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Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula

UNAH- VS

Tema: Análisis sobre los objetos de estudio de la criminología

Asignatura: Criminología Sección: 1900

Fecha: Jueves 03 de Junio del 2021

1
INDICE

Contenido
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................2
LA CRIMINOLOGIA Y SUS OBJETOS DE ESTUDIO.......................................................4
El proceso de construcción del objeto de estudio.....................................................................6
OBJETOS DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGIA.............................................................8
Como se clasifica, se pronostica y se debe de tratar a los delincuentes................................10
El criminal verdadero.................................................................................................................12
Evaluación y tratamientos del delincuente.............................................................................13
¿Qué es la re integración social?.............................................................................................14
La importancia de los programas de reintegración social.....................................................16
Todo delito tiene un costo social................................................................................................17
El desistimiento de la delincuencia y la prevención de la reincidencia.................................18
Abordando los factores de riesgos...........................................................................................19
Los programas de reintegración y el sistema de justicia penal.............................................20
Desarrollo de una estrategia de reintegración........................................................................22
La prevención del Delito..........................................................................................................23
OTROS OBJETOS DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGÍA............................................24
CONCLUSIONES....................................................................................................................25

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INTRODUCCIÓN

Toda disciplina o ciencia debe tener un objeto de estudio, esto es, una materia o campo

particular o singular a cuyo conocimiento está aplicada. El objeto de estudio es,

entonces, a lo que se dedica. En el caso de la criminología, que corresponde a una

subespecialidad de una ciencia social, cual es la sociología el proceso de conocimiento

implica describir, relacionar, identificar, comprender e interpretar los fenómenos o

componentes que integran el campo. En pocas palabras, el objeto de estudio es lo que

provee de sentido y razón de ser a una disciplina, es su campo de trabajo. Para la

criminología no ha sido nada fácil definir de modo preciso su objeto de estudio. Por

esto, en verdad, muchas veces parece naufragar sin encontrar un norte nítido hacia el

cual avanzar. Casi desde sus comienzos, pero en especial desde las décadas de los años

70 y 80 del siglo XX, emergieron toda clase de enconados debates acerca de su objeto

de conocimiento. De allí, que las tareas que debe cumplir no sean para nada claras.

Desde luego, la criminología no ha podido desarrollarse cabalmente puesto que no ha

resuelto la asignatura pendiente de esclarecer de modo contundente su objeto de estudio.

Debemos también de definir el delito y la víctima. Delito es definido como una

acción típica, antijurídica, imputable, culpable, sometida a una sanción penal y a veces a

condiciones objetivas de punibilidad. Supone una infracción del derecho penal. Es decir,

una acción u omisión tipificada y penada por la ley. En idioma español, las palabras

«delito» y «crimen» son utilizadas con significado sinónimo, aunque en el campo

del derecho predomina el uso de «delito», mientras que en el campo de la sociología y

las disciplinas técnicas de investigación, se usa «crimen». En inglés se utiliza la

palabra «crime» (crimen). En la legislación de algunos países de habla hispana,

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como Argentina y Chile, se utiliza también la expresión «delito civil», para referirse al

acto civil intencional no contractual que causa un daño a otra persona, y la expresión

«cuasi delito civil», cuando el acto dañino es negligente.

Se considera al delincuente como un ser biopsicosocial. El examen y significado de la

persona del delincuente pasa a un segundo plano desplazándose el centro de interés de

las investigaciones hacia la conducta delictiva misma, la víctima y el control social. La

corriente de la "clínica de la vulnerabilidad", propone una inversión del planteo

etiológico biopsicosocial de la conducta criminal a nivel individual, por un planteo

etiológico "socio-psico-biológico" de la vulnerabilidad individual al sistema penal.

Definición de Victima, la elaboración científica de una teoría de la víctima es un

fenómeno reciente, delincuente y víctima son los dos coprotagonistas del suceso

criminal. La criminología dispone ya de un cierto núcleo de conocimientos de

cuestiones como: aptitudes y propensiones de los sujetos para convertirse en víctima,

tipología victimaria relaciones entre delincuente y víctima, grados de coparticipación o

corresponsabilidad de la víctima en el delito, influencias sociales en el proceso de

victimización, daños y reparación, comportamiento de la víctima como agente informal

del control penal.

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LA CRIMINOLOGIA Y SUS OBJETOS DE ESTUDIO

La definición clásica de la Criminología nos revela que es una ciencia social empírica e

interdisciplinar que tiene como objetos de estudio el delito, los comportamientos

antisociales, el fenómeno de la delincuencia, los delincuentes, las víctimas y los medios

de control social. Podemos considerar como fines de la Criminología el estudio del

fenómeno delictivo para su prevención e intervención, para conseguir una medición,

control y reducción de los fenómenos criminales y la reinserción de los penados. A día

de hoy existe un pensamiento muy extendido de que la Criminalística es sinónimo de

Criminología. Nada más lejos.

