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José Elías Gallegos Benítez.

Es Licenciado en Derecho en la Facultad de Derecho y


Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Maestro en
Ciencias con Especialidad en Derecho Fiscal y candidato a Doctor por la Universidad
Autónoma de Nuevo León. En lo profesional se ha desempeñado en diversos cargos de
la carrera judicial, en el Poder Judicial Federal, entre ellos, como Juez de Distrito y
Magistrado de Circuito, cargo éste que desempeña actualmente en el Segundo Tribunal
Colegiado del Décimo Segundo Circuito, con sede en Mazatlán, Sinaloa.

“LAS OBLIGACIONES DE LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS DERIVADAS

DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL EN DERECHOS HUMANOS Y LA NUEVA LEY

DE AMPARO”

Planteamiento.

Dentro de un contexto de cambio en nuestro sistema jurídico, motivado por el

desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos, la reforma constitucional

en esa materia y en la de amparo, han quedado definidas como obligaciones generales

para todas las autoridades del Estado, promover, respetar, proteger y garantizar los

derechos humanos acorde con los principios de universalidad, independencia,

indivisibilidad y progresividad.

En la sociedad se difunde una mayor y mejor cultura de los derechos humanos. El

quehacer de los operadores jurídicos, se ha ido enfocando cada vez más al análisis de

las obligaciones específicas de los derechos en su particularidad, sin dejar de lado su

vinculación interdependiente con los demás. Así, en el marco de sus atribuciones, cada

uno de los poderes del Estado ha tenido que replantear la forma en que venía

actuando, para dar paso a los paradigmas del cambio jurídico operado.

En el caso de las autoridades administrativas, cumplen esas obligaciones generales

con actuaciones cuya naturaleza es diversa a las del poder judicial y el legislativo por

1
razón obvia de sus atribuciones, básicamente, mediante la emisión de actos

administrativos dirigidos a personas, susceptibles de configurar actos de autoridad que

constituyan actos de molestia; por tanto, estos deben cumplir con requisitos legales y

constitucionales. Uno que sobresale por su importancia en la vida jurídica de nuestro

país, es la fundamentación y motivación, exigible a las autoridades por tratarse de una

obligación vinculada con el derecho humano a la seguridad jurídica y al principio de

legalidad.

En esta tesitura, cobra relevancia analizar la incidencia de estas reformas en la manera

como las autoridades administrativas deben ahora cumplir con esa obligación de

fundamentar y motivar el acto de molestia, sobre todo cuando, por virtud del anunciado

cambio de paradigmas, no se debe seguir considerándolo solamente como un requisito

formal, sino como uno substancial derivado del derecho humano mencionado. Para

desarrollar el aspecto propuesto, el estudio parte de una breve referencia del panorama

general de la transformación jurídica generada desde el derecho internacional de los

derechos humanos, su influencia en la conformación del modelo de Estado de derecho

constitucional reflejada en la Constitución de carácter normativo, su recepción en la

jurisprudencia de nuestro país, y finalmente la configuración actual y eficacia práctica

de la fundamentación y motivación de los actos de molestia acorde a su naturaleza

substantiva.

1. El Estado constitucional democrático y los derechos humanos.

Es un hecho generalmente aceptado, que la internacionalización de los derechos

humanos, trajo consigo el desarrollo de una tendencia democratizadora en

2
prácticamente la totalidad de occidente; las Constituciones fueron atribuyéndose la

misión de establecer límites efectivos al poder del Estado, para asegurar que la

voluntad de los ciudadanos se reflejara en la dirección política de los países. Ese papel

desempeñado por la Constitución, en el proceso de relación entre el derecho interno y

el derecho internacional es de tal grado trascendente, que puede afirmarse que entre

democracia, derechos humanos y Estado de Derecho Constitucional existe una relación

estrecha. Hoy en día, los Estados se encuentran imbuidos en una nueva dinámica

Constitucional, basada en la supremacía de los derechos humanos.1

La legitimación del Estado de acuerdo con la actual teoría constitucional, reside en el

reconocimiento de los derechos humanos que limitan y vinculan su poder. Como lo

refiere Miguel Carbonell: “De hecho, en el mundo contemporáneo, si un observador se

propone determinar el grado de desarrollo humano de una sociedad determinada,

deberá centrar su atención en el nivel de garantía efectiva que las autoridades ofrecen

a los derechos fundamentales. Más allá de lo que establezcan las normas

constitucionales de dicha comunidad, en la dimensión práctica, lo que importa es

determinar cuántos y cuáles de esos derechos son efectivamente respetados,

protegidos y satisfechos por las instituciones.” 2

El constitucionalismo contemporáneo ha asimilado la transformación de paradigmas

antiguos y apuntalado el surgimiento de nuevas corrientes que impactan no solamente

1
DEL ROSARIO RODRÍGUEZ, Marcos, 2012, Universalidad y primacía de los Derechos Humanos,
Ensayos en torno a la consolidación de los Derechos Humanos como factores supremos en el sistema
constitucional mexicano, Editorial Ubijus. México, pág. 67.

