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MONTOYA
Elegir: "No a la violencia, sí a la paz".
Elijamos la paz como experiencia que hará nacer una nueva cultura justa,
digna y armoniosa.
Oremos
Generosa Santa Laura, que fuiste misionera y ayudante para todo un país. En este primer
día te solicitamos que podamos seguir tu ejemplo. Soñamos con tener la misma
misericordia que mostraste ante tu gente. Otórganos cada una de tus virtudes, para ser
mejor personas cada día. Bendecimos cada momento glorioso en que compartiste con la
gente mas desamparada de tu país, te glorificamos por ese bello carácter, gentil y
educativo.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Gentil y poderosa Santa Laura Montoya, que ayudaste a miles de hombres a convertir sus
pecados en virtudes bondadosas. Te pedimos en el segundo día de esta novena que nos
enseñes a reconocer nuestros pecados. Limpia nuestras almas de todo pensamiento
negativo, envidias, resentimientos y sentimientos dañinos que destruyen todo. Queremos
ascender al cielo, y sabemos que para eso debemos lograr una firme y verdadera
conversión para el perdón de todas aquellas culpas cometidas en el pasado y presente.
¡Amén!
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Santa Madre Laura, que en algún momento de nuestras vidas nos hemos visto envueltos
en las profundas tinieblas. Te pedimos que nos quites de encima estos nubarrones que no
nos deja ver más allá de lo que tenemos en frente. Despeja nuestras mentes, para que
tengamos un mejor discernimiento sobre las cosas. Haz que tomemos las mejores
decisiones en pro de un futuro mejor. Haz de cada uno de nosotros personas sabias y
racionales.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Oh matriarca colombiana, primera santa que nos llena de orgullo y declaramos ser
colombianos. Tu grato nombre es símbolo de respeto y admiración para nosotros. Tú que
ayudaste sin interés alguno a todos nuestros hermanos pobres, tanto de dinero como de
mente. Te suplicamos que ayudes a todos los niños de la calle, a los deambulantes, a
quienes no tienen un techo donde dormir. Procura el bienestar de todos los seres que no
tienen a más nadie, sino a ellos mismos.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Excelente espejo de justicia y sabiduría. En este quinto día, madre mía y madre nuestra,
te pedimos para que combatas las injusticias. Hazle frente a las mentiras, para que la
discordia no siembre la duda en nuestros corazones. Esperamos que cada quien reciba lo
que se merecen, para quienes actúan con malas fe y de oscuras intenciones.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
Madre Laura. contágianos a todos Tu celo ardiente y generoso
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Dios padre nuestro, que enviaste a Laura Montoya para llenar de orgullo las tierras
colombianas. Te pedimos por nuestra patria Colombia, para que siga prosperando en
todos los sentidos. Queremos una sociedad limpia tanto de cuerpo como de alma.
Suprime toda la delincuencia e inseguridad que presentamos ahora mismo. Que la
crianza de todos los hombres se fomente por el camino correcto.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Son obra de la mente y del corazón de quienes trabajan por la paz. Gestos de paz son
posibles cuando la gente aprecia plenamente la dimensión comunitaria de la vida, que les
hace percibir el significado y las consecuencias que ciertos acontecimientos tienen sobre
su propia comunidad y sobre el mundo en general.
Gestos de paz crean una tradición y una cultura de paz. (Juan Pablo II. Mensaje para la
jornada de la paz 2003).
Oremos
Prudentísima Madre Laura, tú que eres un rayo abundante de amor y bienaventuranza.
No permitas que caigamos en ruinas económicas o nos veamos envueltos en deudas
impagables. Haz que sepamos utilizar el dinero de forma correcta, para cubrir nuestras
necesidades sin exagerar en gastos.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
En el nombre del Padre, del hijo, del Espíritu Santo… Amén
OCTAVO DÍA DE NOVENA EN HONOR A SANTA LAURA
MONTOYA
Podar: No te dejes vencer por el mal; vence al mal con el bien.
Podemos todo aquello que se opone a la paz para que podamos ver con
claridad los caminos que nos conducen a ella.
Oremos
Benedicta Santa Laura, gran trabajadora y servicial mujer colombiana que nos llena de
gozo. En este octavo día te imploramos por aquellos trabajadores que laboran de sol a
sol, de lunes a domingo. Ruega por ellos, para que sigan siendo el sustento de sus
hogares. Multiplica sus ganancias, para que hagan su trabajo con mayor impetud y
motivación.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
Madre Laura. contágianos a todos Tu celo ardiente y generoso
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!
Oremos
Prudente y amorosa Santa Laura, ante ti nos despedimos con mucha emoción, porque sé
que nos has escuchado. Derrama tu poder e infinitas bendiciones para quienes estamos
aquí elevándote estas nueve plegarias. Acompáñanos por siempre en el difícil camino de
la vida y de la muerte.
¡Amén!
Padre Nuestro
I
Madre y maestra de los indios de nuestra selva latinoamericana:
Vuelve a enseñarnos los caminos de tus intrépidas andanzas.
Y hacer así que la luz del Evangelio, llegue por cerros y cañadas,
a redimir a los cautivos de la pobreza y la ignorancia.
II
Ante el asombro de tus ojos, la turba inquieta y afanada de las hormigas
un secreto de amor te confió sin palabras.
Y desde entonces la ternura de Dios,
inmensa y desbordada sobre los buenos y los malos,
con un suave ardor te abrasó el alma.
III
Tú que supiste de pobreza y también fuiste desplazada,
mira el dolor de tus hermanos de tu patria latinoamericana.
Haz que florezca entre nosotros aquella paz tan anhelada,
en la justicia y el progreso que como hermanos nos igualan.
IV
Tu acendrado y fiel cariño hacia la señora Inmaculada,
marcó tus días y noches, le dio certeza a tu esperanza.
Su amor fue siempre el santo y seña de tus empresas arriesgadas,
Su dulce nombre y melodioso entre los tambos se escuchaba.
V
Si las serpientes y las fieras por el poder de tu plegaria,
como predijo el evangelio, pacificaron su acechanza:
Líbranos hoy de los peligros que por doquier nos amenazan
a quienes vamos de camino a compartir la alegría de nuestras patrias.
VI
Que tu corazón en carne viva, porque "los indios son mi llaga",
contagie a todos tu angustia por tanta gente marginada.
Haznos sentir la sed de Cristo que dio vigor a tu constancia,
en las tareas de su Reino de Amor y Bienaventuranza.
VII
A los discípulos de Cristo, tu gesta heroica nos señala la ruta audaz del evangelio
hacia regiones muy lejanas.
Transforma nuestro continente que ya es iglesia misionada,
en una iglesia misionera de leve alforja y sandalias.
Oración Final
Dios, Padre misericordioso,
que elegiste a Santa Laura Montoya
para despertar en la iglesia el sentido misionero,
especialmente hacia las comunidades marginadas de la sociedad.
Concédenos que podamos imitarla en su actitud contemplativa
y en la búsqueda constante de la salvación de los hermanos.
Danos la gracia de una conversión sincera al Evangelio
para que así un día florezca entre nosotros una paz justa y duradera,
por el progreso de todos, especialmente de los más necesitados.
Además, rogamos por los méritos de Santa Laura Montoya,
el remedio de estas necesidades ... (en silencio meditar sobre nuestras necesidades)
si es para tu mayor gloria y nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
¡Amén!