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En enero de 1983, cuatro países amigos: Colombia, México, Venezuela y Panamá conformaron el Grupo
de Contadora. (Contadora es el nombre de una isla que forma parte del archipiélago de las Perlas, situado
en el golfo de Panamá, en el océano Pacífico) Este grupo se propuso dar fin a los sangrientos conflictos
armados de Guatemala, Nicaragua y El Salvador y evitar que se expandieran por toda la región
centroamericana. En septiembre de ese año, los presidentes centroamericanos suscribieron la
Declaración de Contadora, en la que se comprometieron a detener la carrera armamentista y a iniciar un
proceso de negociación y reconciliación.
El grupo de Contadora presionó para que Estados Unidos disminuyera su intervención militar en la región;
pero este país no cedió. Tampoco quiso reconocer al gobierno de Nicaragua, electo democráticamente,
pero que estaba alineado con el grupo soviético. En esta época, Estados Unidos entrenaba y financiaba
ejércitos o grupos armados en la región centroamericana; otro tanto hacía la Unión Soviética y Cuba.
Eso sucedía porque... ¡una parte de la Guerra fría se peleaba en nuestros países! Las fuertes presiones de
Estados Unidos lograron estancar durante algún tiempo lo realizado por el Grupo de Contadora. Pero el
25 de mayo de 1986, con el apoyo de la comunidad internacional, los presidentes centroamericanos se
reunieron en la ciudad de Esquipulas en Guatemala y firmaron la Declaración de Esquipulas. Con ella
dieron inicio las conversaciones de paz en los países centroamericanos que vivían un conflicto armado
intemo.
"Las ideas básicas del plan de paz eran: alejar se del conflicto Este-Oeste y, por lo tanto, de los soviéticos,
pero también de los estadounidenses; construir la paz regional y, por lo tanto, no excluir a nadie, ni a los
sandinistas que se habían declarado marxistas y que se afiliaban a Cuba y a la Unión Soviética; y, construir
la paz en la línea de Contadora, es decir, acercándose al Sur y alejándose del Norte y el Este-Oeste. Las
razones de la guerra eran locales, pero también derivadas de un conflicto mundial; había que aislarse del
conflicto mundial y enfrentar las razones locales" Vinicio Cerezo Arévalo, presidente de Guatemala (1985-1990)
Comenzar una guerra es fácil... ¡pero ¡qué largo el camino para firmar la paz!
El proceso de la firma de la paz en Guatemala fue el más largo y trabajoso de Centroamérica. Nicaragua
terminó su conflicto armado en 1990, sólo tres años después de haberse firmado el Acuerdo de Esquipulas
II. El Salvador requirió cinco años y dos Acuerdos de Paz. Guatemala, en cambio, necesitó nueve años y
debió firmar doce Acuerdos de Paz, antes de dar fin al conflicto armado.
A menudo, en los conflictos políticos hay una o varias partes que no desean la paz. En 1983, Estados
Unidos presionaba para evitar que fructificara la paz en la región centroamericana. Tenía sus propios inte
reses (temía que, si se lograba la paz, los países centroamericanos se alinearían con el bloque socialista
soviético) Sólo con el apoyo decidido de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y la
Unión Europea, los gobiernos centroamericanos pudieron iniciar los procesos de paz en la región. Otras
partes interesadas en mantener y aumentar los conflictos armados en Centroamérica han sido: los
traficantes de armas y la industria de la guerra; los que se benefician de la corrupción generada por el
conflicto y las facciones militaristas.
Sergio Ramírez, vicepresidente de Nicaragua en esa época, explicó algunas de las realidades sociales que
dificultaban la firma de los Acuerdos de Esquipulas en los países centroamericanos:
El 23 de marzo de 1988, se reunieron en Sapoá los delegados de las partes en conflicto: el gobierno
sandinista y la Resistencia Nicaragüense. Ambas partes acordaron el cese al fuego definitivo con el objeto
de lograr la reconciliación nacional, en el marco de los Acuerdos de Esquipulas II. Fueron testigos el
Cardenal Obando y Bravo y el secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, Joao
Clemente Baena Soares. En el Acuerdo de Sapoá se estableció la reubicación de las fuerzas de la
Resistencia Nicaragüense en zonas acordadas mutuamente; una amnistía general para los procesados y
condenados por violaciones a la ley del Mantenimiento del Orden y la Seguridad Pública; el regreso de
todas las personas que hubieran salido del país; la garantía que se daría una irrestricta libertad de
expresión; y la garantía que quienes se reintegraran a la vida pacifica podrían participar en los procesos
eleccionarios que se llevarían a cabo. Efectivamente, las elecciones para Presidente se realizaron el 25 de
febrero de 1990. Resultó vencedora una mujer, Violeta Barrios de Chamorro, viuda del periodista Pedro
Joaquin Chamorro que había muer to asesinado en 1978 por su campaña sistemática de denuncia contra
los abusos cometidos por la dictadura somocista.
El conflicto armado interno de El Salvador se dio entre las Fuerzas Armadas de ese país y las fuerzas
insurgentes del Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional, FMLN, y se desarrolló entre 1980 y
1992. Se ha calculado en 70,000 el numero de muertos en esta confrontación, además de 8000
desaparecidos. Los Acuerdos de Paz se firmaron en el Castillo de Chapultepec, Mexico, el 16 de enero de
1992, en un acto solemne, con la asistencia de Jefes de Estado de países amigos, así como de las delega
ciones oficiales de negociación. La desavenencia en tre los bandos era tal que para la celebración no pudo
coordinarse un solo acto entre ambas fuerzas, así que la fiesta arenera (en representación de las Fuerzas
Ar madas) se realizó en La Plaza Libertad, mientras que la fiesta efemelenista se llevó a cabo en La Plaza
Ci vica. Como resultado de la negociación, se modificó la Constitución de la República; se acordó también
la modificación de las Fuerzas Armadas, la creación de la Policía Nacional Civil, del sistema judicial y la
defensa de los derechos humanos; modificación en el sistema electoral y medidas en el campo econó mica
y social. En 1997, Butros Butros-Ghali, Secretario General de Naciones Unidas, dio por finalizado el proceso
de paz en El Salvador, reconociendo que no se había cumplido con todos los acuerdos, pero que era
aceptable el grado de cumplimiento al que se había llegado.