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EN EL SANTUARIO DEL MONTE QUARANTANA

 
Algunos esenios del Quarantana, habían venido a las festividades de las
Pascuas en Jerusalén. Obtuvieron el consentimiento de María y Jose para
llevar a JESUS a pasar una corta temporada en el Santuario, ya que la mayoría
de los ancianos, por su edad avanzada no habían tenido la dicha de ver al
Divino Ungido desde su nacimiento.
 
Ahí vivía luan su primo, más tarde conocido como El Bautista. Al encontrarse
con él, fue inmensa su alegría., pues juntos salían a hacer largos recorridos por
los alrededores, llevando las ovejas del Santuario.
 
En las horas de descanso, tenían ratos de éxtasis, en que sus
iluminados mentes dialogaban sobre el pasado, el presente y el futuro. JESUS
reconoció en su primo al gran profeta Elías y Juan reconoció en JESUS al Por-
tentos Moisés.
 
Sabían que, aunque se encontraban en el presente dentro de los cuerpos de dos
adolescentes, sus vidas habían estado ligadas por alianzas divinas, y que, en
esa hora, deberían los dos cumplir con la delicada misión de arrancar a la
humanidad de la inconsciencia, del egoísmo, de la maldad, de la ignorancia y
IQ ceguera y darle la brillante claridad de la Ley Eterno: "Arnar a Dios sobre
todas las cosas y a tu prójimo como a
ti mismo".
 
Hicieron consciencia de que así como había sido sacrificados en el pasado
todos los enviados por el Altísimo, ellos serían también devorados por las
fieras hambrientas y sedientas de sangre, que su sacrificio haría brotar a
muchos apóstoles del amor fraterno que, al igual que ellos, caerían segados
como espigas maduras, y cuyas vidas sucesivas en interminable cadencia,
irían escribiendo en las consciencias.
 
 "Ama a tu prójimo corno a ti mismo", hasta que los hombres, cansados de
padecer, se abracen por fin a esa ley ininortal y eterno, que es el código
supremo en todos los mundos y para todas los humanidades.
 
Los ancianos les pidieron particípar en las horas de lectura de los sagrados
libros. Durante ellas, caían en profundo éxtasis y tuvieron grandiosas
inanifestaciones tanto de Moisés como de Elías, quienes les pedían renovar
sus votos de indestructible lealtad hechos en tiempos ya remotos, ya que en la
hora presente, deberían dar su amoroso apoyo a los dos divinos enviados del
Padre, y los tortuosas etapas que deberían afrontar en el cumplimiento de sus
delicadas misiones.
 
Los esenios, cubiertos en llanto, levantaban su diestra sobre las cabecitas de
JESUS y JUAN, que habían caído dormidos en profundo sueño hipnótico.
 
EL SANTUARIO DE LOS MONTES TABOR
 
El Santuario de Tabor, resplandecía con la claridad esplendorosa de grandes
inteligencias reunidas ahí por la Fraternidad Esenia, que para estar más en
contacto con el Verbo Divino encamado, había ido llegando de diferentes
lugares.
 
Se encoritraban representantes de la vieja Escuela de Sócrates y de Platón que
desde tiempo atrás habían ingresado en la Fraternidad Esenia; al igual que
algunos otros de la antigua e ilustre Escuela de Alejandría. Alejandría,
lumbrera del mundo civilizado desde la época del primer Faraón de la
Dinastía de los Ptolomeo tres siglos atrás, había recogido en su célebre
Museo-Biblioteca, toda la Sabiduría de los antiguos Kobdos. Ahí habían sido
enviados algunos esenios de diferentes santuarios para hacer traducciones y
copias de los antiguos escritos que conformaban los copiosos archivos. Por lo
tanto, existía una verdadera alianza
espiritual de sabiduría entre los santuarios, liceos, bibliotecas-museos y
escuelas, que como ya hemos dicho, dirigían los grandes filósofos de Oriente:
Melchor en Arabia, Gaspar en la India y Baltasar en Persia.
JESUS dejó Nazaret, después de algunos años de vivir al lado de sus padres;
donde ya tenía perfectamente organizadas entre las mujeres y los huérfanos
del lugar, casas asilo donde había derramado su inagotable dulzura sobre
todos los seres necesitadós.
 
