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-44- @ decia: Pedro, me amas? (Jn 21,15-17), {Como era posible que Jestis sigui tan interesado ain por su amor, des- pugs de lo que él le habia hecho? ;Pero el Seiior era asi! Simén Pedro recordé su negacién y sintié tristeza, pero ahora jera tan distinta de la de en- tonces! Era una pena lena de la mi- rada misericordiosa del Seftor: Tii lo sabes todo. Ti sabes que te quiero (Un 21,17). Entonces vinieron a su memoria muchas palabras de Jess. Entre ellas estas que ahora se le iluminaban: Pedro, no lo entiendes ahora; lo enten- deris més tarde (Jn 13,7). Qué razon tenia! En efecto, ahora comenzaba a entender los caminos misteriosos de Dios, tan distintos de los nuestros. El mismo era una prueba de por qué era necesario que el Hijo del hombre mu- riese (cf. Le 24,26). Su pretension de creer que podia entregar la vida por el Maestro era una locura, un pecado de autosuficiencia, Jestis tenia que que- darse solo. Nadie puede seguirle si El no le atrae (cf. Jn 6,44). Le nacia desde lo hondo un agrade- jento profundo por el don inaudito del amor de Jesis hasta la muerte. Pero ahora se trataba de un amor y un agra- decimiento desapropiados. Pedro era muy consciente de su pecado, de su propia indignidad e incapacidad y, a la vez, sentia una confianza plena en el Seiior. Ahora es cuando, por fin, podri 5 recibir la mision y entregar su vid por las ovejas: Apacienta mis ovgis (Un 21,17). gPara qué queria ahora a Vida sino era para el Sefiory su Reina? Volvié a Jerusalén con los oa compaiieros. Sentia por dentro la fuete za del Espiritu que le impulsaba a anunciar a Jestis como Mesias y Sefor Ahora, por fin, Pedro es discipulo de Jesis. Ahora le ama humildemente, no fiado en él, sino en Ia experiencia del amor de Jesiis; no sobre su fide- lad sino en la certeza y en la expe riencia personal del perdén incondi- cional del Sefior, Tiene una conciencia clara, mas clara que nunca, de la propia debilidad e impotencia y, a la vez, unt confianza inmensa en que lo que é Sefior le encomienda se realizari. Este es el camino de todo disc pulo/a a quien el Seftor le confia It misién, Con frecuencia, esta clap suele estar asociada a experiencias 62 reduccién y fracaso. Por eso, Ia clav? fundamental de la misién teologal es @ obediencia, que adquiere la forma de consentimiento: En verdad, en verd te digo: cuando eras joven, ti mismo te ceiiias, e ibas adonde querias: Pe cuando legues a viejo, extenders “4 manos y otro te cettird y te Weva adonde tit no quieras (Jn 21,18). nn A estas alturas la preocupaci se centra en saber qué tenemos -45- hacer ni cémo, sino en consentir a lo que el Sefior quiera. Dejar que £! nos lieve, que pueda hacer lo que quiera. Porque hemos aprendido que lo impor- tante no es qué hacemos, sino que el Sefior puede hacer en nosotros y a tra- vés de nosotros/as lo que El quiere. Parece una diferencia sutil pero se trata de algo sustancial que normalmente se suele aprender tarde en la vida La escena del lago junto al Sefior resucitado termina con una invitacién radical al seguimiento que aparece por primera vez en el Evangelio de Juan y lo hace en forma de imperativo: Ti si- -gueme! Porque paradéjicamente esta es 1a etapa radical del seguimiento. Cuan- do parece que ya no podemos hacer nada, lo que nos toca es seguir a Jestis. Nos pasamos la vida pensando que la misién consiste en hacer cosas im- portantes por Dios y por los demés. Nos ereemos que cuanto mayores son los frutos que recogemos tanto mejor estamos viviendo la misién y el segui miento de Jestis, Pero el proceso de Pedro, que es el proceso que ha de vivir todo discipulo/a, nos enseiia que lo fundamental de la misién no es lo que hacemos, sino si eso que hacemos, 0 €50 que aceptamos no poder hacer ya, 8 lo que Dios quiere de cada una/o de Rosotros en este momento. Porque, como veremos mis adelante, ese hacer puede ser vivido a muy distintos ni- veles de hondura humana y espiritual. Segin el tedlogo H. U. von Bal- thasar, “el si incondicional de Ia cria- tura espiritual que se declara dispuesta a ir tan lejos como Dios quiera, a ser utilizada y explotada tanto como Dios