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El gran negocio del 'porno'

La pornografía, aunque no se diga muy alto, es una de las historias


empresariales de mayor éxito y más rentables en Estados Unidos. Las
películas y revistas porno han pasado de ser consideradas como un vicio a una
mercancía que domina las estanterías del videoclub de la esquina y los
quioscos de prensa. Recauda más dinero en las habitaciones de hotel que los
minibares. Y se expande con gran rapidez por las pantallas de los ordenadores
gracias a Internet. La incertidumbre legal, sin embargo, plantea riesgos.

La industria pornográfica es conocida en EE UU como la otra Hollywood o la


América erótica. La meca es California, con la mayoría de los estudios
localizados en el San Fernando Valley, cerca de Los Ángeles, y da empleo a
unas 12.000 personas en casi un millar de empresas. Las compañías de cine
porno producen al año unos 13.000 títulos catalogados para adultos, casi 30
veces más que la renqueante industria hollywoodiense. Los ingresos anuales
del sector en EE UU se estiman entre 10.000 millones y 14.000 millones de
dólares, según datos del FBI y de diferentes organizaciones. En España se
catalogan 1.200 películas al año como X, que recaudan un millón de euros En
los videoclubs se alquilan unas 1.100 que mueven 90 millones de euros.

Es casi una quinta parte de los 57.000 millones que mueven los productos de
entretenimiento erótico en todo el mundo, de los que 20.000 millones proceden
de los vídeos, 7.500 millones de las revistas, unos 5.000 millones de los
teléfonos sexuales, 2.500 millones a través del pago por visión y otros 2.500
millones en Internet. "Sólo los vídeos porno generan más dinero que los
ingresos combinados de las franquicias de fútbol profesional, béisbol y
baloncesto", advierte Family Safe Media, o que la facturación combinada de las
televisiones NBC, CBS y ABC.

Al año se compran o alquilan unos 800 millones de vídeos, por importe de


4.000 millones, según la revista Adult Video News (ANV), la biblia del sector. El
problema, señalan desde la firma de analistas Oppenheimer, es que es muy
difícil saber cuántas compañías obtienen ingresos de esta industria. Las
empresas no están interesadas en hacerse ver, salvo nombres tan conocidos
como Playboy o New Frontier Media, por temor a que grupos de defensa de los
valores familiares y la decencia les persigan.

Pero sus beneficios son tan espectaculares que grandes nombres del universo
corporativo estadounidenses que cotizan en Wall Street, como las cadenas
hoteleras Marriott, Hyatt, Sheraton y Hilton, o los distribuidores de televisión por
cable Time Warner, Comcast o News Corp, sacan tajada al negocio desde
hace años a los contenidos que les suministran las distribuidoras.

Dennis McAlpine, analista de la industria del entretenimiento, en una entrevista


con la televisión pública PBS, explica que el porno genera hasta un 10% de los
ingresos de los hoteles por habitación, "y eso es un beneficio puro porque lo
obtienen sin coste alguno". Los expertos de la industria mediática calculan que
un 30% de los video-on-demand tienen contenidos pornográficos, una
proporción que se espera suba al 50% antes de final de esta década. El 75%
de los ingresos se los queda la compañía que emite las películas porno.

Internet es el otro foco de atención de esta industria, donde los ingresos están
creciendo con rapidez, donde la pornografía online genera el doble de ingresos
que las descargas de música.

Dane Productions es un ejemplo del éxito de este negocio. Hace 10 años


lanzaba su primera película. Hoy, los ingresos superan las seis cifras. Sus
fundadores reconocen que mucha gente de la industria no es honesta. Y
denuncian que ellos también son víctimas de la piratería, como Hollywood y las
discográficas.

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