2
CARBONELL, Miguel. SALAZAR, Pedro, 2012, La reforma constitucional de Derechos Humanos. Un nuevo
paradigma, Editorial Porrúa. México. Pág. IX

3
a la Constitución, su relación con el Estado y con el orden jurídico nacional e

internacional; sino a la concepción misma del Estado. El modelo de Constitución

contemporánea es el de carácter normativo con fuerza vinculante directa, en

contraposición con el de carácter pragmático que sólo sirve de guía al legislador

ordinario. La posición de la Constitución en el Estado actual es fundamental, en

atención al nuevo paradigma que sustenta que la ley y el legislador están subordinados

a un estrato del derecho, determinado precisamente por la propia constitución. Es el

resultado de la transición del Estado de derecho tradicional, al modelo del Estado

Constitucional, del principio del imperio de la ley, al carácter normativo de la

Constitución que da paso a ese nuevo modelo.

En el desarrollo histórico del Estado liberal de derecho hacia el Estado Constitucional,

nos dice Aguilera Portales, citando a Antonio Enrique Pérez Luño, se produce un triple

desplazamiento del sistema del ordenamiento jurídico: 1) El desplazamiento desde la

primacía de la ley a la primacía de la Constitución, 2) El desplazamiento de la reserva

de ley a la reserva de la Constitución, 3) El desplazamiento desde el control

jurisdiccional de la legalidad al control jurisdiccional de la constitucionalidad.3 El mundo

jurídico explica el autor en cita, sufre un cambio de paradigma científico, un nuevo

modelo surge de las cenizas del neopositivismo y formalismo jurídico, el

neoconstitucionalismo, que interpreta el derecho no sólo como un conjunto de normas

jurídicas, sino como una combinación armónica de principios, valores y reglas, un

conjunto normativo flexible, adaptable y móvil.4

3
AGUILERA PORTALES, Rafael Enrique, 2008, Teoría Política y Jurídica. Problemas Actuales. Editorial Porrúa.
México. Págs. 96 y 97.
4
Ibídem. Pág. 93

4
2. El derecho internacional de los Derechos Humanos y la Constitución.

Obligaciones del estado mexicano.

Es desde el ámbito global donde se producen los estándares internacionales mínimos

de derechos humanos a los cuales están sometidos los Estados, cuyo privilegio debe

estar reflejado en sus constituciones y en la práctica de estas. Este Derecho

Internacional de los Derechos Humanos ha sido definido como el conjunto de

obligaciones y deberes que en virtud de ser parte en diversos instrumentos de derecho

internacional, los estados asumen a efecto de respetar, proteger y realizar los Derechos

Humanos. 5

Así pues, un atributo distintivo de los Derechos Humanos es su reconocimiento en los

ordenamientos jurídicos de la más alta jerarquía normativa. 6 En nuestro país, a raíz de

la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio de dos mil

once, a los Derechos Humanos de fuente internacional se les reconoció el carácter de

fuentes jurídico constitucionales de estándares en favor de la persona. El segundo

párrafo del reformado artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos, prevé que las normas relativas a derechos humanos se deben interpretar

conforme a la Constitución y a los tratados internacionales en la materia, favoreciendo

en todo tiempo a las personas la protección más amplia. En su párrafo tercero, destaca

que todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, deben promover,

respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, conforme a los principios de

universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, y que en consecuencia,


5
VÁZQUEZ GÓMEZ BISOGNO, Francisco, 2011, Normativa, Jurisprudencia y Doctrina de los Sistemas Universal e
Interamericano. Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Poder Judicial del Estado de Campeche. Pág. 9.
6
Suprema Corte de Justicia de la Nación, serie Derechos Humanos, Derechos Humanos. Parte general ,2013. SCJN.
México. Pág.6.

5
el Estado debe prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos

humanos en los términos que establezca la ley.

