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Elasticidad
Estos apuntes han sido preparados con el objetivo de introducir los conceptos
más relevantes de la teoría tridimensional de la elasticidad lineal a alumnos de grado
de las carreras de Ingeniería Civil e Ingeniería Mecánica, pero también se incluyen
temas que son dictados habitualmente en cursos de posgrado. Entre los conocimien-
tos previos necesarios para una lectura provechosa de estos apuntes están: los inclui-
dos en los cursos básicos de cálculo de nivel universitario, especialmente aquellos
sobre diferenciación e integración de funciones de una y varias variables; los inclui-
dos en cursos de álgebra lineal, en particular sobre las transformaciones lineales en
espacios vectoriales de dimensión finita; y los incluidos en cursos básicos de físi-
ca, siendo particularmente importante tener una buena comprensión de la mecánica
newtoniana de sistemas de partículas. También puede ser útil para el alumno haber
realizado un primer curso de resistencia de materiales, y por lo tanto tener algún
conocimiento previo sobre fuerzas y tensiones internas, así como de deformaciones
de cuerpos continuos. Esto último sin embargo no es absolutamente necesario. Con
el objetivo de que puedan servir de repaso o referencia, el primer capítulo contiene
una lista de las definiciones y resultados matemáticos más utilizados.
Los apuntes están divididos en seis grandes partes: la primera parte tiene tres
capítulos, de los cuales el primero expone brevemente las herramientas de álgebra
lineal y de análisis matemático con las cuales contamos en el espacio euclidiano
tridimensional. Con el fin de facilitar la lectura, los resultados más conocidos son
presentados sin demostración, mientras que los menos conocidos son demostrados
e introducidos nuevamente en aquellos capítulos donde son utilizados. En el segun-
do capítulo se estudian los sistemas simples compuestos de masas y resortes, con la
finalidad de introducir muchos de los conceptos básicos que serán aplicados en los
problemas más complejos tratados en los siguientes capítulos. Entre esos conceptos
se destacan las diferentes formulaciones del equilibrio de un sistema mecánico, y
la clasificación de los mismos en mecanismos, estructuras isostáticas y estructuras
hiperestáticas. El tercer capítulo considera un problema físico muy simple, en el
cual una barra compuesta por un material elástico lineal se deforma bajo la acción
de cargas externas que actúan en la dirección del eje de la misma. Si bien es un pro-
blema muy sencillo—es habitualmente el primer problema considerado en libros de
resistencia de materiales—sirve perfectamente para introducir muchos de los con-
ceptos claves de la teoría completa tridimensional sin incurrir en complicaciones
matemáticas: los conceptos de tensión, desplazamiento, deformación y las relacio-
nes experimentales o teóricas entre esas magnitudes que conducen al planteo del
problema de elasticidad lineal. También es introducida una versión unidimensional
del primer teorema del trabajo virtual, el cual es utilizado en la formulación varia-
cional (también llamada débil) del problema de elasticidad lineal. Esta formulación
es la base del método numérico más utilizado en la solución de problemas prácticos
iv
Capítulo 4: Equilibrio
Capítulo 5: Cinemática
I Conceptos básicos 1
1 Análisis vectorial 3
1.1 Espacios vectoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2 Transformaciones lineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.3 Espacio vectorial V3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.4 Espacio euclidiano tridimensional . . . . . . . . . . . . . . . 15
1.5 Cálculo diferencial vectorial . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1.6 Cálculo integral vectorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2 Introducción a la elasticidad 35
2.1 Leyes de Newton . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
2.2 Sistema masa-resorte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
2.3 Diferentes formulaciones del equilibrio . . . . . . . . . . . . . 39
2.4 Problema de elasticidad lineal . . . . . . . . . . . . . . . . 43
2.4.1 Formulación clásica . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
2.4.2 Formulación variacional . . . . . . . . . . . . . . . . 46
2.5 Métodos de resolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
2.5.1 Método de las fuerzas . . . . . . . . . . . . . . . . 51
2.5.2 Método de los desplazamientos . . . . . . . . . . . . . 53
3 Elasticidad unidimensional 57
3.1 Ensayo de tracción uniaxial . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3.2 Tensiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
3.3 Deformaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
3.4 Ecuación constitutiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
3.4.1 Ecuación constitutiva de la barra termoelástica . . . . . . . 64
3.5 Problema de elasticidad lineal unidimensional . . . . . . . . . . 65
3.5.1 Ecuación de Navier . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
3.5.2 Analogía de Duhamel. . . . . . . . . . . . . . . . . 67
3.5.3 Primer teorema del trabajo virtual . . . . . . . . . . . . 68
3.5.4 Formulación variacional en desplazamientos . . . . . . . . 68
3.6 Método de los elementos finitos. . . . . . . . . . . . . . . . 70
3.6.1 Método de Rayleigh-Ritz . . . . . . . . . . . . . . . 71
3.6.2 Discretización de elementos finitos. . . . . . . . . . . . 73
x Contenidos
II Elasticidad lineal 97
4 Equilibrio 99
4.1 Sistemas de partículas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
4.2 Equilibrio en cuerpos continuos . . . . . . . . . . . . . . . . 101
4.3 Existencia del tensor de tensiones . . . . . . . . . . . . . . . 103
4.4 Ecuaciones puntuales de equilibrio . . . . . . . . . . . . . . 109
4.5 Consecuencias de la simetría del tensor de tensiones . . . . . . . 113
4.5.1 Círculo de Mohr . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
4.5.2 Tricírculo de Mohr . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
4.6 Estado membranal de tensiones . . . . . . . . . . . . . . . 118
4.6.1 Cilindro sin tapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.6.2 Cilindro con tapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
4.6.3 Esfera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
5 Cinemática 123
5.1 Función deformación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
5.2 Función desplazamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
5.3 Pequeñas deformaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
5.3.1 Tensores de deformaciones y de rotaciones infinitesimales . . 131
5.3.2 Simetría del tensor de deformaciones infinitesimales . . . . . 133
5.3.3 Ecuaciones de compatibilidad . . . . . . . . . . . . . 135
5.3.4 Medida experimental de la deformación . . . . . . . . . . 138
12 Cáscaras 315
12.1 Geometría de una superficie espacial . . . . . . . . . . . . . 315
12.1.1 Variedades del espacio tridimensional . . . . . . . . . . 315
12.1.2 Campos en la superficie y el tensor métrico . . . . . . . . 317
12.1.3 Tensor de curvatura . . . . . . . . . . . . . . . . . 321
12.2 Descripción geométrica de la cáscara . . . . . . . . . . . . . 323
12.3 Teoría general de cáscaras . . . . . . . . . . . . . . . . . 325
12.4 Cáscara de Mindlin-Reissner . . . . . . . . . . . . . . . . . 330
12.4.1 Formulación clásica en coordenadas principales . . . . . . 334
12.5 Cáscara de Kirchhoff-Love. . . . . . . . . . . . . . . . . . 337
12.6 Placa de Kirchhoff-Love . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340
12.7 Cáscaras en estado membranal de tensiones . . . . . . . . . . 341
12.7.1 Cúpulas axisimétricas . . . . . . . . . . . . . . . . 344
12.8 Cáscara de Mindlin-Reissner de gran curvatura . . . . . . . . . . 348
Bibliografía 469
Parte I
Conceptos básicos
Capítulo 1
Análisis vectorial
Este capítulo es dedicado a introducir el espacio euclidiano tridimensional, el
cual constituye el modelo matemático utilizado prácticamente con exclusividad en
física clásica para modelar el espacio físico que nos rodea, así como las herramien-
tas más relevantes de análisis matemático para el estudio de los problemas de elas-
ticidad lineal. Con ese fin, en primer lugar se exponen las definiciones y resultados
más relevantes sobre espacios vectoriales en general, luego se presenta la estructura
algebraica del espacio euclidiano tridimensional, junto con las definiciones y resul-
tados más relevantes del cálculo diferencial e integral en este espacio. Por brevedad
se omiten las demostraciones de los lemas y teoremas presentados más conocidos,
los cuales pueden encontrarse en la bibliografía.
conmutativa: u + v = v + u,
asociativa: u + (v + w) = (u + v) + w ,
existencia del vector nulo 0: u + 0 = u,
existencia del vector opuesto −u: −u + u = 0 .
4 1. Análisis vectorial
Note que los vectores serán indicados con letras negritas. Por su parte, el pro-
ducto □ : R × V → V tiene las siguientes propiedades, donde α y β son escalares:
Lema 1.1 Las siguientes propiedades son demostrables a partir de las propieda-
des de las operaciones suma y producto:
(−1)u = −u.
0u = 0 y α0 = 0.
Existen muchos ejemplos de conjuntos a los cuales se les puede proveer de una
estructura de espacio vectorial. Por ejemplo los espacios Rn conformados por n-
tuplas de números reales son espacios vectoriales si se define la suma de vectores
utilizando la habitual suma real componente a componente y el producto real en
forma similar. Otros ejemplos más sofisticados pueden ser por ejemplo el conjunto
de las matrices de dimensiones n × m, el conjunto de los polinomios de grado menor
o igual a n, el conjunto de todos los polinomios, el conjunto de todas las funciones
continuas, el conjunto de todas las sucesiones reales, el espacio dual de un espacio
vectorial, etc.
Como corolario directo del teorema anterior se tiene lo siguiente para los con-
juntos de vectores de un espacio V con dimensión n:
Note, sin embargo, que no todos los espacios vectoriales tienen una base de un
número finito n > 0 de elementos. Consideraremos que el espacio vectorial trivial
{0}, que contiene únicamente el vector nulo, tiene dimensión cero, mientras que en
todos los demás casos diremos que el espacio vectorial tiene dimensión infinita.
Un ejemplo simple es el espacio de todas las sucesiones reales, para el cual es
fácil encontrar un conjunto linealmente independiente de un número arbitrario de
elementos. Lo mismo ocurre con el conjunto de todos los polinomios, y por lo tanto
también el conjunto de todas las funciones continuas será un espacio vectorial de
dimensión infinita.
Definición 1.6 Diremos que el conjunto de vectores S ⊂ V es un subespacio
vectorial de V si posee la estructura de espacio vectorial considerando la misma
suma y el mismo producto que dan estructura de espacio vectorial a V.
conmutativa: u · v = v · u,
asociativa: α(u · v) = (αu) · v ,
distributiva: (u + v) · w = u · w + v · w ,
es definido positivo: u · u > 0 ∀u , 0 .
Se señala que en estos apuntes el símbolo “·” es utilizado con exclusividad para
el producto escalar en todas las expresiones matemáticas, con la única excepción
del operador divergencia de un campo vectorial v el cual simbolizado como ∇ · v,
aunque ese caso no conduce a confusión por la presencia del símbolo ∇. Note que
esa notación es además conveniente para recordar la acción del operador diferencial
sobre el campo vectorial, puesto que el producto escalar “simbólico” entre ∇ y v
nos conduce naturalmente a la divergencia del campo vectorial.
De todas las propiedades que podrían ser demostradas involucrando el producto
escalar, hay una con aspecto de propiedad cancelativa que es de fácil demostración
y que en estos apuntes es utilizada frecuentemente:
Definición 1.15 Diremos que {u1 , . . . , un } es una base ortonormal del espacio
vectorial V, si es una base, si es ortogonal, y si además ∥ui ∥ = 1 para todo i.
Las bases ortonormales son muy prácticas, pues facilitan mucho la tarea de en-
contrar el vector de coordenadas de un vector determinado. Así, si u = α1 u1 + . . . +
αn un , entonces [u]i := αi = u · ui . Afortunadamente, el algoritmo de ortonormaliza-
ción de Gram-Schmidt nos sirve para demostrar el siguiente lema:
Lema 1.16 Todos los espacios vectoriales de dimensión finita cuentan con una
base ortonormal.
ker(L) = {u ∈ V : Lv = 0} ,
im(L) = {v ∈ W : v = Lu, u ∈ V} .
Lema 1.26 Dadas las bases A y B de V, se cumple B [L]B = B [I]AA [L]AA [I] B .
En particular, tomando L = I, tenemos que B [I]AA [I]B es la matriz identidad, por
lo cual det(B [I]A ) det(A [I]B ) = 1. Volviendo a considerar L general, obtenemos la
igualdad det(B [L]B ) = det(A [L]A ).
10 1. Análisis vectorial
Note que L será invertible si para cada vector v ∈ V, existe y es único el vector
u ∈ V tal que Lu = v. En ese caso simplemente tomamos L−1 como la aplica-
ción que proporciona u: L−1 v = u. La linealidad de esa aplicación se demuestra
fácilmente. Para hallar u podemos trabajar en una base, puesto que se debe cumplir
B [L] B [u] B = [v] B , lo cual conduce a resolver un sistema lineal de ecuaciones, y por
lo tanto inspira la siguiente definición:
Lema 1.32 Los valores propios de L son las raíces de su polinomio caracterís-
tico. Para un dado valor propio α, los vectores propios asociados son aquellos
u ∈ ker(L − αI), cuyos vectores de coordenadas pueden hallarse trabajando con
una base B y obteniendo el núcleo de la matriz B [L − αI]B .
Lv = (v · u1 )α1 u1 + . . . + (v · un )αn un .
Otro razonamiento similar basado en la matriz diagonal B [L]B nos será de bas-
tante utilidad. Admitiendo que los corchetes implican la base B, tenemos u · Lu =
[u]⊤ [L][u] = α1 [u]21 + . . . + αn [u]2n , donde [u]i es la componente i del vector de coor-
denadas de u en la base B. Lo anterior conduce a la definición y lema siguientes:
u × u = v × v = 0 y u · (u × v) = v · (u × v) = 0.
Existe otro rol que el producto vectorial desempeña en estos apuntes, el cual es
indicado luego de introducir algunas notaciones particulares para las transformacio-
nes lineales del tipo L : V3 → V3 :
Lin = {L : V3 → V3 : L es lineal} .
Además, Lin posee el siguiente producto escalar denotado con el símbolo de dos
14 1. Análisis vectorial
Lema 1.43 Lin = Sim ⊕ Asm. Además Sim y Asm son espacios ortogonales.
Lema 1.44 Para todo W ∈ Asm existe un único vector w ∈ V3 que satisface
Wv = w × v ∀ v ∈ V3 . Además, para todo w ∈ V3 existe un único W ∈ Asm
que satisface Wv = w × v ∀ v ∈ V3 .
Note que esas expresiones permiten representar cualquier tensor en Asm y cualquier
vector en V. La prueba de que Wv = w × v ∀ v ∈ V3 se deja como ejercicio. □
Los invariantes reciben ese nombre por ser los mismos independientemente de la
base utilizada, lo cual es cierto porque hemos visto que el polinomio característico
no depende de la base. El primer invariante nos interesará en particular, y recibe un
nombre específico de acuerdo con la siguiente definición:
Lema 1.47 El trazo es un funcional lineal en Lin, dado por la expresión tr(L) =
[L]11 +[L]22 +[L]33 válida en cualquier base. Además I2 (L) = 12 (tr(L)2 −tr(L2 )) es
cuadrático homogéneo en las componentes de [L], mientras que I3 (L) = det(L)
es cúbico homogéneo en las mismas componentes.
Lema 1.49 Lin = Line ⊕ Lind . Además Line y Lind son espacios ortogonales.
X − X = 0.
Y − X = −(X − Y).
(Y − X) + (Z − Y) = (Z − X).
Y − X = 0 ⇒ Y = X.
Demostración. La primera propiedad se deduce de la relación de Chasles para Y =
Z = X, pues (X − X) + (X − X) + (X − X) = 3(X − X) = 0, entonces X − X = 0.
La segunda propiedad es resultado directo de la anterior y de la relación de Chasles
para Z = Y. Esta segunda propiedad conduce directamente a expresar la relación
de Chasles en la forma de la tercera propiedad. La cuarta propiedad ya requiere una
demostración más cuidadosa. Siendo que la aplicación Y 7→ Y − X es biyectiva, a
diferentes puntos Y le deben corresponder diferentes vectores Y−X, Pero siendo que
al punto Y le corresponde el vector Y − X = 0, y al punto X también le corresponde
el mismo vector, pues hemos demostrado que X − X = 0, entonces no queda otra
posibilidad que Y sea el mismo punto que X. □
Así como en el lema anterior, podríamos demostrar algebraicamente un conjun-
to más amplio de resultados los cuales simplemente reproducirán fórmulas que ya
hemos conocido desde un punto de vista más “geométrico”. No es necesario real-
mente reproducir esos resultados aquí, pues, como dijimos, la interpretación de la
diferencia como el segmento orientado entre dos puntos es todo lo que necesitamos
para comprender razonablemente bien la estructura del espacio afín. En particular,
1.5. Cálculo diferencial vectorial 17
En pocas palabras, puede decirse que el cálculo vectorial es el área del cálculo
diferencial e integral de múltiples variables que se ocupa de las funciones definidas
en E3 o en subconjuntos del mismo. Siendo que la utilización de un sistema de
coordenadas cartesiano permite colocar en correspondencia E3 con R3 manteniendo
la estructura métrica del espacio, cualquiera de los teoremas conocidos del cálculo
diferencial e integral que sea válido en el espacio R3 tiene su correspondiente en
el espacio E3 . Existen sin embargo dos particularidades de E3 que lo distinguen de
R3 . La primera es la distinción clara que existe en E3 entre puntos y vectores. En
R3 esa distinción puede ser introducida dándole al mismo el rol tanto de espacio
afín como de espacio vectorial asociado. Sin embargo, la distinción entre puntos y
vectores en E3 es más natural, y además es destacada por la notación utilizada. La
otra particularidad de E3 es la existencia del producto vectorial. Si bien en R3 el
producto vectorial puede ser introducido, esto se realiza con el único propósito de
demostrar y expresar resultados matemáticos válidos para E3 . El cálculo diferencial
e integral natural de R3 es el generalizable a los espacios Rn , en los cuales no se
puede en general introducir el producto vectorial. De hecho, el producto vectorial
solamente puede ser introducido en los espacios R3 y R7 .
Comencemos entonces viendo un caso particular sencillo en donde podemos
18 1. Análisis vectorial
reconocer el diferente rol que juegan los puntos y los vectores en E3 . Una curva
orientada en E3 es dada por ejemplo por una representación paramétrica de la
misma: C : R → E3 . En esa representación se tiene que a cada parámetro t ∈ R
le corresponde un punto C(t) ∈ E3 . La misma curva orientada se obtiene por otras
representaciones paramétricas, todas las que recorran el mismo conjunto de puntos
y en el mismo orden. Tomemos la representación paramétrica C e imaginemos la
misma como el recorrido de una cierta partícula material que en un dado instante
t se ubica en el punto C(t) de E3 . La velocidad de esa partícula en el instante t
podemos definirla como la variación en la posición de la partícula que ocurre en un
muy pequeño lapso de tiempo por unidad de tiempo:
con I = [η1 , η2 ] ⊂ R, tal que C(η1 ) = X y C(η2 ) = Y. Si además dadas dos curvas
cualesquiera de ese tipo C1 y C2 , la segunda C2 siempre puede transformarse
continuamente en la primera cumpliendo siempre C2 (η1 ) = X y C2 (η2 ) = Y,
entonces diremos que el dominio B es simplemente conexo.
Pasemos ahora a ver el principal tema de estudio de esta sección, que son las
funciones definidas en E3 o subconjuntos del mismo, para luego pasar a ver los
conceptos de límite y continuidad de estas funciones.
Definición 1.55 Dado B ⊂ E3 , diremos que las funciones siguientes son, res-
pectivamente, un campo escalar, un campo vectorial y un campo tensorial:
f : B → R, v : B → V3 , L : B → Lin .
Note que la nociones de distancia en V3 y Lin nos permiten definir bolas abier-
tas en esos conjuntos, por lo cual la definición anterior se extiende naturalmente a
campos vectoriales o tensoriales. Lo mismo ocurre con la nociones de límite. Vea-
mos el caso de las funciones escalares. Para el límite se utiliza el aparato ε-δ en
forma similar a la definición de continuidad, con la diferencia que el límite contem-
pla el caso en que f pueda no estar definido en un punto X:
La expresión final del lema anterior justifica pensar en ∇ como si fuera el vector
∇ = (∂1 )e1 + (∂2 )e2 + (∂3 )e3 , el cual, al multiplicarlo simbólicamente por el escalar
f (X) proporciona el gradiente ∇ f (X). No es difícil ver que el vector gradiente es el
que apunta en la dirección hacia donde más rápidamente crece f , y su magnitud de-
pende de esa tasa de crecimiento. Además, a partir de aquí pensaremos en ∇ f como
el campo vectorial ∇ f : B → V3 que a cada punto X ∈ B le hace corresponder el
vector ∇ f (X).
El concepto de diferenciabilidad de un campo escalar puede trasladarse a cam-
pos vectoriales y tensoriales sin mayor dificultad. Por ejemplo, en el caso de un
campo vectorial v : B → V3 se introduce la siguiente definición:
[∇v]i j = ∂ j vi con i, j = 1, . . . , 3 .
∇ · v = tr(∇v) , (∇ × v) · u = ∇ · (v × u) ∀ u ∈ V3 fijo.
Las definiciones anteriores tienen la ventaja de introducir los conceptos sin ha-
cer uso de cualquier base. Sin embargo, al igual que lo que ocurre con el gradiente
de un campo escalar, la divergencia y el rotacional de un campo vectorial pueden
ser calculados con la ayuda de la base habitual:
∇ · v = ∂1 v1 + ∂2 v2 + ∂3 v3 ,
∇ × v = (∂2 v3 − ∂3 v2 )e1 + (∂3 v1 − ∂1 v3 )e2 + (∂1 v2 − ∂2 v1 )e3 .
(∇ · L) · u = ∇ · (L⊤ u) ∀ u ∈ V3 fijo,
(∇ × L)u = ∇ × (L⊤ u) ∀ u ∈ V3 fijo.
∆ f = ∇ · (∇ f ) ,
∆v = ∇ · (∇v) ,
(∆L)u = ∆(L⊤ u) ∀ u ∈ V3 fijo.
∇ × (∇ f ) = 0 ,
∇ · (∇ × v) = 0 ,
∇ · (∇v⊤ ) = ∇(∇ · v) ,
∇ · ( f v) = ∇ f · v + f (∇ · v) ,
∇ · ( f L) = L∇ f + f (∇ · L) ,
∇ · (L⊤ v) = (∇ · L) · v + L : ∇v .
24 1. Análisis vectorial
El resultado anterior no nos será de mucho interés. Lo que más nos interesará
en estos apuntes será la integral en la superficie S de los campos f y v,
Z Z Z Z
f da := f ∥∂η S × ∂ξ S∥ dη dξ , v da := v ∥∂η S × ∂ξ S∥ dη dξ ,
S D S D
Por otro lado, el volumen también queda definido por la geometría de la superfi-
cie ∂B que lo limita, y fórmulas dadas por una integral en ∂B son fáciles de obtener.
Pero más nos interesan las integrales en el cuerpo B de los campos f y v:
Z Z
f dv := f ∂η B · (∂ξ B × ∂δ B) dη dξ dδ ,
B V
Z Z
v dv := v ∂η B · (∂ξ B × ∂δ B) dη dξ dδ .
B V
26 1. Análisis vectorial
Teorema 1.69 (Teorema fundamental del cálculo) Sea C una curva orientada en
E3 que va desde el punto X1 = C(η1 ) hasta el punto X2 = C(η2 ). Sea demás un
campo escalar f diferenciable definido en una región que contiene la curva C.
Entonces se cumple:
Z
∇ f · ds = f (X2 ) − f (X1 ) .
C
Los últimos dos teoremas son frecuentemente utilizados para interpretar físi-
camente el rotacional y la divergencia de un campo vectorial. Por ejemplo, la di-
1.6. Cálculo integral vectorial 27
Sea B un dominio
Teorema 1.72 (Teorema del valor medio del cálculo integral)
3
compacto y conexo por caminos de E . Sea f un campo escalar continuo definido
en B. Entonces existe un punto X ∈ B tal que:
Z
1
f (X) = f dv .
vol(B) B
Demostración. Por el teorema del valor medio del cálculo integral sabemos que
28 1. Análisis vectorial
Un poco de historia
q = a + bi + cj + dk,
pueden ser muy difíciles de demostrar utilizando la notación tensorial. Es por eso
que en la actualidad el cálculo vectorial predomina todavía en la descripción de
problemas tridimensionales, mientras que el cálculo tensorial es utilizado funda-
mentalmente cuando se trabaja en espacios de dimensiones mayores a tres.
Es posible que algún día sea popular la utilización de la llamada álgebra geo-
métrica, o también álgebra de Clifford, formalizada por William Kingdon Clifford
(1845-1879). Como curiosidad se menciona que fue Clifford quien introdujo las
1.6. Cálculo integral vectorial 33
uv = u · v + u ∧ v .
Introducción a la elasticidad
a)
u
F R F
b)
u(t)
F(t)
c)
R = k∆ℓ . (2.1)
2.2. Sistema masa-resorte 37
Para resortes metálicos o constituidos por otros materiales que llamaremos elás-
ticos, y cuya masa pueda ser considerada despreciable, es en general una buena
aproximación asumir que esa ley del comportamiento constitutivo es válida tam-
bién en cualquier otra situación, independientemente de si el sistema se encuentra
en reposo o no. Así, la ecuación del movimiento del sistema de la Figura 2.1.c) la
obtenemos fácilmente utilizando la segunda ley de Newton. La fuerza neta aplicada
sobre la masa es igual a la variación de su cantidad de movimiento, es decir:
Note que hemos utilizado la notación ∂t u para la derivada de u(t), lo cual no es es-
tándar de los libros de matemáticas, en donde se prefiere la notación de Newton u′
o la de Leibniz du/dt. La notación de Newton no tiene una generalización práctica
en dominios de dimensión mayor a uno, mientras que la de Leibniz es poco com-
pacta. La utilización de la notación ∂t en vez de dt tiene por objetivo mantener una
clara distinción entre derivadas y diferenciales, por ejemplo en expresiones como
du = ∂t u dt, la cual es típica y útil en espacios de dimensión mayor a uno. Por otra
parte, note que hemos considerado constante independiente del tiempo la masa m.
Utilizando la ley del comportamiento constitutivo y despejando el valor de la
fuerza aplicada, obtenemos la ecuación que gobierna el movimiento del sistema:
La expresión anterior indica que la potencia neta ejercida sobre la masa es igual
a la tasa de variación de su energía cinética K, la cual es definida por la expresión
K = 12 m(∂t u)2 . El trabajo de una fuerza en un cierto intervalo de tiempo es definido
como la integral de la potencia de la misma en ese intervalo. Así, el trabajo realizado
por la fuerza neta sobre la masa en el intervalo [t1 , t2 ] es:
Z t2 Z t2
(F − R)∂t u dt = ∂t K dt = K(t2 ) − K(t1 ) , (2.6)
t1 t1
con lo cual tenemos que el trabajo neto realizado sobre la masa es igual a la varia-
ción de su energía cinética. Consideremos ahora la potencia de la fuerza del resorte.
Dicha fuerza deriva de una energía potencial, de hecho tenemos:
R(u) = ku = ∂u E(u) , con E(u) = 21 ku2 . (2.7)
La energía potencial E se denomina energía de deformación del resorte, la cual
puede también ser definida en forma más general por la expresión E = 12 k∆ℓ2 . Con
eso, fácilmente obtenemos que el trabajo de la fuerza del resorte es igual a menos
la variación de la energía de deformación:
Z t2 Z t2 Z u2
−R∂t u dt = −∂u E ∂t u dt = ∂u E du = − [E(u2 ) − E(u1 )] , (2.8)
t1 t1 u1
No es difícil ver que los resultados que hemos obtenido son generalizables a
sistemas que integren más de una masa y más de un resorte. Basta sumar los trabajos
realizados sobre todas las masas, las energías de deformación de todos los resortes
y las energías potenciales de todas las fuerzas. En resumen, podemos expresar los
resultados obtenidos de la siguiente manera:
El trabajo neto realizado por todas las fuerzas externas e internas sobre las
masas de un sistema es igual a la variación de la energía cinética total del
sistema.
(F − R)ū = 0 ∀ū ∈ R ⇔ F − R = 0 ,
Rū = F ū ∀ū ∈ R .
Podría parecer que esta formulación del equilibrio no sería tan práctica como
la formulación del balance de fuerzas, pero veremos que sí tendrá un rol muy
importante en la formulación de métodos de resolución, en particular métodos
numéricos, así como en la formulación de modelos matemáticos aproximados
para los elementos estructurales utilizados en ingeniería.
k1 F1 k2 F2
b)
m1 m2
k1 F1 k2 F2 k3
c)
m1 m2
Figura 2.3: Sistemas de masas y resortes. a) Mecanismo. b) Estructura isostática.
c) Estructura hiperestática.
44 2. Introducción a la elasticidad
3. Las fuerzas internas del sistema. En los ejemplos de la Figura 2.3 las fuerzas
internas son las fuerzas de interacción entre las masas y los resortes. Visto
que el equilibrio del resorte implica que las fuerzas internas de interacción
en ambos extremos del mismo son iguales entre sí, podemos considerar una
sola incógnita de este tipo para cada resorte, la cual describe completamente
el estado tensional del mismo.
Esas incógnitas las hallaremos como solución del siguiente conjunto de ecua-
ciones del problema:
AR = F . (2.13)
2.4. Problema de elasticidad lineal 45
∆ℓ = Bu . (2.14)
R = C∆ℓ . (2.15)
Mecanismos: para estos sistemas existen fuerzas externas que no pueden ser
equilibradas, en el sentido que la ecuación de equilibrio (2.13) no admite una
solución R. En los mecanismos la matriz A de la ecuación de equilibrio (2.13)
tendrá rango menor a m. Eso ocurrirá obviamente cuando el número de resor-
tes sea menor al número de masas, es decir n < m, puesto que el rango de la
matriz en ese caso no podrá ser superior a n. Este es el caso del sistema de la
Figura 2.3.a), el cual no admite una solución de equilibrio cuando F1 +F2 , 0.
En problemas más generales es posible que se tenga un número de fuerzas in-
ternas igual o superior al número de ecuaciones de equilibrio, y pese a eso el
sistema deba ser clasificado como mecanismo de acuerdo con el rango de la
matriz A.
Estructuras isostáticas: son aquellas estructuras para las cuales las ecuacio-
nes de equilibrio conducen a una única solución para las fuerzas internas. En
ese caso la matriz A de la ecuación (2.13) deberá ser cuadrada e invertible,
por lo que el número de resortes deberá ser igual al de masas, es decir m = n.
Estructuras hiperestáticas: son aquellas estructuras para las cuales las ecua-
ciones de equilibrio conducen a múltiples soluciones para las fuerzas internas.
En este caso es necesario que A tenga más filas que columnas, con lo cual el
número de resortes debe superar el número de masas, es decir n > m.
Note que la deformación virtual del resorte k1 es ∆ℓ̄1 = ū2 − ū1 , por lo que la
ecuación anterior implica la siguiente:
R1 ∆ℓ̄1 = F1 ū1 + F2 ū2 ∀ū1 , ū2 ∈ R .
Esa última expresión es fácilmente generalizable y se interpreta en la forma
trabajo virtual interno es igual a trabajo virtual externo, como fue mencionado
anteriormente. Por ejemplo, se deja como ejercicio mostrar que para el sistema de
la Figura 2.3.c) la ecuación de equilibrio es la siguiente:
R1 ∆ℓ̄1 + R2 ∆ℓ̄2 + R3 ∆ℓ̄3 = F1 ū1 + F2 ū2 ∀ū1 , ū2 ∈ R .
Además, se deja también como ejercicio mostrar que la ecuación anterior es tan
general que implica cada una de las ecuaciones de equilibrio de las masas (para eso
considere casos particulares del desplazamiento virtual).
Si ahora consideramos un sistema de m masas y n resortes, el equilibrio en el
sentido del balance de trabajo virtual puede ser expresado de la siguiente manera:
R⊤ ∆ℓ̄ = F⊤ ū ∀ū ∈ Rm . (2.16)
Es claro que las variaciones de longitud virtuales se relacionan con los despla-
zamientos virtuales con la misma expresión matemática que las magnitudes reales,
por lo que debe ser ∆ℓ̄ = Bū. Si utilizamos esta expresión para sustituir ∆ℓ̄ en (2.16)
y reagrupamos los términos, tenemos:
(B⊤ R − F)⊤ ū = 0 ∀ū ∈ Rm . (2.17)
Siendo ū cualquiera, podemos utilizar el truco de tomar ū = B⊤ R − F para
obtener ∥B⊤ R − F∥2 = 0, y con eso mostrar que se cumple B⊤ R − F = 0, lo cual
puede ser escrito en la siguiente forma equivalente a la ecuación (2.17):
B⊤ R = F . (2.18)
La formulación variacional del problema de elasticidad lineal proporciona la
ecuación de equilibrio anterior en lugar de la ecuación de equilibrio (2.13). En este
tipo de estructuras de masas y resortes, si las ecuaciones de equilibrio en la expre-
sión matricial (2.13) son ordenadas adecuadamente y cada una consiste en el equi-
librio de una sola masa (ninguna ecuación plantea el equilibrio de un subsistema)
entonces la matriz A será igual a B⊤ . En sistemas más complejos la expresión (2.18)
podrá obtenerse solamente al plantear el equilibrio en el sentido de balance de tra-
bajo virtual. Este es el caso particular de los sistemas conformados por cuerpos
continuos, donde además una expresión matricial es obtenida solamente si se apro-
xima la cinemática de la deformación por una expresión que considere un conjunto
finito de desplazamientos incógnitas.
Sin embargo, en sistemas de un número finito de desplazamientos incógnitas las
consecuencias de la ecuación (2.18) no son diferentes que las de la ecuación (2.13),
por lo cual la clasificaciones de los sistemas que vimos en la sección anterior pueden
realizarse perfectamente observando la matriz B⊤ , y siendo que la traspuesta de esa
matriz define la relación desplazamiento-deformación, tenemos que la clasificación
de los sistemas puede plantearse en términos puramente cinemáticos:
48 2. Introducción a la elasticidad
Estructuras: en este caso tenemos todos los sistemas que no son mecanis-
mos, por lo cual una definición cinemática equivalente a la mecánica dada
anteriormente podría ser la siguiente: las estructuras son aquellos sistemas
tales que no existe un desplazamiento no nulo que no deforme ningún ele-
mento elástico. Alternativamente, podríamos decir que las estructuras son
aquellos sistemas tales que el único desplazamiento que no deforma ningún
elemento elástico es el desplazamiento nulo. Naturalmente, definiciones equi-
valentes pueden ser dadas en términos de desplazamientos y deformaciones
virtuales.
del lado derecho representa el trabajo virtual externo, el cual es lineal en ū. El truco
que aplicamos anteriormente es válido también en este caso, por lo que el vector de
desplazamientos del equilibrio se obtiene resolviendo el siguiente sistema lineal:
Ku = F , donde K = B⊤ CB . (2.20)
La matriz K del sistema es llamada matriz de rigidez de la estructura, la cual es
cuadrada, simétrica y definida positiva, con lo cual es invertible. Para ver la simetría
note que K es m × m, y siendo C = C⊤ , tenemos K⊤ = (B⊤ CB)⊤ = B⊤ CB = K.
Para ver que es definida positiva note que v⊤ Kv = v⊤ B⊤ CBv = w⊤ Cw donde
w = Bv. Siendo C definida positiva, entonces w⊤ Cw ⩾ 0. El resultado nulo se
obtiene solamente si w = 0, y entonces Bv = 0. Siendo que B tiene rango m, sus
columnas deben ser linealmente independientes, lo que implica v = 0.
m1 m2
Figura 2.4: Estructura isostática de dos masas y dos resortes.
Entre los problemas más simples de resolver están los que consideran estruc-
turas isostáticas. Sea por ejemplo la estructura presentada en la Figura 2.4. Como
hemos visto anteriormente, en las estructuras isostáticas las ecuaciones de equili-
brio de las masas son suficientes y proporcionan una solución única para las fuerzas
internas. Planteando el balance de fuerzas de la masa m2 y luego la masa m1 obte-
nemos fácilmente:
R1 = F1 + F2 , R2 = F 2 .
Teniendo las fuerzas internas, las deformaciones de los resortes se obtienen fácil-
mente utilizando las ecuaciones constitutivas de los mismos:
F1 + F2 F2
∆ℓ1 = , ∆ℓ2 = .
k1 k2
2.5. Métodos de resolución 51
m1 m2
Figura 2.5: Estructura hiperestática de dos masas y tres resortes.
m1 m2
Figura 2.6: Estructura isostática de referencia, donde la fuerza R realizada por el
apoyo quitado es la incógnita mecánica del problema.
R1 = F 1 + F 2 + R , R2 = F 2 + R , R3 = R ,
F1 + F2 + R F2 + R R
∆ℓ1 = , ∆ℓ2 = , ∆ℓ3 = ,
k1 k2 k3
F1 + F2 + R F2 + R R
u1 = , u2 = u1 + , u3 = u2 + .
k1 k2 k3
Una vez obtenida la incógnita mecánica R, las soluciones del problema original
se obtienen inmediatamente sustituyendo la misma en las soluciones de la estructura
2.5. Métodos de resolución 53
isostática de referencia. En el caso general con varias incógnitas mecánicas, las mis-
mas deberán ser obtenidas resolviendo el sistema lineal formado por las diferentes
ecuaciones de compatibilidad.
Paso 4: Las ecuaciones de equilibrio que necesitamos en este caso son las de
balance de fuerzas de las masas:
−R1 + R2 + F1 = 0 ,
−R2 + R3 + F2 = 0 ,
(k1 + k2 )u1 − k2 u2 = F1 ,
−k2 u1 + (k2 + k3 )u2 = F2 .
Luego de sustituir las fuerzas internas por sus valores en términos de los des-
plazamientos reales que vimos en la sección anterior, y las deformaciones virtuales
2.5. Métodos de resolución 55
(k1 + k2 )u1 − k2 u2 = F1 ,
−k2 u1 + (k2 + k3 )u2 = F2 .
Note que el sistema obtenido en este ejemplo simple coincide con el obtenido
en la sección anterior. En este caso sabemos que el sistema es dado por la matriz
cuadrada simétrica y definida positiva K = B⊤ CB, lo cual se deja para verificar
como ejercicio. Como se obtuvo el mismo sistema lineal, este procedimiento, como
era de esperar, proporciona los mismos resultados.
∂u1 π(u1 , u2 ) = 0 ,
∂u2 π(u1 , u2 ) = 0 .
Se deja como ejercicio mostrar que las expresiones anteriores definen el mismo
sistema obtenido anteriormente. De hecho, en el caso general con m masas y n
resortes, tenemos:
n
X m
X
π(u) = 1
k ∆ℓi2
2 i
− F j u j = 12 R⊤ ∆ℓ − F⊤ u = 21 u⊤ Ku − F⊤ u ,
i=1 j=1
Un poco de historia
Robert Hooke (1635-1703) propuso la relación lineal F = k∆ℓ que existe entre
la fuerza aplicada a un resorte y su variación de longitud. Esto no es sorprendente
puesto que Hooke era un gran científico y prolífico inventor de dispositivos me-
cánicos, muchos de ellos que implicaban el uso de resortes, por ejemplo Hooke
es considerado el inventor del reloj mecánico más utilizado, el cual es basado en
56 2. Introducción a la elasticidad
Elasticidad unidimensional
En este capítulo consideraremos uno de los problemas más simples que exis-
ten entre aquellos involucran un cuerpo sólido deformable. Se trata de una barra
recta compuesta de un material sólido puesta en tensión según la dirección axial.
Por barra entendemos una pieza de geometría alargada en una dirección, que pue-
de ser descrita por una cierta directriz unidimensional y un conjunto de secciones
transversales, es decir, un conjunto de figuras bidimensionales que resultan de la
intersección de la barra con planos normales a la directriz. En este capítulo conside-
raremos que la directriz de la barra es recta y es además compuesta por el conjunto
de los baricentros de las secciones transversales. En algunos casos llamaremos eje
de la barra a la directriz recta, y a la dirección del eje le llamaremos dirección axial.
En las secciones siguientes introduciremos varios conceptos útiles en el estu-
dio de problemas de sólidos deformables, comenzando por una breve descripción
del comportamiento mecánico de algunos materiales. Veremos que el ensayo de
tracción uniaxial puede ser utilizado para caracterizar el comportamiento mecánico
de los materiales sólidos. La descripción de este ensayo nos servirá para introdu-
cir los conceptos de tensión, deformación y las características del comportamiento
constitutivo elástico. Luego nos concentraremos en los sólidos elásticos con com-
portamiento constitutivo lineal e iremos presentando la descripción matemática del
problema unidimensional de elasticidad lineal. En una primera instancia veremos la
descripción clásica del problema, y luego introduciremos su formulación variacio-
nal. Para obtener soluciones numéricas introduciremos el método de los elementos
finitos. El capítulo finaliza con una descripción de los métodos de resolución de
estructuras reticuladas espaciales, es decir, sistemas de barras rectas articuladas so-
metidas a fuerzas externas, incluyendo una descripción del método de los elementos
finitos para este tipo de estructuras.
Hierro fundido
Aluminio
d0
ℓ0
F
Figura 3.1: Ensayo de tracción uniaxial, dispositivo y curvas típicas.
σ
(4)
σrot
(3)
σfl (2)
σle
(1)
≈ 0,001 ≈ 0,1–0,2 ε
Figura 3.2: Curva del ensayo de tracción uniaxial del acero común: (1) régimen
elástico, (2) régimen elastoplástico, (3) régimen elastoplástico con endurecimiento,
(4) estricción.
