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“Año de la lucha contra la corrupción y la

impunidad”

DOCENTE:
TEMA: Principio de Lescividad
CURSO: Codigo Penal
BATALLON: I
SECCION: 11
INTEGRANTES:

NOMBRE NOTA
Diaz Velasquez Jhon Armando

LIMA-PERU
2019
“Escuela de Educación Superior Técnico Profesional PNP – Capitán Alipio Ponce”

DEDICATORIA

Primero a Dios por habernos permitido


llegar hasta este punto, darnos salud ,
nuestros padres por apoyarnos en todo
momento , por sus consejos , sus valores ,
por la motivación constante que nos ha
permitido ser unas personas de bien, pero
más que nada , por su amor

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AGRADECIMIENTO

A nuestro docente por su gran apoyo y


motivación para la culminación de nuestros
estudios profesionales, por su apoyo
ofrecido en este informe, por habernos
transmitidos los conocimientos obtenidos y
llevarnos pasó a paso en el aprendizaje.

INDICE
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“Escuela de Educación Superior Técnico Profesional PNP – Capitán Alipio Ponce”

DEDICATORIA..........................................................................................................................2
AGRADECIMIENTO.................................................................................................................3
INDICE........................................................................................................................................4
INTRODUCCION.......................................................................................................................5
CAPITULO I...............................................................................................................................6
MARCO TEORICO...................................................................................................................6
1.1 Policía y sociedad...........................................................................................................6
1.2 Sistema de formación profesional policial...................................................................7
1.3 Educación mística policial..............................................................................................8
1.4 Educación y ética policial.............................................................................................10
1.5 Desempeño de los alumnos en su formación policial..............................................12
1.6 La atención que debe brindar el alumno al público..................................................16
1.7 La actitud hacia la ciudadanía.....................................................................................18
1.8 La educación, capacitación y equipo policial............................................................19
1.9 Relación entre la policía y la juventud........................................................................20
CONCLUSIONES....................................................................................................................23
BIBLIOGRAFIA.......................................................................................................................24
ANEXOS...................................................................................................................................25

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INTRODUCCION

La policía a nivel mundial, constituye uno de los cuerpos de seguridad del


Estado con mayor contacto con la comunidad. La relación entre el policía y el
ciudadano está determinada por una serie de factores entre los que se cuentan
la manera como el policía se percibe a sí mismo frente a la comunidad, el papel
que cumple como agente de control social, el apoyo que recibe de los diversos
sectores de la sociedad y las expectativas que la sociedad tiene sobre al
trabajo policial.

Parte fundamental del desarrollo de la función policial, es la relación del policía


con la comunidad, traducida en un apoyo recíproco entre ambos sectores. Las
relaciones entre los cuerpos policiales y la ciudadanía están calificadas no sólo
por el ámbito de legalidad definido por las normas, sino por el contexto social
específico en el cual se desempeñan las funciones de la policía.

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CAPITULO I
MARCO TEORICO
1.1 Policía y sociedad
La seguridad pública es un tema de continua actualidad en nuestro país, donde
la población demanda cada día un servicio policial más efectivo y de mayor
calidad. Y la policía, a pesar de ser una institución que por lo general se resiste
a los cambios, ha iniciado una constante búsqueda de un sistema eficaz que
satisfaga las exigencias sociales.

Todas las tendencias actuales indican la necesidad de grandes cambios, entre


los que destacan una adecuada adaptación de los servicios policiales a las
necesidades reales de la población, la democratización de las estructuras
básicas y el funcionamiento interno, la alta formación de las plantillas a todos
los niveles y la potenciación de políticas preventivas.

En un cuerpo donde la razón de ser es servir a la sociedad, no cabe pensar


que las decisiones se tomen al margen de ésta. La adaptación de los servicios
policiales a las necesidades reales de la población pasa necesariamente por
tres acciones claves: ponerse a disposición de los ciudadanos de una manera
clara y eficaz, fomentar la interrelación entre la policía y la sociedad
manteniendo todo tipo de contactos y lograr la implicación de los ciudadanos
con los servicios policiales. La policía no puede ser una institución cerrada y
hermética.

Asimismo, es absolutamente necesario fomentar la participación real y decidida


de todos los miembros del servicio en la elaboración de las políticas policiales.
El policía no puede ser un mero ejecutor de órdenes y se debe incentivar la
toma de decisiones personales, disponiendo de un personal altamente
cualificado capaz de establecer estrategias concretas de mediación y de
resolución de problemas. La sociedad debe encontrarse con unos policías
especialmente motivados en su trabajo y con una gran capacidad de decisión,
altamente formados en todos los campos y no sólo con una formación

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fundamentalmente técnica sino también y, casi con preferencia, humanitaria.