En esta perspectiva a favor de la persona, el máximo tribunal de la Nación ha

establecido que en el orden jurídico mexicano actualmente existen dos grandes

vertientes dentro del modelo de control de constitucionalidad, que son acordes con el

modelo de control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a

cargo del Poder Judicial. En primer término, el control concentrado en los órganos del

Poder Judicial de la Federación con vías directas de control; en segundo término, el

control por parte del resto de los jueces del país en forma incidental durante los

procesos ordinarios en los que son competentes. Se destaca aquí, por su interés en el

presente estudio, que también dejó establecido que “todas las demás autoridades del

país en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de aplicar las normas

correspondientes haciendo la interpretación más favorable a la persona para lograr su

protección más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su

incompatibilidad”. 7

3. Obligaciones generales de las autoridades en materia de derechos humanos y

los principios rectores del sistema.

Con el reconocimiento constitucional de las obligaciones generales de respetar,

proteger, garantizar y promover los Derechos Humanos, así como de los principios de

universalidad, indivisibilidad, interdependencia y progresividad referidos en el tercer

párrafo del artículo 1° de la Constitución, se establece, como explica Sandra Serrano,

7
Décima Época. Pleno. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1.
P.LXX/2011 (9a.) página 557. Registro. 160480.

6
un complejo sistema de interpretación, aplicación e implementación de los Derechos

Humanos dirigido a los poderes judiciales, legislativos y ejecutivos del país, un sistema

que además de poner énfasis en los derechos contiene un sofisticado mecanismo para

el análisis y la implementación de los derechos y sus obligaciones a partir de ciertos

principios que permiten mantener, realizar y avanzar el disfrute de los derechos. Indica

en ese sentido, que la constitución reconoce estos y señala un camino a seguir para

ponerlos en acción mediante sus obligaciones. Nos encontramos, dice, frente a los

derechos de acción y no frente a meras declaraciones que no son útiles para asegurar

su disfrute; en tanto que los principios rectores son los que regulan ese sistema de

derechos en acción, interviniendo para mediar entre las formas en que derechos y

obligaciones son leídos, aplicados, implementados e interpretados.8

La autora en cita explica que, “cada derecho humano contiene obligaciones

específicas, pero son las obligaciones generales establecidas en el párrafo tercero del

artículo 1° Constitucional, las que recorren a todos y cada uno de los derechos, las

relaciones entre ellos y determinan la actividad estatal”.9

En ese orden, las obligaciones generales indicadas reflejan tanto deberes positivos

como negativos para las autoridades y los particulares, son especies de coordenadas

que nos pueden servir para delimitar obligaciones derivadas de un derecho humano

específico en casos particularizados, de aquí que sea explicable la diferente la forma en

que los poderes del estado cumplen con esas obligaciones y dan vida a los derechos

8
SERRANO, Sandra, 2013, Obligaciones del Estado frente a los derechos humanos y sus principios rectores: una
relación para la interpretación y aplicación de los derechos. Derechos Humanos en la Constitución: Comentarios de
Jurisprudencia Constitucional e Interamericana. Tomo I. Suprema Corte de Justicia de la Nación. México. Pag. 91-
93.
9
Ibídem. Pág. 92

7
desde su ámbito de competencia, pues una es la interpretación y la aplicación de los

derechos en el ámbito jurisdiccional y otra su implementación que corresponde, en

términos generales a los poderes legislativos y ejecutivo.

Desde el ángulo del Poder Judicial, por ejemplo, la jurisprudencia de la Suprema Corte

de Justicia de la Nación ha venido desarrollando en seguimiento a esa obligaciones

generales, básicamente el modelo de control de constitucionalidad que se ha reforzado

como consecuencia de las reformas constitucionales en materia de Derechos

Humanos, a partir de la aceptación del control difuso de constitucionalidad y el control

de convencionalidad ex officio, mediante los criterios hermenéuticos pro persona y de

interpretación conforme. Por otra parte, desde el ámbito del Poder Legislativo, el

impacto de las obligaciones generales implementadas en la reforma constitucional en

materia de derechos Humanos se proyecta en el deber de elaborar los textos

normativos y la adecuación de los existentes para que sean consistentes y eficaces

para activar los mecanismos dirigidos a un efectivo cumplimiento por todas las demás

autoridades del estado.

4. Obligaciones generales de las autoridades administrativas.

En cuanto a las obligaciones de las autoridades administrativas que ocupan la atención

en este estudio, a la luz de las obligaciones generales y los principios a que se contrae

el artículo 1º Constitucional, desde luego les corresponde la obligación de “respetar” los

derechos, en tanto implica no interferir con ellos o ponerlos en peligro y la limitación en

las facultades del Estado para penetrar en ellos, facultad que no significa

discrecionalidad sino que se encuentra acotada por la Constitución y por el derecho

