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PENA DE MUERTE

La pena de muerte es una práctica cruel


e inhumana que no tiene cabida en el
siglo XXI.

El Día Mundial contra la Pena de Muerte


se centra este año en los delitos
relacionados con el terrorismo. En todo el
mundo, 65 países mantienen la pena de muerte para esos delitos. Para ser
legítimas y eficaces, las medidas de lucha contra el terrorismo, como todas las
operaciones de seguridad, deben basarse en el respeto de los derechos humanos
y el estado de derecho.

Sin embargo, a menudo tribunales militares o especiales imponen la pena de


muerte por actos de terrorismo en juicios rápidos y sin las debidas garantías. Con
frecuencia se obtienen confesiones bajo coacción o por otras vías sin respetar el
derecho de apelación. Algunos Estados incluso tratan de penalizar el ejercicio
legítimo de libertades fundamentales incluyendo definiciones vagas en su
legislación de lucha contra el terrorismo.

Hay que dejar claro que la participación en manifestaciones pacíficas y las críticas
a un gobierno, bien sea en privado, en línea o en los medios de comunicación, no
son delitos ni actos terroristas. La amenaza o el uso de la pena de muerte en esos
casos es una violación flagrante de los derechos humanos.

Algunos sostienen que la pena capital reducirá el terrorismo. Eso no es cierto. La


experiencia ha demostrado que aplicar la pena de muerte a los terroristas sirve de
propaganda de sus movimientos, ya que crea mártires desde su perspectiva y
hace que sus macabras campañas de reclutamiento sean más eficaces.
El mantenimiento del estado de derecho y el respeto de los derechos humanos,
incluso frente al terrorismo y el extremismo violento, son una obligación cuyo
cumplimiento aumentará la capacidad de la sociedad para hacer frente a las
amenazas terroristas.

Sigamos trabajando para abolir la pena de muerte en todas las circunstancias y


lugares.

Guiemos siempre nuestras acciones por la brújula moral representada por los
derechos humanos, que es la vía más eficaz para logar un mundo más seguro,
justo y protegido.

La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a una


persona condenada por parte del Estado, como castigo por cometer un delito
establecido en la legislación. Debe distinguirse de las ejecuciones extrajudiciales,
ya que estas son realizadas sin el debido proceso legal.1 Los delitos por los
cuales suele aplicarse esta sanción se denominan «delitos capitales». Existe un
debate, legal y filosófico, respecto a la pena de muerte.

La ejecución de criminales y disidentes políticos ha sido empleada por gran parte


de las sociedades a lo largo de la historia, tanto para castigar el crimen como para
suprimir la disidencia política. Actualmente la situación legal de la pena de muerte
varía según las regiones del mundo. Así, ha sido abolida y penalizada en casi
todos los países europeos (excepto Rusia y Bielorrusia), y la mayoría de los
correspondientes a Oceanía (como Australia, Nueva Zelanda y Timor Oriental). La
mayoría de los países latinoamericanos han abolido la pena de muerte, mientras
que, en países como los Estados Unidos, y la mayoría de los estados del Caribe
todavía sigue siendo aplicada. En Asia la pena de muerte está permitida en países
como China, India, Indonesia, Corea del Sur, Corea del Norte, Emiratos Árabes
Unidos, Pakistán, Irán y Japón. En África, todavía se usa en varios países,
especialmente de la zona nororiental del continente, sigue siendo aplicada en la
mayoría de los países árabes y en toda la zona de Oriente Próximo. Los países
que le han puesto fin son 160 de los cuales 104 son totalmente abolicionistas, seis
la impiden para crímenes ordinarios, en otros seis rige una moratoria y 44 son
"abolicionistas de hecho" y no aplican la pena capital.

En muchos países donde todavía se aplica la pena de muerte, se usa como un


castigo para crímenes de asesinato, espionaje, traición, o como parte del derecho
militar. En algunos países se aplica también para castigar delitos sexuales, siendo
considerados como tales el adulterio o la sodomía. También se castiga con pena
de muerte, en algunos países musulmanes, la apostasía, la renuncia formal a la
propia religión. En China, el tráfico de personas y los casos graves de corrupción
política son castigados con la pena de muerte. En algunos países la pena de
muerte se utiliza por motivos políticos, con la máxima difusión posible, como
«escarmiento» de masas: en 2007 en Corea del Norte el director de una empresa
fue ejecutado como castigo por haber realizado numerosas llamadas telefónicas al
extranjero.