En relación con todos estos aspectos, la Policía Local ha protagonizado una
evolución asombrosa en los últimos tiempos, caracterizándose por una
creciente preparación y profesionalidad. Hoy en día asistimos al asentamiento
de una nueva Policía Local, profundamente formada en todos los campos y con
un papel principal dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad al ser el
cuerpo más cercano al ciudadano.

En nuestra región, desde las instituciones, se está apostando fuertemente por


este cuerpo de policía, que responde plenamente al nuevo concepto de policía
comunitaria y hace pocos días presentábamos la Asociación de Policías
Locales de Extremadura, una asociación que, partiendo de todos estos
presupuestos, se pone al servicio de toda la sociedad extremeña y de todos los
policías locales de nuestra comunidad con el objetivo fundamental de
responder, desde nuestra humilde posición, a las demandas de los ciudadanos
potenciando el desarrollo de una Policía Local más preparada, más formada y
más profesional, sirviendo de vínculo de unión y comunicación entre las
distintas jefaturas y, sobre todo, fomentando la interrelación entre la policía y la
sociedad. 

1.2 Sistema de formación profesional policial


En los últimos años la disciplina policial se ha ido desquebrajando, no hay
respeto por el superior jerárquico, sobre todo por parte del personal de reciente
egreso, se quejan por todo, faltan a su servicio y no cumplen con lo establecido
en las leyes y reglamentos que rigen a la Policía Nacional del Peru.
No es raro observar en los medios de comunicación que los actos
de corrupción que involucran a efectivos de la Policía Nacional persisten , esa
mala conducta, que linda con lo delictivo, revela una falta de valores, vocación
y fallas en la Disciplina policial en la institución tutelar del estado como es la
Policía Nacional del Peru.
A pesar de la existencia de un Reglamento de Régimen Disciplinario muy
severo el personal policial sigue incurriendo en actos de indisciplina, que mella

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la imagen institucional. El Comando policial debe aprender a convivir con


subordinados no tan "complacientes" con su autoridad cualquier comando
actual sabe que las órdenes no se acatan "porque sí", siendo el
cuestionamiento de las misma una constante más que una excepción, pero que
nos cuestionen las órdenes no significa, que no se vayan a cumplir o que el
subordinado quiere tocarnos las narices a toda costa. "Es que se quejan por
todo, para cualquier orden tiene que haber un "pero", nos comentaba un Oficial
policial, aduciendo que se tiene que ser más estricto en la formación policial.
Las escuelas de formación de la Policía Nacional, son un sistema donde su
acción pretende potenciar la autonomía personal, desarrollar el sentido crítico,
incentivar la necesidad de conocimiento como valor que define y da sentido al
ser humano y fomentar los valores de la tolerancia y bienestar común. Por lo
tanto, sus integrantes deben poseer una serie de capacidades, que permitan
reafirmar su compromiso con un sistema de valores básicos para la vida.
Valores capaces de llenar de sentido la existencia y el proyecto de vida
personal de los alumnos y alumnas que abren las posibilidades para construir
en el presente   y   para el futuro la construcción de un
nuevo modelo de sociedad.

1.3 Educación mística policial


Para poder enfocar varias acepciones de carácter general, entre ellas, cual es
el rol que cumple PNP como institución tutelar del estado, el concepto que
encierra la vocación de servicio, espíritu de sacrificio y mística; tenemos que
recordar claramente que, a nuestra institución, el personal llega libre
espontáneamente llevado por un natural sentimiento de hacer carrera y
realizarse dignamente en la comunidad a través de un trabajo o profesión para
el que se siente capacitado.
Esto quiere decir que ingresa por vocación de servir a sus semejantes y el
crisol de alma mater de la institución se le forja con un nuevo concepto de
servicio en representación de la institución a que pertenece, defendiendo sus
lauros, con amor, con desprendimiento de los valores materiales hasta el
sacrificio, y si así lo requiere la ocasión, hasta la vida.

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1. EL ESPÍRITU DE SACRIFICIO.- Es el impuso natural del hombre que lo


lleva a dar a otro, algo que es suyo con perjuicio de su bienestar corporal y
moral, ya que se trata de bienes, derecho, salud o aún de la misma vida. La
vida no es todo individual, es también solidaridad, ningún ser vive ni puede vivir
aislado, y por la convivencia impone la necesidad de obrar con nobleza y
desinterés a favor de los demás y dar algo de lo nuestro a los seres con los
cuales nos sentimos solidarios. El espíritu de sacrificio no es propio del hombre
vulgar, demanda valor y muchas veces heroísmo.

2. LA MISTICA.- Es parte de la teología que trata de la vida espiritual y


contemplativa; es la libertad que tiene toda persona para reflexionar con
espiritualidad y para obrar con justicia.

