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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Maracay – Edo. Aragua

Ensayo Sobre La Administración De

Justicia, Los Principios Y Garantías

Constitucionales Y El Estado De

Derecho

Alumno:
Dra. Darcy Zerpa
V.- 14.692.229

Maracay, 16 de Diciembre 2020


En nuestro país contamos con el Poder Público Nacional, el cual está dividido
en 5 poderes los cuales son: el poder legislativo, el poder ejecutivo, el poder
judicial, el poder ciudadano y el poder electoral de los ciudadanos, siendo
incorporados en la Constitución Bolivariana de Venezuela del año 1999.
Basándome principalmente en el desarrollo y análisis de dos en particular: el
Poder Judicial, el cual es el encargado de administrar la justicia emanada de los
ciudadanos, y se imparte en nombre de la República por autoridad de la ley,
constituido por el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales inferiores
que el Congreso establezca. Y el Poder Ciudadano, el cual es integrado por
el Defensor del Pueblo, el Fiscal General de la República Bolivariana de
Venezuela y el Contralor General de la República.

La necesidad de reformar, el Estado bajo la orientación neoliberal ha puesto


sobre el tapete a la eficiencia como criterio de dirección en la gestión de los
asuntos públicos y como fundamento de lo político a fin de darle legitimidad a los
gobernantes. En este sentido, la eficiencia deja de ser un principio técnico de
asignación y uso de los recursos para convertirse en el nuevo referente que debe
procesar los conflictos de intereses (Medellín, 1994: 105).

Ello queda expresado en el artículo 141 de la Constitución de la República


Bolivariana (1999), el cual reza:

“la Administración Pública está al servicio de los


ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios
de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia,
transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el
ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la
ley y al derecho.”

El doble reto para el Estado venezolano de otorgar mayor seguridad jurídica al


intercambio económico y de profundizar en el respeto de los derechos humanos
ha empujado hacia la modernización de su sistema judicial, idea principal en la
reforma de la carta magna en el 1999. A pesar que dicha reforma avanzó más en
el plano de la promulgación de leyes, se evidenciaron cambios en la forma de
gestionar la justicia, mediante la introducción de los juicios orales en el área penal
y de salas de arbitraje comercial en materia mercantil.

Lo que conllevó a una revisión de todo el ordenamiento jurídico y su


adecuación a los principios y garantías, así como los conceptos básicos de la
misma Constitución. Basándose en un Estado de derecho donde las leyes
organizan y fijan límites de derechos en que toda acción está sujeta a una  norma
jurídica previamente aprobada y de conocimiento público.
La Real Academia define el Estado de Derecho, como:

“Régimen Propio de las sociedades democráticas en el que la


Constitución garantiza la libertad, los derechos fundamentales, la
separación de poderes, el principio de legalidad y la protección judicial
frente al uso arbitrario del poder”.

Sentencia de la Sala Constitucional: “La formación y desarrollo del concepto


de Estado de Derecho, tiene su origen histórico en la lucha contra el absolutismo,
y por ello la idea originalmente se centraba en el control jurídico del Poder
Ejecutivo, a fin de evitar sus intervenciones arbitrarias, sobre todo en la esfera de
la libertad y propiedades individuales. Sin embargo, tal concepto fue
evolucionando, y dentro de la división de poderes que conforman el Estado, en la
actualidad el Estado de Derecho consiste en que el poder se ejerce únicamente a
través de normas jurídicas, por lo que la ley regula toda la actividad Estatal y en
particular la de la administración; y parte de la esencia del concepto consiste en ´el
control judicial de la legalidad desde lo que se va a considerar la norma suprema:
la Constitución´ (“El Estado Social de Derecho en la Constitución” por Encarnación
Carmona Cuenca. Consejo Económico y Social. Madrid. 2000), la cual encabeza
una jerarquía normativa, garantizada por la separación de poderes.

Se entiende como Estado de derecho, lo que  implica que cada persona está


sujeta a la ley, incluidas las personas que son legisladores, encargados de hacer
cumplir la ley y jueces. Cualquier medida o acción debe estar sujeta a una norma
jurídica escrita y las autoridades del Estado están limitadas estrictamente por un
marco jurídico preestablecido que aceptan y al que se someten en sus formas y
contenidos. Por lo tanto, toda decisión de sus órganos de gobierno ha de estar
sujeta a procedimientos regulados por ley y guiados por absoluto respeto a los
derechos.
Estado de derecho es aquel en el que la ley es el instrumento preferente para
guiar la conducta de los ciudadanos. La transparencia, predictibilidad y
generalidad están implícitas en él. Esto conlleva a que se facilite las interacciones
humanas, permite la prevención y solución efectiva, eficiente y pacífica de los
conflictos; y nos ayuda al desarrollo sostenible y a la paz social.
Es considerado para un Estado de derecho efectivo es necesario:
 Que el derecho sea el principal instrumento de gobierno.
 Que la ley sea capaz de guiar la conducta humana.
 Que los poderes la interpreten y apliquen congruentemente.