El tema de la pena de muerte es muy controvertido. Los simpatizantes de la


misma opinan que su realización reduce el delito, previene su repetición y es una
forma de castigo para el asesinato. Los detractores argumentan que no reduce el
crimen en mayor medida que la cadena perpetua; son peores que el delito y es
una discriminación de hecho contra las minorías pobres que puedan no tener
recursos suficientes en el sistema legal.

En 2015, Irán, Pakistán y Arabia Saudita fueron responsables de casi el 90 % de


las ejecuciones, según Amnistía Internacional (AI). Este dato no incluye las
ejecuciones en China, las cuales AI cree son de miles, pero no existen cifras
oficiales disponibles. En 2020, según Amnistía Internacional, el ranquin de
ejecuciones continuaba encabezado por China, como en años anteriores. La cifra
total de condenas a muerte durante 2020 fue de al menos de 1.477, entre las que
se habrían podido confirmar 483 ejecuciones.
Sin embargo, en 2015 cuatro países abolieron la pena capital para todos los
crímenes (República del Congo, Fiyi, Madagascar y Surinam9), y en 2016 Benín y
Nauru hicieron lo mismo.10 En 2019, 56 países mantenían en sus legislación la
pena de muerte, pero de ellos un total de 28 países llevan al menos una década
sin llevar a cabo ejecuciones.

Desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial existe una tendencia a nivel


mundial hacia la abolición de la pena de muerte. El uso de la pena de muerte está
cada vez más restringido en los países que todavía la aplican. Durante los años
1980, la democratización de América Latina supuso un gran incremento en la
cantidad de países abolicionistas.

Al concluir el 2019, 106 países habían abolido la pena de muerte para todos los
delitos y 142 la prohibieron en la ley o en la práctica. Según Amnistía Internacional
(AI), la cifra oficial de al menos 657 ejecuciones a nivel mundial ese año, no
incluyen los miles de ejecuciones que presumiblemente tuvieron lugar en China. Y
es que este país siguió siendo el mayor ejecutor mundial, aunque se desconoce la
verdadera magnitud de fenómeno al estar clasificados los datos relacionados con
la pena de muerte como secreto de Estado. Excluyendo a este país, el 86 % de
las ejecuciones conocidas tuvieron lugar en tan solo cuatro países: Arabia Saudita,
Egipto, Irak e Irán.

En 2020, según el informe anual de Amnistía Internacional el ranquin de


ejecuciones estaba encabezado por China, como en los años anteriores, si bien el
secreto de estado hacía imposible saber el número de condenas, seguida de Irán
con 246 ejecuciones registradas, Egipto con 107, Irak con un mínimo de 45,
Arabia Saudita con 27 y Estados Unidos (EE. UU.) con 17 ejecuciones. Seguirían
Somalia, Yemen, India y Omán, si bien en otros países tampoco habría sido
posible obtener datos mínimamente fiables.39 La cifra total de condenas a muerte
durante el año 2020 fue el menos de 1.477, entre las que se habrían podido
confirmar 483 ejecuciones, 16 de ellas mujeres, un 26 % menos que el año
anterior, si bien la situación de pandemia podría haber influido en la demora de los
procedimientos judiciales.

El número de países donde la organización tuvo constancia de haberse llevado a


cabo ejecuciones es de 18, dos menos que el año anterior. En algunos lugares,
como Japón, Pakistán o Bielorrusia, no habría habido ninguna ejecución durante
este año, a diferencia de la anterior, mientras que en otros donde la pena seguía
formalmente vigente, como Rusia, Corea del Sur o Argelia, se podían considerarse
cercanos a una posible abolición, ya que llevaban más de 10 años sin aplicar la
pena capital. Amnistía Internacional no tenía información de ninguna ejecución en
el continente europeo durante el 2020, pero al menos a Bielorrusia había un
mínimo de cuatro sentencias firmes, pendientes de conmutación o de
cumplimiento.