3. LA MISTICA POLICIAL INVOLUCRA LO SIGUIENTE:


Constituye el fundamento espiritual entre todos los miembros que conforman
nuestra institución, los que estamos comprometidos en una buena marcha, así
como al efecto de un Policía hacia otro y hacia su familia, también forma parte
de nuestra institución.
Se fundamenta en el amor a Dios, a la Patria, al Hogar y a la Policía Nacional
del Perú.
Es la práctica de valores y de virtudes que debe desarrollar la Policía Nacional
para elevar en forma constante la imagen institucional.
Es la acción tendiente a lograr una buena conciencia profesional policial, con
una alta dedicación espiritual, vocación y un amor profundo a sus camaradas.
Es la fuerza espiritual, que por intermedio de sus miembros se proyecta a la
elevación y grandeza de la institución y la Patria, teniendo a todos sus
componentes unidos e identificados en un mismo Espíritu Policial.
Muy frecuentemente escuchamos o leemos en los medios que existen oficiales
y suboficiales que en sus días de franco se convierten en vulgares ladrones o
"cogoteros" o formando parte de una banda de delictiva, debemos aceptar que 

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esto es consecuencia de la falta de  "mística", esa identidad que existía en las


ex instituciones y que lamentablemente no se ha podido consolidar en la PNP.
Para lograr la Mística Institucional en nuestra Policía Nacional se requiere de
una toma de conciencia del rol histórico y el compromiso social y humano
inherentes a la institución y sus integrantes, frente al pueblo peruano u sus
destinos; conocimiento que debe ser impartido en las escuelas de formación
policial.

1.4 Educación y ética policial


La Etica Policial, constituye el conjunto de principios y preceptos de carácter
moral, orientado por virtudes como la lealtad, dignidad, solidaridad y acendrado
patriotismo, cuya observancia permanente garantiza una conducta honorable a
los miembros de la Policía Nacional. Su ejercicio genera confianza y respeto en
las personas la sociedad, la patria y la Institución.
La Ética Policial es básica en cualquier formación policial en un estado de
derecho. No sólo eso, el comportamiento ético de cualquier efectivo policial en
una sociedad democrática se ha de presuponer y ha de formar parte del bagaje
profesional.
El Policía es un funcionario al servicio de todos los ciudadanos y no solamente
necesita unos conocimientos profesionales y unas buenas aptitudes en el
desarrollo de su trabajo. Para poder hablar de un buen profesional de policía ha
de tener, además, unas actitudes, unas convicciones éticas más allá de las que
son exigidas a otros profesionales.
¿Por qué esta exigencia? El Policía está frecuentemente en contacto con la
parte más conflictiva de la vida las personas, en situaciones de emergencia, en
los peores días de cada ciudadano, con los ciudadanos que delinquen, en
situaciones de resolver conflictos, problemas, haciendo prevalecer en muchas
ocasiones el interés global por encima de algunos intereses particulares. Por
eso en muchas ocasiones no es bien vista la policía pero se pide su actuación
cuando nuestros intereses están en peligro. Es una actitud ambivalente que el
policía ha de saber sobrellevar con profesionalidad.

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personas más desfavorecidas y para que sea la garantía del libre ejercicio de
los derechos y libertades de todos los ciudadanos, sean ricos o pobres, de una
raza u otra, de una religión u otra, de cualquier ideología.
De ahí que la profesión de policía, como hemos visto, tiene unas características
especiales que pueden hacer cambiar el carácter de sus miembros más
fácilmente que en otras profesiones y por eso mismo la ética policial es una
garantía para el ciudadano, pero también para el propio policía que ha de
asumir normas estrictas y ideales más altos que la mayor parte de las que son
exigidas en general.
Debido a todo esto,  algunas noticias, como las que acaban de aparecer
recientemente sobre el aumento de denuncias de tortura , corrupción, diversos
actos delincuenciales, negligencias por parte de los miembros de la PNP,
sacuden a la población, señalando a la policía y sacuden a la policía que
observan un rechazo de la sociedad hacia su trabajo. Hay que ser muy
cauteloso con este tipo de informaciones y a la vez muy severo con las
desviaciones cometidas por parte de la policía. Estamos delante de una
profesión que es básica en nuestra sociedad y que ha de ejercer un trabajo de
servicio, de mediación, de autoridad para defender los intereses de los que
tienen menos voz y son más desfavorecidos, y no ponerlas en su globalidad
ante el escarnio colectivo. Todos sabemos que, sin pretender excusar
actuaciones maliciosas, de pérdida de control... los grupos organizados tienen
como sistema denunciar maltratos en todas sus detenciones para justificar sus
intereses que siempre están en contra de algunos intereses de personas que
están en una situación menos protegidas.
Hay que ser también muy claros, en no permitir ningún tipo de desviación por
parte del profesional de policía. Y para ello, una sociedad democrática no
puede permitir nunca una actuación de abuso de poder de cualquier policía, no
solamente con la sanción, sino también previniendo estas conductas,  con la
formación policial básica y continua, con la aceptación de los códigos de ética,
el poner en marcha mecanismos de control y dejar claro que la ética policial ha
de ser siempre un elemento básico de cualquier actuación profesional. Todo
esto está en marcha en la gloriosa Policía Nacional del Perú.

