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MENSAJE
MENSAJE
La sentencia del Señor es realmente dura. Más que sufrir por Él, más que
condolernos por su sufrimiento, debíamos recapacitar en lo que estamos
haciendo, porque estamos labrando nuestra propia condena. Y esta, será peor
que los padecimientos de Jesús.
Aquí tenemos un claro anticipo de lo que será la suerte que hemos de correr
todos por habernos desentendido de Jesús. Lo que le estamos haciendo no es
ni la sombra de lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos en realidad.
Lloren por ustedes mismos nos dice el Señor. Es nuestro propio fracaso el que
estamos viendo. Peor que lo que estamos observando será lo que sobrevendrá
sobre la humanidad, por no haber creído, por no haber oído al Señor.
Domingo, 17 de abril de 2022
EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba
oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo
corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos;
pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con
que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
MENSAJE
Este es el día que ha hecho el Señor, alegrémonos y
estemos contentos. Jesús ha resucitado, para nunca
volver a morir. Después de la angustia de los días
anteriores, es el tiempo de una alegría desbordante. Pido
la gracia de entrar en la alegría de Jesús mismo, la
semilla que cae al camino y muere, y que ahora da
abundantes frutos, llenos de vida nueva.
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas
cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al
Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les
perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros
discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de
los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando
cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no
seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se
han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en
su nombre.
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como personas necesitamos de alguien cuando
sentimos miedo o cuando pasamos un muy mal
momento, cada persona necesita ver para creer.
pero Jesús nos dice que no necesitamos de ver
para creer, tenemos que tener fe, y confiar en
su palabra.
MENSAJE
Esta cita bíblica nos habla de la
santísima trinidad, nos dice que Jesús y
Dios son uno, y que nosotros somos
parte de Él, Él nos cuida, nos conoce y
nos guía por el buen camino. Nosotros
al seguirlo nos ganamos la vida eterna.
MENSAJE
En este evangelio el señor nos da su primer
mandamiento, amar al prójimo como así mismo.
No lo presenta como una opción o como un
consejo es una obligación.
MENSAJE
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La reflexión que nos da Lucas 24:46-53 es que
Jesús confirma la obra que vino a realizar en la
Tierra y les dice cada uno de los padecimientos
que el Cristo debía padecer para el
cumplimiento de las promesas de Dios.
Además de esto, nos hace reflexionar acerca
de la deidad de Jesús al ser ascendido a los
cielos y de la reafirmación de la promesa del
envío del Espíritu Santo.
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Hoy recibimos al Espíritu, por ello, deberíamos tener las puertas
abiertas para dejarlo entrar y después salir nosotros a compartir la
alegría de que no estamos solos.
El miedo nos atenaza y no nos deja expresar los sentimientos que
tenemos. No deja que nuestro corazón sea capaz de confiar y
ponernos al servicio de la Palabra de Dios.
¡No dudemos!, Dios nunca nos abandona. Primero envió a su Hijo
y ahora para que sigamos en el camino nos envía su Espíritu para
llenarnos de fuerza y energía, con ella nos da el poder de perdonar
los pecados y vivir en la gracia de Dios cada día siempre que
vivamos como personas honradas y honestas que cumplen la
máxima cristiana de amar y compartir.
Dejemos entrar al Espíritu en nuestra vida. ¡Ven Espíritu Santo e
ilumínanos!
Con esta fiesta de Pentecostés termina el tiempo Pascual. A partir
de hoy el Cirio, sólo será encendido en los bautizos y entierros.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero
no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará
hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os
comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo
anunciará.
MENSAJE
En este pasaje, Jesús habla una vez más de la
relación única que existe entre el Padre, el Hijo
y el Espíritu: el gran misterio de la Trinidad. Tres
personas que comparten todo, incluso la
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo
necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las
aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en
descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a
comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la
mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos
para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras:
doce cestos.
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La crisis nos puede hacer más humanos. Nos
puede enseñar a compartir más lo que tenemos
y no necesitamos. Se pueden estrechar los
lazos y la mutua ayuda dentro de las familias.
Puede crecer nuestra sensibilidad hacia los más
necesitados
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a
Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo
recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde
reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
«Sígueme».
El respondió:
«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
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En el Evangelio de hoy, las personas eligen si prefieren
caminar entre los bueyes, en el mismo surco, o en las
alas de la libertad de los hijos de Dios, y remontarse a
las alturas más altas que Dios espera.
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debemos servir a Dios y dar de conocer al mundo
sobre él, llegar al corazón de las personas y
mostrarles el camino para que no se pierdan.
Y que sea un alma más para nuestro amado Jesús
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En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una
mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues,
ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
MENSAJE
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nos dice que no hay que ser egoístas y que debemos
aprender a compartir, ser amorosos con el prójimo.
Como dice el dicho No hagamos al otro lo que no
queremos que nos hagan quiere decir que si damos a
nosotros también nos darán.