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OCTUBRE DE 2021
HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE
GUATEMALA
Fue hasta la segunda mitad del siglo xvi cuando aparecieron las primeras iniciativas para
establecer estudios más allá del adoctrinamiento religioso y la alfabetización que
acompañaba a ello. El primer obispo de Guatemala, Francisco Marroquín, solicitó
aprobación real para fundar una cátedra de gramática, en ella se enseñaría latín, que era la
lengua utilizada por la cultura letrada de la época. Este hecho ha sido el argumento más
utilizado para perpetuar el mito fundacional que vincula directamente al primer obispo de
Guatemala con los antecedentes de la Universidad de San Carlos.
Hacia el final de su vida, en 1562, Marroquín decidió dejar en su testamento un caudal para
fundar un colegio, el de Santo Tomás de Aquino, en donde se impartieran cátedras de
gramática, artes o filosofía y teología. Los beneficiarios de esta obra pía sería los hijos de
españoles pobres, ya que éstos no podían trasladarse a ciudades donde había universidades
reales, como México. La heredad del obispo ha sido interpretada también como el origen de
la universidad. Sin embargo, el prelado tenía muy clara la diferencia entre un colegio,
residencia de estudiantes, con o sin cátedras y una universidad de Estudio General, donde
se otorgaban grados. Al respecto, el historiador John Tate Lanning afirma que: Este
testamento es tan bien conocido que algunos que ni siquiera lo han visto han leído en él
muchas cosas que no están allí. En ninguna parte menciona Marroquín una universidad,
mucho menos declara intención de establecer alguna. Lo que sí está documentado es que el
alcalde Pedro Crespo Suárez al morir, donó veinte mil pesos para la institución de cátedras
de la universidad que se estaba gestionando.
Según el historiador Domingo Juarros, Marroquín dejó rentas para fundar un colegio en que
se recibieran doce colegiales y que hubiera cátedras de Filosofía y Teología, nombrando
como encargados al deán de la Iglesia Catedral y al prior del Convento de Santo Domingo.
Los dominicos cedieron un área en el atrio de su templo para que se construyeran algunas
aulas y la Real Audiencia propuso que los frailes impartieron cátedra en las mismas sin
cobrar por algunos años, pero los eclesiásticos se opusieron e inclusive no permitieron que
los franciscanos lo hicieran.
El rey Felipe IV autorizó al colegio de Santo Tomás para que se aprobaran cursos y se
otorgaran grados en la institución, lo que aprovechó el obispo Juan Zapata para otorgar
grados de doctores al déan Felipe Ruiz del Coral y a los frailes Francisco Cevallos y Alonso
Guirao, O.P., y de bachilleres a los hermanos Tomás y Ambrosio Díaz del Castillo.
Tras varias décadas, alegatos y peticiones, el rey Carlos II expidió una real cédula, con
fecha de 31 de enero de 1676, que dio licencia a la capital del Reino (situada entonces en la
Antigua Guatemala) para fundar una universidad real o Estudio General, como se
denominaba también a este tipo de instituciones. Esta sería la tercera universidad real y
pública de la América hispánica, y la segunda en la Nueva España. Tras un conflictivo
proceso de organización y cinco años después de expedida la cédula real, la Universidad de
San Carlos inició las lecciones de cinco de sus nueve cátedras, el 7 de enero de 1681, con
más de sesenta estudiantes matriculados y siendo rector el Doctor José de Baños y Soto
Mayor, arcediano de la Catedral, Predicador del Rey de España y Doctor de la Universidad
de Osuna.10d La universidad fue inaugurada bajo el patrocinio de San Carlos Borromeo,
dictando sus estatutos don Francisco Saraza y Arce, copia de los de México que, a su vez,
eran adaptación de los de la Universidad de Salamanca en España.
Algunos de los catedráticos electos no tomaron posesión de sus sillas, debido a sus
ocupaciones como procuradores y su pronta salida del reino, otros porque consideraron que
su nueva categoría, como "interinos" y no como "propietarios" de la cátedra, no eran digna
de su prestigio, y uno más, el catedrático de medicina, nunca llegó a Guatemala porque se
encontraba en la Real Universidad de México leyendo otra cátedra.
