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FUISOflA, MQumCTUM T O U D A O MoOtRMOW / PoSTMOOf M M M O

J<»« Ignacio López Soria CAMTWOI

Foucauli, Miclicl (1984) [Sign¿c Mauricc Florcnce]. M i d i c l Foucauli (1926 [1984]. E n : Huisnian,
Dciiis (IZd.). Dicdoiiitaiie íiaphiloiophes {vol l,p. 941-944). París: I ' U F .
La condición contemporánea, y sus retos para la
2a. cd. (1993) recuperado de https://www.puf.com/Auicu r;Miclicl_Foucault Rcdígéc avant 1983, par
arquitectura y el urbanismo'
Michcl Foucault, cciie iioiicc ciaii sigiicc Mauricc Florciicc.

Foucault, Miclicl (1998). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. M é x i c o : Siglo Veintiuno.

Foucault, Miclicl (2009). L a vida: la experiencia v la ciencia. E n : Giorgi, B . &: Rodríguez, F. (Conip.). En escritos y conferencias anteriores he propuesto y desarrollado tres ¡deas que
Enutyoí sobixpolítica. Excesos de vida (p. 41-57). Buenos Altes: Paidós. suelo utilizar como punto de partida en mis reflexiones sobic arquitectura: la pri-
Habermas, Jurgcn (1986). Genciay téaiica como 'i^Ieolagia'. Madrid: Tecnos.
mera, que el hombre no tiene más esencia que su propia existencia; la segunda,
que existir no es otra cosa que habitar; y la tercera, que la arquitectura es la pastora
Heidegger, Mattin (2003). L a pregunta por la iccnica. E n : Filosofía, ciencia y téaiica (p. 113-148).
Santiago de Clillc: E d . Universitaria.
del habitar. De ahí la importancia que la filosofía atribuye a la arquitectura, por-
que en el habitar, que la arquitectura organiza, cuida y pastorea, se juega el hombre
Lcfort, Claudc (2004). Lt incertidtimbre tUmocnltica. Enutyos sobn lo político. Barcelona; Amhropos.
su propia esencia.
L ó p e z Soria, Jos¿ Ignacio (2001). A d i ó s al discuno moderno en el Perú. Hueso húmetv. Lima, n ' 39,
sct, 2001, p. 47-57. Reeditado en: Castillo Oclioa M . y V. Carranza (ed.) - DeiencanlaJosy Para este evento se me ha pedido que me refiera principalmente a la condición
fascinuíios. La postmodtniitlad en el Perú. Lima, U R P , 2002, p. 45-57.
contemporánea y a los retos (globales, nacionales y urbanos) que ella plantea, para
López Soria, J o s ¿ Ignacio (2013). Plenitud en vez de dcsatrullu. ¡iejltxión. Ciencias, humanidades, arus, así situar la reflexión que harán ustedes después sobre el habitat contemporáneo'.
Lima, a ñ o 1, n ú m . 1, abr. 2013, p. 30-37.
Se me sugiere, por tanto, que ofrezca, como diría el filósofo fraticés Michel Fou-
Lukács, G c o i g (1975). ^ alma y las formas y La teoría de la novela. Barcelona: Grijalbo. cault (1984)'" o el italiano Gianni Vattimo (2004,19)", una especie de "ontología
Lyoiard, Jcan-Fran^jis (1994). La conditionpostmodenie. Tunis: C ¿ r ¿ s . de la actualidad" que enriquezca la descripción sociológica de lo que ocurre con
una conceptualización de la manera actual de darse del ser o, dicho de otra mane-
Minaya, Edicksuii (2010). L a filosofía como oncología de la actualidad: una respuesta a la crisis de
nuestro tiempo. Recuperado de http://congresos.uni.es/filosofiajuvcn/filosonajoven2010/papcr/ ra, que aborde lo que constituye la actualidad como el acontecer contemporáneo
viewFile/7921/7621 -la forma de manifestarse hoy- de un proceso que nos viene de antiguo, en el que
Musil, Robcrt (2004). S hombre si/i atributos. Barcelona: Scíx Barral. advertimos ya rasgos crepusculares pero también asomos aurórales.
Quijano, A n í b a l . Colonialidad del poder, curoceiitrismo y América Latina (p.777-832). E n : Cuestiones Esc proceso general al que aludimos es, como puede fácilmente imaginarse, el
y horizontes. Antologa esencial De ¡a dependencia hislórico-estrucíurala la colonialidad/descolo-
nialidad del poder. Buenos Aires: Clacso, 2014. Ver también en lutp;//www.cholonautas.edu. pe/ de la modernidad occidental, un proyecto que se fue diseiiando y construyendo
modulo/uplaad/Aniba]%20 Q u ijano.pdf desde el siglo XVI, que en el siglo XVIII cuajó en discursos orientadores y perfor-
Ricoucr, Paul (1965). De riuterprétation, Essai sur freud. Paris; Seuil. mativos, que en el siglo XIX empeñó casi todas sus fuerzas en la construcción de
los Estados-nación y que ya en la segunda mitad de ese mismo siglo comenzó a
Schmitt, Cari (2014). El concepto de lo político. Texto de ¡932 con un prólogo y tres corolarios. Madrid:
Alianza. inustrar síntomas de debilitamiento. Esto tiltimo se advierte, por ejemplo, en que
Spcnglcr, Oswald (1935). La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología dt la historia univer'
los filósofos se atrevieron a sospechar de la veracidad de los procedimientos cnun-
sal Santiago de Chile: Osiris.