La Criminalística es la disciplina científica que se encarga de la determinación de la

existencia de un hecho criminal concreto, de la recogida de pruebas e indicios

criminales y a la identificación de los autores del hecho delictivo y el grado de

participación de estos en el mismo. Se trata de un error que se ha derivado, en muchos

casos, de la emisión de ciertos programas y series de televisión, de la literatura policiaca

y de los distintos medios de comunicación donde en todos ellos se realiza un mal uso

del término Criminología para referirse a funciones propias de la Criminalística.

Es decir, la Criminología, aunque con frecuencia comprende también los estudios en

Criminalística, no es Criminalística, y como estudios, no es un grado universitario que

forme a sus alumnos exclusivamente en técnicas policiales de investigación sino que se

trata de un grado que prepara en el estudio, en la teoría y práctica de todo lo relativo a la

delincuencia y conflictos sociales nutriéndose de los contenidos de otras ciencias como

son la Psicología, la Sociología, la Antropología, el Derecho y la Medicina. Aun con

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todo ello, la Criminología es una ciencia autónoma con un área de conocimiento

definida y con unos objetos de estudio concretos.

También debe ser claro que la criminología o sociología jurídica penal, como

prácticamente todas las disciplinas interesadas en afinar su potencialidad para conocer

su objeto de estudio, adopta una visión interdisciplinaria. La interdisciplinariedad es una

invitación al trabajo entre disciplinas, aprovechando los paradigmas, teorías, enfoques y

trayectorias investigativas de diferentes ciencias, para enriquecer el abordaje de un

objeto de conocimiento.

El proceso de construcción del objeto de estudio

En sus inicios históricos la criminología escogió como objeto de estudio, haciendo

además honor a su nombre, a la criminalidad y a los criminales. Sería, entonces, una

ciencia del comportamiento que tendría por propósito examinar las causas de la

conducta criminal. Pero, además, como quiera que la ocurrencia del delito a fines del

siglo XIX, también durante buena parte del XX e, incluso, entre algunos en pleno siglo

XXI, era atribuida a rasgos o características de las personas, pues la disciplina habría de

ocuparse también del estudio de los criminales Todavía hoy, aunque sin duda son

auténticos anacronismos, existen autores que señalan como destino de la criminología el

estudio de los criminales.

Entonces, la primera hipótesis para identificar el tipo de acciones sociales a cargo de la

criminología aparecía referida a la criminalidad. Esto, a su vez, condujo a discutir qué

debía ser considerado como criminalidad, punto en el que surgieron numerosas

diferencias.

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Frente al planteamiento anterior, aun cuando ya habían sido introducidas varias voces

críticas, resultó de un impacto abrumador el análisis de Howard S. Becker, quien

advirtió que no existían comportamientos que fueran criminales, es decir, que tuvieran

esa naturaleza, puesto que el etiquetar la conducta de un individuo como criminal era

resultado de una definición política (Becker: 1971). Significaba lo anterior que no había

comportamientos que fueran ontológicamente criminales, es decir, que poseyeran una

cualidad esencial que los hiciera ciertamente criminales. Por ende, no habría tampoco

individuos predestinados al delito por alguna condición biológica, antropológica,

psicológica, médica o social. La criminalidad, de acuerdo con Becker, surgiría del

proceso de criminalización, entendido como aquel mediante el cual determinados

comportamientos y sujetos serían seleccionados para ser definidos como criminales, por

quien tiene el poder para hacer esas definiciones, de acuerdo con criterios políticos,

sociales, económicos y culturales.

Ideas antecedidas por las observaciones de Frank Tannenbaum, quien indicó que una

acción era definida como criminal sólo cuando un grupo hacía una “dramatización del

mal” para endilgarle esa condición a otro grupo o conducta, dentro del contexto de un

conflicto (Tannenbaum: 1938). Lo que fue complementado por las ideas de George B.

Vold, para quien un grupo criminaliza a otro a fin de hacer valer sus intereses, propósito

con el cual utiliza la ley penal (Vold: 1967). Adicionado también por lo acotado por

Austin T. Turk, que percibía a la criminalidad como resultado de un acto de poder en el

que se adscribía esa condición a ciertas actuaciones y el status de criminales a sus

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actores, previa reducción a un estado de ilegitimidad, puesto que como decía Turk la

criminalidad no es una conducta sino una definición. 