Jo vea necesario, a dejar libre tanto espacio como Dios quiera exigit” es lo que posibilita que Dios se manifieste como Dios y pueda realizar su pro- recto, como sucedid con el “higase” de Maria de Nazaret. Pero es importante que este texto sea bien comprendido, pues el autor no esti hablando de un Dios déspota y arbitrario que manipula a sus fieles, sino de una relacién tan honda de liber- tad y amor entre la persona y Dios que est dispuesta a dejarle hacer y secun- dar todo lo que El quiera, pues tiene la certeza y la experiencia de un amor tan grande que se fia absolutamente Por eso, aunque nos cuesta mucho aprender esto, la misién no se define por lo que hacemos sino por el amor que nos motiva y nos conduce a la obe~ diencia a la voluntad del Seftor. Se trata de una “obediencia de amor”. De abi la pregunta central de Jess a Pedro: “Me amas?”. -46- Cuestionario para la reflexién personal y comunitai 1. Qué resonancias suscitan en tls dstintos momentos del proceso e ritual de Pedro? ,Dénde te ves mis identificado/a? 2, Qué luz te aportael proceso de Pedro de caraa la vivenciateologal del, ‘momento actual? 3. Toma nota de las resonancias mas significativas. ,Qué te dicen, a qué te invitan? 4. Comparte comunitariamente las luces més importantes que te ha apor- tado esta reflexién, — SEGUNDA PARTE Vivencia cristiana de la experiencia de reduccién - Capitulo 3 - Algunos retos que nos plantea A la luz de la Palabra y desde una mirada creyente de la realidad, creo que la situacién de reduecién que nos esti tocando vivir en estos momentos esti llamada a ser una experiencia de Gracia, Pero que asi sea dependerd de como vivamos esta realidad y sobre todo desde dénde la vivamos 0, quizés més bien, desde Quién, Comentaré tres retos que, a mi Parecer, se nos plantean actualmente si queremos vivir teologalmente la rea- lidad de reduccién que nos toca: - Proyectar una mirada de fe sobre esta realidad. ~ Fundamentar teologalmente la Pertenencia, _> Ahondar en el sentido de la la vivencia teologal de nuestra realidad 1. Vivir en fe nuestro momento: “No temas. Soy Yo” Para comprender lo que supone vivir en fe la situacién actual de re- duccién que nos toca vivir, nos po- demos situar en Ia experiencia de los discipulos, que estén en la barca, en medio de la tempestad, Jestis se hace presente, pero ellos no le perciben, porque le confunden con un fan- tasma, Solo cuando pueden escuchar ‘en sus corazones jAnimo! no temdis, soy Yo (Mc 6,50), se hace la calma. Hoy, nosotros estamos Ilamados a creer que Ia situacién que estamos viviendo no es algo que se ha esca~ pado de las manos de Dios, sino que et Sefior esti en ella y nos dice: “No temas, soy Yo". - 48 - Pero, la primera condicién para poder descubrir y escuchar a Dios es que hemos de reconcil n la realidad que vivimos y situamos dentro de ella; no la que fue, no la que nos gustaria que fuera, no la que incons- cientemente damos por supuesta, sino Ja que es. Es imprescindible que no nos Pongamos una venda en los ojos, que no huyamos de ella, sino que seamos capaces de Hamar a las cosas por su nombre. MOS Ci Pero, en muchos momentos, esto no resulta nada facil, porque se nos hace duro reconocer que la realidad de nuestras instituciones es de reduccién Y que, desde una vision meramente humana, tiene como perspectiva la Muerte. Si nos situamos ante ella solo desde la légica humana nos Hlevaré a la negacién 0 a la desesperanza, Porque luna mirada sobre esta realidad de re- duceién que sea capaz de descubrir en clla un signo de los tiempos y un don de Ia Gracia no es nada espontanea nj evidente, Ya decia Guardini, hace muchos aos, que las realidades que instintiva, ‘mente apreciamos como de crecimien. to y fecundidad se pueden vivir con Sentido desde si mismas, porque ins. Untivamente percibimos en ellas un Sentido; pero que la vida en declive Ho Puede set fundamentada sobre si ma, sino que ha de recibir su sen. Nido desde otra realidad fundante Porque, no seamos ingenuos, sj. tuarse ante la perspectiva de la “muer. te” con esperanza no es algo que po. damos hacer desde nuestros recursos naturales. La tendencia natural ante las realidades de muerte, si