σ = Eε ,
tiene que el trabajo total realizado por la fuerza variable en el intervalo [0, t] es:
Z t Z u
Trabajo = F(t)∂t u(t) dt = F(u) du . (3.1)
0 0
Note que la expresión anterior es igual al área debajo de la curva ε-σ. En el régimen
elástico la energía aportada por la prensa es almacenada en la probeta en forma de
energía de deformación elástica.
Por su parte, la tenacidad coincide con el área debajo de la curva ε-σ hasta el
momento de la rotura. Por lo tanto, un material que presente un área que duplique el
área de otro material será el doble de tenaz, con lo cual requerirá el doble de energía
para alcanzar la rotura, por lo que dicho material será percibido en la práctica como
mucho más difícil de romper, inclusive aunque su tensión de rotura pueda ser me-
nor. Así, un material dúctil es usualmente mucho más tenaz que un material frágil,
por presentar este último una deformación de rotura pequeña al carecer de régimen
elastoplástico. Por esta razón es que los materiales frágiles, inclusive los de tensio-
nes de rotura elevadas, se pueden romper con cierta facilidad aplicándoles cargas
de impacto, mientras que los materiales dúctiles de tensión de rotura elevada nos
resultan en la práctica imposibles de romper sin el uso de herramientas poderosas.
La ductilidad y tenacidad de um material son propiedades muy importantes de los
materiales usados en ingeniería, y normalmente son especificadas explícitamente en
las normas técnicas.
En resumen, ya hemos visto que los materiales pueden ser dúctiles o frágiles, de
acuerdo a si presenta o no el régimen elastoplástico. Esta distinción es uno de los as-
pectos cualitativos más importantes en relación al comportamiento resistente de los
materiales usados en ingeniería. Entre los aspectos cuantitativos más importantes
en relación al comportamiento resistente se encuentran el módulo de Young E, la
tensión de fluencia σ f l , la tensión de rotura σrot junto con la deformación de rotura
asociada, y la tenacidad del material.
Hasta ahora hemos descrito el comportamiento del material en un ensayo de
tracción uniaxial. Otro ensayo muy utilizado para evaluar las propiedades de los
materiales es el ensayo de compresión uniaxial, en donde en vez de aplicar una
fuerza de tracción se aplica sobre la probeta una fuerza de compresión. Algunos
materiales presentan un comportamiento similar en ambos ensayos, mientras que
otros presentan un comportamiento totalmente diferente. Dependiendo del material,
el ensayo de compresión puede ser muy relevante, e inclusive en algunos casos es
el ensayo más importante y por lo tanto el establecido por las normas técnicas.
62 3. Elasticidad unidimensional
3.2. Tensiones
En esta sección consideraremos una barra, de secciones transversales con di-
mensiones mucho menores que la longitud de la misma, sometida a la acción de
fuerzas externas dirigidas según la dirección axial. Consideraremos que en el ins-
tante analizado la barra está en equilibrio y en reposo. Cada sección transversal de
la barra puede ser identificada por el valor de una cierta coordenada x que crece a
lo largo del eje de la barra y que adopta valores en el intervalo abierto I = (xi , x f ),
como es mostrado en la Figura 3.3.
ex x
xi xa xb xf
Figura 3.3: Geometría de la barra.
Supondremos que las fuerzas actuantes sobre una parte D de la barra limitada
por las secciones transversales de coordenadas xa y xb son de dos tipos:
Fuerzas de volumen: son fuerzas que actúan sobre las partículas del interior
de la barra y cuya resultante es dada por:
Z xb
FD = b(x)e x dx , (3.3)
xa
donde b es la fuerza por unidad de longitud que actúa sobre las partículas del
interior de la barra.
Fuerzas de superficie: son fuerzas que actúan sobre las partículas de las sec-
ciones transversales xa y xb de D. Supondremos que la fuerza de superficie
transmitida por la parte derecha de la sección x de la barra sobre la parte iz-
quierda es dada por la expresión N(x)e x = σ(x)A(x)e x donde N es llamada
fuerza axial o fuerza directa, σ es la tensión de ingeniería y A es el área de
la sección transversal. Consideraremos el caso en que el área A de la sección
transversal varía levemente a lo largo de la barra. Grandes variaciones del
área A o variaciones repentinas no serán consideradas aquí, puesto que para
ese caso es necesaria la utilización de la teoría general de la elasticidad tridi-
mensional. Haciendo uso del principio de acción y reacción, la resultante de
las fuerzas de superficie es:
F∂D = N(xb )e x − N(xa )e x . (3.4)
3.3. Deformaciones
Como vimos en el ensayo de tracción, la presencia de tensiones en la barra pro-
duce deformaciones que pueden ser medidas. La diferencia principal con el ensayo
de tracción es que en el caso general la fuerza directa en las secciones de la barra
no es constante, sino que es dada por una función N que adopta valores diferentes a
lo largo de la barra. Por esta razón la deformación de ingeniería también dependerá
de la sección considerada. Asumiremos que la sección transversal de la barra que
en la configuración indeformada es dada por la coordenada x, en la configuración
deformada es dada por el valor x′ :
x′ = x + u(x) ,
donde u es la función desplazamiento definida en la configuración indeformada.
Consideremos un segmento de la barra limitado por las secciones transversales de
coordenadas xa y xb = xa + h. La deformación longitudinal media de ese segmento
podrá definirse como el cociente entre la variación de longitud de ese segmento y su
longitud original. Tomando xb → xa estaremos cuantificando el valor de la defor-
mación en un entorno pequeño de xa . Por lo tanto, podemos definir la deformación
de ingeniería en xa en la dirección longitudinal por el límite:
(xb′ − xa′ ) − (xb − xa ) u(xa + h) − u(xa )
ε(xa ) = lı́m = lı́m ,
xb →xa xb − xa h→0 h
y por lo tanto, de acuerdo con la definición de derivada de una función, tenemos:
ε(x) = ∂ x u(x) ∀x ∈ I .
Note además que la deformación de ingeniería permite calcular fácilmente la
variación de longitud ∆ℓ de la porción de la barra limitada por las secciones trans-
versales de coordenadas xa y xb :
Z xb
∆ℓ = (xb − xa ) − (xb − xa ) = u(xb ) − u(xa ) =
′ ′
ε(x) dx .
xa
64 3. Elasticidad unidimensional
σ(x) = E(x)ε(x) ∀x ∈ I .
N(x) = E(x)A(x)ε(x) ∀x ∈ I .
ε = εm + εθ ,
εθ = αθ .
Note que esta expresión implica que un cuerpo libre sometido a una variación de
temperatura θ sufre una deformación proporcional a la variación de temperatura,
3.5. Problema de elasticidad lineal unidimensional 65
siendo α un valor real positivo que depende del material y que es conocido como
coeficiente de dilatación térmica.
Veamos cómo queda la ecuación constitutiva para la barra termoelástica. En
el caso general en que las propriedades materiales y la variación de temperatura
dependan de la sección x tenemos:
N(x)
ε(x) = + α(x)θ(x) .
E(x)A(x)
Si despejamos la fuerza directa utilizando la ecuación anterior, obtenemos la ecua-
ción constitutiva de la barra termoelástica:
û b F
∂x N + b = 0 en I (ecuación de equilibrio) ,
ε = ∂x u en I (relación desplazamiento-deformación) ,
N = EAε − αEAθ en I (ecuación constitutiva) ,
u(xi ) = û (condición de contorno cinemática) ,
N(x ) = F
(condición de contorno mecánica) .
f
N = EAε − αEAθ en I .
Note que esta relación es válida el caso en que las propiedades materiales E y α
y el área A varíen levemente a lo largo de la barra. Sustituyendo ε por su valor en
función del desplazamiento u tenemos:
N = EA∂ x u − αEAθ en I .
∂ x (EA∂ x u − αEAθ) + b = 0 en I .
En el caso usual en que los valores de las propiedades materiales y del área trans-
versal sean constantes tenemos:
EA∂2xx u − αEA∂ x θ + b = 0 en I .
Ejercicio 3.4 Muestre que en el caso en que la variación de temperatura sea uni-
forme y las fuerzas de volumen sean nulas, el desplazamiento tiene la siguiente
expresión general: u(x) = C1 x + C2 .
N m = EAε , N θ = −αEAθ .
bθ = b + ∂ x N θ , F θ = F − N θ (x f ) ,
∂ x N m + bθ = 0 , N m (x f ) = F θ .
bθ = b − ∂ x (αEAθ) .
bθ = b − αEA∂ x θ ,
F θ = F + αEAθ(x f ) .
68 3. Elasticidad unidimensional
Teorema 3.5 (Primer teorema del trabajo virtual) Considere el problema de elas-
ticidad lineal de la Figura 3.4. Sea N la fuerza directa en equilibrio con el campo
de fuerzas de volumen b y la fuerza externa F, y ū un desplazamiento que vale
cero en el apoyo y cuya deformación asociada es ε̄, es decir:
∂ x N + b = 0 en I , y N(x f ) = F ,
ε̄ = ∂ x ū en I , y ū(xi ) = 0 .
Entonces se cumple:
Z xf Z xf
N ε̄ dx = bū dx + F ū(x f ) . (3.5)
xi xi
Note que la tesis del teorema, es decir, la ecuación (3.5), resulta fácilmente de la
expresión anterior y de utilizar las otras tres ecuaciones válidas por hipótesis para
la fuerza directa N y el desplazamiento ū. □
N F
εu F/(EA)
u Fℓ/(EA)
ℓ 2ℓ x
es simétrico:
y es definido positivo en Ū (para esto asuma que E y A son dadas por funciones
¯ y que las funciones de Ū son continuas con derivadas
continuas y positivas en I,
¯
continuas por partes en I):
β⊤ Kα = β⊤ F ∀β ∈ Rn ,
Demostración. Note que β⊤ Kβ = a(e, e) ⩾ 0 por ser a positivo en Ū. Veamos que
el producto β⊤ Kβ es nulo solamente si β = 0. Si β⊤ Kβ = 0, entonces a(e, e) = 0.
Por ser a definido positivo en Ū, entonces debe ser e = β1 ū1 + β2 ū2 + . . . + βn ūn = 0.
Como la combinación lineal de las funciones linealmente independientes ū1 , ū2 ,. . . ,
ūn es nula, entonces cada uno de los coeficientes es nulo, y por lo tanto β = 0. □
U2 U3 U4
u
U1
N̂1 xi xf x
1
N̂2
1
N̂3
1
N̂4
1
ejemplo que conocemos la reacción R del apoyo del extremo izquierdo de la barra
correspondiente a la solución del problema. Si definimos la matriz
N̂ = N̂1 N̂2 . . . N̂n ,
tenemos:
U ′ = {N̂U : U ∈ Rn } ,
Ū ′ = {N̂Ū : Ū ∈ Rn } .
Además, definiendo
B̂ = ∂ x N̂1 ∂ x N̂2 . . . ∂ x N̂n ,
o también:
Z ! Z !
Ū ⊤
B̂ EAB̂ dx U = Ū
⊤ ⊤
N̂ b dx + Ū⊤ (Re1 + Fen ) ∀Ū ∈ Rn ,
⊤
I I
tenemos:
K̂U = F̂ + R e1 + F en .
En particular, para la discretización de tres elementos mostrada en la Figura 3.5
obtenemos:
K11 K12 K13 K14 U1 F1 R
K21 K22 K23 K24 U2 F2 0
= + . (3.7)
K31 K32 K33
K34 U3 F3 0
K41 K42 K43 K44 U4 F4 F
76 3. Elasticidad unidimensional
Note que este sistema lineal no lo podemos resolver porque desconocemos el va-
lor R de la reacción del apoyo. Por otra parte, la matriz K̂ es singular, ya que para
un conjunto nulo de fuerzas externas sabemos que el vector U admite cualquier
desplazamiento rígido como solución del sistema lineal. El procedimiento que em-
plearemos para determinar la solución consiste en utilizar primero la condición de
contorno U1 = û, resolver el sistema lineal dado por las líneas 2 a 4 del sistema
anterior y utilizar la primera línea para obtener posteriormente la reacción R. Por lo
tanto, el sistema que debemos resolver es el siguiente:
K22 K23 K24 U2 F2 0 K21 û
K32 K33 K34 U3 = F3 + 0 − K31 û .
K42 K43 K44 U4 F4 F K41 û
donde los espacios Ue′ y Ūe′ del elemento son definidos como:
U2e
u
U1e
Re1 Re2
x1e Ie x2e
N1 N2
1 1
tenemos:
u = NUe , ε = BUe ,
ū = NŪe , ε̄ = BŪe .
Con estas notaciones, el teorema del trabajo virtual puede escribirse como:
Z Z e
!
e ⊤ R1
(Ū ) B EABU dx =
e ⊤ ⊤ e
(Ū ) N b dx + (Ū )
e ⊤ ⊤
e ∀Ūe ∈ R2 .
Ie Ie R 2
Ke Ue = Fe + Re ,
Ejercicio 3.12 Muestre que en el elemento lineal de la Figura 3.6 las fuerzas
nodales equivalentes F1e y F2e tienen la misma magnitud que las fuerzas puntuales
que realizarían el mismo trabajo virtual que las fuerzas distribuidas dadas por b
para cualquier desplazamiento virtual de Ū ′ . Utilizando este resultado, halle el
valor de las fuerzas nodales equivalentes a una fuerza puntual aplicada sobre una
sección transversal de coordenada x y muestre que ambas fuerzas nodales son
expresiones lineales de x.
Ejercicio 3.13 Suponga que el elemento lineal de la Figura 3.6 tiene longitud
ℓ= − x2e Para simplificar, considere que el eje x es tal que x1e = 0 y x2e = ℓ.
x1e .
Halle la expresión matemática de las funciones de interpolación N1 y N2 . Muestre
que si se cargara una viga simplemente apoyada con una fuerza vertical de valor
b entonces los valores de las reacciones en los apoyos coincidirían exactamente
con los valores de las fuerzas nodales equivalentes del elemento lineal. Utilice
este resultado para calcular las fuerzas nodales equivalentes a una fuerza puntual
aplicada en la sección x y compare con los valores obtenidos en el Ejercicio 3.12.
El primer paso para obtener el sistema de ecuaciones del método de los elemen-
tos finitos es ensamblar las ecuaciones de los elementos. Por ejemplo, si conside-
ramos la discretización de tres elementos de la Figura 3.5 tenemos las siguientes
ecuaciones de elementos:
1 2
1 1
1 1
1 K11 K12 U1 F1 R1
K 1 K 1 = 1 + 1 ,
2 21 22
U2 F2 R2
2 3
2 2
2 2
2 K11 K12 U2 F1 R1
K 2 K 2 = 2 + 2 ,
3 21 22
U3 F2 R2
3 4
3 3
3 3
3 K11 K12 U3 F1 R1
K 3 K 3 = 3 + 3 ,
4 21 22
U4 F2 R2
1 2 3 4
1 1
U1 F11 R11
1 K11 K12 0 0
2 K 1 K 1 + K 2 2
K12 0 U2 F 1 + F 2 R1 + R2
21 22 11 = 2 1
+ 2 1
.
2 2
+ K11
3 3
U3 F2 + F1 R2 + R31
2 3 2
0 K21 K22 K12
3
3 3
4 0 0 K21 K22 U4 F23 R32
Al igual que antes, este sistema lineal no puede ser resuelto pues no han sido
impuestas las condiciones de contorno U1 = û y R32 = F. La primera línea del
sistema de ecuaciones servirá para encontrar el valor de la reacción R = R11 mientras
que las tres líneas siguientes definen el sistema lineal del método de los elementos
finitos:
2 3 4
K22 + K11 U2 F2 + F12 −K21
1 2 2 1 1
2 K12 0 û
3
2
K21 2
K22 + K11
3 3
K12 U3 = F 2 + F 3 + 0 .
2 1
3 3 3
0 K21 K22 U4 F2 F
4
Elemento isoparamétrico
Todavía nos falta determinar un modo sencillo de calcular las integrales defini-
das sobre los elementos. Veamos el caso del elemento lineal. Como muestra la Figu-
ra 3.7, podemos utilizar un el cambio de variable que lleva el intervalo I0 = [−1, 1]
en el intervalo Ie = [x1e , x1e ] correspondiente al elemento número e. Este cambio de
variable será útil para realizar todas las integrales en el mismo intervalo [−1, 1].
En el caso del elemento isoparamétrico definimos el cambio de variable utilizando
las mismas funciones de interpolación N1 y N2 que utilizamos para aproximar los
desplazamientos. Para el caso del elemento lineal, estas funciones cumplen:
N1 (−1) = 1 , N1 (1) = 0 ,
N2 (−1) = 0 , N2 (1) = 1 .
x1e x2e x
x̂ η̂
−1 0 1 η
Figura 3.7: Transformación de coordenadas en el elemento lineal.
Por ser utilizadas también para representar la geometría del elemento, las fun-
ciones N1 y N2 son también llamadas funciones de forma. Un simple cálculo muestra
que las mismas son dadas por:
1 1
N1 (η) = (1 − η) , N2 (η) = (1 + η) .
2 2
Las derivadas de la función x̂ (Jacobiana del cambio de variable) y de su inversa
η̂ serán importantes a la hora de calcular integrales y derivadas sobre el elemento
de referencia I0 de funciones inicialmente definidas sobre Ie . Las mismas pueden
hallarse en la forma:
J = ∂η x̂ , J−1 = ∂ x η̂ .
Por lo general J se calcula derivando las funciones de forma, mientras que J−1 se
calcula invirtiendo el valor J. Veamos entonces el cálculo de J. Las derivadas de la
3.6. Método de los elementos finitos 81
∂ x N = J−1 ∂η N , B = ∂x N .
ℓ 2 1 e
! !
EA 1 −1
K =e
, F =e
b ,
ℓ −1 1 6 1 2
donde ℓ = x2e − x1e . Utilizando el resultado anterior y la analogía de Duhamel,
muestre que para una variación de temperatura lineal θ = Nθe , Ke y Fe son dados
por:
αEA −1 −1 e
! !
EA 1 −1
K =
e
, F =e
θ .
ℓ −1 1 2 1 1
Los elementos de tipo C0 son los que conducen a espacios U ′ compuestos por
funciones continuas pero no diferenciables en todo el dominio, como por ejemplo
es el caso del elemento lineal, vea la Figura 3.5.
Ya hemos mencionado que podemos utilizar funciones de forma lineales o cua-
dráticas y, en general, podemos utilizar funciones de forma polinómicas de grado n.
Para este caso, las condiciones que pediremos que cumplan las funciones de forma
son las siguientes:
1, i = j,
(
Ni (η j ) =
0, i , j,
donde η j es la coordenada del nodo j del elemento, por ejemplo η j = (2 j − 2 − n)/n.
Para obtener las funciones de forma podemos utilizar los polinomios de Lagrange
3.6. Método de los elementos finitos 83
Integración numérica
donde los valores ηi son conocidos como puntos de Gauss-Legendre y los valores
wi son conocidos como pesos de Gauss-Legendre.
Una característica importante del método es que la cuadratura de Gauss-Legen-
dre de orden q integra exactamente cualquier polinomio de orden 2q − 1, y por esa
razón el número de puntos utilizado es escogido de acuerdo al orden de los poli-
nomios de interpolación del elemento. El método de Gauss-Legendre no es exacto
en el caso en que la función que se está integrando no sea polinómica, pero tiene la
ventaja de garantizar el mínimo error posible para un número fijo q de evaluaciones
de la función. Algunos valores de los puntos y pesos de Gauss-Legendre son dados
en el Cuadro 3.1.
Cuadro 3.1: Puntos y pesos de integración de Gauss-Legendre.
q ηi wi grado
1 0,0 2,0 1
2 ±0,57735 02691 89626 1,0 3
3 ±0,77459 66692 41483 0,55555 55555 55556 5
0,0 0,88888 88888 88889
4 ±0,86113 63115 94053 0,34785 48451 37454 7
±0,33998 10435 84856 0,65214 51548 62546
5 ±0,90617 98459 38664 0,23692 68850 56189 9
±0,53846 93101 05683 0,47862 86704 99366
0,0 0,56888 88888 88889
6 ±0,93246 95142 03152 0,17132 44923 79170 11
±0,66120 93864 66265 0,36076 15730 48139
±0,23861 91860 83197 0,46791 39345 72691
reticulada una vez conocidas las variaciones de longitud de sus barras. El mismo
diagrama permite también obtener las variaciones de longitud de las barras en fun-
ción de los desplazamientos de los nodos.
Considere la Figura 3.10, donde se representa una barra AB de longitud ℓ que
forma un ángulo α con la horizontal. Admitamos por el momento que el nodo A de
la barra permanece fijo, mientras que el nodo B sufre un desplazamiento dado por
el vector d B representado en la figura, de forma que el nodo B se posiciona sobre el
punto B′ en la configuración deformada.
B′
dB
v
u B B′′
∆ℓ
ℓ
α
A
v
u
vB
α
B α B
uB
∆ℓ = cos(α)u B + sin(α)v B
Figura 3.11: Diagrama de Williot. Con líneas continuas se muestran los diferentes
aportes a la variación de longitud total ∆ℓ.
v ℓ
u
A ℓ B
Pℓ
N AB = −P , ∆ℓ AB = − ,
√EA
√ 2Pℓ
NCB = 2P , ∆ℓCB = .
EA
Ahora podemos hallar las componentes u B y v B del desplazamiento del nodo
B, lo cual hacemos utilizando el diagrama de Williot de la Figura 3.13. Note en la
figura que las variaciones de longitud son representadas en línea continua, mientras
que las rectas perpendiculares a las barras que se obtienen al girar las mismas son
representadas en línea a trazos. En la intersección a esas dos rectas está la posición
final B′ del nodo B.
∆ℓ AB B
∆ℓCB Pℓ
u B = −|∆ℓ AB | = − ,
EA
v √ 3Pℓ
u v B = −|∆ℓ AB | − 2 |∆ℓCB | = − .
EA
B′
ℓ
v ℓ
u
A ℓ B
Paso 2: En este paso utilizamos ecuaciones de equilibrio para hallar las fuerzas
internas. Si planteamos el equilibrio del nodo D y luego del nodo B, fácilmente
obtenemos:
√
N DB = V D , N AB = V D − P , NCB = 2(P − V D ) .
VD
D
ℓ
v ℓ
u
A ℓ B
Paso 5: En este paso debemos encontrar los valores de las incógnitas mecánicas
que hagan que la estructura isostática de referencia se comporte igual que la estruc-
tura hiperestática original. En el problema considerado, la estructura hiperestática
satisface v D = 0, pues el apoyo impedía el desplazamiento del nodo. Esa es la única
ecuación que necesitamos para obtener la única incógnita de este problema:
(4V D − 3P)ℓ 3
=0 ⇒ VD = P.
EA 4
Los valores de todas las magnitudes de interés los obtenemos sustituyendo el
valor encontrado para V D en las expresiones obtenidas en los Pasos 2 a 4. En parti-
cular, los desplazamientos del nodo B quedan:
Pℓ 3Pℓ
uB = − , vB = − .
4EA 4EA
Paso 1: En este paso se reconocen las incógnitas cinemáticas que definen la con-
figuración deformada. Se trabaja directamente con la estructura hiperestática ori-
ginal, por lo cual en la estructura de la Figura 3.14 las incógnitas cinemáticas son
solamente los desplazamientos del nodo B, como es mostrado en la Figura 3.16.
v
u
B′
A vB
B uB
Paso 2: En este paso utilizamos el diagrama de Williot para obtener las varia-
ciones de longitud de las barras debidas a los desplazamientos del nodo B. Puede
ser práctico obtener separadamente los efectos de cada uno de los desplazamientos,
pues así se dibujan más fácilmente los diagramas. Luego se suman todos los aportes.
Para la estructura de la Figura 3.16 se obtiene:
√ √
2 2
∆ℓ AB = u B , ∆ℓCB = uB − vB , ∆ℓ DB = −v B .
2 2
Paso 4: Una vez tenemos las fuerzas internas de las barras, debemos considerar
ecuaciones de equilibrio para obtener las incógnitas hiperestáticas. Por lo general,
cuando las incógnitas cinemáticas corresponden a los desplazamientos de un nodo,
las ecuaciones de equilibrio de ese nodo son las que debemos considerar, pues nos
proporcionan un número correcto de ecuaciones. Considere entonces el nodo B bajo
la acción de la fuerza externa P y las tracciones de las barras, como es mostrado
en la Figura 3.17. Note que el equilibrio es planteado siempre en la configuración
indeformada.
NCB N DB
B
N AB
P
Pℓ 3Pℓ
uB = − , vB = − .
4EA 4EA
Note que los resultados anteriores coinciden con los obtenidos utilizando el mé-
todo de las fuerzas. Las magnitudes de interés pueden ser ahora obtenidas sustitu-
yendo los valores anteriores en las expresiones de los Pasos 2 y 3.
Luego de sustituir las fuerzas internas por sus valores en términos de los des-
plazamientos reales que vimos en la sección anterior, y las deformaciones virtuales
por sus valores en términos de los desplazamientos virtuales, obtenemos, luego de
simplificar las expresiones, el sistema siguiente:
! ! !
EA 3/2 −1/2 u B 0
= .
ℓ −1/2 3/2 v B −P
e s
U2y
t
e
2 U2x
e
U1y
e
1 U1x
−1 1 η
Figura 3.18: Elemento lineal de barra.
donde I0 = [−1, 1], J0 = ℓ/2, y ahora la fuerza por unidad de longitud b es vectorial.
Si la fuerza por unidad de longitud es lineal, o la aproximamos por una función
lineal, entonces podemos representarla en la misma forma que el desplazamiento,
es decir, podemos considerar b = Nbe .
Veamos un resumen de todos estos cálculos para el caso del elemento de barra
tridimensional lineal. El procedimiento para calcular las matrices de rigidez y los
vectores de fuerzas nodales de los elementos es el siguiente:
Largo ℓ y vector t:
Determinante Jacobiano:
ℓ
J0 = .
2
3.7. Estructuras reticuladas 95
Matriz B:
2
B= t x ∂η N1 ty ∂η N1 tz ∂η N1 t x ∂η N2 ty ∂η N2 tz ∂η N2 .
ℓ
Lectura de datos:
Cálculo de reacciones.
Un poco de historia
Aunque se le suele llamar ley de Hooke a la relación lineal σ = Eε entre la
tensión nominal y la deformación unitaria, en realidad Robert Hooke (1635-1703)
propuso solamente la relación lineal F = k∆ℓ para los resortes metálicos. La ley
σ = Eε fue probablemente utilizada por Jakob Bernoulli (1654-1705) y luego explí-
citamente indicada por Leonhard Paul Euler (1707-1783), siendo Giordano Riccati
(1709-1790) quien hizo las primeras medidas experimentales. Más tarde Thomas
Young (1773-1829) la hizo popular al publicarla en un artículo en 1807, con la suer-
te de que hasta el día de hoy el más conocido módulo de elasticidad es nombrado
en su honor.
Parte II
Elasticidad lineal
Capítulo 4
Equilibrio
D
∂D
∂B
Fuerzas de superficie: son fuerzas que actúan solamente sobre las partículas
de D cercanas a la superficie ∂D. Su origen son las fuerzas de acción a muy
corta distancia, ejercidas por las partículas de B localizadas en el exterior
de D y cercanas a ∂D. Supondremos que la fuerza resultante y el momento
respecto de un punto O ejercidos sobre ∂D son dados por:
Z
F (D) =
S
f∂D da ,
Z∂D
MOS (D) = r × f∂D da ,
∂D
F (D) + F (D) = 0 ,
V S
∀D ⊂ B
(4.7)
∀O ∈ E3 MOV (D) + MOS (D) = 0 .
n
D2 X
D1
Lema 4.7 (Lema de localización) Sea el cuerpo D(ε) compacto y conexo de-
pendiente del parámetro ε > 0 (vea la Figura 4.3). Supongamos se cumple
X ∈ D(ε) ∀ε, y además el diámetro de D(ε) tiende a cero con ε, es decir
lı́mε→0 diám(D(ε)) = 0. Entonces, para cualquier función continua g se cumple:
Z
1
g(X) = lı́m g dv .
ε→0 vol(D(ε)) D(ε)
Demostración. Por el teorema del valor medio del cálculo integral sabemos que
104 4. Equilibrio
D(ε)
X
f(X, n)
n
−n X
f(X, −n)
Z Z Z
b dv + f(· , nS1 ) da + f(· , −n) da = 0 , (4.9)
D1 S1 Σ
Z Z Z
b dv + f(· , nS2 ) da + f(· , n) da = 0 , (4.10)
D2 S2 Σ
donde se han utilizado notaciones del tipo f(· , n∂D ) para indicar explícitamente la
dirección normal a la superficie, que a su vez se indica por un subíndice en los casos
de ∂D, S1 , y S2 . Si a (4.8) le restamos (4.9) y (4.10), tenemos:
Z
f(· , −n) + f(· , n) da = 0 .
Σ
Σ D1
D2 n
X
S1
S2 h
Ejercicio 4.9 (Tercera ley de Newton) Realice el Ejercicio 4.5 utilizando el Le-
ma 4.8 de acción y reacción.
Lema 4.10 (Lema de las áreas) Sea el tetraedro D de la Figura 4.6, donde la
normal de la cara frontal es n = n1 e1 +n2 e2 +n3 e3 . Sea A el área de la cara frontal,
y A1 , A2 y A3 las áreas de las caras de normal saliente − sig(n1 )e1 , − sig(n2 )e2 y
− sig(n3 )e3 respectivamente. Entonces se cumple:
Por lo tanto:
An j = A j sig(n j ) ⇒ A|n j | = A j ,
e3
D
n
A
A1
A2 e2
A3
e1
Figura 4.6: Lema de las áreas.
Lin = {L : V3 → V3 : L es lineal} .
f(X, n) = T(X)n .
e3
Ah
vol(D) =
D 3
n
A
h e2
X
e1
Figura 4.7: Tetraedro D.
T 33
T 13 T 23
e3
e2 T 32
X T 22
e1 T 31
T 11 T 21 T 12
∂1 v1 ∂2 v1 ∂3 v1
∂1 v3 ∂2 v3 ∂3 v3
(∇ · L) · v = ∇ · (L⊤ v) ∀ v ∈ V3 fijo,
∇ · (L⊤ v) = (∇ · L) · v + L : ∇v ,
∇ · T + b = 0,
T⊤ = T (T ∈ Sim) ,
Podemos ahora tomar un cuerpo D(ε) con X ∈ D(ε) ∀ ε y tal que el diámetro de
D(ε) tiende a cero cuando ε → 0. Por el lema de localización:
b + ∇ · T dv
R
D(ε)
lı́m = b(X) + ∇ · T(X) = 0 , (4.14)
ε→0 vol(D(ε))
lo que demuestra la primera parte del enunciado directo. La segunda ecuación de
equilibrio es:
Z Z
r × b dv + r × Tn da = 0 .
D ∂D
Usando ahora los resultados de los Ejercicios 4.18 y 4.20 y la regla del producto
mixto, tenemos:
Z Z
w· r × Tn da = (∇ · T) · [w × r] + T : ∇(w × r) dv
∂D D
Z
= w · [r × (∇ · T)] + T : W dv ∀w ∈ V3 ,
D
Entonces:
Z Z
r × Tn da = r × (∇ · T) + t dv .
∂D D
cuerpos impone que ambas cantidades se anulen, lo cual es expresado por las
ecuaciones puntuales de equilibrio.
σ σ τ τ
Ejercicio 4.24 Para los estados tensionales de la Figura 4.9 muestre, asumiendo
que el estado tensional es uniforme, es decir, dado por el mismo tensor de ten-
siones en todo punto, que la matriz del tensor de tensiones en la base canónica
es la descrita en la figura para cada estado presentado.
Tdi = σi di , 1 ⩽ i ⩽ 3.
Los valores reales σ1 , σ2 y σ3 son llamados tensiones principales del tensor de ten-
siones y son las raíces del polinomio característico de T. El polinomio característico
expresado en la variable λ es:
donde I1 , I2 e I3 son los invariantes del tensor de tensiones, que son dados por:
I1 (T) = T 11 + T 22 + T 33 = tr(T) ,
T 22 T 23 T 11 T 13 T 11 T 12 1 h i
I2 (T) = + + = tr(T)2
− tr(T2
) ,
T 23 T 33 T 13 T 33 T 12 T 22 2
I3 (T) = det(T) .
Por ejemplo, si σ1 , σ2 y σ3 son las tensiones principales, en la base de las direccio-
nes principales la matriz de T es diagonal y los invariantes son:
I1 (T) = σ1 + σ2 + σ3 , I2 (T) = σ1 σ2 + σ1 σ3 + σ2 σ3 , I3 (T) = σ1 σ2 σ3 .
Ejercicio 4.25 Un estado de corte puro es un estado tensional dado por un tensor
cuya matriz en alguna base de V3 tiene diagonal principal nula. Muestre que un
estado tensional de tensor T es de corte puro si y solo si I1 (T) = 0.
fσ
X n
d2
n
θ d1
Ejercicio 4.26 Un cierto conjunto de cargas somete una placa elástica a un es-
tado plano de tensiones (Te3 = 0), de forma tal que en un punto X interior a
la placa se obtiene un estado tensional como el mostrado en la Figura (a). Otro
conjunto de cargas genera en el mismo punto un estado representado en la Figu-
ra (b). Muestre que si actúan los estados de cargas de (a) y (b) simultáneamente,
entonces el estado tensional resultante en X es de corte simple, y determine la
orientación y el valor de la tensión rasante correspondiente.
116 4. Equilibrio
τ
(σ, τ)
α1
α2
r12
θ 2θ
σ2 σm12 σ1 σ
e2 40 MPa
e1 30 °
40 MPa
(a) (b)
σ = f(X, n) · n ,
τ = ∥fτ ∥ .
d3
n3
α3
n
d2
d1
r13
r12
r23
n σ3 σm23 σ2 σm13 σm12 σ1 σ
Figura 4.14: Tricírculo de Mohr. Los puntos del tricírculo son interiores al círculo
mayor y exteriores a los círculos menores. Para un cierto punto en el tricírculo, la
orientación relativa del vector tensión f que le corresponde respecto de la dirección
normal n es la mostrada en la figura.
Corolario 4.27 (Máximas tensiones normal y rasante) Los valores máximo y mí-
nimo de la tensión normal y el valor máximo de la tensión rasante son:
Como veremos en los capítulos siguientes, por lo general las ecuaciones de equi-
librio no son suficientes para determinar el campo de tensiones en un cuerpo sólido.
Como excepciones podemos citar el caso de las estructuras reticuladas o pórticos
isostáticos y el caso de los estados membranales de tensiones que veremos en esta
sección.
Una membrana es un cuerpo bidimensional, que no soporta cargas que le pro-
voquen flexión o compresión. Una tela, por ejemplo, cuando sometida a cargas ex-
ternas se deforma hasta alcanzar una configuración donde es posible el equilibrio.
Para esa forma en equilibrio las tensiones correspondientes a planos normales a la
superficie media de la tela están en el plano tangente a dicha superficie. Además, la
componente normal del vector tensión es siempre positiva. Al estado tensional que
aparece en una membrana en equilibrio se le llama estado membranal de tensiones.
Una cáscara delgada es un cuerpo bidimensional que sí puede soportar peque-
ños momentos flectores. En la cáscara delgada existe un estado membranal de ten-
siones cuando el estado de cargas y condiciones de contorno hacen que los mo-
mentos sean nulos o despreciables. Al poseer cierta rigidez a la flexión, la cáscara
delgada puede soportar tensiones normales de compresión antes de producirse el fe-
nómeno de inestabilidad conocido como pandeo. Por lo tanto, en una cáscara delga-
da admitiremos estados membranales de tensiones tales que las tensiones normales
sean de compresión.
Para que sobre una cáscara delgada se produzca un estado membranal de ten-
siones son necesarias y suficientes las hipótesis enunciadas a continuación. En las
4.6. Estado membranal de tensiones 119
Sea, por ejemplo, una cáscara cilíndrica sometida a presión interna p como es
mostrado en la Figura 4.15. Como aproximación consideraremos que la fuerza de
la presión interna se distribuye en el espesor como si se tratase de una fuerza de
volumen. Es decir, en vez de considerar el vector tensión p er actuando en la cara
interna, consideraremos la fuerza de volumen b = b er con b = p/e, siendo e el
espesor de la cáscara. En este modelo aproximado es razonable considerar que las
componentes del tensor de tensiones son constantes en el espesor de la cáscara.
Note que la presión en la cara interna no existe en la cara externa, y por lo tanto en
un modelo más realista el tensor de tensiones no puede ser constante en el espesor.
De todos modos veremos que el valor de la presión interna p es pequeño comparado
con el valor de la componente σϕϕ del tensor de tensiones, y por lo tanto el error
cometido será de pequeña magnitud.
σϕϕ σϕϕ
eϕ er
ϕ Aproximación:
e b = b er
p b = p/e
R b
p
σϕϕ σϕϕ
Figura 4.15: Cilindro con presión interna.
Sobre una superficie de normal er tenemos Ter = 0, mientras que sobre una su-
perficie de normal eϕ tenemos Teϕ = σϕϕ eϕ . Consideraremos también que el vector
tensión correspondiente a un plano transversal es nulo. Por lo tanto tenemos:
Ter = 0 ⇒ T rr = T rϕ = T rz = 0 ,
Teϕ = σϕϕ eϕ ⇒ T rϕ = T ϕz = 0 , T ϕϕ = σϕϕ ,
Tez = 0 ⇒ T rz = T ϕz = T zz = 0 .
Entonces, la matriz del tensor de tensiones es:
0 0 0
[T] = 0 σϕϕ 0 .
0 0 0
Ejercicio 4.28 Exprese todas las razones físicas y geométricas por las cuales
las componentes no diagonales del tensor de tensiones son nulas. Muestre el
resultado σϕϕ = pR/e planteando el equilibrio de una parte del cilindro.
Ejercicio 4.29 Muestre que se obtiene el mismo resultado para σϕϕ si en vez
de la aproximación de la Figura (4.15) se admite que T rr = σr no es cero pero
cumple |σr | ≪ |σϕϕ | y es aproximadamente lineal en el espesor de la cáscara.
pR
σϕϕ = , ∂z σzz = 0 .
e
σzz σzz
4.6.3. Esfera
Sea, por ejemplo, una cáscara esférica sometida a presión interna como la mos-
trada en la Figura 4.17. Al igual que en el caso del cilindro consideraremos que las
componentes del tensor de tensiones son constantes en el espesor de la cáscara y
que la fuerza de la presión interna se distribuye en espesor, como si se tratase de
una fuerza de volumen.
Sobre una superficie de normal er tenemos Ter = 0, sobre una superficie de normal
eθ el vector tensión será Teθ = σθθ eθ , y sobre una superficie de normal eϕ será
Teϕ = σϕϕ eϕ , con σθθ = σϕϕ = constante por la simetría del problema. Por lo tanto
tenemos:
Ter = 0 ⇒ T rr = T rθ = T rϕ = 0 ,
Teθ = σθθ eθ ⇒ T rθ = T θϕ = 0 , T θθ = σθθ ,
Teϕ = σϕϕ eϕ ⇒ T rϕ = T θϕ = 0 , T ϕϕ = σϕϕ .
Por lo tanto ∇ · T = −R−1 (σθθ + σϕϕ )er , y considerando σθθ = σϕϕ = constante por
simetría, la ecuación puntual de equilibrio proporciona:
p σθθ + σϕϕ pR
− =0 ⇒ σθθ = σϕϕ = .
e R 2e
Ejercicio 4.30 Exprese todas las razones físicas y geométricas por las cuales las
componentes no diagonales del tensor de tensiones son nulas y además se cumple
σθθ = σϕϕ = constante. Muestre el resultado σθθ = σϕϕ = pR/(2e) planteando el
equilibrio de una parte de la esfera.
Ejercicio 4.31 Demuestre que σθθ = σϕϕ = constante sin apelar a consideracio-
nes de simetría, es decir, utilizando solamente la ecuación puntual de equilibrio.
Capítulo 5
Cinemática
ℓ0 ∆ℓ
ℓ
1 ℓ2 − ℓ02 1 2
Deformación de Lagrange: E = = (λ − 1).
2 ℓ02 2
|ε| ≪ 1 ,
|∆ℓ| ≪ ℓ0 λ = 1 + ε ≈ 1,
⇒
E ≈ ε.
124 5. Cinemática
X′ = φ(X) ∀X ∈ B ,
∂1 φ1 ∂2 φ1 ∂3 φ1
∂1 φ3 ∂2 φ3 ∂3 φ3
B B′
X X′
φ
B B′
X = P(s0 ) X′ = P′ (s0 )
φ
B B′
d1 t1
d2 θ t2
X X′
Finalmente, utilizando la fórmula que expresa el coseno entre dos vectores tenemos:
t1 · t2 (Fd1 ) · (Fd2 ) d1 · Cd2
cos(θ(t1 , t2 )) = = = .
∥t1 ∥∥t2 ∥ ∥Fd1 ∥∥Fd2 ∥ λ(d1 )λ(d2 )
Si sustituimos C = 2E + I en la ecuación anterior tenemos:
2d1 · Ed2 + d1 · d2
cos(θ(t1 , t2 )) = ,
λ(d1 )λ(d2 )
lo cual completa la demostración del lema. □
El Teorema 5.5 nos permite además reconocer el significado físico de las com-
ponentes de las matrices de los tensores de deformaciones de Green y de Lagrange.
