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BAUTISMALES
PROMESAS BAUTISMALES
La práctica de renovar las promesas del bautismo está más o menos extendida, y se hace en
circunstancias de solemnidad especial, tales como en los últimos ejercicios de una misión,
después de la administración de la primera comunión a los niños o cuando se confiere el sac-
ramento de la confirmación. De esta manera se hace con la intención de reafirmar la lealtad
de la persona a las obligaciones asumidas cuando se hizo miembro de la Iglesia cristiana.
La diferencia entre nuestras prácticas se debe a nuestra diferente compresión del Bautismo.
Desde el comienzo de la Iglesia, hemos entendido que el bautismo en realidad tiene un efecto
en nosotros, es algo que Dios nos hace.
Los protestantes (de una forma u otra) han rechazado la idea de que los sacramentos real-
mente hacen algo por nosotros.
Dependiendo de la denominación a la cual pertenezcan, pueden estar más cerca o más lejos
de la verdad plena de lo que hace el Bautismohace en nosotros, esto es:
"El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (Cf. Jn. 3, 5). Por ello
mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (Cf. Mt. 28, 19-
20; Cf. DS 1618; LG 14; AG 5). El Bautismo es necesario para la salvación en aquéllos a los que
el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento (Cf. Mc.
16, 16). La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la biena-
venturanza eterna; por eso está obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor
de hacer "renacer del agua y del Espíritu" a todos los que pueden ser bautizados. Dios ha vin-
culado la salvación al sacramento del Bautismo, pero su intervención salvífica no queda reduc-
ida a los sacramentos" (CIC 1257)
"Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Di-
os. Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso
puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?" Jesús le respondió:
"Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
(Juan 3,3-5)
Así es, el Bautismo perdona el pecado original, los pecados reales. (Obviamente este no aplica
para los bebés.) El castigo por el pecado. (Si la persona muriese en ese momento, iría directo
al Cielo, no a ser purificado en el purgatorio.)
"Por el Bautismo, todos los pecados son perdonados, el pecado original y todos los pecados
personales, así como todas las penas del pecado (Cf. DS 1316). En efecto, en los que han sido
regenerados no permanece nada que les impida entrar en el Reino de Dios, ni el pecado de
Adán, ni el pecado personal, ni las consecuencias del pecado, la más grave de las cuales es la
separación de Dios". (CICI 12,63)
El Bautismo da nueva vida en el Espíritu Santo.
Léase también los númerales 1265 y 1266 del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC)
El Bautismo nos une a la Iglesia. Lea los números 1267 y 1271 del Catecismo de la Iglesia
Católica (CIC)
Nos une los unos a los otros. (CIC 1267)
También nos une a otros cristianos no católicos. (CIC 1271)
Compartimos con Cristo la misión sacerdotal, profética y real. (CIC 1268-1270)
Sacerdotal: ofrecemos sacrificios a Dios, uniéndolos al Sacrificio de la Misa.
Real: Tenemos la dignidad de la familia de Dios. Estamos al servicio de otros. (liderazgo de ser-
vicio)
Pertenecemos a la Iglesia: Respetamos a los líderes de la Iglesia. Se nos permite recibir los
Sacramentos.
Con todo lo antes señalado, reconocemos lo maravilloso que es el Bautismo y por eso lo
queremos para nuestros hijos lo más pronto posible.
Muchos protestantes piensan que el bautismo es algo que ellos hacen por Dios (un signo ex-
terno de su aceptación de Jesús). Como no entienden que el bautismo hace todo lo que ya
señalamos, no tienen ninguna razón para bautizarse hasta que son mayores y pueden tomar
una decisión como adultos de aceptar a Jesús.
Además, en las Escrituras no encontraron ninguna mención explícita de bautizar a los bebés,
aunque en ellas se habla de familias enteras siendo bautizadas, al mismo tiempo, el bautis-
mo es como la circuncisión del Nuevo Testamento (la cual se le hacía a los bebés), y tenemos
textos que han hablado explícitamente del bautizo de bebés durante dos siglos como una
tradición de la Iglesia.
A pesar de estos evidentes ejemplos, sostienen una estricta mentalidad basada sólo en la Es-
critura, y rechazan la idea de que los niños pueden ser bautizados.
Dado que para muchos cristianos de hoy en día, el Bautismo es algo que hacen por Dios, no
hay nada (en su mente) que les impida hacerlo de nuevo cada vez que se han alejado de Él y
desean volver a comprometerse con su fe.