8
internacional. Se trata básicamente de tres limitantes, a saber: Debe estar establecida

en la ley; referirse a alguno de los fines permitidos por la Constitución y en su caso por

la Convención Americana o instrumento internacional correspondiente y, en el sistema

americano, ser necesaria en una sociedad democrática.10

En cuanto agentes estatales, las autoridades administrativas en el marco de sus

atribuciones legales, tienen la obligación de “proteger” los derechos humanos. Se trata

de una conducta positiva cuyo primer sujeto obligado es el Estado, quien debe realizar

por conducto de las autoridades, múltiples acciones para proteger a las personas de las

interferencias de sus propios agentes y de particulares. También les corresponde la

obligación de “garantizar” los derechos, esto es la realización del derecho humano y

asegurar la posibilidad de todos a disfrutarlos; el derecho es aquí la meta y la obligación

es que esta se alcance. Por último, la obligación de “promover” los derechos se cumple

cuando las personas conocen estos y los medios para defenderlos, y se avanza en la

satisfacción del derecho.

De lo expuesto se puede arribar a la idea de que los derechos interactúan con

principios y obligaciones. En palabras de Sandra Serrano: “Las obligaciones y los

principios establecidos en el artículo 1º constitucional son un sistema de interpretación y

un parámetro a cumplir. Un sistema de interpretación en tanto obligan al jurista y a toda

autoridad a entender a los derechos en sus relaciones y en distintos planos, al menos

cuatro si atendemos a las obligaciones generales. Un parámetro a cumplir porque las

obligaciones y los principios marcan los caminos a seguir para dar vida a los derechos.”

“…los principios y las obligaciones cumplen la promesa de la constante creación de los

10
SERRANO, Sandra. op. cit., Pág. 105

9
derechos humanos, pues aun después de alcanzados los mínimos y los estándares

exigibles, siempre permanecerán como una promesa a futuro. En ese sentido los

derechos humanos siempre serán los derechos por venir.”11

5. La obligación especifica de las autoridades administrativas de fundar y motivar

los actos de molestia. Su naturaleza formal y substantiva derivada del derecho

humano a la seguridad jurídica.

Lo que enseguida se desarrolla, se refiere no ya a una de las mencionadas

obligaciones generales, sino a una delimitada obligación de las autoridades

administrativas sobre las que estas alumbran, vinculada en específico al derecho a la

seguridad jurídica. Se trata del deber de fundar y motivar los actos que constituyan

molestia a las personas, cuya exigencia tiene sustento constitucional en el primer

párrafo del artículo 16 de nuestra Carta Magna. Su importancia resulta por demás

evidente en la vida jurídica de nuestro país, porque limita en gran medida el ejercicio

irregular de la actuación de las autoridades.

Estos conceptos de fundamentación y motivación, han sido delineados por la

jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tradicionalmente ha

explicado que, fundar es la cita precisa de los preceptos aplicables al caso, y motivar es

señalar, concretamente, las circunstancias especiales, razones particulares o causas

inmediatas que se hayan tenido en consideración para la emisión del acto, y además,

razonar la adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables.12

11
SERRANO, Sandra. op. cit., Pág. 131
12
Séptima Época. Segunda Sala. Semanario Judicial de la Federación. Volumen 97-102, Tercera Parte. Pág.143.
Registro 238212.

10
En este panorama, se advierte que la obligación en cita ha tenido el tratamiento de una

obligación positiva de carácter formal de las autoridades; sin embargo, a raíz de las

reformas comentadas, los derechos no pueden ser vistos únicamente en su dimensión

formal, como lo propiciaba el modelo de Estado legalista ya abandonado, sino también

conforme con su naturaleza substantiva, tal como lo exige el Estado Constitucional

contemporáneo y el derecho internacional de los derechos humanos en el nuevo

sistema jurídico puesto en marcha.

Sobre el tema, Raúl Pérez Johnston refiere: “Hasta ahora, se ha entendido al párrafo

primero del artículo 16 como una mera regla de aplicación, pero si a la luz de este

nuevo paradigma constitucional, los derechos humanos han de entenderse como

principios o mandatos de optimización y ya no solo como reglas formales, entonces es

innegable que no solo puede reconocerse una dimensión adjetiva o formal en el

derecho a la debida fundamentación y en su caso también a la debida motivación, sino

también una dimensión substantiva que implica obligaciones adicionales más allá del

mero cumplimiento de la formalidad que sean compatibles con la naturaleza del

derecho que se deba respetar.13

Al respecto la Suprema Corte de Justicia de la Nación al sustentar que los derechos

fundamentales se estructuran más bien como principios, que son imperativos jurídicos

con condiciones de aplicación de modo muy abierto y que operan en el razonamiento

13
PÉREZ PÉREZ JOHNSTON, Raúl, 2013, Artículo 16. Actos de Molestia, Derechos Humanos en la Constitución:
Comentarios de Jurisprudencia Constitucional e Interamericana. Tomo II. Suprema Corte de Justicia de la Nación.
México. Pág. 1546.