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1.5 Desempeño de los alumnos en su formación policial


La imagen de la Policía está relacionada directamente con el tema del
desempeño, lo cual se asocia con la brecha que se produce entre el aumento
de la delincuencia y la capacidad policial para enfrentarla. Entre más grande es
esta brecha, en términos de resultados (lo cual se resume en el número de
detenidos), mayor es la aprehensión y reserva ciudadana hacia la Policía y su
capacidad institucional. Es importante hacer alguna referencia a este último
término, capacidad institucional, para destacar que la percepción va más allá
de las personas (policías, Directores, Secretarios y Subsecretarios de
Seguridad), e incluye a la institucionalidad en la que se insertan y, si se quiere
ir al extremo, a la función de seguridad que el Estado está obligado a
desempeñar en beneficio de la ciudadanía. Al ciudadano común le interesan
los resultados concretos para definir su percepción del desempeño policial. No
le interesa saber si el incremento delincuencial está asociado al ritmo de
urbanización, a la pérdida de valores, al cierre de oportunidades o al
crecimiento acelerado del desempleo. Al ciudadano le interesa saber que
puede estar en su casa o caminar tranquilamente por las calles de la colonia,
de la ciudad o de la aldea, y que no corre el riesgo de ser robado, asaltado,
violado, herido o muerto; en última instancia, si esto ocurre, lo menos que
espera es que la Policía capture a los delincuentes y que se le aplique todo el
peso de la Ley. Tampoco le interesa al ciudadano común saber si su seguridad
depende del policía de prevención o del policía de investigación y tampoco se
preocupa por averiguar los lazos que unen al policía con el fiscal o el juez para
garantizar su seguridad. Lo que le interesa es saber que el policía lo va a
cuidar y que con su trabajo le va a garantizar su seguridad. Todavía podemos
ser más radicales y plantear que poco o nada le interesa al ciudadano si el
policía está bien pagado o bien comido o si su vida y su integridad están
garantizadas por un seguro adecuado, quizás porque asume que ése es un
problema del Estado y que no es su problema. 8 Lo anterior nos remite a dos
problemas muy concretos; uno de ellos es que, al margen de lo que piense la
ciudadanía, los conductores del Estado (Presidentes de los poderes del
Estado, Diputados, Secretario de Seguridad y Fiscal General de la República)

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son los responsables de adoptar las medidas racionales que garanticen la


seguridad de las personas, sin inclinarse hacia la demanda de acciones
radicales que enfatizarían la represión, despreciarían la prevención y
amenazarían peligrosamente las garantías individuales y los convenios
internacionales. Lo anterior se expresa muy bien en la demanda de instituir la
pena de muerte, ejercer violencia en la captura, realizar allanamientos ilegales,
encarcelar a menores infractores con adultos delincuentes, etc. Las víctimas y
sus familiares quisieran aplicar el mayor grado de violencia en contra de los
victimarios, pero el Estado de Derecho establece procedimientos para procesar
e, inclusive, sancionar a un sospechoso de haber delinquido. Una autoridad no
puede permitirse el lujo de ser irresponsable y no pensar en las consecuencias
sociales y jurídicas que pueden desencadenarse de la adopción de medidas
fuertemente represivas. Su papel es el de adoptar medidas que medien entre la
prevención y la represión, entre la víctima y el victimario, y entre el interés
particular y el interés general, lo cual conduce a superar la inseguridad jurídica
y asegurar la vigencia del Estado de Derecho. El otro problema concreto que
se deriva de lo expresado, es el desentendimiento ciudadano de lo público y,
en este caso de la seguridad como un bien público. Asumir que lo público es un
asunto de los funcionarios y empleados del Estado, dentro de los cuales se
encuentran los policías, es algo muy común dentro de nuestra cultura, lo que
fácilmente nos conduce a ser implacables al momento de juzgar el desempeño
y los resultados del mismo. El ciudadano tiende a creer que la Policía no
combate eficientemente a la delincuencia, por carecer quizás del recurso
humano y del apoyo logístico correspondiente para estar oportunamente en
tiempo y en espacio en la escena del delito y brindar así un eficiente servicio a
la ciudadanía.

