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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

RODOLFO GODOY LEMUS

DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Y PRIVADO

050-19-20757 NIDIA ELIZABETH HERNANDEZ CHUC

050-19-948 MARIA JOSÉ CASTRO BARRIOS

050-15-17949 CARLOS FERNANDO MAZARIEGOS DOMÍNGUEZ

050-10-4486 FERNANDO OLIVA VALENZUELA

SECCIÓN C
Es una ciudad de Oriente Próximo, situada en los montes de Judea, entre el mar
Mediterráneo y la ribera norte del mar Muerto. Se considera una de las ciudades más
antiguas del mundo. Los israelíes la han erigido como capital del Estado de Israel, mientras
que el Estado de Palestina reivindica su parte oriental como su propia capital. Los
asentamientos más antiguos en Jerusalén son del V milenio a. C. y es una de las ciudades
más antiguas del mundo. Jerusalén tiene un profundo significado religioso para el judaísmo,
el cristianismo y el islam. La ciudad vieja de Jerusalén fue declarada Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco en 1981.

En 1980, el Estado de Israel declaró a la ciudad como su capital. Y los palestinos


designaron a Jerusalén del Este como la sede de su Estado.
Aunque ninguna potencia reconoce ninguno de estos reclamos, aquí está la raíz de las
crecientes tensiones entre israelíes y palestinos.

En la primera Guerra Mundial, los ejércitos británicos asentados en Egipto avanzaron hacia
Oriente, vencieron al ejército otomano y entraron en Jerusalén. La Ciudad Santa, enclavada
dentro de Palestina, quedó bajo el mandato de los ingleses. Las tensiones entre británicos,
judíos y árabes fueron en aumento, provocando revueltas y peleas constantes que
desembocaron en una guerra abierta en 1948. La sinagoga Hurva y otros edificios
emblemáticos quedan reducidos a cenizas. En 1950, la ONU declara el Estado de Israel y
Jerusalén se convierte en su capital.

La ciudad se encontraba dividida por 2 sectores israelí y jordano, durante los años 1948
hasta 1967, cuando se dio la guerra de los seis días y se dio el establecimiento de la capital.
Estas medidas no fueron aceptadas por Jordania ni por la Organización de las Naciones
Unidas.

El de 9 de diciembre de 1949, por medio de la Asamblea General, en la resolución 303,


relacionada al establecimiento del régimen internacional para la zona de Jerusalén y la
protección de sus lugares sagrados, posteriormente a eso el 4 de abril de 1950, se aprobó
un estatuto que tiene conformidad con la resolución antes mencionada.

El estatuto antes mencionado, tenía como finalidad transmitir a los Gobiernos de Israel y el
Reino de Hachemita de Jordania, solicitar la colaboración de ambos gobiernos. La idea del
estatuto y la protección de los “Lugares Santos”, estaría bajo la soberanía colectiva de la
ONU, que a su vez era administrada por un gobernador que era nombrado por el consejo de
Seguridad, la protección estaría a cargo de la policía internacional, el territorio es nombrado
con carácter de zona franca, ambas partes tanto Jordania como Israel se oponen al mismo.
Por medio de un documento, que lleva por nombre La Declaración Balfour, en el cual el
gobierno británico establece “un hogar nacional para el pueblo judío” que se encuentra en
Palestina.

Un político británico que participó en la redacción de la redacción, agregó una frase que
tenía por objetivo proteger los derechos civiles y religiosos de la mayoría de la población,
los árabes palestinos. A raíz de la misma cien mil inmigrantes judíos llegaron en los
primeros años posteriormente a que la Declaración que fue firmada en 1917, la misma dio
para a que se reestableciera el hogar judío en Israel.

Actualmente, mientras transcurría la presidencia de Donald Trump, declaró que se


reconociera a Jerusalén como la capital de Israel, por lo que provocó tensiones, con el
mismo anuncio Estados Unidos es el primer país en reconocer la capital desde que la
misma se fundó en 1948.

