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Cáscaras de ajo
Canela
Lavanda
1 vela azul
Pon un litro de agua y echa en ella todas las hierbas, que hervirán durante
nueve minutos. Cuélalas y añádelas al agua de la bañera. Disfruta del baño con
el incienso de ruda encendido para limpiar el ambiente. Nota personal: para
potenciar el baño, puedes encender una varilla de incienso de vainilla mientras
disfrutas de tu ablución ritual.
Manteca natural
1 rosa rosa
1 amapola
7 gotas de aceite de pachulí
1 rosa roja
2 hebras de azafrán
Derrite la manteca en un recipiente de barro, a fuego lento. Una vez que esté
casi líquida, añade los pétalos de las tres flores —a los que previamente habrás
hecho unos cortes, para que suelten mejor su esencia— y el azafrán. Remueve,
siempre hacia la derecha, y concéntrate. Cuando estén bien mezclados, añade el
aceite de pachulí. Retira la mezcla y déjala enfriar. Después, introduce la mezcla
en un recipiente hermético. Antes de acostarte, date un baño natural y extiende
una fina capa de la mezcla
por todo tu cuerpo, desde el cuello hacia abajo. Hará su efecto durante la
noche. A la mañana siguiente retírala durante tu ducha habitual con jabón
neutro.
AGUA FLORIDA
Agua de manantial
Cáscara de 3 limones
1 hoja de laurel
1 pizca de anís en grano
3 gotas de esencia de azahar
Alcohol de 90 grados
Cáscara de 3 naranjas
3 ramas de canela
7 clavos de olor
3 gotas de aceite de ruda
Ralladura de nuez moscada
Incienso de jazmín
Toma la vela blanca entre tus manos y dale calor. Debe ser una vela muy
pequeña, suficiente para purificar los ingredientes. Enciende la vela y el incienso con
una cerilla. Forma un triángulo con el vaso de agua mineral, la vela y el incienso. Coge el
mineral (símbolo de la tierra en este hechizo) entre tus manos y, colocándolo en el
plexo solar, imprímele tu energía. Coloca sobre el paño extendido el mineral y añade
las hierbas. Cierra el paño, haciendo una bolsita, y cósela. Posa tu mano izquierda sobre
ella durante unos segundos. Pon la bolsita entre tus manos y pásala por la vela, con
cuidado de que no esté muy cerca, para evitar accidentes. Recita: «El elemento fuego
aportará la pasión y la fuerza para que el poseedor de este amuleto siempre encuentre
el valor que necesite». Pásala a continuación por el incienso y pronuncia esta oración:
«El elemento aire aportará la claridad mental y bendecirá la claridad de ideas del
portador de este amuleto». Finalmente, pásala por el agua, diciendo en voz alta: «El
elemento agua aportará al poseedor del amuleto las emociones justas y necesarias para
la felicidad y el equilibrio emocional». Eleva la bolsita sobre el centro del triángulo
mágico y cierra el embrujo: «Por el poder de los cuatro elementos —tierra, fuego, agua
y aire—, este amuleto queda sellado para la protección total y absoluta de la
persona que lo lleve consigo desde hoy. Que la madre naturaleza dote a este amuleto de
lo necesario para su protección y éxito».
A ser posible, realiza este ritual una noche de luna llena. A la luz de la luna,
coloca, sobre la foto o el papel con el nombre de la persona, el vaso con agua. Introduce
la cinta morada y la ramita de cedro. Déjalo toda la noche y, al día siguiente, saca
la ramita de cedro y la cinta. Entrega a esa persona la cinta morada para que la
lleve anudada en la muñeca izquierda durante su viaje. Puedes desechar el resto
con normalidad.
1 vaso transparente
Sal
Vinagre
Incienso de sándalo
1 maceta con flores
1 vela blanca
1 vaso con agua mineral
Al amanecer, abre todas las puertas y ventanas para que fluya la energía.
Déjalas así siete minutos y después cierra las ventanas. Coloca en el centro de la
vivienda el cuenco con la sal gruesa. Enciende el incienso y pásalo desde lo más
profundo de la casa hacia la puerta de entrada. Sal fuera y vuelve a entrar. Deja
los restos de la ruda hasta el día siguiente. A la mañana siguiente, coge el bol con
la sal y tírala al inodoro; inmediatamente, descarga la cisterna y echa el vinagre
en la taza. Barre los restos del incienso de ruda de la misma manera, desde
dentro hacia fuera. Riega la casa, poniendo especial atención
en los rincones.
Antes de dormir, traza un círculo alrededor de tu cama con los pétalos de clavel blanco.
Coloca una ramita de cedro bajo tu cama y pasa la infusión aún humeante por encima
de tu cama, trazando círculos, desde los pies al cabecero, invocando a tu ángel o ángeles
de la guarda, «para que purifiquen tu lugar de descanso, ahora y siempre». Deja la
infusión en tu mesilla de noche.
1 cinta verde
1 bolígrafo o rotulador de tinta roja
Escribe tu nombre en la cinta, con tinta roja, y colócala unos segundos sobre tu plexo
solar, mientras visualizas una luz dorada que sale de tu estómago y que en- vuelve la
cinta en un huevo de luz. Toma la cinta y anúdatela a la muñeca izquierda haciendo
tres, siete o nueve nudos. Mantenla hasta que se rompa y entiérrala.
Toma la vela entre tus manos, visualiza tu figura y tu aura de color azul clarito, y úngela
con el aceite de ruda. Coloca la vela, haz un círculo de sal alrededor de ella y enciéndela
con cerillas. Una vez estabilizada la llama, posa tu mano izquierda sobre tu plexo solar.
Mientras se quema la vela, siente cómo sale un humo negro desde tus pies hasta tu
cabeza. Cuando hayas acabado, tira los restos a un contenedor.