Contaba con 16 años de edad cuando ingresó al Santuario Tabor, para iniciar
sus estudios e identificarse con Abel. A los veinte años de edad, la
personalidad de JESUS era ya conocida en todos los alrededores. Las
poderosas facultades que tenía ya en pleno desarrollo, superviscidas y
dirigidas por sus maestros esenios, le habían permitido realizar milagrosas
curaciones y en sus numerosos viajes, no desperdiciaba nunca la oportunidad
de salir en busca de las cuevas oscuras, a donde se ocultaban los leprosos
fuera de las ciudades, para ir en  su ayuda y devolverles la salud.
 
A los 21 años, JESUS, decide cumplir la promesa hecha de visitar al maestro
Filón en la Biblioteca de Alejandría. Lo acompañan sus amigos esenios José
de Arimatea, Nicolás de Damasco y Nicodemus.
 
El gran filósofo alejandrino vivía-con el pensamiento fijo en el Verbo
Encamado, en el Divino Avatar de sus ensueños radiantes y profundos, y ya
había recibido el aviso telepático de JESUS anunciándole su visita. Veinte
largos años había esperado para volver a verlo, sumido en fecundo labor,
recopilando un valioso tesoro de ciencia antigua que abarca inmensas edades
pretéritas, de las cuales el mundo moderno apenas tenía vagas noticias.
 
Filón tenían entonces 45 años, y llevaba muy adelantada su obra magna: la
revisión y comentarios de los cinco Libros de Moisés, (recordemos que era la
reencarnación de su hijo muy amado Essen).
 
Al terminar su estancia en Alejandría, después de haber pasado una temporada
revisando todos los escritos, JESUS realizó el viaje para encontrarse con el
Scheriff llderín, y establecer con él una amorosa alianza que duró también
hasta su muerte.
 
Su gran ideal era preparar a los seres humanos para salvarse a sí mismos de la
-ignominia, de la opresión, de la esclavitud y del dolor en que se encontraban
a través de los caminos de amor y de paz que conducen al ser a la superación
humana.
 
 
CONSAGRACION DE JESUS COMO MAESTRO DE ALMAS
 
Después de siete asambleas en las que JESUS dio pruebas de haber superado
la alta ciencia a que las escuelas de conocimiento superior estaban dedicadas,
se procedió a consagrarlo como "Maestro de Almas", con  una ceremonia
plena de símbolos en extremo emotivos.
 
Revestidos todos con sencillas túnicas de un violeta casi negro, sujeta  la
cintura por un cordel de cáñamo, todo ello símbolo de penitencia y humi-
llación, cantaron al compás de salterios el Salmo 57, en que el alma se
abandona plenamente en la inmensidad del amor misericordioso a la espera de
la Luz, de la Fuerza, de la Esperanza y del consuelo que solo de Dios puede
venir.
 
Entonces JESUS tuvo la más tremenda visión -que le dio a conocer cla-
ramente su camino en medio de la humanidad.
 
Lentamente fue cayendo en ese estado extático, en que el eterno amor
sumerge a las almas que se les entregan plenamente en un total abandono, en
completo olvido de sí mismos para no buscar ni querer sino ladivina voluntad.
 
Se vio a sí mismo de pie al borde de un abismo inconmensurable, y tan
oscuro, que sólo con grandes esfuerzos pudo ver lo que allí acontecía. Como
repugnantes larvas, como menudos gusanos, cual sucios animalejos revueltos
en un charco nauseabundo formado de lodo y sangre,de piltrafas putrefactas,
vio a la humanidad terrestre con ansias de muerte y entre estertores de una
agonía lenta y cruel, donde los padecimientos llegaban al paroxismo, y el
egoísmo y la ambición se tornaban en lalocura fatal del crimen.
 
