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Capilla de Ronchamp Le Corbusier

El interior de la capilla parece “una cueva sin montaña”. La forma exterior hace pensar más en
una escultura moderna que en un templo, pero la idea fue aceptada por la iglesia. Desde su
construcción ha sido uno de los edificios más alabados del arquitecto.

En 2011 Renzo Piano en colaboración con el paisajista francés Michel Corajoud finalizan la
puerta de entrada y el Convento de las Clarisas.

Uno de los aspectos más llamativos de la Iglesia, es el cielo curvo. El techo parece flotar sobre
el edificio, apoyándose en columnas incrustadas en los muros, creando una brecha de 10 cm
entre el techo y las paredes. El techo es quizás la única señal de alguna influencia de los
avances mecánicos, simulando las curvas del ala de un avión. Aerodinámica en el diseño,
todas sus cualidades enormes y pesadas, aparecen sin peso ante la mirada del espectador.

Otro aspecto importante en el diseño de esta obra, son las esporádicas ventanas que
perforan los muros. Las perforaciones son profundas, y con un ángulo que permite que la luz
entre de forma directa. Cada ventana ilumina de forma distinta debido a su tamaño, posición
en el muro y color del vidrio. La luz ingresa creando un patrón moteado, similar a lo que
ocurre cuando se miran las estrellas. Gran parte de la iluminación del recinto, no se genera
gracias a estas ventanas, si no a la separación de 10 cm entre el techo y el muro.

Desde el exterior, la Iglesia destaca por sus formas curvas que se asemejan quizás al paisaje,
en el interior en cambio, la forma pierde protagonismo y es la luz el elemento que da sentido
al espacio. Este edificio, es sin duda, uno de los más interesantes del siglo XX en la carrera de
Le Corbusier.

La torre sur de la capilla puede ser vista de lejos al acercarnos a la frontera suiza. La iglesia
tiene tres torres de entre 20 y 27 m de altura. El perfil de la cubierta, invirtiendo la curva del
terreno, y un sencillo gesto dinámico, da a la composición una expresión inevitablemente
dramática.

Lejos de ser monumental, el edificio tiene una calidad etérea considerable, principalmente
como resultado de la naturaleza equívoca de los muros. No obstante, la cubierta y los muros
se curvan y extienden en varias direcciones.
En el interior del muro Oeste las ventanas se achaflanan hasta el punto en que la superficie
toma la apariencia de rejilla. A través de esta rejilla la abundante luz del día penetra en el
interior y el efecto global es una luz difusa que, desde cualquier lugar se proyecta como en
una iglesia barroca.

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