11
jurídico como mandatos de optimización,14 nos proporciona elementos de juicio para

sostener que la fundamentación y motivación a la que se refiere el derecho a la

seguridad jurídica es de carácter substancial y opera como un mandato de la

naturaleza indicada.

Luego, si consideramos tanto el alcance formal como el substantivo de la obligación

específica en estudio, habría que concluir que la fundamentación y motivación que el

derecho a la seguridad jurídica exige para justificar una limitación a un derecho

humano, debe estar sustentada argumentativamente sobre los principios de legalidad,

proporcionalidad y razonabilidad, pues los derechos humanos son precisamente

“pretensiones jurídicas destinadas a establecer los límites que los representantes de los

ciudadanos no pueden traspasar en el desarrollo de sus responsabilidades

normativas”.15 En seguimiento a estas ideas, se sostiene aquí que la obligación de

fundar y motivar implica la de realizar un análisis de proporcionalidad que sustente la

validez de la actuación. A justificar esta aseveración se avocan los siguientes párrafos.

En principio, previamente es oportuno resaltar que nuestro máximo tribunal ha

adoptado expresamente, de entre otros métodos para fijar el contenido de los derechos,

pero sobre todo para advertir sus límites y resolver los posibles conflictos entre

derechos en colisión, los principios de razonabilidad y proporcionalidad jurídica. Ha

dicho que el cumplimiento de los principios de razonabilidad y proporcionalidad implica

que al fijar el alcance de una garantía individual por parte del legislador debe: a)

14
Novena Época. Registro: 161368. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo XXXIV, Agosto de
2011.Tesis: P. XII/2011. Página: 23. Rubro: “CONFLICTOS QUE INVOLUCRAN DERECHOS FUNDAMENTALES. SU
RESOLUCIÓN JURÍDICA.”
15
Ibídem. Pág. 23

12
perseguir una finalidad constitucionalmente legítima; b) ser adecuada, idónea, apta y

susceptible de alcanzar el fin perseguido; c) ser necesaria, es decir, suficiente para

lograr dicha finalidad, de tal forma que no implique una carga desmedida, excesiva o

injustificada para el gobernado; y, d) estar justificada en razones constitucionales. Lo

anterior conforme al principio de legalidad, de acuerdo con el cual el legislador no

puede actuar en exceso de poder ni arbitrariamente en perjuicio de los gobernados. 16

La referencia al principio de proporcionalidad en el campo doctrinal, hace necesario

citar a Robert Alexy, quien explica que las normas constitucionales relativas a derechos

fundamentales y/o bienes colectivos presentaran la estructura de principios

caracterizados como mandatos de optimización, es decir, normas que requieren el

máximo grado de realización en función de las posibilidades fácticas y jurídicas que

contextualizan su ejercicio.17

El test de ponderación o test de proporcionalidad, que atiende a que ningún derecho es

absoluto, consiste en hacer una especie de comparación entre los derechos que están

en conflicto atendiendo a las características especiales de cada caso, a fin de

determinar cuál derecho tiene un peso superior. No se trata de una cuestión de todo o

nada, sino de una tarea de optimización.18 Según el autor Alemán, la ley de la

ponderación se contiene en dos enunciados: 1) Valorar cuanto mayor es el grado de la

no satisfacción o de afectación de uno de los principios, tanto mayor debe ser la

16
Novena Época. Pleno. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXVI, Diciembre de
2007. Materia Constitucional. P./J. 130/2007. Pág. 8. Rubro: GARANTÍAS INDIVIDUALES. EL DESARROLLO
DE SUS LÍMITES Y LA REGULACIÓN DE SUS POSIBLES CONFLICTOS POR PARTE DEL LEGISLADOR DEBE
RESPETAR LOS PRINCIPIOS DE RAZONABILIDAD Y PROPORCIONALIDAD JURÍDICA.
17
ALEXY, Robert, 1993, Teoría de los derechos fundamentales, traducción de E. Garzón. Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid. Pág. 90.
18
Ibídem. Pág. 166