Las componentes de la diagonal estarán relacionadas con el estiramiento y la defor-
mación de Lagrange según las direcciones de los vectores de la base:
u(X) = X′ − X = φ(X) − X .
∂1 u3 ∂2 u3 ∂3 u3
Si llamamos Y ′′ = X′ + h, tenemos:
Y ′ ≈ Y ′′ + Hh .
Veamos la interpretación geométrica de este resultado. En primer lugar vemos
que Y ′′ − X′ = Y − X = h, por lo tanto el punto Y ′′ se ubica respecto de X′ en la
misma posición que lo hace Y respecto de X. Entonces, el desplazamiento relativo
de la partícula Y respecto de la partícula X es dado por el vector Hh. Por lo tanto, el
tensor H permite encontrar fácilmente el desplazamiento relativo de las partículas
en el entorno de X con respecto a X, observe la Figura 5.5.
Y ′′
Hh
Y Y′
h X′
u(X)
X
Este resultado permite concluir que el estiramiento λ(d) será próximo de 1, y, co-
mo vimos en la introducción, la deformación de Lagrange será muy próxima de la
deformación unitaria:
λ(d) = 1 + ε(d) ≈ 1 ,
E(d) ≈ ε(d) .
φ
B B′
t1
d1 θ t2
d2 γ
X X′
H = D + W,
donde D ∈ Sim y W ∈ Asm. Es fácil ver que esta descomposición es única y está
dada por las siguientes expresiones:
D = 12 H + H⊤ , W = 12 H − H⊤ .
E = 21 (H + H⊤ + H⊤ H) ,
y como ∥H⊤ H∥ es un infinitésimo de mayor orden que ∥H∥, en el caso ∥H∥ ≪ 1 será
válida la aproximación:
D ≈ E.
d · Dd ≈ d · Ed = E(d) ≈ ε(d) ∀d ,
d1 · Dd2 ≈ d1 · Ed2 ≈ 12 γ(d1 , d2 ) ∀d1 , d2 con d1 · d2 = 0 .
Di j = ei · De j ≈ 12 γ(ei , e j ) .
Esta interpretación justifica la notación utilizada por algunos autores para denomi-
nar las componentes de D:
γ γ ε
1 1
2 13 2 23 33
Si llamamos Y ′′ = X′ + h, tenemos:
Y ′ ≈ Y ′′ + w × h .
r α
θ Y ′′ w×h Y ′
X′ h
Figura 5.7: Deformación producida por el tensor W.
Ejemplos de deformaciones
e2
e1 e1
O O O
r= X−O
u(X) = ε(r · e1 )e1 u(X) = εr u(X) = γ(r · e2 )e1
Ejercicio 5.9 Para los ejemplos de la Figura 5.8 calcule la matriz del gradiente
del desplazamiento ∇u y muestre que la matriz del tensor de deformaciones D es
la dada en la figura.
Ejercicio 5.10 Para los ejemplos de la Figura 5.8 calcule las deformaciones
unitarias exactas según las direcciones de la base utilizando el tensor de Lagrange
E. Compare los resultados con los valores que proporciona el tensor D.
0 0 ε3
134 5. Cinemática
lo cual significa que los ángulos formados por las direcciones principales perma-
necen rectos en la configuración deformada, y un pequeño cubo de lados alineados
con las direcciones propias sufre una deformación muy simple que consiste en un
estiramiento λi = 1 + εi sobre cada dirección principal. Esto es representado en la
Figura 5.9.
φ
B B′
σ = n · Tn , ε = d · Dd ,
τ = t · Tn , 1
2
γ= t · Dd ,
5.3. Pequeñas deformaciones 135
donde t es el vector que resulta de girar d un ángulo recto en sentido horario como
vimos en la Sección 4.5.1. Para el caso del tricírculo de Mohr, tenemos:
σ = n · Tn , ε = d · Dd ,
τ = máx t · Tn , 1
2
γ = máx t · Dd .
∥t∥=1 ∥t∥=1
t·n=0 t·d=0
Tensiones Deformaciones
T D
σ ε
τ 1
2
γ
d1 , d2 , d3 h1 , h2 , h3
σ1 , σ2 , σ3 ε1 , ε2 , ε3
Ejercicio 5.13 Muestre que en una base cartesiana la columna “i” de la matriz
[∇ × L] contiene las coordenadas del rotacional del campo vectorial dado por las
coordenadas de la fila “i” de la matriz [L]. Muestre que se cumple:
tr(∇ × L) = 2(∇ · w) ,
∇ × W = (∇ · w)I − ∇w .
Note que el campo tensorial simétrico D podrá ser un campo de tensores de de-
formaciones infinitesimales, siempre y cuando exista un campo de desplazamientos
u y un campo tensorial antisimétrico W tal que:
∇u = D + W . (5.4)
a) ∇ × (∇u) = 0, y ∇ · (∇ × u) = 0.
b) ∇ × u = 2w.
c) ∇ × D = ∇w, y ∇ × (∇ × D) = 0.
Ejercicio 5.15 Utilizando los resultados de los Ejercicios 5.13 y 5.14, muestre
que si el campo tensorial simétrico D satisface las condiciones de compatibilidad
de Saint-Venant en un cuerpo sólido B simplemente conexo, entonces los campos
vectoriales w y u en un punto X del cuerpo pueden ser hallados utilizando las
expresiones:
Z Z
w(X) = w(O) + (∇ × D)t ds , u(X) = u(O) + (D + W)t ds ,
C C
Ejercicio 5.16 (Movimiento rígido infinitesimal) Utilizando los resultados del Ejer-
cicio 5.15, muestre que si B es simplemente conexo y D = 0 en todo B, entonces
dado O ∈ B, existe un vector w ∈ V3 fijo tal que para todo punto X ∈ B se
tiene u(X) = u(O) + w × (X − O). Note que en este caso se tiene un esquema
de desplazamientos relativos como el representado en la Figura 5.7, pero con w
independiente del punto considerado en el cuerpo B.
e2
εb
εc
εa
θc θb
θa
e1
Figura 5.11: Esquema de extensómetro en roseta.
Comportamiento material
T = C(D) ,
Corolario 6.1 El material sólido elástico lineal de Cauchy es elástico: Las ten-
siones y deformaciones se corresponden biunívocamente. Si las cargas que pro-
dujeron la deformación se retiran, entonces el cuerpo recupera la forma original.
donde C es una curva cualquiera en el conjunto Sim de los tensores simétricos que
parte desde el origen 0 y llega al tensor de deformaciones infinitesimales D que
caracteriza el estado de deformaciones alcanzado.
Lema 6.2 El trabajo externo medido por unidad de volumen realizado por fuer-
zas variables sobre un cuerpo elástico lineal de Cauchy B en un proceso quasies-
tático es igual al resultado de la integral (6.2).
Finalmente, note que la integral interior de la expresión final anterior coincide exac-
tamente con (6.2) cuando la misma es calculada utilizando el parámetro t. □
Note que la única dificultad que podría surgir para que un material sólido elás-
tico de Cauchy no sea hiperelástico es que la integral (6.2) no sea independiente
del camino C y por lo tanto no defina correctamente una energía. El lema siguiente
plantea las condiciones necesarias y suficientes para que Ψ sí exista.
Ejercicio 6.4 Demuestre el Lema 6.3. En una primera etapa asuma que existe
Ψ que cumple (6.1) y (6.2). Note que (6.6) es consecuencia directa de (6.2).
Integrando en la curva C : D(t) = tD, con t ∈ [0, 1], muestre (6.5) y con ello (6.4).
Calcule Ψ(D1 + D2 ) integrando en una curva que va primero desde 0 a D1 y luego
de D1 a D1 + D2 . Calcule lo mismo integrando en una curva que va primero desde
0 a D2 y luego de D2 a D1 + D2 . Muestre entonces que se cumple (6.3). En una
segunda etapa asuma que se cumplen (6.3) y (6.4). Demuestre que la función Ψ
dada por (6.5) cumple (6.1) y (6.6), con lo cual Ψ cumple (6.2).
Lema 6.5 Sean las funciones ϕ1 (D) = tr(D)2 y ϕ2 (D) = D : D. Entonces, los
gradientes de I1 , ϕ1 y ϕ2 son:
∇D I1 (D) = I , (6.8)
∇D ϕ1 (D) = 2I1 (D)I , (6.9)
∇D ϕ2 (D) = 2D . (6.10)
I1 (D + H) = I : D + I : H = I1 (D) + I : H .
ϕ2 (D + H) = (D + H) : (D + H) = D : D + 2D : H + H : H
= ϕ2 (D) + 2D : H + o(H) .
T = λ tr(D)I + 2µD .
Los coeficientes λ y µ que determinan las propiedades elásticas del material sólido
hiperelástico lineal isótropo son conocidos como constantes materiales de Lamé.
Una de las consecuencias obtenidas de esta ecuación constitutiva es que las
direcciones principales de T coinciden con las direcciones principales de D. En
efecto, si hi , con 1 ⩽ i ⩽ 3 es la dirección principal de D de valor propio εi ,
entonces:
Ψ(D) = 21 D : C(D) .
D : C(D) > 0 ∀D , 0 .
T = Te + Td , D = De + Dd .
6.2. Material sólido hiperelástico lineal isótropo 147
Entonces tendremos tr(T) = tr(Te ) y tr(D) = tr(De ). Por lo tanto las componentes
esférica y desviadora son dadas por:
Te = 13 tr(T)I , Td = T − Te ,
De = 31 tr(D)I , Dd = D − De .
Por otra parte, las componentes esférica y desviadora son normales entre sí. De
hecho, sea Le = αI un tensor esférico y sea Md , con tr(Md ) = 0, un tensor desviador.
Por lo tanto tenemos:
Le : Md = αI : Md = α tr(Md ) = 0 .
Te = C(De ) = 3KDe
Td = C(Dd ) = 2GDd ,
Además, tenemos:
Te = 3KDe , Td = 2GDd .
Entonces tenemos:
1 e 1 d
De = T , Dd = T .
3K 2G
6.2. Material sólido hiperelástico lineal isótropo 149
∆V
σ=K .
V0
Es decir, la constante material K se interpreta como el cociente entre la tensión
aplicada y la variación de volumen por unidad de volumen que la misma provoca.
Supongamos ahora que provocamos en el cuerpo una deformación cortante de
distorsión angular de valor γ. Es fácil ver que el tensor de tensiones en ese caso
corresponderá a un estado de corte simple de valor τ. Por lo tanto tenemos:
1
γ 0 τ 0
0 2
0
[D] = 12 γ 0 0 , [T] = τ 0 0 ,
0 0 0 0 0 0
τ = Gγ .
Supongamos que realizamos el ensayo de tracción uniaxial sobre una pieza com-
puesta por un material hiperelástico lineal isótropo según la dirección e1 . Sabemos
que para una tensión aplicada de valor σ se obtiene una deformación axial de valor
ε, y ambas están relacionadas por la ecuación σ = Eε, donde E es el módulo de
Young del material. Se conoce también que la tracción uniaxial provoca un cambio
de diámetro de la sección transversal. Si el material es isótropo se constata que la
deformación de ingeniería para cualquier dirección contenida en la sección trans-
versal es siempre la misma y además es proporcional a la deformación axial.
150 6. Comportamiento material
Sabemos que σ = Eε, por lo tanto las componentes esféricas son dadas por:
3 ε
1 (1−2ν)
3 Eε 0 0 0 0
[Te ] = 0 1
Eε 0 , [De ] = 0 (1−2ν)
ε 0 .
3 3
0 0 1
Eε (1−2ν)
ε
3 0 0 3
3 ε
2 2(1+ν)
3 Eε 0 0 0 0
[Td ] = 0 − 31 Eε 0 , [Dd ] = 0 − (1+ν) ε 0 .
3
0 0 − 13 Eε − (1+ν) ε
0 0 3
Ejercicio 6.9 Utilice los valores de K y G dados por (6.12) y (6.13) para obtener
la ecuación constitutiva y su inversa en función de E y ν:
Eν E
T= tr(D)I + D,
(1 + ν)(1 − 2ν) 1+ν
ν 1+ν
D = − tr(T)I + T.
E E
6.2. Material sólido hiperelástico lineal isótropo 151
D = Dm + Dθ ,
Dθ = αθI .
Note que esta expresión implica que un cuerpo libre sometido a una variación de
temperatura θ sufre una dilatación uniforme proporcional a la variación de tempe-
ratura y al coeficiente de dilatación térmica α.
Obtengamos ahora la ecuación constitutiva expresada, por ejemplo, en función
de las constantes de Lamé del material. La relación entre el tensor de tensiones T y
el tensor de deformaciones Dm es:
T = λ tr(Dm )I + 2µDm .
Por lo tanto:
λ 1
Dm = − tr(T)I + T .
2µ(3λ + 2µ) 2µ
λ 1
D=− tr(T)I + T + αθI .
2µ(3λ + 2µ) 2µ
λ 1 1
tr(D) = − tr(T) tr(I) + tr(T) + αθ tr(I) = tr(T) + 3αθ .
2µ(3λ + 2µ) 2µ 3λ + 2µ
Todos los materiales sólidos conocidos experimentan algún tipo de rotura, de-
formaciones permanentes, o una combinación de ambas cuando son sometidos a
niveles de tensión elevados. Esto ocurre también con los materiales que en niveles
de tensión bajos pueden ser modelados con gran exactitud como materiales elás-
ticos. El valor máximo de las tensiones que un material puede soportar antes de
abandonar el comportamiento elástico depende del tipo de material utilizado. Así,
una pieza compuesta, por ejemplo, por el acero común utilizado en construcción,
puede resistir, sin abandonar el comportamiento elástico, tensiones muy superiores
a las que producen la rotura de una pieza de igual geometría compuesta por un ma-
terial frágil como el vidrio o un material dúctil como el aluminio. Hemos citado
dos categorías importantes de materiales que se caracterizan por la forma en que
abandonan el comportamiento elástico:
F = {T ∈ Sim : f (T) ⩽ 0} .
F = {T ∈ Sim : f (σ1 , σ2 , σ3 , d1 , d2 , d3 ) ⩽ 0} ,
154 6. Comportamiento material
F = {T ∈ Sim : f (σ1 , σ2 , σ3 ) ⩽ 0} .
donde σeq (T), llamada tensión equivalente, es una medida escalar de la intensidad
de las tensiones en un cierto punto, y σcrit un valor crítico, usualmente positivo, que
debe determinarse experimentalmente a partir de ensayos simples. En las secciones
siguientes veremos algunos ejemplos de criterios de resistencia para materiales frá-
giles y dúctiles. En cada caso veremos la expresión que define la tensión equivalente
y, cuando sea posible, veremos la representación de la región elástica en el plano de
Mohr y el espacio de Westergaard. En las secciones siguientes llamaremos:
σ1 , σ2 , σ3 : Tensiones principales del tensor de tensiones, no necesariamente
ordenadas de mayor a menor.
σI , σII , σIII : Tensiones principales de Mohr. Coinciden con las anteriores
pero están ordenadas de mayor a menor.
σmin : Mínima tensión normal. Del Corolario 4.27: σmin = mı́ni (σi ) = σIII .
σmax : Máxima tensión normal. Del Corolario 4.27: σmax = máxi (σi ) = σI .
τmax : Máxima tensión rasante. Del Corolario 4.27: τmax = 21 (σI − σIII ).
I1 , I2 , I3 : Invariantes del tensor de tensiones.
−σcle ⩽ σ1 ⩽ σtle ,
−σcle ⩽ σ2 ⩽ σtle ,
−σcle ⩽ σ3 ⩽ σtle .
Por lo tanto, podemos expresar la región elástica por la desigualdad σeq ⩽ σcle ,
donde la tensión equivalente, correspondiente al ensayo de compresión uniaxial, es:
σ3
A = σtle , σtle , σtle
A B = −σcle , −σcle , −σcle
σ2
σ1 B
Los materiales dúctiles son aquellos que al llegar al límite de la región elástica
comienzan a deformarse de forma plástica, es decir, aparecen deformaciones signi-
ficativas que en gran parte permanecen luego de retirar las fuerzas que originan esa
deformación. A nivel microscópico lo que se observa es que los átomos o moléculas
se desplazan unos con respecto a otros, en un movimiento relativo de tipo cizallante
como si se fuera producido únicamente por las tensiones rasantes existentes. A este
movimiento relativo de los átomos o moléculas que componen el material y que
156 6. Comportamiento material
Criterio de Tresca-Guest
τmax ⩽ τtf l ,
donde τmax es la máxima tensión rasante, y τtf l es la máxima tensión rasante existente
en el momento en que en el ensayo de tracción uniaxial se abandona el comporta-
miento elástico, es decir, se alcanza el punto de fluencia. En el plano de Mohr la
región elástica quedará entonces representada por la banda 0 ⩽ τmax ⩽ τ f l como es
mostrado en la Figura 6.2. Como muestra la figura, τtf l = 12 σtf l , y τmax = 12 (σI − σIII ).
6.3. Límites del comportamiento elástico 157
Por lo tanto la región elástica puede ser expresada de forma equivalente por la ecua-
ción:
σI − σIII ⩽ σtf l ,
lo cual justifica definir la tensión equivalente, correspondiente al ensayo de tracción
uniaxial, en la forma:
σeq = σI − σIII .
Veamos si el criterio de Tresca-Guest satisface las cuatro hipótesis referentes
a los materiales dúctiles. La primera hipótesis es satisfecha, visto que el Corola-
rio 4.27 determina que la tensión rasante máxima es función de las tensiones prin-
cipales. Podemos ver gráficamente en la Figura 6.2 que la segunda hipótesis se
cumple, visto que en el ensayo de compresión uniaxial tendremos τcf l = τtf l (les
denominaremos simplemente τ f l ) y por lo tanto σcf l = σtf l (les denominaremos sim-
plemente σ f l ).
τ
τtf l
τmax
σ2
(2)
σ1 = σ2
σfl
(3) (1)
−σ f l
σfl σ
1
(4)
(6)
−σ f l
(5)
Figura 6.3: Región elástica del criterio de Tresca-Guest en el plano σ3 = 0.
σ3
σ1 = σ2 = σ3
σ2
σ1
Figura 6.4: Región elástica del criterio de Tresca-Guest.
6.3. Límites del comportamiento elástico 159
σ1
σ2 σ3
Figura 6.5: Región elástica del criterio de Tresca-Guest sobre el plano desviador.
Utilizando esta última expresión tenemos que el vértice entre las regiones (1) y (6)
de la Figura 6.3 tiene radio:
q q
R(σ f l , 0, 0) = σ2f l − 13 σ2f l = 2
3
σfl .
Por su parte el vértice entre las regiones (1) y (2) de la Figura 6.3 tiene radio:
q q
R(σ f l , σ f l , 0) = 2σ f l − 3 (2σ f l ) =
2 1 2 2
3
σfl .
A A′
σ2 σ3
Teniendo en cuenta que I1 (T) = tr(T) y I2 (T) = 21 (tr(T)2 − tr(T2 )) podemos escribir:
p
σeq = I1 (T)2 − 3I2 (T)
q
= (T 11 + T 22 + T 33 )2 − 3(T 11 T 22 + T 11 T 33 + T 22 T 33 − T 12
2 2
− T 13 2
− T 23 ).
6.3. Límites del comportamiento elástico 161
σ1
σ2 σ3
Figura 6.7: Región elástica del criterio de von Mises sobre el plano desviador.
σ
Figura 6.8: Criterio de la envolvente de Mohr.
Criterio de Mohr-Coulomb
R = (d − a) sin(ϕ) ,
6.3. Límites del comportamiento elástico 163
r c
R
ϕ
σIII a σI d σ
Figura 6.9: Criterio de Mohr-Coulomb.
(1 − sin(ϕ))σcle = 2c cos(ϕ) .
(1 + sin(ϕ))σtle = 2c cos(ϕ) .
Por lo tanto, dividiendo la ecuación (6.14) entre 2c cos(ϕ) y utilizando estos resul-
tados, podemos expresar el criterio de Mohr-Coulomb en la forma:
σI σIII
− ⩽ 1, (6.15)
σtle σcle
σ2
σtle
−σcle
σtle σ1
−σcle
σcle σtle
p= .
σcle − σtle
σ3
σ1 = σ2 = σ3
(p, p, p)
σ2
σ1
Figura 6.11: Región elástica del criterio de Mohr-Coulomb.
6.3. Límites del comportamiento elástico 165
σ1
σ2 σ3
Figura 6.12: Región elástica del criterio de Mohr-Coulomb sobre el plano desviador.
σc − σtle σc σt 1q c t
sin(ϕ) = lec , d = p = c le le t , c= σle σle .
σle + σtle σle − σle 2
∇S u = 1
∇u + ∇u⊤ .
2
Los datos del problema son las regiones B, ∂Bu y ∂B f , donde ∂Bu es la región
de la superficie ∂B del cuerpo B donde son conocidos los desplazamientos dados
por la función û, y ∂B f es la región de la superficie ∂B donde son conocidas las
fuerzas de superficie dadas por la función f. Supondremos que las superficies ∂Bu
y ∂B f son abiertas respecto de ∂B, ∂Bu ∩ ∂B f = ∅ y ∂Bu ∪ ∂B f = ∂B, es decir,
donde se conocen los desplazamientos no se conocen las fuerzas de superficie y
viceversa. Los otros datos son las fuerzas de volumen b ∈ C 0 (B, V3 ), la variación de
temperatura θ ∈ C 1 (B, R), el desplazamiento impuesto û ∈ C 0 (∂Bu , V3 ), la fuerza
de superficie f ∈ C 0 (∂B f , V3 ) y las propiedades materiales λ, µ, α ∈ C 1 (B, R).
Ninguna de estas propiedades materiales es necesariamente constante en el cuerpo
B, es decir, el cuerpo puede ser heterogéneo.
Las tres primeras ecuaciones, es decir, la ecuación de equilibrio, la relación
desplazamiento-deformación y la ecuación constitutiva, son definidas en B y cono-
cidas como ecuaciones de campo. Las mismas fueron introducidas en los capítulos
7.1. Problema de elasticidad lineal 169
B
f
b
û
tr(D) = ∂1 u1 + ∂2 u2 + ∂3 u3 = ∇ · u .
Para simplificar esta expresión analizaremos por separado cada uno de los términos
involucrados. En componentes tenemos, para el término ∇ · (∇ · uI):
∂3 u1 ∂3 u2 ∂3 u3 ∂3 (∇ · u)
Ejercicio 7.3 Muestre que para cualquier campo vectorial u dos veces diferen-
ciable se cumple ∇ × (∇ × u) = ∇(∇ · u) − ∆u. Utilizando esa propiedad muestre
que para un campo radial del tipo u = ur (r)er se tiene ∇(∇ · u) = ∆u, tanto si r y
er corresponden al sistema de coordenadas cilíndrico o al esférico.
Entonces, llamando:
bθ = b + ∇ · Tθ , f θ = f − Tθ n ,
∇ · Tm + bθ = 0 , Tm n = f θ .
7.1. Problema de elasticidad lineal 171
Por lo tanto, para hallar la solución (u, D, T) del problema de elasticidad lineal dado
por los datos (b, θ, û, f) podemos hallar primero la solución (u, D, Tm ) del problema
de elasticidad lineal sin variaciones de temperatura dado por los datos (bθ , 0, û, f θ ).
Luego calculamos el tensor total T = Tm − (3λ + 2µ)αθI.
A esta forma de plantear el problema de elasticidad lineal, considerando las
variaciones de temperatura como si se tratasen de fuerzas de volumen y fuerzas
de superficie adicionales, se le llama analogía de Duhamel. Veamos en detalle los
campos bθ y f θ . Para bθ tenemos:
bθ = b − ∇ · [(3λ + 2µ)αθI] .
Si el material es homogéneo, es decir, las propiedades materiales son constantes en
B, tenemos (vea la demostración en la Sección 7.1.1):
bθ = b − (3λ + 2µ)α∇θ ,
y por lo tanto una variación uniforme de temperatura no modifica las fuerzas de
volumen. Para f θ tenemos simplemente:
f θ = f + (3λ + 2µ)αθn .
Por ejemplo, consideremos por ahora el caso más sencillo sin fuerzas de vo-
lumen, sin variaciones de temperatura y material uniforme. En este caso todos los
términos que contengan ∇ · T serán cero, así como los términos que contengan la
variación de temperatura. El resultado final que se obtiene es el siguiente:
donde ∇2 (·) = ∇(∇(·)). Basta calcular el trazo de la expresión anterior para obtener
∆(tr(T)) = 0, por lo que la expresión final puede ser escrita en la forma:
1
∆T + ∇2 (tr(T)) = 0 .
(1 + ν)
Trabando en un cierto sistema de coordenadas tenemos seis ecuaciones que son
conocidas como ecuaciones de Beltrami-Michell para el tensor de tensiones en el
caso de fuerzas de volumen nulas sin variaciones de temperatura. Las ecuaciones
anteriores son bastante más sencillas que las ecuaciones de compatibilidad origi-
nales. Junto con la ecuación de equilibrio ∇ · T = 0, las ecuaciones de Beltrami-
Michell permiten resolver un problema de elasticidad lineal que posea condiciones
de contorno mecánicas en toda la superficie del cuerpo.
En el caso de tener fuerzas de volumen y variaciones de temperatura, el mismo
procedimiento conduce a la siguiente expresión general:
1 ν(∇ · b) Eα(∆θ) Eα
∆T + ∇2 (tr(T)) + I + 2∇S b + I+ ∇2 θ = 0 .
(1 + ν) (1 − ν) (1 − ν) (1 + ν)
La expresión anterior debe ser utilizada junto con la ecuación de equilibrio
∇ · T + b = 0, y las condiciones de contorno mecánicas del problema particular de
elasticidad lineal. Al igual que la ecuación de Navier, las ecuaciones de Beltrami-
Michell son muy complejas en el caso general, por lo que su utilización suele estar
restringida a problemas que presentan simetría cilíndrica o esférica, u otros pro-
blemas donde se conozcan de antemano varias de las componentes del tensor de
tensiones.
Lema 7.5 (Integración por partes) Sea B ⊂ E3 un cuerpo de superficie ∂B, sea
el campo tensorial diferenciable S : B → Sim en equilibrio con el campo de
densidad de fuerzas de volumen bS : B → V3 y un campo vectorial diferenciable
v : B → V3 cuyo tensor de deformaciones asociado es Dv : B → Sim, es decir:
∇ · S + bS = 0 en B ,
Dv = ∇S v en B .
Entonces se cumple:
Z Z Z
S : Dv dv = bS · v dv + (Sn) · v da .
B B ∂B
Corolario 7.6 (Primer teorema del trabajo virtual) Sea un problema de elasticidad
lineal definido en B ⊂ E3 de superficie ∂B = ∂Bu ∪ ∂B f con ∂Bu ∩ ∂B f = ∅.
Sean además ū y D̄ como en el Lema 7.5 con ū nulo en ∂Bu , es decir:
∇·T+b=0 en B ,
Tn = f en ∂B f ,
D̄ = ∇S ū en B .
ū = 0 en ∂Bu ,
174 7. Problema de elasticidad lineal
entonces se cumple:
Z Z Z
T : D̄ dv = b · ū dv + f · ū da . (7.2)
B B ∂B f
∇ · T̄ + b̄ = 0 en B ,
T̄n = 0 en ∂B f ,
D = ∇S u en B .
u = û en ∂Bu ,
entonces se cumple:
Z Z Z
T̄ : D dv = b̄ · u dv + (T̄n) · û da . (7.3)
B B ∂Bu
Note que, a diferencia del primer teorema del trabajo virtual, en el segundo
teorema del trabajo virtual se consideran los desplazamientos reales. En este caso
las tensiones y fuerzas de volumen pueden no ser las reales. En forma análoga al
primer teorema del trabajo virtual, al campo tensorial T̄ que cumple T̄(X)n = 0 en
todo punto X ∈ ∂B f le llamaremos tensor de tensiones virtual.
El segundo teorema del trabajo virtual establece nuevamente una igualdad que
puede ser interpretada como una equivalencia entre un trabajo virtual interno y uno
externo. Sin embargo, la diferente naturaleza de las magnitudes virtuales involucra-
das hace que el segundo teorema tenga aplicaciones diferentes de las del primero.
Un tercer corolario del Lema(7.5) establece también una equivalencia de tra-
bajo, pero esta vez sin considerar magnitudes virtuales, sino diferentes ternas de
soluciones reales de problemas de elasticidad lineal definidos sobre el mismo cuer-
po sólido para diferentes cargas externas.
7.1. Problema de elasticidad lineal 175
∇ · Ta + ba = 0 en B ,
Da = ∇S ua en B ,
Ta = C(Da ) en B ,
Ta n = f a en ∂B .
es decir, son iguales entre sí los trabajos recíprocos realizados por las fuerzas
externas de un problema de elasticidad lineal sobre los desplazamientos corres-
pondientes al otro problema.
Demostración. De acuerdo con el Lema 7.5 de integración por partes y las hipótesis
adicionales indicadas, tenemos:
Z Z Z Z
b · u dv +
a b
f · u da =
a b
T : D dv =
a b
C(Da ) : Db dv ,
B ∂B B B
Z Z Z Z
b · u dv +
b a
f · u da =
b a
T : D dv =
b a
C(Db ) : Da dv ,
B ∂B B B
∇·T+b=0 en B ,
D=∇ u S
en B ,
T = C(D) en B ,
Tn = f en ∂B .
Entonces se cumple:
Z Z Z
2 Ψ(D) dv = b · u dv + f · u da .
B B ∂B
176 7. Problema de elasticidad lineal
Demostración. Basta considerar el Lema 7.5 de integración por partes, con fuerzas
y desplazamientos reales, y recordar que en el caso de un material hiperelástico se
tiene Ψ(D) = 12 C(D) : D. □
Entonces se cumple:
f = 0 en ∂B f
Z Z (
f · ū da + g · ū dv = 0 ∀ū ∈ Ū ⇔
∂B f B g = 0 en B
γ1 (X) = 0 ∀X ∈ ∂B ,
γ1 (X) > 0 ∀X ∈ B .
Entonces se cumple g = 0 en B. Sea ahora una función γ2 ∈ C 0 (B, R), tal que:
γ2 (X) = 0 ∀X ∈ ∂Bu ,
γ2 (X) > 0 ∀X ∈ ∂B f .
178 7. Problema de elasticidad lineal
Entonces se cumple f = 0 en ∂B f . □
Si los datos
Teorema 7.12 (Equivalencia entre formulaciones clásica y variacional)
del problema y la solución u ∈ U de la formulación variacional del problema de
elasticidad lineal cumplen con las condiciones de regularidad requeridas por la
formulación clásica, entonces dicha función también es solución del problema
de elasticidad lineal en la formulación clásica.
Demostración. En primer lugar notamos que la condición de contorno en despla-
zamientos de la formulación clásica es requerida explícitamente a la solución de la
formulación variacional. Falta mostrar entonces que se satisfacen las tres ecuacio-
nes de campo y la condición de contorno en tensiones. Partiendo del desplazamiento
solución de la formulación variacional, definimos los siguientes tensores de defor-
maciones infinitesimales y de tensiones:
D = ∇S u , T = C(D) .
Note que si u tiene la regularidad requerida por la formulación clásica entonces con
esta definición D y T también la tendrán, y además tendremos satisfechas dos de las
ecuaciones de campo. Partiendo ahora de la ecuación fundamental de la formulación
variacional, el primer teorema del trabajo virtual, y utilizando el lema de integración
por partes con S = T y s = −∇ · T, obtenemos:
Z Z Z
b · ū dv + f · ū da = T : D̄ dv
B ∂B f B
Z Z
= −(∇ · T) · ū dv + (Tn) · ū da ∀ū ∈ Ū .
B ∂B f
ŪR = {ū ∈ Ū : D̄ = 0 en B} ,
7.2. Formulación variacional en desplazamientos 179
Note que la definición de estructura estable tiene en cuenta únicamente las con-
diciones de contorno cinemáticas del problema de elasticidad lineal (estas condicio-
nes definen el conjunto de desplazamientos virtuales del problema), mientras que no
tiene en cuenta las fuerzas externas de volumen o de superficie aplicadas. En pocas
palabras, la estabilidad es una condición que depende únicamente de los apoyos, y
no de las fuerzas aplicadas. Por ejemplo, en la Figura 7.2 representamos un cuerpo
B en dos configuraciones diferentes de apoyos. En el caso a) el problema admite
al menos un desplazamiento infinitesimal de cuerpo rígido no nulo (una rotación
infinitesimal respecto del único apoyo existente) y por lo tanto esta configuración
corresponde a un mecanismo, mientras que en el caso b), al considerar desplaza-
mientos únicamente en el plano de la figura, tenemos una estructura estable.
a) b)
Teorema 7.16 (Unicidad de la solución del problema de elasticidad lineal) Para una
estructura estable la solución del problema de elasticidad lineal es única. Para un
mecanismo la solución del problema de elasticidad lineal es única a menos de un
desplazamiento virtual ē ∈ ŪR .
Además, es fácil ver que el campo ē ∈ Ū. Podemos entonces tomar ū = ē y obtener
a(ē, ē) = 0. De acuerdo al Lema 7.15 ē ∈ ŪR , lo que implica que para estructuras
estables ē = 0 y entonces la solución es única, mientras que para mecanismos la
solución es única a menos de un desplazamiento virtual ē ∈ ŪR . □
Ejercicio 7.17 Muestre que para un mecanismo existen cargas externas para las
cuales el problema de elasticidad lineal no tiene solución. ¿Qué deben cumplir
las cargas externas para que el problema pueda tener una solución? Suponiendo
n u ∈ U solución
que existe un desplazamiento o para el problema, muestre que el
conjunto de soluciones es u + ē : ē ∈ ŪR .
En la notación integral:
Z Z Z
π(u) = 1
2
C(D) : D dv − b · u dv − f · u da .
B B ∂B f
182 7. Problema de elasticidad lineal
Teorema 7.18 (Mínima energía potencial total) Toda solución del problema de
elasticidad lineal es un mínimo global en U de la energía potencial total. En el
caso de una estructura estable el mínimo de la energía potencial total es único,
en el caso de un mecanismo es único a menos de un desplazamiento virtual de
cuerpo rígido. Recíprocamente, todo mínimo local en U de la energía potencial
total es un mínimo global que es solución del problema de elasticidad lineal.
Barras rectas
Esta forma para el tensor de tensiones tiene consecuencias sobre las expresiones
posibles para sus componentes. De hecho, de la ecuación puntual de equilibrio con
fuerzas de volumen nulas se tienen las siguientes ecuaciones:
∂1 σ11 + ∂2 τ12 + ∂3 τ13 = 0 , ∂1 τ12 = 0 , ∂1 τ13 = 0 . (8.1)
8.1. Método semi-inverso de Saint-Venant 189
Se tiene entonces que tanto las componentes rasantes como la derivada de σ11 res-
pecto de x1 no dependen de x1 . Utilizando la ecuación constitutiva observamos algo
semejante con las componentes del tensor de deformaciones: las distorsiones angu-
lares γ12 y γ13 no dependen de x1 , la derivada de ε11 respecto de x1 no depende de x1
y las componentes ε22 = ε33 = −νε11 no son nulas por causa del efecto de Poisson,
mientras que la distorsión γ23 será cero. Teniendo en cuenta esas propiedades, las
ecuaciones de compatibilidad de Saint-Venant de la Sección 5.3.3 proporcionan las
siguientes expresiones:
∂222 ε11 = ∂223 ε11 = ∂233 ε11 = 0 ,
∂2 (∂3 γ12 − ∂2 γ13 ) = −2ν∂213 ε11 ,
∂3 (∂3 γ12 − ∂2 γ13 ) = +2ν∂212 ε11 .
Note que de las primeras expresiones se tiene que ε11 solamente puede ser lineal en
las coordenadas x2 y x3 , y teniendo en cuenta ese resultado, podemos integrar las
siguientes dos expresiones para obtener:
ε11 = (K1 + K2 x2 + K3 x3 )x1 + C1 + C2 x2 + C3 x3 ,
∂3 γ12 − ∂2 γ13 = 2νK2 x3 − 2νK3 x2 − 2C4 ,
donde las constantes K1 , K2 , K3 , C1 , C2 , C3 y C4 dependerán de las fuerzas externas
actuantes en los extremos de la barra. No es difícil ver que la constante K1 es nula
cuando no actúan tensiones externas en la superficie lateral de la barra, por lo que
solamente quedan seis constantes libres a determinar, es decir, el mismo número de
resultantes de fuerza y momento que pueden actuar en un extremo libre de la barra.
Tomando entonces K1 = 0, y asumiendo que la ecuación de compatibilidad
de las distorsiones angulares se satisface, entonces las deformaciones pueden ser
integradas utilizando las expresiones del Ejercicio 5.15, para obtener la siguiente
expresión general para el desplazamiento u = u1 e1 + u2 e2 + u3 e3 :
u1 = ũ1 (x1 ) + x3 w̃2 (x1 ) − x2 w̃3 (x1 ) + a(x2 , x3 ) ,
h i
u2 = ũ2 (x1 ) − x3 w̃1 (x1 ) − ν C1 x2 + x2 x3 c2 (x1 ) + 21 (x22 − x32 )c3 (x1 ) ,
h i
u3 = ũ3 (x1 ) + x2 w̃1 (x1 ) − ν C1 x3 + x2 x3 c3 (x1 ) + 21 (x32 − x22 )c2 (x1 ) ,
donde
ũ1 = ū1 + C1 x1 , w̃1 = w̄1 + C4 x1 ,
ũ2 = ū2 + w̄3 x1 − 21 C2 x12 − 16 K2 x13 , w̃2 = w̄2 + C3 x1 + 12 K3 x12 ,
ũ3 = ū3 − w̄2 x1 − 21 C3 x12 − 16 K3 x13 , w̃3 = w̄3 − C2 x1 − 12 K2 x12 ,
c2 = C3 + K3 x1 , c3 = C2 + K2 x1 ,
y a(x2 , x3 ) es una función no lineal conocida como función de alabeo, la cual puede
ser escrita en la forma:
h i
a = C4 ω(x2 , x3 ) + K2 2(1 + ν)ω2 (x2 , x3 ) + 61 νx2 x22 + 3x32
h i
+ K3 2(1 + ν)ω3 (x2 , x3 ) + 16 νx3 3x22 + x32 .
190 8. Barras rectas
Note que las expresiones ũ1 + a(0, 0), ũ2 y ũ3 se interpretan como los desplazamien-
tos en la línea baricéntrica. Note además que si a fuera lineal y el coeficiente de
Poisson fuera nulo entonces la sección transversal permanecería plana luego de la
deformación. Sin embargo, la función de alabeo en general no es lineal, por lo que
la sección transversal pierde generalmente la forma plana. Las funciones w, w2 y w3
que definen el alabeo no podrán ser escogidas en forma totalmente arbitraria sino
que deberán satisfacer ciertas condiciones para que se cumpla el equilibrio y la con-
dición de contorno mecánica en la superficie lateral. Veremos estas condiciones en
las secciones siguientes considerando diferentes configuraciones de cargas externas
aplicadas en los extremos de la barra.
Las constantes de integración ū1 , ū2 , ū3 , w̄1 , w̄2 y w̄3 definen un desplazamiento
infinitesimal de cuerpo rígido general, y por eso no tienen aporte en las compo-
nentes del tensor de deformaciones infinitesimales. Estas constantes de integración
quedarán definidas cuando se impongan condiciones de contorno que impidan mo-
vimientos rígidos. Puede verse que ū1 , ū2 , ū3 coinciden con las componentes del
vector desplazamiento en el origen del sistema de coordenadas, mientras que w̄1 ,
w̄2 y w̄3 son las componentes del vector w = 12 ∇ × u en ese origen. Para mostrar esto
último calculamos el vector w = w1 e1 + w2 e2 + w3 e3 derivando el desplazamiento:
h i
u3 = ū3 + x2 w̄1 − x1 w̄2 − 12 C3 x12 − ν C1 x3 + 21 C3 (x32 − x22 ) + C2 x2 x3 .
x3
N
x2
M2
M3
x1
M3 M2
Note que en este caso no existe alabeo de la sección transversal. Admitamos que
la acción del apoyo en el extremo x1 = 0 impide el desplazamiento y la rotación
rígida de una pequeña porción del sólido situada en el origen del sistema de coorde-
nadas, por lo cual deben ser nulas las constantes ū1 , ū2 , ū3 , w̄1 , w̄2 y w̄3 . Note que de
este modo se tiene que la componente u1 del desplazamiento es nula sobre toda la
sección apoyada, aunque el desplazamiento no representa exactamente un empotra-
miento rígido porque la sección transversal se deforma por el efecto de Poisson. Sin
embargo, el desplazamiento de los puntos sobre el eje x1 es compatible con los ob-
tenidos en las teorías clásicas de resistencia de materiales para una barra sometida
a fuerza directa y momentos flectores constantes:
u1 = C1 x1 , u2 = − 21 C2 x12 , u3 = − 12 C3 x12 .
Es claro que C1 es exactamente la deformación axial de la fibra baricéntrica, mien-
tras que C2 y C3 son las curvaturas de la misma. Por lo tanto, esas constantes estarán
relacionadas respectivamente con la fuerza directa, el momento flector respecto del
eje x3 y el momento flector respecto del eje x2 .
Derivando las expresiones para los desplazamientos se obtienen las siguientes
componentes no nulas del tensor de deformaciones infinitesimales:
ε11 = C1 + C2 x2 + C3 x3 , ε22 = ε33 = −νε11 .
En estas expresiones se aprecia fácilmente la deformación sufrida por la sección
transversal, la cual existe siempre por el efecto de Poisson cuando ν no es nulo.
