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Para mi fue una película que me marcó demasiado, ya que me sentí muy

identificada con la protagonista puesto que padezco de quistes ováricos que


siempre vuelen a pesar de los tratamientos y cada vez más grandes, no desearía
que ese fuera mi destino y mucho menos esos tratos. El personal de salud antes
era menos preocupado por sus pacientes solo se enfocaban en erradicar la
enfermedad o dolencia dejando de lado él como esas acciones afectarían al
paciente, siento que esas acciones han ido cambiando y evolucionando con el
paso de los años, las nuevas generaciones se están formando con más valores y
más empatía por el paciente, todo el panorama ético tomó otro rumbo más
humano, en el que el paciente es prioridad y para curar sus afecciones se realiza
los procedimientos menos invasivos o con un umbral de dolor bajo. La mitad de la
película me la pase llorando porque si me imaginé mucho estar en su lugar,
recibiendo esos tratos que quizá directamente no parecían mal, pero al estar una
persona así y vulnerables es lo peor que podemos hacer como profesionales de la
salud y si a eso se le añade el estar sola, imagino que el duelo de muerte fue aún
más crudo, me gustó la parte donde la enfermera está con ella comiendo una
paleta y platicando, le planteo lo de la reanimación de una forma adecuada porque
sabía que los otros doctores no lo harían de la forma debida, puesto que fue
evidente que la querían con vida solo para el artículo y no porque su prioridad
fuera su vida y lo que ella padecía, lamentablemente su enfermedad fue más dura,
más difícil y demasiado solitaria. Considero que cuando se presenta esas
situaciones de reanimación cardiaca en pacientes con enfermedades graves y
muy dolientes es mejor optar por no reanimar, para que alargar más el dolor si el
cuerpo ya cumplió con su vitalidad, ya dio lo que tenía que dar, porque irrumpir
con ese ciclo de vida.que egoísta fue de parte de los médicos el intentar
reanimarla solo por un artículo, y lo peor del caso en ni siquiera tomarse el tiempo
o la modestia de acompañarla un rato de que se expresara como se sentía
emocionalmente o simplemente distraerla con alguna otra cosa para que no
pensara en su afección.

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