Además, de manera intuitiva tiende a pensar que debe modernizarse todo el


sistema policial y fortalecerse una de las ramas más importantes como es la
investigación criminal. A pesar de lo anterior, hay un sector de la población que
es de la opinión que algunos policías acuden sólo ocasionalmente con prontitud
al llamado de la ciudadanía y responden con desgano a este requerimiento. No
obstante esta opinión, un tanto puntual y con reservas, hay otro sector

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igualmente importante que piensa que las cosas son diferentes al opinar que la
eficiencia ha mejorado principalmente en número, frecuencia y efectividad de
los operativos, y en el combate frontal que el actual gobierno ha declarado
tanto al delincuente común como al crimen organizado. Sobre la percepción
ciudadana de que la Policía combate eficientemente a la delincuencia, los
entrevistados opinan negativamente en un 50.88%, en forma favorable en un
24.56% y a veces en un 24.56%. Un punto importante a destacar es el hecho
de que el ciudadano se cree protegido si “siente” que la Policía lo cuida y esto
va asociado a la presencia policial en puntos estratégicos de la ciudad o de la
colonia, lo que supone una estrategia de mantenimiento policial en las calles
que no corresponde a la escasez de recursos en la Policía y tampoco a las
prioridades que pudiera establecer la Secretaría de Seguridad y,
específicamente, el gobierno. Lo anterior supone, por parte de los conductores
de la política de seguridad, una gran habilidad para combinar el control de la
delincuencia de menor impacto económico pero de mayor sensibilidad
poblacional, con el control de la delincuencia de mayor impacto pero de menor
sensibilidad poblacional, situación que implica consideraciones relacionadas
con la voluntad política del gobierno, la imagen de la Policía ante la ciudadanía,
la tranquilidad de las 9 personas con poder económico y político, la imagen del
país ante los extranjeros y las posibilidades de inversión y turismo, y también
con la política norteamericana de combate al narcotráfico.

La situación se vuelve más compleja si consideramos la variedad de la


delincuencia en las diversas regiones del país; así, mientras en una de ellas el
principal delito puede ser el robo y el asalto, en otras puede ser el secuestro, el
abigeato o el homicidio. Lo anterior implica que una política de seguridad debe
contar con estrategias específicas para las diferentes regiones y para los
diferentes estratos delincuenciales y, en función de ello, redistribuir los recursos
e introducir modificaciones importantes en el perfil de policía que se requiere
para cada uno de ellos, lo que, a su vez, supone cambios sustanciales en la
educación y capacitación policiales. Un gran porcentaje de la ciudadanía
hondureña opina con negatividad en cuanto al desempeño profesional del
policía, ya que piensa que la educación, la preparación y el entrenamiento

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deberían ser elementos integrales en un verdadero policía o en el estereotipo


del policía profesional. La educación conduce a prestar un mejor servicio al
llamado del ciudadano a quien la mayoría de las veces los policías no tratan
con el respeto pertinente o hacen caso omiso de su requerimiento. Por otra
parte, la debida preparación académica y su respectivo entrenamiento hacen
que el policía se profesionalice en niveles suficientes para enfrentar con
capacidad y eficiencia al delincuente, reduciendo así, ostensiblemente el
número de casos que quedan sin una respuesta que satisfaga plenamente al
ciudadano afectado. Actualmente el policía carece de todo ello o lo tiene en
condiciones precarias, lo que lo inclina fácilmente al soborno y a la realización
de actos delincuenciales. Existe otro sector poblacional, no menos importante
que el anterior, que piensa muy reservadamente del profesionalismo policial, ya
que considera que en muy pocas ocasiones el ciudadano se encuentra con un
policía honesto, insobornable y con suficiente ética que lo desligue en forma
definitiva del delincuente y que, además, posea don de servicio y demuestre
prontitud y agilidad en atender el llamado ciudadano. No obstante, un reducido
grupo de individuos piensa lo contrario. En la encuesta realizada se recogieron
las siguientes respuestas para la pregunta: ¿Cree que el desempeño policial es
profesional? La tendencia señalada fue la siguiente: Desfavorable 49.12%, a
veces, 38.60% y favorable, 12.28%. Otro elemento importante a destacar es el
grado de confianza ciudadana en que la Policía le puede ayudar en caso de
emergencia. Sobre este tema, un gran sector de la población opina
desfavorablemente de la confianza en la Policía para una emergencia, pues
piensan que el policía está en su puesto por el simple hecho de estarlo, sin
importarle siquiera los problemas de la ciudadanía a la cual ellos se deben. Lo
anterior se basa en que, al solicitarle su ayuda en una situación delincuencial, o
hacen oídos sordos al llamado o, en su defecto, presentan al ciudadano una
interminable lista de pretextos, que hacen que éste desista de tal ayuda. Este
sector sigue opinando que si por casualidad son ayudados, llegan tarde a la
escena del delito o simplemente nunca llegan. Por tal razón y ante la pérdida
de tanto tiempo para un resultado infructuoso, prefieren cruzarse de brazos o
resolver las situaciones con sus propias manos.

