeros; guía de los espíritus de los muertos;
dios de la comunicación. Forma griega: Hermes.
Niebla una fuerza mágica que previene a los mortales de ver dioses,
criaturas míticas y ocurrencias sobrenaturales, reemplazándolas con cosas
que el cerebro mortal pueda comprender.
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Colina de los templos (Temple Hill) el sitio justo fuera de los límites de la
ciudad donde los templos de todos los dioses se localizan.
tirreme un barco griego de guerra y tiene tres hileras de remos en cada lado.
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l viajar por Washington, DC, uno espera ver algunas serpientes con ropa
humana. Aún así, estaba preocupado A cuando un boa constrictora de dos
cabezas subió a nuestro tren en Union Station.
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—Shh—, dijo.
Meg se tomó en serio las reglas del vagón silencioso13. Desde que habíamos
abordado, la mayor parte del ruido en el carruaje había consistido en que
Meg me callaba cada vez que hablaba, estornudaba o aclaraba mi garganta.
—Pero hay un monstruo—, insistí.
Levantó la vista de su revista gratuita Amtrak y alzó una ceja por encima de
sus gafas de ojo de gato con diamantes de imitación: —
¿Dónde?
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con traje quizás no era motivo de alarma. Ciertamente, no nos estaba
molestando en este momento.
Traté de relajarme.
¡Al menos había cambiado su andrajoso vestido verde por los jeans Dollar
General y una camisa de vnicornes verde imperante! Camiseta que había
comprado en la tienda de regalos del Campamento Júpiter.
No había compartido esta observación con Meg. Por un lado, tenía que
preocuparme por mi propio acné. Por otro lado, como mi maestra, Meg
literalmente podía ordenarme que saltara por la ventana y me vería obligado
a obedecer.
El tren rodó por los suburbios de Washington. El sol de la tarde parpadeaba
entre los edificios como la lámpara de un viejo proyector de películas. Era
un momento maravilloso del día, cuando un dios del sol debería estar
terminando su trabajo, regresando a los viejos establos para estacionar su
carro, y luego a su palacio con una copa de néctar, unas pocas docenas de
ninfas adoradoras y un nueva temporada de “Las verdaderas diosas del
Olimpo” para ver por horas.
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La criatura me estaba mirando ahora, sus cuatro ojos amarillos sin parpadear
y… ¿Estaban empezando a brillar? Oh no, no, no.
Los ojos brillantes nunca son buenos.
—Shhh.
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Estar armado sería bueno. Por otra parte, eso telegrafiaría mis intenciones
hostiles. Meg probablemente me regañaría por reaccionar exageradamente.
(Lo siento, Meg, pero esos ojos brillaban, no destellaban).
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Si tan solo mantuviera un arma más pequeña, tal vez una daga, oculta en mi
camisa. ¿Por qué no era el dios de las dagas?
Estaba equivocado.
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Levanté mis manos lentamente y me volteé como si girara sobre una mina
terrestre. Casi esperaba que otro perno de ballesta perforara mi pecho. No
había forma de que pudiera esquivar un ataque de alguien con tanta
precisión. Lo mejor que pude hacer fue parecer no amenazante. Yo era bueno
en eso.
Su compañera era la tiradora de ballestas. Era incluso más alta y más pesada,
con un uniforme de conductor de Amtrak que no engañaba a nadie, excepto,
aparentemente, a todos los mortales en el tren, que no le dieron una segunda
mirada a los recién llegados. Bajo el sombrero de conductor, el cuero
cabelludo de la tiradora estaba afeitado a los lados, dejando una brillante
melena marrón en el centro que se enroscaba sobre su hombro en una cuerda
trenzada. Su camisa de manga corta se estiró tan apretada contra sus
hombros musculosos 111
que pensé que sus charreteras14 y la placa con su nombre se reventarían. Sus
brazos estaban cubiertos con tatuajes circulares entrelazados, y alrededor de
su cuello había un grueso anillo dorado, un torque.
No había visto uno de esos en años. ¡Esta mujer era una Galia! La revelación
hizo que mi estómago se congelara. En los viejos tiempos de la República
romana, los Galos eran más temidos que los germani.
Cero.
Llegué a mi fila y miré a Meg, en parte para asegurarme de que estaba bien,
en parte porque tenía curiosidad del por qué no había 14 Se llama charretera
a la divisa militar de oro, plata, seda o lana que se asegura al hombro y cuyos
hilos o flecos, llamados canelones, cuelgan sobre la parte superior del brazo,
sirviendo a un mismo tiempo de distintivo y de adorno
112
atacado. Normalmente, solo sostener una espada sobre la garganta de Meg
no era suficiente para desanimarla.
—Sí, retoño—, dijo la Galia —Ahora guarda tus armas antes de que Gunther
se vea obligado a cortarte la cabeza.
113
aviso. Parecía herida, confundida, incrédula, como si, en una vida llena de
indignidades, esta fuera una indignidad que nunca podría haber anticipado.
pero nadie nos hizo callar, probablemente porque no querían enojar a los dos
grandes conductores que nos escoltaban.
¿Los otros?
A través del lejano conjunto de puertas de plexiglás, divisé el vagón del café:
un mostrador de concesiones sombrías, una fila de cabinas y media docena
de hombres grandes dando vueltas, más Germani. Nada bueno iba a pasar
allí. Si Meg y yo íbamos a escapar, esta era nuestra oportunidad.