Sullivan, Louis H . (March, 1896).'nieullolRcebuildiiigartisticalIyconsidercd. Lsppincott's Magazine.


Pliiladclphia, p. 403-409.

Taylor, Charles (1997). The Politics of Recognición. E n : PhilosophicalArptmenu (p. 225-256). C a m - 8. Cutiferencla inaugural de la jornada internacional "Retos y tendencias arquitectónicas en el habitat
btídgc, M s : Harvard U . R cunicmpuráneo", organizada por el decanato de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Altes de la
Universidad Nacional de Ingeniería, Lima, 15 de diciembre, 21)16.
Vaitimo, Gíaniií (1990). El fin de la modernidad Nihilismo y liennenéutica en la cultura posmodenut.
Barcelona: Gedísa. V. E n vez de 'habitat' que remite a un espacio permanente y estático, prefiero el (érinino 'habitar', que
incorpora el dinamismo de la forma verbal e incluye otras variables, además de las espaciales.
Vaitimo, G í a n n i (1995). Dialéctica, diferencia y pensamiento débil. E n : Vattimo G . & Rovatti, P.A. lU. Us el propio Foucault (19S4) quien deja en claro que su propuesta teórica, después del predominio
(ed.). El pensamiento débil {p. 18-42). Madrid; C i t e d i a . n i a r x i s l a con Sartre. cunsísle en una especie de oniologla sobre nosotros mismos -la manera actual
de cunstiluirnos en sujetos-, los actuales objetos y las relaciones entre ambos. Vuelve sobre el tema en
Vattimo, Gianni (2004). NUnlismoy emancipación. Ética, política, derecho. Barcelona: Paidós.
1V85, subrayando, a propósito de la Ilustración, que "De pronto, la cuestión del -ipresente- se vuelve
Wcbcr, Max (1979). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Barcelona: Península. una interrogación de la cual la filosofía no puede separarse' (Foucault, 2009, p. 44).
11. La idea de 'ontolugla de la actualidad', recogida de Foucault, es reiterada por Vattimo en n o p t K o s d e
sus obras (por ejemplo, Vattimo, 20Ü4 p. 19). Sobre este tema puede verse Minaya (2010).