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1.6 La atención que debe brindar el alumno al público


Lo señalado anteriormente nos obliga a detenernos en el trato que el policía le
brinda a la ciudadanía, tratando de destacar los aspectos más relevantes de la
percepción ciudadana. Ante la pregunta: ¿Siente que la Policía le atenderá de
manera cordial y respetuosa?, un sector relativamente mayoritario 11 (56.14%)
opina favorablemente en el sentido de que el policía es atento dentro de sus
condiciones educativas y culturales, pues muchos de ellos son de escolaridad
baja y proceden de comunidades rurales pobres y remotas, alejados de
núcleos poblacionales grandes, lo que les impide un mayor relacionamiento
social que finalmente se traduce en un trato brusco y algunas veces grosero
con el ciudadano que los solicita. A pesar de ello, creen que hay policías que
cumplen con su deber y tratan de ser atentos hasta donde sus posibilidades se
lo permitan. Por otra parte, hay un sector poblacional relativamente fuerte
(35.09%) que opina lo contrario y, siguiendo una clara tendencia desfavorable,
hay quienes los perciben con actitud negativa y prepotente que los llevan a
creerse superiores y todopoderosos por el solo hecho de portar un uniforme.
Esto los lleva a faltar el respeto al ciudadano honrado y a pisotearle a veces
hasta sus más sagrados derechos. Opinan que este comportamiento es más
común observarlo en comunidades rurales, un poco alejadas de las grandes
ciudades.

Podríamos resumir una tendencia al sí en la percepción de la ciudadanía,


argumentando que hacen lo que pueden y que ser atentos es su deber, pero
que deben mejorar la actitud y el respeto y evitar la prepotencia. Sobre el tema
de si la Policía lo orientará de una manera correcta y eficiente, un 43.86% de
los encuestados piensa que la Policía sí está en condiciones de orientar a la
ciudadanía correcta y eficientemente, de acuerdo a sus capacidades que,
aunque limitadas, sí son suficientes para prestar al ciudadano un buen servicio
de orientación. Según éstos los policías asisten eventualmente a sus centros
especializados a recibir la capacitación de acuerdo a las funciones que en
determinado momento estén desempeñando y, además, creen que son

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entrenados en relaciones humanas y procedimientos legales y administrativos,


entre otros, lo que le permite desempeñar mejor su función orientadora. Otro
grupo, un poco mayor (49.12%), piensa que su función es más bien
desorientadora, ya que no es posible que una persona mal preparada y con
bajo nivel educativo pueda orientar eficientemente a los demás, si él mismo, en
determinados momentos, no sabe qué hacer y es indeciso al actuar, porque no
obstante haber sido capacitados; debido a su baja escolaridad, no han sabido
asimilar adecuadamente la información recibida, lo que los hace enredarse en
una verdadera confusión. Este último sector es de la opinión que los policías,
especialmente los del área rural, cuando son transferidos a las áreas urbanas,
deben ser capacitados en centros policiales especiales para una readaptación
adecuada a su nueva área, ya que la misma posee una enorme diferencia con
su antigua área rural de trabajo y, de esta manera, pueda orientar más
eficientemente a la ciudadanía.

En resumen, se refleja una tendencia al no, por falta de preparación,


capacitación y capacidad personal y por confusión y desconocimiento de los
procedimientos. Una pregunta clave para definir de manera contundente el
grado de confianza de la ciudadanía en la Policía es la siguiente: ¿Confía en
dejar a miembros de su familia en manos de la Policía? La tendencia
mayoritaria de la ciudadanía en general y de los encuestados en particular, es
a no confiar su familia en manos de las fuerzas policiales, debido
principalmente a las malas experiencias sufridas a través del tiempo,
relacionadas con violaciones, vejámenes, golpizas y venganzas de elementos
policiales contra la ciudadanía, además de robos, asaltos, secuestros por
miembros de la Policía, solos o en complicidad con otras personas, que han
dejado dolor y muerte en la sociedad hondureña. La inseguridad ciudadana que
actualmente vive el país hace que todos desconfiemos los unos de los otros,
incluyendo a la misma Policía, lo que origina que cada grupo familiar se
encierre en su propio círculo para darse la autoprotección necesaria. Sin
embargo, existe un pequeño sector poblacional que tiende a confiar un poco su
familia a la Policía, pero su opinión está en estrecha relación a la amistad y 12
parentescos que mantienen con miembros activos de la institución. Los datos

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recabados indican que un 63.16% no confiaría absolutamente nada su familia a


la Policía; un 26.32% confiaría un poco y solamente un 7.02% confiaría mucho.

