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TRASPLANTE RENAL

El trasplante renal, sin duda, es hoy día el tratamiento de elección para los niños afectados de
insuficiencia renal, y les permite llevar una vida prácticamente normal. El trasplante renal tiene
varias ventajas sobre la diálisis, pero la mayoría de los candidatos a este pasa algún tiempo en
tratamiento dialítico (tipos de diálisis, hemodiálisis), además de que no todos los pacientes pueden
beneficiarse en este procedimiento.
TIPO DE DONANTE
La opción de tipo de donante, vivo o cadavérico, es un aspecto importante ya que el origen del
órgano influye en la probabilidad de éxito del trasplante. El donante cadavérico es el individuo con
muerte cerebral cuyas funciones del corazón y los pulmones se mantienen con soporte artificial. los
antecedentes de hipertensión incontrolada, enfermedad renal, cáncer, consumo reciente de drogas
por vía intravenosa, riesgo alto de sida, son contraindicaciones para ser donante.
Actualmente, la supervivencia del paciente es superior al 90% a los 7 años del trasplante, con una
supervivencia del injerto del 70 – 75%. Se podría decir que, hoy en dia, la vida media de un injerto
renal de donante cadavérico en un niño de mas de 3 años es de 9,5 – 10 años, por ello,
prácticamente la totalidad de los pacientes pediátricos sometidos a un trasplante renal cadavérico
precisaran mas de un trasplante a lo largo de su vida.
DONANTE VIVO
El donante vivo es la mejor opción de tratamiento sustitutivo en el niño y tiene mejor supervivencia
del injerto a largo plazo. Los individuos vivos con antecedentes familiares de enfermedad renal,
como riñones poliquísticos, no suelen aceptarse como donantes, aunque no tengan signos actuales
del síndrome.
Es habitual que los pacientes y el equipo médico, identifiquen el trasplante como una alternativa
para escapar de las restricciones alimentarias impuestas por el tratamiento de la enfermedad renal y
se presta poca atención a los aspectos nutricionales. Pero el trasplante renal no está exento de
problemas y riesgos nutricionales y estos se caracterizan según la fase del trasplante.
Periodo pretrasplante:
En esta etapa, los candidatos a el trasplante renal que son los que están en tratamiento dialítico, en
hemodiálisis o diálisis peritoneal, deben recibir una evolución nutricional minuciosa como modo de
mejorar lo factores del pronostico quirúrgico. Los factores de riesgo nutricionales de estas
poblaciones se aplican en el periodo pretrasplante. Uno de los problemas pretrasplantes son: La
desnutrición: La desnutrición proteico-energética es un gran problema para la mayoría de los
candidatos al trasplante renal que están en la fase no dialítica y principalmente en diálisis. Se estima
que entre 23 y 76% de los pacientes en diálisis presentan el problema.
La meta en el manejo nutricional en el período pretrasplante es optimizar los resultados en el
periodo post trasplante, la intervención nutricional deberá asegurar un adecuado ingreso de
proteínas y energía con el objetivo de disminuir los riesgos de infección, curación de las heridas y
mantenimiento de la masa muscular. También deberá asegurar el control del calcio y del fósforo
para mantener la estructura del hueso. Los candidatos pretrasplante obesos deberán lograr un
descenso de peso ya que de persistir presentan mayores complicaciones postrasplante. Mas que todo
en este periodo, los objetivos básicos son la corrección de las deficiencias nutricionales existentes y
la prevención de la obesidad futura.
Periodo Postrasplante inmediato:
Cuando la cirugía del trasplante no sufre complicaciones la principal labor es monitorizar la
hidratación, el potasio, el balance de los fluidos y el balance ácido base.
La cirugía está asociada con un aumento de las necesidades de calorías y proteínas porque además
del estrés quirúrgico, el paciente trasplantado recibe altas dosis de corticoides que acelera la tasa de
catabolismo proteico y frecuentemente hay un balance de nitrógeno negativo.
Los principales objetivos en el manejo nutricional en el período postrasplante temprano son:
Mantener el depósito de proteína visceral. Promover la curación de las heridas. Prevenir las
infecciones asociadas con la cirugía y la inmunosupresión. Prevenir las complicaciones de los
electrolitos que acompañan los cambios en la función renal.
Periodo trasplante tardío
El postrasplante tardío se refiere a lo que le resta de vida al paciente o mientras funcione el riñón
trasplantado (injerto). En esa fase, varios problemas nutricionales pueden aumentar el riesgo de
mortalidad; los principales son la aparición de la obesidad (, las dispilidemias. Por lo tanto, en el
período postrasplante tardío es esencial pensar en la prevención de las patologías de riesgo que, una
vez instaladas, exigen un tratamiento riguroso. La alimentación equilibrada, el alcance y el
mantenimiento del peso sano y el estilo de vida físicamente activo son esenciales tanto para la
prevención como para el tratamiento de las enfermedades típicas del postrasplante tardío.
Tratamiento nutricional:
El tratamiento nutricional presenta potencial de corrección o control de la mayoría de los factores
de riesgo de los trasplantados renales. El objetivo es proporcionar recomendaciones, propuestas y
soluciones. La educación nutricional es esencial como forma de intervención nutricional y se la
debe ofrecer al paciente, su familia y su cuidador.
ALIMENTACION: La alimentación por vía oral, prioritaria, puede necesitar modificaciones en la
cantidad y el tipo de nutrientes con el objetivo de prevenir y tratar problemas nutricionales. Se
considera el suplemento por vía oral en pacientes desnutridos y con ingesta alimentaria insuficiente
y para quienes presentan hipercatabolismo. Cuando los suplementos nutricionales orales no son
eficaces en desnutridos, se escoge el empleo de una sonda nasogástrica o enteral. En caso de que
haya inadecuación total o parcial del aparato gastrointestinal (resecciones intestinales, diarrea
crónica), la nutrición parenteral es la otra opción.
Para elaborar un plan eficaz de alimentación por vía oral, hay que conocer los hábitos y
comportamientos alimentarios del paciente. Se debe formular un plan los primeros días después del
trasplante o antes, cuando sea posible, y que contenga orientaciones sobre las modificaciones o
restricciones alimentarias que pueden ser necesarias.

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