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FUKOFtA, AMMTKTIMA V OUDAO M O D F I M O A D / PotTMOOCRMMD
Joié Igrucio LApez Soria CAPf,ljJjt

ciacivos considerados como científicos'*; los artistas -agrupándose en "vanguar- La racionalidad moderna, portadora antes de una dimensión emancipadora y de
dias" frecuentemente altisonantes- decidieron explorar dimensiones nuevas de la otra instrumentalizadora, se ha centrado en la instrumentaüzación, advierten los
experiencia humana recurriendo a materiales y modos inusuales de hacer arre; los integrantes de la Escuela de Frankfurt (desde Horldieimer, Adorno, Marcuse y
políticos comenzaron a dejar de lado la condición de representantes que los liga Benjamin ayer, hasta Habermas hoy). Y esto está ocurriendo de tal manera que
a "lo político", es decir, al hacerse de la sociedad, para dedicarse a la actuación, la racionalidad, ahora ya desembozada mente instrumental, cuya gestión preemi-
cual marioneta a veces, en ese escenario público al que llamamos "la política"'^; nente se disputan el Estado y el mercado, está invadiendo todas las esferas de la
los emprendedores índustriosos-artífices de las revoluciones industriales y por- cultura y los subsistemas sociales, y llega hasta a la vida cotidiana: trata incluso de
tadores de la "ética del bienestar"'* - se vieron paulatinamente desplazados por colonizar el habla y todo tipo de lenguaje.
el capitalismo financiero, que encumbra la ganancia a la condición de principio
orientador del comportamiento'^ y los tccnólogos -aprovechando los avances de A esto es a lo que Heidegger llamó tempranamente el dominio de la técnica, la
los ciencias- empezaron a llenarnos el espacio de artefactos reemplazables, hacien- tendencia a la organización total de la vida humana, primero, como ha explicado
do de la rccmplazabilidad un signo de progreso y de distinción'^. magistral mente Foucault (1998, p. 203 y ss.), haciendo de la organización social un
panóptico" (cárcel, cuartel, escuela, hospital, parque, planra industrial...) en el que
En este contexto, del que trazamos solo algunos rasgos, la arquitectura, apro- todos quedamos visibles y permanentemente vigilados por un poder vigilante que se
ximándose a la biología evolucionista, formuló un principio, "form ever follotvs oculta a nuestra mirada, y, segundo, como argumenta hoy Zygmunt Bauman (2008,
functíon. and fbis is the luu" (Sullivan, 1896, p. 408), que se convertiría en piedra p. 70), convirtiendo la sociedad en un sinóptico (a través de los medios de comu-
angular del proyectismo moderno. nicación social) que nos obliga a todos a asistir al mismo teatro para tener como
referentes universales de valor las marionetas que el poder nos pone ante los ojos.
Con el avance del siglo XX comenzó a tomarse conciencia clara de los resulta-
dos que dejaron como sedimento los fenómenos indicados arriba. La racionalidad Este juego entre panóptico y sinóptico al servicio del poder viene de antiguo, de
moderna, advierte tempranamente Weber (1979, p. 258)", nos está encerrando esas viejas batallas por la cartografía que libraron los Estados cuando comenzaron
en una "jaula de hierro". Ha comenzado ya la "decadencia de Occidente", ano- a convertirse en modernos, cuando la ciudad devino en la forma dominante de