En numerosos casos la aplicación de la pena capital supuso una clara violación


del derecho internacional. Ya fuera por el carácter público de algunas ejecuciones
(Irán), el ajusticiamiento de menores (también Irán), la aplicación a personas con
alguna discapacidad mental (Estados Unidos o Pakistán), o su aplicación en
delitos que no habrían implicado asesinato ni homicidio, como podía ser tráfico de
drogas, delitos económicos, violación, rebelión, espionaje o los ambiguos
conceptos de blasfemia o de actos contra la seguridad nacional. Entre los métodos
que se seguían utilizando predominaban los fusilamientos (China e Irán entre
otros), las pestes (países árabes, Irán o India), la inyección letal (China y Estados
Unidos), la silla eléctrica (también en EE. UU.) o la decapitación (Arabia Saudí),
posiblemente el sistema más cruel entonces utilizado.

Por su parte en Estados Unidos, si bien al año 2022 23 de sus 50 estados la


tenían formalmente abolida, y otros tres poseen una moratoria 40otros como
Texas concentraban más de un tercio de las 1.500 ejecuciones desde la
restauración de la pena en 1976, después de 10 años de suspensión por parte del
Tribunal Supremo. Especialmente preocupante según Amnistía Internacional fue la
reactivación del corredor de la muerte por parte de la jurisdicción federal bajo la
presidencia de Donald Trump, que supuso 10 ejecuciones en menos de 6 meses,
una cifra sin precedentes en las cuatro décadas anteriores, en el que solo se
habían llevado a cabo tres ejecuciones en aplicación de sentencias de los
tribunales federales. Por otra parte, según el Centro de Información sobre la Pena
de Muerte de EE. UU., el número de personas de raza negra ejecutadas por
asesinar personas blancas desde 1976, cerca de 300, fue 15 veces superior al de
personas blancas ajusticiadas por asesinato de personas negras, que habían sido
hasta el momento 21, cuando el número de asesinatos interraciales era de poco
más del doble en el primer supuesto.

En 2020 eran 123 los estados en el mundo que apoyaban el establecimiento de


una moratoria de las ejecuciones en todo el mundo, un número de países
sensiblemente superior al de los años 2000 o 2010 lo que, según Amnistía
Internacional, era un primer paso para conseguir, a medio plazo, su plena
abolición.

Numerosos filósofos, políticos, religiosos e intelectuales se han opuesto a la pena


de muerte. Además, la mayor parte de los países democráticos y desarrollados
han abolido la pena capital. Sin embargo, a favor de la pena de muerte suele
alegarse bien que es una pena justa y moral (argumento ético), bien que es una
pena eficaz para prevenir delitos (argumento utilitarista), bien el argumento
religioso o de autoridad.

Según sus detractores, ni suponiendo que la pena de muerte fuera efectiva para la
prevención de los delitos, sería admisible, pues el fin no debe justificar los medios
si estos son gravemente inmorales.58 Adicionalmente, la pena de muerte implica
la necesidad de crear el oficio de verdugo.59 No obstante, este concepto del
verdugo solo existe en las mentes de los abolicionistas ya que en la de los
retencionistas no tiene ningún carácter degradado. También es cuestionada la
eficacia de la pena de muerte para prevenir nuevos delitos del condenado. La
posibilidad de que presos condenados a muchos años de prisión huyan o cometan
delitos graves para la sociedad es, con las modernas cárceles de alta seguridad,.
PRÁCTICA DE EUTANASIA

La eutanasia es derecho del paciente a


decidir la forma y momento de su muerte.
Tiene como fin librar a la persona de su
sufrimiento causados por la enfermedad que
padece. Por mucho tiempo se ha creado una
discusión en torno al tema, si esta debe ser
incluida dentro del ordenamiento legal o no.
Muy pocos países la tienen legalizada y
Guatemala no es la excepción.

La eutanasia (del latín euthanasia y griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/,


«buena muerte», «muerte apacible», o lo contrario de distanasia) es la
intervención deliberada para poner fin a una vida sin perspectiva de cura. La
eutanasia se practica tanto en humanos (medicina) como en animales de otras
especies (eutanasia animal en veterinaria).

En medicina la eutanasia es la provocación intencionada de la muerte de una


persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de
ésta, y en un contexto médico. Actualmente no procede utilizar los términos
“Eutanasia involuntaria”, “Eutanasia pasiva” ni “Eutanasia indirecta”, porque son
situaciones ajenas a esta definición de eutanasia.