no somos ma- soquistas o necréfilos, es huir, no que- rer ver, engafiamos, guardar la vida, reservamos... Como dice la carta a los Hebreos, el miedo a morir esclaviza realmente, es decir, nos quita libertad interior para poder seguir entregando la vida y, por ley de vida, esta tentacién Se va agudizando con los aiios. Pero Jesis vino precisamente a liberar a aquellos que por miedo a la muerte se pasan la vida como esclavos (Hb 2,15). Por eso, en segundo lugar, para Poder acoger cordialmente nuestra rea- lidad, necesitamos descubrit y apo- yamos en otra realidad fundante que Nos sostenga. Y esta realidad fundante, capaz de sostenernos ante la amenaza del sinsentido, es la fe, entendida no como una creencia sobre verdades, Sino como una historia de relacién per- sonal con el Seftor. Porque hoy es nece- Sario, no solo tener fe, sino vivir de fe. Necesitamos la luz de la fe y creer ue Dios esta en esta realidad y que El, que nos Hamé, es fiel aunque nosotros ho lo hayamos sido. Y, desde ahi pre- Buntarnos: {qué querra el Sefior hoy de nosotros, de todos y cada uno de n0- Sotros/as, tal como hoy somos y 0S encontramos? ;A dénde querra Ilevar~ \ - 49 - nos? {Qué quer el Sefior con esta situacion que nos esti tocando vivir? {Qué mision quiere confiarnos hoy, de ora a la salvacién de nuestro mundo, precisamente a nosotros, pobres mu- jeres y varones, fragiles, pecadores y ancianos en su mayoria? Y, desde esta perspectiva, la rea- lidad que estamos viviendo nos em- puja a situarnos en el nitcleo mismo de muestra fe: el Misterio Pascual. Si el grano de trigo no cae cen tierra y muere, se queda solo, pero si con- siente en morir, da mucho fruto (Jn 12,24) Pero no estamos propo- niendo un planteamien- to heroico, Gracias a Dios, el seguimiento de Jesits no es para héroes, sino para los pobres que saben muy bien que no pueden, pero que confian- do en el Sefior y desde El y con El se atreven con eso que ven imposible desde ellos mismos. Miremos a Jess. En Getsemani, siente miedo a la muerte. Pero El no affonta este miedo desde si mismo, como un héroe, sino que, reconociendo su rechazo natural y su angustia, se ‘abandona en fe en manos de Abbi. Su fortaleza esta en su relacién con el Padre. Y a nosotros, que seguimos a Jesiis, se nos Hama a esto mismo. Pero (qué calidad de relacién con Dios y La confianza en Dios se construye a través de una historia de relacién con Ely se traduce en el acto de fe. Necesitamos vivirlo todo con El, de modo que Hegue a ser el Tit personal que ocupa nuestro corazon qué vida de fe, esperanza y amor im- plica este abandono confiado? Desde las experiencias humanas sa- bemos bien que la confianza nace de la relacién interpersonal y del amor. Solo confiamos en quien conocemos y solo nos fiamos de quien sabemos que nos quiere bien. Y eso no se produce en un momento, sino que presupone todo un recorrido vital, una historia compartida de relacién y de amor. Y esto mismo va- le también para la con- fianza en Dios, pero en un sentido absoluto, ya que solo en El podemos confiar absolutamente. La confianza en Dios se construye a través de una historia de relacién con Ely se traduce en el acto de fe: “Creo en tu amor, creo en Ti. ¥ Por eso me fio de Ti, ‘mds que de mi misma. ATi te entrego mi vida, hoy nuevamente, y sigo confiando aunque se haga de noche, porque sé por experiencia de tu fidelidad y amor”. Vivir con sentido las experiencias de reduccién y de muerte y descubrit ahi la presencia del Sefior que nos Ila- ‘ma y envia a una misién implica toda una historia de relacién personal con El, que incluye, por supuesto, la ora- ccidn personal, pero que no se reduce a ella, Es necesario vivirlo todo con El, de modo que El Ilegue a ser el Té per- sonal que ocupa nuestro corazén. s FW =1§0 = En esto consiste la vida cristiana en su radicalidad y por tanto la VC. Es lo que tendria que ser, pero también lo que nunca deberiamos de dar por supuesto que ya es. Porque esto no se improvisa sino que es necesario culti- varlo explicitamente y cuidarlo a lo largo de la vida, ya que, como toda relacién interpersonal de amor se cons- truye en el tiempo... A esto me refiero cuando