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CAMBIO CLIMATICO NIVEL LOCAL

En Providencia casi ninguna vivienda tenía protección para los vientos fuertes de un huracán, pero
sí cisternas o baños en materiales más firmes, y gracias a esa protección la tragedia no fue mayor.
El saldo final de destrucción, tras el paso del huracán Iota, además del colapso de la
infraestructura, fue de dos personas muertas y seis heridas, en una isla con una población de seis
mil habitantes. 

“La gente aprendió de la experiencia de otros huracanes y salvó sus vidas gracias a que reforzaron
sus sistemas de protección con los años. ¿Qué hubiera pasado si Iota, en vez de pasar por
Providencia, hubiera pasado por San Andrés?”, se pregunta Elizabeth Taylor, bióloga marina,
experta en sistemas costeros y antes directora de la Corporación para el Desarrollo Sostenible de
San Andrés (Coralina). 

Su pregunta advierte lo que podría ser una tragedia anunciada y prevenible con acciones de
adaptación al cambio climático. En general, todo el archipiélago, formado por las dos islas, tiene
pocos recursos para atender nuevos huracanes, que según estudios, se han hecho más intensos y
frecuentes por el cambio climático. 

Las islas también son especialmente vulnerables a cambios ya inevitables, según el panel del
IPCC, que causarán un aumento del nivel del mar, y sequías más intensas en los próximos años. 

Como contamos, San Andrés, Providencia y Santa Catalina es el departamento de Colombia que
más riesgo tiene de sufrir las consecuencias del cambio climático. No solo porque van a cambiar
las condiciones del medio ambiente, sino porque estas tienen un impacto directo en el turismo, la
actividad económica principal en el departamento. 

San Andrés se lleva la peor parte. Según el Plan de Adaptación al Cambio Climático, el 35 por
ciento del litoral dedicado a “recreación y turismo”, incluyendo playas y hoteles, se encuentra en
zonas de alta erosión.

Sin embargo, ante estos riesgos ya medidos y anunciados, las acciones de adaptación, para las
que se necesitan inversiones multimillonarias, han sido mínimas. 

Riesgo alto, poca adaptación

“No estamos haciendo obras de ningún tipo”, dice Abel Archbold, secretario de Infraestructura de
San Andrés. “Se han acogido muy poco las recomendaciones que se han dado”, agrega Durcey
Stephens, ingeniero contratista de la Secretaría de Infraestructura de Providencia y exfuncionario
de Coralina. Allí, además, los esfuerzos están todavía concentrados en reconstruir la isla.

Lo que dicen demuestra que en el archipiélago los planes de adaptación al cambio climático, que le
permitirán enfrentar desastres, no son protagónicos. Y varios de esos desastres son previsibles,
como los huracanes.

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