En los países donde está legalizada su práctica, la eutanasia se realiza a petición


reiterada del paciente y con la supervisión de un equipo médico. El procedimiento
es libre, autónomo, voluntario, intencionado, reflexionado y consciente,6 en el
caso de que esta circunstancia no sea posible, cuando el testamento vital del
paciente lo indique explícita y claramente.

La eutanasia debe diferenciarse del suicidio asistido, cuando es el propio paciente


el que lleva a cabo la administración de los fármacos para acabar con su vida. El
suicidio asistido es legal en jurisdicciones diferentes a la eutanasia.

a eutanasia es parte del derecho humano a tener una muerte digna y hay
diferentes medios para lograrla, sin sufrimiento y de acuerdo con los valores de la
persona; mientras que sólo en siete países del mundo es legal, en México se
permite la decisión de suspender o rechazar tratamientos que prolongan la vida y
los cuidados paliativos, afirmó Asunción Álvarez del Río, profesora e investigadora
del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina.

La eutanasia no se ha legislado en más lugares del mundo “porque nos cuesta


mucho trabajo hablar de la muerte y pensar que podemos querer morir en algún
momento, aun por asuntos religiosos; muchas veces porque hay grupos de poder
que quieren imponer una visión religiosa a todos por igual, en lugar de dejar que
cada quien, una vez que algo es legal, decida si lo usa o no, siguiendo su
conciencia y los lineamientos de su religión, si la tiene o no”, señaló la
especialista.

Autora de varios libros sobre el tema, opinó que se ha obstaculizado esa


legislación por las creencias de personas que tienen la capacidad para intervenir
en las políticas públicas de las naciones e impedir que legislaciones la aprueben.
Es una cuestión complicada: en algunas personas impera la idea de que va contra
de Dios y, si son religiosos, piensan que esto es algo malo, “y así se vende, no
como una decisión personal, sino como algo que determinan algunos sobre otros”.

Para la doctora en Bioética no hemos discutido suficiente sobre lo que significa


tener libertad al final de la vida, porque eso representa la eutanasia: que alguien
sepa que puede seguir viviendo con la confianza de que cuando las cosas se
ponen muy mal, puede solicitar ayuda y dejar de sufrir.

Se trata de una acción que se realiza en el contexto de la atención médica, en la


cual un especialista de la salud causa la muerte de un paciente mediante una
inyección de medicamentos que la producen de manera rápida y sin dolor. Debe
hacerse a petición del enfermo porque está sufriendo y quiere acabar con esa
situación.

Álvarez del Río se preguntó ¿qué pasa cuando un paciente no se puede


comunicar? Y estimó que posiblemente se debe a que recibe tratamientos de los
cuales depende su vida, de soporte vital; si hay elementos para decir que no va a
recuperar la conciencia, su estado de salud o la calidad de vida, hay que
considerar para qué se le sigue prolongando, quizá no es en su beneficio. Antes
se llamaba eutanasia pasiva, pero ahora se le conoce como limitación del esfuerzo
terapéutico.

Solamente en siete países del mundo es legal: Bélgica, Luxemburgo, Colombia,


Canadá, Nueva Zelanda, España y Países Bajos, esta última fue la primera nación
en aprobar este procedimiento, en abril de 2002.

Bélgica le siguió en junio de 2002, mientras que en Luxemburgo se legalizó siete


años después, en marzo de 2009; aunque en Colombia no hay legislación, a partir
de 1997 se despenalizó y la Corte Constitucional de ese país hizo que el Ministerio
de Salud regulara el derecho a una muerte digna en 2014.

Canadá legisló en 2016 la eutanasia como “asistencia médica para morir” y aprobó
el suicidio asistido. En Nueva Zelanda la legislación siguió a un referendo
efectuado junto con las elecciones generales en 2020, en el que la mayoría de la
población votó por aprobar la medida que entrará en vigor a finales de 2021.
En México no es legal, pero se cuenta con la Ley de Voluntad Anticipada, la cual
permite que se rechacen tratamientos que ya no quiere el paciente, que sólo le
prolongan la vida y le causan sufrimiento. Se puede hacer directamente o
mediante un documento de voluntad anticipada para cuando no pueda decirlo
directamente. La persona deja de recibir tratamientos que ya no le ayudan; antes
se llamaba eutanasia pasiva. Es muy importante que haya este avance en la ley,
porque algunos médicos pueden pensar que si retiran el tratamiento, cometen
homicidio por omisión.

