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La “ocupación perpetua” de los territorios palestinos por parte de Israel en contra de las
resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es la causa principal de la
conflictividad en la región, según la investigación realizada por el Consejo de Derechos
Humanos de esa organización.
La ocupación de territorios palestinos por Israel y la discriminación hacia la población palestina
son «las causas principales» de las tensiones recurrentes y de la inestabilidad, según una
comisión de investigación encargada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Israel, que se negó a cooperar con la comisión, consideró «que el informe es parcial y está
sesgado, descalificado por su odio hacia el Estado de Israel y basado en una larga serie de
informes parciales y sesgados», según un comunicado de su ministerio de Relaciones
Exteriores.
«Las conclusiones y recomendaciones relacionadas con las causas profundas (de este conflicto,
NDLR) señalan en su inmensa mayoría a Israel, lo que analizamos como un indicador de la
naturaleza asimétrica del conflicto y la realidad de un Estado que ocupa otro», escribe la
presidenta de esta comisión, la sudafricana y ex Alta Comisionada para los Derechos Humanos,
Navanethem Pillay.
«Poner fin a la ocupación de territorios por parte de Israel, en pleno cumplimiento con las
resoluciones del Consejo de Seguridad, sigue siendo crucial para poner fin al ciclo persistente
de violencias», se puede leer en este primer informe redactado para esta comisión.
«Lo que se ha convertido en una situación de ocupación perpetua fue citada por las partes
interesadas palestinas e israelíes como una de las raíces de las tensiones recurrentes, de la
inestabilidad y de la prolongación de un conflicto tanto en los territorios palestinos ocupados,
incluido Jerusalén Este, como en Israel», continúa el informe.
El informe especifica que el documento fue entregado antes de su publicación tanto a las
autoridades palestinas como a las israelíes.
Para denunciar la publicación del informe, una veintena de estudiantes y reservistas del ejército
israelí se manifestaron el martes delante de la sede de las Naciones Unidas en Ginebra.
Para dejar todavía más huella, algunos manifestantes se disfrazaron como miembros del
movimiento armado palestino Hamás, con el rostro cubierto por un pasamontañas negro y
vistiendo uniformes militares.
El conflicto, que se centra en saber qué bando tiene la legitimidad sobre los
supuestos territorios ocupados, en especial Jerusalén, ha sufrido numerosas
oleadas de violencia extrema, de entre las que destacaremos las dos Intifadas y el
conocido como “Verano de Gaza”.
Recapitulación histórica
Los judíos, tras miles de años, pidieron volver a la tierra prometida, pero no fue
hasta el siglo XX que se creó el movimiento sionista (movimiento político que
exige la vuelta de los judíos a Israel). Movimiento que tuvo muchos adeptos,
haciéndose muy fuerte en EEUU y sumándole el sentido de deuda histórica.
Llega la Segunda Guerra Mundial, y con el holocausto, una gran suma de judíos
llega a Palestina, especialmente a Jerusalén. Los británicos trataron de detener
estos avances produciendo muchos incidentes y víctimas mortales. Aumentó la
violencia tanto desde los palestinos, como de los británicos y judíos. Gran
Bretaña abandona la zona con la descolonización y en 1947 le da el mandato de
Palestina a las Naciones Unidas. Si sumamos la influencia de Estados Unidos y
el movimiento sionista que crecía en su seno, al interés de alejar a la URSS de
estos territorios, se lleva a cabo un plan de partición que en principio suponía la
creación de un Estado árabe de Palestina y un Estado judío de Israel, con
Jerusalén en medio.
En 1973 las naciones árabes trataron de atacar nuevamente por sorpresa a Israel
en la Guerra del Yom Kippur, en la que estuvieron cerca de la victoria, pero al
final Israel se volvió a saldar con ella. Este conflicto fue una de las causas por las
que estalló la crisis del petróleo, desencadenando una grave crisis y recesión
económica. En este momento Egipto cambió su postura frente a Israel y es el
primer país árabe que lo reconoció como Estado. En 1978 se firman
los Acuerdos de Camp David:
Hasta el año 2000 hubo un periodo de relativa calma, cuando estalla la Segunda
Intifada, mucho más cruenta que la primera. Ella se saldó con la muerte del líder
palestino Yasser Arafat y el consecuente ascenso de la organización palestina
Hamás, lo que radicalizó mucho más el conflicto. Fue en la zona de la Franja de
Gaza donde esta organización se hizo fuerte, y donde además Israel construyó un
muro para aislar la zona económicamente.
Desde finales de marzo de 2018 todos los viernes, los ciudadanos que residen en
la Franja de Gaza se manifiestan pidiendo que se les reconozca su derecho a
regresar a los territorios que les fueron ocupados por Israel. De acuerdo con las
afirmaciones del Ministro de Sanidad de Gaza, los francotiradores israelíes
dispararon e hirieron aproximadamente a 30.000 ciudadanos, dejando 266
víctimas mortales, durante el periodo de un año.
