Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JORGE L. PERALTA
El término “parábola” viene del gr. “parabolè”, y literalmente significa “al lado de otro”, es decir [poner algo] al
lado de otro [para comparar]. Una parábola es una composición literaria en la que una narración breve, real o
ficticia, ilustra una verdad moral o espiritual. Es generalmente una narración “puesta junto” a cierta lección
espiritual como comparación. El maestro utilizaba las parábolas como un puente mediante el cual conducía a sus
oyentes por un camino agradable y familiar, de donde estaban a donde él quería que estuvieran , de lo conocido a
los desconocido, de los hechos concretos a las verdades abstractas, de lo visible a lo visible, de lo terrenal a lo
celestial.
EL NÚMERO DIEZ: El número diez representa un número pequeño, un número redondo. El número diez fue
empleado por Jesús en varias de sus parábolas (Mat. 25: 1; Luc. 19: 13). La décima parte representa el todo:
LAS VÍRGENES: UNA IGLESIA QUE PROFESA UNA FE PURA. (Jer.31:4; Isa.37:22; 2 Cor. 11:2) Las diez vírgenes
representan a todos los que profesan la fe pura de Jesús: “Las dos clases de personas que esperaban representan
dos clases que profesan estar esperando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura” (PVGM
p.336, CAPÍTULO 29: “EL PREMIO INMERECIDO”). Las dos clases de personas que esperaban representan dos
clases que profesan estar esperando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura. La expresión
vírgenes necias (imprudentes, fatuas, insensatas) representa el carácter de aquellos que no han experimentado en
sus corazones la obra genuina del Espíritu de Dios” (La Venida del Consolar p.282). Conocen la teoría de la verdad,
pero el evangelio no ha efectuado ningún cambio en su vida. “La clase representada por las vírgenes fatuas no
estaba formada de hipócritas. Sus componentes manifiestan respeto por la verdad, la han defendió, y son
atraídos hacia aquellos que la creen; pero no se han rendido a sí mismos a la obra del Espíritu Santo. No han caído
sobre la roca, Cristo Jesús, y permitido que su vieja naturaleza fuera quebrantada” (PVGM p.338).
1
“Sólo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto.
Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora crítica se
acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender
firmemente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús?”
(CS p.651-652, CAPÍTULO 38: NUESTRA ÚNICA SALVAGUARDIA)
PVGM p.341 (CAPÍTULO 29: “EL PREMIO INMERECIDO”): “Es en la crisis cuando se revela el carácter. Cuando la
voz fervorosa proclamó a media noche: "He aquí, el esposo viene; salid a recibirle", y las vírgenes que dormían
fueron despertadas de su sueño, se vio quién había hecho la preparación para el acontecimiento. Ambas clases
fueron tomadas desprevenidas; pero una estaba preparada para la emergencia, y la otra fue hallada sin
preparación. Así también hoy en día, una calamidad repentina e inesperada, algo que pone al alma cara a cara con
la muerte, demostrará si uno tiene verdadera fe en las promesas de Dios. Mostrará si el alma es sostenida por la
gracia. La gran prueba final viene a la terminación del tiempo de gracia, cuando será demasiado tarde para que
la necesidad del alma sea suplida”.
PVGM p.339 (CAPÍTULO 29: “EL PREMIO INMERECIDO”): “Las diez vírgenes están esperando en el atardecer de la
historia de esta tierra. Todas aseveran ser cristianas. Todas han recibido un llamamiento, tienen un nombre y una
lámpara: todas profesan estar realizando el servicio de Dios. Aparentemente todas esperan la aparición de Cristo.
Pero cinco no están listas. Cinco quedarán sorprendidas y espantadas fuera de la sala del banquete”.
2
El aceite es un símbolo del Espíritu Santo (Zac.4:6). Las vírgenes imprudentes: no estaban preparadas para resistir
hasta el fin. Ninguno puede recibir el Espíritu en lugar de otro, ni tampoco puede transferirle el carácter que es
fruto de la obra del Espíritu. El carácter es intransferible. Ningún hombre puede creer por otro. Ningún hombre
puede recibir el Espíritu por otro. Nadie puede impartir a otro el carácter que es el fruto de la obra del Espíritu.
Las cinco vírgenes prudentes y las cinco vírgenes imprudentes por un tiempo, entre ellas, parecía no haber
diferencia. Tal ocurre con la iglesia que vive precisamente antes de la segunda venida de Cristo. En la procesión
cada persona tenía que llevar su propia luz (lámpara o antorcha). Las diez vírgenes que esperaban no sabían la
hora exacta cuando el novio llegaría, pero sabían, estaban seguras que iría esa noche. La venida de Cristo no
cambia a las vírgenes necias en vírgenes sabias. No se califica estos dos grupos como buenos y malos. La
naturaleza de su necedad, de su fatuidad, de su imprudencia fatal era que no tenían aceite suficiente, aceite extra;
el aceite del Espíritu. Las vírgenes necias tenían una apariencia aceptable, pero no fueron aceptadas por que les
faltaba la esencia: El Aceite. Es el aceite el que produce la luz. El espíritu Santo es la fuente de la luz. El Espíritu es
el aceite que todos debemos poseer. El aceite debe recibirse constantemente. Su flujo debe ser continuo, de lo
contrario, las lámparas se apagarán y reinaran las tinieblas. “En la inconmensurable dádiva del Espíritu Santo se
hallan contenido todos los recursos del cielo”. (PVGM p.345)
¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (CAPÍTULO: “AHORA, CASI AHORA MISMO”): “La venida de Cristo se producirá,
por así decirlo, a la medianoche, cuando todos duermen. Será bueno que todos tengan sus cuentas arregladas
antes de la puesta del sol… El aceite de la gracia debe estar en las vasijas, con nuestras lámparas. . . Triste
ciertamente será la condición del alma que haya tenido apariencia de piedad pero que haya negado la eficacia de
ella; que haya llamado a Cristo: "Señor, Señor", y que sin embargo no tenga ni su imagen ni su inscripción. . .”
EL PROPÓSITO DE LA PARÁBOLA:
Uno de los propósitos de la parábola es mostrar cómo hasta el último momento los desapercibidos pueden
confundirse con los preparados. Pero al final, la diferencia fundamental se hace evidente… Las apariencias
estaban allí, pero faltaba el Espíritu. La lámpara estaba allí, pero no tenía aceite. Demasiado tarde descubrieron
su escasez. El Espíritu Santo es intransferible. El suministro de aceite se realiza directamente desde la fuente:
Dios, la fuente de abastecimiento infinito. La transferencia no se puede hacer externamente, es interna.
Necesitamos aceite. Muchas lámparas se apagan. Todos debemos recibirlo. Es imposible sobrevivir sin él.