De acuerdo con lo anterior las acciones sociales, cuyo estudio corresponde a la

criminología, no pueden ser representadas en la idea de criminalidad. La criminalidad es

además una calificación, que emerge de un juicio de valor, es decir, es subjetiva y en

esencia prescriptiva. Mientras que las acciones sociales son entidades empíricas, que

pueden ser constatadas o verificadas en su ocurrencia, ya que son objetivas y poseen

una esencia descriptiva. Por tanto, tienen una naturaleza totalmente diversa, no

pudiendo la segunda ser una expresión específica de la primera.

A ese último respecto, además de la idea de criminalidad, la segunda categoría más

importante para abarcar los hechos o acciones sociales de interés penal, que fuera

introducida por la sociología general, es la de desviación social. Desviada es la

tendencia motivada a comportarse en contravención con una o más pautas normativas,

que amerita una sanción (Parsons: 1984). Sin embargo, aun cuando tal concepto

pretende presentarse como descriptivo, sin la menor duda, es prescriptivo, puesto que el

referente de lo desviado se encuentra en la norma.

Para los criminólogos, en primer lugar, fue la necesidad de buscar una categoría

descriptiva, que sustituyera la voz criminalidad, que representara el tipo particular de

acciones sociales objeto de interés para la criminología. Y, en esa dirección, el primer

paso fue plantear la necesidad de redefinir lo criminal o el delito.

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OBJETOS DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGIA

Normalmente se ha considerado que el objeto de estudio de la Criminología son las

conductas antisociales y consecuentemente los sujetos que la cometen, pero la cuestión

del objeto de estudio de la Criminología es por demás controvertida. Para Nuestra clase

es importante determinar cuál es el verdadero objeto de estudio de la Criminología y

algunos autores de forma muy acertada han sostenido que dicha ciencia no solo tiene un

objeto de estudio y le han reconocido tres objetos de estudio, clasificándolos de la

siguiente manera:

a) La Investigación empírica de las causas o factores de la delincuencia.- (su

fuente de conocimiento es la percepción sensorial o la experiencia)

b) La clasificación, el pronóstico y el tratamiento de los delincuentes.

c) La prevención del delito.

La investigación de las causas o factores de la delincuencia: Los factores de riesgo que

provocan la criminalidad han tenido diversidad de explicaciones jurídicas, sociológicas

y psicológicas, entre otras. La tendencia actual es mirar la multifactorialidad que existe

en el ambiente, así como las causas personales, con el fin de entender y mejorar las

estrategias de prevención.

La inseguridad no sólo afecta la calidad de vida de las personas, sino que

también influye en su percepción sobre el sistema democrático. En los lugares más

violentos existe mayor desafección política y baja participación electoral.

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Entre los factores individuales que se han identificados se incluyen: impulsividad,

afán de protagonismo, consumo de drogas, baja autoestima, falta de destrezas sociales,

poco equilibrio emocional, desadaptación y frustración, bajo coeficiente intelectual y

pobre capacidad de resolución de conflictos.

José María Rico (2007) puntualiza 14 factores de riesgo de la criminalidad:

1. Fuerte expansión demográfica.

2. Bajo nivel educacional.

3. Deficiente situación sanitaria

4. Escaso nivel de vida.

5. Condiciones de trabajo inadecuadas.

6. Estructuras sociales atrasadas.

7. Desarrollo de la clase media.

8. Deficiente integración nacional, esencialmente en el plano económico.

9. Toma de conciencia en su realidad social.

10. Reducida industrialización.

11. Escasa renta nacional.

12. Débil desarrollo agrícola.

13. Bajo nivel de consumo de energía mecánica.

14. Hipertrofia del sector comercial.

Pero creo que aún es difícil determinar las causas de la delincuencia puede llegar

a ser desde problemas económicos hasta problemas psicológicos.

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Como se clasifica, se pronostica y se debe de tratar a los delincuentes:

Lo mismo que no hay dos personas iguales dactiloscópicamente vistas, tampoco hay dos

delincuentes que se repitan enteramente, pues si menos los que intervienen en la

completa caracterización de un sujeto, sobre todo desde el punto de vista moral. Pero no

obstante, si no hay dos delincuentes iguales, en cambio puede haber algunos o

muchos ,uy semejantes, relacionados por una especie de parentesco susceptible de ser

sistematizado, al modo de las clasificaciones y la genealogías animales modelo e ideal

que conseguir en el conocimiento de toda suerte de variedades humanas.