Esto pareció confundir a Gunther tanto como a mí, ya fuese porque no veía
el punto o porque no tenía idea de qué era un infiltrado.
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Tan pronto como asomó la cabeza en el retrete, Lu (la otra Lu, no retrete15)
nos miró fijamente.
Había acatado órdenes tontas antes, principalmente de Meg, pero este era un
nuevo punto bajo.
—Espera—, dijo.
Miré a Meg para ver si esto tenía algún sentido para ella, pero ella estaba
mirando malhumorada al suelo.
Ella nos condujo a la cafetería. Seis Germani se volvieron y nos miraron, sus
puños carnosos llenos de daneses y tazas de café.
Los guerreros estaban vestidos como Gunther, con piel y armadura 15 Juego
de palabras, en inglés: “loo” significa baño, y su pronunciación es similar a
la abreviación del nombre de Luguselwa. En inglés: “The other Lu, not loo”
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dorada, disfrazados ingeniosamente detrás de las etiquetas con el nombre de
Amtrak. Uno de los hombres, Aedelbeort (el nombre de bebé germánico más
popular número 1 para 162 a. C.), le ladró una pregunta a Lu en un idioma
que no reconocí. Lu respondió en la misma lengua. Su respuesta pareció
satisfacer a los guerreros, quienes volvieron a tomar café y danés. Gunther se
unió a ellos, quejándose de lo difícil que era encontrar buenos enemigos para
decapitar.
¿Y por qué una galia? Los galos habían sido inusuales en la Roma de Nerón.
Para cuando se convirtió en emperador, la mayoría de ellos habían sido
conquistados y "civilizados" por la fuerza. Los que todavía llevaban tatuajes
y torques y vivían de acuerdo con las viejas costumbres habían sido
empujados al margen de Bretaña o forzados a las Islas Británicas. El nombre
de Luguselwa… Mi galo nunca había sido muy bueno, pero pensé que
significaba amado del dios Lugus.
“Oh hijo de Zeus, el desafío final debes afrontar La Torre de Nerón, Solo
dos ascienden
El túnel a Nueva York se acercaba cada vez más. Quizás, en lugar de pedir
usar el baño, podríamos actuar contra nuestros captores…
Lu pareció leer mis pensamientos. —Es bueno que te hayas rendido. Nerón
tiene otros tres equipos como el mío solo en este tren.
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—Te conozco, retoño—, dijo. —Sé cómo rastrearte. No hay suerte.
Podía pensar en varios dioses de la suerte que estarían en desacuerdo con esa
declaración, pero no discutí. Estar cautivo había amortiguado mi deseo de
charlar.
—No—, dijo Lu. —El prínceps16 tiene planes para ellos. Los quiere vivos.
El prínceps.
121
—Sí—, chillé. —También necesito orinar.— Para mí, al menos, esto era
dolorosamente cierto.
Parpadeé.
Lu nos condujo de vuelta a la pasarela. Tan pronto como las puertas dobles
se cerraron detrás de ella, murmuró: —Ahora.
Dos cimitarras aparecieron en las manos de Lu. Espera, ¿Tenía las espadas
de Meg? No. Justo antes del final de la pasarela, Meg se volvió para mirarla,
convocando sus propias espadas, y las dos 122
Golpeé mi pie contra la base de las puertas dobles. No había manijas. Tuve
que presionar mis palmas contra los paneles y juntarlos para mantenerlos
cerrados.
Me imaginé cómo debe verse esto para el Germani al otro lado del plexiglás:
su camarada Lu, atrapado en combate con un prisionero fugado, mientras
intentaba detenerlos. Mis manos se estaban 123
¡Para golpearlo desde aquí, tendría que ser el mejor arquero del mundo!
Oh. Espera…
124
Mi nuevo arco era un arma nivel de dios de las bóvedas del Campamento
Júpiter. Mis habilidades de tiro con arco habían mejorado dramáticamente en
los últimos seis meses. Aún así, esta era una idea terrible. Era imposible
disparar adecuadamente con la espalda contra una superficie dura.
Simplemente no podía tirar lo suficiente de la cuerda del arco.
Disparé otra flecha. Esta vez, el punto golpeó contra el cierre, pero los
vagones del tren permanecieron obstinadamente conectados.
Con un grito desesperado, me alejé de las puertas y disparé por última vez en
un tiro completo. La flecha atravesó los cables y se 125
estrelló contra el cierre. Con un estremecimiento y un gemido, el
acoplamiento se rompió.
Por otros cincuenta pies, nuestra sección desacoplada del tren avanzó por su
propio impulso, luego se detuvo. Meg y Lu bajaron sus armas. Una valiente
pasajera del vagón silencioso se atrevió a asomar la cabeza y preguntar qué
estaba pasando.
La hice callar.
Ahora movámonos antes de que mis hombres regresen. Ustedes dos acaban
de pasar de “Capturar con vida” a “La prueba de su muerte es aceptable” .
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La pirámide Roja
El trono de Fuego
La sombra de la Serpiente
El héroe Perdido
El hijo de Neptuno
La Marca de Atenea
La Casa de Hades
Semidioses y Magos
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El martillo de Thor
El Barco de la Muerte
Por Magnus Chase: Hotel Valhalla, guía de los mundos nórdicos Los Nueve
Mundos
Las Pruebas de Apolo
El Oráculo Perdido
La Profecía Oscura
El laberinto Ardiente
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