cerebrales y al escribir se fija en el papel un gesto
interior. Existe una dinámica y estrecha relación entre el cerebro y los gestos. Cuando se realizan los movimientos voluntarios e involuntarios en el momento de la escritura, todos los músculos ejecutan la orden que a través del sistema nervioso imparte el cerebro. La escritura resultante revela las tendencias conscientes e inconscientes que hay en la psiquis de esa persona. Por lo tanto, existe una rama de la psicología con carácter científico, llamada Grafología que tiene por objeto el estudio de los diferentes aspectos psicológicos a través de la escritura. Para la grafología, el análisis grafológico se basa en la interpretación de factores escriturales, tales como inclinación, dirección, forma, dimensión, velocidad, presión, continuidad y orden. En esta disciplina cualquier tipo de accidente gráfico como: invasión de zonas (márgenes), temblores, borrones, tachaduras o enmiendas, fracturas de letras, puntos fuera de lugar, retoques de letras, mayúsculas sobre alzadas, achiques o agrandamiento de letras, palabras o letras inconclusas, etc., son elementos que revelan la clave para definir el conflicto íntimo de ese acto fallido en la escritura. Nuestra letra es como una fotografía de cómo nos sentimos hoy y de las circunstancias que nos han llevado a ser como somos, nuestros sueños o ideales y conforme vamos cambiando y nos afectan diferentes eventos, nuestra letra también va cambiando con el tiempo. El acto de escribir es una actividad neuro-psico- bológica, es decir, el cerebro envía la información a través de vías nerviosas a los músculos de la mano para que ésta pueda ejecutar los movimientos gráficos y cualquier alteración o variación en el pensamiento afecta o se ve reflejada en la letra y en el escrito en general. Curt August Honrot y su famosa frase “Duda la mente, tiembla la mano” define claramente la sincronía que hay entre el cerebro y la escritura, y describe el paralelismo con aquello que Freud llama lapsus linguae sobre los tropiezos que tenemos al hablar, y llama a aquellos actos fallidos en la escritura como lapsus calami. Como actos fallidos se refiere a las alteraciones del trazo, cambios de presión y cualquier variación gráfica que hay al momento de escribir A través de la grafología es posible identificar rasgos de la personalidad de cada individuo, nos da la posibilidad de obtener información de cómo es una persona, su capacidad, aptitudes para el trabajo, su forma de reaccionar ante ciertos impulsos, su sinceridad e inclusive cuestiones más íntimas como el desarrollo de la sexualidad.