Hay una idea acerca de la calidad de vida que con frecuencia se asocia a vivir
más, comentó la autora del libro Práctica y ética de la eutanasia. Y agregó: “Hay
intervenciones en la atención médica al final de la vida que no son eutanasia, son
cuidados paliativos que buscan no prolongar la vida, sino darle calidad por el
tiempo que le quede a alguien.

La eutanasia consiste en un acto u omisión cuya responsabilidad recae en


personal médico o en individuos cercanos al enfermo, los cuales ocasiona la
muerte inmediata de éste con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o la
prolongación artificial de su vida.

También puede definirse como el derecho del paciente a decidir la forma y


momento de su muerte y que tiene como fin librar a la persona de sus intensos
sufrimientos causados por la enfermedad que padece (la cual es terminal o grave).

Para que pueda ser considerada como tal deben existir dos requisitos:
 El enfermo debe padecer una enfermedad terminal
 El personal ha de contar con el consentimiento expreso del enfermo

Actualmente no existe regulación alguna sobre la eutanasia, por lo que esta no


puede ser aplicada, si alguien la práctica sin el consentimiento de la persona se
encuadraría en el delito de homicidio (sería muy difícil comprobar que fue con el
consentimiento de la persona) y si se logra comprobar que fue con su
consentimiento se encuadraría en el delito de inducción o ayuda al suicidio.

La eutanasia es la búsqueda de la persona por una muerte digna, nos podemos


preguntar qué significa lo anterior, y para quienes han recurrido a ella, cuando la
enfermedad es tan dolorosa que hace del sufrimiento parte de la vida diaria, la
existencia se torna invivible, en pocos países del globo terráqueo, se ha
legalizado, que quien sufra de un dolor insoportable, pueda decidir poner fin al
sufrimiento por medio de métodos científicos, no naturales.

Siempre este tema ha creado polémica, porque la mayoría de las religiones


prohíbe este recurso al que acude la víctima de una enfermedad terminal, cuyo
avance constituye un sufrimiento más grande conforme se apropia del cuerpo
humano, poner fin por decisión propia a este dolor, trae aparejado terminar con la
vida propia, por constituir la misma parte del dolor de una enfermedad que no
permite un mínimo de tranquilidad, menos de felicidad.

En Holanda desde el año 2002, se puede tener acceso a una píldora que permite
morir sin transgredir ley alguna, se permite a personas que sufren de una
enfermedad cuyo dolor se hace de sumo insoportable, sin tener perspectiva de
mejora alguna.

El llamado suicidio asistido se lleva a cabo desde los años 40 en Suiza, de forma
totalmente legal, pues el Tribunal Federal de este país en el año 2006, estableció
que toda persona en uso de sus capacidades mentales tiene todo el derecho a
decidir sobre su propia muerte, sin que quien le apoye a llevar a cabo la misma
cometa delito alguno, así como se decide vivir la sociedad de este país permite
decidir morir.

En Guatemala, estamos tan preocupados por sobrevivir, que no pensamos que lo


más natural es el siguiente paso: La muerte, y existen momentos en la vida que se
hace necesaria, y no necesariamente por problemas emocionales, se hace
intolerable por problemas de salud, por el detrimento cada día más elevado de la
misma, se hace entonces necesario en el caso concreto, una muerte que saque al
ser humano, del centro del infierno personal, haciéndose preciso el descanso, si
este existe, por voluntad propia.

En América Latina se encuentra legalizada la eutanasia en Colombia, además de


Canadá, Estados Unidos y tres países europeos. Mientras en el resto del planeta
¿Por qué se prohíbe la Muerte Asistida?, esencialmente por creencias religiosas,
el Papa Francisco se ha referido a la misma como “a considerar la interrupción
voluntaria de la existencia humana como una elección de ‘civilización’”.

El relato de Brittany Maynard es el de una joven norteamericana que padecía


cáncer terminal, y cuyos dolores se hacían cada día más insoportables, tomó la
decisión de solicitar la llamada muerte asistida, su familia la acompañó hasta el
último momento, para que ella la recibiera, su legado fue: «Hay que cambiar esta
política sanitaria y que esté disponible para todos».