Además, siendo que no existe alabeo y las distorsiones angulares γ12 y γ13 son nulas,
se tiene que la sección transversal permanece normal a la línea baricéntrica luego
de la deformación, lo cual es conocido en resistencia de materiales como hipótesis
de Navier. Por otra parte, utilizando la ecuación constitutiva tenemos:
σ11 0 0
[T] = 0 0 0 , con σ11 = E(C1 + C2 x2 + C3 x3 ) .
0 0 0
192 8. Barras rectas
x3
M1
x2
x1
M1
x3
n
u
t
α q
O
x2
Más adelante veremos que la ubicación exacta del centro de torsión no es trivial,
pues depende de las particularidades de las condiciones de contorno en el extremo
apoyado. Por ahora se adelanta que en barras perfectamente empotradas, con sec-
ciones transversales que poseen un eje de simetría, el centro de torsión se encuentra
en ese eje; si la sección posee dos ejes de simetría, entonces en la intersección de
los ejes está el centro de torsión, el cual coincide en ese caso con el baricentro de
la sección; pero en el caso de secciones asimétricas el centro de torsión no coincide
en general con el baricentro de la sección.
Derivando las expresiones para el desplazamiento se obtienen fácilmente las
siguientes componentes no nulas del tensor de deformaciones infinitesimales:
Note en estas expresiones que las componentes τ12 y τ13 , y por lo tanto también
el tensor de tensiones, no dependen de la coordenada axial x1 . Veamos ahora la
ecuación puntual de equilibrio. La misma es satisfecha si se cumple:
∇ω · n = x3 n2 − x2 n3 ,
∆ω = 0 en A ,
(
(8.5)
∇ω · n = x3 n2 − x2 n3 en ∂A .
8.3. Barras sometidas a torsión 195
Note que se ha utilizado que las componentes τ12 y τ13 del tensor de tensiones no
dependen de x1 , por lo que la fuerza FC tiene magnitud proporcional a la longitud ℓ
de la barra. Note también que la fuerza está dirigida según la dirección axial, puesto
que Tn = (τ12 n2 + τ13 n3 )e1 .
C′
t
n
C
O
Considere ahora otra curva C′ que une también los puntos O y X, esa curva
define otra superficie que junto con la superficie definida por la curva C constituye
la superficie lateral del cuerpo representado en color gris en la Figura 8.4. La fuerza
total en la dirección axial que está aplicada sobre ese cuerpo gris es FC − FC′ , donde
FC′ es dada por la misma expresión que FC , pero integrando sobre la curva C′ . La
diferencia de signo es debida a que la normal sobre la curva C′ no es saliente al
cuerpo gris sino entrante. El equilibrio del cuerpo gris implica que las fuerzas FC y
FC′ sean iguales, por lo que la integral que define FC no depende en realidad de la
curva C considerada sino solamente de los puntos O y X. Consideremos entonces
un punto O fijo y un punto X genérico de coordenadas x2 y x3 . Podemos entonces
definir la función de Prandtl, que depende de x2 y x3 , por la siguiente expresión:
FC · e1
ψ= .
ℓGθ
Sea τ = Te1 el vector tensión que actúa sobre la sección transversal, el cual ha
recibido ese nombre por ser rasante. De acuerdo con la Figura 8.4 el vector tangente
a la curva C es t = e1 ×n. Utilizando la simetría del tensor de tensiones y la igualdad
196 8. Barras rectas
∆ψ = −2 en A .
∆ψ = −2 en A ,
(
ψ=0 en ∂A .
Otra forma de expresar el vector tensión se obtiene utilizando las expresiones en (8.6):
Ejercicio 8.2 Suponga que la sección transversal tiene un eje de simetría. Mues-
tre que la función de Prandtl ψ es simétrica respecto de ese eje. Utilizando el
resultado del ejercicio anterior, muestre que el alabeo unitario ω admite una so-
lución antisimétrica respecto del eje de simetría.
t t
n
Existe además una condición adicional que debe satisfacer ψ para cada hueco.
Si damos una vuelta completa sobre el contorno Γi la función ω recupera su valor
original, y por lo tanto:
Z I
∂ s ω ds = ∇ω · t ds = 0 , i = 1, . . . , n .
Γi Γi
Por otra parte, el trabajo total de las fuerzas externas sobre la barra se reduce al rea-
lizado por las tensiones en la sección final no empotrada, donde el desplazamiento
tiene componentes u1 (no relevante), u2 = −θℓ(x3 − x3O ) y u3 = θℓ(x2 − x2O ). Así:
Z Z
1 2
2 Gθ ℓ ∥∇ψ∥ da = θℓ (x2 − x2O )τ13 − (x3 − x3O )τ12 da .
2
2 A A
Note que en el lado derecho puede reconocerse el momento torsor, aunque res-
pecto del centro de giro O. Sin embargo, la integral de x3O τ12 es x3O Q2 = 0, y la
8.3. Barras sometidas a torsión 199
integral de x3O τ12 es nula por la misma razón, por lo que este momento es el mismo
que el momento M1 de la ecuación (8.8) calculado respecto del origen. Así, simpli-
ficando la expresión anterior obtenemos el momento torsor en términos del módulo
de torsión J de la sección transversal:
Z
M1 = GJθ , con J = ∥∇ψ∥2 da . (8.9)
A
Note que ese resultado muestra que J es menor que la inercia polar I p . Muestre
además que I p es menor que I˜p , con lo cual J esR menor que I˜p , donde I˜p es la
inercia polar respecto del centro de torsión: I˜p = A (x2 − x2O )2 + (x3 − x3O )2 da.
Ejemplo 8.4 Sea una barra de sección circular hueca de radio exterior Re y radio
interior Ri . Cuando actúa sobre ella un cierto momento torsor M1 , es esperable
que la sección transversal rote respecto de su baricentro. El desplazamiento en la
sección transversal es entonces:
γϕz = θr .
de tensiones es:
τϕz = Gθr .
donde
2π Re
π 4
Z Z Z
J= r da =
2
dϕ r3 dr = Re − R4i .
A 0 Ri 2
π 4
Z 2π Z Re
J= dϕ (R2e − r2 )r dr + (R2e − R2i )πR2i = Re − R4i .
0 Ri 2
Ejercicio 8.5 Muestre que una sección circular hueca tiene siempre un mayor
módulo de torsión y un mayor módulo resistente que una sección circular ma-
ciza de igual área. Matemáticamente el área del hueco contribuye a aumentar el
módulo de torsión, pero ¿cuál es la razón física por la cual la presencia del hueco
contribuye a tener una barra más resistente?
8.3. Barras sometidas a torsión 201
donde:
Z Z
Iω = ω da , Iωω = ω2 da ,
ZA ZA
I2ω = x2 ω da , I3ω = x3 ω da .
A A
Ejercicio 8.6 Utilizando el resultado del Ejercicio 8.2, muestre que si la sección
tiene un eje de simetría, entonces el centro de torsión O pertenece a dicho eje.
Ejercicio 8.7 Sea ω̃ = u(0, x2 , x3 ) = v̄1 − x3O x2 + x2O x3 +ω la función que define el
desplazamiento axial en x1 = 0 para los valores de las constantes dados en (8.10).
Muestre que ω̃ es una solución para el problema:
∆ω̃ = 0 en A ,
(
∇ω̃ · n = x̃3 n2 − x̃2 n3 en ∂A .
x3
M1
x2
M2
x1 Q3
Q3
M2
M1
Figura 8.6: Barra sometida a momento flector y fuerza cortante en la dirección ver-
tical. El momento torsor M1 está allí solamente porque la fuerza cortante vertical
no pasa por el baricentro de la sección transversal.
con
con
∇ω2 · n = − 2 ν̂x3 n2 en ∂A ,
1 2
∇ω3 · n = − 2 ν̂x2 n3 en ∂A .
1 2
donde τ es la componente rasante del vector tensión que actúa en la sección trans-
versal de normal saliente e1 , mientras que ϕ2 y ψ2 son soluciones para los problemas:
∆ψ2 = 2x3 en A ,
∆ϕ2 = −x2 en A , ψ2 = 0 en Γ0 .
(
∇ϕ2 · n = 0 en ∂A , ψ2 = ψi2 en Γi ,
∇ψ2 · n ds = −2Ai x3 , i = 1, . . . , n ,
R
i
Γ
i
donde x3i es la coordenada x3 del baricentro del hueco Ai . Note que el vector τ se des-
compone en un término que proviene de ϕ2 , el cual no depende de ν y dos términos
que provienen de ψ2 y ψ que son proporcionales a ν. Al primer término se le llama
componente principal de τ y a la suma de los dos siguientes se le llama componente
secundaria. Las denominaciones provienen del hecho que la primer componente es
la única relevante en el cálculo de las fuerzas internas, como veremos luego.
En el caso del desplazamiento u3 se llega a resultados análogos al caso del des-
plazamiento u2 . La componente rasante del vector tensión es dada por:
∆ψ3 = −2x2 en A ,
∆ϕ3 = −x3 en A , ψ3 = 0 en Γ0 .
(
∇ϕ3 · n = 0 en ∂A , ψ3 = ψi3 en Γi ,
∇ψ3 · n ds = 2Ai x2i , i = 1, . . . , n .
R
Γ
i
Ejercicio 8.8 Utilice las expresiones que definen los desplazamientos para ha-
llar las componentes de los tensores de deformaciones infinitesimales y de ten-
siones asociados, y muestre la validez de los problemas establecidos para las
funciones ω2 , ω3 , ψ2 y ψ3 rehaciendo los pasos seguidos en la Sección 8.3.
En la ecuación anterior θ puede ser eliminado, mientras que las integrales se obtie-
nen de los Ejercicios 8.3 y 8.9, por lo que el valor θ2 puede ser despejado. Proce-
diendo en la misma forma con el desplazamiento u3 se obtiene:
J2 J3
θ2 = − K2 , θ3 = K3 .
J J
Visto que la componente σ11 tiene una expresión matemática simple, conviene
comenzar calculando las fuerzas internas que la misma implica. La fuerza directa es
evidentemente nula, por lo que se procede a calcular los momentos flectores. Para
el caso del desplazamiento u2 se tiene:
Z Z
M2 = x3 σ11 da = 0 , M3 = −x2 σ11 da = EK2 (ℓ − x1 )I22 .
A A
8.4. Barras sometidas a fuerza cortante y momento flector 207
Q2 = EK2 I22 , Q3 = 0 .
Note que los últimos dos términos de esta expresión resultan de la componente se-
cundaria de τ, y se anulan entre sí de acuerdo con el valor obtenido para θ2 . Queda
manifiesto entonces que la componente secundaria del vector τ no interviene en el
valor del momento torsor. Sin embargo, gracias al aporte de la componente princi-
pal de τ, el momento torsor dado por la expresión anterior es en general no nulo.
La explicación para la existencia del momento torsor es que la fuerza estáticamente
equivalente a las tensiones rasantes que produce el desplazamiento u2 , que como
vimos tiene dirección e2 y magnitud y sentido dados por Q2 , no pasa por el baricen-
tro de la sección transversal, sino que pasa por la recta x3 = x3C , con x3C = −M1 /Q2 .
Las expresiones finales encontradas son:
M2 = 0 , M3 = EK2 (ℓ − x1 )I22 ,
Q2 = EK2 I22 , Q3 = 0 ,
Z
M1 = EK2 (r × ∇ϕ2 ) · e1 da , x3C = −M1 /Q2 .
A
M2 = −EK3 (ℓ − x1 )I33 , M3 = 0 ,
Q2 = 0 , Q3 = EK3 I33 ,
Z
M1 = EK3 (r × ∇ϕ3 ) · e1 da , x2C = M1 /Q3 .
A
208 8. Barras rectas
(1 + 2ν)P3 (3 + 2ν)P3 2
" #
(1 − 2ν) 2
τ12 = − x2 x3 , τ13 = 2
R − x3 − x .
4(1 + ν)I33 8(1 + ν)I33 (3 + 2ν) 2
Note que tensiones rasantes de mayor magnitud ocurren en el origen del sistema
de coordenadas, donde τ13 es máximo y vale:
(3 + 2ν)P3
τmax = .
2(1 + ν)A
Ejercicio 8.12 Para este ejemplo obtenga el valor de la tensión rasante en fun-
ción de x3 por la fórmula de Collignon-Jourawski. Compare el resultado con los
valores exactos calculados sobre el diámetro vertical.
Ejercicio 8.13 Considere una barra cuya sección transversal es la mitad dere-
cha del círculo de radio R considerado en el ejemplo anterior. Muestre que las
funciones ϕ3 y ψ3 son las mismas que en el caso de la barra cilíndrica. Muestre
8.4. Barras sometidas a fuerza cortante y momento flector 209
entonces que en el caso ν = 0 las tensiones son también las mismas de la barra
cilíndrica cuando se aplica la mitad de la fuerza cortante. ¿Qué ocurre en el caso
ν , 0? Halle el centro de cortante de la sección transversal semicircular.
Como vimos en la Sección 8.3, cuando una barra es sometida a torsión y uno
de sus extremos es empotrado, sus secciones transversales rotan respecto del centro
de torsión O dado por las expresiones en (8.10). Por otra parte, se ha definido como
centro de cortante a aquel punto sobre el cual debe pasar una fuerza externa en el
extremo libre de la barra para que el desplazamiento resultante sea libre de torsión.
En esta sección veremos que las definiciones establecidas para el centro de torsión
y el centro de cortante conducen al mismo punto, es decir, O ≡ C.
Para ver esto consideremos primero el desplazamiento u2 y partamos de la ex-
presión para el momento torsor:
Z Z
M1 = EK2 (r × ∇ϕ2 ) · e1 da = EK2 (e1 × r) · ∇ϕ2 da .
A A
Los tres aspectos anteriores serán explicados con cierto detalle en la presenta-
ción del elemento unidimensional más simple, el de la barra sometida a tracción
uniaxial de la sección siguiente, y luego en la Sección 8.5.2 veremos la generaliza-
ción del procedimiento al caso de elementos más complejos.
En todos los casos se considerarán barras de directriz recta tales que el eje x1
sea baricéntrico y los ejes x2 y x3 sean principales en cada sección transversal. Sin
embargo, la geometría de la sección transversal podrá ser variable. Las propiedades
del material serán consideradas uniformes en la sección transversal, aunque también
podrán variar a lo la directriz de la barra.
û b F
∂211 (νσ11 ) = 0 .
ε11 = ε , σ11 = E ε .
donde
las cuales son, respectivamente, la fuerza por unidad de longitud y la fuerza axial
externa aplicada en la sección transversal de coordenada x1f . La función j es tal que
en el área lateral S el diferencial de área es da = j dx1 ds donde s es el parámetro
de longitud en el contorno ∂A. Si la sección transversal es constante entonces j = 1,
mientras que en el caso general j depende de ambas variables x1 y s. Note que en el
modelo unidimensional las fuerzas b y F son magnitudes que expresan la cantidad
de trabajo que las fuerzas externas reales realizan sobre un desplazamiento virtual
que satisface la hipótesis cinemática.
Con esto tenemos ya todos los elementos matemáticos para integrar por partes
el trabajo virtual interno, utilizar el lema fundamental del cálculo de variaciones y
deducir así la formulación clásica del problema.
Las fuerzas externas del modelo unidimensional no fueron definidas por con-
sideraciones clásicas de equilibrio, sino que fueron introducidas como las ex-
presiones que caracterizan el trabajo virtual de las fuerzas externas reales para
desplazamientos que cumplen la hipótesis cinemática.
Entonces, llamando d1 = v1 (0, 0), d2 = v2 (0, 0), d3 = v3 (0, 0), d4 = ∂2 v1 (0, 0),
d5 = ∂2 v2 (0, 0), d6 = ∂2 v3 (0, 0), d7 = ∂3 v1 (0, 0), d8 = ∂3 v2 (0, 0), d9 = ∂3 v3 (0, 0),
8.5. Elementos estructurales unidimensionales 217
Con lo cual tenemos una expresión de precisión arbitraria del tipo de la ecua-
ción (8.15), puesto que U depende de x2 y x3 , y el vector d depende de x1 , visto
que se compone de las derivadas parciales de u en el punto (x1 , 0, 0).
Veamos cómo nos quedan las cuentas. Derivando la expresión anterior obtene-
mos las componentes de los tensores de deformaciones. Si llamamos e = ∂1 d al
vector de deformaciones generalizadas del elemento, y U1 , U2 y U3 a las filas de la
matriz U, entonces las componentes buscadas son:
ε11 = U1 e , γ12 = ∂2 U1 d + U2 e ,
ε22 = ∂2 U2 d , γ13 = ∂3 U1 d + U3 e ,
ε33 = ∂3 U3 d , γ23 = ∂3 U2 d + ∂2 U3 d .
Por su parte, las componentes del tensor de tensiones pueden ser halladas a
partir de las expresiones anteriores utilizando las ecuaciones constitutivas origina-
les o corregidas si fuera necesario, como en (8.13). Multiplicando las componentes
correspondientes, obtenemos una densidad de energía de deformación que será en-
tonces una función que dependerá explícitamente de las coordenadas x1 , x2 y x3
como también implícitamente a través de d y e, es decir:
Observación 8.19 Note que las fuerzas externas generalizadas q y F son ex-
presiones matemáticas que caracterizan el trabajo realizado por las fuerzas ex-
ternas reales sobre los desplazamientos que satisfacen la hipótesis cinemática
del problema. Es posible ya advertir el carácter aproximado del modelo, el cual
es expresable en términos de fuerzas generalizadas que sintetizan la acción de
las fuerzas reales sobre los desplazamientos considerados, pero que no pueden
describir completamente las fuerzas reales. Por ejemplo, note que fuerzas exter-
nas pertenecientes al núcleo del tensor U⊤ conducirán a fuerzas generalizadas
nulas, que no afectarán la estructura de acuerdo con el modelo unidimensional
aproximado. Este hecho generaliza la observación de la Sección 8.5.1 de que las
componentes no axiales de las fuerzas externas reales eran irrelevantes para el
modelo unidimensional allí considerado.
Para obtener la formulación variacional del modelo unidimensional procedere-
mos en forma análoga a lo realizado en la sección 7.2.2 en el caso tridimensional, es
decir, consideraremos que la derivada con respecto a η de la función f (η) = π(d+ηd̄)
debe ser nula en el punto η = 0, para todo desplazamiento virtual posible d̄:
"Z Z #
∂η F (x1 , d + ηd̄, e + ηē) dx1 − q · (d + ηd̄) dx1 − F · (d + ηd̄) | x f = 0.
1
I I η=0
Siendo d̄ arbitraria, el lema fundamental del cálculo de variaciones nos indica que
deben valer cero las expresiones entre paréntesis. Así, si definimos la fuerza interna
generalizada K = ∂e F , tenemos que la formulación clásica es:
∂d F − ∂1 K − q = 0 en I (ecuación de equilibrio) ,
e = ∂1 d en I (relación desplazamiento-deformación) ,
K = ∂e F en I (ecuación constitutiva) ,
d(x1 ) = d̂
i
(condición de contorno cinemática) ,
K(x ) = F
f
(condición de contorno mecánica) .
1
Diferentemente de lo que ocurre con los modelos más simples, en el caso general
el conocimiento de las fuerzas internas en una determinada sección transversal no
basta para determinar las tensiones σ11 , τ12 y τ13 , puesto que en las m ecuaciones
de (8.20) aparecen 2m incógnitas, las componentes en esa sección de los vectores d
y e que permiten obtener las tensiones de acuerdo con las expresiones constitutivas.
Las primeras seis fuerzas internas las obtenemos aplicando la ecuación (8.20):
Z Z
N= σ11 da , Q2 = τ12 da ,
A(x1 ) A(x1 )
Z Z
Q3 = τ13 da , M1 = x2 τ13 − x3 τ12 da ,
A(x1 ) A(x1 )
Z Z
M2 = x3 σ11 da , M3 = −x2 σ11 da .
A(x1 ) A(x1 )
Por lo tanto, las primeras seis ecuaciones de equilibrio son las siguientes:
∂1 N + b = 0 , ∂1 Q2 + q2 = 0 , ∂1 Q3 + q3 = 0 ,
∂1 M1 + m1 = 0 , ∂1 M2 − Q3 + m2 = 0 , ∂1 M3 + Q2 + m3 = 0 ,
Sección 8.3, es decir, consideraremos que las secciones transversales giran respecto
del centro de giro un cierto ángulo α, aunque en este caso no consideraremos alabeo.
En otras palabras, consideraremos el desplazamiento siguiente:
Note que las mismas componentes que aparecen en la teoría exacta de Saint-
Venant están presentes aquí. Sin embargo, hay una diferencia importante: el alabeo
de la sección no ha sido considerado. Por supuesto, si la función de alabeo es nula,
como en barras de sección circular, entonces la aproximación realizada no impli-
cará errores importantes. En cambio, en secciones transversales de pared delgada
el alabeo suele ser muy relevante y no puede despreciarse. Como consecuencia la
barra se comportará con una rigidez superior a la real, por lo que introduciremos
un coeficiente en las expresiones constitutivas para minimizar el impacto que tiene
ignorar el alabeo. Seguimos entonces respetando nuestro esquema de restringir to-
das las aproximaciones realizadas solamente al uso de la hipótesis cinemática, a la
corrección del comportamiento constitutivo y al uso del método de Rayleigh-Ritz.
Las expresiones constitutivas que utilizaremos son:
Note además que la analogía entre las formulaciones variacionales permite hallar α
utilizando un esquema de elementos finitos similar al presentado en el Capítulo 3.
Observación 8.22 Note que la función ω̃ ha sido obtenida a partir del alabeo
unitario ω minimizando el desplazamiento axial, vea la Sección 8.3.4 y el Ejer-
cicio 8.7. Sin embargo, esa misma función habría sido obtenida si en vez de
imponer un desplazamiento axial mínimo se hubiera exigido como requisito que
la tensión σ11 de la ecuación (8.28) se integre para producir fuerza directa y mo-
mentos flectores nulos, vea el Ejercicio 8.7. Note también que en (8.28) se uti-
lizaron las expresiones constitutivas usuales del material hiperelástico isótropo,
sin la corrección de la ecuación (8.23) empleada en la torsión de Saint-Venant.
Esto se debe a que la hipótesis cinemática de Oumanski contempla el alabeo de
la sección transversal, y por lo tanto la rigidez del elemento estructural no es
magnificada de forma tan severa como en el elemento de Saint-Venant.
donde las fuerzas internas del modelo son el bimomento B = EIηη η y el momento
torsor M = G(Iθθ θ − Iφθ φ), mientras que las fuerzas externas son:
Z Z
B= ω̃ f1 da , M= x̃2 f3 − x̃3 f2 da ,
f f
A(x1 ) A(x1 )
Z Z
b= ω̃b1 da + ω̃ f1 j ds ,
A(x1 ) ∂A(x1 )
Z Z
m= x̃2 b3 − x̃3 b2 da + ( x̃2 f3 − x̃3 f2 ) j ds .
A(x1 ) ∂A(x1 )
Así, utilizando las expresiones de la Sección 8.5.2 tenemos las siguientes ecua-
8.5. Elementos estructurales unidimensionales 225
ciones constitutivas:
B = EIηη η ,
M = GIφφ (θ − φ) + GJθ ,
∂1 B − GIφφ (φ − θ) + b = 0 ,
∂1 M + m = 0 .
Hay dos aspectos que conviene observar en las expresiones anteriores. Pri-
mero algo que fue anticipado en la Sección 8.5.2. El conocimiento de las fuerzas
internas en una determinada sección transversal de la barra no es suficiente para
conocer las tensiones en la misma. Esto es así porque de las ecuaciones consti-
tutivas, las cuales son dos, no pueden despejarse los tres parámetros necesarios:
η, φ y θ. El segundo aspecto a observar es que a partir de las ecuaciones de equi-
librio no se pueden integrar las fuerzas internas. Es decir, conocidas las fuerzas
internas en una determinada sección transversal y las fuerzas externas actuantes,
no podemos obtener las fuerzas internas en otra sección transversal simplemente
por integración de las ecuaciones de equilibrio. Más precisamente, el momento
torsor M sí se puede obtener, pero el bimomento B no puesto que necesita-
ríamos conocer los valores de θ y φ. Esto indica que la barra de Oumanski es
internamente hiperestática: fuerzas internas, desplazamientos y deformaciones
deben ser obtenidos considerando todas las ecuaciones. Por ejemplo, en la barra
empotrada-libre considerada con b y m nulos podemos integrar y obtener M = M
en toda la barra, siendo M el momento torsor externo del extremo libre, pero no
podemos obtener B trabajando solamente con las expresiones de equilibrio.
La integración completa de las ecuaciones de equilibrio, constitutivas y re-
laciones desplazamiento-deformación considerando las condiciones de contorno
puede sí ser realizada. De hecho, expresiones analíticas pueden obtenerse con
cierta facilidad. Sin embargo, un procedimiento numérico basado en la formula-
ción variacional puede ser también utilizado.
Un último aspecto interesante a señalar es que la barra de Oumanski no ne-
cesariamente conduce a fuerzas cortantes nulas. Por ejemplo, note que τ12 =
G (φ∂2 ω̃ − θ x̃3 ) = Gφ (∂2 ω̃ − x̃3 ) + G(φ − θ) x̃3 . En la última expresión el primer
sumando conduce a una fuerza cortante nula (las tensiones son proporcionales
a las de la solución exacta de Saint-Venant), mientras que la segunda expresión
conduce al resultado:
Z
Q2 = G(φ − θ)(x3 − x3O ) da = G(θ − φ)Ax3O .
A(x1 )
x2 ϕ θ
∂1 w
x1
En este punto conviene hacer la siguiente observación. De acuerdo con las ecua-
ciones anteriores, la hipótesis cinemática de Timoshenko establece que las distor-
siones y tensiones rasantes son constantes en la sección transversal y proporcionales
al ángulo ϕ. Por lo tanto, esta hipótesis no puede proporcionar una buena aproxima-
ción para estas magnitudes, las cuales varían fuertemente en función de la coorde-
nada x2 . De hecho, una aproximación mucho mejor para las tensiones rasantes es la
dada por la aproximación de la fórmula de Collignon-Jourawski, o por las fórmulas
de la Sección 8.4. Podríamos pensar que las expresiones anteriores sirven al menos
para estimar correctamente los valores medios de τ12 y γ12 . Sin embargo, se conoce
que la energía de distorsión total es sobrestimada al calcularla con las expresiones
de (8.31) y (8.32). Lo que ocurre es algo similar a lo que vimos en la torsión de
Saint-Venant de la Sección 8.5.3, es decir, por causa de ignorar el efecto de alabeo
de la sección transversal, el modelo matemático sobrestima la rigidez del elemento
estructural real. Siguiendo el procedimiento propuesto por Timoshenko, modifica-
remos la ecuación constitutiva que vincula la tensión rasante τ12 con la distorsión
angular γ12 utilizando la siguiente expresión:
τ12 = kT Gϕ , (8.33)
Ψ = 12 Ex22 κ2 + 12 kT Gϕ2 .
∂1 M + Q + m = 0 , ∂1 Q + q = 0 ,
κ = ∂1 θ , ϕ = ∂1 w − θ ,
M = EI22 κ , Q = GA∗ ϕ ,
θ(x1i ) = θ̂ , w(x1i ) = ŵ , M(x1f ) = M , Q(x1f ) = Q .
Ejercicio 8.26 Muestre que los valores de τ12 y γ12 en la teoría de Timoshenko
son, respectivamente, Q/A y Q/(kT GA). Una forma de definir un valor adecuado
para kT consiste en igualar la energía de deformación producida por la fuerza
cortante en la sección transversal con la energía calculada admitiendo la fórmula
de Collignon-Jourawski:
Z Z
1 1
γ12 τ12 da = γCJ
12 τ12 da ,
CJ
2 A 2 A
8.5. Elementos estructurales unidimensionales 229
donde las cargas externas son definidas con las mismas expresiones que en el caso
de la viga de Timoshenko. El siguiente ejercicio es algo difícil, puesto que la hipó-
tesis cinemática de Euler-Bernoulli no es de la forma estudiada en la Sección 8.5.2.
Aún así, se resuelve sin mayores dificultades integrando por partes dos veces.
Ejercicio 8.29 Muestre que la fuerza cortante Q puede ser introducida para ex-
presar la formulación clásica de la viga de Euler-Bernoulli en la siguiente forma:
∂1 M + Q + m = 0 , ∂1 Q + q = 0 ,
κ = ∂211 w , M = EI22 κ ,
230 8. Barras rectas
Muestre que el momento flector puede ser definido por la expresión (8.36), mien-
tras que la fuerza cortante no. ¿Qué interpretación física puede atribuirse enton-
ces a la incógnita Q?
Un poco de historia
El modelo de viga de Euler-Bernoulli es el más antiguo, más conocido, más es-
tudiado y más enseñado entre todos los modelos de viga. Es por lo tanto el modelo
de viga de referencia, tanto en el mundo académico como profesional, a pesar de
que en la actualidad probablemente sea menos utilizado que el modelo de Timo-
shenko, el cual prevalece cuando cálculos son realizados utilizando el método de
los elementos finitos.
La importancia histórica del modelo de viga de Euler-Bernoulli obliga a repasar
brevemente las circunstancias de su aparición. El modelo aparece en el siglo XVII,
como un modelo unidimensional no derivado desde las ecuaciones de la elastici-
dad, porque las mismas todavía no eran conocidas. Jakob Bernoulli (1654-1705)
fue quien primero descubrió lo que él llamó el teorema dorado, el cual expresa-
ba la relación entre el momento flector en una viga y el radio de curvatura de su
línea media, el cual era expresado en función de la representación paramétrica de
la curva deformada, utilizando para ello herramientas del cálculo, que era entonces
una disciplina matemática recientemente creada. Jakob propuso su descubrimiento
como un ejercicio para la sociedad de matemáticos, dando como pista un anagra-
ma, y prometiendo que revelaría la solución en el próximo festival de la cosecha, es
decir, en forma similar a como Robert Hooke (1675-1703) había dado a conocer su
descubrimiento sobre la elasticidad de resortes. Tres años más tarde Jakob revelaría
su descubrimiento a la comunidad, haciendo pública la siguiente fórmula, donde
x es la coordenada horizontal y también el parámetro independiente utilizado para
recorrer la curva, mientras que s y y son el parámetro de longitud y la coordenada
vertical:
1 ds3
f (M) = , con R = . (8.38)
R d2 y dx
En la expresión anterior, Jakob indicaba que el radio de curvatura debía ser fun-
ción del momento flector, y que el mismo podía ser expresado en términos de deri-
8.5. Elementos estructurales unidimensionales 231
vadas de las funciones s(x) y y(x). Esta fue la primera vez que el problema de flexión
fue puesto en forma de una ecuación diferencial. Aún para funciones f sencillas, la
ecuación diferencial propuesta era muy difícil de resolver. Mucho más difícil por
ejemplo que la ecuación diferencial relacionada a la configuración de equilibrio de
un cable inextensible y sin rigidez a flexión sujeto a la fuerza de la gravedad, cu-
ya solución, la catenaria, había sido encontrada por Johann Bernoulli (1667-1748),
hermano menor de Jakob. Así es que Daniel Bernoulli (1700-1782), hijo de Johann,
propuso por carta a Leonhard Paul Euler (1707-1783) en 1742 el problema de en-
contrar soluciones para la ecuación diferencial, llamadas curvas elásticas. Euler
había sido alumno de Johann, y para ese momento era considerado uno de los me-
jores matemáticos de la época, y el más experimentado en problemas de ese tipo.
Curiosamente Daniel le propuso el problema en una formulación matemática muy
diferente. Le propuso encontrar la curva que minimizara la energía de deformación
entre todas aquellas curvas con extremos fijos en dos puntos, cuyas rectas tangentes
en esos puntos siguieran ciertas direcciones predefinidas. La energía de deformación
de la curva C, de acuerdo con Daniel, sería proporcional a la integral del cuadrado
de su curvatura:
Z
1
E(C) ∝ 2
ds . (8.39)
C R
Note que el integrando de la expresión anterior coincide con la expresión (8.34) vá-
lida para la viga de Timoshenko, en el caso de ser despreciable la distorsión angular
ϕ, puesto que en ese caso importa solamente el término 21 EI22 κ2 con κ2 = (∂211 w)2 ,
siendo ∂211 w una aproximación válida para el inverso del radio de curvatura en el
caso de pequeñas deformaciones.
Pronto Euler obtuvo y publicó soluciones para el problema en términos de se-
ries de funciones, las cuales le permitieron dibujarlas esquemáticamente. Algunas
características notables del trabajo de Euler son listadas a continuación:
Euler resolvió completamente el problema de forma exacta y sin considerar
cualquier tipo de simplificación geométrica, es decir, resolvió el problema
considerando posibles grandes deformaciones. Lo hizo considerando el mo-
delo de comportamiento material más simple, el del comportamiento lineal,
pues es ese el modelo que conduce a la energía que Daniel le propuso. La
resolución del caso de pequeñas deformaciones no hubiera sido suficiente-
mente satisfactoria para Euler, puesto que en la época se desconocía que un
modelo de pequeñas deformaciones pudiera tener el gran interés práctico que
actualmente le reconocemos.
Euler obtuvo la solución partiendo del problema de minimización de la ener-
gía de deformación. Si bien Euler obtuvo y utilizó las expresiones diferen-
ciales de equilibrio para el problema, él tenía preferencia por la formulación
en términos de minimización o maximización de un funcional, pues conside-
raba que el planteo en términos de minimización o maximización debía ser
común a todos los problemas de la naturaleza, lo cual era para él evidencia de
la perfección del universo.
232 8. Barras rectas
Elementos planos
es la siguiente:
u = u1 (x1 , x2 )e1 + u2 (x1 , x2 )e2 .
Es fácil ver que para este caso particular de desplazamientos se tiene:
ε33 = γ13 = γ23 = 0 .
Sin considerar estas componentes nulas ni la componente σ33 , que veremos po-
drá calcularse a partir de σ11 y σ22 , las incógnitas principales en el caso de estado
plano de deformaciones serán las funciones u1 , u2 , ε11 , ε22 , γ12 , σ11 , σ22 y τ12 que
consideraremos funciones dependientes únicamente de x1 y x2 .
Para lo que sigue será conveniente utilizar la ecuación constitutiva del caso tridi-
mensional en términos de E y ν, la cual en forma matricial puede expresarse como:
ε11 1 −ν −ν 0 0 0 σ11
ε −ν 1 −ν 0 0 0 σ22
22
ε33 1 −ν −ν 1 0 0 0 σ33
= . (9.1)
γ12 E 0 0 0 2(1 + ν) 0 0 τ12
γ13 2(1 + ν) 0 τ13
0 0 0 0
γ23 2(1 + ν) τ23
0 0 0 0 0
Veamos cómo obtener una ecuación constitutiva reducida en términos de las
variables relevantes. Utilizando (9.1), tenemos:
γ13 = γ23 = 0 ⇒ τ13 = τ23 = 0 ,
1
ε33 = 0 ⇒ (−ν(σ11 + σ22 ) + σ33 ) = 0 .
E
Por lo tanto σ33 = ν(σ11 + σ22 ). Teniendo en cuenta este resultado y sustituyéndolo
en la ecuación constitutiva (9.1) tenemos:
1 1 − ν2 ν
ε11 = (σ11 − νσ22 − ν2 (σ11 + σ22 )) = σ11 − σ22 ,
E E 1−ν
1 1−ν 2 ν
ε22 = (σ22 − νσ11 − ν (σ11 + σ22 )) =
2
σ22 − σ11 ,
E E 1−ν
1 1 − ν2 ν
γ12 = (2(1 + ν)τ12 ) = 2 1+ τ12 .
E E 1−ν
Entonces, llamando
E ν
Ē = , ν̄ = ,
1 − ν2 1−ν
se obtiene la siguiente ecuación constitutiva reducida:
ε11 0 σ11
1 −ν̄
1
ε22 = −ν̄ 1 0 σ22 .
γ12 Ē 0 0 2(1 + ν̄) τ
12
Veremos que este resultado nos permitirá tratar los problemas de estado plano
de deformaciones en la misma forma que los problemas de estado plano de ten-
siones descritos en la Sección 9.2, pero con los nuevos valores introducidos de las
propiedades materiales.
9.2. Estado plano de tensiones 235
Ē E
Ḡ := = = G.
2(1 + ν̄) 2(1 + ν)
¿Cuál es la justificación física de este resultado?
Ejercicio 9.2 Muestre que para el estado plano de deformaciones los parámetros
materiales Ē y ν̄ cumplen: Ē > 0 y − 12 < ν̄ < 1. Muestre que la ecuación
constitutiva reducida es dada por:
Las incógnitas principales serán las funciones u1 , u2 , ε11 , ε22 , γ12 , σ11 , σ22 y τ12
que consideraremos funciones dependientes únicamente de x1 y x2 . Las deforma-
ciones y las tensiones estarán relacionadas por la ecuación constitutiva (9.1), que se
236 9. Elementos planos
e3
Las deformaciones que no son tenidas en cuenta inicialmente pueden ser calcu-
ladas posteriormente utilizando la ecuación constitutiva (9.1) y los valores conoci-
dos de las tensiones, es decir:
Ejercicio 9.3 Muestre que la solución del estado plano de tensiones satisface
las ecuaciones de compatibilidad de Saint-Venant si y solamente si:
ν
a) ε33 = − (σ11 + σ22 ) es un campo con variación lineal, y
E
b) ∂12 γ12 − ∂222 ε11 − ∂211 ε22 = 0 .
2
9.3. Función de tensiones de Airy 237
Muestre que las funciones ū1 , ū2 , ε̄11 , ε̄22 , γ̄12 , σ̄11 , σ̄22 , τ̄12 , satisfacen exacta-
mente todas las ecuaciones del problema de elasticidad lineal correspondientes
al estado plano de tensiones, para los datos también calculados como los valo-
res medios de los datos del problema tridimensional. ¿Qué puede decirse de las
ecuaciones de compatibilidad?
C′
t
n
C
O
C, si sobre esa curva actuara el vector tensión dado por T̂. Por el equilibrio de la
zona gris en la Figura 9.2 se tiene que FC y MC no pueden depender de la curva C
considerada, sino solamente de los puntos O y X. Tomando O fijo en el origen del
sistema de coordenadas, FC y MC dependerán solamente de las coordenadas x1 y x2
del punto X. En particular nos interesarán las componentes no nulas:
Z Z Z
F1 = e1 · T̂n ds , F2 = e2 · T̂n ds , M3 = e3 · r × T̂n ds . (9.2)
C C C
En componentes tenemos:
∂1 ψ = −F2 , ∂2 ψ = F 1 .
No es difícil mostrar que para cualquier función ψ las tensiones σ11 , σ22 , y τ12
dadas por las expresiones anteriores están en equilibrio con el campo de fuerzas de
volumen b (vea el Ejercicio 9.7). Note que, en componentes, la ecuación puntual de
equilibrio se expresa en la forma:
∂222 σ11 − ν̄ ∂222 σ22 + ∂211 σ22 − ν̄ ∂211 σ11 − 2(1 + ν̄)∂212 τ12 = 0 . (9.11)
Note que la derivada ∂212 τ12 puede ser despejada sumando la primer ecuación de
equilibrio (9.7) derivada respecto de x1 con la ecuación de equilibrio (9.8) derivada
respecto de x2 para obtener:
Observación 9.6 Note que el valor del módulo de Young no es relevante para
determinar la solución ψ (suponiendo que las condiciones de contorno son en
tensiones y por lo tanto el módulo de Young tampoco participa en ellas). Note
también que si el potencial V es una función armónica, entonces ψ será biarmó-
nica y además el valor del coeficiente de Poisson tampoco será relevante para
hallar ψ.
Para el caso de estado plano de tensiones el problema a resolver es similar, pero
en la ecuación diferencial aparece ν en vez de ν̄, es decir:
Además, sabemos que la solución no será exacta a menos que ε33 sea lineal, es decir,
a menos que ν sea cero o que σ11 + σ22 sea lineal:
Ejercicio 9.7 Muestre que las ecuaciones de equilibrio (9.7)–(9.8) son satisfe-
chas para tensiones obtenidas a partir de cualquier función de Airy.
Ejemplo 9.9 (Funciones cuadráticas y cúbicas) Considere un caso donde las fuer-
zas de volumen son nulas, es decir, V = 0, y la función de Airy ψ es cuadrática
homogénea:
1 1
ψ(x1 , x2 ) = ax12 + bx1 x2 + cx22 .
2 2
No es difícil mostrar que la función ψ así definida satisface la ecuación (9.12),
en el caso de estado plano de tensiones, o la ecuación (9.14) en el caso de estado
plano de deformaciones. Para esta función, de las ecuaciones (9.6) obtenemos el
siguiente estado homogéneo de tensiones:
Ejercicio 9.10 Considere una chapa de largo 2ℓ, altura 2h y espesor e, en estado
plano de tensiones, sometida a tracción o flexión, como se muestra en la figura.
Hallar la función de Airy y el correspondiente estado de tensiones en equilibrio
con las acciones externas en cada caso, suponiendo que la función de Airy es,
respectivamente al caso, cuadrática o cúbica. Muestre que en estos casos la teoría
unidimensional de barras y vigas proporciona las soluciones exactas.
x2 x2
F F M M
2h 2h
x1 x1
2ℓ 2ℓ
242 9. Elementos planos
Ejercicio 9.11 Considere una chapa de largo 2ℓ, altura 2h y espesor e, en estado
plano de tensiones, sometida a flexión y cortante, como se muestra en la figura.