En cambio, como católico, si después del Bautismo quiero volver a comprometerme con Dios,
y mostrar mi arrepentimiento por los pecados post-bautismales, debería confesar mis pe-
cados en el Sacramento de la Reconciliación y recibir a Jesús realmente presente en el Sacra-
mento de la Santa Comunión. Como los protestantes carecen de ambos sacramentos, es fácil
entender porque se inventó el "re-bautismo"
El "re-bautismo" falla en entender la marca indeleble que el bautismo deja en nuestras almas,
que solo se puede dar una vez y no se puede cambiar.
Solo podemos recibir la marca en nuestra alma una vez, cualquier futuro bautismo es en reali-
dad solo mojarnos.
¿Qué hay sobre la Confirmación?
La confirmación, en realidad confirma y fortalece las gracias que hemos recibido del Bautismo
(algo que Dios hace por nosotros).
En nuestras diócesis confirmamos lo más pronto posible (a la edad de la razón, cerca de los
siete años), ya que queremos que nuestros hijos fortalezcan esas gracias lo antes posible.
Los Sacramentos tienen un efecto real en nosotros, son mucho más que acciones externas
que hacemos.
"Si la única oración que nuestro corazón recita fuese de acción de gracias, eso bastaría".
La palabra "Eucaristía" significa, de hecho, acción de gracias. Jesús sufrió a causa de los nueve
leprosos que fallaron en regresar a Él y agradecerle por haber sido curados instantáneamente;
solamente el extranjero, el Samaritano regresó a demostrar su agradecimiento.
San Pablo en sus cartas nos recuerda que debemos agradecer constantemente a Dios. Cierta-
mente, todo el bien que hemos recibido fluye de la completa bondad, amor, generosidad y
amabilidad de Dios Padre.
La siguiente letanía es una oración que se enfoca en dar gracias a Dios por las innumerables
gracias que Él nos ha otorgado en el día de nuestro Bautismo.
Dicha letanía puede ser recitada en cualquier momento. Sin embargo, en ocasiones claves es
incluso más oportuna.
La celebración litúrgica del Bautismo de Jesús, durante el Bautismo de un niño, cuando somos
llamados a ser padrinos en un Bautismo y, en una manera muy especial, cuando recordamos
el día de nuestro Bautismo – ¡éstos son los momentos principales en los que podríamos pon-
ernos de rodilla y recitar esta Letanía de acción de gracias!
Por entrar en una amistad profunda con el Espíritu Santo, ¡gracias eternas!
Por infundir en mi alma la virtud teológica de la fe para creer verdaderamente en ti, ¡alabado
seas Dios!
Por decorar mi alma con justicia, prudencia, templanza y fortaleza (las cuatro virtudes cardi-
nales), ¡apreciación eterna a ti, Señor!
Por darme la bienvenida en una nueva familia, la Iglesia, la Gente de Dios, como miembro
agradecido de esta familia, ¡muchas gracias!
Por empaparme e impregnar mi alma de gracia santificadora (Amistad con Dios), gracias, ¡mi
alma se desborda con gratitud!
Por librarme de la cruel esclavitud del demonio, en el espíritu de la libertad verdadera de los
hijos e hijas de Dios, ¡gracias nuevamente!
Por recibirme en la Barca de Pedro (el arca de la salvación de Noé), la Iglesia Católica, en me-
dio de las tormentas de este mundo, ¡alabanzas y gloria para ti Oh Señor!
Por abrir mi corazón para recibir las gracias actuales, con verdadera humildad y gratitud de
corazón, ¡gracias Padre por todos los dones y bondades!
Por abrir la puerta para recibir el más grande de los Sacramentos – la Santísima Eucaristía –
¡gracias Padre Providencial!
Por permitirme a través de las gracias Bautismales obtener la vida verdadera, la vida eterna
en el cielo, ¡Señor millones de veces gracias!
Por permitirme tener una Madre celestial, la Santísima Virgen María, nuestra vida, nuestra
dulzura y nuestra esperanza, todo comenzando con el Sacramento del Bautismo, ¡gracias, gra-
cias, gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo!
5 consejos para renovar las promesas de nuestro Bautismo
Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf Con-
cilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est sacramentum re-
generationis per aquam in verbo" ("El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el
agua y la palabra": Catecismo Romano 2,2,5) (Catecismo de la Iglesia Católica #1213) .
Este corto pero sustancial párrafo tomado del Catecismo de la Iglesia Católica nos
da abundante alimento para nuestro pensamiento, para masticar y digerir mientras la Iglesia
conmemora el Bautismo de Jesús para concluir la gozosa etapa de la Navidad.
La celebración litúrgica del Bautismo de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos debería
empujar y motivar a revisar nuestro propio bautismo, su significado así como su obligación pa-
ra nosotros.
