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PARAFILIAS

Zoofilia

La sexualidad es extensa y múltiple, teniendo gran variedad en la forma de


incitaciones que producen la fantasía, fetiche y deseo de la persona. Las
relaciones que empleamos los seres humanos comúnmente sentimos atracción
por una persona distinta o de igual género, sin embargo, se encuentra un grupo
de la población humana que siente atracción y tienen relaciones con un objeto
de aspecto atípico, en ciertos casos puede ser hasta ilegal perjudicial para el
mismo o para otros.

En aquel grupo encontramos a la Zoofilia, es el término empleado para referirse


a la atracción sexual y tienen relaciones carnales con seres vivos de otras
especies animales muy distintas a la de los seres humanos. En mi propia
opinión considero este tipo de parafilia la que más considero como un trastorno
mental, este hábito sexual lastima a seres vivos inocentes e ignorantes de
aquel deseo sexual más cruel.

A diferencia de aquellos que solo buscan pornografía o sienten curiosidad por


la zoofilia, hay personas que lo ven como una forma de vida o una orientación
sexual. La edad a la que esto sucede estadísticamente suele ser 9 a 11 años,
durante la pubertad, los que despiertan un gran interés por la animalidad a una
edad más temprana suelen ser aquellos que han llegado a la pubertad o antes.

Los zoófilos tienden a notar menos diferencias entre animales y humanos que
otros, e incluso a menudo ven ciertas cualidades en los animales de las que
carecen los humanos; por ejemplo, honestidad. Tienden a pensar que la
sociedad humana no entiende su parafilia y la desinformación al respecto.
Aunque algunos se sienten culpables por sentirse atraídos sexualmente por los
animales, otros no se ven afectados por la moral de los demás en su vida
privada.

Una de las posibles causas podría ser que la relación entre las conductas
sexuales y los animales suceda por casualidad y el cerebro las asocie (por
ejemplo, tener periodos de masturbación en un mismo lugar con animales). Por
otro lado, podría deberse a la soledad y la falta de contacto con las personas
(lo que explicaría por qué los animales se dan más en las zonas rurales que en
las ciudades).
Esta última hipótesis es la más fuerte, ya que, además, se basa en que los
humanos son generalmente los cuidadores de estos animales, desarrollando
un vínculo particular hasta el punto de antropomorfizar a los animales. La única
forma de tratamiento es la terapia psicológica.

Necrofilia
El manual de Asociación Estadounidense de Psiquiatría lo define como una
considerada atracción sexual por un cadáver, como “otro trastorno parafílico
específico, asociado a un interés sexual recurrente e intenso por los
cadáveres”. Es un tipo de patología sexual consistente en la excitación erótica
provocada por la contemplación, exposición, mutilación o estimulación mental
de un cadáver.

Existen cuatro tipos de necrófilos: necrófilos homicidas, necrófilos


"regulares", fantaseadores y pseudo-necrófilos (o asesinos pseudo-
necrófilos). Los hombres tienen mayor inclinación a ser necrófilos que las
mujeres (aproximadamente un 95%).

La necrofilia, término acuñado por el Dr. Alexis Epaulard en 1901, es brutal en


el sentido de que la persona afectada primero mata a la víctima y luego la viola
o la domina. Varias figuras históricas practicaron la necrofilia. Aunque claro, se
ha presentado los casos donde el personal con un cargo en las morgues,
aceden a cadáveres o les permiten acceso a terceros ajenos. También
tenemos, por ejemplo, Periandro, tirano de Corinto, convivio por años con
el cadáver de su esposa y Juana I la Loca mantuvo por tres años el cadáver de
su amado Felipe I.
Sadomasoquismo

Soltar y no tener control sobre lo que sucede es lo más gratificante para


muchas personas en su vida íntima. La dominación sexual o sadismo es un
acto sexual que implica dolor físico y juegos de dominación, pero ¿dónde está
el límite para alcanzar el placer? La dominación sexual, también conocida
como sadismo, es una palabra que proviene de los términos "sadismo" y
"masoquismo".

El marqués de Sade, un escritor y filósofo francés del siglo XVIII, fue el primero
en utilizar el concepto en sus escritos y quien dio nombre a la costumbre
sexual.
Con el tiempo, muchas parejas se han atrevido a combatir sus hábitos íntimos
con nuevas formas de alimentar su pasión. Sin embargo, algunos han llegado a
extremos como aceptar los roles de amo o sumiso.

¿Dónde está el límite? Él está en necesidad. Hay personas que para disfrutar
del sexo sienten la necesidad de incluir estos juegos y no pueden disfrutar de
una relación sin practicar la dominación. El juego a la fuerza no se convierte en
sadismo como tal, sino que es una práctica sexual como cualquier otro acto
sexual.

“Me gusta ser sumiso” o “Me siento bien cuando estoy dominando” son dos
pensamientos en los que los masoquistas o sádicos suelen pensar cuando se
enfrentan a su vida íntima. A veces el sadismo se convierte en un simple juego
de rol, sin embargo, el dolor es siempre la fuente del placer.

De hecho, este acto sexual implica dos conceptos de dolor:


Dolor físico: en los actos más puros de sadismo, vela encendida, pellizcos,
coito muy fuerte, soplos y bofetadas durante los actos sexuales, así como
mordeduras en la zona genital y el pecho. Y dominación: Todo se trata de
obediencia, por ejemplo, atar requiere manos y pies, vendas o vendas en los
ojos.
Hay muchos ejemplos de personas que han añadido este tipo de prácticas a
sus rituales privados y no se trata de eso, sino de que lo disfrutan. Ayudan a
romper la monotonía. Integrarlo en tu vida sexual no debería ser un problema,
siempre que ambas partes estén de acuerdo, ya que si no es reciproco, se
estaría cayendo a una acción ilícita, delictiva y penal.

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