Los griegos entendían por justicia: “dar a cada uno lo suyo”. Resulta importante
que nos detengamos un segundo, a recordar que para los grandes filósofos
griegos como en el caso de Aristóteles, la justicia era entendida como una virtud y
que si bien, podía ser definida, su realización dependía del obrar concreto, por lo
que sin acción o sin conducta, solo quedaba una construcción conceptual vacía,
porque como las demás virtudes es en la praxis donde se las encuentra. Cabe
destacar que para nuestro filósofo, las virtudes implican un justo equilibrio entre el
exceso y la ausencia, y además supone una costumbre sobre la que se construye
el hábito.

Si existen garantías y derechos, que tienen plena vigencia, es tarea del poder
jurisdiccional interpretar la ley en función de cada caso en particular según un
criterio de corrección (Alexy, 1984: 2). Resulta que la justicia, entendida como una
cualidad estimable de los actos humanos y las normas jurídicas, sujeta a las
variaciones estimativas propias del desarrollo histórico, Si existen garantías y
derechos que tienen plena vigencia, deben ser llevados a la práctica sin más
intermediaciones, que la del poder judicial en la medida que no se apliquen o si
impida su cumplimiento tanto por agentes públicos o privados. Bien sabemos que
en cada época, cada generación humana, e incluso, cada etapa de una misma
generación, que se proyectan en una perspectiva existencial distinta, conformando
un modo diferente de plantear y resolver los problemas vitales, cuyos ingredientes,
por lo demás, se renuevan sin cesar (Smith, 1999:345).

La necesidad de reformar el Estado bajo la orientación neoliberal ha puesto


sobre el tapete a la eficiencia como criterio de dirección en la gestión de los
asuntos públicos y como fundamento de lo político a fin de darle legitimidad a los
gobernantes. En este sentido, la eficiencia deja de ser un principio técnico de
asignación y uso de los recursos para convertirse en el nuevo referente que debe
procesar los conflictos de intereses (Medellín, 1994: 105). Ello queda expresado
en el artículo 141 de la Constitución de la República Bolivariana (1999), el cual
reza que la Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas
y se fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia,
eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de
la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.

El doble reto para el Estado venezolano de otorgar mayor seguridad jurídica al


intercambio económico y de profundizar en el respeto de los derechos humanos
ha empujado hacia la modernización de su sistema judicial. A pesar que dicha
reforma ha avanzado más en el plano de la promulgación de leyes, se evidencian
cambios en la forma de gestionar la justicia, mediante la introducción de los juicios
orales en el área penal y de salas de arbitraje comercial en materia mercantil.

Al mencionar la Administración de Justicia y estado de derecho, es cuando se


esta en presencia de asuntos críticos en una hora de crisis en el país, es cuando
nuestros gobernantes les toca debatir a fin de resolver temas de interés en
beneficio de la población. Estado de derecho, administración de justicia tienen que
ver, a fondo, con el uso del poder
Un poder judicial independiente es indispensable como contralor de la
constitucionalidad de los actos de otros poderes del Estado, así como también
como órgano encargado de administrar justicia.
 