13
importancia de la satisfacción del otro, y 2) cuanto más intensa sea una intervención en

un derecho fundamental, tanto mayor debe ser la certeza de las premisas que

sustentan la intervención.19

La Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Colegiados del Poder

Judicial de la Federación se ha apoyado en la metodología basada en el test de

proporcionalidad (fin legítimo, idoneidad, necesidad y proporcionalidad), cuando han

sentados criterios, entre otros casos, en materia de suspensión del acto reclamado al

ponderar por un lado el derecho afectado al quejoso y el interés social; en materia de

constitucionalidad de normas generales y también de actos de autoridad estrictu sensu

por desproporcionales al fin que persiguen, en casos relacionados, por ejemplo, con

medidas cautelares, actos privativos de derecho o de molestia. La inclusión de ese

parámetro de constitucionalidad como metodología puede advertirse de la tesis de

rubro: “IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA

ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL.”20 En tanto que la importancia de la utilización del

principio de proporcionalidad en relación con los derechos humanos queda bien

explicada por la Suprema Corte de Justicia en la tesis de rubro: “INTENSIDAD DEL

ANÁLISIS DE CONSTITUCIONALIDAD Y USO DEL PRINCIPIO DE

PROPORCIONALIDAD. SU APLICACIÓN EN RELACIÓN CON LOS DERECHOS

HUMANOS.”21

19
Ídem. Pág. 161
20
Novena Época. Primera Sala. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXIV septiembre de 2006. Tesis 1ª./J
55/2006. Pág. 75. Registro 174247.
21
Décima Época. Primera Sala. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro XXV, Octubre de 2013, Tomo
2, materia Constitucional, tesis 1ª. CCCXII/2013 (10ª.). Pág. 1052. Registro 2004712.

14
En esta línea de pensamiento, el derecho humano a la seguridad jurídica que exige a

las autoridades de fundar y motivar el acto de molestia, debe primarse u optimizarse

desde el momento mismo de seleccionar el texto normativo aplicable, tanto mediante la

interpretación del orden normativo conforme con la constitución y los tratados

internacionales sobre derechos humanos, favoreciendo en todo tiempo a la persona la

protección más amplia; como mediante el mecanismo de ponderación y

proporcionalidad que justifique la limitación del derecho, reflejado en el sustento

argumentativo del acto autoritario.22

Esta obligación de fundar y motivar, con la exigencia antes apuntada, desde mi punto

de vista puede tener distintas intensidades o modalidades, en atención, entro otros

aspectos, a la competencia al sujeto obligado del Estado y a la naturaleza del acto de

autoridad. La Suprema Corte ha sustentado por ejemplo, que tratándose de leyes o

también decretos expedidos por el presidente de la República en caso de facultades

extraordinarias otorgadas por el artículo 131, segundo párrafo, de la Constitución, el

requisito de fundamentación y motivación se satisface cuando la autoridad que los

emite actúa dentro de los límites de las atribuciones que la constitución le confiere, y la

motivación se colma cuando la norma que emite se refieren a relaciones sociales que

deben ser reguladas jurídicamente.23

22
Décima Época. Primera Sala. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Libro XXII, Julio de 2013, Tomo 1.
Tesis: 1a. CCXV/2013 (10a.) Página: 557. Registro: 2003975. DERECHOS HUMANOS. REQUISITOS PARA
RESTRINGIRLOS O SUSPENDERLOS CONFORME A LOS ARTÍCULOS 1o. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y 30 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.
23
Novena Época. Registro: 167712. Segunda Sala. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXIX,
Marzo de 2009. Tesis: 2a. XXVII/2009. Página: 470. Rubro: FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN DE LEYES QUE DAN
TRATO DESIGUAL A SUPUESTOS DE HECHO EQUIVALENTES. NO NECESARIAMENTE DERIVAN DE LA EXPOSICIÓN DE
MOTIVOS DE LA LEY CORRESPONDIENTE O DEL PROCESO LEGISLATIVO QUE LE DIO ORIGEN, SINO QUE PUEDEN

15
Ahora, si bien la exigencia a las autoridades administrativas de un test de

proporcionalidad en cada caso, pudiera parecer un requisito desproporcionado para la

actividad administrativa que el Estado debe desplegar en beneficio de las necesidades

públicas; cabe opinar que para resolver dicha objeción bien resulta aplicable, mutatis

mutandi, las consideraciones y el tratamiento que sustenta el criterio jurisprudencial de

de la Primera Sala de la Corte, ya citado antes, de rubro “INTENSIDAD DEL ANÁLISIS

DE CONSTITUCIONALIDAD Y USO DEL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD. SU

APLICACIÓN EN RELACIÓN CON LOS DERECHOS HUMANOS”, en el sentido de

diferenciar dos niveles de análisis de la constitucionalidad, uno de carácter ordinario y

otro de nivel intenso. El primero, aplicable en asuntos que no inciden directamente en

derechos humanos (materia económica o financiera), y el segundo, cuando el asunto

involucre los casos previstos en el párrafo quinto del artículo 1º Constitucional o

involucre en general, la afectación a derechos humanos.