Halle la función de Airy suponiendo que la misma es cuártica (no necesariamen-
te homogénea) y que la teoría de vigas proporciona el resultado exacto para las
tensiones σ11 . Halle el estado de tensiones en equilibrio con las acciones exter-
nas, y muestre que la teoría unidimensional de vigas proporciona los mismos
resultados en este caso, donde las tensiones rasantes son dadas por la fórmula de
Collignon-Jourawski. ¿Son exactas las soluciones obtenidas?
V x2 V
M M
2h M = Vℓ
x1
2ℓ
bio, en los apoyados las curvas no tienen que ser necesariamente normales al borde,
puesto que las tensiones actuantes sobre el cuerpo podrían tener una componente
rasante no nula.
Arcos y cables son elementos alargados que conducen las cargas aplicadas so-
bre ellos hacia sus extremos en la dirección de su eje (en un sentido que luego
estableceremos en forma más rigurosa). Siendo que nuestro componente estructural
puede ser visto como un entramado de arcos y cables, ese entramado nos sugiere
la forma en que las cargas aplicadas sobre el componente son conducidas hacia los
apoyos. Sin embargo, el funcionamiento del sistema de arcos y cables es bastante
más complejo de lo que ocurre en un arco o cable aislado. Esto ocurre porque los ar-
cos, por ejemplo, no conducen toda la carga que reciben en su dirección. Solamente
parte de la misma es desviada en su dirección, mientras que parte es conducida por
elementos perpendiculares al mismo hacia otro arco inferior. De hecho, podemos
244 9. Elementos planos
ver los arcos superiores como apoyados en los inferiores a través de los elementos
perpendiculares que los unen y que garantizan la compatibilidad de deformaciones.
Las cargas en el sistema discreto de arcos y cables son entonces conducidas tanto en
la dirección de los arcos como en la dirección de los cables, por lo cual, si existiera
la posibilidad de definir una dirección efectiva de transmisión de cargas, la misma
sería una combinación lineal de las direcciones definidas por los arcos y los cables,
es decir, una dirección del plano que se aproximará a la dirección de una de las
familias de isostáticas en el caso en que exista una tensión principal mucho mayor
a la otra (como ocurre en las cercanías de los apoyos en el ejemplo de la viga).
El diagrama de isostáticas para un componente estructural puede tener diversas
aplicaciones. Por ejemplo, la teoría de vigas de Euler-Bernoulli, así como también la
teoría de vigas de Timoshenko de la Sección 8.5.5, predice un estado de corte simple
en la línea media de la viga, por lo cual las líneas isostáticas deberían intersecar la
línea media formando un ángulo de π/4 radianes, lo cual puede observarse en el
ejemplo excepto en las cercanías de los apoyos y de la carga externa central. Las
líneas isostáticas nos indican por lo tanto que las tensiones predichas por la teoría
de vigas pueden en realidad ser muy diferentes a las reales en esas regiones.
Otra aplicación importante del diagrama de isostáticas se encuentra en el caso
de trabajar con un material que presenta muy bajo límite elástico cuando es pues-
to en tracción. El hormigón, por ejemplo, es un material que puede ser altamente
resistente cuando es sometido a compresión, pero en cambio es muy débil y de com-
portamiento frágil cuando es sometido a tracción. Siendo que los valores máximos
de la tensión normal de tracción ocurren en una de las direcciones principales, la
pieza fisurará en planos normales a las direcciones principales de tracción cuando
sea sometida a cargas de cierta magnitud. Si la viga del ejemplo es compuesta por
hormigón, las fisuras aparecerían en la zona inferior, siguiendo aproximadamente
la trayectoria de las isostáticas de compresión, atravesando las isostáticas de trac-
ción que indicarían los cables que estarían fallando en el modelo de arcos y cables.
En estructuras de hormigón armado se colocan barras de acero en el interior de
la pieza, las cuales cumplen de mucho mejor manera con la función que tendrían
los elementos traccionados de hormigón en el sistema de arcos y cables. Una po-
sibilidad sería entonces colocar barras de acero con la geometría de las isostáticas
traccionadas. Esto no es realizado exactamente así por diversas razones, comenzan-
do con las constructivas: es mucho más fácil diseñar y colocar barras rectas. Esto
es posible porque no es necesario que las barras de acero sean perpendiculares a las
fisuras, basta que las atraviesen para conformar un sistema adecuado. Por otra parte,
el sistema de arcos y cables del cuerpo homogéneo no conforma una estructura óp-
tima. Otro sistema puede ser mejor, y de hecho las barras de acero localizadas en el
lugar correcto y con la dirección adecuada modifican el diagrama de isostáticas (el
análisis de cuerpo homogéneo ya no es más válido) lo cual permite inclusive obte-
ner un sistema de arcos y cables más eficiente. Por ejemplo, las barras de acero son
más eficientes si son colocadas cercanas al borde inferior, ignorando otras curvas
del diagrama de isostáticas localizadas más cerca de la línea media de la viga, como
es mostrado en la Figura 9.5. De todas maneras, y sobretodo en piezas de geometría
9.4. Curvas isostáticas y flujo de cargas 245
Figura 9.5: Trayectoria usual de las fisuras en la viga de hormigón armado. En azul
se muestra la geometría escogida para las principales barras de acero utilizadas en
vigas de este tipo.
Es un campo vectorial que en cada punto tiene divergencia nula, pues la ecua-
ción puntual de equilibrio expresa, para fuerzas de volumen nulas, la igualdad
∇ · v2 = ∂1 τ12 + ∂2 σ22 = 0. Esto significa que el campo vectorial podrá ser
asociado a una magnitud que se conserva, como ocurre, por ejemplo, con el
campo de velocidades de un fluido incompresible, el cual conserva el volu-
men del mismo.
Una vez que tenemos el campo vectorial v2 , estamos listos para identificar cómo
se corresponden las magnitudes de nuestro problema con las del flujo de un fluido
incompresible. El caudal de fluido que pasa a través de una superficie S se calcula
como la integral en S del flujo normal v2 · n, donde n es la dirección normal a
S en un determinado punto. En nuestro problema, si llamamos f = Tn al vector
tensión en un punto de S, tenemos que el flujo normal es v2 · n = e2 · f, es decir,
la componente vertical f2 del vector tensión. Por lo tanto, lo que es un caudal en
el problema del fluido incompresible se transforma en la componente vertical de la
fuerza total sobre la superficie S en nuestro problema.
La Figura 9.6 muestra gráficamente las curvas de flujo del campo v2 . Sobre
las mismas se han dibujado las superficies Sa , Sb y Sc . Como estas superficies son
atravesadas por las mismas líneas de flujo, el caudal en las superficies es el mismo, y
por lo tanto la componente vertical de la fuerza aplicada sobre las tres superficies es
la misma. Esta construcción muestra la utilidad del diagrama presentado y permite
entonces visualizar el flujo de cargas no solo en forma cualitativa sino también en
forma cuantitativa.
Sb Sa
Sc
Figura 9.6: Flujo de las cargas verticales en la viga. Note que el flujo es dirigido
mayormente desde la superficie donde se aplican las cargas hacia los apoyos.
Note que también podríamos trabajar con el campo v1 = Te1 , es decir, trabajar
con la componente horizontal de las fuerzas de la misma manera que lo hicimos con
la componente vertical. Es cierto que las cargas externas no aportan componente
horizontal, pero en el interior de la viga ese campo tiene relevancia. De hecho, las
fuerzas horizontales actuando sobre superficies de normal horizontal en la región
inferior de la viga son las que la hacen fisurar cuando es construida con hormigón,
como vimos en la sección anterior. La Figura 9.7 muestra el flujo horizontal de
cargas.
En problemas tridimensionales tendríamos un tercer flujo de cargas: el que se
obtendría del campo de velocidades v3 = Te3 . Tendríamos entonces tres flujos re-
9.4. Curvas isostáticas y flujo de cargas 247
Figura 9.7: Flujo de las cargas horizontales en la viga. Note el flujo horizontal en la
zona inferior, el cual se traduce en una fuerza de tracción horizontal capaz de fisurar
la viga de hormigón.
El Cuadro 9.1 muestra la analogía existente entre las expresiones del problema
de conducción de calor en la situación de equilibrio en un material de respuesta
lineal, y el problema de elasticidad lineal tal como lo hemos estudiado. Note que se
ha considerado un caso más general para el problema de elasticidad lineal que en
la sección anterior, pues ahora pueden existir fuerzas de volumen. Note que para el
problema de conducción de calor se ha llamado θ a la temperatura absoluta y q al
vector flujo de calor. Además se ha introducido la notación g para el gradiente ∇θ
de la temperatura, con la intención de resaltar la analogía entre los dos problemas.
La diferencia de signo en algunas ecuaciones no es esencial, puesto que se evitaría
trabajando con el vector q̂ = −q.
Queda todavía sin responder la siguiente pregunta: ¿cuál es la cantidad o mag-
nitud conservada en el problema de elasticidad que es análoga a la energía térmica
en el problema de conducción de calor? Para responder a esa pregunta debemos
recordar algunos conocimientos de mecánica newtoniana. Sean los cuerpos B1 y
B2 que interaccionan mutuamente. La intensidad de la interacción de naturaleza
mecánica que ocurre entre los dos cuerpos es lo que llamamos fuerza. A la fuerza
sobre el cuerpo B1 que resulta de la interacción mecánica con el cuerpo B2 la po-
demos llamar F12 . ¿Cuál es la cantidad transferida al cuerpo B1 ? La respuesta nos
la proporciona la segunda ley de Newton. Siendo que para el cuerpo B1 se cumple
248 9. Elementos planos
ε11 = U1 e1 , γ12 = U2 e1 + U1 e2 ,
ε22 = U2 e2 , γ13 = ∂3 U1 d + U3 e1 ,
ε33 = ∂3 U3 d , γ23 = ∂3 U2 d + U3 e2 ,
Las componentes del tensor de tensiones pueden ser halladas a partir de las
expresiones anteriores utilizando las ecuaciones constitutivas, por ejemplo las de
las ecuaciones (9.16)–(9.18). La densidad de energía de deformación será entonces
una función que dependerá explícitamente de las coordenadas x1 , x2 y x3 como
también implícitamente a través de d y e:
Siendo d̄ arbitraria, el lema fundamental del cálculo de variaciones nos indica que
deben valer cero las expresiones entre paréntesis. Así, si definimos la fuerza interna
generalizada K = ∂e F , tenemos que la formulación clásica es:
∂d F − ∇ · K − q = 0 en A (ecuación de equilibrio) ,
e = ∂1 d ∂2 d (relación desplazamiento-deformación) ,
en A
K = ∂e F (ecuación constitutiva) ,
en A
d = d̂ en ∂Au (condición de contorno cinemática) ,
Kn = F en ∂A f (condición de contorno mecánica) .
En el caso que las cargas estén mayormente dirigidas según direcciones del
plano medio, y presenten además simetría con respecto a ese plano, es razonable
adoptar una hipótesis cinemática que simplemente desplace cada segmento trans-
versal de acuerdo con una dirección del plano. En términos matemáticos, la hipóte-
sis cinemática quedaría así:
x3
N11
N12
x2
N12
N22
Nnt
t Nnn
n
x1
Figura 9.8: Placa cargada en su plano. Vista de las fuerzas internas que actúan sobre
una pequeña porción de la misma. Para la cara frontal la fuerza actuante fue des-
compuesta de acuerdo con la base {n, t, e3 } alineada con la superficie.
Note que solamente la componente ε33 se anula, lo cual resulta de haber prescri-
to un movimiento rígido para los segmentos transversales. Otra observación que po-
demos hacer es que las deformaciones obtenidas dependen tanto de d como de e. Sin
embargo, al igual que en el caso de la viga de Timoshenko, veremos que podremos
definir un conjunto de deformaciones más conveniente que el dado en (9.31). Anti-
cipando resultados siguientes, el conjunto mínimo de deformaciones que aparecen
256 9. Elementos planos
Las expresiones constitutivas para las fuerzas internas en función de los despla-
zamientos generalizados las obtenemos a partir de las expresiones anteriores y las
ecuaciones constitutivas, con lo cual se obtiene:
La expresión anterior puede ser utilizada para obtener una formulación de ele-
mentos finitos para hallar soluciones aproximadas para la placa de Mindlin-Reiss-
ner. En cambio, veamos cómo quedaría la formulación clásica del problema, de la
cual resta hallar la ecuaciones puntuales de equilibrio y las condiciones de contorno
mecánicas. Las primeras, de acuerdo con la teoría general, quedan así:
Note que las dos primeras ecuaciones de las anteriores expresan un equilibrio
de momentos en componentes según las direcciones e1 y e2 de la base canónica,
mientras que la última ecuación expresa el equilibrio de fuerzas según la dirección
e3 . En el caso de las dos primeras, también podemos expresar el equilibrio según
una base alineada con el contorno de la placa, como se muestra en la Figura 9.9. Así,
si n, de componentes n1 y n2 , es el vector normal al contorno y t, de componentes
258 9. Elementos planos
x3 Q13 M12
M11
x2
Q23 M22
M12
Qn3
Mnn
t Mnt
n
x1
Figura 9.9: Placa de Mindlin-Reissner. Vista de las fuerzas internas que actúan so-
bre una pequeña porción de la misma. Para la cara frontal la fuerza interna actuante
fue descompuesta de acuerdo con fue descompuesta de acuerdo con la base {n, t, e3 }
alineada con la superficie. Note que la regla de la mano derecha que define la di-
rección de los vectores momento puede conducir a direcciones diferentes a las de la
base utilizada.
Una característica de la placa de Mindlin es que las tensiones que actúan sobre
un corte transversal pueden ser calculadas a partir de las fuerzas internas que actúan
sobre el mismo. Así, supongamos que conocemos Mnn , Mnt y Qn3 . Entonces las
ecuaciones constitutivas (9.39)–(9.40), expresadas en la base {n, t, e3 }, nos permiten
calcular κnn + νκtt , κnt y ϕn3 . Esas deformaciones son suficientes para calcular las
tensiones que actúan en el corte transversal utilizando las ecuaciones (9.32)–(9.34)
y (9.36)–(9.38):
En el caso del elemento estructural plano más general que considera simultá-
neamente las hipótesis cinemáticas de la placa cargada en su plano y la placa de
Mindlin-Reissner se obtienen expresiones similares. Así, si conocemos Nnn y Qnt
en la sección transversal, entonces, utilizando el resultado del Ejercicio 9.15 y su-
mando las tensiones obtenidas por separado, obtenemos:
Condiciones de contorno
θn = θ1 n1 + θ2 n2 , θt = θ1 t1 + θ2 t2 .
Este es el caso habitual en que la placa está fuertemente adherida a una es-
tructura muy rígida que le impida los desplazamientos, como ser una viga
muy rígida a flexión y torsión. En esa situación se tienen estas condiciones de
contorno con funciones θ̂n , θ̂t , y û3 nulas.
Borde libre: En este caso no hay apoyos, por lo que las condiciones son:
Mnn = Mn , Mnt = Mt , Qn3 = Q3 .
En algunos casos pueden existir dudas acerca de qué tipo de apoyo debe ser
considerado. Lo usual es que se deba considerar solamente el empotramiento duro,
el apoyo simple blando y el borde libre. Afortunadamente las placas no suelen en-
contrarse en forma aislada, sino que forman parte de una estructura a la cual están
vinculadas. En ese caso debe evaluarse la naturaleza de esos vínculos, en particular
si su resistencia mecánica permite o no la continuidad de desplazamientos.
Aquí conviene introducir las fuerzas internas cortantes en equilibrio con los
momentos, es decir las fuerzas Q13 y Q23 que satisfacen las ecuaciones de equili-
brio (9.42)–(9.43). Note que hemos despreciado las deformaciones ϕ13 y ϕ23 pero
no las fuerzas internas cortantes. A primera vista esto puede parecer inconsisten-
te, pero es necesario si queremos preservar las ecuaciones de equilibrio clásicas.
Como hemos considerado que ϕ13 y ϕ23 son nulas, ya no tendremos ecuaciones
constitutivas para las fuerzas cortantes. Ellas quedan definidas únicamente por las
expresiones de equilibrio. Con eso, introduciendo las fuerzas internas y externas en
la base {n, t, e3 }, tenemos:
Z Z
−Q13 θ̄1 − Q23 θ̄2 da + (Mnn − Mn )θ̄n + (Mnt − Mt )θ̄t ds
A ∂A f
Z Z
= q3 ū3 da + Q3 ū3 ds ∀ū3 ∈ Ūu3 .
A ∂A f
Falta solamente un paso para aplicar el lema fundamental del cálculo de varia-
ciones y así obtener las expresiones de equilibrio que nos faltan para completar la
formulación clásica del problema. La dificultad con la expresión anterior es que θ̄t
no es independiente de ū3 . De hecho, θ̄t = θ̄1 t1 + θ̄2 t2 = −∂ s ū3 .
262 9. Elementos planos
Por simplicidad, asumiremos que las funciones Mnn y Mn son continuas y dife-
renciables con respecto al parámetro de arco s en el contorno ∂A f excepto por un
único punto de parámetro s0 , en donde existen los límites laterales que valen M−nt y
Mt− del lado s < s0 y M+nt y Mt+ del lado s > s0 . Utilizaremos la notación [ f ] s0 para
el salto de una función f en s0 , es decir,
A partir de la expresión final (9.53), imponiendo que cada término sea nulo para
todo posible desplazamiento virtual, se obtiene una última ecuación de equilibrio,
la cual coincide con la ecuación (9.44) de la teoría de Mindlin-Reissner, y tres con-
diciones mecánicas de contorno, la primera Mnn = Mn tal como en la placa de
Mindlin-Reissner, la segunda Vn3 = V3 expresada en términos de las llamadas fuer-
zas efectivas Vn3 y V3 , y una tercera condición, que es dada por [Mnt ] s0 = [Mt ] s0 y
que todavía debemos interpretar.
En resumen, la teoría de placas de Kirchhoff-Love posee una sola incógnita cine-
mática, el desplazamiento transversal u3 de los segmentos transversales. Las defor-
maciones generalizadas de la teoría son κ11 = −∂211 u3 , κ22 = −∂222 u3 y κ12
2
= −∂12 u3 ,
las cuales se relacionan con los momentos internos M11 , M22 y M12 con las mismas
expresiones que en la teoría de Mindlin-Reissner. Las ecuaciones de equilibrio tam-
bién son las mismas, donde las dos primeras son en realidad expresiones utilizadas
para definir las fuerzas cortantes Q13 y Q23 mientras que la restante es sí la verda-
dera ecuación de equilibrio de la teoría. Las condiciones de contorno cinemáticas y
mecánicas en los distintos tipos de apoyo son las siguientes:
9.5. Elementos estructurales planos 263
Empotramiento:
θn = θ̂n , u3 = û3 .
Apoyo simple:
Mnn = Mn , u3 = û3 .
Borde libre:
Mnn = Mn , Vn3 = V3 , [Mnt ] s0 = [Mt ] s0 .
Con eso, al menos desde el punto de vista del trabajo virtual que realizan, la fuerza
cortante Q3 y el momento torsor Mt son equivalentes a la fuerza cortante efectiva
V3 y a una fuerza puntual de magnitud [Mt ] s0 localizada en el punto de disconti-
nuidad. No habiendo diferencia en el trabajo virtual externo, ambos sistemas de
fuerzas tienen el mismo efecto en la placa de Kirchhoff-Love. Las condiciones de
contorno encontradas aseguran que el trabajo interno sea igual al trabajo externo,
independientemente de la forma específica que tengan la fuerzas externas.
q0 b21
κ11 = 2 cos (b1 x1 ) cos (b2 x2 ) ,
ĒI b21 + b22
q0 b22
κ22 = 2 cos (b1 x1 ) cos (b2 x2 ) ,
ĒI b1 + b2
2 2
−q0 b1 b2
κ12 = 2 sin (b1 x1 ) sin (b2 x2 ) .
ĒI b21 + b22
− (1 − ν) q0 b1 b2
M12 = 2 sin (b1 x1 ) sin (b2 x2 ) .
b21 + b22
9.5. Elementos estructurales planos 265
Note que se cumplen las condiciones de contorno mecánicas del tipo Mnn = 0
en los cuatro bordes. Sin embargo, el momento torsor no es nulo en los bordes,
lo cual no invalida la solución, puesto que el momento torsor no se prescribe en
la teoría de Kirchhoff-Love. Utilizando las ecuaciones (9.42)–(9.43) tenemos:
−q0 b1
Q13 = sin (b1 x1 ) cos (b2 x2 ) ,
b21 + b22
−q0 b2
Q23 = cos (b1 x1 ) sin (b2 x2 ) .
b21 + b22
b21 + b22 2
−q0 b2 a2
Vn3 = 2 (2 − ν)b 2
1 + b2 cos (b1 x1 ) en x2 = ±
2
,
b21 + b22 2
2(1 − ν) q0 b1 b2
[Mnt ] = 2 en los cuatro vértices.
b21 + b22
Las fuerzas transversales del apoyo deberán ser entonces las expresadas en las
ecuaciones anteriores, pues las mismas son equivalentes e interpretables como
fuerzas transversales. En particular, se tiene que los apoyos ejercerán sobre la
placa fuerzas puntuales en los vértices de la misma, dirigidas en la dirección
contraria a las reacciones distribuidas. Se deja como ejercicio integrar las fuer-
zas anteriores para mostrar que se obtiene la misma fuerza total transversal F3
calculada anteriormente.
de apoyo simple considerado. Por otro lado se tienen fuerzas de apoyo que serían
dadas por Qn3 y Mn3 en el caso de que el apoyo pudiera ejercer el momento torsor
o por Vn3 y [Mnt ] en el caso de que el apoyo solamente pudiera ejercer fuerzas
transversales. Si pensamos en la placa como un cuerpo tridimensional, vemos que
las fuerzas internas conducen a tensiones que solamente pueden estar en equilibrio
con las reacciones del primer tipo de apoyo. La solución propuesta no puede en-
tonces ser exacta en el caso del segundo tipo de apoyo. La misma es sin embargo
una buena aproximación en el interior de la placa, en la región alejada de los bordes
una distancia mayor o igual al espesor de la placa. Suele justificarse este hecho en
el principio de Saint-Venant, por el cual sistemas de fuerzas equivalentes tienen el
mismo efecto en regiones alejadas de la zona de introducción de las cargas.
Otro aspecto que cabe preguntarse es si el mismo fenómeno de aparición de
fuerzas puntuales en los vértices puede ocurrir en el caso de la placa de Mindlin-
Reissner. Si el apoyo simple es duro, entonces el mismo puede ejercer el momento
torsor necesario para preservar la condición θt = 0, con lo cual se esperarían reac-
ciones del tipo Qn3 y Mn3 . De hecho, como muestra el Ejercicio 9.19, la solución
analítica para el problema de Mindlin-Reissner conduce exactamente a las mismas
expresiones para las fuerzas internas. Si el apoyo es blando, entonces el momen-
to torsor en el apoyo será nulo. Por lo tanto, si la placa es de pequeño espesor, se
esperarían reacciones del tipo Vn3 y [Mnt ]. El Ejercicio (9.20) muestra que las reac-
ciones Qn3 en placas de pequeño espesor se aproximan a la solución Vn3 de la placa
de Kirchhoff-Love en los apoyos blandos, y que en zonas cercanas a los vértices se
producen reacciones de diferente signo que en el caso límite dan lugar a las fuerzas
puntuales [Mnt ].
Ejercicio 9.19 Considere el problema del Ejemplo 9.18 y sea u3K la solución
de la teoría de Kirchhoff-Love. Muestre que para apoyos simples duros las fun-
ciones θ1M , θ2M y u3M propuestas a continuación son soluciones para la placa de
Mindlin-Reissner, y muestre también que las fuerzas internas son las mismas.
Ejercicio 9.20 Considere el problema del Ejemplo 9.18 y sea u3K la solución
de la teoría de Kirchhoff-Love. Muestre que para apoyos simples duros en x1 =
±a1 /2 y apoyos simples blandos en x2 = ±a2 /2 las soluciones para la placa de
Mindlin-Reissner son:
+ [C1 b−1
1 cosh(b1 x2 ) + C 2 x2 sinh(b1 x2 )] cos(b1 x1 ) ,
f − = −ku3 e3 ,
Coordenadas curvilíneas
Note que si un punto X tiene coordenadas (x1̂ , x2̂ , x3̂ ) en el sistema cartesiano χ̂ y
(x , x2 , x3 ) en el sistema χ, entonces X = χ̂−1 (x1̂ , x2̂ , x3̂ ) y como (x1 , x2 , x3 ) = χ(X),
1
entonces (x1 , x2 , x3 ) = χ ◦ χ̂−1 (x1̂ , x2̂ , x3̂ ), por lo que χ ◦ χ̂−1 es la función que toma
las coordenadas cartesianas y devuelve las curvilíneas. Análogamente χ̂ ◦ χ−1 toma
las coordenadas curvilíneas y devuelve las cartesianas.
En la notación indicial son frecuentes los abusos de notación de todo tipo, y por
ejemplo utilizaremos la misma notación xa tanto para la coordenada número “a”
de un cierto punto, como para la función que devuelve la coordenada número “a”
en el sistema χ en la expresión xa (X), tanto como para la función de cambio de
coordenadas, que toma las coordenadas cartesianas y nos devuelve la coordenada
número “a” en la expresión xa (x1̂ , x2̂ , x3̂ ). Con el mismo criterio, si f : B → R
es una función real definida en B ⊂ E3 , llamaremos también f a sus versiones
definidas en el espacio de coordenadas, por lo que admitiremos como válidas no
solo expresiones del tipo f (X) sino también f (x1̂ , x2̂ , x3̂ ) o f (x1 , x2 , x3 ).
S3
e1 P1
e1
e2
P2
e2 3
e
e3
P3
S1
Los vectores tangentes a las curvas coordenadas definen la que llamaremos base
primal del sistema de coordenadas para el espacio vectorial V3 . La denotaremos
{e1 , e2 , e3 } y es obtenida utilizando la expresión que define el vector tangente:
ea = ∂λ Pa (λ) .
Note que la expresión anterior define los tres vectores de la base primal, y para
eso hemos utilizado el índice libre “a” el cual puede tomar los valores 1, 2 o 3.
Esta es una característica de la notación indicial la cual siempre hace uso de índices
libres para reducir el tamaño de las expresiones. Siempre que utilicemos una letra
como índice entenderemos que el mismo puede variar de uno a tres a menos que lo
274 10. Coordenadas curvilíneas
contrario sea indicado. Además, en la notación indicial el índice libre debe apare-
cer siempre en la misma posición, como subíndice o superíndice, y debe aparecer
necesariamente una única vez en cada término de la expresión.
Dado ahora un vector v ∈ V3 , el mismo puede expresarse usando la base primal
como la combinación lineal v = v1 e1 + v2 e2 + v3 e3 donde va es llamada componente
contravariante del vector v. Note que hemos utilizado subíndices para indicar el
vector de la base primal y superíndices para sus componentes. Esta es una caracte-
rística particular de la notación indicial que permite expresar sumatorias en forma
compacta en la forma:
v = va ea .
Note que en la expresión aparece el índice “a” repetido, una vez como subíndice
y otra como superíndice, lo cual obliga a entender que debe realizarse una sumatoria
de uno a tres en ese índice. Esos índices que implican sumatorias son llamados
índices mudos porque podemos cambiarles de notación en un solo término sin tener
que realizar cambios en los otros y sin perder el significado de la expresión. En la
notación indicial ningún índice puede repetirse más de una vez en el mismo término,
ni aparecer dos veces en la misma posición, es decir, solo puede aparecer repetido
si es una vez como subíndice y otra como superíndice.
Es importante señalar que la base primal {e1 , e2 , e3 } no es ortonormal. Los vec-
tores de la misma pueden inclusive no tener norma unitaria. Esta es una desventaja
de la base primal, pues cuentas que eran sencillas de realizar con la base ortonor-
mal del sistema cartesiano quedan ahora más complicadas. Por ejemplo, se tiene
va , v · ea de modo general. Esta problemática es aliviada en parte trabajando si-
multáneamente con la llamada base dual a la que le daremos la notación {e1 , e2 , e3 },
es decir, con superíndices en lugar de subíndices. La base dual cumple lo siguiente:
ea · eb = δab ,
donde δab = δba (ambas notaciones son válidas, veremos luego porqué) es el llamado
delta de Kronecker, el cual es dado por la siguiente expresión:
1 si a = b ,
(
δb=
a
0 si a , b .
La base dual queda determinada de forma única por la condición anterior. Note
que e1 , por ejemplo, es normal a e2 y e3 , y por lo tanto es normal al plano que
contiene esas dos direcciones. De todas las direcciones normales a ese plano e1 es
la única que cumple e1 · e1 = 1. Análogamente se muestra que e2 y e3 son únicos.
La base dual puede también ser introducida por una definición geométrica. Así
como la base primal {e1 , e2 , e3 } está compuesta por las direcciones tangentes a las
curvas coordenadas, la base dual {e1 , e2 , e3 } está formada por direcciones normales
a las superficies coordenadas. Por ejemplo, una superficie de la familia S1 está in-
tegrada por curvas en las familias P2 y P3 , con lo cual, en un cierto punto X de S1
pasan curvas que poseen a e2 y e3 como vectores tangentes. Con eso tenemos que
10.1. Sistemas de coordenadas curvilíneas 275
v = va ea .
Con esto, las componentes contravariantes del vector v las podemos obtener utili-
zando la base dual:
La otra cuenta que facilita el uso de las bases primal y dual es el cálculo del
producto escalar:
Lema 10.3 Sea {e1 , e2 , e3 } la base primal del sistema de coordenadas χ. Enton-
ces el diferencial de volumen del sistema es dv = (e1 × e2 ) · e3 dx1 dx2 dx3 .
Para comenzar, veamos cómo se representan los vectores de las bases primal y
dual del sistema de coordenadas curvilíneas en el sistema cartesiano. Para ver esto
276 10. Coordenadas curvilíneas
sirve recordar que el vector tangente a una curva C(λ) en el sistema cartesiano se
encuentra simplemente derivando las funciones que expresan las coordenadas car-
tesianas en función de lambda. Así, si xâ (λ) nos proporciona la coordenada número
“a” del punto C(λ), entonces el vector tangente a C es:
v(λ) = vâ (λ)eâ = ∂λ xâ (λ)eâ . (10.1)
Consideremos ahora las curvas coordenadas del sistema de coordenadas curvilí-
neas. En este caso los vectores tangentes deben ser los elementos de la base primal.
Por ejemplo, para la curva P1 tenemos que la componente contravariante número
“a”, que podemos llamar uâ , de su vector tangente e1 es:
h i
uâ = ∂λ xâ (λ) = ∂λ xâ (x1 (λ), x2 (λ), x3 (λ)) .
Note que en el tercer término se ha utilizado la función de cambio de coordenadas
xâ (x1 , x2 , x3 ), mientras que las funciones xb (λ) proporcionan las coordenadas cur-
vilíneas de un punto en la curva. Para la curva P1 se tiene x1 (λ) = λ mientras que
x2 (λ) y x3 (λ) son constantes, y con eso ∂λ x1 (λ) = 1 y ∂λ x2 (λ) = ∂λ x3 (λ) = 0. Por lo
tanto, utilizando la regla de la cadena y omitiendo la larga lista de argumentos, se
tiene la siguiente componente contravariante del vector e1 :
uâ = ∂1 xâ .
Por lo tanto e1 = ∂1 xâ eâ , y de modo general:
eb = ∂b xâ eâ . (10.2)
Resulta entonces que la combinación lineal que expresa los elementos de la base
primal tiene como coeficientes las derivadas parciales de las funciones de cambio
de coordenadas. Veamos ahora cómo se expresa un vector cualquiera el cual cono-
cemos sus componentes va en la base primal. Del resultado anterior tenemos:
v = vb eb = vb (∂b xâ eâ ) = (vb ∂b xâ )eâ ,
lo cual muestra que la componente vâ en el sistema cartesiano del vector v es:
vâ = ∂b xâ vb . (10.3)
Ejercicio 10.4 Muestre que la expresión (10.1) es general, es decir, para cual-
quier sistema de coordenadas, si una curva C(λ) es dada por las funciones xa (λ),
entonces se tiene que su vector tangente es v(λ) = va (λ)ea = ∂λ xa (λ)ea .
donde se ha utilizado la notación ∂b̂ para indicar la derivada parcial con respecto
10.2. Tensores y formas lineales 277
Definición 10.7 Llamaremos tensor de orden n a una aplicación que toma como
argumentos n vectores y devuelve un número real, es decir, L : V3 × V3 × . . . ×
V3 → R y además tiene la propiedad de ser lineal en cada argumento.
Quedará claro en lo que sigue por qué esta definición puede ser considerada más
general que la que hemos utilizado en capítulos anteriores, incluso a pesar de que
en esta definición el tensor retorna siempre un número real. Consideremos entonces
un tensor L. Podemos ver rápidamente que el mismo queda totalmente determinado
por un conjunto finito de números reales. Por ejemplo, consideremos el tensor de
orden dos L, es decir L : V3 × V3 → R. En ese caso, dados v y w cualesquiera
en V3 , tenemos, utilizando la representación contravariante de los vectores y la
linealidad de L en cada argumento:
Lab va wb = Lab (∂ĉ xa vĉ )(∂d̂ xb wd̂ ) = (∂ĉ xa ∂d̂ xb Lab )vĉ wd̂
⇒ Lĉd̂ = ∂ĉ xa ∂d̂ xb Lab . (10.8)
Note que en la fórmula de cambio de base aparece una derivada parcial por
cada índice del tensor. Reglas similares pueden obtenerse para las componentes
covariantes o mixtas siguiendo el procedimiento de la Observación 10.6. No vale la
pena entonces escribir aquí todas sus variantes para este ejemplo particular.
Pasemos ahora a ver algunos casos particulares de tensores. El caso más simple
es el de los números reales, que podemos verlos como tensores de orden cero, es
decir, tensores que toman cero vectores y devuelven el número real que representan.
Un caso más interesante es el de los tensores de orden uno. Esos tensores toman
un solo vector y devuelven un número real, y son denominados funcionales lineales
o también formas lineales. Así, si q es una forma lineal, tenemos:
hecho, por el teorema de representación de Riesz, toda forma lineal tiene un repre-
sentante vector, que en el caso de q es el vector qa ea , puesto que se tiene:
q(v) = qa va = (qa ea ) · v .
q(v) = qa va = (qa ea ) · v .
g(v, w) = v · w .
Siendo el producto escalar una aplicación bilineal que toma dos vectores y de-
vuelve un número real, entonces el mismo es un tensor de orden dos, no habiendo
por lo tanto distinción matemática entre el producto escalar y el tensor métrico. La
única diferencia es la notación, la cual es más apropiada en el caso del tensor métri-
co si lo que queremos es ver sus componentes en la base utilizada. Si se utiliza una
base mixta puede verse que el tensor métrico tiene componentes que coinciden con
el delta de Kronecker:
Las componentes en las bases primal o dual no son tan simples, pero las mismas
cumplen las siguientes expresiones:
Las igualdades anteriores muestran que el tensor métrico sirve para “subir” y “ba-
jar” índices de vectores, es decir, si conocemos las componentes contravariantes va
de un vector v, entonces las componentes covariantes las obtenemos haciendo la
cuenta vb = gab va , mientras que si tenemos las componentes covariantes, las con-
travariantes las obtenemos por la expresión vb = gab va . Es tradicional pensar en δab
solamente como un símbolo o notación, no como las componentes de un tensor. Por
ejemplo, no se utilizan notaciones como δab . Si quisiéramos considerarlo como un
tensor, entonces debería ser el tensor métrico g.
280 10. Coordenadas curvilíneas
Ejercicio 10.8Muestre que el tensor métrico sirve para subir y bajar los índices
de las componentes de formas lineales y demás tensores en general.
basta notar que L es la contracción en el tercer y cuarto argumentos del tensor N⊗M.
Si ahora consideramos M variable, entonces vemos que a cada M le corresponde
un cierto tensor L de acuerdo con la fórmula. Podemos escribir esto, admitiendo
cierto abuso de notación, en la forma L = N(M), con lo que estaríamos viendo al
tensor N como una transformación lineal que toma como argumento un tensor de
orden dos y devuelve otro tensor de orden dos. Note que tanto el tensor N original
como esta transformación lineal definida en el espacio de los tensores de orden dos
pueden ser especificadas por el mismo conjunto de componentes. Como el mismo
conjunto de componentes puede se utilizado para definir diferentes transformacio-
nes lineales en diferentes espacios de tensores, en buena parte de la bibliografía se
prefiere una definición más amplia de tensor que la que hemos utilizado aquí, y que
es la de tensor como un conjunto de componentes que satisfacen reglas específicas
de transformación de base, como por ejemplo la regla (10.8), válida en el caso de
los tensores de orden dos. De hecho, esta definición amplia es la que condujo his-
tóricamente a la nomenclatura tensor para las transformaciones lineales que hemos
definido en los capítulos anteriores, por ejemplo el tensor de tensiones y el tensor
de deformaciones infinitesimales.
Un tensor puede también definir transformaciones lineales entre diferentes es-
pacios de tensores. En el ejemplo visto anteriormente, podemos expresar la fórmula
Lab = Nabc M cd en la forma Lab = M cd Nabc , con lo cual, si ahora M es considerado
fijo y N variable, se puede interpretar a M como una transformación lineal que toma
tensores de orden tres y devuelve tensores de orden dos, lo cual se expresa en forma
simbólica como L = M(N).
Un ejemplo particular de transformaciones lineales entre espacios de tensores
los constituyen los tensores de orden dos, los cuales pueden ser vistos como trans-
formaciones lineales en el espacio de las formas lineales. Por ejemplo, si qa = Lab pb ,
entonces L es el tensor que para el argumento p nos devuelve la forma lineal q, es
decir, q = L(p). Siendo que todo vector es asociado a una cierta forma lineal, la
idea anterior puede ser utilizada de forma similar para ver los tensores de orden
dos como transformaciones lineales en el espacio de los vectores: si wa = Lab vb ,
entonces L es el tensor que para el argumento v nos devuelve el vector w, es decir,
w = L(v). Más precisamente, L es el tensor que nos proporciona el representante
de Riesz w de la contracción en el segundo y tercer argumentos del producto ten-
sorial entre L y la forma lineal asociada a v. Un ejemplo interesante de este tipo
es el tensor métrico g, el cual cumple vb = gab va , con lo cual puede ser visto como
la transformación identidad de V3 , pues nos devuelve el mismo vector que toma
como argumento. Esa es la razón por la cual las componentes mixtas del tensor mé-
trico son iguales al delta de Kronecker (esas componentes forman la matriz de la
transformación identidad cuando la misma base de entrada y salida es utilizada).
Otro ejemplo interesante lo constituye el tensor elástico estudiado en el Capí-
tulo 6. El mismo es considerado un tensor de orden cuatro que nos proporciona el
tensor de tensiones T asociado a las deformaciones infinitesimales D por la expre-
sión T = C(D), lo cual en componentes se expresa en la forma T ab = Cabcd Dcd .
Volviendo a los tensores de orden dos, la expresión va = Lab wb nos muestra que,
282 10. Coordenadas curvilíneas
visto como transformación lineal, el tensor L tiene una matriz de componentes Lab
cuando la base de entrada es la primal del sistema de coordenadas y la base de salida
es la dual. Por otra parte, las componentes Lab forman la matriz del tensor cuando la
base de entrada es la dual y la de salida es la primal, mientras que las componentes
mixtas Lab y Lab conforman las matrices correspondientes a la misma base de entra-
da y salida. Parecería entonces que podrían ser complicadas ciertas manipulaciones
de la matriz que utilizamos por ejemplo para calcular L⊤ . Si embargo el ejercicio
siguiente muestra que las componentes de L⊤ no son difíciles de calcular.
∂v f (X) = ∂λ f (C(λ)) .
∂v = va ∂a ,
Ejercicio 10.13 Considere la Definición 10.12 como válida para campos vecto-
riales. Muestre que para el campo vectorial u = uâ eâ = uâ eâ , expresado en un sis-
tema cartesiano, se tiene ∂v u = (∂v uâ )eâ = (∂v uâ )eâ . Sea ahora un campo tenso-
rial cualquiera, por ejemplo un campo de orden dos L. Entonces podemos definir
la derivada direccional ∂v L como el tensor que cumple ∂v L(u, w) = ∂v [L(u, w)]
para todos u y w fijos en V3 . Muestre que si Lâb̂ , Lâb̂ , Lâb̂ y Lâb̂ son las diferentes
componentes del tensor L en el sistema cartesiano, entonces las componentes
correspondientes del tensor ∂v L son ∂v Lâb̂ , ∂v Lâb̂ , ∂v Lâb̂ , ∂v Lâb̂ . Considere ahora
la coordenada xa de un sistema curvilíneo, y muestre el resultado de aplicar el
operador ∂a a esos campos utilizando para eso la derivada direccional según ea .
f (X + λv) − f (X)
d f (X)[v] = lı́m = ∂λ f (X + λv)|λ=0 = ∂v f (X) ,
λ→0 λ
donde en la última igualdad se ha considerado que X + λv es la representación
paramétrica de una recta que tiene como tangente en X al vector v.
284 10. Coordenadas curvilíneas
dxa (v) = ∂v xa .