Una décima parte de la humanidad eran verdugos vestidos de púrpura, oro y
piedras, que entre el inmundo charco se divertían en aplastar como hormigas,
a las nueve partes restantes, sometiéndolas a las torturas del hambre, la fatiga,
de las epidemias, de la desnudez, del frío, del fuego, de la horca, de las
mutilaciones, de la esclavitud y de la miseria en sus variadísimas formas.
 
Acto seguido, vio levantarse del fondo mismo de aquel negro abismo, una
blanca claridad como una luna de plato que subía y subía. Aquel disco
luminoso se ensanchó de pronto, disipando las tinieblas, y en el centro de ese
disco se dibujó un negro madero con un travesaño en su parte superior. Era
una cruz en la forma usada para ajusticiar a los esclavos que huían, de sus
amos, y a los bandoleros asaltantes de las caravanas, y a los piratas bandoleros
del mar.
 
En aquel madero aparecía un hombre ensangrentado y moribundo, cuyos ojos
llenos de llanto miraban con piedad a la muchedumbre inconsciente y bárbara,
que aullaba como una manada de lobos hambrientos.
 
Y JESUS espantado, se reconoció a sí mismo en el hombre uenizaba en aquel
ínadero de infamia. Una, divina claridad apareció sobre El y la voz dulcísima
de uno de sus guías le dijo: "Ese es el altar de tu sublime holocausto en favor
de la humanidad que perece. Eres libre aún de tomarlo para ti o dejarlo. Nin-
guna ley te obliga. Tu libre albedrío es señor de ti mismo. El amor es quien
decide. Elige".
 
"¡Elige', insistió la voz. "Es el momento decisivo de tu glorificación final. Es
el triunfo del amor sobre el egoísmo. De la verdad sobre la mentira; del bien
sobre el mapa
 
¡Lo quiero para mí, lo elijo para mí!... Yo soy ese hombre que muere en la
infamia, para salvar de la infamia a toda la humanidad gritó JESUS con un
formidable grito que oyeron todos los que estaban presente, y hubiera rodado
como una masa inerte sobre las esteras del pavimento, si los ancianos que le
rodeaban -no se hubieran precipitado a levantarlo en sus brazos. '
 
Al siguiente día y cuando el sol estaba en el cenit, todos los moradores del
gran santuario de Moab, vestían túnicas de lino y coronas de mirtos y de olivo.
 
Y el Gran Servidor después de quemar incienso en la hoguera del altar, donde
estaban los Tablas de la Ley y los Libros de Moisés y de los profetas, hizo a
JESUS este interrogatorio:
 
-JESUS DE NAZARET, hijo de María y José, de la descendencia real de
David, ¿quieres ser consagrado Maestro de Almas en medio de la humanidad?
 
-¡Quiero! -fue la contestación del interrogado.
 
-¿Aceptas los Diez Mandatos de la Ley inspircida por Dios a Moisés., y la
reconoces como la única eficiente para conducir a la humanidad al amor
fraternal que la salvará?
 
-Acepto esa Ley en todas sus partes, y le reconozco su origen divino y su
capacidad para salvar a los hombres
 
-¿Aceptas voluntariamente todos los sacrificios que tu misión divina, de
Maestro te impondrá en adelante?
 
-Los acepto, incluyendo hasta el de la vida misma.
 
Entonces todos los ancianos levantaron su diestra sobre la cabeza inclinada de
JESUS y pronunciaron en alto voz las solemnes palabras de la "Bendición de
Moisés", por la cual pedían para Él su dominio de todas las fuerzas corrientes
y elementos de la Naturaleza, obra magnífica de Dios.
 
Un formidable:
 
"DIOS TE SALVE UNGIDO, SACERDOTE ETERNO, SALVADOR DE
LOS HOMBRES".

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