Cánones
Leyes
Medicina
Teología Escolástica
Teología Moral
Dos cursos de lenguas
La Real Universidad de San Carlos Borromeo recibió la aprobación papal por bula del 18
de junio de 1687, diez años después de su fundación y seis años después de que
comenzaran las clases.
La admisión a la Universidad no era sencilla: estaban excluidos de ella los negros, los
chinos, los morenos, los mulatos y los que hubieren sido penitenciados por el Santo Oficio
o que ellos mismos hubieren incurrido en esa desgracia, los aborígenes sí tenían derecho a
matricularse y a obtener grados y consta que hubo entre ellos algunos que lucieron su
talento en las materias que cursaron.
En 1763, el provincial de la Orden Franciscana recibió una carta de sus superiores en donde
se le ordenaba implantar nuevos métodos en los estudios regulares; 16 en esa carta se
recomendaba el texto de Physica experimental del fraile Fortunato Brixia y el provincial
escogió al fraile franciscano José Antonio de Liendo y Goicoechea para reformar la
educación de la Universidad e introducir la ciencia química, física, anatomía y matemática,
y la tecnología de su época a la misma.
Los Terremotos de Santa Marta de 1773 destruyeron la capital del reino de Guatemala y el
Capitán General Martín de Mayorga decidió el traslado de la capital a un nuevo solar. Las
autoridades universitarias se opusieron al traslado a una nueva ciudad, debido a que todos
los bienes de la institución estaban en la antigua capital del reino, y un traslado significaría
una considerable pérdida económica; el edificio de la Universidad y Colegio Tridentino,
construidos por el Dr. Juan González Batres sufrió pocos daños, los cuales se pudieron
reparar. El único peligro que tenía la estructura era la pared sur de la Catedral, apenas del
otro lado de la calle, y que había quedado inclinada hacia la Universidad.
A finales del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX existían además de tres actos
académicos de ordenanza, los siguientes requisitos para optar al capelo de doctor:
Una vez cumplidos los requisitos anteriores, se fijaba la fecha para la Apertura de Puntos,
en la cual un niño abría al azar una página de la Instituta del emperador Justiniano I, y
sobre ella debería disertar el candidato; este era encerrado en el general de la Universidad
que era el salón de actos de la institución, y allí, incomunicado, escribía su disertación en
latín. El siguiente acto era «La Fúnebre», que se realizaba en la sala capitular de la Iglesia
Catedral, el que accedía al recinto previa requisa de posibles armas; cuando el acto concluía
satisfactoriamente, generalmente a eso de la media noche, se quemaban cohetillos para
celebrarlo. Por último, se realizaba el acto de «la Borla», que era el acto solemne en el que
el nuevo doctor recibía su capelo en la nave central de la Catedral, apadrinado por un
prominente caballero de la sociedad colonial y tras presentar una oración en latín ante el
público que quisiera asistir.
En 1806, el presbítero Rafael José Luna, cura de San José, tuvo la idea de utilizar las ruinas
de la antigua catedral como parroquia; en 1814 el cabildo eclesiástico resolvió aceptar la
petición y en 1819 se iniciaron algunos trabajos de remodelación del edificio, derrumbando
partes arruinadas, como los campanarios. Los trabajos se detuvieron por un tiempo, hasta
que se reiniciaron en 1832. Al terminar los trabajos, la parroquia de San José se trasladó del
antiguo edificio de la Universidad de San Carlos a la antigua catedral, en donde ha estado
desde entonces.
El poder de la Iglesia Católica y del Clan Aycinena -al que pertenecía el rector y un buen
número de funcionarios del gobierno de Carrera- en el régimen conservador quedó
ratificado con el Concordato de 1854, por medio del cual Guatemala otorgaba la
educación del pueblo guatemalteco a las órdenes regulares de la Iglesia Católica, se
comprometía a respetar las propiedades y los monasterios eclesiásticos, autorizaba el
diezmo obligatorio y permitía que los obispos censuraran lo que se publicaba en el país; a
cambio de ello, Guatemala recibía gracias para los miembros del ejército, permitía que
quienes hubiesen adquirido las propiedades que los liberales habían expropiado a la Iglesia
en 1829 las conservaran, percibía impuestos por lo generado por las propiedades de la
Iglesia, y tenía el derecho de juzgar con las leyes guatemaltecas a los eclesiásticos que
perpetraran crímenes. Este concordato fue planificado por Juan José de Aycinena y Piñol,
entonces ministro de gobierno y rector de la universidad, ratificado en primera instancia por
el ministro de gobernación justicia y asuntos eclesiásticos, Pedro de Aycinena y luego por
el presidente de la República, el capitán general Rafael Carrera, que en 1854 fue elegido
presidente vitalicio de Guatemala.