insisto en la importancia de ayudar a cultivar la vida teologal en cada uno de nosotros/as y en nuestros hermanos y hermanas de comunidad. Esta experiencia de relacién con el Sefior es fundamental siempre, pero de manera especial en las situaciones cri ticas y en las experiencias de noche, como nos muestra el Evangelio en el caso de los discipulos, y particular- mente en el recorrido espiritual de Pedro o de Maria Magdalena (Jn 20 y 21). Cuando llega la contradiccién, el suftimiento y la noche, solo una rela- cién de amor personal puede soste- nernos y hacemos permanecer mas alld de lo razonable y de lo que nosotros controlamos porque, como dice Bal- thasar, “solo el amor es digno de f Yo creo que solo las personas con luz teologal podrin vivir como expe- tiencia espiritual y con sentido de tisiOn esta situacién de reduecién y ne $1H.U. von BALTHASAR, Salamanea 2004, Solo el amor es digmo de fe, Traduceion de A. CORDOVILLA: Muerte que se nos impone insttucig. nalmente. Y esa vida teologal, nece saria para vivir evangélicamente nues. tro momento, es lo que nunca hay que dar por supuesta, porque es una inge nuidad pensar que normalmente vi. vimos nuestro proceso espiritual a exe nivel. Por lo tanto, creo que la primera preocupacién de quienes estin en los gobiernos de la VR y les corresponde especialmente animar su vida y misiin en este momento tendria que ser cémo favorecer, cémo potenciar la vida teo- ogal en todos los religiosos y religio- sas para que puedan vivir este momen- to en clave pascual. Porque esta ¢s la nica manera de encontrar un sentido, y sentido de misién, a lo que ya est mos viviendo y a lo que muy previ blemente se ira acentuando ain mis. Y todo ello, siendo muy consciet tes de que la vida teologal no se come quista sino que es un don del Espiritt Santo, pero que tiene también pres Puestos humanos y medios espirituales que pueden favorecerlo, que es lo ave os toca poner de nuestra parte, Port €s posible, que esta experiencia sea !* plataforma antropolégica privilegiad® de nuestro momento para que el FS Piritu pueda realizar en nosotros ¢ Obra de transformacién personal 4 wens, \ -51- pos vaya haciendo discipulas y disei- pulos de Jest Desde esta perspectiva, la situacién actual de la VC esti Hamada a ser una experiencia de gracia, porque nos “obliga” a fundamentar nuestra vida sobre la roca de la fe, Ia esperanza y el amor, que ¢s, y ha de llegar a ser, el auténtico fundamento de la VC de todos los lugares y tiempos. 2, Fundamentar teologalmente la pertenencia y la vida fraterna Este segundo reto se centra en la wvencia del sentido de pertenencia congregacional y comunitaria. Porque esta reduccién, que se va agudizando, tanto a nivel personal como institu- cional, supone todo un reto para la en- trega incondicional que exige hoy la pertenencia congregacional y también la vida comunitaria. Para situarnos en el tema, en pri- mer lugar, es necesario tomar concien- cia de que el sentido de pertenencia Puede tener diferentes niveles de apo- Yo, que no se excluyen, pero que tam- Poco son Jo mismo, ya que implican distinto grado de fundamentacién. _ La razén que sustenta y alimenta mi pertenencia puede ser muy diversa. Por ejemplo: - Unos ideales de vida compar- tidos, ~ Unos proyectos que hemos cons- truido y Hevado adelante juntos. ~ Una historia vivida en comin, ~ Unas relaciones interpersonales con mis hermanos/as, que crean vin- culos. - El sentido de la convocacién. - La certeza de que la obediencia a la voluntad de Dios para mi, hoy, pasa por esta Congregacién, por esta Co- munidad, de modo que esta certeza se constituye hoy en la motivacién iltima de mi pertenencia. Cada punto de esta relacién supone un nivel diferente de hondura humana y espiritual en la fundamentacién de la pertenencia. Es importante tomar per- sonalmente conciencia de cual es mi nivel de fundamentacién. Porque es re- lativamente fécil identificarnos con nuestra Congregacién cuando compro- bamos su despliegue y sus éxitos y nos sentimos orgullosos de ella. Pero las motivaciones humanas no son suficien- tes para sostener la pertenencia cuando nos encontramos con situaciones agu- das de