Día de la rabia

Los periódicos internacionales abrían estos días con distintas variaciones sobre una misma
foto: un joven lanza una piedra con su onda en mitad de una revuelta. Son las calles de
Ramala en el “Día de la rabia”, denominado así por Hamás para alentar a los palestinos
contra la decisión de Trump, el pasado 6 de diciembre, de reconocer a Jerusalén como
capital de Israel y anunciar el traslado de la embajada de EEUU a esta ciudad desde Tel
Aviv. El joven de la foto lleva la cara cubierta por la kuffiya de una nueva Intifada y el gesto
del odio. Es un discóbolo de la era de Instagram. La onda expansiva de esa piedra está
girando ya en forma de espiral de violencia. Ninguna de las partes quiere volver a perder a
sus hijos.

Hace 70 años, Naciones Unidas acordó el plan de partición de la Palestina que se


encontraba bajo mandato británico desde el fin de la I Guerra Mundial. Algo más de la mitad
del territorio fue adjudicado al Estado judío, proclamado oficialmente en mayo de 1948, y el
resto estaba previsto para un futuro Estado árabe. Jerusalén debía situarse como un corpus
separatum, una entidad distinta bajo jurisdicción internacional. Pero la guerra que libraron
fuerzas judías y países árabes, hasta que se selló el armisticio en julio de 1949, arruinó los
planes de la ONU. El Oeste de la ciudad fue ocupado por Israel, que estableció allí su
capital, y el Este quedó bajo control jordano, al igual que Cisjordania. Una Línea Verde de
alto el fuego dividió la ciudad con alambradas y barricadas hasta la victoria israelí en la
guerra de los Seis Días de 1967. Desde entonces, incluso los aliados más cercanos de
Israel han mantenido sus embajadas a 70 km de distancia.
Jerusalén es al tiempo gloria y pecado. Son muchos los escritores han dejado su huella en
el antiquísimo palimpsesto de Jerusalén. Desde los libros de viajes del siglo XVI que
decoran hoy las vitrinas de la Biblioteca Nacional con su exposición Urbs Beata Hierusalem,
a las palabras de Chateaubriand: “Quedé con la mirada fija sobre Jerusalén, midiendo la
altura de sus muros, recibiendo a la vez todos los recuerdos de la historia... De vivir mil
años, no olvidaría ese desierto que parece respirar todavía la grandeza de Jehová y los
espantos de la muerte.”

Medidas de dolor

Sin embargo, dice The Economist, el reparto en medidas de belleza del Talmud parece a
veces equivocado. ¿Y si fueran medidas de dolor las que Dios diera al mundo, nueve para
Jerusalén y una para el resto?

Hay dos ejemplos de edificios en la ciudad hoy. Yad Vashem es uno de los museos más
impresionantes del mundo. Sus objetos, fotografías y videos subrayan la capacidad del
hombre para crear destrucción entre sus iguales. Es el museo del Holocausto en Jerusalén,
sus 180 metros de pasadizos y galerías describen la historia del exterminio de seis millones
de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Situado en la Colina del Recuerdo, Yad
Vashem fue fundado en 1953 por un acto del parlamento israelí. El edificio de Moshe Safdie
es brutal. Un prisma triangular que parece penetrar de un lado de la montaña y salir por el
otro. La sensación visual es única: una base casi en penumbras, pero un cielo ligeramente
iluminado. Muerte física, pero también vida espiritual: “Et je leur donnerai dans ma maison
et dans mes mûres un mémorial (Yad) et un nom (Shem) qui ne seront pas effacés” Isaïe
56,6. -“Y les daré en mi casa y entre mis muros un memorial (Yad) y un nombre (Shem) que
jamás serán borrados” Isaías 56,6-. Yad Vashem recibió el Premio Príncipe de Asturias de
la Concordia en 2007.

Uno de los reclamos de Palestina consiste en que se considere a Cisjordania y Jerusalén