No es difícil ver que los tres diferenciales dx1 , dx2 y dx3 conforman una base para
las formas lineales, de hecho:
La expresión anterior muestra que los diferenciales dx1 , dx2 y dx3 son genera-
dores de las formas lineales. La independencia lineal se demuestra fácilmente, pues
si αa dxa = 0, entonces αa dxa (eb ) = αa δab = αb = 0. Siguiendo la misma nomen-
clatura que para los vectores, llamaremos {dx1 , dx2 , dx3 } base primal de las formas
lineales. Naturalmente, esta base permite representar el diferencial de cualquier fun-
ción f :
En lo que sigue la terna {dx1 , dx2 , dx3 } será llamada base dual para las formas
lineales. La misma está integrada por las formas lineales que cumplen dxa (v) = va .
Con esto tenemos, por ejemplo para un tensor L de orden dos:
L = Lab dxa ⊗ dxb = Lab dxa ⊗ dxb = Lab dxa ⊗ dxb = Lab dxa ⊗ dxb .
∂r (·) = ∂1̂ (·)∂r x1̂ + ∂2̂ (·)∂r x2̂ + ∂3̂ (·)∂r x3̂ ,
∂ϕ (·) = ∂1̂ (·)∂ϕ x1̂ + ∂2̂ (·)∂ϕ x2̂ + ∂3̂ (·)∂ϕ x3̂ ,
∂z (·) = ∂1̂ (·)∂z x1̂ + ∂2̂ (·)∂z x2̂ + ∂3̂ (·)∂z x3̂ .
Con eso, haciendo las cuentas y recordando la relación entre las derivadas direc-
cionales y los vectores, obtenemos la base primal:
er = cos(ϕ)e1̂ + sin(ϕ)e2̂ ,
eϕ = −r sin(ϕ)e1̂ + r cos(ϕ)e2̂ ,
ez = e3̂ .
Las relaciones inversas pueden hallarse invirtiendo estas expresiones o bien rea-
lizando el mismo procedimiento con las transformaciones inversas del sistema
de coordenadas. Note que la base primal obtenida es ortogonal, aunque no orto-
normal pues ∥eϕ ∥ = r. De todas maneras la ortogonalidad es suficiente para hallar
fácilmente la base dual:
er = cos(ϕ)e1̂ + sin(ϕ)e2̂ ,
eϕ = −r−1 sin(ϕ)e1̂ + r−1 cos(ϕ)e2̂ ,
ez = e3̂ .
∂a u = ∇a ub eb = ∇a ub eb , ∂v u = ∇v ub eb = ∇v ub eb ,
∂a q = ∇a qb dxb = ∇a qb dxb , ∂v q = ∇v qb dxb = ∇v qb dxb .
∂a u · v = ∇a ub eb · v = ∇a ub vb ,
10.3. Derivadas, diferenciales y gradientes 287
por lo tanto:
∇u(v, w) = ∇a ub dxb ⊗ dxa (v, w) = ∇a ub vb wa = (∂a u · v)wa .
Ahora es fácil mostrar que el resultado no depende de la base utilizada, pues el
resultado en una base χ̂ (no necesariamente cartesiana) es el mismo:
∇u(v, w) = (∂a u · v)wa = (∂b̂ u ∂a xb̂ · v)∂ĉ xa wĉ = (∂b̂ u · v)δb̂ĉ wĉ = (∂b̂ u · v)wb̂ .
Note que el truco que hace que la demostración anterior funcione es que la de-
rivada covariante ∇a ub es la componente del vector que representa toda la variación
del campo vectorial u. Esa idea puede en realidad aplicarse a un tensor de cualquier
orden, lo cual es realizado por la siguiente definición:
Ejercicio 10.19 Muestre que están bien definidos todos los tensores de las ecua-
ciones (10.12)–(10.14). Muestre que dado un campo vectorial cualquiera u, a
diferencia de la derivada covariante, la magnitud ∂a ub no es en general la com-
ponente de un tensor de orden dos, puesto que en otro sistema de coordenadas
esas componentes no se transforman de acuerdo con las reglas vistas para las
componentes de tensores.
por lo tanto ∂c eb · ea = −eb · (Γdac ed ) = −Γdac δbd = −Γbac , con lo cual ∂c eb = −Γbac ea .
Utilizando el mismo truco se obtienen las derivadas de los elementos de las bases
de las formas lineales. En resumen tenemos:
∂c ea = Γbac eb , ∂c ea = −Γabc eb ,
∂c dxa = Γbac dxb , ∂c dxa = −Γabc dxb .
Las expresiones anteriores permiten calcular todas las derivadas covariantes que
hemos definido. Por ejemplo, para un campo vectorial v tenemos:
En el tercer paso se cambió el índice “a” por “b” para poder factorizar, lo cual es
posible porque el índice es mudo. La derivada covariante es entonces:
∇c vb = ∂c vb + Γbac va .
∇c va = ∂c va + Γabc vb , ∇c va = ∂c va − Γbac vb ,
∇c qa = ∂c qa + Γabc qb , ∇c qa = ∂c qa − Γbac qb .
lo cual muestra que se tiene la siguiente simetría en los subíndices: Γbac = Γbca .
Esa simetría hace que en el espacio E3 debamos hallar solamente dieciocho compo-
nentes diferentes. Otro procedimiento alternativo para hallar las componentes de la
conexión afín es el siguiente. Si hacemos ∂c gab = ∂c (ea · eb ) = (∂c ea ) · eb + ea · (∂c eb ),
y utilizamos la fórmula de la derivada del vector de la base obtenemos:
Multiplicando por gea y recordando que gea gad = δed , se obtiene, luego de renombrar
los índices de forma conveniente:
∇ f = ∇a f ea . (10.17)
Los otros operadores que nos hacen falta derivan todos del gradiente tensorial
de un campo vectorial. El mismo es:
La expresión anterior coincide con la dada en capítulos anteriores, y para ver eso
basta pensar cómo queda ese gradiente en coordenadas cartesianas y recordar que
el último índice de la componente ∇a vb es el indicado por el operador, es decir, “a”.
La divergencia, o también divergente, del campo vectorial v la podemos defi-
nir simplemente como la contracción de ∇v en sus dos argumentos. Esa definición
coincide con el cálculo que hacíamos en coordenadas cartesianas, y sabemos que
permite obtener un campo tensorial, que en este caso es escalar:
∇ · v = ∇a va . (10.19)
En el caso del rotacional, siendo que no será muy necesario, no vamos a desarro-
llar aquí las notaciones que permiten expresarlo, aunque sí expresaremos su tensor
asociado, de acuerdo con el Lema 4.19. Se deja como ejercicio comprobar que este
tensor coincide con la definición dada por ese lema en coordenadas cartesianas.
Ejercicio 10.22 Muestre que las derivadas covariantes conmutan. Utilizando las
expresiones obtenidas, muestre que se cumple la igualdad ∇ · (∇v⊤ ) = ∇(∇ · v).
∇b T ab + ba = 0 en B .
Dab = 12 (∇a ub + ∇b ua ) en B .
ua = ûa en ∂Bu ,
T ab nb = f a en ∂B f .
Observe que se han quitado todos los elementos de las bases, transformando
así las ecuaciones tensoriales en un cierto número de ecuaciones escalares, el cual
puede hallarse contando el número de índices libres en cada caso. Note además que
solamente en la ecuación constitutiva aparece el tensor métrico.
Con respecto a las ecuaciones anteriores, en particular de la elección del tipo de
componentes consideradas en cada caso, son válidas las siguientes observaciones:
T 33
T 23
T 13 T 32
e3
T 31 X
T 22
e2
e1 T 12
T 21
T 11
∂Ψ ∂ 1 ∂ 1
" # " #
(D0 ) = C(D) : D0 + C(D0 ) : D .
∂Dab ∂Dab 2 D=D0 ∂Dab 2 D=D0
10.4. Elasticidad en coordenadas curvilíneas 295
Pero C(D) : D0 = D : C(D0 ), con lo cual el primer término puede escribirse como
el segundo. Con eso:
∂Ψ ∂D ∂D
" # " #
(D0 ) = C(D0 ) : = T0 : ,
∂Dab ∂Dab D=D0 ∂Dab D=D0
Arcos planos
∂ s P(s) = t(s) .
∂ s t(s) = C(s)n(s) .
En el caso que ∂ s t sea nulo para un cierto valor s del parámetro, la dirección n
no quedaría bien definida por la ecuación anterior. Aquí tenemos dos opciones: o
bien asumimos que ∂ s t no se anula en ningún punto, o bien asumimos que de todas
maneras es posible definir una dirección normal unitaria n continua y diferenciable.
En el caso de curvas planas eso será siempre posible, en el caso tridimensional
general no. Seguiremos la segunda opción, por lo que C podrá anularse o inclusive
variar de signo como es mostrado en la Figura 11.1.
n t
C<0
P
C>0
X = P(x1 ) + x2 n + x3 m , (11.1)
300 11. Arcos planos
P1 (λ) = P( λ ) + x2 n( λ ) + x3 m ,
P2 (λ) = P(x1 ) + λ n(x1 ) + x3 m ,
P3 (λ) = P(x1 ) + x2 n(x1 ) + λ m .
Sección transversal
x2
n t
x3
x1 m e2̂
e1̂
P
e3̂
e1 = t + x2 ∂1 n = r̂ t , e1 = r̂−1 t ,
e2 = n , e2 = n ,
e3 = m , e3 = m .
r̂ = (1 − Cx2 ) .
Ejercicio 11.2 Halle las componentes del tensor métrico utilizando las bases del
sistema de coordenadas. Considere la curva coordenada P1 (λ) = P(x1 ) + x2 n +
x3 m y muestre que su curvatura es r̂−1 C donde C es la curvatura de P. Muestre
además que r̂ es el determinante jacobiano del sistema de coordenadas.
11.3. Arco de Timoshenko 301
Con eso, no es difícil, aunque algo trabajoso, hallar las siguientes expresiones para
las componentes del gradiente tensorial ∇v de un campo vectorial v:
Veamos una forma alternativa y más sencilla de obtener estas últimas expre-
siones directamente sin necesitar realizar el cálculo de la conexión afín. El campo
v = v1 e1 + v2 e2 + v3 e3 lo podemos escribir como v = (r̂−1 v1 )t + v2 n + v3 m. Ahora
calculamos derivadas, por ejemplo:
Con eso obtenemos las derivadas covariantes ∇1 va . Las otras derivadas son más
fáciles y las obtenemos en forma análoga. Así, las derivadas con respecto a x2 son:
∂3 v = r̂−1 (∂3 v1 )t + ∂3 v2 n + ∂3 v3 m = ∂3 v1 e1 + ∂3 v2 e2 + ∂3 v3 e3 .
Las ecuaciones anteriores muestran que son válidas las expresiones (11.2)–(11.4).
u1 = r̂(u − x2 θ) , u2 = w , u3 = 0 .
Las expresiones anteriores tienen que ser interpretadas con cuidado, la dificultad
está en que la base que expresa las componentes del tensor no es ortonormal. Sin
embargo, a partir de las mismas podemos encontrar la matriz de D en la base
{t, n, m} que sí lo es. Las deformaciones no nulas en esa base son εtt = t · Dt =
(r̂−1 e1 ) · D(r̂−1 e1 ) = r̂−2 D11 y γtn = 2t · Dn = 2(r̂−1 e1 ) · De2 = 2r̂−1 D12 dadas por:
εtt = r̂−1 ∂1 (u − x2 θ) − Cw , γtn = r̂−1 (∂1 w − θ + Cu) .
mayores dificultades. En este caso, el efecto más notable de tener curvatura no nula
es que la deformación axial deja de ser lineal en la variable x2 y la distorsión angu-
lar deja de ser constante. Aún así, podemos inspirarnos en la viga de Timoshenko y
definir las tres deformaciones generalizadas del arco en la forma:
ε = ∂1 u − Cw , κ = ∂1 θ , ϕ = ∂1 w − θ + Cu .
Aquí se presenta otra diferencia con la teoría para elementos rectos: en caso de
tener curvatura no nula el desplazamiento normal w puede producir deformación
axial de la línea baricéntrica, y el desplazamiento axial u puede producir distor-
sión angular. Es un ejercicio interesante intentar visualizar por qué eso ocurre. Las
deformaciones generalizadas del elemento nos permiten expresar el campo de de-
formaciones en la forma:
Una vez hemos definido las deformaciones generalizadas del elemento, podría-
mos plantear la formulación variacional del problema de elasticidad lineal de la
Sección 10.4.3 para así hallar la formulación variacional del elemento. Sin embar-
go, la teoría del elemento de arco será hallada más fácilmente utilizando la teoría
general desarrollada para elementos rectos, la cual puede ser adaptada para este ca-
so. Por otra parte, la expresión constitutiva del material sólido hiperelástico isótropo
no va a conducir a buenos resultados, por lo que las mismas modificaciones que se
le practicaron al tensor constitutivo en las teorías de elementos rectos deben ser uti-
lizadas también en este caso. Así, siendo que la hipótesis cinemática no considera
el efecto de Poisson, debemos reducir la rigidez del material vinculando la tensión
normal que actúa sobre la sección transversal y la deformación axial con el módulo
de Young E. A su vez debemos reducir la rigidez a cortante introduciendo el pa-
rámetro kT . Esto conduce a las siguientes componentes no nulas para el tensor de
tensiones T en la base {t, n, m}:
Note que existe un acoplamiento entre ε y κ dado por Iεκ , el cual es pequeño y
en situaciones normales puede ser despreciado. De hecho, para arcos de pequeña
curvatura podríamos considerar las aproximaciones à ≈ A, Iεκ ≈ 0 y Iκκ ≈ I22 .
Ese acoplamiento no existiría si en vez de utilizar el eje baricéntrico x2 se hubiera
desplazado el mismo una distancia usualmente muy pequeña de forma tal que la
integral Iεκ fuera nula. Sin embargo, ese procedimiento no sería práctico si la cur-
vatura fuera variable. Note también que en la expresión (x2 )2 el primer subíndice
indica la coordenada mientras que el segundo es un exponente.
Pasemos a aplicar ahora el procedimiento de la teoría general para elementos
rectos adaptado al caso actual. Haciendo las cuentas se obtiene la formulación va-
riacional, que consiste en hallar (u, θ, w) ∈ Uuθw tal que:
Z Z
N ε̄ + M κ̄ + Q ϕ̄ dx =
1
bū + mθ̄ + qw̄ dx1
I I
+ N ū(x1f ) + M θ̄(x1f ) + Qw̄(x1f ) ∀ (ū, θ̄, w̄) ∈ Ūuθw , (11.6)
donde las fuerzas internas son N = EÃε − EIεκ κ, M = Iκκ κ − EIεκ ε y Q = GA∗ ϕ
mientras que para las cargas externas utilizamos la base {t, n, m}:
Z Z Z
N= f da ,
t
M= −x f da ,
2 t
Q= f n da ,
f f f
A(x ) A(x1 ) A(x1 )
Z 1 Z
b= r̂bt da + f t j ds , donde da = j ds dx1 ,
1 ∂A(x1 )
ZA(x ) Z
m= −r̂x b da +
2 t
−x2 f t j ds ,
∂A(x1 )
Z A(x1 ) Z
q= r̂bn da + f n j ds .
A(x1 ) ∂A(x1 )
∂1 N − CQ + b = 0 , ∂1 M + Q + m = 0 , ∂1 Q + CN + q = 0 ,
ε = ∂1 u − Cw , κ = ∂1 θ , ϕ = ∂1 w − θ + Cu ,
N = EÃε − EIεκ κ , M = EIκκ κ − EIεκ ε , Q = GA∗ ϕ ,
u(xi1 ) = û , θ(xi1 ) = θ̂ , w(xi1 ) = ŵ ,
N(x1f ) = N , M(x1f ) = M , Q(x1f ) = Q .
a) b)
Figura 11.4: Soluciones para el arco circular: a) solución para fuerzas transversales
con fuerza interna directa, b) solución para fuerzas axiales y fuerzas internas de
cortante y momento flector. El caso a) con fuerza directa en tracción es el típico en
cables de elementos pretensados y cables en general. Con las fuerzas opuestas que
producen compresión se tiene el caso típico en arcos de puentes, aunque en ese caso
suelen tenerse también fuerzas externas axiales puesto que las fuerzas gravitatorias
no tienen la dirección radial representada. El caso b) es solamente una solución
matemática sin mayores usos prácticos.
306 11. Arcos planos
Ejercicio 11.4 Halle la expresión de las fuerzas internas en términos de las ten-
siones en la sección transversal siguiendo el procedimiento que condujo al resul-
tado obtenido para elementos rectos presentado en la ecuación 8.20.
Ejercicio 11.5 Muestre que el Teorema 8.20 es aplicable en este caso, es decir,
las fuerzas internas de la formulación presentada para el arco plano tienen la
interpretación clásica y las ecuaciones de equilibrio de la formulación clásica
son ecuaciones de equilibrio clásicas.
N = 0, M = M, Q = 0.
Para simplificar supongamos que la sección transversal es tal que Iεκ = 0 para
ejes baricéntricos, o que el eje x2 fue desplazado para obtener ese valor. En ese
caso obtenemos fácilmente las deformaciones del arco:
ε = 0, κ = M/(EIκκ ) , ϕ = 0.
Tenemos entonces ∇ · T = −r̂−2 x2 CEκ e2 , por lo cual las tensiones están equili-
bradas con una fuerza de volumen b = r̂−2 x2 CEκ e2 . Esto no contradice la formu-
lación unidimensional, pues al integrar estas fuerzas se obtiene q = 0, lo cual es
dejado como ejercicio. Sin embargo, este ejemplo nos muestra que, incluso con-
siderando configuraciones geométricas y de cargas muy simples, las soluciones
del modelo unidimensional pueden no ser exactas. Esto no quita validez al mode-
lo unidimensional, pues los resultados que proporciona pueden ser muy buenas
aproximaciones de las soluciones exactas siempre que se tenga el cuidado de que
la hipótesis cinemática adoptada sea apropiada de acuerdo con las características
del elemento estructural y las fuerzas externas aplicadas.
∂1 N − CQ + b = 0 , ∂1 M + Q + m = 0 , ∂1 Q + CN + q = 0 ,
ε = ∂1 u − Cw , κ = ∂1 θ , θ = ∂1 w + Cu ,
N = EÃε − EIεκ κ , M = EIκκ κ − EIεκ ε ,
u(xi1 ) = û , θ(xi1 ) = θ̂ , w(xi1 ) = ŵ ,
N(x1f ) = N , M(x1f ) = M , Q(x1f ) = Q .
En este caso asumiremos que las cargas externas y las condiciones de contorno
hacen que la fuerza directa N sea la única fuerza interna no nula para el arco en
equilibrio. Como vimos, esta sería la configuración óptima para el arco desde el
punto de vista económico, puesto que no están la fuerza cortante ni el momento
flector para exigir secciones transversales robustas. Sin embargo, configuraciones
de este tipo no son habituales, y para ver eso basta ver cómo quedan las ecuaciones
de equilibrio. Las mismas obligan a que la carga externa m sea nula y a que además
se cumplan las dos ecuaciones siguientes:
∂1 N + b = 0 , CN + q = 0 .
Así, si la geometría del arco es establecida a priori, entonces las cargas b y q deberán
satisfacer una cierta condición para que exista una solución N a las ecuaciones
anteriores. Trabajando con las ecuaciones anteriores fácilmente obtenemos que b y
q deben cumplir −∂1 (q/C)+b = 0. Note que, al no existir fuerza cortante, no importa
en absoluto si la formulación es la de Timoshenko o la de Euler-Bernoulli. En caso
que la ecuación anterior no se cumpla entonces no podrá hallarse una solución N y
por lo tanto la solución para ese arco con esas cargas externas deberá tener fuerza
cortante y momento flector no nulos.
Sin embargo, el problema puede ser planteado de forma diferente: ¿cuál debería
ser la geometría del arco de forma tal que pueda existir una solución N que satisfaga
11.5. Arcos sometidos a tracción o compresión uniaxial 309
Arco circular
Arco parabólico
El arco parabólico es otro de los arcos muy utilizados en la ingeniería civil por
su capacidad de contener cargas verticales distribuidas uniformemente en la dimen-
sión horizontal. Por esta razón este tipo de arco fue muy utilizado sobre puertas de
grandes construcciones de piedra, por ejemplo iglesias, en lugar de dinteles hori-
zontales. Son también muy utilizados en los puentes en arco. En el caso traccionado
se menciona que la geometría parabólica es la más común en los cordones de pre-
tensado de vigas rectas, así como en los grandes cables en suspensión que sostienen
el tablero de los puentes colgantes. La geometría del arco y su representación para-
métrica es mostrada en la figura siguiente.
x1̂ (λ) = λ ,
λ2
!
h x (λ) = h 1 − 2 .
2̂
L
Digamos ahora que sobre el arco actúa una fuerza distribuida vertical de valor
bλ constante por unidad de longitud horizontal, es decir, por unidad de parámetro λ.
Por ejemplo, la fuerza total que actúa en un tramo del arco entre los parámetros 0 y
λ es F = bλ λ e2̂ , lo que proporciona el valor deseado ∂λ F = bλ e2̂ . La fuerza medida
por unidad de longitud es ∂ s F = α−1 bλ e2̂ . Proyectando esa fuerza en las direcciones
t y n ya halladas, obtenemos:
b = α−2 bλ ∂λ f , q = −α−2 bλ .
Note que la fuerza directa es variable puesto que α depende de λ. Sin embargo,
podemos considerar un arco de sección transversal variable de forma de tener una
11.5. Arcos sometidos a tracción o compresión uniaxial 311
tensión normal constante. Si σmax es la tensión máxima admisible del material en-
tonces el área óptima para la sección transversal sería A(λ) = α(λ)(2hL−2 σmax )−1 |bλ |.
El parámetro h puede ser elegido para minimizar el volumen de material empleado.
En general, a menor h mayor área debe tener la sección transversal, pero a mayor h
mayor longitud total tiene el arco, por lo que existirá un valor óptimo que dependerá
de la geometría elegida para la sección transversal.
Arco catenario
El arco catenario es el más común de todos los arcos, puesto que el mismo apa-
rece naturalmente dondequiera que exista un elemento unidimensional con distri-
bución uniforme de su masa por unidad de longitud, que sea relativamente flexible
ante el momento flector y rígido ante la fuerza directa, como ser una cuerda, un
cable de acero o una cadena, y que esté sometido exclusivamente a la acción de la
fuerza de la gravedad. Su geometría puede entonces ser resultado de que un elemen-
to flexible adopte la configuración de equilibrio, como por ejemplo en los tensores
de torres atirantadas o pasarelas colgantes diseñadas con cuerdas, o puede también
ser lograda por diseño, siendo este el caso común de los arcos catenarios compri-
midos. En este último caso la geometría catenaria será conveniente siempre que el
peso por unidad de longitud sea uniforme y dominante sobre otras cargas externas.
La representación paramétrica del arco catenario es dada en la figura siguiente.
x1̂ (λ) = λ ,
x2̂ (λ) = a cosh(a−1 L)
h − cosh(a−1 λ) ,
h = x2̂ (0) .
L
En el caso del arco catenario la fuerza es vertical y de valor constante por uni-
dad de longitud. Podemos entonces expresarla como b s e2̂ con b s constante, la cual
proyectada en las direcciones t y n nos proporciona:
b = α−1 b s ∂λ f , q = −α−1 b s .
En el caso que la única carga externa sea el peso propio del arco, ya vimos que
una solución posible es la del arco catenario, el cual posee una masa constante por
unidad de longitud. Otras geometrías puramente en compresión serán igualmente
posibles si modificamos la distribución de masa en el arco.
Sea por ejemplo el arco circular. Ya vimos que en ese caso la expresión de
equilibrio es −R∂1 q + b = 0. Para este ejemplo consideraremos λ como el parámetro
de longitud medido a partir del punto superior del arco, con lo cual x1 = λ y la
expresión de equilibrio es entonces −R∂λ q + b = 0. Si el arco tiene una sección
transversal de área A(λ) y peso específico ρg, entonces tenemos:
q = ρgA(λ) cos(R−1 λ)
(
⇒ −R ∂λ A(λ) cos(R−1 λ) + 2A(λ) sin(R−1 λ) = 0 .
b = ρgA(λ) sin(R−1 λ)
Hay un tema interesante que surge de la comparación de este arco circular con
el arco catenario. La fuerza directa en el arco catenario es N(λ) = −ab s cosh(a−1 λ),
es decir, la fuerza directa es mínima en valor absoluto en la sección transversal
central y crece hacia los apoyos. La tensión normal en valor absoluto en la sección
transversal es σ = A−1
0 ab s cosh(a λ), la cual también crece hacia los apoyos, donde
−1
cos(a−1 λ)
!
f = a log con a = σ/(ρg) , h = f (0) .
cos(a−1 L)
11.5. Arcos sometidos a tracción o compresión uniaxial 313
Cáscaras
En este capítulo estudiaremos las teorías más utilizadas para el análisis de cás-
caras. Consideraremos analizando detenidamente la descripción geométrica de las
superficies del espacio euclidiano tridimensional, e introduciendo las herramientas
necesarias del análisis tensorial para el estudio de las mismas. Luego pasaremos a
aplicar esas herramientas en la formulación de las teorías de cáscaras.
De acuerdo con la definición anterior, los puntos del espacio euclidiano tridi-
mensional son variedades de dimensión cero del mismo, las curvas paramétricas
que vimos en el Capítulo 11 serían variedades de dimensión uno y las variedades
de dimensión dos son las que llamaremos superficies. En el caso de las curvas la
definición dada es un poco más general que la que consideramos antes, pues no es
necesario en este caso que exista una única representación paramétrica para toda
la curva, es decir, una representación tal que al variar el parámetro se recorra toda
316 12. Cáscaras
la curva, basta que podamos localmente contar con una representación paramétrica
de la misma. Sin embargo no es la definición más general posible para curvas y
superficies. Por ejemplo, lo que consideramos habitualmente como la superficie de
un cubo no sería una superficie de acuerdo con la definición anterior, puesto que en
un vértice del cubo no podríamos establecer el sistema de coordenadas requerido.
La definición anterior nos obliga a ver lo que habitualmente consideramos como la
superficie del cubo como la unión de seis caras, doce aristas y ocho vértices, sien-
do esas variedades de dimensión dos, uno y cero respectivamente. No es algo que
debamos preocuparnos, en realidad en diversas situaciones tiene mucho sentido esa
descomposición. En particular, en la ingeniería civil es práctica común visualizar
las estructuras como la unión de diferentes elementos estructurales bidimensionales
y unidimensionales.
Lema 12.3 Dada una variedad Ak y un punto X en esa variedad, toda curva
paramétrica P de la variedad que pase por el punto X tiene un vector tangente
en X contenido en el espacio tangente T X . Por otra parte, para todo vector v ∈
T X existe una curva paramétrica P que pasa por X y tiene a v como su vector
tangente. Por lo tanto, podemos decir que el espacio tangente T X es el conjunto
de los vectores tangentes en X a curvas paramétricas de la variedad.
Por otra parte, el tensor métrico de la superficie nos sirve también para “subir”
y “bajar” índices de vectores tangentes. La demostración de esta propiedad útil se
deja como ejercicio.
Cálculo de derivadas
∂c ea = Γbac eb + Kac n .
∂c ea = ∂c (∂a Sâ eâ ) = ∂ca Sâ eâ = ∂ac Sâ eâ = ∂a (∂c Sâ eâ ) = ∂a ec .
puesto que el vector normal n se cancelará al hacer las cuentas. A partir de esa
expresión obtendremos la ecuación (10.16) que reproducimos aquí:
Pasemos ahora a ver la derivada ∂c n del vector normal unitario. En primer lugar,
veamos que la misma es tangente a la superficie:
∂c (n · n) = 2n · ∂c n = 0 .
∂c n = −Kac ea .
Los resultados obtenidos los podemos colocar como un lema análogo al Lema 11.1
visto para las derivadas de la base de Frenet-Serret de una curva. Como mostraremos
que Kab es la componente de un tensor, a la misma le podemos “subir” y “bajar”
índices. La demostración del lema se deja como ejercicio.
∂c ea = Γbac eb + Kac n ,
∂c ea = −Γabc eb + K ac n ,
∂c n = −Kac ea = −K bc eb .
∂v n = vc ∂c n = −vc Kac ea .
H(v) = −∂v n .
H(u) · v = u · H(v) .
Curvatura de la superficie
±C = −K(v, v) .
n
d2
d1
De acuerdo con el Lema 12.8, por ser una transformación lineal y simétrica, el
endomorfismo de Weingarten posee vectores propios que en un punto X definen
una base ortonormal del espacio tangente T X . A esas direcciones se les llama di-
recciones principales de curvatura. Sean las mismas d1 y d2 , como se muestra en
la Figura 12.1, ambas de magnitud unitaria. Las mismas cumplen H(d1 ) = C1 d1
y H(d1 ) = C2 d2 , donde C1 y C2 son llamadas curvaturas principales de la su-
perficie en el punto X. El nombre es justificado puesto que C1 = −K(d1 , d1 ) y
C2 = −K(d2 , d2 ) son, a menos del signo, las curvaturas de curvas en secciones nor-
males de la superficie. No es difícil mostrar que las direcciones principales definen
las curvaturas máxima y mínima posibles de curvas en secciones normales de la
superficie. De hecho, la construcción del círculo de Mohr es posible en este caso
como en cualquier otro que se tenga un tensor simétrico. Por otra parte, esas direc-
ciones normales diagonalizan la matriz del tensor H, que en esa base ortonormal
tiene como componentes las componentes del tensor de curvatura K. Es por eso que
esa base simplifica muchas expresiones y la usaremos más adelante.
X = S(x1 , x2 ) + x3 n ,
P1 (λ) = S( λ , x2 ) + x3 n( λ , x2 ) ,
P2 (λ) = S(x1 , λ ) + x3 n(x1 , λ ) ,
P3 (λ) = S(x1 , x2 ) + λ n(x1 , x2 ) .
donde hemos colocado tildes para indicar los vectores de la base tridimensional.
Los índices utilizados varían entre uno y dos, lo que se mantendrá en las próximas
324 12. Cáscaras
Ejercicio 12.10 Muestre que son válidas las expresiones inversas siguientes:
Es claro que la base dual puede ser hallada si la matriz de componentes r̂ab es
invertible. Aquí pasa algo similar a lo que vimos para arcos, el espesor de la cáscara
y las curvaturas de la misma deben permitir que ese sistema funcione, o no tendría
sentido el modelo bidimensional.
El primer paso será hallar las componentes del tensor de deformaciones y ex-
presarlas en función de las incógnitas generalizadas en la forma más simple posible,
la cual veremos implicará utilizar las derivadas covariantes bidimensionales de la
superficie S. Pasemos a realizar ese cálculo utilizando (12.2)–(12.3). Para evitar
confusiones utilizaremos tildes en las componentes tridimensionales del desplaza-
miento. Haciendo las cuentas y simplificando las expresiones se obtiene:
h i
∇˜ c ũa = r̂ab ∇c (Ub d) − Kbc (U3 d) , ∇˜ 3 ũa = r̂ab ∂3 (Ub d) ,
∇˜ c ũ3 = ∂c (U3 d) + K bc (Ub d) , ∇˜ 3 ũ3 = ∂3 (U3 d) .
Con estos resultados, el tensor de deformaciones lo calculamos utilizando D = ∇S u.
Utilizaremos tildes para recordar las componentes son expresadas en la base tridi-
mensional.
h i h i
D̃ac = 12 r̂ab ∇c (Ub d) − Kbc (U3 d) + 12 r̂cb ∇a (Ub d) − Kba (U3 d) ,
h i
D̃c3 = 21 ∂c (U3 d) + K bc (Ub d) + r̂c b ∂3 (Ub d) , D̃33 = ∂3 (U3 d) .
326 12. Cáscaras
Tal como hicimos en el caso de los arcos, habiendo ya calculado las derivadas
que necesitábamos, podemos pasar a la base de la superficie media, la cual es ne-
cesaria por dos razones: nos permite utilizar el tensor métrico y la conexión afín
de la superficie media, y es constante en el segmento transversal, lo que facilitará
la integración en el mismo. Siendo Dbd = D(eb , ed ) = D( ŝba ẽa , ŝdc ẽc ) = ŝba ŝdc D̃ac ,
análogamente Dd3 = ŝdc D̃c3 y D33 = D̃33 , tenemos:
h i h i
Dac = 12 ŝab ∇b (Uc d) − Kcb (U3 d) + 12 ŝcb ∇b (Ua d) − Kab (U3 d) , (12.6)
h i
Dc3 = 12 ŝcb ∂b (U3 d) + K db (Ud d) + r̂bd ∂3 (Ud d) , D33 = ∂3 (U3 d) . (12.7)
∇a dc = ∂a dc − Γdca dd , ∇a d3 = ∂a d3 ,
∇a Ubc = ∂a Ubc − Γdba Udc + Γc da Ubd , ∇a U3c = ∂a U3c + Γc da U3d ,
∇a Ub3 = ∂a Ub3 − Γdba Ud3 , ∇a U33 = ∂a U33 ,
∇a (Ub d) = (∇a Ubc )dc + Ubc (∇a dc ) + (∇a Ub3 )d3 + Ub3 (∇a d3 ) ,
∂a (U3 d) = (∇a U3c )dc + U3c (∇a dc ) + (∇a U33 )d3 + U33 (∇a d3 ) .
En caso que esa aproximación no sea válida es posible utilizar la teoría de la Sec-
ción 12.8 o, en un caso de curvaturas extremas, utilizar un modelo tridimensional. Si
aceptamos la aproximación, entonces ẽa ≈ ea , por lo que el determinante jacobiano
del sistema de coordenadas es (ẽ1 × ẽ2 ) · ẽ3 ≈ (e1 × e2 ) · e3 = ∥e1 × e2 ∥ y entonces el
diferencial de volumen se puede aproximar por dv ≈ ∥e1 × e2 ∥ dx1 dx2 dx3 = dadx3 .
La simplificación más útil es sin embargo en las expresiones del tensor de deforma-
ciones, las cuales se obtienen a partir de las expresiones anteriores:
h i h i
Dab = 1
2
∇a (Ub d) − Kba (U3 d) + 12 ∇b (Ua d) − Kab (U3 d) , (12.9)
h i
Da3 = 21 ∂a (U3 d) + K ba (Ub d) + r̂ab ∂3 (Ub d) , D33 = ∂3 (U3 d) . (12.10)
transversal:
Z h/2
F = det(r̂) Ψ dx3 . (12.13)
−h/2
∂Ψ
Z h/2 Z h/2
K = ∂e F = det(r̂) ∂e Dab dx =
3
det(r̂) T ab ∂e Dab dx3 . (12.14)
−h/2 ∂D ab −h/2
donde q y F son, como siempre, las fuerzas externas generalizadas, es decir, las
magnitudes que proporcionan el trabajo virtual externo. Son dadas a continuación,
donde j+ , j− y j son los determinantes jacobianos que corresponden en cada caso:
Z h/2 Z h/2
+ ⊤ +
q= det(r̂) U b dx + j U |S+ f + j U |S− f , F =
⊤ 3 − ⊤ −
j U⊤ f dx3 .
−h/2 −h/2
La teoría general que vimos para placas requiere también revisar el procedi-
miento utilizado para obtener la formulación clásica. Por ejemplo, el lema siguiente
presenta una versión del teorema de la divergencia de Gauss que es válido para una
superficie no plana:
12.3. Teoría general de cáscaras 329
Teorema 12.13 Sea una superficie S que posee un sistema de coordenadas cur-
vilíneas χ que a cada punto asigna las coordenadas x1 y x2 . Sea e3 la normal
unitaria a la superficie, t el vector unitario tangente al borde ∂S y de sentido tal
que la normal al borde n = t × e3 sea saliente a la superficie como es indicado
en la Figura 12.2. Sea v un campo vectorial diferenciable definido sobre S, no
necesariamente tangente a la misma, y sea su divergencia superficial dada por
∇S · v = ∇c vc , con el índice c variando de uno a dos. Entonces se cumple:
Z Z
∇S · v da = v · n ds .
S ∂S
e3
t
n
Figura 12.2: Vectores involucrados en el Teorema 12.13.
Tal como en el caso de las placas, el lema fundamental del cálculo de variaciones
nos indica que deben valer cero las expresiones entre paréntesis. Así, si definimos
la fuerza interna generalizada K = ∂e F , tenemos que la formulación clásica es:
∂d F − ∇S · K − q = 0 en S (ecuación de equilibrio) ,
e = ∇1 d ∇2 d (relación desplazamiento-deformación) ,
en S
K = ∂e F (ecuación constitutiva) ,
en S
d = d̂ en ∂Su (condición de contorno cinemática) ,
Kn = F
en ∂S (condición de contorno mecánica) .
f
330 12. Cáscaras
Llegó el momento de hacer una pausa y ver en qué se parece y en qué se diferen-
cia esta teoría de cáscaras con la teoría de placas de Mindlin-Reissner. La primera
diferencia es que en placas planas fue posible desacoplar los efectos de tracción en
el plano y flexión, que fueron estudiados en las Secciones 9.5.3 y 9.5.2 por sepa-
rado. En el caso de cáscaras los efectos de tracción en el plano tangente y flexión
no son desacoplables en general, pues ocurrirán conjuntamente a menos que exis-
tan fuerzas y condiciones de contorno muy particulares. Tal como vimos en arcos,
fuerzas transversales producen flexión pero también deformaciones axiales. Sin em-
bargo, podemos realizar la comparación si superponemos los desplazamientos que
desacoplamos en las placas planas. Así, las componentes del tensor de deforma-
ciones que se obtiene sumando los valores de las ecuaciones (9.26) y (9.32)–(9.34)
pueden expresarse en la forma:
Dab = 12 ∂a ub + x3 ∂a θb + 21 ∂b ua + x3 ∂b θa ,
Da3 = 12 (∂a u3 + θa ) , D33 = 0 .
En la última expresión puede parecer que falta un factor 1/2, pero se debe tener
en cuenta que además de los sumandos 21 T 13 D13 y 12 T 23 D23 , en la definición de la
función Ψ existen también los sumandos 21 T 31 D31 y 21 T 32 D32 que poseen las mismas
derivadas con respecto a ϕ13 y ϕ23 .
Las expresiones constitutivas del elemento estructural las obtenemos fácilmente
a partir de las anteriores utilizando las expresiones constitutivas (12.11)–(12.12) y
las relaciones de (12.23). Al igual que en la placa de Mindlin-Reissner, considera-
mos (12.12) corregida por el factor de forma kT , es decir T a3 = 2GkT gab Db3 . Con
eso, si definimos I = h3 /12, entonces se tiene:
Finalmente, note que las expresiones anteriores son invertibles, por lo que si las
fuerzas internas son conocidas en algún punto de la cáscara, entonces las deforma-
ciones generalizadas pueden calcularse a partir de mismas, y por lo tanto podemos
calcular las componentes de los tensores de deformaciones y tensiones utilizando
las expresiones en (12.23) y las ecuaciones constitutivas (12.11)–(12.12).
Formulación variacional
Las fuerzas generalizadas externas de la expresión anterior son aquellas que nos
proporcionan correctamente el trabajo virtual externo:
Z h/2 Z h/2
c =
a
b dx +
a 3
f+a + f−a , N =
a
f a dx3 ,
−h/2 −h/2
12.4. Cáscara de Mindlin-Reissner 333
Z h/2 Z h/2
h
m =
a
x b dx + ( f+a − f−a ) ,
3 a 3
M =
a
x3 f a dx3 ,
−h/2 2 −h/2
Z h/2 Zh/2
q3 = b3 dx3 + f+3 + f−3 , Q3 = f 3 dx3 ,
−h/2 −h/2
donde se han llamado f+a y f−a respectivamente a las componentes contravariantes del
vector tensión que actúan en las superficies de la cáscara de coordenadas x3 = h/2
y x3 = −h/2.
Formulación clásica
∇b N ab − K ab Qb3 + ca = 0 , (12.30)
∇b M − Q + m = 0 ,
ab a3 a
(12.31)
∇b Q + Kab N
b3 ab
+ q = 0,
3
(12.32)
N ab nb = N a , (12.33)
M nb = M ,
ab a
(12.34)
Qb3 nb = Q3 . (12.35)
De forma similar a como hicimos con las placas, las condiciones mecánicas de
contorno pueden ser expresadas en la base {n, t, e3 } de la Figura 12.2 en vez de la
base {e1 , e2 , e3 } utilizada, lo cual es necesario para poder expresar otros tipos de
condiciones de contorno, por ejemplo los dos tipos de apoyos simples.
Otra pregunta que podríamos hacernos es la siguiente. Hemos obtenido las ex-
presiones de equilibrio de acuerdo con la teoría general, y por lo tanto a partir del
teorema del trabajo virtual. Sin embargo, en ese teorema hemos considerado las de-
formaciones virtuales aproximadas de las expresiones (12.9)–(12.10) en lugar de las
exactas. ¿Son aproximadas las expresiones de equilibrio obtenidas? Si hacemos los
cálculos con las expresiones exactas veremos que la respuesta es no, las expresiones
334 12. Cáscaras
de equilibrio obtenidas son correctas. Sin embargo, esas expresiones son solamente
cinco, tres de equilibrio de fuerzas y dos de equilibrio de momentos. Habría una
tercer ecuación de equilibrio de momentos, la de equilibrio de la componente de
momentos según e3 , que no es satisfecha por estas fuerzas internas. Sin embargo, la
teoría presentada no deja de ser válida, y proporciona resultados precisos en cásca-
ras de pequeña curvatura. Veremos este tema nuevamente en la Sección 12.8.