ta Spengler (1935)"'- El hombre moderno, esencialmente "problemático", como poblar el territorio. Frente a la diversidad de los instrumentos de medición, re-
señala Lukács (1975)''', se está quedando "sin atributos", dice Musil (2004)^". La sultado no solo de la lejanía y el aislamiento entre las poblaciones, sino también
cultura, antes base de la ética de buen burgués e impulsora ahora de un hedo- de los fueros y privilegios de las corporaciones (eclesialcs, gremiales, nobiliarias,
nismo que no tolera postergar la satisfacción de las necesidades, ha dejado de ser universitarias, etc.), el Estado moderno, como acertadamente señala Bauman,
funcional al espíritu primigenio del capitalismo, argumenta Daniel Bell (2004)^'. necesitaba homogeneízar el espacio para hacerlo legible y transparente, y fa-
cilitar, así, el control político, la recaudación de impuestos, el predominio de la
lengua oficial, la difusión del sistema simbólico, las transacciones comerciales, la
educación homogénea del pueblo, etc. Nada mejor para ello que, por un lado, la
12. Recuérdese que Ricoeur (1965) incluyó en loque llamó la "escuela de sospecha" a Marx, NIetzschey
imposición de instrumentos de medición desantropomorfizados y deslocal izado.*!,
Freud. La "sospecha", basada esencialmente en el enmascaramiento de la verdad debido a los Intere-
ses, la voluntad de poder y el deseo, es, a su v c i , sometida a critica por Ferraris (1995). es decir, racionalizados; y, por otra, la confección de mapas para dejar al espacio
13. Recitemos la distinción entre "la política" y "lo político' de Schmitt (2014) y especialmente de Lefort abstractamente atrapado en trazos racionalmente legibles. El asunto se complicó
(2004). —y ustedes lo saben mejor que yo— cuando la representación plana comenzó a ser
14. He desarrollado m i s ampliamente el tema en López Soria (2001 y 2013). enriquecida con la perspectiva. Fue entonces necesario, como anota Bauman,
15. Una primera crítica del capitalismo financiero y sus efectos, especialmente en la ética del hedonismo inventar una especie de "ojo humano trascendenre" que fijase una perspectiva
y la práctica del consumismo. fue elaborado por Bell (2004).
que, por estar libre de aspectos antropomórficos y locales, pudiese ser considerada
16. Heidegger (300.^) emprendió \a critica del tecnicismo; consideró a nuestra ¿ p o c a como U "en de la
como la perspectiva correcta por cualquier ob.servador. Y, así, el punto de vista de
técnica", Del tema se ocupó luego l í a b e r m a s (1986).
ese supuesto ojo humano trascendente -desprovisto de sedimentos históricos y
17. La mencionada obra de Weber comenzó a publicarse en 1901.
18. El primer volumen de La liecadeixcia de Occidente se publicó por primera vez en 1918.
19. La idea del "hombre problemático" atraviesa La teoría de la novela, obra publicada en 1916.
20. £/ hombre sin atribuios de Musil comenzó a publicarse en 1930.
21. La versión original de Vie Ciilliirní Contradictiont ofCapitalism es de 1976. Un ensayo con el mismo 22. La idea del "panóptico" estd lomada por Foucault de los trabajos y el libro Panoplicon, de 1791, de I.
título apareció en 1970. Bentham.