Por otro lado, una joven mujer en algún lugar del mundo, fue diagnosticada con un
trastorno límite de la personalidad, ya que tenía pesadillas que se repetían durante
las horas que duerme, por lo que su vida se convirtió en un suplicio, hasta que
solicitó el suicidio asistido, uno de los nombres que recibe la eutanasia.

En nuestro país, no está permitida esta práctica, pero el ser humano es global en
la actualidad, y los problemas que afronta son universales, por esta situación el
debate sobre la aplicación de la misma es compleja, los seres humanos tenemos
derecho a una vida digna, y como consecuencia a una muerte también digna, y
esa dignidad se aplica a no sufrir más de lo que la persona resiste como doloroso
hasta la muerte, la que debemos comprender como un proceso natural, el
individuo nace, vive y muere, es un derecho durante todo este proceso que se
desarrolle en una forma íntegra. La muerte es parte de la vida, es el final de un
proceso en el que somos felices, infelices, o como en aplicación de nuestro libre
albedrío decidimos vivir, por lo que es mi opinión que se debe respetar tanto la
forma de vida, como de muerte de una persona.
ABORTO POR VIOLACIÓN

Una víctima de violación queda embarazada:


¿qué situación podría ser más emocionalmente
estresante?

Incluso entre las personas que son pro vida,


algunos están tentados a condonar el aborto de
niños concebidos en una violación a causa de
una natural empatía por la víctima de la violación. La violación es un acto malo.
Dado que el embarazo resultante de una violación puede parecer agravar y
prolongar la angustia de la víctima, algunos creen que el aborto permitirá a la
víctima de la violación comenzar a sanar más pronto.

Los defensores del aborto explotan esta compasión, señalando sin cesar la
"necesidad" de abortar en el caso de un embarazo producto de una violación.
Dado que el aborto ya es legal por cualquier motivo, su propósito real es marginar
y difamar a quienes son congruentes en sus creencias pro vida, caracterizándolos
como insensibles y rígidos. Pero esta retórica perpetúa falsedades que pueden
lastimar más a las víctimas de violación que han quedado embarazadas.

Como médica de cuidados primarios y exorientadora para víctimas de agresión


sexual, descubrí que quienes consideran el aborto como la mejor o inevitable
respuesta en estos casos por lo general están poco informados. Están engañados
por estereotipos destructivos y deshumanizantes sobre la violación, sobre las
víctimas de la violación y sobre el resultado de un embarazo a causa de una
violación. El partidismo y el estereotipo contribuyen a traumatizar más a las
víctimas de la violación. Cada uno de nosotros podemos ayudar a las víctimas de
violación a elegir la vida.

Definición: La violación no es un delito sexual. Es un delito de violencia, una


violación profundamente personal y no deseada de un ser humano, un ejercicio
brutal de poder y control sobre otra persona. El poder, no el deseo sexual, impulsa
al agresor. Los atacantes pueden ser esposos, novios, familiares y conocidos. Se
estima que la violación cometida por un extraño representa solamente entre el 8 y
20 por ciento de todas las violaciones.

El Departamento de Justicia de EE. UU. define la violación como: "Acto sexual


forzado que incluye tanto coerción psicológica como fuerza física. El acto sexual
forzado incluye penetración por parte del/ de los delincuentes(s)". La agresión
sexual en cambio incluye una amplia gama de contacto sexual no deseado o
amenazas verbales que pueden incluir fuerza o no.

Prevalencia y denuncia: Según la Encuesta Nacional de la Victimización del


Crimen (conocida encuesta de más de 146,000 personas mayores de 12 años),
creada para conocer delitos denunciados y no denunciados, hubo 143,300
"violaciones y agresiones sexuales" cometidas contra mujeres en EE. UU. en el
año 2010. Eso equivale a un abuso por cada 1,000 mujeres de 12 años y más. El
índice era más elevado entre mujeres menores de 35 años. La gran mayoría de
las víctimas estaban vinculadas con su atacante o tenían una relación con este.
Solamente un poco más de un tercio denunció el ataque a la policía. El 11 por
ciento de los abusos estaba asociado con un arma. El 58 por ciento de las
víctimas denunció lesiones, que iban desde heridas de bala hasta moretones y
cortes leves. Solo un 35 por ciento de quienes resultaron lesionadas buscaron
tratamiento.

