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Mooneyham, cuya profesión era secretaria. Su padre fue Eddie charles Gunderson, quien
fue director de The Dallas Morning News. Armstrong ganó 10 carreras de un día y también
etapas de vueltas por etapas en el año de 1993. En Oslo, se convirtió en uno de los
Lance Armstrong fue acusado por el antiguo jefe de la lucha antidopaje francés de haberse
dopado durante su carrera, diciendo que el estadounidense había admitido el uso de EPO.
“Lance Armstrong es la mejor estafa. Yo también creo que tenía un motor en la bicicleta".
de la historia, casi a modo orwelliano, los registros de Lance Armstrong desde 1997. El
ciclismo apretó el botón de reiniciar sistema; como si toda su historia de una década jamás
hubiera ocurrido. El bronce olímpico en Sídney 2000 en la prueba de ruta y sus siete Tour
Estados Unidos. Sin nada más que perder, ni la dignidad ni su nombre ni siquiera las
película perfecta: drama, éxito, gloria, tragedia. La caída del farsante más grande. (AS,
2019)
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo era el doping de Armstrong?
estimula la producción de glóbulos rojos, era casi imposible de ser detectado (AS, 2019)
Después de unos días, se le realizaban extracciones de sangre que eran refrigeradas para
tan rústicos o superficiales como la aplicación de maquillaje en los pinchazos para evitar las
para diluir la sangre; con esto, también se evitaba el escrutinio de los controladores anti-
doping.
Armstrong (Ícaro) dejó al ciclismo con respirador artificial. Pero las consecuencias de sus
actos no quedaron ahí. Pronto, Armstrong empezó a pagar las facturas del dopaje: en 2012,
en pleno escándalo, Nike le retiró un patrocinio que le significó la pérdida de, al menos, 50
(principal patrocinador del equipo para el que corrió Armstrong entre 1998 y 2004, colores
con los que conquistó seis de sus siete Tours). El cargo: daños y perjuicios, causados por su
flamenco motivó el descontento del presidente de UCI, David Lappartient, quien remitió
descubrieron que también tenía una docena de tumores, del tamaño de una pelota de golf,
en los pulmones y el cerebro. Saben, yo no nací para vivir una muerte lenta. No hago nada
cuando me comunicaron que tenía cáncer, decidí pelear contra él. Le dije: "Te has
equivocado de persona. Al elegir un cuerpo para vivir en él, cometiste un error porque
seleccionaste el mío". Pero, en el fondo, sabía que todo eran fanfarronadas. Mi cara estaba
pálida, mis ojos hundidos y mi boca parecía una línea delgada sobre el rostro.
Entonces, cambié de táctica e intenté negociar con la enfermedad. OK, si el trato es que
nunca vuelva a montar en bici, de acuerdo, pero quiero vivir. Dime dónde tengo que firmar.
nada, pero quiero vivir. Los médicos aseguraban que tenía un 40% de posibilidades de
vencer al cáncer, y ahora, cuando me miro en el espejo, creo que fueron muy considerados.
Verán. A la altura del corazón tengo una cicatriz del catéter que llevé los tres meses en los
que recibí quimioterapia. Otra cicatriz, recuerdo de la cirugía, secciona uno de mis
testículos y asciende por la ingle hasta la cadera. Pero la palma se la llevan las dos medias
ganaron mi confianza. Nichols me propuso recurrir a la cirugía para eliminar los tumores
del cerebro porque, de tratarlos con radiaciones, éstas podrían afectar al sistema nervioso
central, produciendo un ligero deterioro intelectual y de coordinación. Nada serio para una
persona que hace una vida normal, pero sí para alguien que tiene que bajar en bici, y a mil
por hora, los puertos de los Alpes. En cuanto a la quimioterapia, decidió utilizar un
protocolo basado en el platino, llamado VIP que, según él, era más cáustico a corto plazo
pero que, a la larga, castigaría menos mis pulmones. me convertí en un holgazán. Jugaba al
golf, hacía esquí acuático, bebía cerveza y me pasaba las horas en el sofá haciendo zapping.
El cáncer me había puesto la vida patas arriba y estaba desorientado. Nadie podía
Me preguntó si iba a seguir en ese plan o si pensaba volver al trabajo. Decidí que quería
y una etapa en la Route du Sud. Me sentía feliz porque, aunque cada seis meses tenía que
someterme a radiología para evitar recaer, estaba prácticamente curado. Y entonces llegó el
solo día, pero pronto comprendí que también en eso había cambiado. Lance Armstrong