1.7 La actitud hacia la ciudadanía


Este apartado reviste gran importancia porque está relacionado con la
percepción que los policías tienen de la ciudadanía. De sus respuestas se
puede deducir con facilidad que tienen claridad en el concepto pero tienen
deformaciones que pueden ser el sustento de las actitudes prepotentes,
hostiles y desconfiadas de muchos policías en su contacto con la ciudadanía.
Con sólo valorar la queja de que la ciudadanía no valora su sacrificio y que, en
ese sentido, es malagradecida, y vincularla con los calificativos fuertes con que
un sector de la Policía identifica a los ciudadanos, es motivo suficiente para
preocuparse. Si asumimos como correcta la idea de que los policías deben
infundir miedo en los criminales y respeto en los ciudadanos, podemos concluir
con relativa facilidad que hace falta cambiar muchas cosas culturales en los
policías, incrementar su eficiencia, mejorar la imagen y lanzar el mensaje de
que no se aceptarán policías corruptos o violadores de las garantías
individuales en la institución. En la medida en que funcione la limpieza policial
de elementos dañinos, en esa misma manera puede mejorar la percepción
ciudadana de la Policía y, consecuentemente, la percepción policial de la
ciudadanía Éste no es un proceso que se corrige con publicidad, se corrige con
desempeño, voluntad política y cambios profundos en el sistema de educación
y capacitación.

¿Con quién es principalmente su responsabilidad y compromiso? “Con todos


los ciudadanos”, en primer lugar y “el jefe” y “la captura de los delincuentes” en
un lejano segundo lugar, deben ser las principales prioridades del policía. El
ministro de seguridad y sus compañeros son compromisos, pero no tan
prioritarios como los primeros.

¿Qué frase define mejor a las personas que usted atiende? En su orden
opinaron así: “A quienes sirvo”, “A quienes doy seguridad”, “Quienes cuentan
con mis servicios”. Les siguen: “malcriados, insatisfechos, quejosos y
criticones, malagradecidos, civilones y el enemigo”. Las últimas definiciones del

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“Escuela de Educación Superior Técnico Profesional PNP – Capitán Alipio Ponce”

policía para referirse al ciudadano, aunque de poco peso individual,


demuestran que persiste la animadversión de algunos policías hacia la
ciudadanía y, lo más preocupante, es que si las mismas provienen de oficiales,
puede crear un efecto multiplicador en los agentes, en contra de la población.

1.8 La educación, capacitación y equipo policial


Los policías encuestados manifiestan una alta valoración sobre la educación
recibida y sobre su conocimiento en materia de leyes en general y de la Ley
Orgánica de la Policía y reglamentos disciplinarios. Sin embargo, vale la pena
mencionar que se produce una disminución del entusiasmo cuando se pasa de
la pregunta sobre leyes en general a la pregunta sobre la Ley Orgánica en
particular, 32 lo que puede estar evidenciando fallas en el proceso de
educación o capacitación, o cierta ligereza de los encuestados al contestar. De
todas maneras, una revisión de este punto es muy importante para la Policía,
sobre todo porque incluye también el reglamento disciplinario que debe ser del
conocimiento de todos los que integran la fuerza policial.

El concepto de Policía en la sociedad colombiana se define a partir de ésta


como institución, concebida como una organización para la defensa del Estado,
la cual desde la restricción impone un orden determinado. Bajo el marco de la
Constitución Política de 1993, la institución de la Policía Nacional depende
directamente del Ministerio de Defensa y teniendo en cuenta la situación social
y política de Colombia en los últimos años, sus prácticas se han relacionado
con el ámbito militar, cuyo objetivo principal es el restablecimiento del orden
público mediante el uso legítimo de la fuerza. Desde la teoría, la Policía es
concebida como el organismo a cargo de brindar un buen gobierno, el orden a
la sociedad y la recomposición del tejido social. Lo anterior con el fin de, a
través del reconocimiento de la ley, fortalecer el Estado de Derecho, rechazar
el comportamiento ilegal y, proteger y promover, uniforme e imparcialmente, los
Derechos Humanos para facilitar la convivencia y el buen vivir.

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1.9 Relación entre la policía y la juventud


Entre las funciones policiales más importantes en América Latina, se
mencionan: el mantenimiento del orden, la protección de determinados valores,
la aplicación de leyes y reglamentos, la prevención del crimen, y el
descubrimiento y arresto de los delincuentes. En materia de la prevención del
crimen, y su función social, como visitar las escuelas con fines
educativos, transporte de enfermos al hospital, aplicación de las disposiciones
legales para hacer respetar la moralidad pública, organización del recreo de
la juventud, son funciones que conllevan esfuerzos extracriminales de mucha
dedicación que mejoran la imagen en la comunidad.