La Gran Marcha del Retorno fue un evento creado a través de las redes sociales
bajo el hashtag مسيرات العودة الكبرى# (Masirat aleawdat alkubraa), que fue
seguido por aproximadamente 200.000 refugiados palestinos de la Franja de
Gaza. Este hashtag fue escrito por el autor de un texto publicado en la red social
Facebook en el que criticaba la desnaturalización de la raza humana debido a la
construcción de fronteras y la destrucción entre una misma especie. Debido a la
alta popularización de lo que acabó convirtiéndose en un símbolo, esos
ciudadanos palestinos decidieron organizar una marcha pacífica reivindicando
la vuelta a sus verdaderos hogares, los que les fueron arrebatados.
Situación actual: investigación de supuestos crímenes de guerra cometidos por Israel
El conflicto, que se centra en saber qué bando tiene la legitimidad sobre los supuestos
territorios ocupados, en especial Jerusalén, ha sufrido numerosas oleadas de violencia
extrema, de entre las que destacaremos las dos Intifadas y el conocido como “Verano de
Gaza”.
Recapitulación histórica
Los judíos, tras miles de años, pidieron volver a la tierra prometida, pero no fue hasta el
siglo XX que se creó el movimiento sionista (movimiento político que exige la vuelta de
los judíos a Israel). Movimiento que tuvo muchos adeptos, haciéndose muy fuerte en
EEUU y sumándole el sentido de deuda histórica.
Palestina, musulmana de la rama suní en su mayoría, fue colonia inglesa desde 1916, y
en 1917 por la influencia del movimiento sionista y la declaración de Balfour, Reino
Unido promete a los judíos la creación de un Estado en la zona de Palestina, llamándolo
el “hogar nacional judío”. Esta declaración se incluyó en el Tratado de
Sèvres, obligando a los turcos a admitir la creación de un Estado judío en Palestina. Ese
territorio, al poco tiempo después, se convierte en un mandato británico y durante el
periodo de entreguerras comenzaron a llegar judíos que huían del conflicto de forma
escalonada, a Palestina.
Llega la Segunda Guerra Mundial, y con el holocausto, una gran suma de judíos llega a
Palestina, especialmente a Jerusalén. Los británicos trataron de detener estos avances
produciendo muchos incidentes y víctimas mortales. Aumentó la violencia tanto desde
los palestinos, como de los británicos y judíos. Gran Bretaña abandona la zona con la
descolonización y en 1947 le da el mandato de Palestina a las Naciones Unidas. Si
sumamos la influencia de Estados Unidos y el movimiento sionista que crecía en su
seno, al interés de alejar a la URSS de estos territorios, se lleva a cabo un plan de
partición que en principio suponía la creación de un Estado árabe de Palestina y un
Estado judío de Israel, con Jerusalén en medio.
En 1948 la ONU crea un mandato de creación del Estado de Israel, creando un rechazo
visceral de toda la zona árabe. Tras esto, David Ben Gurion, de nacionalidad judía,
antes de que las tropas británicas que seguían en Israel se fueran, llevó a cabo una
revuelta y proclamó el Estado de Israel sin respetar el periodo de transición que marcó
Naciones Unidas. EEUU lo reconoció al momento. Los Estados Árabes, por su parte,
invadieron el territorio para devolvérselo a Palestina, comenzando la guerra de
independencia de Israel. En ella se enfrentaron Palestina, apoyada por Irak, Jordania,
Siria, Egipto, Líbano y Arabia Saudí; y por otro lado, Israel apoyado por EEUU. Los
israelíes se consagraron vencedores y consolidaron su estatus, apropiándose de
territorios que, según la ONU, le pertenecían a Palestina.
En 1967 se produce el Conflicto de los Seis Días. Israel recibe un documento en el que
sostenía que las naciones de alrededor tenían pensado llevar a cabo un plan de ataque,
así que se anticipa y en seis días se alza con la victoria. En este momento afianza sus
fronteras y se queda con el dominio de Cisjordania, Gaza, la península del Sinaí y
Jerusalén. Esto dio paso a una segunda oleada de refugiados palestinos que huyeron al
Líbano y Jordania.
En 1970 en Jordania se produce el septiembre negro, mes durante el que las tropas
jordanas destruyen los campos de refugiados palestinos y crean como respuesta la
organización terrorista “Septiembre Negro”, que operará sola en Jordania y atentará
contra los líderes políticos de la zona.
