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Hablar del 

Arte de la Guerra, escrito por Sun-Tzu, es


adentrarnos en el mundo de la milicia, de los ardides y estrategias
para salir victoriosos; éste escrito compuesto de 13 capítulos
analiza parte por parte los elementos que componen una guerra.
Conforme avanza uno en la lectura nos vamos situando,
pensando, evaluando y equiparando con la actualidad y nos
podemos dar cuenta que las batallas ancestrales se han
traslado al ámbito de los negocios, ahora las verdaderas
batallas se libran por lograr el marketing, por posicionarse,
por apropiarse de una tajada del pastel se dice ahora.

En el capítulo primero que es el de “Estimaciones Iniciales” Sun-


Tzu nos plantea la necesidad de prepararse completamente,
contemplar cuidadosamente los cursos de acción potenciales e
iniciar solo aquellos movimientos que tienen posibilidad de éxito,
nos habla también del engaño como la esencia de la guerra y el
principio fundamental de manipular al enemigo; el engaño
subyace y provee la posibilidad de manipular al enemigo
apresando sus debilidades: “Aunque seas capaz, muéstrales
incapacidad” “Ataca cuando no estén preparados” “Crea
desorden en sus fuerzas y tómalas” ”Si están unidas haz que
se separen”, son solo algunas frases que nos encontramos en
este capítulo.

En el capítulo 2 nos habla de “Hacer la Guerra” y dice que ningún


país se ha beneficiado jamás por una guerra prolongada y que
inclusive puede condenarlo a la derrota en manos de terceras
partes no involucradas en el conflicto inmediato. También nos
habla de la motivación al hombre para vencer al miedo –percibido
este como el peor problema del comando- por medio del empleo
de recompensas y castigos prometiendo cosas materiales e
inimaginables como adquirir nobleza, rango. En el capítulo 3 nos
habla de “Planear las Ofensivas” y nos dice que la victoria debía
lograrse con el mínimo de sacrificio posible de hombres y
materiales. Nos dice que el más alto ideal es sojuzgar al enemigo
sin luchar, frustrando sus planes, desbaratando sus preparativos y
minando sus alianzas, porque las victorias así logradas
conservarán intacto al estado y aumentará su poder y su
imponencia. Si la guerra es inevitable un general astuto
buscará conquistar al enemigo con la mínima destrucción
por ambos lados, tratando de evitar conflictos prolongados;
hace énfasis en que el uso de la inteligencia militar es necesario
así como que también necesaria es la autoevaluación; hay que
ver hacia adentro para conocerse al cien por ciento a fin de que
no hayan sorpresas desagradables tales como descubrir que
nuestras estrategias son inapropiadas o que no hay
entendimiento de nuestras capacidades y deficiencias.

“El ser inconquistable está dentro tuyo, el ser conquistable


está dentro del enemigo” Quien posee excelencia en la
guerra puede hacerse inconquistable, pero no
necesariamente puede tornar conquistable al enemigo” Sun-
Tzu nos dice que por el hecho de ser los mejores no significa que
el enemigo ya está derrotado, sino que se deben de crear las
condiciones que conduzcan a la derrota del enemigo, ya sea por
medio de ardides o trampas, de tal manera que el enemigo se
confíe y se convierta en presa fácil. A continuación en el siguiente
capítulo nos habla de “El Poder Estratégico Militar” el cual nos
dice que “Entremezclada y turbulenta, la lucha parece caótica,
pero no se los puede desordenar. En el tumulto y la
confusión, su despliegue es circular, y no se los puede
vencer”. “El caos simulado nace del control; la ilusión de
miedo nace del coraje; la debilidad fingida nace de la fuerza”
“El orden y el desorden son una cuestión de números; el
coraje y el temor son una cuestión de configuración
estratégica de poder; la fuerza y la debilidad son una
cuestión de despliegue de fuerzas” a partir de este capítulo
comienzan a aparecer conceptos tácticos o estratégicos, lo
ortodoxo y lo no ortodoxo aunado a que esto debía ser
encausado por el comandante en jefe quien daba las directrices
como si de un solo hombre se tratara.

