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Oda a la jardinería

De Pablo Neruda

Sí, yo sabía que tus manos eran el jazmín


el alhelí florido, la azucena aderezó
de plata; la niebla de tu frente
algo que ver tenías con estrellas de aroma y de rocío.
con el suelo, Todo
con el florecimiento de la tierra, de ti crecía
pero penetrando
cuando en la tierra
te vi cavar, cavar, y haciéndose
apartar piedrecitas inmediata
y manejar raíces luz verde,
supe de pronto, follaje y poderío.
agricultora mía, Tú le comunicabas
que tus semillas,
no sólo amada mía,
tus manos, jardinera roja.
sino tu corazón Tu mano
eran de tierra, se tuteaba
que allí con la tierra
estabas y era instantáneo
haciendo el claro crecimiento.
cosas tuyas,
tocando Amor, así también
puertas tu mano
húmedas de agua,
por donde tu corazón de tierra,
circulan dieron
las fertilidad
semillas. y fuerza a mis canciones.

Así, pues, Tocas


de una a otra mi pecho
planta mientras duermo
recién y los árboles brotan
plantada, de mi sueño.
con el rostro Despierto, abro los ojos,
manchado y has plantado
por un beso dentro de mí
del barro, asombradas estrellas
ibas que suben con mi canto.
y regresabas
floreciendo, Es así, jardinera:
ibas nuestro amor
y de tu mano es
el tallo terrestre:
de la astromelia tu boca es planta de la luz, corola,
elevó su elegancia solitaria, mi corazón trabaja en las raíces.

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