Ciertamente una clasificación es siempre un recurso artificial para llegar al

conocimiento integral de una realidad inagotable y proteimorfa. Pero así y todo,

debidamente manejada una clasificación puede ser siempre más o menos útil,

reduciendo la realidad suficientemente para llegar a comprenderla bien y procurándonos

cierta especie de hilo de Ariadna a través del laberinto de la creación de la vida. Cesar

Lombroso el creador de la criminología solo habla de criminales y de criminaloides,

esto es de criminales verdaderos y de criminales atenuados, como si, en realidad, solo a

estas dos grandes clases pudiera reducirse la historia natural del delito. Más tarde, muy

poco después ferri eleva a cinco las dos clases originarias con su conocida clasificación

del mundo criminal en las distintas variedades de los criminales locos, natos, habituales,

pasionales y ocasionales. Sin duda es esta la más vulgarizada de todas las

clasificaciones, la que más ha penetrado a través de las capas sociales permeables a la

cultura contemporánea. Lombroso mismo lo acepto al cabo, aunque sin abandonar

nunca, en definitiva, el recuerdo de las original suya. El término de delincuente nato

parece ser creación del frenólogo español Cubi, veinte años, sobre poco más o menos,

anterior a Lombroso; pero hoy parece abandonarse, con razón: pues si desde cierto
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punto de vista puede decirse que todos somos delincuentes natos, en cuanto nadie es

inmune totalmente al crimen, desde otros no es posible concebir un solo criminal nato,

como una criatura humana condenada a ser siempre y en todo delincuente.

Tras de ferri llego garofalo, que va a darnos una nueva clasificación de los delincuentes,

derivada de su conocida formula del delito natural. Como este es la ofensa a los

sentimientos altruistas fundamentales de piedad y de probidad en la medida media en

que los posee un determinado grupo social, habrá, consiguiente, tres grandes clases de

delincuentes: una, delincuentes privados de sentimiento de piedad; otra, delincuentes

privados del sentimiento de probidad; y por ultimo una clase tercera de delincuentes

privados conjuntamente de piedad y de probidad.

El criminal verdadero no es distinto del criminal atenuado, criminaloide solo por la

gravedad de la infracción o por la repetición de sus actos delictuosos. Es este un error

frecuente en que yo mismo alguna vez pudo haber incurrido, aunque ahora entone el

meo culpa. Puede haber, y hay de hecho, verdaderos criminales que no pasan de las

formas leves de los delitos, así como los hay que, cometida una de estas formas leve o

grave, no vuelven a repetirla jamás en una vida dilatada, aunque lo común sea lo

contrario. La característica diferencial entre criminales y criminaloides se refiere más

bien a la espontaneidad del hecho criminal o por el contrario al carácter provocado del

mismo. En el verdadero criminal, el delito es un fenómeno que se presenta

espontáneamente determinado por causas endógenas, o interiores y exógenas o

exteriores. En el criminaloide, es un fenómeno provocado. Aceptado la nomenclatura de

Mezger, se podría decir que el criminal es un delincuente de carácter y el criminaloide

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un delincuente de situación, en quien el crimen no vuelve a repetirse superada la

situación crítica que lo provocara. Ya antes de Mezger, el psicoanálisis había señalado,

incluso con las mismas palabras, tan fundamental distinción.

Hay criminales endógenos y exógenos, según hemos ya dicho. La formación endógena

del verdadero criminal es sin duda, la más impresionante sobre todo cuando se presenta

en su forma pura.

Evaluación y tratamientos del delincuente

Período de encarcelamiento. Mientras más tiempo esté detenido el individuo y más

fuerte sea su asociación con elementos criminales y su identificación con valores

delictivos, peor será el deterioro que sufrirán sus relaciones familiares y sociales y

mayores serán las dificultades que invariablemente encontrará cuando vuelva a la

comunidad.

Las intervenciones para apoyar la integración social de delincuentes no necesariamente

requiere la privación de su libertad. Por el contrario, muchas de estas intervenciones

pueden hacerse más eficazmente en la comunidad en vez de hacerse en una institución.

De hecho, el encarcelamiento puede con frecuencia obstaculizar seriamente la

reintegración social de un delincuente. Cuando los delincuentes deben ir a prisión para

proteger a la sociedad, el período de prisión debe ser utilizado constructivamente para

asegurar, en todo lo que sea posible, que al retornar a la comunidad ellos no solo

querrán sino que también serán capaces de vivir respetando la ley. A esa altura, se les

puede ofrecer apoyo adicional para ayudarles a efectuar esa difícil transición y asegurar

que la comunidad quiere y puede recibirles. La mayoría de los delincuentes confrontan

problemas de adaptación social importantes, que pueden incluir estigmatización y

ostracismo familiar y comunitario, y el consiguiente impacto negativo sobre su

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capacidad para encontrar empleo o vivienda, regresar a la educación formal o crear o re-

crear su capital individual y social. A menos que reciban ayuda para confrontar estos

problemas, con frecuencia se ven atrapados en un ciclo de integración social fallida, re

delincuencia, recaída y rechazo social. A menos que las comunidades comprendan y

acepten la importancia de asegurar la reintegración exitosa de los delincuentes, éstas

continuarán sin querer o sin poder facilitar ese proceso o desempeñar un papel activo en

la rehabilitación de los delincuentes.