En el capítulo 6 nos habla del “Vacio y la Sustancia” y al respecto


nos dice “En general, quien ocupa primero el campo de batalla
y aguarda al enemigo estará cómodo; quien ocupa el campo
de batalla después y debe correr hacia el conflicto estará
fatigado. Así quien posee excelencia en la guerra compele a
los hombres y no es compelido por otros hombres” a través
de este capítulo Sun-Tzuexpresa que si no existe una estrategia
previa uno nunca debe emprender tareas o entrar en un conflicto
si se es inferior al enemigo; por tanto se debe estar preparado
anticipando los hechos de manera que cuando surja la
oportunidad o se creen las condiciones para que surja se esté
preparado sin que se sufran debilidades de ahí en adelante la
situación puede y debería ser manipulada de tal manera que los
esfuerzos estén dirigidos a ir aplicando las estrategias previstas.
El capítulo 7 nos habla del “Combate Militar” Sun-Tzu dice “El
combate entre ejércitos es ventajoso; el combate entre
masas es peligroso,”; “Así, el ejército se establece por medio del
engaño, se mueve por medio de la ventaja y cambia a través de
dispersarse y reunirse. Así su velocidad es como el viento, su
lentitud es como el bosque, inmóvil es como las montañas. Es tan
difícil de conocer como la oscuridad; en movimiento es como el
trueno” y a continuación aconseja “Cuando hagas pillaje en un
distrito, divide la riqueza entre tus tropas. Cuando agrandes
tu territorio, divide las ganancias. Toma el control del
equilibrio estratégico del poder y muévete”. Se nos hace
referencia a que el ejército victorioso debe de estar preparado y
no ser resultado de reclutar a cualquier hombre por el solo hecho
de que se presente como voluntario, ya que de la integración de
gente entrenada saldrá el ejército el cual caminará unido hacia la
victoria. También nos hace referencia a no presionar  a un invasor
exhausto y a no ir tras aparentes retiradas, siempre dejar una
salida decorosa para el enemigo.  En el capítulo 8 nos habla de
los “Nueve Cambios” y nos dice “Así es la estrategia para
emplear al ejército: no dependas de su no arribo, sino
depende de que nosotros tengamos los medios para
esperarlos. No dependas de que ellos no ataquen, en cambio
depende de que nosotros tengamos una posición
inexpugnable” Lo que Sun-Tzu nos transmite en este capítulo es
una evaluación analítica del campo de batalla, acerca de qué
hacer y qué no hacer para que las cosas se resuelvan a nuestro
favor, a continuación nos habla de los cinco rasgos de carácter
peligroso de los generales  lo cual se puede entender como que
la muerte, la vida, la ira, la obsesión y el amor suelen ser factores
determinantes peligrosos en el carácter de un general, por
ejemplo podemos decir que si un gobernante amaba a su pueblo
y no deseaba mandar sus hombres a la guerra, ese mismo amor
hacía que ese pueblo fuera invadido y no pudiera defenderse,
igualmente un general iracundo no piensa y se arrebata lo que
hará que sus acciones sean llevadas por su irracionalidad
conduciendo a su ejército a la derrota.

