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ASUNCIÓN
P. Antonio Zuleta
Eclesiología
La misión de la Iglesia es, por tanto, evangelizar, es decir, llevar una buena nueva que
procede de Cristo mismo. d) a la luz del misterio pascual surge una teología de la cruz y de
la resurrección por la que la labor eclesial resitúa su misión en el mundo.
El eje pneumatológico, más presente en la Redemptoris Missio, hace ver el
protagonismo de Espíritu de Cristo que guía a la Iglesia y la hace misionera. Se recuerda la
profunda unidad entre Jesucristo y el Espíritu Santo: "todo lo que el Espíritu obra en los
hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones, tiene un papel
de preparación evangélica, y no puede menos de referirse a Cristo, Verbo encarnado por
obra del Espíritu”.
El eje diaconal: El Sínodo asume la reflexión de Puebla sobre la opción por los pobres,
que se convierte en paradigmática y ha sido retomada articuladamente por Juan Pablo II,
sobre todo en la Sollicitudo rei socialis (1987). La Iglesia, luego del Concilio, "se ha hecho
más consciente de su misión al servicio de los pobres, los oprimidos y los marginados.
2) ¿En la evangelización de la iglesia, tiene incidencia en los social? ¿En específico
qué pastorales?
Tanto Col 1,15-20 como Ef 1,3s nos muestran que hay una unidad entre realidad
redentora y realidad creadora: el redentor es mediador de la creación y la creación estaba
destinada desde el comienzo a Cristo. La Encarnación viene a ser el horizonte por el que la
Iglesia puede tener una comprensión cristiana del mundo, a saber, como realidad creada por
Dios y en la que ha sido asumida la redención del mundo. De este modo, a la luz de su fe se
le revela al cristiano el carácter "profano" o "permanentemente mundano" del mundo. La
misión fundamental de la Iglesia será, por tanto, la de ser sacramento para el mundo, en
cuanto manifestación visible y eficaz de la salvación de Dios. La Iglesia se diferencia del
mundo en cuanto que es la porción de la humanidad que tiene conocimiento del amor
concreto de Dios a la humanidad en Jesucristo.
Al respecto, el cometido del cristiano se ha expresado con la fórmula cristianizar el
mundo, fórmula que implica los dos aspectos de gracia y pecado. el hombre no se comporta
con el mundo según su auténtica libertad interna, y a menudo esta esclavitud subjetiva del
pecado se expresa objetivamente en estructuras sociales pecaminosas. En la encíclica
Redemptoris missio de Juan Pablo II (7 dic. 1990), se describen tres tipologías, la que se
refiere a las comunidades cristianas sólidamente constituidas y que viven con fervor, en
donde se desarrolla la actividad "pastoral", forma concreta de realizar la misión de la
Iglesia; b) la segunda, en países de antigua cristiandad o en Iglesias jóvenes, donde se ha
perdido el sentido de la fe y las exigencias del Evangelio: nueva evangelización"; se hace
referencia a la "actividad propiamente misionera", dirigida a pueblos y grupos humanos
donde Cristo y su Evangelio no son conocidos o donde faltan comunidades suficientemente
maduras como para poder encarnar la fe y anunciarla a otros: ésta es propiamente la misión
ad gentes (n. 33).
Para el cristiano, el "lugar" de la experiencia de Dios se halla en el campo de la relación
con los otros. La misma TdL nos recuerda que uno de los lugares interpretativos del evento
pascual es la experiencia de la opresión y la pregunta por la justicia. De aquí que el tema de
la promoción y la práctica de la justicia es parte integrante del ministerio presbiteral y de
toda evangelización. La misión eclesial hoy día se trata de una novedad cultural, que no
reside tanto en la importancia teológica de la acción de la justicia como en las posibilidades
históricas que la nueva conciencia del hombre le abre a la acción por la justicia. La pobreza
de Cristo es un empobrecerse en acercamiento al pobre para enriquecerlo con la pobreza de
Jesús mismo (2Co 8,9). En América Latina se trata de hablar de Dios a partir del
sufrimiento del inocente. La EdL es asumida desde dos perceptivas fundamentales: 1) La
praxis de liberación: la teología viene luego de una reflexión crítica desde y sobre la praxis
en confrontación con la fe; 2) La perspectiva del pobre: para la TdL el interlocutor de la
misión de la Iglesia es el hombre pobre y marginado. En efecto, para la EdL la iglesia de
los pobres es sacramento histórico de liberación.
A la luz del concilio vaticano II, queda claro que hasta el vidente que no puede haber
diferencia en cuanto a la realidad futura al fin de los tiempos, entre la iglesia acabada
(consumata) y el Reino acabado (consumatum). Los que acogen con fe la palabra de Jesús
recibe el Reino (LG 5) la iglesia es el germen del Reino y el reino esta misteriosamente
presente en el mundo. Esta acentuación de escatologías futura debe hacerse, sin embargo,
desde una espera activa de compromiso y vigilancia. (cf VC 27).
En un último término el carácter escatológico enseña a relativizar las grandezas de este
mundo: todo es puesto bajo el juicio de la promesa del señor. La presencia de los cristianos
en la historia se da en el siglo del exilio y de la lucha (cf 2Co 5,6; Rm 8,32).