¿Qué es la re integración social?

La integración social se refiere al proceso de integrarse social y psicológicamente en el

entorno social. Sin embargo, en los campos de prevención del delito y justicia penal, en

donde se la usa con frecuencia, el término se refiere más específicamente a las diversas

formas de intervención y programas individuales para evitar que se vean involucrados

en conductas delictivas o, para aquellos que ya están en conflicto con la ley, para

reducir la probabilidad de que vuelvan a delinquir. Las intervenciones de integración

social son por lo tanto intentos de los diversos componentes del sistema judicial, en

asociación con organismos sociales, ONG, instituciones educativas, comunidades y

familia de los delincuentes, para apoyar la integración social de individuos con riesgo de

delinquir o caer en la re-delincuencia. Los programas pueden ser desarrollados para

varios grupos de individuos con riesgo de delinquir o caer en la re-delincuencia,

incluyendo niños y jóvenes cuya socialización todavía está “en proceso”, como así

también para individuos de grupos que tienden a confrontar algunos desafíos de

integración social particulares, tales como los grupos minoritarios, inmigrantes o

individuos que padecen de enfermedades mentales o problemas de abuso de substancias.

Algunos de estos grupos pueden ciertamente estar confrontando situaciones inmediatas

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de exclusión social y pueden necesitar ayuda para tratar con obstáculos invencibles de

integración social.

el término “programas de reintegración social” se usa para referirse específicamente a

intervenciones diseñadas para ayudar a los delincuentes que han sido ubicados en una

institución, tales como un reformatorio, un centro de detención o una prisión, institución

de salud mental o centro residencial para el tratamiento de drogas. Incluyen

rehabilitación, educación y programas previos a la puesta en libertad ofrecidos en la

prisión, como así también las intervenciones de libertad condicional y de asistencia

posterior a la liberación. El objetivo primordial de los programas de reintegración social

es proporcionar a los delincuentes la asistencia y la supervisión que necesitan para

aprender a vivir sin cometer delitos y evitar recaer en la delincuencia. Su propósito es

ayudar a los delincuentes a desistir del delito y a reintegrarse exitosamente dentro de la

comunidad. En general, hay dos categorías principales de programas de reintegración

social: (a) programas e intervenciones ofrecidos en el medio institucional mismo, con

anterioridad a la puesta en libertad de los delincuentes, para ayudarles a resolver

problemas, tratar con los factores de riesgo asociados con su conducta delictiva y

adquirir la destreza necesaria para vivir una vida respetuosa de la ley y autosuficiente,

como así también prepararles para su liberación y reinserción dentro de la sociedad; y

(b) programas de base comunitaria, que a veces son parte de un esquema de libertad

condicional, para facilitar la reintegración social de los delincuentes después de ser

puestos en libertad. Muchos de los programas que pertenecen a la segunda categoría

descansan sobre la provisión de alguna forma de supervisión comunitaria, como así

también en diversas formas de apoyo y asistencia a los delincuentes y algunas veces

también a su familia.

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La importancia de los programas de reintegración social

Los índices de reincidencia siguen siendo muy altos entre ciertos grupos de

delincuentes. Si bien no se dispone de estadísticas globales, los datos de países

individuales confirman altos índices de re-delincuencia, alcanzando un 70 por ciento o

más. A principios de 2012 en Brasil, que tiene 500 000 presos, fue encargado un estudio

de los índices de reincidencia en siete estados federales por parte del Consejo Nacional

de Justicia. En el Reino Unido, los índices de re-delincuencia también alcanzaron el 70

por ciento en algunas prisiones, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Justicia.

Muchos delincuentes, incluso después de severas sentencias de prisión, vuelven a

delinquir repetidamente y no pueden reintegrarse a la comunidad como ciudadanos

respetuosos de la ley. La prisión, en sí misma, es incapaz de solucionar las cuestiones de

reintegración social de los delincuentes. Aun cuando los programas sólidos de la prisión

han ayudado a los delincuentes a lograr algunos progresos durante la detención, esos

progresos se han perdido como resultado de la falta de supervisión de seguimiento y

ayuda pos penitenciarias a la liberación. Por lo tanto es razonable pensar que las

estrategias de prevención eficaz del delito tanto a nivel local como nacional deben

prestar atención especial a la integración social de los delincuentes y a la reintegración

de los ex prisioneros a la comunidad.

Los sistemas de justicia penal deben diseñar y realizar intervenciones de reintegración

social eficaz para evitar la reincidencia y para detener el ciclo de integración social

fallida. Tales intervenciones no necesariamente requieren el encarcelamiento de los

delincuentes. Por el contrario, muchas de ellas pueden realizarse más eficazmente

dentro de la comunidad que en una institución. De hecho, se puede decir que es más

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fácil aprender el modo de comportarse de una manera socialmente aceptable cuando se

está en la comunidad que dentro del ambiente aislado y difícil de una prisión.