En el capítulo 9 dice “Maniobrar el Ejército” en este capítulo Sun-


Tzu hace referencia de cómo conducir y manejar al ejército, habla
también de las señales que se encuentran en el medio ambiente y
a las cuales hay que estar alerta así mismo nos dice que cuando
no existe congruencia entre lo que vemos y lo que oímos
seguramente existe un desgaste, por citar algo: “Los que están
de pie apoyados sobre sus armas es porque están
hambrientos. Si los que sacan el agua beben primero es
porque están sedientos. Cuando ven ganancia potencial pero
no saben si avanzar, están cansados; si matan sus caballos y
comen su carne, el ejército carece de granos…” También nos
hace referencia a cómo debe de comportarse un ejército y qué se
debe de hacer para que la masa sea unificada, ordenada y
controlada, al respecto dice “Si impones castigos a las tropas
antes de que se hayan unido, no serán sumisas. Si no son
sumisas, serán difíciles de emplear. Si no impones castigos
después de que las tropas se han unido, no se les pude
usar”.  En capitulo 10 nos habla de “Configuraciones de Terreno”
y nos dice que “Las principales configuraciones del terreno son:
accesible, suspendida, de punto muerto, constreñida, escarpada y
expansiva. Términos utilizados para denotar la situación
imperante en un momento determinado, así también nos dice que
cuando las condiciones están dadas y la victoria se ve segura hay
que luchar y ganarla a pesar de que el gobernante haya dado
instrucciones de evitar el combate, caso contrario si se percibe
una situación adversa no luchar está permitido aunque el
gobernante dé instrucciones de pelear. En un párrafo dice “Así es
que se dice que si conoces a los otros y te conoces a ti
mismo, tu victoria no se verá en peligro. Si conoces el Cielo y
la Tierra, tu victoria será completa”. Lo que se puede interpretar
como que el comandante en jefe no puede simplemente conocer
sus fuerzas, sino que debe también analizar al enemigo y sus
capacidades, ya que esto le permitirá tener un dominio de la
situación.

En el capítulo 11 “Nueve Terrenos” nos habla de que existen


diversos tipos de terrenos, tales como el terreno dispersador, el
terreno ligero, el terreno contencioso, el terreno atravesable, el
terreno focal, el terreno pesado, el entrampador, el envolvente y el
terreno fatal y que en cada uno de ellos hay que luchar de
acuerdo a estos tipos de terreno, también nos dice que “La
naturaleza del ejército es hacer hincapié en la velocidad,
sacar ventaja de la ausencia del enemigo; viajar por caminos
no anticipados; y atacar cuando no estén alerta…”  Comenta
Sun-Tzu que se debe de tener un ejército unificado a fin de que
luchen juntos por el mismo fin, menciona así mismo que el
general que comanda un ejército debe de ser tranquilo y oscuro,
correcto y autodisciplinado y ser capaz de dejar estupefactos  los
ojos y oídos de los oficiales y las tropas manteniéndolos
ignorantes.

En los capítulos 12 y 13 que son de “Ataques Incendiarios” y


“Emplear Espías” nos dice primeramente que “Si no es
ventajoso, no te muevas. Si el objetivo no se puede alcanzar,
no emplees al ejército. A menos que estés en peligro no te
trabes en guerra. El gobernante no puede movilizar el ejército
por su ira personal. El general no puede trabarse en batalla por
una frustración personal. Cuando es ventajoso, muévete; cuando
no lo es, detente. La ira se puede revertir a felicidad, la molestia
se puede revertir a alegría, pero un estado vencido no se puede
revivir, los muertos no se pueden volver a la vida” El fuego era
muy utilizado en los combates a lo largo de la historia de China, lo
utilizaban para asaltar objetivos limitados, tales como pueblos
fortificados o campamentos protegidos, también usado en las
planicies, que generalmente son ventosas, por esto a los
comandantes se les advertía constantemente posicionarse a favor
del viento y evitar terrenos con una vegetación espesa y en el
siguiente capítulo se habla del uso de la inteligencia secreta y nos
muestra cinco categorías de espías, también nos habla del control
que sobre los espías debe de existir y del cuidado y sabiduría
para interpretar los datos adquiridos por esta vía.

En conclusión puedo decir que pasaríamos horas y horas leyendo


y analizando ElArte de la Guerra, ya que cada capítulo da para
extendernos en la disertación del mismo; aunque tiene miles de
años que se escribió está tan vigente en nuestros días debido a
que como comenté en el párrafo inicial la guerra se ha trasladado
a las organizaciones, los terrenos, los vientos, los incendios, los
espías, los espacios, los vacíos, los soldados, las maniobras
estratégicas los encontramos en el ámbito empresarial, leer a
Sun-Tzu es como leer un libro de planeación estratégica o un
libro de competitividad, en donde el autor nos lleva por el camino
de la guerra por así llamar a la feroz competencia que existe hoy
en día; esa parte en la que se habla de sorprender al enemigo, lo
podemos ejemplificar cuando de la noche a la mañana
amanecemos con la ciudad llena de publicidad acerca de un
nuevo producto y que si la competencia no vio venir esto se
queda rezagada; en fin este humilde ensayo no pretende abarcar
todo lo que  El Arte de la Guerra es, sino apenas es un
pequeñísimo esbozo de él.
EL ARTE DE LA GUERRA 
SUN TZU
CAPITULO 1: Sobre la evaluación

La guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la


muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio: es forzoso
manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre todo lo que le concierne es dar
prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o
pérdida de lo que nos es mas querido; y ello no debe ocurrir entre nosotros.