En los últimos años la CIDH ha prestado especial atención a la situación de la
administración de justicia en Venezuela, particularmente a través del Informe de
seguimiento de su Informe sobre Venezuela del año 2003, de los informes
incluidos en el capítulo IV de su Informe Anual, de las audiencias celebradas
durante los períodos de sesiones y de los casos elevados ante la Corte IDH.  A
través de estos mecanismos, la Comisión ha manifestado su preocupación por
aspectos que afectan la independencia e imparcialidad del poder judicial, en
particular por los altos porcentajes de jueces y fiscales en situación de
provisionalidad y el incumplimiento de algunos de los procedimientos legales y
constitucionales en el proceso para su designación y destitución.  La Comisión
también ha recibido información sobre presuntas injerencias del poder ejecutivo en
las decisiones judiciales.
  La Comisión Interamericana ha establecido que, entre las garantías
necesarias para asegurar el cumplimiento adecuado e independiente de las
funciones judiciales se encuentran los mecanismos de designación de los jueces,
la estabilidad en su cargo y la capacitación profesional adecuada. Asimismo, se
requiere que los tribunales sean autónomos de otras ramas del gobierno, esto es,
que estén libres de influencias, amenazas o interferencias de cualquier origen.
Si bien no corresponde a esta Comisión señalar qué órganos son los que
deben intervenir en el proceso de designación de los jueces, materia que es
definida por cada Estado en su constitución, respecto de Venezuela la Comisión
ha observado que las normas de designación, destitución y suspensión de los
magistrados contenidas en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
carecen de previsiones adecuadas para evitar que otros poderes del Estado
puedan afectar la independencia del tribunal, o que escasas mayorías
circunstanciales decidan la composición de éste sin previa consulta a la sociedad
a través de un debate amplio y transparente. 
El concepto de democracia. Esta inclusión es tanto más necesaria, porque en
parte se ha sostenido la opinión de que la democracia, como forma de Estado,
considerada hoy en día, sin lugar a dudas como la mejor y como el único sistema
de gobierno legítimo, limitaría el principio del Estado de Derecho. Se dice que
estos límites se situarían allí donde el Estado de Derecho postulaba determinados
principios de fondo, de contenido, limitando con ello la libertad de acción del
legislador democrático. Habrá que volver a referirse a esto al diferenciar entre un
concepto de Estado de Derecho meramente formal y otro también material.

El Estado de Derecho, es aquel estado que no sólo se regula de acuerdo con


las normas de derecho sino que adicionalmente las mismas están condicionadas y
al servicio de los derechos humanos y de los principios democráticos. Ejemplo:
“La democracia es la condición necesaria de cualquier estado de derecho
moderno”.
Aunque la sociedad es cambiante y variante, y cada generación rompe
estigmas y posee movilizaciones de actuaciones y pensamientos distintos, el
estado a través de sus instituciones públicas, se ajustan al dia a dia de las
renovaciones dando respuestas a la realidad cotidiana que se van generando; se
puede decir que los cambios ocurren en los individuos, la sociedad y el estado.

Si postulamos un Estado de derecho, habrá que convocar los dos valores


primordiales del derecho mismo, para que lo sean también de la organización
política, so pena de caer en flagrantes inconsecuencias o de vaciar de sentido a
los conceptos. Esos valores son la seguridad y la justicia, que a su turno —
reconstruyendo el mundo bajo su influjo— promueven sendas versiones del
Estado y se manifiestan en las grandes decisiones y organizaciones jurídico-
políticas.

Venezuela actualmente atraviesa la crisis política, social y económica más


profunda su historia. Un escenario que pone en cuestionamiento a las bases
mismas del modelo chavista. Inflación escases, violencia, devaluación, migración
son los escenarios que se escuchan entre muchos otros en la calle,  todo esto una
grave crisis de derechos humanos como consecuencia del prolongado
debilitamiento de la institucionalidad democrática y la ausencia de estado de
derecho, considerando que el Estado no ha adoptado medidas decididas para
revertir esta situación, lo que ha profundizado la crisis y, por ende, los desafíos
para superarla. 

Por ende y por todo lo expuesto, se podría concluir que si la ley no tiene la
respuesta se la pide a otras fuentes como lo son: la analogía, la equidad y los
Principios Generales del Derecho.

La analogía es la norma que alude a un caso parecido pero idéntico al


planteado y al cual recurre el juez para aplicar las consecuencias contempladas
para el mismo a la situación no prevista.

A falta de identidad regirá el parecido. Pero si no hay analogía que aplicar


estará la equidad: la equidad es la justicia del caso concreto, es lo que el Derecho
Natural decidirá si tuviese que regular esa situación específica porque, como
dijimos, la equidad es la norma que regula el supuesto vivo y real y que
obviamente no está escrita porque no podrían estar previstos todos los infinitos
casos que pueden presentarse; pero si pudiesen estar escritos, la solución de ese
caso no podría ser sino el que enfoca el lente de la equidad.

Si faltare la analogía y la equidad, deberían estar presentes los Principios


Generales del Derecho que son las reglas inmutables, permanentes y eternas que
sirven de sustento al propio Derecho. Sobre ellos se basó el legislador para dictar
la norma y han pasado a través de los siglos iluminando el nacimiento de todas las
legislaciones. Aun cuando no estén escritos son el sustento de la norma escrita a
la cual trascienden. De todo lo anterior cabe deducir que la justicia es el
desideratum del hombre de que la controversia en la cual esté involucrado se
dilucide de conformidad con la Ley; de que el juez le otorgue lo que le corresponde
y planteado en tales términos es un valor absoluto e inmutable, quizás porque su
contenido sea más formal.

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