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FiLOSOf U. ABQUÍItCTUBA f aUDAO MODUMIDAO / POSTMOMOMOAO
CAMnnol
ioii Ignacio L ó p e i SocU

de ataduras culturales- se convierte en el punto de vista "objetivo" y, por tanto, En el contexto de esta condición compleja de la actualidad, de la que hemos seña-
superior y legitimado para ser impuesto a los demás. Modernizar equivalía a lado solo algunos trazos, han surgido en los últimos decenios fenómenos y voces
hacer legible y transparente el desordenado espacio local gracias a expertos y es- nuevas que dejan traslucir signos aurórales sin borrar, en algunos casos, las huellas
pecialistas (topógrafos, agrimensores, cosmógrafos, arquitectos, cartógrafos) que de lo crepuscular. Daré cuenta solo de algunos de ellos.
se convierten en la burocracia del Estado moderno, un Estado que da normas que
solo la burocracia entiende. El poder, por tanto, se sitúa en la zona de la certi- Comienzo por el que nos queda más a mano, el de la globalidad, al que confun-
dumbre, y deja a los pobladores sumidos en la incertidumbre o ante la necesidad dimos frecuentemente con el de globalización. El término globalización no me
de tener que someterse a una normativa cuya racionalidad no entienden. es grato porque, como anota Quijano (2014), remite a un proceso que arranca
con los llamados "descubrimientos", las conquistas y las colonizaciones; padece
Sabemos, además, que los afanes de racionalización no se quedaron en el mapeo desde el comienzo de eurocentrismo, articula las diversas formas de trabajo y sus
del territorio, es decir, en la representación cartográfica de la realidad territorial. frutos en beneficio del capital, y, en fin, no parece conocer otra lógica que la de la
Frente al caos urbano, las epidemias y los movimientos sociales que generó el racionalidad instrumental. Llega así la globalización a nuestros días, después de
proceso de industrialización, y que hizo que el peligro, situado antes fuera de las producir atropellos mil en el camino, empeñada todavía en homogcneizarnos a
murallas, se ubicase dentro de la ciudad, surgió el sueño de la ciudad planifi- todos bajo el ropaje de sujetos informatizados y tratando de obligarnos a aceptar
cada, transparente, centrada, y compuesta de barrios y conjuntos habitacionales la competición -que es lucha con el otro- para medir la valía, mientras que, por
regulares, atenidos a funciones y usos predeterminados-^. Se trataba de una es- otro lado, gestionada desde ese superpanóptico que es el ciberespacio, escudriña
astutamente nuestros gustos y preferencias, mide al milímetro nuestra capacidad
pecie de urbanismo utópico, pensado a partir de la representación, de la con-
de endeudamiento, vigila cada uno de nuestros pasos y acumula sobre todos
sideración de la realidad como una especie de objetivación del plano. Se quiso,
infinidad de información para ofrecernos productos siempre reemplazables, in-
por tanto, pasar del espacio cartografiado a la cartografía espaciaUzada, es decir,
ducirnos a no postergar la satisfacción de nuestras necesidades (consun\ismo)
de dibujar la realidad a convertir el dibujo en realidad, todo ello, una vez más,
y mantenernos advertidos de que sobre cada uno de nosotros tiene el sistema
al servicio de pía niñeado res, revolucionarios y dictadores que buscan imponer a más información que la que nosotros mismos podemos recordar. Pero, como
los demás su propia noción de orden. Volviendo a nuestra reflexión anterior, es apuntaba arriba, la globalización no debería confundirse con la globalidad. Esta
como dejar crudamente al descubierto la racionalidad instrumental, aunque esta última es un producto de nuestro tiempo, es fruto del rebajamiento de las fron-
sea presentada como el único camino que desemboca en la felicidad racional. teras, de la desaparición de los nacionalismos extremos, del debilitamiento de
Ante la imposibilidad de llevar a la práctica en gran escala el ideal de conformar los "marcadores de certeza"^*, de haber aprendido a no temerle a la atnbivalcncia
el espacio de acuerdo al plano para llevar a cabal cumplimiento la racionalidad (Bauman, 2008, p. 63). de la "provincialización de Europa" (Chakrabarty, 2008,
instrumental y producir la ansiada homogeneización, surge, especialmente en p. 29), de la extensión de las redes sociales, del rebrote de identidades locales, de
las actuales megalópolis, el encerramiento, en pequeña escala, del habitar y del la toma de la palabra por las diversidades que pueblan nuestros espacios naciona-
existir, es decir, la conformación de espacios homogéneos aislados que están re- les y globales, de la cada vez más extendida consideración de la naturaleza como
lacionados con la vivienda, la cultura, la educación, la salud, el deporte, el ocio, nuestra imprescindible compañera de viaje, etc. Es decir, estamos como en las
etc., para asegurar protección, equivalencia y certidumbre. Al mismo tiempo vísperas de estrenar una concepción de humanidad que nos abarque a todos sin
que proveen de estas seguridades, esos espacios cultivan la hostilidad y la into- homogeneízar a ninguno. Claro que esto no es fácil. Se trata de un territorio no
lerancia al forastero, y el conformismo y la acriticidad frente a lo propio, lo que marcablc, un territorio sin mapa previo ai que tenga que parecerse, un territorio
lleva, al pensar de los expertos, a que rebroten localismos, fundamentalismos, que para habitarlo a plenitud requiere saber leer el sedimento depositado en él a
y una especie de agorafobia que se manifiesta en el temor y la incapacidad para largo de su historia, estar abierto a la otrcdad, dispuesto a tratar con la ambivalen-
negociar públicamente valores, defender argumentativamente las convicciones, cia, acostumbrado a la incertidumbre, implicado en diversos juegos de lenguaje,
moverse con soltura en lo imprevisible, tomar responsablemente decisiones y asomado casi permanentemente al abismo, listo para dejarse sorprender por el
atenerse, como dirían los griegos, al principio ético-político de cuidar la ciudad. acontecimiento, hecho a vivir en los bordes, etc. (Badiou, 2005 y 2010).

