Está en la página 1de 3

Reflexión de la Conferencia Porqué hablar de Masculinidades en la Educación Básica?

En primer lugar, se aboga por una pedagogía crítica y transformadora (Fitzpatrick y Enright,
2016), que invita al profesorado y al alumnado al análisis crítico de sus creencias y valores en
relación a la construcción normativa de la masculinidad (y la feminidad), con el propósito de
transformarlos. Específicamente se utiliza la narrativa, es decir, un “contar historias” que,
aunque puedan parecer relatos personales y únicos, en realidad son reflejo de nuestra historia
colectiva, que reproduce los discursos normativos que marcan cómo debe ser y comportarse un
chico (y una chica). Nuestra intención es establecer a través de la narración un vínculo entre la
actuación docente y la vivencia del alumnado en la asignatura, que lleve al profesorado a
transformar los discursos de género.
Se persigue que el profesorado adopte una pedagogía reflexiva que se inicia con el pensamiento
y análisis sobre su propia identidad de género y sus valores y prácticas en relación a la
construcción normativa de la masculinidad (y feminidad). Se intenta hacer visible el currículum
oculto que el profesorado transmite de forma invisible e inconsciente (p.e., en sus expectativas,
lenguaje, interacciones con el alumnado, etc), y a través del cual reproduce modelos y
relaciones de género tradicionales.
También se potencia que el alumnado pueda cuestionar su sistema de creencias y principios de
acción, por ejemplo, a partir de estrategias de “pensar con el cuerpo”. Este tipo de propuestas se
basan en trasladar al cuerpo las ideas y emociones que suscita el cuestionamiento sobre el
género y lo masculino, a partir de diversos estímulos (imágenes, historias, etc.). Se trata de
indagar en la propia narrativa personal a través del cuerpo, explorando no solo las ideas,
opiniones o juicios sino también las emociones y sentimientos vinculados (González, Arévalo y
Camacho-Miñano, 2018).

Estrategias para los docentes frente a grupo

1. Establecer junto con el Alumnado normas de comportamiento y garantizar su


cumplimiento fuera de las clases para que todo el contexto escolar sea un espacio social
libre de acoso, involucrando para lograr esto a la Institución educativa.

2. Concienciar al alumnado de que el silencio y la pasividad también refuerzan los


comportamientos y actitudes de acoso por homofobia y darles herramientas y cauces
para actuar.

3. Visibilizar la homofobia que se esconde en el lenguaje detrás de insultos como


“maricón”, “tener pluma”, “bollera” o “marimacho”.
4. Cuestionar las normas de género que establecen cómo debe ser la interacción entre las
personas en función de su sexo, visibilizando que las relaciones se establecen entre
personas y éstas no tienen porqué estar condicionadas por el sexo.
Evidencia de participación de la profesora Edith M. Almaraz Reyes.

También podría gustarte