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Inducción

La pena de muerte es un medio innecesario a la hora de hacer justicia en mundo, ya que no


es la única manera de poder castigar a los criminales “autores” del delito ya que este sigue
siendo una forma de castigo o penitencia hacia las personas que cometen crímenes serios
como lo son los delitos capitales, tales como asesinato, asesinato masivo, casos agravados
de violación, violación no hay pruebas que demuestren que sea más eficaz que la cadena
perpetua a la hora de reducir la delincuencia. De hecho, en los países en los que se ha
prohibido la pena de muerte no han aumentado las cifras relativas a la delincuencia. Ya que
mediante este proceso la persona condenada a la pena de muerte, llámesele caso de un
asesinato o algún otro delito capital, nadie puede intervenir con su vida, ya que como en el
artículo 3° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “todo individuo tiene
derecho a la vida, la libertad y a la seguridad en su persona” por lo que se estarían violando
sus derechos. Y al ser este un castigo cruel e inhumano como la ejecución, ahorcamiento,
decapitación, electrocución, inyección letal, arma de fuego, etc. se estaría violando otro
derecho

Al respecto, la organización Amnistía Internacional señala que La pena de muerte es una


violación de los derechos humanos. Respecto a otras violaciones de los mismos, como por
ejemplo la tortura, las ejecuciones extrajudiciales o las “desapariciones”, la pena de muerte
no se oculta ni se niega; al contrario, forma parte de las leyes del país que la aplica. Es la
negación máxima de los derechos humanos porque viola el derecho fundamental a la vida
proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Más de la mitad de los
países del mundo han derogado la pena de muerte en su legislación o en la práctica. Una
vez abolida, raramente se restablece. Pero incluso en los países en que ha sido abolida, no
se puede olvidar que no es aceptable en ningún caso, y especialmente cuando amenazas
como el terrorismo reabren el debate ya cerrado sobre la pena de muerte, planteando la
posibilidad de, “en algunos casos”, reimplantarla.

La pena de muerte La pena de muerte, a lo largo de los años, se ha mantenido entre los
temas que más causan polémica. Si bien, ha sido abolida en la mayor parte del mundo,
muchos países como Estados Unidos, Irak, China y Arabia Saudita aún la contemplan como
una forma de castigo a los delincuentes. Esta sanción, en realidad, ha tenido lugar desde los
orígenes de la humanidad, empezando en pueblos antiguos como Grecia, Babilonia y el
Imperio Romano, donde delitos como el asesinato eran castigados a través de métodos
como la hoguera, la horca o la decapitación por hacha. En la actualidad, la pena de muerte
ha evolucionado con métodos como la silla eléctrica o la inyección letal. Muchas preguntas
surgen alrededor de este tema, pero las posturas están muy divididas. Por un lado, quienes
consideran la validez de esta sanción, afirman que cuándo se trata de un delito como un
asesinato premeditado, las consecuencias del mismo deben ser acorde a su gravedad. Es
decir, quién cometió un asesinato, también merece morir. Quienes defienden este tipo de
castigo, también sostienen que la pena de muerte evita que se sigan cometiendo delitos
graves, sin embargo, distintos estudios han comprobado que en países como Estados
Unidos, donde esta sanción se ha aplicado durante varios años, el índice de criminalidad
sigue siendo muy alto. Por lo tanto, sería incorrecto afirmar que la pena de muerte puede
ser utilizada como medida de prevención para delitos futuros. Por otro lado, muchas
personas consideran la pena de muerte como una práctica excesiva e inhumana. Amnistía
Internacional, señala que este tipo de castigo es la negación máxima a los derechos
humanos, yendo en contra del derecho a la vida que tiene cada persona en el mundo.
Consideran que este tipo de sanción no debería ser aceptada en ningún caso. La pena capital
solo puede ser impuesta tras un proceso que ofrezca diversas garantías al condenado, entre
ellos que sea un crimen realmente grave, siendo limitado estrictamente al asesinato
premeditado. Otros factores a tener en cuenta
Un tema de discusión semejante no es fácil de abordar, ya que se remonta a los orígenes de
la civilización misma. Desde el punto de vista jurídico, es un enfrentamiento entre dos
principios fundamentales básicos de cualquier sistema normativo occidental, esto es, entre
el principio de libertad y el principio de justicia que se encuentran inmersos y
omnipresentes en la esencia misma del derecho. Aunque la ciencia jurídica parece ser la
encargada de decidir si es justificable quitar la vida de alguien, la discusión profunda
involucra campos del conocimiento que van desde la religión hasta las ciencias naturales y
alcanza la órbita de otros problemas jurídicos difíciles como el aborto y la eutanasia. No
obstante, el análisis que se pretende llevar a cabo en este ensayo centrará su objeto de
estudio concretamente en el caso colombiano y más precisamente en la pena capital como
castigo para los delitos graves y atroces cometidos contra los menores de edad. Toda vez
que el ordenamiento jurídico colombiano prohíbe expresamente la pena capital, el presente
será un análisis meramente teórico-filosófico del asunto, tomando como punto de partida la
delimitación de conceptos clave como los son justicia y libertad.

Sin embargo, no podemos bajar la guardia. En 2015 tuvimos conocimiento de un alarmante


aumento de las ejecuciones. Nunca, en los últimos 25 años, habían sido ejecutadas tantas
personas por estados de todo el mundo. Al menos 1.634 personas fueron ejecutadas en
2015. El dato supone un aumento de más del 50% con respecto al año anterior y es la cifra
más alta registrada desde 1989. Además, China no se incluye en esta cifra total. En este
país es probable que fueran ejecutadas miles de personas más, pero los datos sobre la pena
de muerte se tratan como secreto de Estado. De todas las ejecuciones registradas, el 89 % se
llevaron a cabo en solo tres países: Irán, Pakistán y Arabia Saudí. En este año resaltamos el
caso de Ali Mohammed Baqir al-Nimr, condenado a muerte tras haber confesado culpable
de delitos cometidos cuando tenía 17 años, encontrándose en la actualidad en riesgo
inminente de ejecución en Arabia Saudí. La Convención de la ONU sobre los Derechos del
Niño, que es vinculante jurídicamente para Arabia Saudí, establece claramente que no
puede imponerse la pena de muerte por delitos cometidos por menores de 18 años.
https://www.eldiario.es/canariasahora/lapalmaahora/sociedad/muerte-castigo-cruel-
inhumano-degradante_1_3708030.html

conclusión
para finalizar no importa el delito que se haya cometido incitar la pena de muerte no llevara
a más violencia derramar más sangre nunca va hacer la solución y que hagan ver que la
mejor solución sea más violencia para castigar a un criminal y eso se les va a inculcar a los
jóvenes y niños el castigo de la muerte nos llevaría a un ciclo intermítale
a eso le sumamos que las estadísticas hasta el momento del uso de la pena de muerte no se
comparan con el impacto en disminuir la delincuencia, la pena de muerte es algo inútil y
aunque fuera útil un decreto que nos justifica el quitarle una vida a un ser
independientemente del crimen o de lo que haya hecho. Existen muchas formas de castigar
a los criminales, pero el quitarle la vida nunca será una buena decisión

bibliografías
https://revistas.usantotomas.edu.co/index.php/iusta/article/view/4892
https://www.amnesty.org/es/what-we-do/death-penalty/
https://redescuelas.es.amnesty.org/fileadmin/redescuelas/Recursos_educativos/
La_pena_de_muerte_El_castigo_maximo.pdf

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