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Como cristianos, creemos en la importancia de la Biblia, la Biblia es el fundamento de

nuestra fe y es la que determina principalmente lo que creemos como adventistas del séptimo
día.

Seguimos el principio de sola scriptura , “solo por medio de la escritura”

Hechos 8:30-33

La pregunta que genera la lectura de este versículo, es “¿entiendes lo que lees?”, y es el título
de esta meditación, esa es la pregunta que deberíamos hacernos, yo puedo leer un capitulo
cada mañana, o puedo aprender el versículo de memoria del día, pero, ¿entiendo lo que leo?
eso es lo importante, la Palabra de Dios abarca el antiguo y el nuevo testamento, esto por
supuesto en nuestra vida actual, pero en la época de Felipe, solo tenían el Pentateuco, este
libro inspirado por Dios., constituye la Palabra escrita de Dios, transmitida por inspiración
Divina mediante santos hombres de Dios, que hablaron y escribieron siendo impulsados por
el Espíritu Santo. Por medio de esas Palabras, Dios nos ha comunicado a los seres humanos
el conocimiento necesario para alcanzar la salvación.

¿Entiendes lo que lees? El Libro se escribió para que se entendiera, es un libro que habla de
nuestra existencia, y a cerca de la salvación eterna y la manera de obtenerla. Sería una burla
que Dios nos diera una revelación que no pidiésemos comprender, la Biblia tiene el
propósito de que lo que allí esta escrito se entienda, y sea de provecho lo que entendamos de
ella.

Las palabras de la Escritura que escuchamos o miramos, no es provechoso ni pueden darnos


ningún beneficio.

Mirar es a ver. Como Escuchar es a oír. Explicado: Ver y Oír es utilizar el sentido. Mirar y
escuchar es usar el sentido y además poner atención. Mirar no es lo mismo que ver, escuchar
no es lo mismo que oír.

Pero, ¿cómo podemos entender lo que leemos?

Un Libro como este requiere y merece una lectura detenida.

Josué 1:8
Vayamos al contexto de este versículo, Moisés había muerto, y Dios eligió a Josué para que
continuara el trabajo de Moisés, guiar al pueblo elegido, a la tierra prometida, era un trabajo
bravo, guiar a un pueblo rebelde y proclive a la desobediencia, pero Dios hablo a Josué y le
dio las indicaciones necesarias para que la empresa para la cual Josué fue elegido llegara al
éxito. Y entre los consejos Dios le dice lo que acabamos de leer.

La Biblia no es simplemente un libro que se lee para informarse. Se lee para transformarse.
La palabra de la Biblia son las mismas Palabras de DIOS y ellas transforman nuestro corazón
cuando se medita en ella.

No es un descubrimiento mío, es lo que la Biblia afirma de si misma, es un tesoro perfecto


que transforma, ilumina, juzga, prepara y nos hace crecer.

En Josué 1:8 “este libro de la ley” se refiere a los cinco libros de Moisés, desde Genesis
hasta el Deuteronomio. Pero el mismo mandamiento puede extenderse a todos los libros de
la biblia, toda la palabra de Dios. El mandamiento es que ella no debe apartarse de su boca,
(la lectura y la meditación), debe formar parte de nuestro vocabulario en todo momento.
Debemos hablar de la Biblia y de las cosas que a ella se refiere en todo momento.

¿Como ocurre esto?, esto ocurrirá cuando meditemos en ella día y noche. Es un principio
sencillo. Si saturamos nuestra mente y nuestros pensamientos con la Palabra de Dios, es eso
lo que se reflejara en nuestras palabras.

El libro de Proverbios 23:7 dice “que como el hombre piensa, así es”, Y Jesús confirmando
eso dijo: “de la abundancia de corazón habla la boca” (Mt. 12:34).

Si llenamos nuestro corazón con la Palabra de Dios, es eso lo que se va a reflejar en nuestro
hablar, es eso lo que va a salir de nuestras bocas. Por eso es tan importante la meditación de
la Palabra de DIOS.

Cuando meditamos la palabra de DIOS, cuando leemos una y otra vez y analizamos su
significado, La Palabra, comienza a llenar nuestro corazón.

Es por eso que Dios nos dio un libro, las palabras en una página están ahí, fijas, se puede
volver a ellas cada vez que queramos, una y otra vez, y seguir meditando sobre ella, se puede
comparar un versículo con otros, se puede sintetizar lo que dicen los versículos e ir
interpretándolo cuidadosamente. Eso es lo que sucede cuando meditamos la palabra, no es un
encuentro momentáneo con la verdad, es sumergirnos en la verdad.

Si meditamos en la Biblia noche y día, eso comenzara a salir de nuestra boca. Su palabra
será: “siempre con gracia, sazonada con sal “(Col. 4:6). Usted estará entablando una
conversación que edifica a los demás en vez de desmoronarlos (1Co. 14:26; 1Ts. 5:11).

Para que y porque meditar la Palabra de Dios, “para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en el este escrito” no meditamos la palabra para solo tener más conocimiento, sino para
obedecer lo que allí está escrito. La promesa en este versículo es que la meditación va a
producir cambio de actitud porque nuestro corazón estará saturado de la Palabra de Dios.

Mientras meditamos la palabra de Dios, esta nos moldea como cristiano, y también nos trae
bendiciones, la promesa de Dios dice que si nosotros meditamos la Palabra, hablamos la
Palabra y vivimos la Palabra, nuestro camino será prosperado y tendremos éxito.

Ese es el verdadero “evangelio de la prosperidad”, no el falso mensaje de que Dios quiere


que todos se vuelvan ricos rápidamente. Dios no promete que nos va a prosperar solo porque
deseamos cosas y bienes. Dios promete bendecir nuestra vida espiritual y nuestros esfuerzos
espirituales con éxito, mediante la profunda compresión y aplicación de las Escrituras en
nuestras vidas. Jesús, va más allá de esta promesa, “más buscad, primeramente, el Reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt.6:33). Y no solo eso Pablo en 1
Tim. 4:5-6 dice: “que por la palabra de Dios y la oración somos santos” nos solo nos hará
prospero si no santos si atendemos y obedecemos sus palabras.

¿Entiendes lo que lees?

Asegurémonos de orar pidiendo iluminación del Espíritu Santo, y el creador abrirá nuestra
mente para que recibamos la verdad y podamos entender lo que leemos.

Anécdota donde esten dos o mas personas reunidos....congregarse

Confiemos en el autor del Libro de los libros, confiemos en Dios, que nuestra oración antes
de meditar la Palabra, sea siempre:

Señor, pon en mi camino a Felipe, que me permitan abrir mi entendimiento, para que pueda
descubrir el significado de tu Santa Palabra

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