24. E l concepto de "marcadores de certeza" lo recogemos de Lefort (2004, p. 50), pero está eii muchos
23. Estoy aludiendo, como saben, a la viüc radieuse de Le Corbusier. de sus escritos.

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FuKorlA, AAQuaEcnnu v C U O A O MODCnNIOAD / P05TU00ERNDAt>
¡oié Ignacio Lápei Sona CAPÍTULO I

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tZ9 Me pregunto, a partir tle la consideración primigenia de la arquitectura como senso como un empobrecimiento de la diversidad de alternativas y lenguajes en
O pastora del habitar, que papel desempeña esta en el proceso de dación de forma, juego. Aceptado el disenso, queda sin embargo el reto de gestionarlo, porque de la
^ asentamiento y gestión del espacio de la globalización, y, muy especialmente, me tradición uniformizadora de la que venimos hemos heredado instrumentos para
interesa saber qué papel le tocaría desempeñar a la arquitectura ahora, cuando agenciar los consensos, pero no para tratar acordadamente los disensos.
el habitar comienza a moverse en la perspectiva de la globalidad, una forma de
habitar que ciertamcnrc necesita de un panóptico, ahora ya presumiblemente ci- Finalmente, y con ello acabo, del filósofo turinense Gianni Vattimo subrayo la
bcrespacial, pero no de uno para vigilar y castigar, sino para facilitar el encuentro importancia atribuida a la hermenéutica, la interpretación, a la que considera la
y el diálogo de las diversidades que pueblan el mundo. coiné o sentido común de nuestro tiempo. Para Vattimo (1990) el conocimiento
es siempre interpretativo y, por tanto, abierto al diálogo de interpretaciones, un
En esta dirección apunta lo mejor de las perspectivas posmodemas, aquello que diálogo en el que los particípanres tienen el lenguaje como heredad comparrida
r consiste en un revolverse contra la racionalidad instrumentalizadora para recuperar en la que se ha sedimentado la historia, que les permite entenderse para darle
la racionalidad emancipadora, pero no por la vía de los grandes discursos salvíficos dignidad a ese pasado y densidad histórica a sus proyectos de futuro. Pero Vat-
y metanarrativos, porqtie todos ellos son porradores de fundamenralismo y vio- timo (1995) va más allá: considera no solo que el conocimiento se vuelve débil,
lencia. No me voy a extender sobre el tema, pero tengo que advertir, siguiendo al en cuanto se aleja de la contundencia y el fundamento supuestamente sólido
filósofo hiingaro Perene Fehér (1989, p. 9), que no debería entenderse la posmo- de la metafísica, la ciencia o la creencia, sino que la realidad misma es también
dernidad como un nuevo período histórico, sino como la perspectiva de quienes débil, y que, por tanto, estando como estamos en el reino de lo débil, nadie está
albergan dudas con respecto a la modernidad, están dispuestos a enfrentar el origen autorizado para predicar verdades absolutas ni para imponer formas de vida
de las patologías y dilemas que ella genera, entienden como fuente de dinamismo universalmente válidas. Que prospere la diferencia, esa es la apuesta contempo-
y de gozo la posibilidad de vivir en espacios y temporalidades atravesados de plura-
ránea, pero sin endiosar los fragmentos, sin sacralizar la diversidad, entendiendo
lidad, y consideran la perplejidad como el estado de ánimo más propicio para una
la verdad como apertura, dejando atrás los fundamentalismos y los relativismos,
escucha atenta de la complejidad que nos envuelve y constituye. De esas perspecti-
y sabiendo, diría, para recordar a Dostoievski, que todos estamos igualmente
vas posmodernas voy a dejar apunradas solo tres, las de Taylor, Lyotard y Vattimo.
lejos de Dios, que nadie tiene la verdad absoluta en el bolsillo.
Del pensador canadiense Charles Taylor destaco su empeño, entre moderno y
posmoderno, en subrayar la importancia que, en la construcción de la propia Espero que estas reflexiones, indicativas más que conclusivas, les ayuden a pensar
identidad, tiene el reconocimienro que los otros significativos hacen de nosotros. la arquitectura y el urbanismo en una época en la que el habitar se da en medio de
El problema que Tiylor (1997, p. 225-256) deja planteado no atañe solo a las signos crepusculares y aurórales, al mismo tiempo y en el mismo espacio.
relaciones interpersonalcs, sino que afecta al reconocimiento que el Estado y la
sociedad deberían hacer de las diversidades (étnicas, lingüísticas, culturales, etc.) Bibliografía
que pueblan un territorio, y tiene también que ver con una dación tal de forma al Badiou, Alain (2005). Being and Evem. London / N e w York: C o n t i n u u m
espacio del habirar que haga que esas diversidades se sientan en casa.
Badiou, Alain (2010). Segundo manifiesto por la filosofía. Buenos Aires: Manantial.