Los doctores de la Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo vestían traje talar en los
días de ceremonia. Usaban capelo y borla, precedidos por los maceros y seguidos por
bedeles. En la Pontificia Universidad se enseñaban las ciencias teológicas y las escolásticas,
así como el derecho romano y las ciencias médicas. Se cursaba allí mismo la filosofía y el
latín, y en algún tiempo la lengua K'ach'ikel.
En la clase de lógica los estudiantes defendían el pro y el contra, y aprendían latín sin
ningún atisbo de positivismo. El estudio de la historia de Guatemala era mínimo y no había
sino conocimientos muy superficiales de geografía, gramática y matemáticas.
Dado el Concordato de 1852 con la Santa Sede, la carrera clerical era la más conveniente.
Con un poco de aplicación, fortuna e influencias, los sacerdotes seculares podían obtener
un buen curato, lo que les representaba renta cuantiosa, buena casa, criadas, regalos,
dominio absoluto sobre los feligreses, y participación activa en el gobierno del lugar. El
resto de estudiantes se dividía entre Derecho y Medicina.
No existía la carrera de ingeniería como tal, pero sí había agrimensores que tenían que
recurrir a maestros particulares, pues la profesión era lucrativa. Las cátedras de la
Universidad de San Carlos se obtenían por oposición, sistema de que tuvo que prescindirse
después porque convenía apartar de ellas a ciertos catedráticos renuentes a las ideas
modernas.
Tras la Revolución de 1871, la derrota de los conservadores hizo tomar un rumbo distinto a
la enseñanza técnica superior: nuevamente se expulsaron las órdenes regulares, se
confiscaron sus bienes y la educación tomó un carácter laico que perduró hasta 1944. En
julio de 1875 Barrios extinguió la Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo y en su
lugar creó la Universidad Nacional de Guatemala, con las Facultades de
Jurisprudencia y Ciencias Políticas y Sociales, y Medicina y Farmacia; la ley orgánica
y reglamentaria de instrucción pública decretaba que, en esta última, el estudio de la
fisiología debía efectuarse de una manera filosófica, con todas las teorías modernas sobre la
ciencia y, en cuanto fuese posible, de modo experimental. En 1877 el gobierno fundó la
Universidad de Occidente, la cual contaba con la Escuela Facultativa de Derecho y Notario
de Occidente. Y en 1879 fundó la Biblioteca Nacional de Guatemala. Y en 1879 se
crearon las facultades de Ingeniería, Filosofía y Literatura.
Durante la presidencia del general Manuel Lisandro Barillas Bercián (1885-1892) se fundó
la Escuela Facultativa de Medicina de Occidente y se otorgaron becas para estudiar en el
extranjero a los mejores estudiantes de la Facultad de Medicina tanto de la Universidad
Nacional como de la Universidad de Occidente.
El 21 de marzo de 1893, durante el gobierno del general José María Reyna Barrios, el
decreto legislativo 193 dispuso que las juntas directivas de las facultades de la Universidad
Nacional serían nombramientos del ejecutivo lo mismo que los catedráticos de las escuelas
facultativas. Las facultades no procederían a elegir sus juntas directivas y no podían sacar
cátedras a oposición.
No fue sino hasta la caída del gobierno del sucesor de Ubico Castañeda, general Federico
Ponce Vaides, el 20 de octubre de 1944, que se otorgó la autonomía universitaria definitiva
a la Universidad Nacional; el 11 de noviembre de 1944 se emitió el Decreto No. 12 que
otorgaba Autonomía a la entidad y ésta pasó a llamarse «Universidad de San Carlos de
Guatemala». La Universidad fue concebida como rectora de la educación superior, y a la
vez, fue encomendada con funciones de cooperación en el estudio y solución de los
problemas nacionales.
De esta forma, la Iglesia Católica recuperó una parte del poder que perdiera en 1871, luego
de que la Reforma Liberal le expropiara de sus tierras, bienes y privilegios, en un ataque
directo contra ella, ya que era el principal miembro del Partido Conservador de Guatemala
de entonces.