ε11 = ∂ˆ 1 u1 + B2 u2 − C1 u3 , κ11 = ∂ˆ 1 θ1 + B2 θ2 ,
h i h i
ε12 = 21 ∂ˆ 2 u1 − B2 u1 + ∂ˆ 1 u2 − B1 u2 , κ12 = 12 ∂ˆ 2 θ1 − B2 θ1 + ∂ˆ 1 θ2 − B1 θ2 ,
ε22 = ∂ˆ 2 u2 + B1 u1 − C2 u3 , κ22 = ∂ˆ 2 θ2 + B1 θ1 ,
ϕ13 = ∂ˆ 1 u3 + C1 u1 + θ1 , ϕ23 = ∂ˆ 2 u3 + C2 u2 + θ2 ,
∂ˆ 1 N 11 + ∂ˆ 2 N 12 + B1 (N 11 − N 22 ) + 2B2 N 12 − C1 Q13 + c1 = 0 ,
∂ˆ 1 N 12 + ∂ˆ 2 N 22 − B2 (N 11 − N 22 ) + 2B1 N 12 − C2 Q23 + c2 = 0 ,
∂ˆ 1 M11 + ∂ˆ 2 M12 + B1 (M11 − M22 ) + 2B2 M12 − Q13 + m1 = 0 ,
∂ˆ 1 M12 + ∂ˆ 2 M22 − B2 (M11 − M22 ) + 2B1 M12 − Q23 + m2 = 0 ,
∂ˆ 1 Q13 + ∂ˆ 2 Q23 + B1 Q13 + B2 Q23 + C1 N 11 + C2 N 22 + q3 = 0 .
λ ez
e3
er
eλ
Rλ
θ
r
r = Sr (λ) , ϕ = ϕ, z = Sz (λ) .
eλ = ∂λ Sr er + ∂λ S z ez , eϕ = eϕ .
Los vectores de esa base son normales entre sí y sus normas son:
p
αλ = ∥eλ ∥ = (∂λ Sr )2 + (∂λ Sz )2 , αϕ = ∥eϕ ∥ = Sr .
er = cos(θ)êλ + sin(θ)ê3 ,
ez = − sin(θ)êλ + cos(θ)ê3 .
12.5. Cáscara de Kirchhoff-Love 337
Pasemos ahora a hallar las derivadas de los vectores de la base natural del
sistema, las cuales nos proporcionarán el tensor de curvatura. Derivando los vec-
tores y utilizando la conexión afín del sistema cilíndrico tenemos:
Cϕ = α−2
ϕ Kϕϕ = − sin(θ)αϕ = −Rλ .
−1 −1
λ αϕ ∂λ αϕ ,
Bλ = α−1 −1
Bϕ = 0 .
Aquí introducimos las fuerzas internas cortantes en equilibrio con los momen-
tos, es decir las fuerzas Qa3 = ∇b Mab + ma que satisfacen (12.31). Con eso, si
integramos por partes nuevamente el término Qa3 ∇a u3 , e introducimos las fuerzas
internas y externas en la base {n, t, e3 }, tenemos:
Z
−(∇b N ab − Qb3 K ab + ca )ūa − (∇a Qa3 + N ab Kab + q3 )ū3 da
S
Z
+ (N nn − N n )ūn + (N nt − N t )ūt + (Mnn − M n )θ̄n + (Mnt − M t )θ̄t ds
∂S f
Z
+ (Qn3 − Q3 )ū3 ds = 0 ∀(ū1 , ū2 , ū3 ) ∈ Ūu1 u2 u3 . (12.40)
Sf
donde t y n son los vectores tangente y normal al contorno recorrido por el paráme-
tro s. Como puede verse, los términos de curvatura pueden afectar las condiciones
mecánicas de contorno. Sin embargo, evitemos por ahora las mayores complicacio-
nes matemáticas y consideremos el caso más simple en que la curvatura sea nula o
despreciable en el borde libre. La condición más general se puede hallar sin gran
dificultad extendiendo el procedimiento que sigue. Note que debemos integrar por
partes el término que contiene ∂ s ū3 , el cual no puede ser considerado independiente
de ū3 . Tal como hicimos en el análisis de la placa de Kirchhoff-Love, asumiremos
que las funciones Mnn y Mn son continuas y diferenciables con respecto al paráme-
tro de arco s en el contorno ∂S f excepto por un único punto de parámetro s0 , en
donde existen los límites laterales que valen M−nt y Mt− del lado s < s0 y M+nt y Mt+
del lado s > s0 . Recuerde la notación [ f ] s0 para el salto de f en s0 , es decir,
[Mnt ] s0 = Mnt
+ − M− ,
nt
[M t ] s0 = M+t − M−t . (12.41)
Con eso, integrando por partes tenemos:
Z Z
(M − M )(−∂ s u3 ) ds = ([M ] s0 − [M ] s0 )ū3 (s0 ) +
nt t nt t
∂ s (Mnt − M t )ū3 ds .
∂S f ∂S f
Para finalizar, veamos en este caso cómo nos quedan las condiciones de con-
torno. Existen muchas posibilidades, pues podríamos tener apoyos fijos o deslizan-
tes según diferentes direcciones. Sin embargo, las condiciones de contorno cinemá-
ticas y mecánicas para los tipos de apoyo más habituales son:
Empotramiento:
Apoyo simple:
Borde libre:
Finalmente, podemos quedarnos con una sola ecuación de equilibrio en las com-
ponentes de momento si despejamos las componentes cortantes utilizando la ecua-
ción (12.31) y las sustituimos en la ecuación (12.32):
∇a ∇b Mab + ∇a ma + q3 = 0 . (12.46)
Las tres ecuaciones las podemos considerar por separado, pero también pode-
mos hallar una sola ecuación con la única incógnita u3 procediendo en forma similar
12.7. Cáscaras en estado membranal de tensiones 341
Ejemplo 12.16 Supongamos que tenemos una placa circular de radio R someti-
da a una carga q3 uniforme, con ma = 0. Por simetría, el desplazamiento u3 debe
ser solamente función de la coordenada cilíndrica r. En coordenadas cilíndricas
la ecuación a resolver es la siguiente:
ĒIr−1 ∂r (r ∂r (r−1 ∂r (r ∂r u3 )) = q3 .
q3 r 4
u3 = + C1 r2 (log(r/R) − 1) + C2 log(r/R) + C3 r2 + C4 .
64ĒI
Si pedimos que Mrr (r = 0) sea finita, entonces las constantes C1 y C2 deben ser
nulas. Las otras dos constantes las hallamos imponiendo u3 (R) = 0 y Mrr (R) = 0.
El resultado final del desplazamiento y las fuerzas internas no nulas en la base
no ortonormal del sistema de coordenadas cilíndricas del Ejemplo 10.16 es:
Ejercicio 12.17 Considere la placa del ejemplo anterior pero ahora con la hipó-
tesis cinemática de Mindlin-Reissner. Halle la solución completa para el proble-
ma sabiendo que las fuerzas internas en este ejemplo son las mismas que en la
solución de la placa de Kirchhoff-Love.
deformaciones. Por ejemplo, en los bordes libres no deberían haber fuerzas cortan-
tes o momentos. El conjunto de las hipótesis necesarias y suficientes para tener el
estado tensional que abordaremos aquí fue presentado en la Sección 4.6, donde se
abordó el mismo tema pero usando las técnicas que teníamos disponibles en ese
momento.
Es importante tener en cuenta que aparte de recipientes de presión y algunas
estructuras con geometría de revolución sometidas a la acción de su peso propio o
cargas axisimétricas, como por ejemplo en tanques de agua, muy raramente se pro-
ducen en cáscaras delgadas las condiciones de contorno necesarias para la aparición
del estado membranal de tensiones. Por otro lado, el análisis de estado membranal
conduce a las menores tensiones posibles en la estructura para las cargas externas
consideradas, por lo que si el diseño de un elemento estructural es totalmente basado
en los resultados de la teoría presentada aquí, entonces habrá un riesgo importante
de falla del elemento estructural. La teoría aquí presentada tiene el objetivo princi-
pal de orientar el diseño estructural, es decir, orientar la elección de la geometría del
elemento estructural, siendo en todo caso necesaria una la verificación estructural
final basada en alguna de las teorías más completas presentadas en este capítulo.
En pocas palabras, en esta sección consideraremos que las componentes Qa3 y
Mab son nulas, lo cual exige que la carga ma sea nula también de acuerdo con la
ecuación de equilibrio (12.31). Siendo nulas esas fuerzas internas, serán nulas tam-
bién las deformaciones ϕa3 y κab . Por otra parte, los desplazamientos θa en general
no son nulos, aunque no son parte de la teoría, pues sus valores serán tales que
permitan cumplirse las condiciones anteriores. De hecho, los mismos podrán calcu-
larse a posteriori luego de obtener los valores de las magnitudes fundamentales del
problema. Con ello, las incógnitas serán los desplazamientos en el plano tangente
ua , el desplazamiento transversal u3 , las deformaciones εab y las fuerzas internas no
nulas Nab . Veamos entonces las ecuaciones de campo de la teoría. Las relaciones
desplazamiento-deformación son:
∇b N ab − K ab Qb3 + ca = 0 , (12.50)
Kab N ab
+ q = 0.
3
(12.51)
∂λ N λλ + R−1 ∂ϕ N λϕ + cλ = 0 ,
∂λ N λϕ + R−1 ∂ϕ N ϕϕ + cϕ = 0 ,
λ −RN ϕϕ + q3 = 0 .
contorno N λλ (λ, ϕ) = N λ (ϕ). Ese resultado significa que la fuerza N λ (ϕ) aplicada
en el borde superior de la cáscara cilíndrica es transmitida inalterada a lo largo
de cada generatriz hasta el apoyo inferior. De ser cierto ese resultado, tendría-
mos un ejemplo en donde la famosa hipótesis de Saint-Venant no se satisface:
la forma particular de la carga aplicada en el extremo de la cáscara tubular tiene
consecuencias en el estado tensional de la cáscara en regiones arbitrariamente
lejanas, aunque sea estáticamente equivalente a una carga nula.
Sin embargo, el resultado obtenido no puede ser exacto por las siguiente
razón: cada fibra vertical está sometida a un estado uniaxial de tensiones, con
lo cual su deformación es proporcional al valor de N λ (ϕ). No es difícil ver que la
deformación de una fibra tiene que ser “acompañada” por las fibras cercanas o no
habrá compatibilidad de deformaciones. La solución obtenida solamente puede
ser válida para casos muy particulares de la función N λ (ϕ), por ejemplo el caso de
tracción uniforme. Si nos preguntamos por qué el cálculo realizado no es exacto
en el caso general, vemos que la única hipótesis realizada fue la de suponer que
la solución al problema corresponde a un estado membranal de tensiones, con lo
cual concluimos que la solución exacta del problema para tracciones N λ (ϕ) de
variación arbitraria debe ser más compleja que la encontrada, pues debe poseer
fuerzas internas cortantes y de momentos no nulas, a pesar de la configuración
simple de tracción de las fuerzas externas aplicadas.
Cúpula esférica
θ = R−1 λ , αλ = 1 , αϕ = R sin(θ) ,
Cλ = −R−1 , Cϕ = −R−1 , Bλ = R−1 cos(θ) sin(θ)−1 .
N λλ = −ρghR(1 + cos(θ))−1 .
N ϕϕ = −ρghR[cos(θ) − (1 + cos(θ))−1 ] .
Cúpula hiperboloide
En este caso consideraremos una cúpula diseñada para resistir fuerzas verticales
uniformes medidas por unidad de área proyectada en un plano horizontal. Vendría
a ser el elemento unidimensional análogo al arco parabólico estudiado en el Capí-
tulo 11. Comencemos por la descripción de la geometría. Como la misma es una
incógnita del problema, sea la siguiente forma general para la curva generatriz:
Sr (λ) = λ , Sz (λ) = f (λ) .
Con eso tenemos:
p
αλ = 1 + (∂λ f )2 , cos(θ) = α−1
λ , Cλ = α−3
λ ∂λλ f ,
2
αϕ = λ , sin(θ) = −α−1
λ ∂λ f , Cϕ = α−1
λ λ ∂λ f ,
−1
con lo cual b = α−1λ bh ez . Se deja como ejercicio verificar que los determinantes
jacobianos utilizados son correctos. Con eso:
cλ = −α−1
λ bh sin(θ) , q3 = α−1
λ bh cos(θ) .
En este caso nos proponemos obtener la cúpula óptima para resistir su propio
peso. El espesor de la cúpula será h variable de forma tal que la tensión normal
sea constante y la geometría será tal que se verifique la igualdad N ϕϕ = N λλ que
impusimos en la cúpula hiperboloide. En términos matemáticos la descripción de
la geometría es la misma que en el caso anterior, pero ahora la fuerza actuante por
unidad de área es b = −ρghez , con lo cual:
J0 (a−1 λ)
!
f (λ) = a log ,
J0 (a−1 L)
Z h/2 Z h/2
q =
3
det(r̂) b dx +
3 3
j+ f+3 + j− f−3 , Q =
3
j f 3 dx3 .
−h/2 −h/2
Con eso:
Z h/2 Z h/2
Kb M =
d ab
det(r̂) x Kb ŝc T dx =
3 d b ac 3
det(r̂) ( ŝcd − δcd )T ac dx3 .
−h/2 −h/2
Note que Rad es un tensor simétrico, por lo que Kb d Mab −N ad es un tensor simétrico.
Eso quiere decir que su parte antisimétrica es nula, y por lo tanto:
Kb d Mab − Kb a Mdb − N ad + N da = 0 .
curvaturas, por lo cual es igualmente válida en cáscaras en que esa relación es muy
pequeña, cuestionando así validez de la teoría aproximada.
Si bien la teoría aproximada es en general considerada válida si se satisface la
hipótesis de pequeña curvatura, existen diversas alternativas propuestas en la biblio-
grafía que apuntan a mejorarla, intentando mantener su simplicidad en lo posible y
logrando satisfacer también de forma automática la ecuación de equilibrio (12.65).
Una de ellas es la propuesta por Novozhilov. En el contexto de coordenadas princi-
pales, la misma consiste en el siguiente cambio de variables:
M12 = M21 = M̃ , N 12 = Ñ − C1 M̃ , N 21 = Ñ − C2 M̃ ,
donde M̃ y Ñ son las nuevas incógnitas del problema, que se relacionan con las de-
formaciones con las mismas ecuaciones que en la teoría aproximada definíamos a
M12 y N12 . Esta propuesta mantiene la simetría del tensor de momentos, pero quie-
bra la simetría del tensor de fuerzas, de forma tal que se cumple automáticamente la
ecuación (12.65). Se hace énfasis en que la teoría presentada en esta sección no con-
tiene aproximaciones de cualquier tipo diferentes de las ya realizadas en la teoría
general de cáscaras. Para ilustrar la no simetría de los tensores de fuerzas y momen-
tos internos se introduce el ejemplo siguiente, el cual presenta una solución exacta
de las ecuaciones de la cáscara que es también exacta en cuanto a las ecuaciones de
la elasticidad lineal tridimensional.
Ejemplo 12.21 Considere el perfil tubular sometido a un momento torsor M
analizado en el Ejemplo 8.4 y representado en la figura siguiente. En el análisis
utilizaremos el sistema de coordenadas principales (λ, ϕ) de las cáscaras de revo-
lución, cuyas propiedades geométricas se muestran también en la figura. Además
utilizaremos la coordenada x3 = r − R de la teoría de cáscaras para representar
los campos tridimensionales, donde r es la coordenada del sistema cilíndrico.
αλ = 1 , αϕ = R ,
Cλ = 0 , Cϕ = −R ,
λ
Bλ = 0 , Bϕ = 0 .
T ϕλ = T λϕ = GθR−1 (R + x3 ) .
Teniendo en cuenta que det(r̂) = 1+ x3 R−1 , podemos integrar estas tensiones para
obtener las fuerzas internas, que expresamos aquí en la base natural del sistema
curvilíneo y la base ortonormal que usa êϕ :
h2 h2
! !
ϕλ ϕλ
N = Gθh 1 + , N̂ = GθRh 1 + ,
12R2 12R2
N λϕ = Gθh , N̂ λϕ = GθRh ,
h3 h3
Mϕλ = Gθ , M̂ϕλ = Gθ ,
6R 6
h3 h3
Mλϕ = Gθ , M̂λϕ = Gθ .
12R 12
En la solución puede verse la falta de simetría predicha para las componentes
de los dos tensores. En el caso de N ϕλ y N λϕ , la igualdad entre esas componen-
tes tiende a producirse cuando la relación h/R tiende a cero, mientras que Mϕλ
duplicará a Mλϕ sin importar las magnitudes del espesor o la curvatura, aunque
es cierto que estas fuerzas internas son mucho menores que las otras fuerzas en
cuanto a la porción del momento torsor externo que soportan.
Ejercicio 12.22 En el ejemplo anterior verifique que las fuerzas internas equili-
bran el momento externo aplicado que produce el barrenado θ en la teoría de
Saint-Venant. Verifique que las fuerzas internas obtenidas cumplen las ecua-
ciones de equilibrio, incluyendo la ecuación (12.65). Muestre que la solución
presentada en el ejemplo cumple tanto con la hipótesis cinemática de Mindlin-
Reissner como la de Kirchhoff-Love.
Elasticidad finita
Capítulo 13
Deformación y movimiento
Configuración actual
Configuración φt
Bt
de referencia
Movimiento
x
BR
Bt ′
φt′
x′
13.1. Deformación
En esta sección consideraremos únicamente la deformación de la configuración
actual, por lo cual omitiremos el subíndice “t” y expresaremos la posición de la
partícula X en la forma:
x = φ(X) .
Como siempre, asumiremos que φ es invertible, es decir, existe φ−1 que nos propor-
ciona el punto material a partir del punto espacial:
X = φ−1 (x) .
Una propiedad importante de las deformaciones uniformes es que, por ser F una
transformación lineal, segmentos rectos materiales son transformados en segmentos
rectos espaciales, y figuras planas materiales son transformadas en figuras planas.
Por lo tanto un paralelepípedo material es transformado en un paralelepípedo espa-
cial como es mostrado en la Figura 13.2.
φ
BR
B
Fd1
d1
d2 Fd2
dS = ∥t∥ dη , ds = ∥Ft∥/∥t∥ dS ,
dS = t dη , ds = F dS .
C = F⊤ F , b = FF⊤ , (13.11)
E = 21 (C − I) , e = 12 (I − b−1 ) . (13.12)
Los otros tensores que consideraremos en esta sección son dados aplicando el
siguiente lema al tensor F:
F = RU = vR .
C = F⊤ F = U⊤ R⊤ RU = U2 , (13.13)
con lo cual U debería ser la raíz cuadrada del tensor C, la cual existe y es única de
acuerdo con el Ejercicio 13.6. Siendo entonces U dado en forma única por (13.13),
el tensor R es dado en forma única por R = FU−1 . De esta definición tenemos
lo cual muestra que R es ortogonal, y además det(R) = ±1, aunque siendo det(F) =
J > 0 y det(U) > 0, la única solución para la ecuación det(F) = det(R) det(U) es
det(R) = 1 y por lo tanto R es una rotación. La demostración se completa observan-
do que v es dado en forma única por v = RUR⊤ , el cual fácilmente se demuestra
que está en PSim por estarlo U. □
Si ahora F es el gradiente material de la función deformación, definimos los
tensores U, v y R utilizando el lema de descomposición polar. U y v son conocidos
como tensores de estiramiento derecho e izquierdo, respectivamente, mientras que
R es conocido como tensor de rotación.
364 13. Deformación y movimiento
U2 = C , v2 = b ,
U = R⊤ vR , v = RUR⊤ ,
det(U) = det(v) = J , det(C) = det(b) = J 2 ,
E = F⊤ eF , e = F−⊤ EF−1 .
Por otra parte, de las propiedades (P1) y (P2) de la Observación 13.2, obtenemos
la observación siguiente:
Considere ahora dos curvas materiales Γ1 y Γ2 , que pasan por un punto material
X, y que luego de la deformación φ se transforman en las curvas espaciales γ1 y γ2
que pasan por el punto espacial x = φ(X), como es mostrado en la Figura 13.3.
φ
BR B
Θ t1 τ2 θ
t2 τ1
x
Γ1 X γ1
Γ2
γ2
ds = F dS = RU dS . (13.14)
Note que R deja invariantes las normas de los vectores, por ser una rotación. Por
lo tanto ∥ ds∥ = ∥U dS∥ y el llamado estiramiento λ en la dirección d, que se define
como el cociente entre las longitudes inicial y final de elementos diferenciales, es:
ds ∥ ds∥ ∥U dS∥
λ(d) = = = = ∥Ud∥ . (13.15)
dS ∥ dS∥ ∥ dS∥
También podemos invertir la relación (13.14) para obtener:
Udi = λi di , Rdi = fi .
Note que si una curva material tiene tangente unitaria igual a di , entonces, de (13.15),
el estiramiento de un elemento diferencial de la curva es λ(di ) = λi . Además, de la
descomposición polar de F tenemos:
Fdi = λi fi , vfi = λi fi .
También, como C = U2 y b = v2 :
di U λi di R λi fi
di R fi v λi fi
13.2. Movimiento
Consideraremos un movimiento como una familia de deformaciones de la con-
figuración de referencia, parametrizada en el instante de tiempo “t”. Llamaremos
φt a la deformación actual, es decir, la deformación del instante t. Podemos definir
la función movimiento como aquella que nos proporciona el punto espacial x que
ocupa la partícula X en el instante t:
Note que φ no es invertible en realidad, puesto que no podemos hallar el par (X, t)
teniendo solamente el punto espacial x. Sin embargo, la notación anterior es con-
veniente y tiene definición precisa dada por (13.18). Por otra parte, si definimos la
368 13. Deformación y movimiento
φ : BR × R → E3 , φ−1 : T → BR .
Note que (·)e y (·)m , definidas por (13.19)–(13.20), son operaciones inversas, visto
que se cumple
∇m ϕ := ∂ X ϕ , ϕ̇ := ∂t ϕ . (13.23)
∇e ψ := ∂ x ψ , ψ′ := ∂t ψ . (13.24)
13.2. Movimiento 369
= (ψm )˙(X, t) X=φ−1 (x,t) = (ψm )˙(φ−1 (x, t), t) = ((ψm )˙)e (x, t) .
Note que tanto la velocidad, como la aceleración, son campos vectoriales espaciales
independientemente de la naturaleza de la descripción, lo cual se ve claramente de la
definición como cociente incremental para las expresiones de (13.29): por ejemplo
V(X, t) = lı́m∆t→0 (φ(X, t + ∆t) − φ(X, t))/∆t. Las descripciones espaciales de la
velocidad y la aceleración son:
Dos expresiones que nos serán extremamente útiles son las obtenidas para cam-
pos espaciales escalares y vectoriales ψ y ψ al aplicar la regla de la cadena a la
expresión (13.25):
ψ̇(x, t) = [ψ′ (φ(X, t), t) + ∇e ψ(φ(X, t), t) · φ̇(X, t)] X=φ−1 (x,t) ,
ψ̇(x, t) = [ψ′ (φ(X, t), t) + ∇e ψ(φ(X, t), t)φ̇(X, t)] X=φ−1 (x,t) .
es decir:
ψ̇ = ψ′ + ∇e ψ · v , (13.34)
ψ̇ = ψ′ + ∇e ψv , (13.35)
∇m ψ = F⊤e ∇e ψ , (13.36)
∇m ψ = ∇e ψFe . (13.37)
l := ∇e v ,
l = d + w.
13.2. Movimiento 371
Ḟ = lm F , (F−1 )˙ = −F−1 lm ,
Ḟ⊤ = F⊤ l⊤m , (F−⊤ )˙ = −l⊤m F−⊤ ,
Ċ = 2F⊤ dm F , Ė = Fdm F ,
ḃ = lb + bl , ė = d − el − l⊤ e .
L : M = M : L = L⊤ : M⊤ = M⊤ : L⊤ ,
L : (MN) = (LN⊤ ) : M = (M⊤ L) : N .
donde se ha llamado ∇L det al tensor gradiente del determinante en Lin. Para de-
mostrar este resultado, note que el polinomio característico de L es dado por:
donde I1 (L), I2 (L) e I3 (L) son los invariantes del tensor L, que son dados por:
I1 (L) = tr(L) , I2 (L) = 12 [tr(L)2 − tr(L2 )] , I3 (L) = det(L) .
Por lo tanto, tomando λ = −1 en (13.39), y observando que I1 (L) = tr(L) es
lineal en L, I2 (L) es cuadrático homogéneo en L y el invariante I3 (L) es cúbico
homogéneo en L, tenemos:
det(L + I) = 1 + tr(L) + o(L) .
Por lo tanto:
det(L + H) = det(L(I + L−1 H)) = det(L) det(I + L−1 H)
= det(L)[1 + tr(L−1 H) + o(H)] = det(L) + det(L) tr(L−1 H) + o(H) .
Así, (13.38) es válida con ∇L det(L) : H = det(L) tr(L−1 H). Por lo tanto tenemos:
∇L det(L) : H = det(L) tr(L−1 H) = det(L)L−⊤ : H .
Siendo la igualdad anterior válida para todo H de Lin, se tiene la siguiente expresión
fundamental:
∇L det(L) = det(L)L−⊤ . (13.40)
La expresión (13.40), el Ejercicio 13.15 y el Corolario 13.13 nos permiten cal-
cular la derivada temporal material del determinante J = det(F) del gradiente de la
deformación:
J˙ = ∂t J = ∇F det(F) : Ḟ = JF−⊤ : (lm F) = JF−⊤ F⊤ : lm
= JI : lm = J tr(lm ) = J(∇e · v)m . (13.41)
Pasemos ahora a considerar la integral del teorema. Para hacer las cuentas trans-
formamos la misma mediante el cambio de variable dado por la función deforma-
ción φ, con la ventaja de obtener una integral en el dominio fijo DR :
Z Z
ψ dv = Jψm dV .
Dt DR
Ecuaciones de balance
por lo cual, siendo DR una parte arbitraria de BR , el lema de localización nos permite
concluir que la ecuación de balance de masa (14.1) se cumple si y solamente si en
376 14. Ecuaciones de balance
φt
BR Bt
DR Dt
∂DR ∂Dt
todo BR se cumple:
Jρm = ρR . (14.2)
ρ̇ + ρ∇e · v = 0 . (14.3)
Se deja como ejercicio mostrar que la ecuación anterior se podía obtener calcu-
lando la derivada temporal material de (14.2). Veamos ahora una consecuencia muy
útil de la ecuación (14.3) y el teorema de Reynolds:
Z Z Z
∂t ρψ dv = (ρψ)˙+ ρψ∇e · v dv = (ρ̇ + ρ∇e · v)ψ + ρψ̇ dv .
Dt Dt Dt
tendremos el cuerpo en equilibrio, sino que el mismo podrá tener un momento li-
neal y un momento angular variables. En este caso pediremos que para cada porción
de ese cuerpo las variaciones del momento lineal y del momento angular se corres-
pondan respectivamente con las resultantes de fuerzas y momentos de las acciones
externas sobre esa porción. Ninguna de las dos diferencias impide seguir el camino
recorrido en el Capítulo 4 en cuanto al análisis de las ecuaciones de equilibrio. Sin
embargo, expondremos aquí el conjunto de los lemas y teoremas más importantes,
omitiendo en muchos casos las demostraciones.
Sea Bt = φ(BR , t) la configuración actual de un determinado conjunto de partí-
culas en un cierto movimiento. Para expresar las ecuaciones de balance mecánico
aislamos una parte estrictamente interior Dt ⊂ Bt del cuerpo, que tiene superficie
∂Dt como se muestra en la Figura 14.1. Sobre el pequeño cuerpo Dt se ejerce una
acción dinámica que se asume es compuesta por dos tipos de fuerzas:
i) Las fuerzas de volumen, que son fuerzas que actúan sobre todas las partícu-
las del cuerpo Dt desde una distancia muchas veces considerable, y por eso
llamadas también fuerzas de acción a distancia. Supondremos que la fuerza
y el momento resultantes respecto de un punto espacial o ∈ E ejercidos sobre
Dt son respectivamente dados por:
Z
f (Dt , t) =
V
b dv ,
ZDt
mVo (Dt , t) = r × b dv ,
Dt
ii) Las fuerzas de superficie, también llamadas fuerzas de contacto, que son fuer-
zas que actúan sobre las partículas de Dt cercanas a la superficie ∂Dt . Su
origen son las fuerzas de acción a muy corta distancia, ejercidas por las par-
tículas de Bt localizadas en el exterior de Dt y cercanas a ∂Dt . Supondremos
que la fuerza y el momento resultantes respecto de un punto fijo o ejercidos
sobre Dt son respectivamente dados por:
Z
f (Dt , t) =
S
f∂Dt da ,
∂Dt
Z
m o (Dt , t) =
S
r × f∂Dt da ,
∂Dt
Las tasas de variación del momento lineal y angular pueden calcularse utilizando el
resultado (14.4). Observando que ṙ = v, se tiene (r × v)˙ = v × v + r × v̇ = r × v̇. Con
eso, tenemos:
Z Z Z
∂t l(Dt , t) = ∂t ρv dv = ρv̇ dv = − i dv = −f D (Dt , t) ,
Dt
Z Z Dt Dt
Z
∂t a o(Dt , t) = ∂t r × ρv dv = r × ρv̇ dv = − r × i dv = −mDo (Dt , t) .
Dt Dt Dt
Estas cuentas demuestran las siguientes expresiones, las cuales tienen la apariencia
de representar un sistema equilibrado de fuerzas:
f(x, t, n)
n
−n x
f(x, t, −n)
Las componentes del tensor σ tienen una interpretación física similar a las com-
ponentes de T. Observe que σi j = (σe j ) · ei = f(e j ) · ei , lo cual expresa que la
componente σi j es igual a la componente “i” del vector tensión f(e j ). Además, co-
mo corolario del teorema de Cauchy tenemos que la fuerza y el momento respecto
382 14. Ecuaciones de balance
Para la segunda, utilizando la regla del producto mixto, la definición del tensor
adjunto, el teorema de la divergencia, y los resultados (14.10) y (14.11) tenemos:
Z Z Z
ω · (r × σn) da = σn · (ω × r) da = n · σ⊤ (ω × r) da
∂Dt ∂Dt ∂Dt
Z Z
= ∇e · [σ⊤ (ω × r)] dv = (∇e · σ) · (ω × r) + σ : ∇e (ω × r) dv
Dt Dt
Z
= ω · (r × ∇e · σ) + σ : w dv .
Dt
∀Dt n ∀x n
∂t l(Dt , t) = f V (Dt , t) + f S (Dt , t) ⇔ ∇e · σ + b = ρv̇ .
⊂ Bt ∈ Bt
donde rm (X, t) = φ(X, t) − o, y bR = Jbm . Note que bR tiene la misma dirección que
b (para puntos correspondientes de las configuraciones de referencia y actual) pero
difiere en el módulo, ya que bR se interpreta como fuerza por unidad de volumen de
la configuración de referencia, mientras que b es la misma fuerza pero por unidad
de volumen de la configuración actual.
En el caso de las fuerzas de superficie, la fuerza resultante y el momento resul-
tante respecto de un punto o sobre el cuerpo DR se expresa como:
Z Z
f (DR , t) =
S
f da = fR dA ,
Z∂Dt ∂DR
Z
mSo (DR , t) = r × f da = rm × fR dA ,
∂Dt ∂DR
Aquí fR tiene la misma dirección que f pero difiere en el módulo, puesto que fR
se interpreta como fuerza por unidad de área en la configuración de referencia,
mientras que f es la misma fuerza pero por unidad de área de la configuración
actual. Utilizando el teorema de Cauchy, tenemos:
Z Z
f (DR , t) =
S
σn da = PnR dA ,
∂Dt ∂DR
Z Z
m o (DR , t) =
S
r × σn da = rm × PnR dA ,
∂Dt ∂DR
donde el tensor
También en este caso se puede expresar las ecuaciones de balance como ecua-
ciones de equilibrio, apelando a las fuerzas de D’Alembert:
Z Z
f (DR , t) =
D
i dv = iR dV ,
Dt DR
Z Z
m o (DR , t) =
D
r × i dv = rm × iR dV ,
Dt DR
La dificultad que plantea la falta de simetría del tensor P puede ser en parte evi-
tada trabajando con el llamado tensor de tensiones de Cosserat S, también llamado
segundo tensor de Piola-Kirchhoff, el cual es definido por:
S = F−1 P = JF−1 σm F−⊤ . (14.15)
A partir de esta definición es fácil mostrar que S = S⊤ . El tensor de Cosserat S
es utilizado usualmente en vez del tensor de Piola P en la formulación de mode-
los constitutivos y en las implementaciones numéricas de análisis. Tiene la ventaja
de ser un tensor simétrico y de ser invariante, como veremos en el Capítulo 15,
mientras que tiene la desventaja de no admitir una interpretación física simple en
términos de fuerzas por unidad de superficie, como sí admite P.
14.3. Balance de energía mecánica 387
Note que la primera integral puede ser simplificada utilizando la primera ecuación
puntual de balance:
Z Z Z
(∇e · σ + b) · v dv = ρv̇ · v dv = ∂t 1
2
ρ(v · v) dv .
Dt Dt Dt
Por lo tanto, definiendo la energía cinética y la potencia mecánica interna por las
expresiones
Z
K(Dt , t) = 1
2
ρ(v · v) dv , (14.17)
Dt
Z
Pint (Dt , t) = σ : d dv , (14.18)
Dt
donde c es un determinado punto espacial (la posición del punto o luego del movi-
miento rígido, y Q ∈ Orth+ es un tensor de rotación, llamado tensor de rotación del
referencial (frame-rotation tensor en inglés). El movimiento φ∗ (·, t) = F (·, t)◦φ(·, t),
mostrado en la Figura 15.1, se obtiene al superponer el movimiento rígido F al mo-
vimiento original φ, y es dado por la ecuación siguiente:
Bt
x
φ
BR
F
X
φ∗
x∗
B∗t .
La palabra medir proviene del latín metı̄ri, que significa comparar. En una defi-
nición más precisa, medir significa comparar una cantidad con una unidad, o patrón,
con el fin de averiguar cuántas veces la segunda está contenida en la primera. Por
lo tanto medir es mucho más que comparar. La comparación solamente conduce a
establecer un orden, mientras que medir exige poder obtener un número real que
exprese adecuadamente cuántas veces una cierta cantidad es superior a la unidad.
Por ejemplo, cuando estamos interesados solamente con comparar y establecer un
orden, podemos simplemente elaborar una escala, como la escala de Mohs para co-
nocer la dureza de una roca, o la escala internacional de accidentes nucleares. La
comparación permite situar una nueva roca, o un nuevo accidente nuclear, entre dos
elementos de la escala. Pero en ninguno de los dos casos queda claro cuánto más
dura es la roca, o cuánto más grave es el accidente nuclear, que algún otro elemento
de la escala utilizada. Cuando una cantidad o cierta propiedad de un cuerpo pue-
de ser medida, decimos que esa cantidad es una magnitud física, y el número real
que se obtiene y que expresa cuántas unidades equivalen a la cantidad es llamado
medida de esa magnitud.
Las magnitudes indiferentes del referencial son, en pocas palabras, aquellas tales
que diferentes observadores obtienen los mismos valores al medirlas, aún cuando
puedan estar utilizando diferentes referenciales. La coincidencia en ese valor me-
dido sugiere que lo que se está midiendo es una propiedad real de un cuerpo, o
propiedad objetiva. En cambio, si las medidas fueran diferentes, deberíamos sos-
pechar que la magnitud que se está midiendo no está exclusivamente relacionada
a una propiedad del cuerpo, sino que es debe estar al menos en parte relacionada
con alguna propiedad del referencial. En resumen, las magnitudes indiferentes del
referencial se corresponden con alguna propiedad objetiva de un cuerpo físico, de
ahí su importancia.
Por ejemplo, supongamos que deseamos colectar medidas que sirvan para des-
cribir el movimiento de un cuerpo continuo. Para eso registramos la posición de un
conjunto de partículas detectables de ese cuerpo, por ejemplo utilizando un sistema
de coordenadas cartesiano de un cierto referencial. Los valores correspondientes
a la representación en coordenadas de la posición de la partícula serán evidente-
mente dependientes del referencial utilizado, puesto que lo que representan no son
propiedades objetivas de la partícula, sino propiedades relativas al referencial: las
componentes del vector que une el origen del sistema de coordenadas utilizado con
la partícula considerada. En cambio, si a partir de las coordenadas medidas loca-
lizamos las dos partículas más alejadas entre sí de ese cuerpo en un determinado
instante, veremos que la distancia que las separa es indiferente del referencial utili-
zado, y entenderemos que esa distancia, al no ser afectada por cualquier propiedad
del referencial, es entonces una propiedad objetiva del cuerpo.
En el caso de magnitudes escalares, la medida de la misma es un cierto núme-
ro real. Si la magnitud es indiferente del referencial, entonces debemos obtener el
mismo número real al utilizar diferentes referenciales. La situación es un poco más
392 15. Sistemas de referencia arbitrarios
Para una magnitud tensorial g es natural pedir que g∗ cumpla h∗ = g∗ d∗ siempre que
h = gd, pero en ese caso:
h = gd ⇒ Qh = QgQ⊤ Qd ⇒ h∗ = QgQ⊤ f ∗ ⇒ g∗ = QgQ⊤ .
Consideraremos que esas relaciones entre magnitudes cinemáticas son las que
deben cumplirse en el caso de magnitudes de cualquier tipo indiferentes del refe-
rencial, de acuerdo con la siguiente definición.
referencial, a menos que exista una reformulación matemática que las exprese en
términos únicamente de magnitudes indiferentes del referencial. Por ejemplo, la si-
guiente “densidad media” de un cuerpo definida por la expresión ρm = M/V − v + v,
siendo M su masa, V su volumen y v su velocidad escalar, es indiferente del re-
ferencial porque admite la reformulación ρm = M/V en términos de magnitudes
indiferentes del referencial. Aunque el ejemplo puede parecer un poco artificial, lo
cierto es que la primera definición es “matemáticamente válida” e involucra una
magnitud, la velocidad, que es claramente dependiente del referencial utilizado.
Definición 15.3 Diremos que una ley física es indiferente del referencial si la
misma se expresa, en cualquier referencial, como la misma relación matemática
entre magnitudes indiferentes del referencial.
Ejercicio 15.5 Muestre que las descripciones materiales de las magnitudes indi-
ferentes del referencial (obtenidas para una misma configuración de referencia)
cumplen las siguientes reglas de transformación:
φ∗m (X, t) = φm (X, t) , fm∗ (X, t) = Q(t)fm (X, t) , g∗m (X, t) = Q(t)gm (X, t)Q⊤ (t) .
Ejercicio 15.6 Considere una magnitud escalar indiferente del referencial. Mues-
tre que el gradiente espacial de esa magnitud es una magnitud vectorial indiferen-
te del referencial. Considere ahora una magnitud vectorial indiferente del refe-
rencial y muestre que su gradiente espacial es una magnitud tensorial indiferente
del referencial.
394 15. Sistemas de referencia arbitrarios
∇m φ∗ = Q∇m φ ⇒ F∗ = QF . (15.4)
J∗ = J ,
F = RU , F∗ = R∗ U∗ ,
R∗ U∗ = QRU , v∗ R∗ = QvQ⊤ QR .
R∗ = QR , U∗ = U , v∗ = QvQ⊤ .
C = U2 , b = v2 , C∗ = U∗2 , b∗ = v∗2 ,
obtenemos:
C∗ = C , b∗ = QbQ⊤ ,
obtenemos:
E∗ = E , e∗ = QeQ⊤ .
l = ∇e v , l∗ = ∇∗e v∗ ,
obtenemos:
Q̇Q⊤ + QQ̇⊤ = 0 ⇒ Ω + Ω⊤ = 0 .
l∗ = Ω + QlQ⊤ .
d∗ = QdQ⊤ , w∗ = Ω + QwQ⊤ .
ρ∗ = ρ .
Ejercicio 15.7 Note que hemos asumido que la densidad es una magnitud in-
diferente del referencial, lo que sumado a que el volumen lo es, se obtuvo que
la masa es una magnitud indiferente del referencial. Por el contrario, asuma que
la masa es una magnitud indiferente del referencial, y con eso demuestre que la
densidad lo es (esta hipótesis tiene bastante sentido, visto que las masas admiten
una medición más directa que las densidades)
En este caso consideraremos que las fuerzas, tanto de volumen como de superfi-
cie, son magnitudes indiferentes del referencial. Por lo tanto, las fuerzas correspon-
dientes a los movimientos φ∗ y φ en puntos correspondientes cumplen:
b∗ = Qb , f ∗ = Qf .
σ∗ = QσQ⊤ , P∗ = QP , S∗ = S . (15.9)
Ejercicio 15.10 Muestre que las fuerzas ficticias son nulas en todo punto so-
lamente si c̈ = 0, Q̇ = 0 y Q̈ = 0. Muestre entonces que son nulas para todo
tiempo si y solamente si ċ y Q son constantes. Observe que los referenciales
inerciales son aquellos que no requieren fuerzas ficticias en la formulación del
balance mecánico, por lo que los mismos serán todos y nada más que aquellos
que se trasladen con respecto a uno inercial con velocidad uniforme y con un
tensor de rotación constante.
Veamos ahora que la definición establecida para la fuerza de D’Alembert sim-
plifica en gran medida la presentación de las ecuaciones de balance mecánico en
referenciales arbitrarios. Para las resultantes de fuerzas de volumen tenemos:
Z Z Z
f (Dt , t) =
∗V ∗
b dv =
∗
Qb dv = Q b dv = Qf V (Dt , t) .