Algunos autores, critican con gran preocupación las funciones sociales de la


policía en América Latina, ya que pueden representar un peligro para las
libertades individuales, ya que históricamente no han estado al servicio de la
comunidad, sino al poder político o de poderosos organismos nacionales o
extranjeros.

Uno de los temas donde se tiene que reflexionar en el ejercicio de los poderes
de la policía, es en la actuación de la represión de los delitos primarios en
los niños y adolescentes en riesgo social, donde se pueden originar graves
consecuencias y desigualdades en su abordaje y su tratamiento, ya que se ha
demostrado que los agentes de policía no actúan de la misma manera incluso
en circunstancias idénticas.

En una sociedad democrática, la policía ejerce sus funciones a través de las


decisiones legislativas y los poderes que la colectividad le ha confiado. Es por
eso que la policía tiene que cumplir con las exigencias de la sociedad en
general, y lo más importante es que en sus actuaciones de prevención y
represión de los delitos, deben tener una actitud inalienable en la protección de
los derechos humanos de los ciudadanos.

En sus actuaciones policiales, la sociedad civil debe de crear mecanismos para


la evaluación constante de los controles que debe de ejercer sobre la policía.
Para evitar los abusos en contra de los menores en riesgo social e infractores,
la administración policial deberá planificar y ejecutar programasde una

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adecuada selección y formación, y crear manuales y directivas eficientes en


asegurar un equilibrio de un tratamiento justo y de respeto de los derechos
humanos.

En el manejo de las operaciones juveniles, sea de menores en riesgo social,


como los infractores de la ley, toda agencia policial deberá tener especialistas
que se comprometan en su programación y ejecución. Siempre el agente
patrullero o como se le conoce policía de prevención, en el arresto de un menor
de edad, va a tener inmediatamente el apoyo incondicional del agente
especializado en menores. Debido a los singulares aspectos de
los procedimientosdel sistema de justicia de menores, y las necesidades
y problemas especiales de los jóvenes, la especialización es particularmente
importante en los asuntos juveniles. Los oficiales representantes de la ley, los
especialistas en menores, deben de estar conscientes de las alternativas y de
los recursos que tienen al alcance. Estos recursos para la agencia policial son
de gran ayuda para derivar a un menor al servicio social más adecuado y
coordinar su remisión.

Existen programas de intervención escolar y comunitarios, donde el agente


especialista en menores integra una red de colaboradores en su campaña de
vigilancia y prevención de futuras conductas delictivas. Los programas de
enlace escolar, suministran un foro por medio del cual los alumnos, los padres,
los docentes y los oficiales representantes de la ley pueden conocerse
mutuamente y, como resultado, ganar el respeto de los otros. Las visitas a las
escuelas por parte de los agentes de enlace deberán ser frecuentes, una vez
por semana, y deben realizarse esfuerzos para que el mismo policía atienda a
la misma escuela, de modo que los alumnos puedan llegar a reconocer al
agente que los visita. El programa esta dirigido a escuela primaria y la
elemental.

En las incipientes sociedades democráticas como las latinoamericanas, los


organismos policiales se encuentran en constante renovación y necesitan de
legislaciones que regulen sus relaciones con la juventud.

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CONCLUSIONES

La PNP viene logrando los objetivos deseados, en vista que los efectivos
policiales de reciente egreso de esa alma mater de formación policial,

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desconocen los derechos   y libertades de las personas intervenidas, no tienen


el trato amable y cortes con la sociedad, realizan actos negativos como
escándalos en bares, peleas y caen en la corrupción, no respetan las leyes y
esto debido a la falta de valores que influyen negativamente en el prestigio de
nuestra gloriosa Policía Nacional del Perú, que la falta de educación en valores,
en los miembros de la Policía Nacional del Perú, trae consigo actos negativos
como la corrupción, abuso de autoridad entre otros

La ética complementa lo axiológico, los valores morales en el personal PNP;


concluyendo que la formación policial basada en ética policial tendrá efectos
positivos para la PNP.

BIBLIOGRAFIA

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 EDUCANDO LOS VALORES EN LA FORMACION DE LA POLICIA


NACIONAL DEL PERU.- Magno Carlos Rodríguez Ambrocio-LIMA-
PERU-2012.

 CAPELLA RIERA, Jorge, Políticas Educativas, Maestría en Gestión de la


Educación   UNSAAC, texto publicado LIMA PERU, 2002.

 LEY   28044, Ley   General de Educación.


 Manual de Derechos Humanos Aplicados a la Función Policial
publicación: 20-07-2007 Pág. 12.

 JARES, El lugar del conflicto en la organización escolar, en Revista


Iberoamericana de Educación, Nº 15, págs.54.

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ANEXOS

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