Todo delito tiene un costo social, que puede ser substancial. Además de los costos

policiales y de investigación y procesamiento de los delitos, están los costos de

encarcelamiento, como así también los costos para las víctimas y la comunidad. El costo

social y económico de la integración fallida de los delincuentes es una gran

preocupación para quienes formulan las políticas en todo el mundo: “Si un ex-prisionero

no se reintegra exitosamente hay costos directos e indirectos para la comunidad. Si los

prisioneros reinciden después de la puesta en libertad, la seguridad comunitaria se ve

afectada por el aumento del delito. Hay costos relacionados con actividades policiales y

la adjudicación de estos nuevos delitos además de los costos de la administración de

nuevas sanciones. Hay muchos costos que no son fáciles de cuantificar o costos

indirectos, tales como los que sufren las víctimas de estos delitos, aquellos asociados

con la pérdida de la capacidad económica y comunitaria, o por la necesidad de que los

ex prisioneros recurran a servicios sociales en vez de contribuir a la sociedad.”

El problema de los delincuentes reincidentes es otra gran preocupación. Con frecuencia

una amplia proporción de delincuentes pasa por el sistema de prisión debido a delitos

relativamente menores, cumpliendo términos de encarcelamiento sucesivos y

relativamente cortos. Si bien los delitos en sí son relativamente menos serios,

principalmente delitos menores contra la propiedad, el impacto de la reincidencia es

substancial sobre las comunidades y la seguridad pública, así como sobre la confianza

pública en el sistema de justicia. Mucha de la conducta de estos delincuentes puede

estar ligada al abuso de substancias y adicciones, desórdenes mentales, falta de destreza

para el trabajo y demás cuestiones. Debido a que tienden a cumplir sentencias cortas, su
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acceso al tratamiento y demás programas cuando están detenidos es bastante limitado y

siguen expuestos a un alto riesgo de volver a delinquir. Desafortunadamente, muy pocos

de esos delincuentes participan significativamente en los programas de la prisión y aún

menos reciben apoyo o supervisión después de ser liberados.

En países de ingresos bajos y medios, los que hacen las políticas son a veces reacios a

proponer ofrecer a los delincuentes asistencia y servicios que a veces no están ni

siquiera disponibles para los ciudadanos comunes. Esta es ciertamente una cuestión

complicada y con frecuencia de difícil solución. Sin embargo, al final los políticos

deben recordar que la ayuda a la integración no es necesaria sólo para el bien de los

delincuentes sino que es todavía más importante para la seguridad de la comunidad, el

beneficio de las futuras víctimas en potencia y finalmente para el desarrollo

socioeconómico de los países.

El desistimiento de la delincuencia y la prevención de la reincidencia

Facilitar la reintegración de delincuentes es una tarea compleja y el impacto de las

intervenciones específicas es con frecuencia difícil de medir. La reducción de la

reincidencia delictiva sigue siendo el mejor indicador de un programa de reintegración

social exitoso. La “Reincidencia” (“re-delincuencia”) se refiere a si una persona que es

objeto de una intervención judicial penal (pena) delinque o no delinque después. A nivel

del individuo, la reincidencia se previene cuando el delincuente desiste de cometer

delitos. Un objetivo obvio de los programas de reintegración es alentar al delincuente a

desistir del delito para parar la re-delincuencia. “Desistimiento” se refiere al proceso por

el cual, con o sin la intervención de los organismos de justicia penal, los delincuentes

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abandonan sus actividades delictivas y viven su vida sin cometer otros delitos. Esto

usualmente se logra después de un cierto período de tiempo.

Hay una cantidad de factores asociados con el desistimiento del delito. Los ejemplos de

tales factores son la adquisición de nuevas destrezas, empleos a tiempo complete,

convivencia con otra persona o establecer una familia (especialmente para las mujeres).

Los cambios en las circunstancias familiares y de trabajo son factores claves para

registrar el desistimiento. Sin embargo, es difícil especificar la relación causal entre

estos factores y la ausencia de una conducta delictiva en el individuo. De acuerdo a un

estudio sobre libertad condicional en el Reino Unido, parecería que el desistimiento se

hace menos probable a medida que aumenta la cantidad total de circunstancias sociales

“problemáticas” que confronta el individuo.