D∗t Dt Dt
Para la demostración puede ser útil utilizar el resultado del Ejercicio 14.2.
donde las fuerzas de D’Alembert son dadas por la ecuación (15.11). Las expre-
siones anteriores son usualmente referidas en la bibliografía como las versiones
indiferentes del referencial del balance mecánico. Esa afirmación se basa en que
las magnitudes involucradas en las ecuaciones serían indiferentes del referencial
de acuerdo con la Definición 15.2. Sin embargo, si aceptamos la definición rigu-
rosa sugerida por la Observación 15.4, entonces no deberíamos incluir la fuerza
de D’Alember i entre las magnitudes indiferentes del referencial, pues la misma
se obtiene a partir de una expresión matemática que involucra propiedades del
referencial arbitrario, las propiedades que definen su movimiento con respecto
a un referencial inercial. Dicho de otra manera, el procedimiento requerido para
obtener el valor vectorial de i∗ en un referencial arbitrario consiste en obtener
primero el valor −ρ∗ v̇∗ a partir de medidas tomadas en ese referencial, y luego
adicionarle las fuerzas ficticias, las cuales solamente pueden ser obtenidas luego
de determinar el movimiento del referencial arbitrario respecto de uno inercial.
Así, los referenciales inerciales tienen un rol especial en la determinación experi-
mental de i, el cual no podría cumplir cualquier referencial arbitrario. Desde ese
punto de vista se considera especialmente confusa y engañosa la denominación
“indiferente del referencial” cuando aplicada a la fuerza de D’Alembert, pues la
misma sugeriría que ningún referencial sería especial en cuanto a la determina-
ción de tal magnitud. La sugerencia de la Observación 15.4 tiene la finalidad de
evitar estas confusiones, impidiendo que sean denominadas “indiferentes del re-
ferencial” magnitudes y leyes físicas para las cuales los referenciales inerciales
son especiales por el particular rol que cumplen. Dicho de otra manera, si las le-
yes de la mecánica pudieran ser formuladas en forma verdaderamente indiferen-
te del referencial, entonces no existiría procedimiento alguno que nos permitiera
identificar un grupo particular de referenciales. Por otra parte, siendo el balan-
ce mecánico el principio fundamental que determina la evolución de un sistema
mecánico, el hecho que el mismo admita expresiones análogas a las válidas en
referenciales inerciales sugiere que cualquier ley física de naturaleza mecánica
puede ser reescrita en una forma válida para referenciales arbitrarios, aún aunque
no se trate de una ley indiferente del referencial en el sentido más riguroso. Para
lo mismo bastará con introducir magnitudes que dependan de propiedades del re-
ferencial arbitrario, tal como i. Una discusión más detallada sobre la indiferencia
del referencial de las leyes físicas es presentada en la Sección 15.4.
400 15. Sistemas de referencia arbitrarios
Así, utilizando las reglas de transformación conocidas de las fuerzas y (15.6) para
v∗ , tenemos, en puntos correspondientes:
b∗ = Qb , i∗ = Qi , f ∗ = Qf , v∗ = ċ + Q̇(x − o) + Qv .
referencial que establece que toda ley física es indiferente del referencial, es decir,
toda ley física debe poder ser expresada en términos de magnitudes indiferentes del
referencial utilizando las mismas expresiones matemáticas independientemente del
referencial utilizado. Así es establecido por ejemplo en [18, 20-22, 26], sin hacer
mención a cualquier controversia sobre su validez o generalidad (vea por ejemplo
la introducción del Capítulo 23 en [21]). Sin embargo, luego de su formulación
establecida por Clifford Truesdell (1919–2000), Richard A. Toupin (1926–2017),
Walter Noll (1925-2017) y otros, el principio de indiferencia del referencial, y en
particular su aplicación a las leyes físicas del comportamiento de los materiales, ha
sido muy controversial desde los años setenta.
A pesar de esa controversia, la aplicación del principio de indiferencia del refe-
rencial condujo a una formulaciones matemáticas simples y elegantes de la termo-
dinámica de los medios continuos. Por ejemplo, una versión mucho más completa y
profunda que la dada en la Sección (15.3.3), se encuentra en la referencia [22], don-
de se deducen las ecuaciones de balance de masa, balance mecánico, etc., a partir
de la primera y la segunda ley de la termodinámica y el principio de indiferen-
cia del referencial. Es claro que en los textos [21, 22], el principio de indiferencia
del referencial aparece entre los principios fundamentales de la termodinámica de
los medios continuos. En particular, la aplicación del principio de indiferencia del
referencial a las leyes físicas del comportamiento de los materiales condujo exitosa-
mente a la formulación de modelos matemáticos cuyos resultados se han mostrado
perfectamente compatibles con las medidas experimentales obtenidas. Por esas ra-
zones se entiende que se haya realizado un gran esfuerzo para mantener el principio
o reformularlo de forma tal que sea igualmente útil y a su vez válido.
Sin embargo, siendo la segunda ley de Newton válida únicamente para referen-
ciales inerciales (recordemos que el principio considera referenciales arbitrarios),
es claro que el principio de indiferencia del referencial no puede ser considerado
una ley física de aplicación general. Con respecto a ese punto, M. Frewer [23] men-
ciona: “Since it is always possible for an observer to distinguish one non-inertial
system from any other one by performing an appropriate physical experiment, it
is certainly unphysical and even absolutely wrong to impose here the concept of
frame-independence as a physical principle or as a physical axiom as it can be
done within inertial reference frames. Again, since there does not exist anything
like an equivalence principle of non-inertial reference frames, as it does exist for
inertial frames, it is definitely fully inappropriate to demand frame-independence
within non-inertial systems”. La mayor controversia se situó en cuanto a si las leyes
físicas sobre el comportamiento constitutivo de los materiales deben o no obede-
cer el principio. La respuesta actual a esa pregunta, de acuerdo con M. Frewer [23]
es no, y la razón subyace en que toda ley sobre el comportamiento constitutivo es
una relación matemática entre magnitudes macroscópicas que resultan de interac-
ciones entre partículas en un nivel microscópico en donde es relevante la segun-
da ley de Newton, la cual no obedece el principio de indiferencia del referencial.
Luego de su detallado análisis, M. Frewer [23] menciona: “There is no chance,
therefore, that material-frame indifference can be universally valid, since the most
15.4. Principio de indiferencia del referencial 403
wer [23] y de I-S. Liu y R. Sampaio [27]. En particular, el segundo artículo es muy
instructivo en los siguientes aspectos:
Al contrario de buena parte de la bibliografía, el autor llama fuerzas inerciales
a las fuerzas que nosotros hemos llamado fuerzas ficticias. Eso nos muestra
que debemos tener cuidado al leer diferentes textos, y que fue acertada nuestra
nomenclatura dirigida a distinguir claramente las fuerzas de D’Alembert de
las fuerzas ficticias.
Indica con claridad que no existe un principio de indiferencia del referencial
de aplicación general a todas las leyes físicas. En particular señala que la
segunda ecuación de Newton no es indiferente del referencial, por lo que la
controversia solamente persiste en cuanto a las leyes de comportamiento de
los materiales.
Distingue entre las nociones de magnitud indiferente del referencial, y ley
física indiferente del referencial, tal como fue realizado en este capítulo.
Presenta la definición no rigurosa de magnitud indiferente del referencial, tal
como la Definición 15.3, con lo cual la fuerzas de D’Alembert serían indi-
ferentes del referencial de acuerdo con su definición. Pero eso conduce a un
resultado aparentemente contradictorio: que la segunda ley de Newton, sin ser
indiferente del referencial, pueda escribirse en forma invariante en términos
de magnitudes indiferentes del referencial. Este punto sugiere que es perti-
nente la Observación 15.4 que impide considerar a las fuerzas de D’Alembert
como magnitudes indiferentes del referencial.
Advierte que en varias situaciones no es posible considerar que diferentes ob-
servadores utilicen la misma configuración de referencia. Considera que las
configuraciones de referencia deben ser las configuraciones adoptadas por el
cuerpo en un mismo instante de tiempo, por lo cual deberían ser diferentes
si los referenciales de esos observadores no coinciden en ese instante. In-
clusive señala un grave error en la referencia [21] originado por la adopción
de iguales configuraciones de referencia. Sin embargo, las cuentas que serán
presentadas aquí admiten que se considere una misma configuración de re-
ferencia, pues podremos considerar que corresponden a configuraciones de
un cierto pasado remoto donde los referenciales coinciden. La ventaja que se
tiene es en la simplicidad matemática. Además, también es cierto que el error
en la referencia [21] se podría haber evitado inclusive trabajando con iguales
configuraciones de referencia.
Finalmente, asume que las leyes físicas del comportamiento material satisfa-
cen la indiferencia del referencial, lo cual indica que siguen existiendo dife-
rentes interpretaciones. Aquí consideramos más convincente la interpretación
propuesta por I. Müler [24] y aceptada por M. Frewer [23], en donde la indife-
rencia del referencial de las leyes del comportamiento material es considerada
una hipótesis simplificadora de naturaleza aproximada.
Capítulo 16
Definición 16.1 Los materiales sólidos elásticos se definen como aquellos que
satisfacen una determinada ecuación constitutiva, que relaciona las tensiones
existentes en el cuerpo con las deformaciones del instante actual. Más preci-
samente, los materiales sólidos elásticos son aquellos que satisfacen la ecuación
siguiente:
P = P̂(F) , S = Ŝ(F) .
σ∗ = σ̂(F∗ ) .
P∗ = P̂(F∗ ) , S∗ = Ŝ(F∗ ) .
P̂(QF) = QP̂(F)
(
∀F ∈ Lin+ y ∀Q ∈ Orth+ . (16.4)
Ŝ(QF) = Ŝ(F)
donde se muestra un cuerpo formado por un material que posee fibras muy rígidas
en la dirección vertical de la configuración de referencia BR . Si aplicamos al cuerpo
una deformación uniforme de gradiente F correspondiente a un estiramiento en la
dirección horizontal, entonces el cuerpo experimenta un tensor de tensiones de Cau-
chy σ. Si σ̂ es la función que determina la ecuación constitutiva del material para la
configuración de referencia BR , entonces tenemos σ = σ̂(F). Si rotamos la configu-
ración de referencia hacia la configuración B⋆R aplicándole a BR una deformación
uniforme cuyo gradiente es la rotación Q, entonces vemos claramente que la fun-
ción σ̂ ya no nos sirve para hallar el tensor de tensiones de Cauchy resultante de esa
deformación en función del gradiente F, puesto que una deformación de gradiente
F aplicado sobre la configuración B⋆R estiraría las fibras del material, y por lo tanto
tal deformación estaría relacionada a un tensor de tensiones σ⋆ que en la dirección
horizontal tendría una componente mucho mayor a σ. Por lo tanto, la función que
determina la ecuación constitutiva para la configuración de referencia B⋆R deberá
ser otra función diferente que llamaremos σ̂⋆ . Como el tensor de tensiones σ̂ es el
que resulta de aplicar a BR una deformación de gradiente FQ, tenemos, en el caso
general:
F
BR
FQ
Q
B⋆R
Cabe recordar que estamos utilizando una notación reducida, y no debemos pensar
que el material isótropo es siempre homogéneo, es decir, expandiendo la notación,
en el caso general el material isótropo cumple σ̂(F(X, t)Q, X) = σ̂(F(X, t), X) para
todo Q ∈ Orth+ .
Para estudiar y comprender el concepto de simetría del material, conviene con-
siderar configuraciones de referencia B⋆R obtenidas al aplicar a BR una deformación
uniforme de gradiente H ∈ Lin+ , es decir, H no será necesariamente una rotación.
Note que el grupo de simetría del material para otra configuración de referencia,
por ejemplo B⋆R , puede ser diferente de G, es decir, el grupo de simetría depende de
la configuración de referencia. El adjetivo grupo proviene del hecho que el conjunto
G es un subgrupo del grupo Lin+ , es decir:
Ejercicio 16.8 Justifique las denominaciones anteriores. ¿Por qué no sería apro-
piado considerar sólido a un material que no tuviera su grupo de simetría incluido
en el grupo de las rotaciones?
Pasaremos aquí a estudiar los materiales sólidos elásticos isótropos. Las siguien-
tes definiciones nos serán útiles en este caso particular, donde utilizaremos la nota-
ción Q en vez de H para un tensor genérico en el grupo G, puesto que en materiales
sólidos elásticos esos tensores son siempre rotaciones.
Definición 16.9
Ejercicio 16.10 Si el material es sólido, utilice el PIRRM para mostrar que las
funciones σ̂, σ̌, σ̃ y σ̄ son invariantes para el grupo de simetría G del material, es
decir, se cumple:
Ejercicio 16.11 Muestre que si el material es isótropo entonces las funciones σ̂,
σ̌, σ̃ y σ̄ son isótropas. Muestre que el tensor de tensiones residual σR , obtenido
para F = I, es hidrostático: σR = σ̂(I) = σ̌(I) = σ̃(I) = σ̄(I) = −pI.
Llamaremos IA = (I1 (A), I2 (A), I3 (A)) a la lista de los invariantes del tensor A.
Con eso, son válidos los siguientes teoremas:
f (A) = f˜(IA ) ∀A ∈ A .
material, es decir:
donde C es una curva cualquiera en el conjunto Lin+ que parte desde el tensor
identidad I y llega al tensor de deformaciones F que caracteriza el estado de defor-
maciones alcanzado.
El sentido físico de la definición anterior quedará claro en la sección siguiente.
Por el momento basta señalar que Ψ̂(F) representa la energía por unidad de volumen
necesaria para que el cuerpo se deforme según el tensor F. Note entonces que no
podríamos haber pedido Ψ̂(F, X) > 0 para todo F , I en Lin+ , pues Ψ̂(Q, X) = 0
16.4. Materiales sólidos hiperelásticos 415
En lo que sigue utilizaremos la notación reducida P̂(F) = ∇F Ψ̂(F), sin que ello
signifique que el material es homogéneo.
Observación 16.22 Note la curva C parte del tensor I, con lo cual Ψ̂(I) = 0,
es decir, la energía de deformación es nula para la configuración de referencia.
Esto quiere decir que la densidad de energía de deformación tiene un mínimo en
F = I y por lo tanto su gradiente es cero en ese punto, es decir P̂(I) = ∇F Ψ̂(I) = 0,
lo cual implica que la tensión residual es cero y la configuración de referencia
es la configuración natural del cuerpo. Aunque esto no implica gran pérdida de
generalidad, lo cierto es que si quisiéramos trabajar con una configuración de
referencia diferente entonces deberíamos adaptar las definiciones consideradas.
Por otra parte, es usual considerar las siguientes hipótesis sobre el crecimiento
de la energía de deformación:
φ(X, t1 ) ≡ φ(X, t2 ) ,
(
∀ X ∈ BR
φ̇(X, t1 ) ≡ φ̇(X, t2 ) .
donde la última igualdad es debida a que F(X, t2 ) = F(X, t1 ) por ser cerrado el
proceso de deformación. Si ahora definimos la energía de deformación del cuerpo
elástico por la expresión:
Z
Eint (DR , t) = Ψ dV , (16.12)
DR
Υ̇ = ∇F Υ̂ : Ḟ = 0 .
P = ∇F Ψ̂ + λ∇F Υ̂ ,
P : Ḟ = ∇F Ψ̂ : Ḟ + λ∇F Υ̂ : Ḟ = Ψ̇ .
P = P̂(F) + λF−⊤ .
σ = σ̂(F) + λI . (16.13)
418 16. Materiales sólidos elásticos
Ψ̂(F) = Ψ̂(U) .
∇F Ψ̂ = 2F∇C Ψ̄ = F∇E Ψ̃ .
Ejercicio 16.25 Para el material hiperelástico isótropo, muestre que las funcio-
nes Ψ̄ y Ψ̃ son isótropas.
Puede verse que el modelo de Murnaghan incluye no solamente los dos tér-
minos cuadráticos sino que incluye también todos los términos cúbicos posibles.
Sin embargo, tampoco el modelo de Murnaghan es bueno para el caso de grandes
deformaciones, sobre todo en la zona de compresión. Versiones modificadas del
modelo de Saint-Venant Kirchhoff, que tienen un mejor comportamiento en la zona
de compresión, son dados por las siguientes funciones:
Existen además otros modelos que no tienen la forma de los modelos anteriores.
Algunos ejemplos son:
Ψ̄(C) = c1 (I1 (C) − 3) + c2 (I2 (C) − 3) + c(J − 1) − 2(c1 + 2c2 ) log(J) Mooney-Rivlin ,
µ −2β ν
Ψ̄(C) = c1 (I1 (C) − 3) + J −1 con β = Neo-Hookean ,
2β 1 − 2ν
Ψ̄(C) = c1 (I1 (C) − 3) − µ log(J) + 12 λ log(J)2 Neo-Hookean .
Análogamente:
C(H) : G = C(G) : H .
Note que en este caso la densidad que interviene en el sistema es ρR , que por
ser un dato del problema no exige introducir la ecuación de balance de masa. En el
caso incompresible el sistema quedaría en la forma:
∇m · P + bR = ρR φ̈ en BR × (t0 , ∞) (balance mecánico) ,
(φ)
F = ∇m φ en BR × (t0 , ∞) (rel. desplaz.-deformación) ,
(F)
(P) P = P̂(F) + λm F −⊤
en BR × (t0 , ∞) (ecuación constitutiva) ,
det(F) = 1 en BR × (t0 , ∞) (incompresibilidad) .
(λm )
Note que las formulaciones lagrangianas tienen una gran ventaja: el dominio
BR × (0, ∞) donde son definidas las ecuaciones es conocido a priori, mientras que
la trayectoria T de las formulaciones eulerianas depende del movimiento φ que
es también una incógnita del problema. Sin embargo, el dato bR puede en algunos
casos adoptar una forma más complicada que en la formulación euleriana, pues en
los casos en que b dependa del punto espacial, bR dependerá del movimiento φ, vea
por ejemplo la Figura 17.1. Un caso particular en donde bR no representa ningún
inconveniente es cuando se trata de una fuerza muerta, que es como se le llama
cuando bR solamente depende del punto X en la configuración de referencia. Es el
caso típico de la gravedad, en el cual b = ρg, con lo cual:
bR = Jbm = Jρm g = ρR g (fuerza muerta) .
17.1. Formulación clásica del problema dinámico 425
m j
Pasemos ahora a ver las condiciones de contorno. Los dos tipos usuales son
la condición cinemática y la condición mecánica. En el primer caso se especifica
la posición final de los puntos de una cierta región del contorno, mientras en el
segundo caso se especifica el vector tensión. Si llamamos Γ = ∂BR , entonces las
condiciones de contorno pueden especificarse como:
Teorema 17.2 (Teorema de las potencias virtuales) Dado el campo tensorial si-
métrico y diferenciable σ que cumple ∇e · σ + b = 0 en Bt , y σn = f en Γef , y el
∗
Ejercicio 17.3 Utilice el lema fundamental del cálculo de variaciones para mos-
trar el enunciado recíproco del Teorema 17.2.
Teorema 17.4 (Teorema de las potencias virtuales) Dado el campo tensorial di-
ferenciable P que cumple ∇m · P + = 0 en Bt , y PnR = fR en Γ f , y el campo
b∗R
diferenciable de velocidades virtuales V̄ que cumple V̄ = 0 en Γφ , entonces se
cumple:
Z Z Z
P : ∇m V̄ dV = bR · V̄ dV +
∗
fR · V̄ dA .
BR BR Γf
428 17. Problema de elasticidad finita
∇m · P + bR = 0 en BR (ecuación de equilibrio) ,
(φ)
F = ∇m φ en BR (relación desplazamiento-deformación) ,
(F)
P = P̂(F) en BR (ecuación constitutiva) ,
(P)
φ = φ̂ en Γφ (condición de contorno cinemática) ,
Pn = f
en Γ f (condición de contorno mecánica) .
R R
una versión linealizada del problema de elasticidad finita. Algunas de las fuentes de
no linealidad del problema son:
Figura 17.4: Ejemplo con múltiple solución, configuración inicial y soluciones, don-
de la primera es estable y la segunda inestable.
a) b) c) d) e)
X
Y
∇m · P + bR = 0 en BR (ecuación de equilibrio) ,
(u)
D = ∇S u en BR (relación desplazamiento-deformación) ,
(D)
P = C(D) en BR (ecuación constitutiva) ,
(P)
u = û en Γφ (condición de contorno cinemática) ,
Pn = f
en Γ f (condición de contorno mecánica) .
R R
∇m · P + bR = 0 en BR (ecuación de equilibrio) ,
(u)
E = 21 ∇S u + ∇u⊤ ∇u (rel. desplaz.-deformación) ,
(E) en BR
P = F C(E) (ecuación constitutiva) ,
(P)
en BR
u = û en Γφ (condición de contorno cinemática) ,
PnR = fR en Γ f (condición de contorno mecánica) .
La tesis del teorema se obtiene fácilmente observando que podemos aplicar el Teo-
rema de las potencias virtuales 17.4. □
A diferencia del problema de elasticidad lineal, la energía potencial total no es
necesariamente mínima en la solución del problema de elasticidad finita. De hecho,
podría ser un máximo, con lo cual tendríamos una solución inestable del problema,
o también podría ser un punto de silla como veremos a través de un ejemplo en la
Sección 17.3.2.
Digamos que el cuerpo está deformado según la función φ, y a partir de esa de-
formación lo movemos según un campo de velocidades virtuales Ṽ, con lo cual la
deformación pasará de ser φ a ser φ + tṼ. Todas las magnitudes del problema serán
función de t, por ejemplo una cierta magnitud ψ pasará a ser ψ(t), y si damos un pa-
so ∆t entonces ψ pasará a ser ψ(∆t), la cual podremos aproximar por ψ + ∂t ψ|t=0 ∆t.
Llamemos ψ̃ = ∂t ψ|t=0 ∆t a la perturbación de la magnitud ψ. Por ejemplo, si lla-
mamos ũ = ∆tṼ al desplazamiento producido desde la configuración φ, entonces
φ̃ = ∂t φ(t)|t=0 ∆t = Ṽ∆t = ũ, y a partir de esa igualdad tenemos:
F = ∇m φ ⇒ F̃ = ∇m ũ ,
E = 12 (F⊤ F − I) ⇒ Ẽ = 12 (F⊤ F̃ + F̃⊤ F) ,
S = Ŝ(E) ⇒ S̃ = dŜ(E)[Ẽ] = CE (Ẽ) , con CE = dŜ(E) ,
Ē = 12 (F⊤ F̄ + F̄⊤ F) ⇒ Ē˜ = 1 (F̃⊤ F̄ + F̄⊤ F̃) ,
2
ζ = S : Ē ⇒ ˜ + S̃ : Ē .
ζ̃ = S : Ē
Con estos resultados estamos listos para linealizar la ecuación (17.2). Lo único
que debemos hacer es sustituir la magnitud ζ por su versión linealizada ζ + ζ̃, puesto
que las otras magnitudes no dependen del desplazamiento producido siendo que las
fuerzas externas son muertas. Haciendo algunas cuentas tenemos:
Z Z Z Z
˜
CE (Ẽ) : Ē + S : Ē dV = bR · ū dV + fR · ū dA − S : Ē dV . (17.3)
BR BR Γf BR
En el trabajo virtual interno cambia la rigidez del material, que pasa de ser
dada por el tensor elástico C (para E = 0) a ser dada por CE , un tensor que
también es simétrico, lo cual se demuestra como en la Sección 16.4.6.
En el trabajo virtual interno aparece un nuevo término, llamado término de
rigidez geométrica, dado por la expresión S : Ē˜ = 12 S : (F̃⊤ F̄ + F̄⊤ F̃), con
F̃ = ∇m ũ y F̄ = ∇m ū, que, al igual que el término habitual de rigidez, es
bilineal y simétrico en el desplazamiento aproximado ũ y el desplazamiento
virtual ū, y que depende esencialmente del estado tensional S existente en
el cuerpo. El término de rigidez geométrica puede no ser definido positivo,
dependiendo del valor actual de S. Inclusive en el caso que CE se mantenga
definido positivo, la suma de ambos términos puede perder esa propiedad,
lo cual en términos prácticos puede conducir a la inestabilidad elástica de la
estructura. Analizaremos este tema en la Sección 17.3.2.
17.3. Formulación variacional del problema de equilibrio 437
El trabajo virtual externo pasa a ser la diferencia entre los trabajos virtuales
externo e interno de la configuración actual φ. Esta diferencia es llamada tra-
bajo virtual externo no equilibrado, o residual. Por ejemplo, si φ es solución
del problema, entonces el trabajo virtual externo residual es nulo y la solución
obvia de la formulación (17.3) es ũ = 0.
x1 = φ1 (X) = α1 X1 ,
x2 = φ2 (X) = α2 X2 ,
x3 = φ3 (X) = α3 X3 .
donde εii = 12 (α2i − 1). Siendo S = λ tr(E)I + 2µE, vemos que S es diagonal, al igual
que el tensor P = FS. Como la superficie lateral de la barra está libre de tensiones,
tenemos P22 = α2 S 22 = 0, y P33 = α3 S 33 = 0. Admitiendo que los estiramientos
α2 = α3 no son nulos, entonces tenemos S 22 = S 33 = 0. Así, S tendrá el aspecto
típico que hemos visto para el tensor de tensiones de tracción axial en la elasticidad
lineal T, y se relaciona con E con las mismas expresiones que T lo hace con D. Las
soluciones para las deformaciones de Lagrange son entonces:
(F1 , F2 ) (F1 , F2 )
(X1 , X2 ) (x1 , x2 )
Para hallar una mejor aproximación x̃∗ para x∗ resolvemos el sistema lineal
∇x π(x) + ∇2xx π(x)(x̃∗ − x) = 0. Ese procedimiento lo podemos repetir linealizando las
ecuaciones en la nueva aproximación obtenida. El procedimiento es conocido como
Método iterativo de Newton-Raphson. Si llamamos xk a la iteración actual, xk+1 a
la nueva iteración y uk = xk+1 − xk , entonces el procedimiento consiste en hallar uk
como solución del sistema lineal:
Kek uk = Fek ,
α3 EA AP
∂2x1 x1 π = cos2 (θ) + .
ℓ ℓ
Haciendo todas las cuentas tenemos Kek = Q⊤k Kℓk Qk , donde la matriz de rigidez en
coordenadas locales Kℓk , la matriz de rotación Qk y el vector de fuerzas Fek son:
1 0 −1 0 1 0 −1 0
ℓ α EA 0
3
0 0 0 AP 0 1 0 −1
Kk = + ,
ℓ −1 0 1 0 ℓ −1 0 1 0
0 −1 0 1
0 0 0 0
440 17. Problema de elasticidad finita
F1 + AP cos(θ)
cos(θ) sin(θ) 0 0
− sin(θ) cos(θ) 0 0 F + AP sin(θ)
Qk =
, Fk = 2
e .
0 0 cos(θ) sin(θ) F
3 − AP cos(θ)
− sin(θ) cos(θ) F4 − AP sin(θ)
0 0
La ecuación Kek uk = Fek del elemento finito deberá ser ensamblada con las de los
otros elementos de la estructura reticulada utilizando los procedimientos habitua-
les de elementos finitos para elasticidad lineal. Veamos en cambio qué diferencias
presenta esta ecuación con la ecuación típica de la elasticidad lineal. Una primera
diferencia está en la matriz de rotación, la cual queda definida por el ángulo θ de la
configuración deformada, en vez del ángulo que forma el elemento en la configura-
ción de referencia. La segunda diferencia está en la matriz de rigidez del elemento
horizontal, o matriz en coordenadas locales Kℓk . La misma es la suma de dos contri-
buciones, la primera llamada matriz de rigidez material, pues su magnitud depende
del módulo de Young E del material. La segunda contribución es llamada matriz de
rigidez geométrica, la cual depende esencialmente de la geometría y de la tensión
nominal P a la cual esté sometido el elemento. Obviamente, la tensión nominal de-
pende de la respuesta del material en la configuración actual, pero si es conocida la
tensión nominal P, entonces no necesitamos saber el material que compone la barra
para calcular la matriz de rigidez geométrica. El ejemplo siguiente justifica un poco
mejor el nombre de esta segunda contribución a la matriz de rigidez.
Ejemplo 17.7 Considere una barra suspendida sobre la cual se cuelga una fuerza
F1 , como se muestra en la imagen a) de la figura.
a) b) c) d)
u1
F2 u2
θ
F1
F1 F1 F1 F2
a) F b) F
E, βA, L E, βA, L H
E, A, L
Tal como en el ejemplo anterior, admitiremos que una sola iteración del al-
goritmo de Newton-Raphson es suficiente para obtener resultados precisos. El
sistema reducido es:
! ! !
EA 2β 0 u1 0 FL
= ⇒ u1 = 0 , u2 = − .
L 0 1 u2 −F EA
K0 u0 = F .
(K0 + λKG )d = 0 .
Ejercicio 17.9 Muestre que la carga crítica exacta del problema del Ejemplo 17.8,
produce el desplazamiento u2 = γL, donde γ es tal que (1 + α)γ2 + 2γ + 4α = 0.
Compare el valor de la fuerza crítica exacta con el valor obtenido en el ejemplo.
β
E, A, L E, A, L
444 17. Problema de elasticidad finita
Parte VI
Soluciones numéricas
Capítulo 18
β⊤ Kα = β⊤ F ∀β ∈ Rn ,
Kα = F . (18.3)
Otro paso que simplifica todavía más la tarea de integración consiste en esta-
blecer un conjunto de elementos de referencia y, utilizando un cambio de variable
452 18. Método de los elementos finitos
conveniente, realizar las integrales sobre los elementos de referencia. Por ejemplo,
en el caso mostrado en la Figura 18.2 donde todos los elementos son triangulares,
todas las integrales podrían ser realizadas sobre el mismo triángulo de referencia.
η̂, ξ̂
(x, y) −−−→ (η, ξ) .
y
(x3e , ye3 )
( x̂, ŷ)
Ωe
ξ
1 (3) (η̂, ξ̂) (x1e , ye1 ) (x2e , ye2 )
x
Ω0 (2)
(1) 1 η
Figura 18.3: Triángulo lineal.
Es fácil ver que las funciones x̂ y ŷ para el elemento Ωe son dadas por:
Matriz Jacobiana
∂η x̂ ∂η ŷ ∂ x η̂ ∂ x ξ̂
! !
J= , J =
−1
.
∂ξ x̂ ∂ξ ŷ ∂y η̂ ∂y ξ̂
Note que estas matrices Jacobianas son en realidad las transpuestas de las que habi-
tualmente se consideran en cursos de cálculo. Sin embargo, así son definidas en la
bibliografía de elementos finitos. La matriz J se calcula derivando las funciones de
forma. La matriz J−1 se calcula usualmente invirtiendo numéricamente la matriz J.
Pasemos entonces al cálculo de J. Las derivadas de las funciones x̂ y ŷ son:
Veamos cómo estas expresiones pueden servirnos para calcular integrales. Por
ejemplo, el área Ae del elemento Ωe puede calcularse como:
Z Z
A =
e
dx dy = J0 dη dξ ,
Ωe Ω0
∂ x Ni = ∂η Ni ∂ x η̂ + ∂ξ Ni ∂ x ξ̂ ,
∂y Ni = ∂η Ni ∂y η̂ + ∂ξ Ni ∂y ξ̂ ,
∂ x N1 ∂ x N2 ∂ x N3 ∂ x η̂ ∂ x ξ̂ ∂η N1 ∂η N2 ∂η N3
! ! !
⇒ = ,
∂y N1 ∂y N2 ∂y N3 ∂y η̂ ∂y ξ̂ ∂ξ N1 ∂ξ N2 ∂ξ N3
⇒ ∂ xy N̄ = J−1 ∂ηξ N̄ .
Elemento isoparamétrico
Visto que las funciones de forma definidas en Ωe “copian” los valores de las mis-
mas definidas en Ω0 , es fácil establecer condiciones sobre las funciones de forma
definidas en Ω0 , de forma tal que la línea 1 de la ecuación (18.4) se cumpla exacta-
mente. De la misma forma se muestra que las líneas 2 y 3 se cumplen exactamente
de forma automática, como plantea el siguiente ejercicio:
En esta sección veremos cómo aplicar el método de los elementos finitos a los
casos de estado plano de deformaciones o tensiones. Veamos primero el caso del
triángulo isoparamétrico lineal. El primer teorema del trabajo virtual aplicado al
elemento resulta en:
Z Z Z
C(D) : D̄ dv = b · ū dv + f · ū da , ∀ū ∈ Ūe′
Ωe Ωe ∂Ωe
Ya está todo preparado para aplicar el primer teorema del trabajo virtual. Ade-
más del desplazamiento u = NUe consideraremos un desplazamiento virtual ū =
NŪe representable con las mismas funciones de forma. Note que el producto es-
calar C(D) : D̄ = ε̄ xx σ xx + ε̄yy σyy + γ̄ xy τ xy donde las deformaciones corresponden
al desplazamiento virtual ū y las tensiones al desplazamiento real u. Por lo tanto,
tenemos:
Z Z Z
(Ū ) B CBU dv =
e ⊤ ⊤ e
(Ū ) N b dv +
e ⊤ ⊤
(Ūe )⊤ N⊤ f da , ∀Ūe ∈ R6 .
Ωe Ωe ∂Ωe
y definiendo:
Z Z Z
K =e
B CB dv ,
⊤
Feb = N b dv ,
⊤
Fef = N⊤ f da ,
Ωe Ωe ∂Ωe
Ke Ue = Feb + Fef ,
x1e , x2e , x3e , ye1 , ye2 , ye3 , N1 (η, ξ) , N2 (η, ξ) , N3 (η, ξ), C, b, f .
∂η N1 ∂η N2 ∂η N3
!
N̄ = N1 N2 N3 , ∂ηξ N̄ = .
∂ξ N1 ∂ξ N2 ∂ξ N3
458 18. Método de los elementos finitos
Derivadas respecto de x y y:
∂ xy N̄ = J−1 ∂ηξ N̄ .
Matrices N y B:
!
N1 0 N2 0 N3 0
N= ,
0 N1 0 N2 0 N3
∂ x N1 ∂ x N2 ∂ x N3
0 0 0
B = 0 ∂y N1 0 ∂y N2 0 ∂y N3 .
∂y N1 ∂ x N1 ∂y N2 ∂ x N2 ∂y N3 ∂ x N3
q ηi ξi wi grado
1 0,33333 33333 33333 0,33333 33333 33333 0,5 1
3 0,5 0,5 0,16666 66666 66667 2
0,0 0,5 0,16666 66666 66667
0,5 0,0 0,16666 66666 66667
4 0,33333 33333 33333 0,33333 33333 33333 −0,28125 3
0,6 0,2 0,26041 66666 66667
0,2 0,6 0,26041 66666 66667
0,2 0,2 0,26041 66666 66667
6 0,81684 75729 80459 0,09157 62135 09771 0,05497 58718 27661 4
0,09157 62135 09771 0,81684 75729 80459 0,05497 58718 27661
0,09157 62135 09771 0,09157 62135 09771 0,05497 58718 27661
0,10810 30181 68070 0,44594 84909 15965 0,11169 07948 39006
0,44594 84909 15965 0,10810 30181 68070 0,11169 07948 39006
0,44594 84909 15965 0,44594 84909 15965 0,11169 07948 39006
Ejercicio 18.10 Para el caso del elemento lineal calcule exactamente Ke y Feb
para los casos en que b es constante o lineal. Para un elemento de geometría
dada, compare esos resultados con los que se obtienen utilizando la cuadratura
de Gauss con uno y tres puntos.
6 8
3 5 4 7
a) b)
F7
Ω2
Ω1
2 4
1 1 2 3
F3
1 2 3 4 5 6
1 1 1
U1 F11
1 K11 K12 · · · K16
1
2
K21 · · U2 F21
· · · U3 F31
3
= ,
4
· · · U4 F41
· · · U5 F51
5
1 1
6 K61 · · · · K66 U6 F61
donde la numeración de líneas y columnas de la matriz de rigidez del elemento
corresponde a la numeración adoptada de los grados de libertad mostrada en la Fi-
gura 18.4, la cual indica la posición en la matriz global en que será sumado cada
componente de la matriz. El vector de fuerzas nodales de la ecuación anterior repre-
senta la suma de todas las fuerzas nodales equivalentes correspondientes al elemen-
to, y por lo tanto están consideradas las fuerzas de superficie correspondientes a los
apoyos y las internas ejercidas por el elemento Ω2 . Para el segundo elemento los
nodos 1, 2 y 3 del elemento de referencia son los nodos 2, 4 y 3 de la numeración
global. Por lo tanto, la ecuación del segundo elemento es:
3 4 7 8 5 6
2 2 2 2
3 K11 K12 · · · K16 U3 F3
2
· U4 F42
4
K21 ·
· · · U7 F72
7
= ,
8
· · · U8 F82
· · · U5 F52
5
2 2
6 K61 · · · · K66 U6 F62
donde en este caso el vector de fuerzas nodales considera las fuerzas de superfi-
cie correspondientes a los apoyos, las internas ejercidas por el elemento Ω1 y las
18.4. Condiciones de convergencia 461
Una vez que se ha resuelto el sistema anterior, se han calculado todas las com-
ponentes inicialmente desconocidas del vector global de desplazamientos nodales.
El programa de elementos finitos puede ahora pasar a calcular en cada elemento
los campos de desplazamientos, deformaciones y tensiones utilizando las expresio-
nes (18.5)–(18.7).
C3. Completitud: las funciones de forma del elemento Ωe deben permitir repre-
sentar polinomios completos de grado m en el elemento Ωe . Vale la pena en-
fatizar que estamos hablando de Ωe y no Ω0 , es decir, las funciones de forma
del caso plano deben permitir representar polinomios completos de grado m
en las variables x y y.
a) b) c)
Otra forma equivalente de establecer esta condición es exigir que siempre que to-
memos valores nodales correspondientes con una función lineal, la interpolación de
elementos finitos proporcione esa misma función lineal en el interior del elemento.
En el caso de la elasticidad lineal, la condición C3 exige que se puedan represen-
tar exactamente desplazamientos que tengan asociado un tensor de deformaciones
constante. Por esta razón, a la condición C3 en el caso de la elasticidad lineal se
le suele llamar condición de deformación constante. Un caso particular es el de los
movimientos infinitesimales de cuerpo rígido, y puede demostrarse que otra forma
de expresar esa condición es la siguiente: si desplazamos todos los nodos siguiendo
un movimiento infinitesimal de cuerpo rígido, entonces todo el cuerpo debe despla-
zarse de acuerdo a ese movimiento, sin que se produzcan deformaciones de ningún
tipo. A esta condición se le llama condición del movimiento rígido.
Caso ux uy
1 1 0
2 0 1
3 x 0
4 0 x
5 y 0
6 0 y
1 Grado No términos
η ξ Constante 1
Lineal 3
η2 ηξ ξ2
Cuadrático 6
η3 η2 ξ ηξ2 ξ3 Cúbico 10
η4 η3 ξ η2 ξ2 ηξ3 ξ4 Cuártico 15
Para el caso de los elementos cuadriláteros existen dos métodos clásicos para
obtener las funciones de forma:
1
η ξ
η 2
ηξ ξ2
η3 η2 ξ ηξ2 ξ3
η4 η3 ξ η2 ξ 2 ηξ3 ξ4
η5 η4 ξ η3 ξ 2 η2 ξ3 ηξ4 ξ5
η4 ξ 2 η3 ξ 3 η2 ξ 4
η4 ξ 3 η3 ξ4
η4 ξ 4
Ejercicio 18.12 Muestre que la suma de las funciones de forma del cuadrilátero
isoparamétrico de Lagrange de grado k es 1.
18.4. Condiciones de convergencia 467
1
η ξ
η2 ηξ ξ2
η3 η2 ξ ηξ2 ξ3
η4 η3 ξ η2 ξ 2 ηξ3 ξ4
η5 η4 ξ η3 ξ 2 η2 ξ 3 ηξ4 ξ5
η4 ξ 2 η3 ξ 3 η2 ξ4
η4 ξ 3 η3 ξ 4
η4 ξ 4
Figura 18.12: Monomios de los elementos cuárticos de Serendip.
Ejercicio 18.13 Suponga que se desea resolver los Ejemplos 9.10 y 9.11 utili-
zando el método de los elementos finitos. Considere el caso más simple en que
los elementos en la estructura son cuadrados con los lados paralelos a los ejes.
Determine con cuáles de los elementos cuadriláteros de Lagrange se podría ha-
llar la solución exacta en cada caso, analizando las soluciones bidimensionales
analíticas de esos ejemplos y los polinomios que esos elementos cuadriláteros
pueden representar.
Reduciendo el tamaño de los elementos (en la jerga del método de los ele-
mentos finitos se dice refinar la malla).
Aumentando el grado del polinomio completo que pueden representar las fun-
ciones de forma de los elementos.
Cualquiera de esos dos procedimientos nos da un valor hβ más pequeño. Sin em-
bargo, por lo general las aplicaciones académicas y comerciales del método de los
elementos finitos no poseen mucha variedad de elementos. En cambio, sí presentan
la posibilidad de disminuir casi arbitrariamente el tamaño del elemento. Además
poseen herramientas sofisticadas para analizar el error y determinar en qué región
del cuerpo B debe procederse a refinar la malla. Los programas más sofisticados
pueden automáticamente modificar el tamaño de los elementos utilizando estas he-
rramientas, y a los métodos de este tipo se les llama métodos de malla adaptativa.
Bibliografía