Nos gustaría ofrecer estos cinco cortos pero muy prácticos consejos de cómo podemos reno-
var nuestro propio compromiso bautismal mientras contemplamos a Jesús siendo bautizado
por San Juan el Bautista en el río Jordán.
Uno de los signos más notorios de nuestra pertenencia a la fe Cristiano Católica es la señal de
la Cruz. Cada vez que hacemos la señal de la Cruz profesamos nuestra creencia en el misterio
de la Santísima Trinidad, un Dios en tres distintas y separadas personas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Éste debe ser un breve momento en el que todos podemos traer a nuestra
mente nuestro propio bautismo y la dignidad que fluye de ese sagrado momento.
Mientras las gotas bautismales caen sobre nuestra frente y las palabras del bautismo son pro-
nunciadas por el sacerdote o diácono, dones en abundancia descienden en nuestras al-
mas. Nos convertimos en hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, amigos del espíritu Santo.
Si no sabe la fecha específica de su bautismo o las fechas de los bautismos de sus hijos,
¿porque no observamos esta semana y celebramos?
Como una herramienta de evangelización los padres pueden seguramente catequizar a sus
hijos al traer a sus mentes la fecha del bautismo en el contexto de una celebración. ¿Por qué
no comprar un pastel con velas?
Sin embargo, debemos ir más allá de cantar y comer. Explíquele el niño el porqué de esta cel-
ebración.
Esta fue nuestra segunda fecha de cumpleaños. Usted nació del agua y el espíritu el día de
su bautismo. Se convirtió en un hijo de Dios; entró en una nueva familia, la Iglesia, el pueblo
de Dios.
3.- Agua Bendita
Use agua bendita a menudo. Cuando uno entra en la Iglesia es un buen hábito hacer la señal
de la Cruz sobre nosotros con agua bendita.
En casa antes de irnos a dormir cada noche es un buen hábito que los padres bendigan a sus
hijos en nombre de la santísima Trinidad con agua bendita. Una vez más trayendo nuestras
mentes nuestro propio bautismo cada vez que el agua bendita es rociada sobre nosotros.
Santa Teresa de Ávila dice que el uso del agua bendita tiene un significado poderoso para ex-
pulsar a los demonios de nuestra presencia.
En nuestro bautismo el sacerdote lleva acabo un pequeño exorcismo. Nuestra gracia bautis-
mal excede por mucho el poder del demonio.
4.- El Bautismo
Cada vez que asistimos a la celebración del Sacramento del Bautismo, una vez más traigamos
a nuestra mente nuestro propio bautismo.
El Bautismo nos llama a renunciar al demonio y todas tus tentaciones, así como al pecado que
es nuestro enemigo mortal número uno.
Si eres llamado a ser el padrino, entonces con mayor razón debes renovar tus promesas bau-
tismales. Tanto los padres como los padrinos son llamados a vivir el símbolo a través de la vela
Pascual y una vela menor.
Eso significa que Jesús es la luz principal, pero que somos llamados a tomar de Su luz y com-
partirla con todo el mundo, ¡especialmente con nuestro ahijado que ha sido confiado en no-
sotros por Dios!
Una vez más permitamos que las palabras de San Leonardo el grande hagan eco en la profun-
didad de nuestro corazón:
Antes de ascender al cielo Jesús le dio a los apóstoles, así como a nosotros, órdenes de cómo
seguir su camino, nuestra misión, nuestra tarea a desempeñar. Lee lentamente y medita en
las últimas palabras de Jesús:
"Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tier-
ra. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he
mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mun-
do". (Mateo 28,18-20)
¡Qué gran mensaje! ¡No puede ser más claro! Jesús cita a todos los bautizados a traer la gra-
cia de su propio bautismo al mundo entero, la gracia de Dios, la presencia de la Trinidad no
está hecha para ser oculta debajo de una olla o de una canasta, sino para brillar y ser compar-
tida con el mundo entero.
Podemos concluir al escuchar las palabras de consuelo del papa Benedicto XVI:
"A través del Bautismo cada niño es insertado en la comunidad de amigos que nunca lo aban-
donará ni mientras viva ni a la hora de su muerte… este grupo de amigos, esta familia de Dios,
en la que el niño es ahora admitido, siempre lo acompañará, aún en los días de sufrimiento y
en las noches oscuras de su vida; le dará consuelo, lo confortará y le dará luz. (Papa Benedicto
XVI, enero 8, 2006. Tomado del YOU-CAT # 193)
Con estas palabras del Santo Padre y un consejo práctico, busquemos vivir nuestro bautismo
al máximo, reflejando la Luz de Cristo