El 14 de julio de 1980, Molina Mejía llegó antes de las 7:00 a.m. a la Rectoría de la
Universidad de San Carlos para cumplir con el mandato del Consejo Superior Universitario
de que asumiera, interinamente, como Rector Magnífico. Guatemala se encontraba en
medio de una fuerte represión; agudizada después de los sucesos de la embajada española.
Procedieron a preparar la firma del acta de traspaso de funciones; y justamente, cuando
Molina Mejía estaba a punto de firmar una de las copias del acta, se escuchó lo que parecía
la explosión de muchos cohetillos conocidos como ametralladoras entre los juegos
pirotécnicos guatemaltecos en las afueras del Edificio de la Rectoría. Pero no era tal;
durante varios minutos, fuerzas de seguridad del gobierno provenientes de la zona 7
dispararon en contra de todas las personas que ingresaban o circulaban por el acceso a la
ciudad universitaria desde el Anillo Periférico, muy cerca de la Rectoría. Hubo docenas de
heridos de bala y el saldo fatal fue de ocho estudiantes muertos, todos ellos estudiantes del
curso de vacaciones de la Facultad de Ingeniería. Se trató del primer ataque en los recintos
universitarios desde 1962; la explicación oficial fue que esa mañana un grupo guerrillero
había matado al jefe de la estación de policía de la zona 7 y que, en venganza, y en función
de la acusación pública del presidente Lucas García de que la universidad era «centro de
subversión», integrantes de ese contingente habían decidido atacar a los universitarios en la
ciudad universitaria, en forma inmediata e indiscriminada.
La universidad declaró tres días de duelo, cerró todas sus actividades académicas y sostuvo
una conferencia de prensa para hacer conocer su posición a la opinión pública.
Durante el gobierno de Mejía Víctores nació el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) liderado
por Nineth Montenegro y también cobró una fuerza considerable la Coordinadora de
Estudiantes de Educación Media -CEEM-, formada por estudiantes del Instituto Nacional
Central para Varones, el instituto Normal Central para Señoritas Belén y el Instituto Rafael
Aquecher- la cual organizó masivas protestas en septiembre de 1985 en contra del alza de
los precios de los transportes públicos. Al menos diez personas murieron en la Ciudad de
Guatemala en la oleada de disturbios urbanos más extensos desde las protestas contra el
gobierno de Fernando Romeo Lucas García en agosto de 1978. Los disturbios se iniciaron
con manifestaciones populares contra el alza del precio del transporte público, pero luego
se generalizaron contra la situación económica que vivía el país en ese momento. Incendio
de autobuses urbanos, toma de calles y manifestaciones masivas que resultaron en
destrozos de la infraestructura pública ocurrieron casi todos los días.
El gobierno respondió con tres mil soldados del Ejército, apoyados por blindados ligeros, y
con fuerzas del pelotón antimotines de la Policía Nacional, quienes fueron desplegados en
áreas céntricas y periféricas de la ciudad. También, la noche del 3 de septiembre la
Universidad de San Carlos de Guatemala fue ocupada militarmente y se dijo que en su
interior se encontró un polígono de tiro subterráneo y propaganda subversiva.
Luego del asesinato de los estudiantes universitarios, Ligorría fue orador en algunos
mítines en la Universidad y participaba en las concentraciones que se realizaron. El sábado
15 de septiembre a las 14:15 horas salió para Panamá junto con Marco Tulio Montenegro y
Byron Milián Vicente. Montenegro regresó a Guatemala el 11 de noviembre de 1989 a
integrarse en la AEU, pero ya se sospechaba de él, y poco después fue asesinado con un
arma tipo bayoneta. Por su parte, Ligorría fue nombrado Jefe de Investigaciones del
Ministerio Público. El 12 de septiembre de 1997 la Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemalteca, convertida en partido político tras los acuerdos de paz, acusó formalmente a
Ligorría por su participación en el asesinato de los estudiantes, aduciendo que era miembro
de la inteligencia militar.
Escudo Universitario
La frase en latín significa: «La Academia Guatemalteca de San
Carlos, notable entre las demás del orbe
BIBLIOGRAFIA
https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_San_Carlos_de_Guatemala