En 1973 las naciones árabes trataron de atacar nuevamente por sorpresa a Israel en
la Guerra del Yom Kippur, en la que estuvieron cerca de la victoria, pero al final
Israel se volvió a saldar con ella. Este conflicto fue una de las causas por las que estalló
la crisis del petróleo, desencadenando una grave crisis y recesión económica. En este
momento Egipto cambió su postura frente a Israel y es el primer país árabe que lo
reconoció como Estado. En 1978 se firman los Acuerdos de Camp David:
Hasta el año 2000 hubo un periodo de relativa calma, cuando estalla la Segunda
Intifada, mucho más cruenta que la primera. Ella se saldó con la muerte del líder
palestino Yasser Arafat y el consecuente ascenso de la organización palestina Hamás, lo
que radicalizó mucho más el conflicto. Fue en la zona de la Franja de Gaza donde esta
organización se hizo fuerte, y donde además Israel construyó un muro para aislar la
zona económicamente.
En 2002 Israel decidió comenzar la construcción de un muro que separara los territorios
de Israel y Cisjordania. Este plan conllevó que la Asamblea General de las Naciones
Unidas (AGNU) solicitara a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una opinión
consultiva acerca de las “consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el
territorio palestino ocupado”. Esta opinión, recalcamos, no tiene carácter vinculante.
El DIH se centra en las leyes aplicables a situaciones de conflictos armados. Esta rama
del derecho tiene aplicabilidad tanto en situaciones de conflicto armado internacional
como nacional. El primero ocurre cada vez que se recurre a la fuerza armada entre dos o
más Estados, no siendo necesarios ni criterios de intensidad ni de una declaración
formal de guerra; por el contrario, el segundo ocurre cuando hay una situación de
violencia armada entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados organizados, o
entre esos mismos grupos. Sin embargo, en este caso deben darse dos requisitos: un
nivel mínimo de intensidad en el conflicto y una organización mínima en los grupos
armados. De acuerdo con Amnistía Internacional, parecería pertinente calificar a la
ocupación del territorio palestino de Gaza como un conflicto armado internacional.
Desde finales de marzo de 2018 todos los viernes, los ciudadanos que residen en la
Franja de Gaza se manifiestan pidiendo que se les reconozca su derecho a regresar a
los territorios que les fueron ocupados por Israel. De acuerdo con las afirmaciones del
Ministro de Sanidad de Gaza, los francotiradores israelíes dispararon e hirieron
aproximadamente a 30.000 ciudadanos, dejando 266 víctimas mortales, durante el
periodo de un año.
La Gran Marcha del Retorno fue un evento creado a través de las redes sociales bajo el
hashtag مسيرات العودة الكبرى# (Masirat aleawdat alkubraa), que fue seguido por
aproximadamente 200.000 refugiados palestinos de la Franja de Gaza. Este hashtag fue
escrito por el autor de un texto publicado en la red social Facebook en el que criticaba la
desnaturalización de la raza humana debido a la construcción de fronteras y la
destrucción entre una misma especie. Debido a la alta popularización de lo que acabó
convirtiéndose en un símbolo, esos ciudadanos palestinos decidieron organizar
una marcha pacífica reivindicando la vuelta a sus verdaderos hogares, los que les
fueron arrebatados.
La Corte no tiene competencia para investigar los delitos cometidos por Israel en su
propio territorio; no obstante, la competencia de la Corte puede verse extendida hacia
estos casos si el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas diera esa opción a la
Corte. Esta posibilidad queda bastante reducida, pues Estados Unidos es uno de los
cinco Estados con derecho a veto, y mantiene una posición firmemente opositora a las
actuaciones de la Corte.
Además, se habrá de tener en cuenta del cambio que ha sufrido la Fiscalía de la CPI,
pues la Fiscal que inició estas actuaciones, Fatou Bensouda, abandonará su cargo en
junio, reemplazándola un jurista británico, lo que podría suponer un cambio en la
actitud de la Corte.
El hecho de que la CPI se mostrara competente para investigar los crímenes cometidos
en los Territorios Palestinos Ocupados es un avance importante en la rendición de
cuentas después de años de intensos combates. El hecho de que desde que se creó el
Estado de Israel, la comunidad musulmana no haya conseguido, por medio de la guerra,
recuperar el territorio palestino, representa de la manera más notable la influencia que
Estados Unidos pone en esta balanza.
Son necesarios dos elementos para una solución pacífica al conflicto, si bien son
difíciles de imaginar en un futuro cercano: primero, llevar a cabo una efectiva rendición
de cuentas por ambos Estados respecto de los crímenes cometidos desde 2014, tal como
está iniciando la CPI; y segundo, un acuerdo de reparto de territorios entre Israel y
Palestina, con Jerusalén como zona internacional administrada por las Naciones Unidas,
Israel y Palestina, en el que se tomen decisiones conjuntas.
La desaparición de los radicalismos por el bando palestino por parte de Hamás e Irán
con su aprovisionamiento nuclear son requisitos tan necesarios como lo es relativo al
cese de ayuda armada de Estados Unidos a Israel, lo que no debe confundirse con la
ayuda administrada cuando éste sea atacado, pues no dejarán de ser aliados que deben
protegerse.