Los programas basados en la teoría del desistimiento enfatizan el cambio a largo plazo

por sobre el control a corto plazo, reconociendo que es improbable que ese progreso sea

directo o continuo. Se concentran en apoyar a los delincuentes para verse a sí mismos de

una manera nueva y más positiva, con esperanza de futuro. Este enfoque asume que la

reintegración social exitosa de un delincuente yace en una combinación de motivación y

capital humano y social. “Capital humano” se refiere en parte a la capacidad del

individuo para efectuar cambios y alcanzar metas. El “Capital social” incluye factores

tales como el trabajo y una familia que apoya u otras relaciones personales.

Abordando los factores de riesgos

La prevención de la reincidencia requiere intervenciones efectivas basadas en la

comprensión de los factores que representan un riesgo para los delincuentes y les

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dificultan el éxito de su reintegración en la sociedad (por ej. Victimización temprana,

dificultad de aprendizaje, abuso de substancias, familias que no los apoyan, enfermedad

mental y física, y demás). Algunos factores de riesgo son dinámicos — en el sentido de

que son dóciles al cambio — mientras que otros factores de riesgo no lo son. Los

factores de riesgo dinámicos pueden ser tratados por programas dentro o fuera del

sistema de justicia penal.

Los programas de reintegración se desarrollan típicamente sobre la base del

entendimiento actual de los factores de riesgo dinámicos relacionados con la

reincidencia, las necesidades de los delincuentes y los desafíos que ellos encuentran al

salir de la prisión. Los programas varían de acuerdo a los factores de riesgo y al tipo de

problema de integración social que está diseñados a tratar. Muchos programas se

concentran en los desafíos específicos que confrontan los delincuentes, tales como el

uso de drogas, la dependencia de drogas o el desempleo. Muchos programas de

reintegración han sido diseñados para tratar con categorías específicas de delincuentes,

tales como los delincuentes reincidentes, delincuentes dependientes de drogas,

delincuentes juveniles, delincuentes con enfermedades mentales o delincuentes sexuales

peligrosos.

La mayoría de los delincuentes se ven confrontados por una gama de desafíos sociales,

económicos y personales que tienden a convertirse en obstáculos para su integración

social. Algunos de estos desafíos son el resultado del ambiente social, la familia, los

compañeros, el abuso de substancias o los bajos niveles de educación y destreza.

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Los programas de reintegración y el sistema de justicia penal

Los programas de reintegración social también abarcan intervenciones realizadas con

posterioridad a un arresto para derivar a los delincuentes apartándolos del sistema de

justicia penal hacia una medida alternativa, incluyendo el proceso de justicia

restaurativa o un programa de tratamiento adecuado. Las intervenciones de

reintegración también pueden tener lugar dentro del contexto de una sanción basada en

la comunidad — por ejemplo libertad condicional o servicio comunitario — para ayudar

a los delincuentes a integrarse dentro de la comunidad, posiblemente con algún tipo de

supervisión, y reparar las relaciones que se vieron afectadas por su conducta delictiva.

Comparadas con la prisión, estas sanciones basadas en la comunidad son con frecuencia

vistas como una manera más eficaz para apoyar la integración social de los delincuentes

debido a que evitan someterles a marginalización y a los efectos dañinos de la prisión.

El uso de sanciones basadas en la comunidad evita sacar a los delincuentes de la misma

y colocarlos en una situación en la que eventualmente debe confrontar problemas de

reinserción cuando son liberados. De hecho, la meta principal de las sanciones

comunitarias es la integración de los delincuentes dentro de la comunidad para así

reducir el riesgo de daño y re-delincuencia en el futuro.

Los programas exitosos usualmente van dirigidos hacia los factores dinámicos del

riesgo asociado con la reincidencia. Varios de esos programas se concentran en los

desafíos específicos que confrontan los delincuentes, tales como el abuso de substancias

o el desempleo, o en grupos específicos de delincuentes, tales como los delincuentes

sexuales o los delincuentes juveniles de alto riesgo. Obviamente hay también algunos

delincuentes con necesidades especiales, circunstancias especiales o incluso con

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antecedentes culturales especiales que tienen que ser ubicados en programas

especializados.

En algunas jurisdicciones, esto incluye medidas para dar un cierto fin a un proceso

exitoso de reintegración social “borrando” o dejando de lado el registro de los

antecedentes penales del delincuente. En Canadá, por ejemplo, sellar el registro penal de

un delincuente que ha desistido del delito y ha completado un periodo sin cometer

delitos en la comunidad es un paso importante de la reintegración social y un

reconocimiento oficial de su éxito.

Desarrollo de una estrategia de reintegración

Claramente se necesita un enfoque estratégico hacia el desarrollo de la prevención

integral de la reincidencia y la reintegración de los delincuentes. Sin embargo, hay

algunos pocos hechos inevitables que deben ser tenidos en cuenta al concebir e

implementar las intervenciones para prevenir la reincidencia al supervisar y asistir a los

delincuentes y asegurar su reintegración exitosa dentro de la comunidad. Estos son:

• Las prioridades de prevención del delito varían en cada comunidad y así también

varían sus prioridades para la intervención y para los programas de prevención de la

reincidencia.