Así, en virtud de que el principio de proporcionalidad irradia y aplica sobre la totalidad

de los derechos, el test de proporcionalidad que las autoridades administrativas deben

aplicar al fundar y motivar sus actuaciones que limiten en general un derecho humano,

ha de ser de mayor intensidad que el exigible en tratándose de actuaciones que no

tengan esa incidencia directa sobre tales derechos.

DEDUCIRSE DEL PRECEPTO QUE LO ESTABLEZCA. Novena Época. Registro: 172518. Primera Sala. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta. Tomo XXV, Mayo de 2007. Tesis: 1a./J. 41/2007. Página: 361 FUNDAMENTACIÓN Y
MOTIVACIÓN DE LOS DECRETOS EXPEDIDOS POR EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, EN USO DE LAS FACULTADES
EXTRAORDINARIAS OTORGADAS POR EL ARTÍCULO 131, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.

16
Dicho esto, si la autoridad jurisdiccional habrá de ejercer ex officio el control de la

regularidad del acto de molestia a la luz de los derechos humanos y a los principios pro

persona y de interpretación conforme con la Constitución y los tratados internacionales

de la materia, para lo cual deberá apoyarse en el test de proporcionalidad; entonces, es

lógico derivar de ello que parte de la fundamentación y motivación adecuada del acto

de autoridad que incida en algún derecho habrá de ser el test de proporcionalidad que

le sirva de sustento, pues su validez, legalidad o constitucionalidad está condicionada a

que satisfaga los principios de legalidad, proporcionalidad y razonabilidad. Es decir, si

estos últimos aspectos serán el parámetro de validez que utilizará quien revise la

regularidad del acto de autoridad, se debe concluir entonces que todas las autoridades

al momento de fundar y motivar sus actos de molestia que incidan en derechos, deben

aplicar esta metodología o herramientas como fundamentación y motivación para

justificar alguna limitación a un derecho.

6. El momento en que la autoridad debe efectuar el test de ponderación.

Establecido lo anterior, por otra parte, pareciera que la fundamentación y motivación del

acto de autoridad administrativa pudiera realizarse de manera implícita o a posteriori,

según una interpretación que deriva del artículo 117, último párrafo de la Ley de

Amparo, pues establece que tratándose de actos materialmente administrativos,

cuando en la demanda se aduzca la falta o insuficiencia de fundamentación y

motivación, en su informe justificado la autoridad deberá complementar en esos

aspectos el acto reclamado.

17
Independientemente de la opinión que se tenga sobre la justificación constitucional que

el legislador haya tenido en cuenta para establecer esa excepción al principio de

inmutabilidad del acto reclamado, pues al parecer con ello pretendió reducir

formulismos en el juicio,24 o su grado de compatibilidad con los principios de seguridad

jurídica y de legalidad que debe cumplir todo acto de autoridad en el mandato mismo

que lo contiene y en el momento en que se emite, según los criterios jurisprudenciales

ampliamente desarrollados por la Suprema Corte; lo cierto es que el contenido literal del

precepto citado autoriza a la autoridad que emite el acto reclamado para expresar o

complementar la fundamentación y motivación de éste en el informe justificado que

rinda hasta que se presente una demanda de amparo en su contra.

Se corrobora esto, si se atiende a que, conforme al artículo 124 de la propia Ley de

Amparo, ante la ausencia o insuficiencia de la fundamentación y motivación, aun

considerando lo que en el informe justificado hubiera dado la autoridad responsable

para complementar el acto, la sentencia estimará que presenta un vicio de fondo que

impide su reiteración, esto es, el acto de molestia será declarado contraventor de los

derechos previstos en la Constitución y por ende será considerado un acto que ha

violentado derechos humanos, juzgado así por un Tribunal competente.

Los alcances de la sentencia estimativa así pronunciada, genera otra obligación

constitucional y convencional para el Estado, esto es, el deber de reparación adecuada

a cargo de los poderes públicos.25 Se trata de otra obligación y otro derecho humano, el

24
FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. SÁNCHEZ GIL, Rubén, 2013. El Nuevo Juicio de amparo. Guía de la reforma
Constitucional y la nueva Ley de Amparo. Editorial Porrúa, México. Págs.187 y 188.
25
Novena Época. Registro: 163164. Pleno. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXIII, Enero de
201. Tesis: P. LXVII/2010. Página: 28. Rubro: DERECHOS HUMANOS. SU VIOLACIÓN GENERA UN DEBER DE

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de la reparación integral, concepto cuya evolución se debe en gran medida al desarrollo

elaborado por la Corte IDH a través de su jurisprudencia en la materia. Al respecto, se

pueden destacar al menos tres aspectos fundamentales: 1) El reconocimiento de

afecciones en perjuicio de víctimas directas e indirectas; 2) La visión multidimensional

de los daños que repercuten en la persona humana o colectivos, y 3) La integridad de

las medidas de reparación que buscan restablecer la situación jurídica infringida y en

especial garantizar la no repetición de los hechos26.