El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar,


ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad.
Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos,
aparentar que se está cerca.

Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando está


seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu
oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Si es arrogante, trata
de fomentar su egoísmo.

Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta
desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al
enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las
claves de la victoria para el estratega.

CAPITULO 2: Sobre la iniciación de las acciones

Si estás sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército


durante mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.

He oído hablar de operaciones militares que han sido torpes y repentinas, pero
nunca he visto a ningún experto en el arte de la guerra que mantuviese la
campaña por mucho tiempo.

Sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los
oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.

Un general inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus alimentos. Cada


porción de alimentos tomados al enemigo equivale a veinte que te suministras a ti
mismo.

Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar


a donde vayas.

Lo más importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia.


Esta última no es beneficiosa. Un 
ejército es como el fuego: si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.

CAPITULO 3: Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota

Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo.

Los que consiguen que se rindan impotentes los ejércitos ajenos sin luchar son
los mejores maestros del Arte de la Guerra.

Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en
la planificación y coordinación del plan.

Un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin
batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin
emplear mucho tiempo.

La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es


asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el
enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.

Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás


peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una
batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo,
correrás peligro en cada batalla.
CAPITULO 4: Sobre la medida en la disposición de los medios

La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario.

La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de


ataque. Mientras no hayas observado vulnerabilidades en el orden de batalla de
los adversarios, oculta tu propia formación de ataque, y prepárate para ser
invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los adversarios tienen órdenes
de batalla vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.

La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia.

En situaciones de defensa, acalláis las voces y borráis las huellas, escondidos


como fantasmas y espíritus bajo tierra, invisibles para todo el mundo. En
situaciones de ataque, vuestro movimiento es rápido y vuestro grito fulgurante,
veloz como el trueno y el relámpago, para los que no se puede uno preparar,
aunque vengan del cielo.

Todo el mundo elogia la victoria en la batalla, pero lo verdaderamente deseable


es poder ver el mundo de lo sutil y darte cuenta del mundo de lo oculto, hasta el
punto de ser capaz de alcanzar la victoria donde no existe forma.

Si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del
orden de batalla, la victoria así obtenida es un victoria fácil.

Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar.

Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército


derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.

CAPITULO 5: Sobre la firmeza

Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable
en ellos, así obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza.

El desorden llega del orden, la cobardía surge del valor, la debilidad brota de la
fuerza.

Si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero


tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puedes crear un desorden
artificial. Si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios,
primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes
actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la
arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque
sólo entonces puedes pretender ser débil.

Cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu, incluso el tímido se vuelve


valiente, cuando pierde la fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en
tímido. Nada está fijado en las leyes de la guerra: éstas se desarrollan sobre la
base del ímpetu.

Hace moverse a los enemigos con la perspectiva del triunfo, para que caigan en la
emboscada.

CAPITULO 6: Sobre lo lleno y lo vacío

Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún
modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.

Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre
vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de
vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo.

Aparece en lugares críticos y ataca donde menos se lo esperen, haciendo que


tengan que acudir al rescate.

Sé extremadamente sutil, discreto, hasta el punto de no tener forma. Sé


completamente misterioso y confidencial, hasta el punto de ser silencioso. De
esta manera podrás dirigir el destino de tus adversarios.

Llega como el viento, muévete como el relámpago, y los adversarios no podrán


vencerte.
Cuando los adversarios llegan para atacarte, no luchas con ellos, sino que
estableces un cambio estratégico para confundirlos y llenarlos de incertidumbre.

Haz que los adversarios vean como extraordinario lo que es ordinario para ti; haz
que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti.

Si haces que los adversarios no sepan el lugar y la fecha de la batalla, siempre


puedes vencer.