reduccion. En el mismo sentido, respecto a la vida comunitaria, aunque las relacio- nes humanas no son nunca ficiles y la vida fraterna siempre ha tenido sus dificultades que exigian motivaciones espirituales para su vivencia evangé- lica, creo que hoy estas dificultades estin mas acentuadas y exigen mayor ‘motivacién respecto a épocas pasadas oe = 52s “argas” comunitarias eran. mucho menores y podian estar mis Tepartidas 2.1. Todo un recorrido en la ex- periencia de pertenencia Seguramente, si miramos hacia atrs en nuestro recorrido personal, po- dremos constatar un proceso de ma- duracion y conversién en la vivencia de este sentido de pertenencia, Desde la perteneneia que se fundamenta en la atraccién del ideal proyectado en la Congregacién hasta la perteneneia vi- vida como obediencia de fe y de amor al querer del Seftor sobre mi, hay un largo recorrido. Sefialo algunas carac- teristicas de las distintas etapas que pueden darse en este camino: « Es probable que, en los inicios de nuestra historia vocacional, lo que nos hiciera abrazar la VR en nuestra Con- gregacién fuera el hecho de que nos gustaba lo que hacian y vivian aquellas hermanas o hermanos, lo cual suscito en nosotros el deseo hondo de querer ser como ellas/os. O bien, este deseo nacié de la atraccién que sentimos por la tarea apostélica que desarrollaban 0 el estilo de vida que propugnaba la Congregacién... Ciertamente, en aque! momento el Seftor se sirvi6 de eso para conducimos a donde El queria Hevar- nos y se valié de lo que nos atraia. Por- que asi suele actuar: nos coge donde estamos y nos lleva a donde El quiere, si le dejamos. Pero todos estaremos de acuerdo en que esta pertenencia hy de ser consolidada y fundamentada en mayor hondura * A lo largo de nuestra VR, desde Ja relacién personal con nuestros her- manos y hermanas y la historia com- partida, se han ido creando y fortale- ciendo unos vinculos humanos y espi- rituales que nos unen a este grupo. Y esto es muy valioso de cara al sentido de pertenencia con este grupo ‘+ Hoy vivimos una situacién de crisis. Nos encontramos con una falta alarmante de vocaciones. Parece que no hay jévenes que se sientan atraidos por nuestra forma de vida y lo que no- sotros hacemos... (Y yo creo que si nos situamos honradamente en su lugar, podemos hasta comprenderlo). Y es que la realidad humana de nuestra ins- tituciones religiosas ha cambiado mu- cho. Las motivaciones humanas y ¢sP! rituales (pero de nivel pre-teologe) que antes resultaban atractivas, hoy n° Jo sono yano se dan, Lo cual nos sitia ante la necesidad de un salto de nivel que realmente sea fundante. Cuando la mayoria de nose” tros/as entramos en el noviciado, 18 tuacién interna de nuestras insti ciones era bastante boyante. Entones® ser religioso/a era algo que se Sia’ Jo comin y tenia un cierto grado a heroicidad. Algo que eclesial ¥ °° _—a ente era valorado. En aquellos mo- tos nuestra vocacién religiosa sultaba humanamente atractiva, aun- fuera costosa personalmente, Por ello, contébamos con unos esti- Jos humanos, que hoy no se dan. iamos decir que la realidad actual en ese sentido, todo lo contrario. 2.2. Una llamada personal a I \damentacién teologal Ante esta realidad, ;qué podemos necesitamos otra mirada la del reconocimiento social para guir percibiendo la VC como una a de vida valiosa y “deseable”. Y cambio de “chip” se tiene que pro- tros/as. Por eso, hemos de preguntarnos eramente cual es la motivacion sostiene en estos momentos la pro- pertenencia congregacional. {Qué ifica y supone hoy para mi la per- ncia? {Como y desde donde la 0? {Qué es lo que me sostiene en 632 - {Cierro los ojos para no enterar- me de Ia situacién de reduecién y su repercusién en la valoracién humana de mi Comunidad 0 Congregacién? {Tiendo a “adornar” la realidad? = jMe siento decepcionada/o y tiendo a buscar culpables? = {Suefio con volver a lo que fui- ‘mos para poder mantener mi sentido de pertenencia? - La decepcién ha hecho tal mella en mi que continiio, porque ya no me puedo permitir plantear otra cosa, aun- que ya no creo en ello? = ;0 es que he encontrado otro fun-

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