Este como una sola unidad, de manera tal que se logre una idéntica solución política y
diplomática para esta zona (Shragai, 2010). Para muchos israelíes la partición de la ciudad
traería varios riesgos (Shragai, 2012). Por un lado, el cambio de estatus de algunos barrios
provocaría que cerca de diez mil judíos tengan que dejar la ciudad como sucedió́ luego de
1948, cuando un cuarto de la población judía de Jerusalén, alrededor de 25.000 personas
fueron desplazadas de la ciudad.
Uno de los puntos más controvertidos y que ha atraído la atención de gran parte de la
comunidad internacional en el último tiempo, es la zona denominada E-1 (East 1). Esta
zona, se encuentra incluida, de acuerdo con Israel, dentro del radio de la ciudad israelí́ de
Maale Adumim, que cuenta con 36.000 habitantes. Es una zona inmediatamente adyacente
a Jerusalén Este que está mayormente deshabitada y en gran parte se trata de tierras que
son propiedad del Estado. El Ministerio israelí́ de vivienda ha autorizado la construcción en
este sector para poder unir la ciudad de Maale Adumim con Jerusalén. Esta autorización
provocó la queja de Palestina, ya que considera que la construcción en esta zona traerá́
como consecuencia la separación de Cisjordania en dos y afectará la contigüidad del futuro
Estado palestino. Por su parte Israel ha declarado que para que esto no suceda, planea la
construcción de una ruta que permitirá́ el tráfico de palestinos que vienen del sur a través
del extremo Este de Maale Adumim, continuando hacia el norte de manera tal que pueda
conectarse con las ciudades del Norte de Cisjordania. A su vez, Israel argumenta que la
zona comprendida en E-1, se encuentra dentro de lo que se denomina Zona C, en virtud de
las disposiciones del Acuerdo de Oslo II y sobre la cual Israel retuvo competencias de
control y planificación. Asimismo, sostiene que ninguno de los acuerdos de Oslo prohíbe
que Israel construya asentamientos allí́.

Acuerdos llevados a cabo durante el periodo comprendido entre 1993-2011:

● Acuerdos de Oslo firmados entre Israel y La Organización para la Liberación de


Palestina (OLP): ambas partes se comprometen a negociar la cuestión de Jerusalén.
● 1999-2000: durante la administración de Ehud Barak se llevaron a cabo en forma
efectiva varias negociaciones.
● Cumbre de Camp David: se introduce la cuestión de Jerusalén en las negociaciones.
Sin embargo, fracasa a causa de la disputa en torno a la soberanía sobre el Monte
del templo.
● Gobierno de Ariel Sharon (2001 – 2006): no se realizaron negociaciones sobre
Jerusalén.
● Cumbre de Annapolis: a pedido del equipo negociador israelí́, la cuestión de
Jerusalén fue descartada, la cual solo se trató́ en los encuentros privados entre el
primer ministro Olmert y el representante de la Autoridad Palestina Abu Mazen.
Estas negociaciones se paralizaron a partir de la operación militar Plomo Fundido en
Gaza.
● Gobierno de Benyamin Netanyahu (marzo 2009 – hasta la actualidad): continuación
de negociaciones para llegar a un acuerdo permanente, pero sin resultados
concretos.
El conflicto entre Palestina e Israel por la ciudad de Jerusalén ha dividido desde sus
orígenes a la comunidad internacional y le ha exigido que tome una posición al respecto. El
Estatus actual (Berkovitz, 2001) de la ciudad implica tener en cuenta que Israel es el Estado
que efectivamente ejerce soberanía y administra toda la ciudad incluyendo Jerusalén Este.
Luego de la guerra de 1967, cuando Israel lleva a cabo la anexión de la parte Este, el
Consejo de Seguridad de la ONU instó a la comunidad internacional para que no se
reconociera esta situación. En consecuencia, la mayor parte de los Estados han retirado sus
embajadas de Jerusalén y las han trasladado a Tel-Aviv. Sin embargo, existen algunos
países, que aun hoy, conservan consulados en la ciudad de Jerusalén como por ejemplo los
Estados Unidos, el cual ha ido un paso más adelante al trasladar su embajada en el año
2018. Esta situación plantea ciertas incongruencias en relación a la diplomacia internacional
y a la decisión de no reconocer la efectiva ocupación de Israel sobre Jerusalén Este, ya que
para instalar un consulado en un país extranjero se necesita la autorización del Estado en
cuyo territorio se quiere instalar e implica para ciertos autores reconocer de facto la
soberanía de ese Estado sobre dicho territorio. En la mayoría de los casos los Estados que
poseen consulados dejan a salvo sus observaciones respecto del no reconocimiento de la
situación de hecho producida luego de la guerra de 1967.

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