Haz algo por o en contra de los adversarios para llamar su atención, de manera
que puedas de ellos para atraer descubrir sus hábitos de comportamiento de
ataque y de defensa.

Todo el mundo conoce la forma mediante la que resultó vencedor, pero nadie
conoce la forma mediante la que aseguró la victoria.

Un ejército no tiene formación constante, lo mismo que el agua no tiene forma


constante: se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y
adaptándose según el enemigo.

CAPITULO 7: Sobre el enfrentamiento directo e indirecto

La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y


convertir los problemas en ventajas.

Si ignoras los planes de tus rivales, no puedes hacer alianzas precisas.

Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y
guerrear.

Una fuerza militar se establece mediante la estrategia en el sentido de que


distraes al enemigo para que no pueda conocer cuál es tu situación real y no
pueda imponer su supremacía.
Cuando una fuerza militar se mueve con rapidez es como el viento; cuando va
lentamente es como el bosque; es voraz como el fuego e inmóvil como las
montañas. Es rápida como el viento en el sentido que llega sin avisar y
desaparece como el relámpago. Es como un bosque porque tiene un orden. Es
voraz como el fuego que devasta una planicie sin dejar tras sí ni una brizna de
hierba. Es inmóvil como una montaña cuando se acuartela. Es tan difícil de
conocer como la oscuridad; su movimiento es como un trueno que retumba.

El primero que hace el movimiento es el “invitado”, el último es el “anfitrión”. El


“invitado” lo tiene difícil, el “anfitrión lo tiene fácil”.

No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas.

CAPITULO 8: Sobre los nueve cambios

Hay rutas que no debes usar, ejércitos que no han de ser atacados, ciudades que
no deben ser rodeadas, terrenos sobre los que no se debe combatir, y órdenes de
gobernantes civiles que no deben ser obedecidas.

Los generales que conocen las variables posibles para aprovecharse del terreno
sabe cómo manejar las fuerzas armadas.

Las consideraciones de la persona inteligente siempre incluyen el analizar


objetivamente el beneficio y el daño. Cuando considera el beneficio, su acción se
expande; cuando considera el daño, sus problemas pueden resolverse.

Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar.

Los buenos generales: se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la


esperanza de sobrevivir; actúan de acuerdo con los acontecimientos, en forma
racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a quedar
confundidos. Cuando ven una buena oportunidad, son como tigres, en caso
contrario cierran sus puertas. Su acción y su no acción son cuestiones de
estrategia, y no pueden ser complacidos ni enfadados.
CAPITULO 9: Sobre la distribución de los medios

Las maniobras militares son el resultado de los planes y las estrategias en la


manera más ventajosa para ganar. Determinan la movilidad y efectividad de las
tropas.

Cuando combatas en una montaña, ataca desde arriba hacia abajo y no al revés.
Un ejército prefiere un terreno elevado y evita un terreno bajo, aprecia la luz y
detesta la oscuridad.

Si los emisarios del enemigo pronuncian palabras humildes mientras que éste
incrementa sus preparativos de guerra, esto quiere decir que va a avanzar.
Cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente, es señal
de que el enemigo se va a retirar. Si sus emisarios vienen con palabras humildes,
envía espías para observar al enemigo y comprobarás que está aumentando sus
preparativos de guerra.

Si el enemigo ve una ventaja pero no la aprovecha, es que está cansado.

Si se producen murmuraciones, faltas de disciplina y los soldados hablan mucho


entre sí, quiere decir que se ha perdido la lealtad de la tropa. Las murmuraciones
describen la expresión de los verdaderos sentimientos; las faltas de disciplina
indican problemas con los superiores. Cuando el mando ha perdido la lealtad de
las tropas, los soldados se hablan con franqueza entre sí sobre los problemas con
sus superiores.

Los emisarios que acuden con actitud conciliatoria indican que el enemigo quiere
una tregua.
Si las tropas enemigas se enfrentan a ti con ardor, pero demoran el momento de
entrar en combate sin abandonar no obstante el terreno, has de observarlos
cuidadosamente. Están preparando un ataque por sorpresa.

El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la


ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado.
Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que
confías exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus
adversarios sin valorar su condición, con toda seguridad caerás prisionero.

Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas,
éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes
las tropas no las aceptan o no las entienden. Cuando las órdenes son razonables,
justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el
líder y el grupo.

CAPITULO 10: Sobre la topología

Para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola
intención y todas las fuerzas militares deben cooperar.

Cuando las leyes de la guerra señalan una victoria segura es claramente


apropiado entablar batalla, incluso si el gobierno ha dada órdenes de no atacar. Si
las leyes de la guerra no indican una victoria segura, es adecuado no entrar en
batalla, aunque el gobierno haya dada la orden de atacar.

Los que conocen las artes marciales no pierden el tiempo cuando efectúan sus
movimientos, ni se agotan cuando atacan. Debido a esto se dice que cuando te
conoces a ti mismo y conoces a los demás, la victoria no es un peligro; cuando
conoces el cielo y la tierra, la victoria es inagotable.

CAPITULO 11: Sobre las nueve clases de terreno

La rapidez de acción es el factor esencial de la condición de la fuerza militar,


aprovechándose de los errores de los adversarios, desplazándose por caminos que
no esperan y atacando cuando no están en guardia.

En una invasión, por regla general, cuanto más se adentran los invasores en el
territorio ajeno, más fuertes se hacen, hasta el punto de que el gobierno nativo no
puede ya expulsarlos.

Que los movimientos de tus tropas y la preparación de tus planes sean


insondables.

Prohibe los augurios para evitar las dudas

Una operación militar preparada con pericia debe ser como una serpiente veloz
que contraataca con su cola cuando alguien le ataca por la cabeza, contraataca
con la cabeza cuando alguien le ataca por la cola y contraataca con cabeza y cola,
cuando alguien le ataca por el medio.

Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y metódico.

Cambia sus acciones y revisa sus planes, de manera que nadie pueda
reconocerlos.
Puedes ganar cuando nadie puede entender en ningún momento cuáles son tus
intenciones.

El principal engaño que se valora en las operaciones militares no se dirige sólo a


los enemigos, sino que empieza por las propias tropas, para hacer que le sigan a
uno sin saber adónde van.

Emplea a tus soldados sólo en combatir, sin comunicarles tu estrategia. Déjales


conocer los beneficios que les esperan, pero no les hables de los daños
potenciales. Si la verdad se filtra, tu estrategia puede hundirse. Si los soldados
empiezan a preocuparse, se volverán vacilantes y temerosos.

La tarea de una operación militar es fingir acomodarse a las intenciones del


enemigo. Si te concentras totalmente en éste, puedes matar a su general aunque
estés a kilómetros de distancia. A esto se llama cumplir el objetivo con pericia.

CAPITULO 12: Sobre el arte de atacar por el fuego

No basta saber cómo atacar a los demás con el fuego, es necesario saber cómo
impedir que los demás te ataquen a ti.

Un gobierno no debe movilizar un ejército por ira, y los jefes militares no deben
provocar la guerra por cólera.

Actúa cuando sea beneficioso; en caso contrario, desiste. La ira puede convertirse
en alegría, y la cólera puede convertirse en placer, pero un pueblo destruido no
puede hacérsele renacer, y la muerte no puede convertirse en vida. En
consecuencia, un gobierno esclarecido presta atención a todo esto, y un buen
mando militar lo tiene en cuenta. Ésta es la manera de mantener a la nación a
salvo y de conservar intacto a su ejército.

CAPITULO 13: Sobre la concordia y la discordia

La información no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se puede tener


por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de personas;
personas que conozcan la situación del adversario.

Si no se trata bien a los espías, pueden convertirse en renegados y trabajar para el


enemigo.

No se puede obtener la verdad de los espías sin sutileza.


Cada asunto requiere un conocimiento previo.

Siempre que vayas a atacar y a combatir, debes conocer primero los talentos de
los servidores del enemigo, y así puedes enfrentarte a ellos según sus
capacidades.

Un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más


inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria.
El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos dependen
de él para llevar a cabo sus acciones. No será ventajoso para el ejército actuar sin
conocer la situación del enemigo, y conocer la situación del enemigo no es
posible sin el espionaje.

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