El filósofo francés Jean-Prancois Lyotard, en su conocido y recomendable libro La Bauman, Zygmunt (2008), Guerras por el espacio: informe de una carrera. E n : La globalicación. Con-
condiciónpostmoderna (1994), hace, en primer lugar, la crítica de los mcradiscur- secuencias humanas ( I I . , p. 39-73). Buenos Aires: F C E .

sos de emancipación de la modernidad, poniendo al descubierto las limitaciones Bell, Daniel (2004). Las contradicciones ndturales del capitalismo. Madrid: Alianza.
de la lógica discursiva, en lo epistemológico, y del consenso, en lo político, para Beniham, Jeremías (1976). El panóptico. Madrid: Las Ediciones de la Piqueta. C o n : Foucault, M .
luego proponer la exploración de dos vías poco, si algo, cultivadas por la cultura El ojo del poder, y Miranda, M . J . Bentham en España. Recuperado de: htrps://iedimagen.files.
occidental: la paralogía y el disenso. La paraiogía se abre al horizonte insospechado wordprcss,com/2012/02/bentham-jeremy-cl-panoptico-1791 .pdf
de lo innombrable, lo desconocido, lo no decible, lo disarmónico, es decir, aquello Chakrabarty, DIpcsh (2008). Al margen de Europa. Pensamiento potcolonialy difirencia histórica. Bar-
de cuya presencia no tenemos más signos que las huellas de su ausencia. No se celona: Tus(]ueis.
trata, por cierto, de aprender a descifrar esas huellas para traer lo ausenre a la pre- Fehér, Perene (1989). L a c o n d i c i ó n de la postmodernidad. E n : Hcllcr, Agnes & Fcliér, Perene. Políticas
sencia, sino de dejarse convocar por ellas, como hace el arte, para sentir la ausencia de lapatimodeniidad. Ensayos de crítica cultural (p. 9-23). Barcelona: Península.
sin dejarla atrapada en la presencia. Por su parte, el disenso permite explorar las Ferraris, Maurizio (1995). Envejecimiento de la "escuela de la sospecha". E n : Vattimo, G . & Rovatti,
formas que tendría que adoptar la convivencia humana cuando entiende el con- P.A. El pensamiento débil ip. 169-191). Madrid: C á t e d r a .

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