Conclusiones:

La obligación de fundar y motivar los actos de molestia esta vinculada con el derecho

humano a la seguridad jurídica y legalidad. Su importancia resulta por demás evidente

en la vida jurídica de nuestro país, porque cumple con la importante misión de limitar en

gran medida el ejercicio irregular de la actuación de las autoridades.

Tradicionalmente se le ha dado el tratamiento de una obligación positiva de carácter

formal; sin embargo, a raíz de las reformas comentadas, los derechos no pueden ser

vistos únicamente en su dimensión formal, sino también de conformidad con su

naturaleza substantiva, tal como lo exige el nuevo sistema de derechos humanos

implementado.

Esta obligación debe cumplirse desde el momento mismo de seleccionar el texto

normativo aplicable mediante su interpretación conforme con la constitución y los

REPARACIÓN ADECUADA EN FAVOR DE LA VÍCTIMA O DE SUS FAMILIARES, A CARGO DE LOS PODERES PÚBLICOS
COMPETENTES.
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CALDERÓN GAMBOA, Jorge F. 2013, La reparación integral en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos: estándares aplicables al nuevo paradigma mexicano. Derechos Humanos en la Constitución:
Comentarios de Jurisprudencia Constitucional e Interamericana. Tomo I. Suprema Corte de Justicia de la Nación.
México. Pag. 207.

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tratados internacionales sobre derechos humanos, favoreciendo en todo tiempo a la

persona la protección más amplia, y mediante el mecanismo de ponderación y

proporcionalidad reflejado en el sustento argumentativo del acto de autoridad.

Parte de la fundamentación y motivación adecuada del acto de autoridad debe ser el

test de proporcionalidad, porque su validez, legalidad o constitucionalidad está

condicionada a que satisfaga los principios de legalidad, proporcionalidad y

razonabilidad.

El test de proporcionalidad que las autoridades administrativas deben aplicar al fundar y

motivar los actos de molestia que limiten un derecho humano, debe ser de mayor

intensidad que el exigible en tratándose de actuaciones que no tengan esa incidencia

directa sobre tales derechos.

Según una interpretación que deriva del artículo 117, último párrafo de la Ley de

Amparo, la obligación en cita pudiera realizarse de manera implícita o a posteriori en el

acto de molestia, pues establece que tratándose de actos materialmente

administrativos, cuando en la demanda se aduzca la falta o insuficiencia de

fundamentación y motivación, en su informe justificado la autoridad deberá

complementar en esos aspectos del acto reclamado, esto es, una vez presentada una

demanda de amparo en su contra.

Conforme al artículo 124 de la propia Ley de Amparo, ante la ausencia o insuficiencia

de la fundamentación y motivación, aun considerando la que en el informe justificado

hubiera dado la autoridad, la sentencia estimará que presenta un vicio de fondo que

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impide su reiteración; luego quedará calificado como un acto que ha violentado

derechos humanos, juzgado así por un Tribunal competente.

El alcance de la sentencia estimativa así pronunciada, conlleva obligaciones para el

Estado, vinculado con otro derecho humano, el de reparación integral a cargo de los

poderes públicos competentes.

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Resumen Curricular.

El licenciado José Elías Gallegos Benítez, es originario de la ciudad de Tehuantepec,


Oaxaca. Cursó la Licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Se ha desempeñado en diversos cargos de la carrera judicial, en el Poder Judicial


Federal, entre ellos, como Juez de Distrito y Magistrado de Circuito, cargo éste que
desempeña actualmente en el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo
Circuito, con residencia en Mazatlán, Sinaloa.

Ha cursado varias especialidades. Es maestro en ciencias con especialidad en Derecho


Fiscal y candidato a Doctor por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

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Ha sido docente en el Instituto de la Judicatura Federal y en varias universidades del
país. Durante los últimos años se desempeñó como catedrático en la maestría de
Amparo y en la de Derecho Procesal Constitucional, en la división de estudios de
posgrado de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Ha publicado diversos ensayos y artículos académicos en revistas especializadas en


derecho administrativo, constitucional y argumentación jurídica.

Actualmente es coordinador del Instituto de la Judicatura Federal extensión Mazatlán,


Sinaloa.

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