Frecuencia de embarazos relacionados con una violación:


La cantidad y porcentaje de embarazos resultantes de una violación por lo general
se exageran. Hay dos motivos principales por los cuales relativamente pocas
violaciones tienen como resultado un embarazo. La tasa de embarazo de un único
acto sexual sin protección varía de un 2 a un 4 por ciento.5 Además, 10.9 por
ciento de las mujeres estadounidenses en edad de concebir no son fértiles6 y más
de un 41 por ciento se ha realizado una esterilización quirúrgica o utilizan una
formas continua de anticoncepción, lo cual reduce (aunque no elimina) la
posibilidad de un embarazo. Una encuesta sobre los motivos por los cuales las
mujeres de EE. UU. eligen abortar resultó que solamente un 1 por ciento indicó la
"violación" como motivo y menos de 0.5 por ciento informó que la violación haya
sido la causa principal.8

Sin embargo, es importante tener en cuenta que no estamos tratando un tema


estadístico, sino un tema humano.

No hay una reacción "normal" a una violación. Al igual que con otras experiencias
sumamente traumáticas, la respuesta de un individuo no es predecible. Un
sinnúmero de reacciones: depresión, ira, ansiedad, temor de represalias, culpa,
deseo de venganza, humillación, incredulidad, son algunas de las reacciones
psicológicas a corto y largo plazo a la violación.

Desgraciadamente, muchas personas aún son rápidas para culpar a la víctima.


"¿Cómo pudiste ser tan ingenua en confiar en él?". "Te dije que ir a bares y estar
afuera tarde traería problemas". "Das un mensaje equivocado con la manera en
que te vistes". Culpar a la víctima desalienta a todas las víctimas a denunciar una
violación, fomenta el aislamiento y hace que las mujeres oculten las señales del
abuso. Dado que el embarazo no puede ocultarse, la mentalidad de culpar a la
víctima solamente alienta a recurrir al aborto.

Las víctimas de violación pueden responder de diversas maneras al enterarse que


están embarazadas: ira, temor, ansiedad, depresión, complacencia y demás cosas
que se pueda imaginar. Por lo general, la familia y los amigos se sienten
indefensos o están incómodos o avergonzados. Los consejos como "Debes olvidar
esto" y "Es mejor no pensar demasiado en lo que sucedió" pueden hacer que la
recuperación sea particularmente difícil para una víctima de violación que quedó
embarazada. Esos consejos no expresan empatía por la víctima, ni respetan al
niño en el caso de un embarazo.

Los defensores del aborto perpetúan el mito que las víctimas de violación que
resultaron embarazadas desean abortar, y esto dificulta a las mujeres elegir la
alternativa dadora de vida para su hijo. No debemos olvidar que las víctimas de
violación embarazadas no se separan de repente de la persona que eran antes de
la violación, traen a este difícil viaje sus creencias, su parecer de lo bueno y lo
malo y todo lo demás que son.

En una encuesta que realicé de agencias de terapia que ayudan a mujeres con
embarazos problemáticos, los terapeutas identificaron a 37 mujeres que habían
indicado un embarazo relacionado con una violación. De ellas, 28 continuaron su
embarazo, 5 eligieron abortar y 4 se perdieron en el seguimiento. Muchas mujeres
en este estudio inicialmente tenían fuertes sentimientos negativos y temores. De
las que continuaron su embarazo, dos tercios desarrollaron sentimientos más
positivos hacia su hijo en gestación a medida que el embarazo progresaba. Sus
sentimientos de autoestima y contento mejoraron durante el embarazo, mientras
que la ansiedad, la depresión, la ira y el temor decrecieron.

La tasa de abortos entre las víctimas de violación (50 por ciento) no es


considerablemente mayor que entre las mujeres que informan un "embarazo no
deseado" (40 por ciento).10 La mayoría de quienes decidieron no abortar eligieron
criar a su hijo, mientras que un pequeño porcentaje optó por la adopción. Un
estudio de 164 mujeres descubrió que la mayoría de quienes abortaron se
arrepintieron de haberlo hecho y dijeron que el aborto les causó problemas
adicionales. Por el contrario, entre quienes dieron a luz a un hijo concebido en una
violación, la satisfacción fue mayor y ninguna dijo estar arrepentida de haber dado
a luz.