• Los ex-delincuentes se ven confrontados por una miríada de desafíos que los

predisponen a volver a delinquir con posterioridad a su puesta en libertad. Para prevenir

la re-delincuencia, se debe tratar con los factores que la precipitaron en el pasado.

Muchos ex-delincuentes tienen necesidades múltiples que deben ser abordadas de una

manera integral, incluyendo capacidad limitada, cuestiones de abuso de substancias y

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falta de apoyo familiar y comunitario. Muchos problemas entretejidos, de larga data,

requieren soluciones a largo plazo e intervenciones importantes.

La prevención del Delito

La prevención del delito o prevención de la delincuencia es el intento de reducir

los delitos y disuadir a los delincuentes. El término se aplica específicamente a los

esfuerzos de los gobiernos para disminuir los delitos, aplicar la ley y mantener

la justicia penal. Tipos de prevención: Varios factores tienen que darse a la vez para que

un delito ocurra:

1. Un individuo o grupo tiene el deseo o motivación para participar en un

comportamiento prohibido;

2. Al menos uno de los participantes tiene las habilidades y las herramientas

necesarias para cometer el delito; y

3. Se presenta una oportunidad de actuar.

La prevención primaria se dirige a factores individuales y factores familiares

correlacionados con una posterior participación en delitos. Factores individuales, como

apego a la escuela e implicación en actividades sociales, disminuyen la probabilidad de

cometer delitos. Factores familiares, como adecuadas habilidades parentales, reducen

este riesgo para los hijos. Los factores de riesgo son de naturaleza aditiva: cuanto mayor

es el número de factores, más grande resulta el riesgo de cometer delitos. Además hay

iniciativas que buscan reducir los índices de delincuencia en una población o a nivel de

conjunto.

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En otros términos, las medidas de prevención tienen por objeto reducir el delito y la

violencia antes de que ocurran, modificando la tendencia de los infractores a cometer

actos delictivos y violentos, en contraste con las medidas de control, que buscan reducir

el delito impidiendo que sus autores cometan nuevos actos y así poder reintegrarlos a la

sociedad y con sus familias, siempre bajo la observación de la ley.

OTROS OBJETOS DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGÍA

La criminología es una ciencia social, interdisciplinaria y de carácter autónomo, que

tiene cuatro objetos de estudio, a saber: el crimen, el criminal, la víctima y el control

social de la criminalidad.

Criminal: Sujeto que por sus hechos se presume que cometió una conducta tipificada y

cuya culpabilidad o responsabilidad será determinada por un proceso judicial. Crimen:

Conducta aparentemente sospechosa que va contra la moral social.

En lenguaje ordinario, un crimen es una acción indebida o reprensible, en general

un delito grave como la acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien. El

término crimen no tiene, en el derecho penal moderno, una definición simple y

universalmente aceptada, aunque se han proporcionado definiciones legales para ciertos

fines. La opinión más popular es que el crimen es una categoría creada por la ley; en

otras palabras, algo es un delito si así lo declara la ley pertinente y aplicable. Una

definición propuesta es que un crimen (o delito penal) es un acto perjudicial no solo

para una víctima sino también para una comunidad, sociedad o Estado ("un error

público"). Dichos actos están prohibidos y punibles por ley

La elaboración científica de una teoría de la víctima es un fenómeno reciente,

delincuente y víctima son los dos coprotagonistas del suceso criminal.

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El control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener

el orden establecido en las sociedades. Aunque a veces el control social se realiza por

medios coactivos o violentos, el control social también incluye formas no

específicamente coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias.

CONCLUSIONES

1. las conclusiones que me deja este análisis es la comprensión de que el delincuente

tiene derecho a ser tratado mejor y se le debería de dar la oportunidad de reintegrarse en

la sociedad de una buena manera porque lo que pasa en países como el nuestro y talvez

en la mayoría es que no se les enseña no se les rectifica solo se les castiga y se ve la

cárcel como algo malo donde solo están encerrados pensando en delinquir más cuando

podría ser un lugar donde se les eduque se les enseñe un oficio para que el día en que

paguen su condena salgan y cambien su vida y sus pensamientos.

2.  No podemos eliminar la delincuencia, pero podemos reducir su gravedad y así

reducir al mínimo su impacto negativo.

3 Finalmente podemos concluir con que la criminología puede tener muchos objetos de

estudio pero que lo principal deberá de ser evaluación y tratamiento de delincuentes,

desistimiento del delito y reintegración social. Crear lugares de rehabilitación debería de

ser una prioridad para los gobiernos.

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