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Cross
STOLEN TO KEEP
ALEXA RILEY
—Shh.
El bibliotecario hace el sonido un poco demasiado agresivo
si me preguntas, pero aprieto los labios e intento ser bueno.
—Te dije que no era una buena idea— susurra Berkley sin
levantar la vista de su libro de texto.
Estoy sentado frente a ella porque sentarme a su lado me
pareció una tentación demasiado grande. ¿Cómo podía dejarla
trabajar mientras miraba sus piernas desnudas y pensaba en
todas las formas en que quería profanarla?
La biblioteca del campus es grande y antigua, pero Berkley
dice que le gusta cómo huele. No lo entiendo, pero ver que la
calma se apoderaba de ella mientras inhalaba me hizo guardar
mis juicios para mí mismo.
Berkley entró como si conociera este lugar de un lado y del
otro. Se dirigió a una escalera trasera y subimos tres pisos hasta
un rincón en la esquina más alejada. Esta parte de la biblioteca
no tiene ventanas y está aislada por filas y filas de viejos libros
de texto. Pero es tranquilo y comprendí por qué le gusta tanto
este lugar.
—No puedo sentarme en tu casa todo el día. — Me inclino
hacia atrás en mi silla y le doy una sonrisa arrogante. —Además,
¿quién te traería comida?
—No se permite comida aquí— Esta vez levanta la vista a
tiempo para verme meter mi barra de chocolate en mi chaqueta.
—Está bien, entonces— Pongo los ojos en blanco mientras
ella trata de ocultar su sonrisa y vuelve a garabatear.
No tengo que abrir los ojos para saber dónde estoy porque
su rico y dulce aroma me rodea. No sé cómo Vaughn consigue
oler a la vez varonil y delicioso, pero lo hace. Es un olor que
siempre estará marcado en mi mente y me hace cosas.
Al menos cuando estoy despierta puedo tratar de ocultar la
forma en que me hace sentir. Pero anoche mi cuerpo me traicionó
y ahora estoy tirada encima del gran cuerpo de Vaughn y
usándolo como mi cama. No quiero moverme, pero no estoy
segura de poder hacerlo con sus brazos a mí alrededor
sosteniéndome en su lugar. Me pregunto cuánto tiempo he
estado así.
No sé si es porque él está aquí o porque estoy muy cansada,
pero anoche fue la mejor noche de sueño que recuerdo haber
tenido. Mi cerebro se siente más asentado hoy y la información
que he estado analizando estos últimos días se ha asimilado.
Estoy relajada y tengo la paz mental de que todo va a estar bien.
Cuando me muevo un poco encima de Vaughn, jadeo. Su
polla se desliza a lo largo de mi clítoris, y aunque ambos tenemos
ropa interior la sensación es tan condenadamente buena. La
camisa que me dio para que usara se ha subido y mi estómago
desnudo está presionado contra el suyo. Dios, se siente bien en
todas partes.
El latido entre mis piernas crece y me pregunto si está
despierto. Culpo de esto al hecho de que no puedo recordar la
última vez que me vine. Con todo lo que está pasando, es lo
último que tengo en mente. Normalmente lo hago todas las
noches antes de acostarme. Lo hice para no tratar de tener citas
hasta que terminara la escuela y pudiera manejar mis
BY ALEXA RILEY