Por consiguiente, el aborto no es una elección inevitable. El apoyo amoroso de la


familia, amigos y consejeros puede marcar una diferencia enorme.

Uno de los principales fines, y a la vez una de las más importantes razones de ser
de Thémis es el de servir como vehículo de las inquietudes y opiniones de los
estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica.
Sabemos que en nuestra Facultad existen alumnos con muy alto nivel, tanto
académico como cultural y humano; sin embargo, muchas veces los aportes que
tales estudiantes pueden brindar desde ya a la vida de la Facultad -y, por qué no,
del país- no encuentran una vía adecuada para ser expresados.

Por ello hemos querido iniciar esta nueva sección, que busca tener dos efectos
prácticos: Primero, difundir directamente transcritas, opiniones cortas que sobre un
tema polémico -en este caso el aborto en caso de violación- nos han enviado
alumnos de diversos ciclos de nuestra Facultad; en segundo -pero no menos
importante- lugar, buscamos incentivar el que los alumnos investiguen sobre un
tema de su interés y escriban artículos para Thémis, sabiendo que si tienen el
nivel que esperamos éstos van a ser publicados.

Agradecemos sinceramente a los alumnos que esta vez nos han enviado sus
opiniones; y a todos los alumnos de la Facultad les reiteramos lo que dijéramos en
la primera “campaña” de Opiniones de la Facultad: ¡Participa con tu Opinión, la
Revista es de todos!. Estén atentos para la siguiente convocatoria.

El aborto ha sido una práctica, que ha sido controversial desde que se tiene
registro; su definición, la legislación y moral relacionadas con esta práctica ha
cambiado de acuerdo al lugar y la cultura.
La etimología de la palabra aborto es de origen latino y se deriva de dos palabras:
ab, que quiere decir privación y ortus que quiere decir nacimiento

En la Edad Media el término aborto se pierde y surgen otros términos; por ejemplo
en Inglaterra surge el término miscarriage que quiere decir: mal parto. Este
término es utilizado posteriormente para referirse a las expulsiones ocurridas en el
segundo trimestre del embarazo, y el término aborto resurge, a principios del siglo
XX para las expulsiones precoces.
Han existido grandes cambios en las técnicas para realizar el aborto; como
primera referencia conocida sobre algún abortivo se encuentra un trabajo chino
(2737-2696 a.c.), que perteneció al emperador Shen-Nang y se consideraba como
una recetas en la que se empleaba Mercurio. Posteriormente hacia el 1550 a. C.
se encuentran referencias en El papiro de Ebers donde se describe métodos para
inducir el aborto. Hay escritos sobre los abortivo s empleados por los griegos;
métodos como inyecciones intrauterinas y pesarios. En la Roma imperial muchos
de los abortos eran efectuados mediante legrado y entonces como ahora, las
complicaciones (perforación y sepsis) eran las responsables de la mayoría de las
muertes. Además, se emplearon agentes orales y duchas con agua caliente. En
épocas más modernas, existen revisiones acerca del aborto que demuestran que
casi cada tribu poseía algún método para provocar el aborto, variando desde
agentes orales y traumas abdominales, hasta la introducción de cuerpos extraños.

A nivel de la discusión ética, religiosa y legal, el aborto se ha caracterizado por ser


un tema que hasta la actualidad no ha podido encontrar un consenso, por ejemplo
"en la India existía una facultad tácita en el aborto por cuanto no estaba penado
por ley".

Por otro lado vemos como según la legislación del imperio asirio medio en la
antigua Mesopotamia condenaba a aquella mujer que perdiera el fruto de su útero
por voluntad y existiendo pruebas de esto, a morir lapidada y su cuerpo no sería
sepultado. Un punto intermedio fue alcanzado por los griegos. Filósofos tales
como Aristóteles y Platón consideraban que el aborto era procedente cuando fuera
excesivo el número de ciudadanos, cuando se realizara antes de la animación del
feto y en una mujer que ya había completado el número de hijos deseado,
Aristóteles por su parte lo recomendaba en una mujer mayor de 40 año

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